Luche por los intereses de la clase obrera salvadoreña…Entrevista con José Antonio Morán Mendoza
SAN JOSE, C.R. 28 de diciembre de 2017 (SIEP) “Luche por los intereses de la clase obrera salvadoreña, a eso dedique mi vida…” manifiesta con alegría el revolucionario José Antonio Morán Mendoza, de 75 años, originario de Santa Ana y experimentado dirigente sindical y comunista salvadoreño.
Nos comparte que “mi papá participó en el movimiento indígena de 1932, en el levantamiento, su nombre era Silvestre Antonio Morán, fue capturado y le quebraron las costillas de un balazo. Por eso mi papá siempre mantenía viva la memoria subversiva y nos contaba del levantamiento del 32, nos hablaba del revolucionario cubano José Martí, y que para la libertad solo había dos caminos: o pagar su precio o resignarse a vivir sin ella.”
“Nos hablaba que cuando uno se metía en el mundo de la lucha por la justicia en esta causa se empeñaba la palabra y la vida, se empeñaban los huevos y había que ser fiel hasta la muerte.”
“Nací el 1 de junio de 1943 en Santa Ana. Fuimos trece hermanos y hermanas. Siendo muy pequeños quedamos huérfanos y manteniéndonos por nuestra cuenta. Y hubo personas que nos ayudaron mientras otras se aprovecharon de nuestra situación, como fue el caso de un cura que violó a una hermana, y lo mismo le paso a otra hermana en una iglesia evangélica.
De aquí nace mi aversión a la religión y a las iglesias, por eso es que soy ateo. Mi esposa se llama Ana Luz Molina. Y tengo cuatro hijos: Boris Ulises, José Vladimir, Paul Iván y Tania Patricia. He sido carpintero, zapatero, técnico textil, oficinista, chofer de autos y taxista.
Desde niño trabaje en el campo
Desde muy niño tuve que trabajar en el campo para ayudar a mantener a mi numerosa familia. Desde los 7 años se me encomendó trabajar una tarea, que es un cuadrante de tierra, una superficie de 10 varas cuadradas para arar o limpiar. Y hay que meterle la cuma, el azadón, el machete, Y te enfrentás con las culebras y las hormigas bravas que se te suben al cuerpo. O se parecen las serpientes llamadas bejuquillos en los ríos.
Cerca de la casa de nosotros vivía un señor blanco, que se dedicaba a hacer muebles, y yo siempre me detenía ver cómo era que los hacía, y una vez me pregunto si no quería aprender el oficio, que si quería ser carpintero, y yo le dije que sí, entonces me explicó que él era profesor en una colegio técnico, que tenía me acuerdo en el logo un yunque y un martillo.
Para ese entonces estaba estudiando tercer grado y tenía nueve años. Cuando me vieron en el colegio técnico dijeron que estaba muy pequeño pero logre convencerlos que me hicieran una prueba. La prueba consistía en que les respondiera preguntas sobre reglas de matemáticas, geometría, tonelajes y tuercas. Pensaron que no la iba a pasar pero resulta que estudiaba en la escuela nocturna y precisamente tenía los apuntes de esas materias, los cuales estudié rigurosamente y logre pasar la prueba. Y me convertir en estudiante del Colegio Técnico INPI.
Por esos años hubo dos acontecimientos que influyeron fuertemente en mi vida. El primero fue el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959. Ya para entonces era carpintero graduado, aunque joven, de 15 años. Me había graduado a los 14 años.
Me acuerdo cuando obtuve mi primer trabajo en una fábrica de muebles, de puertas y ventanas. Llegue y busque al dueño y le pedí trabajo y me respondió que él no necesitaba aprendices sino carpinteros. Le dije que yo era carpintero y soltó la carcajada y lo mismo se rieron los demás carpinteros, ya viejos, burlándose de este bicho. Y eont4omces el dueño del taller me preguntó que sabía hacer. Y le respondí: lo que Usted me ponga a hacer. Y me dice: no seas tan rajón. Y le respondo que ¿por qué dice eso? Vaya –me dice- haceme una silla de vano de pilarcillo.
