460 Años de lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño hasta la victoria. Roberto Pineda. Junio de 1984

(Hace 40 años, en 1984 inicie un esfuerzo de búsqueda y recopilación de las raíces históricas de nuestras luchas populares, y hoy al acercarse el 500 aniversario de nuestra primera batalla de resistencia frente a los invasores españoles en Acaxual el 8 de junio de 1524, reproduzco este texto, muy significativo para mi como compromiso político vigente por la liberación nacional.)

INTRODUCCION

Las clases dominantes salvadoreñas, a través de sus mecanismos de control ideológico han hecho múltiples esfuerzos por ocultar las combativas tradiciones de lucha del pueblo salvadoreño. En diversas formas han tratado de encubrir la voluntad ininterrumpida de los sectores populares por lograr cambiar el rumbo de nuestro país hacia la construcción de una sociedad más justa.

Las clases dominantes y sus aparatos de dominación ideológica han tratado de convertir 460 años de lucha revolucionaria en coloridos pasajes folklóricos o una historiografía vacía, sin ninguna relación con el presente. Han pretendido con esto privar al pueblo salvadoreño del conocimiento de las profundas raíces históricas que acompañan su legítima lucha.

En estos momentos en que el pueblo salvadoreño libra heroicas batallas para lograr su liberación definitiva, se vuelve una necesidad el rescatar nuestras más profundas tradiciones históricas de resistencia contra los invasores extranjeros y de lucha por la liberación de nuestra Patria. Las notas siguientes pretenden hacer un aporte en este sentido.

Durante estos 460 años de lucha revolucionaria, el pueblo salvadoreño aprendió el arte de la resistencia contra los invasores extranjeros; a organizar, unificar y movilizar sus fuerzas; a diseñar una estrategia y táctica de lucha que lo conduzca a la victoria; a construir la solidaridad internacional; a agudizar las contradicciones en el campo enemigo; a delinear un programa de gobierno democrático; a forjar un experimentado y poderoso ejército popular; a dominar el arte de la diplomacia, en síntesis, a convertirse en una verdadera alternativa de poder en nuestro país.

Los Frentes Farabundo Martí para la Liberación Nacional y Democrático Revolucionario (FMLN-FDR), constituyen la culminación de un largo proceso de desarrollo histórico de la voluntad de liberación del pueblo salvadoreño que abarca casi cinco siglos.

Los Frentes FMLN-FDR son los herederos históricos de las tradiciones revolucionarias de los combatientes indígenas de 1524; de las masas independentistas de 1811 y 1814; de la sublevación indígena de los Nonualco en 1833 acaudillada por Anastasio Aquino; de la insurrección obrero campesina de enero de 1932 y de su principal dirigente, Agustín Farabundo Martí; de las jornadas de abril y mayo de 1944 que concluyeron en el derrocamiento del dictador Maximiliano Hernández Martínez; de las batallas de octubre de 1960 contra el tirano Lemus; del martirio de Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez en 1968; de los ejemplos revolucionarios de miles de hombres y mujeres de nuestro pueblo, que durante estos 460 años de lucha revolucionaria han dedicado sus vidas a luchar por la liberación de El Salvador.

Primera Guerra de Resistencia (1524-1539).

La combativa resistencia a los invasores españoles marca el primer período de lucha en nuestra historia. En efecto, desde el 8 de junio de 1524 las nacionalidades indígenas que habitaban el Territorio conocido como Cuscatlán (Tierra de riquezas), se enfrentan al poderío español, ocasionándoles diversas derrotas a las tropas de la Corona Española a lo largo del país, en una defensa heroica de su tierra y de su libertad.

Combatiendo con flechas y lanzas contra los arcabuces y espadas de los “rubios invasores” dejaron sentado el ejemplo de dignidad y rebeldía que será desde ese entonces seguido por sus descendientes. Quince años dura esta primera guerra de resistencia contra la invasión extranjera, al final la tecnología militar española derrotó militarmente la oposición indígena, pero no doblegó el espíritu de resistencia y de odio a la opresión, que fue transmitido de generación en generación.

El territorio salvadoreño estaba poblado en esa época por cinco nacionalidades indígenas: pokomames y chortis, al noroeste; los pipiles, que hablaban el náhuat, en el centro del país, desde el Río Paz hasta el Río Lempa; los lencas, que hablaban el poton, al este del Río Lempa y algunas comunidades ulúas también en la zona oriental del país, que hablaban el cacaopera.

