Algunos apuntes sobre la lucha ideológica en la izquierda salvadoreña. Roberto Pineda. 7 de febrero de 2020

Introducción

No es casual que V. I. Lenin inicie su famoso Qué hacer?[1] con una breve cita de una carta de Lasalle a Marx:  “…La  lucha  interna  da  al  partido  fuerzas  y vitalidad; la prueba más grande de la debilidad de un partido es la amorfía y la ausencia de fronteras  bien  delimitadas;  el  partido  se  fortalece depurándose…”[2].

Desde que surge y a lo largo de la historia del marxismo como teoría emancipadora, sus periodos de mayor florecimiento han estado siempre vinculados a intensas luchas sociales, acompañadas de profundos debates acerca de la teoría revolucionaria, de la estrategia y la táctica, así como la definición del sujeto histórico , el instrumento de cambio y la utopía social.

A la vez el desarrollo del marxismo y de los procesos revolucionarios a nivel internacional y nacional,  ha estado vinculado permanentemente a frecuentes rupturas ideológicas y orgánicas. La realidad es contradictoria, compleja, en determinado momento, en todo proceso social y de pensamiento, lo nuevo sustituye  a lo viejo y también, se produce un salto de calidad. Es de esta manera que se avanza inevitablemente en los procesos histórico sociales, mediante crisis, a través de rupturas.  Y esto no es nuevo, ya lo decía en la antigüedad Heráclito el oscuro bañista de Éfeso.

A continuación, abordamos la temática de la  lucha ideológica, desde el marxismo, en su vertiente tanto histórica, internacional como la experiencia de diversos momentos de la izquierda salvadoreña y sus múltiples expresiones de lucha ideológica contra el sectarismo, oportunismo, dogmatismo y empirismo, en el marco de su ya centenaria trayectoria histórica.  El Manifiesto Comunista[3] de 1848 por su parte, significó la declaración de guerra del trabajo contra el capital.

El marxismo nace en el crisol de la lucha y el debate

La doctrina de Carlos Marx y de Federico Engels[4] nace en el fragor, en el crisol de una intensa lucha ideológica contra otras tendencias que disputaban la dirección del movimiento obrero en la mitad y finales del siglo XIX. La I y luego la II Internacional fueron el escenario de estos encarnizados debates, en los cuales los fundadores Marx y Engels y posteriormente Lenin desde la III Internacional ,se enfrentaron a anarquistas y a revisionistas (reformistas,  oportunistas). Este enfrentamiento se desarrolló en dos frentes, contra los anarquistas y contra los reformistas.

  1. El enfrentamiento del marxismo con los anarquistas

Los anarquistas rechazan cualquier tipo de autoridad y enfatizan la libertad individual. Asimismo niegan todo tipo de institucionalidad, incluyendo la del Estado, Propiedad Privada, Iglesia, Familia  y  Partido Político.  Algunos de ellos  reconocen la validez de la lucha sindical y reivindican como forma principal de lucha la huelga general, como mecanismos de la clase obrera para la destrucción del Estado capitalista, y la creación de una sociedad basada en comunidades autosuficientes, colectivos libertarios altamente educados que ejercen el sufragio universal.

Marx en 1847 escribe su obra Miseria de la Filosofía[5] en la cual desmorona las tesis del pensador anarquista Pedro-José Proudhon,  en particular su noción sobre  la abolición inmediata del Estado y sobre la autonomía. Marx era de la opinión que el Estado no se destruye sino se extingue históricamente y que se necesitaba una organización y conducción política del proceso revolucionario y la conquista del poder político.

Marx identifica las tesis anarquistas  como reflejo de la visión de la pequeña burguesía y luego se enfrenta en el seno de la Primera Internacional o Asociación Internacional de los Trabajadores, -fundada en Londres en 1864- con otro principal teórico del anarquismo, Miguel Bakunin, quien consideraba que el sujeto de la revolución eran los sectores de capas medias,  incluyendo al lumpenproletariado,  estudiantes y no la clase obrera. En 1872 los anarquistas son expulsados de la I Internacional. Esta división ideológica entre marxistas y anarquistas subsiste hasta nuestros días.

     b) El enfrentamiento del marxismo con los oportunistas

Otro frente de lucha ideológica y política está constituido por los llamados revisionistas, oportunistas o reformistas. A diferencia de los anarquistas, los revisionistas consideran que  la revolución social surgirá como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas por lo que no se necesita una acción revolucionaria que la organice e impulse. Son partidarios de realizar reformas graduales al capitalismo y no de cambios estructurales, por lo que enfatizan la lucha parlamentaria, electoral y rechazan la violencia revolucionaria.

