La transformación del PCS en Tendencia Comunista al interior del FMLN

LA TRANSFORMACION DEL PCS EN TENDENCIA COMUNISTA AL INTERIOR DEL FMLN

Aprobado por el IX Congreso (Extraordinario) del PCS realizado en San Salvador los días 4 y 5 de Agosto de 1995

Necesidad de la Transformación del FMLN en Partido de Tendencias

I.-Durante 40 años el PCS fue un luchador solitario por el socialismo; dejó de ser el único sujeto político de la revolución cuando, en la década del 70, aparecieron otras organizaciones de izquierda que se proponían alcanzar el poder a través de la lucha armada. Por primera vez surgió la posibilidad del desarrollo de una vanguardia compartida.

II.-Con el surgimiento de la izquierda armada reivindicando el papel revolucionario y la lucha por el socialismo, aparece también la necesidad de la unidad de la izquierda revolucionaria para alcanzar el poder. La enconada lucha ideológica de los años setenta no permitió mayores acercamientos hasta finales de esa década, cuando la lucha popular rebasaba los niveles de aquella vanguardia dispersa. Se llegó a la conclusión de que sin la unidad revolucionaria no lograríamos mayores avances en el camino hacia la revolución.

III.-El FMLN fue fundado en octubre de 1980, en vísperas del estallido pleno de la guerra revolucionaria. Desde entonces cada organización miembro fue transfiriendo al FMLN la función de formular línea general, estrategia y programa únicos para ser aplicada en común y darle eficacia a la lucha. Esta ha sido la sustancia o esencia cada vez más profunda del proceso de unificación del FMLN.

Así, con línea general, estrategia y programa únicos llegamos al desenlace negociado de la guerra; los acuerdos de paz, su aplicación y hasta cierto punto a las elecciones generales de 1994.

Sin embargo, a medida que se profundizaba este proceso, iba quedando en evidencia que la dispersión de la membresía del FMLN en 6 estructuras orgánicas las de las cinco organizaciones asociadas y las del propio FMLN) entorpecía la eficacia de la lucha y el avance mismo de la unificación. Tal es lo evidenciado durante las pasadas elecciones generales de 1994.

IV.-Después de esas elecciones generales se puso en el orden del día transformar las estructuras de cada organización miembro, a fin de simplificarlas, democratizar el funcionamiento del FMLN y, unificar su línea general, su estrategia, su programa y, hacer su pensamiento político e ideológico, cada vez más coherentes.

De no realizar esa transformación y mantener el estado actual de las estructuras, ellas se transformarían en impedimentos al avance de la lucha por la revolución.

V.-Después de la firma de los acuerdos de paz la lucha ideológica recobró vigencia. En el FMLN se formaron dos bloques: los que creen que la Revolución Democrática ya fue consumada, y los que creemos que este es un proceso que espera su culminación para lo cual falta mucho por hacer.

Partiendo de que estamos transitando hacia la consumación de la revolución democrática, asumimos que ello exige el cumplimiento de tareas que nos hagan más ágiles y eficientes. Sin duda este nuevo momento histórico hace necesaria una superior unidad de las fuerzas revolucionarias.

VI.-El proyecto neoliberal trata de fortalecer el capitalismo dependiente del país, y de ésta manera alejar la posibilidad de la revolución. Para derrotar las pretensiones neoliberales, el FMLN debe consolidar su unidad interna, hacerse más fuerte y trazarse un proyecto que permita alianzas con sectores y fuerzas democráticas de diferente signo ideológico, político, religioso y social, a fin de obtener cambios suficientes en la correlación de fuerzas, que permitan el avance hacia los objetivos democráticos revolucionarios.

VII.-A diferencia del período de la guerra en que se generaron espacios territoriales para el protagonismo propio de los partidos, sin que ello llegara a ser tan contradictorio con el esfuerzo por el avance de la lucha armada, ahora que el FMLN es una institución política legal, con sus propias estructuras locales y nacionales, la distribución territorial de las estructuras de cada partido, paralelas a las del FMLN, ha entrado en conflicto con la necesidad de avanzar con eficacia.

La repetición innecesaria de estructuras requiere inversión recursos humanos, materiales y económicos por parte de cada partido (comités municipales y departamentales, comisiones y secretarias nacionales de cada partido, paralelas a las del FMLN). Son esfuerzos paralelos que restan eficacia a la lucha.

VIII.-Así, la consolidación del FMLN como partido o sujeto político de la revolución, constituye una necesidad fundamental y una condición indispensable para el logro de victorias y progresos sucesivos hasta la consumación del proyecto revolucionario. La Segunda Convención Nacional (ordinaria) del FMLN – diciembre de 1994- decidió, con este propósito, poner en marcha su transformación de partido de partidos “que es ahora, en un partido de tendencias”.

La tarea estratégica inmediata que tenemos planteada es volcar nuestras energías en la lucha política, de modo que las próximas elecciones de 1997 – 1999 tengan un desenlace favorable a la revolución. El cumplimiento de esta tarea requiere que la transformación del FMLN en partido de tendencias esté resuelta antes de que entremos de lleno a la lucha pre electoral, es decir antes de 1996.

IX.-A diferencia de las experiencias del PRD, de México, y el PT, de Brasil, cuyos partidos y agrupamientos que los integran tienen orígenes distintos y su constitución como partido de tendencias es de naturaleza permanente, los partidos que integran el FMLN tienen un origen histórico común y su transformación en un partido de tendencias constituye una meta intermedia, una nueva modalidad de transición hacia la meta superior de hacer del FMLN un partido, política e ideológicamente, unificado.