Los pipiles formaban la nacionalidad principal, habiéndose constituido como nación a mediados del siglo XI (d.n.e.), estaban integrados por siete tribus fundamentales: los cuscatlecos, izalcos, pululapanes, mazahuas, nonualcos, tepezontes y ostumas. Los Pipiles y las Lencas fueron los dos bastiones de la resistencia popular armada contra la intervención española en aquella época.

Batalla de Acajutla. 8 de junio de 1524.

Hace 460 años, se produce la primera batalla entre los indígenas pipiles y los invasores españoles, logrando los indígenas en este combate su primera victoria militar. La expedición española, procedente de Guatemala, se encontraba al mando del capitán Pedro de Alvarado, lugarteniente del Invasor Hernán Cortez. Nuestras tropas indígenas hirieron de un flechazo a Pedro de Alvarado, dejándolo cojo para toda su vida y obligándolo a trasladar el mando a su hermano, Jorge de Alvarado, el cual ordenó el repliegue de sus fuerzas.

Batalla de Tacuzcalco. 13 de junio de 1524.

Tiene lugar la segunda batalla entre la resistencia de los pipiles y la invasión española, de nuevo las tropas indígenas, derrotan a los intrusos, obligándoles a internarse aún más en territorio Pipil. En esta ocasión, Jorge de Alvarado es derrotado.

Traición y Masacre en Cuscatlán. 17 de junio de 1524.

Pedro de Alvarado y sus tropas llegan a Cuscatlán, donde son invitados por el gobernante de los cuscatlecos, a descansar y a explicar el propósito de su expedición. Pedro de Alvarado, traicionando la buena voluntad del monarca Pipil, ordena esa misma noche el asesinato del anciano rey así como la masacre de la nobleza Pipil. Estos hechos sanguinarios “fueron consumados a sangre fría y acompañados de rapiña, violación de mujeres y profanación de santuarios, etc.”

Respuesta indígena.

Estos crueles acontecimientos encendieron la ira de los cuscatlecos, que indignados se retiraron a las montañas vecinas (cerro de San Jacinto y lomas de Candelaria) para iniciar la resistencia armada contra los invasores extranjeros. La resistencia indígena frente a las peticiones españolas de que bajaran de los montes y se rindieran respondió lo siguiente:

“Si queréis mis armas, venid a traerlas a las montañas”.

Victoria de la Resistencia Indígena. 4 de julio de 1524.

Los españoles abandonan nuestro territorio con rumbo a Guatemala, luego de ser derrotados. En menos de tres semanas, las tropas indígenas logran vencer a los españoles, derrotando el primer plan de establecerse en el territorio cuscatleco.

1525: nueva acometida.

El año siguiente, 1525, Pedro de Alvarado envió a su hermano Gonzalo a someter a los “rebeldes” pipiles; logrando fundar alrededor de 1 de abril de 1525, la villa de San Salvador, cerca de la metrópoli cuscatleca, ubicando como primer alcalde a Diego de Holguín. La respuesta de la Resistencia indígena a esta nueva ofensiva militar fue la de incendiar la colonia, provocando la huida estrepitosa de las tropas españolas, causando así una nueva derrota a los invasores extranjeros.

1528: una nueva agresión.

Tres años más tarde, en 1528, Pedro de Alvarado envió una nueva expedición de conquista, esta vez bajo el mando de su hermano Diego, la cual refundó la villa de San Salvador en el Valle de la Bermuda, el 1 de abril de 1528, cerca y al suroeste del pueblo de Suchitoto. Dos años después, Pedro de Alvarado envió al capitán Luis de Moscoso en una expedición que fundó la villa de San Miguel de la Frontera el 8 de mayo de 1530. Ambas colonias estuvieron cercadas y permanentemente hostigadas por la Resistencia Pipil y Lenca. En 1537, la Resistencia Lenca organizó una insurrección que casi destruye la ciudad de San Miguel.

1539: victoria de los invasores españoles.

En 1539, luego de 15 años de resistencia armada, los rebeldes cuscatlecos fueron derrotados y sometidos al vasallaje de la Corona Española, obligándolos a pagar tributo a los invasores, quienes iniciaron así en nuestra Patria un sistema económico basado en la explotación y un sistema político autoritario y dictatorial, que con las obligadas modificaciones históricas continúa vigente.