Le correspondió principalmente a Federico Engels desplegar la lucha ideológica contra esta tendencia, al interior tanto de la II Internacional  -surgida en 1889 en Inglaterra – como del Partido Socialdemócrata Alemán, que era el destacamento marxista más importante de finales del siglo XIX. Esta nueva internacional estaba integrada ya por partidos políticos de la clase obrera.

Engels en diversos escritos enfatizó sobre la necesidad de mantener el carácter revolucionario de la actividad de los partidos obreros llamados  entonces socialdemócratas y no ser asimilados al sistema capitalista y sobre la amenaza del reformismo como expresión clara de la ideología burguesa sobre las fuerzas del proletariado.

Posteriormente los marxistas, entre estos Lenin y Rosa Luxemburgo[6]  se enfrentaron  a Eduardo Bernstein[7], quien como dirigente del partido Socialdemócrata Alemán impulsa una política de conciliación con la burguesía, a la cual se suma luego otro dirigente alemán, Carlos Kautski[8].  Bernstein planteaba que el capitalismo tenía el potencial de mejorar las condiciones de la clase obrera por lo que no se necesitaba una revolución, sino la realización de lucha por reformas, por cambios graduales y pacíficos.

La II Internacional juega un papel reaccionario al respecto de la Primera Guerra Mundial 1914-1918, donde permitió que cada partido de la clase obrera apoyara a su propia burguesía. Se disuelve en 1940 y es refundada en 1951 con el nombre de Internacional Socialista. El desaparecido Movimiento Nacional Revolucionario, MNR de Guillermo Manuel Ungo formo parte de esta agrupación mundial de partidos socialistas y socialdemócratas.

En 1919 y ya en el marco del surgimiento en Rusia del primer Estado obrero de la historia, se crea precisamente en Moscú la III Internacional o Internacional Comunista, bajo la visión de V. I Lenin, e integrada exclusivamente por partidos comunistas. Esta agrupación internacional o partido mundial obrero, es disuelta en 1943. A partir de ahí surge el Movimiento Comunista Internacional y luego el campo socialista. En la actualidad, luego de la debacle de 1989,  únicamente la República Popular China, Vietnam, Republica Popular y Democrática de Corea y Cuba, son estados conducidos por partidos comunistas.  

La lucha ideológica en un mundo neoliberal globalizado

Hoy por hoy, luego del derrumbe del llamado “socialismo real” a partir de noviembre de 1989 y la imposición de un discurso único procedente de los centros hegemónicos del capitalismo globalizado, en la actualidad capitalismo digital, las ideas del marxismo han sido sometidas a una crítica  sistemática[9].

El discurso neoliberal sostiene que vivimos en un mundo en el que la Tecnología de Mercado y el comercio mundial garantizara mediante la productividad, la satisfacción de las necesidades humanas, y en donde las ideas de solidaridad están desfasadas y han sido substituidas por las de eficiencia, y éxito. Incluso se habla de socialismo de mercado, de teología de la prosperidad, del fin de las ideologías, etc.   

No obstante esto, la resistencia popular global a este modelo inicia a finales de  1999 en Seattle con una serie de movilizaciones  multitudinarias en contra de una reunión de la Organización Mundial de Comercio, OMC.  Surge el movimiento antiglobalización, que en estos últimos 20 años ha asumido diversas facetas.  E interesantemente, concurren en su construcción esfuerzos tanto de marxistas, como de socialdemócratas y de anarquistas.

Y así como este movimiento antiglobalización se caracteriza por su diversidad ideológica, también lo es en términos de la construcción de una propuesta popular global, de una alternativa teórica ante este modelo neoliberal, y con mayor profundidad, ante la visión positivista del pensamiento eurocéntrico[10].

Observamos  un proceso de búsqueda y de múltiples iniciativas, desde el marxismo y desde el feminismo, en un arco iris que incluye desde América Latina y el Caribe, las visiones liberadores de  la Educación Popular de Freire, la teología de la liberación, la investigación-acción participativa, la decolonialidad, entre otros aportes.

Momentos de la lucha ideológica en El Salvador

Así como en la Europa del siglo XIX, el marxismo surge en El Salvador [11] vinculado a intensas luchas sociales y en medio de polémicas políticas e ideológicas con otras corrientes, como la anarquista y la reformista, entre otras. Estos debates de casi un siglo han atravesado por diversos momentos.

