Las tareas del proletariado en la presente revolución («Tesis de abril»)

Las tareas del proletariado en la presente revolución
(“Tesis de abril”)
V. I. Lenin

Habiendo llegado a Petrogrado únicamente el 3 de abril por la noche, es natural que sólo en nombre propio y con las consiguientes reservas, debidas a mi insuficiente preparación, pude pronunciar en la asamblea del 4 de abril un informe acerca de las tareas del proletariado revolucionario.

Lo único que podía hacer para facilitarme la labor y facilitársela también a los opositores de buena fe era preparar unas tesis por escrito. Las leí y entregué el texto al camarada Tsereteli. Las leí muy despacio y por dos veces: primero en la reunión de bolcheviques y después en la de bolcheviques y mencheviques.

Publico estas tesis personales mías acompañadas únicamente de brevísimas notas explicativas, que en mi informe fueron desarrolladas con mucha mayor amplitud.

TESIS
En nuestra actitud ante la guerra, que por parte de Rusia sigue siendo indiscutiblemente una guerra imperialista, de rapiña, también bajo el nuevo gobierno de Lvov y Cía., en virtud del carácter capitalista de este gobierno, es intolerable la más pequeña concesión al “defensismo revolucionario”.
El proletariado consciente sólo puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria, que justifique verdaderamente el defensismo revolucionario, bajo las siguientes condiciones: a) paso del poder a manos del proletariado y de los sectores más pobres del campesinado a él adheridos; b) renuncia de hecho y no de palabra, a todas las anexiones; c) ruptura completa de hecho con todos los intereses del capital.

Dada la indudable buena fe de grandes sectores de defensistas revolucionarios de filas, que admiten la guerra sólo como una necesidad y no para fines de conquista, y dado su engaño por la burguesía, es preciso aclararles su error de un modo singularmente minucioso, paciente y perseverante, explicarles la ligazón indisoluble del capital con la guerra imperialista y demostrarles que sin derrocar el capital es imposible poner fin a la guerra con una paz verdaderamente democrática y no con una paz impuesta por la violencia.

Organizar la propaganda más amplia de este punto de vista en el ejército de operaciones.

Confraternización en el frente.

La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado.

Este tránsito se caracteriza, de una parte, por el máximo de legalidad (Rusia es hoy el más libre de todos los países beligerantes); de otra parte, por la ausencia de violencia contra las masas y, finalmente, por la confianza inconsciente de éstas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo.

Esta peculiaridad exige de nosotros habilidad para adaptarnos a las condiciones especiales de la labor del partido entre masas inusitadamente amplias del proletariado que acaban de despertar a la vida política.

Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas, sobre todo de la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria “exigencia” de que deje de ser imperialista.

Reconocer que, en la mayor parte de los Soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría reducida, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del proletariado, desde los socialistas populares y los socialistas revolucionarios hasta el Comité de Organización (Chjeídze, Tsereteli, etc.), Steklov, etc, etc.

Explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y que, por ello, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas.
Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros, a fin de que, sobre la base de la experiencia, las masas corrijan sus errores.

No una república parlamentaria volver a ella desde los Soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás sino una república de los Soviets de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba.

Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia.1
La remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y amovibles en cualquier momento, no deberá exceder del salario medio de un obrero calificado.
En el programa agrario, trasladar el centro de gravedad a los Soviets de diputados braceros.
Confiscación de todas las tierras de los latifundios.
Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de diputados braceros y campesinos. Creación de Soviets especiales de diputados campesinos pobres. Hacer de cada gran finca (con una extensión de 100 a 300 deciatinas, según las condiciones locales y de otro género y a juicio de las instituciones locales) una hacienda modelo bajo el control de diputados braceros y a cuenta de la administración local.
Fusión inmediata de todos los bancos del país en un Banco Nacional único, sometido al control de los Soviets de diputados obreros.
No “implantación” del socialismo como nuestra tarea inmediata, sino pasar únicamente a la instauración inmediata del control de la producción social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados obreros.

Tareas del partido:
celebración inmediata de un congreso del partido;
modificación del programa del partido, principalmente:
sobre el imperialismo y la guerra imperialista,
sobre la posición ante el Estado y nuestra reivindicación de un “Estado-Comuna“2
reforma del programa mínimo, ya anticuado;
cambio de denominación del partido3
Renovación de la Internacional.
Iniciativa de constituir una Internacional revolucionaria, una
Internacional contra los socialchovinistas y contra el “centro”.4
Para que el lector comprenda por qué hube de resaltar de manera especial, como rara excepción, el “caso” de opositores de buena fe, le invito a comparar estas tesis con la siguiente objeción del señor Goldenberg: Lenin dice “ha enarbolado la bandera de la guerra civil en el seno de la democracia revolucionaria”. (Citado en el periódico Edinstvo, del señor Pléjanov, núm.5)
Una perla, ¿verdad?

Escribo, leo y machaco: “Dada la indudable buena fe de grandes sectores de defensistas revolucionarios de filas…, dado su engaño por la burguesía, es preciso aclararles su error de un modo singularmente minucioso, paciente y perseverante…”
Y esos señores de la burguesía, que se llaman socialdemócratas, que no pertenecen ni a los grandes sectores ni a los defensistas revolucionarios de filas, tienen la osadía de reproducir sin escrúpulos mis opiniones, interpretándolas así: “ha enarbolado (!) la bandera (!) de la guerra civil” (¡ni en las tesis ni en el informe se habla de ella para nada!) “en el seno (!!) de la democracia revolucionaria…”

¿Qué significa eso? ¿En qué se distingue de una incitación al pogromo?, ¿en qué se diferencia de Rússkaya Volia?
Escribo, leo y machaco: “Los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y, por ello, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas…”
Pero cierta clase de opositores exponen mis puntos de vista ¡¡como un llamamiento a la “guerra civil en el seno de la democracia revolucionaria”!!

He atacado al Gobierno Provisional por no señalar un plazo, ni próximo ni remoto, para la convocatoria de la Asamblea Constituyente y limitarse a simples promesas. Y he demostrado que sin los Soviets de diputados obreros y soldados no está garantizada la convocatoria de la Asamblea Constituyente ni es posible su éxito.

¡¡¡Y se me imputa que soy contrario a la convocatoria inmediata de la Asamblea Constituyente!!!

Calificaría todo eso de expresiones “delirantes” si decenas de años de lucha política no me hubiesen enseñado a considerar una rara excepción la buena fe de los opositores.

En su periódico, el señor Pléjanov ha calificado mi discurso de “delirante”. ¡Muy bien, señor Pléjanov! Pero fíjese cuán torpón, inhábil y poco perspicaz es usted en su polémica. Si me pasé dos horas delirando, ¿por qué aguantaron cientos de oyentes ese “delirio”? ¿Y para qué dedica su periódico toda una columna a reseñar un “delirio”? Mal liga eso, señor Pléjanov, muy mal.
Es mucho más fácil, naturalmente, gritar, insultar y vociferar que intentar exponer, explicar y recordar cómo enjuiciaban Marx y Engels en 1871, 1872 y 1875 las experiencias de la Comuna de París y qué decían acerca del tipo de Estado que necesita el proletariado.

Por lo visto, el ex marxista señor Pléjanov no desea recordar el marxismo.
He citado las palabras de Rosa Luxemburgo, que el 4 de agosto de 1914 denominó a la socialdemocracia alemana “cadáver maloliente”. Y los señores Pléjanov, Goldenberg y Cía. se sienten “ofendidos” … ¿en nombre de quién? ¡En nombre de los chovinistas alemanes, calificados de chovinistas!

Los pobres socialchovinistas rusos, socialistas de palabra y chovinistas de hecho, se han armado un lío.
N.Lenin

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1. Nota 1 de Lenin: Es decir, sustitución del ejército permanente con el armamento general del pueblo.
2. Nota de Lenin: Es decir, de un Estado cuyo prototipo dio la Comuna de Paris.
3. Nota de Lenin: En lugar de “socialdemocracia”, cuyos líderes oficiales han traicionado al socialismo en el mundo entero, pasándose a la burguesía (lo mismo los “defensistas” que los vacilantes “kautskianos”), debemos denominarnos Partido Comunista.
4. Nota Lenin: En la socialdemocracia internacional se llama “centro” a la tendencia que vacila entre los chovinistas (o “defensistas”) y los internacionalistas, es decir: Kautsky y Cía. en Alemania, Longuet y Cía. en Francia, Chjeídze y Cía. en Rusia, Turati y Cía. en Italia, McDonald y Cía. en Inglaterra, etc.

El Poder, el Carácter y Via de la Revolución y la Unidad de la Izquierda

EL PODER, EL CARACTER Y VIA DE LA
REVOLUCION Y LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA
Por Schafik Jorge Hándal

Me propongo abordar algunos aspectos destacados de cuatro problemas fundamentales de la lucha por la victoria de la revolución: el Poder, el Carácter y Vía de la Revolución y la Unidad de la izquierda. En la experiencia de nuestro Partido estos problemas han tenido una alta significación.

Sobre el problema del Poder

El abecedario del marxismo-leninismo enseña que el problema fundamental de la revolución es el problema del poder; el alejamiento en la práctica de esta verdad es, a nuestro juicio, uno de los factores principales que, de no corregir a tiempo, podría habernos dejado fuera de la línea delantera de la revolución salvadoreña.

En América Latina han tenido lugar dos grandes revoluciones
verdaderas, la de Cuba y la de Nicaragua y en ninguno de los dos casos los Partidos Comunistas estuvieron a la cabeza. En el caso de Nicaragua la experiencia con el Partido hermano fue desastrosa, exceptuando la parte de él que desde 1978 se incorporó a la lucha armada. Estamos convencidos de que la ausencia práctica de una clara conducta de lucha por el poder es el factor principal que explica estos resultados. Esta misma cuestión ha estado a la base, creemos nosotros, de las equivocadas caracterizaciones de ciertos procesos sociales y políticos reformistas en América Latina como “revoluciones”. En la práctica esta caracterización no se confirmó, pero sirvió para
determinar un papel de simple fuerza de apoyo para los partidos hermanos de los respectivos países.

Otra expresión de este mismo problema es el papel exagerado y, en algunos casos, la absolutización del papel que se asigna al Programa económico-social para determinar el carácter de la revolución. el curso de la lucha por su victoria y de la defensa y consolidación de la misma. En Chile, durante el gobierno de Allende, por ejemplo. tanto los participantes de la Unidad Popular, como la fuerzas así llamadas ultra-izquierdistas, daban una importancia central al Programa Económico-Social. Para unos, las claves de toda cuestión chilena, el futuro de la
revolución chilena, residía en no sobrepasar los límites del Programa de la Unidad Popular: mientras para lo otros, todo consistía en radicalizar ese programa, rebasar sus límites. Mientras tanto, ninguno elaboró ni aplicó una orientación certera para resolver realmente el problema del poder, ni para defender al gobierno de Allende.

Me refiero al caso chileno porque creo que es casi de laboratorio:
es curioso que cuando aparecieron objetivamente los procesos y corrientes que configuraban la posibilidad de resolver
revolucionariamente el problema del poder, ni unos ni otros lo captaron. Tengo en cuenta la configuración dentro del ejército chileno de una corriente que comprendía bastante claramente la necesidad de solucionar el problema del poder. La dimensión y trascendencia de este hecho puede apreciarse en las anotaciones del Gral. Prats en su diario durante el año 1973.(*) Es también curioso cómo la reacción entendió con precisión este asunto. Todo lo que la reacción hizo en Chile durante el gobierno de Allende, estaba dirigido a aplastar la posibilidad de perder el poder cuando se configuró esta corriente en el ejército. su esfuerzo concentrado estuvo dirigido a deshacerse de Prats y sus compañeros . ¿Cómo actuaron las fuerzas revolucionarias frente a este fenómeno? Nadie en definitiva defendió a Prat a la parte del ejército que él encabezaba. Unos lo sacrificaron en aras de maniobras políticas, creyendo honradamente que éstas traerían la salida a la crisis, y los otros consideraron que la presencia de Prats en el gobierno era “la presencia de la burguesía’ que el pacto con Prats era “la traición a la revolución” y decidieron constituirse en la ‘oposición obrera y campesina”. Cuando la corriente de Prats, era fuerte y predominante, cuando derrotó cal “tancazo” (junio de 1973). las masas intuyeron la importancia de aquel momento para resolver revolucionariamente el problema del poder: se lanzaron a la calle, como todos sabemos, exigiendo golpear profundamente a la reacción,. cerrar el Parlamento, depurar al ejército pero la dirección de aquel proceso no tomó resueltamente en sus manos estas banderas. No estoy defendiendo la idea de que todo se hubiera resuelto en Chile organizando la lucha alrededor de Prats; creo sí que el aparecimiento de la corriente encabezada por él y la marejada de masas que siguió a su victoria sobre el “tancazo’ fue lo más cercano que hubo durante el gobierno de la UP a la solución del problema del poder para la revolución. Esa posibilidad apareció objetivamente y se constituyó así en una prueba para medir la claridad de la. fuerza revolucionarias sobre la tesis del marxismo-leninismo de que ‘‘el problema del poder es el problema fundamental de toda revolución.”

La historia de la revolución mundial ha refrendado esta verdad, una y otra vez. No es el Programa Económico-Social lo central y decisivo. Los ritmos en la aplicación del Programa Económico-Social, la radicalidad de los cambios económico-sociales, están en dependencia de las condiciones nacionales e internacionales en que se realiza cada revolución.

Los revolucionarios tienen la posibilidad de escoger el ritmo mejor, incluso de hacer pausas y hasta retrocesos si fuera necesario, a condición de que conquisten el poder y lo retengan firmemente en sus manos. La Revolución de Octubre y la NEP (Nueva política eco nómica)**, es un ejemplo de necesaria desaceleración de los cambios económico-sociales. En Cuba, el Programa económico-social del Movimiento 26 de julio de hecho era sólo el discurso de Fidel “La Historia me absolverá”, desconocido para las grandes masas
mayoritarias del pueblo antes del triunfo de la revolución; en la experiencia de la revolución cubana fue necesario acelerar, sin embargo, la radicalidad de las transformaciones económico-sociales para defenderla frente a las asfixiantes medidas contrarrevolucionarias emprendidas por el imperialismo yanqui. La actual experiencia de Nicaragua, donde el ritmo y la profundidad de las transformaciones económico-sociales ha debido graduarse, es otra constatación práctica de la tesis que ya hemos dejado anotada. y se podrían citar ejemplos de Europa Oriental y África.

La dialéctica del problema del poder y el Programa económico- social es necesario esclarecerla a fondo. Hay que volver al planteamiento leninista una y otra vez: toda la cuestión planteada por Lenin en sus Tesis de Abril de 1917 apuntaba a la toma del poder por el proletariado revolucionario y su partido, a esclarecer y unir en torno de estos las fuerzas de las grandes masas campesinas y populares en general, para realizar esta tarea.

Las Tesis de Abril siguen siendo el modelo de cómo enjuiciar el problema del poder y como determinar la conducta del Partido en la situación revolucionaria.

Responde a la pregunta de por qué el movimiento comunista de América Latina y otras regiones del Tercer Mundo, dejó de tener en
el centro de su actuación la lucha por el Poder, es un asunto complejo: nosotros no tenemos una respuesta satisfactoria, de seguro hay varias. Yo voy a referirme a una: me parece que la solución del problema del carácter y la vía de la revolución está vinculada a este asunto.

El Carácter y la Vía de la Revolución

En Cuba quedó demostrada una regularidad de la revolución en América Latina: la revolución que aquí madura es la revolución socialista. Quedó también demostrado en Cuba que no se puede ir al socialismo, que no se puede realizar la revolución socialista, sino con las banderas democráticas antiimperialistas desplegadas, que lo que moviliza a las grandes masas a la acción revolucionaria son las consignas democráticas antiimperialistas, que no puede realizarse hasta el fondo la revolución democrática antiimperialista ni se puede defender sus conquistas si no se va al socialismo.

Dicho de otra manera: no se puede ir al socialismo sino
por la vía de la revolución democrática anti-imperialista, pero tampoco se puede consumar la revolución democrática anti-imperialista sin ir hasta el socialismo. De manera que entre ambas hay un nexo esencial indisoluble, son facetas de una sola revolución y no dos revoluciones. Si vemos desde hoy hacia el futuro, la que tenemos planteada es la revolución democrática anti-imperialista: si una vez realizada esa revolución viéramos hacia atrás, un decenio más tarde digamos, la revolución democrática-antiimperialista no se nos presentaría como una revolución aparte sino como la realización de tareas propias de la primera fase de la revolución socialista.

Siendo las cosas así, se comprende aún mejor que no puede haber revolución sin resolver a fondo el problema del poder y que no es necesario esperar a que las grandes masas tengan una conciencia socialista para ir a la toma revolucionaria del poder. En Cuba no había conciencia socialista generalizada antes de la victoria del primero de enero de 1959. A mí me parece que si se enfoca de esta manera el problema del carácter de la revolución, la actividad de los partidos revolucionarios no puede dejar de tener en su centro el problema del poder.

Yo no sé de donde surgió este esquema pero nuestro Partido, y me parece que muchos otros partidos comunistas de América Latina, hemos trabajado durante decenios con la idea de dos revoluciones y veíamos la experiencia cubana como una “peculiaridad excepcional”
reaccionarnos tanto y tantas veces contra el planteamiento izquierdista de la lucha por la implantación directa, sin prólogos, del socialismo, sin comprender la esencia del asunto y llegamos a convencernos a nosotros mismos de que la revolución democrática no es necesariamente una tarea a organizar y promover principalmente por nosotros, sino que en ella podríamos limitarnos a ser fuerza de apoyo, y conformarnos con ser fuerza de apoyo, en aras de asegurar la amplitud del abanico de las fuerzas democráticas participantes.
Así, la revolución democrática anti-imperialista se nos presentaba como una “vía de aproximación”, que puede alcanzarse dejando en la delantera de la acción a sectores “progresistas”, “anti-imperialistas”, de las capas medias (de la intelectualidad, de los militares, etc.) y hasta de la burguesía. Las experiencias peruanas. panameña y portuguesa (brevemente también la experiencia del gobierno del Gral. Juan Torres en Bolivia), parecieron confirmar esta Tesis, aunque ellas mismas terminaron negándola. Claro que en ningún documento partidario se dice expresamente tal cosa, pero la conducta práctica de nuestro Partido y de otros Partidos hermanos ha sido esa. El que surge de tal conducta no es ni puede ser el partido de la revolución, sino el partido de las reformas. El PCS. para asumir su papel revolucionario debió abandonar ese esquema equivocado.

Nosotros estamos convencidos de que en el movimiento comunista latinoamericano hay que hacer una gran lucha ideológica para librarnos de todo ese lastre reformista.

Por supuesto estoy lejos de pensar que éste es un análisis integral y suficientemente profundo; son simplemente reflexiones y preocupaciones, deducciones de nuestra propia experiencia y sugerencias para quienes trabajan en la esfera científica estudiando el proceso revolucionario mundial, son sugerencias para volver a este punto, una y otra vez, aunque parezca un asunto elemental.

La cuestión de la lucha por el Poder está ligada con demasiadas cosas, ante todo, con el problema de la vía de la revolución y del carácter de ésta. Si de lo que se trata es de que madura en América Latina la revolución socialista, hay que arrebatarle el poder a la burguesía. hay que destruir el aparato burocrático militar de la burguesía; esto en las condiciones actuales y lo será así por muchísimo tiempo no puede realizarse por vía pacífica. En América Latina esta tesis ha sido ya comprobada por la experiencia de dos revoluciones armadas triunfantes y por la derrota de dos intentos de consumar la vía pacífica, en los dos países más democráticos del continente: Chile y Uruguay. En ambos casos ejércitos “constitucionalistas”, “profesionalistas” y no tradicionales tropas gorilas tan difundidas en nuestro Continente, echaron a pique el barco y la navegación de la revolución por vía pacífica. Costa Rica la “Suiza de América” que “no tiene ejército”. se encuentra sacudida hoy por una vertiginosa carrera represiva, de organización y acción de bandas fascistas armadas, sobre el escenario de una desenfrenada crisis económica. Nadie se afilia ahora en Costa Rica a la hipótesis de una evolución pacífica de la revolución. La idea de la vía pacífica para la revolución en América Latina está ligada al reformismo, a mi juicio.

En la sociedad latinoamericana hay muchas fuerzas progresistas:
podría pensarse que uniendo estos sectores progresistas se puede influir sobre lo que suele llamarse hoy “centros y aparatos de poder” y,
poco a poco, ir modificando la esencia del Estado, “tomar el poder por partes”. Si aceptamos que la revolución democrática antiimperialista es parte inseparable de la revolución socialista, no se puede realizar la revolución tomando pacíficamente el poder por cuotas, será indispensable bajo una u otra forma, desmantelar la máquina estatal de los capitalistas y sus amos imperialistas, erigir un nuevo poder y un nuevo Estado. En tales condiciones resulta evidente que la vía pacífica no es la vía de la revolución.

Manejar este problema de la vía de la revolución en América Latina a partir de que es indiscutiblemente verdadera (con fuerza de (dogma), la afirmación de que hay posibilidades iguales, equitativas, para la vía armada y la vía pacífica es, en nuestra opinión, un error muy grave, incluso si ésta tesis se formula como una afirmación “en principio’. Es igualmente un grave error manejar la cuestión de la vía de la revolución como un asunto puramente “táctico”, sujeto a “imprevisibles variaciones”. Ambos esquemas son un planteo eufemístico de la posición reformista, no revolucionaria, que enajena el papel de vanguardia del partido comunista.

Desde luego, la vía armada de la revolución no excluye la lucha por la realización de las reformas económico-sociales. Esta lucha juega un importante papel en la educación política de las masas y las alianzas: además, los cambios “profundos” del programa democrático anti-imperialista son en esencia reformas, ya que por sí solas no pueden abolir el capitalismo y, por el contrario, pueden reforzarlo; lo que le imprime un carácter revolucionario a ese Programa es la lucha revolucionaria por el poder y la toma revolucionaria del poder.

En la experiencia del PCS, los erróneos enfoques y en ciertos aspectos fundamentales, menos que errores, debilidades teórico-ideológicas relacionadas con los problemas del poder, el carácter y la vía de la revolución, junto con la influencia de las concepciones de nuestros
aliados democráticos en el curso de la lucha electoral de once años, en la que participamos los comunistas, engendraron en nuestras filas esquemas e ilusiones reformistas. Deshacerse de ellos requirió autocrítica franca y profunda, junto con medidas audaces y difíciles.

La participación del PCS en la lucha electoral fue acertada. La lucha electoral se había convertido objetivamente en la arena principal de la lucha política nacional desde 1964, sobre la base de la
industrialización y del gran auge económico (1963-1968) que entonces se lograba, en el marco de los convenios del Mercado Común Centroamericano y después de la reforma legal que permitió la representación proporcional en la Asamblea Legislativa. No participar en la lucha electoral significaba de hecho colocarse bastante al margen de la lucha política y además abandonar a las masas al control ideológico de la burguesía.
Es cierto que desde 1970 las organizaciones revolucionarias armadas, surgidas ese año, repudiaron la lucha electoral y se abstuvieron de participar en ella. Pero también es cierto, como lo reconoce hoy la mayoría de esas organizaciones hermanas, que el crecimiento y desarrollo de la lucha armada recibió no poca contribución proveniente de la politización y radicalización de las masas, a lo cual contribuyó la participación de los comunistas en las frecuentes contiendas electorales (tres elecciones presidenciales y seis elecciones parlamentarias y municipales entre 1966 y 1977).

En efecto, la participación del PCS en la lucha electoral de once años, aunque no con su propio nombre a causa de su ilegalidad, facilitó a las masas trabajadoras y populares en general hacer un intenso aprendizaje político, conquistó a la mayoría para la causa democrática anti-imperialista, alertó a tiempo al pueblo y a todas las fuerzas democráticas contra el peligro del fascismo, ayudó a precipitar la crisis de la dictadura militar como sistema político de dominación.

No en balde escribió Lenin en su folleto ‘Acerca del Estado”, publicado en 1929: “ . . . sólo el capitalismo, gracias a la cultura urbana, permitió a la clase oprimida de los proletarios adquirir conciencia de sí misma y crear el movimiento obrero universal, los millones de obreros organizados en partidos en el mundo entero, los partidos socialistas, que dirigen concientemente la lucha de las masas. Sin parlamentarismo, sin elecciones, este desarrollo de clase obrera habría sido imposible”. (El subrayado es nuestro).

La vida ha demostrado en El-Salvador, que la participación electoral de los comunistas hizo una grande contribución política al movimiento de lucha por la revolución y que, mirando desde hoy a todo
aquel periodo, se puede afirmar que el actual movimiento revolucionario, su Programa, su línea, es una síntesis de la lucha armada y de masas de las organizaciones hermanas, de sus elaboraciones ideológico-políticas, y de la lucha política y de masas y la línea del PCS.

A pesar de todo lo positivo de nuestra participación electoral, es necesario insistir en señalar que ella mantuvo vivos y en cierto modo reforzó las manifestaciones ideológico-políticas del reformismo en nuestras filas, empezando por la misma Dirección, aunque nunca se adoptó oficialmente la vía pacífica de la revolución.

El movimiento electoral llevó a la mayoría del pueblo a enfrentar el fraude, la imposición y la represión y así, en la práctica no sólo para nosotros, sino también para las grandes masas se agotaron las posibilidades de la “vía” de las elecciones para democratizar y transformar el país. Nosotros sabíamos que así ocurriría y ayudamos a las masas a realizar el aprendizaje de esta verdad llevándolas a enfrentarse con ella realizando una propaganda esclarecedora sistemática. En la escuela insustituible de su propia experiencia, las grandes masas aprendieron a conocer el verdadero rostro de la dictadura militar reaccionaria, su fraudulento juego con las elecciones, se liberaron de la ilusiones en la “vía” electoral y comprendieron que no hay otro camino para alcanzar la democracia, la justicia social y el progreso al servicio del pueblo, que el derrocamiento por medio de la violencia revolucionaria de la dictadura, cada día más sanguinaria y opresiva. Repito, los comunistas ayudamos concientemente a las masas a realizar ese aprendizaje. En nuestras campañas electorales dijimos que no se debía esperar de las urnas el poder. que éstas eran un punto de paso en el camino y que el poder habría que conquistarlo con otra forma de lucha, Esto contribuyó a preparar las condiciones políticas para el viraje extenso, multitudinario, de las masas hacia el apoyo de la lucha armada y a la incorporación de un creciente número de sus componentes como militantes y combatientes de las organizaciones armadas.

Pero llegado ese momento en febrero de 1977 y a pesar de que la Comisión Política del CC acordó realizar el viraje de nuestro Partido hacia la lucha armada que le diera continuidad a la lucha política del pueblo, demoramos dos años en consumarlo. Tuvimos que hacer un gran esfuerzo analítico y autocrítico para encontrar las causas de esa demora. El éxito de ese esfuerzo pudo alcanzarse principalmente porque logramos eludir el método, frecuentemente practicado en circunstancias semejantes, consistente en echarse la culpa unos a otros en el Partido o de culpar a otras Organizaciones y con lo que de
hecho se evita a menudo enfrentar la verdad y llega en cambio a provocarse fraccionamientos. El fraccionamiento habría podido
marginar al Partido de la vida política del país. Las conclusiones del esfuerzo analítico del PCS puede resumirse así: existían obstáculos ideológicos y orgánicos que chocaban contra las decisiones de realizar el viraje a la lucha armada.

Por lo que se refiere a los obstáculos ideológicos ya he hablado. Lo principal de los obstáculos orgánicos consistía en que los cuadros del partido, los cuadros de dirección nacional e intermedios, que son el cerebro, los huesos y nervios del Partido, de quienes depende decisivamente la elaboración y el cumplimiento de los acuerdos centrales, no sabían como organizar el paso a la lucha armada, ni como combinarla con la lucha política. Su formación era unilateral .Nuestros cuadros eran sumamente eficiente e incluso innovadores para desarrollar la lucha de masas no armada: para la propaganda, para la agitación, para el trabajo con los aliados democráticos, para el trabajo en las Universidades, pero cuando llegó la hora de implementar esta forma superior de lucha, no estábamos preparados para ello.

Teníamos una Comisión Militar, pero el conjunto de los cuadros del Partido, que es lo decisivo, no sabía como llevar a la práctica las orientaciones acerca de la lucha armada. Para superar este obstáculo, la Dirección emprendió pasos audaces, basándose en los acuerdos del
VII Congreso, realizado en la clandestinidad en abril de 1979: se abandonó la idea de que la Comisión Militar es la encargada de formar un aparato militar separado del cuerpo del Partido, una especie de dispositivo que debe salir de su misterioso escondite y entrar en acción cuando llega el momento. La vida demostró que de ese modo no pudo crearse tan milagroso mecanismo. Los compañeros de la Comisión Militar no tenían la culpa, esa situación era el resultado de un defecto esencial en la política general para la formación de cuadros del Partido, política sin duda vinculada a las concepciones reformistas no derrotadas totalmente.

Además, si la Comisión Militar hubiera logrado desarrollar ese tipo de aparato militar, hubiéramos tenido un tremendo problema. Por lo general, según la experiencia de otros partidos, aquí mismo en el área centroamericana, esto termina en un enfrentamiento entre la Comisión Militar y el resto de la Dirección. En la base de las contradicciones entre las comisiones militares y el resto del Partido, independientemente de si unos u otros llevan la razón en cada conflicto concreto, se encuentra este problema de la incapacidad del conjunto del Partido para organizar y dirigir la lucha armada cuando llega el momento de hacerlo.

Este problema sólo podía resolverse convirtiendo al Partido en su conjunto en jefe y actor, no sólo de su lucha política, sino también de su lucha armada, haciéndolo el gran combinador y director de todas las formas de lucha. Para lograrlo tuvimos que tomar medidas audaces: hicimos que un número rápidamente creciente de los miembros del Comité Central, de la Comisión Política, de los comités dirigentes intermedios y una masa grande del partido y la Juventud Comunista de El Salvador, JCS, estudiarán los problemas de la lucha armada revolucionaria y se ejercitarán en el arte y la técnica militar, no para dedicar a todos ellos al aparato militar, sino para practicar la convicción de que la lucha armada del Partido debe ser organizada, realizada y dirigida por el Partido, por sus organismos dirigentes y de base.

El acierto de aquella orientación se confirmó en los hechos: nuestras fuerzas armadas se han multiplicado ya muchas veces desde los días siguientes al VII Congreso, y lo que es más importante, combaten hoy con creciente capacidad y eficacia. Si nosotros no hubiéramos hecho este viraje orgánico, las masas habrían continuado tocando a las puertas de nuestro Partido, pidiendo incorporarse y no hubiéramos podido asimilarlas, excepto a unos cuantos individuos; el Partido habría quedado así excluido de la fila delantera de la revolución, quizá se habría dividido y liquidado.

Quiero subrayar, a partir de nuestra experiencia, la conclusión de que a las concepciones reformistas con respecto al problema del poder y la vía de la revolución viene unida la existencia de una estructura orgánica partidaria atrofiada, reformista también: nuestros partidos son capaces de organizar la lucha sindical, la agitación y la propaganda política, las manifestaciones de masas, las huelgas, las campañas electorales y demás actividades similares, pero no más; así sólo podemos ser fuerza de apoyo, estamos condenados a ser fuerza de apoyo.

La Unidad de la Izquierda Revolucionaria

Ligada con todos estos problemas está la cuestión de la unidad de las fuerzas de la izquierda revolucionaria, la actitud de los comunistas con respecto a las organizaciones revolucionarias surgidas fuera de la estructuras de su Partido. Es curioso y sintomático que los partidos comunistas hayamos mostrado en los últimos decenios una gran capacidad para entendernos con los vecinos del lado derecho, mientras, en cambio, no logramos en la mayoría de casos establecer relaciones, alianzas estables y progresivas con nuestros vecinos del lado izquierdo. Entendemos perfectamente todos los matices que van desde nosotros hacia la derecha, sus orígenes, su significación, etc., pero respecto a quienes están a la izquierda nuestra, no somos capaces de comprender la esencia misma del fenómeno de su existencia y características, ni su significación histórica objetiva, ni nuestras tareas hacia ellos. Los comunistas latinoamericanos no tuvimos, durante mucho tiempo, una línea consistente y sistemática para unir a todas las fuerzas de la izquierda, incluida la izquierda armada.

No hay nada despectivo ni menospreciativo en la denominación “vecinos del lado derecho”, es sólo un recurso para graficar la exposición de estas ideas. Los comunistas salvadoreños, nos enorgullecemos y nos sentimos honrados por la amistad de una gran parte de estos aliados, firmes y consecuentes luchadores por los ideales democráticos, de independencia y progreso social.

En esto juegan su papel varios factores, desde luego; lo principal sin embargo es que, por lo general ,aunque no en todos los casos los que a nuestra izquierda empuñan las armas se comprometen en una lucha revolucionaria real; cometen muchos errores típicos del izquierdismo en sus planteamientos políticos, atacando duramente al Partido de los comunistas, pero aciertan en un punto fundamental: trabajan obsesionados por organizar y promover la lucha armada, que en América Latina y en tantas otras regiones del Tercer Mundo ha demostrado ser la vía de la revolución. En la medida que persisten en su lucha, si sus errores no los hacen sucumbir, aprenden poco a poco de sus reveses, corrigen sus errores políticos y se liberan por fin de su enfermedad izquierdista; aunque muchas de esas organizaciones jamás logran corregir y, si no sucumben, vegetan incluso por decenios, como grupos de catacumba, dejan de ser revolucionarios, derivan hacia el terrorismo individual. Una correcta línea de lucha por la unidad de la izquierda impulsada por los comunistas, podría acelerar o ayudar a surgir la corrección de los errores izquierdistas. Pero los comunistas no pueden jugar ese papel si no corrigen sus propios errores de derecha, su reformismo.

Mientras no llega la corrección del reformismo, las relaciones entre los comunistas y la izquierda armada haciendo a un lado toda retórica se plantea en la práctica y en esencia, como la relación entre la reforma y la revolución; y está claro que los reformistas pueden entenderse mejor con otros reformistas. Esa, creo yo, es la explicación de por qué los comunistas latinoamericanos hemos sabido entendemos mejor con los que están a nuestra derecha que con los que están a nuestra izquierda.

