Año 1975 en El Salvador: a más represión, mas lucha

Año 1975 en El Salvador: a más represión, mas lucha.

En esta parte se continúa recorriendo el año 1975, con énfasis en la celebración del 45 aniversario del PCS, la denuncia del asesinato de Roque Dalton y la continuidad de la polémica con las organizaciones político-militares, en el marco del pensamiento y la praxis del PCS en el año1975, reflejado en el periódico Voz Popular. Es un debate muy significativo a la luz de la llegada al país, cuarenta años después, de un segundo gobierno de izquierda. Incluye contexto histórico y breves biografías de Roberto Castellanos Calvo y Domingo Santacruz. Anteriormente se había tratado el período 1974-1975.

PCS: 45 años de sacrificada lucha revolucionaria 1930-1975. Marzo de 1975.

El comité central del PCS divulga el 28 de marzo de 1975 una extensa declaración, en la cual hace un balance de 45 años de su historia. Considera que “el Partido Comunista de El Salvador (PCS) ) , ha recorrido un largo y difícil camino, que comienza con la formación de los primeros grupos marxistas (1924-28) , llegando hasta los días actuales, cuando nuestro Partido es la organización de izquierda más fuerte y experimentada en el país.”
Agrega que “el Partido Comunista de El Salvador (PCS) fue fundado el 28 de marzo de 1930; se formó como una necesidad histórica, en medio del impetuoso movimiento obrero surgido después de la Primera Guerra Mundial, bajo la influencia de la Gran Revolución de Octubre en Punja (l917) y de los indiscutibles triunfos del primer país socialista, del primer estado obrero y campesino: la Unión de repúblicas Socialistas Soviéticas. El PCS se ha guiado siempre por la doctrina del marxismo-leninismo y se ha educado en los principios del internacionalismo proletario.”
Subraya la declaración que “el PCS ha llegado a ser la organización revolucionaria más significativa del país y con mayor influencia en la clase obrera, sobreponiéndose a los sangrientos y pérfidos ataques del régimen militar reaccionario que impera desde 1931 y realizando una lucha de principios contra las corrientes oportunistas y revisionistas, tanto de izquierda como de derecha, que han amenazado y amenazan desviar al movimiento obrero y revolucionario.”
“La historia del PCS es la historia del desarrollo de la lucha política y reivindicativa de los trabajadores; es la historia del inicio de la organización y lucha revolucionaria de los campesinos; la historia de la lucha de nuestro pueblo por la democracia y por la emancipación de la dependencia del imperialismo; es la historia de la lucha por el socialismo; la historia del señalamiento y búsqueda del poder político para las masas trabajadoras y para el pueblo salvadoreño en general; del entrelazamiento consciente de la lucha de nuestro pueblo con la de otros pueblos de diversas razas y continentes; la historia de la conquista de derechos sindicales, de prestaciones sociales y económicas; la historia de la organización del movimiento obrero, del crecimiento de la influencia de las ideas del socialismo, de la divulgación y defensa del marxismo-leninismo en las peores condiciones de terror y persecución.”
Explica que “la lucha reivindicativa y revolucionaria de los trabajadores desde los años veinte, la promoción y la orientación de la lucha política popular, la mayor incorporación de sectores de las capas medias al campo de la revolución en nuestros días, han sido y son la cotidiana actividad del Partido de la clase obrera, el Partido Comunista de El Salvador, que ha entregado innumerables mártires y héroes en sus 45 años de vida.”
El documento describe los primeros años de vida del PCS y sobre la insurrección de enero de 1932 explica que “correspondió al PCS, conciente de su responsabilidad histórica, encabezar aquel levantamiento campesino y obrero en circunstancias extremadamente difíciles, en las que las masas estaban dispuestas a la acción armada y el partido no tenía la adecuada preparación ni experiencia política suficiente, dada su reciente fundación de hacía apenas 22 meses; y en condiciones en que la oligarquía y el gobierno martinista decidieron jugar la carta del terror reaccionario armado, como medio para aniquilar el formidable ascenso revolucionario de las masas que se venía operando desde principios de la década del 20.”
Añade que “el PCS, antes de la insurrección, trató de impedir el sangriento desenlace, incluso buscando una negociación con el propio General Hernández Martínez, tendiente a que cesara la represión sangrienta que estaba cobrando vidas en varios lugares del occidente del país ( especialmente en el Departamento de Ahuachapán) , pero el tirano eludió y de hecho rechazó, la negociación. El plan del gobierno estaba trazado: llevar adelante la represión, hasta desesperar a las masas, y justificar así, la matanza que luego realizaría, como el medio elegido para conservar el predominio y el poder de la Oligarquía, históricamente caducado ya.”
