Instrumentos leninistas de dirección política

Marta Harnecker

INTRODUCCION

Este documento tiene como propósito recoger una serie de instrumentos políticos usados por los clásicos del marxismo, fundamentalmente a través de la síntesis teórica de Lenin, al calor de la revolución bolchevique, por lo que es conveniente advertir que la mayoría de los ejemplos mencionados responden a las exigencias y la realidad de aquella experiencia.

Creemos que estos instrumentos deben ser una ayuda para aproximamos a la realidad histórica actual, sin olvidar que la realidad en general como tam­bién la realidad política en particular, entrega siempre nuevas problemáti­cas, que deben ser interpretadas y conceptualizadas permanentemente por los revolucionarios, para no quedar rezagados de los cambios históricos.

En cada proceso revolucionario siempre hay una continuidad, que el mar­xismo como ciencia debe expresar, es la regularidad de las leyes históricas, que se manifiestan en la lucha de clases en las más diversas experiencias sociales, pero siempre este contenido adquiere formas particulares en cada realidad concreta. El Marxismo Leninismo siempre está y debe estar en permanente construcción, es una teoría abierta, nunca terminada. Y la res­ponsabilidad fundamental de los revolucionarios es usar la teoría elaborada a partir de todas las experiencias históricas, en forma creativa, siempre con­trastándola con la realidad.

… “Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible; estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares en la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida. Creemos que para los socialistas rusos es particularmente necesario impulsar independientemente la teoría de Marx, porque esta teoría da solamente los principios directivos generales. que se aplican en particular a Inglaterra, de un modo distinto que a Francia, de un modo distinto que a Alemania; a Alemania, de un modo distinto que a Rusia… .. (VI. Lenin: Nuestro Programa, 1899).

De esta manera, los conceptos definidos en este documento no deben ser considerados como un recetario aplicado mecánicamente, sino instrumen­tos que permiten ordenar la realidad para su mayor comprensión.

1- ESTRATEGIA Y TÁCTICA.

Debemos tener claro que en el terreno político los conceptos de estrategia y táctica adquieren un contenido distinto del que se aplica en el terreno mili­tar. A grandes rasgos podemos decir que el terreno militar:

Estrategia militar

Es la forma en que se planifican, organizan y orientan los diversos comba­tes (campañas y operaciones), teniendo en cuenta una visión de conjunto de todas las fuerzas con que se cuenta y de las fuerzas enemigas, para conse­guir el objetivo fijado: ganar la guerra contra determinados adversarios.

Táctica militar

Son las distintas operaciones que se ejecutan concretamente para llevar a cabo los combates de acuerdo al plan estratégico general. Por ejemplo, se pueden dar pasos tácticos como los siguientes: interrumpir las comunica­ciones del enemigo, el suministro de víveres, simular ataques en un punto y ejecutarlos en otro, etc.

La relación entre la estrategia militar y la táctica militar es una relación entre el todo y la parte, es decir la táctica es un pedacito de la estrategia, en cambio en política es una relación entre el objetivo final (estrategia) y los medios que se usan para llegar a ese objetivo (táctica).

Estrategia y táctica política

La estrategia y la táctica forman parte de la ciencia de la dirección política revolucionaria.

Se entiende por estrategia y táctica de un partido «su conducta política, es decir, el carácter, la orientación y los procedimientos, de su actuación po­lítica «( 1) en relación a la situación política concreta.

«La estrategia tiene que ver con el objetivo final, de conjunto, a largo plazo, y las tácticas son los distintos medios para lograr ese objetivo. Am­bos son términos relativos. Es decir, siempre tendremos que precisar que cuestión es estratégica respecto de qué. Este carácter relativo de ambos conceptos lleva a que lo que es estratégico en una determinada etapa, sea a su vez táctico respecto de un objetivo superior o más general»(2).

Estrategia política

Determina el camino general por donde debe encauzarse la lucha de clases del proletariado para conseguir su objetivo final: la derrota de la burguesía y la instauración del comunismo, es decir es la forma como se planifican, organizan y orientan los diversos combates sociales para conseguir este ob­jetivo.

Para formular una estrategia, es necesario determinar con exactitud cuales son las clases o fuerzas sociales que se enfrenten en el terreno de la lucha política, como están agrupadas unas contra otras y cuales son las formas más generales que adoptan los enfrentamientos de clases. Para lo anterior debemos considerar los siguientes aspectos:

Primero: valorar en forma objetiva el conjunto de las relaciones mutuas entre todas las clases, sin excepción, de una sociedad dada, asunto que esta relacionado con el grado objetivo de desarrollo de esta sociedad, así como las relaciones de esta sociedad concreta y las otras sociedades.

Segundo: examinar todas las clases y todos los países de un modo dinámi­co, no estático. Las leyes de este movimiento emanan de las condiciones económicas de vida de cada clase.

Tercero: este movimiento debe estudiarse no solo desde el punto de vista pasado, sino también del porvenir.

Cuarto: las épocas de estancamiento político deben aprovecharse para de­sarrollar la conciencia, la fuerza, la capacidad combativa de la clase de avanzada. De esta manera esta preparada para enfrentar las grandes tareas de los periodos revolucionarios.

Quinto: se debe luchar por los intereses inmediatos del proletariado pero al mismo tiempo defender dentro del movimiento el porvenir de ese movimiento. La estrategia política implica un conocimiento de las leyes que regulan la lucha de clases, de cómo se ubica una clase respecto la una de las otras dependiendo del grado de desarrollo del movimiento revolucionario. Apro­vechando este conocimiento el estratega político será capaz de prever el curso que posiblemente adopte la lucha de clases y puede así determinar el camino a seguir para que esta lucha logre conquistar más plenamente sus objetivos.

Táctica Política

El concepto de táctica política con relación al trabajo político se encuentra enfocado a los problemas que se plantean en la actividad política concreta de la vanguardia revolucionaria. Esta debe ser capaz – afirma Lenin- de «brindar respuestas absolutamente claras que no admiten dos interpreta­ciones». (3)

La táctica debe determinar el que hacer especifico de acuerdo a las circuns­tancias históricas concretas y no solo a los a deseos subjetivos de la van­guardia, porque eso significa condenarla al fracaso.

