20 de Noviembre de 2012. Me escribe un lector diciendo que los resultados de la encuesta de JBS, dados a conocer la semana pasada, que confieren a Norman Quijano una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre Salvador Sánchez Cerén, desautoriza mi afirmación en el sentido de que ARENA presenta una delicada situación de crisis interna y una candidatura presidencial en proceso de debilitamiento.
Según mis cuentas, basadas en el examen de las tendencias, el dato que supone una ventaja para Quijano es consistente. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que Quijano partió con una ventaja de hasta 27 puntos, lo cual indica que en solo un par de meses ha descendido 17 unidades en las preferencias.
Del mismo modo, el estudio en cuestión revela que las opiniones negativas a propósito de Sánchez Cerén alcanzan un ominoso 59%, y advierte que es muy difícil que un candidato con tantas opiniones en contra pueda levantar sus números. Pero el caso es que el nivel de opinión negativa a propósito de Quijano también es preocupante, ya que ha subido de un promedio de 20 y tantos a un 41%. La conclusión es clara: Sánchez Cerén no despega y Norman Quijano ha comenzado a decrecer.
Esas tendencias se confirman de modo general, además, en los datos ofrecidos ayer mismo por otra casa encuestadora, Consulta Mitofski. Según esta última, en cuanto a intención de voto y como marca, ARENA aventaja al FMLN en ocho puntos (38-30); en tanto que, de candidato a candidato, Quijano supera a Sánchez Cerén en solo 13 unidades. Por otra parte, en la versión de Mitofski y en lo relativo a la imagen, Quijano cae siete puntos, al pasar de 11% a 20% en opiniones negativas.
En todo caso, aunque Quijano conserva la ventaja sobre Sánchez Cerén, la brecha entre ambos ha comenzado a reducirse, como ya señalamos, no porque este suba sino porque aquel baja. Y es en este punto donde cobra relevancia la situación de ARENA. Los últimos acontecimientos al respecto indican que, lejos de resolverse, la crisis interna de ese partido tiende más bien a profundizarse.
A la escisión de cuatro miembros de la fracción legislativa arenera (mismos que también fungían como directores departamentales en la estructura partidaria, y que se han declarado víctimas de una presunta vendetta por parte de Norman Quijano por no haber apoyado su candidatura sino la de Pancho Laínez), se suma ahora el cuestionamiento abierto y directo a la máxima jefatura del partido por parte de importantes dirigentes históricos del mismo.
Primero fue Mario Acosta Oertel quien afirmó en una entrevista radial que en ARENA se ha perdido la mística y que su actual dirigencia no es la más adecuada para este momento. Luego, Armando Calderón Sol dijo a El Faro, el viernes pasado, que el COENA no ha manejado bien la crisis de su bancada legislativa, y asimismo pidió que Alfredo Cristiani cediera la jefatura del partido a Norman Quijano. En una encuesta, pero reveladora respuesta, Alfredo Cristiani declaró al día siguiente a La Página: “Me iré cuando yo quiera”.
Una cosa parece bastante clara en este contexto: si ARENA no es capaz de resolver sus problemas internos a corto plazo, es perfectamente previsible que la candidatura de Norman Quijano seguirá debilitándose cada vez más.
Pero hay otro dato muy significativo en la medición realizada por Consulta Mitofski: justo cuando ARENA, Norman Quijano y las gremiales empresariales agrupadas en ANEP escalaron sus ataques políticos contra el presidente Mauricio Funes, con la consecuente y no menos enérgica respuesta de este último, la población aumenta su respaldo al presidente llegando a un 74% de aprobación.