Teniendo en cuenta el origen histórico común de los partidos que ahora integran el FMLN y la cada vez más consolidada afinidad de pensamiento ideológico, político y programático que entre ellos existe, esas metas, objetivamente posibles de lograr, deben ser vistas más bien como partes de un proceso de reunificación de la izquierda revolucionaria de nuestro país, más fuerte y capaz, para darle continuidad histórica a la lucha librada durante este siglo que está por finalizar, por los objetivos de la democracia y el desarrollo con justicia social y en fin de cuentas por la consumación de la revolución democrática en rumbo al socialismo.

X.-Ahora bien, transformación en partido de tendencias y su consecuente transición hacia el partido unificado, hacen necesario resolver, entre otros, los problemas del hegemonismo que aún persisten en el seno del FMLN, el problema de los intereses económicos derivados de la gestión que cada cual ha venido haciendo y los problemas de pertenencia y de identidad que en cada uno de los partidos se dan entre sus miembros.

Esbozo del Patrimonio Histórico del Partido Comunista de El Salvador

I.-En sus sesenta y cinco años de existencia, el Partido Comunista de El Salvador (PCS), ha acumulado un inapreciable patrimonio. Nos referimos a su patrimonio histórico. Este comprende, a grandes rasgos, sus experiencias positivas y negativas, sus aciertos, errores y debilidades como la posición adoptada ante la guerra entre El Salvador y Honduras en 1969 o la actitud conservadora ante la necesidad del viraje hacia la lucha armada que privó entre 1977 y 1979; abarca la presencia en la historia nacional, desde los primeros grupos comunistas de los años veinte, que prepararon las condiciones para la fundación del PCS (30 de marzo de 1930) hasta el propósito de hoy de transformarse el PCS en tendencia comunista dentro de Frente “Farabundo Martí para la Liberación Nacional” (FMLN).

II.-Este lapso abarca acontecimientos cruciales de El Salvador en el Siglo XX, que han dejado profundas huellas como marcadas con fierro al rojo vivo. Entre esos acontecimientos, registramos los siguientes:

*La insurrección campesina obrera de 1932.

*El surgimiento y dominio, durante más de doce años de la dictadura del Gral. Maximiliano Hernández Martínez.

*Los acontecimientos de abril, mayo y diciembre de 1944, que produjeron el derrocamiento popular de Hernández Martínez, profundizaron la crisis política originada por el contragolpe restaurador encabezado por el Coronel Osmín Aguirre, superada con el “Golpe de los Mayores”, de diciembre de 1948, que marcó el inicio de un segundo modelo político de la dictadura militar.

*Los propósitos modernizadores del Estado, la sociedad y la economía propugnados por el Movimiento de los Mayores, una de cuyas realizaciones fue la aprobación de la Constitución Política de la República de El Salvador de 1950 que, en la práctica, ofició como enterradora de la “muy venerable Constitución liberal de 1886”.

*Los movimientos cívicos del pueblo salvadoreño incluyendo los destacados aportes de las mujeres, jóvenes, obreros e intelectuales comunistas, en pro de los derechos de los trabajadores de la reforma universitaria, de la vigencia y defensa de los derechos políticos, sociales y culturales y derechos humanos, en general, que dieran sustento a movimientos insurreccionales de oficiales democráticos del ejército, tales como el de abril, del 26 de octubre de 1960, el del 25 de marzo de 1972, y el del 15 de octubre de 1979.

*Once años de participación en jornadas electorales (1966- 1977) con programas democráticos antioligárquicos y antimperialistas, en las que el pueblo derrotó en dos ocasiones a la dictadura. Hay que destacar que con el PAR, el PCS fue el partido que levantó por primera vez la bandera de la Reforma Agraria en el país. La creación de la UNO (alianza del PCS/UDN, el PDC y el MNR) y su vigorosa y mayoritaria participación en dos elecciones presidenciales (1972-1977) desenmascararon la inexistencia de la democracia y el fraudulento sistema electoral y produjeron el viraje de extensos sectores populares hacia la lucha armada, que tenía expresiones organizadas desde 1970. Este fue el proceso que originó las condiciones que hicieron posible:

*El surgimiento en 1970-73 de la lucha armada revolucionaria y en 1975-77 de grandes organizaciones populares (BPR-FAPU, Ligas Populares 28 de Febrero, etc.); y en 1979-80 la concertación de sucesivos acuerdos de unidad de las fuerzas revolucionarias político-militares, que culminaron con la creación del FMLN (10 de Octubre de 1980); la creación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM, enero de 1980) y del Frente Democrático Revolucionario (FDR, marzo de 1980)

*El estallido y culminación de la guerra popular revolucionaria de doce años, (1980-81 a 1991) en la que participó el PCS con sus Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) como miembro del FMLN; su desenlace negociado y el proceso de cambios principalmente políticos derivados de la aplicación de los acuerdos de paz.

*La inauguración del período de transición que ahora vivimos después de la firma del Acuerdo de Paz, el 16 de enero de 1992.

III.-En esta crisis histórica, que comenzó en la década de los años veinte y que trata de ser resuelta con el Acuerdo de Paz, firmado el 16 de enero de 1992, en Chapultepec, (México) largo período del cual solamente hemos enumerado algunos de los acontecimientos más relevantes el PCS estuvo siempre presente en las primeras filas de la lucha, al lado de otras fuerzas democráticas y revolucionarias del pueblo salvadoreño. Para la solución de esa larga crisis histórica, era inevitable la guerra popular revolucionaria, a la cual el PCS dio su valioso aporte, no solo proveyendo de combatientes a la lucha armada de sus gloriosas Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), sino también como consecuente y permanente promotor y defensor de la unidad de las fuerzas empeñadas en vencer el militarismo e instaurar, en El Salvador, un régimen de plena y nueva democracia.