Podemos caracterizar a grosso modo diez momentos principales de auge de la lucha ideológica: el momento de la FRTS 1924-1929, el momento del PCS 1930-1932; el momento de la lucha antifascista y antimartinista 1941-1944; el momento del osorismo 1948-1956; el momento del despliegue de la lucha de masas 1956-1970; el momento del surgimiento de la nueva izquierda  y la polémica con el PCS 1970-1979 ; durante la Guerra Popular Revolucionaria 1980-1992; en el marco de  la negociación con GOES 1990-1992; al interior del partido FMLN, 1992-2019, y el último periodo a partir de junio de 2019.

a)La pugna entre anarquistas, oportunistas y marxistas en La Regional

La formación en 1924 de la seccional salvadoreña de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS[12], constituyó un importante paso de avance en el proceso de unidad y lucha de la clase obrera salvadoreña, en ese momento de carácter artesanal. Durante sus primeros cinco años a la par del impulso de luchas reivindicativas se desarrolló una intensa lucha ideológica entre anarquistas, reformistas y marxistas.

En 1929 los marxistas[13], que un año después formarían el Partido Comunista de El Salvador, PCS, habían ya desplazado a los anarquistas y reformistas de la conducción sindical. En el caso de los reformistas, estos todavía estaban organizados en sindicatos que incluían obreros y patronos.   Los marxistas defendieron frente a los anarquistas la necesidad de la lucha política por la conquista del poder y frente a los reformistas la necesidad de asumir la lucha de clases como principio rector de su accionar sindical. 

En su visión internacional, lo crucial en la FRTS y Universidad Popular fue el apoyo popular al levantamiento de Sandino en las Segovias contra los “machos” invasores, al cual incluso se envió un contingente simbólico a combatir, encabezado por Agustín Farabundo Martí.

b)Las polémicas iniciales entre comunistas del periodo 1930-1932

La primera generación de comunistas salvadoreños estuvo caracterizada socialmente por una fuerte presencia de artesanos, entre zapateros, sastres, panaderos, talabarteros, etc. Asimismo el nivel de formación ideológica era mínimo, lo cual era complementado por una sólida disposición combativa.

Comunistas de otros países contribuyeron solidariamente a las labores de educación política, mexicanos, peruanos y venezolanos, entre estos Jorge Fernández Anaya[14], Jacobo Hurwitz[15] Zender y Ricardo Martínez[16].  

Los núcleos del debate estuvieron influenciados por la situación nacional e internacional y tenían como ejes principales la participación electoral, sobre las alianzas, sobre la caracterización del régimen de Martínez y sobre la insurrección.

El primer gran debate sobre la validez de la lucha electoral, al interior dela izquierda salvadoreña,  o sea del PCS,  tiene lugar en octubre de 1931, durante el gobierno de Arturo Araujo, meses antes del golpe de estado del 2 de diciembre de ese año, dado por el General Martínez.  Un sector, representado por sectores vinculados a la FRTS y la JC rechazaba la participación electoral argumentando que la prioridad debía ser el fortalecimiento orgánico mientras otro sector, básicamente intelectual, la apoyaba bajo la premisa que esto les permitiría crecer y acercarse a otros sectores. Al final predominaron estos últimos, incluso con el respaldo del Farabundo Martí, que representaba al Socorro Rojo.

Por otra parte, los comunistas desplegaron una sistemática denuncia de los atropellos represivos  y políticas antipopulares del gobierno de Arturo Araujo, desde el 1 de marzo hasta el 2 de diciembre, lo cual bloqueó la posibilidad de establecer un frente común, -una alianza política con los araujistas-  posteriormente contra las corrientes golpistas militares y oligárquicas que al apoderarse del poder, ejecutaron una aplastante matanza popular e indígena.

A nivel partidario se debatía sobre la conveniencia de establecer alianzas con el laborismo impulsado por Arturo Araujo y Alberto Masferrer, que desde una visión  reformista disputaba el movimiento de masas.  Al final reitero predomino una visión sectaria que luego influyó fuertemente en el desenlace de la insurrección indígena de enero de 1932

Incluso luego del golpe como PCS se tuvo una actitud pasiva y dubitativa  e incluso de expectativa, lo cual le permitió al astuto General Martínez desarrollar su proyecto de hacerse del gobierno.  Martínez supo ocultar sus nexos oligárquicos y aprovechar el levantamiento indígena para consolidar su régimen incluso en contra del gobierno estadounidense, que luego se vio obligado a reconocerlo. Estos errores políticos condujeron al aislamiento y la posterior  destrucción del movimiento popular y el casi desaparecimiento de su entonces vanguardia política, el PCS.

Otra polémica fue ya a finales de 1931 sobre la naturaleza del golpe de estado de Maximiliano Hernández Martínez. Un sector opinaba que había que esperar y no precipitarse mientras otro planteaba la necesidad de denunciarlo y combatirlo antes que tomara fuerza, como en los hechos ocurrió. Y finalmente sobre la conveniencia del levantamiento insurreccional, un sector argumentaba que era una actitud suicida e irresponsable, y había que resguardar a la vanguardia, mientras otro –que fue el que predominó-que aunque así fuera, no podía  dejarse a los sectores populares ir solos al combate, había por principios que acompañarlos. Y así se hizo.

c)La lucha antimartinista 1941-1944

A partir del ataque japonés  a Pearl Harbor en 1941 se da un cambio en la situación política nacional,  debido a que el régimen martinista atemorizado ante sus veleidades profascistas, le declara la guerra al eje y limpia su aparato estatal de reconocidos fascistas. Esta situación fue aprovechada tanto por sectores democráticos como por sobrevivientes del PCS para impulsar la organización y movilización popular.

