Nicaragua: rescatan historia del periodismo nacional

Rescatan historia del periodismo nacional

La Fundación Periodismo y Cultura William Ramírez rescata la memoria de nuestros periodistas, sus nombres figuran en las placas de la Rotonda del Periodista. En 1930, don Moisés Lefranc fundó la primera radio. Radio Informaciones cumple 50 años con su fundador y director Rodolfo Tapia Molina. Recuerdo de la Radio Mundial y sus populares radionovelas, como El derecho de nacer, Tamakun y Kadir el árabe, con José Dibb McConnel y Martha Cansino

¿Quién fue José Constantino González? Porque su nombre figura en una de las seis placas que serán colocadas, en la Rotonda del Periodista, el 1 de marzo, en homenaje a igual número de periodistas.

La gestión de la Fundación Periodismo y Cultura William Ramírez ha permitido rescatar el recuerdo de periodistas que son parte de nuestra historia, ignorados durante muchos años. También se logró el monumentos a los pioneros del periodismo Enrique Gottel y Fabio Carnevalini Cagliero. Los periodistas cuyos nombres están en las placas son: William Ramírez Solórzano, Alberto Mora Olivares (AMO), Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Gustavo A. Montalván, Ofelia Morales Gutiérrez, José Francisco “Chepe Chico” Borgen Marín.

Enrique Gottel, Fabio Carnevalini, Rigoberto Cabezas Figueroa, Anselmo Hilario Rivas, Juan Ramón Avilés, Gabry Rivas, Salomón (Chilo) Barahona, Leonardo Lacayo Ocampo, Manolo Cuadra Vega, Hernán Robleto Huete, Adán Selva, Celio Humberto Barreto, Pedro Rafael Gutiérrez, Emigdio Suárez Sobalvarro.

JOSE CONSTANTINO GONZÁLEZ

Este año los periodistas homenajeados son: José Constantino González, César Vivas Rojas, Francisco Espinoza Rodríguez, Guillermo E. Arce, Manuel Díaz y Sotelo y Octavio García Quintero.

José Constantino González nació en 1884 y falleció en 1964. Viajó en 1920 a la Unión Soviética en compañía del peruano Juan Carlos Mariategui, estuvieron en Moscú. Fue expulsado de Nicaragua durante el gobierno del general Emiliano Chamorro Vargas, se asiló en El Salvador donde fue amigo de Farabundo Martí. Editó la revista El grito de la raza, haciendo campaña a favor de la lucha del general Augusto C. Sandino.

El 5 de junio de 1929, varios marinos de la fuerza de ocupación norteamericana, en estado de ebriedad, acompañado de prostitutas, profanan el Cementerio San Pedro. José Constantino González se encuentra en Frankfurt, Alemania, como representante del general Sandino, en el Segundo Congreso Mundial Antiimperialista, denuncia el hecho y logra sea condenado. Se desempeñó como secretario del general Sandino y lo acompañó en su viaje a México. Fue profesor de historia de Nicaragua de Rigoberto López Pérez.

SAR VIVAS ROJAS

César Vivas Rojas, nació en Masaya el 12 de julio de 1912 y falleció en Managua el 14 de enero de 1997. En sus años de estudiante fundó una publicación noticiosa y literaria bimensual, El Heraldo, con el dueño de la imprenta del mismo nombre, en Masaya y fue profesor en el Instituto de Varones, y luego en el Colegio Salesiano.

Se trasladó con su familia a Managua en 1942, y ese mismo año empezó a trabajar como reportero, y luego Jefe de Redacción y Subdirector del diario LA NOTICIA, de Managua, del que posteriormente, en 1959 fue director, hasta 1963. Fue uno de los fundadores y varias veces presidente de la Asociación de Reporteros de Managua.

Desde mediados de la década de los años sesenta se dedicó al radioperiodismo, produciendo, dirigiendo y presentando un telenoticiero en los primeros años de la televisión en Nicaragua. Dirigió radionoticieros en varias radiodifusoras de Managua, incluyendo Radio Continental y Radio Católica, con su conocido lema: “Soy Amigo de Platón, pero Más de la Verdad”.

