SAN SALVADOR, 7 de julio de 2009 (SIEP) “El 28 de febrero fue un parteaguas en la historia política salvadoreña, tanto para la derecha como para la izquierda…” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”
“Para los sectores populares representó la experiencia colectiva del cierre de los espacios legales de expresión de la voluntad popular, y la justificación plena del uso de la lucha armada para derrocar a la dictadura militar…” añadió.
“El agotamiento de la vía electoral como camino para acceder al gobierno quedo claramente demostrado par amplias masas de la población que hicieron su experiencia política y experimentaron le burdo fraude cometido por los militares y la oligarquía…”
“Personalmente viví esto en Sonsonate, desde el comando departamental de la UNO, de como la dictadura no permitió que nuestros vigilantes electorales ingresaran a los centros de votación. Presencie la frustración y el deseo de luchar de centenares de jóvenes y pueblo en general…”
“Es a partir de esta experiencia del 77 que el PCS habla de insurrección popular y se crean las condiciones para el viraje a la lucha armada que es ratificado luego en el VII Congreso de marzo de 1979, y que permitió acercarse y unificarse con las otras cuatro formaciones de izquierda, las FPL, el ERP, las RN y el PRTC, que ya navegaban en estas aguas de la rebeldía armada .”
“Este es un documento clave del PCS ya que refleja precisamente ese momento de viraje en el pensamiento político de los comunistas salvadoreños, que los llevó posteriormente a crear las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL, y al nacimiento primero de la DRU y luego del FMLN en octubre de 1980.”