Por supuesto que en esto están implicados muchos otros aspectos del problema, primero que todo el hecho de que puedan surgir otras organizaciones revolucionarias al margen de las estructuras de nuestros Partidos. El viejo discurso dogmático de que el Partido Comunista es, por definición, “el Partido de la Clase Obrera”, la “Vanguardia de la lucha anti-imperialista y por el socialismo”, etc., reduce e incluso bloquea nuestra capacidad para comprender que en las condiciones sociales y políticas, (de clase), engendradas por el capitalismo dependiente en América Latina, es imposible que tales organizaciones de la izquierda armada dejen de surgir y de existir y que, por tanto, es absolutamente indispensable realizar una sistemática política hacia ellas, que combine la lucha ideológica contra sus errores y la lucha por la unidad con ellas, basada en la elevación real del carácter revolucionario, del carácter clasista y de la vanguardialidad de nuestro Partido.

Entre las causas que hicieron posible el surgimiento de organizaciones revolucionarias fuera de las estructuras del PCS, tienen un lugar importante los rasgos reformistas de su política, los cuales ya he puntualizado, su incomprensión de los problemas, y posibilidades prácticas para organizar, y desarrollar la lucha armada en las condiciones de nuestro pequeño y densamente poblado país (un documento aprobado en marzo de 1968 prácticamente descartaba que se pudiera desarrollar la guerra de guerrillas, excepto para defender el poder revolucionario instaurado por medio de una insurrección general).

Pero los errores y debilidades del Partido Comunista no son la causa absoluta del surgimiento de dichas organizaciones, como se ha alegado por algunos. Incluso si el Partido no hubiera cometido tales errores habrían surgido una o más organizaciones izquierdistas, como lo han demostrado otras experiencias, entre ellas la de los bolcheviques.

Es que además de causas subjetivas existen también determinantes causas objetivas que tienen sus raíces en la estructura clasista y los fenómenos sociales propios del capitalismo en su nivel medio de desarrollo y, particularmente del capitalismo dependiente, cuando el modo de producción y la superestructura estatal albergan residuos
de formaciones sociales pre-capitalistas o del capitalismo inicial. En El Salvador, los procesos que empujaron una brusca expansión del capitalismo dependiente tuvieron lugar en los años 50 y, sobre todo, en los sesenta. Estos procesos pusieron en la escena a nuevos sujetos sociales, sin los cuales es imposible entender el abanico de todas las fuerzas políticas que hoy se enfrentan en El Salvador.

Examinemos la cuestión de los nuevos sujetos populares: surgió una nueva clase obrera del proceso de industrialización de aquellos años, más calificada desde el punto de vista técnico, pero con una conciencia de clase mucho más débil que la vieja clase obrera artesanal, producto de su reciente origen social campesino y pequeño-burgués provinciano; un proletario y semi-proletariado agrícola muy resentido por su reciente proletarización y, por lo tanto, muy explosivo; un enorme sector marginal urbano producto de la emigración rural provocada por el desarrollo del capitalismo en la agricultura y un importante sector pequeño burgués intelectual, también marginal, nacido de la expansión de la educación media y universitaria, que no tiene correspondencia con las capacidades ocupacionales que el establecimiento económico nacional proporciona.

Sólo si se entiende esta cuestión de los nuevos sujetos sociales creados por la expansión del capitalismo dependiente, se puede comprender que la posibilidad del surgimiento de verdaderas organizaciones políticas revolucionarias fuera de las estructuras del Partido
Comunista existe objetivamente y que es propia de los países del
capitalismo dependiente mucho más que de los países del capitalismo desarrollado. Se trata de organizaciones que adhieren al marxismo leninismo, que se plantean las perspectivas del socialismo, pese a no estar vinculadas al Movimiento Comunista Internacional.

Desde luego, no faltan los casos en que tales grupos degeneran
incluso en despreciables reductos de provocación y diversionismo ideo lógico.

En América Latina el discurso de estas organizaciones es muy
similar al izquierdismo infantil criticado por Lenin, pero los sujeto no son exactamente idénticos. Estas organizaciones aparecen incluso donde hay partidos comunistas desarrollados y reaparecen aún después de ser derrotadas y aniquiladas físicamente, no son, pues, propiamente expresiones de la infancia del movimiento obrero y de lo Partidos Comunistas. que se supera por el desarrollo de éstos, sin que se repite constantemente originando organizaciones con frecuencia mayores que los respectivos partidos comunistas. Los partidos comunistas en la mayoría de nuestros países son pequeños y poco influyentes, pese a que su promedio de edad esta alrededor de medio siglo.

En América Latina es este un fenómeno recurrente que posee su
propio sustento social, mayoritario en la sociedad capitalista dependiente. De allí que si se analiza el problema sólo atendiendo el discurso de las organizaciones surgidas al margen del Partido (PC), se puede cometer el error de pensar: “realizando una lucha ideológica y política enérgica contra el izquierdismo, desaparecerán estos grupos izquierdistas o se reducirán a lo insignificante”. Ese esquema ha fracasado en América Latina, no condujo al desaparecimiento de las organizaciones “izquierdistas”, ni a la unidad de las fuerzas revolucionarias, sino al enfrentamiento de los partidos comunistas con las demás organizaciones revolucionarias, favoreció el fortalecimiento de corrientes reformistas en las filas comunistas y no contribuyó tampoco a la maduración del mismo partido, si vamos a entender por madurez no la edad, sino la comprensión de la vida que nos rodea, la realidad social y política en que se está inmerso y la capacidad para cambiarla. En numerosos casos algunas de esas organizaciones “izquierdistas” no sólo crecieron más que el respectivo partido comunista, sino también maduraron antes que él y condujeron a los trabajadores y otras clases y capas populares a realizar victoriosamente la revolución democrática anti-imperialista y se transformaron, o se transforman hoy en el partido marxista-leninista que encabeza la construcción del socialismo o la marcha hacia éste.

Pienso, pues, que tiene una gran importancia el análisis de las condiciones objetivas sobre las cuales surge el fenómeno de la proliferación de las organizaciones de izquierda. He tratado de bosquejar el problema, de plantearlo en el terreno objetivo y ofrecerlo así a la discusión. Estoy convencido, repito, de que entender esto es ya ganar más de la mitad, sentar más de la mitad de las .premisas necesarias para elaborar una política correcta de unidad de las fuerzas revolucionarias y del movimiento revolucionario.

Yo sostengo, pues, que independientemente de que los partidos comunistas cometan errores o no, existen raíces sociales en América Latina y otras regiones de similar desarrollo social en el mundo, para que surjan esas organizaciones. Esto se deduce de nuestra experiencia y no sólo de ella: puede verse muy claramente esta verdad, si se tiene en cuenta que el PCS fue durante 40 años un luchador solitario por las ideas del socialismo y el comunismo, incluso la única organización de izquierda en el país (desde su fundación en 1930, hasta el aparecimiento de organizaciones de la izquierda armada en 1970). Durante cuarenta años nuestro partido sufrió más y durante más tiempo por su enfermedad reformista que por la izquierdista (que sí lo afectó en algunos momentos) y, sin embargo, pudieron surgir nuevas organizaciones revolucionarias únicamente hasta después de que el sustancial despliegue del capitalismo dependiente cambió el panorama social y engendró una nueva estructura clasista.

Durante más de cinco años el PCS realizó una activa polémica pública con los planteamientos y posiciones políticas de las organizaciones de la izquierda armada. La característica principal del estilo y el método de nuestra polémica consistió en descartar la utilización de adjetivos en sustitución del análisis y abordar analítica, clara y persuasivamente y lo más a fondo posible temas fundamentales de las discrepancias entre nuestras líneas generales y entre nuestras concepciones ideológicas. Nos esforzamos en exponer y desarrollar nuestra política de alianzas, nuestra tesis sobre el carácter de la revolución, nuestra táctica en las elecciones, nuestra opinión acerca de la posibilidad de la real configuración del fascismo en las condiciones de América Latina (posibilidad negada por algunas organizaciones) y sobre el proceso concreto de fascistización de la vieja dictadura militar que se desarrollaba en nuestro país. Realizábamos nuestra polémica
pronunciándonos a favor de la unidad de la izquierda y en el marco de una lucha expresa por alcanzar dicha unidad. Corresponde al PCS el mérito de haber enarbolado primero y defendido más
sistemáticamente la bandera de la unidad de la izquierda.

No obstante las virtudes de nuestra polémica, que sin duda con tribuyó a esclarecer la temática teórico-política que confrontaba el movimiento revolucionario y democrático, hubo en ella una debilidad: el tema de la vía de la revolución no fue abordado, la dialéctica relacionada con el poder y el programa económico-social, sólo fue abordado en los días siguientes al triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Este vacío en la temática de nuestra polémica no fue casual: resultaba de las amarraduras reformistas a que me he referido antes.

Durante la preparación y discusión de los “Fundamentos y Tesis de la Línea General del PCS” y del Informe del Comité Central, sometidos al VII Congreso y en el marco del esfuerzo autocrítico por realizar el viraje hacia la lucha armada, fue que elaboramos de un modo más profundo y acabado nuestra concepción sobre la unidad de la izquierda revolucionaria.

En enero de 1979, cuando apenas se habían realizado menos de cinco contactos nuestros en total, con algunas de las organizaciones de la izquierda armada y cuando aún no aparecía en el terreno práctico un camino abierto hacia la unidad., el CC entregó a la discusión de las Células, incluidas las de la Juventud Comunista, las tesis sobre la construcción del Partido. este es el único capítulo del Documento “Fundamentos y Tesis” que no fue incluido en su publicación por la secretividad de muchos de sus aspectos. de allí tomamos los siguientes párrafos, en los que se define nuestra línea de unidad de la izquierda revolucionaria.

“…La perspectiva de desarrollo del proceso revolucionario de nuestro país apunta hacia un acercamiento progresivo, aunque de ninguna manera fácil, sin inconsecuencias ni retrocesos, entre estas organizaciones y nuestro Partido y, con ello, se abre como posibilidad –a plazo más o menos largo- la formación de una dirección revolucionaria única e, incluso, la integración de una parte de todas las organizaciones de la izquierda revolucionaria en un partido Marxista-Leninista único.”

‘‘Nuestro Partido, al luchar por la unidad de la izquierda considera esta perspectiva hacia la Dirección Única de la Revolución y al Partido Marxista Leninista único, como la más lógica, la más deseable y provechosa culminación del proceso unitario: considera este proceso como parte de la construcción y desarrollo de la vanguardia proletaria marxista-leninista de la revolución”.

“El proceso hacia la unificación es y será complejo: comprende a la vez: los acercamientos, el diálogo camaraderil y la polémica ideológica, el esfuerzo por converger hacia la unidad de acción y la discusión de las divergencias, el esfuerzo por suprimir la virulencia en este debate y por alcanzar acuerdos cada vez más significativos, la cooperación práctica mutua y la emulación en el trabajo por el desarrollo de cada organización; el esfuerzo por superar el hegemonismo sectario, marrullero.”

“Se trata, pues, de un proceso en el que se entrelazan la búsqueda de de la unidad y la lucha. Realizar esforzada y sistemáticamente los pasos hacia la unidad y llevar adelante esta lucha, pero realizándola como una lucha por la unidad, tal es la orientación del PCS a este respecto.”

“El PCS considera que la construcción y desarrollo del Partido Marxista-Leninista solamente pueden realizarse con éxito:
a . Si se logra una sólida unidad ideológico-política, orgánica y de acción
b. Si se vincula amplia y profundamente con las grandes masas ante todo con las masas obreras y trabajadoras en general.
c. Si se mantiene su esencia clasista proletaria, se carácter revolucionario y su vanguardialidad.”
d. Si se hace de él una fuerza altamente organizada y
e. Si se logra imprimir y mantener una disciplina férrea en sus filas”.

Palabras finales

El PCS no es el único destacamento del movimiento Comunista latinoamericano que realiza este fundamental viraje revolucionario. Son varios los Partidos que en Sur y Centro América aceptan el reto de la lucha armada y la unidad de las fuerzas revolucionarias Esta es la salida ya en marcha de una larga crisis de nuestro movimiento y el peso que este agregará a la lucha por la revolución una vez sanado de sus enfermedades será muy grande.

La revolución triunfará después de aprender de sus reveses en nuestro Continente, que vive hoy una situación revolucionaria que va extendiéndose desde Centroamérica y el Caribe que, hoy por hoy es el epicentro del terremoto que está desplomando el dominio imperialista, las dictaduras militares y la explotación oligárquica.

Diciembre de 1981

  • Una vida dedicada a la defensa de la constitución” (General Carlos Prats, Editorial Fondo de Cultura Económica, México).
    • NEP. Nueva Política Económica aplicada por consejo de Lenin desde finales de 1921 y comienzos de 1922 (después de la guerra civil y la intervención militar extranjera) que abarcó varios años y comprendía el repliegue temporal y la consiguiente reanimación del capitalismo, dentro de ciertos limites y la ofensiva posterior hacia al socialismo, en la confluencia de los años 20 y 30.

La Revolución salvadoreña derrota a la oligarquía

La Revolución salvadoreña derrota a la oligarquía
Heinz Dieterich
Fecha de publicación: 09/04/09

1. 75,000 mártires en el triunfo electoral

El triunfo electoral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el pasado 15 de marzo en El Salvador, es un evento de dimensiones históricas. Por primera vez, en quinientos años, la voluntad de las mayorías se ha impuesto sobre la de una de las oligarquías más sangrientas de América Latina. Así, el martirio de 75,000 caídos en la heroica lucha contra la tiranía de los años ochenta, ha sido reivindicado.

No es el triunfo que el FMLN había conquistado en la guerra popular revolucionaria (1981-1992), cuando derrotó en 1984 a la Guardia Nacional y al Ejército asesino; o cuando la ofensiva estratégica, en noviembre de 1989, tomó la capital San Salvador y demás ciudades principales, como Santa Ana, San Miguel y Usulután. En ambas ocasiones, la intervención del ejército más poderoso de la tierra en el pequeño país de 21 mil kmq evitó el colapso del aparato militar de la oligarquía.

La intervención de Washington en 1984 causó una grave crisis en el FMLN, pero el replanteamiento táctico-estratégico de las cinco organizaciones armadas y el repliegue hacia el pueblo (“la montaña de la guerrilla”) pararon el avance gringo-oligárquico y salvaron a la Revolución. La solidaridad internacional jugó su papel de retaguardia estratégica, con hospitales, entrenamientos político-militares, y, posteriormente, cohetes antiaéreos que llegaron desde lejanas tierras asiáticas hasta cercanas tierras caribeñas. Superada la crisis, la ofensiva estratégica de 1989 obligó a Washington a negociar un modus vivendi de posguerra que planteaba el desmontaje del militarismo, importantes reformas constitucionales y la incorporación del FMLN como partido político.

2. Un gobierno de centroizquierda

Como partido, el FMLN tuvo éxito en elecciones municipales y legislativas, llegando a gobernar las alcaldías más importantes del país y teniendo una representación considerable en el Parlamento, aunque insuficiente para bloquear la política económica del gobierno neoliberal de ARENA. El Frente fracasó, sin embargo en tres comicios presidenciales consecutivos (1994, 1999, 2004), lo que parecía indicar que nunca iba a poder derrotar a la oligarquía en las urnas.

Pese a todo, superando una serie de crisis internas; escogiendo al periodista Mauricio Funes, de larga trayectoria anti-derecha, como candidato presidencial; aprovechando el desencanto neoliberal por la crisis mundial; presentando un proyecto de gobierno de centroizquierda que dio confianza a las clases medias y dividió a la clase empresarial, un sector de la cual proporcionó millonarios recursos materiales a la campaña del Frente, se logró el triunfo electoral del 2009.

El resultado de estos factores es un gobierno de centroizquierda, y no podía ser de otra forma, porque el proyecto de izquierda fue imposibilitado en 1984 y 1989 por la intervención gringa. Era el único proyecto políticamente viable para derrotar al partido de la oligarquía, ARENA. La alternativa era quedarse en la oposición.

3. ¿Qué significa ser gobierno de centroizquierda hoy en América Latina?

Ser gobierno de centroizquierda en América Latina hoy significa ser parte de la dinámica latinoamericana de avance de las fuerzas progresistas. No hay, hoy día, un gobierno socialista en Tierra firme: ni gobierno del Socialismo del Siglo XX, porque ninguno se basa en el Partido Único y la economía de mercado no-crematística, regida por precios administrativos y del mercado mundial; ni gobierno del Socialismo del Siglo XXI, porque ninguno se basa en la democracia participativa y la economía de equivalencias (valores de trabajo).

El carácter de clase de esos gobiernos, tomando en cuenta sus considerables diferencias nacionales, se define por tres grandes objetivos: el Estado de Derecho, el Estado de Bienestar y la soberanía y dignidad nacional. Esta es, también, la esencia política del gran triunfo popular en El Salvador. No es el triunfo original de 1984 y 1989 del FMLN, pero abre las vías de evolución hacia otro tipo de sociedad que estaban cerradas por el férreo control de la oligarquía.

4. La refundación del Estado

El principal obstáculo para lograr la construcción del Estado de Derecho, del Estado de Bienestar y de la soberanía, son las estructuras de poder de la oligarquía. Esas estructuras están intactas, desde sus Fuerzas Armadas, hasta la policía, el sistema judicial, el poder económico, sus medios de comunicación, incluyendo sus apoyos internacionales, como “Fuerza solidaria” que es una especie de “Brigada Mobil” internacional de guerra psicológica sucia contra los gobiernos progresistas latinoamericanos, particularmente Venezuela y Cuba, que cuenta en El Salvador con el apoyo de grandes empresarios claramente identificados.

De particular importancia es la reestructuración democratizadora del Estado oligárquico. Esto significa, en lo inmediato, la elección de los cinco magistrados de la Corte Suprema, de la recomposición del Tribunal Electoral, la dirección del Órgano Legislativo y, de parte del Frente, la configuración del Gabinete ministerial. Para las elecciones de 2012/2014, se trata de alcanzar el apoyo de las mayorías del país.

5. La lucha por el control del Estado

La derrota electoral de la derecha ha abierto un vacío del poder central en el país. Ante este vacío, ARENA ha reconcentrado su poder en una pequeña oligarquía de cuatro expresidentes, cuya misión consiste en impedir que el FMLN convierta el triunfo de una batalla electoral, en el triunfo de una guerra entre dos proyectos históricos.

Hay, por lo tanto dos dinámicas que intervienen en la refundación y la nueva distribución del poder del Estado. La negociación entre la derecha derrotada y el gobierno electo de centroizquierda, por una parte, y la negociación interna de las fuerzas triunfantes, por otra.

6. Pueblo y refundación del Estado

El triunfo electoral fue obra de tres sujetos políticos: el pueblo, el FMLN, y el grupo presidencial (Mauricio Funes y “Los amigos de Mauricio”). El gran debate ahora es si esos tres sujetos deben nombrar a los ministros del nuevo gabinete —-la cabeza del aparato ejecutivo del Estado remodelado—- de manera equitativa, o ponderada. Si los tres fueron los arquitectos del triunfo, ¿tendrá el pueblo el derecho y el poder de escoger el 30% de los ministros? Y si la respuesta es afirmativa, ¿cuál es el sujeto organizado que representa al pueblo?

Ante el enorme poder del binomio oligarquía—imperialismo, la unidad de los tres sujetos que construyeron la victoria electoral es esencial. Pero esa unidad solo será invencible si su centro de gravitación es el pueblo. Dos grandes lecciones del país lo confirman: el repliegue del FMLN en el pueblo ante la intervención del imperialismo estadounidense, que impidió su destrucción y el martirio de Monseñor Romero.

Previendo ser asesinado por la oligarquía, Romero decía proféticamente: Si me matan, resucitaré en mi pueblo. Y hoy está resucitando junto al otro gigante de la identidad salvadoreña: Roque Dalton, asesinado por un comando del ERP, cuyos miembros, entre éstos Joaquín Villalobos, viven hasta este día en la infamia de no entregar los restos mortales de este gran revolucionario centroamericano.

Ambos, Romero y Dalton, junto a los 75,000 mártires, resucitaron en el corazón del pueblo salvadoreño. Y así se ganó la batalla electoral por el derecho a la refundación del Estado de El Salvador. Decía Roque en un poema, “Todos los caminos de Roma llevan a la dialéctica”. En El Salvador, todos los caminos del triunfo llevan al Pueblo.

hdieterich@gmail.com

Primeras valoraciones sobre las elecciones salvadoreñas del 18 de enero y 15 de marzo del 2009

En estos días, después de conocer los resultados electorales a favor del FMLN y en contra del partido de extrema derecha ARENA, comienza a manejarse con justa razón, que el FMLN deja de ser por fin, un partido de oposición y pasa a convertirse en un partido de gobierno. También aparecen en los debates otros conceptos que seguramente formarán parte del lenguaje cotidiano de la izquierda salvadoreña y seguramente latinoamericana: El Salvador entra a una nueva época histórica, abierta por la victoria electoral del 15 de marzo; la victoria electoral del FMLN del 15 de marzo plantea una disputa por la hegemonía en la transición hacia los cambios planteados en el programa de gobierno para sacar al país de la crisis. Estos resultados, favorables al FMLN implican retos muy importantes que pondrían a prueba la capacidad de las fuerzas de izquierda en alianza con las fuerzas democráticas, de llevar a cabo los cambios que históricamente han demandado las amplias masas populares.

Haber arribado con la victoria electoral de la formula presidencial, puso de manifiesto no solo la justeza y aplicación de la estrategia política electoral, el conocimiento de las contradicciones dentro de los adversarios políticos, sino la habilidad para combinar las diferentes formas de lucha social y política en el marco de la vía electoral. Implicó al mismo tiempo, desarrollar una línea de fortalecimiento y desarrollo de la militancia partidaria, ganar a las amplias bases del pueblo a asumir un papel protagónico en la derrota de la estrategia del fraude de la derecha neoliberal.

La victoria electoral del 15 de marzo significa la posibilidad de retomar y ejecutar muchos de los aspectos pactados en los Acuerdos de Paz del 16 de enero de 1992.

La victoria electoral del 15 de marzo del FMLN puso de manifiesto el fracaso del modelo económico neoliberal de Arena, causante de mucho deterioro a la calidad de vida de las amplias masas del pueblo.

La diferencia de votos no fue tan abrumadora debido entre otras cosas a que Arena no desmontó la maquinaria del fraude. Muchas personas votaron doble o triple a favor de Arena sin ser detectados, pues el sistema electoral estaba totalmente controlado por ellos. Por ejemplo: Arena manejaba el Tribunal Supremo Electoral mediante el cual podía nombrar o quitar personas dentro de todo territorio nacional; manejaba el Registro Nacional de Personas Naturales dentro del cual mantuvo siempre un margen de mas de 666.000 documentos de identidad sin respaldo en el Registro de Población; Con esas ventajas, Arena documento a miles de personas de los países vecinos de Guatemala, Honduras y Nicaragua. Hay muchas pruebas documentales y testimoniales que no dejan ninguna duda sobre estas aseveraciones.

Mediante esta maniobra Arena logró arrebatar al FMLN la Alcaldía de San Salvador y otras ciudades de menor importancia. Sin embargo, la asistencia masiva que sobrepasó el 62 % de la población votante, con un FMLN acompañado por el pueblo y por diversas fuerzas democráticas, se pudo derrotar la maquinaria del fraude.

Sin embargo, Arena se apoyó mucho en la maquinaria del fraude. Mediante esa maniobra logró que la diferencia en votos no fuera muy significativa: 1.354.000, (51.3 %) del FMLN contra 1.284.000, 48.7 % a favor de Arena. La diferencia pudo haber sido mayor en ambas elecciones (enero y marzo). Al conocer los detalles observamos que en varias ciudades importantes el FMLN las perdió con un margen de entre 1 y 5 votos.

El golpe político de las elecciones del 15 de marzo es mucho más fuerte y significativo, por cuanto el FMLN derrotó a todos los partidos de derecha juntos, es decir, ARENA, PCN, PDC Y FDR. Por ello tiene mayor significado político e histórico la derrota, porque además, junto a la derecha extrema se fueron hasta los reformistas de derecha que proclamaron y trataron de confundir a la población con una tercera opción, la “Tercera Vía”. La derecha les ayudó para legalizar su participación en el FDR.

EL PRINCIPAL IMPACTO POLÍTICO RECAE EN LOS GRUPOS DOMINANTES DEL PODER Y PARTICULARMENTE EN SU INSTRUMENTO ARENA

Es la primera vez en la historia de la lucha política electoral que la derecha salvadoreña reconoce una victoria electoral a favor de la izquierda. Esto constituye un hecho político que tiene una trascendencia histórica, pues es la primera vez que la izquierda logra derrotar la estrategia del fraude y la impunidad de la derecha en elecciones presidenciales. ¿Por qué se vieron obligados a reconocer la derrota? Los tradicionales grupos dominantes del poder de hoy, son los mismos que arrebataron el triunfo electoral de la Unión Nacional Opositora, UNO, en 1972 y 1977; los abuelos y padres de estos grupos, fueron los principales responsables en instaurar una Dictadura Militar el 02 de Diciembre de 1931, la que mantuvieron por más de 60 años; fueron los mismos grupos de poder, quienes expropiaron y despojaron las tierras e impusieron un sistema dictatorial represivo por más de 150 años.

Fueron ellos los que aplicaron una política de persecución, torturas y exilios y empujaron y llevaron al país a la guerra civil. Fueron estas mismas familias las que instauraron un Estado tipo prusiano, autoritario y brutalmente antidemocrático. Son los elementos que han sostenido históricamente el control de los diferentes instrumentos de apoyo: el Estado, los recursos económicos y financieros, los medios de comunicación, las gremiales empresariales y los Partidos Políticos ocasionales y convenientes a sus intereses según el momento histórico.

EL EJÉRCITO, hasta donde sabemos, no estuvo tan ausente que digamos en la preparación y ejecución de planes de salvataje de Arena, pero también hay que reconocer que no todos los militares se prestaron para ponerse fuera de la ley. Al contrario, hubo reacciones importantes de algunos en respetar la decisión del pueblo. Durante muchas décadas la Oligarquía se apoyó en el Ejército para proteger sus intereses económicos y políticos de una forma ilegal. Con la dictadura militar lograron estos grupos, manejar y controlar el sistema electoral e impedir que la oposición les arrebatara el poder.

La derrota electoral en su conjunto y particularmente la presidencial constituye, de momento, un golpe a los elementos conservadores del Ejército comprometidos con Arena. En ese sentido la derrota electoral de la derecha constituye un golpe al hígado de los militares de Arena.

Mientras no se atrevan estos grupos a sacar las garras contra el pueblo, e intenten convertirse en el enemigo principal y más peligroso del proyecto democrático participativo, ellos ganarán mucho si deciden participar junto al pueblo y con el nuevo gobierno en un esfuerzo por construir un nuevo país.

El Presidente electo y la Dirección del FMLN han llamado a Arena y al resto de las fuerzas políticas de derecha a adoptar una posición constructiva como el partido principal de oposición, para enfrentar juntos los retos de la profunda crisis. El Salvador está sujeto a sufrir los efectos más desastrosos por ella. Desde este punto de vista no conviene al partido ni al movimiento popular en general mostrar las garras propias en
legítima autodefensa. El país y el nuevo gobierno necesitarán del concurso de todas las fuerzas nacionales e internacionales para enfrentar y superar la crisis.
Hay opiniones un tanto más radicales que presionarán seguramente a no desmantelar las herramientas políticas de autodefensa. Estarán vigilantes, con derecho, a criticar cualquier decisión del nuevo gobierno para erradicar la corrupción o el acomodamiento de funcionarios y empleados heredados del régimen neoliberal, con síntomas de continuismo. El nuevo gobierno tiene retos en esa dirección para enfrentar y desmantelar los negocios millonarios de dudosa reputación, repartos de activos del estado en sus manos, créditos bancarios personales y relacionados, vehículos de lujo y combustible de decenas de miles de funcionarios y empleados de confianza.

En esta hacienda pública los grupos neoliberales han tenido asegurados contratos para las empresas de sus grupos, las comisiones y las movidas de los funcionarios derivadas de la cooperación y ayuda internacional. El papá Estado ha sido históricamente el sostén de muchos de sus empleados privados y de los partidos políticos de derecha, hasta de sus familias, de su seguridad personal. Mediante el control del gobierno central, este reducido grupo oligárquico ha permitido la evasión de centenares y miles de millones de dólares, la protección de estafadores de cuello blanco, la protección de traficantes, narcotraficantes, lavadores de dólares y de secuestradores.

LA DERROTA ELECTORAL DE ARENA CONSTITUYE UN GOLPE A LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES DE LOS EE UU.

A no ser que modifiquen esas políticas y se propongan entendimientos con el nuevo gobierno y con el FMLN, la actual administración de los EE UU podría verse enredada y confrontada innecesariamente con un escenario inclinado a un orden económico diferente en la región.

La crisis del actual sistema monetario internacional y del capitalismo mundial exige soluciones que favorezcan por igual a los pueblos del norte y del sur. De lo contrario, querer doblar la mano a los países emergentes del sur implicará escenarios de confrontación.

El triunfo electoral del FMLN, de las fuerzas democráticas y del pueblo en general crea condiciones en El Salvador para fortalecer la tendencia hacia una transición de un nuevo poder. Si antes, las fuerzas de izquierda estaban empeñadas en la lucha por el poder desde la oposición; hoy, con el triunfo electoral de la izquierda contra la derecha, estas fuerzas con el apoyo del pueblo tienen la posibilidad de luchar por el poder desde el nuevo gobierno. Todo va a depender de la actitud y las resistencias de las fuerzas neoliberales y del surgimiento de las voluntades, las capacidades y las fuerzas necesarias de la izquierda y particularmente de la Dirección del FMLN para lograrlo.

La izquierda salvadoreña se suma a la tendencia de América Latina y El Caribe en modificar la correlación a favor del nuevo poder, cambiando las fuerzas para enfrentar las políticas de dominación imperial de los EE UU. La mayoría de los gobiernos de Centro América, exceptuando El Salvador, ya tienen relaciones comerciales y diplomáticas con Cuba, Venezuela y con China. La mayoría de las naciones del continente latinoamericano han creado nuevos instrumentos de cooperación e integración en los planos políticos, económicos, culturales y financieros. A esta tendencia van apareciendo nuevas relaciones de cooperación internacional con Europa, con Asia, particularmente con China, todas ellas reflejan nuevas tendencias a revisar los términos de un nuevo orden de cooperación internacional, que objetivamente marca en una dirección opuesta a los planes de los EE UU.

El nuevo gobierno del FMLN ha declarado reiteradamente su intención de mantener y mejorar las relaciones de cooperación con el gobierno de los EE UU. Esta relación es bien vista por el pueblo salvadoreño por cuanto en ese país del norte se desarrollan las principales relaciones comerciales y de paso, es donde reside casi el 30 % de la población salvadoreña y de donde llega como remesa familiar la principal fuente de ingresos de divisas.

Las relaciones de cooperación con la administración norteamericana son, por tanto, claves para asegurar una buena base de la estabilidad económica y social del país. Sin embargo, ello supone una revisión de las tradicionales políticas de cooperación del gobierno estadounidense hacia El Salvador.

LOS ALIADOS DE ARENA, PCN-PDC-FDR.

La conducta servil hacia Arena asumida por los principales dirigentes de los pequeños partidos de derecha tradicional, el PCN y el PDC, ha sufrido un significativo impacto político en las pasadas elecciones presidenciales. Las bases, algunos mandos medios, la frustrada fórmula presidencial del PCN y varias alcaldías ganadas por ellos, aliados tradicionales de arena, se han movido en apoyo del FMLN y de Mauricio Funes. Algunos de ellos lo hicieron de manera desafiante a las respectivas cúpulas partidarias. No pocos empresarios vinculados a dichos partidos también se sumaron a estas posiciones. La participación masiva del pueblo salvadoreño en la lucha política electoral fue un factor político demoledor contra estos elementos y de paso, se llevaron de encuentro a otras pequeñas fuerzas reformistas de centro derecha: la Alianza para el Cambio de Arturo Zablah que se enroló como candidato a la Vice-Presidencia y el grupo del Secretario General del FDR, fueron muy golpeados políticamente con la derrota.

Ambas fuerzas quedaron sepultadas políticamente. El impacto principal negativo lo reciben el PCN y la DC, los principales aliados de Arena de cara a las futuras contiendas electorales. Tómese en cuenta que en la campaña electoral presidencial del 2004, con la candidatura de Schafik Handal, el PCN y PDC fueron castigados por el voto popular. No sacaron el número de votos requeridos para continuar en el escenario de la lucha electoral y tuvieron que ser salvados por Arena que los necesitaba con sus votos en la Asamblea Legislativa y el Tribunal Supremo electoral. Con ese antecedente, estaba claro su compromiso y así asegurar su propia sobre vivencia, pero a cambio de pagar semejante factura política.

La forma atropellada de cómo manejaron la alianza Arena-PCN-PDC y FDR, estuvo muy lejos de ser una hábil y legítima alianza política. Seguramente la desesperación de Arena y de su fórmula presidencial de que perdería las elecciones, los llevó a atropellar los procedimientos y todo quedó como una vil maniobra impositiva de dudosa transparencia administrativa y política. Para las bases y mandos de dichos partidos quedó claro que su cúpula los dejó colgados de la brocha; varios casos de alcaldes electos y candidatos no electos se sintieron humillados y engañados por su principal dirigente Ciro Cruz Zepeda. Lo mismo sucedió con varios alcaldes electos del PDC que al sentirse atropellados por su secretario general el Dr. Parker, decidieron sobre la marcha apoyar la fórmula del FMLN.

Varios dirigentes locales de estos dos partidos de derecha desafiaron a sus dirigencias y sin medir futuras consecuencias políticas optaron por apoyar la fórmula de la esperanza de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. La historia se repite en el caso del FDR. Mientras su secretario general Julio Hernández y el alcalde de Nejapa René Canjura se comprometen en apoyar abiertamente a Arturo Zablah, lo que quiere decir a Arena, otros dirigentes de este último partido deciden apoyar la fórmula de la esperanza del FMLN- Mauricio Funes.