Trabajó como redactor en el diario LA PRENSA de Managua, en la década de 1980. Fue director del diario LA TRIBUNA de Managua, a principios de los años noventa. Sobresaliente y muy escuchado comentarista y analista radial en Radio Corporación durante varios años, funciones a las que se dedicó hasta poco antes de fallecer en 1997.

Autor de Anecdotario Nicaragüense 1 & 2 (1970 y 1971). Es suya la célebre frase con la que cerraba sus comentarios radiales, (que es hoy de todos los católicos nicaragüenses que la repiten, y que también adorna la lápida de su sepultura en el Cementerio General de Managua): “NICARAGUA DE MARÍA; MARÍA DE NICARAGUA”. Don César Vivas Rojas dedicó más de sesenta años de su vida al periodismo escrito, hablado y televisado de Nicaragua. Fue el padre de monseñor Bosco Vivas Robelo actual Obispo de la Diócesis de León.

FRANCISCO ESPINOZA RODRÍGUEZ

Francisco Espinoza Rodríguez inició sus labores periodísticas en el Diario Moderno, fundado el 20 de julio de 1911 por el político y escritor liberal Andrés Largaespada. Era el más joven de los redactores, y fueron sus compañeros una pléyade de periodistas-escritores, entre los que se contaron Carlos A. Montalbán, Apolonio Palazio, Ramiro Bermúdez Alegría, Octavio Rivas Ortiz, Alfonso Narváez López y Gilberto C. Torres.

Un jefe militar norteamericano de Managua, el capitán Bruce, asesinó en la cárcel al periodista Anselmo Fletes Bolaños, y Francisco Espinoza Rodríguez se puso al frente de la condena y denuncia del asesino, por lo que fue encarcelado. Todos sus otros compañeros sufrieron, asimismo, represiones de los regímenes conservadores que habían traído a las tropas interventoras desde 1912, y del régimen somocista después. Del Diario Moderno, Espinoza Rodríguez pasó a trabajar a La Prensa, cuando fue su director Adolfo Ortega Díaz, prominente antiintervencionista.

En 1930, Francisco Rodríguez formó parte de la Liga de Periodistas fundada por el doctor Salvador Buitrago Díaz y por Juan Ramón Avilés, dos de los más conspicuos periodistas de su tiempo. Por iniciativa de Espinoza, la Liga fundó la primera y única Biblioteca que ha tenido el gremio, destruida por el terremoto de 1931 y jamás restituida. En los años cincuenta-sesenta, Francisco Espinoza escribía los editoriales de la emisora Ondas del Xolotlán, que le eran leídos por el colega Rodolfo Tapia Molina.

MANUEL DÍAZ Y SOTELO

Manuel Díaz y Sotelo nació en 1929 en Boaco, se presentó en 1955 a la redacción del diario Flecha, en Managua, portando como tarjeta de presentación un cáustico ensayo condenatorio del Tratado Chamorro-Bryan. La delgadez física de su cuerpo contrastaba diametralmente con la fortaleza de su patriotismo, expresado valientemente con una inclaudicable oposición a la dictadura somocista. A mí me lo presentó Carlos Fonseca Amador en el año 1955, en el Instituto Ramírez Goyena, desde entonces fuimos amigos.

En Flecha le fue acogida una columna diaria que tituló Trinchera, y desde ella volcaba su accionar crítico al régimen que oprimía a la Patria. Consiguió un espacio en la emisora La voz de la América Central, que sería una continuación hablada de sus implacables críticas antigubernamentales. En 1956, se le involucró en el ajusticiamiento de Anastasio Somoza García, por lo que fue capturado y confinado en el Norte del país.

A mediados de 1957 reanudó su columna en Flecha y sus comentarios en La Voz de la América Central denunciando los atropellos de que había sido víctima. Una tarde, un grupo de esbirros uniformados llegó a capturarlo en la emisora, sometiéndolo desde el momento de la captura a una continuada golpiza, rompiéndole a puñetazos el rostro. Luego fue conducido a los cuartos de tortura instalados en la Casa Presidencial, y durante diez días con sus noches padeció inerrables torturas, una de ellas, la extracción de las uñas de las manos y de los pies.