La táctica debe adaptarse a las diversas situaciones. Cada vez que surge una nueva coyuntura política ésta debe responder con formas de organización y lucha apropiadas a esta nueva situación. La táctica también debe estar atenta a la correlación de fuerzas existentes en cada situación concreta que se vive, debe considerar si se trata de un momento de calma o de acumulación de fuerza, o un periodo prerrevolucionario o revolucionario, si ya la revolu­ción es madura y ha llegado el momento de lanzarse al asalto del poder, etc.

La vanguardia revolucionaria, para fijar su táctica debe tener en cuenta, en­tre otras cosas:

. La forma específica en que actúa el enemigo

.Cuál es el estado de ánimo de las masas

.La correlación de fuerzas resultantes de ello en cada nueva situación.

La capacidad de la vanguardia para llevar a cabo determinadas tareas.

Repliegue táctico

No siempre es posible que las fuerzas revolucionarias estén a la ofensiva. Hay determinados momentos históricos en que la ofensiva pasa a manos del enemigo. En esos momentos se impone un repliegue de las fuerzas revo­lucionarias para retomar más tarde nuevamente la ofensiva.

Insistir en mantener a toda costa la ofensiva, cuando la correlación de fuerzas es muy desfavorable, es llevar al suicidio a las fuerzas revolucio­narias. «Cuando podemos aniquilarlos, lo hacemos con toda decisión; cuando no podemos aniquilarlos, tampoco nos dejamos aniquilar por ellos. El no combatir cuando hay posibilidades de vencer es oportunis­mo. El obstinarse en combatir cuando no hay posibilidad de vencer es aventurerismo» (4)

2- PROGRAMA Y OBJETIVOS

Un programa político «es la explicación breve, clara y precisa de todas las cosas a las que un partido aspira y por las cuales lucha» (5) y tiene una «enorme importancia» para su «actividad cohesionada y consecuente «(6)

El programa no sólo tiene una gran significación para la cohesión ideológi­ca del partido sino que también tiene un importante papel práctico. En él se plasma el fundamento de toda la actividad del partido y se trazan tanto los objetivos finales como inmediatos del proceso revolucionario. El programa constituye una síntesis científica fundamentada, del rumbo a seguir y de las medidas y metas a alcanzar dentro de una etapa histórica determinada. Y si es correcto es de hecho «un anticipo científico del posible e inevitable fruto de las transformaciones políticas.»

El programa del partido obrero debe expresar, según Lenin, los conceptos fundamentales acerca de su concepción de la sociedad, del papel del prole­tariado en ella y del sistema social que eliminara para siempre la explota­ción del hombre por el hombre, debe fijar con exactitud sus tareas políticas y señalar las reivindicaciones más cercanas, que son las que deben determi­nar el contenido de la labor de agitación parcial y fragmentaria a favor de pequeñas reivindicaciones, desligadas unas de otras, en agitación por el conjunto de todas las reivindicaciones para modificar en el sistema de domina­ción imperante.

La parte teórica del programa que se refiere a las metas que persigue el proletariado en última instancia: suprimir el régimen de producción capita­lista e instaurar el socialismo y luego el comunismo ha sido denominado por Lenin Programa máximo y las reivindicaciones inmediatas programa mínimo.

En relación al contenido del programa Lenin insiste en que deben excluir­se de él los problemas tácticos. «El programa debe dejar abierta la cues­tión de los medios, y permitir a las organizaciones que luchen y a los congresos del partido que son los que fijan su táctica, la elección de los medios «(7).

Programa mínimo: forma de aglutinar fuerza

La vanguardia revolucionaria debe ser capaz de determinar en forma muy clara cuál es el «principal obstáculo» que debe vencer o el «primer objeti­vo» que debe proponerse la clase obrera para avanzar hacia su objetivo final: el socialismo, y es esta definición básica la que determina el conteni­do de las tareas políticas inmediatas o programa mínimo, tareas que deben reflejar los intereses de todos aquellos sectores de la población que se ven objetivamente perjudicados por la actual situación política, económica y social, es decir, de todos sus posibles aliados.

Si un partido revolucionario no es capaz de visualizar cuáles son las tareas concretas e inmediatas que permiten avanzar hacia el objetivo estratégico final, no podrá convertirse en una verdadera vanguardia revolucionaria ya que funcionará con puros esquemas abstractos que las masas populares difícilmente comprenderán.

Resumiendo, en todo programa de una vanguardia revolucionaria deben combinarse en forma dialéctica dos aspectos: el programa máximo y el programa mínimo. El primero se refiere a los aspectos socialistas, más precisamente, comunistas del programa que señalan el objetivo fi­nal del proletariado: el segundo se refiere a las tareas inmediatas o me­didas concretas que deben ser adoptadas, en correspondencia con las condiciones objetivas de ese período histórico, para aglutinar fuerzas y hacer avanzar el proceso revolucionario en la perspectiva de su meta final. Estos pasos prácticos reflejan los intereses de amplios sectores sociales que no necesariamente comparten el objetivo final socialista de la clase obrera.

Enemigo estratégico y enemigo inmediato

Para distinguir los conceptos de enemigo estratégico y enemigo inmediato es necesario distinguir entre objetivos inmediatos de la lucha de los trabaja­dores y su objetivo final.

Objetivo final

Lenin indicaba que el «… objetivo final de la lucha de la clase obrera…» es la supresión del régimen capitalista de producción. La lucha de la clase obrera contra los capitalista…» y sólo terminará «…cuando habiendo pasa­do el poder político a manos de la clase obrera, se pongan todas las fabri­cas, talleres, minas, así como las grandes haciendas a disposición de toda la sociedad y se organice la producción socialista general, dirigida por los propios obreros… «(8) Del carácter de este objetivo final de la lucha de la clase obrera deriva el que, siendo internacional el dominio del capital, su unión y cohesión no se circunscriban a los límites de un solo país o naciona­lidad, sino que sean el fruto de la lucha de los obreros de todos los países contra el capital internacional.

