La doctrina y accionar militar del PCS-FAL

La doctrina y accionar militar del PCS-FAL
Roberto Pineda 11 de septiembre de 2015

En el Informe del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, PCS, presentado por su secretario general, Schafik Handal, durante la primera jornada del VIII Congreso, celebrado en marzo de 1993, se abordaron diversos elementos de la doctrina militar de los comunistas salvadoreños, elaborada al calor de participar por medio de su brazo armado, las FAL, durante doce años de Guerra Popular Revolucionaria. A continuación continuamos presentando partes de este importante documento.
III Aciertos y dificultades en la concentración y desconcentración de nuestras fuerzas militares
La idea de concentración
Explica Schafik que “la táctica de la concentración estaba fundamentada en la idea de que habíamos logrado un nivel de dispersión en el enemigo, lo que nos daba la oportunidad de concentrar nuestras mejores fuerzas y armas y conseguir una correlación favorable para descargar golpes contundentes que nos permitieran ampliar y profundizar las zonas de retaguardia.”
Informa que “nuestra concentración la iniciamos en la zona de Guazapa en octubre de 1982 con fuerzas de Jucuarán, San Vicente y Guazapa.- Formamos así el Batallón Rafael Aguiñada Carranza (BRAC) y unidades de tropas especiales, con las cuales comenzamos a operar, en conjunto con otras organziacione4s del FMLN, en teatros de operación al norte y sur de Guazapa y ene l propio Cerro.”
Asegura que “1983 fue el año de consolidación y desarrollo de las FAL, proporcionando una importante contribución a al GPR junto al resto de organizaciones del FMLN, de cuya experiencia aprendimos. Tomamos la iniciativa durante todo ese periodo de la guerra pesar de los golpes recibidos, como el desbaratamiento de nuestras redes de logística y de personal que sufrimos ese año.”
Analiza que “las concentraciones de fuerzas nos habían producido resultados estratégicos positivos, pero también nos producían un desgaste acumulativo que no podíamos compensar y, por tanto, estratégicamente negativo a mediano plazo. Nuestras concentraciones le ofrecían al enemigo blancos relativamente fáciles de golpear, en particular para sus fuerzas y medios aéreos recién adquiridos por al FAES, con el propósito de revertir la correlación estratégica lograda por el FMLN hasta ese momento.”
La desconcentración
En junio de 1984 “la CG del FMLN decidió el viraje de la concentración de fuerzas a la desconcentración…” que tenía “como propósito: romper el nuevo esquema estratégico militar del enemigo basado ya en la guerra de baja intensidad, extender nuestra presencia militar en nuevos teatros de operaciones, reabrir el crecimiento político y natural de nuestras fuerzas basado en la voluntaria y consecuente incorporación de las bases populares, presionar la dispersión estratégica de las fuerzas enemigas en particular de su tropas operacionales y así, facilitar su desgaste a profundidad.”
Agrega que “esta orientación provocó no pocos problemas en nuestros cuadros militares y combatientes en general. Los combatientes, acostumbrados a combatir junto a grandes unidades guerrilleras, y sin tener conocimiento de la táctica de combate en pequeñas unidades ni la preparación técnica, fueron sometidos a una enorme presión de parte del enemigo, provocándoles desgaste físico y moral.”
Subraya que “tuvimos que hacer escuela para el uso del explosivo en la preparación de las fuerzas nuevas, todo es en base a un plan estratégico para el frente, en el que se establecía los objetivos y las direcciones principales de acción, expansión y avance del mismo. Determinamos como nuestra dirección principal la Zona Especial, y definimos esta zona como el área metropolitana, más los municipios de Nejapa, Aguilares, Tonacatepeque, Santa Tecla, Colón.”
Los resultados de este viraje
Schafik enumera los siguientes: mejoramiento de nuestra capacidad combativa, eficacia de la misma y cualificación de nuestras fuerzas; consolidación de nuestra retaguardia; ampliación de los teatros de operación; contacto permanente con la población; desgaste a profundidad de la columna vertebral del dispositivo enemigo; creatividad en la elaboración y uso múltiple del armamento popular y pequeñas unidades móviles y altamente operativas golpeando certeramente a las unidades especiales del enemigo.”