IV.-Cuando hablamos de crisis histórica nos estamos refiriendo a la existencia de contradicciones antagónicas permanentes que agravadas a veces, se nos presentan como crisis coyunturales, de carácter económico o de carácter político o con ambas características a la vez. Tales crisis coyunturales, aunque lleguen a ser resueltas, no superan la crisis histórica la cual continúa en el fondo de la vida nacional. Las crisis históricas por consiguiente, son registrables en períodos largos y sólo es posible que terminen por cambios cualitativos que marcan, a su vez, el inicio de una nueva época histórica.

V.-Pensamos que es digno de repetir algo que nuestro VIII Congreso discutiera y aprobara, algo a lo cual nuestro Partido dio grandes e indiscutibles aportes: “Uno de los méritos de mayor importancia política del FMLN, fue mantener en sus manos la iniciativa de la negociación desde el momento mismo del despegue de la guerra, propiamente tal, hasta el desenlace; y demostrar el carácter revolucionario de esa política, en las condiciones de nuestro país. No es casual que los Acuerdos de Paz tengan correspondencia con el Programa de la Revolución Democrática, y se le haya reconocido por el Secretario General de las Naciones Unidas, Boutros Boutros Ghali, como una “revolución negociada”. ( Del Viraje a la Post Guerra. Informe del CC del PCS al VIII Congreso. Ediciones ALTERNATIVA, 1993, p. 51)

VI.-Decimos todo lo anterior , con el fin de proclamar, con orgullo revolucionario: El PCS es parte de la historia de El Salvador y, a la vez, el PCS tiene su propio patrimonio histórico. Este está constituido no únicamente por esa historia que aún no está escrita, y en la cual caben no sólo sus fundadores, sus héroes, sus mártires, sino también todos aquéllos que dedicaron sus vidas al Partido y que vivieron y morirán siendo comunistas. Son parte de nuestra historia todos nuestros leales amigos y simpatizantes, quienes desde el anonimato, dieron su invaluable cuota de valentía en difíciles días de persecución, de prisión y destierro. Son parte de este patrimonio, sus archivos con documentos, el testimonio oral y escrito de sus viejos militantes, el cual debe ser recogido cuidadosamente y con esmero, como una tarea inaplazable.

En ese patrimonio histórico inapreciable, poseemos algo que debemos proclamarlo en voz alta, defenderlo y seguir cultivándolo en las nuevas condiciones que se presentan. Ese patrimonio podemos enunciarlo de la forma siguiente:

1.-Los primeros grupos de comunistas, de los años 20, fueron los catalizadores que contribuyeron con su lucha tenaz, a la luz de nuevas ideas sociales, a que por primera vez en la historia de El Salvador la clase trabajadora se organizara como nuevo sujeto social con vocación política de poder.

En sus grandes rasgos, los años 20 se caracterizaron porque el modelo liberal, agroexportador instaurado en los años 80 del siglo anterior, entró en crisis profunda. Fueron detonantes de esta situación dos crisis mundiales, la de 1922 y 1929, pero sobre todo la segunda; fue el decenio en que el problema agrario y la reforma agraria se pusieron en el primer plano del escenario de las demandas sociales más sentidas y cuyas banderas fueron enarboladas, precisamente, por los comunistas; la clase trabajadora se organizó bajo nuevas concepciones, logrando la unidad de los obreros y de los campesinos como avanzada de la revolución; en esta labor organizativa, cabe destacarse el dinamismo de núcleos intelectuales esclarecidos que dieron su aporte valioso a las luchas reivindicativas laborales. De este recuento, no debemos olvidar el ejemplo de la gran Revolución Socialista de Octubre de 1917 en Rusia, que demandó la solidaridad de todos los pueblos oprimidos de la Tierra.

Cuando a estas alturas de la historia patria contemplamos esas luchas, que tienen todas las características de hazañas realmente heroicas, no podemos menos que rendir tributo de admiración y honda reverencia.

2.-Los comunistas siempre hemos estado en la primera fila de choque como defensores de los intereses nacionales, librando combate contra los violadores de los mismos, ya fueran éstos internos o externos. En tal sentido, el imperialismo y las fuerzas nativas aliadas a éste, siempre fueron objeto de nuestra acción en pro de la soberanía e independencia de nuestro país, lo cual corrobora nuestro real patriotismo.

3.-Los comunistas salvadoreños siempre hemos estado por la vigencia de derechos y garantías democráticas y, en general, porque se hagan realidad los derechos humanos, entre los cuales resaltamos los derechos políticos y la justicia social.

En aras de esos ideales los comunistas salvadoreños siempre mantuvimos la decisión de impulsar la lucha política contra la dictadura en las situaciones más adversas, incluso en los años de la guerra.

4.-Es innegable nuestra lucha contra el militarismo, desde una concepción científica cuya médula consiste en que en El Salvador se ha venido sosteniendo, en forma rampante, que el ejército debe dominar sobre la sociedad civil, total y absolutamente, lo mismo que sobre los aparatos del Estado encarnados en los órganos ejecutivo, legislativo y judicial. Hemos considerado, asimismo, que esa convicción castrense no es exclusiva de los militares que la sustentan, sino que a ella se adhieren tenazmente, capas, sectores y hasta clases sociales enteras. Intimamente ligada a nuestra lucha contra el militarismo ha estado siempre nuestra lucha contra la dictadura desde el 2 de diciembre de 1931.

Pese al Acuerdo de Paz, suscrito en Chapultepec, no debemos bajar nuestra guardia ante las posibilidades de surgimiento y consolidación de un neo-militarismo.

