SAN SALVADOR, 19 de mayo de 2009 (SIEP) “Hoy si ya sabemos quien sos…” le dijeron complacidos sus captores, sonrientes porque al fin habían descubierto que el capturado era el segundo al mando del Partido Comunista. Corría el año 1985 y tenían en su poder al Comandante Hugo. El conflicto armado iniciado en 1980 y que concluiría 12 años después estaba en su pleno apogeo.
El presidente Duarte no se imaginaba que esta captura junto con la de otros jefes guerrilleros, iba a provocarle una grave crisis política a su gobierno. A continuación presentamos una entrevista con uno de los principales protagonistas de estos hechos, el Dr. Américo Mauro Araujo.
“Me capturan el 9 de agosto de 1985…había salido del Frente de Guazapa una semana antes, el 2 de agosto. Venía a la Metro a realizar contactos con las FPL y la RN. Me capturan como a las 2 p.m. Antes había almorzado en Los Globos ( frente al Don Pedro) junto con José Luís Merino ( Ramiro) y Héctor Acevedo (Octavio), dirigentes de las FAL.
Cuando transitaba de poniente a oriente, en la 29 , hoy Calle Camilo Minero, cuando llegaba al semáforo de la 5ta. Avenida, me rodean y me detienen, me sacan del carro, andaba en un Pony Rojo, y me meten a su vehículo, trato de escapármeles abriendo la puerta trasera, no lo logro, me capturan…eran detectives de la Policía Nacional.
En abril de este año 1985 había sido capturado Miguel Castellanos, El Ronco, de las FPL y había empezado a trabajar con la inteligencia enemiga. El les hizo un retrato hablado de Mario, del PRTC, ejecutor de la operación en la Zona Rosa y lo buscaban afanosamente. El tema de la Zona Rosa era recurrente en los interrogatorios.
Me capturan, dan vuelta en U y suben hacia el occidente por la 27, me tiran al piso e inician un ritual largamente practicado: cuentan uno… dos…y… tres y se abalanzan sobre mi persona para despojarme de mis pertenencias…me quitan todo lo que encuentran. Cruzan hacia la izquierda por el 1316 ( local del FMLN) y llegan hasta donde están hoy las oficinas del PARLACEN, antes estaba allí un parqueo. Son cuatro, se bajan tres y dejan a uno vigilándome. Enfrente quedaba el Ministerio de Hacienda.
Luego de alrededor de una hora, regresaron y me trasladaron a un microbús estilo Combi, y nos dirigimos hacia el edificio central de la Policía Nacional. Entramos por la puerta sur, aunque voy vendado puedo distinguir un patio, y un pabellón de celdas, me cargan y subimos gradas, pasamos por una puerta y un pasillo estrecho que conduce directamente a la segunda planta, me ingresan a un cuarto de madera.
En el cuarto de madera…
Estoy capturado, pero no saben quien soy. me preguntan con insistencia sobre mi identidad. Mantengo mi leyenda. es una experiencia que va a durar tres semanas, hasta el 1 de septiembre cuando me trasladan a la cárcel de Mariona.
El día uno mantengo mi leyenda. Mi apellido era Zepeda. Y así tenía en mi cedula de identidad. El día dos me preguntan: ¿vos sos América Duran? Analizo y decido admitirlo. les digo: -si, lo soy. Me habían confundido con Pelo Pincho, un camarada de los años sesenta. me traen un expediente de 1961, con varias fotografías. Lo que no calcule fue que entre sus habilidades lo que más les interesaba era la de explosivista, ya que había recibido un curso sobre esta materia. Luego me entraron dudas sobre la conveniencia de esta identidad.