Asegura que “los comunistas fueron entonces a la insurrección para no dejar solas a las masas, a merced de la criminal re presión que las sangraba en casi toda la zona occidental del país y para no abandonarlas a su suerte cuando el gobierno militar derechista había decidido ya avanzar de todas formas hacia la masacre; y, por otra parte, cuando las mismas masas, llevadas a la desesperación, se encontraban lanzadas por el camino de la insurgencia, como su única esperanza.”
Señala que “ahora, 43 años después del levantamiento de 1932,cuando el Partido tiene una mejor visión de los errores ,deficiencias y debilidades cometidas entonces, no podemos, sin embargo, dejar de rendir tributo ferviente a aquellos camaradas y revolucionarios verdaderos que intentaron, por vez primera, conquistar el poder para loo obreros y campesinos, e iniciar la construcción de una nueva sociedad, libre de explotadores y explotados.”
“El reconocimiento de sus obligaciones revolucionarias ante las masas populares, su convicción firme, su abnegada lucha ,su lealtad a los trabajadores hasta el sacrificio, son enseñanzas imperecederas de la primera generación de comunistas salvadoreños. A manera de representantes de esa lucha, mencionaremos algunos nombres de nuestros héroes y mártires: Agustín Farabundo Martí, Feliciano Ama, Alfonso Luna, Mario Zapata, Alberto Gualán , Francisco Sánchez, quienes simbolizan la abnegación y sacrificio de los pioneros de la revolución socialista en El Salvador.”
Apunta que “en 1934, el PCS, que había quedado prácticamente aniquilado, daba muestras de haber reiniciado su vida orgánica y se reponía lentamente. En 1936, se cumplió la etapa de la reestructuración del Partido al fusionarse los grupos de camaradas sobrevivientes que se encontraban dispersos en varios Departamentos del país, con el núcleo principal del Partido que funcionaba en San Salvador.
Indica que “luego de ese lapso dedicado a su reestructuración el PCS impulsó la lucha contra la tiranía martinista. La activación de la lucha de los trabajadores alrededor de sus demandas económico-sociales también ocupó la atención del Partido, impulsando la formación de uniones mutualistas de trabajadores según la rama de la producción o los servicios a que se dedicaran, dado que los sindicatos estaban prohibidos.”
La lucha contra la dictadura martinista
Expresa que “en las tareas conspirativas para derrocar al General Maximiliano Hernández Martínez y terminar con la sangrienta dictadura de los 13 años, tuvo activa participación el Partido en el terreno de la propaganda y de la preparación de las organizaciones de masas para las tareas políticas que estaban previstas. Asimismo, cumpliendo los acuerdos del Partido, numerosos comunistas tuvieron participación directa en las acciones armadas del 2 de abril de 1944 y en la preparación y desarrollo triunfante de la huelga general política (conocida como Huelga de Brazos Caídos) que consiguiera el derrocamiento del tirano de “las aguas azules” el 9 de mayo de 1944.”
Continua el documento evaluando que “en esta década de los años cincuenta, fue cuando el PCS, dando muestras de completa recuperación y de comprensión del papel que debía asumir como guía revolucionario de la clase obrera y del pueblo trabajador, se esforzó por crear los variados instrumentos de lucha que vinieron a dar una nueva configuración a la actividad política en el país y a estructurar un movimiento independiente de la izquierda. Esos avances organizativos y esas luchas son los basamentos en los cuales se fundamenta la lucha política actual de nuestro pueblo.”
Sostiene que “tales cambios en la dinámica del proceso revolucionario llevaron al PCS a plantearse el problema de la toma del poder político. Con el propósito de dar respuesta a esa necesidad histórica, el Comité Central del partido, en su reunión ampliada de abril de 1961, trazó en líneas generales la estrategia y la táctica de la Revolución de Liberación Nacional Salvadoreña, determinando las fuerzas motrices de la misma y señalando la vía armada como la más probable; y reconociendo, como cuestión de principio, la necesidad de formar el frente democrático al mismo tiempo que elevar a la clase obrera a su papel de vanguardia.”
