LA TESIS INSURRECIONAL DE MOISES FRENTE AL FARAON DE EGIPTO
Reflexión sobre Éxodo 7, 8,9 y 10
Es significativo, que en un inicio Moisés dude de su capacidad para conducir la lucha emancipadora del pueblo hebreo, alegando su poca experiencia y frágil capacidad de comunicación. Pero Yahvé el Dios de la justicia, no acepta estas justificaciones y le reitera su decisión de enviarlo para sacar a su pueblo de la esclavitud. Dios conoce nuestros corazones y siempre confía en nuestras potencialidades.
Es muy revelador que Moisés y Aarón asuman este compromiso revolucionario de conducir al pueblo hebreo a edades avanzadas. Moisés tenía 80 años y Aarón 83. Desde el comienzo es Yahvé el que acompaña este proceso, el que guía, aconseja, asesora y protege a estos dirigentes populares.
La batalla de los bastones y las serpientes
Moisés y Aarón realizan el segundo encuentro de diálogo con el faraón. Llegan al palacio del monarca y ante su muda presencia el bastón de Aarón se convierte en serpiente. Es un desafío de carácter religioso. La serpiente era un animal sagrado para los egipcios. El símbolo del imperio era la cobra que incluso adornaba la diadema del faraón.
Y sucede que el Dios de los esclavos rebeldes también dominaba a las serpientes. El faraón estaba sorprendido pero inmediatamente convoca a sus sabios y magos para conjurar esta inesperada amenaza. Los sacerdotes del faraón repiten la hazaña de convertir los bastones en serpientes. Pero entonces los bastones de Aarón se comieron a los bastones del faraón. Era una acción guerrillera desde la magia. No obstante esto, el faraón se sintió seguro de la respuesta de sus magos y decidió no hacerle caso, ignorar a la resistencia hebrea. Había sido una batalla al interior del palacio.
No es casual que la primera batalla entre el imperio del faraón y la resistencia de los hebreos haya sido en el terreno religioso. La sociedad egipcia era profundamente religiosa y se necesitaba derrotar primeramente a los símbolos religiosos de poder. Era magia contra magia, poder ideológico contra poder ideológico. La lucha de clase se manifiesta en diversos terrenos: el político, el económico, y el ideológico que transcurre en los rincones de la religión, la cultura, la historia, el deporte, el arte, y la educación.
El sabotaje al río Nilo
El río Nilo es Egipto y por sus venas circula la sangre del imperio. La segunda acción guerrillera consistió en el sabotaje a la principal fuente de abastecimiento de agua, a la llave del comercio y la economía. Al símbolo de la eterna grandeza de la monarquía. Moisés golpeó con su bastón el agua del río. El agua del río se transformó en sangre, en un río de sangre.
¡Había sangre por todo Egipto! La confrontación era ahora pública y el faraón la estaba perdiendo. El corazón de Egipto estaba golpeado por los rebeldes. Los peces morían en las orillas del río y el agua no podía beberse. Y el faraón desesperado convoca a sus técnicos y estos logran administrarle la crisis. Y el sistema opresor puede de nuevo asimilar este nuevo golpe de la guerrilla de Moisés. Y por segunda vez, el faraón ignoró la amenaza.
La invasión de las ranas
La tercera acción guerrillera consistió en una abrumadora invasión de ranas. En la mitología egipcia las ranas eran las portadoras del misterio de la vida y de la resurrección. Eran las mediadoras entre la vida y la muerte. Fue precisamente la diosa Herit la que ayudo a recomponer e insuflar vida en el cuerpo destrozado de Osiris.
El faraón se encuentra con que los esclavos rebeldes también controlaban el mundo mágico de las ranas. E incluso lograron que esta invasión de ranas afectara “los hornos y en donde amasas tu pan.” Era un sabotaje esta vez a la alimentación de los egipcios. El faraón esta vez se preocupa y maniobra para ganar tiempo, fingiendo ceder pero en realidad sin estar dispuesto a cumplir. La lucha continuaba.
La invasión de los mosquitos
La cuarta acción guerrillera fue provocada por Moisés, golpeando con su bastón el polvo de la tierra y generando la aparición de millones de mosquitos. Antes había golpeado el agua del río. Era un sabotaje a la agricultura y un golpe a la salud. Y esta vez los magos del imperio no pudieron controlar la situación y se ven obligados a reconocer ante el mismo faraón su derrota, afirmando que ¡esto es cosa de Dios! Pero la soberbia del faraón sigue imperturbable, continúa ignorando la magnitud de la amenaza que se cierne sobre el imperio.