Sectores profesionales y militares inician procesos conspirativos los cuales desembocan en el levantamiento cívico-militar del 2 de abril y posteriormente en el desarrollo de la Huelga General de Brazos Caídos que logra la salida del tirano el 8 de mayo de 1944.  Los comunistas participan en la conspiración  anti dictatorial y luego aprovechan la breve apertura democrática (mayo-octubre 1944)  para discutir sobre diversas temáticas, entre estas la conveniencia de salir de nuevo a la calle como PCS; la naturaleza de la Unidad Nacional de Trabajadores, UNT; la necesidad de participar dentro o de una alianza con los demócratas del Partido de Unidad Democrática, PUD.  

Con relación a la salida a las calles como PCS unanimente se decide mantener el carácter clandestino de la vanguardia; sobre si la UNT era central obrera o frente político se inclina la discusión hacia lo último. Otro aspecto del debate era si fortalecer el instrumento propio (la UNT) con Alejandro Dagoberto Marroquín[17] -recién regresado de México- como candidato presidencial, o fortalecer el instrumento amplio, el PUD, organizado por Agustín Alfaro Moran[18] y que llevaba como candidato presidencial al Dr. Arturo Romero, llamado el Hombre Símbolo de la Revolución, que no se cansaba de repetir “menos machetes, más escuelas.”[19]

Al final prevaleció la idea de apoyar al PUD, una decisión que reflejaba una mayor madurez política, inconcebible en el año de 1931. Hay que señalar que miembros de la dirección del PCS, como el Dr. Antonio Díaz[20], formaban parte asimismo de la dirección del PUD.

d)La pugna entre osoristas y revolucionarios en el PCS 1948-1950

El 14 de diciembre un grupo de militares jóvenes dan un golpe de estado e inician un proceso inédito de modernización del estado, demagogia social   junto con represión del movimiento sindical y estudiantil. Los golpistas logran el apoyo de sectores profesionales e intelectuales que habían participado en la lucha contra el General Martínez, y que gozaban de algún prestigio, entre estos Reynaldo Galindo Pohl[21].

Esta marejada reformista arrastró, cooptó también a dirigentes del PCS, incluido su secretario general, el Dr. Julio Fausto Fernández[22], los cuales por su actitud entreguista, oportunista,  fueron expulsados de la organización en 1950 durante el IV Congreso, que elige al sastre Daniel Castaneda como secretario general[23].   

La actitud de Fernández no fue casual. Una parte de la intelectualidad del PCS fue influenciada ya en las postrimerías de la II Guerra Mundial por las tesis oportunistas de conciliación de clases, sostenidas por el comunista estadounidense Earl Browder[24].  Otro grupo, encabezado por los santanecos Daniel Castaneda y  Virgilio Guerra las rechazaron rotundamente. Estos dos legendarios comunistas habían rubricado en octubre de 1943 un famoso Memorial contra Martínez que salió publicado en el diario Latino.

e) Las pugnas en el despliegue de la lucha de masas 1956-1970

La llegada al gobierno del Coronel José María Lemus en 1956 originó inicialmente una breve apertura democrática que permitió el regreso de los exilados, muchos de estos comunistas. Regresaron de Chile, de Argentina, de Costa Rica y de México. De Chile regresó el usuluteco Schafik Handal[25].

Esta apertura  permitió la consolidación y creación de nuevos frentes de masas, incluyendo la Asociación de Estudiantes Universitarios, AEU[26], impulsada por Jorge Arias Gómez[27] y que vino a fortalecer a la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños, AGEUS[28],  Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas[29] impulsada por Rosita Braña de Castellanos, la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS[30], y de varios partidos democráticos, incluyendo el Movimiento Revolucionario Abril y Mayo, PRAM[31], con participación de comunistas. Y llevó a finales de1960 a la creación del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC[32].  La Revolución Cubana viene a constituir en este periodo un parteaguas histórico con profundas repercusiones ideológicas.

Entre los núcleos de la polémica se encontraban los de la vía de la revolución, las llamadas entonces fuerzas motrices, y la política de alianzas.  

