2008: la economía, la política y el poder

2008: la economía, la política y el poder

Termina el año en medio de la mayor incertidumbre y angustia de los débiles y de estremecimiento con miedo de los poderosos. Al nivel planetario, el capitalismo entra en una crisis no superable de sobreproducción, en donde la enorme capacidad productiva ha superado la capacidad de consumo de la producción del planeta.

Los bancos más poderosos están en ruinas, las mayores empresas han perdido mercados y ha terminado, con la mayor derrota, aquella globalización neoliberal que junto a la reestructuración neoliberal y la financierización de la economía capitalista se establecieron como solución o rutas de escape al intrincado problema de la superproducción capitalista.

Pues bien, estos 3 recursos han fracasado y en este año estallan todas las contradicciones, debilidades y conflictos que los movimientos populares del planeta venían señalando y denunciando reiteradamente. Por supuesto que el estremecimiento resulta mayor en aquellos regímenes más dependientes de la política, la economía y el espíritu del imperio estadounidense y eso es, precisamente, lo que ocurre con el régimen de derecha arenero montado en el país desde el fin de la guerra popular. Este es, entonces, el rasgo político fundamental del año que termina, en otras palabras, es la derrota política, económica, teórica e ideológica del proyecto de la derecha neoliberal implantado en El Salvador de pos guerra.

Hay que destacar también que en el 2008 se desarrolló el movimiento popular en el terreno teórico, programático y político. Aquí están situados los más diversos colores ideológicos, y siendo todos ofendidos y víctimas del neoliberalismo, se está encontrando, con flujos y reflujos, los acuerdos políticos necesarios que, conservando la identidad de cada organización, aseguren que esos acuerdos se conviertan en acciones políticas.

En el mismo escenario hay que destacar el rompimiento del acuerdo político entre la clase dominante oligárquica y burguesa y la clase gobernante del país. Estoy hablando de los diferendos entre ARENA, como equipo partidario administrador del poder oligárquico y la oligarquía como dueña de ese poder. Este conflicto resulta novedoso y su reflexión infaltable a la hora de dibujar el país en que nos encontramos al final del año.

No se puede ignorar el devastador daño a la naturaleza de El Salvador generado por la lógica capitalista aplicada al grado tal que de no enmendarse la errada depredación, ni el capitalismo mismo, ni el país, ni la sociedad, podrán ser viables, en un mediano plazo, en esta parte del mundo.

Resulta evidente las angustiosas e insuperables carencias con que termina su periodo el gobierno de Antonio Saca y como la política aplicada ha producido la mayor y más extendida de las pobrezas sociales, ambientales, intelectuales, educativas y de salubridad que el país conoce, así como también ha producido el mayor y más concentrado proceso de enriquecimiento que se haya visto en nuestro país.

El 2008 es, por esto y por otras razones, el año más extremo de los conocidos, y sin embargo es durante este año en el que el pueblo ha recibido la mayor tormenta ideológica imaginable de la derecha y del capital, y es hasta ahora que esa ideología ha resultado derrotada por una realidad terca y absorbente. Por supuesto que es en el 2008 cuando el pueblo ha aprendido más a hacer política, es decir a descubrir en el corazón de la realidad, el ejercicio del poder político, a encontrar en ese escenario, los intereses que se juegan y a aprender a descubrir los suyos propios y los instrumentos para defenderlos.

Por eso es que este es un año rigurosamente político dominado por la confrontación entre la política de los de arriba que siguen haciendo lo mismo, sin darse cuenta que ya no pueden, y los de abajo, que parecen entender cada vez mas que ni quieren continuar sometidos a la brutal política neoliberal y que pueden terminar con ella.

La campaña política es el trapiche donde se está moliendo toda esta caña con sus mieles y, aunque los dueños de las instalaciones son oligárquicos, los operarios y la caña misma ya no lo son. Por eso es que el inveterado recurso electoral amenaza hoy con producir el cambio del equipo gobernante.

Esto es verdaderamente relevante en nuestra sociedad y va más allá de la alternancia constitucional.

En verdad lo que se necesita y exige la realidad es el cambio de política, de poder y del ejercicio del mismo, cambio de economía y de lógica económica, de teoría y de fundamento teórico, de país y de sociedad, pero todo esto constituye el proceso histórico en el que se inscribe la lucha del pueblo.

Las elecciones y la campaña electoral son parte de este proceso y así como lo fue la guerra popular en su momento, es la parte más sonora y más colorida del proceso político del país; pero esta campaña electoral con todo y sus tambores se amamanta en una campaña política que la alimenta y fortalece las posibilidades electorales del pueblo. Esta resulta ser la relación entre el inmenso torrente popular que viene desde los años 30 del siglo pasado y la coyuntura electoral actual.

Aquí se encuentran actores políticos que cumplen un determinado papel institucional de mucha relevancia y sujetos políticos populares que en esta coyuntura se dan la mano para propiciar y estimular una victoria electoral necesaria e insustituible.

El año 2009 es, por eso, el escenario en donde el pueblo necesita ser capaz de construir los acuerdos y alianzas políticas necesarias entre sus diferentes destacamentos e instrumentos.

Las condiciones así lo exigen, la inteligencia política así lo indica y la práctica histórica así lo enseña.

El poder ganado en las urnas deberá ser asegurado desde un gobierno incorruptible, eficiente, justo y limpio, claramente identificado con los intereses de los débiles y de los de abajo.

Y al mismo tiempo, este ejercicio institucional deberá ser asegurado y hasta defendido por el verdadero poder político del movimiento popular que deberá, al mismo tiempo, conservar su independencia, su capacidad de crítica y su madurez frente a los ritmos inevitables del proceso de cambio. Esto deberá funcionar frente a cualquier opción resultante en las urnas.

Protesta en San Salvador por agresión israeli en Gaza

SAN SALVADOR, 6 de enero de 2009 (SIEP) “Alto a la agresión contra Gaza! coraban manifestantes esta tarde frente a la Embajada de Israel. La Vigilia fue convocada por las Comunidades de Fe y Vida y el Movimiento Salvadoreño por la Paz.

Jacqueline Nasser, del Comité Salvadoreño de Solidaridad con el Pueblo Palestino expresó que “estamos aquí para decirle al mundo que repudiamos el crimen que Israel esta cometiendo contra el pueblo palestino de Gaza.”

Por su parte, el Rev. Ricardo Cornejo, pastor luterano y dirigente de las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI, indicó “como es posible que el presidente Antonio Saca, diga que tiene sentido humano si no es capaz de defender y pronunciarse sobre la matanza contra su propio pueblo, ya que él viene de familia palestina. Si no defiende a su pueblo, como va a defender al nuestro.”

Delmy Chávez, dirigente comunal de Soyapango, indicó que “nos solidarizamos con el heroico pueblo palestino, con su valientes jóvenes y mujeres que encabezan la resistencia al agresor, los felicitamos por defender la independencia, la dignidad de su pueblo.”

El Rev. Alex Orantes, en representación del Movimiento Salvadoreño por la Paz, MSP, indicó que “como Concejo Mundial de la Paz, del cual formamos parte, nos estamos movilizando en todas partes, ayer realizamos una marcha en Israel, en Tel Aviv, y hoy lo hacemos en San Salvador. El mundo entero esta denunciando este genocidio cometido por el estado de Israel.”