Desde luego, estas adhesiones a favor de la derecha o a la izquierda tomadas por dirigentes, bases y cuadros de nivel medio indudablemente ya tienen repercusiones políticas al interior de dichos partidos políticos. Las facturas completas que deberán pagar aún están por verse. Para el FDR el problema está resuelto si tomamos en cuenta que al no lograr el número de votos requeridos para sobrevivir legalmente, ya quedan fuera. Ellos se equivocaron en los cálculos al arrimarse a la derecha neoliberal de Arena y con ella su salvación al lado de la derecha.

IMPACTOS EN LASPULAS CONSERVADORAS DE LAS IGLESIAS TRADICIONALES

Las repercusiones políticas también alcanzaron a las Iglesias tradicionales Quizás lo más relevante en materia de impactos lo reciben la Iglesia Católica y las Iglesias evangélicas, en donde algunos de sus líderes mas conocidos asumieron conductas a favor de Arena y otros liderazgos medios a favor de los cambios, estos últimos apoyados por amplias comunidades eclesiales de bases que dijeron basta a los Sáenz Lacayo y los Hermanos Toby; es una realidad que el cansancio en soportar las malas políticas de Arena llegaron a ser insoportables.

EN LOS GRUPOS EMPRESARIALES

Algunos empresarios, molestos y cansados por la forma de cómo Arena ha manejado la gestión pública y económica del país, por primera vez, decidieron mostrar su rostro en apoyo al FMLN y Mauricio Funes. Lo mismo con respecto a sectores de empresarios medianos y pequeños que masivamente asumieron posición a favor de los cambios. Sólo los principales grupos económicos que basaron su seguridad al proyecto de Arena mantienen una actitud beligerante contra los cambios y de críticas al grupo de Saca por la pérdida electoral.

Varios empresarios se quejan por haber sido marginados en la elección de los candidatos a las elecciones y por la pérdida frente al FMLN. Ahora, algunos de estos elementos no parecen estar dispuestos a permitir su cuota de poder en el nuevo COENA. No aceptan ni siquiera las medidas transitorias de poner a los ex presidentes de la república al frente del Partido y del COENA, pues consideran que algunos de estos son tan responsables como el mismo grupo de Saca de los fracasos de Arena. Exigen la cabeza de unos y de otros. Sencillamente no pueden tolerar que hayan entregado el poder a los comunistas del FMLN.
El golpe recibido con la derrota electoral está bastante lejos de ser asimilado por los diferentes grupos de poder al interior de la empresa privadas y de Arena. Se escuchan voces amenazantes pero sobre todo, se perciben medidas arrebatadas para impedir que el FMLN y el nuevo gobierno encuentren las mejores condiciones para gobernar.

Todos los Ministerios y dependencias del Estado están siendo saqueados; las chimeneas de edificios gubernamentales y privados no dejar de emitir humo negro de las masivas incineraciones de documentos que no deben dejar expuestos al FMLN. Empleados bajo contratos temporales están siendo legalizados como empleados permanentes para impedir que el nuevo gobierno les despida de sus empleos. El presupuesto de la nación está sometido a gastos acelerados para dejar las cajas vacías. Algunas Universidades privadas, dicen, están capacitando a jóvenes de derecha para tareas de desestabilización futuras.

Incluso, circuló información previa a las votaciones que grupos conservadores del Ejército estuvieron concentrados como parte de un plan de sabotaje a las elecciones para impedir la entrega del gobierno al FMLN. Circulan cartas en los medios virtuales firmadas por dirigentes y analistas políticos de derecha con llamamientos a las bases de Arena a no permitir la consolidación del gobierno del FMLN ni tampoco permitir que Arena continúe bajo la conducción de elementos corruptos.

EN EL AMPLIO MOVIMIENTO SOCIAL

El movimiento social organizado ha venido experimentando un proceso creciente de involucramiento en el la lucha por los cambios. Las elecciones presidenciales del 2004 mostraron una fuerte tendencia de apoyo al proyecto del FMLN. Las elecciones municipales y legislativas del 18 de Enero donde se produjo un fuerte incremento de gobiernos municipales, de 54 a 96, y de 32 a 35 diputados, también estimularon la participación a favor de los cambios.

Ni siquiera la pérdida de la Alcaldía de San Salvador, que impactó en la moral por varios días, rebajó el estado de ánimo del amplio movimiento social una vez recuperada la confianza. Al contrario, la gente orientada por el FMLN y su fórmula presidencial que no cedió terreno en todo el tiempo de la campaña, redobló sus esfuerzos para quebrar la estrategia del fraude de Arena. Prácticamente no quedó ninguna organización social ni política de pensamiento favorable a los cambios que no se involucrara directa e indirectamente en la promoción, defensa del voto y en la disputa de la decisión de la gente y si se quiere, en el surgimiento de diferentes modalidades de alianzas sectoriales para apoyar al FMLN.

El triunfo del FMLN y de su fórmula presidencial de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén constituye un impacto político de gran trascendencia política en las amplias bases populares y democráticas del país. Incluso para ciertos sectores sociales y políticos no necesariamente vinculados al FMLN, este triunfo electoral contra la derecha significa ni más ni menos, una reivindicación histórica que no puede ser colocada únicamente en la membresía del FMLN. Es del pueblo salvadoreño y del amplio movimiento popular.

Esta derrota política a ARENA y sus aliados de derecha, constituye un duro golpe político al mismo enemigo histórico de tantas generaciones, un hecho político que crea amplias posibilidades de recuperar, atraer, disputar a amplios sectores sociales que por diferentes razones estuvieron por mucho tiempo en una actitud indiferente o acompañaron a la derecha.

PARA LA IZQUIERDA Y LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS Y POPULARES

El triunfo electoral del FMLN, del pueblo salvadoreño y de su fórmula de Mauricio Funes- Salvador Sánchez Cerén, constituye un premio a tanto sacrificio por tantos años de lucha. El impacto político de este acontecimiento es indescriptible y no puede quedar fuera de las correctas valoraciones políticas. El FMLN puso de manifiesto su alta calidad de partido político revolucionario, desde su Dirección Nacional hasta su militancia a nivel nacional.

Esta vez el FMLN demostró su capacidad de cumplir una misión política histórica difícil realizada en el terreno dominado históricamente por la derecha. Para el FMLN quedan pendientes importantes tareas para el futuro inmediato. Al derrotar a Arena el Partido ha alcanzado exitosamente el gran objetivo político definido en los lineamientos estratégicos. El triunfo electoral contra Arena significa que los lineamientos fueron correctos, que la definición del enemigo principal y más peligroso del período fue correcta.

Una de las tareas importantes que deberá resolver el FMLN en los próximos días es la definición de la nueva estrategia y los objetivos para el siguiente período. De hecho no se puede ignorar que el triunfo electoral abre un nuevo período histórico. El Partido deja de ser un partido de oposición y pasa a convertirse en el partido del nuevo gobierno.

El Partido tiene que trazar las nuevas orientaciones estratégicas y tácticas para gobernar, para ganar al pueblo y convertirlo en el factor dominante y decisivo para incidir en la ejecución del Programa de Gobierno, superar la crisis y cumplir con los principales compromisos con la población.

Los retos son muy difíciles y complejos. Sobre todo porque además de no contar con recursos materiales, financieros y económicos suficientes, tendrá que resolver las fuertes presiones políticas de los adversarios y enemigos.

El Partido tendrá que resolver la forma de integrar los poderes locales conquistados, es decir, las 96 Alcaldías, entre las propias y las aliadas, mas otras posibles de atraer. Tendrá que resolver bien la forma de vincular el partido con el gobierno central y los gobiernos municipales. Hay experiencia internacional positiva y negativa que deberá tener en cuenta, desde la vieja y burocrática relación de los partidos y los gobiernos del campo socialista, pasando por los gobiernos socialdemócratas y otros de izquierda de nuestro continente. Hay muchas buenas experiencias, pero también las hay muy negativas.

El Partido tendrá que resolver bien y rápidamente, la reorganización y readecuación del mismo en su funcionamiento y estructura para estar en condiciones de asumir su rol en esta nueva etapa histórica.

Demás está decir, la Dirección Nacional del Partido tiene una gran responsabilidad para resolver la integración del Ejecutivo con los mejores e idóneos criterios políticos que aseguren confianza en el pueblo trabajador y los diferentes sectores participantes, de tal manera de reducir los riesgos a caminar por un rumbo continuista, administrador del poder sin cambiarlo y sin transición.

Con una visión de este tipo difícilmente se logre atraer y consolidar el respaldo popular, perdiendo la gran oportunidad de los cambios estructurales prometidos. Sin un mínimo de garantías de caminar a favor de los cambios, será difícil asegurar el respaldo popular ni siquiera para la alternancia.

POSIBLES MEDIDAS:

ORGANIZAR Y CONSTRUIR EL PODER POPULAR

Una de las principales tareas que tendrá que resolver el partido es la línea de construir y desarrollar el poder popular, desde los espacios locales, municipales integrados en una estrategia de movilización nacional de respaldo al FMLN y al nuevo gobierno de transición. Esta tarea requerirá grandes esfuerzos y recursos de cuadros idóneos con formación y experiencia política, pero sobre todo, que dominen y apliquen las orientaciones estratégicas del partido.

Uno de los principales esfuerzos del partido en las condiciones del nuevo período consistirá indudablemente, en la formación y distribución de cuadros en los territorios y sectores claves de la economía y servicios públicos. Las masas trabajadoras deberán ser objeto de una disputa permanente a los intentos de la derecha de ganarlos a su favor.

La aplicación de políticas de alianzas con el movimiento social será clave para realizar exitosamente esta difícil tarea. Ello exigirá una readecuación orgánica de la membresía del partido y un reforzamiento de las direcciones departamentales y municipales.

Las mismas escuelas de formación política del Partido deberán centrar sus esfuerzos en meter por todos los poros de la militancia, los lineamientos estratégicos, la estrategia del partido en cada uno de los escenarios (social, político, en el gobierno y el estado, en la economía, sindical, gremial, etc.); deberán formarse cuadros con especialidades en cada uno de los terrenos de actuación.

El partido deberá resolver una estrategia de propaganda, de divulgación, con medios masivos apropiados que disputen el corazón y la mente de las amplias masas.

¿UNA NUEVA ESTRATEGIA PARA EL PERÍODO?

El triunfo electoral del FMLN y la derrota de Arena introduce objetivamente una nueva etapa histórica en la lucha del pueblo salvadoreño y sus organizaciones populares y democráticas. El FMLN se convierte de partido de oposición en partido gobernante a partir del 1 de junio de 2009. Los retos que tiene planteados el Partido en los distintos campos de responsabilidad ahora son mucho más complejos que antes.

¿Cómo deberá ser la relación del Partido con el Gobierno? ¿Cómo orientar su trabajo político de masas con respecto al Gobierno Central y los gobiernos municipales? ¿Debemos pensar en trabajar fuertemente en profundizar la organización social territorial y sectorial en todos y cada uno de los municipios del país, partiendo desde ahora y pensando precisamente en los grandes retos que se vienen en el futuro? El Partido tiene que recurrir necesariamente a la experiencia positiva y negativa de otros partidos en el área internacional para no caer en los errores que culminaron con la desarticulación de los regímenes de Europa del Este, pero también en otras experiencias de gobiernos democráticos.

En materia municipal, por ejemplo, hay variadas opiniones señalando aportes positivos pero también negativos que deben tomarse en cuenta. Hay quienes sostienen que una de las razones que explican las numerosas e importantes pérdidas municipales electorales del Frente y su dificultad para recuperarlas ha tenido a la base la falta de construcción de la fuerza política organizada del partido mismo para organizar su defensa mediante un amplio movimiento popular, masas trabajadoras, mujeres, de juventud, de profesionales e intelectuales, un movimiento capaz de disputa a las masas, atraerlas a la lucha.

No deberíamos despreciar la necesidad de preparar condiciones para combinar la lucha de cada unos de los escenarios de la lucha política y menos esperar los 3 años que dura el gobierno municipal o los 5 del gobierno central para pensar en estos temas de protagonismo de la gente y hasta entonces comenzar a trabajar.
La derecha, seguramente no dormirá con los dos ojos cerrados. Tampoco se quedará de brazos cruzados y esperando esos tiempos electorales para actuar. Debemos estar seguros que el enemigo intentará disputarnos el corazón de las masas, tratará de cooptar e incidir en el nuevo gobierno con medidas encaminadas a impedir los cambios, o algunos cambios y medidas pensadas por el FMLN. No será nada extraño escuchar de ellos algunas frases empalagosas y de acercamiento a funcionarios del gobierno y hasta de tratar de disputarnos al mismo Presidente, rodearlo con gente más o menos confiable o asimilable por ellos y por esa vía bloquear los esfuerzos del mismo para impedir la transición hacia una profundización de los cambios.

Por ello es de suma importancia que se logre un buen acuerdo o pacto político sobre el mejor manejo de posibles diferencias entre el Presidente y el Partido. Hay sobrada experiencia en este tipo de acuerdos.

No debe ser condición el mantener ocultas totalmente las diferencias. Al fin y al cabo hay intereses de unos e intereses de muchas y muchos. No se debe pensar solo en los intereses de los aliados y aceptar en aras de la unidad, sacrificar los intereses de la inmensa mayoría de los y las militantes y amigos que están siempre dispuestos a darlo todo por el proyecto del partido.

NO DEBERÍAMOS VACIAR EL PARTIDO DENTRO DEL GOBIERNO PERO TAMPOCO RENUNCIAR A INVERTIR EN PUESTOS CLAVES

El partido debe esforzarse por jugar el papel de garante de los cambios ofrecidos al pueblo. La experiencia histórica nos ha ensañado que si no colocamos los cuadros idóneos en materia de lealtad política y rodeada con personal técnico de apoyo, no
habrá garantías por muy buenas declaraciones y elocuentes discursos, para ejecutar los cambios e impedir los malos manejos de los recursos con fines de grupos o personales.

NECESARIO INVERTIR EN CUADROS IDÓNEOS PARA CONSTRUIR Y DESARROLLAR AL PARTIDO

El Partido está llamado a jugar un papel relevante como garante de los cambios de esta Administración y en el futuro. El desarrollo del partido, sin embargo, no puede surgir solo de llamamientos o de programas de educación meramente formales. La militancia y los cuadros principales de conducción nacional, intermedia, o de apoyo especializados necesitan de los elementos básicos de los lineamientos estratégicos de largo plazo, de la estrategia del período y de la táctica misma; el partido tiene el reto de resolver acertadamente la diferencia de un funcionamiento con base a valores y principios coherente con el carácter del mismo partido, pensando siempre en la necesidad de la construcción fuerza política, en construir y desarrollar el amplio movimiento popular, la fuerza política del poder popular y por tanto del partido mismo para ¡as nuevas tareas.

UN PARTIDO VINCULADO Y FUNDIDO CON EL PUEBLO

La experiencia electoral arrojó lecciones importantes para entender la relación del partido con el pueblo. Posiblemente la lucha electoral no fue tan exigente para demandar una estructura partidaria tan ramificada como la que exigirá el nuevo momento histórico y las nuevas y complejas tareas. Habría que pensar si es factible la organización territorial del pueblo como parte del poder popular. Los organismos de base del partido deben proponerse la organización y movilización de los diferentes sectores sociales y territorios en apoyo a las medidas y políticas del gobierno central y municipal.

La forma puede ser diversa, desde los llamados Comités de Desarrollo o de Defensa de los Cambios o algo por el estilo, de ser posible en todos los Caseríos, Cantones, Barrios y pueblos, creando estructuras de coordinación, en la medida que vayan surgiendo, así mismo en otras formas de organización y participación popular a nivel local; en la medida que vayamos profundizando ¡a actividad consciente de las amplias masas populares, en alianzas con las diferentes fuerzas políticas no de izquierda pero sí favorables a los cambios, en esa medida estaremos avanzando en la creación del futuro poder popular para la defensa de los cambios, para profundizarlos si fuese necesario y para estimular a los gobiernos locales a sentirse respaldados.

Toda esta actividad debería contar con el apoyo y acompañamiento de los gobiernos locales, del Partido y del mismo futuro gobierno que tomará posesión el lo de Junio. Pero si eso no fuera posible por razones que no vienen al caso plantear, espero que no sea así, las diferentes organizaciones de la sociedad civil pueden trabajar de forma autónoma y contribuir mucho en crear condiciones para construir esta fuerza popular que será tan necesaria casi desde el comienzo de la nueva gestión pública.
Tampoco debemos caer, pienso, en una carrera de disputas internas, con visiones hegemónicas, con actitudes sectarias o dogmáticas que al final frustren el objetivo. Por muy modestas que sean las fuerzas participantes, sus aportes deben ser canalizados convenientemente para generar confianza y seguridad que vamos por el camino correcto de construir una democracia directa o participativa.

Notas sobre la creación del CROS y el papel nefasto del IADSL

Durante este periodo todas las organizaciones obreras fueron destruidas y sus dirigentes apresados, perseguidos o desterrados del país.

1945

Estalla la huelga general de ferrocarrileros en 1945, obligando al régimen a dictar la “Ley General de Conflictos Colectivos de Trabajo” que reconoce el derecho a la huelga, reconoce las coaliciones obreras, así como el derecho a huelgas sin la existencia de sindicatos.

1946

El 12 de Enero de 1946 es creado el Departamento Nacional del Trabajo y el 14 de Octubre de ese año surge el Ministerio de Trabajo y Previsión social.

La huelga general del 21 de septiembre de 1946 encuentra un movimiento sindical disperso. Se necesitaba una central sindical que lo unificara.

EL CROSS, EL DERECHO A LA HUELGA, LA REORGANIZACIÓN SINDICAL Y SU DERECHO A LA LEGALIDAD.

El Comité de Reorganización Sindical, CROS surge en el marco de la lucha clandestina enfrentando la brutal represión, del gobierno del Coronel Salvador Castaneda Castro, que finalmente es derrocado, y el CROS sale a la luz pública; se había ganado ese derecho en la lucha.

En diciembre de 1948 en concentración pública aparece apoyando con condiciones al nuevo gobierno, que se autocalificaba de revolucionario, y levanta como banderas de lucha las demandas siguientes:

• Libertad de organización Sindical
• Legislación de trabajo justa
• Restablecimiento de las libertades democráticas
• Regreso de los exiliados políticos
• Cese de las persecuciones

EL CROS Y EL CÓDIGO DE TRABAJO

• Aprobación del Código de Trabajo y de una legislación democrática, que incluyera la contratación individual de trabajo.
• La unidad del movimiento sindical
• El derecho a las movilizaciones, protestas, y libre emisión del pensamiento.

El CROS acelera el surgimiento de organizaciones sindicales en ese periodo. Las características principales del momento son las siguientes:

El Movimiento Obrero se encontraba dividido y disperso, por un lado estaban tres tendencias: una pro-gubernamental que abogaba por la aceptación incondicional de la Ley de Sindicatos; otra tendencia que propugnaba por el boicot de la Ley y, una tercera que proponía aprovechar al máximo lo que pudiera ser beneficioso.

El CROS decidió apoyar la tercera posición y sacarle ventajas, (por ejemplo la ventaja de convertir una Asociación en sindicato), agregando la orientación de combatir los aspectos negativos. Así surgió el Comité de Reorganización Obrera Sindical, CROS quien asumió las orientaciones con disciplina y decisión.

Con la orientación antes citada el CROS emprendió la tarea de reorganizar El Movimiento Sindical independiente declarado fuera de la ley;

El CROS emprendió la lucha por conquistar los derechos laborales y sindicales aún pendientes, principalmente para las varias organizaciones de trabajadoras de industria que habían sido fuertes antes de la promulgación de la Ley de Fraccionamiento. (UTF, empresas eléctricas, bebidas y hielo, construcción, etc.)

Entre las orientaciones del CROS están las de :

• Lucha por la organización de sindicatos de industria,
• La creación de las Federaciones y Confederaciones sindicales
• Lucha contra el control del Ministerio de Trabajo sobre los sindicatos
• Lucha contra la promulgación de leyes laborales no patronales
• Lucha por mejores condiciones de vida para los trabajadores.

EL COMITÉ COORDINADOR estaba integrado por 15 organizaciones sindicales: Textiles, de la construcción, sastres, talabarteros, etc. Había otro grupo de 10 organizaciones opuestas al Comité Coordinador: los tipógrafos, costureras, zapateros, panificadores, costureras, barberos, bebidas, hielo, y
un tercer grupo integrado por Empleados de Comercio y Trabajadores de Empresas Eléctricas.

El CROS luchaba por la unidad sindical y por el derecho a formar sindicatos de industria independientes de la patronal. En la II Convención Obrera, realizada del 8 al 12 de octubre de 1950 el CROS es reconocido como la organización única y legitima de los trabajadores salvadoreños.

Por otra parte a nivel internacional, en el marco de la situación creada con la derrota del régimen hitleriano, surge en 1948, en Praga, Checoslovaquia, la federación Sindical Mundial, expresión legitima para la creación de una Central Sindical Internacional independiente.

EL COMITÉ “PRO DEFENSA DE LOS DERECHOS LABORALES”
A principios de los años 50 ya se perfilaba el trabajo divisionistas de los dirigentes vendidos a la patronal. Todo indicaba que las orientaciones venían desde el imperio norteamericano. Además, el gobierno cerraba los espacios para la actuación y la organización de los trabajadores.

En tales circunstancias, y teniendo en cuenta que el CROS pasaba por momentos difíciles de amenazas de persecución, era conveniente reorientar el trabajo con objetivos centrales: la unidad sindical, la promulgación de leyes laborales democráticas y reformas a otras promulgadas. Asimismo, era necesario cambiar de táctica: cederle el paso al COMITE PRO DEFENSA DE LOS DERECHOS LABORALES.

Varias organizaciones habían caído bajo el control de los oportunistas oficialistas y una nueva Ley de Sindicatos estaba aprobándose, la cual permitía los sindicatos de industria, Pero la nueva ley prohibía la constitución de Federaciones y confederaciones.

LA REPRESIÓN DELGIMEN DE OSCAR OSORIO

El régimen militar de Osorio, especialmente en los meses de Febrero-Marzo de 1951 decide, por fin, desatar una brutal represión contra el movimiento sindical, contrariado porque sus planes de control de los sindicatos fracasaron.

Miles de patriotas, activistas y dirigentes sindicales, estudiantes universitarios, profesionales e intelectuales de pensamiento democrático fueron encarcelados, torturados; algunos fueron asesinados y muchos expulsados del país.
El CROS es disuelto, es declarado enemigo del gobierno, sus dirigentes perseguidos o expulsados del país. Esta situación obliga a, la disolución del CROS y la inmediata creación del COMITEPRO DEFENSA DE LOS DERECHOS LABORALES”

En septiembre de 1952 el régimen dictatorial de Osorio descargó su furia entonces contra el Comité Pro-defensa de los Derechos Laborales. Todos los cuadros obreros destacados de aquellos momentos fueron capturados, presos, algunos de ellos torturados o expulsados del país.

LA CREACIÓN DEL IADSL Y SUS OBJETIVOS

El Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL) fue diseñado como un instrumento para la subversión, cuyas tareas y orientaciones políticas principales las recibió directamente del Departamento de Estado y de la CIA de los EE UU y eran los siguientes:

• Asegurar alineamientos a favor de las estrategias económicas, políticas y militares de USA; evitar los avances del “expansionismo” soviético y del socialismo en A L y El Caribe,
• Aislar a Cuba y neutralizar su influencia en el Continente americano
• Impedir el surgimiento de movimientos subversivos o amenazas a los EE UU
• Crear condiciones favorables para la expansión de las inversiones de los monopolios de USA
• Reclutar a elementos confiables para el trabajo contrainsurgente
• Apoyar a los gobiernos amigos de los EE UU incluyendo a la Dictaduras Militares
Con ese propósito, la Administración Kennedy y los grandes monopolios norteamericanos acuerdan disponer de los recursos económicos y financieros que fuesen necesarios. Se comprometieron ampliar y desarrollar las ayudas militares;
ofrecieron un Programa alternativo de ayuda las Américas: la
Alianza para el Progreso.

Además de financiar programas a las Universidades de la Américas para la formación de líderes sindicales, crear otros Institutos Especializados de apoyo y colaborar con Programas Laborales.

Todo ello, sin embargo, no era suficiente, ERA URGENTE LA
CREACION DE UN MECANISMO IDEOLOGICO Y DE CONTROL EN LOS ASUNTOS LABORALES Y SINDICALES DE AMÉRICA LATINA Y DEL CARIBE.

El Instituto Americano para el Desarrollo del sindicalismo Libre (IADSL) surge como el instrumento de respuesta estratégica para “detener el comunismo” ya que según sus cálculos el futuro de América Latina estará determinado por las orientaciones que tomen los sindicatos.”

Sobre la base de esa decisión, el 02 de febrero de 1962, el departamento de estado, representantes de grandes monopolios y la central sindical norteamericana AFLCIO toman la decisión de crear el IADSL, la cual aunque surge como agencia independiente, desde su creación formó parte de los programas de la USAID.

La USAID creo varios programas regionales, el IADSL, el centro sindical Afronorteamericano, el Instituto Asiático Americano del sindicalismo Libre, etc.

El financiamiento de estos organismos era proporcionado por el Gobierno USA (DEPARTAMENTO DE ESTADO, USAID, CIA, CONGRESO) por la AFL-CIO, por FUNDACIONES como la ROCKEFELLER, ANDREW HAMILTON, por
CONSORCIOS , por el FONDO ROTATORIO DE CRÉDITO de la AID, por el FONDO DE PROYECTOS COMPENSATORIOS de la AFLCIO, por el FONDO ESPECIAL PARA ACTIVIDADES DE DESARROLLO así como por REDENCIONES DE PRÉSTAMOS BAJO FORMAS DE DONACIONES, ambos de la AID.

Entre sus orientaciones estratégicas estuvieron las siguientes: en situaciones con dominio de los comunistas en los sindicatos: eliminación por cualquier vía y en situaciones con amenaza de dominación de los comunistas: promover la división mediante la creación de una aristocracia obrera así como el paralelismo, creando nuevos sindicatos libres.

Durante la inauguración del IADSL estuvieron presentes el mismo presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, el secretario general de la AFL-CIO, George Meany y su primer presidente, John Peter Grace. Además quedo establecido el Concejo Directivo del IADSL, integrado por John P. Grace, accionista principal de WR-Grace, director responsable de Asuntos Inter-Americanos de la AFL-CIO, agente de la División de Organización Internacional de la CIA, Director del Centro de entrenamiento Sindical de Fort Royal, donde la CIA abona el 90% de los costos; inversionista con grandes capitales en América Latina. Berent Friste, accionista y hombre de confianza de John D. Rockefeller. John Tripps, presidente de Pan American Airlines, Charles Arienkerhof, presidente de Anaconda, la principal empresa minera de cobre en Chile. Serafino Rumualdi, secretario general de la ORIT y agente de la CIA. y el mismo John D. Rockefeller.

Incuso el propio Serafino Rumualdi, Secretario General de la ORIT, reclutado por la CIA cuando éste era miembro del Partido Socialista Italiano, vino varias veces a El Salvador a ‘Aconsejar” a los Presidentes Osorio, Lemus, Rivera sobre la estrategia sindical.

Salvador Jiménez Molina, Rafael Saravia, el Negro Rafael Rodríguez, (Diputado del PRUD y después del PCN), Tejada, Aníbal Somoza, René Barrios Amaya, y otros elementos corruptos actuaron bajo las orientaciones y el financiamiento de la ORIT. Fueron sus principales puntos de apoyo para realizar la estrategia de división y liquidación de las organizaciones sindicales desde los años 50 a los años 60.

Manifiesto del PCS en Ocasión del 50 Aniversario de su fundación. 28 de marzo de 1980

MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR EN OCASION DEL 50 ANIVERSARIO DE SU FUNDACION

A todos los trabajadores y al Pueblo salvadoreño en general:

El Partido Comunista de El Salvador (PCS) cumple 50 AÑOS DE EXISTENCIA. Su fundación, el 28 de marzo de 1930, obedeció a la necesidad histórica del proletariado salvadoreño de tener su propio Partido de clase que dirigiera y orientara a las masas trabajadoras, de la ciudad y del campo, hacia la conquista de sus más sentidas y acuciantes reivindicaciones económico-sociales, políticas y culturales, hacia la conquista de una democracia verdadera, la emancipación del dominio imperialista sobre nuestra patria y el logro de nuestra verdadera independencia nacional, hacia la liberación social, el fin de la explotación del hombre por el hombre.

El Partido Comunista de El Salvador, desde hace 50 años señaló la

posibilidad de establecer en nuestro país la sociedad socialista. La fundación del Partido Comunista de El Salvador, llevada a cabo por esforzados y visionarios luchadores de la época, surgió enmedio de grandes movilizaciones populares, que venían siendo impulsadas desde comienzos del decenio de los años veinte, por sus nuevas pero bien disciplinadas organizaciones de masas.

El Partido Comunista de El Salvador nació hace medio siglo en la clandestinidad y desde entonces ha venido en esa situación. El carácter revolucionario de nuestro Partido ha sido la causa fundamental de su existencia clandestina, que le ha sido impuesta por la persecución y represión en su contra, de los gobiernos que se han sucedido a lo largo de este tiempo.

El Partido Comunista de El Salvador no fue fundado para ser un partido más, de esos que la historia de nuestro país ya conocía; partidos que, en verdad, eran facciones de las mismas clases dominantes en sus pugnas intestinas e instrumentos para engañar al pueblo, y que se bautizaban con algún nombre; partidos en la mayor parte ocasionales y de corta vida, que
seguían servilmente a un caudillo.

El Partido Comunista de El Salvador fue fundado hace 50 AÑOS para cumplir su papel de vanguardia organizada y revolucionaria del proletariado, para conducir al pueblo salvadoreño hacia la conquista de un futuro sin explotadores ni explotados, sin clases sociales, en que el trabajo será la fuente de la prosperidad. y la felicidad de todos y no de la riqueza y el poder de unos pocos, que condenan a la miseria y el atraso a la mayoría trabajadora y le imponen sus designios a sangre y fuego, como hoy.

Menos de dos años habían transcurrido desde la fundación del Partido Comunista de El Salvador, cuando éste encabezó la insurrección del 22 de Enero de 1932, cuyos protagonistas fueron en su mayoría asalariados agropecuarios y campesinos pobres. Nuestro Partido, recién nacido, con escasa experiencia, a pesar de las condiciones adversas para la insurrección, para cuyo estallido jugó un papel apremiante la desesperación de las masas provocadas deliberadamente por el gobierno y las clases dominantes, cumplió con su deber histórico de no abandonar a los trabajadores a su propia suerte y se decidió, en cambio, a encabezar aquella insurrección indetenible y a luchar hasta las últimas consecuencias.

Tras la derrota de enero de 1932 que fue en realidad escasamente sangrienta, la dictadura militar reaccionaria, ayudada directamente por la oligarquía armada en su “guardia cívica” se estrenó realizando una atroz matanza. El saldo es más que conocido: en unas cuantas semanas fueron asesinados 30.000 trabajadores; una masacre sin precedentes en la historia de América Latina. Con este genocidio fue que se consolidó la tiranía militar del Gral. Maximiliano Hernández Martínez que duró trece años, y fue el inicio de la dictadura militar derechista que hasta el momento soportamos. El régimen martinista se encargó de levantar y difundir la tenebrosa leyenda sobre supuestas atrocidades, que en verdad jamás cometieron los insurrectos.

El anticomunismo fue levantado desde entonces como la bandera predilecta de la reacción en contra de todo movimiento de lucha consecuente por la democracia y la justicia social.

A pesar de que nuestro Partido fue golpeado dura y sangrientamente en 1932, reduciéndolo casi a la nada, logró recuperarse paso a paso, gracias a una heroica y tesonera labor de unos pocos camaradas, realizada en condiciones extremadamente difíciles, hasta situarse como una de las principales organizaciones protagonistas de la historia político-social de El Salvador.

En todos los acontecimientos políticos relevantes en la historia de nuestro pueblo, de 1930 a la fecha, el PCS ha jugado un papel destacado como genuina organización revolucionaria del proletariado salvadoreño: Desde antes del surgimiento del Partido y, con mucha mayor fuerza y eficacia desde su nacimiento, los comunistas fueron los incansables encausadores y organizadores del movimiento obrero y campesino de los años veinte, los que tuvieron su máxima expresión en la gloriosa Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños; los acontecimientos de Abril y Mayo de 1944, que culminaron con la caída del sanguinario dictador de los 13 años y el formidable movimiento de organización popular durante los 5 meses siguientes, encabezado por el Partido Unión Demócrata, en cuya formación y conducción participamos los comunistas junto con los sectores y personalidades democráticos más destacados, y, sobre todo el movimiento organizativo obrero y campesino encabezado por la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que fue el partido legal creado por el PCS para llevar su propia orientación a las masas y empezar así a romper su obligada clandestinidad; la conquista de la legalidad de los sindicatos y el vigoroso resurgimiento de estos en 1949-51, bajo la conducción del Comité Obrero Sindical (CROS), creado por nuestro Partido; las jornadas huelguísticas de los obreros, los maestros y otros sectores del pueblo, en varias ocasiones durante los años cuarenta y sesenta; la lucha por la reforma universitaria en los años 40-50 y su realización en los años 60; la solidaridad activa de masas con el proceso democrático antiimperialista, encabezado en Guatemala por el Coronel Arbenz y contra la intervención militar organizada por la CIA para derrocarlo en los años 1950-54; la gran solidaridad popular con la Revolución Cubana, desde antes de su triunfo, en los últimos años 50 y primeros 60; la campaña movilizadora y de educación política popular que significó el proceso de creación y desarrollo del Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM), en 1959-64; la formación del Frente de Orientación Cívica y las luchas populares impulsadas por éste en 1959-60, que derribaron al régimen de José María Lemus; la intensa movilización y concientización revolucionaria promovidas por el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), en 1961- 63; la esclarecedora y programática campaña electoral de 1966-67 con el PAR (“NUEVA LINEA”); la creación de la UNION NACIONAL OPOSITORA (UNO) y las subsiguientes campañas electorales de 1972 y 1977 para solo mencionar las más importantes en donde el gobierno fue derrotado en las urnas y para mantenerse realizó los más descarados fraudes que conoce la historia de nuestro país; diversos movimientos huelguísticos en los últimos años, etc., han sido luchas en que el PCS ha desempeñado un papel de gran peso, a menudo incluso

determinante, y que han contribuido al sucesivo desarrollo de la conciencia y de la organización revolucionarias de nuestro pueblo, han contribuido a prepararlo para las arduas batallas de hoy, cuando ha entrado en la etapa final de su larga, sacrificada y heroica marcha hacia la conquista del poder y de su liberación definitiva.

