Desde el interior de la Asamblea Legislativa, en la que compartió largas jornadas en reuniones de comisiones y plenarias durante el período 2018- 2021, el diputado de Cambio Democrático (CD) Juan José Martel no titubea y afirma sin reparos que la legislatura que concluye funciones el 30 de abril y que le dará paso a la próxima gestión se marcha en deuda con el país.
De acuerdo con el diputado, la «plancha» saliente dejó grandes temas en el aire y en los tres años de funciones caminó por el rumbo equivocado, y la factura la obtuvo con los resultados de los comicios del 28 de febrero pasado.
¿Queda poco menos de 15 días para que se cierre este período legislativo. ¿Qué balance hace de la legislatura saliente?
Considero que esta legislatura deja grandes deudas al país. Esta legislatura tuvo momentos: un primer momento en que se instaló en 2018. Ahí había una correlación dominante muy fuerte: ARENA, PCN y PDC; y un segundo momento, después del triunfo electoral del presidente [Nayib] Bukele en 2019, en que la correlación cambia y la alianza fundamental en la Asamblea Legislativa es ARENA-FMLN, que se unen en una estrategia de boicot, de ataque y de oposición sin tregua a la presidencia de la república.
Esos son a mi juicio los dos momentos. Lo más increíble de esta legislatura es que a pesar de que tuvimos todo 2020 una situación grave de emergencia para el país con la pandemia, aquí pareciera ser que no importó y la oposición sin tregua continuó y nunca se dio cuenta de que en realidad a quien estaba atacando era a la población y que estaba atentando contra la vida, la salud y la seguridad de la ciudadanía.
Cuando ellos se opusieron en la práctica a los planes de seguridad contemplados en el Plan Control Territorial, cuando se opusieron a dar recursos al Ministerio de Salud para el combate a la pandemia, cuando le quitaron a la presidencia de la república facultades para que pudiera enfrentar situaciones de emergencia, cuando le negaron fondos para la reactivación económica que era consecuencia de la misma pandemia, en realidad no estaban afectando al presidente, a quien estaban afectando era al país, al pueblo salvadoreño y a los sectores más débiles.
¿Cuáles considera que son los grandes temas que esta legislatura debió resolver y no lo hizo?
Primero está la ley del agua. Creo que lo que ha impedido que esta ley se apruebe y que siga siendo una deuda son los enormes intereses privados de carácter económico que hay en torno al vital líquido, y que los diputados se oponen a que la prioridad en el uso y en el manejo del agua sea la población, sea en beneficio para la gente y que se preserven las fuentes de agua, que significa preservar la ecología y frenar una serie de prácticas en la actividad industrial.
Esos intereses económicos son los que han impedido a lo largo de varias legislaturas que el tema de la ley del agua pueda ser aprobada. En segundo lugar está el tema de las pensiones; y en tercero, el tema de la ley de reconciliación nacional. La misma Sala [de lo Constitucional de la CSJ] señaló que la amnistía no era lo correcto, porque dejaba impunes a los violadores de los derechos humanos; pero nunca fue capaz la Asamblea de aprobar una ley acorde a los parámetros de la Sala.
Cuando aprobaron un adefesio, el mismo presidente tuvo que vetarla. Solo en ese punto tenemos tres deudas, más todas las deudas que deja de todo lo que no se hizo durante la pandemia y que ahora la nueva legislatura debe comenzar a revisar. Y quizás la última deuda, que no es menos importante, es que deja una Asamblea Legislativa llena de personal que no funciona, con plazas fantasma, con muchas prácticas corruptas y con muchos privilegios para un grupo pequeño de diputados.
Cuando llega una nueva bancada se genera expectativa. ¿Cuándo o en qué momento cree que la legislatura actual perdió el rumbo?
La bancada actual creo que era la continuación de viejas prácticas viciadas. Ya esta legislatura inició con el rumbo equivocado, que era el rumbo que venían en anteriores legislaturas; por lo tanto, el lío no es que en algún momento haya perdido la dirección, sino que no fue capaz a lo largo de tres años de darse cuenta de que venía caminando desde el primer día en la dirección equivocada y no fue capaz de corregir esa ruta.
«Lo más increíble de esta legislatura es que a pesar de que tuvimos todo 2020 una situación grave de emergencia para el país con la pandemia, aquí pareciera ser que no importó y la oposición sin tregua continuó. No se dio cuenta de que estaba atacando a la población»
¿Los resultados de las elecciones recién pasadas reflejan con exactitud el trabajo que se hizo en esta legislatura?