Desde entonces, la lucha contra la opresión política y la explotación económica forma parte de la agenda programática de nuestro pueblo. La generación de combatientes cuscatlecos que por quince años se enfrentaron a la invasión española, nos legó nuestra primera experiencia histórica de lucha político-militar en defensa de la soberanía de nuestra Patria y de nuestro derecho a la autodeterminación e independencia.

Período Colonial (1539-1821).

En este segundo período, que dura casi 300 años, se van creando las fuerzas sociales y políticas que a principios del siglo XIX, quebrarán el yugo del dominio colonial español y abrirán la vía para el desarrollo republicano de la nación salvadoreña. Durante este largo período, la Corona Española edificó los mecanismos de dominación política e ideológica así corno desarrolló los sistemas de explotación económica que le permitieran beneficiarse de la abundante mano de obra existente en el territorio.

Dada la superioridad tecnológica del Imperio Español, la Resistencia militar de las comunidades indígenas fue aplastada y los imperialistas españoles lograron su propósito de establecerse en el país. No obstante esto, el espíritu de rebeldía siguió presente en las nacionalidades indígenas y en el nuevo pueblo mestizo que iba surgiendo. En este período maduraron las condiciones objetivas y subjetivas que hicieron posible la independencia política del dominio español.

5 de Noviembre de 1811.

En esta fecha, el presbítero José Matías Delgado, dirigente máximo de los sectores independentistas , contando con el respaldo de los sectores populares de San Salvador y poblaciones vecinas, dio el Primer Grito de Independencia de Centro América, repicando las campanas de la Iglesia La Merced en San Salvador, proclamando ¡Libertad!. Junto con José Matías Delgado, participaban del movimiento los hermanos Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar, Manuel José Arce, José Simeón Cañas, y otros patriotas.

Los revolucionarios independentistas, con el pueblo armado en las calles, depusieron al Intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa, desconociendo la autoridad real; proclamaron la autonomía de la Intendencia y eligieron sus primeras autoridades. Por todo un mes mantuvieron su actitud rebelde, hasta que por falta de armas para hacerles frente a la reacción que preparaba el contra-ataque, decidieron recibir sin resistencia a los “pacificadores” de Guatemala, sede de la Capitanía General. Uno de los próceres independentistas, Manuel José Arce, expresó en esa ocasión recogiendo el espíritu de lucha de las masas rebeldes:

“No hay Rey, ni Capitán General, ni Corregidor Intendente, sólo debemos obediencia a nuestros alcaldes”.

24 de Enero de 1814.

Bajo la dirección de los próceres independentistas, Juan Manuel Rodríguez y Pedro Pablo Castillo, ambos alcaldes constitucionales de San Salvador, nuevamente las masas populares, al grito de “Mueran los chapetones” (españoles), se lanzaron a las calles a demandar independencia con las armas en la mano. Este segundo intento fracasó y sus dirigentes fueron capturados, encarcelados, procesados y condenados a largas sentencias. Uno de estos líderes independentistas, Santiago José Celis, fue cruelmente torturado provocando su enloquecimiento y posteriormente “suicidándolo” en una de las celdas del Cuartel de Fijo. Santiago José Celis fue un mártir de nuestra primera lucha por la independencia. En el caso de Pedro Pablo Castillo fue desterrado a Jamaica, donde muere. Los otros prisioneros fueron indultados en 1918.

15 de Septiembre de 1821.

El imperialismo español, atemorizado por el grado de organización, conciencia y movilización de las fuerzas independentistas y en un esfuerzo por neutralizarlas y prevenir que sus sectores más radicales tomaran la dirección del movimiento y la independencia fuera declarada por la fuerza del mismo pueblo armado; accedió para que el capitán general Gabino Gaínza convocara a una “junta de notables” que, reunida en la ciudad de Guatemala, proclamó la emancipación política de Centro América. Participaron en esta reunión como delegados salvadoreños, José Matías Delgado, José Simeón Cañas y Mariano Calderón. En esta reunión se firmó el Acta de Independencia, quedando así formalmente libres del dominio español los países centroamericanos.

Lucha contra el Imperio Mexicano (1822-1823).

5 de enero de 1822.