Añade que “el gran esfuerzo realizado rindió sus frutos, cada combatiente ganó confianza. El sur de Guazapa se convirtió a finales de 1985 en un lugar temido por todas las fuerzas enemigas, continuó siendo una flecha clavada en el corazón del enemigo. El esfuerzo por realizar este viraje permitió en septiembre de 1985, y como respuesta a golpes recibidos con captura de compañeros de dirección (Hugo, Octavio y otros) realizar la complicada operación de rescate de más de 30 cuadros del FMLN, prisioneros en cárceles de la dictadura, la salida de lisiados de guerra a curarse en países amigos a cambio de la hija del Presidente, Inés Duarte.”
Comparte que “en esta operación realizamos una armoniosa cooperación de fuerzas de la ciudad de la periferia de San Salvador, de los comandos urbanos, de la milicia, de las tropas especiales y de las columnas guerrilleras de Guazapa y experimentamos una de las más complejas negociaciones que contaron con la cooperación de diplomáticos y de la Iglesia.”
El enemigo requería un nuevo plan, nosotros derrotarlo
Informa Schafik que “en su apreciación estratégica de junio de 1984 la Comandancia General (del FMLN) había sacado la conclusión que desde finales de 1983 el movimiento de masas había entrado en nuevo flujo y que, por tanto, el país marchaba hacia un nuevo momento de crisis nacional. Conforme con esta apreciación, se tomó la decisión de desplazar cuadros de los frentes de guerra hacia la ciudad a trabajar en el movimiento de masas, a fin de acelerar ese ascenso del movimiento social. Esfuerzo que culminó con la creación, en febrero de 1986, de la Unidad (Nacional) de los Trabajadores Salvadoreños, UNTS.”
Apunta que “el lanzamiento de la Operación Fénix, componente militar del UPR (Unidos Para Reconstruir), el 9 de enero de 1986, sobre posiciones del FMLN en Guazapa, como esfuerzo principal, y acompañado de esfuerzos secundarios sobre posiciones guerrilleras en Chalatenango y Morazán, buscaba interferir el ascenso del movimiento social, aislando la conducción del FMLN en Guazapa, de la conducción establecida en la capital. El papel desempeñado principalmente por las FASL en la frustración de este cálculo del enemigo, fue de especial importancia para dar continuidad a la conducción de la lucha del movimiento social.”
IV. La derrota de la Operación Fénix en Guazapa
Asegura que “la experiencia combativa adquirida en 1985 ayudó a enfrentar con éxito la operación Fénix que duró 18 meses sobre nuestras posiciones y que nos exigió gran concentración de esfuerzos para luchar contra el enemigo dentro de nuestra retaguardia. Aún con el Fénix en marcha, Guazapa siguió siendo la retaguardia de la lucha urbana. En Guazapa y su periferia se asentó la conducción para la reactivación del movimiento de masas, mientras en el Frente se libraba una dura batalla por defender y preservar la fuerza y los territorios al costo de un enorme desgaste humano.”
Explica que “el retorno a Guazapa de las fuerzas especiales que se habían trasladado a Chalatenango contribuyó a la derrota de la operación Fénix, la cual se produjo en tres fases. Primera fase de un gran desgaste ocasionado por los continuos enfrentamientos, la segunda de neutralización y de la inmovilidad de las tropas enemigas, debido al uso masivo de los campos minados, y la tercera de ataque, de aniquilamiento de efectivos en las posiciones que habían logrado asentarse en nuestra retaguardia.”
Señala que “durante la operación Fénix nuestro asentamiento en Chalatenango cumplió un papel clave como retaguardia, como fuente de incorporación de nuevos combatientes y como escuela de preparación militar. En los momentos más difíciles del operativo, nuestras estructuras más pesadas pudieron trasladarse hacia ese frente.”
Subraya que “la previsión hecha por la Comandancia General en mayo-junio de 1985, de que marchábamos hacia una nueva crisis nacional y hacia la etapa final de la guerra se estaba confirmando. Tarea de la estrategia era acelerar la maduración de ambos procesos, hacerlos coincidir en el tiempo e integrarlos en función de resolver el problema del poder. En estas condiciones, el FMLN y el FDR hicieron pública una nueva plataforma programática que se conoció como Iniciativa Política de los Seis Puntos, cuya esencia era actualizar y flexibilizar la forma de enfocar el Programa de la revolución.”
Asimismo “los éxitos resultantes del viraje acordado en 1985 afianzaron el proceso unitario y crearon condiciones para pasar a preparar en todos los terrenos lio que llamamos la Contraofensivas Estratégica, COE.”