Yo creo que las elecciones del 28 de febrero es la lección más contundente que le da el pueblo salvadoreño a los diputados. La gran mayoría no fue reelecta y hay una nueva correlación totalmente distinta, y eso refleja el descontento de la ciudadanía no solo a las prácticas de esta legislatura, sino a esa práctica continuada a lo largo de muchos años que cada vez se había venido corrompiendo y se había cada vez desnaturalizado más.
La ciudadanía ha sido muy contundente con el mensaje que le ha dado a la Asamblea Legislativa en el repudio de esas prácticas. Creo que el problema está en que los diputados, a pesar de haber recibido el repudio de la ciudadanía, a pesar de que sus partidos fueron reducidos prácticamente a la irrelevancia, no son capaces todavía de entender el mensaje y en muchos aspectos continúan con las mismas prácticas anteriores.
Recién conocidos los resultados de estas elecciones, se notó bastante la ausencia en los pasillos de la Asamblea, falta de quórum en comisiones, hoy es lo contrario. ¿Cómo se explica este fenómeno?
Yo he señalado que después del 28 de febrero hubo dos momentos: uno en que nada funcionaba, los diputados se quedaron como anonadados por el resultado electoral. Nadie venía, las comisiones no funcionaban, los pasillos estaban vacíos, las salas de las sesiones de las comisiones estaban totalmente vacías; pero después, como a las tres semanas, comenzó toda una febrilidad de querer hacer lo que en tres años no han hecho. Ahora están tratando de tomar una serie de decisiones que a la larga no benefician al pueblo salvadoreño.
Leyes que no habían sido discutidas han querido meterlas, pero por suerte que ya hay una decisión del presidente de decir vamos a revisar cada cosa y va a haber vetos. Ejemplo, la reforma que hicieron a la ley del SAP, a la Ley del Sistema de Administración de las Pensiones, que es una trampa, es un dulce envenenado para los trabajadores hacerles creer que ahorita que hay una situación crítica pueden ir a sacar su dinero y, por lo tanto, tener recursos frescos; pero sin darse cuenta de que están comprometiendo su futuro porque estos trabajadores de 40 o 45 años que vayan a sacar su dinero cuando tengan 60 años van a estar a lo mejor sin empleo, más enfermos, con menos fuerza y con menos oportunidades en la sociedad y ese dinero les va a hacer falta. Hay una trampa que están haciendo y yo espero que el presidente revise con mucho cuidado esa reforma de pensiones, porque es peligrosa para los trabajadores. Va a desfinanciar los pocos recursos que le quedan para la vejez.
El tema de las plazas fantasma sin duda exhibió a la Asamblea Legislativa y se ha dicho que gran parte del incremento de personal obedece a cuotas partidarias. ¿Cree que las plazas de esta clase llegado el momento en que tome posesión la nueva legislatura deberían marcharse con los diputados salientes?
Yo considero que el Órgano Legislativo está sobrecargado de una planta burocrática de empleados que no tiene ningún sentido. Si nosotros vemos que hay en este momento 2,507 trabajadores para manejar una Asamblea que tiene 84 diputados, esto pierde todo sentido de proporción. El problema es que los partidos que se han mantenido a lo largo de los años en la Asamblea Legislativa hicieron de este órgano del Estado una fuente de empleo para sus partidos y una fuente de financiamiento para estos. Muchos de los trabajadores desde aquí o desde fuera más que trabajo para la Asamblea, hacían trabajo para sus partidos. Es decir, la Asamblea Legislativa se convirtió en una fuente de financiamiento y de colocación de cuadros de los partidos políticos. Esto es básicamente en los partidos tradicionales: PDC, PCN, ARENA y FMLN, que han sido los que a lo largo de los años y años y años han ido llenando esos espacios.
¿Qué opinión le merece el anuncio de la reducción del Fodes?
El Fodes nació para darles a las municipalidades un fondo que sirviera para el desarrollo local, para hacer obras de infraestructura que llevaran beneficios concretos a los ciudadanos en el interior del país. Ese objetivo, ese esfuerzo, nunca se logró. El Fodes terminó siendo un recurso que se les entregaba a las municipalidades, que servía casi para cualquier cosa, menos para pro[1]mover el desarrollo local. Además de eso, con un sistema totalmente deficitario para entregar cuentas. La gran mayoría de alcaldías del país jamás han sido auditadas en el manejo de esos recursos por la Corte de Cuentas. Creo que es correcto el mecanismo de decir: el 75 % debe ser en obras, el otro 25 % para gastos administrativos de las municipalidades. Se dice que eso atenta contra la autonomía municipal y eso no es cierto.