LOS LARGOS TENTÁCULOS DEL VATICANO EN CHIAPAS
Inicialmente el levantamiento de Lacandona desató una oleada de entusiasmo y suscitó grandes expectativas. Parecía que se rompía la tendencia a la claudicación de las guerrillas centroamericanas, paralizadas por los procesos de negociación con sus respectivos gobiernos. Hasta Cuba torció el gesto, al poner en dificultades a un gobierno, como el mexicano del PRI, que no se sometía cabalmente al imperialismo norteamericano.
En Chiapas parecía darse un nuevo fenómeno de resistencia popular, símbolo del poscomunismo y de la modernidad. Confluyó también lo que podría llamarse el espíritu de onG tan en boga, donde la caridad y la beneficencia sustituyen al internacionalismo y a la solidaridad combativa. Los comunicados del autodenominado EZLN hablaban de todo menos de la clase obrera y campesinado porque no se puede depositar el vino nuevo zapatista en los viejos odres de la izquierda dogmática. Huyendo de clichés, en Chiapas han llegado al colmo de la tercera vía: una organización que no quiere ser un partido político ni aspira a tomar el poder, sino conseguir que el que mande, mande obedeciendo, según reza la Cuarta Declaración de Lacandona. Ahí estaba el ideal pequeño-burgués de gobierno de asamblea, de consulta permanente con la sociedad, de democracia directa.
Finalmente, Chiapas consumaba otra tendencia de moda: la del indigenismo, característica de las luchas contra el V Centenario de la colonización americana. El indígena se convierte en la fuerza motriz, que pretende gobernarse según su tradición y sus costumbres. Y la imagen que nos transmiten de los indígenas no es más que el prototipo de la exclusión social, el colmo de los parias: están fuera del aparato productivo y no parecen ni mexicanos siquiera. Su lucha no expresa un conflicto de clase: todo es romanticismo y voluntarismo. Vuelve el mito pequeño-burgués del buen salvaje, portador de grandes valores éticos y de una civilización no contaminada.
Los falsos zapatistas nos han tratado de convencer que la terrible represión desatada por la oligarquía mexicana va dirigida sólo contra las minorías indígenas y por el mero hecho de serlo, y que no forma parte de un sistema de explotación y sojuzgamiento del conjunto de obreros y campesinos mexicanos.
UNA GUERRILLA EN PAPEL CUCHÉ
Ante tan exóticas propuestas, no es de extrañar que estos falsos zapatistas congregaran a los reformistas de peor pelaje, entre ellos Danielle Mitterrand como estrella invitada, sacando de su chistera los absurdos tópicos de la modernidad seudoprogresista: globalización, neoliberalismo… cualquier cosa menos capitalismo, imperialismo y explotación.
Pero el balance de estos años de farsa no puede ser más decepcionante: el EZLN se ha revelado como un grupo experto en mercadotecnia y nada más. Sería la primera vez que un movimiento insurgente de verdad gana la mano en cuestión de publicidad, y además a los yanquis, verdaderos expertos en intoxicación informativa. Lo normal hubiera sido leer y escuchar por los medios de comunicación que son terroristas, agentes infiltrados, que matan a los campesinos, etc. Pero no ha habido campaña de guerra sicológica sino que, por el contrario, han disfrutado de la benevolencia de toda la prensa imperialista. Y todo sin necesidad de desplegar acciones militares de envergadura, porque el gobierno mexicano paralizó unilateralmente las hostilidades y se sentó a negociar tras sólo 12 días de choques armados y con sólo 16 detenidos. Lo dijo Marcos en una de sus primeras entrevistas: No salimos a que nos mataran sino a hacernos escuchar.
Llama poderosamente la atención que mientras el periódico chiapaneco Cuarto Poder lanza un panegírico de las históricas concentraciones humanas contra el neoliberalismo y por añadidura de Marcos y su cofradía, intoxica abiertamente acerca del EPR, al que califica de fantasmagórico, subrayando su supuesta marginalidad política y, para no variar, sus vínculos con el narcotráfico. En este mismo sentido se ha pronunciado la red de apoyo al submonaguillo Marcos en España.
Pero es que tras Marcos y su congregación no hay una fuerza revolucionaria, sino la jerarquía eclesiástica de aquel país. En México la revolución de 1910 consiguió la separación de la Iglesia y el Estado y desde entonces hay entablada una batalla frontal entre los obispos y el PRI. Por ejemplo, fue la Iglesia católica la única fuerza del sistema que se atrevió a denunciar a los autores de la muerte de Colosio, a Carlos Salinas de Gortari. Ya en 1932 el papa Pio XI había lanzado una encíclica incendiaria (Acerba Animi) contra el gobierno ateo mexicano que no tiene desperdicio, porque pone al descubierto toda la estrategia vaticana contra México, desde la llamada a todas las potencias imperialistas contra el gobierno, hasta la apelación interior a la desobediencia a las autoridades. Volvieron los mártires: para la curia, México era como la Roma pagana o la Rusia bolchevique.
EL NEOLIBERALISMO SEGÚN SAN MARCOS
Los comunicados de Marcos contra el neoliberalismo no son anticapitalistas: lo mismo que la doctrina social de la Iglesia, son precapitalistas La jerarquía eclesiástica es feudal y siempre ha combatido con saña al liberalismo, pero para pretender dar marcha atrás, hacia el Sacro Imperio. El indigenismo de Marcos también añora el pasado precolonial de México, que era infinitamente más justo, más bueno y más rico que ahora. Se inspira en la encíclica Rerum Novarum donde el Papa defendía la propiedad privada y la vieja cantinela de que siempre habría ricos y pobres. Lo que había que evitar era sólo que los pobres fueran muy pobres: Una vez satisfecha la necesidad y la conveniencia recomendaba León XIII es un deber el socorrer a los necesitados con lo superfluo. Como se ve, la Iglesía de hace un siglo era mucho más generosa que la actual, que limita la limosna al 0’7 por ciento del saqueo imperialista.