En estas jornadas han caído luchando muchos militantes de base y
dirigentes de nuestro Partido, víctimas de la represión reaccionaria.

Las experiencias positivas y negativas, los aciertos y errores del Partido Comunista de El Salvador durante sus 50 AÑOS DE EXISTENCIA, forman fundamento y parte inapreciable de la riqueza práctico-teórica del movimiento revolucionario y democrático de nuestro pueblo, inspiran y orientan el diario quehacer revolucionario del propio PCS. Somos un Partido maduro no por el mero hecho de haber vivido medio siglo, sino porque desde hace tiempo poseemos una clara visión de nuestra realidad y una línea política general correcta, basada en nuestra multifacética e intensa experiencia, en el conocimiento científico de nuestro país y del proceso histórico mundial.

Durante 40 años de su vida, el PCS fue un abanderado luchador solitario de las ideas marxistas leninistas de la causa obrera, del anti-imperialismo, de la democracia popular y el socialismo. El trabajo del PCS abrió espacios a nuevos sectores democráticos y revolucionarios con la difusión de las ideas de vanguardia, con la formación de incontables cuadros, con la educación política de grandes masas y con su ejemplo de luchador inclaudicable.

El desarrollo del capitalismo dependiente trajo sustanciales

modificaciones a la estructura social de nuestro país, especialmente a partir de los años 60. Si a esas modificaciones de la. composición clasista agregamos el influjo de las ideas del socialismo científico a nivel mundial, acrecentado en América Latina con la llegada de la Revolución Socialista de Cuba, puede verse claro que todos estos factores y otros, contribuyeron a ampliar las posibilidades revolucionarias en El Salvador.

La formación de un nuevo proletariado, fruto de la industrialización dependiente, de la gran expansión del capitalismo en la agricultura, durante los años 50-60, y vinculado a ello el surgimiento de capas sociales intermedias, numerosas e influyentes, como las capas medias modernas, en las que destaca un nutrido sector estudiantil e intelectual en general; el aparecimiento masivo de las capa marginales, cuyo crecimiento es mayor que el del proletariado industrial, y ciertos otros rasgos de la estructura clasista, crearon las premisas sociales para el surgimiento de otras organizaciones revolucionarias. La aparición de nuevas organizaciones revolucionarias vino ligada por años a un proceso de división de la izquierda. El PCS reconoce que no estuvo en aquel momento a la altura que las exigencias revolucionarias

demandaban y no pudo encausar adecuadamente tales inquietudes. Ciertos errores ideológico-políticos y debilidades para la aplicación correcta de su línea política en los últimos años de la década de los sesenta, condujeron a la dispersión ideológica y a que las otras organizaciones revolucionarias surgieran procurando negar al PCS.

El surgimiento de tales organizaciones, a pesar de sus errores, imprimió dinamismo al quehacer revolucionario, estimulado por la emulación, y le permitió alcanzar el dominio de nuevas y superiores formas de organización y acción, especialmente de la lucha armada.

El esfuerzo por cohesionar a la vanguardia dispersa se convirtió para el PCS poco tiempo después, pero especialmente a partir de 1976, en una tarea primordial de orden estratégico. La unidad de las fuerzas

revolucionarias ha comenzado a lograrse desde los acuerdos alcanzados en diciembre de1979, los cuales no hubieran sido posibles exclusivamente por nuestra disposición unitaria, sin los esfuerzos y disposición que en ello pusieron las Fuerzas Populares de Liberación
FPL.Farabundo Martí y la Resistencia Nacional (RN), que habían
llegado a la misma conclusión de que la unidad de las fuerzas revolucionarias es una necesidad estratégica.

Los avances en esta tarea histórica son grandes en estos momentos y
ello ha sido factor decisivo para que otras organizaciones revolucionarias y democráticas se orienten también hacia la integración de un gran frente unido contra el enemigo común de nuestro pueblo. La perspectiva de alcanzar los anhelados objetivos liberadores del pueblo salvadoreño es hoy más cercana. Las organizaciones revolucionarias se han convertido, mediante su unidad, en la fuerza política principal y ampliamente mayoritaria de El Salvador y cuentan con el respaldo popular y progresista internacional.

La dictadura militar reaccionaria y sus amos imperialistas yanquis, la recalcitrante oligarquía, empeñados en destruir al movimiento popular, han incrementado mucho mas la sanguinaria represión desde que se publicaron los acuerdos unitarios en enero último. La persecución, la cárcel, el secuestro, la tortura, el asesinato, la destrucción de caseríos rurales, la matanza cotidiana que busca el exterminio masivo del movimiento popular y revolucionario, han alcanzado enormes proporciones y golpean también a los sectores y personalidades
democráticas. Mucha sangre valiosa del pueblo ha sido derramada por los enemigos de éste; centenares de hombres y mujeres, ancianos y niños, han caído por el solo delito de querer una vida más digna y justa.

El PCS sufrió desde los inicios de su vida estas brutales formas de
represión, que lograron imponerle una temporal debilidad. Pero se equivocan los curtidos y pérfidos verdugos del pueblo salvadoreño si creen que su fórmula impedirá ahora la victoria de la revolución liberadora. El movimiento revolucionario y popular se ha desarrollado bajo la represión creciente, tiene a su favor la inmensa mayoría del pueblo, cuenta con mucha experiencia, lucha combinando la lucha política y la lucha armada y tiene a su favor un gran apoyo internacional. Ahora la revolución puede vencer y vencerá.

Es imposible rendir un verdadero homenaje a los mártires y héroes de nuestro pueblo, si se los discrimina en razón de las diferentes organizaciones a que pertenecieron. Todos ellos han muerto y mueren por la misma causa, frente a los mismos enemigos. El PCS inclina su roja bandera en señal de admiración, reconocimiento y gratitud ante la memoria de los miles de mártires y héroes de la lucha de nuestro pueblo por su liberación, militantes de todas las organizaciones revolucionarias y democráticas, durante los últimos 50 años.

Esta mención invoca a todos los mártires de las demás organizaciones e instituciones: José Dimas Alas, Felipe Peña, Lil Milagro Ramírez, Carlos Mauricio Arias, Leonel Arevalo, Rafael Arce Zablah, Manuel Castillo, Sacerdotes Rutilio Grande y Alfonso Navarro, Capitán Máximo Morelli, Fernando Martín Espinoza, Mario Zamora Rivas.

Al celebrar medio siglo de existencia partidaria, deseamos recordar a nuestros propios camaradas desaparecidos, que dedicaron sus vidas y dieron su muerte para que el PCS viviera y se desarrollara. Es imposible contener en estas líneas la lista interminable de sus nombres y nos limitaremos por eso a mencionar aquellos que son representativos de la lucha del PCS en cada fase de su perseguida existencia:

AGUSTIN FARABUNDO MARTI, MARIO ZAPATA, ALFONSO LUNA, JOSE FELICIANO AMA, FRANCISCO SANCHEZ, RAFAEL BONDANZA, SERAFIN MARTINEZ, FIDELINA RAYMUNDO, ISMAEL HERNANDEZ, MODESTO RAMIREZ, JOSE CELESTINO CASTRO, OSCAR GILBERTO MARTINEZ CARRANZA, SAUL SANTIAGO CONTRERAS, ALBERTO VASQUEZ CARCAMO, RAUL CASTELLANOS FIGUEROA, CARLOS HUMBERTO RIVERA. LUIS NAPOLEON MORENO, RAFAEL JAIME HERNANDEZ, JUAN PIO APARICIO, FERNANDO SEGUNDO RAMIREZ, CARLOS MAURICIO CARVALLO, JOSE ERNESTO SORTO, JORGE ALBERTO MORAN CORNEJO, ROBERTO MIRANDA LOPEZ, VICTOR MANUEL SANCHEZ BONILLA, RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA, CARLOS MADRIZ, ORLANDO GUERRERO CHAMUL, LAZARO DE JESUS ARIAS, JOSE MARIA
PORTILLO MONTENEGRO, ANA SILVIA OLIVARES OLAN, SALVADOR SANCHEZ HIDALGO, GERARDO ANTONIO ERAZO, RODOLFO ANTONIO VILLALTA, FRANCISCO RIVERA PERDOMO, ROBERTO CASTELLANOS BRAÑA y tantos otros comunistas.

El PCS saluda de todo corazón a las organizaciones revolucionarias hermanas, las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí y la Resistencia Nacional (RN); en conjunto con ellas hemos puesto en marcha el proceso que unirá a todo el pueblo y lo conducirá a la victoria definitiva. Saludamos a las demás organizaciones revolucionarias que habrán de integrarse a esta unidad invencible, para encabezar la revolución, ERP y PRTC.

A todos ellos decimos:

¡ El enemigo jamás debe volver a encontrarnos divididos! Hagamos cada vez más sólida y profunda nuestra unidad, en el curso del avance hacia las fases superiores y definitivas de la acción revolucionaria.

Lo que más se destaca en los momentos actuales en el panorama nacional, es la heroica combatividad de la clase obrera que encabezó el gran paro nacional del 17 de marzo, junto con los estudiantes, los maestros y demás sectores del pueblo, incluidos muchos pequeños y medianos empresarios al mismo tiempo se destacan los crímenes masivos, pero inútiles, y el estruendo de la propaganda de la política de “matanza y reformas”, diseñada y apoyada por el imperialismo
yanqui y aplicada por la Junta militar democristiana en forma servil.

La dirigencia del Partido Demócrata Cristiano que tuvo la oportunidad de dar su aporte a la liberación del pueblo salvadoreño y gozar del cariño de éste, se ha hundido en la traición; ha preferido unirse a los enemigos del pueblo y ayudarlos a masacrarlo y esclavizarlo. Contrasta esta conducta pérfida, sobre la cual nuestro pueblo ya decidió su fallo condenatorio, con la digna, patriótica y valiente decisión adoptada por los que el día 10 de los corrientes renunciaron al Partido Demócrata Cristiano, para venir al encuentro con el movimiento popular.

El gobierno de los Estados Unidos, a la vez que maniobra con las
reformas por medio de sus títeres, prepara la intervención militar contra el pueblo salvadoreño. Dentro de este plan, el imperialismo yanqui ha arrastrado al gobierno demócrata-cristiano de Venezuela a participar en la agresión. Se ha dispuesto, con ese fin, la formación de un ejército invasor integrado con soldados puertorriqueños y venezolanos. Se ve a las claras, que el gobierno de los Estados Unidos quizá preferiría invadir El Salvador bajo la máscara de una intervención “multilateral” y bajo el pretexto de defender “un gobierno democrático y reformador social”.

Tal es, en parte, lo esencial del siniestro plan de los Estados Unidos y de sus comparsas en el gobierno de Venezuela.

Ya no puede caber duda a ninguna persona honrada y patriota que la paz solo puede alcanzarse por medio de la lucha armada, conquistando el poder, destruyendo la máquina sanguinaria y perversa de la dictadura militar, y creando un Gobierno Democrático Revolucionario que garantice la libertad para el pueblo hoy reprimido, que realice los profundos cambios estructurales apoyándose plenamente en éste, que actúe soberana e independientemente ante el imperialismo yanqui, ponga en marcha el desarrollo económico nacional y despeje la ruta del sucesivo progreso social.

Por encima de todos los discursos y frases de la propaganda contra la violencia, una verdad ha quedado ya establecida por la fuerza de los hechos: la violencia represiva reaccionaria jamás traerá la paz anhelada por él pueblo salvadoreño.

Unir más y más las fuerzas revolucionarias, forjar el más amplio frente unido de estas con las demás fuerzas democráticas, empuñar las armas revolucionarias con firme decisión, disponerse a resistir incluso la agresión militar del imperialismo, prepararse seriamente a realizar la gran ofensiva final por nuestra liberación y realizar un gran trabajo por ganar una inmensa solidaridad internacional con nuestra causa, capaz de amarrar las manos intervencionistas de los Estados Unidos y del gobierno de Venezuela. Tales son las tareas decisivas que tiene planteadas el movimiento popular y democrático, todo el pueblo salvadoreño, todos los patriotas, dentro y fuera de El Salvador.

El Partido Comunista de El Salvador saluda a la clase obrera, a los campesinos, a todos los trabajadores; saluda a la intelectualidad, a los militares patriotas y demócratas, a los pequeños y medianos empresarios, en fin a todas las fuerzas de nuestro pueblo que están por los cambios profundos y democráticos en El Salvador; que ansían una paz basada en la justicia.

El PCS agradece profundamente la solidaridad internacional.

Saludamos al gran partido de Lenin, al PCUS, al Partido Comunista de Cuba, a los Partidos Comunistas de Centro América y a todos los Partidos integrantes del Movimiento Comunista Internacional que, consecuentemente con los principios del internacionalismo proletario, aportan con su solidaridad a la causa de nuestro pueblo.

Saludamos a los gobiernos Socialistas y progresistas por su apoyo solidario a nuestras luchas.

Saludamos al Frente Sandinista de Liberación Nacional, vanguardia revolucionaria del heroico pueblo nicaragüense, cuya heroica gesta inspira e ilumina las luchas del pueblo salvadoreño.

Saludamos a todos los movimientos revolucionarios y democráticos de nuestro país y de otras partes del mundo; así como a las instituciones y personalidades de pensamiento democrático de todas las latitudes de la tierra que, en una u otra forma, se solidarizan con nuestro empeño por conquistar una patria justa.

¡ El Partido Comunista de El Salvador Cumplirá!

¡ Liberación o Muerte; unidos hasta la victoria final!

“Proletarios de todos los países, uníos”

Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, (PCS)

San Salvador, 28 de Marzo de 1980, año del 50º. Aniversario.

CEM publica manifiesto del 50 Aniversario del PCS en 1980

SAN SALVADOR, 10 de abril de 2009 (SIEP) “El año 1980 presenció el despliegue de la unidad de la izquierda revolucionaria lo que se manifestó en un poderoso movimiento de masas…ese fue el ambiente de lucha y de victoria en que se celebró el 50 aniversario del PCS” opinó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“En esta ocasión publicamos el Manifiesto del PCS en sus 50 años de fundación. Es un documento clásico del pensamiento marxista salvadoreño. Hace una evaluación del papel jugado por el Partido comunista en sus cincuenta años de existencia.”

Considera que su nacimiento “obedeció a la necesidad histórica del proletariado salvadoreño de tener su propio Partido de clase, que dirigiera y orientara a las masas trabajadoras de la ciudad y del campo hacia la conquista de una democracia verdadera.”

Sobre el papel del PCS en la insurrección indígena campesina de 1932 asegura que este “cumplió con su deber histórico de no abandonar a los trabajadores a su propia suerte y se decidió, en cambio, a encabezar aquella insurrección indetenible y a luchar hasta las últimas consecuencias.”

Establece que “en todos los acontecimientos políticos relevantes en la historia de nuestro pueblo, de 1930 a la fecha, el PCS ha jugado un papel destacado como genuina organización revolucionaria del proletariado salvadoreño.”

Afirma que “el movimiento revolucionario y popular se ha desarrollado bajo la represión creciente, tiene a su favor la inmensa mayoría del pueblo, cuenta con mucha experiencia, lucha combinando la lucha política y la lucha armada y tiene a su favor un gran apoyo internacional. Ahora la revolución puede vencer y vencerá.”

“Con la publicación de este histórico Manifiesto del PCS continuamos cumpliendo nuestro compromiso de divulgar el pensamiento revolucionario marxista salvadoreño…” concluyó el Lic. Pineda.

La experiencia del PCS, el más rico patrimonio político de la clase obrera y del pueblo salvadoreño…Schafik Handal (28 de marzo de 1975)

LA EXPERIENCIA DEL PCS,

EL MAS RICO PATRIMONIO

POLITICO DE LA CLASE OBRERA Y DEL PUEBLO SALVADOREÑO

Intervención de Schafik Handal, Secretario General del C. C. del

P. C. S. en el Acto Solemne dedicado a celebrar el 45 Aniversario del P. C. S.

Queridos Camaradas fundadores y veteranos de nuestro Partido, queridos compañeros del Comité Central; queridos camaradas que representan en este acto a la Juventud Comunista y a los organismos departamentales de Partido:

El 22 de enero pasado se cumplieron 43 años desde la fallida insurrección campesina y obrera de 1932, que fue seguida por la criminal masacre de decenas de miles trabajadores, llevada adelante con calculada crueldad por el. gobierno del. General M. H. Martínez, representativo de la oligarquía salvadoreña. Quienes llevaron a cabo aquella matanza creyeron, con toda la fuerza de su odio clasista hacia los explotados, que sepultarían para siempre al Partido Comunista de El Salvador y, con él, la posibilidad de que nuestro país arribara en el futuro al socialismo.

Ahora ya nadie puede dudar de que la oligarquía salvadoreña y sus
testaferros fracasaron en ese propósito y solo consiguieron demorar la liberación del pueblo salvadoreño; pero las huellas que dejó en la historia nacional aquella acción criminal son indelebles y han contribuido a configurar ciertos aspectos de la psicología de nuestro pueblo y ciertas características, aún fuertemente en vigencia, del aparato de poder y de sus métodos. En realidad no podrían comprenderse las modalidades de la lucha de clases actual en nuestro país, sin tener en cuenta los sucesos de 1932 y sin deducir de su estudio las conclusiones correctas.

I

El movimiento obrero y su vanguardia, el partido Comunista, surgieron en El salvador como una consecuencia directa del desarrollo social , como una consecuencia de la agudización de la lucha de clases interna , como una consecuencia del desarrollo de la sociedad humana y de la lucha mundial de la clase obrera contra el capitalismo, por el socialismo.

En el curso de la Primera Guerra Mundia1 (1914-1918) se produjo la primera ruptura del sistema capitalista mundial, con la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre (1917) en Rusia, encabezada por la clase obrera y su partido, bajo la genial guía de Lenin. este trascendental acontecimiento histórico inicio la crisis general del capitalismo, e inauguró la época del paso al socialismo, que es la tendencia más profunda y determinante del siglo en que vivimos. La Revolución de Octubre abrió el camino para que la victoria del proletariado ruso y el movimiento por el socialismo del proletariado en los países capitalistas desarrollados, se enlazaran con las luchas de las colonias y países dependientes de Asia, América latina y África, y confluyeran en un solo torrente mundial de lucha de los pueblos contra el imperialismo.

Así, la reciente clase obrera de los países atrasados, coloniales y dependientes, encontró condiciones favorables para alcanzar su toma de conciencia y avanzar hacia las filas delanteras de la sociedad, empuñando la bandera de la democracia, de la independencia nacional y el progreso social, que antes había estado sólo en manos de los sectores progresistas de las burguesías locales.

América Latina que, por las condiciones de su proceso histórico, contaba entonces; con un grado de desarrollo capitalista relativamente superior al de Asia y África, poseía un proletariado más o menos numeroso y en algunos países contaba este con cierta organización y experiencia. La revolución de Octubre significó por ello un poderoso influjo de conciencia y un vigoroso estímulo para el proletariado latinoamericano. La década de los años veinte fue para este continente el marco de la creación de la mayoría de partidos comunistas, surgidos en medio de agitadas y multitudinarias luchas de los obreros, campesinos y sectores politizados de las capas medias. ese gran auge de la lucha de masas desembocó, a principios de los años 30, en varias insurrecciones populares que pretendieron un prematuro triunfo del socialismo en nuestro continente; entre esas insurrecciones sobresalió la de enero de 1932 en El Salvador.

Los partidos comunistas latinoamericanos se vieron enfrentados desde sus primeros días a las complejas tareas de organización y dirección de una aguda lucha económica y política de masas y también a la necesidad de sacar victorioso al marxismo-leninismo en el debate

ideológico con diversas tendencias de origen pequeño-burgués que surcaban la mente del joven proletario. Principalmente se trabó el combate de ideas con el anarquismo; éste, derrotado ya en Europa por el empuje arrollador del Marxismo, desde el siglo pasado, y despedazados sus esquemas de estrategia política por la iluminante experiencia de la Comuna de París (1971),intentaba refugiarse en

América, especialmente en Latinoamérica, donde la reciente formación de la clase obrera le ofrecía en principio favorables condiciones. Los partidos comunistas debieron igualmente enfrentarse al reformismo oportunista que divulgaba la II Internacional y ciertos centros europeos del movimiento sindical influidos por esta y sus partidos, en especial, el centro de Ámsterdam.

Los P. C. latinoamericanos debieron también enfrentarse al trotskismo, la forma principal que en los años siguientes a la revolución rusa adoptaba el revolucionarismo pequeño-burgués. Como se sabe, el trotskismo alcanzó no poca influencia internacional en el movimiento comunista, causando a numerosos partidos incontables daños.

II

Una breve crisis, traída por la terminación de la primera guerra mundial, sacudió la economía salvadoreña. La reducción de salarios y el desempleo que esa crisis trajo ,motivaron el despertar de los obreros a la lucha huelguística. En 1919 se produjo en San Salvador una huelga de los obreros sastres y en Sonsonate se declararon en huelga los ferroviarios de la compañía inglesa “Salvador Railway Co. En 1921 los operarios zapateros de San Salvador llevaron a cabo una huelga total. Estas huelgas contaron con la activa solidaridad de los trabajadores de otras ramas de la economía. El movimiento obrero emergente fue reprimido con dureza por la tiranía de los Meléndez-Quiñónez.

En Guatemala, Nicaragua, Honduras y Costa Rica, la clase obrera también despertaba y ponía en marcha sus luchas, aunque este movimiento del proletariado del Istmo se encontraba en un principio bajo la influencia del reformismo de la central de Ámsterdam y del anarcosindicalismo español.

Las represalias sufridas en 1921 por el naciente movimiento obrero salvadoreño hicieron comprender a sus núcleos dirigentes la urgencia de proceder a su organización. En 1923 nació la Unión de Carpinteros y similares, y en rápida sucesión aparecieron después la Unión de Zapateros, la Unión de Sastres, la Unión de Mecánicos, la Alianza Tipográfica, la Sociedad de Tejedores Manuales y otras organizaciones, agitando todas con claridad la consigna de la UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD proletarias. Estas “Uniones” se transformaron poco después en sindicatos.

Producto del pujante movimiento obrero que se ponía en pie en Centroamérica fue la creación de la Confederación Obrera Centroamericana (COCA), fundada el 4 de enero de 1924 en la ciudad de Guatemala. El 16 de noviembre de ese mismo año, las organizaciones de El Salvador inauguraron un Congreso que concluyó el día 23, en el que constituyeron la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, conocida cariñosamente más tarde con el nombre simplificado de “La Regional”.

Desde la fundación de la Regional cobró un impulso sostenido y creciente el proceso de organización de lo trabajadores, el cual rebasó pronto los marcos de las ciudades importantes y se internó por los campos, principalmente por las fincas de café de las zonas central y occidental.

Este impetuoso surgimiento y desarrollo del movimiento obrero, coincidió en nuestro país con agitadas luchas políticas en las que participaban enormes masas. En las elecciones de 1918, el pueblo salvadoreño, en gran medida agrupado en apoyo de la candidatura presidencial del médico Dr. Tomas García Palomo, soportó una sangrienta embestida de la tiranía de los Meléndez-Quiñónez; el 26 de febrero de 1921 en San Salvador, con ocasión de las multitudinarias protestas populares contra la reforma monetaria del gobierno, se produjeron fuertes enfrentamientos de las masas con las tropas en las calles, dejando el clásico saldo de sangre.

El 25 de diciembre de 1922 fue brutalmente masacrada un enorme manifestación de mujeres vestidas de azul, organizada en apoyo al Dr. Miguel Tomás Molina, candidato a la Presidencia de la Republica por el Partido Constitucional. Así se aplastó y paralizó un extenso reagrupamiento democrático contra la tiranía de Jorge Meléndez. Después de esta masacre, el tirano, procedió a imponer en la Presidencia a su cuñado Alfonso Quiñónez, organizador de la fatídica “Liga Roja”, cuerpo represivo de choque anexo al Partido Democrático, que era el Partido de gobierno. Este partido fue el iniciador de la funesta estirpe de partidos oficiales, organizados desde arriba, a la cual pertenecieron después el Pro-Patria del tirano M. I. Martínez, el PRUD y ahora el PCN. A su vez , la “Liga Roja” es el más antiguo antecedente de la actual ORDEN.

Muchos obreros avanzados fueron militantes de los partidos de oposición de aquellos años, especialmente del Partido Constitucional (“molinista”) y, más tarde, del Partido Laborista que llevó al Ing. Arturo Araujo a la Presidencia en 1930. En esos partido y bajo la dirección de sectores democráticos de la pequeña burguesía y de la burguesía media, hicieron sus primeras experiencias políticas, aprendieron el arte de la oratoria y algunos rudimentos organizativos, numerosos obreros que después se destacarían como organizadores y guías políticos de su clase. Los sindicatos fueron más tarde las más activas escuelas prácticas, donde continuaron forjándose los agitadores y organizadores proletarios.

Así, bajo la represión permanente del gobierno y del vandalismo do la “Liga Roja’; tuvieron que desenvolverse el movimiento democrático de oposición y la labor organizativa del movimiento obrero y campesino.

De entre las filas delanteras de aquel movimiento obrero fueron nucleándose los elementos más avanzados en torno de la inquietud por estudiar el marxismo, que llegaba en escasos folletos. La clase obrera comenzaba así a dar a luz a su vanguardia, a los comunistas, y años después, al Partido Comunista de El Salvador.

El surgimiento del movimiento comunista pronto se dejo sentir en la elevación de la calidad del movimiento de la Regional. La dispersión de las actividades de organización sindical, la falta do planes concretos de trabajo y de metas definidas, cedió el lugar, bajo la orientación de los comunistas, a metas claras.

Los comunistas, aún antes de organizar su Partido, se reunieron en 1928 y acordaron poner en práctica el siguiente programa de trabajo:

1. Desplazar a los reformistas de la dirección de la regional.

2. Impulsar la lucha de la jornada de ocho horas y otras demandas sentidas de los trabajadores

3. Organizar a los sin trabajo

4. desarrollar el espíritu de solidaridad internacional de la clase obrera y el pueblo salvadoreño, especialmente con la lucha del general Sandino

5. Crear la escuela de Estudios Comunistas

6. Fundar el Partido Comunista de El Salvador.

Con este programa, los obreros, campesinos e intelectuales comunistas (estos últimos muy pocos) ,actuaron más coordinadamente. Bajo la dirección de los comunistas la Federación Regional enfiló mejor sus baterías: demandó la jornada de ocho horas y organizó toda una campaña de movilización popular para conquistarla; demandó trabajo para los desempleados, aumento de salarios para los trabajadores del campo y la ciudad; demandó que en las fincas y haciendas se pagara los salarios con dinero en efectivo y no con fichas de cartón o metal, como se hacía entonces para obligar a los trabajadores a gastar sus ingresos en las tiendas de los mismos terratenientes; luchó contra los

malos tratos patronales y contra las arbitrariedades represivas de las autoridades; abanderó la lucha del pueblo a favor de una rebaja en las tarifas del alumbrado eléctrico y organizó la “Liga Inquilinaria Salvadoreña” en san salvador, Santa Ana y Sonsonate, para salvaguardar los derechos e intereses de los inquilinos arrendatarios de piezas de mesón; organizó la solidaridad del pueblo salvadoreño con los pueblos de América Latina y el mundo entero, en especial organizó un vigoroso movimiento de solidaridad con la lucha que encabezaba el general Augusto Cesar Sandino en las Segovias, por expulsar a los invasores yanquis de su patria, Nicaragua.

La lucha por las jornada de ocho horas promovió huelgas y manifestaciones populares, bajo la dirección de un Comité designado por la Regional. El 20 de junio de 1929, coronando con la victoria aquel extenso movimiento, la Asamblea Legislativa decretó la jornada de ocho horas.

Pero la fijación de la jornada en 8 horas fue respondida por los patronos más reaccionarios reduciendo los salarios de los trabajadores;

la Regional organizó entonces la lucha en defensa de esa conquista: la tarde del 8 de julio be carde de (1929) realizó un gran mitin en el Gimnasio Nacional y ese mismo día se declararon en huelga en defensa de sus salarios el Sindicato de Panificadores y el Sindicato de Trabajadores de Salón y Hoteles.

Dos años más tarde los trabajadores continuaban defendiendo la jornada de 8 horas: el 16 de agosto de 1931 el Sindicato de Motoristas del Transporte Urbano se declaró en huelga, exigiendo a los empresarios el cumplimiento de dicha jornada.

Entre1923 y 1931 la lucha d las masas trabajadoras fue en ascenso, abriéndose paso en medio de una enconada represión de patronos y autoridades. La ola de huelgas se extendió por los departamentos de San Sal rodar, La Libertad, Sonsonate, Ahuachapan (el área revolucionaria de aquellas días) . De entre las numerosas huelgas se

destacaron dos: la de los 900 trabajadores que construían los tanques de Holanda y del Coro en San Salvador, la cual culminó con la conquista de un 50% de aumento en su salario y la de los trabajadores de la finca de café “Aguas Frías”, de Santa Tecla, los cuales conquistaron el salario de un colón (C1.00)por día, sobresaliente para su época. Esta característica de la incorporación de los trabajadores agrícolas a la organización y la lucha reivindicativa impregnó todo ese periodo, así el 17 de enero de 1932, en vísperas casi de la insurrección, 1.500 trabajadores de la hacienda San Isidro (Departamento de Sonsonate , lograron después de enconada disputa, de amenazas de la Guardia y días de huelga, que la propietaria, doña Concha de Regalado les aumentara el salario y mejorara la comida.

La Regional, como se sabe, emprendió la tarea de dar formación cultural y política a sus cuadros. Con tal fin fue organizada por ella un centro de estudios al que se dio el nombre de “Universidad Popular” Los intelectuales demócratas más brillantes de la época fueron catedráticos de aquella singular Universidad, en la cual no sólo se declamaban principios y enseñanzas, sino que también se los practicaba al pie de la letra.

Uno de los rasgos más sobresalientes de la Universidad Popular fue su lucha militante contra el avance del imperialismo yanqui sobre la América Latina, Por eso, la Universidad Popular fue uno de los organismos que más se destacó en la solidaridad con el General Sandino. En una de sus asambleas realizadas en mayo de 1928,los comunistas promovieron la idea de enviar a las Segovias un primer grupo de combatientes, el cual se eligió y resultó encabezado por Agustín Farabundo Martí , uno de los más destacados comunistas de aquellos años, a cuyo nombre quedarían indisolublemente unidos después todos los recuerdos de los acontecimientos de enero de 1932.

El 22 de junio del mismo año se incorporó Martí a las huestes sandinistas ,junto con otros tres salvadoreños : Luís Mariona,, José Adán González y Guillermo Ajuria. El camarada Farabundo combatió al lado de Sandino con una inteligencia y una valentía que le merecieron pronto el grado de Coronel del “Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua”.

La causa de Sandino tuvo en las masas trabajadoras de El Salvador un incansable motor de solidaridad activa y práctica; los trabajadores agrupados en la Regional y. a la cabeza de ellos los comunistas, la popularizaron hasta convertirla en una causa de todo el pueblo. El propio gobierno de Don Pío asumió un papel activo en el apoyo a los combatientes de las Segovias, adoptando y defendiendo en materia de política exterior la doctrina de la “NO INTERVENCION”. En la Conferencia Panamericana, celebrada en La Habana en l928, fue precisamente la Delegación Salvadoreña la ponente y desafiante defensora de esta doctrina frente a la soberbia delegación de los EE. UU. La ponencia salvadoreña estaba orientada a garantizar el derecho a la autodeterminac6n de las naciones latinoamericanas frente al intervencionismo imperialista yanqui y, particularmente, a conseguir la inmediata retirada de su tropas invasoras de Nicaragua.

III

El año 1929 marcó la entrada en un período sumamente crítico, que desembocaría en la insurrección de 1932 y en la matanza contrarrevolucionaria. Los aspectos más destacados de aquella situación pueden resumirse así:

a) El mundo capitalista se estremecía hasta los cimientos por la acción de la devastadora crisis económica. En Nueva York quebró la bolsa de Va1oes espectacularmente y, tras de esa hecho, cientos de bancos y miles de empresas industriales, comerciales, del transporte, agrícolas, etc. , paralizaron sus labores; 15 millones de obreros norteamericanos quedaron sin trabajo, muchos otros millones habían perdido sus emp1eos en Europa.

El precio del café, producto que representaba entonces más del 905 de las exportaciones de El Salvador y era la fuente de empleo mayoritaria en nuestro país, se redujo de 44 colones por quintal a 14 colones primero, y después a doce. Toda la economía nacional crujió bajo el impacto de la crisis que el capitalismo mundial le imponía desde fuera: miles de trabajadores de campos y ciudades fueron lanzados al paro forzoso, las finanzas públicas sufrieron agudo quebranto y el Estado dejo de pagar puntualmente los sueldos do sus empleados; muchos miles de pequeños propietarios cayeron en la insolvencia y comenzaron a ser ejecutados por sus acreedores; la tendencia a la concentración de las riqueza en pocas manos tuvo así un brusco aceleramiento.

La crisis económica golpeaba duramente a los trabajadores de la ciudad y del campo, de lo cual ha quedado testimonio en las páginas de los periódicos de la época. Transcribo a continuación algunas noticias publicadas en La Prensa Gráfica de esos días:

Viernes 16 de mayo de 1930: Hay miles de hombres sin trabajo en Santa Ana. Es aflictiva la situación porque se han suspendido labores en fábricas y fincas.

Viernes 23 de mayo de 1930: Debido a la baja de trabajo se han cerrado fábricas y comercio. Grandes caravanas de trabajadores están emigrando para Guatemala y Honduras.

Lunes 10 de noviembre de 1930: Se calcula que un siete por ciento de los pobladores de San Salvador emigran a fincas de los alrededores, debido a la crisis reinante, y a pesar de ello los dueños de casas no quieren rebajar sus alquileres.

Sábado 4de Julio de 1931: Centenares de empleados van a quedar cesantes al entrar en vigencia el nuevo Presupuesto de la Nación.

Sábado 18 de Julio de 1931: Se suprimirá todo el personal femenino en los telégrafos.

Viernes 20 de noviembre de 1931: Se hace una prevención a los trabajadores salvadoreños para que no salgan del país en busca de trabajo, pues en todas partes hay crisis y tendrían dificultades.

