Gabriela Mayorga López. El buen precio y una necesidad apasionada de los grupos financieros colombianos de crecer, los hizo aterrizar en Centroamérica, una región que, por donde se mire, les es cercana y prometedora.
La morosidad que heredó el sistema financiero regional tras la crisis del 2008 abarató los activos financieros para las billeteras colombianas y esa fue una de las razones que atrajo al banco colombiano Davivienda y, anteriormente, al Banco de Bogotá y a Bancolombia.
Davivienda anunció el pasado 24 de enero la compra de la operación de HSBC en Honduras, El Salvador y Costa Rica, por la cual pagó 1,4 veces el valor en libros, un precio bajo si se compara con el costo de una adquisición de un banco en el mercado colombiano, según Juan Camilo Domínguez estratega de la firma de banca de inversión de ese país, Corredores Asociados.
En esa nación, que vive desde hace dos décadas un extendido proceso de fusiones y adquisiciones bancarias, se ha llegado a pagar hasta más de tres veces el valor en libros por una entidad.
Adicionado al buen precio, Centroamérica ofrece una oportunidad de negocio creciente para la industria financiera colombiana debido a la todavía limitada profundidad del mercado en la región –cantidad de productos financieros por persona–, además de una cultura muy similar.
Esta región es un plato apetitoso para una boca hambrienta como la del Grupo Bolívar, propietario de Davivienda, que genera ganancias por más de $5.000 millones anuales (unos ¢2,5 billones), cifra que es siete veces mayor que las ganancias anuales consolidadas de los 17 grupos financieros que operan en Costa Rica.
Grupo Bolívar era el único grande colombiano al que le faltaba extender su negocio bancario a la región.
Ya el Grupo Aval, el más grande de Colombia, con ganancias anuales por los $9.000 millones, había adquirido en julio del 2010 la operación de BAC Credomatic a través del Banco de Bogotá.
Bancolombia, con ganancias de $7.600 millones anuales, adquirió en el 2006 el Banco Agrícola de El Salvador.
Se trata entonces de los tres bancos más grandes de Colombia, los cuales figuran entre los de mayor tamaño por activos también en América Latina, solo por debajo de entidades bancarias de Brasil, México y Chile.
Todos tienen un enorme músculo financiero, pues solo los activos de Davivienda ($19.000 millones) representan cerca del 50% de toda la banca costarricense. Es un tamaño que les exige crecer.
Sin embargo, en Colombia expandirse más sería caro.
Desde 1999 se inició un proceso de fusiones y adquisiciones que ya ha reducido en un 50% el número de bancos. Quedan 23 y solo en el 2011 se registraron dos compras con precios que superaron el de tres veces su valor.
Ese fue el caso de Corpbanca y Scotiabank, que adquirieron por 3,07 y 3,57 veces el valor en libros a Santander y Colpartria, respectivamente, el año pasado.
A buen precio
La reciente compra de la operación de HSBC en el Istmo tuvo un costo de $801 millones, menos de la mitad de lo que pagó HSBC en el 2006 por llegar a operar en la región, incluyendo Panamá ($1.770 millones).
1,4
Veces del valor en libros en el que Davivienda compró la operación de HSBC en la región.
2,1
Veces del valor en libros que pagó grupo Aval por la operación de BAC Credomatic en la región.
3,5
Veces del valor en libros que pagó Scotiabank por el banco Colpatria de Colombia en el 2011.
El bajo precio pagado pudo estar relacionado a la morosidad de la cartera vencida en relación con la total, que en mayo del 2010 rondaba el 6% en El Salvador y el 5,4% en Honduras. Un año después, aun los niveles no lograban ser inferiores al 3%, considerado normal.
En Costa Rica, la morosidad no fue elevada pero el banco no logro crecer. HSBC registraba en junio del 2007 utilidades por ¢1.970 millones y en junio del 2011 ese dato se había reducido un 63%, en términos reales.
“HSBC no despegó nunca”, dijo William Hayden, exgerente del Banco Nacional.
Él considera que, pese al buen precio logrado en la compra, ahora Davivienda tendrá que realizar esfuerzos realmente extraordinarios para lograr hacer crecer una operación que no superó nunca el 5% del mercado local.
Sin embargo, el apetito colombiano de expansión no se aplacará, pues consideran que el negocio financiero en la región tiene perspectivas de crecer aun por encima del PIB promedio de la región (4,3%), debido a que en el Ist- mo hay poca profundidad de mercado.
Al respecto, el presidente de Davivienda, Efraín Forero, afirma que avanzarán sin prisa sobre un plan de largo plazo.
Competencia
La estrategia de crecimiento de Davivienda en la región incluirá seguros, banca de empresa, hipotecas y crédito de consumo, principalmente, tarjetas de crédito. En estos dos campos donde son líderes en Colombia.
Actualmente, HSBC tiene el 6% del mercado hipotecario en Costa Rica y poco menos del 4% en el de consumo, algo que Forero asegura que aprovecharán.
En El Salvador, la operación de HSBC es más de banca empresa, un área que representa hoy el campo crecimiento de Davivienda en Colombia.
Sin embargo, este banco no se quedará solo en la región. El siguiente paso del Grupo Bolívar es llegar a Wall Street, algo que planea hacer a finales del 2012, según Forero.
Grupo Aval ya lo había hecho en marzo anterior, cuando se inscribió en el mercado estadounidense como ADR (American Depositary Receipts), y Bancolombia ha estado en ese mercado desde hace 17 años.
Entre tanto, la llegada de Davivienda tiene que poner a pensar a su competencia.
Para el banquero y exgerente de Bansol y del Banco de Costa Rica, Carlos Fernández, se trata de una entidad con una muy fuerte diversificación de productos y capacidad de llegar a todos los sectores del país con puntos de venta y tecnología.
Es un competidor que obligará a los bancos locales a repensar sus estrategias, especialmente a los más grandes, porque son ellos los que tendrán que defender su cuota de mercado.
El Banco Nacional, el de Costa Rica y el Banco Popular tienen el 60% del mercado en casi todas las líneas (activos, crédito, depósitos y utilidades), una posición que podría cambiar ante la llegada de nuevos protagonistas que, a juicio de Fernández, saben hacer banca y saben tropicalizar productos.
Hacerlo no será difícil porque la cercanía cultural y los niveles de bancarización, muy similares a los de Colombia (en Costa Rica del 40%), supone un nivel de alfabetización financiera que invita a la industria bancaria a dar el paso siguiente, es decir, la profundización del mercado bancario.