La guerra popular, continuidad histórica
Por Dagoberto Gutiérrez
Cien años después del levantamiento de Anastasio Aquino, en el centro del país, se produce el levantamiento de 1932, en el occidente del país. En ambos acontecimientos la oligarquía y su ejército degollaron sangrientamente la rebelión, en ambos los protagonistas fueron indígenas campesinos; pero en 1932 hay participación de clases medias.
Casi cincuenta años después del treinta y dos, estalla la tercera gran confrontación histórica y esta vez en todo el país, con una determinante participación de clases medias campesinas, sin clase obrera y sin que la bandera decisiva fuera la de tierra.
La Guerra Popular Revolucionaria de veinte años es parte de un solo cordón histórico y cumplió la misión histórica de derrotar a la dictadura militar de derecha impuesta en el treinta y dos del siglo pasado, de establecer reglas del juego democrático burgués, de civilizar el régimen político oligárquico, de terminar con la fuerza armada como clase gobernante, de asegurar formas del pluralismo político y, finalmente, de establecer un nuevo escenario para la lucha de clases.
El partido comunista de El Salvador, perseguido a muerte desde los años treinta y reorganizado con vigor desde los años cincuenta fue la fuerza política, social ideológica e intelectual que, desde la clandestinidad y la ilegalidad mantuvo con tenacidad, heroísmo y lucidez la lucha popular por el socialismo y la democracia.
En la década del setenta la franja social anti dictatorial se ensancha y la posición radical se reduce, perdiendo profundidad al mismo tiempo que ganaba extensión. Aparecen, larvadas en la crisis económica y política, organizaciones armadas nutridas por clases medias de estudiantes, profesionales y campesinos y esta insurrección de las clases medias determinó, en última instancia, la construcción del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional como una alianza política de fuerzas políticas comunistas, no comunistas y anti comunistas unidas en la lucha contra la dictadura.
El partido comunista se organiza para la lucha armada, luego de una larga e influyente escuela de privilegiada lucha política y, las fuerzas armadas de liberación, F.A.L., conforma, junto a los otros cuatro ejércitos guerrilleros, el mas poderoso ejercito popular que registra nuestra historia. Con las organizaciones armadas creamos una guerrilla, una cabeza política y militar, un trabajo político-diplomático de prestancia internacional y, en mil novecientos ochenta y nueve, el FMLN es capaz de desatar la mayor ofensiva militar de nuestra guerra, con ella demostramos que no era posible, al corto plazo, ninguna solución militar a la guerra y, que la negociación política era inevitable.
Las matanzas de la Derecha, los puñales desnudos de los escuadrones de la muerte, la guerra criminal gubernamental y el apoyo total de Washington al gobierno, fueron derrotados por el pueblo armado y el FMLN es, en esos momentos, sujeto de la única negociación política entre el poder oligárquico y el pueblo.
El partido comunista, junto a las organizaciones hermanas, cumplió con sangre y heroísmo, su papel histórico de luchador inagotable por el socialismo y la democracia, el fin de la guerra abrió históricamente el momento de la post- guerra; pero también determinó el final histórico del FMLN como la mayor alianza política imaginable.
El mundo conocido es cambiado en el momento final de la guerra, se derrumba la Unión Soviética, Cuba queda solitaria, el Imperio invade Panamá y El Salvador inicia el más complejo, tenso y complicado momento histórico.
Los cafetaleros, al perder la guerra, dejan de ser la clase dominante y son sustituidos por los banqueros; la fuerza armada deja de ser la clase gobernante, el movimiento popular no logra descifrar, en tiempos oportunos, que los cambios operados en el mapa político eran la continuación de una política neoliberal pero no la continuidad del proceso histórico popular.
Luego de estar adentro de la sociedad y afuera del sistema político, el FMLN, desaparecido al final de la guerra, es suplantado por un FMLN, que es ahora partido político y persona jurídica situada afuera de la sociedad pero adentro del sistema político.