*El Salvador vive el proceso más crítico del proceso de democratización abierto en 1992 con los Acuerdos de Paz. El propósito de establecer una democracia liberal burguesa no ha pasado de ser una aspiración incumplida por los sectores de derecha y no asumida por la izquierda en la dirección de construir la democracia popular. El autoritarismo y el militarismo han sido constantes en la historia del país. Después de 1992, hemos presenciado en El salvador la instalación de una democracia basada exclusivamente en el voto, una democracia que se corresponde con la instalación del neoliberalismo en el país.
*El sistema de partidos políticos salvadoreños presenta hoy en el 2021 una crisis profunda. El ejercicio de la antipolítica y el espectáculo publicitario se ha vuelto la estrategia central. Los partidos políticos vigentes en la posguerra han gastado sus banderas hasta causar un hartazgo y resentimiento profundo en amplios sectores de la población, propiciando, como en otras regiones del mundo, el surgimiento de proyectos demagógicos, ultraconservadores, autoritarios y con tendencia fascista.
*El proyecto revolucionario de izquierda se desdibujó a costa de entrar al sistema político y al juego electoral, lo cual fue un largo proceso que comenzó antes de la firma de la paz.
*La alternancia en el Ejecutivo alcanzada en el año 2009 no fue suficiente para generar los cambios revolucionarios esperados después de un largo proceso de guerra y posguerra. Los esfuerzos de lucha popular y las expectativas de la población se vieron frustrados.
*La izquierda salvadoreña se encuentra en su mayor crisis de la historia reciente. El principal actor político que debía posibilitar la participación e intervención activa y directa del pueblo salvadoreño en los procesos sociales e históricos (el FMLN) atraviesa un periodo de agotamiento que le exige una recomposición total para recuperar la viabilidad.
*En las próximas elecciones se prevé otro golpe electoral montado sobre un modelo de intervención política saturado de discursos que generan división, odio y violencia: mediatizados por un campo comunicacional ampliado gracias a las redes sociales y que reafirma y una desigualdad de origen: “ganan las elecciones quien tiene más plata.”
*Por tanto, NOS PRONUNCIAMOS en contra de este proceso electoral, puesto que lleva a cabo un fraude que no se realiza en las urnas, sino en el campo comunicacional (fraude mediático). El conjunto de partidos que compiten no ofrecen opciones a las mayorías populares. Este esquema de juego político-electoral posterga la toma de conciencia, politización y organización del pueblo para su lucha emancipadora.
*Por esto, consideramos que la alternativa para los sectores revolucionarios y para el pueblo en general radica en la restitución y la reconstitución de la izquierda salvadoreña, desde un ideario anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial, antiimperialista, que ponga en marcha la construcción de un actor político revolucionario y democrático, impulsor de la ética por la vida. La tarea histórica de dicho actor es contribuir al desencadenamiento del sujeto histórico salvadoreño, considerando las actuales condiciones sociales, que sea capaz de combatir cualquier tipo de régimen autoritario y realizar las transformaciones y cambios que el país necesita.
Escuela Política para un Nuevo Proyecto
San Salvador, 25 de febrero de 2021