Considera que “fue el V Congreso del Partido, celebrado en febrero de 1964, el que se encargó de proseguir la elaboración de la estrategia del Poder que había sido iniciada por el Comité Central en 1961. El Congreso modificó la calificación que se hacía del país, caracterizándolo como país dependiente en desarrollo capitalista; cambió su apreciación sobre el tipo de revolución que está planteada en la presente etapa histórica, definiéndola como Nacional Liberadora, Agraria, Democrática y Popular; previó el transito rápido al socialismo, con la condición de que la clase obrera sea clase hegemónica de la revolución; asentó la eventualidad de un régimen de transición previo a la Revolución Nacional Liberadora. El V Congreso también dotó al Partido, por primera vez en su historia, de un Programa General y un Programa Agrario que, en calidad de proyectos, fueron aprobados.”
Plantea que “la causa del magisterio nacional ha tenido en el PCS un incondicional apoyo, primero en las tareas grises, duras y anónimas, por la formación de la asociación de maestros y posteriormente, en las huelgas del gremio, realizadas en 1968 y 1971. En la primera, ofrendaron sus vidas, cumpliendo con su deber de comunistas, los queridos camaradas Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez Carranza.”
“Por su destacada actividad política al frente de la lucha popular, encontraron la muerte a manos de los carceleros de nuestro pueblo, los militantes de nuestro Partido: Dr. Alberto Vásquez Cárcamo (en 1968) , el Ingeniero Agrónomo Carlos Humberto Rivera y el pequeño agricultor Juan Pío Aparicio (en 1971) y el joven dirigente sindical Jorge Alberto Morán Cornejo (en 1974).”
“Actualmente, el PCS ha formulado, el planteamiento de la lucha por un gobierno democrático, anti-oligárquico y anti-imperialista, como la salida de contenido popular y revolucionario para sacar al país de la crisis, liquidar la dependencia y el subdesarrollo y mejorar las condiciones de vida de la población salvadoreña. Formando parte de este planteamiento sostenemos la necesidad de formar un frente democrático antiimperialista, con la mayor amplitud, en el que deben tener cabida organizaciones o individuos representativos de la clase obrera, los campesinos, las capas medias y la pequeña burguesía. Dentro de esa amplitud, los comunistas valoramos altamente lo que pueden hacer los militares con pensamiento democrático e innovador, para que la Fuerza Armada marche efectivamente del brazo del pueblo en su lucha hacia la liberación y hacia la conquista de sus metas de democracia y progreso social.”
Afirma que “el PCS esta conciente de que la lucha anti-fascista puede llegar a convertirse en la tarea central, sino también única, para todo el movimiento revolucionario y para todo el movimiento democrático, pero considera que estando hoy a la orden del día la necesidad de obstruir y detener la escalada en que están empeñados los fascistas la tarea central continúa siendo la lucha por conquistar un gobierno democrático, anti-imperialista y anti-oligárquico y que un prematuro planteamiento del anti-fascismo como tarea única tal como lo exige cierto sector da la ultra-izquierda , conduciría en la práctica a malograr las posibilidades revolucionarias que vienen implícitas en el desarrollo de la crisis económica y política del sistema capitalista, a nivel internacional y nacional.”
Aprender de los aciertos, pero también de los errores
Considera que “en la vida de nuestro Partido se han registrado desviaciones, errores y debilidades. La superación de tales errores y debilidades ha sido una tarea ardua y de naturaleza compleja: política, ideológica y organizativa. El PCS ha aprendido y aprende no sólo de sus aciertos, de sus éxitos, sino que también de sus reveses, de sus equivocaciones. Por ello, el PCS, no tiene la menor intención de ocultar sus errores.”
“En los primeros pasos de nuestro Partido, asomaron cabeza rasgos de sectarismo y economicismo que, bruscamente, se tornaron en errores del tipo opuesto, en errores de izquierdismo infantil. Para ese entonces, esta desviación izquierdista estaba justificada por la corta edad política de los comunistas y de su Partido y además, reflejaban en cierta manera, la influencia ideológica que en aquellos años desplegaba el trotskismo en algunos sectores del movimiento comunista internacional.”
Reconoce que “en el período siguiente a la masacre, hasta el derrocamiento de la tiranía martinista, el. PCS tuvo una vida orgánica precaria, en la que predominaba un clandestinismo casi absoluto que, en muchos momentos, lo mantuvieron aislado de las masas. Los éxitos del trabajo da los comunistas en esos años estén ligados a los esfuerzos que algunos de sus miembros y organismos realizaron para vincularse al trabajo organizativo de las masas, a su orientación política, creando organizaciones que hoy constituirían, por su naturaleza, formas muy atrasadas, como las asociaciones mutualistas. Sin embargo, en esos tiempos, bajo al férula de la tiranía martinista, eran casi la única posibilidad de agrupar a los obreros.”
