Interpretar al mundo o hacerlo de nuevo?

Por Luis Mattini
La Fogata
La existencia del Estado y de la esclavitud son inseparables
                                                                                          (Karl Marx)
Convengamos que hoy no existe una organizacin poltica que posea una estrategia revolucionaria para transformar al mundo. Pero agrego: no existe tal organizacin porque no existe una estrategia revolucionaria.
Este enunciado da pie a la siguiente hiptesis: la ausencia de tal estrategia no obedece a la falta de buena voluntad de quienes se dicen revolucionarios, no se trata tampoco de la falta de determinadas condiciones (objetivas o subjetivas) sino que no hay necesidad de esa estrategia.
Siempre siguiendo esta hiptesis, tal innecesidad se debe al agotamiento del paradigma emancipador que cristaliz tras la no llegada de la esperada revolucin mundial despus de la revolucin rusa: cuerpo de creencias que se sostena en el mito del progreso. Segn este mito, al capitalismo le sucedera necesariamente el socialismo. El comunismo estara al final de un largo camino en el que se integrara todo lo conquistado desde aquel arranque en la comunidad primitiva. Por lo tanto la tarea de los sujetos los revolucionarios consista en ordenar la lucha de clases, tal como se ordena una guerra. De all el uso, sub-uso, y sobre todo, abuso de esa equvoca palabra estrategia.
Este paradigma confundi una postura tica, ontolgica, perenne, de Marx (la que asumimos a mucha honra como tal) la Tesis 11, no slo interpretar sino transformar al mundo con su puesta en prctica mediante una hiptesis que sirvi de impulso a ciento cincuenta aos de lucha, apostando a la revolucin proletaria: el carcter objetivamente revolucionario del proletariado como emancipador de la humanidad en la crisis del capitalismo. Sin embargo, al asumir como ley lo que era un cuerpo de creencias, una buena hiptesis, se olvid que Marx afirm tambin que, si al momento de la crisis capitalista, el proletariado no haca tal revolucin, la humanidad podra regresar a la barbarie.
Este es el momento actual; el de la crisis capitalista.
En efecto: la crisis del capitalismo se expresa en la actual crisis de la civilizacin, no en su sentido mezquinamente economicista, sino en un modo de vida, a punto tal que sin revolucin a la vista, con aquel hipottico sujeto dispersado por el post-fordismo la humanidad puede dirigirse hacia una especie de Edad Media tecnologizada.
Esto es una posibilidad, no un determinismo . Como tambin fue posibilidad y no determinismo la hiptesis de la revolucin proletaria a la que apostamos siguiendo a Marx. Por ello es posible tambin intentar ahora otra hiptesis gua bajo la inspiracin de la misma Tesis 11.
No se trata de interpretar al mundo sino de hacerlo de nuevo.
Cules son las consecuencias de este enunciado?
Primero que, salvo que se acepte la mano de Dios, no hubo estrategia en la formacin del mundo. De modo que para hacerlo de nuevo no necesitamos estrategia
Segundo, no concebir al socialismo como automtico sucesor material del capitalismo en donde la ruptura sera slo un acto poltico (revolucin) de captura del Estado, puesto que el capitalismo no es un simple sistema econmico cuyo aparato de dominacin es slo el Estado, sino una relacin social que interacta; la sociedad de mercado reproduce la relacin social y viceversa, tal relacin reproduce el mercado. El ciudadano, el sujeto se troca consumidor. Por lo tanto, todo progreso tcnico cientfico est condicionado por este juego. Todo producto de ese progreso es, en principio, sospechoso de trocar al sujeto en consumidor, real o virtual. El socialismo implica, entonces, no slo reparto ya de la riqueza, sino tambin una profunda ruptura con una forma de producir y consumir.
Tercero, esto contiene como insospechada consecuencia, una resistencia que aparece como conservadora, toda vez que la dominacin no reside slo en la propiedad de los medios de produccin, sino en el carcter mismo de esos medios. ( resistencia que, de hecho, estn haciendo los sectores ms radicales en el mundo) Este aspecto es el hueso ms duro de roer. Asumir que el progresismo conceptual es el primer sostn del capitalismo actual porque el progreso es atributo del capitalismo.
