“El capital, las estrategias de desarrollo local y las ONG: Una reflexión crítica de interrelaciones”: Jan Lust
20/06/2014 Deja un comentario Go to comments
Resumen: El objetivo del proyecto capitalista de desarrollo es facilitar y contribuir a la expansión de la acumulación de capital. Las estrategias de desarrollo local tienden a desmovilizar la población, a desviar la atención de los pobres de las estructuras de poder político y económico reales y asegurar los pilares locales del sistema capitalista global. Las ONG, que son financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo, son las transmisoras adecuadas de estas estrategias y podrían ser consideradas como las bases locales del imperialismo.
Introducción
Desde hace unos sesenta años los teóricos del desarrollo están discutiendo el problema del “subdesarrollo” y las cuestiones relacionadas con la misma en lo que se ha denominado como el Tercer Mundo. Hasta la fecha, no han sido capaces de encontrar e introducir soluciones duraderas al problema de “subdesarrollo”.
Las estrategias que han sido implementadas para hacer frente a la cuestión del “subdesarrollo” tomaron, y toman aún, las restricciones del modo capitalista de producción y distribución como algo dado. De hecho, aunque los teóricos del desarrollo que elaboraron sus estrategias en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, criticaron las estructuras externas e internas que hicieron el “progreso” muy difícil y elaboraron propuestas que apuntaron a un cambio de estas estructuras; sin embargo, estas proposiciones fueron confinadas dentro del marco general capitalista. Se podría argumentar que estos teóricos estaban más preocupados por la expansión del sistema capitalista y la mejora de su funcionamiento que por las causas fundamentales del “subdesarrollo” en si.
En la actualidad, las estrategias de desarrollo no cuestionan las causas del “subdesarrollo”, al igual que los teóricos de desarrollo de los años 50 y 60. Todo esto es comprensible, ya que la correlación de fuerzas de clase al nivel internacional favorece las clases dominantes y estos no están interesados en erradicar las raíces de “subdesarrollo”. Incluso podría decirse que todas las estrategias de desarrollo que no rompen las restricciones del modo de producción capitalista se oponen a los intereses (históricos) de las clases dominadas, ya que tratan de desviar la atención de las clases populares del proceso hacia la creación de una sociedad basada en los principios socialistas.
En este artículo se discute la relación entre el proyecto capitalista de desarrollo, las estrategias de desarrollo local y el papel de las organizaciones non-gubernamentales (ONG) financiadas internacionalmente. Intentamos mostrar que las estrategias de desarrollo local, como parte del proyecto capitalista de desarrollo general, son las más apropiadas para mantener la base de la acumulación de capital. Las iniciativas de desarrollo local financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo y ejecutados por las ONG podrían, incluso, ser consideradas como reaccionarias, ya que encierran a la población en sus comunidades y parecen tener la intención de desviarla de la lucha contra las causas reales de la explotación, la opresión y la miseria.
El projecto capitalista de desarrollo y la transformación social de la sociedad
El proyecto de desarrollo que surgió a finales de los años 40 ─el Programa de Cuatro Puntos lanzado en 1949 por el expresidente de los Estados Unidos, Harry Truman─ estaba destinado a mantener a los países recientemente descolonizados en el “mundo libre” de la explotación capitalista y la opresión. Durante el paso del tiempo, este proyecto no ha cambiado su objetivo esencial, es decir, facilitar y crear bases para la expansión de la acumulación de capital por parte de las empresas del “Norte”.
El modo de producción capitalista se basa en la propiedad privada de los medios de producción. Sobre la base de esta propiedad, el capitalista individual es capaz de extraer plusvalía de los productores directos y transformarla en capital con el fin de sobrevivir en la “batalla” con otros capitalistas y para expandir su producción. Esta relación de explotación muestra que los explotadores (capitalistas) no solo necesitan a los explotados (los productores) para su propia supervivencia como capitalistas, sino también deben mantener (reproducir) esta relación para sobrevivir como clase. Una transformación social de la sociedad implicaría la transferencia de los medios de producción en manos de la sociedad a través de un proceso de nacionalización y socialización y, por tanto, la eliminación política y económica, como clase, de los dueños de los medios de producción. Los programas de desarrollo descartan esta posibilidad o, más bien, intentan aumentar la base económica, social e ideológica del modo de producción capitalista.
