Primavera en el ISDEMU
Carta a mis compañeras en la lucha feminista.
Queridas compañeras:
Con una mezcla de ternura y tristeza he tenido conocimiento de las acciones que muchas de ustedes desde lo institucional l y/ o desde lo personal están realizado en rechazo a mi destitución del ISDEMU.
Digo ternura porque si bien, desde los acontecimientos que siguieron a mi decisión de suscribir el Consenso de Brasilia , estaba convencida que mi destitución solo era cuestión de coyuntura (como lo expresé en público y en privado a muchas de ustedes en varias ocasiones) , no me imaginé que este hecho anunciado y predecible iba a generar esta serie de manifestaciones de solidaridad a mi persona, a nivel nacional e internacional, que me han calado profundamente al punto de provocarme verdaderas “lágrimas de felicidad”.
Digo tristeza porque a raíz de este mismo hecho he visto aparecer los tan temidos “desencuentros entre mujeres” que tanto excitan y favorecen al patriarcado. Me apena que una decisión que sabíamos que ocurriría a medida que la agenda feminista se colocara en la agenda del ISDEMU, no sea aprovechada para plantear la estrategia a seguir para mantener la continuidad de los importantes cambios logrados en el ISDEMU en este período (Nueva Política Nacional de la Mujer, Monitoreo del Cumplimiento de Recomendaciones de Comités Internacionales, Compromisos con las Plataformas de Mujeres etc,) y en su lugar, este hecho se pueda estar convirtiendo en un nuevo motivo de dispersión del movimiento social de mujeres en su lucha contra el patriarcado.
Las mujeres que corremos con lobos (me permito utilizar el término acuñado por Clarissa Pinkola Estés) como ustedes y como yo, debemos aprender a reconocer y a conocer a nuestro depredador innato (el patriarcado), y a distinguirlo de otros personajes que CIRCUNSTANCIALMENTE se ven motivados u obligados a atacarnos, pero que al no ser parte de nuestro depredador principal (el patriarcado) pueden en ciertos momentos seguir siendo buenos aliados en nuestra lucha. Las mujeres que corremos con lobos debemos aprender a burlar y a escabullirnos de ambos tipos de atacantes – con astucia y elegancia- , pero teniendo cuidado de NUNCA HACERLE DAÑO A UNA DE LAS NUESTRAS, de nunca atacar en nuestra retirada a una de nuestras hermanas. Las mujeres que corremos con lobos debemos aprender que los procesos de cambios por los que luchamos no están basados en liderazgos individuales, ni en el culto a la personalidad de una hembra o de un macho alfa. Los procesos son colectivos, y todas deberíamos saber en qué momentos de estos procesos nos toca conducir y en cuales otros nos toca animar, acompañar o incluso, en cuales nuestra ausencia puede tener más impacto que nuestra presencia.
Es por ello que les hago un llamamiento a no perder la perspectiva del significado de mi gestión al frente del ISDEMU y de mi destitución del mismo. Es por ello que apelo a la SORORIDAD como el más valioso instrumento que tenemos las mujeres para no sucumbir frente al poder, el chantaje y las armas ideológicas del patriarcado.
Sin entrar en los detalles de este período – que analizaré y compartiré con ustedes a su debido tiempo- creo que el mejor calificativo que puedo darle a estos 18 meses transcurridos entre el 17 de junio de 2009 y el 23 de diciembre de 2010 es el de “PRIMAVERA EN EL ISDEMU”. Utilizo el término PRIMAVERA como una analogía con el término que suele otorgársele a ciertos períodos cortos e intensos de la historia de los pueblos en los que se cree posible alcanzar las utopías y hacer realidad los sueños de cambio de los oprimidos/as. ¿Recuerdan Francia en 1968 o la Primavera de Praga es ese mismo año? ¿O Nicaragua en 1979?
Por supuesto que no es mi intención hacer una apología de mi gestión en el ISDEMU, la cual probablemente tuvo más desaciertos que aciertos. Aunque no creo que coincidamos con muchas de ustedes, sobre cuáles fueron los primeros y cuáles fueron los segundos, ya que lo que a mí me parecen aciertos a muchas mujeres experimentadas en la política y en el feminismo les podrían parecen mis mayores desaciertos.
En efecto, mientras que algunas de ustedes podrían creer que mi principal desacierto fue no haber jugado con las reglas del patriarcado y de la política patriarcal; en lo personal, estoy convencida que mi principal acierto fue haber jugado con mis propias reglas y obligar al patriarcado a reaccionar y a defenderse. Y al haberlo obligado a defenderse, logramos poner sobre la mesa los temas que hasta entonces habían sido vetados de los debates públicos. ¿Quién no se ha dado cuenta que el debate sobre los efectos de las leyes restrictivas al aborto ya está en los agenda nacional pese a que es un debate proscrito por el patriarcado?.