Sostiene que “durante este período se disputaban la orientación del Partido dos corrientes ideológicas y políticas sustentadas dentro de su membresía. Una de esas corrientes tenía su fundamento en la nueva generación de comunistas llegados a las filas del PCS después de la masacre. Entre ellos se destacaba un influyente núcleo de estudiantes universitarios e intelectuales que ingresaron imbuidos de pretensiones teorizantes, propias de su extracción social y que no supieron ayudar a los antiguos miembros obreros y campesinos, en muchos casos artesanos, en el conocimiento de la teoría, sino que les reprochaban su poco dominio de la misma, culpándolos de todos los reveses sufridos. Se abrió así una lucha interna, que debilitó durante años la capacidad organizativa y de acción del PCS, y en la cual se manifestaron tendencias divisionistas de variado tipo.”
Además “la composición social del PCS, se tornó predominante pequeño-burguesa y, con ello, las desviaciones de derecha alentadas por las conciliadoras concepciones del dirigente comunista norteamericano Earl Browder, a fines de la II Guerra Mundial, encontraron por poco tiempo un punto do apoyo dentro del PCS. Ello no obstante, la luche contra Martínez fue un factor unificador decisivo y el PCS pudo hacer un considerable aporte al derrocamiento y a la reorganización del movimiento obrero y popular en los cinco meses y medio que siguieron a su caída. Es muy importante señalar que las disensiones ideológicas internas no condujeron, como en otros Partidos Comunistas latinoamericanos en esos mismos años, a la división de nuestro Partido.”
Reconoce que “durante todos esos años, hasta comienzos de la década del cincuenta, fue una característica muy sobresaliente del PCS su inestabilidad orgánica. Muchos de aquellos “brillantes” intelectuales que llegaron a sus filas e incluso alcanzaron los primeros cargos de dirección, los abandonaron después, algunos en franca y repugnante deserción y hasta traición.”
Establece que “es a partir de los primero años del cincuenta que avanzó el proceso de la consolidación orgánica del PCS, en medio de parciales retrocesos. Sin embargo siguió siendo predominantemente pequeño-burguesa y artesanal la composición de su membresía hasta 1970, año en el que, después del VI Congreso, dio comienzo una sistemática rectificación en todos los aspectos de la vida y la política del Partido, que han conducido a un radical cambio en su composición social.”
“Ahora, nuestro Partido tiene una composición predominantemente proletaria (63%) y entre su militancia proletaria predominan los obreros fabriles y agrícolas y no los de taller artesanal; el segundo lugar en la composición del PCS corresponde a las capas medias urbanas asalariadas y en tercero y último lugar se encuentra la militancia procedente de la pequeña burguesía, propiamente tal, es decir, de la capa de pequeños propietarios, urbanos y rurales.”

La posición del PCS en el conflicto Honduras-El Salvador
Acepta este documento del 45 Aniversario que “durante el conflicto con Honduras en 1969, la Comisión Política del Comité Central incurrió en graves errores de derecha, bajo la forma de concesiones al nacionalismo reaccionario burgués. Aunque el PCS denunció el peligro y la naturaleza reaccionaria, burguesa, de la guerra que se preparaba y realizó una campaña de mítines, asambleas obreras de discusión, charlas y mesas redondas, etc., en las que se llamaba a impedir la guerra y a buscar una justa solución pacífica y negociada, no desenmascaró consecuentemente las causas verdaderas del conflicto y, una vez iniciada la invasión sobre Honduras, cesó nuestro partido de condenar aquella guerra, dejando a las masas a merced de la propaganda patriotera del gobierno y de las clases dominantes.”
Pero “estos errores fueron deliberadamente exagerados por los izquierdistas, que ya habían formado fracción en el Partido. Ocultaban todo lo que el Partido hizo contra esa guerra, incluso corriendo graves riesgos para su vida de parte de los comunistas que fueron a las plazas públicas (los miembros de la C. P. entre ellos); y únicamente reconocían las debilidades y errores, basándose ,con perfidia, en documentos que no llegaron a circular fuera de nuestras filas.”
“Los izquierdistas no estaban tan interesados en corregir esos errores, sino en utilizarlos como bandera para dividir al PCS. Así quedó demostrado después, cuando a pesar de que el Comité Central hizo un balance en que se señalaron y condenaron esos errores, la fracción izquierdista continuó empeñada en su labor divisionista. Pero los izquierdistas fracasaron en sus planes de dividir al PCS; sus pretensiones fueron rechazadas, prácticamente, por toda la membresía y ellos optaron por renunciar del Partido y retirarse a formar grupo aparte.”
