SAN SALVADOR, 12 de septiembre de 2004 (SIEP) Nunca he estado antes en El Salvador pero pienso que he llegado a mi casa expres hoy el obispo Mark Hanson, presidente de la Federacin Luterana Mundial, que realiza una a visita este pas, invitado por el Consejo Nacional de Iglesias y por la Comunin de Iglesias Luteranas Centroamericanas.
Agreg en su predicacin en la Iglesia Luterana La Resurreccin que por muchos aos he sabido de El Salvador, de su fe, de su compromiso, y he escuchado de las luchas de liberacin de su pueblo. Por 25 aos he orado por este pueblo, la voz del obispo Medardo Gmez ha sido la voz de un profeta de Dios que llama a todo el mundo a orar por la justicia.
Cuando fui ordenado para desempear esta responsabilidad de presidente de la Federacin Luterana Mundial, el obispo Gmez puso su mano sobre mi cabeza y me dijo: se tan sabio y astuto como una serpiente y tan manso y humilde como una paloma. Lo he pensado profundamente. Como presidente de la FLM deseo agradecerles por su vida de fe, por su testimonio cristiano, y he venido a adorar a Dios con ustedes, a estar en solidaridad con ustedes. Y atraer saludos de 62 millones de luteranos alrededor del mundo.
En el texto de hoy (Lucas 15:1-10) Jess nos dice algo muy importante, muy radical, una buena nueva, algo muy liberador: cada uno de nosotros es importante, cada persona es importante a los ojos de Dios. Cuenta la historia de un pastor que pierde una oveja y esta era tan importante que deja a las otras 99 ovejas para ira buscarla. Cuenta tambin la historia de una mujer que pierde una moneda y esta era tan importante que barre toda la casa para encontrarla.
Si tu llevas a tu hijo al mercado y al estar viendo las frutas,.tu hijo se pierde, tu detienes toda tu actividad para buscar a tu hijo, y al encontrarlo lo abrazas y quizs hasta lloras, te regocijas, aunque al llegar a casa lo regaes. No se hace nada hasta que se encuentra. Lo mismo le pasa a nuestro Dios, como un padre con nosotros, nos busca, no se detiene hasta encontrarnos, hasta se hace uno de nosotros en Jesucristo, porque Dios nos quiere abrazando sus amorosas manos.
Esta es una palabra muy radical porque vivimos en un mundo con tanta gente que es fcil decir: yo no importo, nadie se preocupa por mi. En una economa globalizada no tengo dinero, no puedo consumir, no puedo comprar. Nadie se preocupa por m. Pro no es verdad. Cada persona es importante. Cada persona ha sido creada a imagen de Dios. Tu has sido bautizado, en tu frente est la marca de la cruz, el que te ha encontrado te quiere, te perdona.
En este mundo donde la riqueza esta tan concentrada es fcil pensar que los que viven en la pobreza n son importantes. Esta es la realidad en Estados Unidos. Pero esta no es la realidad para Dios, Dios nos llama a estar en solidaridad con ustedes. Mas no por lastima, sino porque juntos podemos construir un mundo de justicia, donde nadie viva en la pobreza, donde nadie sea oprimido, donde nadie sea excluido, donde nadie sufra solitariamente la enfermedad del SIDA.
He ledo muchas veces a Monseor Romero: los cristianos tenemos esperanza y nadie puede separarnos del amor de Cristo. El objeto de nuestro amor esta en construir con aquellos que trabajan por la justicia social, con aquellos que trabajan por los derechos humanos.
El obispo Medardo Gmez, los miembros de esta iglesia La Resurreccin, los cristianos de Amrica Latina, ustedes son la voz de Jess en el mundo de hoy, en su clamor de justicia escuchamos que cada uno de ustedes s un hijo de Dios. Por lo que nadie debe ser abandonado a una vida de pobreza. Ustedes son el pueblo de Dios que nos llama a los que tenemos riquezas a arrepentirnos. A detenernos de acumular riquezas en unos pocos individuos, corporaciones y naciones. Arrepentirnos es detenernos y caminar en una direccin opuesta. Es vivir n el camino de la cruz que es el camino de la solidaridad con el sufrimiento humano, en unirnos para que todos tengamos alimentos, techo y medicinas.
Incluso Dios cambia de parecer. En el xodo observamos como Dios se enoja con su gente porque se vuelven a adorar al becerro de oro. El dice: los voy a detener. Pero Moiss le pide que no destruya a su pueblo y Dios escucha y cambia su enojo, cambia su opinin. Nos atreveramos a decir que Dios se arrepinti? Cuando Dios mira al mundo esta enojado y dolido. Enojado por la violencia entre las naciones… por los terroristas matando nios en Rusia, porque estamos consumiendo en el planeta la riqueza de Dios. Cuando nos ve adorando al dolo de la economa globalizada.
Ustedes son los profetas del mundo de hoy, son el pueblo que habla palabra de justicia y esperanza. La historia que lemos no solo es la historia de una oveja perdida es tambin a historia de las otras 99 que quedan. Jess nos llama no solo a buscar la perdida sino a entender que las otras 99 no estn completas estn rotas, separadas hasta que la perdida regresa.
En tanto que una nacin o pueblo viva en pobreza o sea vctima de violencia entonces toda las naciones estarn sufriendo. Mientras haya un pueblo que por el color de su piel, raza, clase, genero, sea excluido, el resto de nosotros no est completo. Mientras haya un olvidado no estamos completos ni cumplimos la voluntad de Dios.
A ustedes en Centroamrica y en Amrica Latina les pido, los desafo a seguir siendo la voz de Dios alrededor del mundo, porque cuando la oveja se encuentra, el pastor se alegra y cuando la mujer encuentra la moneda nos encontramos en una fiesta de regocijo, porque Jess nos ha encuentra, nos perdona y nos enva al mundo como pueblo.
En la eucarista nos unimos a todos aquellos que luchan. La eucarista es una fiesta de la solidaridad, de la fe, y del perdn. Continen ensendonos, por su vida de fe y testimonio les digo que gracias sean dadas a Dios Amn.