El estado, en la sociedad capitalista, es un colectivo de todos los organismos institucionales que sirven al propósito del capital colectivo. Su tarea principal es la de mantener las condiciones generales para la reproducción del modo de producción capitalista. Sin embargo, los proyectos de desarrollo incluyen, en muchas ocasiones, organismos del estado como socios y no los consideran como enemigo de clase. Una transformación social de la sociedad apunta a la destrucción del estado capitalista y de una democratización profunda de la sociedad.
La globalización neoliberal es la forma institucionalizada, al nivel mundial, de la explotación y la opresión por parte del centro capitalista. Bajo el liderazgo de los Estados Unidos, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) sirven a los intereses de las corporaciones transnacionales. Los proyectos de desarrollo financiados por instituciones internacionales no tienen el objetivo de superar las causas fundamentales del “subdesarrollo”, sino “para allanar el camino para el capital, para crear las condiciones necesarias para el desarrollo económico y social”. (Petras y Veltmeyer, 2011:105).
Las relaciones entre el centro y la periferia podrían definirse en términos políticos, económicos y militares como dominación y dependencia. Estas relaciones son, sin embargo, no lineales y estáticas, sino dinámicas y cambian con el tiempo (Petras y Veltmeyer, 2011: 105). Aunque los capitalistas del “Norte” y del “Sur” tienen conflictos de intereses económicos y pueden tener objetivos políticos opuestos, sin embargo, estos conflictos se desvanecen cuando el propio sistema está cuestionado o está en peligro. Es precisamente por estas razones que los proyectos de desarrollo financiados internacionalmente tienen la intención de:
i) ayudar a mantener la estabilidad política que podría verse afectada por la rebelión de las masas empobrecidas y hambrientas,
ii) encerrar a la población en proyectos de pequeña escala como un medio para mistificar las estructuras que yacía en el fondo de su situación socio-económica particular, y
iii) el desarrollo de los pequeños mercados locales como mecanismos para la generación de ingresos y para la difusión de la ideología capitalista. Una sociedad en camino a la transformación social rompe las cadenas con el centro capitalista, levanta su población de la miseria y la convierte en objeto y sujeto de su propio desarrollo.
Estrategias de desarrollo local: sus limitaciones y su idoneidad para el capital
La elaboración y la implementación de las estrategias de desarrollo local están recibiendo cada vez mayor atención. La resistencia contra las políticas neoliberales impuestas por Washington formó exactamente una de las principales razones para la implementación de nuevas estrategias de desarrollo. Las estrategias que apuntaron a la participación de los pobres en la elaboración y ejecución de proyectos de desarrollo (“empoderamiento”) y que podrían ser convertidas en pilares locales del sistema capitalista en general fueron consideradas como las más apropiadas.
El “empoderamiento” de los pobres, es decir, dar a los pobres la capacidad de toma de decisiones sobre cuestiones relacionadas a los proyectos de desarrollo local, no es más que una construcción ideológica ya que las clases dominantes no son dispuestas a transferir o compartir su poder real. Dado que estos proyectos se limitan a pequeñas comunidades y no son una amenaza para las estructuras que causan su pobreza, el “empoderamiento” de los pobres es ilusorio. Además, al dar a los pobres la administración y la responsabilidad sobre su “propio desarrollo”, distrae su atención a las estructuras de poder político y económico real y restringe sus actividades al entorno local (Veltmeyer, 2011: 188). El “empoderamiento” sirve al objetivo de mantener a los pobres lejos de los movimientos sociales que cuestionan las estructuras de explotación y opresión de la sociedad.