La Vigilia concluyó con la entrega por parte de los pastores Luís Guzmán y Roberto Pineda, de una carta Abierta al embajador Natan Cohen, en la que expresan que:

1. El sufrimiento y el dolor que ocasionan únicamente provocara más violencia. La única forma de garantizar la paz y la seguridad es mediante el dialogo y la negociación así como el reconocimiento del derecho de los pueblos a elegir sus propios gobiernos.
2. Rechazamos una nueva ocupación militar de la franja de Gaza así como el bloqueo económico a que esta sometido este pueblo.
3. Saludamos a los miles de ciudadanos israelitas que se manifiestan por una paz justa y permanente y la amistad entre árabes y judíos.

Carta Abierta al Embajador de Israel

COMUNIDADES DE FE Y VIDA DE EL SALVADOR

CARTA ABIERTA AL EMBAJADOR DE ISRAEL

San Salvador, 6 de enero de 2009

Sr. Embajador Natan Cohen

Estado de Israel

Los abajo firmantes, representando comunidades religiosas de todo el país, por este medio le expresamos:

1. Nuestra más enérgica condena a las acciones militares que realiza su Gobierno en la Franja de Gaza, que han causado centenares de muertes, miles de heridos y la destrucción de viviendas y negocios de hermanos y hermanas palestinos.

2. Las acciones que realiza su gobierno ponen en peligro la paz mundial y son una burla de las resoluciones de la Comunidad Internacional representada por las Naciones Unidas.

3. El sufrimiento y el dolor que ocasionan únicamente provocara más violencia. la única forma de garantizar la paz y la seguridad es mediante el dialogo y la negociación así como el reconocimiento del derecho de los pueblos a elegir sus propios gobiernos.

4. Rechazamos una nueva ocupación militar de la franja de Gaza así como el bloqueo económico a que esta sometido este pueblo.

5. Saludamos a los miles de ciudadanos israelitas que se manifiestan por una paz justa y permanente y la amistad entre árabes y judíos.

San Salvador, El Salvador, 6 de enero de 2009

Rev. Ricardo Cornejo

Rev. Roberto Pineda

Rev. Alex Orantes

Rev. Luís Guzman

La ruta de la esperanza caminada por Schafik Handal

LA RUTA DE LA ESPERANZA CAMINADA POR SCHAFIK HANDAL

Tirso Canales
edicionesculturales@yahoo.com

La ruta de la esperanza fue caminada por Schafik Hándal, a través de la práctica política de su estudioso intelecto, y concebía la realidad económica y social de El Salvador, Latinoamérica y del mundo, como el campo de acción de su actividad en la que integraba la filosofía como orientadora de la ciencia política.

La actividad como categoría filosófica constituyó en su pensamiento la fuerza que cada día accionaba en el contenido viviente del sistema económico y social capitalista que urge transformar. Fue propiciador de la liberación de las potencias progresistas del pueblo salvadoreño que aùn yacen reprimidas. El ocupó su lugar como parte de la energía política-revolucionaria organizada y poseedora de una conciencia activa, educada y disciplinada, que se enfrentaba al cumplimiento de las tareas en turno, dentro del proceso histórico social del pueblo, a que estuvo entregado desde muy joven.

Estudiar, conocer la historia de la lucha del pueblo salvadoreño; de los pueblos latinoamericanos y del mundo, fueron materias que Schafik Hándal cursó todos los días durante 60 años. La relación con esas inagotables esferas de investigación actualizaba sus conocimientos y sometía a examen de manera constante las capacidades para enriquecer sus concepciones políticas, tanto del país como de los logros y fracasos del movimiento revolucionario internacional. El método de análisis utilizado por el dirigente político, consistía en estudiar los procesos sociales por etapas concretas, agregando las nuevas variantes al haber histórico acumulado. Su método de trabajo le proporcionó resultados seguros y actualizados, a partir de la evolución de la sociedad inmersa en el conjunto de vivencias, y cuyos momentos de flujos y reflujos políticos él sabía descubrir basándose en las experiencias de sus conocimientos. La observación, el estudio y el análisis del movimiento de las clases, en el accionar de la lucha defendiendo intereses particulares, hicieron de Schafik Hándal un dirigente político que captaba el ritmo y los estruendos de la transformación social.

Por eso mismo estaba al tanto de las múltiples formas de la lucha de los pueblos a través del movimiento internacional de liberación; estaba enterado de las formas y de las circunstancias específicas en que se desarrollaban los procesos. Hay que destacar el hecho de que para convertirse en dirigente de la izquierda salvadoreña, se distinguió en el dominio de la relación de la filosofía con la política, o sea el conocimiento y manejo de la teoría general, y la sintetización de la multiplicidad de sucesos de la práctica política; eso acumulaba en sus capacidades de resumir multitudes de hechos y acontecimientos. De ese modo pudo ejercer la conducción de mujeres y hombres organizados en el proceso revolucionario y superar múltiples dificultades, que no siempre fueron previsibles. ¿Recuerdan que Fidel Castro, se refirió a Schafik Hándal, calificándolo de experimentado capitán del pueblo salvadoreño? Sin dudas, Fidel Castro, se estaba refiriendo a la capacidad demostrada en la práctica por nuestro Compañero, para combinar las ideas resultantes de la experiencia de dirigir organizaciones de vanguardia con las acciones espontáneas del pueblo; Hándal, capitaneaba desde dentro de las masas, él se incluía en el conjunto, y disfrutaba de esa condición.

La personalidad política del dirigente estudiantil, del dirigente comunista, del dirigente guerrillero y del dirigente político-negociador de soluciones, se integraron en una sola capacidad para absorber vivencias de realidades socio-políticas en condiciones especificas de cada etapa y forma de lucha en turno. Lo aprendido en el país y en el extranjero lo apreció como fruto del esfuerzo de los pueblos por la liberación. La teoría dialéctica que guía la práctica del revolucionario responsable y estudioso no se improvisa; tampoco es de talla única y menos debe concebirse como receta universal para todos los usos de transformación de cualquier situación. Se aprende en cualquier parte donde un pueblo esté luchando, pero se aprovecha sólo en situaciones donde existan las condiciones adecuadas que le dan sustento. Schafik Hándal sabia muy bien que la filosofía científica pertrecha al revolucionario con una herramienta infalible para la acción transformadora, el marxismo leninismo, pero corresponde a la conciencia clara y al patriotismo de los pueblos hacerla florecer con la fuerza de sus inevitables acciones revolucionarias.

La conjugación dialéctica de la política estudiada y aplicada como ciencia social es extremadamente delicada, y en todos los tiempos necesitó de los mejores talentos y de las más amplias inteligencias; sólo valiéndose de las cualidades más destacadas de los dirigentes políticos que aman su vocación, es que los mejores consiguen elevar sobre la historia de su tiempo a las masas, y contribuyen a crear la personalidad popular. De esa manera es que los dirigentes más sensibles logran repartir las cualidades de su sabiduría entre las masas, y éstas se identifican con ellos.

Cuando escribo las palabras anteriores, estoy recordando cómo los agresivos medios propagandísticos de los millonarios locales lanzaron sus ejércitos de calumniadores a falta de ideas, contra el pensamiento de Schafik Hándal que no sólo generaba polémicas, sino que también esperanzas, y en no pocas oportunidades hasta risas, por algún chiste de colación entre los auditorios. En su caso, masas y dirigente, dirigente y masas lograron ser en una y otra forma, complementación solidaria ¿No es cierto que de ese modo se produce el pensamiento de identidad? No existe en los escenarios políticos actuales de El Salvador, un dirigente que posea esas cualidades.

SCHAFIK HANDAL EDUCADOR Y AL MISMO TIEMPO UN EDUCANDO

Como conductor político sabía que capacidades, talentos e inteligencias no le faltan al pueblo salvadoreño. Por ello se indignaba sabiendo que la tercera parte de los habitantes de nuestro territorio de 20 mil kilómetros cuadrados, es analfabeta. ¿Cómo es posible que quepa tanta tristeza y tanta desgracia en tan pequeño espacio?

