El marxismo en América Latina

El marxismo en América Latina
Enajenación y nacionalización del socialismo latinoamericano (Córdoba, Alción Editora, 2010)

En un notable ensayo, Roberto A. Ferrero analiza la enajenación y la nacionalizació n del socialismo latinoamericano; es decir, aborda las deformaciones eurocéntricas y los intentos tendientes a captar a la auténtica realidad continental.

Enajenación y nacionalización del socialismo latinoamericano (Córdoba, Alción Editora, 2010) es un voluminoso estudio integral y sistemático del papel desempeñado por marxistas y no marxistas en la construcción del socialismo en este continente; más precisamente, realiza la historia crítica de su elaboración en Europa y de su aplicación en América Latina diferenciando las distorsiones del eurocentrismo de aquellos esfuerzos destinados a lograr su adecuación a las propias condiciones sociales: enajenación en un caso, y nacionalizació n en el otro supuesto.

Sobre la base de esa distinción se organiza el libro en dos partes. La primera está dedicada a denunciar las variadas formas de enajenación en que se ha incurrido en nombre del marxismo. La segunda destaca los distintos intentos de captación de la singularidad iberoamericana a través de descartar las categorías inaplicables del marxismo, de mantener sus núcleos valiosos y de crear otras categorías. La búsqueda de un conocimiento real tiende a tornar eficaz la acción revolucionaria en pos de la emancipación y de la justicia. Como es propio de la concepción marxista, se procura el conocimiento efectivo para poder transformar la realidad.
El socialismo enajenado
En la parte inicial, el autor se propone desentrañar el origen y la aplicación de aquellas tesis de los fundadores del marxismo que resultaron un obstáculo para la correcta interpretació n de la realidad social de este continente. Parte para ello de una cuestión medular:

“Entre las tesis de Marx aceptadas sin beneficio de inventario, como una verdad revelada, por la intelectualidad marxista argentina y latinoamericana se destaca una: nada menos que la entera concepción del desarrollo social, que había sido elaborada a partir de los datos históricos de la Europa Occidental y era, por lo tanto, unilateral, y por ello no idónea para la explicación del conjunto de la historia universal” (p. 9).

Sobre la base de este desajuste fundamental se aceptaron categorías que dificultaron seriamente la captación de la auténtica originalidad propia. La falsa conclusión derivada del procedimiento afirmaba que estos países habían vivido los mismos períodos y fases del pasado europeo.

Las aplicaciones se realizaron ignorando o prescindiendo de aportaciones de Marx y Engels formuladas con posterioridad a la publicación del Manifiesto comunista, sobre las relaciones existentes entre las potencias europeas y los países atrasados del mismo continente (Irlanda, Italia, etc.), y las mantenidas con los dominios coloniales periféricos (India, China, etc.). Habían arribado a rectificaciones: la liberación de Irlanda no necesitaba previamente la revolución socialista inglesa, como antes suponían, y la dominación de la India carecía de sentido progresivo, como creían precedentemente. En medio de la divulgación esclerosada, repitieron que no se darían inevitablemente en los restantes continentes las mismas etapas de la historia europea.

A América Latina llegó la versión dogmática del marxismo propagada por la II Internacional, que no difundía la permanente actualización del pensamiento de los fundadores. De ese modo, se impregnó la doctrina de rígidas afirmaciones, de recetas inaplicables y de pronósticos que no se cumplían. Pero la fuente de ciertos desenfoques también se encontraba en el marxismo originario, que mantuvo el señalamiento de la distinción entre civilización y barbarie, la confianza en los beneficios generales del libre cambio, el rechazo del poder centralizador del Estado, la inclusión de los países latinoamericanos entre los pueblos “sin historia”, etcétera.

Ferrero cierra la primera parte de su libro con la crítica del juanbejustismo, el codovillismo y el raurichismo en la Argentina, y también explica los fracasos del reformismo socialista, el comunismo estalinizado y el ultraizquierdismo desarmado y armado en diversos estados iberoamericanos.
Nacionalizació n del socialismo
La nacionalizació n del socialismo corresponde al proceso de rechazo de las categorías eurocéntricas que obstaculizan la comprensión de la realidad latinoamericana, a la adopción de aquellas que posibilitan la indagación de las peculiaridades continentales y a la creación de nuevas categorías. Ferrero destaca lo que en el marxismo resulta prescindible, aquello que perdura con vigencia (teoría de la revolución permanente, teoría del desarrollo desigual y combinado, lucha de clases, etc.) y lo que conforma el conjunto de contenidos duros (materialismo, dialéctica, historicismo, etcétera).