5.-Los comunistas salvadoreños hemos sido incondicionales internacionalistas: siempre hemos estado atentos al desenvolvimiento de los movimientos democráticos y revolucionarios en otras latitudes del mundo, para brindar nuestra solidaridad en muy variadas formas.

6.-A lo largo de sus 65 años de vida el PCS actuó reiteradamente con cabeza propia. He aquí algunos hechos históricos que así lo atestiguan:

a) la decisión del PCS de ponerse al frente de la insurrección de 1932 fue cuestionada por la Internacional Comunista, de la cual el PCS era teóricamente miembro;

b) la decisión de crear el Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, a principios de los años 60s, para hacer la lucha armada en el país aunque no llegó a realizarla tampoco contó con apoyo del movimiento comunista internacional, contrariamente fue condenada por varios partidos de Centro y Sur América, y calificada como una desviación pequeño burguesa, ultraizquierdista, debido a que la línea que predominaba entonces era la de la llamada “vía pacífica de la revolución”;

c) la creación de la coalición electoral Unión Nacional Opositora, UNO, en 1971, fue vista con recelo por diversos partidos del Movimiento Comunista Internacional porque era una alianza con el Partido Demócrata Cristiano. El PCS no tuvo que consultar a nadie para tomar esa decisión, que influyó grandemente en el curso histórico, político del país;

d) La unidad de la izquierda revolucionaria fue criticada porque se consideraba que era tranzar con los ultraizquierdistas, etcétera;

e) Sobre la invasión a Checoslovaquia por la Unión Soviética en 1968, tuvimos una posición diferente a la mayoría de los Partidos Comunistas; no nos sumamos incondicionalmente a apoyarla;

f) La participación del PCS en la guerra revolucionaria fue inicialmente criticada y al final apoyada, por el destacado papel del PCS en la misma, no por todos ni tampoco con agrado;

g) Respecto a la Perestroika, en ocasión de la celebración en 1987, en Moscú, del 70º aniversario de la Gran Revolución Socialista, expresamos oportunamente nuestro desacuerdo con la apreciación de sus teóricos y líderes sobre los acontecimientos internacionales, y en particular criticamos la omisión que ellos hacían de los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo, de los cuales querían desligar al PCUS, abandonar la política de solidaridad hacia los mismos.

7.-Subrayamos de todo este patrimonio, la incansable, sostenida y permanente lucha por la unidad de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias. La lucha por la unidad, para la cual siempre empeñamos nuestras mejores virtudes la paciencia, entre otras, nos ha proveído de una experiencia invaluable. En nuestras alianzas de todo tipo, es destacable el hecho de que se hayan realizado siempre sobre la base de principios democráticos y una ética política rigurosa, sin que nosotros nos alejáramos jamás de nuestras propias concepciones relacionadas con nuestro ideal socialista; y sin que, de nuestra parte, exigiéramos a nuestros aliados que ellos cambiaran sus propias concepciones.

8.-Debemos consignar como parte del patrimonio histórico, el método cultivado por el PCS de involucrar a su militancia en la toma de las grandes decisiones, como, por ejemplo, la de participar en la guerra revolucionaria.

9.-En resumen, a lo largo de más de 65 años de existencia los comunistas hemos promovido y defendido las ideas del socialismo y hemos sido educadores de generaciones de revolucionarios, consecuentes luchadores contra la dictadura y por la democracia, la justicia social y los intereses populares, por la unidad de los revolucionarios salvadoreños y la alianza con las fuerzas democráticas. Hemos sido incansables organizadores de los trabajadores del campo y la ciudad para la conquista y defensa de sus intereses.

Tal es el patrimonio histórico inapreciable que aportamos al FMLN al transformarnos dentro de él en Tendencia Comunista

VII.-Estamos seguros que a estas alturas, ya se hace esta pregunta: Una vez constituidos dentro del FMLN como tendencia comunista ¿qué se hará con nuestro patrimonio histórico? Pensamos que la misma pregunta se estarán haciendo las organizaciones hermanas que se transformarán también en tendencias, respecto a su propio acervo histórico. Nuestra respuesta es la siguiente:

1.-La transformación en tendencias, de cada uno de los partidos que integramos actualmente el FMLN, significa un paso de unidad superior a la actual; es un proceso de transformación y continuidad, no de desaparecimiento.

2.-Una vez unificado el FMLN tendrá éste su propia historia, de la cual serán parte integrante las historias particulares de cada uno de los partidos que se hayan extinguido; de tal manera que como efemelenistas tendremos una historia común y, por consiguiente, un patrimonio histórico común.

3.-En consecuencia con lo anterior, propondremos que sea fundado el museo del FMLN; éste deberá ser, en el sentido exacto de lo que es un museo, un instrumento pedagógico, de carácter formativo, informativo e ilustrativo para las futuras generaciones de revolucionarios y demócratas y para el pueblo todo. Quienes lleguen a visitarlo, saldrán conociendo la historia real de la izquierda en El Salvador. El Patrimonio Histórico, pues, será un fondo común de los que hicimos y hacemos posible la existencia y permanencia del FMLN en la vida de la nación.

Patrimonio Ideológico y Programático

I

La tendencia comunista dentro del FMLN continuará siendo portadora de las definiciones ideológicas y programáticas del Partido Comunista de El Salvador, adoptadas en sus Congresos, particularmente en el Octavo (marzo-93), y continuará asimismo aportando en lo nacional e internacional al esfuerzo de elaboración teórica que tiene lugar desde la desaparición del campo socialista europeo y de la Unión Soviética.