Es posible identificar tres razones generales porque las estrategias de desarrollo local podrían ser consideradas como las más adecuadas para los intereses del capital, además de la pertinencia de las estrategias de desarrollo en general para el capital como se ha descrito en la sección anterior. En primer lugar, estas estrategias no cuestionan el sistema. Están permitidas y controladas por el estado. En realidad, como reproducen las estructuras sociales y económicas “externas” y, en cierto modo, agrandan el mercado interno (local), las estrategias de desarrollo local sostienen, difunden y profundizan la ideología capitalista en la sociedad.
En segundo lugar , las estrategias de desarrollo local no toman en cuenta las existentes estructuras de clase dentro de las comunidades. Como Veltmeyer (2003: 44) sostiene, las comunidades no sólo están divididas en clases, pero con frecuencia están sumergidas en conflictos de clase. Aunque, como era de esperar, esto hace la implementación de estas estrategias bastante difíciles porque ningún proyecto es capaz de incluir o representar a toda la población o comunidad, esto no es de ninguna preocupación como las estrategias de desarrollo local tienen el objetivo de ocultar y distraer la atención de estas estructuras de clase.
En tercer lugar, las estrategias que apuntan al desarrollo local están condicionadas y limitadas por las estructuras externas y los intereses nacionales e internacionales, muchas veces plasmados en los tratados bilaterales de libre comercio y acuerdos de cooperación firmados con el FMI, el BM y la OMC. A medida que estas estructuras son consideradas como dadas y no pueden ser cambiadas y retadas, las estrategias de desarrollo local contribuyen a la desmovilización de la población contra la invasión “extranjera” de sus territorios. En el contexto de la creciente presencia de las industrias extractivas en las zonas de las comunidades indigenas, estas estrategias tienen el objetivo de moldear la aceptación de esta población ante el ataque a sus hábitats y medios de subsistencia mediante la introducción de proyectos que podrían proporcionar fuentes alternativas de generación de ingresos.
Las agencias que promueven las estrategias de desarrollo local tienen sus oficinas en los centros imperialistas. Aquellos que con frecuencia ponen en práctica estas estrategias, tienen sus bases en los países que son objeto de estas estrategias. A estos organismos nos dirigimos en la siguiente sección.
Organizaciones No-Gubernamentales: transmisores del projecto capitalista de desarrollo
Las estrategias de desarrollo local han sido, frecuentemente, elaboradas y ejecutadas por las ONG. [1] No ponemos en duda los objetivos, a menudo bien intencionados, de personas que trabajan para estas organizaciones. Sin embargo, esto no nos puede retener de un análisis crítico del significado político de las ONG y su función para el capital.
Las ONG están, en muchos casos, financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo. [2] Estas agencias fueron creadas para facilitar y contribuir a la expansión de la acumulación de capital por parte de las corporaciones del “Norte”. Las ONG tienen la tarea de introducir una retórica colaboracionista de clase. Destacan los proyectos y no los movimientos, y se centran en los aspectos financieros -técnicos de la ayuda de los proyectos en vez en las condiciones estructurales que moldean la vida de la gente todos los días (Petras y Veltmeyer , 2003: 169, 172).
Las ONG no solo son directa e indirectamente funcionales para el capital, sino también su existencia se ajusta perfectamente dentro de la ola de la globalización neoliberal que atormentaba a los llamados países en desarrollo en los años 80 y 90. Como “pertenecen” a lo que se ha denominado la sociedad civil, convenía increíblemente bien a la agenda neoliberal. El retiro del estado de su “función de desarrollo” en la década de los 80 permitió a estas organizaciones hacerse cargo, en cooperación con el estado (Petras, 2011: 94), de algunas de sus funciones sociales claves. Además, al pasar estas funciones a la “sociedad civil”, las clases dominantes lograron dirigir la atención de las masas empobrecidas a sí mismas en lugar de las estructuras opresoras que causan su miseria.