En realidad estas noticias eran un pálido reflejo de la cruel realidad que abatía al pueblo salvadoreño. En esa realidad se encontraban las raíces y los motivos de las fuertes tensiones sociales y políticas de ese periodo.

En vez de buscar solución efectiva o al menos un alivio a esa desesperante situación, el poder oligárquico emprendió una sucesión de actos represivos y provocativos contra las masas que luchaban en busca de solución para sus problemas. Así la lucha de clases se fue agudizando, la violencia represiva ejercida desde arriba, que llegó en más de una vez a derramar la sangre de los humildes, engendró entre las masas la tendencia a la violencia desde abajo.

La crisis económica sensibilizo extraordinariamente a las masas populares.

b) Viejas reivindicaciones que habían permanecido dormidas surgieron a la superficie; tal fue el caso, por ejemplo de las masas indígenas de Izalco, Nahuizalco, Juayúa, etc., las cuales habían perdido sus tierras

a fines del siglo pasado y comienzos del presente, despojados por los

grandes señores que utilizaron para elle el poder público.

Guiados por el Cacique José Feliciano Ama, el pueblo indígena se

incorporó activamente a la lucha social y política, impulsado por el anhelo de recuperar las tierras perdidas y poner a salvo las que aun poseía.

c) La tiranía de los Meléndez-Quiñónez había sido debilitada por más de 10 años de lucha incesante en su contra y gobernaba al país, desde marzo de 1927, el Dr. Pío Romero Bosque, quien había sido hombre do confianza de Alfonso Quiñónez, como Vicepresidente de la república. Don Pío se vio obligado a aflojar relativamente las tensiones y en los primeros tiempos de su administración permitió ciertos márgenes de libertad para la orqaniuaci6n sindical y política. Al finalizar su período, la represión había reaparecido con la brutalidad acostumbrada.

Paralelamente al movimiento obrero y a la creciente influencia de los comunistas se había desarrollado en lucha contra la tiranía Meléndez-Quiñonista, un activo e influyente núcleo de la pequeña burguesía y de la intelectualidad, que levantaba las banderas de la democratización y ciertas reformas económico-sociales. Este núcleo estaba orientado por don Alberto Masferrer y tenía como principal instrumento de trabajo político al diario “Patria”, dirigido por él mismo. Al acercarse las elecciones presidenciales de 1930, ellos fundaron el Partido Laborista, alrededor de la candidatura presidencial del Ingeniero Arturo Araujo. Además de Masferrer, fueron figuras destacadas del araujismo los periodistas Neftalí Lagos y Felipe Recinos y el médico Mariano Corado Arriaza, uno de los introductores de la literatura marxista en El Salvador, hombre muy querido entre los campesinos de la zona occidental, por su generosidad en el ejercicio de su profesión. Felipe Recinos, había tenido graves enfrentamientos con los comunistas dentro de la Regional., de la que fue directivo y finalmente expulsado. Fundó el “Partido del Proletariado Salvadoreño” para apoyar a Araujo y realizó toda la campaña en derredor de la demanda de una Reforma Agraria. Don Alberto Masferrer, como orador principal del Partido Laborista, agitó también la bandera de la Reforma Agraria, aunque esta reivindicación en realidad no figuraba en el breve y simple programa prometido por el Ing. Araujo.

d) En 1929, la Regional envió una delegación a Montevideo, donde se celebró el Congreso de Constitución de la Conferencia Sindical Latinoamericana (CSLA) Los delegados fueron un comunista y un sindicalista cercano a los comunistas; después de esa reunión fueron invitados a viajar a Buenos Aires, en donde participaron en la Primera Conferencia do los Partidos Comunistas de Latinoamérica, representando al grupo, aún no constituido en Partido, de los comunistas salvadoreños. El retorno de la delegación aceleró los trabajos para la formación del Partido Comunista de El Salvador.

El domingo 28 de marzo de 1930 , los comunistas fundaron su partido en la ribera del lago de Ilopango, como una sección de la Internacional Comunista (“Tercera Internacional). Dos meses después salía hacia Moscú una delegación de la Regional integrada por dos comunistas, un zapatero y un jornalero agrícola (Miguel Mármol y Modesto Ramírez) pare asistir al 5to. Congreso de la Internacional Sindical Roja (ISR).

Así, el Partido Comunista de El Salvador surgió como un lógico desarrollo de la lucha de clases de nuestro país y como destacamento del proletariado internacional, al cual le unieron desde un comienzo múltiples y sólidas relaciones.

IV

Acicateadas por la crisis económica, las masas populares buscaban una salida política para su situación; intuían que la solución podía encontrarse por medio de un cambio en el gobierno, que llevare al poder a representativos de clases sociales distintas a las que habían venido gobernando y, por eso, el Partido de Araujo se vio bien pronto rodeado de un apoyo popular sin precedentes, en especial de las masas rurales que abrazaron con fervor la causa de la Reforma Agraria.

Mirando los hechos de entonces desde los días actuales, pareciera que aquellos dos caudalosos torrentes de lucha del pueblo salvadoreño (el movimiento obrero dirigido por los comunistas y el movimiento de la intelectualidad y la pequeña burguesía reformista), aún reconociendo sus divergencias ideológicas y políticas, hubieran podido encontrar objetivos comunes de lucha contra el poder oligárquico, enemigo común de ambos; pero no fue así.

La parte más influyente de la dirigencia araujista se declaraba anticomunista, y, por otro lado, el Partido Comunista, recién nacido padecía de sectarismo, como era natural para su edad, y adoptó frente a las elecciones presidenciales de 1930 una línea de abstención, aislándose de este modo de las grandes masas populares que veían en el evento electoral y en el apoyo a la candidatura de Araujo una posible salida para la angustiosa crisis que las azotaba. El Partido Laborista y el Partido Comunista adoptaron la línea de considerarse mutuamente adversarios y no posibles aliados.

La tenacidad de las masas populares en buscar una salida por la vía electoral llevó a la victoria la candidatura de Araujo. Esta obstinada tenacidad de las masas por buscar una salida electoral persistió todavía en 1931, cuando se acercaban las elecciones Municipales y de Diputados, obligando –literalmente- al Partido Comunista a abandonar la línea de abstención y a participar de lleno, con sus propios candidatos. Las elecciones debían realizarse el 4 de diciembre de 1931, pero el golpe de estado con que el General Martínez derribó a Arturo Araujo (2 de diciembre) , las transfirió para el 3 de enero de 1932.

Como se sabe, las elecciones de enero fueron un fraude escandaloso y un punto de recrudecimiento de la sangrienta represión. El espíritu insurreccional prendió en extensas masas trabajadoras rurales y en ciertos sectores obreros urbanos del centro y occidente del país,

imponiéndole al joven PCS la decisión de marchar a la cabeza de una insurrección general, cuya derrota dio comienzos a la bárbara matanza de decenas de miles de campesinos y obreros. Aniquilar a nuestro Partido fue el objetivo de aquella feroz carnicería y de la incesante matanza y persecución que el tirano Hernández Martínez mantuvo durante sus fatídicos 13 años de dictadura terrorista. ¡Pero aquí estamos para dar testimonio de que aquel propósito de la reacción fracasó! Nuestro Partido no sólo vive, sino que crece, se desarrolla, aumenta su prestigio, se gana más y más el cariño del pueblo trabajador.

V

El golpe martinista marcó la entrada en escena del Ejército como institución gobernante. Desde entonces lo sectores derechistas de los militares gobiernan al país y lo han mantenido amarrado a una ruta de desenvolvimiento dentro del capitalismo dependiente, condenándolo al retraso, es decir, al sub-desarrollo y la deformación de su estructura productiva y económica.

Es curioso y peculiar lo sucedido con el gobierno militar derechista en El Salvador: el General Martínez y muchos de los que lo rodearon inicialmente se consideraban a sí mismos como elementos anti-oligárquicos y anti-norteamericanos. Los sentimientos del tirano contra la oligarquía y cierta repugnancia de muchos de los grandes señores hacia aquel, se mantuvieron vivos durante sus 13 años de cruel dictadura, Y es bien sabido que Washington demoró su reconocimiento al gobierno encabezado por Martínez; este por lo demás, casi no ocultaba sus calurosas simpatías hacia el nazi-fascismo.

A pesar de todo esto, la feroz tiranía de Martínez salvó el poder de la oligarquía salvadoreña, históricamente caducado ya en la década de los años veinte y le permitió sobrevivir hasta nuestros días. El gobierno martinista fue, asimismo el marco en el que se abrió paso decisivamente la hegemonía del imperialismo yanqui sobre nuestro país y en primer lugar, sobre el Ejército salvadoreño. Un hecho muy significativo en este sentido fue la sustitución de un General alemán que fungía como Director de la Escuela Militar por un Coronel norteamericano en 1939.

Teniendo en cuenta lo dicho, puede caracterizarse el golpe martinista del 2 de diciembre de 1930 como una de esas actuaciones hasta cierto punto independientes de la Fuerza Armada, en momentos en que la burguesía se encuentra aterrorizada por el despliegue de la lucha de las masas trabajadoras y populares en general y prefiere apartarse del primer plano de la escena política y dejar que el Ejército asuma el control directo del poder. Si la alta jefatura militar está imbuida por una formación y una orientación reaccionarias, como lo estaban entonces los jefes salvadoreños, casos como éste terminan derivando hacia la defensa feroz de los intereses de las clases dominantes. Un ejemplo clásico de este tipo fue el de la dictadura bonapartista en Francia , analizado por Marx.

En nuestro país, la herencia reaccionaria del sanguinario gobierno militar fundado por el General M. H. Martínez aún predomina en la alta jefatura castrense; su legado consiste fundamentalmente en el anticomunismo. Sobre la base de esta premisa derechista resultó relativamente fácil al Pentágono, después de la segunda Guerra Mundia1, hacer prevalecer su doctrina anti-soviética de la “defensa continental” y luego del triunfo de la revolución cubana, su doctrina rabiosa del “frente interno”, según la cual la misión de los ejércitos latinoamericanos consiste en mantener “la seguridad interior”, entendida esta tarea en el sentido de mantener a raya a las masas trabajadoras y populares , aplastando sus anhelos liberadores mediante la represión.

Las interrupciones del gobierno militar derechista en 1944, después del derrocamiento de Martínez y en 1960, después del derrocamiento de Lemus, fueron efímeras y no pudieron cortar el proceso de subyugación política y económica del imperialismo yanqui , el cual continuo ensanchándose y profundizándose, tampoco amellaron el poder de la oligarquía burguesa-terrateniente y agro-exportadora.

Pero las sublevaciones militares de l944, 1960 y la más reciente del 25 de marzo de 1972, atestiguan que, en conflicto con el pensamiento reaccionario oficial, ha habido y hay un pensamiento democrático y progresista entre los militares salvadoreños que pugna por arrancar a la institución del puño del imperialismo y la oligarquía y hacerla desempeñar un papel de liberación y transformación social, junto al pueblo.

Marx y Engels señalaron que, siendo la Fuerza Armada parte integrante del aparato represivo del Estado, puede, en determinadas circunstancias históricas, desempeñar un papel independiente que no conduzca a fortalecer a la clase dominante, sino a debilitarla e incluso a derrocarla. Llamaron mucho la atención de Marx, por ejemplo, las actuaciones del ejército español durante numerosa coyunturas en el siglo pasado, en las que intervino como factor de progreso e incluso

“tomando en sus manos la iniciativa revolucionaria” (según las palabras de Marx).

Los geniales análisis y previsiones de los fundadores del marxismo, desarrollados después por Lenin, han tenido una brillante confirmación en nuestros días, en los casos de Perú, Portugal , Panamá, Ecuador y Honduras (guardando desde luego, las diferencias que hay entre los alcances de los procesos que viven estos países).

En Grecia, la actuación independiente do los militares contra el gobierno fascista, con todo y su positivo significado, sin embargo dio la hegemonía a ciertos sectores de la burguesía y no a las fuerzas Populares revolucionarias. Entre los factores que determinaron esta diferencia con el proceso portugués se encuentran ,según parece, cierta división dentro de las fuerzas revolucionarias griegas y su insuficiente vinculación con el movimiento de los militares demócratas.

¡Salta por si mismo a la vista lo aleccionador de estos sucesos contemporáneos!

En la Fuerza Armada Salvadoreña se dejan sentir nuevas corrientes progresistas que inquietan al cuerpo de oficiales y atraen su mirada hacia la brillante actuación de su colegas peruanos, panameños y portugueses. Nosotros pensamos que este es un fenómeno ,perfectamente natural, que corresponde al mundo de nuestros días, pensamos que es un fenómeno que merece la comprensión y el apoyo de todos los sectores revolucionarios y democráticos de nuestro país.

VI

Para los comunistas salvadoreños tiene un inapreciable valor el estudio crítico de la historia de su propio Partido. Yo solamente he querido traer a la mirada escrutadora de hoy un pequeño pero muy decisivo período de la historia del PCS: los años que rodearon su fundación, su primera y magna prueba de fuego. Una presentación más completa de la actuación de nuestro Partido durante sus 45 años de vida y un apunte autocrítico de sus errores y desviaciones se hace en la declaración del Comité Central; pero esto es aún insuficiente y debe tomarse sólo como un primer paso y sobre todo, como una incitación a investigar, a analizar, a debatir con la guía científica del marxismo- leninismo toda esta experiencia del PCS ,por que ella constituye el más rico patrimonio político de la clase obrera y del pueblo salvadoreño.

No es difícil descubrir los elementos comunes que hay entre aquella situación y la situación actual : crisis económica internacional del mundo capitalista, proceso de ascenso de la lucha de los pueblos contra el imperialismo y por el socialismo, creciente despertar de las masas trabajadoras de nuestro país, proceso de organización de las masas campesinas y, en general, del pueblo rural, fuerte avance de la politización general, etc., búsqueda por el pueblo salvadoreño de una salida para su angustiosa situación en la conquista de un gobierno capaz de realizar los profundos cambios políticos, económicos y sociales, que pongan fin al dominio de la oligarquía y el imperialismo yanqui sobre nuestra patria.

Pero tampoco es difícil descubrir las diferencias más pronunciadas que hay entre aquella situación y esta:

La primera generación de comunistas, generación heroica, inagotablemente combativa, fundó el PCS en un mundo hostil, cuando el socialismo había triunfado sólo en un país, la Unión Soviética, y ésta era aún débil y atrasada económicamente.

Ahora existe un poderoso mundo socialista, a la cabeza del cual se encuentra una Unión Soviética moderna, que dispone del más grande poderío militar, de la mayor influencia y prestigio mundial, con una economía desarrollada, de gran solidez, que crece planificadamente a ritmos acelerados y sostenidos; en suma, una formidable potencia proletaria que despliega ejemplarmente la solidaridad revolucionaria internacionalista con todos los pueblos del mundo que luchan por liberarse del imperialismo y avanzar hacia el socialismo.

Yo estoy seguro de interpretar los sentimientos de todos los comunistas salvadoreños al expresar un caluroso saludo al gran partido de Lenin, a su Comité Central, al camarada Brezhnev y a todo el pueblo soviético.

Ahora el socialismo se construye en tierra latinoamericana, en la gloriosa Isla de Cuba. El prestigio de Cuba Socialista se eleva mientras los más rabiosos reaccionarios se muerden los labios e intentan inútilmente descargarle su asqueroso veneno, fabricado con una mezcla de calumnias, ataques histéricos y grandes dosis de mentiras. Pero hoy los rabiosos no consiguen otra cosa que hacer el ridículo, como lo hicieron lo tres gobiernos peleles que votaron contra Cuba en la reunión de la OEA en Quito, como lo hizo el gobierno de EE. UU. emitiendo una vergonzante abstención en ese mismo evento, como lo hizo el Comité Ejecutivo del PCN al cerrar la posibilidad de que sus diputados viajen a Cuba y como lo ha hecho en estos últimos días el archirreaccionario Diario de Hoy, haciendo el anticuado escándalo de la “propagan da subversiva” y demás invenciones maliciosas a propósito del regreso de la primera excursión turística a Cuba.

Permítanme compañeros expresar a nombre de nuestro Partido un caluroso saludo al Partido Comunista de Cuba, al compañero Fidel Castro, a todo el heroico pueblo cubano.

Ahora, los pueblos están triunfando en los cuatro rumbos cardinales: el heroico e indómito pueblo vietnamita ,el pueblo camboyano en armas, están a un paso de su increíble victoria contra el imperialismo yanqui, el más poderoso y sanguinario de todos los tiempos. Permítanme, compañeros, que desde esta tribuna comunista rinda un homenaje de admiración y exprese un caluroso saludo, a nombre del PCS, a nombre de todos los comunistas salvadoreños, a los comunistas de todo Viet Nam, al Frente de Liberación Nacional de Viet Nam del Sur, al gobierno de la República Democrática de Viet Nam y a todo ese maravilloso pueblo. Permítanme saludar también a los camaradas

camboyanos y a todo su pueblo revolucionario.

Ahora la Iglesia cat6lica ha asumido en general una posición progresista y no son pocos los sacerdotes que abrazan la causa revolucionaría del proletariado, la causa del socialismo. El PCS saluda el surgimiento de las fuerzas progresistas y revolucionarias en el clero católico de nuestro país y va a su encuentro con los brazos abiertos y no con la punta afilada del. sectarismo destructor.

Ahora, han surgido vigorosas corrientes revolucionarias y anti-imperialistas en numerosos ejércitos d América Latina, Europa, África y Asia. En Perú tiene lugar una radical transformación revolucionaria dirigida por un gobierno militar, que avanza no sólo contra el imperialismo sino también contra el capitalismo en general; en

Panamá el gobierno encabezado por el General. Torrijos y la Guardia Nacional, mantiene una firme posición anti-imperialista; el gobierno militar de Ecuador, después de un período de estancamiento, da muestras de avanzar hacia posiciones anti-imperialistas más consecuentes; en Honduras el gobierno militar ha decretado una Ley do Reforma Agraria anti-latifundista y pro-campesina, despertando contradicciones con la oligarquía terrateniente, con los monopolios fruteros norteamericanos y con el sector derechista del ejército, en cuyo desenlace tendrán una participación decisiva las organizaciones obreras y campesinas, y, con ellas, el Partido Comunista de Honduras y todos los demás partidos y grupos políticos democráticos y progresistas.

Ya hemos dicho que en nuestro propio país hay indicios que anuncian la existencia de nuevas corrientes de pensamiento independiente y progresista entre los militares. El PCS los saluda y les dice que estaremos juntos combatiendo por liberar a la Patria del predominio de 1a oligarquía y el imperialismo, por construir una sociedad justa y una nación independiente y democrática.

En Portugal, la alianza del Partido Comunista y el Movimiento de la Fuerza Armada, constituye el pilar y la clave de los sucesivos y sorprendentes avances revolucionarios, que han arrancado el aplauso y la admiración de toda la humanidad progresista. Las resueltas y enérgicas acciones del Partido Comunista Portugués son un modelo de conducta revolucionaria para nosotros y, creemos, para todos los comunistas latinoamericanos.

Permítanme saludar a loa camaradas portugueses desde esta tribuna de los comunistas salvadoreños.

Ahora, el imperialismo yanqui no solo sufre las graves consecuencias de una honda crisis económica, sino que ha visto rodar por los suelos su autoridad y su prestigio en todos los continentes. El reciente fracaso de la publicitada gira diplomática de Kissinger en el Medio Oriente, diplomacia orientada a dividir a los pueblos árabes aprovechando las vacilaciones y la inconsecuencias del presidente egipcio Sadat, subraya de un modo especial la crisis política que sufre el imperialismo a nivel mundial.

Ahora, está triunfando la política de coexistencia pacífica leninista aplicada invariablemente y visionariamente por al Unión Soviética. esta política amarra y dificulta las pretensiones guerreristas del imperialismo alejando para la Humanidad el terrible peligro de una conflagración nuclear; y, al mismo tiempo, ofrece a los pueblos condiciones favorables para proseguir avanzando por el camino de su propia revolución.

Ahora marchan contra el imperialismo las más diversas fuerzas sociales y políticas. En América Latina los más diversos gobiernos adoptan una línea independiente, rompiendo con el dictado de Washington . Los gobiernos de Venezuela, México, Jamaica,

Guyana y, aunque con menos beligerancia, los de Argentina, Colombia y Costa Rica, que sin ser gobiernos revolucionarios, asumen un papel combativo, en defensa de la soberanía y las riquezas nacionales, una política exterior contraria al bloqueo anti-cubano y en general, anti-socialista, impuesta por el gobierno de los Estados Unidos en los años pasados.

Ahora los reveses que la revolución sufre no pueden ser ni muy exitosos para la reacción, ni muy duraderos. Un ejemplo claro en este sentido es el fracaso económico, diplomático y político de la Junta fascista que encabeza Pinochet en Chile.

El Partido Comunista de Chile se ha reagrupado y, restañadas sus heridas, se incorpora de un modo creciente al combate.

Los comunistas salvadoreños saludamos a los comunistas chilenos, especialmente al compañero Luís Corvalan y a todos los presos políticos, a todos los patriotas de las distintas corrientes ideológicas y partidos que ahora unen su lucha contra el fascismo.

Tampoco en Uruguay puede considerarse consolidado el podar de los militares derechistas fascistoides y del pelele Bordaberry; en Brasil los gorilas fascistas han comenzado a sufrir claras derrotas políticas, a pesar de toda su sanguinaria represión, de sus torturas y crímenes. El llamado ‘milagro brasileño” ha sido desinflado por la crisis económica. Los comunistas uruguayos y brasileños son la fuerza más organizada y firme en sus países, son los motores incesantes de la lucha de sus pueblos.

Nosotros, los comunistas salvadoreños, saludamos a los camaradas uruguayos y brasileños, especialmente a Rodney Arismendi, recién liberado de la prisión por la lucha de su pueblo y la solidaridad internacional y al infatigable y legendario compañero Luís Carlos Prestes.

Ahora en Centroamérica hay partidos comunistas en lo cinco países. Somos partidos hermanos que nos prestamos estrecha colaboración y apoyo, que nos reunimos con frecuencia para deliberar sobre los problemas comunes de nuestros pueblos.

El Partido Guatemalteco del Trabajo sufre una feroz campaña de exterminio de parte de los sucesivos gobiernos ultra-reaccionarios y títeres de la CIA y el Pentágono, desde el derrocamiento de Arbenz en 1954. Apenas hace unos cuantos meses fue asesinado el querido compañero Huberto Alvarado, Secretario General del PGT, con quien nos unían lazos de una vieja y siempre calurosa camaradería. Dos años antes habían sido asesinados seis de los más antiguos y experimentados dirigentes del PGT, encabezados por Bernardo Alvarado Monzón, entonces también Secretario General de su Partido Pero el PGT vive y combate, sabrá sobreponerse a los reveses y ocupar el lugar de vanguardia en la lucha liberadora victoriosa del pueblo guatemalteco.

Los comunistas salvadoreños, todo el PCS, inclina sus banderas en este 45 aniversario de su fundación, en señal de homenaje y duelo por la muerte de estos queridos compañeros dirigentes del PGT y por la muerte de tantos miles de comunistas y patriotas sin partido del hermano pueblo de Guatemala.

El. Partido Socialista Nicaragüense, partido de los comunistas, se enfrenta a la más antigua, más grosera y mas maniobrera tiranía centroamericana, a la tiranía de Anastasio Somoza. Pero los comunistas nicaragüenses, haciendo honor a su título, han sabido encontrar el camino para promover la unificación de amplias fuerzas anti-somocistas y la opinión internacional ha conocido, no sin cierta sorpresa, como en Nicaragua se alza frente a Somoza una lucha creciente, obligándolo a medidas desesperadas que lo desenmascaran más ante su pueblo y ante la conciencia centroamericana y continental.

Los comunistas salvadoreños sentimos como propios los avances y los sufrimientos de los compañeros nicaragüenses y queremos ahora enviarles nuestro saludo fraterno, nuestra felicitación por sus progresos.

Con el Partido Comunista de Honduras nos unen vínculos y relaciones muy estrechas. Nuestros dos Partidos han dado muestras de internacionalismo militante en las condiciones de chovinismo desenfrenado creadas a raíz de la guerra de 1969. Nos ayudamos mutuamente y hemos adoptado una política común frente a ese conflicto, que incluye una propuesta concreta de solución pacífica basada en los intereses esenciales de nuestros dos pueblos.

No queremos dejar pasar esta ocasión sin expresar desde esta tribuna comunista un caluroso saludo al Partido Comunista de Honduras.

Con el Partido Vanguardia Popular de Costa Rica, ha mantenido el PCS, desde hace muchos años, una relación viva y camaredil. Los comunistas costarricenses han manifestado siempre una actitud muy fraternal y cooperativa hacia nosotros, nos han ayudado muchas veces. Nosotros queremos expresarles desde aquí nuestros saludos comunistas.

Ahora la clase obrera, los campesinos, las capas medias han logrado reconstruir en lo fundamental sus organizaciones sociales y políticas destruidas en 1932 y largamente ausentes de la vida nacional. El pueblo salvadoreño cuenta hoy con partidos democráticos, con sindicatos, con organizaciones campesinas, con organización de los maestros y de los empleados públicos y municipales, con organizaciones de la juventud (estudiantiles y de trabajadores), con organizaciones culturales progresistas, con organizaciones revolucionarias de variado tipo, etc. Los comunistas estamos incondicionalmente a favor de la unidad y el desarrollo de todas estas fuerzas populares y en primer lugar a favor de la unidad del movimiento obrero y de su firme alianza combativa con el movimiento campesino; los comunistas estamos decididamente a favor de la unificación de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias en un amplio frente único para conquistar un gobierno democrático, anti-imperialista y anti-oligárquico. Nosotros hemos contribuido y continuaremos contribuyendo a este gran proceso unificador y constatamos con alegría que avanza, a pesar de las maniobras divisionistas del enemigo y también a pesar del obstinado sectarismo de algunos revolucionarios.

Ahora el propio PCS no es el partido recién formado e inexperto. El PCS es hoy una organización madura y experimentada. El PCS no está hoy aislado ni solo, sino que cuenta con múltiples y multifacéticas alianzas, forma parte del bando general del pueblo salvadoreño, del frente común de las fuerzas de la democracia y el progreso social.

Todo esto tenemos ahora a favor de los comunistas salvadoreños de 1975, a diferencia de los ejemplares fundadores del PCS, que se enfrentaron a una enorme desventaja nacional e internacional. Pero no llegará la victoria por sí sola. Si ahora existen condiciones más favorables, si hay tanto a favor de la lucha revolucionaria, eso no reduce sino que aumenta la responsabilidad de los comunistas, porque convertir en realidad esa posibilidad que viene dada objetivamente por el proceso mundial y nacional, exige un gran trabajo organizativo, una gran combatividad frente al enemigo, una gran claridad política para analizar nuestra realidad, trazar orientaciones correctas a las masas e impedir que sean confundidas por el enemigo o por las tendencias desviacionistas seudorrevolucionarias o economicistas, exige una resuelta acción para superar nuestras debilidades y errores y para forjar la unidad de la clase obrera y de todo el pueblo.

El PCS deberá crecer mucho más ,deberá aumentar mucho más su calidad en todo sentido, para estar a la altura de la extraordinaria época revolucionaria actual.

En todas estas tareas corresponde a los comunistas el deber de estar en primera fila, el deber indeclinable de predicar no sólo con la palabra, sino sobre todo con su conducta diaria.

Es propio de los comunistas cumplir bien las tareas más difíciles. ¡Los comunistas salvadoreños y nuestro querido PCS, cumpliremos!

El partido Comunista de El Salvador es el partido del proletariado salvadoreño, es el único partido verdaderamente obrero en nuestro país y no sólo por definición teórica, sino por la composición obrera de sus filas; el PCS es también el partido de todo el pueblo trabajador, es el partido de la intelectualidad; es también un probado y templado destacamento del proletariado mundial que tiene el honor y el orgullo de ser miembro activo del Movimiento Comunista Internacional; el movimiento más poderoso y revolucionario de todos los tiempos, la fuerza que esta organizando y dirigiendo la transformación general de nuestro planeta: la liberación de la humanidad del vasallaje imperialista y de la explotación del hombre por el hombre, tras la que se abre la era del socialismo y el comunismo, el abandono de la pre-historia y la entrada triunfal del hombre en la historia.

El Partido Comunista de El Salvador no puede ser destruido porque el pueblo trabajador no puede ser destruido, porque no puede ser paralizado y mucho menos destruido el proceso revolucionario mundial; porque es indestructible la teoría científica revolucionaria del marxismo leninismo y son inmortales las geniales ideas liberadoras de Marx, Engels y Lenin.

Solo los miopes, los delirantes obcecados, los criminales aprendices de Hitler y ahora de Pinochet, pueden abrigar la podrida esperanza de destruir al Partido Comunista.

Agustín Farabundo Martí, Mario Zapata, Alfonso Luna, Francisco Sánchez,_Feliciano Ama, Alberto Gualán, Rafael Bondanza, Gabriel Eméstica, Alfonso Navas, Manuel Bonilla, Marcelino Hernández, Santiago Granillo, y tantos miles de comunistas, cayeron en 1932 y los años siguientes. Saúl Santiago Contreras, Oscar Gilberto Martínez Carranza, Alberto Vásquez Cárcamo, Juan Pío Aparicio, Carlos Humberto Rivera, Luís Napoleón Moreno, Jorge Alberto Morán Cornejo fueron asesinados en los años recientes. Ofrendaron sus vidas para abrir a la clase obrera y al pueblo salvadoreño la ruta de su liberación, ¡el futuro socialista y comunista!

¡Ellos murieron para que el PCS viviera!

Raúl Castellanos Figueroa, un ejemplar intelectual revolucionario, dedicó lo mejor de su juventud y desde entonces todos los momentos de su vida y su talento para fortalecer y desarrollar a su partido, el PCS. Segundo Ramírez y Modesto Ramírez, dos jornaleros agrícolas, dedicaron sus largas y ejemplares vidas a la causa de nuestro Partido, que es la causa del pueblo salvadoreño.

Son muchos los camaradas que hoy sacrifican todo por el PCS. De día y de noche, bajo el peligro, corriendo todos los riesgos y dispuestos a enfrentarse con lo que sea, los comunistas trabajan, en la mayoría de casos anónimos, , haciendo una paciente labor, para construir un
poderoso PCS y sentar las sólidas bases de la victoria revolucionaria ya cercana al pueblo salvadoreño.

Por eso, al rendir homenaje a nuestros heroicos muertos, yo pienso que también debemos homenajear a nuestros heroicos cuadros vivos, que trabajan abnegadamente en medio de privaciones y peligros para que el futuro revolucionario llegue bien y llegue pronto.

Al cumplir 45 años de lucha ininterrumpida, el PCS saluda al sufrido y combativo pueh1 salvadoreño, a sus organizaciones políticas y sociales y les dice: ¡La victoria está cercana; hay condiciones favorables para conquistar un gobierno democrático y revolucionario; luchemos unidos por hacer realidad esta posibilidad madura!

¡ VIVA EL PUEBLO SALVADOREÑO

¡ VIVA EL P. C. S.!

¡VIVA EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL!

¡VIVA EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO!

¡ VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!

¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO!

San Salvador, 28 de marzo de 1975.

SALUDOS DE PARTIDOS HERMANOS

Partido Comunista de Checoslovaquia

Comité Central

Praga, 22 de marzo de 1975

Al Comité Central del Partido Comunista de El Salvador

Estimados camaradas:

El Comité Central del Partido Comunista de CHECOESLOVAQUIA les envía a ustedes los saludos fraternales y combativos en tan significante jubileo, como es el 45 Aniversario de la fundación del Partido Comunista de El Salvador.

Nosotros apreciarnos sus esfuerzos en la creación de la organización y de la ideología de la unidad del movimiento obrero y campesino, en la lucha política contra la reacción doméstica y contra los intentos del monopolismo internacional por detener la democracia y los cambios económicos fundamentales en EL SALVADOR.

Nosotros les deseamos nuevos éxitos en la lucha del Partido, de la clase obrera y de todos los trabajadores de su patria.

¡Que viva el PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR!

¡Que crezca la unidad del Movimiento Comunista Internacional sobre la base de los principios del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario.

COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHECOESLOVAQUIA

Partido Comunista de la Unión Soviética

Comité Central

Al Comité Central del Partido Comunista de El Salvador

San Salvador, El Salvador C. A.

Queridos compañeros:

El Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética les envía a ustedes y a todos los comunistas salvadoreños un saludo fraternal y felicitaciones calurosas con motivo del 45 aniversario de la fundación del partido. El Partido Comunista de El Salvador, actuando en tas condiciones de persecución incesante y del terror ha recorrido un difícil y glorioso camino de la lucha contra la opresión del imperialismo y la oligarquía de terratenientes y burgueses, por los intereses vitales de la clase obrera y de todos los trabajadores, por la paz, la democracia y el progreso social.

Deseamos a su Partido nuevos éxitos en su actividad noble, en la tarea del fortalecimiento de la influencia en las masas, en la consolidación ideológica y de organización de sus filas en la lucha por el triunfo de las ideas del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario.

EL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA UNION SOVIETICA

Partido Comunista Rumano

Comité Central

Al Comité Central del Partido Comunista de El Salvador

Queridos camaradas:

En el 45 Aniversario de la creación del Partido Comunista de El Salvador; el Comité Central del Partido Comunista Rumano les envía a ustedes, a todos los comunistas y a los trabajadores salvadoreños un cálido saludo camaraderil y sinceras felicitaciones, junto con nuestro mensaje de amistad y de solidaridad.

Vuestro Partido celebra ese Aniversario en las condiciones en las cuales se producen rápidos y profundos cambios en la correlación de fuerzas en el plano mundial, se intensifica la lucha de los pueblos por eliminar las viejas prácticas de dominación, de opresión nacional y social, por instaurar principios nuevos en las relaciones internacionales.

Los pueblos de América Latina levantan su voz, cada vez con más decisión, en contra de la explotación de sus riquezas nacionales por los monopolios extranjeros, actúan con firmeza para afirmar su derecho de ser dueños en sus países, de vivir libremente y asegurarse un

desarrollo económico y social independiente.

En este marco, apreciamos los esfuerzos hechos por el Partido Comunista de El Salvador para el fortalecimiento de sus propias filas, para la realización de la unidad de la clase obrera y la movilización de todas las fuerzas democráticas y progresistas con miras a producir transformaciones renovadoras en la vida política, económica y social del país.

