Hermanos y hermanas:
Este texto, esta parábola, exige que tengamos muchos cuidado en la forma en que lo interpretamos porque corremos el peligro cierto de comenzar a alegorizar cada detalles, es decir, tratar de encontrar significados secretos a cada elemento del relato. Esta tentación de alegorizar que ha sido muy real en la forma en que la comunidad cristiana escuchó este relato, nos puede desviar dramáticamente del significado original que Jesús mismo le quiso dar a la parábola.
El tema central del texto es la tardanza y la postergación de la instalación del Reino que se creía tan inmediato. Es un texto que nos pone en guardia frente a optimismos inocentes que nos hacen pensar que tenemos el cielo al alcance de las manos. Todos aquellos y aquellas que participamos de la Sesión Especial en VIH-SIDA de la Asamblea de las Naciones Unidas (UNGASS) en el año 2001 también pensábamos que el compromiso asumido por los gobiernos y los plazos establecidos para ir encontrando solución a los diversos problemas nos permitiría vivir un futuro inmediato sin sobresaltos. Pero el año 2003 y 2005 han llegado y pasado sin que el texto de la Declaración de Compromiso se transformara en realidad. Todo nos parecía tan cercano y certero que el tiempo de revisión de esos compromisos que se realizará el año próximo nos puede encontrar desanimados y sin aceite en nuestras estrategias.
El texto nos dice que el Reino se parece a unas bodas y nunca lo compara con las vírgenes necias o sensatas. La llegada del nuevo cielo y la nueva tierra parece tardar. Todos teníamos nuestras esperanzas de que un mundo diferente y posible era una realidad a la vuelta de la esquina. Los signos de los tiempos nos muestran que no es así y que la tarea de construcción de otro mundo y otra iglesia llevará más tiempo y más esfuerzo. Este es un tiempo de resistencia frente a tanto fundamentalismo y tantos signos de un vigoroso espíritu conservador y excluyente. Pareciera que en el campo de los derechos humanos y de la promoción social encaramos un incierto invierno. Es por ello que este texto nos puede dar algunas pistas que nos permitan resistir.
La investigación histórica nos muestra que este relato está tomado de una experiencia real y concreta y que nos es una creación literaria de Jesús. En primer lugar nos sorprende que en estas bodas nunca aparece la presencia de un sacerdote porque en el contexto cultural de Israel el matrimonio era una cuestión puramente del orden civil y no culminaba con ningún acto religioso. Esta perspectiva nos podría liberar de una serie de afirmaciones fundamentalistas con relación a la sexualidad y al matrimonio que nos permitiría tener una visión menos sacralizada y mucho más real y próxima a la vida de las personas.
La naturaleza civil del matrimonio no excluye que sea sumamente festiva y en algunos casos excesivamente festiva de tal forma que durante los primeros siglos de la era cristiana los ministros ordenados de la iglesia tenía prohibido participar de esas celebraciones porque muy a menudo derivaban en excesos bordeando abiertamente aquello que hoy consideraríamos pornografía. Pero es sorprendente que muy a menudo Jesús utiliza esta imagen tan cotidiana y presente en la vida de sus oyentes. La tardanza en la llegada del novio era parte del ritual porque como el matrimonio era un contrato de propiedad se negociaba durante largas horas el precio de la novia y los regalos que recibiría la familia de la novia. No negociar y no discutir se consideraba una falta de aprecio y un desprecio sobre la calidad de la novia. Cuanto más se demoraba más aprecio se manifestaba. Este es también un elemento que debemos revisar en nuestro concepto de sexualidad y matrimonio ya que muchas de nuestras afirmaciones tienen un trasfondo claramente de transacción comercial que ya nadie estaría en condiciones de sostener.
El tema central es considerar que es lo que Jesús entiende por mantenernos despiertos porque no sabemos ni la hora ni el día. Esta vigilia indudablemente no significa el no dormirnos porque las vírgenes sabias se durmieron y eso no les impidió entrar en el reino y disfrutar de la fiesta. Esta exhortación positiva a estar despiertos, vigilantes, es un llamado a cumplir con aquello con los cual nos hemos comprometido. Es un poner en práctica nuestras estrategias de construcción de un mundo más justo, fraterno y solidario a pesar de los obstáculos que encontramos en su realización. La utopía, el sueño de una realidad diferente, no es invalidada por la postergación o las dificultades que encontramos en la construcción de redes de resistencia. Estar despiertos, vigilantes, para transformar en actos, en hechos, aquello que afirmamos como compromiso de fe.
Y ese compromiso no se puede postergar. Ahora y aquí debemos trabajar para que la Declaración de Compromiso de los gobiernos que nos prometieron aliviar los sufrimientos indescriptibles que todo el mundo a vivido. También los Jefes de Estado tomaron conciencia de que la situación mundial exige una respuesta mundial y urgente. Nuestra actitud de vigilancia nos mueve a tener una esperanza que nada ni nadie nos podrá quitar. “La epidemia constituye una emergencia mundial y uno de los desafíos más graves para la vida y la dignidad del ser humano, así como para el disfrute de los derechos humanos y para el desarrollo económico”[1]. Esta es también la convicción de aquellos y aquellas que desde las comunidades cristianas tenemos la clara conciencia que el eje de nuestra preocupación pasa por la dignidad de toda persona y por la promoción de los derechos humanos de todos y todas.