Las agencias de cooperación internacional para el desarrollo, y en particular las ONG financiadas por estas agencias, podrían ser consideradas como las suaves manos reaccionarias del capital como su función política es contribuir a evitar todos los caminos posibles hacia un sistema en el cual los seres humanos sean las fuerzas impulsoras de desarrollo de la sociedad en lugar de los intereses y necesidades del capital (transnacional). Estas ONG están creadas para hacer la práctica de la explotación y la opresión menos cruel y políticamente aceptable para la población, los encierran a alternativas de desarrollo local que no forman ninguna amenaza para la burguesía local y mistifican y desvian el descontento con respecto a las estructuras de poder de las corporaciones con el fin de evitar el análisis de clase del imperialismo y la explotación capitalista (Petras y Veltmeyer, 2003: 166).
Conclusiones: transformación social en vez de desarrollo
Las estrategias de desarrollo local que se implementan dentro de una sociedad capitalista sirven, esencialmente, a los intereses de las clases dominantes, ya que estas estrategias no apuntan a una transformación social, sino más bien tratan de ampliar y profundizar las bases para la acumulación del capital. En las sociedades capitalistas que apuntan, en cierto modo, a la transformación social, como es actualmente en Venezuela y Bolivia, consideramos, sin embargo, las estrategias locales de desarrollo cruciales para la continuación, profundización y aseguramiento de este proceso, ya que podría aumentar sus bases de apoyo en la sociedad.
La idoneidad de las estrategias de desarrollo local para el capital no nos lleva a rechazar estas estrategias ya que consideramos que estas son importantes no sólo para la reducción de la pobreza, sino también podrían ser utilizadas por las fuerzas revolucionarias para elevar la conciencia de clase de la población cuando ellos vinculan la “problemática local” con el sistema social; cuando son capaces de conectar cuestiones locales con temas nacionales e internacionales y estructuras de poder.
La lucha para la transformación social al nivel local no debe conducir a las fuerzas revolucionarias a tratar de convertir a las ONG que son financiadas por las agencias imperialistas de apoyo en catalizadores de un proceso revolucionario hacia el socialismo. Las iniciativas que apuntan a este objetivo estarán, indudablemente, sujetas a la corrupción y provocan un debilitamiento general de las fuerzas para la transformación social. La obra política e ideológica devastadora de estas ONG ha de ser combatida creando estructuras locales independientes para la transformación social y desarrollar y promover alternativas concretas revolucionarias. [3]
Una estrategia que apunta a la transformación social de la sociedad necesariamente tiene que estar basada en la conciencia social de la población y su situación socio- económica, ya que es la única manera de conectar el proyecto de transformación social a la realidad de las masas y conquistar su conciencia. La necesidad de cambio comienza con la conciencia de que esto es posible.
Bibliografía
Petras, James (2011), “Globalización, imperialismo y desarrollo”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2011), “Rethinking imperialist theory and US imperialism in Latin America”, en HAOL, no. 26.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2003), La globalización desenmascarada. El imperialismo en el siglo XXI, México D.F., Miguel Ángel Porrúa, UAZ.
Veltmeyer, Henry (2011), “Capital social y desarrollo local”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.
Veltmeyer, Henry (2003), “La dinámica de la comunidad y las clases sociales”, en Henry Veltmeyer & Anthony O’ Malley (coords.), En contra del neoliberalismo. El desarrollo basado en la comunidad en América Latina, México, Miguel Ángel Porrua, UAZ.
Notas
[1] Con el fin de ser absolutamente claro acerca de este asunto , nos gustaría hacer hincapié en la palabra “frecuentemente”. Las ONG no son las únicas agencias que elaboran e implementan estrategias de desarrollo local. Va más allá del propósito de este artículo para identificar los otros actores.
[2] En lo que sigue, nos referimos específicamente a las ONG que son financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo. Somos conscientes de la existencia de ONG que no se ubican en la categoría de “transmisores del proyecto capitalista de desarrollo” y tampoco están financiadas por estas agencias.
[3] Cuando se habla sobre la construcción de las estructuras locales de transformación social, no nos referimos a la creación de estructuras de poder dual, sino más bien a las bases políticas y sociales a nivel local.