ROQUE DALTON
“El niño, el amigo, el mito”
El asesinato de “Roquito”, como le decíamos los que como yo lo conocimos desde niño, constituye algo más que un crimen político; es más bien un crimen contra la inteligencia y la intelectualidad revolucionaria de El Salvador. Al ubicar a sus asesinos como personajes de la política actual del país, nos provoca muchas emociones: Preocupación, repugnancia e indignación.
Roque y yo, jugamos muchas tardes, cuando al visitar a mi abuelo cuya casa colindaba con la de Dña. María García, la madre de Roque, nos juntaba el deseo de tomar tiste con leche que mi abuela nos daba. Eran aquellos días, cuando Roque usaba el apellido García y por supuesto no sentía el malestar de ser hijo natural del gringo Mr. Dalton. Roquito era de naturaleza sencilla, buena y de que otra manera podría ser, siendo nada más que un niño salvadoreño. Yo era un año mayor que él. El estudiaba en el Externado San José y yo en el Liceo Salvadoreño.
Pasaron los años y llegó la adolescencia. Roque llegó a ser más amigo de mi tío Mauricio de la Selva, a quien también le dolía el alma, pues como Roque era hijo natural. Sufrían juntos el dolor de no ser aceptados por la sociedad salvadoreña de los años 40’s. Ellos y muchos otros poetas y escritores salvadoreños de esa generación, “La comprometida”, tuvieron curiosamente como denominador común, los desvaríos de sus padres, que al colocarlos al borde de la sociedad como hijos bastardos, les lastimaron el alma. Muchas poesías de esa lejana época que leímos, eran una queja y quizás una acusación. Mucho del resentimiento y quizás la sensibilidad social que adquirieron, los llevó a refugiarse en la rebeldía que en esos días se manifestaba siendo izquierdista; con esto no quiero decir que no hubiera razón para ser enemigo de los regímenes que desgobernaban a nuestro país en los años 50’s.
Ya se había ido el Gral. Hernández Martínez, pero quedó Osmín Aguirre, Castaneda Castro, Osorio y Lémus, indignos ejemplares-presidentes-coroneles.
Y así llegamos a los años 60’s. Cuando las barbaridades de Chema Lémus, desembocan en una pseudo-revolución, aplastada en pocos meses, por otros “gorilas” de la época y viene el exilio de muchos intelectuales del país. Ya yo vivía en México D.F. donde estudiaba y trabajaba desde hacía varios años.
Y así llegan a México D.F. exilados entre otros, Fabio Castillo, René Fortín Magaña, Roberto y Leonel Carías Delgado, Ricardo Falla Cáceres, José Napoleón González, Tomas Guerra (el coronel Oscar Osorio)y mi amigo de infancia Roque Dalton. Para esos días Roquito ya era líder, escritor y bohemio, Ya teníamos 25 años de edad.
La amistad volvió a hacerse pláticas, discusiones, copas y alegrías, sueños y planes. Carías Delgado quería hacer guerrillas, Rafael Hasbún, quien vivía ahí, lo secundaba, Roque sonreía. Se empezaron a entrenar; caminaban a pie hasta el Desierto de los Leones, o se venían a pie, desde el Zócalo hasta la Ciudad Universitaria. Mauricio de la Selva, ya se había declarado comunista y él movía al grupo. Todo fue un intento, no se llegó a nada. Creo que hasta se platicó con el Gral. Lázaro Cárdenas, para buscar un apoyo. No olvidemos que este revolucionario mexicano, acababa de ayudar a Fidel Castro a invadir Cuba, con éxito.
La bohemia vida de Roque Dalton desbordaba, muchas veces gastó el dinero con que yo le ayudaba para sobrevivir, “llendose” a Acapulco. Así era Roque. Esos días también lo protegió uno de los Regalado Dueñas, de quien había sido compañero en el Externado. Siempre creí que aquel artículo del “Sermón de la Montaña” que firmó Miguel Regalado, Roque lo había escrito.
Me lo volví a encontrar a fines de los años 60’s en San Salvador. Hablamos mucho, chistamos más y divagamos un montón. Roque ya era internacional. trabajaba para Prensa Latina, y había estado en la Casa de Las Américas en la Habana, ya había andado por Viet -Nam, Praga Moscú y tantos otros lugares que eran Tabú para los salvadoreños. Lo que más recuerdo de él ahora, es cuando me dijo: “Mirá Lito, no hay cosa más agradable que tomar champán rosado, sentado a la orilla del Danubio Azul”.
Roque lo había hecho, cuando tomaba notas con Miguel Mármol para su libro. Así era Roque “García” ahora Dalton. El Salvadoreño bueno, el idealista, el escritor mítico. Roque murió inmisericordemente ASESINADO. Un crimen imperdonable, todos lo sabemos.
Quiero terminar estos recuerdos, utilizando la frase de Marco Antonio, a raíz del asesinato de Julio Cesar (Según William Shakespeare):
“ De Bruto y los otros con la venia, porque varón pundonoroso es Bruto. Todos lo son ~ pundonorosos todos”.
A Roque lo mataron “hombres pundonorosos, muy valientes” ——; pobres diablos, quisieron matar la inteligencia, sin lograrlo. Y aunque ya asesinado, Roque esta vivo con sus libros, sus poesías, “Por siempre, como público recreo”.
¿Cuando Habrá otro Roque?