Objetivo inmediato

Este esta relacionado con el «principal obstáculo» que se encuentra la clase obrera para luchar por su objetivo final. Lenin indicaba que en Rusia el «principal obstáculo»(9) era el gobierno autocrático zarista, por tanto los revolucionarios rusos no se proponían como «objetivo político inmediato» aplastar a la burguesía que constituye su objetivo final. Al plantearse este objetivo inmediato se señala con ello «el punto central hacia el cual debe converger y en torno al cual debe condensarse» la actividad de la vanguar­dia.( 10)

Enemigo estratégico

Está directamente relacionado con el carácter de la revolución, en una so­ciedad capitalista desarrollada la burguesía es el enemigo estratégico de los trabajadores. En una sociedad semicolonial y semifeudal los enemigos es­tratégicos son las potencias imperialistas que explotan a ese país y los terra­tenientes feudales. En una sociedad capitalista dependiente los enemigos estratégicos son el imperialismo, los grandes terratenientes y la gran bur­guesía ligada al capital financiero, o lo, que habitualmente se ha llamado oligarquía financiera.

Enemigo inmediato

Está relacionado con la contradicción principal de esa etapa o el «principal obstáculo» que es necesario superar para que el movimiento revolucionario pueda avanzar hacia la realización de sus objetivos.

Es de importancia estratégica definir cuál es le principal obstáculo en cada etapa del desarrollo de la revolución. Su correcta definición permite decidir hacia dónde debe descargarse el golpe principal, aglutinando en torno a este objetivo al máximo de fuerzas sociales.

El enemigo inmediato adquiere diferentes formas en cada momento políti­co e histórico. Lenin en la revolución rusa caracteriza al enemigo inmediato de diversas maneras en cada momento. En 1919 señala que el enemigo inmediato es el avance contrarrevolucionario del general zarista Kolchak, en 1920 deja de ser Kolchak y pasa a ser Dinikin apoyado por fuerzas inter­nacionales, en otro momento es el «hambre» que azota al pueblo ruso, luego es «la escasez de víveres y materias para la industria» etc. En el caso chileno en la década de los ochenta por ejemplo algunos sectores caracterizaron la contradicción principal como «dictadura o democracia». Si no se resuelven estos diversos obstáculos no puede llevarse adelante la construcción material del socialismo.

Un dirigente político no puede limitarse a hablar de la necesidad de conti­nuar la lucha contra la burguesía y el capitalismo, sino que debe señalar cómo hacerlo concretamente; es decir, debe indicar cuál es el principal obs­táculo o traba que hay que vencer en cada situación concreta para continuar el avance hacia el objetivo final del proletariado.

3- EL PROBLEMA DE LAS ALIANZAS

«…Uno de los errores más graves y peligrosos de los comunistas – afirma Lenin – es la idea de que una revolución puede ser hecha por los revolucio­narios solos…»(11)

«…Sin alianza con los no comunistas en las más diversas esferas de la actividad no puede hablarse siquiera de una exitosa construcción comu­nista… «(12) Es decir, la organización revolucionaria debe ser capaz de con­ducir y aglutinar a los más diversos sectores de la población, en tomo a la transformación social.

Los trabajadores aislados no pueden derrotar a un enemigo tan poderoso, que cuenta, para mantenerse en el poder, con apoyo interno y externo y con todo el aparato estatal e ideológico vigentes. Debe, por tanto, unirse con otras clases y capas sociales que estén dispuestas a luchar contra él, es decir, debe buscar el máximo de aliados posibles. Esto dice relación principal­mente con los objetivos que se quieren alcanzar y por tanto debe ser este el que se debe privilegiar, sin importar los prejuicios, sino más bien clarifi­cando el objetivo que se quiere perseguir, que es lo determinante, él es el que determina la necesidad de las alianzas, es decir, en política los prejuicios de toda índole no deben ser considerados, sino el análisis real, concre­to, científico del momento histórico.

Concepto de alianza

La alianza es la unión temporal (a corto, mediano o largo plazo) que se establece entre grupos políticos o clases sociales de diferente origen para llevar a cabo una lucha por intereses comunes. Toda alianza en sí siempre una relación entre unidad y lucha, como se trata de la unión de grupos polí­ticos o clases sociales diferentes, al mismo tiempo que existe una unidad para luchar por intereses comunes de ese momento, existen contradicciones entre ellos. Llegado un determinado momento estas contradicciones se su­peran, si no son antagónicas, produciéndose la fusión, o se agudizan si son irreconciliables, produciéndose la separación o ruptura de la alianza.

La alianza de clases con intereses antagónicos a largo plazo es siempre una alianza temporal e implica de parte de ambas clases aceptar un desafío. Cada una de las clases acepta este desafió pensando en que ella va a triunfar, para hegemonizar y someter al otro políticamente. Cada una de estas clases utilizara la unidad actual para preparar la lucha futura.

Compromisos

La alianza de los trabajadores con clases sociales que tienen intereses de clases diferentes, especialmente con clases sociales cuyos intereses a largo plazo son antagónicos con los intereses de los trabajadores, implican gene­ralmente el establecimiento de ciertos compromisos. Según Lenin, se llama compromiso en política a la concesión hecha a ciertas exigencias, a la re­nuncia a parte de las propias exigencias, en virtud de un acuerdo político con otro partido. » (13) bloque de partidos, gobiernos, etc.

Hay revolucionarios que consideran una traición contraer compromisos o renunciar parcialmente a los propios intereses de clases. Pero olvidan que ya Marx y Engels sostenían que era un absurdo proclamar de antemano que los comunistas rechazarían todo compromiso.

Para que un compromiso sea legítimo y no una traición al proletariado, debe estar basada en condiciones objetivas que obliguen a tomar ese ca­mino, porque es el único que permite consolidar lo ya ganado a través de la lucha o avanzar hacia nuevas posiciones, aunque sea en forma zigzagueante.