Y los demás se secreteaban pensando que ni sabía de qué estaba hablando el maistro. Por cierto al taller le decían el “taller de los Micos”, mal apodo que tenían los dueños. Bueno, saque mi metro tranquilamente y empecé a tomar medidas y a hacer los cortes ante la mirada sorprendida de todos ahí. Hasta dibuje un plano en mi cuaderno de notas. Y efectivamente hice el mueble solicitado. Si yo era de escuela. Y ante la evidencia el dueño del taller no tuvo otra que contratarme.
Después pasé a otro taller, esta vez de muebles acolchados, otra experiencia laboral. Ahí éramos alrededor de 70 obreros, grande el taller, me acuerdo del lema publicitario: “Muebles Bonalco, Salvadoreños como el Izalco.” A mediodía, durante el almuerzo nos poníamos a escuchar las noticias trasmitidas por Radio Rebelde, éramos partidarios la mayoría de carpinteros del Ejército Rebelde y de su líder Fidel Castro.
Una vez despidieron injustamente a un compañero nuestro a un carpintero, y entonces a alguien se le ocurrió que buscáramos para asesorarnos a un carpintero que tenía experiencias en asuntos sindicales y que incluso había participado en el levantamiento del año 32. Y fue entonces que fui a buscar y conocí al legendario Virgilio Guerra, dirigente santaneco del Partido Comunista. Virgilio tenía una venta de madera y productos de carpintería. El me dio un papelito y me dijo: vaya este lugar ahí lo van ayudar. Me mandó para el local del Sindicato de la Industria de la Construcción.
Fui y les explique el problema que enfrentábamos y me propusieron que nos organizáramos para resistir los ataques de la patronal, que creáramos la seccional del Sindicato y así ellos podía llegar a asesorarnos y a explicarnos los beneficios de estar unidos, organizados. Esta fue mi primera charla de educación sindical. Te estoy hablando de los años 1959-1960, en esa época se vivía la euforia causada por el, lanzamiento del primer Soyuz, la nave espacial soviética, todo mundo decía con admiración: ¡Qué vergones esos cabrones rusos!
Conocí al Che cuando no era todavía el Che
Una vez fui a hacer mostradores en la finca Las Cruces, propiedad de Armando Tomás Monedero, esto fue en tiempos de cosecha de café, y estando ahí trabajando se apareció un muchacho y Don Armando me dijo: siéntase tranquilo que este muchacho es muy buena gente. Al preguntarle el nombre me dijo: soy argentino, me llamo Ernesto Guevara. Pero todavía no era el Che pero después iba a ser el Che. Se interesó por lo que estaba haciendo. Ese medico paliducho que entonces conocí llegaría a sr el Che que peleó al lado de Fidel en la Sierra Maestra y luego moriría en Bolivia.
Regresando a la historia, hicimos una asamblea y organizamos el sindicato en la fábrica. Y cuando cumplí los 18 años pude integrarme a la Junta Directiva del Sindicato de la Construcción. Fue toda una experiencia. Como directivo sindical atendía los departamentos de Santa Ana, Ahuachapán y Sonsonate, y así fue adquiriendo experiencia, destrezas que solo las dan el tiempo y la práctica. Y me dedique a formarme políticamente, leía La Verdad, órgano del PCS, y un boletín sindical de nombre Voz Obrera. Y así fui creciendo sindicalmente y políticamente, habituándome a la lectura. Y estudie hasta sexto grado en la escuela nocturna.
Fue por ese tiempo que me reclutaron para la Juventud Comunista. Me acuerdo que a la célula llegaba a atendernos Roque Dalton, que era muy chistoso. En mi célula estaba Diógenes, que era hijo de Antonio Gonzalez, fundador del PCS en Ilopango en marzo de 1930. Toda su familia era del PC. Carlos Solórzano, conocido en el mundo de los carpinteros como “El Rostro Impenetrable” por una famosa película de Marlon Brando de esa época. Y es que en realidad era bien feíto.
Por esa época como Vanguardia de la Juventud Salvadoreña contribuimos a la formación del FUAR sección Santa Ana, que la coordinábamos junto con Diogenes y Eduardo Camporreales; la Columna Campesina dirigida por Mariano Carranza; la Columna Estudiantil por Dagoberto Marroquín y Jorge Vargas. Hacíamos sesiones para aprender el manejo de armas, de diverso tipos de armas incluso una escuadra ametralladora.
