REVOLUCION, EMANCIPACION, SUJETO REVOLUCIONARIO

REVOLUCION, EMANCIPACION, SUJETO REVOLUCIONARIO
GUILLERMO ALMEYRA *
1. La larga guerra por etapas sucesivas en la que el capitalismo en general y, en particular, el gobierno imperialista de Estados Unidos, han hundido a la Humanidad se apoya en la utilización, con todos los medios, de una campaña de inteligencia, de desinformación e intoxicación de la opinión pública mundial, de imposición de elementos de fatalismo, de
resignación, de desmoralización. Estos son los instrumentos esenciales para la hegemonía política y cultural de los representantes políticos y administradores de los intereses del capital financiero mundial.
2. Dado que las resistencias nacen de la moral y la dignidad, de la conciencia sobre las afrentas sufridas durante siglos pero también de la esperanza, destruir la conciencia histórica, borrar el pasado, equivale a destruir la experiencia de las luchas que conformaron las identidades para poder desarmar así toda idea de cambio social y borrar el concepto
mismo de que “todo lo sólido se disuelve en el aire” y de que el futuro existe, no es una mera prolongación del presente, y puede ser construido por los seres humanos. El “pensamiento único” (I. Ramonet)1 acompaña de este modo la peregrina idea del fin de la historia (F.Fukuyama)2 para construir una subjetividad pasiva, propia de esclavos sin esperanza. Porque si el sistema actual fuese el único posible, si no existiesen alternativas para el mismo, si el futuro ya estuviera escrito por las 200 empresas que dominan el mundo y por sus agentes políticos ¿qué sentido tendría entonces resistir la destrucción de las soberanías y el apoderamiento de los recursos que pertenecen a los pueblos de los países dependientes?

3. En los medios académicos de todos los países capitalistas, incluso en los dependientes, esa campaña ha logrado resultados. La enseñanza de la historia pierde posiciones o se transforma en mera cronología o en el estudio de casos mucho más adecuados a la etnografía o la antropología con el argumento de que habría que escapar de los “metarelatos”, de la “ideología”, de la pretensión de analizar y comprender procesos,
devenires.3 Y el marxismo, en muchas países y en general, es dejado de lado, es considerado una antigualla.

4. De ahí el abandono teórico del conflicto entre las clases, que el marxismo retomó de los historiadores clásicos franceses y, por consiguiente, la eliminación ideológica de la posibilidad de revoluciones, la reducción del campo de la política y de los estudios políticos a las recetas para comprender algunos elementos sociológicos y etnográficos que permitan perpetuar la dominación (como los estudios de los comportamientos electorales o de la formación de liderazgos). Parte de este mismo proceso está constituida por el revisionismo histórico de historiadores formados en el stalinismo y que siguen confundiendo a éste con el comunismo, y por historiadores conservadores (Furet,4 Nolte,5 por ejemplo). El mismo pone en el mismo plano el nazifascismo y los intentos revolucionarios de cambiar la sociedad y elimina las filiaciones históricas y saca de su contexto al primero, escondiendo que es hijo legítimo del liberalismo y niega además que los segundos sean un desarrollo de
las corrientes democráticas del liberalismo y del humanismo.

5. Existe también un neorevisionismo que proviene en cambio de las filas del marxismo heterodoxo (Toni Negri,6 John Holloway7 son algunos de sus representantes más conspicuos). El mismo tiene distintas matrices teóricas (Foucault, Derrida, Baudrillard en el primer caso, un curioso Marx filosófico mezclado con el anarquismo, en el otro) pero coincide en prescindir del análisis de la lucha de clases y en suprimir, por consiguiente, la idea misma de revolución. Esta tendencia general (pues aunque coinciden en ideas fundamentales sus representantes tienen grandes diferencias entre sí) se lanza por la brecha abierta por los anteriores adioses al proletariado (Gorz)8 , por la teorización sobre los
“nuevos sujetos” (Touraine) y por la idea de que el trabajo9 no es ya un elemento esencial para la existencia del capitalismo (y que, por lo tanto, la ley del valor no explicaría nada, como sostienen Negri y Hardt).10

6. Los análisis de esos autores y de esas posiciones desbordan con mucho el limitado marco de una ponencia. Por eso me limitaré a anotar que ellos son, antes que nada, el fruto del repudio a una versión dogmática, eclesiástica, del marxismo, en el plano teórico, y del
horror ante el totalitarismo de la casta burocrática soviética que compartía los valores fundamentales del capitalismo pero presentaba como “socialismo real”, como “comunismo” un régimen que cerraba el camino a la emancipación humana y, en escala mundial, era una potente fuerza antisocialista. Una vez más hay gatos escaldados que huyen del agua fría y, en su retirada, se mezclan con quienes encuentran una buena oportunidad para retornar al hogar intelectual conservador del cual, en la anterior relación mundial de fuerzas, habían comenzado a alejarse. Como en el caso de algunos de ellos Holloway, por ejemplo es evidente la seriedad y la honestidad de su intento de encontrar nuevas vías que ahorren la siempre peligrosa revolución, es muy grande el eco de sus posiciones entre quienes quieren un cambio social profundo pero jamás han sido marxistas y siempre han rechazado la pobreza cultural, el dogmatismo y los graves errores políticos de quienes se presentaban
como ejemplos del marxismo ortodoxo. El amplio apoyo recibido por el Imperio de Negri-Hardt en Estados Unidos o el logrado por el reciente libro de Holloway en importantes sectores de la pequeñoburguesía movilizada en la Argentina son un ejemplo de esto.