Acciones comunes

Existen distintos tipos de alianzas. Las más simples son las acciones con­juntas que se producen en forma espontánea, sin previo acuerdo entre los sujetos que conforman la alianza: estos pueden ser partidos u organizacio­nes apartidistas que representan a fuerzas sociales que responden a intereses de clase diferentes. A este último tipo de acuerdo Lenin lo denominó: «coa­lición de clases» (14)

Acuerdos y pactos políticos

Cuando ya existen organizaciones políticas representativas de las diferentes clases, la alianza puede llegar a manifestarse como acuerdo político, no necesariamente concreto ni formalizado. Estas son alianzas puntuales, tácti­cas, en función de determinadas coyunturas políticas, estas pueden llegar a formalizarse o no.

Bloque social y frente político

Bloque social se denomina a las «coaliciones de clase» (fuerzas sociales con intereses diversos) que se plantean la realización de tareas a más largo plazo que los simples acuerdos puntuales, y pueden ser: parlamentarias, insurreccionales, de gobierno, etc. Cuando los partidos y organizaciones sociales, que representan a los diferentes sectores sociales que conforman el bloque social, se estructuran en tomo a un programa común, surge lo que se denomina frente político. Entendemos, entonces, por frente político un blo­que social formalizado.

Aliados estratégicos

Son aquellos sectores de la población que. por su situación objetiva en la producción, deberían estar interesados en luchar junto a la clase obre­ra en una etapa dada de la revolución. es decir, son aquellas clases que conforman, junto con el proletariado, las fuerzas matrices de la revolu­ción

Aliados tácticos

Son aquellas fuerzas sociales que están dispuestas a luchar contra determi­nado enemigo inmediato muy preciso, ejemplo: el zarismo en Rusia, el fas­cismo, Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Pinochet en chile etc. pero que no están dispuestos a llevar hasta el fin las tareas revolucionarias en el propio país.

Los aliados tácticos acompañan a los sectores revolucionarios hasta cierto periodo, pero los intereses que unen a estas fuerzas son muy frágiles. Una vez alcanzado su objetivo inmediato: la derrota del tirano de turno o de la fuerza invasora, surgen las contradicciones que no son producto de la fanta­sía o del voluntarismo, sino la expresión objetiva de sus diferentes intereses de clase. Sin embargo los aliados tácticos son necesarios para terminar con el obstáculo o enemigo principal, que son sectores o clases sociales con intereses a largo plazo antagónicos, pero cuyos intereses inmediatos coinci­den temporalmente. Ejemplo de esto 10 encontramos en la experiencia de los revolucionarios rusos con Lenin a la cabeza, los Bolcheviques «defen­dieron… la alianza de la clase obrera con el campesinado contra la burguesía liberal y el zarismo sin negarse nunca, sin embargo, apoyar ala burguesía contra el zarismo (por ejemplo, en la segunda vuelta de las elecciones o en las segundas votaciones)…( 15). Lenin sostiene que el programa, que contie­ne 10 que para nosotros es la estrategia del partido, determina «las relaciones generales y fundamentales entre las clases» y que la táctica determina «las relaciones parciales y transitorias».

Por otra parte, es necesario tener presente, no sólo a los aliados internos, sino que también a los aliados externos, es decir, a las fuerzas sociales que a nivel mundial pueden apoyar la lucha del proletariado en un determinado país. Estos aliados también pueden dividirse en aliados estratégicos y tácti­cos. En Rusia por ejemplo la clase obrera de los otros países era un aliado estratégico del proletariado, y el imperialismo alemán se convierte, en un determinado momento, en un aliado táctico.

Aliados potenciales y reales

Es importante recordar aquí que un buen estratega no sólo debe ser capaz de hacer un correcto análisis de la actual correlación de fuerzas, sino que al mismo tiempo debe ser capaz de crear condiciones para que esa correlación de fuerzas cambie a favor de las fuerzas revolucionarias. Por esta razón políticamente importante es distinguir entre quiénes podrían estar con el proceso revolucionario debido a la situación objetiva que ocupan en la so­ciedad, y quiénes ya lo están.

Cuando se habla de quiénes podrían estar con el proceso revolucionario, se está pensando en los aliados potenciales que debería tener el proletariado de acuerdo a las situaciones objetivas que estos grupos tienen en la sociedad. Cuando nos referimos a quienes ya están con el proceso revolucionario, nos estamos refiriendo a los aliados reales.

Un buen estratega no sólo sabe determinar muy bien, en cada momento, cuáles son las fuerzas del enemigo o cuáles son las fuerzas propias y qué aliados cuenta en ese momento, sino que también debe ser capaz de llevar a cabo una política de alianzas que permita ir incorporando o ganando para el proceso revolucionario a todos aquellos sectores que todavía no están integrados a la lucha pero que, por su situación en la sociedad, o por la característica de una determinada coyuntura política, deberían estar in­teresados, en ese momento, en colaborar en la lucha contra el enemigo inmediato.

Política de alianza para neutralizar

Junto con las políticas de alianzas que tienen como objetivo incorporar y sumar a otros sectores ya sea en la táctica como en la estrategia, el partido revolucionario debe ser capaz de implementar una política de alianza que permita neutralizar a aquellos otros sectores sociales que por su situación o posición de clase no se incorporaran jamás a la lucha abierta contra el régi­men imperante, pero que tienen suficiente contradicciones con él como para lograr que, al menos, se marginen de la lucha y no apoyen a ese régimen contra las fuerzas revolucionarias.

Flexibilidad en la táctica

La flexibilidad en la táctica es una característica indispensable si se desea realmente triunfar en un proceso revolucionario. Lenin combatiendo las des­viaciones izquierdistas que rechazaban todo compromiso con otros partidos afirmaba que no se puede «ignorar que toda la historia del bolchevismo, tanto antes como después de la revolución de octubre, está llena de casos de táctica de maniobras, de conciliación y de compromisos con otros partidos, inclui­dos los partidos burgueses.»

