Martín Lutero debe ir a Mar del Plata…
Reflexión sobre Mateo 23:1-12
“Porque el que se enaltece será humillado…”*
Hermanos y hermanas:
Desde que lo vi por primera vez me impresionó mucho un lienzo realizado por Jorge Jiménez en el Centro Cultural de la Iglesia Luterana. Aparece en el lienzo Martín Lutero acompañando a campesinos salvadoreños que huyen del bombardeo de los helicópteros del ejército. Eran refugiados que buscaban salvar sus vidas. Es muy dramático el mural, como fueron así de dramáticos aquellos momentos de represión y esperanza.
Este cuadro hacía un fuerte contraste con las inmensas catedrales vacías que conocí en Europa. Dos visiones del luteranismo, una visión vinculada a las luchas de los sectores populares y otra visión relacionada con una iglesia casada con las elites económicas, al servicio del capitalismo y la explotación. Los mismo sucede con otras iglesias. Una cosa es el Vaticano y otras las comunidades eclesiales de base y ambas se llaman iglesia.
La vida se compone de imágenes que vamos acumulando en nuestra memoria. Unas imágenes son tristes otras alegres, unas imágenes son de victoria y otras de fracasos. Hay momentos de revolución y momentos de apaciguamiento. Así es la vida. Así fue con Lutero.
La lectura de este día me puedo imaginar habra influido fuertemente en la vida y el testimonio de Martín Lutero, el iniciador de la Reforma. Hace casi quinientos años, una mañana Lutero, un monje agustino alemán, tomó la decisión de levantarse y salir a pegar n la puerta de la iglesia de Wittenberg las famosas 95 Tesis.
Inicio una revolución, ya había imprenta y este escrito se difundio por toda Europa. Fue la chispa que incendió la pradera del feudalismo. Y se inició la Reforma. Y al final la Iglesia Católica Romana, el Papa perdió el monopolio de la iglesia. Y esa Reforma originó a todas las iglesias que nos llamamos evangélicas, y establecio por medio de la lucha la tolerancia religiosa, el pluralismo de iglesias. Y por esa lucha le rendimos hoy tributo a Martin Lutero, el rebelde de la Reforma.
Los poderes de la tierra y del cielo
En esa época el poder terrenal era asimismo el poder celestial. El Papa era el Emperador. Y el Emperador era el Papa. La iglesia era dueña de la tierra y de la vida de la gente. La iglesia mandaba a los ejércitos. La iglesia era el símbolo del imperio romano. Los reyes se convertían en Papas, para dominar, para oprimir. Y la religión era el opio de los pueblos. La gente vivía con el temor al infierno. El Papa, los cardenales, los obispos eran los gerentes de ese sistema de explotación.
Y la iglesia justificaba su dominación alegando que eran representes de Dios, de un Dios que castigaba a los que no obedecían, de un Dios que condenaba a la hoguera a los que se rebelaban. Y esta iglesia aprovechándose de la ignorancia de la gente vendía indulgencias. Las indulgencias eran certificados que exoneraba al que lo compraba de cualquier pecado. Era un pasaporte al cielo.
Uno podía matar y comprar una indulgencia para librarse de ese pecado. Incluso se vendían indulgencias para que los difuntos pudieran salir del purgatorio donde estaban sufriendo y alcanzar el cielo. Se decía que cuando la moneda ofrecida tocaba el cofre del vendedor de indulgencias en ese mismo momento el alma abandonaba el purgatorio y se dirigía al paraíso. El feudalismo como sistema descansaba sobre esta base ideológica.
En esta situación Martín Lutero reflexiona mucho sobre la Biblia, lee mucho los Evangelios. Y compara la realidad con lo que dice la Biblia. Aprende a distinguir con Mateo entre lo que la iglesia dice y lo que la iglesia hace. Y descubre y el texto que leímos lo enfatiza que la iglesia como los fariseos, habla del bienestar de la población, de humildad, de mansedumbre, pero en la práctica es una iglesia rodeada de lujo y comodidades, los cardenales y los obispos son príncipes, con muchos sirvientes mientras la gente vive en la miseria.
Y Martín Lutero no puede respetar a una iglesia hipócrita y se rebela, y la denuncia. Y es un grito de protesta que sigue sonando a través de los siglos…Esta es la primera enseñanza, la primer idea básica que impulsa a Lutero a lanzarse a la lucha. Es parte del Espíritu de Mateo 23.
La segunda idea básica de Mateo 23 es que todo cambia en este mundo. Nos dice Mateo que los poderosos serán humillados y los humildes serán enaltecidos. Estamos hablando de revolución, de cambio de las estructuras de una sociedad. Es también la idea central de María en el Magnificat. Lutero, un humilde monje alemán se enfrenta al imperio de su época y lo derrota. Lutero representó el Espíritu de cambio, que ya había madurado. Los sectores populares identificaron a Lutero como el portavoz de sus intereses. La historia avanzó.