7. Por consiguiente, se debe responder a algunas preguntas esenciales que se formulan millones de personas en todo el mundo: 1)¿el capital se ha independizado del trabajo?, 2)¿las transformaciones sociales y económicas introducidas por la mundialización dirigida por el capital financiero han modificado irreversiblemente el papel del trabajo y al propio
proletariado?, 3)¿hacen imposibles las revoluciones?, 4)¿ son posibles cambios sociales profundos que erosionen el poder y construyan simultáneamente un poder no capitalista hasta cambiar el régimen sin ruptura revolucionaria?, 5) si la alienación permea cada actitud de los dominados y explotados y los valores capitalistas forman parte del habitus 11 ¿es posible evitar la perpetuación y la reproducción de éstos y aquéllos mediante un cambio político revolucionario?, 6) ¿la revolución lleva acaso inevitablemente a la dominación de un grupo social o de una casta contrarrevolucionaria y conservadora e impide, por lo tanto,la emancipación?,12 7) ¿la revolución política da como resultado sólo regímenes que constituyen en realidad una modernización capitalista mediante la dictadura del aparato estatal como sucedió con las revoluciones coloniales?, 8) ¿ cómo combinar la lucha por la
liberación nacional con la lucha por la igualdad, contra los privilegios de los sectores revolucionarios nacionales, por la destrucción del Estado existente y la creación de otro tipo de Estado de transición hacia la abolición de las relaciones estatales mismas?, 9) ¿el“socialismo realizado” burocrático y totalitario resultante del fin de la Revolución Rusa es el “modelo” para el régimen postcapitalista?,10) ¿o el desarrollo de la ciencia, la cultura, los medios de comunicación y de información, las nuevas tecnologías permiten construir las bases del internacionalismo y de una ciudadanía universal rebasando los nacionalismos, los
localismos, las identidades falsas y excluyentes y oponer a la modernización y la modernidad capitalistas otra modernidad?.

8. Por supuesto, para dar siquiera una respuesta parcial a estas cuestiones se necesita un vasto y largo trabajo de equipo y, por lo tanto, me limitaré aquí a dar algunas opiniones muy generales, a escribir algunas notas al respecto dejando el trabajo teórico e histórico más
profundo para una elaboración posterior mía y de quienes se aboquen a esta tarea tan necesaria.

1. 1) EL SUPUESTO FIN DEL TRABAJO.
9. Es cierto que en los países industrializados la masa de trabajadores industriales se ha reducido proporcionalmente a la población y que la desocupación ha pasado a ser estructural y el proletariado industrial es una minoría, al igual que los campesinos, que son incluso muchos menos, con relación a los desempleados, a los funcionarios, a los
trabajadores de los servicios y a los marginados de la producción y de la sociedad (pero sin embargo totalmente integrados en el sistema y funcionales para el mismo).

10. Pero, en primer lugar, el capitalismo funciona a nivel mundial y no sólo en el estrecho marco del mercado nacional o del Estado-nación y, por consiguiente, extrae sus ganancias del plusvalor obtenido mundialmente que aumenta con tasas de explotación diferentes pues su dominación imperialista aprovecha los desniveles salariales resultantes de las distintas historias de los pueblos que oprime. Por lo tanto, el capital extrae riquezas de un proletariado mundial que ha crecido enormemente en número y que aún, en muchos países, no ha logrado una conciencia colectiva ni a nivel nacional ni mucho menos a nivel nacional. Además, más que en cualquier otra época de la historia, el capital explota no sólo
a los obreros industriales o artesanales sino al trabajador colectivo y de él extrae el plusvalor. Lejos de asistir al fin del trabajo estamos ante una ampliación mundial del número de trabajadores y asalariados y de la obtención de la plusvalía.

11. Otra cosa es la cuestión de la conciencia que ese trabajador colectivo pueda tener de su situación y de la comprensión de qué es el capitalismo que puedan tener los millones de campesinos sometidos al trabajo semiesclavo en las fábricas o como jornaleros agrícolas. Pero este problema también se planteaba en el siglo XIX, con la creación de la gran
industria. Si tomamos en cuenta los tiempos largos braudelianos para analizar la evolución del capital y de sus víctimas y antagonistas podremos ver las transformaciones introducidas por la mundialización sobre todo a partir de los años 1980 en otra perspectiva temporal. Eso ni consuela ni hace menos urgente la lucha por la liberación social, pero evita las
conclusiones impacientes y desesperadas.