Saludamos con satisfacción las buenas relaciones establecidas entre nuestros Partidos ilustradas también por la participación de una delegación de su Partido, encabezada por el Secretario General, al XI Congreso de nuestro Partido y expresamos nuestro deseo de ampliarlas aún más en el futuro, en el interés de la amistad y de la colaboración entre nuestros países y pueblos, de la causa general de la lucha antiimperialista de los pueblos por la paz y el progreso social.

El Cornit4 Central del partido Comunista Rumano

Partido Vanguardia Popular de Costa Rica

Comité Central San José, 24 de marzo de 1975

Compañeros

Comité Central del Partido Comunista de El Salvador

San Salvador.

Queridos compañeros:

Al cumplirse 45 años de lucha del Partido que ustedes dirigen con tanto acierto, tenemos el mayor gusto en remitirles nuestros calurosos saludos de felicitación.

Sabernos bien que esos cuarenta y cinco años han sido de lucha y sacrificio sin cuento. Nuestros Partidos, por diversas razones, se han mantenido en estrecho contacto y esto permite que nosotros conozcamos en todo su valor la abnegación de su trabajo, la entrega sin límites a la causa del proletariado y de los campesinos de su patria, su profunda comprensión del internacionalismo proletario y su decisión de dar la vida por la causa de la revolución mundial.

Fraternalmente

Manuel Mora Valverde

Secretario General

Bogota, 22 de marzo de l975

Comité Central del

PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

San Salvador – El Salvador, C. A.

Queridos camaradas:

Queremos hacer llegar al Comité Central del hermano Partido Comunista de El Salvador y por vuestro intermedio a toda la militancia, un saludo fraternal y revolucionario con ocasión de celebrarse el próximo 28 del presente mes los 45 años de fundación de vuestro glorioso Partido.

No es casual que el Partido Comunista de El Salvador a la cabeza del proletariado salvadoreño haya logrado, junto al pueblo de ese querido país centroamericano, grandes batallas para la democracia, contra el imperialismo y por la nueva sociedad socialista. Su casi medio siglo de existencia lo convierten en una de las vanguardias más probadas y combativas de América Latina.

Conocemos también, de manera clara y contundente la posición internacionalista y fraternal de vuestro Partido, y sus aportes en la discusión dentro del Movimiento Comunista Internacional, especialmente en el rechazo a las posiciones divisionistas y antisoviéticas que se han presentado últimamente encabezadas por los dirigentes chinos.

En Centroamérica, tan cercana al imperialismo yanqui, la solidaridad con la lucha de liberación de los pueblos dependientes, contra la explotación de los monopolios internacionales, por la paz, la democracia y el socialismo, ha tenido en el Partido Comunista de El Salvador un baluarte inexpugnable

Deseamos a la dirección de vuestro Partido, a todos los m1litantes y al hermano pueblo salvadoreño los mejores éxitos en la lucha contra el enemigo común y sus aliados internos y estamos seguros que este 45 aniversario redundará en un positivo y decisivo avance en el proceso liberador y revolucionario de El Salvador.

Con saludos fraternales,

PARTIDO COMUNISTA DE COLOMBIA

Gilberto Vieira

Secretario General

Partido Comunista del Ecuador

Comité Central

Guayaquil, Marzo 20 de 1975

Al Comité Central del

Partido Comunista de El Salvador, San Salvador, El Salvador C. A.

Queridos Camaradas:

El Partido Comunista del Ecuador, su Comité Central y toda su militancia, saludamos alborozados al hermano y glorioso Partido Comunista de El Salvador, con ocasión de su cuadragésimo quinto aniversario, que los cumple el 28 del corriente mes y año.

Vuestro Partido, camaradas, desde su fundación y a lo largo de su heroica y fructífera existencia ha sido –y es- la irreductible vanguardia de los trabajadores y de todo el pueblo progresista salvadoreño en la lucha por el bienestar popular, la democracia, el progreso social, la liberación nacional y la paz, en el camino hacia las luminosas metas del socialismo y el comunismo.

Los comunistas ecuatorianos estimamos altamente la permanente acción revolucionaria del Partido Comunista de El Salvador que, tanto en la legalidad como en las más duras condiciones de represión reaccionaria impuestas por los imperialistas los enemigos jurados de la humanidad y sus sirvientes la oligarquía criolla ha desplegado y despliega intransigente y valerosamente en defensa de los derechos del pueblo y la Nación salvadoreña en su conjunto y por los objetivos de la liberación social y nacional de su país. Estimamos, asimismo, el leal cumplimiento por vuestro partido de sus deberes internacionalistas, como firme destacamento del movimiento comunista y obrero internacional, en defensa de la unidad de este, bajo los principios de la inmortal doctrina marxista-leninista, que los anticomunistas y antisoviéticos tratan de vulnerar.

Reciban, queridos camaradas, junto a nuestros saludos calurosos y felicitaciones caudalosas, nuestros deseos porque los éxitos de vuestro indesmayable combate revolucionario sean siempre crecientes y culminen, más temprano que tarde, con la derrota definitiva de los enemigos internos y externos de vuestro pueblo, que son también los enemigos del nuestro.

Con fraternidad comunista.

Pedro Saad

Secretario General del Partido Comunista del Ecuador

Partido Comunista de Venezuela Caracas, Marzo de 1975

Comité Central

Al Comité Central del

Partido Comunista de El Salvador

San Salvador.

Queridos camaradas:

El Comité Central del Partido Comunista de Venezuela les envía calurosas felicitaciones con motivo del 45 Aniversario de la fundación de vuestro Partido.

A todo lo largo de esos 45 años de lucha esforzada y sin tregua, signados por cruentas represiones y una heroica resistencia a las dictaduras implantadas por la oligarquía terrateniente y respaldadas par el imperialismo, los comunistas salvadoreños han sabido permanecer a la vanguardia de su pueblo, leales al marxismo-leninismo, fieles al internacionalismo proletario. Y es por todo ello, queridos camaradas, que consideramos como nuestra la efemérides que Uds., celebran . Desde la masacre de 1932, hemos seguido con fraterno interés las incidencias de vuestros combates. Y hoy como entonces, pueden Uds., contarnos a vuestro lado.

En estos momentos promisores para el movimiento revolucionario latinoamericano, la celebración de ese aniversario cobra especial significado. Los pueblos del continente, divididos por las maniobras imperialistas, se acercan cada día más los unos a los otros para hacer frente a los monopolios norteamericanos. Y nuestros Partidos tienen un importante papel, que jugar en el desarrollo de ese proceso. De allí la necesidad de fortalecer nuestra solidaridad, de intensificar nuestros contactos. Este mensaje tiene ese significado y persigue ese objetivo.

Dentro de tal orientación, lleguen hasta Uds. estas palabras y nuestros sinceros votos por nuevos y grandes éxitos en la misión que se han impuesto de defender intransigentemente los intereses de la clase obrera salvadoreña y de conquistar para vuestro pueblo la democracia, la paz, la independencia nacional y el socialismo.

¡Viva el Partido Comunista de El Salvador!

Por el CC del PCV,

Jesús Faría

(Secretario General)

Eduardo Gallegos Mancera

(secretario de Relaciones Internacionales)

PCS: 45 años de sacrificada lucha revolucionaria 1930-1975

PCS: 45 AÑOS DE SACRIFICADA

LUCHA REVOLUCIONARIA 1930-1975

Comité central del PCS, 28 de marzo de 1975

El Partido Comunista de El Salvador (PCS) ) , ha recorrido un largo y difícil camino, que comienza con la formación de los primeros grupos marxistas (1924-28) , llegando hasta los días actuales, cuando nuestro Partido es la organización de izquierda más fuerte y experimentada en el país.

El Partido Comunista de El Salvador (PCS) fue fundado el 28 de marzo de 1930; se formó como una necesidad histórica, en medio del impetuoso movimiento obrero surgido después de la Primera Guerra Mundial, bajo la influencia de la Gran Revolución de Octubre en Punja (l917) y de los indiscutibles triunfos del primer país socialista, del primer estado obrero y campesino: la Unión de repúblicas Socialistas Soviéticas. El PCS se ha guiado siempre por la doctrina del marxismo-leninismo y se ha educado en los principios del internacionalismo proletario.

FI PCS ha llegado a ser la organización revolucionaria más significativa del país y con mayor influencia en la clase obrera, sobreponiéndose a los sangrientos y pérfidos ataques del régimen militar reaccionario que impera desde 1931 y realizando una lucha de principios contra las corrientes oportunistas y revisionistas, tanto de izquierda como de derecha, que han amenazado y amenazan desviar al movimiento obrero y revolucionario.

La historia del PCS es la historia del desarrollo de la lucha política y reivindicativa de los trabajadores; es la historia del inicio de la organización y lucha revolucionaria de los campesinos; la historia de la lucha de nuestro pueblo por la democracia y por la emancipación de la dependencia del imperialismo; es la historia de la lucha por el socialismo; la historia del señalamiento y búsqueda del poder político para las masas trabajadoras y para el pueblo salvadoreño en general; del entrelazamiento consciente de la lucha de nuestro pueblo con la de otros pueblos de diversas razas y continentes; la historia de la conquista de derechos sindicales, de prestaciones sociales y económicas; la historia de la organización del movimiento obrero, del crecimiento de la influencia de las ideas del socialismo, de la divulgación y defensa del marxismo-leninismo en las peores condiciones de terror y persecución.

La lucha reivindicativa y revolucionaria de los trabajadores desde los años veinte, la promoción y la orientación de la lucha política popular, la mayor incorporación de sectores de las capas medias al campo de la revolución en nuestros días, han sido y son la cotidiana actividad del Partido de la clase obrera, el Partido Comunista de El Salvador, que ha entregado innumerables mártires y héroes en sus 45 años de vida.

Los primeros años del Partido

La actividad del Partido Comunista de El Salvador (PCS), en sus primeros años de existencia, estuvo empeñada en dar contenido nuevo, revolucionario, a la lucha de la clase obrera y a ensanchar su organización; en llevar la organización al campo y en enlazar las luchas del proletariado con las del campesinado.

Surgieron muy pronto las primeras organizaciones independientes de la clase obrera y de los campesinos, fundamentalmente en la zona central y occidental del país, las cuales enarbolaron sus propias demandas económico-sociales, comenzando, así, a diferenciarse de las organizaciones burguesas paternalistas.

Acorde con el acento de su actividad, el PCS levantó en alto la lucha por el cumplimiento de la jornada laboral de 8 horas, que había sido conquistada en junio de 1929 por la gran movilización promovida por la “Federación Regional de Trabajadores”, ya entonces dirigida por los comunistas; por pan y trabajo para los desocupados, en las condiciones de la crisis capitalista mundial que envolvía al país; por aumentos de salarios en el campo y en la ciudad; por mejor trato y mejores condiciones de trabajo; por la abolición del pago con fichas de cartón o de metal que se hacía en fincas y haciendas. El Partido también organizó en sus primeros días la lucha popular alrededor de demandas comunitarias, tales cono el abaratamiento de los alquileres y de las tarifas del alumbrado eléctrico; la construcción de mercados amplios e higiénicos por parte de las municipalidades; y la instalación del agua potable en las comunidades urbanas.

El PCS participó con sus propios candidatos en las elecciones de alcaldes el 3 de enero de 1932 buscando canalizar el interés de los trabajadores por ejercer sus derechos políticos y utilizar las elecciones como un instrumento de elevación de su organización, de su conciencia y un medio para conquistar derechos y libertades.

Fiel a su esencia proletaria internacionalista ,el PCS estableció desde sus orígenes relaciones con partidos comunistas y movimientos revolucionarios de Centro América, Latinoamérica y los Estados Unidos, y con el Partido Comunista de la Unión Soviética. Brindó activa solidaridad proletaria a la lucha emancipadora anti-imperialista encabezada por Augusto César Sandino en Nicaragua; creó e impulsó la actividad de la Seccional del Socorro Rojo Internacional en El Salvador, organización mundial para la solidaridad con los luchadores por la democracia, la liberación nacional y el socialismo en todos los continentes. En nuestro país el Socorro Rojo llegó, en pocos meses, a convertirse en una gran organización de masas.

En la época en que surgió el Partido revolucionario de la clase obrera, se encontraba en pleno desenvolvimiento la peor crisis económica que ha sufrido el sistema capitalista mundial (1929-32) , la cual repercutió gravemente en nuestro país, trayendo mayores sufrimientos a las masas populares, principalmente a las del campo. El brusco agravamiento de la desocupación, de la miseria, del hambre; la quiebra de pequeños y medianos comerciantes y dueños de talleres; la pérdida de sus pequeñas propiedades a manos de los prestamistas, por miles de personas mas del campo y las ciudades, junto con la represión y la indiferencia de los gobernantes ante las calamidades del pueblo, hicieron crecer la actividad política de las masas, hasta culminar con la insurrección del 22 de Enero de 1932.

Correspondió al PCS, conciente de su responsabilidad histórica, encabezar aquel levantamiento campesino y obrero en circunstancias extremadamente difíciles, en las que las masas estaban dispuestas a la acción armada y el partido no tenía la adecuada preparación ni experiencia política suficiente, dada su reciente fundación de hacía apenas 22 meses; y en condiciones en que la oligarquía y el gobierno martinista decidieron jugar la carta del terror reaccionario armado, como medio para aniquilar el formidable ascenso revolucionario de las masas que se venía operando desde principios de la década del 20.

El PCS, antes de la insurrección, trató de impedir el sangriento desenlace, incluso buscando una negociación con el propio General Hernández Martínez, tendiente a que cesara la represión sangrienta que estaba cobrando vidas en varios lugares del occidente del país.

( especialmente en el Departamento de Ahuachapán) , pero el tirano eludió y de hecho rechazó, la negociación. El plan del gobierno estaba trazado: llevar adelante la represión, hasta desesperar a las masas, y justificar así, la matanza que luego realizaría, como el medio elegido para conservar el predominio y el poder de la Oligarquía, históricamente caducado ya.

Los comunistas fueron entonces a la insurrección para no dejar solas a las masas, a merced de la criminal re presión que las sangraba en casi toda la zona occidental del país y para no abandonarlas a su suerte cuando el gobierno militar derechista había decidido ya avanzar de todas formas hacia la masacre; y, por otra parte, cuando las mismas masas, llevadas a la desesperación, se encontraban lanzadas por el camino de la insurgencia, como su única esperanza.

Ahora, 43 años después del levantamiento de 1932 ,cuando el Partido tiene una mejor visión de los errores ,deficiencias y debilidades cometidas entonces, no podemos, sin embargo, dejar de rendir tributo ferviente a aquellos camaradas y revolucionarios verdaderos que intentaron, por vez primera, conquistar el poder para loo obreros y campesinos, e iniciar la construcción de una nueva sociedad, libre de explotadores y explotados. El reconocimiento de sus obligaciones revolucionarias ante las masas populares, su convicción firme, su abnegada lucha ,su lealtad a los trabajadores hasta el

sacrificio, non enseñanzas imperecederas de la primera generación de comunistas salvadoreños. A manera de representantes de esa lucha, mencionaremos algunos nombres de nuestros héroes y mártires: Agustín Farabundo Martí, Feliciano Ama, Alfonso Luna, Mario Zapata , Alberto Gualán , Francisco Sánchez. quienes simbolizan la abnegación y sacrificio de los pioneros de la revolución socialista en El Salvador.

La masacre y las calumnias anti-comunistas

Al ser derrotada la insurrección popular, se pasó a una salvaje carnicería ejecutada por las fuerzas militares del gobierno y por bandas armadas constituidas por elementos burgueses y terratenientes, bajo el hipócrita nombre de “guardia cívica”. Fueron asesinadas decenas de miles de personas por el sólo hecho de ser trabajadores, con el objetivo de implantar el terror contrarrevolucionario de los más grandes explotadores sobre los explotados y sobre el pueblo en general. La represión, llevada adelante con saña y sevicia, multiplicó muchas veces las cifras de lo caídos en combate, elevando de tal modo la cantidad de muertos hasta convertirse, en esos días, en el más grande genocidio en América Latina. Marcada por el estigma de ese crimen y de esa sangre, se estableció la dictadura militar de derecha que gobierna nuestro país desde entonces.

En lo últimos años, se ha avivado el interés de historiadores y sociólogos nacionales y extranjeros por investigar y analizar los sucesos de 1932, en El Salvador, y todos están de acuerdo en que las víctimas de la insurrección fueron relativamente pocas: la mayoría de ellas fueron muertas o heridas en combate, por ambas partes; y aquellos que no murieron combatiendo, sino ajusticiados por los insurgentes, en castigo de sus crímenes y su saña observada contra los trabajadores, se pueden contar con los dedos de las manos y salen sobrando dedos. Las decenas de miles de muertos fueron ocasionadas después de derrotada la insurrección.

Las historietas horripilantes de los comunistas arrasándolo todo, matando a todos , saqueando, violando mujeres, etc., fue inventada desde el principio hasta el final por los criminales vencedores, para justificar la salvaje matanza. Son ellos los que arrasaron, los que quemaron cientos de humildes ranchos, los que violaron mujeres, los que sembraron con cadáveres de trabajadores, prácticamente, toda la campiña de los departamentos do Ahuachapán, Sonsonate , La Libertad y algunos lugares de los departamentos de San Salvador y Santa Ana.

Los comunistas , vencidos , perseguidos implacablemente, no pudieron durante años defenderse de esas venenosas calumnias y, así, la reacción pudo divulgar y hacer prevalecer su pérfida patraña sobre los sucesos de 1932, haciéndola creer incluso a gente humilde y explotada de nuestro sufrido pueblo.

En los meses de 1932, siguientes a la masacre, los más firmes comunistas sobrevivientes se replegaron a distintos departamentos del país y casi inmediatamente se dedicaron a promover la lucha popular. El pueblo salvadoreño, por su parte, no se acobardó frente a la masacre, sino que siguió oponiendo valiente resistencia. He aquí algunos hechos que respaldan lo dicho, tomados de las páginas de la prensa de esos días:

Viernes 24 de junio de 1932 (La Prensa Gráfica) : “Los zapateros de Santa Ana se opusieron a que se les haga la concesión que han pedido los industriales Artiñano, de aquella localidad. Son apoyados por los zapateros de Sonsonate”. Los Artiñano querían fabricar zapatos de piel.

Sábado 2 de julio/32 (Diario del Salvador) : “El Comisionado Cantonal de los Amates, (jurisdicción de Sta. Tecla), acompañado de sus alguaciles llegó ayer a la Gobernación Departamental respectiva llevando un rollo de carteles de propaganda comunista, que amanecieron pegados en las paredes de las casas del cantón mencionado y los q’ dicho Comisionado quitó cumpliendo con su deber, como autoridad constituida”.

Jueves 7 de julio/32 (Diario del Salvador) : “Los destazadores de Sta. Tecla declarados en huelga compacta, amenazaron con destazar a los compañeros que trabajen o con darles una apaleada mayor.”

Lunes 1 de agosto/32 (La Prensa Gráfica) : “se declararán en huelga los médicos y practicantes del Hospital Rosales como protesta por la vuelta del Dr. García González a la Dirección de dicho establecimiento”.

Viernes 19 de agosto/32 (La Prensa Gráfica) : “Hay des contento entre algunos trabajadores de oriente porque se les paga un sueldo inferior y se les hace trabajar de sol a sol.”

Domingo 21 de agosto/32 (La Prensa Gráfica) “La Cámara de Comercio en Pequeño protesta porque la Compañía del Mercado trata insolente y despiadadamente a las vendedoras.”

Martes 4 de Septiembre/32 (Diario del Salvador): “En pie las protestas por el alza de los víveres en Ahuachapán”.

Miércoles 2 de noviembre/32 (Diario del Salvador):”Serio incidente entre los trabajadores y el Administrador de la hacienda “El Peñón”, de los señores Guirola; los señores Guirola, según se nos asegura, tienen establecido el sistema de vales y fichas desde hace mucho tiempo en sus haciendas. El suceso no tuvo graves consecuencias por la oportuna intervención que se le prestó”.

Los años 1933 y 1934, fueron testigos de la reiterada combatividad de los comunistas y de las nuevas y crueles olas de represión en su contra.

Reorganizar el Partido y emprender la lucha contra la tiranía martinista.

La tiranía martinista prohibió todo tipo de organización popular, nulificó los derechos y garantías constitucionales, instauró un régimen policial, fomentó la delación, puso a la orden del día el crimen político y los encarcelamientos prolongados, sin juicio ni orden judicial. Económicamente, se plegó a los designios de la oligarquía y en política internacional se alineó con los gobiernos nazifascistas de Alemania, Italia y Japón, hasta que Martínez fue forzado en 1941 por el gobierno de EE.UU. a “declararle la guerra” al Eje.

En 1934, el PCS, que había quedado prácticamente aniquilado, daba muestras de haber reiniciado su vida orgánica y se reponía lentamente. En 1936, se cumplió la etapa de la reestructuración del Partido al fusionarse los grupos de camaradas sobrevivientes que se encontraban dispersos en varios Departamentos del país, con el núcleo principal del Partido que funcionaba en San Salvador.

Luego de ese lapso dedicado a su reestructuración el PCS impulsó la lucha contra la tiranía martinista. La activación de la lucha de los trabajadores alrededor de sus demandas económico-sociales también ocupó la atención del Partido, impulsando la formación de uniones mutualistas de trabajadores según la rama de la producción o los servicios a que se dedicaran, dado que los sindicatos estaban prohibidos.

En la medida en que creció en el mundo la amenaza del fascismo y en que el tirano Martínez estrechaba sus vínculos con los gobiernos del Eje Roma-Berlín-Tokio, el Partido planteó la lucha contra el fascismo, alertó sobre su nefasto significado y llamó a combatirlo, tal como lo demandaba la Internacional Comunista y lo exigía la- conveniencia de la humanidad. En este afán, el PCS coincidió con las fuerzas antifascistas que existían dentro del país, pertenecientes a diferentes clases y grupos sociales, incluyendo a elementos burgueses.

La lucha contra el fascismo en El Salvador, dada la confluencia de múltiples factores políticos y económicos se tradujo también en la lucha contra la tiranía martinista, propósito en el cual gradualmente fueron coincidiendo numerosos sectores e intereses económicos de los que no quedaba al margen el propio Ejército.

De esa forma, en las tareas conspirativas para derrocar al General Maximiliano Hernández Martínez y terminar con la sangrienta dictadura de los 13 años, tuvo activa participación el Partido en el terreno de la propaganda y de la preparación de las organizaciones de masas para las tareas políticas que estaban previstas. Asimismo,

cumpliendo los acuerdos del Partido, numerosos comunistas tuvieron participación directa en las acciones armadas del 2 de abril de 1944 y en la preparación y desarrollo triunfante de la huelga general política (conocida como Huelga de Brazos Caídos) que consiguiera el derrocamiento del tirano de “las aguas azules” el 9 de mayo de 1944.

Desarrollo del movimiento popular a la caída de la tiranía

Al ser derrocado Martínez, las uniones mutualistas de trabajadores se tornaron en sindicatos y cobraron vida legal; el movimiento sindical se desarrolló a la par de protestas y huelgas realizadas en fincas, talleres y fábricas. El PCS constituyó la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) con el propósito de que esta se convirtiera en partido político legal de los trabajadores. A través de la UNT el Partido orientó el movimiento huelguístico y promovió la organización creciente de sindicatos.

Las vacilaciones y traiciones del gobierno provisional encabezado por el General Andrés I. Menéndez, que sustituyera al tirano Martínez; la agudización de las contradicciones entre los diversos grupos sociales que participaron en el derrocamiento del tirano y la debilidad de la clase obrera y su Partido, que todavía no se reponía suficientemente del revés sufrido en 1932, permitieron que las fuerzas de derecha se reagruparan en torno a ciertos militares reaccionarios y dieran un golpe de Estado, el 21 de octubre de 1944. En la presidencia de la República fue colocado el Cnel. Osmín Aguirre y Salinas quien una vez en el timón del Estado, canceló las pocas conquistas democráticas que se habían conseguido y desarticuló al movimiento obrero mediante la represión.

Sin embargo, la represión, la cárcel y el destierro, no amilanaron a los patriotas salvadoreños, entre ellos los comunistas, habiéndose iniciado casi de inmediato la lucha contra el régimen. Como parte de esa perseverante y valiente lucha patriótica, se dan las fallidas acciones amadas de San Miguelito, (8 de diciembre) en San Salvador y la del Llano del Espino, en Ahuachapán (12 de diciembre) , combates en los que participaron numerosos estudiantes universitarios, obreros, profesionales y oficiales del Ejército. Numerosos comunistas de entonces y otros que vinieron después a las filas del PCS, participaron en esas acciones armadas.

Bajo las persecuciones de la tiranía osminista, el PCS promovió la actividad sindical, tomó medidas encaminadas a conseguir el funcionamiento clandestino de la dirigencia sindical, organizando el CROS (Comité de Reorganización Obrera Sindical) y creando un periódico de orientación laboral. Tal actividad permitió que se desataran las amplias acciones huelguísticas de 1946.

En la actividad del CROS están sintetizados los esfuerzos del Partido durante aquellos años para sacar adelante la lucha de los trabajadores, pese a las adversas circunstancias. Esto organismo, que desenvolvió inicialmente sus actividades en la clandestinidad, salió a la luz pública al ser derrocado el gobierno del General Castaneda Castro por el ‘Consejo Revolucionario”, el 14 de diciembre de 1948. El CROS, ya como organismo abierto, desarrolló ampliamente sus lazos con los trabajadores e impulsó la creación de los sindicatos. Esta actividad creció y se hizo más notable al ser conquistado por ese movimiento el reconocimiento del derecho a la organización sindical, primero en un decreto del mismo Consejo de Gobierno y, después , en la Constitución de 1950.

El CROS ganó el cariño y el reconocimiento de los trabajadores, convirtiéndose en el centro de dirección único del movimiento sindical, aunque en aquel tiempo no se conocía legalmente el derecho a crear una central sindical. El movimiento obrero resurgía, así, rescatando las cualidades más importantes legadas por la gloriosa Regional: la unidad de sus filas, la independencia clasista respecto al gobierno y la patronal y la vigorosa acción organizativa y combativa. El PCS resurgía como el Partido de la clase obrera salvadoreña, como su prestigioso destacamento organizador y dirigente.

Entre 1948 y 1952, el PCS desarrolló una extraordinaria actividad

por reagrupar al movimiento estudiantil en torno a la lucha por la democratización de la enseñanza superior y por la Reforma Universitaria. Los esfuerzos de los comunistas en la Universidad estaban dirigidos también a reafirmar los lazos de unión combativa entre el estudiantado y el movimiento popular, recogiendo las mejores tradiciones del movimiento universitario, especialmente aquellas que en 1944 lo colocaron en la primera fila de la lucha por derrocar a Martínez y luego a Osmín Aguirre.

Las grandes jornadas de la lucha estudiantil de aquellos años por la Reforma Universitaria y por plasmar en la Constitución de 1950 el reconocimiento de la Autonomía de la Universidad, el resurgimiento de “Opinión Estudiantil” con una orientación democrática y anti-imperialista, el activo movimiento de solidaridad con el gobierno democrático anti-imperialista de Arbenz en Guatemala, tuvieron a los comunistas entre sus principales promotores y sentaron bases para el progresivo desplazamiento de la influencia derechista en el Primer Centro de estudios de nuestro país.

Corno contrapartida, de esos avances, la reacción desató de nuevo la represión contra el PCS, esta vez por el gobierno del Coronel Oscar Osorio, llegado a la presidencia de la República por medio de un fraude electoral en 1950. En febrero de 1951 , tomando como pretexto la aparición en las paredes de San Salvador de un manifiesto del PCS , fueron capturados , torturados y después expatriados a Nicaragua varias decenas de miembros dirigentes y de base de nuestro Partido.

Sin embargo, el objetivo principal de dicha represión, que era la destrucción del CROS, no fue lograda más que de nombre. E1 lugar del CROS lo ocupó de inmediato, también bajo la dirección de los comunistas, el Comité Pro-defensa de los Derechos Laborales, que se dio a la tarea de defender las conquistas de los trabajadores en el terreno del derecho laboral, agredidas por la embestida represiva. Reorganizó rápidamente las directivas sindicales afectadas por las capturas y la persecución; continuó la organización de nuevos sindicatos e impidió que el movimiento sindical fuera dividido por la pandilla de agentes adiestrados y pagados por la ORIT (Organización Regional Interamericana de Trabajadores, dirigida desde los EE.UU.: por conocidos agentes del imperialismo) . Esto fue lo que más dolió al gobierno.

El auge del movimiento obrero y popular continuó avanzando y adquiriendo más combatividad, la represión no había logrado paralizarlo. Por eso, en septiembre de 1952, el gobierno de Osorio descargó un nuevo golpe contra el PCS, inventando para ello haber descubierto “un complot comunista” fraguado y dirigido desde el extranjero, “desde Moscú y Pekín”.

Esta segunda represión del gobierno d Osorio, más extensa y más cruel que la anterior, logró temporalmente sus fines: condujo a la división del movimiento sindical, y al rebajamiento de la lucha popular democrática. Los sindicatos descabezados por la represión, fueron puestos bajo la dirección obligada de los lacayos del divisionismo formados por la ORIT. El PRUD ( partido oficial de entonces) logró así un breve periodo de tranquilo reinado, mediante el exilio de decenas de patriotas y llenando las cárceles con otros tantos, a los que se torturaba a diario con la fatídica ‘capucha” y manteniendo una permanente persecución contra los activistas y cuadros de las organizaciones populares.

Sin embargo, no pudieron ser sometidos todos los sindicatos a los designios de los agentes del imperialismo y un firme núcleo se mantuvo en pie, resistiendo la arbitrariedad, la persecución y toda clase de presiones . El movimiento estudiantil también pudo retornar a su cauce progresista, a pesar de la persecución y la delación contra los estudiantes comunistas. El PCS, aunque duramente golpeado por la represión, no pudo ser desarticulado y prosiguió su desenvolvimiento orgánico, en medio de aquellas difíciles condiciones.

El Coronel Osorio terminó su periodo presidencial en medio de agudas contradicciones dentro de su equipo de mando de la Fuerza Armada y del PRUD, entre estos se contaba a los dirigentes sindicales oritianos divisionistas.

Esta situación condujo a que el nuevo Presidente ,Coronel José María Lemus, considerara necesario iniciar su periodo con medidas tendientes a relajar el ambiente represivo heredado de su antecesor y fue así como se derogó la “Ley de Defensa del Orden Democrático Constitucional” (Ley anti-comunista) , dictada en los días siguientes a la represión de septiembre de 1952. Aquella ley reaccionaria, hipócritamente dedicada a defender el inexistente “orden democrático”, fue una copia casi textual de la Ley de “Defensa de la Democracia” (bautizada popularmente como “Ley Maldita”) que poco antes había dictado el traidor Gabriel González Videla, en Chile. De esta manera fue también que se permitió el retorno de todos los exiliados políticos, debiéndose subrayar que en ese momento (1956) , todos los exiliados salvadoreños eran comunistas, y la mayoría de estos obreros sindicalistas.

Aquella coyuntura política no sólo abrió las fronteras para el retorno de los comunistas exiliados ,sino que también entreabrió la posibilidad de reunificar al movimiento sindical. El PCS se lanzó a esta tarea con todo su entusiasmo y sus fuerzas, aumentadas por el retorno de los compañeros que traían un nuevo bagaje de experiencia y conocimientos adquiridos durante su militancia en otros Partidos Comunistas hermanos del continente, mientras estuvieron desterrados.

Lucha por la reunificación sindical y por el desarrollo del movimiento democrático

Esta causa culminó en 1957, con la formación de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños (CGTS) en el Primer Congreso Nacional de Unidad Sindical. Este esfuerzo del Partido y de la clase obrera no pasó desapercibido para la burguesía y la embajada norteamericana quienes rápidamente se lanzaron a la contraofensiva debilitando a la CGTS y desmembrando varios sindicatos de su seno para constituir la confederación General de Sindicatos (CGS) . En esta sucia labor debilitadora de la clase obrera, se contó con la venia oficial. Se estimularon la corrupción y el oportunismo en muchos dirigentes sindicales, que se prestaron a semejante maniobra. Es justo reconocer que cierta dosis de sectarismo, con la que entonces actuamos los comunistas, ayudó a los divisionistas en sus tareas.

En esta década de los años cincuenta, fue cuando el PCS, dando muestras de completa recuperación y de comprensión del papel que debía asumir como guía revolucionario de la clase obrera y del pueblo trabajador, se esforzó por crear los variados instrumentos de lucha que vinieron a dar una nueva configuración a la actividad política en el país y a estructurar un movimiento independiente de la izquierda. Esos avances organizativos y esas luchas son los basamentos en los cuales se fundamenta la lucha política actual de nuestro pueblo.

En la universidad se creó, en 1954, Acción Estudiantil Universitaria (AEU) , como frente político revolucionario, en oposición a los grupos activos de la derecha y de las corrientes conservadotas de la iglesia católica que, aprovechándose del exilio de valiosos dirigentes estudiantiles, pretendieron dominar la situación en el Alma Mater.

En 1956 se dieron los primeros pasos para crear una organización revolucionaria de la juventud, sucediéndose la formación de los clubes “Lamatepec” y “Tazumal” y la Asociación de la Juventud 5 de Noviembre. Esta última, formada en 1958, ayudó a desarrollar las inquietudes patrióticas en numerosos jóvenes obreros, estudiantes e intelectuales en San Salvador y Santa Ana, principalmente. Jóvenes surgidos en la “5 de Noviembre” crearon la Unión Nacional do Estudiantes de Educación Media (UNEEM) .

En 1960, en plena lucha contra la represión desatada por José María Lemus a finales de su gobierno, fue creada ”Vanguardia

de la Juventud Salvadoreña” (VJS) , frente juvenil del Partido,

base y antecedente importante de la actual Juventud Comunista; y fue creada, asimismo, , la “Federación Magisterial “, uno de los núcleos que afluyeron después a la creación de “ANDES” en 1966.

En esa misma década se impulsó la actividad cívica y reivindicativa de la mujer salvadoreña, lo cual dio como resultado la formación de “Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas”, en 1956.