La justificación por la fe y no por las obras
Lutero experimentó la represión del imperio, fue perseguido, condenado a muerte, sus escritos fueron quemados, tuvo que ocultarse. Fue excomulgado por la iglesia oficial. De esta experiencia de lucha contra el imperio él concluyó que la salvación únicamente podemos obtenerla mediante la fe. Ninguno de nuestros actos puede comprar la salvación. La salvación es gratis, es un regalo de Dios. Dios nos salva como resultado de su misericordia infinita. Y Dios nos llama a construir nuevas relaciones humanas basadas en la fe, la solidaridad y la justicia. Somos justificados por fe y no por obras. Esta es como la idea central de la doctrina luterana.
En nuestra experiencia como Iglesia Luterana Popular, el acompañamiento a los sectores populares que luchan por la justicia es como proclamamos el Evangelio; nuestra pastoral luterana es el acompañamiento a gente pobre, humilde, humillada por los poderosos, engañada por el poder mediático del imperio, estafada por religiones alienantes, que solo tiene la fe para iluminar sus vidas y esa fe justifica sus luchas. Esa fe los impulsa a la resistencia frente al imperio. Esa fe los justifica ante un Dios que escucha el clamor de los que sufren. Es por nuestra fe en la justicia del reino que exponemos nuestras vidas y que no le tememos al castigo del imperio. Esa es nuestra identidad luterana popular.
Hay iglesias incluso luteranas que se arrodillan ante las obras del imperio. Prefieren acumular riquezas en este mundo que identificarse con los pobres. Son iglesias que dicen una cosa y hacen otra. Hablan de humildad y se dedican a acumular propiedades. Hablan de solidaridad y construyen edificios para oficinas. Hablan de fe y viven su vida buscando el poder y la riqueza.
Jesús los conocía y los caracterizo para siempre: preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para aparentar ante los hombres.
Hermanos y hermanas:
Esta ha sido una semana muy intensa de lucha, este miércoles 26 estuvimos acompañando a comunidades del Bajo Lempa que llegaron a Casa Presidencial para exigir que el Gobierno no se robe la ayuda para los refugiados; acompañamos al Sindicato de ANDA en una pieza de correspondencia ante la Asamblea Legislativa contra la privatización del agua, nos solidarizamos con los 14 jóvenes capturados por la PNC por apoyar a comunidades también del Bajo Lempa.
El jueves 27 acompañamos una concentración campesina frente al Ministerio de Medio Ambiente y ese mismo día una marcha de comunidades de San Miguel que llegó al Ministerio de Gobernación. La gente se esta moviendo. Esta protestando. Y en estas protestas se encuentra el Espíritu de Dios que acompañó a Martín Lutero, Juan Hus, a Calvino…
Martín Lutero debe ir a Mar del Plata
El espíritu de Martín Lutero fue un espíritu de lucha, de resistencia. Y ese espíritu acompaña las luchas de los pueblos. La próxima semana saben ustedes que llegará George Bush, el presidente de Estados Unidos a Argentina, a un lugar llamado Mar del Plata. Se va desarrollar allí una reunión de 34 presidentes de toda América, con la digna excepción de Cuba.
Es para los pueblos latinoamericanos y sus iglesias comprometidas una provocación la visita del representante del imperio. Hay mucho dolor, mucho sufrimiento, causado por las políticas imperiales. Nos han impuesto bases militares y tratados comerciales. Han derrocado a gobiernos como el de Salvador Allende. Han invadido a numerosos países. Y tenemos todavía las venas abiertas…este mismo día en 1950 reprimieron un levantamiento popular exigiendo independencia en Jayuya, Puerto Rico.
Y es por eso que a la par de esta reunión se celebrará la III Cumbre de los Pueblos. Y los sindicatos, las organizaciones campesinas, de mujeres, indígenas, estaran presentes para decir basta ya. Y van a estar los piqueteros, y van a estarlas Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, y van a estar Florencia y Santiago, se acuerdan de aquella pareja de jovenes argentinos que nos visitó, y va a estar Maradona…y estamos seguros que algunos luteranos argentinos y también luteranas, se haran presentes…
Y estamos seguros que el espíritu de Martín Lutero estará también presente. Martín Lutero debe ir a Mar del Plata a pegarle otras noventa y cinco tesis a Bush. A gritarle que la salvación se logra por la fe en la lucha y la esperanza, y no por la obra de bases militares y del ALCA. A levantar el puño izquierdo en alto y proclamar que otro mundo es posible, aunque afecte a corporaciones alemanas, suecas, canadienses y de Estados Unidos. Nosotros también el próximo viernes 4 vamos a repudiar esta visita. Es la única forma de celebrar con dignidad este nuevo Día de Reforma. Amén.
- Predicación realizada por Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular el 30 de octubre de 2005, Día de la Reforma.