El regente del recién creado Imperio Mexicano Brigadier Agustín Iturbide, logró que la aristocracia guatemalteca, con Gabino Gaínza a la cabeza, decretara la anexión de Centro América. Tal medida motivó naturalmente la resistencia de los patriotas salvadoreños, quienes acordaron “proclamar la autonomía de la antigua Intendencia (de San Salvador) separándola totalmente de Guatemala; designar a José Matías Delgado como presidente de la Junta de Gobierno; sostener con las armas los fueros de la República y de la Democracia; que el coronel Manuel José Arce en concepto de Comandante General de las Armas, organizara el ejército de la nueva República y que se abolieran los tributos”

Ante la actitud rebelde de los patriotas salvadoreños, Agustín de Iturbide envió dos ejércitos a “pacificar” el territorio, los cuales fueron derrotados, el primero el 12 de marzo de 1822, en la Batalla de El Espinal, al norte de Ahuachapán y el segundo, el 3 de junio de 1822, en los barrios del Calvario y Santa Lucía en San Salvador. El 19 de febrero de 1823, sucumbe en México el Imperio de Agustín Iturbide.

Lucha contra la esclavitud (1821-1824)

En un esfuerzo por profundizar el programa político de las fuerzas independentistas, sus sectores más avanzados se pronunciaron desde un inicio a favor de la liberación de los esclavos. Este movimiento progresista logró que uno de los principales dirigentes independentistas, José Simeón Cañas, pronunciara un discurso el 31 de diciembre de 1823 demandando la abolición de la esclavitud. En una de las partes del discurso, Cañas expresa que:

“La Nación toda se ha declarado libre, lo deben ser también los individuos que la componen”.

La insurrección de los Nonualco (1833)

Enero de 1833.

Anastasio Aquino, dirigente indígena Nonualco se levanta en armas contra la recién establecida República, en abierto desafío a las autoridades se proclama Comandante General de las Armas Libertadoras de Santiago Nonualco y afirma vigorosamente el derecho de su pueblo a la tierra que le ha sido arrebatada y su decisión irrevocable de no pagar tributos ni deudas.

Anastasio Aquino, desarrolló una estrategia de guerra de guerrillas que puso en jaque al gobierno de Mariano Prado, logrando el control de un extenso territorio en la parte central del país. El Rey de los Nonualco, respondió a un emisario gubernamental que buscaba su rendición, lo siguiente:

“que las tierras que araban y sembraban eran de ellos, que los ladinos se las habían arrebatado, que además trataban a los campesinos como bestias, reclutándolos a sus matanzas y carnicerías. Se comprometían a guardar paz y concordancia; pero dejándoles las armas que ellos tendrían en depósitos para garantizar sus derechos”.

Anastasio Aquino fue nuestro primer legislador revolucionario. El 16 de febrero de 1833 emite sus Decretos de Tepetitán, en uno de los cuales, ordena: “Yo, Anastasio Aquino, Comandante General de lasArmas Libertadoras de Santiago Nonualco, en este día he acordado lo siguiente: queden libres de obligación de pagar todos los deudores que se encontraren en el territorio en que hace sentir su fuerza mi gobierno. El que intentare cobrar deudas contraídas antes de lo acordado, sufrirá diez años de prisión, que pagará en obras públicas”.

La sublevación de Anastasio Aquino y los Nonualco representa la Segunda Guerra de Resistencia de nuestro pueblo, esta vez contra la nobleza criolla, dueña del añil, que luego de haber dirigido la lucha por la independencia, se erigía en la clase dominante, política y económicamente, del país.

24 de julio de 1833.

Anastasio Aquino es ejecutado por el gobierno del “liberal” Mariano Prado. Anastasio Aquino fue legítimo heredero de las tradiciones combativas de la primera Resistencia Indígena frente a los conquistadores españoles. Su desafío a las autoridades de la época; sus dotes de estratega militar y dirigente político; su coraje revolucionario, forma parte del patrimonio político de las nuevas generaciones que hoy se enfrentan a la dictadura militar y al imperialismo yanqui en El Salvador.

Francisco Morazán. (1830-1840)

16 de septiembre de 1830.

El general Francisco Morazán toma posesión como Presidente Federal de las Provincias Unidas de Centro América. Morazán, profundamente comprometido con la unidad de Centro América y arquitecto de una importante reforma liberal, que por su contenido progresista despertó el odio brutal de los sectores reaccionarios que le declararon la guerra. Entre las diversas medidas liberales que impulsó están las de abolición de los diezmos y primicias otorgados por la Corona Española a la Iglesia; garantizó la irrestricta libertad de cultos; fomentó y democratizó la enseñanza.