Schafick Hándal repetía que muchas salvadoreñas y salvadoreños carecemos de formas correctas para ?aprender?, y no se refería a aprender sólo en libros, sino a aprender de cualquier fuente capaz de movernos la cabeza y que nos impulse a experimentar formas que motiven aprendizajes útiles. Bien sabemos que la cultura no nace en universidades, ni bajo la tutela de preceptores. Las semillas primitivas de todo aprendizaje fueron siempre hijas de la práctica. El Homo Hábilis se machacó los dedos durante millones de años tratando de hacerle filo a una laja de piedra y perfeccionó sus manos, pero aquellos machacones trasladaron sus dolores y talvez quejidos a la experiencia que empezó a despertar las potencias de las células del cerebro en formación. Aquellos machacones con el correr de los millones de años enseñaron a la humanidad a reflexionar. La moraleja de esto sería, que si machacones terribles hacen falta para reflexionar, las salvadoreñas y salvadoreños, seríamos las mujeres y hombres más reflexivos del universo, porque en materia de golpes, la oligarquía local se ha encargado de que los tengamos desde que somos niños sin escuela, sin centros de salud, sin oportunidades como jóvenes. ¡A pesar de todo eso no reflexionamos suficiente y con la profundidad necesaria¡ Schafik Hándal recomendaba aprender de todo, pero en primer lugar, aprender a reflexionar. ?Aprender a aprender ? ?aprender a crear conocimiento?, ?aprender a aplicar el conocimiento creado?. Este era un tema muy recurrente en el Autor de, En la Ruta de la Esperanza , y tan apreciado era para él que lo plasmó como su pensamiento en la propuesta de su candidatura a la presidencia de la campaña del 2004. El repetía que era necesario que las salvadoreñas y salvadoreños de todas las edades supieran leer y escribir; y que nos acostumbráramos, a exigirnos a nosotros mismos a ser creadores de ideas propias que recogieran el contenido de la realidad que nos rodea. Consideraba que la acción pensante explorando el conjunto de vivencias, de relaciones sociales y culturales de nuestro pueblo, es capaz de producir lo propio, como un espejo donde brille el rostro de lo que somos y nos mueva a mejorar. Trabajar en busca de nuestro pensamiento que haga brillar al ser salvadoreño, que lo levante del pasado y lo traiga al presente, para enrumbarlo con fuerza renovada hacia el futuro. Esa es la dialéctica del desarrollo general y local que impulsa a todo revolucionario.

En lo personal me satisfacía escuchar a Schafik Hándal, hablar del tema educativo y cultural, ya que nuestra generación fue de libros, y eso nos comprometió para toda la vida. Algo aprendimos, mucho aprendimos, y comparamos el hoy, donde casi todos los participantes políticos de todo nivel, tanto de la izquierda como de la derecha, se han enemistado con los libros de cualquier materia, estética, arte, literatura, música, poesía, etc., o sea que están distanciados de los elementos humanizantes de todo tipo de espíritus. Es conocida la portentosa cultura de Fidel Castro, y que el Presidente Hugo Chávez, declama fragmentos del pensamiento de Simón Bolivar, y también muchos de ustedes habrán escuchado al Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, citando en sus discursos, poemas del Poeta comunista de su país, Jorge Debravo. ¿Qué nos indican esos gestos de los Presidentes mencionados? En primer lugar nos dicen que sus capacidades políticas se complementan con otras vivencias del humanismo. Yo me pregunto ¿Por qué personalidades con ideas tan disímiles recurren, a la belleza de la literatura? Sencillamente, porque tanto la estética, el arte, la educación, la ideología, la moral, la filosofía, la política, etc. Son formas de la conciencia social, y con una y otra, combinadas, el proceso intelectual de reflexionar es más agradable. Schafik Hándal en su Propuesta de Educación, Ciencia y Tecnología de la campaña del 2004, escribió que proponía para las salvadoreñas y salvadoreños, ?una educación vivencial de valores para la paz?respeto al medio ambiente y la igualdad entre hombres y mujeres, además una cultura universal de fomento a la identidad nacional histórica y cultural.? ?La educación, la ciencia, la tecnología y la cultura eran para el Dirigente, apreciadas formas primarias de una estrategia nacional progresista para superar el atraso, la pobreza, la exclusión social y construir las bases del desarrollo sustentable; su importancia como factor que acelera el crecimiento económico, posibilita el desarrollo humano y social, y esta es una verdad, fuera de toda duda.?, escribía Schafik Hándal.

EL LENGUAJE DESHUMANIZADO DEL CAPITALISMO EN CONTRASTE CON EL HUMANISMO REVOLUCIONARIO

Aunque su pensamiento no compartía la crueldad, en el mundo de hoy todos los países deben de contar con el llamado ?capital conocimiento?, entendiendo como la producción y socialización del conocimiento que proporciona posibilidades competitivas. En realidad, para un dirigente que conoce el ámbito de comprensión de conceptos como ?sociedad del conocimiento?, ?capital humano? sabe que tales maneras encubiertas con que habla la sociología burguesa son repugnantes para un político de izquierda, impregnado de sentimientos patrióticos, como Schafik Hándal. Para èl era difícil aceptar que con sutiles cadenas se amarra a los académicos formados incluso en la Universidad sostenida con el sudor del pueblo. Por ello criticaba semejantes ?adelantos?. No le resultaba fácil imaginar que en un país con bajo desarrollo humano y cultural, se pueda pensar en aplicar esos conceptos a la producción económica y social, sin cambiar el rumbo político local que ha llegado a convertirse en camino trillado que no permite ningún tipo de avances integrales. Si Schafik Hándal, viviera en estos momentos en que ni el Presidente de Estados Unidos, se atreve a decir más discursos sobre las ?grandezas del neoliberalismo?, comprendería que todo el mundo ahora le da la razón por lo que condenó con tanta seguridad, y vaticinó el total fracaso para semejante engendro económico que era aplaudido aquí, por quienes se robaron el patrimonio del pueblo, en nombre de la libertad y de la empresa privada.

La sociedad salvadoreña como la economía que la auspicia es extremadamente dispareja, deformada, injusta y desigual en cualquier sentido que se le estudie. Desde el punto de vista de los medios de producción, hay formas de la economía instalada que cuentan con maquinaria e instrumentos muy modernos, que con poco personal obtienen mayores producciones y grandes ganancias privadas. Son muestras de la inequidad en que vivimos. Para acumular cuantiosos capitales y comprar tecnología moderna, numerosos empresarios explotan y hunden en la miseria a grandes masas de trabajadoras y trabajadores. Cuando progresan como empresas, condenan al retroceso y miseria a muchos trabajadores. La maquinaria avanzada es operada por pocos empleados, y el resto que laboró durante décadas, de momento, ?no sirve? más y su destino es la calle, el desempleo, y la pobreza azotan a la familia del trabajador ?históricamente inservible?. Para que mejor se entienda la gravedad del problema, pongo un ejemplo conocido. Con la modernización de hace pocos años en la maquinaria de la Prensa Gráfica, más de 170 trabajadores de varias especialidades ?salieron sobrando?. Pero durante años fueron ?recursos humanos necesarios para acumular millones?. ¿Que sucedió?. Que la explotación masiva de trabajadores produjo mucho dinero que los capitalistas cosecharon pagando malos salarios. El gobierno neoliberal se enorgullece de que las empresas adquieran ?tecnología de punta?; para ellos esa es señal de ?progreso nacional?. ¿Pero de la masa de ?trabajadores inservibles?; llegado el momento del despido, quién se acuerda? Estos y no otros son los sistemas de libertades que la burguesía que corre tras la plusvalía extraordinaria, defiende como ?libertad de contratación?, sin que para nada intervenga ninguna regulación del Estado y del gobierno, que proteja a los verdaderos creadores de la riqueza: los trabajadores. Esa es la democracia de burro amarrado contra tigre suelto. Hablando técnicamente ¿Qué hay detrás de todo esto? Que las relaciones de producción están en abierta contradicción con los medios de producción. Se produce la riqueza de manera socializada por miles de personas, pero se apropia de las ganancias un solo patrón o unos pocos accionistas de modo privado. Estas eran algunas de las cuestiones que Schafik Hándal, denunciaba y por ello le hicieron la guerra, los medios publicitarios propiedad de los ricos, y los malos empresarios pagaron a centenares de heraldos del terror para que fueran de maquila en maquila pregonando que el fin del mundo vendría si el candidato del Frente, el sabio Schafik Hándal ganaba la presidencia en el 2004. ¿Se habrán corregido ahora para las próximas elecciones del 2009? Bien sabemos todas y todos que no lo han hecho ni lo harán. ¡El pueblo además de votar masivamente por el cambio, tiene que tomar otras medidas, como es la de continuar luchando por hacer realidad la esperanza o morir!

