Fui docente de la UES en 1970…
Entrevista con Rolando Orellana (II)
SAN SALVADOR, 17 de mayo de 2014 (SIEP) “Cuando en 1970 ingrese a trabajar como docente en la Universidad de El Salvador, me encontré con un esfuerzo colectivo por que la educación superior sirviera al país y a los sectores populares. Ya se habían recorrido varios años de la Reforma Universitaria iniciada en 1960…” nos comenta Rolando Orellana, revolucionario salvadoreño.
Agrega que “como PCS por medio de Schafik (Handal) y otros compañeros participamos en el diseño e implementación de esa Reforma Universitaria, la cual fue fortalecida con la llegada a la Rectoría del Dr. Fabio Castillo Figueroa, propuesto y respaldado por organizaciones estudiantiles que abogaban por mejorar la enseñanza universitaria.”
“Llegue a trabajar al departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades, que estaba dirigido por el Dr. Humberto Velásquez, conocido popularmente en aquellos tiempos como Pirrimplin, por su naturaleza traviesa y ocurrente y luego como sabes, como Gato Sabio. El Departamento de Filosofía quedaba en unos salones que estaban luego de la entrada del IVU, al lado izquierdo, al final de un pasillo, ahí tenía su local.”
“La Universidad entonces se había abierto a los sectores populares. Anteriormente era sumamente elitista, se ponían requisitos para ingresar y si ingresabas el estudio era costoso, y no podían costearlos los que terminaban bachilleres pero eran de familias pobres.”
Antes, los estudiantes sin posibilidades económicas y que avanzaban al bachillerato lo que hacían era ponerse a trabajar. Los que llegaban a la UES tenían que dedicarle tiempo completo al estudio. Y entonces la Universidad aplicaba una política de puertas abiertas. Para esa época se crearon los centros regionales en Santa Ana y San Miguel, contaba con un programa de becas para estudiantes de escasos recursos económicos, y había construido las residencias estudiantiles.
La Reforma Universitaria significó la transformación de la Facultad de Humanidades, que impartía Filosofía, Letras, Psicología, Educación, Periodismo y que estaba alejada del resto de carreras. La Reforma Universitaria transformó la Facultad de Humanidades en Facultad de Ciencias y Humanidades, vinculando las Humanidades con las Ciencias como dos áreas de trabajo. Y las Humanidades eran tratadas con un nuevo enfoque basado en el estudio de la Realidad Salvadoreña mientras que en la otra área, se crea el Instituto de Ciencias (Matemáticas, Física, Biología y Química).
Se establece para todos los estudiantes de Nuevo Ingreso las Áreas Comunes que tenían como materias básicas la Filosofía y las Matemáticas. Y esto permitió sensibilizar al estudiante de nuevo ingreso, acercarlo a la comprensión de la realidad nacional. Los estudiantes sin excepción cursaban Filosofía, con un nuevo enfoque, el estudio del mundo y de la vida cercano a la realidad. No en las nubes, sino en esta tierra.
Cuando convocan a concurso para plazas de docentes en el departamento de Filosofía participo, y una parte de las exigencias era saber no solo de la Filosofía sino también de la realidad del país. Y ambos aspectos me favorecen. Venía de Moscú, había leído a los clásicos, a Hegel (la Filosofía del Derecho), a Kant, a los Enciclopedistas, etc. El examen me permite ganar la plaza. Me nombran instructor de cátedra, era el que daba los laboratorios. Fui instructor de Filosofía General que la impartía el Dr. Velásquez. Por cierto me acuerdo que Rafael Arce Zablah fue alumno mío, muy inteligente y amigable, pero cuando se entero que yo había estudiado en la URSS cambió completamente, el anticomunismo lo cegó.
Entre los docentes de Filosofía se encontraban América Aguilar de Miranda, Jorge Arias Gómez, Carlos Inocente Gallardo, el Dr. Velásquez, que era muy bromista, pero también progresista ya que le gustaba el PR, y habían dos profesores españoles: Mariano García Villa, padre de Marianela García Villa y Juan Serrano. Los dos eran muy cultos, políticamente eran republicanos y salieron de España con la irrupción del General Francisco Franco que derrotó militarmente a la República e instauró una dictadura militar fascista que apoyó a Hitler.