El triunfo de la Revolución Cubana junto con el golpe de estado de enero de 1961, fueron una fuente de inspiración para la creación del Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR,  alrededor del cual se nuclearon los sectores populares políticamente más avanzados y radicalizados. Frente a esta tendencia, sectores conservadores encabezados irónicamente por Salvador Cayetano Carpio[33] criticaron este esfuerzo acusándolo de izquierdista y clamaron por regresar de nuevo a las tareas reivindicativas en los locales sindicales.

Las luchas populares pusieron de manifiesto que las fuerzas interesadas en la destrucción de la dictadura militar de derecha, que era la tarea política de orden estratégico,  no podían estar confinadas a la clase obrera sino que requerían la participación de otros sectores, en particular el estudiantado universitario le disputaba a la clase obrera esta responsabilidad histórica. Esto implicaba el desplegar una política de alianzas basada en la amplitud. 

f) El surgimiento de la nueva izquierda en polémica con el PCS 1970-1980

Luego de 40 años de navegar solitario en el estuario del movimiento popular, el PCS presenció el aparecimiento de otras embarcaciones político-militares que con su velocidad y estilo desenfadado le disputaban su tradicional hegemonía en las aulas universitaria y los locales sindicales.

En abril de 1970 surgen las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”, FPL,  y en marzo de 1972, el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP,  se da a conocer públicamente, teniendo como antecedente a El Grupo. Posteriormente surgiría la Resistencia Nacional en mayo de 1975 y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC en 1976. Otras organizaciones de izquierda  como Bases Obreras terminaron integrándose a las cinco mencionadas, que constituirían el FMLN en octubre de 1980.

Este momento es el periodo más rico e intenso en términos de lucha ideológica de la izquierda y desembocó  en la formación de cinco ejércitos bajo una prolongada coordinación político-militar  a partir de octubre de 1980, la Comandancia General del FMLN. La lucha ideológica se realiza de manera cuasi pública, en locales sindicales y en la UES y adquiere un carácter masivo, se desarrolla mediante instrumentos propagandísticos,  entre libros, boletines y periódicos[34].

Cada fuerza construye su aparato teórico y su visión estratégica. Cada fuerza cuenta con un instrumento principal, en el caso del PCS es el periódico legal Voz Popular  y la revista Fundamentos y Perspectivas; en  el caso de las FPL es el boletín El Rebelde ( inicia octubre de 1972) y la revista Estrella Roja (cinco  números) , en el caso del ERP es los boletines El Combatiente y Prensa Comunista (inicia mayo de 1975) ; en el caso de las RN es Por la Causa Proletaria (inicia octubre de 1972) y el boletín del FAPU, Pueblo y su revista Polémica.

Los núcleos de debate principales están centrados en los siguientes temas: vía de la revolución (visión insurreccionalista de ERP,RN, PCS, visión de Guerra Popular Prolongada de FPL, visión regionalista de PRTC); formas de lucha (armada de FPL, ERP,RN y PRTC y electoral del PCS) caracterización de régimen ( tiranía fascistoide de FPL, fascista de ERP; en escalada fascista de PCS, de contrainsurgencia de PRTC) y de revolución (democrática, antioligarquica y antiimperialista de PCS)

g)  En el marco de la Guerra Popular Revolucionaria 1981-1989

En este periodo[35] podemos encontrar como  ejes del debate los siguientes: el problema del poder, de las alianzas, el carácter y vía de la revolución, y la unidad de la izquierda. 

La lucha ideológica adquiere en este periodo características novedosas. Cada partido construye sus propios mecanismos de difusión y propaganda. Quizás el más desarrollado fue el de Sistema Venceremos, que incluye a la famosa Radio Venceremos, que ubicada en Morazán trasmite la visión del ERP-FMLN para el país y el mundo entero.  Le sigue la Radio Farabundo Martí de las FPL-FMLN basada en Chalatenango. Las RN trataron de contar con su Radio Guazapa pero no les fue posible sostener el proyecto. En el caso del PCS y el PRTC optaron por proceso unitarios, como la Radio Unidad, que no cuajaron.  Mucho del esfuerzo propagandístico de las 5 fuerzas se realiza desde la llamada retaguardia estratégica, desde la Managua Sandinista.

h) En el marco de la negociación 1990-1992

En este momento  la lucha ideológica da un salto de calidad ya que significa discutir sobre el sistema político del país, hubo cuatro ejes: desmilitarización, (incluyendo depuración de las fuerzas armadas) , democratización, reconstrucción y reconciliación. En cada uno de estos puntos había diferencias entre el FMLN y el GOES, así como entre los cinco partidos leninistas que integraban el FMLN.  

Una de las lecciones principales es que en la mesa de negociación no puede ganarse lo que no se ha ganado en el campo de batalla.  Eso explica el concepto de revolución diferida así como las sucesivas rupturas políticas ya del FMLN como partido político, como resultado que el enemigo que los unificaba política pero no ideológicamente, la dictadura militar, estaba en proceso de desmantelamiento. 