Marx explic muy claro en el Manifiesto comunista que la burguesa es una clase que no puede existir sino revolucionando constantemente, en esa revolucin creaba a su pesar las bases materiales para el comunismo. Pero de all no puede deducirse como se ha hecho que la supuesta esencia de la humanidad es vivir revolucionando de modo constante los medios de produccin. El hombre no es esencia sino potencia, por tanto puede revolucionar o no. Hoy queda claro que la humanidad debe regular (y hasta conservar) los cambios en los medios de produccin reservando aquellos ptimos y sustentables a la satisfaccin del reino de la necesidad. La revolucin permanente es en el reino de la libertad. (Es posible que este concepto se pueda aprehender mejor desde el arte que desde la ciencia, porque en el arte no hay progreso sino constante resignificacin)
Hoy las bases materiales para la socializacin universal estn harto satisfechas y la revolucin de la burguesa contina, no slo explotando sino amenazando la vida. Nunca, en la historia hubo mayor revolucin tecnolgica y a la vez mayor diferencia entre ricos y pobres; y por primera vez en riesgo el planeta. Ya no se trata slo de emancipar la esclavitud asalariada, sino de defender la vida misma. Capitalismo salvaje? Si, claro, eso, pero no slo eso. Miremos a China: es evidente que las consecuencias sociales de su crecimiento econmico estn ms cerca del neoliberalismo que del comunismo, ni siquiera de la timorata socialdemocracia. Adems no es mrito exclusivo, recurdese aquel portentoso desarrollo de la economa sovitica de preguerra, tambin con frrea dictadura pero mayor igualdad social que la China actual Por lo dems, el control estatal de la economa no es invento marxista. Lenn tom de modelo al estado prusiano recalcando que lo que se institua con la NEP era capitalismo de estado.
Por eso la resistencia de los desposedos aparece como conservadora frente a esta ofensiva capitalista que ya no extrae plusvala slo de la fuerza de trabajo, sino tambin de la vida. De ah que algunos pensadores insistan con el concepto de biopoltica
Cuarto, el paradigma anterior olvidando al Marx de la gemeinweser, al Marx comunalmente comunista de: La Comuna no fue una revolucin contra una forma cualquiera de poder de Estado, legitimista, constitucional, republicana o imperial. Fue una revolucin contra el Estado como tal, contra este aborto monstruoso de la sociedad consideraba lo magno, en tanto supuestamente colectivo, como lo superior, la apologa de los Estados Nacionales avanzando hacia los Estados multinacionales: despus de la URSS vendra la Federacin de Estados Socialistas de Europa La Unin de los Estados Socialistas de Amrica. Hoy ese reagrupamiento de estados, diluyendo los Estados Nacionales, lo est haciendo el capitalismo. En el caso de Amrica Latina y Europa con el entusiasta apoyo de las izquierdas. Al menos reconozcamos la paradoja: que la resistencia radical a estas tendencias del capitalismo son conservadoras: el regreso a la comuna.
El paradigma de lo magno cubra toda la vida humana, a tal punto de ser el autor de esa gran abstraccin llamada mundo. Abstraccin que, facilitada por la televisin, se transforma en la ms grande de las ilusiones que ha conocido la humanidad: la ambigua ilusin de, por un lado conocer e incidir en ese mundo y por otro, la impotencia de no poder hacerlo. Si lo que hago en mi barrio no sale en TV no incide en el mundo, por lo tanto no vale nada. La pantalla es la realidad, an para los protagonistas. Slo cuando ocurren cosas como las del 19 y 20 de diciembre se descubre, con estupor, la vida, lo que emergi debajo de la superficie.
El mismo paradigma de lo magno se planteaba en la organizacin: grandes partidos o movimientos de millones de personas nacionales y proyectados de la misma manera hacia lo internacional. Las huestes del proletariado preparando la batalla decisiva contra las hordas del capitalismo. Vanguardia y homogeneidad ideolgica que, no por casualidad, fue sistemticamente homogeneidad en la obediencia. El stalinismo fue su expresin ms extrema y perversa, mas no la nica. Hoy la resistencia radical se organiza en miles de grupos heterogneos, quienes intuyen cada da ms que en que en la multiplicidad est la vida y la creatividad, al mismo tiempo que buscan formas de articular, sin que ninguna batalla sea decisiva y todas son importantes. El universal abstracto en el universal concreto. La labor de la revista Tesis 11 vale tanto como la lucha piqueteros autnomos o la Intifada.
El paradigma anterior, hijo dilecto de las ciudades no poda menos que ser urbano. El campo era sinnimo de barbarie. La cultura agraria (irnicamente la base de la civilizacin) era considerada, romntica, retrgrada por ser medioeval, individualista, antisocial, deba ser reemplazada por la tecnologa. El socialismo estaba llamado a liquidar la contradiccin campo-ciudad urbanizando a los campesinos. Hoy eso lo est cumpliendo el capitalismo con creces, slo que hacinando en la periferia de las ciudades a los agricultores.
Por ltimo el paradigma interpret la exigencia de transformar, como hacerlo desde arriba, es decir desde el Estado.
Hacerlo de nuevo, en cambio, contendra la idea del regreso a la concepcin de la gemeinweser, la conviccin de que la sociedad, como pensaba Marx, slo puede transformarse desde abajo (el abajo no descarta alzamientos insurreccionales) El desafo de hoy es cmo hacerlo de nuevo: la base material, la riqueza material y espiritual, est aqu, a nuestro lado, entre y con nosotros, hay que preservarla, conservarla de la destruccin capitalista, repartirla, porque hemos llegado al punto de partida. El comunismo est en el aqu y ahora. .
 

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