Salvador Sánchez Hidalgo a un año más de tu asesinato que aún sigue en la impunidad
Tanto en mi corazón como en mi memoria, han quedado gravados tus más profundos sentimientos de amor hacia tu familia, hacia tu partido, hacia la revolución y hacia el pueblo por el cual luchaste con profunda convicción, Chamba.
Moriste y nunca traicionaste tus ideales ni a tus compañeros de lucha. En mi memoria guardo tu sonrisa, tu carácter jovial y alegre así como tu voz sonora, firme y varonil con las que expresabas tu pensamiento acerca de la realidad nacional y tus convicciones ideológicas.
Todo ese engranaje forma parte de tu carismática personalidad, que te convertían en un dirigente querido, respetado, que inspiraba confianza y valentía a los que te rodeaban. En esos que de manera cariñosa te bautizaron “El Hombre Biónico.” Pero ese calificativo no fue por gusto, te lo ganaste con tu resistencia en las cámaras de tortura. Después de haber sobrevivido las operaciones que te dejaron la mitad de tu estómago, de tu páncreas y de tus intestinos pero que aun así volviste más fuerte, por eso los que te quisieron mucho te bautizaron “El Hombre Biónico.” No en un tono burlesco sino en el tono que daba con el mismo hecho. Eso sucedió durante el régimen del gobierno del coronel Arturo Armando Molina, que fuiste víctima de las bestiales torturas por sus cuerpos de seguridad. Y nos duele aún que de tales esbirros todavía tengamos en nuestro gobierno, el tal Ciro Cruz Zepeda, quien dirige al Partido de Conciliación Nacional, un partido ya acabado.
El 18 de diciembre el sol iluminaba la tierra de Farabundo Martí, Feliciano Ama y del Indio Anastasio Aquino. Con ese resplandor característico de las mañanas salvadoreñas, vos Chamba, vestías la ropa que marcaba tu varonil figura, caminando rápido atravesabas el salón de la casa y con la alegría que te caracterizaba a tus veintiséis años. Partiste de casa soñando con un mundo mejor para tu pueblo. Ibas a cumplir con tus tareas sindicales que el movimiento obrero te había encomendado en esos días. Como siempre cumplías tus tareas con abnegación, con todo tu empeño, tu inteligencia y disciplina. También seguías con fidelidad y aplicabas la estrategia con la habilidad requerida, del Partido Comunista de El Salvador, organización revolucionaria en la cual militabas. Eran momentos difíciles, de represión y persecución. De manera selectiva y a diario desaparecían líderes del movimiento popular, del pueblo trabajador, militantes revolucionarios.
No obstante, tu pueblo avanzaba con firmeza, ejecutando sus acciones combativas frente a las medidas fascistas del gobierno de turno y las acciones intervencionistas del imperialismo que cada vez eran evidente. En todo ese accionar estabas vos Chamba, como todo un dirigente de la organización que impulsaba la lucha para derrocar la dictadura e instaurar un régimen que abriera las puertas a la democracia participativa para la construcción de la nueva sociedad socialista en El salvador. La idea del socialismo ha sido abrazada por todos aquellos hombres y mujeres que a través de los tiempos han ido madurando hasta llegar a donde ahora han llegado y donde vos, Chamba querías llegar.
Ahora estos ideales hacia el socialismo se reafirman en la militancia del FMLN, en su resolución de la XXV Convención Ordinaria del pasado 13 de Dic. 2009 en la cual se aprobó continuar nuestra lucha por construir el socialismo en El Salvador y apoyar el llamado hecho en Caracas, Venezuela a fortalecer la alternativa de la Quinta Internacional Socialista. Es por eso que hoy te recuerdo y te recuerdan tus compañeros de lucha. Pues tus ideales por los que luchaste y moriste siguen vivos aunque tu ya no estés con nosotros.
Yo te seguiré recordando como el último día que te vi partir y que no regresaste, ese día del sol resplandeciente como resplandeciente era tu frente en alto. Chamba, partiste con ese espíritu revolucionario tan alto como el infinito, partiste de tu casa esa mañana de diciembre para hacerle frente a las medidas represivas, de hostigamiento y persecución con las que los fascistas oligarcas apoyados por el imperialismo pretendían detener el avance del pueblo y de sus dirigentes.
La oligarquía organizaba y financiaba los grupos de asesinos a sueldo bajo las fatídicas estructuras de ORDEN en las zonas rurales y en las zonas urbanas y los nefastos escuadrones de la muerte. Estos grupos sanguinarios actuaban desde la más impune clandestinidad cometiendo asesinatos selectivos para sembrar el terror y la muerte. Mientras que a los ojos del mundo las fuerzas militares y policíacas bajo las órdenes de los gobiernos asesinos de los partidos derechistas ejecutaban la represión masiva en contra del pueblo organizado que se manifestaba desafiando el miedo y la muerte. De este clima de represión e incertidumbre fuiste víctima, Chamba, pero nunca temiste. En tanto que militante y dirigente obrero estabas consciente del riesgo. Ya, en otros años habías sido encarcelado, torturado de la forma más dramática al punto dañar gravemente parte de tu cuerpo. Quebrantaron tu salud pero no así tu heroísmo y tu ánimo de seguir luchando.