Y también estaban Oscar Acevedo y José Luís Quan Pineda, que luego fueron dirigentes de la Resistencia Nacional ; Rafael Duran Barraza, que fue presidente del Consejo Nacional de la Judicatura; el Chele Rafael Menjívar, Moisés Urbina y Miriam Medrano, que luego se casa con Oscar Acevedo. Antes estuvo casada con Reynaldo Hernández, médico graduado en la URSS con especialidad en Psiquiatría.
Por cierto, Miriam fue amiga muy cercana de Lil Milagro Ramírez. Blanco Gallo ya sonaba pero era todavía estudiante. Aunque la mayoría de docentes era progresista, en esa época únicamente Jorge y yo militábamos. Para esa época Raúl Castellanos Figueroa era docente en Periodismo y Miguel Ángel Saenz Varela era docente en Medicina, y luego fue secretario general de la UES, con la administración de Lito Menjívar.
Fíjate que la primera vez que enfrente a mi grupo de trabajo tuve stress escénico. Me puso muy nervioso, pero pude pasar rápidamente la prueba. Los estudiantes no creían que era docente porque estaba muy joven, tenía 24 años, cumplí 25 en 1970. Me decían bachiller. Rápidamente aprendí a dar clases o sea la metodología de la enseñanza superior. Y me pusieron ya de profesor de filosofía.
Los grupos de clase eran numerosos, de 80, 100 estudiantes. El atractivo era que todo lo hacíamos con un enfoque de realidad nacional, no eran divagaciones abstractas sino análisis de la realidad. Y hacíamos uso de la libertad de cátedra para orientar los contenidos programáticos.
Docente en San Miguel
Acepte ir a dar clases al centro universitario de oriente, en San Miguel, Viajábamos un grupo de docentes los fines de semana, allá nos alojábamos, ya que no había suficientes docentes para atender la demanda estudiantil. Y también realice trabajo político. Donde quiera que iba dejaba organización de de Juventud (Comunista). Pero tuve que desistir de ir a Oriente porque me afectó en la salud, tuve una fuerte recaída de rinitis alérgica, provocada por el polen de las flores.
Esto fue en 1971 durante la segunda huelga de ANDES, me acuerdo que realizamos diversas actividades en apoyo a los maestros, los que se tomaban las escuelas y desde ahí se mantenía el paro. Una vez me llegaron a buscar unos estudiantes para que fuéramos a apoyar a una escuela que comenzaba a flaquear. Fuimos y hablamos con los maestros acerca de la importancia del sacrificio que realizaban.
En estas jornadas se nos incorporaron muchos jóvenes estudiantes, que se incorporaban a la Juventud Comunista, incluido el actual Coordinador del FMLN, Medardo González, que después se pasa a las FPL. Estuvo en Círculos de Estudio nuestros, lo mismo Juan Ramón Medrano, que después fue dirigente del ERP. En aquel tiempo la UES alquilaba casas donde se daban las clases. Se había comprado un terreno para hacer el campus pero este quedaba lejos de la ciudad y no estaba construido.
La casa donde se impartía Filosofía era una casa grande, colonial, de balcones, con habitaciones que daban a la calle. Y para la segunda huelga de ANDES en 1971, era conocida nuestra posición en apoyo a los maestros y cuando estaba dando clase note que llegaban a colocarse a los balcones dos tipos que se ponían a escuchar la clase. No me miraban, solo escuchaban. Eran dos agentes de la Policía Nacional, de la sección de Investigaciones Criminales, que así se llamaba entonces la policía política. Ellos quizás no me reconocían pero yo si.
Cuando tenía quince años los conocí y ya eran agentes. Vivíamos en un mesón que estaba frente a lo que hoy es La Tiendona. Ahí alquilaban los dos un cuarto. Cuando no estaban de turno se quedaban departiendo frente al zaguán y ahí nos hicimos amigos. Una vez bromeando le saque el carnet que andaba en la bolsa de la camisa y vi que era de la SIC de la PN. Y me los vuelvo a encontrar en San Miguel y en 1971 vigilando a su antiguo amigo.