A la mujer de Pelopincho le fueron a catear la casa, pero eso mejor pregúntaselo a él, que te lo cuente él…
El tercer día fue de interrogatorio permanente, llegaba uno, se iba, llegaba otro, me daban papel y lápiz para que les hiciera un retrato hablado de Mario. 12, 14 horas de interrogatorio, vendado, como la celda era de madera escuchaba cuando salían y quedaba solo, me levantaba la venda para ver donde me encontraba…luego oía sus pasos que regresaban a continuar el interrogatorio. Las mismas preguntas…había perdido la conciencia del tiempo, era una luz enceguecedora permanente, como un reflector…sabía que iban a tratar de quebrar mi moral, mis principios, de derrotarme.
Preguntaban y preguntaban sobre armas, radios, centros y rutas de abastecimiento, logística, casas de seguridad, contactos, días de reuniones, lugares de citas, e insistentemente sobre la Zona Rosa y el famoso Mario, el responsable de esta operación del PRTC, ejecutada por los Comandos Mardoqueo Cruz.
El cuarto día reflexiono que identificarme como Américo Duran fue un error, mal calculo, termine siendo explosivista, más complicada mi situación. me muestran una foto de Pelopincho en un mitin con Schafik, en el Parque Libertad. Pero ese mismo día cambia la situación cuando los oigo reír muy contentos y satisfechos. me dicen con orgullo: Hoy si ya sabemos quien sos… Te llamas Américo Mauro Araujo. les digo: -es cierto.
Hoy si ya sabemos quien sos…
Me reclaman porque me resistí tanto a revelar mi verdadera identidad y porque había tratado de engañarlos. les explico que yo nunca les dije Américo Duran sino que fueron ellos.
Al saber mi identidad se fueron a catear la casa de una prima hermana que era mujer de Roberto Monterrosa, hermano del Coronel Domingo Monterrosa…
El quinto día todavía negaban mi presencia ante los representes del Comité Internacional de la Cruz Roja.
El séptimo día aceptaron que me tenían en su poder. recibo la visita de un chileno, representante del CICR. le narro mi odisea, y que fui interrogado por extranjeros por un venezolano. Me pregunta: ¿es que acaso tiene usted un oído tan fino como para distinguir un acento venezolano? le digo: quizás no sea tan fino, pero de la misma forma en que distingo que usted es chileno. Y le veo la cara de sorpresa….
El día ocho, me sentía muy mal y aceptan que visite la clínica. Me llevan vendado. Al regresar de la clínica oigo voces conocidas, Nidia me llamó…*Cuando salí por segunda vez a la celda de interrogatorios, me quitaron la venda, y platicamos.
El noveno día, llegan y me trasladan fuera de la celda, me ordenan que me arregle, que me peine, rechazo la solicitud, si me van a matar que lo hagan así como estoy, pienso que han decidido matarme…salimos del edificio de la Policía Nacional. Voy vendado, el vehículo avanza por las calles, llegamos a un lugar y me quitan la venda de los ojos: ‘estamos en el Sheraton, que están utilizando los gringos como cuartel! Entremos por la puerta principal, subimos al cuarto o quinto piso. Aparece el traidor…
En esta celda había un burdo vidrio polarizado desde donde sentías que te observaban rostros que no veías. estaba vendado de los ojos, las manos libros, vestido. La pregunta repetida y repetida en diversos tonos: ¿identidad? Me aferre a mi leyenda con el fin que afuera se dieran cuanta que había sido capturado, cuando faltara a mis citas establecidas. A ellos les tomo dos días verificar la falsedad de la leyenda. El tiempo que necesitaba…
-Esa identidad no existe.¿Cómo te llamás? me interrogaban varios, uno de ellos tenía acento chileno. Afuera oía que hablaban en inglés. Una ve me tiraron al suelo y llegó alguien con una voz muy parecida a la de un sindicalista que conocía. Me dijo: ¿se acuerda de mi, Américo? Vengo a ofrecerle que colabore con mis señores, con los gringos, y ellos lo van ayudar. Le aseguro que lo van a tratar bien si coopera…le respondí indignado: este conflicto es entre salvadoreños y los gringos no tienen ni mierda que hacer aquí… Nunca más lo volví a escuchar.
*Diaz, Nidia. Nunca estuve sola. Pag. 190