Sobre la desmilitarización de la sociedad al interior del  FMLN había dos visiones: la que sostenía  la necesidad por principio de destruir al ejército y una visión más pragmática y realista  que terminó predominando,  que reconocía la correlación de fuerzas como decisiva, y que no se podía destruir legalmente a un enemigo que no había sido derrotado militarmente.

Sobre la depuración de las fuerzas armadas, unos sostenían la necesidad que los militares violadores de derechos humanos y responsables de masacres fueran enjuiciados pero otros concluyeron que lo único realista en la negociación era identificarlos y darles de baja, para lo que se crea la Comisión de la Verdad. Sobre la democratización, algunos manejaban la posibilidad de un cogobierno de transición, pero al final se concluye en  una  profunda reforma política y constitucional, que establece una nueva instancia electoral, y de seguridad pública.

Sobre la reconstrucción se pensó casi unánimemente que los Acuerdos de Paz  daban la base para una reorganización del sistema productivo y se hablaba entusiastamente de una economía alternativa, pero al final la imposición  del modelo neoliberal con sus privatizaciones y despidos, mostró quienes eran realmente los dueños del país. En términos de reconciliación,  no fue ni siquiera discutida, y una apresurada Ley de Amnistía vino a  silenciar temporalmente las voces que exigían justicia.   

i) Al interior del partido FMLN, 1992-2019

El fin de la dictadura militar y la profunda reforma del Estado salvadoreño lograda mediante los Acuerdos de Paz marcaron el inicio de un nuevo periodo histórico, inédito, de lucha democrática en el contexto de una sociedad con una arraigada cultura autoritaria y violenta. Dos momentos, como oposición y como gobierno simbolizan este periodo.

Como oposición política (1994-2009) fueron 15 años en los que el FMLN se dedicó de manera sistemática a enfrentar la avalancha neoliberal representada en los gobiernos de ARENA y a nivel interno, fueron creándose las condiciones para un modelo de partido parlamentario, unificado desde 1995, con presencia creciente en las principales alcaldías y preparándose para acceder a la presidencia.

Cómo gobierno  fue una experiencia inédita y estuvo influida además por procesos continentales de este mismo tipo, particularmente las experiencias de Venezuela y Brasil. Luego del 2009 y ya en el gobierno se presentan distintos debates: la relación entre FMLN y el presidente Mauricio Funes, entre FMLN y Gobierno, y sobre gobernabilidad o crisis gubernamental.

Ya desde la campaña en 2008 el FMLN comprendió que la personalidad de su entonces candidato Mauricio Funes iba a significar una relación complicada, pero se pensó que los números de las encuestas justificaban la selección del joven periodista. Ya en la presidencia esta relación fue muy tensa. Funes arrastró al FMLN a una relación anti-oligárquica pero pro-imperialista, de medio administrar el modelo vigente.

Durante el segundo gobierno estos ejes de debate y esta caracterización se mantienen pero en octubre de 2017 se abre una peligrosa crisis con la expulsión del entonces Alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, de las filas del FMLN. El FMLN se divide entre los que justifican esta expulsión y aquellos que consideran que fue una medida precipitada y políticamente equivocada, dado los márgenes de respaldo popular de que goza este personaje. En las elecciones legislativas y municipales de 2018 el FMLN sufre una derrota política y electoral.

En mayo de 2018 se abre un debate alrededor del enemigo a vencer en las elecciones presidenciales de febrero de 2019. Un sector señala a Nayib Nukele y su partido Nuevas Ideas y no ARENA, pero otro sector se diferencia de esta tesis. En las elecciones presidenciales, Bukele logra una aplastante derrota sobre los candidatos tanto de ARENA (Calleja) como del FMLN (Martínez) y es elegido presidente 2019-2024.

j) Último periodo a partir de junio de 2019.

Las sucesivas derrotas electorales de 2018 y 2019 precipitaron una profunda crisis política e ideológica al interior del FMLN y desembocaron en junio de 2019 en el desplazamiento parcial de la antigua conducción política surgida en el 2004. Esta es una crisis que aún no ha sido resuelta y de la modalidad de su solución depende el futuro de este instrumento político de izquierda. Existen tres escenarios para tres agrupaciones: el de una sucesión pactada, el de una imposición aceptada o de una ruptura inevitable. Lo más recomendable sería la opción de una salida pactada que permita el relevo generacional sin rupturas.