Considera que “entre los pocos que se fueron, había algunos elementos valiosos que habrían sido salvados si la lucha ideológica se hubiera realizado consecuentemente contra el economicismo y, luego, contra el izquierdismo, desde fines de 1967. El PCS es ahora blanco de los ataques, no sólo de la reacción, sino también de los diversos grupos ultra-izquierdistas; pero la defensa de nuestro Partido la concebimos, ante todo, como un esfuerzo por desarrollarlo y superar sus defectos y no como una defensa ciega que no reconoce los errores propios. No es casual, por ello, que el PCS esté creciendo y desarrollándose en cantidad y calidad, poniéndose en condiciones de hacer un aporte más decisivo a la lucha revolucionaria de nuestro pueblo.”
Evalúa que “el PCS es ahora, más que en ningún otro momento, más fuerte y unido, conoce mejor los problemas del país y del mundo, tiene más variados y sólidos vínculos internacionales de hermandad y solidaridad proletaria; posee una línea más correcta y clara, más ampliamente aceptada; posee variadas y amplias alianzas políticas y relaciones amistosas con las diversas fuerzas democráticas y populares en nuestro país. Si en 1932 el PCS no pudo ser destruido, ni siquiera con aquella brutal matanza, menos puede ser destruido hoy. El PCS es un firme e imperecedero bastión y destacamento de combate del proletariado y del pueblo salvadoreño; es un destacamento probado del proletariado mundial.”

Enseñanzas históricas del PCS
Estima que “los 45 años de la lucha abnegada y valerosa del PCS, están llenos de enseñanzas y lecciones, las que deben ser estudiadas por comunistas y revolucionarios en general. Su vida es la historia de la revolución social en El Salvador; su teoría es la teoría más revolucionaria de la emancipación de la clase obrera y nuestro pueblo. Su rica experiencia conoce la utilización de las más diversas y variadas formas de lucha. No cabe ninguna duda, que la lucha del PCS es una escuela viva de comunismo, de lucha por la vigencia de los principios internacionalistas del proletariado y de militante solidaridad en la lucha de los diversos sectores y organizaciones populares del país. De esas enseñanzas, ahora enumeramos las principales que deben tenerse en cuenta para el desarrollo ulterior del proceso revolucionario.”
Se enumeran cuatro enseñanzas: “1. La lucha del proletariado salvadoreño en contra de su opresores, obtuvo un cambio cualitativo notable con el surgimiento del Partido Comunista, ampliando su perspectiva fuera de los marcos estrechos de la lucha puramente económico y concibiendo la necesidad de la toma del poder político, como condición para construir una vida mejor sin explotados ni explotadores.”
“2. El proletariado únicamente puede avanzar en la lucha cuando une las reivindicaciones económicas a los objetivos políticos y cuando cuenta con un Partido revolucionario intransigente frente a los revisionistas y oportunistas; lo mismo que, audaz y valiente contra la burguesía y sus instrumentos de poder.”
“3. El partido de la clase obrera, no puede cumplir su misión de vanguardia de la clase obrera, de dirigente y organizador de la revolución, si no posee y domina la teoría marxista-leninista, si no cuida de su pureza, sin convertirla en dogma.”
“El marxismo da al Partido la posibilidad de orientarse dentro de cada situación histórica determinada, ante un hecho o fenómeno social concreto; de descubrir sus nexos con los demás fenómenos y situaciones, de descubrir su esencia y prever la marcha y desenlace de los acontecimientos. El Partido del Proletariado que no domina la teoría marxista-leninista o la practica esquemática o dogmáticamente, vaga a tientas, se desorienta y, por tanto, se ve imposibilitado de dirigir a la clase obrera en sus luchas.”
“4. El Partido revolucionario del proletariado debe ser capaz de arrastrar tras de sí a los trabajadores y puede defenderse de los ataques de la burguesía, de todos sus intentos por destruirlo, únicamente cuando tiene fuertes vínculos con las masas, que le permita fortalecerse constantemente, escucharlas y aprender de ellas.”
