¿Qué debemos esperar del Gobierno Funes?
La victoria electoral del partido FMLN el pasado 15 de marzo de 2009 y la toma de posesión como Presidente de la República del periodista Mauricio Funes creó fuertes expectativas en los diversos sectores de la vida nacional.
Para unos, en el campo de la izquierda, se trataba del inicio de un proceso difícil de transformaciones políticas y socioeconómicas, que permitiera desmontar los mecanismos nefastos del modelo neoliberal, implementado durante veinte años así como los estilos de corrupción y autoritarismo que habían caracterizado la historia de la vida republicana nacional. El FMLN de fuerza guerrillera en 1980 pasa a ser gobierno en el 2009.
Para otros, en la derecha, se abría un inédito y peligroso período de incertidumbre que podía poner en peligro el sistema de vida basado en la modalidad de capitalismo dependiente y democracia tutelada, y abrirle paso al socialismo. ARENA luego de ocupar el gobierno por veinte años pasa a ser oposición.
La realidad se ha encargado de aclarar los temores y de poner en su justo término las ilusiones y las perspectivas, las posibilidades y los límites del Gobierno Funes. Usando las categorías del pensamiento del filósofo alemán Immanuel Kant podemos con respecto al GF preguntarnos: ¿Qué podemos conocer? ¿Qué debemos esperar? y ¿que debemos hacer? La respuestas a estas interrogantes son de mucha utilidad para avanzar en nuestro proceso de lucha social por la democracia y el socialismo.
¿Qué podemos conocer?
¿Cuales son los principios y límites que rigen el pensamiento, la visión del GF? El GF es un gobierno que políticamente fluctúa entre la reforma y la conservación del sistema. No es el gobierno de la antigua oligarquía financiera pero tampoco es un gobierno popular. Es un hibrido político integrado por dos sectores con visiones diferentes: el que representa Mauricio Funes y el FMLN, que responden a intereses y necesidades comunes pero también particulares.
El GF representa los intereses, por una parte, de un sector empresarial emergente vinculado a sectores empresariales no hegemónicos y del capital transnacional, y por la otra, de una fuerza política y social como es el FMLN. Es un gobierno con dos cabezas y dos corazones. Y esto es una ventaja pero también una debilidad.
Su principal interés común es la sobrevivencia. Para sobrevivir necesitan la gobernabilidad o sea la estabilidad política y a la vez el respaldo popular, en una situación de crisis social provocada por el modelo neoliberal fracasado. Anhelan el mejor de los mundos posibles: enfrentar la crisis sin protesta social. Pero la crisis va originar la lucha popular, y esta va a mover el país. Esta es una realidad objetiva.
Además, Mauricio Funes necesita forjarse una base social mientras que el FMLN necesita credibilidad social, ser percibidos como estadistas. En la búsqueda de satisfacer estas necesidades ambos han construido nuevas alianzas y relaciones, nacionales e internacionales, que permitan transformar este gobierno en un proyecto nacional y no en una eventualidad histórica.
Funes necesita proyectarse como un estadista capaz de convocar a todas las fuerzas nacionales, como lo exhibió con la reciente reunión con las cúpulas de ARENA y del FMLN, y con su llamado a la cordura por el tema de las candidaturas independientes, tanto a la AL como a la CSJ. Y también convertirse en un líder regional, para lo cual utiliza el tema de Honduras.
Existen nuevas alianzas políticas y sociales. Mauricio Funes ha logrado el acompañamiento –antes, durante y después de su elección- de sectores del capital no hegemónico, y del capital transnacional en especial en su vertiente mexicana, así como el estratégico apoyo del Gobierno Obama y de la diplomacia brasileña. Esto explica su gestión por Lobo ante el SICA y la OEA.
La derecha empresarial, por su parte, pone sus ojos y sus chequeras en Bogotá, Colombia, acaba el Grupo Poma de inaugurar un “hotel de lujo” mientras una parte de la derecha política sueña y resueña con la “solución hondureña.”
La presencia del FMLN le garantiza a este gobierno el apoyo de Venezuela y Cuba. Y también de sectores del capital nacional no hegemónico. Y lo que es fundamental, el respaldo popular indispensable, que puede ser movilizado o mantenido como reserva estratégica, ante el aparecimiento de cualquier tipo de crisis en el “matrimonio.” Y Funes lo sabe perfectamente…
Es importante caracterizar al GF para el diseño de una política de alianzas que permita aislar al enemigo más peligro del momento que esta constituido por los sectores golpistas al interior de ARENA y de la ANEP, aliados a sectores derechistas centroamericanos y a fracciones guerreristas del Partido Republicano USA. Estos sectores deben ser aislados y derrotados políticamente.