Los documentos “sobre la transición, formas de lucha, las alianzas y la unidad”, el “Programa de la Revolución Democrática” y los Estatutos del PCS aprobados por el Octavo Congreso recogieron las definiciones de los comunistas en el terreno del pensamiento y de las metas programáticas. Los artículos 2 y 3 de dichos Estatutos resumen esas definiciones de la manera siguiente:

Art. 2.-El PCS es un Partido revolucionario, unitario, humanista e internacionalista, que guía su actividad por un pensamiento propio, fruto de nuestras experiencias de lucha, de las tradiciones patrióticas y revolucionarias de nuestro pueblo y de otros pueblos, especialmente los latinoamericanos, del conocimiento del socialismo científico creado por Carlos Marx y Federico Engels, de la asimilación crítica del pensamiento socialista universal, de las ciencias sociales en general, y de aquellas manifestaciones del pensamiento filosófico, político y religioso comprometidas con la causa de los pobres, la democracia, la justicia social y la autodeterminación nacional.

El PCS lucha por alcanzar la meta histórica del socialismo, que será una sociedad democrática participativa, políticamente pluralista, comprometida con el progreso constante en todos los ordenes de la vida productiva, económica, social, política y cultural; constituida en una nación soberana e independiente; sustentada en una economía mercantil, libre de la explotación del hombre por el hombre y de la explotación del hombre por el Estado, en la que predomine la propiedad autogestionaria de los medios de producción, directamente poseídos por los colectivos y comunidades de trabajadores, cuyas empresas existen, crecen y son rentables en tanto incorporan los progresos tecnológicos; con una vida política y social basada en el respeto de la persona humana y sus derechos y en la promoción del desarrollo e iniciativa del individuo dentro de una colectividad solidaria.

Art.3.-Son fines del Partido, una revolución democrática, que garantice la transición al socialismo y al comunismo.

La revolución democrática busca configurar una sociedad caracterizada por la supremacía de la sociedad civil y del poder civil, democráticamente generado, sobre el poder militar; la imparcialidad e independencia reales de la administración de justicia, tanto respecto de los otros órganos de poder del Estado como entre los distintos niveles del órgano judicial; el total respeto y promoción de los derechos de las personas, de los derechos laborales, la igualdad ante la ley y un pleno Estado de derecho; el aseguramiento del pluralismo político e ideológico y la limpieza y transparencia del sistema electoral; la democratización del acceso a los medios de comunicación; la realización de las reformas estructurales que aseguren el arraigo y desarrollo de las formas de propiedad social e individual de los trabajadores y garanticen condiciones para el incremento de su producción y productividad; el respeto a la propiedad capitalista, en particular de aquella comprometida con el desarrollo con justicia social; la vigencia de la libertad empresarial y del mercado en igualdad de derechos y oportunidades para todas las formas de empresa y propiedad; el Estado comprometido con el desarrollo y justicia social y el mejoramiento sostenido de las condiciones de vida del pueblo, comenzando por el trabajo, el acceso a la educación, a la salud pública y a la seguridad social; y el aseguramiento de la autodeterminación nacional.

Para la consecución de estas metas programáticas, las fuerzas revolucionarias y demás fuerzas democráticas, deben alcanzar el poder político y conducirlo. El PCS está comprometido en esta lucha por el poder.

II

Los comunistas salvadoreños en el curso de la lucha política, social, ideológica, armada y no armada, legal e ilegal, abierta y secreta, que hemos realizado durante más de sesenta y cinco años, hemos abanderado principios, practicado y defendido valores, hemos partido de propósitos, buscado alcanzar objetivos y realizar ideales transformadores de justicia social y democracia. Ellos han sido nuestra inspiración y por ellos los comunistas, simpatizantes y seguidores nuestros sufrimos persecución, cárcel, torturas, mutilaciones físicas y muerte.

Estos principios, valores, ideales, propósitos y objetivos constituyen los fundamentos de nuestra ideología y perfilan lo que nos esforzamos ser como personas y como reformadores de la sociedad, hacia un estadio cualitativamente superior de su desarrollo:

1.- Los comunistas somos revolucionarios, no somos conformistas.
La revolución sigue siendo una necesidad del desarrollo social; las revoluciones “son las locomotoras de la historia”, como dijera Carlos Marx.

La revolución es una ley objetiva de la historia, que no ha desaparecido por la desaparición del sistema del socialismo de Estado en Europa Oriental y de la Unión Soviética. Es una ley propia del movimiento social y se realiza por la actividad de las personas, mediante sus luchas. Los revolucionarios somos facilitadores y actores del progreso social y nuestra eficacia es mayor cuanto mayor es nuestro conocimiento, nuestra conciencia y dedicación a la lucha por la revolución y cuanto mayor es nuestra capacidad de agrupar y organizar, unir y orientar la acción de las fuerzas del cambio en cada momento de la historia.

Los comunistas somos revolucionarios; cultivar, fortalecer y hacer cada vez más eficiente esta naturaleza y carácter de nuestra definición y nuestra conducta, constituye un compromiso esencial.

2.-Los comunistas no somos los únicos revolucionarios, como ha quedado demostrado en nuestro país durante los últimos 25 años (desde 1970). En 1979-80 todos los revolucionarios nos unimos y creamos el FMLN. Mantener la unidad de los revolucionarios, fortalecer y desarrollar el carácter revolucionario, el poderío y la eficacia del FMLN es un compromiso primordial de todos los revolucionarios salvadoreños.

Realizar la revolución democrática y el socialismo requiere la acción concertada de los revolucionarios socialistas y de las amplias fuerzas democráticas y progresistas.

