SAN SALVADOR, 6 de septiembre de 2011 (SIEP) “Es un crimen de lesa humanidad, el cometido por la OTAN contra un pueblo y gobierno que como el de Libia, representaba un peligro para sus intereses petroleros…” expresó el Rev. Roberto Pineda, de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.
Añadió que “los imperios de la tierra aglutinados en la OTAN, hoy demuestran que tienen la fuerza para mediante bombardeos destruir descaradamente a un pueblo, aplastar a un gobierno que no es de su agrado, financiar a mercenarios e imponer una feroz dictadura, esto es lo que ha pasado…”
“Confiamos y oramos porque –agregó- las reservas de dignidad del pueblo libio fortalezcan sus resistencia, y que los agresores se encuentren con un pueblo que va convertir cada rincón del desierto en una barricada de patriotismo en contra de los invasores, en contra de la intervención.”
Informó que “ya sabemos lo que pasó: la toma de Trípoli fue hecha por la OTAN, y la señal fue dada desde altoparlantes de mezquitas fundamentalistas para que grupos de mercenarios iniciaran disturbios, mientras los aviones de la OTAN lanzaban bombas en puntos estratégicos. Pero el orden fue restablecido. Al día siguiente, vinieron los helicópteros a mataron ala gente que andaba por las calles. Fue en ese momento que entró el ejército de Qatar. Y fue derrotado por el ejército libio.
Pero eventualmente, mediante bombardeos tomaron control dela ciudad. Y fue hasta entonces que llegaron “los rebeldes” y la ciudad destruida les fue entregada por la OTAN. Esto fue lo que pasó…”
“Hacemos un llamado al gobierno de nuestro país a condenar esta flagrante violación de la independencia de este pueblo hermano, lejano en la geografía pero cercano en el corazón, unido en la lucha por la paz y la justicia. Y ojala no vengan a decirnos que van a mandar soldados a Libia como lo han hecho a Afganistán, sería una nueva vergüenza.”
Finalmente el religioso luterano exhortó a “los sectores populares salvadoreños a pronunciarse denunciando esta ilegal ocupación militar de Libia, y exigiendo que se acate la resolución de la Unión Africana que hace un llamado al dialogo entre las partes en conflicto.