Tal como afirmó el Secretario de Naciones Unidas, Dr. Kofi Anna: “Todos y todas debemos reconocer el SIDA como un problema nuestro. Todos y todas debemos asumirlo como nuestra prioridad. No podemos abordar el SIDA con juicios morales o negándonos a afrontar hechos poco agradables; y menos aún estigmatizando a los que están infestados y proclamando que todo es culpa suya. Solamente podemos hacerlo hablando clara y llanamente de las formas como las personas se infectan y de lo que pueden hacer para evitar la infección”. Indudablemente cuando hablamos de los cofactores que promueven la epidemia del vih y del sida no nos limitamos a consideraciones de carácter individual y privada sino que sabemos que la pobreza, la falta de alfabetización, la exclusión y consideraciones culturales de género hacen que muchas personas sean vulnerables a la epidemia, más allá de conductas personales y privadas.
Esta boda nos habla de la alegría que debe vivir aquel o aquella que siente la cercanía de Dios en la construcción de un reino de amor, servicio y esperanza. Frente a ese proyecto tenemos dos actitudes: los necios que no creen que es posible otro mundo y otra iglesia y que tiene una forma de prepararse propia del mundo del consume que todo lo agota en el hoy sin futuro. El evangelio de Mateo considera sensata a la persona que tiene una estrategia de largo alcance y cuya acción se inscribe en un horizonte más amplio de la historia y su sentido. Necios y necias son aquellas personas que tienen conciencia de que es necesaria una transformación de la realidad pero la dimensión y dificultad de la tarea les adormece en la falta de acción.
Aquellos y aquellas que creen con sinceridad en el proyecto de Jesús de Nazaret que nos revela profundamente nuestra relación de hermanos y hermanas y que tienen un sentido de justicia y de promoción de las derechos y dignidad de todos y todas sin fronteras y sin exclusiones son los que construyen estrategias de larga duración. Nadie nos podrá quitar los sueños y las visiones.
El final de la historia, que es la celebración de las bodas de la inclusividad, donde todos los invitados de la segunda lista entrarán junto al Esposo, marcara un punto crítico. Las duras palabras del Esposo a los necios y necias nos muestran la radicalidad del momento y la necesidad ahora de responder con hechos concretos. Ya no es suficiente una fe declamada y declarada. Se necesita una convicción que ponga de manifiesto nuestra estrategia en vivir el proyecto de Jesús de Nazaret. La declaración de no saber quiénes son los necios y necias es porque sus actos no son coherentes con sus afirmaciones. En la fe puesta en acción es que el Cristo del Reino reconocerá a los suyos porque el corazón coincidirá con la vida y los actos.
Para la revisión de vida
Mi vida: ¿es una vida de futuro, de esperanza…? ¿Me lo planteo suficientemente, a pesar de las dificultades y obstáculos?
¿Está nuestra vida demasiado absorbida por los detalles pequeños y diarios, sin previsión de futuro, sin la prudencia de poner en el centro la búsqueda de la Utopía del Reino?
Para la reunión de grupo
– Estos domingos últimos los temas de los evangelios son la esperanza, el futuro, el final… y sus evangelios están tomados del capítulo 25 de Mateo. Repasemos las características de la parte apocalíptica que está al final de los evangelios sinópticos…
– Sabiduría no es erudición, sino saber entender y vivir la vida, saber analizar las cosas, las situaciones y experiencias… con los ojos de Dios. Digamos qué es la sabiduría con palabras y referencias de hoy. ¿Dónde está la sabiduría y los signos en el contexto de la epidemia del vih y del sida ?
– El llamado a la «vigilancia» es un mensaje recurrente en el evangelio. En el fragmento de hoy es claro. Concretamente en la sociedad de hoy, volcada sobre sí misma, atenta sólo a «disfrutar de la vida», ¿qué puede significar el llamado de Jesús a estar vigilantes en el acompañamiento de las personas que viven con vih y con sida?
Para la oración de los fieles
– Por la Iglesia , para que renueve su esperanza y sepa ofrecerla con humildad a la humanidad. Oremos.
– Por todos aquellos que buscan conocer la vida en profundidad, para que se encuentren con el Dios que cuida de todos nosotros y nosotras y nos llama a vivir como hermanos y hermanas, sin fronteras ni exclusiones. Oremos.
– Por todas las personas, para que encuentren en su vida la luz que les lleve a discernir el sentido de la historia y dejar los ídolos que alienan. Oremos.
– Por todos aquellos y aquellas que viven afligidos al ver la muerte como un callejón sin salida, para que la Buena Noticia los abra a la esperanza y dé sentido a sus vidas. Oremos.
– Por todos aquellos y aquellas que viven instalados en lo superfluo de la vida, para que descubran la hermosa tarea que tenemos todos y todas de transformar el mundo en una sociedad solidaria. Oremos.
– Por todos los amigos y amigas, que como semillas de un nuevo mundo y una nueva iglesia, descansan en el Señor, para que gocen ya de a deseada plenitud de la vida, junto al Padre. Oremos.
Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, ayúdanos para que sepamos vivir con toda responsabilidad y esperanza, como nos enseñó Jesús, de manera que se alejen de nosotros el desánimo, la tristeza y la desesperanza y podamos trabajar libremente en la construcción de tu Reino. Por Jesucristo.
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[1] Declaración de Compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA. Periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre el VIH/SIDA 25-27 junio de 2002. Nueva York. Párrafo 2