En el afán de que las fuerzas de la izquierda tuvieran más vivencia en el país y contaran con su propia organización política que las armonizara, el PCS, junto a diversas personalidades de pensamiento progresista, formaron el “Movimiento Cívico Abril y Mayo’, en 1959 que posteriormente, dio origen al ‘Partido Revolucionario Abril y Mayo” (PRAM). El PRAM contribuyó grandemente a la educación política de apreciable cantidad de salvadoreños y encabezó memorables jornadas en la lucha de nuestro pueblo contra los gobiernos de Lemus, el Directorio Cívico Militar y durante la administración del Coronel Julio A. Rivera.

Con una clara visión de la necesidad de un frente unido democrático para enfrentar al dictatorial gobierno de Lemus y luchar por un pliego de demandas democráticas, entre ellas la reforma a la Ley Electoral, el PCS participó activamente, junto con diversas organizaciones políticas, gremiales y estudiantiles, en la constitución del “Frente Nacional de Orientación Cívica” (FNOC) que dirigió la lucha contra ese régimen y contribuyó grandemente a su derrocamiento en octubre de 196O.

El funcionamiento de todas estas organizaciones de masas, con sus variadas actividades y luchas, forjó incontables activistas y cuadros revolucionarios y democráticos y abrió paso a una conciencia política popular más avanzada, comenzando a liquidar el oscurantismo en que sumió al país la matanza de 1932. Este nuevo auge combativo sentó premisas para los pasos de avance mayores, que vinieron después, en el terreno organizativo, político e ideológico en nuestro país.

La perspectiva del poder político en la lucha del PCS

El cambio gradual de la correlación de fuerzas políticas internas; los impresionantes éxitos del socialismo en el mundo; el debilitamiento del sistema de dominación colonial imperialista y, con ello, el vuelco definitivo de la correlación de fuerzas en favor del socialismo; y la presencia de la Revolución Cubana en el continente latinoamericano, para no mencionar más, dieron a la lucha de nuestro Partido mayor impulso y nuevas perspectivas.

Tales cambios en la dinámica del proceso revolucionario llevaron al PCS a plantearse el problema de la toma del poder político. Con el propósito de dar respuesta a esa necesidad histórica, el Comité Central del partido, en su reunión ampliada de abril de 1961, trazó en líneas generales la estrategia y la táctica de la Revolución de Liberación Nacional Salvadoreña, determinando las fuerzas motrices de la misma y señalando la vía armada como la más probable; y reconociendo, como cuestión de principio, la necesidad de formar el frente democrático al mismo tiempo que elevar a la clase obrera a su papel de vanguardia.

Las conclusiones del Comité Central fueron puestas en práctica de inmediato. La ejecución, llevada a cabo en el marco de la lucha contra el terror impuesto por el Directorio Cívico Militar a partir del 25 de Enero de 1961, tuvo la activa participación de las capas políticamente más avanzadas de las organizaciones de masas existentes entonces: sindicatos, asociaciones estudiantiles, Vanguardia de la Juventud Salvadoreña (VJS) , Federación Magisterial, Partido Revolucionario Abril y Mayo, etc. las cuales constituyeron organismos clandestinos de acción, fundándose después de pocos meses, como producto del proceso, el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR) , organización compuesta por varias columnas de combatientes que se proponía convertirse en el instrumento del pueblo en la lucha por la revolución.

Dos años después de constituido el FUAR, la oligarquía burguesa-terrateniente había superado la crisis eco nómica y política coyunturales por la que venía atravesando, resolviendo los problemas que habían conducido a que se planteara objetivamente aunque en forma incompleta, una situación revolucionaria. El PCS, oportunamente, corrigió la línea de acción que aplicaba, desplegando interés por fortalecer su ligazón con la clase obrera industrial, que se desarrollaba notablemente y en restablecer sus relaciones con sectores sociales que, en la aplicación de aquella línea unilateral había descuidado.

Fue el V Congreso del Partido, celebrado en febrero de 1964, el que se encargó de proseguir la elaboración de la estrategia del Poder que había sido iniciada por el Comité Central en 1961. El Congreso modificó la calificación que se hacía del país, caracterizándolo como país dependiente en desarrollo capitalista; cambió su apreciación sobre el tipo de revolución que está planteada en la presente etapa histórica, definiéndola como Nacional Liberadora, Agraria, Democrática y Popular; previó el transito rápido al socialismo, con la condición de que la clase obrera sea clase hegemónica de la revolución; asentó la eventualidad de un régimen de transición previo a la Revolución Nacional Liberadora.

El V Congreso también dotó al Partido, por primera vez en su historia, de un Programa General y un Programa Agrario que, en calidad de proyectos, fueron aprobados.

Posteriormente, los órganos dirigentes del Partido han elaborado orientaciones político-militares que fundamentan su concepción sobre la vía de la revolución, culminando así la etapa de la elaboración de la teoría del PCS sobre la revolución en El Salvador. De esta manera, nuestro Partido es la única organización revolucionaria que le muestra a nuestro pueblo un camino claro, objetivos concretos y un Programa revolucionario para su emancipación.

Lucha por el fortalecimiento del movimiento democrático. Hacia un régimen anti-oligárquico y anti-imperialista.

Cumplida esta etapa de la vida del Partido Comunista de El Salvador, este cobró una estatura política mayor ya no sólo entre el movimiento democrático y revolucionario, sino también ante adversarios y enemigos. Desde entonces, no han podido, al elaborar los primeros sus planteamientos; o pretender oscuros designios, los segundos, dejar de tomar en cuenta el papel que juega el Partido en el quehacer político nacional.

Así, la formación de mayor número de sindicatos; el desarrollo del movimiento huelguístico a partir de 1967; y la lucha creciente por la unidad de la clase obrera, han tenido en el PCS el principal impulsador y defensor. esto explica el desprestigio en que se han venido sumiendo los dirigentes sindicales oficialistas y proimperialistas, así como el debilitamiento de las organizaciones que controlan. El fortalecimiento de la tendencia unitaria, que hoy se abre paso entre el movimiento sindical del país, en buena medida, fuera de otras causas que existen, se debe a la lucha emprendida por el Partido contra el oportunismo y la corrupción y a favor del mayor elevamiento del papel de la clase obrera en la vida política del país.

La causa del magisterio nacional ha tenido en el PCS un incondicional apoyo, primero en las tareas grises, duras y anónimas, por la formación de la asociación de maestros y posteriormente, en las huelgas del gremio, realizadas en 1968 y 1971. En la primera, ofrendaron sus vidas, cumpliendo con su deber de comunistas, los queridos camaradas Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez Carranza.

Por su destacada actividad política al frente de la lucha popular, encontraron la muerte a manos de los carceleros de nuestro pueblo, los militantes de nuestro Partido: Dr. Alberto Vásquez Cárcamo (en 1968) , el Ingeniero Agrónomo Carlos Humberto Rivera y el pequeño agricultor Juan Pío Aparicio (en 1971) y el joven dirigente sindical Jorge Alberto Morán Cornejo (en 1974).

En el despertar del campesinado y de los obreros agrícolas a la lucha popular ,el PCS ha hecho, asimismo, una gran contribución junto con otras fuerzas, logrando impulsar su organización y promover muchas de sus luchas por la tierra, contra los desalojos, por mejores salarios y prestaciones laborales, por la reforma agraria, y por un gobierno democrático popular, anti-imperialista y anti-oligárquico, que realice la transformación radical del país.

La lucha revolucionaria que e PCS viene promoviendo ha logrado generalizar la convicción de que el nuestro es un país dependiente y atrasado, que son la oligarquía y el imperialismo los responsables de esta situación. Esto ha puesto en el centro del debate político nacional la disyuntiva de cambios o conservación del sistema, obligando a los diversos partidos y organizaciones, representativos de las diversas clases sociales, a adoptar una posición frente a esta disyuntiva y permitiendo a las grandes mayorías populares adoptar una posición política claramente enfilada contra el sistema socio-económico y político imperante, rechazando las falsas y demagógicas posturas progresistas que hoy se ve obligada a adoptar la dictadura militar derechista para subsistir.

Trabajando hacia este objetivo fuimos participes principales de la estrategia puesta en práctica en las elecciones presidenciales de 1967 por el agrupamiento de izquierda que apoyó las candidaturas presentadas por el Partido Acción Renovadora (PAR) . En 1971 nuestro Partido diseñó una línea de unidad amplia de fuerzas progresistas para luchar por un gobierno democrático, comprometido con su Programa de cambios económico-sociales anti-oligárquicos y anti-imperialistas. Siguiendo este planteamiento, hemos dado nuestra contribución activa a la formación del mayor agrupamiento político de los últimos tiempos, que lucha por la independencia, los cambios, la democracia y el progreso a través de la Unión Nacional Opositora.

Actualmente, el PCS ha formulado, el planteamiento de la lucha por un gobierno democrático, anti-oligárquico y anti-imperialista, como la salida de contenido popular y revolucionario para sacar al país de la crisis, liquidar la dependencia y el subdesarrollo y mejorar las condiciones de vida de la población salvadoreña. Formando parte de este planteamiento sostenemos la necesidad de formar un frente democrático antiimperialista, con la mayor amplitud, en el que deben tener cabida organizaciones o individuos representativos de la clase obrera, los campesinos, las capas medias y la pequeña burguesía. Dentro de esa amplitud, los comunistas valoramos altamente lo que pueden hacer los militares con pensamiento democrático e innovador, para que la Fuerza Armada marche efectivamente del brazo del pueblo en su lucha hacia la liberación y hacia la conquista de sus metas de democracia y progreso social.

Frente a la perspectiva cierta de que la lucha popular por alcanzar el poder del Estado ha de recrudecerse en el futuro próximo, los agentes del imperialismo norteamericano y de la recalcitrante reacción terrateniente-burguesa interna, traten de imponer al país la coyunda de un gobierno fascista, es decir, de un gobierno brutalmente represivo que arrase, incluso, con las precarias libertades y derechos ahora tolerados al pueblo salvadoreño; como única vía que tienen a mano aquellos sectores de las clases dominantes que por el carácter de sus intereses no pueden ofrecer esa otra alternativa de solución a la crisis económica y política en desarrollo, la que temen desemboque en una revolución popular triunfante.

El PCS ha venido denunciando este peligro y alertando en su contra, ha llamado a cerrar filas para cortarle el paso al fascismo. Lo comunistas tenemos claridad acerca de que ante el fascismo hay que realizar múltiples y variadas alianzas democráticas e incluso, unir en un amplísimo frente común a las más diversas fuerzas, aunque no coincidan todas ellas en el Programa de las transformaciones económica-sociales o sólo coincidan en una parte del mismo.

Contra el fascismo deben marchar, ante todo, las fuerzas más organizadas y combativas, realizando una resuelta lucha, pero también hay que atraer para oponerlos al fascismo, a todos aquellos que, sin ser capaces de la misma combatividad, realicen en contra de ese peligro cualquier tipo de oposición, bajo cualquiera forma. es un grave error de sectarismo que puede aislar a las fuerzas revolucionarias y llevarlas a la derrota, exigir que para ser reconocido como anti-fascista debe aceptarse tales o cuales formas de lucha, tales o cuales postulados ideológicos, o aceptar el mismo Programa por el que los revolucionarios luchamos.

El PCS esta conciente de que la lucha anti-fascista puede llegar a convertirse en la tarea central, sino también única, para todo el movimiento revolucionario y para todo el movimiento democrático, pero considera que estando hoy a la orden del día la necesidad de obstruir y detener la escalada en que están empeñados los fascistas la tarea central continúa siendo la lucha por conquistar un gobierno democrático, anti-imperialista y anti-oligárquico y que un prematuro planteamiento del anti-fascismo como tarea única tal como lo exige cierto sector da la ultra-izquierda , conduciría en la práctica a malograr las posibilidades revolucionarias que vienen implícitas en el desarrollo de la crisis económica y política del sistema capitalista, a nivel internacional y nacional.

El PCS, parte del Movimiento Comunista Internacional

El fortalecimiento del papel e importancia del Partido en la vida política nacional, ha venido acompañado de el desarrollo e incremento de su actividad en la arena internacional, como parte del Movimiento Comunista Internacional. El relativo aislamiento internacional en que se encontraba aún en la década de los años 50 ha sido de lado atrás de manera notable y, actualmente, pese a sus limitaciones, nuestro Partido tiene un trabajo internacional creciente y activo.

Participó en los Conferencias de Representantes de Partidos Comunistas y Obreros del MCI realizadas en Moscú, en los años de l957, 1960 y 1969; asistió a la reunión de Partidos Comunistas de América Latina, realizada en La Habana el año de 1964; ha enviado delegaciones a numerosos eventos internacionales realizados en países socialistas, tales como Congresos de los Partidos hermanos en el poder, reuniones diversas y encuentros de la Revista Internacional, órgano permanente del Movimiento Comunista Internacional.

A nivel regional, el PCS ha participado activamente en las nueva Conferencias de partidos Comunistas de Centroamérica, México y Panamá, que se han realizado desde 1961 hasta 1974, ha estrechado relaciones con cada uno de los partidos Comunistas de la región, con los que realiza frecuentemente encuentros bilaterales de información, evaluación y coordinación. Ha sido preocupación del PCS la superación de la secuela dejada por el conflicto armado entre nuestro país y Honduras, habiendo pro movido nacionalmente y en la región lo necesario para desarrollar un movimiento popular y otras presiones a favor de la solución pacifica y negociada del conflicto. Las constantes opiniones alrededor de este asunto y la declaración conjunta firmada con el Partido Comunista de Honduras, que ofrece una fórmula concreta de arreglo, son evidencia de la preocupación del PCS en este terreno.

En lo que se refiere al cumplimiento de sus deberes internacionalistas, el PCS , en la medida de sus posibilidades, ha prestado activa solidaridad moral e incluso material a la lucha de numerosos pueblos y movimientos revolucionarios de los distintos continentes. Últimamente se destaca la actividad promovida para apoyar la causa del pueblo vietnamita contra el imperialismo agresor y completar la reunificación del país, la solidaridad activa con el pueblo hermano y patriotas chilenos, durante el gobierno de la Unidad Popular, y posteriormente a

su derrocamiento, contra la Junta Militar fascista; la solidaridad

con el pueblo hermano y el movimiento revolucionario de Guatemala ha sido tarea permanente de los comunistas salvadoreños. La defensa de la Revolución Cubana, ante el cerco criminal y las agresiones militares yanquis han constituido una de las tareas de primer orden del PCS.

Especial significación tienen para nuestro Partido las estrechas relaciones establecidas y desarrolladas constantemente con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), bastión invencible de la lucha del proletariado mundial y de los pueblos oprimidos contra el capitalismo y la explotación, vanguardia indiscutible del socialismo y el comunismo en el mundo de nuestros días. Estas relaciones han permitido el conocimiento de nuestro país y de sus problemas en la Unión Soviética; lo mismo que han contribuido al establecimiento de relaciones comerciales entre El Salvador y la URSS y serán decisivas en las tareas económico-técnicas que se le plantean al país en su lucha contra la dependencia y el subdesarrollo.

Aprender de los aciertos, pero también de los errores.

Como es natural, en la vida de nuestro Partido se han registrado desviaciones, errores y debilidades. La superación de tales errores y debilidades ha sido una tarea ardua y de naturaleza compleja: política, ideológica y organizativa. El PCS ha aprendido y aprende no sólo de sus aciertos, de sus éxitos, sino que también de sus reveses, de sus equivocaciones. Por ello, el PCS, no tiene la menor intención de ocultar sus errores.

En los primeros pasos de nuestro Partido, asomaron cabeza rasgos de sectarismo y economicismo que, bruscamente, se tornaron en errores del tipo opuesto, en errores de izquierdismo infantil. Para ese entonces, esta desviación izquierdista estaba justificada por la corta edad política de los comunistas y de su Partido y además, reflejaban en cierta manera, la influencia ideológica que en aquellos años desplegaba el trotskismo en algunos sectores del movimiento comunista internacional.

En el período siguiente a la masacre, hasta el derrocamiento de la tiranía martinista, el. PCS tuvo una vida orgánica precaria, en la que predominaba un clandestinismo casi absoluto que, en muchos momentos, lo mantuvieron aislado de las masas. Los éxitos del trabajo da los comunistas en esos años estén ligados a los esfuerzos que algunos de sus miembros y organismos realizaron para vincularse al trabajo organizativo de las masas, a su orientación política, creando organizaciones que hoy constituirían, por su naturaleza, formas muy atrasadas , como las asociaciones mutualistas. Sin embargo, en esos tiempos, bajo al férula de la tiranía martinista, eran casi la única posibilidad de agrupar a los obreros.

En general, durante este período se disputaban la orientación del Partido dos corrientes ideológicas y políticas sustentadas dentro de su membresía. Una de esas corrientes tenía su fundamento en la nueva generación de comunistas llegados a las filas del PCS después de la masacre. Entre ellos se destacaba un influyente núcleo de estudiantes universitarios e intelectuales que ingresaron imbuidos de pretensiones teorizantes, propias de su extracción social y que no supieron ayudar a los antiguos miembros obreros y campesinos , en muchos casos artesanos, en el. conocimiento de la teoría, sino que les reprochaban su poco dominio de la misma, culpándolos de todos los reveses sufridos. Se abrió así una lucha interna, que debilitó durante años la capacidad organizativa y de acción del PCS , y en la cual se manifestaron tendencias divisionistas de variado tipo.

La composición social del PCS, se tornó predominante pequeño-burguesa y, con ello, las desviaciones de derecha alentadas por las conciliadoras concepciones del dirigente comunista norteamericano Earl Browder, a fines de la II Guerra Mundial, encontraron por poco tiempo un punto do apoyo dentro del PCS. Ello no obstante, la luche contra Martínez fue un factor unificador decisivo y el PCS pudo hacer un considerable aporte al derrocamiento y a la reorganización del movimiento obrero y popular en los cinco meses y medio que siguieron a su caída.

Es muy importante señalar que las disensiones ideológicas internas no condujeron, como en otros Partidos Comunistas latinoamericanos en esos mismos años, a la división de nuestro Partido.

Durante todos esos años, hasta comienzos de la década del cincuenta, fue una característica muy sobresaliente del PCS su inestabilidad orgánica. Muchos de aquellos “brillantes” intelectuales que llegaron a sus filas e incluso alcanzaron los primeros cargos de dirección, los abandonaron después, algunos en franca y repugnante deserción y hasta traición.

Es a partir de los primero años del cincuenta que avanzó el proceso de la consolidación orgánica del PCS, en medio de parciales retrocesos. Sin embargo siguió siendo predominantemente pequeño-burguesa y artesanal la composición de su membresía hasta 1970, año en el que, después del VI Congreso, dio comienzo una sistemática rectificación en todos los aspectos de la vida y la política del Partido, que han conducido a un radical cambio en su composición social. Ahora, nuestro Partido tiene una composición predominantemente proletaria (63%) y entre su militancia proletaria predominan los obreros fabriles y agrícolas y no los de taller artesanal; el segundo lugar en la composición del PCS corresponde a las capas medias urbanas asalariadas y en tercero y último lugar se encuentra la militancia procedente de la pequeña burguesía, propiamente tal, es decir, de la capa de pequeños propietarios, urbanos y rurales.

Por eso, mientras la composición del Partido del proletariado no era, en los hechos, proletaria, su política y su ideología estaban expuestas a bandazos desviacionistas. Así, por ejemplo, durante los meses de la Junta de Gobierno que derrocó a Lemus, a la par del decisivo esfuerzo de los comunistas en la promoción de la organización popular, estuvo el inicio de una nueva edición de sectarismo que condujo a facilitar la ruptura del Frente Nacional de Orientación Cívica y la unidad de la AGEUS, objetivos por los que luchaba la reacción anti-comunista y anti-democrática, para frenar el avance revolucionario popular en nuestro país. Después de la caída de la Junta el 25 de enero de 1961, el CC del PCS hizo un análisis fundamentalmente correcto al señalar que el país vivía un proceso de maduración objetiva de una situación revolucionaria y que, por tanto, había que poner rumbo hacia las taras relativas a la conquista del poder. Pero al aplicar esa orientación, el PCS fue incurriendo más y más, en un error de izquierdismo, que condujo a unilateralizar las formas de lucha casi exclusivamente al terreno de una agitación que anunciaba el pronto inicio de la lucha armada revolucionaria y desnaturalizó el papel de diversas organizaciones de masas, especialmente de los sindicatos. La desviación izquierdista fue corregida mediante un largo confrontamiento ideológico en el seno del Comité Central, el cual se desarrolló y culminó dentro del absoluto respeto de las normas de vida partidaria y, par tanto, no acarreó ni el más leve peligro fraccionalista. El V Congreso (1964) coronó la corrección de la desviación izquierdista.

No obstante los llamamientos a evitar que le corrección del error de un tipo condujera a incurrir en el de tipo opuesto, en los hechos tal tendencia apareció duran te 1964-66, bajo la forma del abandono, casi absoluto, de la lucha política y del fomento de la organización política de masas, para concentrar todos los esfuerzos en el terreno de la lucha y la organización por demandas económicas y sociales. Al corregirse esta desviación de derecha en los años 1966, 67, 68, no se realizó una lucha ideológica radical en su contra, junto con las medidas prácticas que se adoptaron. De esta forma, las raíces de la desviación economicista (de derecha) , quedaron vivas entre los cuadros comunistas del movimiento obrero y fueron capaces de dar origen a nuevos tallos y frutos en diferentes momentos, desde entonces. Aún hoy, esas raíces ideológicas del economicismo no han sido totalmente erradicadas y destronadas, pero el PC; se empeña en esta tarea, con toda resolución, especialmente a partir de los acuerdos de la Comisión Política y del CC en los últimos meses.

Por otra parte, el no haber desenmascarado consecuentemente la ideología economicista, que es una forma de influencia de la burguesía y la pequeña burguesía sobre la clase obrera, quedo preparado el terreno para que resurgiera la desviación izquierdista bajo nuevas formas, esta vez también entre los comunistas del movimiento sindical, empuñando la bandera de la lucha contra el economicismo, el burocratismo, etc.

El izquierdismo es una ideología pequeño-burguesa. Tiene, pues, una raíz de clase común con el economicismo y pudo alcanzar cierta influencia entre los jóvenes comunistas (especialmente estudiantes e intelectuales)y ciertos núcleos de miembros del PCS en el sector sindical, ligados a la producción de los talleres artesanales que, como se sabe, es una forma de producción impregnada del espíritu pequeño-burgués, de la sicología del pequeño propietario.

Durante el conflicto con Honduras en 1969, la Comisión Política del Comité Central incurrió en graves errores de derecha, bajo la forma de concesiones al nacionalismo reaccionario burgués. Aunque el PCS denunció el peligro y la naturaleza reaccionaria, burguesa, de la guerra que se preparaba y realizó una campaña de mítines ,asambleas obreras de discusión, charlas y mesas redondas

etc., en las que se llamaba a impedir la guerra y a buscar una justa solución pacífica y negociada, no desenmascaró consecuentemente las causas verdaderas del conflicto y, una vez iniciada la invasión sobre Honduras, cesó nuestro partido de condenar aquella guerra, dejando a las masas a merced de la propaganda patriotera del gobierno y de las clases dominantes.

Estos errores fueron deliberadamente exagerados por los izquierdistas, que ya habían formado fracción en el Partido. Ocultaban todo lo que el Partido hizo contra esa guerra, incluso corriendo graves riesgos para su vida de parte de los comunistas que fueron a las plazas públicas (los miembros de la C. P. entre ellos); y únicamente reconocían las debilidades y errores, basándose ,con perfidia, en documentos que no llegaron a circular fuera de nuestras filas.

Los izquierdistas no estaban tan interesados en corregir esos errores, sino en utilizarlos como bandera para dividir al PCS. Así quedó demostrado después, cuando a pesar de que el Comité Central hizo un balance en que se señalaron y condenaron esos errores, la fracción izquierdista continuó empeñada en su labor divisionista. Pero los izquierdistas fracasaron en sus planes de dividir al PCS; sus pretensiones fueron rechazadas, prácticamente, por toda la membresía y ellos optaron por renunciar del Partido y retirarse a formar grupo aparte.

Entre los pocos que se fueron, había algunos elementos valiosos que habrían sido salvados si la lucha ideológica se hubiera realizado consecuentemente contra el economicismo y, luego, contra el izquierdismo, desde fines de 1967.

El PCS es ahora blanco de los ataques, no sólo de la reacción, sino también de los diversos grupos ultra-izquierdistas; pero la defensa de nuestro Partido la concebimos, ante todo, como un esfuerzo por desarrollarlo y superar sus defectos y no como una defensa ciega que no reconoce los errores propios.

No es casual, por ello, que el PCS esté creciendo y desarrollándose en cantidad y calidad, poniéndose en condiciones de hacer un aporte más decisivo a la lucha revolucionaria de nuestro pueblo.

El PCS es ahora, más que en ningún otro momento, más fuerte y unido, conoce mejor los problemas del país y del mundo, tiene más variados y sólidos vínculos internacionales de hermandad y solidaridad proletaria; posee una línea más correcta y clara, más ampliamente aceptada; posee variadas y amplias alianzas políticas y relaciones amistosas con las diversas fuerzas democráticas y populares en nuestro país.

Si en 1932 el PCS no pudo ser destruido, ni siquiera con aquella brutal matanza, menos puede ser destruido hoy.

El PCS es un firme e imperecedero bastión y destacamento de combate del proletariado y del pueblo salvadoreño; es un destacamento probado del proletariado mundial.

Enseñanzas históricas del PCS

Al conmemorarse el 45 Aniversario de la formación del Partido Comunista de El Salvador y reparar en las diversas etapas y acontecimientos que rodean su vida, contenidos en el anterior bosquejo histórico, las generaciones actuales de comunistas, tanto del Partido como de la Juventud, así como los obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, maestros, etc. , están en mejores condiciones de valorar el valioso aporte que el Partido ha prestado y sigue prestando a las luchas de nuestro pueblo. Sabrán valorar más los inmensos sacrificios que ha sufrido

para hacer avanzar el proceso revolucionario ; comprenderán la relación que hay entre la actividad del partido y las conquistas democráticas, laborales, económicas, sociales que han conseguido los trabajadores y diversos sectores sociales en los 9 lustros transcurridos desde su fundación.

Ello también permitirá apreciar la causa por la que el Partido posee prestigio y constituye, objetivamente, la principal y más experimentada fuerza revolucionario del país y probada vanguardia del proletariado. Del mismo modo, la modificación de la correlación de fuerzas internas, menos favorable; a la oligarquía y al imperialismo, confirma la causa de nuestro Partido y permite prever que el objetivo por el cual lucharon aquellos que en 1932 “intentaron el asalto al cielo”, esta más próximo y cuenta con la simpatía creciente de cientos de cientos de miles de salvadoreños.

Los 45 años de la lucha abnegada y valerosa del PCS, están llenos de enseñanzas y lecciones, las que deben ser estudiadas por comunistas y revolucionarios en general. Su vida es la historia de la revolución social en El Salvador; su teoría es la teoría más revolucionaria de la emancipación de la clase obrera y nuestro pueblo. Su rica experiencia conoce la utilización de las más diversas y variadas formas de lucha. No cabe ninguna duda, que la lucha del PCS es una escuela viva de comunismo, de lucha por la vigencia de los principios internacionalistas del proletariado y de militante solidaridad en la lucha de los diversos sectores y organizaciones populares del país.

De esas enseñanzas , ahora enumeramos las principales que deben tenerse en cuenta para el desarrollo ulterior del proceso revolucionario:

1. La lucha del proletariado salvadoreño en contra de su opresores, obtuvo un cambio cualitativo notable con el surgimiento del Partido Comunista, ampliando su perspectiva fuera de los marcos estrechos de la lucha puramente económico y concibiendo la necesidad de la toma del poder político, como condición para construir una vida mejor sin explotados ni explotadores.

2. El proletariado únicamente puede avanzar en la lucha cuando une las reivindicaciones económicas a los objetivos políticos y cuando cuenta con un Partido revolucionario intransigente frente a los revisionistas y oportunistas; lo mismo que, audaz y valiente contra la burguesía y sus instrumentos de poder.

3. El partido de la clase obrera, no puede cumplir su misión de vanguardia de la clase obrera, de dirigente y organizador de la revolución, si no posee y domina la teoría marxista-leninista, si no cuida de su pureza, sin convertirla en dogma.

El marxismo da al Partido la posibilidad de orientarse dentro de cada situación histórica determinada, ante un hecho o fenómeno social concreto; de descubrir sus nexos con los demás fenómenos y situaciones, de descubrir su esencia y prever la marcha y desenlace de los acontecimientos. El Partido del Proletariado que no domina la teoría marxista-leninista o la practica esquemática o dogmáticamente , vaga a tientas, se desorienta y, por tanto, se ve imposibilitado de dirigir a la clase obrera en sus luchas.

4. El Partido revolucionario del proletariado debe ser capaz de arrastrar tras de sí a los trabajadores y puede defenderse de los ataques de la burguesía, de todos sus intentos por destruirlo, únicamente cuando tiene fuertes vínculos con las masas, que le permita fortalecerse constantemente, escucharlas y aprender de ellas.

El Partido es invencible si sabe vincularse, aproximarse y hasta cierto punto si queréis, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con la masa trabajadora no proletaria” V. I. Lenin.

COMITE CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

SAN SALVADOR, 28 DE MARZO DE 1975.

Balance Político de participación en elecciones de marzo de 1974. CC del PCS

BALANCE POLITICO DE PARTICIPACION EN ELECCIONES DE DIPUTADOS Y ALCALDES DE MARZO DE 1974 Pleno del CC del PCS abril de 1974

Introducción

Aceptando el método seguido por la C. P., el Comité Central consideró conveniente separar el balance político del balance de la actividad del Partido, porque el proceso electoral puso de manifiesto complejos problemas políticos y organizativos, muchos de los cuales son nuevos, que debemos examinar con la mayor atención posible.

El balance político del proceso electoral reciente tiene una importancia decisiva para elaborar nuestra táctica en el periodo inmediato y trazar objetivos de mediano plazo. Después de llegar a sus conclusiones, a las que dio carácter preliminar la C. P. decidió trasladarlas al Partido y llamarlo a discutirlas, enriquecerlas, y profundizarlas. Para promover esa discusión, acordó organizar Seminarios especiales, los cuales se han celebrado en las últimas semanas. El Secretariado del C. C fue encargado de organizar los seminarios. Después han de realizarse Seminarios abiertos con la participación de los activistas del frente político legal.

He aquí el resumen de los enfoques y conclusiones de la C. P., las cuales fueron aprobadas por el Pleno del Comité Central realizado en abril de 1974.

I

Ante todo se consideró necesario tener presentes para este balance los objetivos que nuestro Partido se propuso al decidir su participación en el reciente proceso electoral. Esos objetivos, que conocen todos nuestros organismos, son los siguientes:

1. OBJETIVOS POLITICOS GENERALES:

1. Fortalecer y desarrollar la unidad de los partidos de la UNO y otras organizaciones que aspiran y/o luchan por los cambios.
2. Elevar el actual nivel de combatividad de las masas populares y su grado de organización.
3. Fortalecer y desarrollar las bases de los partidos de la UNO, sin
perjudicarse unos a otros, en el entendido de que el enriquecimiento orgánico y político de cada uno contribuye al fortalecimiento de la lucha de todos ellos.
4. Debilitar la influencia política del Partido oficial y de los otros dos partidos de derecha.
5. Ampliar y profundizar las contradicciones en el seno de las clases dominantes y sus instrumentos de poder.
6. Oponer la alternativa de apertura revolucionaria que ofrece el Programa de la UNO, al desarrollismo económico dependiente que propugna el régimen.

2. OBJETIVOS ELECTORALES PROPIAMENTE TALES:

1. Mantener las Alcaldías actuales controladas por la UNO
2. Aumentar el número de Alcaldías para la UNO, especialmente en la periferia de San Salvador, y en todos aquellos lugares donde tuvo considerable votación en 1972.
3. Ganar por lo menos un tercio de la Asamblea Legislativa para quitar al PCN el control absoluto de la misma.

II

¿Alcanzamos o no los objetivos políticos generales que nos propusimos, y en que medida?. Veámoslo a continuación.

1. La unidad de los partidos de la UNO resultó indudablemente reforzada por el reciente proceso electoral, tanto por la base como a nivel de dirección.

Estos pasos de avance se expresaron:

a) En una mayor consecuencia y profundidad en los planteamientos políticos de nuestros aliados. El tema antiimperialista, que estuvo casi ausente en la campaña presidencial de 1971-72, fue ahora objeto de reiterada atención en la propaganda general, (radial, impresa, televisada, oratoria, perifoneo, casa a casa, etc.,), polemizando con el pretendido “nacionalismo” proclamado por el gobierno y su partido.

Este tema estuvo presente incluso en las comparecencias televisadas de los dirigentes nacionales de la D.C. y MNR, incluidos Duarte y Ungo. Sus planteamientos, desde luego, no alcanzaron aún toda la profundidad y la consecuencia deseadas, pero significan pasos positivos hacia la consolidaci6n y desarrollo de la unidad en el frente común.

b) En un mis extenso y eficaz entendimiento a niveles de base y dirección intermedia de los partidos de la UNO para el trabajo durante la campaña.

Se manifestaron algunos focos conflictivos con los aliados, entre los que destacan: Apopa, Zacatecoluca, Santiago Nonualco, y, aunque en medida más atenuada, Mejicanos y otros. Los motivos que en cada caso concreto hacen derivar las relaciones con los aliados hacia la tirantez, son aportados muchas veces por ellos mismos; pero la experiencia que nos deja la reciente campaña en numerosos lugares (como San Vicente, San Marcos, Santa Tecla, etc.,), indico que las actitudes estrechas, y en ciertas ocasiones hasta ofensivas de algunos elementos de los partidos aliados, pueden ser superadas y esos elementos atraídos o neutralizados, si nosotros actuamos sin sectarismo y aplicamos con perseverancia y espíritu creativo y autocrítico la justa línea de alianzas de nuestro partido.

La experiencia demuestra que los elementos anti-unitarios y hostiles son muy pocos entre los miembros de los partidos aliados y que si nuestra conducta es inteligente y sobre todo sin sectarismo, si tenemos en cuenta no solo a tales elementos sino también a todos los miembros del Partido aliado, podemos confiar en que la mayoría de ellos asumirá una actitud positiva y actuará para estrechar la unidad y neutralizar la influencia negativa de sus compañeros anti-unitarios.

