Lunes, 24 de Agosto de 2009 / 09:24 h
Carta para los amigos en el FMLN
Dagoberto Gutiérrez
La figura del cambio que funcionó como desencadenante en la campaña electoral de marzo, desamarró la imaginación del pueblo para enfrentarse a una realidad que, armada de dientes letales, mordía a los más pobres distribuyéndoles veneno, mientras ofrendaba y ofrenda bálsamo para los más ricos, por eso cuando el cambio resulta ser medular en el discurso de las izquierdas y también en su política real, debe ser puntualmente diferente al de las derechas, no debe tardar más de lo inevitable y debe armonizar con la idea que el pueblo tiene del mismo cambio.
El nuevo gobierno para ser gobierno nuevo, necesita significar un nuevo ejercicio del poder político, una nueva política y un nuevo proyecto de sociedad, más y mucho más que de país.
Estos son, presumiblemente, los contenidos mágicos que sintetizan las diferentes ideas de cambio en las que piensan los más pobres. En ningún caso el gobierno nuevo podrá ser simplemente un nuevo equipo de administradores, por buenos que fueran, porque siendo la crisis de aquellas totales e integrales, resulta que la realidad debe ser cambiada desde un principio desde abajo y con los de abajo. Es un cambio de vida que ha de caracterizar la nueva política anunciada, pero resulta que el FMLN como partido que ganó una votación presidencial con la bandera del cambio, una vez contados los votos ha desaparecido totalmente como actor político, se ha vuelto ciego, mudo, y sordo dentro de un autismo político total.
En realidad, el FMLN debió ser sujeto político e instrumento político, pero no lo ha sido ni lo es y, con angustias ha sido actor. Actualmente ha renunciado a este papel y todo parece indicar que también ha renunciado al gobierno de Mauricio Funes, en nombre de un mítico gobierno puro que vendrá después en algún momento, de algún modo y de alguna forma, en algún tiempo en alguna nube y en algún suspiro.
El Gobierno de Mauricio Funes no es el gobierno del FMLN, y aunque se necesitaron mutuamente, al desaparecer esta necesidad, real o aparentemente, y más aparente que real, aparecieron dos realidades políticas adolescentes desencantadas y desenamoradas.
Gobernar actualmente es enfrentar la mayor crisis y cambiar el ejercicio del poder político y, más concretamente, es asegurar medicina, atención médica, educación y trabajo para las mayorías. Este es el mínimo que se espera, se requiere y se necesita; como lo podés ver, querido amigo, este es un máximo que requiere de la participación y la movilización social más extensa y ocurre, que esta explosión de energía no aparece, todavía en la cabeza del gobierno ni en la de este partido. Aunque si a borbollones, en la cabeza y en el corazón del movimiento popular.
La relación entre gobierno y partido es la misma que se da entre un aparato y una organización, el primero funciona, complementa e implementa la política que la organización difunde, asegura y propagandiza en el corazón social, es, en definitiva, el nexo entre un músculo que mueve y un cerebro que concibe y que es al mismo tiempo movido por el músculo.
Cuando estos dos actores se desencuentran sufren ambos porque debiendo necesitarse pasan a ignorarse como doncellas resentidas y, a menos que nazcan una alternativa o que se establezca una nueva alianza en cualquier rumbo o que el gobierno, en disputa como lo esta actualmente, establezca su rumbo definitivo con el pueblo o contra el pueblo, la situación creada favorece la derrota de aquel gobierno que supuestamente tiene un presidente que se guía por Monseñor Romero. Tamaña situación, será obligatoriamente ventajosa para las derechas.
Es muy cierto, que el actual gobierno necesita apurar el paso, definir definiciones pendientes, establecer rumbos, revisar lo hecho, pero, necesita sobre todo aprender y aprehender a involucrar al pueblo e involucrarse con el pueblo en el abordaje gubernamental. Esta es la piedra de toque de la gestión y es, precisamente, la carencia más notoria y desgarradora de los primeros meses; incluso, partido y gobierno, necesitan aprender a usar palabras diferentes a las de la derecha para referirse a los mismos hechos, estas son necesidades de gobierno y partido que sufren, ardientemente de los mismos cucos.
El acuerdo entre el pueblo y gobierno pasa porque este ultimo se torne defendible por el pueblo lo que solo será posible y necesario si el gobierno defiende al pueblo que lo puede defender.
La política es la materia prima más importante que el pueblo esta produciendo en estos momentos y solamente aprendiendo a usarla podremos construir la energía necesaria para salir adelante. No hay que olvidar que quien no haga política puede morir así como ocurre en el Protágoras griego.
Si el problema de la democracia es la necesidad de su democratización también la política requiere de su politización. Nunca como hoy, ha sido más cruda la frase que dice que, dime cuál es tu política y te diré quien eres.