El maíz, este grano emblemático que ha configurado la mayor parte de la historia agraria y agrícola de nuestro país, es el nudo que entrelaza al sinnúmero de hilos que tejen la agricultura mexicana. Es la atadura histórica de la problemática coexistencia de un reducido número de agricultores industriales que trabajan con sofisticadas tecnologías semejantes a las de los países altamente desarrollados y millones de campesinos de subsistencias que en tierras de temporal siguen produciendo con técnicas y semillas criollas, cuidadosamente seleccionadas a través de generaciones. El maíz es el vínculo de complejas relaciones que trascienden el campo y enlazan conflictos entre consumidores y productores, entre consumidores y tomadores de decisiones en materia de políticas públicas
El maíz es la bisagra singular que entrelaza mundos antagónicos como son: la sabia obstinación campesina encaminada a preservar la diversidad frente a la impetuosa modernidad de los monocultivos; el valor del servicio ambiental prestado por los productores de maíz criollo como curadores de la rica variabilidad genética ante el espejismo de las ventajas comparativas resaltadas en el Tratado de Libre Comercio con Canadá y América del Norte (TLCAN); la cancelación del reparto agrario y la conversión de campesinos en excedentes urbano industriales que deambulan como nómadas modernos desde las tierras flacas hasta los oasis de riego presurizado dilapidadores de energía fósil; y la generosa emisión de bonos de deuda ecológica para subsidiar el consumo del norte frente a la frívola despreocupación oficial por el deterioro y la marginación de las comunidades indígenas y campesinas.
También es el gozne frágil del tejido social desgarrado por los muros que enfrentan hombres y mujeres al abandonar campos y ciudades para cruzar la frontera marcada por el río Bravo. Para México, el maíz está indisociablemente ligado a la soberanía alimentaria, violentada hace décadas por tecnologías y tratados que privilegian las ventajas comparativas, materializadas en desventajas sociales y ambientales. Las crecientes importaciones de maíz al amparo del TLCAN y de la razón oficial de insuficientes cosechas nacionales, no se justifican ante graneros de campesinos que se niegan a malbaratar su producto en un mercado nacional sometido a una competencia ilegal por precios inferiores a los costos de producción de los Estadios Unidos.
A dos sexenios bien marcados de políticas que apuestan al libre cambio y a la privatización, antecedidos por el ingreso al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), el maíz nos inspira a reflexionar y proponer alternativas al modo en que se ha conducido la política agropecuaria de México. Bajo el color, olor y el sabor del maíz y aceptando que en su cultivo los dioses impusieron como condición que el maíz no podría sobrevivir sin la mano del campesino, y el campesino no podría sobrevivir sin el maíz, el Centro de Estudios Rurales al cumplir sus 25 años de existencia como parte de El Colegio de Michoacán A.C. invita a reflexionar: ¿Qué expectativas trazan los diferentes sujetos de la vida política y académica nacional en relación al campo mexicano?
Nuestro coloquio discutirá el papel que políticas deliberadas ha impuesto a la agricultura en condiciones desfavorables para la economía campesina; examinará la producción discursiva de la seguridad alimentaria y las especificidades observadas en renglones precisos de la política agropecuaria, todo ello teniendo como marco las distinciones de género y generación, ejes que cruzan la vida nacional en todos sus sentidos. Esta reunión académica prestará atención a las recientes deliberaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y al curso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sin descuidar la comparación de los escenarios nacionales y regionales, espejo de lo que ocurre al interior de nuestras fronteras. El coloquio también examinará las desigualdades de las regiones y/o de los “sistemas producto” frente a políticas globales similares.
En el pasado reciente, colegas de otras instituciones han promovido la discusión de una amplia gama de asuntos de importancia capital para el presente y el futuro de la agricultura nacional.1 Las reflexiones acerca de las políticas agropecuarias han quedado plasmadas en ponencias, artículos y libros que son antecedentes inmediatos de este coloquio. En ese marco de la discusión rural hemos de situar las cuestiones que son relevantes en nuestros quehaceres académicos y de las cuales sería prioritario platicar, como son las anunciadas en este programa.
1 XXII y XXIII Seminarios de Economía Agrícola del Tercer Mundo (IIES, UNAM, octubre 2004 y 2005), I Congreso Nacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional (UACH, Morelia, octubre 2005), Congreso sobre Desarrollo Regional (AMECIDER, Morelia, octubre 2005), V Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER, Oaxaca, mayo de 2005) y el VII Congreso Nacional de Ciencias Ambientales (Chetumal, mayo de 2005); XXIV Coloquio de Antropología e Historia Regionales, Colmich; Seminarios sobre Políticas Agropecuarias, UAM X.