A los 17 años, en octubre de 1960 soy juramentado por Eduardo Camporreales para ingresar al Partido. Ese mismo año caí preso. Sucede que le trabajábamos a la mueblería de Salvador Arce Zablah, que quedaba en Santa Tecla. Y fuimos a dejarle unos muebles y coincidió con el golpe de estado de ese año. Y nos detuvieron tropas del ejército y nos acusaron de revoltosos. Nos llevaron al cuartel y luego de una golpiza nos pusieron en libertad. Fue mi primera captura.
La siguiente captura fue cuando vino al país el presidente gringo Lindon Johnson. Le organizamos un recibimiento con pintas y mantas. Entonces la embajada gringa quedaba en el centro. Me acuerdo que participaba Mario Moreira, que era presidente de AGEUS. Participábamos en la protesta estudiantes y obreros. Nos capturan y nos llevan a un lugar aparatad allá por MOLSA y nos golpean y luego nos sueltan. En esa época los cuerpos de seguridad todavía no desaparecían a los opositores.
En 1964 participo en el V Congreso del PCS. Me acuerdo que en la comisión organizadora estaba Raúl Castellanos Figueroa y Rafael Aguiñada Carranza. Y por Santa Ana participamos Marianito (Carranza), Virgilio, Eduardo.
Entre los acuerdos tomados me acuerdo que estaba que el Partido debía convertirse en un aglutinador de las masas populares, desarrollarse en el seno de la clase obrera, crecer en el campo, potenciar a la Juventud, fortalecer el movimiento obrero y crecer, reclutar más comunistas. En la Comisión de Organización queda de responsable el Chele Aguiñada. Me acuerdo que uno de los debates era el de la necesidad de que los compañeros que estaban en la producción pasaran a formarse como cuadros militares.
Había en el Partido también profesionales. Me acuerdo de Luis Ernesto Acevedo, fiscal de la UES que era colaborador nuestro. De Gustavo Adolfo Noyola, que era camarada y fue secretario general de la UES.
Se hablaba también de influir en empresas y constituir grupos tácticos y grupos estratégicos. Por lo estratégico nos referíamos a organizar a las principales empresas del país, a los trabajadores de telecomunicaciones, energía, agua, el transporte, etc. Y por tácticos a empresas del sector textil, alimentos, bebidas, etc. La UTF era un sindicato clave, poderoso, los ferrocarrileros y era conducido por nosotros, por el Partido. Y había la visión etapista que después de la lucha de masas venía la lucha armada.
Reclute para el PCS a Dagoberto Gutiérrez
En determinado momento me volví funcionario sindical, abandone la producción para dedicarme al trabajo sindical y partidario. Me esmere en estudiar sobre Métodos y Sistemas Organizativos. Y ya pasaba bastante tiempo en san salvador, pero también hacía trabajo partidario en santa Ana, incluso reclute a varios cuadros del Partido, incluyendo a Dagoberto Gutiérrez, que era de Chalchuapa pero estudiaba en Santa Ana y después se volvió un destacado dirigente comunista.
El avanzó mucho porque se fue a estudiar a la Unión Soviética, allá lo formaron. También por esa época organizamos una Escuela de Educación Sindical y tuvimos la visita y participación de Salvador Cayetano Carpio, Schafik Handal, Raúl Castellanos Figueroa, Rafael Aguiñada Carrranza, Alfredo Acosta (constructor y carpintero) y otros. Para esa época bromeábamos mucho. A Delfino Perez lo jodíamos porque en su modo de hablar trataba de imitar a Schafik yle decimaos “Chafino.” Al viejo Edito Genovés le decíamos “Burro de Años” o “Tía Cabra.” A Carpio le decíamos Chambacú, como la canción.
En 1967, en mi calidad de secretario de organización de la Federación Unitaria Sindical, FUSS participe activamente en las jornadas huelguísticas de abril de 1967, que incluye la huelga de los trabajadores de Acero allá en Zacatecoluca, y lo hice junto con otros compañeros, entre estos Salvador Cayetano Carpio, que era el encargado de Educación.
