1. En el bosque de salas en las afueras del castillo de Kusinara el Buda predicó por última vez.
“Discípulos míos, pensad que lleváis dentro de vosotros la luz, depended de vosotros mismos y no de los otros. Haced de mi Enseñanza vuestra luz, confiad en ella y no en ninguna otra. Considerad vuestro cuerpo; pensando en su impureza no os ahoguéis en sus deseos. Pensad que tanto como el dolor, el placer es también origen del sufrimiento y no os inclinéis a ellos. Considerad vuestra alma; pensad que no existe dentro de ella el “ego” y no os inquietéis. Si hacéis así podréis desprenderos de todos los sufrimientos. Si aún después de mi muerte seguís estas Enseñanzas, seréis realmente mis verdaderos discípulos”.
2. “Discípulos míos, siempre obedeced, considerad y practicad todas las Enseñanzas que he venido predicando a vosotros hasta hoy y nunca las dejéis. Si actuáis de acuerdo a ellas, siempre estaréis llenos de felicidad.
El punto más importante de la Enseñanza es el control del alma. Por ello tenéis que esforzaros en reprimir los deseos y vencer a vosotros mismos. Debéis mantener correcto el cuerpo, pura el alma, sinceras vuestras palabras. Sin olvidar nunca lo transitorio de la vida, os será posible dejar la codicia y la ira, y alejar al mal.
Si el mal trata de atraer el alma y el deseo os tienta, tenéis que reprimirlos. No os dejéis llevar por el alma; sed dueños de ella.
El alma hace del hombre un Buda y también un animal. Perdida el alma, el hombre se convierte en demonio, cuando la tiene iluminada se transforma en Buda. Todo es obra del alma y por eso esforzaos en no desviaros del camino.
3. “Discípulos míos, siguiendo mis enseñanzas sed cordiales, respetaos uno al otro y no originéis disputas. Estad en armonía como la leche y el agua en un recipiente, y no os rechaceís como el agua y el aceite.
Aprended juntos, estudiad juntos, practicad juntos mis Enseñanzas. Gozad conjuntamente de la alegría del camino. No ocupéis la mente con necedades y no malgastéis el tiempo en cosas vanas. Recoged la flor de la Iluminación y segad los frutos del recto camino.”
“Discípulos míos, la Enseñanza que os predico la logré siguiendo yo mismo el camino. Seguid esta Enseñanza y actuad de acuerdo a ella.
Por lo mismo, el que no sigue mis Enseñanzas, aunque me encuentre no me ve, está lejos de mí aunque esté junto a mí. Así el que hiciere según mis Enseñanzas, aunque lejos, estará conmigo.”
4. “Discípulos míos, ya se acerca mi fin; la hora de nuestra separación ya se aproxima, pero no lo lamentéis. La vida es transitoria; todo lo que nace muere. Ahora mi cuerpo se derrumba como un carro de madera podrida; con mi propia muerte os demuestro lo transitorio de la vida.
No os entristezcáis en vano, maravillaos de esta ley de la mutabilidad y abrid bien los ojos a la realidad del mundo humano. Es imposible pretender eternizar algo que está sujeto a los cambios.”
“Discípulos míos, el demonio de los deseos está siempre buscando la oportunidad para haceros caer. Si en vuestra habitación viviera una víbora, de seguro no podríais dormir tranquilos mientras no la echéis afuera.
Tenéis que expulsar el demonio de los deseos; tenéis que arrojar la vívora. Ya se acerca mi fin; os recomiendo que cuidéis respetuosamente vuestra alma.”
5. “Discípulos míos, llega la hora de mi fin, pero no olvidéis que esta muerte es la muerte de la carne. El cuerpo nace de los padres y se mantiene con los alimentos, por ello es inevitable que se enferme, se deteriore y perezca.
El Buda no es carne; es la Iluminación. El cuerpo humano debe desvanecer, pero la sabiduría de la Iluminación seguirá viviendo eternamente en la verdad y en la práctica de la Enseñanza. Por eso, el que mira mi cuerpo no es el que me ve; tan sólo el que acepte mi Enseñanza, me verá.
Después de mi muerte, mis Enseñanzas serán vuestro maestro. Conservadlas y me seréis fieles.”
“Discípulos míos, en estos 45 años de mi vida, prediqué todo lo que hubo que predicar; no queda en mí ningún secreto; todo fue dicho clara y abiertamente, y he terminado. Discípulos míos, este es mi fin. Ahora entro en la quietud del Nirvana. Esta es mi última Enseñanza.”