Y luego agrega, «hacer una guerra para derro­car a la burguesía internacional, una guerra que es cien veces más difícil, prolongada y compleja que la más encarnizada de las guerras corrientes entre Estados, y renunciar de antemano a todo cambio de política, o a toda utilización de los antagonismos de intereses (aunque sólo sean temporales) entre los enemigos de uno, o a toda conciliación o compromiso con posibles aliados (aunque sean aliados transitorios, inconsecuentes, vacilantes, con­dicionales), no es, acaso, en extremo ridículo? No equivale – en la difícil ascensión a una montaña inexplorada y hasta entonces inaccesible a re­nunciar de antemano a hacer algún zigzag, a desandar a veces lo andado, o a abandonar a veces la senda elegida y probar otras?» (16)

«,.. sólo se puede vencer a un enemigo más poderoso empeñando los mayores esfuerzos y mediante la utilización más cuidadosa, prudente, minuciosa, diestra y obligatoria de cualquier «fisura», aún la más pe­queña, entre los enemigos, de todo antagonismo de intereses entre la burguesía de los distintos países y entre los diferentes grupos o categorías de la burguesía dentro de los diferentes países, y también aprovechando to­das las posibilidades, aún las más pequeñas, de conquistar un aliado de masas, aunque sea transitorio, inconsecuente, vacilante, poco seguro y condicional. Quienes no comprenden esto, demuestran no comprender ni un ápice de marxismo, de socialismo científico moderno en general, Quie­nes no hayan demostrado en la practica, durante un lapso bastante con­siderable y en situaciones políticas bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la practica, no han aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por liberar de los explotadores a toda la humanidad trabajadora, Y esto se aplica tanto al periodo anterior a la conquista del poder político por el proletariado, como posterior. » (17)

4. FASES DEL DESARROLLO HISTÓRICO

En la historia de las sociedades debemos distinguir entre periodos de desa­rrollo pacífico y periodos revolucionarios.

Los periodos revolucionarios son lapsos relativamente cortos ( 18) en los que «surgen a la luz contradicciones que han madurado a lo largo de décadas y hasta de siglos»( 19), y se manifiestan en agudas crisis económicas y políti­cas, y donde la lucha de clases madura hasta llegar a la guerra civil abierta, es decir, a la lucha armada entre dos partes del pueblo(20).

Nuevos torrentes del movimiento social se incorporan a la lucha y su núme­ro crece sin cesar. Lo que caracteriza a toda revolución es la decuplicación o centuplicación del número de hombres capaces de librar una lucha política, pertenecientes a la masa trabajadora y oprimida, antes apática.

En estos períodos, pequeños partidos con una línea justa pasan a ser con­ductores de millares de personas.

Periodo prerrevolucionario

El paso de una época de desarrollo pacífico a un período histórico revolu­cionario no se da, sin embargo, de golpe sino a través de un ascenso gradual de la efervescencia política y social.

En el período prerrevolucionario aumenta en forma extraordinaria el núme­ro de huelgas y se tiende a pasar de las huelgas económicas a las manifesta­ciones políticas. Las masas en general demuestran un vivo interés por la política, preocupación que luego se volcará en acciones directas. Las con­tradicciones entre las clases y fracciones de las clases dominantes tiende a agudizarse.

Cualquier conflicto con el gobierno en el terreno de los intereses sociales progresistas, por insignificante que sea en sí mismo, puede transformarse, si es correctamente encausado por la vanguardia revolucionaria, en un incen­dio general. (21)

El periodo prerrevolucionario es, entonces, el periodo que precede al parto revolucionario propiamente tal. En él se encuentran muchos de los elemen­tos que, en un grado más intenso, estarán presentes cuando estalle la revolu­ción, pero existen también diferencias cualitativas entre ambos: en el perio­do revolucionario la lucha de masas, que empieza a constituir en el periodo prerrevolucionario una amenaza para el régimen, pasa a adoptar formas organizativas que se oponen, de echo el poder vigente sin que éste tenga ya fuerzas para arrasar con ellas. Se produce un salto cualitativo tanto en el número de personas, hasta entonces inactivas, que ahora se integran a la lucha, con en el tipo de acciones que realizan.

Período Revolucionario: movimiento por oleadas

Tanto en los periodos prerrevolucionario como en los revolucionarios el movimiento de masa se da «por oleadas»(22), no tiene un ascenso constan­te, permanente. Después de intensos combates económicos y políticos las masas se agotan: necesitan tomar un respiro para recuperar fuerzas y conti­nuar en la lucha.

Es importante saber diferenciar estos periodos de calma, que preceden a nuevas tempestades, de los periodos de estancamiento, donde las condicio­nes objetivas para un nuevo ascenso revolucionario ya han desaparecido, puesto que la táctica de una vanguardia revolucionaria debe variar radical­mente de una situación a otra.

Lenin describe a estos periodos que se dan con relativa calma dentro de un periodo revolucionario como por ejemplo los primeros meses de 1906. que sucedieron a la insurrección armada de diciembre de 1905, afirmando que se trata de un periodo de «calma momentánea» debido a que las fuerzas de la clase obrera están exhaustas por una lucha aguda que duró casi un año, no obstante ello se trata de a calma que precede a una nueva tempestad(23)

Es un «periodo de acumulación de energías revolucionarias (afirma Lenin), de asimilación de la experiencia política de las etapas recorridas, de incor­poración de nuevas capas de la población al movimiento y, por consiguien­te, de preparación de un nuevo empuje revolucionario más vigoroso»(24)

Período contrarrevolucionario

No es fácil para los protagonistas de la revolución determinar con precisión cuándo termina un período revolucionario y empieza un periodo de estan­camiento. Sin embargo, mientras no se tenga la certeza de que el movimien­to revolucionario ha llegado a su agotamiento, la vanguardia revolucionaria no puede darse por vencida y replegar sus fuerzas; debe, por el contrario, preparar para orientarlo en los posibles nuevos combates.