Incluso mi decisión final de esperar a ser destituida en lugar optar por una salida más elegante o política (como presentar la renuncia) es un ejemplo de lo que se menciona en estos momentos como uno de mis mayores desaciertos en mi desempeño político. Dos mujeres experimentadas en el manejo político patriarcal me aconsejaron minutos antes de conocer mi destitución, que presentara mi renuncia como el acto más políticamente correcto que era posible en ese momento – en un caso para evitarme una humillación pública y en el segundo caso para no generar contradicciones entre el movimiento social y el gobierno -. Cuando supe que eso es lo que ellas harían en mi situación, supe inmediatamente que eso era lo que yo no debería hacer. No por capricho ni por obstinación, sino porque decidí hacer de esa destitución una oportunidad para avanzar en dos tareas pendientes y necesarias para la lucha feminista en El Salvador: 1) calibrar el grado real de la autonomía institucional de la que habla el artículo 1 de la Ley del ISDEMU y 2) actualizar el mapa de relaciones de poder patriarcal que el movimiento social de mujeres necesita para seguir adelante en su lucha. Por eso mi destitución debe servir para avanzar en estas dos tareas, no para generar divisiones entre mujeres, menos aún para repara egos heridos o magullados (aunque sea el mío). .
Debemos aprender que las victorias en esta lucha no están en el punto de llegada de un camino, sino que se logran en el camino mismo. Esas son las victorias que ganamos las mujeres en el largo plazo, mientras el poder patriarcal vive la ilusión de nuestra derrota en el corto plazo.
En una ocasión, Mahatma Gandhi describió su lucha contra Inglaterra de la siguiente manera: Primero te pasan por alto, después te ridiculizan, luego luchan contra ti y, finalmente, tú ganas.
Es un avance haber pasado de la indiferencia al ataque en estos 18 meses; ahora estamos más cerca de ganar las transformaciones que necesitamos las mujeres para lograr nuestra triple autonomía, en especial la autonomía de nuestros cuerpos.
Es por ello que coincido con Harriet Rubin cuando afirma que las mujeres avanzamos cuando luchamos con nuestras propias reglas y no con las que nos impone el patriarcado. Con mis propias reglas logré sacar al ISDEMU del anonimato y acercarlo territorialmente a las mujeres. Con mis propias reglas logré que muchos machistas vergonzantes (editorialistas, presentadores, analistas, académicos, etc.) que navegaban con bandera de humanistas, se quitaran su máscara y mostrarán su verdadero rostro a las mujeres. Con cada reacción contra mi persona y contra nuestra causa nos fortalecimos mientras ellos se debilitaban, ellos se quedaban atrás mientras nosotras avanzábamos. Mientras ellos se mantenían en el pasado y se burlaban de nuestra iniciativa de la eliminación de las cahiporristas y se regodeaban de la desautorización presidencial de esa medida, NOSOTRAS – sin negociar derechos, a plena luz del día y sin “encerronas” con los machos alfa – lográbamos dar un salto hacia adelante logrando lo impensable: la aprobación por unanimidad de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia que prohíbe TODAS las prácticas culturales sexistas, no solo la de las cachiporristas. El patriarcado apenas está comenzando a reaccionar de este golpe y a darse cuenta del terreno que ha perdido.
Por favor, no permitan que esta primavera pase sin recoger los frutos que solo en el verano es posible cosechar. Solo ustedes podrán prolongarla o sacar el provecho del trabajo (y del agotamiento personal y profesional) que me correspondió aportar en esta etapa. Mi tiempo en la lucha contra el patriarcado desde el ISDEMU llegó a su fin, pero ahora se inicia el tiempo de otras mujeres.
Por más que les parezca inconcebible en este momento mantener la presencia del movimiento de mujeres en la Junta Directiva del ISDEMU y/o continuar el diálogo y la coordinación con la nueva Dirección Ejecutiva , les aseguro que no solo es posible sino necesario para avanzar en nuestra lucha. ¿Cómo se puede crear la autonomía real del ISDEMU si no es constatando in situ su dependencia actual? ¿Cómo se puede evitar que se retroceda en la nueva Política Nacional de la Mujer si no están presentes para votar por ella? ¿Cómo se puede evitar retrocesos si no están allí para defender lo que avanzamos?
Les aseguró que la tarea será difícil más no imposible. He visto al patriarcado a los ojos y sobreviví para contarlo; confío que mi experiencia servirá para generar nuevos conocimientos y nuevas capacidades sobre cómo actúa y sobre cómo enfrentarlo. Ahora es el turno de ustedes, y me toca a mí ausentarme, curar mis heridas, sistematizar teóricamente lo que aprendí en la práctica, para poder seguir presente y aportando en esta lucha.
Julia Evelyn
San José Villanueva, 2 de enero de 2011.