Ese es el anticapitalismo de Marcos y los suyos, que ponen una vela a Zapata y otra al Che, dejando en medio a la Virgen de Guadalupe, como Cristo crucificado entre los dos ladrones. Lo ponen de manifiesto en su comunicado contra el EPR: estos quieren conquistar el poder y expropiar a los monopolistas y banqueros, mientras ellos únicamente pretenden socorrer a los pobres indígenas, cambiar la política económica, acabar con la corrupción y los abusos. No les preocupa la plusvalía sino el botín: El neoliberalismo sustenta un modelo mafioso de poder, que es lo que hay que erradicar. Sólo son partidarios de la justicia distributiva porque, como dicen las Sagradas Escrituras, la salvación es fruto de una gran efusión de la caridad. Lo mismo que Dios, Marcos no quiere conquistar el mundo sino crearlo de nuevo y hacerlo, además, de la nada, sin necesidad de derribar el ya existente.
A finales del pasado siglo, cuando se promulgó la Rerum Novarum, la Iglesia hacía alarde de centrismo, de oponerse tanto al capitalismo como al socialismo. Pero pocos años después, tras la revolución rusa, matizó mucho más y diferenció entre socialistas y comunistas en la encíclica Quadragesimo Anno: mientras con los comunistas no hay nada que hacer, los socialistas han demostrado que ya no son ningún peligro y avanzan hacia las verdades de la tradición cristiana, porque también se oponen al libre mercado y tratan de regular la economía corrigiendo las inevitables desigualdades sociales. La doctrina vaticana y la sociademocracia se daban la mano y encontraban su punto de acuerdo: los males no provienen del capitalismo sino del liberalismo.
HACIA UNA NUEVA INTERNACIONAL
Es curioso que no obstante su pretendido indigenismo, el EZLN manifieste, lo mismo que la Iglesia católica, una fuerte tendencia ecuménica y que sus pastorales vayan dirigidas a todo el orbe e incluso más allá, a toda la galaxia. La tercera vía (ni liberalismo ni socialismo) es la nueva doctrina de estos misioneros modernos (la Internacional de la Esperanza), la que traerá la redención de los pobres del Tercer Mundo y una era de prosperidad eterna. La reconversión del EZLN en un Frente de nuevo tipo es calificada por estos falsos zapatistas nada menos que como el comienzo para la recuperación, no sólo de la República, sino de todo el ser humano.
Esta concepción responde a la visión ultraimperialista tan de moda entre las onG, según la cual los Estados son avasallados por las multinacionales, a un análisis económico en términos puramente financieros, a una supuesta omnipotencia del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, es decir, a negar la esencia misma del imperialismo moderno y las contracciones internas entre las grandes potencias: en su explicación victoriana del imperialismo no hay más que ricos y pobres, desarrollados y tercermundistas.
Pero con la aparición del EPR, Marcos se ha visto obligado a dar un paso más y ha criticado la endeble base social de la nueva organización guerrillera, a diferencia de la suya, que lleva años trabajando entre los campesinos indígenas de Chiapas. Conocemos una vez más su versión, pero no la del EPR, movimiento éste integrado por nada menos que por 14 movimientos guerrilleros, algunos de las cuales, como el PROCUP-PDLP, son los más antiguos del mundo. Mientras Marcos y su congregación misionera se paseaban a sus anchas por Chiapas montados a caballo, con pasamontañas, dando conferencias de prensa y organizando macro-reuniones intercontinentales contra el liberalismo, el Ejército y la policía federal persiguen con saña al EPR, detienen a cientos de campesinos, secuestran a conocidos dirigentes de las organizaciones de masas, arrasan en los Estados en los que impera la ley marcial, torturan, violan y saquean. Ha llegado el momento de ampliar la solidaridad con Chiapas a los Estados de Hidalgo, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Michoacán,… a México entero.
El autodenominado EZLN no es nada diferente del viejo oportunismo seudo-izquierdista que en España ya conocimos con la ORT, también patrocinada por la conferencia episcopal. Por aquel entonces la curia iba mucho más lejos: se declaraban comunistas y hasta montaron su propio sindicato, la HOAC. Es sabida la enorme capacidad del Vaticano para acomodarse a los tiempos que corren y mudar sus ropajes sin que se note demasidado. Del izquierdismo al centrismo, los viejos guardianes de la Santa Fe son los que realmente saben, no sólo adaptarse a la moda, sino crearla incluso para mejor preservar las verdades eternas.
Marcos y su cohorte de monaguillos han dado el último paso que les quedaba para poner de manifiesto su total servilismo y los verdaderos intereses que les mueven. Durante todos estos años han estado tratando de engañar a todo el mundo, jugando a la lucha armada, sin mostrar jamás una verdadera oposición a la oligarquía mexicana; no solamente no han pegado un solo tiro, algo insólito en un movimiento que se pretendía guerrillero, sino que nunca han desafiado verdaderamente a los terratenientes y explotadores de su país.
Como en toda bacanal burguesa, la fiesta acabará con el strip-tease de Marcos quitándose el pasamontañas. Por fin podremos ver su rostro y conoceremos su biografía. Como si no supiéramos ya que, en realidad, detrás del pasamontañas no hay más que una sotana, tan negra como los intereses imperalistas que está promocionando.