SAN SALVADOR, 22 de abril de 2009 (SIEP) “Es importante el surgimiento de iniciativas orientadas a recuperar la memoria histórica de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas y de sus principales dirigentes, por eso aplaudimos la creación del Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño Salvador Cayetano Carpio, Comandante Marcial” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”
Añadió que “reiteramos nuestra felicitaciones a este nuevo esfuerzo que esperamos se fortalezca y contribuya a identificar y recuperar documentos, fotografías, discursos, testimonios de los miles de hombres y mujeres que han empujado ya por casi un siglo las ideas subversivas del marxismo y del leninismo en nuestra patria.”
A continuación reproducimos la PRESENTACION de este nuevo esfuerzo.
Gracias a la generosa solidaridad del Marxists Internet Archive, y en su Sección en Español, abre sus puertas virtuales al pueblo salvadoreño y a los pueblos del mundo, el Archivo Histórico Revolucionario Salvadoreño, un esfuerzo conjunto del Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño ‘Salvador Cayetano Carpio – Comandante Marcial’, y el Marxists Internet Archive.
Surgimos como respuesta a la urgente necesidad de recuperar la narrativa histórica de la revolución salvadoreña, un evento de presencia menor en la conciencia y memoria de las nuevas generaciones de salvadoreños(as), y cada vez mayor en su falsificación, o que se representa como hecho histórico de un pasado vago y nebuloso, sin relación con nuestras circunstancias actuales, y cuyos puntos de referencia en el presente, reformados, co-optados, asimilados y domesticados, alteran el tráfico de cuando en cuando con sus manifestaciones y consignas “revolucionarias”, confirmando así la “dinámica” de la “nueva democracia” salvadoreña.
Oficialmente, para los diferentes capataces que ARENA le ha prodigado al país en el periodo de post-guerra, y de manera similar a los que niegan el holocausto judío, la revolución salvadoreña no existió. No forma parte de los libros de texto en El Salvador, no se enseña en las escuelas primaria o secundaria, y su estudio ha sido de facto eliminado en los principales centros de estudios superiores, con la drástica reducción de carreras y materias sociales y humanísticas. Nuestros centros de estudios no modelan sus programas para el estudio de movimientos populares sociales o políticos, y peor aún, militares, aun si este fuera el principal evento histórico en El Salvador de la última mitad del siglo XX. Su negocio es la “educación” de tecnócratas iletrados, sin cultura general, autómatas sin conciencia de pueblo ni de patria, credenciales necesarias para administrar los negocios de la gangsteril narco-burguesía salvadoreña, en su mayoría de origen foráneo.
Por otro lado, nuestra anquilosada y escleróticamente acomodada “izquierda” oficial, dedicada a su sobrevivencia cotidiana como actores de segunda en el teatro político salvadoreño, continúa reproduciendo la ilusión de ser los herederos oficiales de nuestra tradición revolucionaria, y se dedica con fervor quasi-patriótico en cada campaña electoral, a glorificar sus mitos y cuantificar sus votos, a revender sus héroes para comprarse otro periodo, a escribir sendas biografías sin mucha atención a la gramática, y a formar parte de las páginas de opinión de los pasquines que pasan por prensa en El Salvador, lo que orgullosamente anuncian en las solapas de sus libros. Alienados de su propia conciencia, lugar obscuro donde se trasiegan los intereses del pueblo, los dizque revolucionarios de post-guerra prefieren no saber del proceso que los llevo a ser diputados, alcaldes o tinterillos, cómplices por omisión de los capataces de ARENA y de la criminal lumpen-burguesía salvadoreña, quienes con mucha conciencia de clase y memoria histórica, ya que vivieron los perniciosos efectos que causó en nuestro pueblo el conocimiento de su historia, condenaron al olvido, la burla y el desprecio, la más grandiosa gesta heroica del pueblo salvadoreño, desde la defensa de Cuscatlán por nuestros antepasados mayas contra el invasor español, y mancillaron en el oprobio y la ignominia, la sangre y el sacrificio de miles de salvadoreños y sus dirigentes históricos.