Formaste parte de la Comisión Nacional de Educación del Partido Comunista de El Salvador, contribuyendo con tu experiencia sindical y obrera a la formación de nuevos líderes que se formaban en la escuela de Cuadros del Partido. En abril de 1979 cuando se realiza el VII congreso del PCS, vos Chamba, junto a las otras intervenciones de tus compañeros congresistas, contribuiste al debate político e ideológico que dio como resultado la decisión del PCS de dar el viraje hacia la lucha político-militar, como vía para abrir un espacio democrático para la construcción de la nueva sociedad socialista. Fuiste miembro de la Comisión Política de la PCS y máximo dirigente obrero encargado de la Secretaria de Organización de la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños-CUTS- primera organización unitaria que se constituye en 1979 al interior del Movimiento obrero.
La construcción de la Central Única de Trabajadores era parte de la estrategia impulsada por el PCS en su objetivo de unificar la clase obrera en esa época, en la conducción de tal esfuerzo, estuviste Chamba. Otros esfuerzos por lograr la unidad de las fuerzas democráticas y progresistas del país se realizaron también ese mismo año. Se buscaba conformar la organización de una amplia fuerza de unidad que desembocó en la formación de un Foro Popular que luchó contra la dictadura fascista que encabezaba el Gral. Carlos Humberto Romero. Romero, había llegado a la presidencia en 1977, producto de uno de los tantos fraudes electorales. Sus crueles y antidemocráticas medidas represivas dejaron un saldo de más de diez mil muertos. Un movimiento de la Juventud Militar derroca al General Romero y se instaura una Junta Revolucionaria de Gobierno.
Al anochecer del 18 de diciembre, luego de haber finalizado un encuentro con los trabajadores municipales de la alcaldía de Santa Ana, Chamba saliste con el compañero Gerardo Erazo. Ambos fueron capturados esa noche para luego ser torturados y asesinados. Por la mañana del 19 de diciembre cuando el sol volvía a alumbrar con la misma belleza natural del día anterior en que te vi partir, sólo que esta vez fue para poner al descubierto con su luz tu cuerpo y el de Geraldo ya exánimes. Es una escena que no quiero recordar y si lo recuerdo y lo digo es para que no quede tu historia en el anonimato. Pero Tu cuerpo y el de Gerardo estaban con señales de torturas a la orilla de la carretera que de Santa Ana conduce a Texistepeque. Tu asesinato por las fuerzas oscuras de los Escuadrones de la muerte financiados por la oligarquía y el imperialismo siguen en la impunidad al igual que sigue el asesinato de tu compañero Gerardo y el de tantos otros que abonaron nuestra lucha.
Acontecimientos importantes que no tuviste la oportunidad de ver Chamba y de los cuales fuiste protagonista para su cristalización, te los voy a narrar: Diez días después de tu partida sin retorno, el Partido Comunista de El Salvador decide, el 29 de Diciembre de 1979, abandonar las estructuras de la Junta Revolucionaria de Gobierno, la participación en dicha junta se volvió un esfuerzo de complicidad por derrotar a los fascistas del poder que tanto llanto, pobreza y luto estaban ocasionando a las familias del pueblo salvadoreño. Pero nuestras convicciones ideológicas revolucionarias nos reafirmaban que nuestra unidad era con todas las fuerzas revolucionarias de la izquierda en nuestro país y el momento de esa unidad había llegado por lo que era necesario abandonar las estructuras del sistema para combatirlas desde afuera. Enero de 1980 tres semanas después de tu muerte se organiza la primera conferencia de la Coordinadora Político Militar, unos días mas tarde se da a conocer la constitución de la Coordinadora Revolucionaria de Masas. El 22 de Enero una espectacular e inmensa marcha popular estremeció los cuatro puntos cardinales de la ciudad de San Salvador. Esta presencia popular que se expreso con mucha combatividad puso a temblar a los oligarcas e imperialistas. Yo allí iba Chamba con una gran alegría al punto que te sentía presente en las arterias de San Salvador. Fue evidente que el pueblo estaba definiendo el rumbo de la lucha desafiando las medidas fascistas de la oligarquía y el imperialismo. Noté tu ausencia y la de Gerardo, ya no iban gritando, ya no iban marchando pero sí tu voz y la de Gerardo se sentían y la hacían vibrar en esa marcha los miles de obreros, campesinos, trabajadores, estudiantes por los que tú luchaste y por los que no te importo entregar tu vida. Todo ese esfuerzo dio por resultado la conformación de la fuerza popular revolucionaria más grande que se haya visto en la historia de los pueblos de América Latina enarbolada la bandera de la unidad de la izquierda salvadoreña y sus organizaciones, el Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional, FMLN. Al grito de nuevo de Patria o Muerte, Venceremos! ¡Lucha Armada hoy! ¡Socialismo mañana! ¡Unidos en la Lucha Venceremos! ¡Unidos para Combatir hasta la Victoria Final! ¡Venceremos!, allí ibas Chamba y ahí iras ahora por que continuamos en la lucha por construir el socialismo en El Salvador.
Ana Gladys Méndez
Ottawa, 2 de Diciembre del 2009.