«El pueblo judío fue una invención»

“El pueblo judío fue una invención”

Entrevista con el historiador y catedrático judío Shlomo Sand sobre su libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?

Jonathan Cook

The Nation

Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya 19 semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.

Sand afirma que la idea de una nación judía cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel es un mito inventado hace poco más de un siglo.

Este historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de esta alegación, sino de otras tesis igual de controvertidas.

Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.

Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented? [¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?] se repita en todo el mundo.

La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.

El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Pero su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en USA, publicado por Verso.

Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.

Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes han evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.

La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice. “Porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas.”

El principal argumento de Sand es que hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.

De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade.

“El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías.”

La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos.

“No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d.C.

“Pero una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas.

“Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio. Pero cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo.

“La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras.”

Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyesen que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios.”

Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”?

Sand dice que en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.

Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en el Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.

Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que viven inmersos la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.

Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiese contradecir el discurso oficial de la historia judía.

La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: Si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?

“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion [el primer primer ministro israelí] creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam.”

Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de naipes.

El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.

“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.

“En Israel se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo.”

Fuente: http://www.thenational.ae/article/20081006/FOREIGN/279853798

El escritor y periodista inglés Jonathan Cook vive en Nazaret (Israel). Es el autor del libro Sangre y Religión: desenmascarando el estado judío y democrático, publicado por Pluto Press y disponible en USA en University Michigan Press. Su página web es www.jkcook.net.

Iglesia Luterana Popular convoca a repudiar agresión contra Gaza

SAN SALVADOR, 4 de enero de 2009 (SIEP) “Repudiamos enérgicamente la criminal agresión de que es víctima desde hace una semana, el pueblo palestino de Gaza por parte del poderío militar israelí…”expresó el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

“Es por esta razón que estamos convocando a los sectores populares a una Vigilia en solidaridad con el Pueblo Palestino, este próximo martes 6 de enero, si. en Epifanía, frente a la Embajada de Israel, al costado sur de la Plaza del Salvador del Mundo…” informó.

“Vamos a entregar una carta al Embajador israelí en nuestro país en donde expresamos nuestro repudio a la invasión militar que se esta realizando, que es una matanza similar a la realizada por los nazis contra los judíos en Europa del siglo pasado… “

“Asimismo expresaremos nuestra solidaridad con ese pueblo palestino heroico que desafía los tanques, y los ataques aéreos. Nuestra solidaridad con las familias que han perdido a sus seres queridos, que sus casas han quedado destruidas…”

“Sostenemos que esta invasión militar únicamente producirá más muertes y dolor. Esa ha sido la experiencia histórica. Únicamente el repudio de la humanidad, incluido el repudio de los sectores democráticos de Israel, junto con la resistencia del heroico pueblo palestino lograran parar esta matanza, y es por eso que el martes diremos: En Gaza: no a la guerra, si a la paz…”

“Como pueblo salvadoreño somos hermanos del pueblo palestino. El espíritu de Schafik Handal, el espíritu de John Nasser acompañan este esfuerzo. Somos hermanos en la lucha por un mundo nuevo, sin guerras y sin hambre.”

“Ese mundo nuevo soñado por los profetas del Antiguo Testamento, soñado por Isaías y por Jeremías, es negado por las ambiciones de sectores dominantes de Israel, que desde la creación del estado judío en 1948, expulsaron al pueblo palestino de sus tierras…”

Finalmente el religioso luterano hizo un llamado “a las iglesias del mundo, en especial a la Federación Luterana Mundial, con sede en Ginebra, a orar y trabajar para que cese esta matanza, y para que junto con Isaías 32.16 digamos: Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el fruto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.”

¡Vigilia de Solidaridad con el pueblo palestino; alto a la matanza en Gaza!

COMUNIDADES DE FE Y VIDA DE EL SALVADOR
¡Convocatoria Urgente!

¡Vigilia de Solidaridad con el pueblo palestino; alto a la matanza en Gaza!

Las Comunidades de Fe y Vida, integradas por comunidades luteranas, bautistas y católico-romanas, indignadas por la criminal agresión contra el heroico pueblo palestino que habita en la franja de Gaza, por este medio:

1. Repudiamos la cobarde invasión que realizan las tropas del estado sionista de Israel. Luego de una semana de bombardeos hoy penetran por tierra.
2. Saludamos a la heroica resistencia palestina que defiende con las armas en la mano el derecho de su pueblo a una vida en paz y en independencia.
3. Exhortamos a nuestro pueblo salvadoreño a no dejarse engañar por la campaña de la derecha mediática, orientada a defender esta cobarde agresión militar.
4. Exhortamos a las iglesias del mundo a pronunciarse y movilizarse y a poner presión a sus gobiernos para que las Naciones Unidas sancionen a Israel y pongan paro a esta carnicería.
5. Exigimos al gobierno salvadoreño que retire al Embajador en Israel como muestra de repudio ante esta cobarde agresión.

Hermano y hermana: acompáñanos, que la Epifanía de nuestro Señor se manifieste como solidaridad militante con el pueblo palestino. Manifestemos nuestro repudio a la matanza, frente a la Embajada de Israel. Trae una bandera palestina.

Día: martes 6 de enero

Hora: de 4 p.m. a 6p.m.

Lugar: Edificio Dell, costado sur de Plaza de Salvador del Mundo

INVITA: COMUNIDADES DE FE Y VIDA (COFEVI) integrantes del
MOVIMIENTO SALVADOREÑO POR LA PAZ

Las guerras culturales: intimando con la historia

LAS GUERRAS CULTURALES: INTIMANDO CON LA HISTORIA

Eliades Acosta Matos
Cubarte

Entre los exponentes de un “Museo del Comunismo”, en Praga, una típica matrioshka rusa, nos muestra el lado terrible, escondido bajo su candor campesino al mostrar unos dientes afilados, y el gesto agresivo que antecede al ataque. Un osito Misha, la mascota de las Olimpiadas de Moscú 80, nos mira bonachonamente, pero, a diferencia del que siempre conocimos, porta un AK-47 y tiene el pecho cruzado por una cinta de balas. A los carteles de propaganda de la era soviética se les mantiene su estética de realismo socialista, pero se les cambia el texto de los mensajes. De esta manera, un servicial empleado de una tienda estatal nos hace un gesto de bienvenida mientras nos informa que “en nuestra tienda aceptamos dinero efectivo, tarjetas de crédito y sobornos”. Un joven obrero con paisaje de edificios en construcción de fondo, nos revela la manera en que se trabaja en el socialismo: “se empieza con retraso, se termina antes de tiempo y los recesos parea almorzar son interminables”.

