«Que la sangre de Rafael Aguiñada Carranza no se haya derramado en vano…»

“Que la sangre de Rafael Aguiñada Carranza no se haya derramado en vano…”

Schafik Handal

SAN SALVADOR, 10 de octubre de 2006 (CEDEP) Recientemente como Iglesia Luterana Popular conmemoramos el 26 de septiembre con un Culto Ecuménico el 31 aniversario del asesinato del dirigente comunista y revolucionario salvadoreño Rafael Aguiñada Carranza. Estuvieron presentes su esposa Berta, su hija Dinora, sus nietas Itxchel y Citlali, amigos y compañeros de lucha.

A continuación presentamos fragmentos del discurso pronunciado por Schafik Jorge Handal como secretario general del Partido Comunista de El Salvador, PCS, durante el entierro en el Cementerio de los Ilustres en San Salvador de Rafael Aguiñada Carranza, en septiembre de 1975, ilustrado con fotografías del viaje que realizara a Cuba en abril de 1975, junto con parlamentarios del PDC y MNR, que son compartidas por su esposa Berta Deras.

“…Rafael Aguiñada Carranza, nuestro querido “Chele” cayó cobardemente abatido por la metralla de sus asesinos en medio de sus presurosos movimientos por cumplir sus obligaciones de dirigente obrero, celoso de no dejar para mañana las tareas de hoy…”

“El Chele Aguiñada estaba entregado con ardor y pasión a la tarea de construir la unidad sindical. Los trabajadores organizados de nuestro país saben bien que la unidad de su movimiento era el principal objetivo que él se había propuesto alcanzar, profundamente convencido como estaba de que solamente unido puede éste defender con eficacia los intereses actuales de los trabajadores, lograr su mejoramiento y aportar la contribución más decisiva a todo el pueblo salvadoreño en su histórica brega por instaurar un gobierno verdaderamente suyo…”

¡Solemnemente juramos aquí Rafael, que seguiremos tu empeño por unificar al movimiento obrero y por enlazarlo en una indisoluble alianza de hermanos con el movimiento campesino!

Ahora que hemos empezado a vivir tiempos muy difíciles en los que la lucha debe proseguir bajo el acecho de los asesinos ¡y proseguirá! bajo la amenaza constante de la represión contra las organizaciones populares y frente al peligro del zarpazo fascista contra la precaria vida constitucional del país y las endebles libertades democráticas, tenemos todos que aprender de la valentía, de la firmeza, de la indomable voluntad de lucha del compañero Rafael Aguiñada.

Uno de los mejores homenajes que podemos hacer a su memoria es precisamente este de asimilar su lección de valentía y firmeza, porque uno de los objetivos de sus asesinos es el de atemorizarnos, el de desmoralizarnos, el de atemorizar y desmoralizar a todo el movimiento obrero y popular.

¡Solemnemente juramos aquí, Rafael, que no nos dejaremos acobardar, que seremos indoblegables e implacables en la lucha contra los fascistas, que redoblaremos nuestra disciplina, nuestro trabajo y nuestra combatividad!

En marzo de 1974, Rafael Aguiñada Carranza fue electo diputado a la Asamblea Legislativa y allí cumplió sin estridencias, pero con firmeza, su cometido de insobornable político obrero revolucionario. Una y otra vez llegaron los trabajadores de la ciudad y el campo a la Asamblea Legislativa demandando solución a sus apremiantes problemas, buscando protección contra los desmanes patronales o gubernamentales y siempre encontraron en Rafael Aguiñada a uno de los más resueltos defensores suyos, siempre encontraron que su voz era la voz propia de ellos mismos.

El hecho de que Rafael fuera electo como diputado por la Unión Nacional Opositora (UNO) el agrupamiento más amplio de fuerzas populares en la historia del país, lo identificó desde un comienzo como un convencido partidario de la reunión de todas las fuerzas del progreso en un frente común de lucha, condición indispensable para alcanzar los objetivos democráticos, nacional liberadores y revolucionarios de la actual etapa de la historia de El Salvador.