Gerardo Barrios (1859-1863)

El capitán general Gerardo Barrios, durante este período encabeza un gobierno progresista que profundiza muchas de las medidas adoptadas por Francisco Morazán, a la vez que adopta nuevas medidas de corte liberal todas ellas. Los sectores conservadores centroamericanos, especialmente la Iglesia y el dictador guatemalteco Rafael Carrera, como en su tiempo a Francisco Morazán, le declaran la guerra. De profundas ideas unionistas, fue asesinado el 29 de agosto de 1865 por órdenes del presidente Francisco Dueñas, que había sido impuesto en el gobierno por las fuerzas conservadoras locales y guatemaltecas.. Las figuras de Morazán y Barrios sobresalen en este período, carcomido ya por la corrupción y el autoritarismo, que luego echarían profundas raíces en la institución militar y el aparato de gobierno.

La insurrección obrero-campesina de 1932.

Transcurre cien años desde la gesta de Anastasio Aquino a la insurrección obrero campesina de 1932. En este período se suceden diversos levantamientos indígenas y campesinos que no alcanzan la magnitud del protagonizado por el Rey de los Nonualcos. 1932, por su parte constituye el año que sirve como eje fundamental del desarrollo futuro del proceso revolucionario salvadoreño.

Las fuerzas sociales que se enfrentan abiertamente en todos los terrenos en ese entonces son las mismas que hoy pugnan por definir el rumbo histórico de nuestra patria. Hace cincuenta años se iniciaron las batallas por la toma del poder político por parte de los trabajadores salvadoreños de la ciudad y del campo. Hace cincuenta años se instauró la dictadura militar que sigue gobernando el país, ahora con una fachada democristiana. En aquella ocasión, las clases dominantes, la oligarquía burguesa-terrateniente, no hizo uso de los ofrecimientos reiterados por parte de los capitanes de buques ingleses y norteamericanos para desembarcar tropas y cooperar en someter a los rebeldes. Hoy, la dictadura militar entrega servilmente la soberanía de nuestra patria a los dictados de la política de la Administración Reagan y sueñan con la invasión militar masiva norteamericana que venga a aplastar a la insurgencia popular que ellos no han sido capaces de derrotar en el campo de batalla.

22 de enero de 1932.

En esta fecha miles de trabajadores, en su mayoría campesinos indígenas se levantan en armas contra el gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez. El 23 de enero, controlan varias poblaciones del occidente del país, en los departamentos de Sonsonate y Ahuachapán. El levantamiento, dirigido por el Partido Comunista de El Salvador (PCS) fue rápidamente controlado por el ejército de la dictadura, el cual en las semanas siguientes asesinó a más de 30,000 salvadoreños aprovechándose de su superioridad militar. El pueblo salvadoreño fue derrotado en este nuevo esfuerzo heroico por lograr su liberación. La insurrección fue el resultado de una agudización extrema de la situación económica de las masas como producto de la crisis económica internacional de 1929 unido a la implantación el 2 de diciembre de 1931 de una bestial dictadura militar, encabezada por el general Maximiliano Hernández Martínez, entre otras causas.

La insurrección obrero campesina de enero de 1932 estuvo precedida por un complejo y multifacético proceso de acumulación de fuerzas, iniciado a principios de la década de los años 20 que incluye la organización sindical en la ciudad y el campo; la lucha por reivindicaciones económicas y derechos políticos; la radicalización de sectores indígenas, así como del estudiantado y la intelectualidad: el descontento en algunos sectores del ejercito; movilizaciones políticas, etc. Como puntos culminantes que precedieron Ia insurrección de todo este proceso de organización y movilización popular, se encuentran:

21 de septiembre de 1924.

Se crea la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS), que se convierte en el organismo unitario de lucha del movimiento obrero salvadoreño.

28 de marzo de 1930.

A orillas del Lago de Ilopango se reúne el Congreso de Fundación del Partido Comunista de El Salvador (PCS). Esta primera organización revolucionaria del pueblo salvadoreño, integrada por los luchadores más destacados del movimiento de masas de ese entonces, con una base fundamentalmente obrera, encabeza dos años más tarde, la insurrección de enero de 1932.