La conducción anterior fue el resultado de una apuesta política desde sectores revolucionarios de las FPL y el PCS,  conducidos por Salvador Sánchez Ceren y Schafik Handal, llamados Corriente Revolucionaria Socialista, CRS y conocidos como “ortodoxos” que se enfrentaron  a sectores reformistas  de las FPL, encabezados por Facundo Guardado,  Oscar Ortiz, Gerson Martínez y Hugo Martínez, conocidos como “renovadores.” La CRS derrota a Oscar Ortiz y entonces Medardo González,  pasa a ocupar la coordinación del FMLN, y lo conduce por 15 años.

Los renovadores o reformistas prueban suerte con nuevos instrumentos políticos, inicia esta corriente al interior del FMLN,  en 1995 con el Partido Demócrata, PD,  que fue la primera ruptura y aglutinó a la vieja guardia del ERP y RN, incluyendo a Joaquín Villalobos, Ana Guadalupe Martínez  y Eduardo Sancho (Ferman Cienfuegos), en un segundo momento en el 2000 con Facundo Guardado con el Movimiento Renovador, MR y finalmente en el 2005 Francisco Jovel con el Frente Democrático Revolucionario. FDR. Oscar Ortiz decidió astutamente quedarse. A vez, pero por la puerta izquierda, salió del FMLN, Dagoberto Gutiérrez y formó en noviembre de 1996 la Tendencia Revolucionaria, TR, y luego el Movimiento por la Democracia Participativa, MDP y finalmente el Movimiento Nuevo País, MNP.

En junio de 2019 Oscar Ortiz pasa a ocupar la secretaría general del FMLN así como una nueva generación de dirigentes, bastante jóvenes. Uno de los  desafíos por lo tanto es el de combinar la inmensa voluntad de trabajo juvenil así como claridad política, con la experiencia acumulada en décadas de lucha. Pero el principal desafío radica en despojarse, orgánica y programáticamente, de estilos de trabajo burocratizados, incluyendo el electoralismo y pragmatismo,  y recuperar la confianza popular. Y esto no es una tarea fácil.

Durante estos siete meses hemos podido observar un esfuerzo sostenido de la nueva dirección del FMLN por recuperar el contacto con su base social, y de cohesionar su militancia en un marco muy complejo de acusaciones públicas de corrupción de algunos dirigentes[36], y defensa de permanentes ataques desde el Ejecutivo[37], así como de peligrosa reactivación  de la lucha fraccional subterránea y a veces hasta pública[38]

Desafíos actuales de la lucha ideológica

El marxismo salvadoreño, durante estos cien años ha acumulado una riquísima experiencia política e ideológica que incluye la lucha contra diversas manifestaciones de dogmatismo, empirismo, sectarismo y pragmatismo, entre otras expresiones de influencia del pensamiento burgués en sus filas. Por otra parte, es sabido que las ideas queden retrasadas de la realidad, que avanza con mayor rapidez que el pensamiento…

En el caso del dogmatismo, durante muchos años no se realizó un estudio sistemático de nuestra experiencia revolucionaria para extraer enseñanzas y se trasladó mecánicamente formatos de experiencias internacionales, las cuales eran valiosas, pero muchas veces no reflejaban nuestras particularidades a nivel de formación económico-social, tradiciones de lucha  y estado de animo de las masas.

Esto fue el caso de la experiencia revolucionaria del levantamiento de 1932, la cual fue interpretada  por décadas como expresión de aventurerismo, despojándola de su valiosa lección de lucha por el poder. Las FPL tienen el mérito en 1972 de recuperar esta combativa tradición vinculándola a la figura de Farabundo Martí.

En el caso del empirismo, este ha caracterizado buena parte de nuestra historia y militancia, y se manifiesta en la actualidad como la peligrosa ausencia del debate político así como de un proyecto de largo plazo y el énfasis en los últimos 28 años en plataformas electorales de naturaleza coyuntural. Esto explica las convenciones partidarias donde solo se llega a ratificar decisiones ya tomadas “arriba” sin ningún tipo de debate. 

El pensamiento conservador  a la vez nos ha bloqueado muchas veces la posibilidad de comprender que el proceso ha avanzado ya a otra fase de desarrollo y seguimos anclados a las viejas consignas y las antiguas formas de organización y lucha. Como ejemplo de esto es que cuando fuimos gobierno a partir de 2009 seguíamos actuando como si fuéramos oposición, y hoy que desde el 2019 estamos en la oposición,  muchas veces actuamos como si siguiéramos en el gobierno. Y también se expresa en diversas formaciones políticas minoritarias, que toman sus  ilusiones por realidades y pretenden realizar proyectos que solo son factibles en el porvenir, se manifiesta como espíritu aventurero, desligado de la realidad.

Conclusiones

En la historia de la izquierda como corriente ideológica y política internacional e histórica  los procesos de resolución de conflictos internos no han sido siempre los más felices ni mucho menos ejemplares. Contradicciones políticas entre revolucionarios se han vuelto antagónicas y han desembocado muchas veces en hechos lamentables.