Organizando la Juventud Comunista, JCS
Por otra parte, a nivel político al regresar de la URSS recibí la tarea de organizar la Juventud Comunista. En este esfuerzo coordinaba con Armando Herrera, que en ese entonces dirigía el Frente de Acción Universitaria, FAU y se estaban organizando iniciativas de estudiantes de secundaria (AES) y de grupos de obreros (JOS), que había que encauzar. Me correspondió atender políticamente a un grupo de jóvenes obreros que trabajaban en la Carrocería Moderna. Entre estos jóvenes estaba el Chelito, José Luís Merino. Con ellos trabajamos hasta que estalló el conflicto. Uno de sus integrantes de apellido Morán, conocido como el Mapache, cayó en la guerra.
También trabaje con un grupo de universitarios, que estudiaban Medicina o ya habían egresado, entre los que estaba Roberto Vargas, el hermano del Chato Vargas, que era muy crítico del Partido y que le gustaba utilizar el término de “tozudos” para calificar algunas acciones. También estaba Salvador Moncada que era de nacionalidad hondureña, también crítico.
Ese año de 1971 organizamos la primera organización de docentes universitarios, la Asociación de Educadores Universitarios, AEU. Pero dura poco tiempo, hasta el 19 de julio de 1972 cuando intervienen la UES. Fui de su primera y única directiva.
Después de la segunda huelga de ANDES, se vino la campaña de la UNO para llevar a la presidencia al Ing. Napoleón Duarte. Y después se vino el golpe de estado de marzo de 1972. En cada una de estas jornadas se incorporaban nuevos jóvenes a la lucha popular y a la organización juvenil comunista.
Yo llevaba el registro de la militancia juvenil y lo tenía en mi oficina de la UES, pero el 18 de julio decido sacarlo porque se escuchaban ya rumores de una posible intervención, el día siguiente intervienen, y los militares en sus declaraciones de los hallazgos hablaban de haber encontrado “el archivo de los comunistas” con nombres y direcciones. A saber que fue lo que encontraron porque el archivo estaba seguro.
Luego de la intervención militar a la UES quedo desempleado. Solo nos pagaron un salario. Me pongo a buscar trabajo. Para ese entonces estaba de jefa del departamento de Filosofía Alma América Aguilar de Miranda. Y me llama y me dice: consiga una entrevista con el gerente de CAESS, él piensa igual que Usted y seguramente le va dar trabajo. Fui y me recibió. Le explique done había estudiado.
Me dijo: sabe que esta es una empresa capitalista ¿cómo se va acomodar? Le respondí que ese no era problema porque el trabajo es profesional. Me respondió: aquí le damos trabajo pero se le exige que renuncie públicamente a su ideología, y publíquelo en algún periódico para que la gente se entere, lo mismo hice yo. Al escuchar sus palabras la sangre me hervía de indignación. Me quede viéndolo fijamente, le agradecí por el tiempo y me fui.
Para enfrentar la situación de desempleo me ayudó José Luís Merino. Me explico que a su fábrica llegaban a vender el día de pago diversos productos, ropa, pantalones, zapatos. Llégate –me dice- y nosotros te vamos a conseguir los clientes. Les das como enganche al crédito en diez pagos. Me fui a buscar a Reynaldo Hernández, un amigo que traía zapato fabricado en Nicaragua y le pedí que me diera una docena en consignación, y que le iba apagar conforme fuera vendiendo. El primer sábado los vendí todos y hasta me faltaron. Y así la fui pasando.
Por otra parte Schafik había hecho gestiones por medio del Partido del Pueblo de Panamá, PPP, para que me consiguieran empleo allá en la Universidad. Y me dice Schafik que le habían respondido positivamente y que saque los papeles para irme, que saque el pasaporte. Lo hago y solo me faltaba la constancia de la policía. Y la fui a sacar. Era cuestión de días para salir del país. En esas vueltas andaba cuando me encuentro con un viejo amigo, ingeniero mecánico que estudio en la Unión Soviética, a Manuel de Jesús Castro. Y decidimos ir al cine, vamos al Magestic a ver que exhiben me dice.