Así, de manera “didáctica”, usando contra el enemigo su propia estética vaciada antes de contenido, con liviano humor y parodiando, los promotores de la iniciativa intentan descalificar y ridiculizar hasta reducir a cenizas toda le experiencia socialista europea, especialmente, la de la URSS. A juzgar por los que se no muestra, sobre todo para los más jóvenes, se trató de una época esperpéntica, esquizofrénica y lúgubre, sin valor humano alguno, sin resultados en ningún campo de la actividad social, sin más sentido que servir de escarnio y arrepentimiento a quienes lucharon por ella o creyeron en sus principios. Pero a quienes hemos visitado, por ejemplo, museos como el del campo de concentración nazi en Buchenwald, nos intrigan estas maneras tan contrapuestas conque la sociedad capitalista posterior a la caída del Muro de Berlín intenta ajustar cuentas con el nazismo y el socialismo, sus enemigos del pasado.

La diferencia entre ambos museos obedece a guiones diferentes de la misma guerra cultural. En el caso del Holocausto, burlarse o negarlo en los países europeos puede atraer sobre el incauto o irreverente, no sólo la repulsa social, sino incluso penalidades. Un hálito trágico, de respeto ante la muerte, de tragedia irrefutable rodea el guión museográfico de Buchenwald y también filmes como “La decisión de Sophie”, “La lista de Schindler”, incluso, la comedia de Begnini “La vida es bella”. La posibilidad de combatir al fascismo mediante el humor, al parecer, se agotó desde “El Gran Dictador”, de Chaplin. Su escena final es inquietante y amarga, nada semejante a los gags y el ligero desenfado inicial: la monstruosidad de lo que ocurría, cegando la vida de millones de seres humanos indefensos, en nombre de una supuesta superioridad racial, terminó por aplastar la sonrisa. Dicho de otra manera: el fascismo resultaba un peligro demasiado serio para subestimarlo con bromas y burlas, había que vencerlo y recordarlo como lo que fue, una era maldita, que jamás debía repetirse.

Pero en Praga todo es al revés, todo es sorna y derroche de ingenio, como si el enemigo socialista no se le debiera tomar en serio, y no se necesitase condenarlo, apenas, escarnecerlo para que los de cabeza calenturienta, esos revolucionarios que nunca se conforman con nada, aprendan de una buena vez que sus intentos no sólo nacen destinado al fracaso, sino que son risibles, nada para ser tomado demasiado en serio. De esta manera exacerbando el sentido del ridículo, una de las ramas más demoledoras usadas en las guerras culturales, desde antaño, se intenta lograr la derrota simbólica final de un enemigo al que aún se teme, al que se sabe vivo, y del que siempre se recela un posible regreso. Tras la risa, aparentemente despreocupada, asoma la mueca de la preocupación, mucho más en los tiempos de crisis que ya baten las puertas del mundo, y especialmente, de las sociedades post-socialistas europeas.

En el museo praguense, para los fines de la contrapropaganda se usan no solo carteles trucados, sino también montajes fotográficos y figuras de cera, como las que muestran a Stalin acariciado y acariciando a dos bellas muchachas, a Carlos Marx en ropa interior cortándose las uñas de los pies, como cualquier terrenal vecino, o a Lenin, de torso desnudo en una sauna. No se trata, por supuesto, de ninguna fórmula para mostrar las facetas terrenales de estos personajes, a veces indebidamente elevados a los altares, sino de una vieja técnica que los creativos chicos de la CIA de los años cincuenta, en el período de la Guerra Fría, denominaron como “asesinato del carácter”. Se trata de la misma filosofía que llevó a inventar fotos trucadas donde se mostraba a Jacobo Arbenz, el presidente guatemalteco derrocado en 1954 por un golpe de Estado, en orgías que nunca tuvieron lugar, las que permitieron enseñar al mundo los teléfonos de oro por los que un derrocado en 1955 presidente Perón, de Argentina, jamás habló, la misma que subyacía en ese enloquecido intento de regar polvos en La Habana , para que Fidel perdiese la barba con la que el pueblo identificaba la lucha revolucionaria.

Y es que las guerras culturales contemporáneas, al menos las que han enfrentado y siguen enfrentando a enemigos políticos e ideológicos como el capitalismo y el socialismo, son, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, la constante y no la excepción, y se perfilan como el campo de batalla futuro y decisivo donde se han de dirimir las contradicciones y resolverse los conflictos.

La definición de guerras culturales no se agota al decir que son un tipo de enfrentamiento histórico que tuvo su marea más alta durante los años de la Guerra Fría, ni tampoco al remitirse a un tipo específico de lucha ideológica que escoge como campo de batalla el de las artes y la literatura. En nuestros días, cuando se generan “iniciativas” como la del Museo del Comunismo de Praga, ellas nos remiten a la lucha de clases y a la contraposición de ideas a partir de cosmovisiones enfrentadas, pero especialmente, a los valores que se atacan o promueven. Es en el terreno de los valores donde se libran las batallas culturales decisivas, pues ellos condicionan directamente las actitudes prácticas de las personas, su indiferencia o activismo, su capacidad de resistencia o rendición, su pertenencia o no a un determinado partido político, su aceptación o rechazo a las políticas de un gobierno, su postura ante la religión y la filosofía.

No sería osado afirmar que, en última instancia, es en la observación de los valores que profesan los individuos, las clases sociales y los pueblos donde se puede medir la eficacia de la propaganda política, de la publicidad comercial, de la educación, de las campañas mediáticas, de la promoción del arte y la literatura. Los valores se adquieren y se pierden, en dependencia no sólo de las condiciones materiales reinantes, sino también debido al esfuerzo organizado que se haga para crearlos, reforzarlos o anularlos. Esta última peculiaridad es la que los hace especialmente atractivos para la labor ideológica de quienes defienden los intereses de las clases sociales en pugna. Por eso las guerras culturales contemporáneas giran a su alrededor.

Se afirma que, en su acepción moderna, el término “guerras culturales” fue acuñado por James Davison Hunter en 1991, en su libro “Culture Wars: The Struggle to Define America”, en el que se le describe… “ como un dramático realineamiento y polarización que ha transformado la cultura y la política estadounidense, a partir de un conjunto de temas candentes como el aborto, el control de armas, la separación de la iglesia y el estado, la homosexualidad y la censura”.

En un sentido estrecho, que es el que describe la marcha de estos conflictos dentro de los Estados Unidos, según se aprecia en la obra de Hunter, las guerras culturales son “una metáfora utilizada para dejar establecido que los enfrentamientos políticos tienen su base en un conjunto de valores conflictivos, especialmente entre los considerados tradicionales o conservadores y aquellos definidos como progresistas o liberales. Este enfrentamiento tuvo su origen en la década de los años 60”.

En un sentido amplio, el término define ese mismo enfrentamiento de valores conservadores o progresistas en los diferentes países del mundo y en la arena internacional, no necesariamente circunscrito al conjunto de los que se enfrentan en el interior de los Estados Unidos. Aquí, por ejemplo, las guerras culturales pueden expresarse en intentos por debilitar o derrocar, dentro de las estrategias de “cambio de régimen”, a gobiernos que no sean bien vistos por otros, como es el caso de aquellos a los que los Estados Unidos consideran hostiles o inamistosos, especialmente a partir del 2001 cuando comenzó su llamada “Guerra contra el Terrorismo”. También se utiliza para definir las acciones ideológicas, de prensa, y propiamente culturales usadas para inclinar a las poblaciones de naciones ocupadas a asimilar los valores del ocupante, o a naciones y poblaciones locales a anular su resistencia cultural, y por tanto, social, política, económica e ideológica contra los valores y culturas hegemónicas del mundo globalizado.