El extenso documento del PCS concluye con una cita de V. I. Lenin: “El Partido es invencible si sabe vincularse, aproximarse y hasta cierto punto si queréis, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con la masa trabajadora no proletaria”

Posición de “Voz Popular” ante el asesinato de Roque Dalton. Junio de 1975
En el número 36 de VP de junio de 1975 se informa que “nos ha llegado la infausta noticia del asesinato del escritor y poeta Roque Dalton García. El crímen se ha dado a conocer en unos párrafos de un comunicado firmado por el Estado Mayor del Ejercito revolucionario del Pueblo.”
Agrega que “si nos atenemos a las hojas clandestinas que han estado circulando últimamente, el asesinato es consecuencia de la lucha interna desatada dentro del denominado E.R.P. entre la “Dirección Nacional” y lo que estos mismos llaman “camarilla militarista” de procedencia pequeño burguesa, lucha que das las circunstancias del crímen cometido en la persona de Roque Dalton García, es a muerte.” A continuación se realizan citas de los comunicados tanto de la Dirección Nacional como del Estado Mayor del ERP.
“Voz Popular quiere dejar senada su posición en los siguientes términos: 1. En el marco de la lucha de los grupos ultra-izquierdistas, para quienes el terrorismo es su arma fundamental, la cosas se presentan de vida o muerte; sí resulta comprensible el caso de Roque Dalton García. Pero esto mismo obliga a sus “ejecutores” a presentar las pruebas concretas de la labor traidora que venía ejerciendo, así como los documentos del juicio y el texto de su defensa. Sin esto, el “fusilamiento” de Roque Dalton García no pasará de ser un vil asesinato condenable desde todo punto de vista.”
Se agrega que “la conclusión primera que puede sacarse de este asesinato es que las más bajas miserias han invadido la conciencia de sus asesinos que, incapaces de llevar adelante una lucha ideológica, han recurrido hasta el crimen.”
“2. La irracionalidad de los victimarios es tal, que…será el motivo de la intensificación del desangramiento inútil y estúpido. 3. Ese mismo espejo de Argentina, nos enseña asimismo, que la ultraderecha se aprovecha al máximo para cebar sus odios en contr de elementos progresistas y revolucionarios que nada tienen que ver con los delirios ultraizquierdistas.”
Concluye que “aquí en El Salvador, no debemos concebir que la lucha interna de una facción de ultraizquierda se quedara dentro de sus límites, sino que estos podrían ser rebasados, utilizados por los sectores ultraderechistas que aspiran a dar un baño de sangre sin precedentes en contra de las fuerzas que aspiran a un cambio en el país.” Y efectivamente, el 26 de septiembre de este año es asesinado el dirigente comunista Rafael Aguiñada Carranza.
Los puntos sobre las íes. Nuestra polémica con la ultraizquierda. Mayo de 1975
En el número 32 de VP de mayo de 1975 continúa el debate comenzado en enero. El artículo se titula Se perfila coincidencia entre nosotros y el FAPU y trata del suplemento sobre el Primero de Mayo del numero 2 del periódico del FAPU, Pueblo. Se hacen extensas citas de este suplemento relacionadas con la caracterización de la etapa del proceso y sobre la unidad de los sectores populares.
Opina el articulista de VP que “nosotros estamos en general de acuerdo con el contenido de este documento. Creemos que estos planteamientos son una buena base para dialogar y buscar un entendimiento, ya que contienen pronunciamientos expresos sobre problemas fundamentales del proceso revolucionario salvadoreño, lo que se expresa una notable coincidencia con nuestras propias tesis sobre esos mismos problemas.”
Y refiere que “concordamos en lo esencial en la caracterización que el FAPU hace de la actual etapa del proceso revolucionario de nuestro país…Esta es una coincidencia decisiva que por sí sola abre el camino a un entendimiento político práctico entre nuestros dos movimientos.”
“Coincidimos en señalar al proletariado (urbano y rural), a los campesinos y a las capas medias (incluida la pequeña burguesía) como las fuerzas motrices o motoras del proceso revolucionario en la presente etapa…Cuando nosotros hemos mencionado que puede contarse con la participación de importantes sectores militares hemos tenido en cuenta…que ellos pertenecen a las capas medias o a la pequeña burguesía (oficiales y jefes); o al campesinado o el proletariado (soldados y clases).”
Añade que “para aislar al enemigo principal es necesario delinear no sólo el cuadro de las fuerzas revolucionarias motrices, entre los cuales puede y debe concertarse una alianza permanente o a muy largo plazo, sino también el cuadro de aquellas fuerzas que es indispensable atraer, aunque sea temporalmente, aunque solo sea en torno de un punto aislado el programa o alrededor de algún problema coyuntural; pensamos que hay que elaborar también el cuadro de aquellas fuerzas que no pudiendo ser atraídas, ni siquiera temporalmente, pueden y deben ser neutralizadas, para que así no fortalezcan al enemigo principal.”