Es en este contexto en el que la izquierda salvadoreña, incluido el FMLN como su principal expresión y acumulación histórica, atraviesa en la actualidad por una profunda, delicada y compleja crisis, inédita en su historia centenaria, una crisis de credibilidad popular, derivada principal pero no exclusivamente, de su gestión de diez años en la administración del Gobierno y su presencia en el Estado.  Pero es una crisis que puede y debe resolverse a lo interno de manera dialogada, evitando los subjetivismos y a lo externo con una profunda voluntad de cambio. Trabajemos para que así sea.-


[1] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/index.htm

[2] Carta de Lasalle a Marx, 24 de junio de 1852.

[3] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm

[4] Pineda, Roberto. Los desafíos del marxismo en un mundo globalizado. https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2021

[5] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/index.htm

[6] https://www.rosalux.org.ec/biografia/

[7] http://www.filosofia.org/enc/ros/bernste.htm

[8] https://www.ecured.cu/Karl_Kautsky

[9] https://ecumenico.org/despues-de-marx-quien-1991-thomas-ferenczi/

[10] https://ecumenico.org/patricia-hill-collins-intersecting-oppressions/

[11] La construcción de la teoría revolucionaria en El Salvador. https://www.alainet.org/fr/node/169426

[12] Pensamiento y praxis del marxismo en El Salvador. https://www.alainet.org/es/active/72906

[13] Juan Mario Castellanos. El Salvador: 1930-1960. https://www.amazon.com/-/es/Juan-Mario-Castellanos/dp/9992300485

[14] https://ecumenico.org/la-fundacion-del-partido-comunista-de-el-salvador/

[15] https://ecumenico.org/jacobohurwitz-semblanza-de-un-revolucionario-latin/

[16] https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/historia/article/view/3220

[17] https://ecumenico.org/alejandro-dagoberto-marroquin-1911-1917/

[18] https://uncpress.org/book/9780807840931/el-salvador-in-transition/

[19] https://www.amazon.com/Democracies-Tyrannies-Caribbean-William-Krehm/dp/0882081691

[20] https://openlibrary.org/books/OL22991442M/Insurrecci%C3%B3n_no_violenta_en_El_Salvador

[21] https://www.diariocolatino.com/reynaldo-galindo-pohl-y-los-valores/

[22] https://ecumenico.org/esbozo-biografico-de-julio-fausto-fernandez/

[23] https://ecumenico.org/daniel-castaneda-mi-papa-fue-un-ejemplo-de-revoluc/5/

[24] PCS: 60 años jóvenes en la lucha por la democracia y el socialismo (marzo 30 de 1990). https://www.alainet.org/es/articulo/171698

[25] https://www.fmln.org.sv/index.php/nuestro-partido/historia-del-fmln/109-secciones-base/biografias/194-biografias-schafik-handal

[26] https://kaosenlared.net/el-salvador-universidad-y-revoluci-n/

[27] https://ecumenico.org/con-jorge-arias-gomez/

[28] https://ecumenico.org/en-1970-cuando-fui-presidente-de-ageus/

[29] https://ecumenico.org/a-principios-de-1956-creamos-la-fraternidad-de-muj/

[30] https://ecumenico.org/las-jornadas-populares-contra-lemus-en-el-salvado/7/

[31] https://ecumenico.org/en-1958-me-incorporo-al-pramentrevista-con-tirso-c/

[32] https://www.amazon.com.mx/Crisis-pol%C3%ADtica-guerra-El-Salvador/dp/9682315247

[33] https://ecumenico.org/el-significado-historico-de-salvador-cayetano-carpio-roberto-pineda/

[34] https://journals.openedition.org/nuevomundo/69645

[35] Ver Roberto Pineda. Schafik Handal y el problema del poder. https://www.alainet.org/fr/node/169449

[36] Ver Ética y estética en la política electoral de la izquierda salvadoreña. https://ecumenico.org/etica-y-estetica-en-la-politica-electoral-de-la-izquierda-salvadorena-roberto-pineda-2020/

[37] Ver Roberto Pineda. La Administración Bukele y la crisis del sistema político neoliberal. https://ecumenico.org/la-administracion-bukele-y-la-crisis-del-sistema-politico-neoliberal-roberto-pineda/

[38] Ver Medardo González. La encrucijada de la unidad. http://rebelion.org/noticia.php?id=264946 y Jasael Torres. Volver a las raíces del FMLN desde las bases. https://izquierdajoven.org/volver-a-las-raices-del-fmln-desde-las-bases Oscar Ortiz. Agenda para el cambio real. https://cronio.sv/nacionales/agenda-para-el-cambio-real-es-la-propuesta-de-oscar-ortiz-para-cambiar-al-fmln/

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