El dulce encanto del poder y los principios revolucionarios
El FMLN necesita – como lo prueba la experiencia del FSLN en Nicaragua- para dirigir un proyecto nacional no solo capital político y social, que lo tiene de sobra, sino también capital económico. Ser fuerza política, ser fuerza social y a la vez fuerza económica. Como lo es la derecha. Es una necesidad para no ser meramente operadores del sistema político. Y la ineludible construcción de esta base económica que es poder real, es un proceso a largo plazo y conlleva serios riesgos de ser asimilados al sistema.
¿Podrá la conducción del FMLN mantener sus principios revolucionarios y a la vez acumular capital? La vida se encargara de respondernos, y la gente de observarlo, pero lo que es claro es que el sistema –como lo advertía magistralmente Schafik- cuenta con mecanismos para adormecer las conciencias y empujar a manejos “realistas” de la política.
El FMLN no debe olvidar que su fuerza principal insustituible radica en lo que representan esas cuatro letras: una historia de sufrimiento y de lucha. Lo acumulado hasta ahora en capital político –ministerios, alcaldías, diputados, etc.,- y en incipiente capital económico tiene su fuente en este reconocimiento popular. Y no es un cheque en blanco. Por lo que cada uno y cada una de sus dirigentes deben mostrar correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Porque existe el peligro, puede darse incluso, que algunos y algunas los principios se los guardan para las celebraciones y los rituales públicos, pero en su cotidianidad ganan y actúan como ricos, viven, viajan, se visten, se curan, hacen sus compras, sus hijos estudian en universidades caras, han sido asimilados, cooptados. Incluso algunos asisten a iglesias fundamentalistas y no para captar adeptos.
Y no es fácil evitarlo, es un problema ideológico serio vinculado a los espacios ganados. Por eso en la China de Mao cada cierto tiempo se enviaba a los funcionarios a cultivar arroz para que no olvidaran de donde venían.
¿Qué debemos esperar?
El avance o el retroceso de las conquistas sociales durante este régimen así como su gestión política, económica, social e internacional, esta vinculado a la capacidad del movimiento popular y social de incidir con sus banderas reivindicativas así como a la correlación de fuerzas entre la derecha y la izquierda que se refleja en la Asamblea Legislativa y en el Ejecutivo. No habrá avance sin lucha. La desmovilización social únicamente beneficia a la derecha.
En esta compleja situación, al FMLN como la mayor y más experimentada organización de izquierda, le corresponde formular una estrategia que le permita aislar al enemigo principal, acumular experiencia política en la conducción del gobierno central, y no descuidar la relación con los sectores populares, de donde se nutre su base política. Y prepararse para el 2012 y el 2014. La clave será como siempre fidelidad a los principios y flexibilidad en la táctica.
¿Qué debemos hacer?
El movimiento popular y social debe de tener la sabiduría de actuar en el marco de un gobierno progresista, fortaleciendo y apoyando las medidas de “compensación social” con la urgente y necesaria lucha por hacer avanzar este gobierno a mayores compromisos a todos los niveles. Al GF hay que exigirle que cumpla con sus compromisos de campaña y acompañar esta exigencia con lucha social. Por ejemplo, la lucha por una Ley de Medicamentos se realiza sin acompañamiento popular y esto debilita el esfuerzo. Y así sucede en varias situaciones, en casi todas.
Existe poca coordinación entre la gestión social gubernamental y el movimiento popular. No hay una estrategia común para incidir desde las diversas mesas del Consejo Económico Social por parte del sector popular representado por MUSYGES, FSNP y la CpC. La empresa privada por su parte, exhibe una interesante estrategia de golpear y concertar, de la cual podríamos aprender.
¿Porque debemos de luchar? Le vamos a agregar a Kant esta cuarta interrogante. Los dos ejes básicos de nuestra lucha deben ser los de un gobierno democrático y de un poder popular. Un gobierno democrático es el que expresa los intereses de los sectores populares que son la mayoría de la población. Es el resultado de una amplia coalición de fuerzas como la que derrotó a ARENA el 15 de marzo del 2009.
El poder popular se construye mediante la organización, la educación política y la movilización de los sectores populares. El poder popular rebasa los marcos institucionales del sistema capitalista y de democracia representativa. El poder popular se fortalece en la medida que derrota en lo político, ideológico y económico, al poder oligárquico. La llegada al gobierno central puede fortalecer al poder popular o puede debilitarlo. Un cambio democrático es un cambio de poder. En El Salvador se conquistó el gobierno, pero los otros pilares del poder oligárquico –económicos, mediáticos, culturales, militares entre otros-continúan intactos.
Una de las grandes interrogantes hacia futuro de nuestra revolución es dilucidar el carácter antiimperialista de nuestra lucha en el marco de una nación dividida, con una tercera parte de su población viviendo en USA, y con la necesidad ya estructural de las remesas y de las aprobaciones periódicas del TPS, que no pueden obviarse y que inciden claramente en el diseño de una estrategia política victoriosa que garantice el rumbo hacia el socialismo.
Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador
San Salvador, 30 de julio de 2010 (A 35 años de las heroicas jornadas del 30 de Julio de 1975)