La historia del PCS nos enseñó de modo práctico estas verdades. Los comunistas somos activos y fervientes partidarios y promotores de la unidad de los revolucionarios y de su alianza con todos los demócratas y fuerzas del progreso.

3 -Alcanzar el poder y ejercerlo en función de la transformación de la sociedad, en marcha hacia el socialismo, es el problema principal y decisivo de la revolución, en particular de la revolución democrática, cuya consumación continúa pendiente en El Salvador.

Hacer todo lo necesario, dentro de las condiciones y formas de lucha adecuadas al momento actual de nuestra historia, para que las fuerzas revolucionarias y democráticas asciendan al poder del Estado, consumen la revolución democrática y abran la gradual y prolongada transición al socialismo, esa es nuestra tarea principal.

Todo revolucionario, todo comunista, todo efemelenista, debe tener sentido de poder, orientar sus pasos en función del ascenso al poder del FMLN y las demás fuerzas democráticas y progresistas de nuestro país.

4.-Los comunistas salvadoreños somos demócratas, hemos realizado una larga lucha por la democracia, contra la dictadura de una pequeña, opulenta y poderosa oligarquía burguesa, expresada durante sesenta años del siglo XX (1931-1991) por medio de su instrumento, la dictadura militar.

Por eso, la manifestación fundamental y persistente del carácter democrático de los comunistas salvadoreños y de su lucha por la democracia, ha sido su antimilitarismo y su lucha contra la dictadura militar.

El militarismo sufrió una severa derrota como consecuencia de la guerra popular revolucionaria de los años ochenta y de los acuerdos de paz negociados, que le pusieron fin a esta guerra. Pero esta derrota del militarismo no genera por si sola la democracia, ni supera irreversiblemente el militarismo.

Los revolucionarios consideramos que el final irremediable del militarismo sólo puede lograrse mediante el establecimiento pleno de la democracia participativa y opinamos que la democracia no ha sido aún implantada plena y profundamente, como práctica cotidiana. Conviene por eso definir por cuál democracia hemos luchado y luchamos ahora:

-Se trata de una democracia de nuevo tipo: dará la libertad a quienes no la han tenido, al pueblo trabajador, sin despojar de ella a quienes la han tenido. No se trata por tanto de la llegada del pueblo a una democracia ya existente, de minorías, sino del establecimiento de una democracia nueva, de una democracia del pueblo.

-En correspondencia con su carácter popular, ha de ser una democracia participativa, no sólo representativa, que abrirá al pueblo trabajador el acceso a la toma de decisiones sobre los rumbos y contenidos del desarrollo económico, social y político y sobre la solución a los problemas cotidianos; lo mismo que asegurará su participación en la ejecución y control de esas decisiones, sobre la marcha y la conducta del gobierno en todas sus expresiones y niveles (ejecutivo, legislativo, judicial, municipal, ministerio público, etc.).

-Será una democracia política y a la vez una democracia social y económica, humana con justicia social.

-Será una democracia que combine y compagine la libertad e intereses colectivos e individuales en todos los órdenes de la vida social, económica y política. En ella el individuo tendrá espacio para su iniciativa su derecho a expresarse, su propiedad y demás derechos, no será aplastado por el colectivo y a la vez aprenderá a integrar sus ideas y coordinar armónicamente sus intereses con los del colectivo.

El debate sin censuras o prohibiciones es instrumento imprescindible para lograr un ajuste positivo, creativo y libre entre individuo y colectivo.

-Por consiguiente, se trata de una democracia fundamentada en el respeto a los derechos humanos, que promueve el desarrollo de éstos.

-Una democracia con libertad y tolerancia para el pluralismo político e ideológico, una de cuyas expresiones radica en el pluripartidismo.

-Una democracia fundada en el respeto a las creencias, fe y tradiciones de la gente, con plena libertad religiosa y de cultos.

5.-Los revolucionarios estamos profundamente comprometidos con el pueblo pobre y trabajador, con su lucha por superar la pobreza y emanciparse económica, social, política y culturalmente.

Este es un compromiso irrenunciable y su ejercicio hasta el logro de las metas liberadoras constituye, en esta etapa de nuestra historia como nación y país subdesarrollado, lo más esencial de nuestra conducta, de nuestro programa y de nuestra acción política.

6.-Los comunistas somos firmes e invariables partidarios de la unidad de los trabajadores, del respeto a la unidad e integridad de sus organizaciones sindicales, cooperativas, comunitarias, etc.

La unidad de acción y la unidad de las organizaciones populares es al mismo tiempo un objetivo y un medio indispensable para la lucha por la emancipación y el desarrollo del pueblo pobre y trabajador.

La unidad de los trabajadores presupone la democracia interna de sus organizaciones y el respeto de la autonomía y naturaleza de éstas por los revolucionarios. Estas organizaciones no deben ser sometidas a ninguna maniobra de hegemonización autoritaria o ideológica, que se imponga contra la voluntad de ninguna parte de sus miembros.

Mantener la unidad de estas organizaciones implica aceptar la comunidad de intereses de sus asociados y al mismo tiempo la diversidad ideológica y política que puede haber entre ellos.

Dividir las organizaciones populares significa contribuir a mantener la marginación, la explotación y la opresión sobre la mayor parte de la sociedad, es incompatible con nuestra condición de revolucionarios, de igual manera, los revolucionarios reconocemos y acompañamos la lucha del movimiento social por convertirse en fuerza creadora del cambio, es decir, de transformación en “poder social” capaz de transformar el actual modelo de sociedad en otros donde impere la democracia y la justicia social y económica.

7.-Los revolucionarios estamos profundamente comprometidos con la causa de la liberación de la mujer de su situación discriminada y sometida dentro de la sociedad.