Sostiene además que la creatividad de categorías se produjo en sectores autocalificados de marxistas (J. A. Ramos en la Argentina y V. Trías en el Uruguay) y en grupos antiimperialistas que no se postulaban como marxistas (Eric Williams de Trinidad y Tobago y Juan Bosch de República Dominicana).
Pero el complejo proceso de nacionalizació n careció de una evolución lineal. “No necesariamente la nacionalizació n del marxismo sigue una línea ascendente –que sólo puede ser considerada idealmente– en la que la etapa de nacionalizació n sigue indefectiblemente a aquella de enajenación. Puede ser que ambos procesos se cumplan de modo paralelo, como en la Argentina: mientras algunos pensadores avanzan por la nueva senda, otros se conservan en la antigua concepción del marxismo eurocéntrico. O pueden darse fenómenos de retroceso, como en el Perú, donde las originales tesis nacionales de Mariátegui son sustituidas a su muerte en 1930 por categorías absurdas y dogmáticas extraídas del arsenal de la Internacional Comunista estalinizada” (p. 327).

Ferrero destaca los aportes de la izquierda nacional y su gravitación en otros países: la postulación de la unidad latinoamericana, la caracterizació n del peronismo como movimiento progresivo, la descripción de la sociedad agraria dependiente, la identificació n de la oligarquía capitalista pero no burguesa, el papel dual de las fuerzas armadas en una semicolonia, etcétera.
Breves consideraciones críticas
Son muy escasas las objeciones que pueden señalarse a este voluminoso ensayo. Si bien es cierto que en una obra precursora como América Latina: un país, de Jorge A. Ramos, se nota la influencia del revisionismo nacionalista, no parece ajustado incluir esa versión historiográfica como una de las tres fuentes constitutivas de la izquierda nacional en la Argentina.

En realidad, como el mismo Ferrero lo reconoce, la producción de la corriente, tan vasta como valiosa, se elaboró con un posicionamiento tan crítico del liberalismo mitrista como del nacionalismo rosista. La incorporación de José Ingenieros a la breve nómina de los impulsores del socialismo nacional queda efectuada con las debidas precisiones de tiempo y lugar, pero la inclusión sin acotamientos de Alfredo Palacios resulta forzada.

Pese a sus momentáneos arrebatos nacionales, nunca se desprendió de la pesada carga elitista y racista con base en el positivismo. La consideración del cantonismo como un movimiento distintivo del socialismo latinoamericanista aparece con una apoyatura argumental insuficiente, que torna procedente una revisión de la interpretació n proporcionada. En cambio, resultan abundantes los méritos incuestionables del libro. En forma sintética pueden mencionarse los siguientes:

• Aborda una temática crucial para el presente y el futuro del pensamiento y la acción del marxismo en estas latitudes.
• La cuestión no contaba con los estudios suficientes que su importancia requería.
• Realiza el análisis con la exhaustividad y el rigor que el tema merece.
• Lejos de la formal distancia académica, la obra refleja la pasión transformadora que impulsa al autor.
• Provee una información valiosa por su vastedad, variedad y origen.
• Su aporte hermenéutico corrobora la presencia de un crítico coherente, vigoroso e implacable.
• Conforma un libro sumamente interesante para los veteranos de la corriente, además de indispensable para las nuevas promociones militantes.
• Posee la meritoria claridad expositiva que caracteriza al conjunto de la producción del ensayista.
• Se ubica como la obra cumbre de un escritor fecundo.
• El ensayo se inscribe con singular relevancia en la larga lista de los grandes aportes propagandísticos de la izquierda nacional.
****
Fuente: http://caminosocial ista.wordpress. com/2010/ 07/26/el- marxismo- en-america- latina/

Dejar una respuesta