En todo este torbellino de acontecimientos, a mediados de 1930 Agustín Farabundo Martí, destacado dirigente revolucionario, regresa al país luego de combatir al lado de Augusto Cesar Sandino en Las Segovias contra las tropas invasoras norteamericanas. El 26 de septiembre de 1928, escribe una carta desde El Chipoton, Nicaragua, en la que dice:

“Llegamos al Campamento de nuestro Jefe Supremo, AUGUSTO CESAR SANDINO, el 22 de junio pmo. pasado, quedando incorporados al Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de NICARAGUA. Nuestra guerra contra los invasores de Centro América está empeñada de manera formal. Se ha iniciado en Nicaragua la lucha libertadora de las Américas y se espera la acción conjunta de todos los pueblos oprimidos del continente para barrer hasta el último vestigio del imperialismo yanqui.”

Desde su regreso al país, se incorpora de lleno a las tareas revolucionarias en el marco de una extensa movilización popular. Sus dotes de dirigente, su experiencia y conocimientos lo colocan rápidamente en la dirección del movimiento revolucionario salvadoreño. Agustín Farabundo Martí, conocido como “el Negro Martí’, por lo oscuro de su piel, organiza los preparativos de la insurrección de enero de 1932 junto con la dirección del PCS, lamentablemente es capturado el 19 de enero junto con los estudiantes universitarios Alfonso Luna y Mario Zapata, no participando así en el desarrollo directo de la insurrección. El 30 de enero, Martí Luna y Zapata son juzgados en Consejo de Guerra y condenados a muerte por fusilamiento. Él lro. de febrero de 1932, en horas de la mañana, se realiza la ejecución.

La insurrección obrero-campesina de 1932 constituye el antecedente histórico más importante de lucha popular de nuestro pueblo; las tareas democráticas que planteaba resolver siguen pendientes en la agenda política de nuestro país: la conquista de la democracia y la realización de profundas transformaciones en la estructura socio económica.

La insurrección, aunque derrotada, señaló el camino a las nuevas generaciones de revolucionarios salvadoreños para alcanzar el poder. Las fuerzas sociales que se alzaron en armas en aquella época, hoy con más conciencia, organización y con el mismo espíritu de combate luchan por hacer realidad los sueños y acciones de Martí, Luna y Zapata, Ismael Hernández, Alberto Galán, Francisco Sánchez, Modesto Ramírez, José Feliciano Ama (cacique de los izalqueños), etc.

Miguel Mármol, en ese entonces un joven dirigente comunista de la insurrección, fue fusilado por las tropas martinistas, logro salvarse y ponerse de nuevo en la dirección del movimiento popular. Hoy, en el exilio, continúa luchando por la liberación de su pueblo, reflejándose en su persona la continuidad histórica de nuestra lucha.

Jornadas revolucionarias de abril y mayo de 1944

2 de abril de 1944.

Luego de trece años de sangrienta dictadura martinista, un sector del ejército y un sector de la oposición política se levantan en armas contra la dictadura. La sublevación es derrotada y sus participantes son fusilados. Uno de ellos, el civil Víctor Manuel Marín, respondió a un sacerdote antes de ser ejecutado, que debido a las torturas a que había sido sometido;

“Es el cuerpo el que me flaquea, padre, no el espíritu…”

8 de mayo de 1944.

El dictador abandonó el país como resultado de una combativa Huelga General de Brazos Caídos, que paralizó la nación. Uno de los organismos impulsores del paro general, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT); impulsó la movilización de los trabajadores en las principales ciudades del país, bajo la consigna de: “Unidad nacional de todas las fuerzas populares y democráticas del país contra la tiranía martinista sobre la base de la huelga general nacional de brazos caídos hasta derrocar a la dictadura.”

“El derrocamiento de Martínez inició una apertura democrática que fue cerrada brutalmente el 21 de octubre de 1944 por un golpe del coronel Osmin Aguirre y Salinas.” La dictadura continuaba. En diciembre de 1944 es derrotado y masacrado un contingente de demócratas en el Llano del Espino, que cruzó desde Guatemala para resistir la dictadura. Asímismo es derrotado un brote insurreccional, en esa misma fecha, en el barrio de San Miguelito, San Salvador.

Jornadas revolucionarias de agosto, septiembre y octubre de 1960.