Esto implica nuestra voluntad decidida a superar entre nosotros mismos las prácticas discriminatorias y machistas hacia la mujer, en todos los órdenes de la vida política y social y, desde esa posición, realizar una sistemática acción concientizadora entre el pueblo y una lucha tenaz por emancipar e incorporar total e integralmente a la mujer en igualdad de condiciones y oportunidades en la sociedad.

8.-Los revolucionarios somos internacionalistas; reconocemos que nuestros valores, objetivos e intereses son esencialmente los mismos por los cuales actúan y luchan los revolucionarios y pueblos de todos los países.

Nos pronunciamos a favor de la lucha de otros pueblos y en especial mantenemos nuestra solidaridad con el pueblo cubano en su lucha de resistencia contra el brutal bloqueo norteamericano.

Los revolucionarios salvadoreños hemos recibido una altísima cuota del internacionalismo mundial y comprendemos su legitimidad y necesidad para los demás pueblos.

9.-Por todo lo anterior y porque consideramos a la persona humana en la suma total de las relaciones sociales y como el valor central de la historia, sujeto, actor, objeto y fin al mismo tiempo, los comunistas y todos los revolucionarios somos humanistas.

10.-Los comunistas salvadoreños continuamos siendo antiimperialistas. Consideramos que esta es la lógica e indispensable consecuencia de que somos revolucionarios en un país periférico, explotado y dominado por el sistema capitalista mundial, en particular del sistema de los Estados Unidos.

Ser antiimperialista hoy exige reconocer y estudiar el capitalismo actual como capitalismo en proceso de globalización, como sistema mundial profundamente contradictorio, que mantiene centros desarrollados y ricos, en cuyo seno se configuran y ensanchan bolsones de pobreza y de atraso típicamente periféricos y con una periferia atrasada y pobre, cada vez más rezagada y distante de los niveles de desarrollo y riqueza de los países centrales del sistema, en cuyo seno sin embargo, se configuran bolsones de riqueza y desarrollo propios de los países centrales.

Si bien es cierto que el capitalismo en los países centrales o desarrollados sostiene niveles de vida altos, para una gran parte de su población, como consecuencia de las luchas de los trabajadores durante muchas décadas desde el Siglo XIX y como una necesidad de su competencia vital con el socialismo de los países del este Europeo y la Unión Soviética, durante 70 años del siglo XX, también es cierto que ese mismo capitalismo de los países centrales del sistema, ha sumido en el atraso, ha empobrecido y continúa empobreciendo, de manera creciente, a la inmensa mayoría de la humanidad; es el principal causante del masivo deterioro, contaminación y destrucción de los recursos naturales y, en general, del medio ambiente del planeta.

La tendencia al empobrecimiento creciente del proletariado, descubierta por Carlos Marx en el capitalismo del siglo pasado en Europa y Norteamérica, ha sido sistemáticamente negada en los países centrales por el capitalismo posterior a las dos guerras mundiales del siglo XX, lo cual es señalado por los teóricos burgueses como prueba del desacierto de la teoría marxista; pero al extenderse el capitalismo como sistema mundial, esa tendencia fue reemplazada por la pauperización creciente de la Humanidad y no solo del proletariado.

La humanidad es ahora más pobre, en su conjunto, incluso que durante la existencia de los imperios coloniales, y el planeta está mucho más destruido que entonces. Carlos Marx tenía razón, a fin de cuentas: el capitalismo no puede existir y desarrollarse sin empobrecer continuamente a la mayor parte de la gente y sin concentrar la riqueza en una minoría cada vez menor proporcionalmente. Así, pues, la tesis de Marx hay que valorarla hoy a escala del capitalismo como sistema mundial y no a escala de los países centrales por separado. Según las estadísticas de las Naciones Unidas (PNUD), el 20% de la población mundial recibe el 80% de los ingresos que produce el trabajo de la Humanidad, y el 80% de la población recibe, escasamente, el 20% de los ingresos que ella crea. Capitalismo y justicia social y humanismo y conservación del medio ambiente son incompatibles.

Incluso el programa de la revolución democrática que busca un desarrollo económico con justicia social en democracia que no es todavía un proyecto socialista, lleva implícita una resistencia al capitalismo como sistema mundial. Para ser realizado ese programa, requiere abrirse un espacio de soberanía y autonomía. Pero este espacio sólo es posible mancomunado en procesos integradores de los intereses de grupos de pueblos y países en cada región y concertando estrategias, posiciones y políticas comunes a escala de la periferia mundial del capitalismo.

Estamos decididamente en favor de la Integración Centroamericana y Latinoamericana como rutas para nuestra inserción en el mundo de hoy.

Estamos a favor del entendimiento y la acción común de los países del tercer Mundo por un nuevo orden económico y político mundial que abra posibilidades al desarrollo económico a la porción mayoritaria de la humanidad.

Ya no basta definir al imperialismo como capitalismo monopolista. El imperialismo de hoy es el capitalismo en proceso de globalización. Sus cabezas rectoras y autoritarias son los Estados de los países centrales, o las uniones de éstos con su poderoso instrumental político-militar y sus instituciones financieras internacionales conjuntas (FMI-BM- etc.) o propias (estatales o privadas). Existe, además, un proceso de creciente contradicción entre la globalización de la economía mundial y la conformación de bloques económicos (EEUU, Unión Europea, Japón y los países asiáticos). La efectiva globalización pasa por la apertura total de los mercados, la libre movilidad de la población laboral y del capital. Esto requiere la desaparición de dichos bloques o las restricciones que éstos imponen al ingreso de mercancías a sus mercados y al ingreso de población inmigrante a sus países. Lo que vemos hoy no es esto precisamente. El único componente económico realmente globalizado en la actualidad es el capital financiero, lo cual contribuye a fortalecer su indiscutible hegemonía.