En la Guardia Nacional
Y agrega: mira vamos al UDN y allá vemos el periódico para ver que películas están exhibiendo. Fuimos al local que estaba sobre la Avenida España al costado norte del hoy Teatro Roque Dalton. Salimos y solo habíamos caminado unos treinta metros cuando se detiene un vehículo y se bajan tres tipos armados con fusiles y nos obligan violentamente a meternos al carro. Y empiezan a golpearnos. Nos esposan y nos dan una gran paliza dentro del carro, de puñetazos y patadas. Nos llevan a la Guardia Nacional.
Era el 12 de febrero de 1973. De la gran golpiza perdemos el conocimiento, al despertar estamos vendados y con capuchas. Cuando comenzamos a tomar conciencia descubrimos que en la celda donde nos encontramos hay otras personas además de nosotros. Cuando se oye que abren la puerta y entra un sujeto y me señala y dice:¡este hijo de puta aquí quiere irse para Panamá y no se lo vamos a permitir! ¿Cómo sabían? Claro, por la constancia que fui a pedir, ahí había que dar los datos para que se quería el documento. Otro agente entra y señalando a Manuel dice. ¡ A esta garra yo la conozco! Y le da un golpe. Esa noche escuchamos que los guardias estaban haciendo un gran relajo ya que les habían permitido celebrar el “día de la amistad” con prostitutas de la Avenida.
El siguiente día que era jueves, al sentirme solo, logro levantar la venda que cubría mis ojos y reconozco a las personas que me rodeaban, se trataba del Tío Julio (Salazar), Carlos Ruiz, Guillermo Ramirios, Mario Aguiñada, Do Lito Sandoval (de Santa Ana) y otros. Luego llegan y nos quitan las capuchas. Al vernos e identificarnos nos sentimos más fuertes. Nos preguntábamos: ¿qué había pasado? ¿Por qué estábamos capturados? Nos habían sacado de nuestras casas y de nuestros trabajos. El sábado llegan de nuevo y nos vuelven a esposar y a poner las vendas. Pónganse de pie. Nos sacan. Sentimos de nuevo el calor del sol. Nos meten a un camión. Vamos hacia el oriente. Seguimos vendados. Llegamos a un lugar y nos quitan las vendas. Estamos en el aeropuerto de Ilopango. Van para Guatemala nos dicen. Nos alegramos que no nos han matado.
Fue un viaje corto. Al aterrizar y pasar a migración nos recibe la Policía Nacional de Guatemala. Nos llevan al Cuartel Central de la PN en pleno centro de la capital. Nos ubican en las cuadras de los agentes, en sus dormitorios. Nos registran. Pedimos comida y bañarnos. Lo conceden y nos ofrecen un –me acuerdo- delicioso desayuno. Y luego de comer, ante nuestra sorpresa, nos tiran a la calle, a que nos arregláramos por nosotros mismos. Nos fuimos a la Zona 1, a buscar un hotel.
Conseguimos un hotel allá por la terminal de trenes, el Hotel Guatemala. Pagábamos un dólar por día con derecho a habitación y comida. El dueño del hotel estaba feliz por nuestra llegada. Comenzamos a movernos. Nos fuimos para la Universidad a buscar contactos. Ahí organizamos una conferencia de prensa e hicimos la denuncia de cómo nos habían sacado de nuestro país y como el gobierno guatemalteco estaba involucrado. Se arma un gran escándalo.
Éramos la noticia principal, con fotos y entrevistas. Nos pusieron vigilancia fuera del hotel y teníamos que ir a firmar diariamente al Cuartel Central de la PN. Nos dispusimos a tramitar el asilo político para evitar tener que estar yendo a la PN. El embajador salvadoreño en Guatemala era el Coronel Eduardo “El Chato” Casanova. Era un tipo vulgar, una vez nos invita a la embajada y nos aconseja que no regresemos a El Salvador, que nos fuéramos para otro país. Nos dice: miren porque no se van para Cuba, yo les pago el pasaje…pero ¡ya no regresen!
