Las organizaciones, redes y movimientos sociales integrantes de la Alianza por la Gobernabilidad y la Justicia (ASGOJU) vemos con profunda preocupación el desempeño del Presidente Nayib Bukele y su gobierno. Cuatro meses después de haber asumido, los problemas estructurales del país (pobreza, violencia, corrupción, deterioro ambiental) aún esperan propuestas serias y coherentes de solución. A continuación señalamos algunos hechos yaspectos relevantes:
Como coordinadora continental de medios comunitarios, alternativos y populares nos sumamos al reclamo global a los gobiernos y élites mundiales de cambiar radicalmente las lógicas del consumismo exacerbado, el crecimiento infinito y la explotación irracional de los bienes naturales. Exigimos, especialmente a los gobiernos de las potencias industrializadas -que son las principales causantes de calentamiento global-, que implementen políticas efectivas de reducción de las emisiones de gases de “efecto invernadero”.
1. Frágil avance en seguridad pública. Ciertamente hay una significativa reducción de asesinatos y una mejora en la percepción de seguridad, lo cual es positivo y representa el principal logro del gobierno. Sin embargo, esto no es resultado de una estrategia integral que combine eficazmente persecución del delito, prevención de la violencia, rehabilitación y reinserción de delincuentes, y atención a víctimas de la violencia. La disminución de homicidios se sostiene frágilmente con la presencia territorial de policías y soldados, campañas mediáticas que amenazan a los pandilleros con la cárcel o el cementerio, y la advertencia de declarar emergencia penitenciaria si las pandillas “no paran de matar”. Para acabar con la violencia es necesario atacar sus causas estructurales relacionadas con la exclusión, la marginación y la impunidad.
2. Retrocesos en transparencia y rendición de cuentas. El Presidente Bukele desmanteló la Secretaría de Transparencia y Anticorrupción de la Presidencia, pero no creó una nueva instancia que promueva el acceso a la información y los actos de rendición de cuentas. A esto se suma el hecho que muchos de sus funcionarios no declararon oportunamente su patrimonio en la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia y sigue utilizando la partida secreta como gastos reservados pasándolos al presupuesto del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE). Para variar, Casa Presidencial asigna la pauta publicitaria en forma excluyente, concentrándola en los medios hegemónicos, principalmente Telecorporación Salvadoreña (TCS), según una publicación de ARPAS.
3. Desmantelamiento de programas sociales. El nuevo gobierno eliminó el programa de atención a víctimas del conflicto armado adscrito a la Cancillería y con la supresión de la Secretaría de Inclusión Social han quedado en el limbo otros programas de atención a sectores vulnerables, algunos de éstos financiados por la cooperación internacional.
4. Estilo autoritario de gobierno. Nayib Bukele tiene un estilo activo y dinámico de gobernar; pero violenta debidos procesos, actúa en forma arbitraria y exhibe cada vez más rasgos autoritarios. Es intolerante a la crítica y, en vez de dialogar y concertar, utiliza la presión pública para someter a otras instancias estatales, principalmente a la Asamblea Legislativa. Incluso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU lo han señalado de violentar la libertad de prensa, expresión e información. Particularmente cuestionable ha sido el despido de centenares de empleados públicos, irrespetando procedimientos legales y violentando derechos laborales.
5. Engañosa narrativa anticorrupción y sospechosa propuesta de CICIES. La principal apuesta de Bukele es instalar una Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES), según dice, para “meter en la cárcel a los corruptos y corruptores”. Sin embargo, tal comisión respalda por la Organización de Estados Americanos (OEA) no sería una comisión independiente, aprobada por la Asamblea Legislativa y con facultades de judicializar casos de corrupción; sino una instancia del Ejecutivo que no podrá actuar en todo el ámbito estatal y podría responder a los intereses políticos del Presidente, y no ser un esfuerzo genuino de combatir la corrupción.
6. Entrega de la soberanía y condescendencia con la política antiinmigrante de Trump. Siguiendo los pasos entreguistas de su par guatemalteco Jimmy Morales, el Presidente Bukele suscribió un convenio con el gobierno estadounidense en que el se compromete a asegurar las fronteras para impedir el paso de migrantes y recibir a solicitantes de asilo de cualquier país que Estados Unidos rechace alojar en su territorio. El acuerdo, firmado en total intransparencia y de espaldas a la población, constituye una clara sumisión y alineamiento con la racista y xenófoba política antiinmigrante de Donald Trump.
7. Riesgo de otorgar permisos ambientales a proyectos que dañen el ecosistema. El Presidente Bukele ha ordenado al Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales (MARN) “agilizar los permisos ambientales que están retrasando inversiones por más de 1,400 millones de dólares”. Entre éstas proyectos urbanísticos como Valle El Ángel que incrementaría la escasez de agua en San Salvador.
8. Utilización del respaldo popular para descalificar la crítica y arremeter contra sus adversarios políticos. A pesar de los errores cometidos, Bukele cuenta con el respaldo de la gran mayoría de la población en todas las encuestas publicadas; sin embargo, en vez de utilizar ese enorme aval social para enfrentar los problemas del país, como haría cualquier gobierno serio y democrático, el mandatario salvadoreño lo usa para descalificar la crítica ciudadana y atacar a sus adversarios políticos. Utilizando expresiones tan indignas de un mandatario, Bukele dijo recientemente que quienes lo reprueban “son un asco”.
Por todo lo anterior, ASGOJU exige al Presidente Nayib Bukele asumir una actitud seria y coherente frente a los problemas estructurales del país, abandonar su estilo demagógico y autoritario, y utilizar el significativo respaldo popular para hacer los cambios que el país necesita y que la población espera. El país requiere, entre otras medidas urgentes, una política fiscal progresiva donde “paguen más quienes tienen más”, renacionalizar la pensiones, combatir a los grandes evasores, prevenir la violencia, acabar con la corrupción, revertir el grave deterioro ambiental, entre otros. Ojalá que, por el bien del país, Bukele reflexione, cambie de actitud y asuma la responsabilidad que la población le delegó al elegirlo Presidente.
San Salvador, 1o. de octubre de 2019. Detalles