Ya para ese entonces estaba el debate sobre si era adecuado o incorrecto la militarización del movimiento obrero y como resolver el problema de la formación de cuadros militares dentro del movimiento obrero. Me acuerdo que para esa época Salvador o Chamba como le llamábamos era muy enfático en la necesidad que como obreros comunistas rechazáramos la religión.
Me acuerdo que una vez que impulsamos la organización de los trabajadores de IMACASA, una fábrica de implementos agrícolas, fuimos con José Dimas Alas, que era secretario general de la FUSS, y al llegar allá, un obrero de IMACASA le grito emocionado: Hola Cutuyeya. Nos sorprendimos al descubrir que se trataba de su primo de nombre Secundino Ardón, y que se habían criado juntos allá en Chalatenango y Cutuyeya se refería a que cuando niño así decía por decir “costurera”. A Cutuyeya después Carpio se lo llevó para formar las FPL.
Por ese tiempo también participamos en la campaña del PAR que llevaba como candidato a la presidencia al Dr. Fabio Castillo. Anduvimos de pueblo en pueblo haciendo campaña de una plataforma de cinco puntos, en el que sobresalía el de realizar una reforma agraria, que en aquella época era un tema explosivo. Esta campaña política tuvo como base el movimiento huelguístico de ese año 1967, que fue muy intenso.
Y fue a partir de esta experiencia electoral que pudimos como Partido iniciar pláticas con los socialcristianos del PDC dirigidos por Duarte y los socialdemócratas del MNR dirigidos por Guillermo Manuel Ungo, para luego formar la Unión Nacional Opositora, UNO y derrotar en la urnas a la dictadura militar, en 1972 y 1977. Y en Santa Ana ganamos el consejo municipal e incluso fui regidor.
Y también fui candidato a diputado pero aunque la mayoría me apoyaba, la dirección del Partido nos impusieron a Alfredo Acosta, esa era la línea nos dijeron…Pero debo reconocer que esta experiencia electoral me ayudo a desenvolverme, aprendí a hablar en público en las concentraciones populares, “pico de oro” me decían por lo fogoso de mis discursos.
Con Carpio debatimos bastante sobre el rumbo del movimiento obrero y las formas de lucha. Él era dirigente de sindicato del pan. Era un poco egocéntrico y necio. Aunque también un gran luchador social, hay que reconocerlo, fue su mérito personal…
En este año 1967 soy capturado por la Guardia Nacional y paso encarcelado tres meses. Y soy víctima de torturas físicas y psicológicas. Me acusaban de comunista. El director de la “benemérita” era el Chato Casanova.
En San José, Costa Rica
En 1968 fui nombrado para representar al movimiento obrero salvadoreño en un Congreso de Unidad Sindical Centroamericana que se celebró en San José, Costa Rica. Y hable con mi estilo combativo, de choque, porque así hablábamos en El Salvador, y esto no le cayó en gracia a Manuel Mora, el dirigente de los comunistas ticos que me acusó de practicar un “discurso incendiario”, desde entonces no les caí bien a los del Partido Vanguardia Popular.
Ah y fíjate que cuando llegue a San José en el aeropuerto me detuvieron y me interrogaron y traía una carta de Raúl Castellanos Figueroa para Manuel Mora y me la tuve que comer, me la tuve que tragar, suerte que era de papel cebolla. Conocí a Elena Mora, que era hermana de Raúl y vivía en Costa Rica, esposa de Eduardo Mora. Este me llegó a saludar también peor lo sentí falso.
En 1969 se recibe una invitación para asistir a un Congreso de la Federación Sindical Mundial en Moscú. El Partido eligió a su candidato, se trataba de Dimas Alas, que era el “niño bonito” de Carpio. Carpio siempre se rodeaba de un grupo de seguidores. Dimas era linotipista. Pero nos plantamos como movimiento obrero y termine asistiendo. Yo había sido fundado de la FUSS en 1965. Como detalle te cuento que también asistieron a ese primer congreso representantes del Sindicato de Pilotos Aviadores de El Salvador.
Estuve en Moscú y ya ahí recibí una invitación de la CGT para visitar Francia y de los sindicatos británicos para viajar a Inglaterra. Los camaradas soviéticos admiraban el ardor con que defendía mis posiciones en favor de los derechos de la clase obrera. Ahí conocí al chileno Luis Corvalan que me increpo por mis actitudes antimilitaristas. No se imaginaba, en las vueltas que da la vida, lo que le tenían preparado los militares chilenos a su pueblo y su mismo partido.