Durante su desempeño en la Asamblea Legislativa, Rafael demostró en la práctica su fidelidad a esta orientación y supo distinguir encada momento, incluso dentro de las filas de los diputados del gobierno, a quienes están comprometidos hasta el tuétano con los fascistas y la reacción en general, de aquellos otros que, aunque obligados por su filiación política a sumar votos al lado de las peores causas, lo hacen contrariando sus propios deseos y sin agregar veneno de su parte; a aquellos que se muestran obcecados y empedernidos en el ataque a los interese de los trabajadores, de aquellos otros que están dispuestos a escuchar y dialogar, a condescender y coincidir; a aquellos que actúan por interés o encargo como reaccionarios recalcitrantes y malandrines, de los que en algo abren su mente a la consideración del pensamiento renovador cuyos aires soplan victoriosos sobre nuestro planeta.

Rafael Aguiñada Carranza insistió en la Asamblea Legislativa en distinguir entre los pocos militares comprometidos con la reacción y el imperialismo, que llevan adelante su misión entreguista y represiva, y aquellos otros que tienen en alta estima su profesión, que rechazan el que se les utilice como gendarmes y azotes contra su propio pueblo y aspiran a realizar junto a él una obra de liberación y transformación.

¡Nosotros juramos solemnemente aquí, Rafael, continuar files al empeño por dar una mayor contribución nuestra a la unidad más amplia de todas las fuerzas, organizaciones, grupos, y personas, civiles y militares, miembros o no de los partidos de oposición o del partido oficial, clérigos o laicos, cualquiera que sea el fundamento filosófico de sus ideas, que coincidamos en la necesidad de defender la libertad, los derechos políticos, sindicales e individuales y en la necesidad de cerrar el paso al fascismo!

Estamos convencidos, como lo estabas tu, Rafael, de que en el centro de esta amplia unidad democrática debe estar la unidad del movimiento obrero, su alianza con los campesinos y con los sectores más activos y organizados de las capas medias.

Los autores materiales de este crimen canallesco son integrantes de las bandas organizadas por los fascistas con la directa participación y apoyo de jefes de los cuerpos de seguridad, que les prestan sus agentes y recursos. Estas bandas asesinas están bajo la dirección de un organismo integrado por señores y señoritos que pertenecen a familias de grandes capitalistas, junto a militares enrolados por la CIA.

Un sector el gran capital de pensamiento político recalcitrante, la CIA, sus agentes extranjeros y los traidores nacidos en nuestro suelo que se han puesto a su servicio, son los promotores principales de esas bandas y de sus actividades terroristas. Ello son los autores verdaderos del cobarde y sucio asesinato de Rafael Aguiñada.

Las lamentaciones y condenas del coronel Molina contra la violencia “venga de donde venga” no se ven confirmadas en la práctica por el castigo de los asesinos “sean quienes sean.” Jorge Alberto Moran Cornejo, otro dirigente sindical, fue también asesinado el año pasado y las declaraciones de Molina fueron similares a la de hoy: se haría una investigación seria, se castigaría a los asesinos, etc. Un año más tarde esta claro que ni siquiera se intentó la prometida investigación y mucho menos el castigo de los asesinos. El coronel Molina sabe muy bien que nada hay que investigar, porque los asesinos están dentro de los mismos cuerpos de seguridad y que no se puede encargar la investigación de un crimen a quienes lo han cometido.

Todo el pueblo salvadoreño conoce a los asesinos: son los mismos que realizaron a sangre fría las atroces matanzas de La Cayetana, Tres Calles y el 30 de Julio, sin necesidad siquiera de esconderse y haciendo ostentación de sus uniformes y abuso de las armas de guerra… días muy duros ha comenzado a vivir El Salvador y debe saberse que los fascistas, responsables por esta situación, no entienden ni atienden llamamientos ni razonamientos y no desistirán por sí mimos de sus criminales propósitos. El único medio para detener a los fascistas es el de derrotarlos y establecer un gobierno democrático, genuinamente surgido del pueblo…

Serena, pero firme y resueltamente, emprendamos la batalla contra el fascismo, defendamos las organizaciones populares, a sus dirigentes y activistas, defendamos las precarias libertades y derechos constitucionales y preparémonos a conquistar el gobierno que anhela el pueblo salvadoreño.

¡Que la sangre de Rafael Aguiñada Carranza y la de los campesinos en La Cayetana y Tres calles y la de los estudiantes acribillados el 30 de julio no se haya derramado en vano!

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