Uno de los pocos esfuerzos hechos para el rescate de nuestra memoria revolucionaria, por sectores de la izquierda no oficial, aclaro, es el “Museo de la Revolución” en Perquín, Morazán, organizado por ex-combatientes de la guerrilla, con la intención de mostrar al turista doméstico y extranjero algunas reliquias, mementos, artículos y fotografías, de personalidades relevantes y hechos importantes sucedidos durante la guerra. Sin intentar menospreciar el muy loable esfuerzo de los compañeros que organizaron y mantienen el Museo, su función es más turística e informativa que formativa y educativa, un muestrario que no muestra el proceso revolucionario en su gestación, desarrollo y eventual desenlace. Sabemos de otros esfuerzos de rescate, personales y colectivos, privados en su mayoría, pero ninguno por parte de la “izquierda oficial”.
Así, y de la vital necesidad de llenar un vacío capital en este periodo post-revolucionario, nace el Centro Historico Revolucionario Salvadoreño ‘Salvador Cayetano Carpio – Comandante Marcial’, nuestra humilde contribución a la recuperación de la historia de la revolución salvadoreña, y al rescate del legado que el último sacrificio de miles de salvadoreños(as), testigos silentes e inconformes de una gesta histórica incompleta, reclama. Nuestro proyecto intenta rescatar las facetas humana, social, política, económica, geográfica y militar, de las diferentes etapas de nuestra revolución, en su contexto regional, continental y mundial. Central a este esfuerzo es el rescate de sus símbolos más sagrados, más caros al corazón del pueblo salvadoreño, sus banderas, sus héroes y mártires, sus masacrados(as), sus caídos(as) en combate, sus desaparecidos(as), sus secuestrados(as), sus torturados(as), sus exiliados(as), así como todos aquellos de los que nada se supo, a los que nadie reclamó, los olvidados, los ignorados, los que nadie contó.
Uno de esos símbolos revolucionarios de más alto valor para nuestro pueblo, es el compañero Comandante Marcial, Salvador Cayetano Carpio, cuyo nombra honra al Centro Histórico y cuya estrella lo guía. Participante y conductor de innumerables luchas obreras, sindicales, gremiales y de masas, sobreviviente de persecuciones, exilios, huelgas, hambre y cárcel, fundador y Secretario General del primer sindicato de trabajadores del pan en El Salvador, fundador y primer Secretario General de la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (F.U.S.S.), Secretario General del Partido Comunista Salvadoreño (P.C.S.), fundador y Primer Responsable de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (F.P.L.-F.M.), y Coordinador General de la Comandancia General del Frente “Farabundo Martí” para la Liberación Nacional (F.M.L.N.), su conducción fue central y decisiva en los procesos de gestación, desarrollo y expansión del movimiento revolucionario, elevando al pueblo salvadoreño, bajo su acertada dirección, su humilde ejemplo y su infatigable lucha, al más alto punto de independencia, soberanía y auto-determinación en su historia moderna.
Su creativa y exitosa aplicación a las particulares condiciones en El Salvador de la estrategia de Guerra Popular Prolongada (G.P.P.), despertó al pueblo salvadoreño de su sopor histórico, creó los instrumentos orgánicos para la movilización, organización y defensa del proyecto popular revolucionario y su programa en sus fases progresivas, definió la dinámica político-militar de la guerra, caracterizó correctamente la espiral ascendente en la confrontación fuerzas populares/dictadura, y preparó en profundidad el espacio estratégico de la guerra revolucionaria, espacio contra el cual se estrellaron los títeres de turno y sus asesores militares imperialistas, y frente al cual fueron forzados a deslindarse los compañeros de ruta, futuros miembros del FMLN, quienes a tientas y a ciegas buscaban su lugar en la historia. Nuestro Comandante Marcial pasa así, a ser una figura central e integral en nuestra historia contemporánea, particularmente durante los últimos 13 años de su vida (1970-1983), en los que con pulso firme y visión clara, condujo al pueblo salvadoreño de ser un pueblo subyugado e ignorante de sus propias fuerzas, sometido a sucesivas dictaduras militares desde 1931, a ser un pueblo consciente de su lugar en la historia, capaz de defender su derecho a construir su felicidad libre de la deshumanizante explotación y la abyecta miseria que crea el capitalismo salvaje, un pueblo dueño de su propio destino. Su desafortunado y prematuro sacrificio, último recurso en su impotente que no inútil defensa, ante el agravio, la vergüenza y el insulto hechos en su persona a todo el pueblo salvadoreño y a las organizaciones que lo representaban, fue un anuncio prematuro de la futura derrota de la revolución.