Como es fácil de apreciar, las guerras culturales forman y formarán parte destacada en las estrategias mundiales de dominación y expansión imperialistas en el Siglo XXI, de hecho su originalidad radica, precisamente, en que son las que mejor expresan, y de manera más concentrada, los cambios sufridos por los mecanismos de penetración, dominación y reconquista del imperialismo en nuestros días, que a su vez reflejan, a fin de cuentas, los cambios experimentados en la profundidad de su sistema productivo y reproductivo. No son las fronteras terrestres, aéreas o marítimas las que deberán ser vulneradas para implantar el dominio universal del capital; no son ejércitos enemigos a los que hay que derrotar en el campo de batalla para izar sobre territorio ocupado las banderas de las metrópolis ni obligar a las naciones vencidas a abrirse a su insaciable sed de mercados y ganancias. Hoy los arrolladores avances en las ciencias, las telecomunicaciones y las tecnologías hacen de la esfera cultural y de la mente de los hombres el campo de batalla definitivo, la última frontera a conquistar, el último reducto enemigo a asaltar.

Como eficaces estrategias para neutralizar, desmovilizar y desmoralizar a sus contrarios, que son todos los hombres y pueblos del planeta, incluyendo al pueblo de los Estados Unidos, las guerras culturales expanden su radio de acción desde tiempos de paz, o mejor dicho, son el preámbulo o la continuación de la guerra por otros medios, a saber, los culturales. Antes de que estalle un conflicto, aseguran que los potenciales enemigos tomen conciencia de su inferioridad ante las fuerzas y la cultura imperial, ante un sistema capaz de engendrar constantemente símbolos a los que vende como universales, modernos, glamorosos, heraldos de la eterna juventud, los cambios novedosos y la felicidad ilimitada. Durante el conflicto, garantizan que la opinión pública internacional se sitúe al lado del agresor imperialista, satanizando a los adversarios de turno, minando sus moral combativa y su capacidad y decisión de resistencia. Después del conflicto se dirigen a borrar la memoria de los crímenes cometidos, de las mentiras empleadas para justificar las agresiones, a imponer su versión de los acontecimientos, a asegurar la docilidad y asimilación cultural de los pueblos vencidos y las naciones ocupadas, a quebrar la resistencia que pueda existir, y a implantar, en los profundo de las conciencias de sus nuevos súbditos sentimientos de resignación, docilidad y acatamiento ante lo inevitable. Es en esta última etapa del proceso donde se mide la eficacia definitiva de estas estrategias.

En última instancia, como bien señala Ken Hincker en su reseña a un libro de James Davison Hunter, las guerras culturales remiten al análisis de dos cuestiones determinantes: al tema de la legitimidad de un sistema social, de un gobierno, de una clase o de un conjunto de creencias, y al asunto de la autoridad moral, y por tanto, del derecho y la razón. En este terreno no basta con vencer, cuando de lo que se trata es de convencer; la victoria no se expresa en el aniquilamiento de las fuerzas y medios del enemigo, ni en arrebatarle su capacidad de iniciativa o resistencia, sino más bien en lograr, sin combatir, su voluntaria rendición y supeditación espiritual. Más que acciones combativas, hablamos aquí de transacciones, de negociaciones culturales donde la astucia y la capacidad para vender un modelo de vida y gobierno, un conjunto de valores y creencias, es lo que se espera de estas nuevas legiones imperiales.

Es posible observar en la arena internacional el mismo choque entre adversarios culturales que originó el término en el interior de los Estados Unidos, pero la diferencia estriba en que conceptos que allí fungen como liberales y progresistas, al ser reputados como universales y de obligatorio acatamiento por el resto de los pueblos y culturas del planeta, pueden jugar un rol diferente, incluso, reaccionario y conservador, si son convertidos en dogmas en manos de las fuerzas imperialistas. La cultura y el pensamiento único que se pretenden erigir en una especie de religión laica del imperio, al negar el respeto a la diferencia, aún cuando pueda enarbolar conceptos y valores de cierto significado universal, como son, por ejemplo, los de la democracia y los derechos humanos, terminan actuando de manera tiránica, excluyente, reaccionaria, incluso, racista. La relatividad de estos conceptos y su carácter histórico son ignorados por quienes los utilizan como una simple herramienta de domesticación y apaciguamiento, como preparación artillera previa al avance de las fuerzas propias, lo cual complica el escenario de los enfrentamientos culturales contemporáneos, que han dejado de ser, definitivamente, en blanco y negro, si es que alguna vez lo fueron.

El imperialismo, ya se sabe, jamás ha tenido remordimientos teóricos, ni escrúpulos morales o filosóficos a la hora de apropiarse para sus fines, de cualquier concepto o teoría, incluso, de las concepciones reputadas dentro de los Estados Unidos como progresistas o liberales. Es la esquizofrenia de la dominación cultural, fruto de la manipulación de los productos culturales reciclados hasta el infinito en la aspiración de que se conviertan en embajadores benévolos del sistema, no importa si alguna vez surgieron para oponérsele. En “Apocalypsis Now”, el excelente filme de Francis Ford Coppola, se puede observar a jóvenes soldados norteamericanos en Vietnam canturreando canciones antibelicistas de John Lennon o Joan Baez mientras ametrallan desde sus lanchas artilladas o sus flotillas de helicópteros a adversarios civiles y militares. Lo mismo pasa hoy en las calles de Bagdad.

Y es, más o menos, con mayor o menor fortuna, lo que se intenta hacer con las simpáticas y escalofriantes parodias del Mueso del Comunismo de Praga.

Ametrallar sin escrúpulos, para desmoralizar al enemigo, aunque sea con las balas de la sátira. No en vano decía Federico de Prusia que al monarca europeo que más temía no era al zar de Rusia, sino “al rey Voltaire”.

Pero no olvidar que en la batalla de las ideas, las armas culturales no tienen dueños exclusivos, y pueden volverse, incluso, contra sus creadores.

Gaza crisis: challenge and opportunity for Obama to turn the page toward peace

Gaza crisis: challenge and opportunity for Obama to turn the page toward peace

Author: Susan Webb
People’s Weekly World Newspaper, 12/31/08 17:45

The tiny Gaza Strip, with its 1.5 million people crowded into 139 square miles, has been a tinderbox since Israel’s unilateral pullout in 2005.

Israel has maintained a punitive military and economic grip on Gaza, keeping the population in what is internationally condemned as a deepening humanitarian crisis. Hamas (Islamic Resistance Movement) seized power there in 2007, and began its “resistance” policy of firing rockets into southern Israel. A tenuous six-month ceasefire ended in early December despite reported behind-the-scenes initiatives to extend it, and now we have the horrible spectacle of a massive aerial bombardment of this densely populated strip by Israel, with the civilian toll mounting daily (currently nearly 500 Gazans dead and approaching 2,000 wounded, including children). Hamas has continued rocket attacks on Israel, killing 4 Israelis as of this week, and is threatening suicide bombings and other attacks in Israel.

Israel says its assault is a defensive operation, yet also says it intends to physically wipe out the Hamas leadership. Other objectives appear to be to intimidate the Palestinian people, further weaken Palestinian civil society and promote disunity, and reassert Israeli power.