La invasión de piojos
La quinta acción guerrillera fue el envío de millones de piojos para que picaran y martirizaran los cuerpos de los egipcios. Era un ataque a la salud y la economía. El país sufrió los estragos de una economía paralizada y casi destruida. Y en esta ocasión Moisés tuvo el cuidado de establecer una clara separación entre egipcios y hebreos, ya que esta plaga no afecto a estos últimos, que habitaban en Gosén, “donde vive mi pueblo.”
El sabotaje al ganado.
La sexta acción guerrillera fue la destrucción del hato ganadero del faraón. Fue un golpe al tesoro del imperio. Una manifestación de fuerza para quebrar la moral y la economía de Egipto. Los esclavos rebeldes mostraban su poder. Esta misma táctica fue utilizada en nuestro país por el FMLN a mediados de los años ochenta del siglo pasado, para castigar a los terratenientes derechistas, sostén de la dictadura militar.
El ataque a la piel de los explotadores
La séptima acción guerrillera fue la aparición de llagas en el cuerpo de los egipcios que los inmovilizaban. Era un golpe a la salud del estamento dominante. Los esclavos hebreos golpeaban la piel de los explotadores para doblar el brazo altivo del faraón. La hora de la victoria popular se iba acercando.
La tormenta de granizo
La octavo acción guerrillera fue una temible tormenta de granizo que destruyó la economía de Egipto. El faraón enfrentaba los frutos del odio de los esclavos hebreos y de la poderosa ira del Dios de la Justicia. Cada acción guerrillera debilitaba la voluntad opresora del faraón.
La invasión de las langostas
La novena acción guerrillera fue una inmensa invasión de langostas. Las langostas terminaron de destruir la economía de Egipto. El país se encontraba arruinado. Pero la soberbia del faraón continúa evitando una salida a la crisis. El faraón únicamente maniobra pero no tiene una voluntad real para negociar con los esclavos rebeldes.
Las tinieblas se apoderan de Egipto. Yahvé derrota a Ra
La décima acción guerrillera tuvo un carácter religioso. La religión imperial giraba alrededor del culto al Sol. El sol era el dios que proporcionaba la vida. El faraón era el representante del sol en la tierra. Y los esclavos rebeldes derrotaban a Ra, a Horus y a Amón. Derrotaban al sol. Establecían la oscuridad en pleno día.
Era como cuando durante la guerra en El Salvador los sabotajes a la energía eléctrica dejaban a oscuras el país. El faraón estaba ya derrotado si sus magos y consejeros no podían evitar este ataque al corazón del poder imperial. Yahvé era más fuerte que el sol. Yahvé había derrotado al dios sol que nace cada mañana, cruza el cielo en la barca solar, envejece, pero no muere y viaja a través del mundo subterráneo durante la noche en un ciclo de regeneración.
Cada una de las distintas campañas guerrilleras señaladas, utilizadas por el Movimiento Popular conducido por Moisés y acompañado por Yahvé, fue debilitando la maquinaria represiva y la moral imperial del faraón, y obligándolo a reconocer la necesidad de permitir que salieran al desierto, lo cual era claramente una maniobra para conquistar su liberación.
El reloj de la historia es el reloj de la resistencia
El reloj de la historia es el reloj de la resistencia. Los oprimidos con sus luchas han ido marcando el curso de la historia y el curso de las religiones. El teólogo Jorge Pixley nos alumbró el camino para entender el Exodo como una historia de liberación.
Y nos explicó que existen cuatro relecturas de este episodio histórico, la primera fue la realizada por los levitas, autores originales de esta revolución social; la segunda fue la realizada por los israelitas que se enfrentaron a los dictadores cananeos, la tercera vinculada a la escuela yahvista y elohista, es la que le imprime un carácter de enfrentamiento antiimperialista; y la ultima, la sacerdotal, después del exilio en Persia, enfatiza la singularidad de la fe en un Dios liberador.
Cada pueblo lee el Exodo desde su propia historia de liberación. En nuestro caso, los doce años de Guerra Popular Revolucionaria de 1980 al 1992 nos dieron un marco de reflexión de mucha profundidad sobre el significado de la resistencia popular y de la soberbia del imperio. En esta nueva época de posguerra las paginas del Exodo, sus enseñanzas, la historia de sus héroes y mártires nos sigue ayudando para discernir el presente y soñar con un futuro de una tierra socialista que mane leche y miel. Amén.
Rev. Roberto Pineda
Iglesia Luterana Popular
San Salvador, 26 de noviembre de 2006