Al honrar con su nombre nuestros humildes esfuerzos, no pretendemos iniciar un nuevo culto a la personalidad, sino anunciar con plena certeza y total convicción, que el rescate de la narrativa histórica de nuestra revolución es imposible sin antes sacar al compañero Comandante Marcial de por “debajo de una montaña de perros muertos”, para prestar el símil que Isaac Deustcher, biógrafo de Trotsky*, uso al describir la monumental tarea de rescatar otro líder histórico de la calumnia y de la infamia, de las que el Comandante Marcial fue también víctima. Nuestro nacimiento como Centro Histórico marca el principio del fin del doble intento de asesinato del compañero Comandante Marcial: el asesinato de su carácter, y su asesinato histórico-político.
El objetivo del Centro es construir un recurso virtual sobre la historia revolucionaria de El Salvador, ser un punto de referencia en la discusión, desarrollo y evolución del pensamiento revolucionario salvadoreño en particular, y del pensamiento salvadoreño progresista en general, en dónde el estudio de nuestra historia sea guía para nuestro devenir, lecciones para el camino, y no pasado estéril, esfuerzo fallido, y letra muerta. El Archivo Histórico se inicia con la revolución 1970-1991, la cual dividiremos en dos grandes fases, la primera fase, 1970-1983, empieza con la formación de los diferentes grupos guerrilleros y el crecimiento del movimiento de masas, y termina con las muertes de los Comandantes Marcial y Ana María; la segunda, desde 1984 hasta la firma de los así llamados “Acuerdos de Paz”.
Muy pocas veces en la historia, una revolución en derrota (que no es lo mismo que una revolución derrotada) tiene la oportunidad de reflexionar sobre sí misma, sobre sus aciertos y errores, sus contribuciones al movimiento popular y revolucionario nacional, regional, continental y mundial, y de sacar un balance honesto, de cara al pueblo, de su experiencia y de sus perspectivas para el futuro, como pueblo y movimiento revolucionario. Gracias al Marxists Internet Archive, la revolución salvadoreña tiene ahora un espacio para la reflexión, y a su vez un archivo, donde podremos rescatar y digitalizar tanto material como nos sea posible recuperar, documentación textual, audio-visual y de testimonio, divididos por ahora en un Archivo Documental y un Archivo Grafico.
Esperamos que nuestro modesto trabajo sirva como punto de referencia a las generaciones por venir en El Salvador, y a los pueblos del mundo en lucha, dentro de las nuevas y complejas condiciones de globalización capitalista, cada vez que inevitablemente la dialéctica inhumana del sistema nos ponga frente a frente con la partera de la historia, esa historia que según Marx se repite, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa**.
En nuestro país hemos vivido la tragedia, y esa es la historia que como archivadores por el momento nos ocupa; ahora vivimos la farsa, una criminal empresa de ultra-explotación neo-liberal coreografiada sobre una pantomima “democrática”, montada sobre la sangre de miles de patriotas, y sobre la pobreza, la abyecta miseria, el sufrimiento y el dolor de millones de salvadoreños. Es a la denuncia y exposición de esta farsa, a la educación de nuevas generaciones en la creación de una nueva conciencia con visión al verdadero futuro de El Salvador, de Centro América y de América Latina, y a la participación activa de todos los salvadoreños patriotas, progresistas y revolucionarios, en el conocimiento y desarrollo de las herramientas necesarias para la transformación de su propia historia, a la que aspiramos contribuir desde nuestras páginas.
Centro Historico Revolucionario Salvadoreño
“Salvador Cayetano Carpio – Comandante Marcial”
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- El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, por Carlos Marx, Capitulo 1, párrafo de apertura, Fuente. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú 1981, Tomo I, páginas 404 a 498.