Tres lecciones del Che para la izquierda salvadoreña. Ricardo Ayala. 8 de octubre de 2021

Sin duda alguna, en la larga tradición de lucha popular la figura de Ernesto Che Guevara está asociada al paradigma del militante revolucionario que aspiramos ser, como exclamó Fidel en una noche de octubre de 1967 en tributo al guerrillero heroico. Sin duda, su ejemplo formó a miles de militantes revolucionarias y revolucionarios en este medio siglo anterior, que siguiendo sus pasos entregaron su vida sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté.

Hoy conmemoramos 54 años de su paso a la eternidad y aunque su trascendencia histórica ocupa un lugar cimerio en la lucha de los pueblos, es preciso siempre tenerlo presente, y cuanto más, en la práctica de las organizaciones populares llamadas a dar continuidad a su obra libertaria y socialista. Para las nuevas generaciones su impacto sigue siendo el del revolucionario dispuesto a luchar contra cualquier injusticia y una férrea fidelidad a sus principios.

En nuestro caso, el ejemplo de Che formó a muchas generaciones que luchadores y luchadoras, y es preciso traer a cuenta algunas lecciones de este emblemático combatiente para la actualidad, con el ánimo de evitar reducirlo a una consigna o panfleto utilizado únicamente para solapar prácticas alejadas de la obra del revolucionario argentino-cubano.

Una primera lección podemos extraer de su intervención en una reunión del Ministerio de Industrias de Cuba, Che llamaba la atención sobre la tendencia a rechazar el estudio del pensamiento revolucionario: “[..] hay una cuestión que tenemos que entender, nosotros no podemos ser hijos de la práctica absoluta, hay una teoría; que nosotros tengamos algunas fallas, algunos motivos de discusión de algunos aspectos de la teoría, bueno, pues perfecto. Para poder hacer eso, hay que conocer, aunque sea un poquito de teoría.”

Para Che el estudio y construcción del pensamiento crítico que requiere una revolución socialista es trascendental y permanente. Una parte de la izquierda salvadoreña reniega del papel de la ideología y del pensamiento revolucionario de orientación marxista y leninista para la lucha política del actual momento, reduciendo su práctica a un activismo sin rumbo exclusivamente orientado a la desviación electorera. El abandono del pensamiento crítico revolucionario por este sector es de una de las razones que se hallan a la base de la crisis desencadenada por la derrota política del 3 de febrero de 2019.Ligado a la construcción del pensamiento crítico de la revolución se halla la relación con el pueblo, cómo se inserta este en la estrategia de la izquierda para alcanzar los objetivos.

Por eso Guevara insistía que debía tenerse claro cómo nos relacionamos con el sujeto de la revolución. Acá una segunda lección de Che para nosotros:No debemos acercarnos al pueblo a decir: “Aquí estamos. Venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales”. Debemos ir con afán investigativo, y con espíritu humilde, a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo”.¡Cuánta razón del guerrillero heroico!

No pocas veces una buena parte de nuestros exdirigentes y exfuncionarios de gobierno hicieron gala de una prepotencia tal de creerse el epicentro del proceso, subvalorando al pueblo, a esta masa irredenta que históricamente ha sido excluida pero muy exigente por ver cumplidos sus sueños. El principal basamento de un partido que aspira a liderar la transformación del sistema es la confianza y respaldo de su base social, sin la cual es imposible lograrlo. Ahí en el pueblo se hallan muchas respuestas para nuestros retos que enfrentamos actualmente, debemos volver al pueblo, volver a enraizarnos en su mente y corazón, para conjuntamente emprender los objetivos de nuestro proceso.

Y una tercera lección del Che es “¡Que no se puede confiar en el imperialismo, ni un tantico así, nada!”Esta lección resulta muy precisa para este momento de la izquierda salvadoreña, porque nos ayuda a tener claridad que enfrentamos a un segmento de la burguesía que dirige a un gobierno autoritario, demagógico, incompetente y corrupto, pero a la vez, enfrentamos a un imperialismo en crisis que busca a toda costa recuperar su hegemonía sobre su “patio trasero” ante el avance de China.

Aunque aparentemente gobierno burgués e imperialismo se ven en confrontación total, lo que hay es disputa por la supeditación del primero al segundo y para nada es una pugna irreconciliable, es decir, son pugnas de intereses en el marco del capital y tarde o temprano se pondrán de acuerdo en cómo seguir explotando al pobre. El primero pretende ejercer el poder para enquistarse en el Estado, el segundo aspira a mantener su hegemonía sobre los países explotados, para lo cual, necesita someter al actual gobierno a su dominio total o imponer a la vieja y rancia oligarquía, desplazada de la presidencia en 2009 por el FMLN y el pueblo organizado.

Son pugnas de poder entre la burguesía emergente y el imperialismo gringo y oligarquía rancia a fin de repartirse el país entre ellos, y no escatiman esfuerzos por utilizar cualquier recurso, ni organizaciones sociales para lograr sus fines. En este caso, la izquierda popular y política, incluyendo al FMLN, debe enarbolar su propio proyecto político junto al pueblo y las organizaciones populares, no ponerse como carne de cañón para los intereses de estos.Sin embargo, una parte del FMLN cree (ingenuamente) que puede participar del repartimiento que haga el imperio al someter al gobierno de Bukele, recibiendo algún guiño de ojos en un falso gobierno de unidad nacional (léase, de conciliación de clases entre oligarquía, imperio y un pedazo de la aún izquierda, light) … Ingenuidad total.

Para disimular sus pactos y posicionamientos, justifican su proceder y atacan a quienes les señalan aduciendo que en la historia ha sido común que, ante un enemigo acérrimo, no importan los intereses ni identidad de clases para entablar grandes alianzas que provoquen la caída de estos; y nos ponen de ejemplo a los Aliados contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, integrados por la URSS, EEUU y Gran Bretaña, olvidando que los gringos e ingleses intervinieron hasta el último momento ya cuando la URSS había ofrendado la vida de millones de personas para detener el avance del nazismo. Y así como ésta, nos ponen otros tantos ejemplos de la historia nacional en el que el pueblo pone la vida y las clases pudientes definen a los gobernantes, como pasó en el 1944.

No dudamos que exista dosis de ingenuidad al pretender buscar un nefasto aliado por parte algunos exdirigentes del FMLN, aun recordando que el imperialismo financió y planificó miles de masacres durante la cruenta guerra civil de 12 años, pero también no dudamos que el desmontaje ideológico emprendido por el imperio a través de cursos, becas, conferencias, publicaciones, etc., haya calado hondo en algunos de los otrora líderes históricos.A nuestro juicio, estas son tres de las muchas elecciones que nos brinda Che Guevara a un año más de su paso a la inmortalidad, ojalá podamos rendirle honor manteniendo la coherencia ética y política, sin ambigüedades ni flirteos a las fuerzas imperiales.

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