2. 2) EL FIN DEL PROLETARIADO COMO SUJETO DEL CAMBIO REVOLUCIONARIO

12. Es cierto que cuando la desocupación es estructural, los trabajadores con empleo tienden a sentirse privilegiados y a tratar de mantener su situación, sin ponerla en riesgo (como sucede en los gremios industriales en la Argentina, por ejemplo, o en las maquilas mexicanas) y sólo se movilizan los que pertenecen a gremios estatales, con el trabajo
garantizado, o los que, en las grandes fábricas, como en Italia no sólo cuentan para movilizarse con su organización tradicional sino también con la conciencia del papel estratégico político y económico para el Estado de las empresas donde trabajan lo cual disminuye su conciencia del riesgo implícito en su acción y aumenta la de la posibilidad de obtener beneficios de la misma. Es cierto igualmente que cada vez más hay proletarios pero
no un proletariado relativamente homogéneo, al igual que hay campesinos pero no un campesinado. En efecto, crecen las diferencias económicas, sociales, culturales, que existen entre los distintos sectores trabajadores (en la industria trabajan desde los técnicos y los obreros calificados hasta la mano de obra semiesclava y descartable en cualquier momento
de las maquilas y los pequeños talleres en los países dependientes; en el campo están los campesinos propietarios, ricos, medios y pobres, pero también los colonos, los arrendatarios, los jornaleros sin tierra, los campesinos de subsistencia y los grupos étnicos). Es igualmente verdadero que las grandes migraciones bíblicas desde los países
dependientes hacia los metropolitanos y dentro de cada país desde las zonas deprimidas hacia las de mayor concentración de capital han roto la unidad étnica, cultural, nacional de las clases obreras y de las zonas urbanas, reducido la capacidad de resistencia (y de integración) de los propios inmigrantes, desarrollado el nacionalismo reaccionario, el
racismo y el localismo, componentes históricos muy fuertes de la identidad de los obreros y campesinos, en importantes sectores de las clases trabajadoras (un ejemplo es en Francia el electorado obrero de Jean-Marie Le Pen o, en menor medida, el de los fascistas de Acción Nacional italianos). Frente a un capital transnacional que tiene a todo el planeta como su campo de acción, las modificaciones sociales introducidas por la mundialización dirigida por el mismo han reforzado la fragmentación sobre bases nacionales o locales de las experiencias y movilizaciones de los trabajadores y el internacionalismo, aunque avanza, lo hace aún lentamente y en sectores reducidos, de mayor cultura y politización, que resisten mejor la despolitización y la reducción del nivel cultural que la actual mundialización conscientemente promueve. Al mismo tiempo, aunque los órganos de mediación esenciales para la mediación (aparato estatal, Iglesia, partidos y sindicatos burocratizados integrados
en el Estado) están en crisis en todo el mundo, el capital refuerza su hegemonía cultural, sobre todo en Europa, buena parte de Africa y toda América Latina, mediante el monopolio de los medios de des-información, constructores y afianzadores de sus valores políticos y sociales.

13. Ante el retroceso parcial de los obreros industriales en la escena política, habría que agregar lo siguiente. Los sectores que toman parcialmente su relevo (ecologistas,desocupados, luchadores por la liberación sexual, feministas e indígenas o campesinos) lo
hacen fuertemente influenciados por los métodos de lucha y las experiencias políticas del proletariado organizado y los desempleados han aprendido en la escuela del proletariado del cual forman un sector. Además, si bien estos movimientos sociales tienen gran peso
político, el peso específico del movimiento obrero organizado, derivado de su papel en la producción, es muy superior a su peso numérico relativo, como lo muestran las movilizaciones obreras (como las italianas) que sacuden al gobierno. Por último, aunque las reivindicaciones de todos los movimientos sociales son reformistas, teóricamente podrían ser compatibles con el sistema, éste no las puede soportar ni satisfacer pues la desigualdad,el desempleo estructural, la restricción de la democracia, la discriminación sexual forman parte esencial de su política. Por consiguiente, esas reformas por las cuales se lucha con métodos proletarios en los hechos resultan anticapitalistas, son intolerables para el capital y se convierten, por lo tanto, en “reformas revolucionarias”.

3. 3) ¿SON IMPOSIBLES LAS REVOLUCIONES? ¿ES IMPOSIBLE LA EMANCIPACIÓN?
14. Según quienes reputan imposibles y cosa del pasado las revoluciones, el que ningún movimiento social se plantee un cambio radical de sistema y que todas las luchas actuales sean por reformas al mismo (empezando por los que oponen otra mundialización, pero basada sólo en impuestos al capital especulativo, en reformas agrarias, en el no pago de la deuda externa pero sin cambiar la economía ni la propiedad, y en un aumento del papel del Estado-nación) eliminaría el papel subjetivo como factor revolucionario y haría imposible o propia de un puñado de iluminados la persecución de la Utopía. Sin embargo, las revoluciones sociales no son el resultado sólo de las ideas o de la existencia de revolucionarios que las preveen, las desean, las preparan. Las revoluciones son preparadas
por las injusticias y las desigualdades y por la intolerabilidad del régimen para las mayorías. Y todos esos factores aumentan diariamente y educan sobre qué es el capitalismo a centenares de millones de personas incluso en los países imperialistas. Es la explotación y la brutalidad ciega de las clases dominantes la que empuja a la revolución a quienes demandan reformas sin poderlas obtener (como lo demuestra la dinámica de la Revolución Francesa, de la mexicana- 1910-1920-, de las dos revoluciones rusas-1905 y 1917-, de las tres revoluciones chinas 1910,1927,1945, la iraní, la etíope o la afgana). Las revoluciones se producen porque la gente es conservadora, busca reformas dentro del sistema y éste se encarga de desilusionarla y de enseñarle que no puede ser reformado. La Utopía, la
esperanza, incluso el milenarismo en los pueblos con tradiciones religiosas de masa son sólo el aceite en los engranajes de la máquina, pero ésta la construyen la explotación y la opresión. Los argumentos sobre la imposibilidad de la Revolución parten de un análisis falso sobre qué es ésta y cómo se produce.