En las discusiones de balances no debe faltar la evaluación de nuestra conducta hacia los aliados; las buenas experiencias deben ser divulgadas y generalizadas; el sectarismo debe ser puesto al descubierto en sus manifestaciones concretas en cada lugar y sometido a critica para erradicarlo; esas experiencias negativas también deben ser divulgadas entre el Partido para que no se repitan.

c) A nivel de dirección nacional el trabajo. conjunto durante la reciente campaña ofreció la oportunidad para un conocimiento y comprensión mutuas mayores de parte de los dirigentes de los partidos. Aunque se presentaron ciertas discusiones problemáticas, alrededor de asuntos en las que había que tomar decisiones muy delicadas, ellas pudieron procesarse sin graves amenazas para la unidad y se demostró que, a pesar de las opiniones divergentes surgidas n el debate, siempre hubo de parte de cada uno la actitud de escuchar la opinión de los demás y de reflexionar sobre ella. Al final de esas discusiones, casi en todas las veces, los acuerdos fueron unánimes. Así, nuestras opiniones fueron muchas veces controvertidas, pero también escuchadas y aceptadas en su mayoría.

En las comisiones de trabajo, principalmente en la de propaganda, hubo un alto grado de entendimiento con los aliados. Ciertos errores cometidos en la propaganda (cono aquel de “Rodríguez González, alcalde de Tegucigalpa) no corren por cuenta de esa Comisión, sino que fueron cometidos por otros organismos o personas que abusivamente se entrometieron en la propaganda a espaldas de la Comisión.

Así pues, la experiencia del trabajo conjunto a nivel de dirección nacional ha redundado, sin duda, en un fortalecimiento de la unidad.

2. El objetivo de elevar la combatividad de las masas desde el nivel casi nulo que existía antes de la campaña fue logrado ampliamente, en una medida incluso superior a lo que se esperaba conseguir. A este respecto es necesario que nos detengamos a considerar diversos aspectos:

a) Inicialmente había frialdad y escepticismo en las masas hacia las elecciones y también lo había en nuestras filas; nos encontrábamos todavía dentro del ref1ujo iniciado en marzo de 1972 después de la derrota del alzamiento militar.

La agitación, poco a poco, fue cambiando este estado de animo en las masas y en nuestras filas. Una vez más ha quedado demostrado que nuestro pueblo es muy sensible a la agitación política electoral, que esta es un instrumento movilizador de gran eficacia. Nosotros debemos tenerlo debidamente en cuenta.

b) El desarrollo de la campaña electoral demostró que es muy extenso el descontento popular frente al gobierno y su política. El encarecimiento de la vida, el desempleo, la convicción de que el gobierno agrava todo esto con su política, el convencimiento de que este gobierno tiene un origen fraudulento, la condena de sus acciones represivas de 1972-73 (exilios, asalto de la Universidad, asesinato, etc.) el convencimiento de que todas las promesas de cambio hechas por Molina correrán la misma suerte de las promesas nunca cumplidas de Sánchez Hernández; la opinión generalizada de que el PCN está dirigido a nivel nacional y local por grupos de elementos descalificados, de dudosa moral o abiertamente inmorales y maniobreros, etc., etc., tales juicios y otros parecidos están en la base de este extenso descontento popular.

Quedo demostrado que el “gobierno móvil” no mejoró la imagen del gobierno, ni atenuó el descontento popular y que las actividades de FOCCO y OMCOM, con su reparto de migajas, tampoco lograron conseguir clientela para el oficialismo. El impacto de FIGAPE y el Banco Agropecuario entre la pequeña burguesía, tampoco se dejó ver muy destacadamente en el sentido de aportar mayor basamento al PCN, aunque deberíamos interesamos por precisar esto último de modo más concreto y exacto.

El descontento arraigado entre las masas, que resiste la prueba de toda esa demagogia migajera desplegada durante dos años, debe merecer un serio examen de nuestra parte; se trata de una condición muy favorable para que continuemos impulsando el trabajo de movilización y lucha de masas, en gran escala.

c) El regreso de Duarte puso de manifiesto que su liderato se encuentra muy enraizado entre las grandes masas y que su figura tiene una gran fuerza movilizadora. Al analizar la enorme acogida que dieron las masas a Duarte, no debe dejarse de lado el gran trabajo agitativo que precedió a su llegada, el cua1 indudablemente preparó a las masas para recibirlo, pero al mismo tiempo debemos tener claro que su figura aporta una cuota de mucho peso. Este fenómeno. nos deja varias interrogantes que tendremos que respondernos en breve plazo, porque tienen que ver con el trazo de nuestra táctica para el periodo inmediato, que incluye los meses que faltan de l974 y tentativamente los tres años próximos:

¿Puede ser o no positivo este brote de caudillismo?; ¿qué debemos hacer para encauzarlo?; ¿cuál debe ser , a nuestro juicio, el papel de Duarte cuando regrese en junio?; ¿debemos trabajar desde hoy para su candidatura presidencial en 1977.

d) Sin embargo, al mismo tiempo que registramos el brillante logro en el esfuerzo por sacar a la masa del bajón en que estaban antes de la campaña, debemos señalar que la abstención creció en comparación con la elección presidencial . La concurrencia a las urna estuvo alrededor del 45% (hablando dé1a concurrencia real y no de las cifras fraudulentas abultadas), contra un 70% en aquella ocasión. No se trata, pues, de electores que nunca han concurrido a las urnas, en gran medida por su atraso político, sino de una masa que, habiendo concurrido en 1972, decidió ahora no hacerlo.

Las elecciones presidenciales elevaron bruscamente la concurrencia de un 40-42% en 1970, porque la UNO y su candidatura despertaron muchas esperanzas y lograron remover la apatía tradicional de grandes masas que, por su atraso político, se mantenían al margen. Parece que estas masas “nuevas” promovidas entonces, al confrontarse con el fraude y la imposición se desmoralizaron y retrocedieron a sus antiguas posiciones. Pero una parte de este repliegue, sin duda, no corresponde a masas atrasadas, sino a sectores politizados que consideran, en base de la misma experiencia de 1972, que lo mejor es “no hacer el juego electoral.”

En todo caso nosotros debemos hurgar e investigar más en este fenómeno para comprender mejor los mecanismos del comportamiento de las masas.

e) El impacto del fraude electoral en el estado de animo de las masas puede derivar hacia la frustración o hacia la indignación y redoblamiento de la combatividad. Hasta este momento de acuerdo a diversos informes del interior del país y a lo que se puede apreciar en San Salvador, predomina la indignación sobre la frustración. Pero en realidad el curso ulterior de este fenómeno depende en medida decisiva de lo que hagamos, nosotros y nuestros aliados, es decir, de que organicemos la protesta por el fraude y de que promovamos y organicemos nuevas y sucesivas luchas en todas partes, alrededor de los diversos problemas que afectan a las masas.

En general podemos decir que si en 1971-72 las elecciones fueron la culminación del flujo iniciado en julio de 1971 con la huelga de ANDES, ahora las elecciones son el comienzo de un flujo que, habida cuenta del gran descontento preva1eciente y de la continua agravación de problemas muy sensibles como el costo de vida y el desempleo, promete ser mucho más alto y combativo que aquel existente, pues existen las condiciones para que podamos impulsar el sucesivo avance de la movilización y combatividad populares y, por tanto, para cerrar el paso al fenómeno de la frustración, la desmoralización y desmovilización.

El desarrollo de este trabajo en los mases venideros, nos permitirá también avanzar pasos largos en el terreno del crecimiento y desarrollo de las organizaciones populares en general y de nuestro propio Partido y la JC, en particular. Ello será posible a condición de que apliquemos planes concretos y bien fundados en las reales posibilidades que se presentan en cada lugar.

3. Nos propusimos fortalecer y desarrollar las bases de los partidos de la UNO, sin perjudicarnos unos a otros, concientes de que el fortalecimiento de cada uno contribuye a robustecer la lucha de todos.

Bien podemos decir que lo que fue logrado en este terreno esta en este momento mucho más en el campo de las buenas condiciones y posibilidades que la campaña creó y menos en el de las realizaciones efectivas. En dos meses escasos partiendo de los bajos niveles que había, en realidad no podía conseguirse un salto en materia de organización de los partidos pero si, por lo menos, el reagrupamiento de sus actividades y simpatizantes en cada lugar (en buena medida dispersos desde el 25 de marzo de 1972), la reconstrucción de las Directivas locales y el insuflamiento del ánimo de proseguir y perseverar después de las elecciones en la tarea de consolidación y ensanchamiento orgánico. Vistas así las cosas es importante lo conseguido; ahora deben venir los planes y esfuerzos concretos para recoger los frutos de la siembra que se hizo durante la campaña.

Es necesario, sin embargo, que al disponernos a cumplir con esta tarea seamos realistas en reconocer el insignificante nivel de organización en que se encuentran los partidos de la UNO y nuestro propio Partido. El proceso electoral reciente ha ofrecido la oportunidad de medir esta verdad, la cual debemos tener muy presente a la hora de preparar nuestros planes.

Los partidos de la UNO y nuestro Partido demostraron no poseer el nivel organizativo ni la capacidad organizativa adecuadas al enorme apoyo que nos da el pueblo. Empezando porque no pudimos organizar la total cobertura de las mesas electorales con nuestros vigilantes, en todos aquellos lugares donde llevamos candidatos. El hecho de que no presentáramos candidatos en decenas de municipios (algunos de ellos de importancia), revela también esa debilidad. Con algunas excepciones, tampoco pudimos organizar eficazmente la defensa de las urnas contra los asaltos, etc., lo cual es también indicativo de nuestro retraso orgánico.

Por otra parte, esta bien claro que el fraude fue mayor allí donde la organización de la UNO es más débil, casos de la Unión, Morazán, Usulutan.

Este es sin duda el talón débil de este potente proceso de la lucha política de masas en nuestro país. Esto es lo que no le permite asestar golpes decisivos

El desarrollo orgánico de nuestro Partido y de la JC, son el eslabón clave para superar este lado débil del movimiento popular salvadoreño. La experiencia de numerosos lugares durante la última campaña demuestra que allí el Partido y/o la JC tienen mejor nivel orgánico y realizaron mayor actividad, contagiaron con su entusiasmo a los aliados y los motivaron a reagruparse y funcionar.

Si pretendemos ganarlos .para que realicen un trabajo permanente y no sólo en períodos electorales, debemos saber que ello puede ser logrado si las Células de nuestro Partido y la J.C. son activas, crecen y se multiplican, si ellas y los organismos intermedios realizan un trabajo correcto hacia los aliados, sin sectarismo. Pero nuestro P. y J., no podrían cumplir esta tarea de impulsar el desarrollo orgánico de las bases de los partidos aliados, si no organizan y fortalecen las bases del frente político legal.

Sobre este tema habremos de volver más adelante, al puntualizar las tareas que pasan a la orden del día.

Resta decir aquí, que seria un grave error, sumamente peligroso para la unidad y por consiguiente para el avance de todo el movimiento popular, el que nosotros fuéramos a cumplir esta tarea con el ánimo de “desplumar” a los partidos aliados “sonsacándoles” militantes de sus filas. De lo que se trata es estimularlos a fortalecer orgánicamente sus bases y sus convicciones progresistas y unitarias, incluso de ayudarlos a vencer prejuicios ideológicos y dar pasos adelante en su pensamiento político-social.. esto es lo que fortalecerá al movimiento popular y su unidad, cuantitativa y cualitativamente, lo otro lo dividiría y debilitaría.

4. Nos propusimos debilitar al PCN y a los demás partidos de derecha.

Para constatar el grado en que fue cumplido este objetivo hay que analizar dos aspectos, que son como las dos caras de una misma moneda: Por una parte, hay ciertos hechos que nos hablan del fortalecimiento de la UNO, lo cual significa sin duda el debilitamiento de aquellos; por otro lado hay hechos que nos hablan en forma recta del franco debilitamiento de los partidos derechistas.

Las cifras de la votación podrían ilustrar con mucha exactitud el debilitamiento o el fortalecimiento de los diversos partidos en nuestro país, pero todos sabemos que tales cifras no pueden ser utilizadas para mediciones exactas puesto que son ampliamente adulteradas por el fraude, el cual alcanzó esta vez las más grandes proporciones. No obstante la ausencia de cifras, el fraude mismo y su tamaño constituye pues, un hecho de mucha utilidad para formarse una idea de la desmoronada fuerza política del Partido oficial.

A continuación se destacan algunos aspectos del proceso electoral que no ayudaran a reflexionar sobre el estado de la fuerza política de los partidos y a apreciar el grado en que cumplimos el objetivo propuesto en este terreno:

a) Ante todo debe destacarse el enorme respaldo que dio el pueblo a la UNO. No hay cifras definitivas (aún hoy a mes y medio de la votación) y además las cifras han sido sustancialmente modificadas por el descarado fraude que ha tenido lugar en los escrutinios; pero la votación a favor de la UNO aún con fraude, esta no es inferior a 270 mil votos , lo cual significa, con una concurrencia a las urnas que en realidad no pasó de un 45% (1) corro promedio, un poco más del 40% de la votación ( no puede decirse limpia, porque allí están los votos por presión, la “rueda de caballitos”, etc.)

(1)Las Cifras oficiales de las elecciones de marzo de 1974, no fueron publicadas, próximamente para no presentar la imagen del gigantesco fraude y del hondo debilitamiento del PCN; pero informaciones obtenidas recientemente (mayo de 1975) indican que el Estado Mayor y otros organismos de alto nivel del gobierno, manean para sus análisis el dato de que la. UNO obtuvo a su favor un poco más del 60% de la votación total en las mencionadas elecciones.

Los datos oficiales le atribuirán al PCN, a juzgar por las muestras que se conocen (departamento de la Unión, Usulutan Morazán), más de cuatrocientos mil votos, en los que van incluidos no menos de cien mil votos metidos por el “relleno” y otros procedimientos del fraude posterior a la votación.

En San Salvador, en Santa Ana, en La Libertad, el nivel de la votación a favor de la UNO fue similar al de la elección presidencial. La derrota del PCN en San Salvador y Santa Ana fue más profunda que entonces.

b) Fueron prácticamente liquidados el PPS y el FUDI como fuerzas electorales. Así ha quedado polarizada la controversia entre PCN y UNO.

La UNO es pues la alternativa política para nuestro país; la posibilidad de que la UNO llegue al gobierno tiene así una sólida base objetiva. Esto nos plantea serias responsabilidades a nosotros, abre interrogantes, sobre cuestiones cardinales; ¿Cómo puede la UNO conseguir el gobierno? ¿Cual será el papel de las elecciones en el esfuerzo de la UNO por alcanzar el gobierno? Cual será el papel de las elecciones en el esfuerzo de la UNO por alcanzar el gobierno? ¿Cómo defenderá la UNO su eventual triunfo electoral?

c) En esta ocasión ha tenido lugar un fraude electoral más extenso, y mucho más complejo que los anteriores. El gobierno y su partido han necesitado recurrir a la anulación de planillas, a la rueda de caballitos, al relleno de urnas, al robo de urnas y al manoseo de las escrutinios, en una escala y una combinación no utilizadas antes. Esto refleja indudablemente que el PCN es ahora mucho más débil que antes, que necesita hoy en mayor medida que antes del fraude para conservar su dominio sobre los órganos del Estado.

Nosotros debemos analizar en concreto la verdadera situación y fuerza política del PCN, no sólo porque ello es importante en si mismo, sino también porque el debilitamiento del PCN trae consigo su descrédito entre la oficialidad de la Fuerza. Armada. Pero a este tema volveremos mas adelante.

d) La votación en los lugares donde nos anularon las planillas de candidatos ( principalmente Santa Ana y San Marcos), demostró el alto nivel de politización de las masas y su gran identificación con la dirección política de la UNO. Ya en 1972 las masas en el Departamento de San Salvador dieron muestra de ese elevado nivel político al votar nulo, de acuerdo a las orientaciones impartidas por la UNO, alcanzando la mayoría absoluta de toda la votación. Ahora los santanecos, los de San Marcos, y otros lugares concurrieron a votar a sabiendas de que no usarían el voto para elegir acaldes, pero que era indispensable utilizarlo para dar apoyo a la UNO y hacer patente su repudio de la política de este gobierno y su partido.

5. Al participar en las elecciones nos propusimos ampliar y profundizar la contradicciones en el seno de las clases dominantes y sus instrumentos poder. ¿Qué se consiguió en este terreno?

Para analizar esta cuestión es conveniente que enfoquemos aparte las contradicciones entre las clases dominantes propiamente tales y las contradicciones en sus instrumentos de poder.

En cuanto a las contradicciones entre la gran burguesía oligárquica y el gobierno, pudo apreciarse que llegaron bastante atenuadas al proceso electoral, a diferencia de las elecciones presidenciales y de ciertos momentos de 1973 (principalmente agosto-septiembre, cuando se aprobó la Junta Monetaria y estaban en marcha preparativos, prácticos para proceder a una reforma agraria) La atenuación de estas contradicciones tiene su causa en el abandono del gobierno de Molina de su disposición inicial a emprender el camino de las reformas económicas, trazadas por el “Plan Quinquenal” y la consiguiente reorganización de su Gabinete con cuadros fieles a la oligarquía.

En realidad la oligarquía tomada en conjunto parece haberse reagrupado alrededor del gobierno de Molina aunque no pueden considerarse totalmente liquidadas sus contradicciones con este, y ellas tenderán a volverse agudas cuando se complique más la situación económica del país, o cada vez que el gobierno bajo la presión de las masas o/y de las corrientes reformistas que hay en las filas militares, haga cualquier amago de volver al camino desechado, o si no fuera suficientemente enérgico para reprimir y contener las luchas de masas que han de arreciar.

No obstante la atenuaci6n de las principales contradicciones que venían activas entre las clases dominantes y el gobierno, y entre ciertos agrupamientos de industriales y terratenientes, persisten las inconformidades y los descontentos en torno de asuntos secundarios, que también pueden tomar virulencia como efectos de la agravación de la situación general del país. Son ejemplo de esto lo que pueda ocurrir con la producción de granos básicos y los controles para su exportación, los amagos para frenar el alza de precios, la eventual elevación de los salarios mínimos, etc., etc.

Esta vez el PPS y el FUDI no pasaron de ser expresión de los pequeños grupos de oligarcas que los dirigen y no reflejan , como en 1972 los agrupamientos amplios de la gran burguesía industrial y agraria.

Pero la atenuación de las contradicciones entre la oligarquía y el gobierno del PCN, conseguida a costa de aplazar las reformas, creó la posibilidad de que se agudizaran las contradicciones del gobierno y su partido con la mayoría de la oficialidad de la Fuerza Armada, donde las ideas reformistas han echado algunas raíces. La campaña electoral de la UNO, el enorme respaldo de masas logrado por ésta, influyeron para que esa posibilidad se haya concretado y para que tales contradicciones entraran, como ha empezado a notarse, en un periodo de agravamiento.

Son indicios bastante claros de la disconformidad prevaleciente en el cuerpo de oficiales, la conducta observada por la Fuerza Armada durante el proceso electoral. Hablando en general puede decirse que durante la última campaña, a diferencia del cuadro a que estábamos acostumbrados, no se hizo sentir la: presión contra los activistas, ni las consabidas presiones de la Guardia Nacional sobre el electorado rural.

El PCN se vio así orillado a intensificar sus maniobras tinterrillescas, a utilizar en mayor escala al CCE, a las Juntas Electorales Departamentales y Municipales para “ganar” diputaciones y alcaldías en los escritorios y a forzar desesperadamente la participación de las Patrullas, utilizando para ello el resorte de la ORDEN que se mueve desde Casa Presidencial.

La excepción fueron algunos lugares donde participó la Guardia y la Policía de Hacienda, en las tareas de presión sobre los ciudadanos, en la expulsión de los vigilantes de oposición de las mesas receptoras, en el relleno y robo descarado de urnas, etc. Donde los Comandantes departamentales son especialmente reaccionarios, como en Santa Ana, pudo verse contingentes de soldados realizando patrullajes intimidatorios el 10 de marzo (en Chalchuapa, Metapan y otras localidades); en La Unión, donde el Comandante (Cnel. Larios Guerra)
es gangsteril, además de reaccionario recalcitrante, el aparato militar fue empleado el día de la votación para el más escandaloso y burdo de todo los fraudes: allí aparece votando el 96% del electorado inscrito, mientras que en el vecino Dep. de San Miguel, con mayor politización, sólo concurrió el 55% incluido el fraude y en el país el promedio oficial dudosamente pase del 60%. Algo parecido ocurrió en el Departamento de Morazán.
En Quezaltepeque donde el puesto de Guardia se mantuvo en expresa actitud neutral, el Alcalde pecenista un verdadero pandillero lanzado a su reelección, recurrió a emplear la Policía Municipal en las tareas represivas, en el robo de urnas, etc. La llegada al día siguiente a las elecciones de fuertes contingentes de la Guardia Nacional provistos con armamento pesado (ametralladoras y tanquetas), fue conseguida por los pecenistas con el informe falso de que allí “los de la UNO estaban fuertemente armados y a punto de levantarse en insurrección.” Sin embargo esos refuerzos se mantuvieron realizando patrullajes intimidatorios únicamente, durante los días 11, 12, y 13 de marzo.

Desde luego, no puede considerarse esta lista de ejemplos como un inventario completo de todos los casos en los que la Fuerza Armada tuvo una participación coactiva directa en las elecciones y el fraude, pero de todos modos sí estamos en condiciones de afirmar que este vez, a diferencia de las elecciones celebradas durante los últimos 14 años, la Fuerza Armada no actuó uniformemente y, en su mayoría, simplemente no se inmiscuyó directamente en el proceso electoral.

¿Cual o cuales fueron las causas de esta conducta?; ¿Temor de la alta jefatura que se produjera una nueva quiebra de la unidad de la institución, como el 25 de marzo de 1972? ¿presión concreta y expresa de la oficialidad que se resiste a seguir siendo involucrada en operaciones burdamente sucias, como el fraude electoral?; ¿resistencia de los militares a continuar jugándose por y para un partido desacreditado como el PCN?; ¿actitud consciente de sectores militares que tienen mando decisivo para dejar al PCN expuesto a la derrota con el fin de favorecer otros proyectos políticos?; ¿rechazo a la política
comprometida con la oligarquía que este gobierno aplica, descontento porque dio la espalda a sus promesas reformistas que llevó Molina de cuartel en cuartel por medio de reuniones con la oficialidad? ¿búsqueda de un camino nuevo? etc., etc. Estas y muchas otras son las interrogantes que surgen y que debemos investigar y analizar. Seguramente hay algo de cada uno de estos motivos, aunque no podemos decir cual de ellos predominó.

En todo caso, la conducta de la Fuerza Armada en el reciente proceso electo es altamente indicativo, de que la. oligarquía y la reacción en general han comenzado a enfrentar dificultades para manejarla a su gusto y sabor.

Esto que ocurrió en el reciente evento eleccionario, más otros hechos e
informaciones en igual sentido, revisten una importancia grande para el futuro proceso político en nuestro país y tanto nosotros, como todas las fuerzas populares que quieran actuar con seriedad y responsabilidad debemos plantearnos sin rodeos y sin prejuicios, el problema de nuestra actitud, de nuestra línea hacia la Fuerza Armada.

¿Es fatal que la lucha por un gobierno de transición como el que plantea el programa de la UNO tenga que desarrollarse contra la Fuerza Armada y que sólo podría instalarse si ella fuera derrotada? ¿Puede aspirarse a contar, para el logro de ese objetivo, con una parte e incluso con la mayoría de la Fuerza Armada?. Estas son interrogantes que han madurado objetivamente en nuestro país y a las cuales debemos dar sin evasivas una respuesta concreta, porque no podemos seguir adelante sin adoptar definiciones en este asunto del cuál depende tanto de nuestra estrategia y táctica, de nuestro estilo y
formas de acción.

Los grupos ultra-izquierdistas han definido ya su respuesta: ellos consideran que la revolución sólo puede avanzar y triunfar derrotando a la Fuerza Armada. ¿Es esto correcto-? ¿apoyará el pueblo salvadoreño ese camino?.
Al analizar este problema debemos tener el cuidado de no guiarnos por afirmaciones o negaciones dogmáticas, que no tengan por base los hechos de la vida de nuestro país, sino que transforman’ en “verdades” lo que en realidad solamente son frases altisonantes, “revolucionarias” por sus adjetivos. Además, el análisis de este problema no puede hacerse al margen de la experiencia latinoamericana de nuestros días, que es tan rica y tan ilustrativa, porque el proceso histórico que vive nuestro país es en esencia el mismo que vive la América Latina. Tampoco debe hacerse el análisis fuera del contexto mundial, donde la correlación de fuerzas favorece de continuo al socialismo contra el capitalismo.

La Dirección ha comenzado a elaborar su pensamiento a este respecto, y llama a todo el Partido a dar el aporte de las opiniones de sus militantes, en especial de sus cuadros experimentados.

6. Nos propusimos oponer la alternativa de apertura revolucionaria que ofrece el Programa de la UNO, al desarrollismo económico dependiente que enarbola el gobierno.

Para medir los logros respecto a este objetivo, ya hemos anotado hechos y elementos de juicio a lo largo de las páginas anteriores.

En efecto, el mayor relieve que adquirió el tema anti-imperialista en la propaganda de la UNO y, sobre todo, la polarización alcanzada entre ésta y el PCN, son hechos que nos hablan precisamente de que, no sólo opusimos la alternativa programática de la UNO al desarrollismo pro-imperialista oficial, sino que además obtuvimos en ese esfuerzo un resultado práctico, incluso mayor de que se esperaba. Al decir esto nos referimos al enorme respaldo que recibió la UNO contra una campaña intensa de propaganda oficialista en la que se presentaba al gobierno como “un equipo eficiente de trabajo”, (“hombres de acción”), empeñado en realizaciones prácticas desarrollistas y “nacionalistas” (Hidro-Eléctrica del “Cerrón Grande”, Aeropuerto Internacional de Comalapa, Ingenio Jiboa, Banco Agropecuario, FIGAPE, Fondo Social de la Vivienda, FOCCO, OMCOM, etc. )

Durante la campaña reciente, como todos recordamos, fue concentrada la propaganda de la UNO en desenmascarar el falso nacionalismo pregonado por el régimen y descubrir ante los ojos del pueblo el verdadero fondo de entreguismo a los monopolios internacionales yanquis que impregna su política.

La propaganda de la UNO se centró asimismo en demostrar el carácter superficial de simples parches que tienen las medidas ya mencionadas, las que el gobierno presenta como’“cambios” trascendentales. A1 mismo tiempo durante los dos meses de campaña se hizo un nuevo esfuerzo por acrecentar y fortalecer la conciencia popular acerca de que la única salida para dar solución a los graves problemas que agobian al país y ponerlo en la ruta del desarrollo independiente, está en las radicales transformaciones anti-oligárquicas y anti-imperialistas.

La liquidación de la base política del PPS y el FUDI, y la polarización total entre PCN y UNO expresa precisamente que, en términos generales y globales, ha sido culminada con éxito la tarea de convertir la alternativa anti-oligárquica y anti-imperialista en la única opción que tiene el país, detrás de la cual se alinea la mayoría de la parte políticamente activa del pueblo salvadoreño.

Desde luego, no está hecho todo en este terreno. Habrá que trazarse ahora planes de trabajo que permitan consolidar y profundizar el pensamiento político de las masas. Lo que se ha logrado, al alinear a tan extensas masas populares tras el programa de cambios de la UNO, ha sentado premisas para que podamos proponernos nosotros los comunistas, objetivos de mayor alcance en cuanto a radicalización del pensamiento de amplios sectores.

Desde luego, no se trata de que hagamos a un lado el programa de la UNO y nos dediquemos a trabajar por uno más radical. Eso sería un grave error que conduciría a romper el frente único y o frustrar la posibilidad de su victoria, más o menos cercana. Se trata de otra cosa: llevar a las masas, principalmente a los sectores políticamente más activos de la clase obrera, la ideología revolucionaria del proletariado, la conciencia revolucionaria de la lucha por el socialismo, como la meta a alcanzar después de cumplir las tareas del programa de “Democracia, Independencia, Cambios y Progresos’ es decir , después de realizar las tareas anti-imperialistas y anti-oligárquicas.

Como sabemos, entre una y otra etapa de la revolución no hay un abismo de separación, ambas forman parte de un mismo proceso revolucionario, y en esta época de paso a escala mundial del capitalismo al socialismo, esta es una verdad que cuenta a su y favor con una tremenda fuerza histórica.

Así, comprender a la meta socialista y luchar por alcanzarla, no debe conducirnos a contraponer la lucha por el socialismo a la lucha por los cambios democráticos, anti-imperialistas y anti-oligárquicos postulados por la UNO, sino todo lo contrario: la conquista de un gobierno que realice ese programa es lo que nos acercara decisivamente a la meta socialista.

Únicamente los ultra-izquierdistas contraponen la lucha por el socialismo a las metas democráticas y anti-imperialistas, intentando conducir el proceso revolucionario por un camino voluntarista y caprichoso, que no toma en cuenta el estado real de nuestro país en el que, habiendo madurado objetivamente, para la inmensa mayoría del pueblo, las tareas anti-oligárquicas y anti-imperialistas, no han madurado sin embargo las tareas anti-capitalistas totales, las tareas socialistas. Los ultras no comprenden , ni quieren comprender, el intimo y total vinculo histórico que une a estas dos etapas de la revolución en nuestro país y por eso acusan a la UNO de “burguesa” y a nuestro partido de “oportunista de derecha.”

La vida, sin embargo, esta demostrando que nosotros y no ellos, tenemos la razón. No es casualidad que el pueblo se agrupe en torno de la UNO y su Programa; ello indica, precisamente, que esas son las tareas maduras, que la revolución puede avanzar efectivamente en la práctica, desplazar a las clases dominantes del poder y crear un gobierno popular, precisamente alrededor de ese programa y no de otro. Mientras, los ultras se ven relegados a un trabajo de pequeños grupos, aislados de las grandes masas, cuyas acciones son también incomprendidas por la mayoría del pueblo.

Por eso mismo es que la consigna de los ultras de abstenerse en las elecciones no fue acatada por las masas que son activas políticamente en nuestro país. Todo lo contrario, allí donde hay más politización (departamentos de San Salvador, Santa Ana, La Libertad y ciertos lugares de otros departamentos, como algunos de San Vicente, La Paz, Cuscatlan, Usulutan, etc.,) la UNO obtuvo un altísimo respaldo en la votación; en algunos casos por encima del nivel alcanzado en 1972.

Debe destacarse que los éxitos que los ultras consiguieron en los primeros días entre agrupamientos de elementos avanzados (del movimiento de “los cristianos por el socialismo” y los maestros), en el. sentido de que no debía participarse en el proceso electoral, fueran rápidamente revertidos por el empuje de nuestro trabajo ideológico y político de réplica dentro de esos mismos grupos; de manera que al final eran muy pocos los que se mantuvieron en las posiciones abstencionistas recomendadas por los ultras y por los directivos magisteriales que les son adictos.

Esto nos dice dos verdades: la primera es que el peligro de la desviación “izquierdista” debe considerarse seriamente; la segunda es que podemos vencer ese peligro si trazamos una táctica acertada, si nos lanzamos a su decidida aplicación práctica y si, al mismo tiempo (y sin dejarnos arrastrar a convertir nuestro trabajo en una maratón de discusiones), desarrollamos una lucha ideológica sistemática y ágil en contra de tales concepciones erróneas, en defensa de la línea de nuestro Partido.

BALANCE DE LOS OBJETIVOS ELECIORALES PROPIAMENTE TALES

El balance del cumplimiento de éstos objetivos no pudo realizarlo la C. P., porque no se disponía de los datos definitivos a causa del lento y mañoso escrutinio que aún no terminaba tres semanas después de la votación, cuando se realizo una reunión dedicada al análisis de la experiencia electoral.

Sin embargo, al momento de imprimirse este informe, parece que el número diputados de la UNO quedará en 15 ( 8 anteriormente) y dentro de ellos nuestro Partido consiguió plenamente el número de diputados que se propuso.

Nada podemos decir en cuanto a un balance general relativa a las alcaldías. Los casos concretos que se conocen son ya del dominio general.

En los seminarios abiertos de cada lugar podrá abordarse este tema con más conocimiento de la situación concreta y profundizarse en el balance critico y autocrítico respecto a los respectivos objetivos electorales.
IV
He aquí algunas de las tareas más importantes que se nos plantean después del proceso e1ectoral reciente:
1. Ampliar y consolidar el frente único: determinar bien cuáles son las nuevas fuerzas que deben y pueden ser atraídas a formar parte de él y determinar para cada una, una política concreta y método concreto de relación.
Resolver los problemas orgánicos que esto plantea, partiendo del principio de que las incorporación al frente único democrático, anti-imperialista y anti-oligárquico quiere decir en todos los casos y necesariamente la incorporación a la UNO.
2. Conseguir un crecimiento numérico sustancial del Partido y la Juventud Comunista y un notable mejoramiento de su eficiencia, lo mismo que un mayor dominio de la línea general y táctica; para lo cual es condición decisiva consolidar ideológicamente nuestras filas, defendiendo la línea del Partido de los ataques “ultra-izquierdistas” y de las desviaciones economistas.
3. Impulsar el ensanche del movimiento sindical y de la organización de los trabajadores agropecuarios y campesinos; adelantar decisivamente hacia la unificación del movimiento sindical y el desarrollo de la alianza obrero-campesina.
4. Convertir nuestro frente político legal en una organización política permanente, impulsar su organización y desarrollo en el mayor número de lugares que nos sea posible; hacerlo participar activamente en las luchas de masas.
5. Intensificar los esfuerzos y promover ampliamente la lucha a favor de una solución pacífica al conflicto con Honduras, de acuerdo a la orientación trazada por la declaración conjunta con el PCH, teniendo en cuenta que este conflicto puede agravarse de modo brusco , entre otros factores, (que se agrega a los ya señalados en el documento en que analizamos el problema), por el fuerte debilitamiento político y la agudización de sus contradicciones internas que el régimen sufre en nuestro país a consecuencia del reciente revés electoral.
6. Definir las tareas y el estilo de trabajo de nuestros Diputados y, en general de la fracción parlamentaria de la UNO en relación con el fomento y desarrollo de la lucha de masas y de las demás tareas políticas.
7. Definir nuestra táctica frente a las elecciones de 1976 y la perspectiva para las presidenc