V. Preparación de la Contraofensiva Estratégica

Informa que “en 1987, se organizó la conducción de la zona especial abarcando los territorios comprendidos por la zona metropolitana, su periferia y Guazapa, en un intento por cohesionar, centralizar y aprovechar al máximo nuestros recursos. Derrotada la operación Fénix, Guazapa recobra en 1988 su papel de eje y motor de nuestro desarrollo. Se pasó a un esfuerzo de instrucción de una nueva generación de milicia urbana aprovechando al máximo nuestro potencial acumulado.”

Plantea que “la estabilidad alcanzada en Guazapa hizo posible nuestro apoyo activo a la realización de una sucesión de operaciones importantes y estratégicas; en la capital contra posiciones enemigas: Guardia Nacional, Estado Mayor, Fuerza Aérea, Cuartel de Artillería en Opico, Cuartel de la Policía de Hacienda, Cuartel del batallón Belloso y la ejecución de centenares de operaciones de propaganda armada y emboscadas en todas las vías de acceso a la capital y su periferia.”

Establece que “este período abarcó 1987 y parte de 1988, hasta después de las elecciones para diputados y alcaldes en marzo de 1988, que fueron ganadas por ARENA. El triunfo electoral de ARENA significaba el fracaso del esquema de guerra de baja intensidad y puso más en claro la necesidad de acelerar los preparativos para el desenlace de la guerra. Pese al abismo ideológico entre FMLN y ARENA, se puso de manifiesto que el desenlace, en el caso de que se fuese negociado, se haría con el gobierno de ARENA. Había que comprenderlo y prepararlo.”