Los períodos contrarrevolucionarios si bien son períodos de calma, de es­tancamiento, y tienen algunas características superficiales similares a los periodos pacíficos previos a las primeras rupturas revolucionarias, tienen otras características que los diferencian de éstos, siendo la más importante que durante los primeros no existen todavía condiciones objetivas para la revolución social, en cambio, durante los segundos las causas profundas que estuvieron en la base del anterior estallido revolucionario se mantienen.

Por otra parte, la «calma» que caracteriza a estos periodos, una vez que la contrarrevolución ha logrado aplastar a las fuerzas revolucionarias, es una calma que sólo se logra mediante la intervención activa de los aparatos re­presivos del antiguo régimen.

Situación revolucionaria

Lenin fundamentó por primera vez el concepto de «situación revoluciona­ria» en su artículo «La celebración del Primero de Mayo por el proletariado revolucionario»(25), escrito en 1913. Allí precisamente dio su célebre fór­mula: «los de arriba no pueden, los de abajo no quieren» Es cierto que Lenin no habló entonces de una «situación revolucionaria», sino de una «crisis política a escala nacional». Sin embargo, la identidad de esta definición y el concepto de «situación revolucionaria» es plenamente coincidente.

La situación revolucionaria constituye el conjunto de condiciones objetivas socio – políticas cuya presencia es imprescindible para que el triunfo revolu­cionario, sea objetivamente posible en breve plazo. Lenin señala tres carac­terísticas de la situación revolucionaria:

1- La imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominación; es decir, una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que «los de abajo no quieran» sino que hace además que «los de arriba no puedan» se­guir viviendo como hasta entonces.

2- Una profundización, fuera de lo común, de la miseria y los sufrimientos de las clases oprimidas.

3- Una intensificación considerable, por estas causas de la actividad de las masas, que en tiempos de «paz» se dejan explotar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos «de arriba» a una acción histórica independiente. (26)

Sin estos cambios objetivos, no sólo independiente de la voluntad de los dis­tintos grupos Y partidos, sino también de la voluntad de las diferentes clases, la revolución es por regla general, imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo que se denomina situación revolucionaria» (27)

Continuando sus reflexiones respecto a la situación revolucionaria como «cambios objetivos» Lenin señala dos cuestiones fundamentales contra el subjetivismo:

a- Que al ser «cambios objetivos», no depende de tal o cual partido o grupo revolucionario.

b- Que una revolución no se convoca cuando la vanguardia lo desea, sino que estos deseos y voluntades deben basarse en un estado de auge y lucha revolucionaria objetivos (28) estado que debe existir siempre que se piense seriamente en hacer el llamamiento a la revolución.

Ahora, no siempre una situación revolucionaria origina una revolución, sino para ello es necesario lo que se denomina Crisis Nacional Revolucionaria.

Crisis Nacional Revolucionaria

La diferencia entre la situación revolucionaria y la crisis nacional revolu­cionaria radica en que el concepto de esta abarca no solo los cambios objetivos, sino también el factor subjetivo. Es decir, la crisis nacional re­volucionaria representa la unidad de las condiciones objetivas y subjeti­vas de la revolución. Lenin indicaba: «…no siempre una situación revolu­cionaria origina una revolución, sino esta es posible solo si a los cambios objetivos arriba expuestos se agrega un cambio subjetivo, a saber: la ca­pacidad de la clase revolucionaria de llevar a cabo acciones revoluciona­rias de masas suficientemente fuertes para romper (o quebrantar) el viejo gobierno, que nunca, ni siquiera en las épocas de crisis, «caerá» si no se le «hace caer»(29)

Por tanto, en el concepto de crisis nacional revolucionaria se incluyen:

a- Los tres rasgos de la situación revolucionaria, como condiciones objeti­vas de la revolución.

b- Los factores subjetivos, en primer lugar la existencia de un partido o organización marxista – leninista, pertrechado de una teoría avanzada, es­trechamente ligado con las masas y capas de dirigir su lucha por el nuevo régimen social.

c- El apoyo a la(s) vanguardia(as) proletaria por parte de las mayoría de los obreros conscientes y políticamente activos.

d- La crisis gubel11amental que arrastra a la política, incluso a las masas más atrasadas y decuplica o incluso «centuplica» el número de trabajadores y representantes de las masas oprimidas aptos para la lucha política. Esto re­duce a la impotencia al gobierno y hace posible su rápido derrocamiento por los revolucionarios.(30)

5- CLASES SOCIALES Y SUJETOS SOCIALES

Las clases sociales.

Son grupos sociales antagónicos, en que uno se apropia del trabajo del otro a causa del lugar diferente que ocupan en la estructura económica de un modo de producción, lugar que está determinado fundamentalmente por las formas especifica en que se relaciona con los medios de producción, es decir si es dueño de los medios de producción o desposeído de ellos.

Lenin se refería a este concepto de la siguiente manera: las clases son grandes grupos de personas que se diferencian una de otra por el lugar que ocupan en el sistema de producción social históricamente determinado, por su relación, con los medios de producción por su papel en la organización social del trabajo y, en consecuencia por la magnitud de la riqueza social que disponen y el modo que la obtienen (31).

Esta relación especifica ha sido considerada por los clásicos, como la rela­ción de propiedad o de no – propiedad. El capitalista es el propietario de los medios de producción y los posee efectivamente al mismo tiempo.

De esta manera al decir que existen dos clases antagónicas, ¿ estamos afir­mando que con ello todos los individuos que existen bajo un modo de pro­ducción determinado deben conformar parte de una de las dos clases anta­gónicas?

No, de ninguna manera. No todos los individuos, de una sociedad, más aun no todos los grupos sociales deben formar parte de una clase determinada. Entre todos los grupos sociales que existen en una sociedad, solo los gru­pos que al participar en forma directa en proceso productivo llegan a cons­tituirse en los antagónicos (explotadores y explotados) se constituyen en clases sociales. Existen otros grupos que no pueden definirse, como clases sociales sean por representar por ejemplo grupos intermedios entre las dos clases antagónicas en cuanto a la producción, etc. Ejemplo de esto son; funcionarios militares y civiles del estado, trabajadores por cuenta propia, etc.