15. En realidad, ellos se dirigen más bien a mostrar las dificultades que hacen que la revolución – ese rarísimo proceso objetivo-subjetivo- no sea sinónimo de emancipación -la cual es un proceso fundamentalmente subjetivo, de construcción de una conciencia colectiva. Porque, como lo demuestra la historia de las múltiples revoluciones desde la
Francesa, ninguna de ellas llevó a la Emancipación y, salvo la Francesa y la Rusa en sus primeros años, ni siquiera se planteó ese objetivo. La degeneración del proceso revolucionario que permite que se instaure una capa conservadora y contrarrevolucionaria en el poder no es un rasgo exclusivo y característico de las revoluciones, algo que las haría
no deseables y peligrosas. Es propia, en cambio, de la fase actual de construcción del ser humano, la cual se lleva a cabo no individualmente sino en la construcción de la sociedad. La revolución, por lo tanto, puede aspirar a la igualdad pero esa aspiración no se concreta porque no sólo existe la división entre trabajo manual e intelectual, que da un papel
esencial y poder frente a los trabajadores comunes a quienes saben leer y escribir o son “especialistas”, sino que también existen diferentes culturas, en diferentes sectores de clase (a eso se refería Lenin cuando, tomando el ejemplo chino donde los mandarines conquistados habían impuesto su cultura a sus conquistadores, hablaba de la incultura de los revolucionarios rusos y de su sumisión a los usos, valores y costumbres de los funcionarios zaristas).13 Por consiguiente, cuanto más atrasado y rural sea un país en revolución y cuanto más aislado esté, más lento y difícil será el proceso de lucha contra las desigualdades y la miseria física, material y cultural, más fuerte será su burocratización, más dificultad habrá para informar a todos y facilitar su participación.14 Pero para la
degeneración de las revoluciones no cuentan sólo las bases para la burocratización funcional (o sea, el bajo nivel de cultura, el alto índice de analfabetismo, etc) sino que también es decisiva la burocratización resultante del factor subjetivo (la falta de tradiciones democráticas en el país y entre los revolucionarios, la visión verticalista y decisionista de
los cuadros, su concepción vanguardista y mesiánica del propio papel, las tradiciones sociales campesinas propensas a aceptar Líderes o Caudillos y a no darle valor al pensamiento crítico, el antiintelectualismo que en las sociedades de fuerte influencia campesina acompaña la idealización casi religiosa de la supuesta sabiduría innata del Jefe). Porque la emancipación es un proceso lento, cuyas bases son internacionales y no locales o nacionales, pero que requiere una educación permanente en la democracia de base, en el protagonismo político y crítico de los trabajadores. Estos deben poder controlar y seleccionar o remozar a su dirección con su acción colectiva y gracias al aumento de su cultura y de su información resultante de la revolución. Información sobre todo, completa y
transparente, sobre las debilidades y los recursos, que ponga al mundo al alcance de todos en cada hogar o centro de trabajo, pluralismo político y organizativo pues los trabajadores no son homogéneos ni hay una supuesta Vanguardia eterna autonombrada y por eso pueden
haber diversas tendencias y partidos. También es indispensable el desarrollo del pensamiento crítico y del control sobre el aparato del Estado y la separación entre éste y el partido (que tiene otras perspectivas y fines). Esas son algunas de las precondiciones del combate contra las bases “funcionales” (la escasez, el aislamiento, etc) de la burocratización. Pero también están las bases subjetivas pues la burocratización de las
revoluciones rusa y china o de las revoluciones coloniales y el surgimiento en ellas de castas o grupos imitadores de la burguesía mundial se debió en muy gran medida a la visión de sí mismos como Salvadores de sus pueblos y Representantes Históricos de los Oprimidos que compartían tanto los guerilleros no stalinistas africanos o latinoamericanos
como los partidos comunistas, incluso en su fase revolucionaria, leninista, en Rusia. Y, por supuesto, a su idea peregrina, ya presente en el Manifiesto Comunista aunque después modificada por Marx, de que el poder no es una relación social ni está en todo lo social sino que es una cosa que se “toma”, un aparato que puede hacer funcionar, tal cual, pero en servicio “del pueblo” el que del mismo se apodera. En una palabra: bastaría poner “arriba los de abajo”, como decían erróneamente en su propaganda electoral los trotskistas mexicanos.

4. 4) ¿ES POSIBLECAMBIAR EL MUNDO SIN TOMAR EL PODER”?
16. “Cambiar el mundo” no quiere decir nada: la demografía o los desastres ecológicos lo cambian continuamente. En realidad, lo que los teóricos del zapatismo15 (o, mejor dicho, los que el zapatismo acepta tácitamente como tales) quieren en realidad abordar es el hecho
de que el poder está en todas las relaciones e incluso en la visión alienada de las cosas y, por lo tanto, la simple “toma” del “poder” (del aparato de Estado, del gobierno) reproduce el poder si no se lo intenta desplazar, simultáneamente, de la cultura y de las relaciones
sociales. Ellos, sin embargo, rechazan la construcción de relaciones de poder dual o doble poder porque, sostienen, es poder, reproduce el poder. De modo que cierran el camino al aprendizaje de la independencia y a la construcción gradual de elementos de contrapoder a partir de los cuales empezar a cambiar, si no “el mundo”, al menos algunas partes de él.
Para estos teóricos del todo o nada, muy influenciados por el neonarquismo y temerosos del poder implícito en todo partido u organización, el eje de la acción pasa por la renovación ética de la Humanidad que, en las actuales condiciones de miseria material y cultural y de opresión, es imposible sin radicales transformaciones políticas y sociales. En su moralismo no ven que el egoísmo va unido al altruísmo y puede ser motor de los cambios.16

5. 5)¿LOS ALIENADOS PUEDEN LUCHAR A PESAR DE ESO CONTRA LA ALIENACIÓN Y EL FETICHISMO?
17. Por supuesto, todos “somos hijos de nuestro tiempo” y sufrimos los efectos, en mayor o menor grado, de la alienación, del fetichismo. Pero no somos sólo objeto de los mismos: también somos sujetos en construcción y deconstrucción permanente. No podría haber habido
18. cambio alguno si no hubiesen existido y si no existiesen quienes, remando contracorriente, lo hayan promovido y lo promuevan. No somos meros receptores de las ideas dominantes: el pensamiento crítico las cuestiona y erosiona, sin poder eliminarlas por completo. Subsiste así lo viejo en lo nuevo y en la revolución hay peligros de involución y
degeneración. “Lo que no se reconquista todos los días no puede afirmarse”. La lucha contra la dominación, contra los valores de las clases dominantes, va mucho más allá, en el tiempo, de la derrota de éstas.