There is growing international condemnation of Israel’s disproportionate use of force and collective punishment of Gaza’s civilian population, both violations of the Geneva Conventions.

It’s possible a temporary truce may emerge in the next few days, but, more than ever, the underlying issues will at long last have to be resolved. And the incoming Obama administration will have the challenge, and the opportunity, to lead the way to peace.

Who benefits from the crisis that has erupted in Gaza?

The election of Barack Obama brought with it the real possibility for a just solution to the Israel-Palestine conflict based on two states, as long ago envisioned by the United Nations.

During his campaign Obama told Jewish leaders on a number of occasions that his support for Israel did not mean he would support the policies of Israel’s Likud Party. This was a courageous stand by Obama, but it also reflected the growing awareness in influential U.S. circles that a peaceful two-state solution is in U.S. interests, including the long-term global interests of U.S. capitalism, not to mention the interests of the Israeli and Palestinian people.

When he announced his naming of Hillary Clinton as secretary of state and other top national security appointments, Obama singled out a lasting solution for Israel and the Palestinians as one of his four top foreign policy priorities.

Many believe the current military explosion in Gaza seeks to take advantage of the post-election/pre-inauguration leadership vacuum in Washington and the Bush administration’s knee-jerk green-lighting of Israeli military confrontation. Some see it as a challenge to Obama, and an effort to stymie his peace efforts. The Gaza crisis, rather than advancing peace, has the potential to strengthen military extremism in Israel, among the Palestinians, and in the region.

Not everyone wants a political solution

Reactionary forces in Israel, like the fanatical settlers who attacked Palestinians in the West Bank city of Hebron recently, don’t want a political settlement of the conflict. The Israeli far right rejects Palestinian statehood and even the state of Israel within the UN-recognized pre-1967 borders, claiming the entire West Bank as part of “the land of Israel.” Other right and center forces in Israel, while in some cases giving lip service to a two-state solution, want to hold onto as much of the occupied West Bank as possible.

Noted Israeli historian Avi Shlaim wrote last May, “Sixty years on, Israel is not fighting for its security or survival but to retain some of the territories it conquered in the course of the war of June 1967.”

The real purpose of Ariel Sharon’s withdrawal from Gaza in 2005 (snubbing negotiations with the Palestinian leadership), Shlaim wrote, was not peace, but to concentrate on unilaterally redrawing the borders of “greater Israel” by incorporating Jerusalem and key settlement blocs in the West Bank. “Anchored in a fundamental rejection of the Palestinian national identity, the withdrawal from Gaza was part of a long-term Likud effort to deny the Palestinian people an independent political existence on their land.” Since then, Israel, with the help of provocations by Hamas, has continued to use Gaza as a lever to disrupt the overall peace process.

Regional power struggle/failed Cold War strategy

Reactionary Islamic and Arab elements don’t want a political settlement either. For them, and thus for the rest of us, this crisis is part of a regional power struggle with global ramifications.

Continuing a centuries-old struggle for dominance in the region, Iran’s reactionary Islamist regime is contesting for power against the reactionary regimes of Saudi Arabia and Egypt. All of them have used the Israel-Palestinian conflict and the suppression of Palestinian national aspirations as an opportunity to claim the mantle of leadership by wielding militant anti-imperialist and/or Arab nationalist rhetoric, while suppressing their own democratic and working class movements.

The rise of extremist Islamic movements is due in large part to the bloody repression and even extermination of communist, left, working class and other democratic currents in all these countries (as in others such as Iraq, Afghanistan, Sudan and Indonesia), promoted and abetted by the U.S. as part of its global Cold War strategy.

The U.S. Cold War strategy also included using Israel armed to the teeth as a beachhead in the region, encouraging and supporting Israeli militarists. Israeli government policy, dominated by this approach, has long been to undermine the PLO, in which secular left and democratic forces have played an important role. It is widely known that Israel aided and abetted the formation of Hamas in the early 1980s as a counterweight to the PLO and the secular left/progressive trend within it. Ironically, it is the Palestinian communists and their Israeli counterparts who stood alone in supporting the two-state solution when it was adopted by the United Nations in 1947. Thus Israeli government policy, carrying out the U.S. Cold War policy, has helped created today’s crisis.

Seeing the real or potential threats to their power from extremist Islamic groups their policies helped to create, the Saudis and other reactionary Arab rulers are caught in something of a dilemma. Their alliance with the U.S. became problematic for them following the disastrous U.S. invasion of Iraq. The Israeli-Palestinian conflict has turned from an opportunity to a major problem for them. At the same time Iran’s Ahmadinejad regime is widely seen as backing Hamas as well as Lebanon’s Hezbollah as part of its project to assume regional dominance by claiming the mantle of “resistance” to imperialism.

Meanwhile, the Israeli right and center forces are in their own crisis. Many commentators tie the current assault on Gaza to the power struggle leading up to Israel’s February elections. As in the U.S., Israeli politicians feel they have to show they are “tough” on national security, and that has translated into aggressive military action. But many Israelis and others warn that, as in the Israeli “defensive” attack on Lebanon in 2006, there will be no good outcome. Many fear the Gaza offensive will only lead to a February election victory by the right-wing Likud Party led by Benjamin Netanyahu, which would further impede the prospects for peace.

Militarism a dead end

Palestinian journalist Daoud Kuttab made relevant points in a Dec. 30 Washington Post op ed:

“For different reasons, Hamas and Israel both gave up on the cease-fire, preferring instead to climb over corpses to reach their political goals. One side wants to resuscitate its public support by appearing to be a heroic resister, while the other, on the eve of elections, wants to show toughness to a public unhappy with the nuisance of the Qassam rockets.

“The disproportionate and heavy-handed Israeli attacks on Gaza have been a bonanza for Hamas,” Kuttab wrote. “The movement has renewed its standing in the Arab world, secured international favor further afield and succeeded in scuttling indirect Israeli-Syrian talks and direct Palestinian-Israeli negotiations.”

He concluded, “By choosing the waning days of the Bush administration to attack Gaza, the Israelis knew they would face no opposition from the leader of the so-called war on terrorism. Just as George W. Bush’s misadventure in Iraq played into the hands of radicals and terrorists, this Israeli action will produce nothing less than that in Palestine. Let us hope that the Obama administration will see the consequences of what is not only a crime of war but also a move whose results are exactly the opposite of its publicly proclaimed purposes.”

Gershon Shafir, an Israeli sociologist who directs the Institute for International, Comparative, and Area Studies at the University of California in San Diego, writes: “At a strategic level, Hamas is not interested in political alternatives to armed confrontation. But whether one wants to call the Hamas strategy resistance or terrorism, the lack of a serious political plan to accompany military strategies is always counterproductive, as it is has been for Hamas and for the people of Gaza.

“It will be equally counterproductive for Israel. It appears that Israeli political leaders and military planners labor under the illusion that there is a military ‘solution’ to Hamas. The extended military operation in Gaza is expected to serve as a pedagogical tool for moderating or eliminating Hamas. But this will not work, and the idea that a ground invasion of Gaza could actually eliminate Hamas as a force in Palestinian politics is delusional. The Israeli approach is every bit as driven by militarism as Hamas’ strategy is. Beyond a certain point, it can serve no realistic political goals.”

Challenge and opportunity

For the Obama administration to finally achieve the much-needed peaceful solution not only for Gaza but for the Israeli-Palestinian conflict, it will have to break with the disastrous Cold War policies of the past. This means serious diplomacy that promotes the realist, peace-inclined forces in Israel who realize that peace is in their interests, and, on the Palestinian side, furthers rather than hinders re-establishment of unity and advancement of a more realist, peace-oriented approach. It means promoting the realist, peace-oriented forces in U.S. politics as well. It means diplomacy with Iran that recognizes its legitimate role as an important country in the region. It means political, economic and social foreign policies that promote mutual de-nuclearization and demilitarization, labor rights, grassroots economic and social development and culture, and real democracy — not the phony kind trumpeted by Bush and his ilk.