Una intensa campaña periodística que trascendió las fronteras obligó a los Somoza ponerlo en libertad. Al abandonar la cárcel no podía caminar y apenas podía ver. Los verdugos negaron en un comunicado emitido por la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia ser responsables de las torturas denunciadas por el joven periodista. Llevado a Casa Presidencial, Manuel denunció ante Luis Somoza al jefe de las torturas.

Unos meses después, Manuel fue expulsado a Costa Rica. En ese país, Díaz y Sotelo ingresó al Movimiento 26 de Julio, que en Cuba dirigía el comandante Fidel Castro, quien combatía a la dictadura de Fulgencio Batista. Triunfante la Revolución Cubana en 1959, Manuel Díaz y Sotelo fue invitado por el gobierno revolucionario de ese país a trasladarse a la isla. Allí organizó un grupo de combatientes que luego invadieron Nicaragua.

Varios días después de la invasión, Manuel se disponía a auxiliar a varios compañeros heridos y fue a buscar medicinas a un poblado cercano. Allí lo capturaron. Durante tres días lo tuvieron amarrado a un árbol, bajo el sol, sin proporcionarle agua ni alimento alguno. Díaz y Sotelo se negó siempre a declarar lo que los esbirros le exigían, y el 7 de agosto de 1959 lo asesinaron.

OCTAVIO GARCÍA QUINTERO

Octavio García Quintero, hijo de dos distinguidos maestros de educación don Octavio García Valery y doña Mercedes Quintero de García, ambos premiados en distintos años como Mejor Maestro de Nicaragua, nació en La Concepción, departamento de Masaya, el 17 de abril de 1928.

En 1945 viaja a Buenos Aires, República Argentina, donde se gradúa en Seguridad Social y trabaja en el Ministerio del Trabajo y Bienestar Social como cercano colaborador de doña Eva Perón, Primera Dama de la Nación e ídolo de la clase trabajadora.

Después del golpe de Estado al presidente Juan Domingo Perón, regresa a Nicaragua en 1955, y desde entonces trabaja dentro del periodismo nacional como jefe de Redacción del diario La Noticia; reportero de La Nueva Prensa; subdirector de La Prensa Gráfica; corrector de pruebas y redactor del diario La Prensa, jefe de Redacción y encargado de la Dirección de Novedades. Poeta y escritor destacado. Muere en Managua, el 6 de octubre de 1992.

GUILLERMO E. ARCE

Guillermo E. Arce nació en 1912 en la ciudad de Bluefields de nuestra Costa Atlántica. Cumplió su ciclo vital el 11 de diciembre de 1956, a los 44 años, después de haber residido y trabajado más de la mitad de su vida en Managua.

Su existencia fue corta, pero la vivió intensamente y con un magisterio excepcional, en los campos del periodismo y la cultura, fue no sólo un lector inteligente y voraz, sino un hombre hondamente preocupado por el mejor destino de su patria y de su pueblo.

Brillando con luz propia, con un talento que todos le reconocieron como periodista, trabajó en La Nueva Prensa, La Estrella de Nicaragua, El Heraldo, El Mundo, y, además, fundó las publicaciones Ya y Centro, esta última en sociedad con el notable escritor José Román.

Perteneció a la última generación del periodismo literario y bohemio que iluminó las páginas del diarismo nicaragüense de 1930 a 1960, compartiendo amistad y oficio con figuras tan destacadas como Manolo Cuadra, Emilio Quintana, José Francisco Borgen, Toño López, Francisco Espinoza, Alberto Medina, Ariel Luna Brenes, Gonzalo Rivas Novoa y otros.

También escribió el libro Si yo fuera dictador, cuya edición no alcanzó a ver por haber fallecido después de una brutal golpiza que unos matones le propinaron por encargo.

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