Vas a ser la primera fusilada…por Martínez!

SAN SALVADOR, 21 DE MAYO DE 2005 (SIEP) Ha sonado la hora de la liberación.. proclamaba Matilde Elena López por la radio YSP un 2 de abril de 1944, cuando se fue la energía. Todos pensaron que la habían matado. Estaba desafiando públicamente al tirano General Maximiliano Hernández Martínez.

Y desafiar al general Martnez se pagaba con la muerte. Fueron decenas de fusilados los que cayeron víctimas de la represión luego que el dictador lograra sofocar el levantamiento cívico-militar. Han pasado sesenta y un año desde entonces pero el espíritu de rebelda de Matilde sigue presente.

La visitamos en su casa en Antiguo Cuscatlan. Vive rodeada de libros, de reconocimientos y del cariño de su familia. Nació el 20 de febrero de 1919. Tiene 86 años. Es una persona muy organizada y amable. Una sonrisa ilumina su rostro. Es una mujer pilar de nuestra identidad cultural.

Yo estudie la primaria en Guatemala, en el Colegio Belén, allí viví, me fui donde mi tía Esperanza. Mi abuela, mamá Adela me llevó para allí. A Esperanza le lleve la cola en su casamiento. Fue en tiempos del general Ubico, vi todos los horrores.

Teníamos un grupo de amigos y nos juntábamos para reunir dinero y mandar a comprar libros a México…eso después devino en otra cosa, a partir de allí nos empezamos a organizar en serio. Como Martínez abastecía a los nazis y nosotros lo sabíamos nos aferramos a las 4 libertades de Roosevelt. Esto nos sirvió de bandera.

Cuando lo de la radio, allí estaba el Dr. Arturo Romero, yo era romerista. Los estudiantes me subieron, y yo empecé a gritar….después algunos pensaban que me habían matado. Hasta su esposo, Miguel Angel Valladares, le dijo: vas a ser la primera fusilada..por Martnez!

Luego de la proclama me fui y recorrí toda la Avenida Independencia con rumbo a la terminal de Oriente, que era donde vivía mi mamá, al llegar allí mi tía estaba planchando y escondi la propaganda que llebaba debajo de una ropa que tenía en el planchador.

Yo estuve escondida por varios días, en distintas casas, porque Martínez empezó a fusilar. Todos los días habían fusilamientos. Y estalló la Huelga de Brazos Caidos. Las secretarias le enseaban a uno rótulos que decían: sigue la huelga. Arturito (Romero) me confió varias tareas. Había dinero, Agustín Alfaro, un empresario antimartinista puso mucho dinero, era muy rico.

En que lo me metí. Empezaron los fusilamientos y también los torturaban a los rebeldes, cuando tocaron a un hijo de un gringo entonces saltó la Embajada a reclamar y cambió el panorama para Martínez. Yo era una cipota (muchacha) metida hasta donde usted no puede imaginarse.

Matilde me comparte como obra fundamental para comprender las jornadas de abril y mayo de 1944, la obra del sindicalista Raúl Padilla Vela, El fascismo en un país dependiente, la dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez publicada por la Editorial Universitaria de la UES.

Alejandro Dagoberto (Marroquín) estuvo en México. El tenía otro proyecto. Contrajo matrimonio con Amparo Casamalhuapa porque una noche estaba lloviendo y se quedaron solos y él dijo: aquí ha pasado la noche ella y hoy tengo que casarme aunque Amparo tenía otro novio, Julio Fausto (Fernández).

Ellos, Alejandro Dagoberto y otros, llegaron de México después de la caída de Martínez, a ellos les dieron una famosa beca, unos decían vienen los exiliados, otros vienen los becados, ellos tienen que dar cuentas al gobierno.

Estuve diez años en Guatemala. Estuve en tiempos de Arevalo, que hizo escuelas tipo federación. El doctor Arevalo fue un demócrata. Y gran amigo de Arbenz. Me acuerdo de su discurso: Comunistas o no…pero hemos hecho esto. Arevalo se quedo en la superficie. Arbenz tocó fondo, profundizó el proceso. Hizo, se fue a la reforma agraria.

Recuerdo una vez en la casa de Jacobo (Arbenz) una discusión. Estaban Abel Cuenca y Pedro Geoffroy Rivas. Geoffroy proponía hacer koljoses, y yo le dije a Jacobo: y el mar agrario, donde lo vas a dejar? Sobre esta discusión él dio el salto, la reforma agraria. Orden que le trajeran documentos. Despus Jacobo me bromeaba: eso de la reforma agraria, vos tenes la culpa. Yo era muy amiga de su esposa, que también era salvadoreña, la Maruca. Cuando nos presentaron ella dijo: si somos paisanas. Luego los gringos lo botaron.

Lo de Osmin (Aguirre y Salinas) eso fue ms terrible. Porque la gente se había organizado en poco tiempo, todos los sectores, los ferrocarrileros y vino la gran represión…

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