Agrega que “dentro del campo enemigo hay en cada momento un sector más peligroso y es a éste al que ante todo hay que aislar, combatir y derrotar. En la actual situación de nuestro país y de la América Latina en general, el enemigo más peligroso es el sector fascista del imperialismo yanqui y de las oligarquías burguesas-terratenientes, junto con sus agentes e instrumentos dentro de las Fuerzas Armadas, los partidos derechistas, los medios de propaganda, etc.”
“Coincidimos en que el proletariado y el campesinado deben constituir la alianza hegemónica en la dirección del proceso revolucionario. Pensamos que el logro de este principio estratégico constituye un proceso de unidad y lucha por la unidad con los demás aliados permanentes, a largo plazo o temporales, el cual no puede impulsarse de otro modo que por medio de alianzas concretas y prácticas; que es también un proceso de lucha ideológica y organizativa, por unir al proletariado ( por lo menos a su parte decisiva), alrededor de la línea política revolucionaria y de la orientación ideológica propia de su clase, por unir en la acción y orgánicamente al movimiento obrero…”
Puntualiza que “estamos de acuerdo con Ustedes “en que es necesaria la más completa unidad de las fuerzas populares y progresistas.” Pero francamente no entendemos porque dicen que “el FAPU constituye esa alternativa política.”Este planteamiento esta en abierta contradicción con el primero…el FAPU no es, ni puede llegar a ser el frente de la más amplia alianza de todas las fuerzas populares y progresistas. Nosotros penamos que el FAPU debe ser parte integrante, infaltable, del poderoso y amplio FRENTE POLITICO POPULAR, pero que la exigencia que todas esas fuerzas vayan a ponerse bajo la dirección de ustedes no es realista.”
Enfatiza que “en su planteamiento hace falta algo que es en realidad esencial y de valor estratégico…no dicen nada acerca de cual es en concreto el objetivo político central de poder, que ustedes proponen al pueblo conquistar…Dicho de otro modo, ustedes no fijan cual el tipo de gobierno que hay que conquistar y tampoco dicen nada acerca de la vía para lograrlo.”
“Nosotros hemos dicho y seguimos sosteniendo que ha madurado la necesidad y están madurando las condiciones para que las fuerzas populares nos propongamos conquistar el poder y establecer un GOBIERNO DEMOCRATICO, ANTIIMPERIALISTA Y ANTIOLIGARQUICO integrado por quines concurran en el amplio frente popular y sostenemos que en la marcha hacia ese objetivo el pueblo salvadoreño puede hacer uso de la lucha electoral, pero que tiene derecho a utilizar otra vía al serle cerrada ésta.”
Y subraya que “no somos ingenuos para creer que en este reinado del fraude y la imposición van las clases dominantes a entregar el poder , aceptando su derrota en las urnas, todos sabemos por experiencia nacional que ello no es posible aquí, pero esa misma experiencia nos da una sólida base para sostener que la lucha electoral es muy útil para el pueblo salvadoreño en su marcha hacia la conquista del poder y que tal instrumento no debe por tanto ser desechado sólo porque aquí no se respeta el voto.”
Concluye que “creemos que este instrumento de la lucha política puede ser inutilizado por el mismo enemigo para quien las elecciones han sido desde 1967, y sobre todo desde 1972, un proceso de desmoronamiento de su política de sustentación; en consecuencia sostenemos que las fuerzas populares no debemos dar al enemigo, directa ni indirectamente, a destruir en definitiva el derecho electoral, que sea el enemigo solo quien lo haga y con ello se aísle aún más.”
Destruir la UNO: objetivo de la reacción y de la ultra-izquierda
En el número 34 de VP de mayo de 1975 continúa el debate. El artículo se titula Destruir la UNO: objetivo de la reacción y de la ultra-izquierda. Explica que “a fines de 1971, cuando recientemente había sido creada la UNO y daba comienzo la campaña electoral presidencial, se inició en el movimiento estudiantil universitario un debate acerca de la participación o no en las elecciones. El grupo dirigente de la AGEUS en aquel entonces, encargo a cierto “ideólogo” Ultra-izquierdista la elaboración de un documentos que le sirviera para fundamentar su posición anti-electoral.”