El esfuerzo político opositor y las elecciones

Indica el documento que “se aproximaban las elecciones presidenciales de marzo de 1989 y de nuevo se le presentaba al FMLN el reto político de definir posición frente a ellas. Al analizar la conducta política del FMLN a lo largo de la guerra era evidente que la lucha política, propiamente tal, estuvo ausente a pesar de las distintas iniciativas de paz presentadas, y resultaba igualmente evidente que gran parte de los errores más graves se habían cometido a la hora de fijar posición sobre las elecciones.”
Apunta que “los partidos del FDR, el MPSC y el MNR, tomaron la decisión de reactivar con su presencia el esfuerzo político opositor a fines de 1987. Las organizaciones del movimiento social salieron a su encuentro comprendiendo que se iniciaba una nueva etapa política. El PCS, en ese marco, propició la interiorización del MIPTES (Movimiento de Profesionales y Técnicos) y del UDN en 1988, destacando a un grupo de sus miembros y logrando adhesión de otros compañeros en el interior. Ganar presencia en el debate político en beneficio de la negociación era la misión fundamental.”
Informa que “en enero de 1989, el FMLN propuso transformar a las elecciones en un instrumento para la paz, postergarlas por seis meses, de marzo a septiembre de 1989, a cambio de lo cual el FMLN aceptaría sus resultados y reconocería a la FAES como única y legítima institución militar del país a condición de que se autodepurara su cuerpo de oficiales. El rechazo de tal propuesta confirmó que el gobierno y las fuerzas de poder persistían en la guerra.”
La Ofensiva de 1989
Destaca el documento que “durante la ofensiva asumimos cuatro compromisos en la dirección principal: Soyapango, conjunto con RN y PRTC; en Apopa y Ciudad Delgado, solos como FAL; en san Marcos, en conjunto con FPL y RN. Además de los esfuerzos secundarios en Chalatenango, en Occidente y el acompañamiento de nuestras milicias de Jucuarán al ERP en Usulután.”
Señala que “en San Marcos pronto recibimos u revés debido entre otras causas a que las organizaciones hermanas desistieron desde el inicio de su participación en esta dirección. Fue un error de nuestra parte persistir en esas condiciones. Nuestros militantes y combatientes cumplieron con audacia y valentía las misiones encomendadas por nuestro Partido en Noviembre y Diciembre de 1989.”
En estas jornadas “el esfuerzo del PCS y sus Fuerzas Armadas de Liberación FAL, fue enorme, 63 muertos y 90 heridos a quienes hoy rendimos un sentido y especial homenaje. A ellos a todos los caídos durante la Ofensiva y a las víctimas de las operaciones de castigo del enemigo. Después del esfuerzo de la ofensiva y de retornar a nuestras bases, comenzó la ardua tarea de analizar, evaluar y explicar los resultado de la ofensiva, asimilar la fuerza nueva, defender nuestra retaguardia y prepararnos para la continuidad.”
Evalúa Schafik que “aunque esos días de noviembre fueron los momentos en que más cerca estuvimos de resolver favorablemente el problema del poder, combinando ofensiva militar con insurrección y ofensiva política, sobre todo internacional y diplomática, la ofensiva como tal no trajo el desenlace ni la definición de la guerra, pero al quedar derrotado del todo la estrategia de la GBI (Guerra de Baja Intensidad) y derrotada también la idea estratégica de una guerra toral de rápida definición, se abrió paso a la negociación.”
VI: El PCS en el desenlace negociado de la guerra
Considera que “demostrar la inviabilidad de la derrota militar; abrir la mesa y en ella la participación de las Naciones Unidas; mantener y ensanchar los espacios políticos de la oposición interna, cosechar orgánicamente la simpatía ganada en la Ofensiva, eran los requerimientos estratégicos que posteriormente a la Ofensiva orientaron las decisiones, las nuevas direcciones y esfuerzos del Partido y sus FAL en los frentes, las ciudades y el exterior.”
Agrega que “en este periodo perdimos a dos valiosos compañeros de jefatura de las FAL, se trata del Comandante Alex (Carlos Luna) y del Capitán Isidoro, quienes le dieron una excelente contribución a la formación y desarrollo del espíritu combativo de nuestras fuerzas…Así llegaos al final de 1991, y en los albores de la firma de los Acuerdos de Paz, realizamos nuestras últimas operaciones en la Colonia Las Flores, en la cual cayó en combate el compañero Capitán Samuel, otro de los jefes valiosos de las FAL en Guazapa.”
Señala que “se entró luego de lleno en el desenlace negociado de la guerra, proceso que se inició desde abril de 1990 hasta diciembre de 1991. Uno de los méritos de mayor importancia política del FMLN fue mantener en sus manos la iniciativa de la negociación, desde el momento mismo del despliegue de la guerra propiamente tal hasta su desenlace; fue demostrar el carácter revolucionario de esa política, en las condiciones de nuestro país.”
VII EL PCS en la post-guerra
Considera que con los Acuerdos de paz de 1992 “se han creado condiciones para la instauración, por primera vez en la historia, de un nuevo modelo político democrático y para que el pueblo empiece a ejercer sus libertades y derechos democráticos, libre de la intimidación de la dictadura. Las entrada en vigor de los Acuerdos ha significado para el Partido el reto de un nuevo viraje histórico, de gran complejidad por lo que se refiere a las formas de lucha, ahora en condiciones de legalidad por primera vez en sus más de 60 años de existencia.”
Agrega que “como en todo viraje, con la lucha por la aplicación de los acuerdos de paz, el Partido entró en un periodo de readecuación de sus estructuras y de preparación de su membrecía con vistas a las batallas principalmente políticas próximas en las que se librará la lucha por el desenlace del problema del poder. En este marco del paso a la legalidad el Comité Central realizó un marcado esfuerzo por regularizar su funcionamiento, dándole continuidad a un proceso que ya se había iniciado aún en las precarias condiciones de la ilegalidad.”
Informa que “en este orden de cosas el CC se ocupó de discutir y de darle una salida a la problemática planteada alrededor del UDN, teniendo como referencia los propósitos iníciales que nos habíamos trazado con la participación del UDN en la lucha política legal y las radicales modificaciones que se estaban observando a esas alturas en el escenario político nacional como producto de los Acuerdos de Paz…en un Pleno del CC realizado en Marzo de 1992 se resolvió dejar en libertad a este grupo para su total separación del PC, reconociéndoles el derecho de continuar en la actividad política a través de un UDN orgánicamente desvinculado de nuestro Partido. Los términos de esta separación que fueron convenidos estipulaban entre otros la libertad para los militantes del UDN de continuar en ese partido o en el PC, sin posibilidad de doble militancia.”
Por otra parte, informa que “durante los 13 meses transcurridos desde el inicio del cese del Enfrentamiento Armado nuestro Partido se involucró de lleno en el aprovechamiento de los espacios abiertos por los Acuerdos de Paz. Los resultados de este esfuerzo en el terreno organizativo son hoy elocuentes. Tenemos ahora organización partidaria en 120 municipios del país, se han conformado ya las Directivas Departamentales en 11 de los 14 departamentos. Nuestra membrecía se ha más que triplicado desde enero del 92 hasta la fecha.”
Concluye este Informe del CC al VIII Congreso del PCS , presentado por su secretario general Schafik Handal en marzo de 1993, opinando en términos del cumplimiento de uno de los puntos de los Acuerdos de Paz, en el sentido que “la reinserción, además de los aspectos productivos y de sobrevivencia, debe garantizar a toda costa que el impresionante caudal político, ideológico, moral y organizativo de los ex-miembros de las FAL; atesorado en largos años de enfrentamiento constante con el enemigo, sea puesto hoy al servicio de las transformaciones aún pendientes y que tenga su continuidad en la lucha política en la cual ya hemos entrado.”

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