6. 6) ¿LA REVOLUCIÓN “SOCIALISTA” EN RUSIA Y CHINA O EN LOS PAÍSES COLONIALES FUE, EN REALIDAD, EL MODO LOCAL DE UNIFICAR ESOS PAÍSES Y DE MODERNIZARLOS E INTEGRARLOS
EN EL SISTEMA CAPITALISTA?
19. Dada la imposibilidad del socialismo en un solo país, por grande que sea éste, los Estados no capitalistas siempre estuvieron en el mercado mundial capitalista, donde competían con los países industrializados. Precisamente la imposibilidad técnica de mantener tal competencia sin democracia ni consenso provocó el derrumbe- sin disparar un tiro- de la burocracia soviética y de sus sirvientes-clientes en Europa Oriental y provoca las grandes y peligrosas transformaciones actuales en China o Vietnam. Pero en Rusia hubo una revolución, que fue libertaria hasta 1924, cuando desaparecieron el pluralismo político, la democracia dentro del partido, los soviets, la independencia de las organizaciones de los
trabajadores. En ese período las masas participaron en ella, fueron protagonistas, con gran creatividad y heroismo. En China, en cambio no hubo revolución sino una guerra civil. Simplemente el aparato militar, que al mismo tiempo era el Partido Comunista stalinista17, ocupó el poder estatal conduciendo un vasto movimiento de liberación nacional sin que
hubieran movimientos independientes obreros ni tampoco campesinos. En los otros países “socialistas” (con la excepción de Yugoslavia, que tuvo una real revolución a la vez nacional y social pero dirigida por el partido más fiel al stalinismo a escala mundial: recuérdese el papel de Tito en el Cominform) no hubo revolución (ni por consiguiente emancipación) ya que el poder capitalista fue primeramente mantenido por Stalin hasta que
vino la guerra fría y después destruido en forma burocrático-militar con la ayuda del ejército soviético y prácticamente sin participación o preparación alguna de las masas. Los valores de los gobernantes eran capitalistas y esos países de modernizaron en una relación con el mercado capitalista mediada por el control burocrático soviético.18

7. 7-¿CÓMO COMBINAR LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN NACIONAL CON LA LUCHA POR LA IGUALDAD, CONTRA LOS PRIVILEGIOS DENTRO DE LA REVOLUCIÓN Y POR LA CREACIÓN DE UN ESTADO DE TRANSICIÓN NO BUROCRÁTICO EN LA VÍA HACIA LA ABOLICIÓN DE LAS RELACIONES
ESTATALES MISMAS?
20. En general, la izquierda mundial está muy atrasada en la discusión sobre la democracia, lo cual da espacio y alas a la prédica de liberales como J. Rawls. Sin embargo, ¿cómo crear las bases para la emancipación eludiendo este problema crucial?,¿ y cómo hacerlo si la izquierda milita por la defensa de las identidades de los pueblos oprimidos sin, al mismo tiempo, luchar por una identidad común superior que, precisamente, al anular la identidad específica del obrero (su localismo, su pragmatismo, su chauvinismo, su economicismo) o la del indígena campesino (su nacionalismo, el funcionamiento antidemocrático de sus comunidades, su posición frente a la mujer, su conservadurismo) supere esas identidades impuestas por la Historia y por el capitalismo y construya sobre la
base de ellas e incluso de su defensa una identidad superior, colectiva, internacionalista, universalista, humanista., la unidad en el respeto de las diversidades?.

21. También está atrasada en la discusión de la cuestión del poder, sobre todo porque buena parte de la izquierda, socialdemócrata, stalinista o revolucionaria, ha sido y es estatalista y cree en la posibilidad de acabar con la dominación (y, por lo tanto, de crear las condiciones para la emancipación) utilizando meramente el aparato estatal que, por supuesto, tendría prioridad sobre la formación crítica antiestatalista de los ciudadanos.

22. Se habla de autogestión, pero atribuyéndole un contenido que la anula: en la autogestión argelina, posterior a la Liberación, por ejemplo, los trabajadores tenían sólo algunos derechos, sobre todo en el nombramiento de los directores y en el control del proceso de
trabajo pero, en primer lugar, dependían del verticalismo decisionista del partido, que establecía qué debían hacer y cómo y, en segundo lugar, eran islas en un mundo donde imperaban las relaciones tradicionales, desde la disciplina tribal hasta la disciplina capitalista. En Yugoslavia la autogestión19 se ejercía en el marco de un partido único y
sobre la base nacional de las respectivas Repúblicas, con su burocracia, y no incluía la discusión de la política económica o de la política internacional: era una autogestión trunca,mutilada.