Durante estos tres meses, de nuevo las masas populares se lanzan a las calles contra el dictador de turno, el coronel José María Lemus y logran su derrocamiento. Las acciones insurreccionales de las masas durante este nuevo levantamiento popular, fueron las de mayor envergadura desde 1944. La oligarquía, el imperialismo y la dictadura militar reaccionan con un nuevo golpe de Estado para recobrar su dominio el 25 de enero de 1961.

A finales de Ia década del 60 ocurren otras dos batallas populares que desafían abiertamente el dominio de la dictadura militar:

– Los sindicatos obreros, inician un movimiento huelguístico de hecho, que culmina en huelga general progresiva (diciembre de 1966-abril de 1967).

-El movimiento magisterial, dirigido por Ia Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de Junio) impulsa la primera huelga nacional en febrero-marzo de 1968.

Ambas acciones elevan el nivel de combatividad y organización del pueblo salvadoreño y señalan claramente el carácter de las nuevas batallas que se avecinan en la década siguiente.

Lucha armada y Lucha de masas. Años 70.

A principios de esta década surgen, por una parte, las organizaciones político militares revolucionarias, como las Fuerzas Populares de Liberación (FPL-Farabundo Martí) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); y por otra parte se crea en 1971, la Unión Nacional Opositora (UNO), que se constituye en un instrumento de acción política, en la arena electoral. Durante toda esta década, ambos sectores impulsaron combates a todos los niveles contra Ia dictadura militar. Entre las luchas populares más importantes de los 70 destacan las siguientes:

-Segunda Huelga nacional de ANDES-21 de Junio. (Junio agosto de 1971).

-Victoria electoral presidencial de la UNO el 20 de febrero, 1972.

-Fundación en abril de 1974 del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU).

-Movilización popular de repudio a la masacre de estudiantes del 30 de julio de 1975.

-Fundación en agosto de 1975 del Bloque Popular Revolucionario (BPR).

-Victoria de la UNO en las elecciones presidenciales del 20 de febrero de 1977 seguida por una gigantesca movilización de masas; huelga general y brotes de violencia insurreccional en diversas ciudades en repudio al fraude gubernamental. Este intenso periodo de movilización popular fue descabezado el 28 de febrero de 1977.

-Fundación en febrero de 1978 de las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28).

-Intenso movimiento huelguístico de la clase obrera en febrero y marzo de 1979.

-En septiembre de 1979 se crea el Foro Popular, como respuesta al Foro Nacional convocado por el dictador Carlos Humberto Romero.

Años 80: el FMLN-FDR y la lucha por el poder.

El 15 de octubre de 1979 se produce un golpe de Estado contra el coronel Carlos Humberto Romero. Los golpistas establecen una Junta de Gobierno, que cuenta con Ia participaci6n en un principio de algunos sectores democráticos. Esta Junta de Gobierno se institucionaliza a través de elecciones para una Asamblea Constituyente en marzo de 1982 y elecciones presidenciales en marzo y mayo de 1984. En esencia continúa siendo la misma dictadura militar instaurada en diciembre de 1931.

Por otra parte, a principios de 1980 se logra Ia unificación de las fuerzas revolucionarias y el establecimiento de una alianza con las fuerzas democráticas del pueblo salvadoreño. La coalición FMLN-FDR es la expresión política de tal alianza.

Entre los hechos más significativos de este nuevo nivel de unidad y lucha popular que abre la posibilidad real de la conquista del poder político, por parte de las fuerzas populares salvadoreñas, destacan los siguientes:

-10 de enero de 1980.

Aparece un manifiesto informando de Ia constitución de un organismo de coordinación revolucionaria formado por las direcciones nacionales de la Resistencia Nacional (RN), las Fuerzas Populares de Liberación (FPL-Farabundo Marti) y el Partido Comunista de El Salvador (PCS), en el que califican esta acción, como “un paso decisivo, una contribución determinante para rescatar a la Patria de la opresión, la injusticia y la dominación imperialistas, para conquistar Ia libertad, Ia justicia social, Ia independencia nacional verdadera, la liberación popular y la paz”.

-11 de enero de 1980.

Es constituida la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM) integrada por el Bloque Popular Revolucionario (BPR), el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), Las Ligas Populares 28 de Febrero y el partido Unión Democrática Nacionalista (UDN). Posteriormente se incorpora el Movimiento de Liberación Popular (MLP).