Al regresar de la Unión Soviética volví a caer preso en la Guardia Nacional, esta vez por sindicalista. Pero logre fugarme, porque resultas que practicaba judo y me había adelgazado bastante, y logre pasar por los barrotes y salí normalmente…Ah, fíjate que en 1986 de nuevo invitado por los sindicatos soviéticos volví a visitar a la URSS. Esta vez por un camarada uruguayo, el líder sindicalista Marcelo Pineto, de la FSM, que incluso vino a visitarnos acá a El Salvador. Él me decía me acuerdo: “vos so esperanza para nuestros pueblos.”
En 1971 en un pleno del comité central del Partido me absorbieron para este organismo y pase a formar parte de la Comisión Nacional de Organización. Y me desplazaba a la zona oriental, organice a los pescadores de Cutuco, forme sindicatos en los algodonales, la base social del Partido se había ampliado y penetramos el oriente del país, en particular Usulután. En las discusiones al interior de la dirección del Partido impugne a dos compañeros lo que me trajo diversos niveles de aislamiento.
Impugne a Roberto Castellanos Calvo, “Boca de Trapo” , lo acuse de ser un borracho empedernido; y también a Mario Aguiñada, acusándolo de farsante y falso, irrespetuoso, esto me valió que su hermano, el Chele, Rafael Aguiñada dejara de estimarme. Y lo mande a comer mierda, a los dos. Pero así soy yo, de una sola pieza. Las verdades las digo a la cara y no reparo en consecuencias. Pienso que así debe de ser un revolucionario, un comunista, sincero, autocrítico, así fui educado políticamente.
Captura y expulsión a Guatemala en 1973
En 1973 después del 1 de mayo fuimos capturados 22 comunistas por la Guardia Nacional y fuimos torturados y luego expulsados hacia Guatemala, a las garras de la Mano Blanca, un escuadrón de la muerte chapín de los primeros. Te pintaban una mano blanca en tu puerta y era una condena de muerte. Cuando me capturan ando leyendo Los Condenados de la Tierra de Franz Fanon. Estuvimos presos en los sótanos más recónditos de la policía. Y al final tuvieron que liberarnos porque logamos comunicarnos con nuestros compañeros guatemaltecos.
En la capital chapina nos teníamos que reportar a las 6 de la mañana, 112 del mediodía y 6 de la tarde en el cuartel de la policía. Y logramos contactarnos con los camaradas del PGT y se levantó una campaña mundial para exigir nuestra libertad. Hubo una carta exigiendo nuestra libertad que fue firmada por Pablo casal, Pablo Picasso, la actriz Gina Lolobrigida y su esposo, el músico Mikis Teodorakis. Entre los capturados estaban Lito Sandoval Luna y su hermano; un obrero de apellido Polanco, Reginaldo Hernandez, el Flaco Quezada. Y nos pusimos a luchar luego porque el gobierno guatemalteco nos concediera el derecho de asilo.
Pero en realidad lo que queríamos era ganar tiempo para organizar nuestro regreso al país. Y así fue. Les solicitamos a los policías que queríamos ir a confesarnos a la iglesia y a diez de los 22 presos políticos nos permitieron ir. Pero ya nuestros compañeros guatemaltecos habían organizado la fuga y tenían listo el transporte que nos conduciría a la frontera y así fue efectivamente.
Regresamos a la patria, regresamos a la lucha. En mi caso me quede unos días en San Cristóbal, todavía en Guatemala, porque tenía unos conocidos ahí. Y luego me metí a El Salvador y me unos días estuve clandestino. Luego me reincorpore a mis actividades sindicales y políticas, volví a la legalidad. Nuestra fuga causó un gran alboroto en Guatemala.
Fíjate que a mí me mataron los escuadrones de la muerte a 13 familiares, por eso yo no perdono ni mierda a esos asesinos, tiene que haber justicia…
En 1986 fui representante del FMLN-FDR en Costa Rica. Ese mismo año, luego de 26 años de militancia partidaria, y con una visión crítica de su práctica política, presente mi renuncia irrevocable al Partido Comunista de El Salvador, PCS.-