El neoliberalismo, la doctrina dominante en el mundo, que conduce la globalización, sacrifica en los países pobres la función del Estado de trazar y conducir, soberana y autodeterminadamente, el rumbo y el proceso de desarrollo económico social; de proveer los servicios básicos (educación, salud, cultura, comunicaciones, etc.), propicia la destrucción creciente del medio ambiente, deforma el papel del mercado en beneficio de concentrar la riqueza en un pequeño grupo de la sociedad, cada vez menor proporcionalmente, y expande más y más la pobreza. Es decir, imposibilita el desarrollo económico socialmente justo y ecológicamente sustentable.

El imperialismo de hoy, una vez concluida la guerra fría, particularmente en América Latina, trata de deshacerse del militarismo que le fue tan útil y estructural durante la confrontación con la Unión Soviética e implantar la práctica electoral, realiza un sistemático acercamiento y trabajo sobre la izquierda con instrumentos ideológicos, políticos y hasta económicos, buscando cooptarla.

Al mismo tiempo, contradictoriamente, el imperialismo de hoy, del mundo monopolar especialmente el norteamericano sigue siendo militarista y agresivo, contrarrevolucionario y sufre un rebrote de racismo, xenofobia y conservadurismo reaccionario.

El antiimperialismo de hoy no puede eludir la tendencia a la mundialización de la economía (de la producción, los servicios, el comercio, las finanzas, etc.); pero exige proyectos nacionales y soberanos de desarrollo humano, sustentables y sostenibles, y la más conveniente inserción en la economía mundial.

El antiimperialismo de hoy exige de los revolucionarios una formación y una mayor capacidad para librar la lucha ideológica, mas compleja y sofisticada que nunca antes. Esto es particularmente sensible en la posguerra en El Salvador.

11.-En todo el mundo los revolucionarios estamos comprometidos con la defensa, la preservación y recuperación de la naturaleza. Esta es una de las tareas más humanistas, mas antiimperialistas y más revolucionarias de la actualidad.

12.-Los revolucionarios estamos comprometidos a transformar el sistema educativo salvadoreño para potenciar la formación democrática, científica, técnica y humanista de las nuevas generaciones, que les posibilite su participación ciudadana como agentes de la transformación de la sociedad. Al mismo tiempo, el sistema educativo nacional debe ser capaz de formar a los niños, jóvenes y adultos para incorporarlos como individuos productivos modernos, con conciencia ecológica y de género, promotores y constructores del crecimiento económico y el progreso social.

Estamos a favor de recibir y asimilar los grandes aportes de la cultura universal, a la par que rescatamos nuestros valores culturales nacionales.

Bases Organizativas y de Funcionamiento de las Tendencias en el FMLN

I.-Del Concepto de Tendencia

Concebimos una tendencia como un agrupamiento de personas que coinciden, en general, en su pensamiento ideológico y político-social, así como en la caracterización de la actual etapa de la revolución, su rumbo y contenidos, y que se esfuerzan por desarrollar su pensamiento e impulsar sus objetivos políticos dentro del FMLN del cual forman parte junto con otras tendencias, de acuerdo a sus Estatutos y a las normas de su Reglamento para el funcionamiento de las mismas.

II.-Objetivos de la Tendencia Comunista

a)Impulsar la consolidación del carácter revolucionario y socialista del FMLN.

b)Contribuir a niveles superiores de unidad de pensamiento y programa.

c)Facilitar la simplificación orgánica del FMLN y aumentar la eficiencia de su lucha política y social.

d)Consolidado el partido de tendencias, hacer de éste el medio para alcanzar un nuevo y superior nivel de unificación, es decir, la construcción del partido unificado, el cual será democrático, asegurará el derecho a la diversidad en el pensamiento revolucionario y la activa participación de sus miembros en la toma de decisiones y su ejecución.

e)Incorporar a todos los miembros del PCS al FMLN.

III.-De la Estructura de las Tendencias

En el partido unificado de tendencias, sólo deberá existir una estructura orgánica formal. Todos los afiliados, independientemente de la tendencia a la que pertenezcan, o de que no adhieran a ninguna, militarán en los comités del FMLN, ya sean estos territoriales, sectoriales o de otro tipo, existiendo un único registro de afiliados del mismo.

Lo anterior no excluye el que las tendencias puedan tener sus propios listados de miembros o adherentes, a nivel local o nacional, si así lo desearan; pero, el único registro valedero que dará fe de la pertenencia de las personas al FMLN y del cual se derivarán derechos y obligaciones, será su registro oficial.

Podrán formarse equipos especializados de trabajo para elaborar propuestas al FMLN, documentos políticos e ideológicos, organizar actividades de la tendencia (colectas, celebraciones, etc.), crearse medios de comunicación ya sea de índole teórica ideológica o de otro tipo; todo ello, siempre que no afecte el aporte de todos sus adherentes a las actividades del FMLN ni generen decisiones, orientaciones o pronunciamientos contradictorios con los que emanen de los organismos conductores del mismo.

En síntesis, la estructura de la tendencia debe limitarse a las necesidades estrictamente mínimas, a definirse según las condiciones concretas y para funciones específicas (teóricas e ideológicas que definen a la tendencia).

La Tendencia Comunista contará con un equipo de compañeras y compañeros que la representará y orientará. Ese equipo elaborará las indicaciones relativas a las formas orgánicas y de funcionamiento de nuestra Tendencia.

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