23. Los movimientos sociales en Argentina también hablan, por ejemplo, de autogestión, pero en el marco de programas limitados- que en demuestran sobre todo capacidad de autoorganización- pero que están determinados, en sus insumos y en su mercado, por el entorno capitalista. Lo mismo hacen las comunidades indígenas mexicanas, que sin
embargo venden su café (la mayor parte de sus ingresos) o su mano de obra sin poder planificar su producción a nivel regional y satisfacer sus necesidades (de cultura, sanidad, vialidad, etc). La misma confusión se plantea, en el caso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, con el término autodeterminación. El reclamo de ésta en
los Acuerdos de San Andrés sólo para las comunidades indígenas (y no también para éstas, pero en el marco de la autonomía generalizada para todos) hace correr el peligro de considerar a dichas comunidades ghettos, encerrados en el atraso y la miseria y, además, preñados de exclusión. Porque si una comunidad es pluriétnica y pluricultural ¿el tojolobal
será autónomo frente al tzotzil, éste frente al chol. y todos frente a los mestizos, se excluirán mutuamente de las asambleas donde se adoptan las decisiones en lenguas que no son las suyas? ¿Y qué autonomía podrán tener essos ghettos si dependen, por ejemplo, de una región o de una cuenca, desde el punto de vista ecológico, de los recursos, del
comercio? Ahora bien: o la autodeterminación, elemento fundamental de la democracia, es para cada municipio (y, por consiguiente, para las diferentes comunidades pluri o monoétnicas que lo constituyen) o no habrá autodeterminación.

24. Autogestión y autodeterminación son las bases de la democracia y de la creación de un Estado de transición que organice la sociedad y planifique los recursos, al mismo tiempo que cree poder, desde abajo, en el ejercicio cotidiano y no burocrático del poder. Los zapatistas tienen el mérito de hablar de ambas, pero confusamente y en realidad tienen
dos ejes en su argumentación política: uno es la vieja consigna de todas las comunidades campesinas del mundo: “mandar obedeciendo”. Es decir, la democracia directa local comunitaria (que puede tener las clásicas deformaciones: poder de los más viejos, exclusión del poder de las mujeres, etc). Otra, más particular, es que se rehúsan a “tomar el poder” e incluso a luchas por el mismo, prefiriendo, al estilo de Jesús de Nazareth, el largo proceso de construcción de relaciones no enajenadas entre las personas, independientemente de la opresión del poder existente. Pero eso equivale a no comprender que todos, incluso los que
luchan contra el fetichismo del cual habla Marx, estamos inmersos en el mismo, somos sus víctimas y que no existe un grupo puro que pueda mostrar una vía no enajenada. El pensamiento de Foucault sobre el poder, cuya esencia comparten, es paralizante,individualista. El poder sobre las personas se reduce luchando contra el poder estatal capitalista y todas sus derivaciones culturales y económicas aunque en esa lucha se
reconstruyan elementos de lo que se desea destruir. Porque la revolución no es un acontecimiento sino un largo proceso que se agudiza después de la destrucción del capitalismo y que tiene como principal característica cambiar profundamente a quienes la hacen. La simple resistencia, en cambio, defiende y reproduce el pasado, pero no lo utiliza como ariete para cambiar el presente y construir el futuro.

