SAN SALVADOR, 11 de diciembre de 2010 (SIEP) “Armando Herrera fue un intelectual comunista que dedicó su vida a luchar y escribir por la justicia, la democracia y el socialismo para nuestro pueblo…” expresó esta tarde el Lic. Roberto Pineda en Homenaje realizado en el Centro Cultural Nuestra América.
Armando Herrera falleció hace doce meses luego de cincuenta años de contribuir a las luchas populares desde las filas primero del Partido Comunista y luego del FMLN. Fue dirigente juvenil del FUAR, poeta y escritor, funcionario de la UES, activista de derechos humanos, periodista, y amante del jazz.
Agregó el Lic. Pineda que “nos encontramos con Armando, conocido como El Zarco, en el camino de la vida en diversas ocasiones. La primera vez que lo vi fue en el año de 1974 en el marco de una lucha que sostuvimos como estudiantes de secundaria organizados en AES, en contra del aumento al pasaje de buses de 10 a 15 centavos. Planificamos una gran movilización estudiantil y me correspondió sacar a las calles a los estudiantes del sur de la capital que incluía al Instituto Obrero José Celestino Castro. Llegamos y para mi sorpresa entramos sin problemas y directo a la dirección del centro escolar. Y ahí estaba Armando, era el Director, y nos pregunto que como iba la cosa y alegre por lo que estábamos haciendo. Quede sorprendido. Era un director totalmente diferente a los otros que eran o reaccionarios o temerosos…”
Luego nos encontramos en Managua, Nicaragua, corría el año 1982. Me acuerdo que una noche estaba sentado en una pequeña sala de una casa de seguridad del PCS y llegó y se sentó y empezamos a platicar. Trabajamos juntos en un proyecto periodístico llamado Noticias de El Salvador, NOTISAL, para divulgar los avances del proceso revolucionario conducido por el FMLN. Me acuerdo que vivía allá por el crucero, en la calle vieja a León. En ese entonces Brenny, Michelle y Armandito estaban chiquitos.
Luego nos encontramos en la UES, a principios de 1986. Y fuimos parte de la conducción política y administrativa. Era una situación de mucha tensión, con muchas capturas y vivir bajo estado de sitio. Y en esa situación tensa siempre nos tranquilizaba la serenidad del Zarco, su sentido del humor, una gran tranquilidad bajo las balas y las explosiones. Y por último nos encontramos en la Iglesia Luterana, trabajando esta vez en el área de Derechos Humanos.
El Zarco tuvo varios amores. Amó mucho a este pueblo, a la gente pobre, humilde, desamparada. Amó a su familia, a Norma, su compañera que fue asesinada por el ejército en noviembre del 89. A sus hijas e hijo. Amó mucho a la Universidad, a la UES. Cuando estaba intervenida en los años 80 él encabezó la campaña internacional por su reapertura, publicaba con Norma El Universitario.
Y amó mucho a Cuba, a la Revolución Cubana, que lo cautivó desde muy joven, desde el triunfo revolucionario en 1959. En las épocas de mayor represión de la dictadura militar, siempre levantó la bandera de la solidaridad con Cuba, en contra del bloqueo, por la libertad de los cinco héroes encarcelados, divulgando los logros de la revolución caribeña.
Ya El Zarco se nos adelantó, pero nos queda su recuerdo de intelectual comunista, y en las batallas que nuestro pueblo sigue librando por la democracia y el socialismo estará siempre presente. Nunca lo olvidaremos.