Un día aparecieron por el hotel un grupo de abogados guatemaltecos y preguntan por mi, los recibo y me dicen que viene de parte del Colegio de Abogados de Guatemala, que se sienten avergonzados por este hecho y muy solidarios con todos nosotros, y aquí esta ésta bolsa de dinero, recogida con todos los abogados de nuestra institución, por favor acepten este gesto de solidaridad. Y esto nos dio la idea de realizar colectas y nos íbamos para los mercados: somos exiliados salvadoreños, pedimos solidaridad. La gente colaboraba, nos daban dinero, pudimos así pagar el hotel. Incluso lo de la firma en la PN se fue relanceando. Y finalmente obtuvimos asilo político.
Además reanudamos el contacto con el PCS. Manteníamos reuniones secretas. Una vez llego Vanzetti y pide hablar conmigo. Me dice: el Partido lo necesita, vengo a llevarlo. Sí esta de acuerdo, nos vamos. Salimos para San Salvador. Pasamos por un punto ciego. Pasamos a la par de la caseta de la policía aparentando ser gente de la localidad, con una bolsa de comprados. Regrese a San Salvador en abril de ese año, pase casi un mes en Guatemala.
Vivía en la más absoluta clandestinidad porque había orden de matarme (matarnos) si regresaba. Me aísle de mi familia, solo me comunique una vez con mi hermano mayor, Tito. Llegue al lugar disfrazado y no me reconoció. Al saludarlo, me reconoció. A mi hermano lo habían capturado en vías de investigación, y lo tuvieron capturado tres días en la Policía Nacional. Y es que cuando me capturan vivía en su casa, él me había dado posada y entonces sospechaban, pero él no militaba.
La tarea para la cual el Partido me necesitaba era la de contribuir a la fase final de organización de la Juventud Comunista, la JCS. Para crear la Juventud Comunista se crea una comisión. Esta Schafik, en ese entones Emilio, Armando Herrera (Palmiro) y mi persona. Al realizarse el Congreso de Fundación de la JCS, asumo la secretaría general, mi pseudónimo era José. Se elige además un comité central y un comité ejecutivo. Al crearse la JCS mi vida sigue siendo clandestina.
Schafik consideraba que con la creación de la JC se daba un paso importante en la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño. Nos reuníamos frecuentemente, estaba muy interesado en los avances como en las dificultades de la JC. Cuando nos visitaban de otros partidos hermanos, hacíamos una reunión única PCS-JCS, como cuando una vez vinieron los mexicanos, del PCM. Y le preguntaron a Schafik ¿y quien es el secretario general de la JCS? Este que esta aquí. Y me señala. Bastante joven comentaron.
Fíjate que la casa donde vivía estaba vigilada. Vivía por la zona del antiguo Cine Terraza, en la Rábida. En la 33 Calle Oriente bis. Era una casa de apartamentos. Uno de mis vecinos era el músico Chando Orellana. El otro vecino era un misterio. Nunca lo había visto aunque sabía que ahí vivía alguien. No se comunicaban, y siempre pasaba cerrado. La vigilancia la hacía un policía que se paraba frente a la casa por largos periodos, luego se iba y volvía a regresar. Su presencia era ya habitual. Luego me entere que mataba tres pájaros de un solo tiro: vigilaba la casa de la familia de Saénz Varela, que quedaba arriba, me vigilaba y la casa donde vivía Lil Milagro Ramírez, que era el apartamento misterioso, claro, de esto me entere ya en la guerra. A los tres nos seguían.
Con Torrijos en Panamá
Fíjate que en 1971 se intensifica el esfuerzo del pueblo panameño por recuperar el Canal y se recibe una invitación para que una delegación universitaria vaya a Panamá y se solidarice con estos esfuerzos conducidos por el General Omar Torrijos, que por cierto había estudiado aquí en la Escuela Militar. La invitación de una forma u otra llega al FAU y se arma la comitiva. Íbamos 25 jóvenes. Nos fuimos en un avión militar saliendo de Ilopango. Llegamos y nos reunimos con Torrijos y visitamos el canal. Fue un gesto de solidaridad con esta lucha antiimperialista, que lograba incluso el apoyo de sectores militares salvadoreños. Por otra parte, en 1974 abren la UES y me reincorporo como docente…