Por otra parte es necesario no confundir el concepto de clase con el de frac­ción de clase, que corresponde a los subgrupos que pueden descomponerse en una clase. Por ejemplo la burguesía se descompone como burguesía industrial, financiera, comercial, etc. Lo importante es distinguir científica­mente las diferentes fracciones al interior de una clase.

En política debemos considerar además no sólo la existencia de determina­das clases, sino su disposición a luchar por sus intereses de clase, esto ulti­mo es lo definitorio.

Lucha de clases

La lucha de clase es el enfrentamiento que se produce entre dos clases anta­gónicas cuando éstas luchan, no exclusivamente por sus intereses inmedia­tos, sino por sus intereses a largo plazo, es decir por sus intereses de clase.

Aunque la existencia de las clases y la lucha entre ellas ya eran conocidas antes de que apareciera el marxismo, fueron Marx y Engels quienes, sacan­do las conclusiones generales de todo el desarrollo de la historia de la hu­manidad y partiendo de las posiciones de clase del proletariado, descubrie­ron las causas e la división de la sociedad de clases, elaborando una teoría científica de las clases y de su lucha, a la ves que señalaron el camino para llegar a la abolición de las clases.

Refiriéndose a su aporte en este campo, Marx precisó: “… Por lo que a mi se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas Lo que yo he apor­tado de nuevo ha sido demostrar:

Que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históri­cas de desarrollo de la producción.

Que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado.

Que esta misma dictadura no es de por si más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases… «(32)

Tipo de luchas de clase

De acuerdo a los objetivos que persigue, la lucha de clases se divide enton­ces en lucha económica, lucha ideológica, y lucha política.

Lucha económica.: es el enfrentamiento que se produce entre las clases opuestas por objetivos económicos.

Lenin define de la siguiente manera la lucha económica del proletariado:

» la lucha económica es la lucha colectiva de los obreros contra los patro­nes para lograr mejores condiciones de venta de la fuerza de trabajo, mejores condiciones de trabajo y de vida de los obreros» (33)

Lucha ideológica: La lucha de clases se da también en el terreno de las ideas, ya que las ideas burguesas contribuyen a mantener la dominación de las clases explotadoras sobre los explotados. La burguesía logra imponer estas ideas debido a que, gracias a su poder económico controla las institu­ciones, a través de las cuales se difunden las ideas. : radio, prensa, televi­sión, cine, escuelas, universidades, etc.

Por eso Lenin afirma que «,.. que sin teoría revolucionaria, no es posible la acción revolucionaria «. Para que el proletariado pueda combatir por sus intereses de clase necesita luchar en el terreno ideológico contra la ideología burguesa.

Lucha política: es la lucha por el poder político, es decir la lucha contra la organización del poder del estado hasta entonces vigente. No es una lucha por reformas sino una lucha revolucionaria,

Es necesario recalcar la centralidad del contenido y objetivos de la lucha, no su forma, por ejemplo una huelga puede tener carácter político, o un levan­tamiento popular un carácter económico.

Correlación de clases y correlación de fuerzas

Determinar cuáles son las clases que se enfrentan, cómo están agrupadas y cómo irá variando su comportamiento a medida que avance la revolución es una tarea fundamental de toda dirección política revolucionaria. Se trata de precisar lo que Lenin denomina: correlación de clases(34). El término más riguroso sería el de correlación de fuerzas sociales ya que el análisis se sitúa en el terreno de la coyuntura política. Sin embargo no es el más conveniente porque se presta a ser confundido con otro concepto que tiene un significa­do muy diferente, nos referimos a correlación de fuerzas.

La correlación de clases como dijimos antes se refiere a la forma en que se agrupan las distintas fuerzas sociales unas con relación a otras y la variación que se producen en esta situación a medida que avanza la revolución. La correlación de clases no es estática sino esencialmente dinámica como lo es el propio proceso del desarrollo social y político de una formación social determinada

La correlación de fuerzas Se refiere a la fuerza o capacidad que cada una tiene para imponer sus intereses de clase en una coyuntura determinada, capacidad que está íntimamente ligada a la capacidad que tienen las otras clases para hacer lo mismo.

Fuerzas opositoras, fuerzas motrices, fuerzas dirigentes, fuerza principal.

En relación a este problema de la correlación de clases debemos definir algunos conceptos que nos serán útiles para analizar las clases y sectores sociales que participan en la lucha común contra los enemigos del pueblo en cada etapa de la revolución.

Fuerzas opositoras

Son todas las clases y sectores sociales que participan de una u otra manera en el derrocamiento del régimen vigente.

Fuerzas motrices o fuerzas revolucionarias

Son las «fuerzas propulsoras»(35) o «clases capaces de conducir la revolu­ción a la victoria»(36). Son las fuerzas capaces de llevar una determinada etapa de la revolución a su victoria definitiva, es decir, a la plena realización de las tareas que se plantea en esa etapa.

Fuerza dirigente

Entre las fuerzas motrices existe una fuerza que es la dirigente del proceso, la que señala el camino a seguir y «arrastra tras de sí» al resto de las fuerzas revolucionarias. Es importante establecer que esta fuerza dirigente no es necesariamente la fuerza principal desde el punto de vista numérico. ejem­plo de esto es el proletariado ruso que era una gota de agua en el mar de campesinos de ese país agrario y, sin embargo. es la fuerza que conduce a la revolución.

Fuerza principal

Es la fuerza motriz numéricamente más significativa, que puede ser la fuer­za motriz principal y no ser la necesariamente la fuerza dirigente. «Se puede ser la principal fuerza motriz de la victoria de otra clase cuando no se pueden defender los intereses de la propia» (37)

Sujetos sociales

Los pobladores, como también ocurre con los trabajadores o los estudian­tes, constituyen antes que nada una categoría estadística, es decir, un con­junto de personas que poseen características comunes, sin embargo, no por ello, conforman un sujeto social. La propiedad de constituirse en sujeto social, supone algún grado de identidad que les permite auto-reconocerse como portadores de tales características, configurar distinciones respecto del resto de los sectores sociales y finalmente, como cuestión central, defi­nir los que son sus intereses permanentes.

