SAN SALVADOR; 26 de diciembre de 2007 (SIEP) “A punto de concluir el año 2007 cumplimos nuestros compromiso de publicar las partes restantes de dos importantes documentos del Partido Comunista de El Salvador, de su Programa Agrario de 1964 y de Planteamientos del PCS de 1966”explicó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas Sarbelio Navarrete.”
Agregó que “la parte final del Programa Agrario, aprobado por el V Congreso del PCS en marzo de 1964, comprende importantes conclusiones sobre “las tareas inmediatas” así como un resumen histórico del problema agrario en El Salvador, elaborado por el dirigente comunista Schafik Handal.”
En las tareas inmediatas señala el documento del PCS que “tienen intereses comunes contra la oligarquía y el imperialismo: el proletariado de la ciudad y del campo, los campesinos, la pequeña burguesía urbana y la burguesía media del campo y la ciudad. Son estas las clases que forman el pueblo en la presente etapa histórica de nuestro país La columna vertebral de la unidad antifeudal y anti-imperialista del pueblo deberá ser la alianza obrero-campesina, porque la clase obrera y la campesina son los dos clases más consecuentemente interesadas en hacer triunfar las tareas de la liquidación del feudalismo y de la liberación nacional. La alianza de esas dos clases es garantía de firmeza y poderío de las fuerzas revolucionarias. Mientras ella no sea forjada, las batallas decisivas de la Revolución no habrán madurado.”
En el resumen histórico se sostiene que “en los latifundios privados dominaban a principios de la colonia, las relaciones esclavistas de producción. La encomienda era en realidad esclavitud y los latifundistas que habían recibido indígenas “encomendados”, realizaban las labores en sus grandes propiedades usando ampliamente de su mano de obra esclava. En los latifundios privados existían, casi siempre, una parte de la tierra entregada en parcelas a campesinos mestizos (hijos do españoles o indígenas), para que las sombraran con cultivos propios, a cambio de pagar al terrateniente una renta en especie y de prestarle servicios personales gratuitos. Esto tipo de relaciones de producción es la típica servidumbre feudal que estaba en boga en Europa.”
Con relación al segundo documento, publicado en enero de 1966, contiene interesantes secciones sobre las posiciones del PCS ante la religión, las fuerzas armadas, la democracia, el Mercado Común y la integración centroamericana e incluso sobre las vendedoras ambulantes.
Sobre la religión, afirma que “es cierto que los comunistas no creemos en la existencia de Dios. Somos ateos. Pero también que llegar a establecer quién tiene la razón, si nosotros o, los creyentes religiosos, en cuanto a este problema de la existencia de Dios; es algo que solamente se conseguirá en un futuro muy lejano. Nosotros creemos firmemente que tenemos la razón y que si la sociedad fuera transformada revolucionariamente de modo que se construyera una nueva vida en la que todos tuvieran la posibilidad de recibir una educación científica y no sufrieran el rudo padecimiento de la explotación económica y la opresión política, se iría abriendo paso a una nueva concepción del mundo, y del Hombre, de sus orígenes y leyes de desarrollo que no reconoce misterios y no necesita de explicarse las causas de lo que ocurre y existe por la voluntad de seres sobrenaturales, como Dios. Los religiosos creen por su parte que son ellos quienes están en la razón y que nosotros seremos finalmente convencidos de la existencia de Dios.”
Sobre las fuerzas armadas, la opinión es que “los soldados y agentes de los cuerpos de seguridad se reclutan entre los jornaleros del campo y los trabajadores de las ciudades, lo mismo que entre los campesinos pobres y acomodados. Los oficiales proceden de las capas de campesinos acomodados o ricos, o de las capas medias de las ciudades. Solamente muy pocos tienen su origen en familias millonarias. No hay duda pues de que las Fuerzas Armadas proceden del pueblo. Pero entonces resulta más absurdo que, procediendo del pueblo, estén al servicio de explotadores y opresores.”
Y con respecto a las vendedoras ambulantes se considera que “el problema de las vendedoras ambulantes no se resuelvo con hacer Mercados. Este problema refleja la falta de empleos suficientes para toda la población en edad de trabajo y de empleos con un salario suficiente. El problema de las vendedoras ambulantes solamente se resolverá cuando se haga la Reforma Agraria, se industrialice al país con una orientación patriótica, se elimine el dominio de la oligarquía de los 14 grandes y de los monopolios yanquis, se realicen todas las demás reformas sociales. Por eso el Partido Comunista El Salvador sostiene que debe cesar la persecución a las vendedoras ambulantes, que debe garantizarse a estas mujeres su derecho a ganarse la vida con su trabajo. Los pretextos de ornato de la ciudad y de la inconveniencia para el turismo, no pasan de superficiales argumentaciones que, más que justificar la represión contra estas trabajadoras constituyen un insulto a la dignidad humana! Basta de maltratar a las vendedoras ambulantes! !Respeto absoluto a su derecho a ganarse la vida trabajando honradamente!
El Lic. Pineda concluyó que “el conocimiento del pensamiento de los comunistas salvadoreños en la década del sesenta del siglo pasado, es clave para comprender el desarrollo ulterior de los procesos políticos y la lucha revolucionaria en nuestro país y es por esto que publicamos en esta ocasión ambos documentos en su totalidad.”