“Años mas tarde, (en diciembre de 1973), en vísperas de la siguiente campaña electoral, ese mismo documento fue publicado en el folleto de amplia distribución, bajo el título de “¿TU ARMA ES EL VOTO?”…haciéndole además algunos otros arreglos…El contenido esencial de este documento fue vaciado después en el folleto conjunto de las FPL y el ERP, publicado en febrero de 1974, un mes antes de las elecciones de diputados y munícipes…Desde entonces, los ultra-izquierdistas no han hecho otra cosa que repetir las tesis de ese documento, bajo una forma u otra.” Luego se copian algunas partes del mencionado documento.
Considera el artículo que “la pretensión ultra-izquierdista se concreta en los puntos siguientes: hay que destruir a la UNO; para lograr ese objetivo, hay que concentrar el ataque contra la UNO y no “correr el peligro” de “concentrar o iniciar los ataques contra los demás partidos” porque las masas podrían sacar la conclusión de que la UNO es su propia salida y que la lucha por destruir a la UNO se justifica porque así sería destruido el proceso electoral mismo y porque “l UNO es la vanguardia y la síntesis de todas las posiciones burguesas.”
“Los ultra-izquierdistas nunca han demostrado, ni pueden demostrar, que la UNO se un agrupamiento de la burguesía y, mucho menos su vanguardia. La UNO es un frente unido de fuerzas democráticas con un Programa cuyo objetivo principal es constituir un gobierno democrático, que realice las hondas transformaciones económico-sociales dirigidas contra la oligarquía y la dominación imperialista y aseguren un desarrollo independiente para nuestro país. En la dirigencia de la UNO hay elementos y grupos representativos de las capas medias, del proletariado y de las masas trabajadoras en general (de la ciudad y del campo).”
Concluye asegurando que “ustedes amigos, subestiman a las masas: creen poder ganarlas con su palabrería seudorevolucionaria, con sus invocaciones ala revolución, pero no lo han conseguido ni lo conseguirán, porque el pueblo salvadoreño ha aprendido a distinguir en todas las circunstancias y bajo cualquier ropaje, las posiciones que de un modo u otro, con o sin intención, ayudan a la oligarquía, al imperialismo o a su gobierno.”
Roberto Castellanos Calvo
Nace en San Salvador. Muy joven aún participa en las jornadas de abril y mayo de 1944 que llevan al derrocamiento del General Maximiliano Hernández Martínez. Sale al exilio en octubre de 1944 hacia Guatemala. En 1948 regresa a El Salvador y se incorpora al Partido Comunista. En 1950 ingresa a la Facultad de Economía y forma parte de la Acción Estudiantil Universitaria, AEU.
Es electo en el V Congreso del PCS de abril de 1964 como miembro del comité central y la comisión política, asumiendo Bobby la responsabilidad de las Finanzas. En el VI Congreso del PCS de agosto de 1970 es electo como subsecretario general del PCS. En el VII Congreso de abril de 1979 es reelecto como miembro de comité central y de comisión política. En 1980 sale al exilio en México. Regresa a El Salvador luego de los Acuerdos de Paz. En el VIII Congreso de abril de 1993 es declarado Miembro Emérito del PCS. Nando muere en 1997.
Domingo Santacruz Castro
Nace en Ahuachapan. En 1959 influenciado por el triunfo de la Revolución Cubana funda el Movimiento Revolucionario 2 de Abril, MR2-4. El MR2-4, luego del golpe de estado del 25 de enero de 1961, se incorpora como Columna al Frente Unido de Acción Revolucionaria, y Domingo pasa a formar parte de la dirección del FUAR.
El 15 de mayo de 1964 ingresa al PCS, reclutado por Saúl (Salvador Cayetano Carpio). En 1966 es electo como responsable del Comité Departamental de San Salvador del PCS. En 1967 viaja a la Unión Soviética a la Escuela Superior de Cuadros del PCUS y regresa en 1969.
En agosto de 1970 es electo en el VI Congreso del PCS como miembro del comité central y de la comisión política, asumiendo la Secretaría de Educación. Durante la guerra Eduardo tuvo bajo su cargo el trabajo clandestino de conducción en el Frente Metropolitano, del movimiento popular influenciado por el PCS. Posteriormente asume la responsabilidad de las Finanzas del PCS. Al finalizar la guerra, en marzo de 1992, crea y conduce la Coordinadora para la Reconstrucción y Desarrollo, CDR, de la cual fue Director Ejecutivo. En el 2000 es electo presidente del Tribunal de Honor del FMLN. Actualmente es Embajador de El Salvador en Cuba.

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