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Susan Webb (suewebb @ pww.org) is associate editor of the People’s Weekly World.

Sources:
Daoud Kuttab, “Has Israel revived Hamas?”

Gershon Shafir, “War without end?”

Avi Shlaim, “Israel at 60: the ‘iron wall’ revisited”

¿Quién gobernaría, Funes o el FMLN?

¿Quién gobernaría, Funes o el FMLN?

Joaquín Villalobos*
Martes, 30 de Diciembre de 2008
Oxford, Inglaterra.

En política hay dos tipos de mentiras, la más común es el incumplimiento de promesas, pero la más peligrosa es cuando un partido que se presenta como demócrata se vuelve dictatorial al llegar al gobierno. Esto ocurrió recientemente en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, donde los partidos ganadores ofrecieron preservar la unidad, mantener relaciones armónicas con EE.UU., respetar la Constitución, la propiedad privada y la libertad de expresión; pero al llegar al gobierno dividieron a sus países, modificaron las constituciones, se declararon enemigos de EE.UU., han cerrado medios de comunicación, persiguen opositores, expropian empresas e irrespetan libertades.
El FMLN es hermano político de quienes gobiernan estos países y tiene dos programas, uno, casi igual al de ARENA, que presenta en las elecciones junto a quienes define en sus documentos oficiales como “aliados temporales”, y otro que llama la “Revolución Democrática hacia el Socialismo”.
La política no es sólo un asunto de intenciones, sino de realidades que resultan de la fuerza social organizada que se tiene, de la historia, de la experiencia, de la ideología que mueve a individuos o grupos y del contexto nacional e internacional que se vive. Daniel Ortega ganó las elecciones nicaragüenses con la consigna “el amor es más fuerte que el odio”, sin embargo realizó un fraude electoral y pretende quedarse en el poder basado en cinco realidades: el FSLN tiene el monopolio de la violencia callejera mientras el resto de los nicaragüenses no quieren violencia; el ejército no le dará un golpe de Estado; EE.UU. no organizará otra guerra contra los sandinistas; la comunidad internacional no quiere matar de hambre a Nicaragua y Ortega piensa que puede apoyarse en Venezuela o Rusia para sobrevivir.
El FMLN bajo el control del Partido Comunista
En países como los nuestros el valor de la ley es relativo. El FMLN podría comenzar como gobierno moderado y luego destaparse como un gobierno autoritario. El FMLN es el único partido que tiene grupos dispuestos a usar la violencia. Muchos de quienes votaron por Chávez, Correa, Evo Morales y Ortega nunca pensaron que perderían libertades. ¿No podría acaso ocurrirles lo mismo a quienes voten por Funes? El presidente de Ecuador era más moderado, con mayor experiencia y formación académica que Funes, y ahora parece un agitador callejero y no un jefe de Estado.
El FMLN está bajo control del Partido Comunista, una estructura ideológica cerrada con características de secta religiosa, que utiliza métodos pacientes de penetración, reclutamiento y adoctrinamiento. Han dominado la Universidad Nacional por más de medio siglo. Se apoderaron en los años 60 del Partido Acción Renovadora (PAR) y en los 70 del Partido Unión Democrática Nacionalista (UDN). En los 80 infiltraron una iglesia evangélica europea y ahora la dominan con “pastores comunistas”. Eran la organización de izquierda más pequeña y combatieron muy poco en la guerra, sin embargo, firmada la paz, lograron tomarse completamente el Frente.
Esta historia se ha repetido con diputaciones, alcaldías, cargos del Tribunal Supremo Electoral, Poder Judicial, organismos no gubernamentales, sindicatos y gremios profesionales. Funes no podría dominar a los comunistas que viven su momento de mayor fuerza en sus 80 años de historia.
Funes no tendrá control del gobierno
Funes pondrá los votantes, pero éstos no son una fuerza organizada. El candidato no tendría diputados, todos son comunistas y para influir sobre el Poder Judicial se necesitan diputados. Tampoco tiene Funes alcaldes ni bases o dirigentes en el partido; sin embargo, no podría dejar al Frente fuera del gabinete. Los ministros y funcionarios del Frente obedecerían a su partido y no a Funes. Es decir que el FMLN tendría el control de la fracción legislativa, parte del Poder Judicial, alcaldías importantes, y una porción del gabinete.
Podrían presionar al presidente desde fuera y desde adentro y terminarían así gobernando al país. No importa lo que ahora diga el candidato, el FMLN sabe que Funes no tendría más alternativa que obedecerles. Lo peor es que terminemos como Nicaragua y lo menos peor es que tengamos un presidente paralizado por peleas adentro del gobierno con el Frente y afuera de éste con ARENA, todo en el contexto de una severa crisis económica mundial y de graves amenazas a la seguridad. Funes puede ganar las elecciones, pero no hay que ilusionarse, no podría hacer un gobierno ni siquiera regular.
Si Funes ganara las elecciones el FMLN tomaría control de posiciones estratégicas como el Ministerio de Gobernación y las instituciones de trabajo social territorial para fortalecer su organización partidaria; de la Policía Nacional Civil para transformarla en un cuerpo ideológico; del Organismo de Inteligencia del Estado para convertirlo en una estructura de guerra política con el apoyo cubano; del Ministerio de Relaciones Exteriores para alinear al país con Chávez, y del Ministerio de Educación para adoctrinar a gran escala a maestros y jóvenes.
Bienestar de salvadoreños no depende de redentores
En el Ministerio de Hacienda, la Superintendencia del Sistema Financiero y la Corte de Cuentas tomarían puestos claves para obtener información. Ampliarían su poder sobre el Tribunal Supremo Electoral, comprando con petrodólares al tercer partido, y continuarían su labor de penetración y reclutamiento sobre el Poder Judicial. A la Fuerza Armada la infiltrarían y depurarían para controlarla. En síntesis, ampliarían su fuerza de lucha callejera y le garantizarían impunidad, todo esto lo combinarían con capacidad para neutralizar, chantajear y amenazar a empresarios, opositores, periodistas e incluso al propio Funes y sus amigos. Una vez teniendo ese poder podrían hacer lo que quieran con la economía, la política y la prensa. Lo anterior no es una especulación, es el modelo bolivariano de poder.
He recibido numerosas amenazas a muerte por criticar al FMLN, pese a que la principal conquista de quienes combatimos contra los gobiernos autoritarios fue que los salvadoreños pudieran pensar, hablar y criticar como quisieran sin sentirse amenazados en sus vidas y tranquilidad. Durante 14 años de paz estos derechos han estado vigentes. Una victoria del FMLN no es sólo riesgo de un mal gobierno, es una amenaza a derechos que costaron muchas vidas. La intolerancia y violencia del FMLN es obvia, Funes no conoce al Frente, ni puede controlarlo, y él mismo es intolerante cuando rechaza hablar con los periodistas que lo critican. Funes podría implicar un retorno al pasado de opositores perseguidos, exilados o muertos, tal como está ocurriendo en Venezuela o Nicaragua.
Este no es momento de tender puentes, ni de hacer halagos al FMLN para comprar seguridad, es momento de ejercer el derecho de crítica para hacer valer la tolerancia. El bienestar de los salvadoreños no depende de redentores, sino de la existencia de instituciones, derechos y libertades.
*Columnista de El Diario de Hoy.