El paso de categoría estadística a sujeto social se realiza históricamente, es decir, de acuerdo a circunstancias especiales bajo las cuales se desarrollan la economía y la sociedad en su conjunto. En Chile, por ejemplo, el surgi­miento de sindicatos en el salitre, obedece tanto a las condiciones de explo­tación (un mismo patrón con regímenes similares de trabajo) como a la concentración de grandes masas de hombres y mujeres en un espacio geo­gráfico determinado. Del mismo modo, la involución desde sujeto social a categoría estadística, aunque menos frecuente, es posible imaginaria bajo condiciones históricas determinadas; un ejemplo dramático es el itinerario del pueblo mapuche: de constituir una nación – sujeto político- pasó a suje­to social (campesinado asentado en reservaciones) y hoy casi convertido en categoría estadística.

Las masas, las clases, los grupos sociales diversos, actúan según sus necesi­dades e intereses objetivos, según las contradicciones, según las condicio­nes objetivas existentes en cada momento histórico – concreto.

En cada momento histórico concreto, es necesario buscar cuales son las fuerzas sociales que, por su ubicación objetiva en la sociedad, por el papel que desempeñan en el sistema de producción de que se trate y otras cualida­des que de esto se desprenden, están objetivamente interesados en promo­ver el desarrollo de la sociedad. Es necesario distinguir en el conjunto de esas fuerzas sociales, quienes obran espontáneamente y qué fuerzas, secto­res o grupos de hombres tienen conciencia de su actividad y los fines que persiguen, y se organizan, por tanto, sobre esta base.

Hablamos de sujeto social cuando confluyen cuatro condiciones:

.         Cuando las diferentes fuerzas sociales actúan en un momento dado como un sólo cuerpo.

.        Estas fuerzas sociales mantienen una acción consciente.

.        Se expresan territorialmente.

.         Concretizan las tendencias y contradicciones de la historia política, económica y social..

Los sujetos sociales tienen un carácter histórico, de acuerdo a las carac­terísticas económicas, territoriales, sociales, etc. de cada país. Por tanto un estudio profundo de cada una de esas realidades, indicará los sujetos que se sumarían a un proceso revolucionario. Entre los diversos sujetos que podemos mencionar en distintos procesos revolucionarios encontra­ríamos a los pobladores, campesinos indígenas, estudiantes, soldados (Rusia, Venezuela) etc.

Notas y Referencias

l. Lenin, Dos tácticas de la socialdemocracia T. 9, Pag.18

2. Moreno N. Conceptos políticos elementales Pag. 4 a 6

3. Lenin Discutan sobre táctica pero dentro de consignas claras T.9, Pag.258

4. Lin Piao ¡Viva el triunfo de la guerra popular! (folletos)

5. Lenin A los pobres del campo T.6, Pago 424

6. Lenin Proyecto del programa de nuestro partido T.4, Pago 233

7. Lenin Proyecto del programa de nuestro partido T.4, Pago 242

8. Lenin Proyecto y explicación del programa del Partido Socialdemócrata Pag. 99

9. Lenin Proyecto y explicación del programa del Partido Socialdemócrata     Pag.88

10. Lenin Proyecto de programa de nuestro partido T4, Pago 240

11. Lenin La significación del materialismo militante (1922)

12. Lenin La significación del materialismo militante (1922)

13. Lenin Acerca de los compromisos T.26, Pago 390

14. Lenin El objetivo de la lucha del proletariado T. 15 Pago 391

15. Lenin El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo Pag. 177

16. Lenin El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo Pag. 175

17. Lenin. El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo Pag.176

18. Lenin Contra el boicot T. 13, Pag 17

19. Lenin Jornadas revolucionarias T.8, Pag.1 00

20. Lenin La guerra de guerrillas T. 11, Pago 227

21. Lenin La agitación Política T.5, Pago 395

22. Lenin Tres crisis T.26, Pago 248

23. Lenin La revolución Rusa y las tareas del proletariado Pago 144

24. Lenin Plataforma para el congreso de unificación t. 10, Pag 153

25. Lenin La celebración del 1 de mayo por el proletariado revolucionario      T.23 Pago 300

26. Lenin La bancarrota de la 11 internacional. Obras escogidas T.5 pago       226-227

27. Lenin La bancarrota de la II internacional T.26 Pag. 218-219

28. Lenin Carta a los camaradas o Obras escogidas T. 7 Pago 342

29. Lenin La bancarrota de la II internacional T. 26, Pago 219

30. Lenin La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo T. 41,      Pag. 70

31. Lenin Una gran iniciativa T.31, Pago 289

32. Marx Carta a J. Weydemeyer 5 de mayo 1852

330 Lenin Qué hacer Pago 459

34. Lenin. A propósito de la revolución en toda la nación T.12 Pag 389

35. Lenin La socialdemocracia y el gobierno provisional revolucionario T.8    Pag. 295

36. Lenin Apreciación de la revolución Rusa t15, Pago 50

37. Lenin Actitud hacia los partidos burgueses T. 12, PagA 78

Bibliografía

Algunos Problemas Teóricos de la Revolución Socialista varios autores, Editora Política, La Habana 1984

Vanguardia y Revolución María Isabel Rauber, Centro de Estudios Sobre América, La Habana, 1989

Marxismo Leninismo. Curso de Orientación Política, La Habana, 1972

Correspondencia de Marx y Engels, Editorial Quimantú, 1973

El Izquierdismo Enfermedad Infantil del Comunismo, Lenin

Qué Hacer, Lenin, ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín China

Estrategia y Táctica Marta Harnecker Editorial antarca Bo Aires 1985

Vanguardia y Crisis Actual Marta Harnecker, Brecha Editores, Santiago Chile 1990

Indígenas, Cristianos y Estudiantes en la Revolución Marta Harnecker, Editorial DESA, Lima Perú 1988

Lenin y América Latina Marta Harnecker

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