Chamba Simán

Chamba Simán – Wednesday, August 09, 2006 hora 13:27

José Humberto Velásquez

A Salvador Simán lo conocimos en el campo Escuela La Bermuda en la década de los 40´s. Era una hacienda en la jurisdicción de Suchitoto que reunía a los Scout de El Salvador, a quienes el padre Juanito (García Artola) se empeñaba en llamar “Exploradores de El Salvador”. Chamba y su hermano Félix militaban en la tropa del Colegio Liceo Salvadoreño, no recuerdo si allí también andaba Teófilo.
Nosotros éramos de la Sexta tropa en la Catedral Metropolitana. Asistíamos por primera vez a un campamento scout y nos tocó presenciar la emocionante ceremonia de la “Segunda partida de lo Adelantados” (Rovers Scouts).
Se trataba de la investidura de grado más alto de los Scouts mayores de 17 años que consistía en viajar solo a la montaña, mostrando que era capaz de cuidar de si mismo.
En esa ocasión, cuatro fueron los valientes muchachos protagonistas de la Partida: Salvador Simán, Armando Zelada, Dicky Alarcón y Rolando Duarte. Regresaron al campamento desde distintos puntos hasta el día siguiente.
Chamba fue, lo miro ahora, la encarnación viva de lo que entonces era el ideal esculta, el ideal del antiguo caballero. Un joven que rinde culto al honor y a la palabra empeñada, valiente sin miedo al esfuerzo, acogedor, simpático y servicial. Chamba era todo eso y más, pues por otra parte su religión no era de una hora cada domingo, sino de todos los momentos y toda la vida. La última vez que lo vi fue en el 2005 en la Basílica del Sagrado Corazón; fui invitado a un matrimonio y durante la misa él estaba en la banca de adelante; a la hora del saludo fraterno entre los fieles Chamba saludó a quienes estábamos atrás.
Inmediatamente me reconoció y me llamó por mi nombre.
Chamba era más bien introvertido, pero muy buen conversador y amigable. Durante un tiempo fue junto con Chepe (Mayorga Rivas) jefe de la tropa e hizo muy buena amistad con todos, particularmente con el padre Alférez (Monseñor Toribio) el capellán. Supo de mi interés por el inglés y me convidó a su casa para enseñarme. Vivía en la 1a. Calle Poniente y 15a. avenida norte, muy cerca de Carlos y Foncho Mata, Louis Dicky Alarcón, el Perico (Edgardo) Córdoba. Entonces supe que ya estudiaba también francés y, con el tiempo, se hizo notorio su dominio de 5 ó 6 idiomas. Sin embargo, la imagen permanente que guardo de Chamba Simán es la unción con que en La Bermuda pronunciaba a la hora del silencio la oración del Explorador:
Señor, enséñame a ser generoso / a servirte como lo mereces / a dar sin medida / a combatir sin miedo a que me hieran / a trabajar sin descanso / y a no esperar más recompensa que saber que hago tu voluntad.
Creo que esa oracioncita es ahora el resumen de su vida.

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