25. El EZLN, en la práctica, muestra esas limitaciones: no discute ni llama a discutir la
experiencia mundial como, por ejemplo, la lucha contra la guerra, la experiencia de los
indígenas ecuatorianos y bolivianos, la relación entre la acción en las instituciones y las
movilizaciones para presentar otro proyecto de país. La desafortunada y larguísima
correspondencia del subcomandante Marcos no puede haber sido discutida ni siquiera por
un grupo pequeño y demuestra un verticalismo político marcado.20 Hay una enorme
movilización campesina en México y el EZLN calla y se mantiene al margen aunque su
base es campesina indígena y es la más afectada por la pólítica del capital. Teme en realidad
la capitalización de las luchas sociales por el centroizquierda, reformista e institucionalista,
pero no disputa la hegemonía con propuestas e iniciativas mejores sino que mantiene el
clásico “apoliticismo” del mundo indígena, o sea su pasividad, su localismo, su falta de
proyecto nacional.
26. El zapatismo, en México, es muy importante desde el punto de vista político y social,
pero no tiene nada que ofrecer, teóricamente, ni allí ni en el resto del mundo ya que,
aunque hace política con sus luchas, rechaza el concepto mismo de la política tal como los
anarquistas y hace así, de hecho, la política del poder del Estado. Por otra parte, rechaza las
experiencias del Movimiento de los Sin Tierra brasileño, del Movimiento al Socialismo
boliviano, del Pachakutik ecuatoriano o de las asambleas populares argentinas pues
considera que reproducen el poder al crear una dualidad de poderes.
8. ALGUNAS CUESTIONES IMPORTANTES:
27. Para la construcción del sujeto revolucionario es indispensable partir de las
modificaciones introducidas por la mundialización (dirigida por el capital financiero
internacional) en la interdependencia de los países en el mercado mundial, en la
modificación del papel del Estado-nación (muy reducido en sus posibilidades), en la
cultura, la visión de sí mismos y las aspiraciones debido a las modificaciones en los medios
de comunicación y al monopolio capitalista de los mismos. Es indispensable igualmente ver
las grandes migraciones y las transformaciones demográficas, las transformaciones en la
composición de las clases por su diferenciación y por el desempleo estructural masivo. Hay
un proceso acelerado de deconstrucción y reconstrucción de las clases, las naciones, el
territorio. Baste pensar al hecho de que la mano de obra inmigrada, en los países
industrializados, representa cerca del 30 por ciento de la PEA y carece de derechos. El
trabajador colectivo, sujeto fundamental del cambio revolucionario, se forma en este
proceso inacabado y cambiante.
28. La política se hace en el territorio y en la relación de clases local. La necesidad del
capital de mantener formalmente los Estados para realizar sus ganancias aprovechando las
diferencias salariales y la transformación del Estado asistencial en Estado de
competencia,21 hace que la política, refugiada en el territorio, encare a un Estado
debilitado, con muy escasos consenso. Mientras tanto, el capital financiero expropia el
campo de lo político y de la política, al adoptar las decisiones fundamentales fuera de las
instituciones de mediación política de los Estados y vaciar la política de contenido,
transformándola en mera discusión sobre el reparto, dentro del sistema, de las migajas del
poder y del presupuesto Por lo tanto todo se torna político y se dirige directamente contra el
Estado22 , como lo muestran las asambleas populares argentinas o lo movimientos
REVOLUCION, EMANCIPACIÓN…..Guillermo Almería 28 mar 03
11
indígenas sudamericanos. Esos movimientos no desdeñan la legalidad ni las instituciones
pero no se subordinan a ellas. Su problema es su fragmentación y la enorme dificultad que
tienen para plantear otro proyecto de nación, socializar sus luchas, sacar las conclusiones
teóricas de las mismas. Sin embargo, hay que partir de esas movilizaciones para ayudarlas
a trascender y a salir de lo local, construyendo al mismo tiempo, en el territorio, bases de
democracia y ejemplos concretos de autoorganización en la lucha por la autogestión social
generalizada y por la construcción de gérmenes de nuevas relaciones estatales en la lucha
contra las imposiciones del Estado central, al servicio del capital financiero internacional.
29. Otro aspecto fundamental es el de la lucha por la hegemonía cultural, que hoy está en
manos del capital. Sectores importantes de la izquierda social- disubbidienti italianos,
asambleas populares argentinas, por ejemplo- rechazan aspectos fundamentales de la
dominación (el papel del Parlamento, de los partidos, la democracia representativa en
general) pero no disputan al capital en el terreno teórico una alternativa, que aparece
imprecisa. Por ejemplo ¿cuál será el papel del mercado en la fase de transición
postcapitalista? ¿qué tipo de democracia -directa combinada con representativa utilizando
el control cibernético, por ejemplo, u otra? ¿cómo hacerla posible a medio plazo
extendiendo la cultura, la información, la capacidad de romper el aislamiento? ¿cómo
preservar culturas e identidades rompiendo, al mismo tiempo, con el carácter excluyente de
las mismas para lograr nuevas identidades superiores (como en parte hacen lo indios, que
no se ven ya sólo como quechuas o aymaras sino indígenas y pobres)? ¿ cómo defender el
multiculturalismo sin aceptar todos los usos y costumbres que son violatorios de los
derechos humanos, sobre todo de las mujeres y ayudar a defender pero también a
transformar las tradiciones, base de las culturas? En una parte de la izquierda, sobre todo
argentina (José Nun, por ejemplo) se busca redescubrir el nacionalismo como aglutinante de
la unidad nacional, cuando las llamadas “burguesías nacionales” han sufrido golpes
decisivos. Otros hablan de que el nacionalismo ha sido el motor del desarrollo capitalista:
¿cómo separar en el campo teórico el nacionalismo agresivo de Estados Unidos, que le da
consenso de masas a establishment de ese país del nacionalismo antimperialista de los
oprimidos y de los diferentes nacionalismos que marcan a éstos, incluidos los obreros, si
una de las motivaciones más fuertes de las luchas y los cambios es, precisamente, la
respuesta nacionalista al imperialismo?
30. Hay equipos de intelectuales críticos que estudian, por ejemplo, la mundialización y sus
efectos, o los posibles efectos del ALCA pero ¿los hay que junten sus esfuerzos en la
discusión de estos problemas o sobre el fundamentalismo? ¿que estudien la posibilidad de
utilizar los inmensos desarrollos de la tecnología no para hundir al mundo en la barbarie
tecnologizada sino para ayudar a liberarlo de la necesidad? ¿Hay una batalla ideológica a
largo plazo y generalizada contra la hegemonía cultural del capital?
31. Ese, a mi juicio, es el reto inmediato y la realización de Congresos como éste ayudan a
avanzar en ese camino.
México, DF, 23 de febrero del 2003
REVOLUCION, EMANCIPACIÓN…..Guillermo Almería 28 mar 03
12
9. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:
Almeyra, Guillermo, “Lo político y la política en la mundialización”, en Redefinir lo
político, UAM-X, 2002, México.
Ibidem, “Autonomía, autodeterminación, autogestión, unidad nacional” en Viento del
Sur nº9, Primavera de 1997, México.
Ibidem, “Autodeterminación y democracia, nacionalismos y mundialización” en
Viento del Sur nº 15, junio de 1999, México.
Ibidem, críticas al zapatismo en La Jornada del 17-1, 4-11, 1º-12, 15-12 del 2002 y 5-1, 2-
2, 9-2 y 16-2 del 2003, todas las cuales quedaron sin respuesta.
Fukuyama, FrancisEl fin de la historia..
Furet, François, Le Passé d’ una illusion-Essai sur l’ idée communiste au XXème siécle,
París, Robert Lafont/Calmann Lévy, 1995.
Gorz, André, Adieu au prolétariat.
Hardt, Michael (y Toni Negri), Empire, Harvard University Press, Cambridge,
EEUU, 2000.
Hirsch, Joachim, El Estado Nacional de Com petencia. Estado, democracia y política en
el capitalismo global, UAM-X, México, 2002.
Holloway, John, Cómo cambiar el mundo sin tomar el poder, Buenos Aires,
Herramienta/Universidad Autónoma de Puebla, 2002. Ver igualmente la crítica de
G.Almeyra “El dificultoso asalto al no cielo” en Memoria, marzo 2003 México.
Lew, Roland, La Révolution sans Emancipation, Actuel Marx, París/Bruselas 1998.
Racovsky, Christian, Los peligros profesionales del poder.
Revelli, Marco, “Crisis del Estado-nación, territorio, nuevas formas de conflicto y de
socialidad” en Viento deol Sur nº 11, invierno 1997, México.
Rifkin, Jeremy, El fin del trabajo
Trotsky, León, La révolution trahie,París, Editions de Minuit, 1969.
10. RESUMEN
Este trabajo intenta recorrer someramente los principales problemas que en mundo actual, a
la vez ponen en el orden del día y dificultan la revolución social y la diferencia que existe
entre la revolución y la emancipación.
Igualmente busca analizar las características de los movimientos sociales, como el
zapatismo mexicano o los de Argentina, que piensan poder evitarse el trauma
revolucionario logrando una transformación gradual de las conciencias que eroda el poder
del capital.
También plantea la necesidad, para el marxismo en América Latina, de discutir algunos
problemas teóricos fundamentales del mundo contemporáneo para escapar de una visión
anquilosada del marxismo.
REVOLUCION, EMANCIPACIÓN…..Guillermo Almería 28 mar 03
13

  • Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco y

de la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del Servicio Nacional de
Investigadores (nivel II), Doctor en Ciencias Políticas (París VIII) y Maestro en Historia
por la misma Universidad. Autor, entre otros libros, de Etica y rebelión (a 150 años del
Manifiesto Comunista) y Che Guevara, el pensamiento rebelde, (ambos libros de Editorial
La Jornada, México, el último de los cuales con 20 ediciones en Datanews, Roma).
Notas
1 Le Monde Diplomatique
2 Francis Fukuyama, El fin de la Historia
3Ver, por ejemplo, K.Popper
4 François Furet, Le Pasé d’une illusion-Essai sur l’ idée communiste au XXème siècle, París, Robert
Lafont/Calmann Lévy, 1995, 580 páginas (hay traducciones en varias lenguas).
5 Ver la polémica entre los historiadores alemanes sobre El pasado que no pasa.
6 Ver Empire, Toni Negri, Michael Hardt, Harvard University Press, Cambridge, 2000.
7 Ver Cómo cambiar el mundo sin tomar el poder , de John Holloway (2002, Buenos Aires, Herramienta-
Universidad Autónoma de Puebla) y la crítica a dicha obra de quien esto escribe (El dificultoso asalto al no
cielo , revista Memoria, febrero del 2003, México y en la revista web española Rebelión )
8 André Gorz, Adieu au proletáriat.
9 Ver Jeremy Rifkin, El fin del trabajo entre otros.
10 Negri-Hardt, op.cit.
11 Según el aporte de Pierre Bourdieu.
12 Ver Roland Lew , Révolution sans émancipation, Actuel Marx, París-Bruselas 1998 sobre la revolución sin
emancipación en China.
13 A eso se refiere también Christian Rakovsky, fundador del Partido Comunista Rumano y del PC de
Ukrainia, asesinado posteriormente por Stalin, cuando escribió Los peligros profesionales del poder.
14 Conservan toda su validez los escritos de Trotsky contra la burocracia y el stalinismo que teorizaban la
supuesta posibilidad de construir el socialismo en un solo país
15 Ver al respecto el libro de John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder,2002, Buenos Aires,
Herramienta-Universidad Autónoma de Puebla que tanto el subcomandante Marcos del EZLN como el primer
número de la revista Rebeldía, del Frente Zapatista de Liberación Nacional, citan como referente.
16 Ver la crítica al libro de Holloway (“El dificultoso asalto al no cielo”) en Guillermo Almeyra en la revista
Memoria de febrero del 2003, México, art. ya citado.
17 Sólo con N. Jruschiov en el poder en la URSS Mao rompió con ésta, pero lo hizo en nombre de la
ortodoxia stalinista con la que rompió posteriormente de modo gradual.
18 Eso explica la facilidad con la que ideolólogos del “marxismo-leninismo” oficial y miembros del Buró
Político del PCUS, como Gorbachiov o Yeltsin, se transformaron de inmediato en vendedor de Pizza Hut, el
primero, y en hombre de la mafia, el segundo y su entorno.
19 Ver al respecto G. Almeyra, “Autonomía, autodeterminación, autogestión, unidad nacional” en Viento del
Sur nº 9, Primavera de 1997 . También “Autodeterminación y democracia, nacionalismos y mundialización”
en Viento del Sur nº15, junio de 1999, México
20 Ver las críticas del autor en La Jornada, “Holloway y algunas cuestiones importantes” (17-1-2002) “El
deber, el silencio y la alternativa”(4-11,2002), “Agenda para Durito” (1º-12-2002), “Balance de una
correspondencia malhadada” (15-12-2002), “Lamento insistir” (5-1-2003), “Lucha campesina y democracia”
(2-2-2003), “Por favor, bajemos a la tierra” (9-2-2003), “Los campesinos y la política” (16-2-2003)
21 Joachim Hirsch, El Estado Nacional de Competencia , Estado, democracia y política en el capitalismo
global, UAM-X, México, 2002.
22 Ver G.Almeyra,” Lo político y la política en la mundialización” en Redefinir lo político, UAM-X, México,
2002.Ver igualmente Marco Revelli, “Crisis del Estado-nación, territorio, nuevas formas de conflicto y de
socialidad” en Viento del Sur nº 11, invierno de 1997, México, pags 56-67.
socialidad” en Viento del Sur nº 11, invierno de 1997, México, pags 56-67.

Dejar una respuesta