-22 de enero de 1980.

En celebración de los acuerdos de unidad alcanzados por las fuerzas revolucionarias y en conmemoración del cuarenta y ocho aniversario de la insurrección de 1932, la CRM realiza la demostración más grande de nuestra historia, la cual es reprimida por la Junta de Gobierno.

-23 de febrero de 1980.

Las organizaciones de masas aglutinadas en la CRM, dan a conocer la Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario (GDR), “que emprenda a la cabeza del pueblo, la construcción de una nueva sociedad”.

-18 de abril de 1980.

Se constituye el Frente democrático Revolucionario (FDR) integrado por la CRM y diversas instituciones democráticas y organizaciones populares.

-22 de mayo de 1980.

Se forma la Dirección Revolucionaria Unificado (DRU) que constituye “un nuevo y superior nivel de unidad” de las organizaciones revolucionarias FPL, PCS, RN y Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

-10 de octubre de 1980.

La DRU anuncia la “nominación del conjunto de organizaciones político militares con el nombre de FRENTE FARABUNDO MARTI PARA LA LIBERACION NACIONAL (FMLN).

-10 de enero de 1981.

La Comandancia General del FMLN hace un llamado a una Ofensiva General contra la Junta Militar-Democristiana. “Llamamos -expresa la Orden General No. 1- a todo el Pueblo a levantarse como un solo hombre. . . en todos los Frentes de Guerra y en toda la amplitud del territorio nacional, para combatir con valentía, hasta derrotar definitivamente al regimen de opresión y genocidio de la oligarquía criolla y del imperialismo. Todos AL COMBATE!”

Esta fecha marca el inicio de la Guerra Popular Revolucionaria, conducida por el FMLN, para lograr la liberación de nuestro país. El 10 de enero de 1981 se inicia la primera fase de la Guerra Popular Revolucionaria, que se extiende hasta julio de 1981 y se caracteriza por la “consolidación de la retaguardia y construcción del ejército revolucionario”.

– Julio de 1981 a Junio de 1982.

Marca el inicio por parte del FMLN de “las acciones ofensivas de la disputa por la iniciativa estratégica”.

– Junio de 1982 a Agosto de 1983.

Toma de la iniciativa militar estratégica por parte del FMLN. La característica fundamental de esta etapa fue que las acciones del FMLN “pasaron cada vez más a determinar el curso de la guerra”.

– Septiembre de 1983 hasta nuestros días.

“El FMLN profundiza la ofensiva e inicia la disputa por zonas vitales del país, comenzando a presentarse la posibilidad de una segunda agudización de la situación revolucionaria y de una intervención yanqui”. Las anteriores caracterizaciones de las fases de la Guerra Popular Revolucionaria en nuestro país toman como base el documento aprobado por la Comandancia General del FMLN, en diciembre de 1983, titulado “Situación Revolucionaria y Escalada Intervencionista en la Guerra Salvadoreña”.

– 9 de febrero de 1984.

La alianza FMLN-FDR anuncia una propuesta concreta para una solución política al conflicto salvadoreño a través de la formación de un Gobierno Provisional de Amplia Participación,GPAP.

-1 de mayo de 1984.

Miles de trabajadores se lanzan a las calles de San Salvador atendiendo a la convocatoria del Movimiento Unitario Sindical y Gremial de El Salvador (MUSYGES). Los trabajadores, desafiando el Estado de Sitio se pronuncian contra las políticas represivas y antipopulares de la dictadura y a favor de una solución política negociada al conflicto salvadoreño

460 años de lucha revolucionaria han templado las mentes y corazones de los hijos e hijas del pueblo salvadoreño. Con la inauguración de José Napoleón Duarte como presidente el pasado 1 de junio da inicio una nueva etapa de lucha política contra la dictadura y contra la Administración Reagan que cada vez más directamente dirige la guerra contra nuestro pueblo.

Ante la creciente presencia militar yanqui en nuestro suelo y el peligro de una intervención militar masiva unido a la demagogia y represión del gobierno de Duarte, el pueblo salvadoreño cierra filas y proclama con el FMLN:

“UNIDOS PARA COMBATIR HASTA LA VICTORIA FINAL” “REVOLUCION 0 MUERTE” “VENCEREMOS”

BIBLIOGRAFIA

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