Declaración de los socialistas centroamericanos sobre las elecciones en El Salvador

DECLARACION DE LOS SOCIALISTAS CENTROAMERICANOS
SOBRE LAS ELECCIONES EN EL SALVADOR.

¡¡La principal tarea: expulsar a ARENA del gobierno!!

¡¡Llamamos al voto crítico por el FMLN!!

Por un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses!!

El partido ARENA, fundado por el fascista Roberto Dabuisson, salió como el partido victorioso de la guerra civil. Tiene más de 19 años de estar ininterrumpidamente en el gobierno de el Salvador. Después de casi dos décadas de ofensiva neoliberal, la sociedad salvadoreña clama por un cambio de gobierno que termine con el desempleo, el hambre y la miseria que obliga a decenas de miles de salvadoreños a emigrar en busca del sustento diario de sus familiares.

Después de los acuerdos de paz de 1992, la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se convirtió en un partido político legal. Con una estrategia reformista y etapista, apelando a su trayectoria revolucionaria y peleando espacios políticos, el FMLN logró convertirse en un partido con influencia de masas. En 1994 el FMLN participó por primera vez en las elecciones municipales ganando 15 alcaldías. En 1997 ganó 52 alcaldías, la mayoría ubicadas en el Área Metropolitana. En el año 2000 obtuvo 80 alcaldías, se reeligió en la alcaldía de San Salvador y ganó 8 de las 14 cabeceras departamentales. En el 2003 tuvo un bajón electoral, perdió 10 alcaldías, entre éstas la mayoría de cabeceras departamentales. En el 2006, retrocedió hasta 58 alcaldías. A pesar de este bajón en los gobiernos locales, el FMLN ha mantenido una representación de más de un tercio de los diputados.

El FMLN es una real alternativa de gobierno

Muchos trabajadores y jóvenes salvadoreños consideran que el FMLN es una real alternativa de gobierno, y así lo demuestran las recientes y más diversas encuestas que colocan a Mauricio Funes, candidato presidencial del FMLN, con hasta 14 puntos por encima de los candidatos de ARENA.

Por primera vez en mucho tiempo, existen condiciones nacionales e internacionales favorables para un triunfo del FMLN: desgaste de ARENA, profundas aspiraciones de cambio de la clase trabajadora y la clase media, una brutal crisis del sistema capitalista e imperialista, crisis del modelo neoliberal en El Salvador, y la existencia en el área centroamericana de gobiernos burgueses que se autodenominan de “izquierda”, como Daniel Ortega en Nicaragua, Mel Zelaya en Honduras y en menor medida Álvaro Colom en Guatemala.

Con estas condiciones favorables, el FMLN pretende capitalizar el descontento social para conquistar el gobierno, ya no por el sonar de los fusiles, sino el por silencioso sonido de los votos. Sin embargo, dentro de la implementación de una estrategia de formar amplias alianzas políticas para ascender al gobierno por la vía electoral, el FMLN contribuyó a la desmovilización de la clase obrera salvadoreña y a la disminución de luchas sociales contra el gobierno de ARENA. Actualmente no hay grandes luchas obreras y populares, sino que el enfrentamiento político se libra en los marcos de la democracia burguesa.

Un programa democrático burgués

A pesar que el FMLN es parte integrante del nuevo régimen político bipartidista que se instauró con los Acuerdos de Paz de 1992, —con algunas cuotas de poder en los órganos del Estado burgués que se remodeló al finalizar la guerra civil— su máxima dirigencia continúa representando los intereses políticos propios como burocracia política, así como los de ciertos sectores de la clase media y, en menor medida, a los sectores obreros y populares.

Hasta el momento no conocemos que haya sectores burgueses dentro del FMLN ni que su alta dirigencia represente los intereses políticos de alguna fracción burguesa, aunque la plataforma electoral enarbolada por Mauricio Funes reivindica abiertamente la necesidad de implantar un modelo de capitalismo más humanitario. En pocas palabras: “un cambio con estabilidad”, “Cambiar algo para que todo continúe igual”.

A pesar de estas características sociales y políticas particulares de la dirigencia del FMLN, un amplio sector de los trabajadores, jóvenes y de las masas populares salvadoreñas se identifican políticamente con esta organización, y no logran visualizar el peligro que representa este programa de respeto a la economía capitalista, que ha llevado a Funes a declarar que respetaran el CAFTA, la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, se compromete a respetar la propiedad privada de los grandes medios de producción y la Constitución de 1983, que no refleja la decisión democrática del pueblo salvadoreño ya que fue impuesta en medio de la guerra civil.

El discurso antiimperialista del FMLN se ha debilitado. En relación al gobierno de los Estados Unidos, el candidato Mauricio Funes ha declarado que “Mantendremos y reforzaremos las relaciones comerciales, económicas y políticas con Estados Unidos, con su pueblo y gobierno, sobre la base del respeto a la autonomía y a la autodeterminación de los pueblos. Reconocemos la importancia estratégica de estas relaciones en la medida que su fortalecimiento pueden traer mayor bienestar a la población salvadoreña”.

Peligrosa política de alianzas

Este programa democrático burgués es el imán con el cual la dirigencia del FMLN quiere atraer a algunos sectores de la burguesía. A decir verdad, esa “burguesía progresista” es casi inexistente social, política y económicamente. Una de las características de la actual campaña electoral es que la derecha ha cerrado filas en torno a ARENA y marcha unificada en las elecciones, consciente del peligro que representa una posible victoria electoral del FMLN.

Durante el año 2007 el FMLN impulsó una tímida estrategia de unificación de los partidos de clase media: Cambio Democrático (CD) dirigida por Héctor Dada Hirezi, el Frente Democrático Revolucionario (FDR) que lidera Julio Hernández –conformado por una escisión del FMLN conocida como Movimiento Renovador— y con la disidencia burguesa encabezada por José Arturo Zablah Kuri, ex ministro de Economía durante la administración de Armando Calderón Sol (1994-1999), principal dirigente del movimiento denominado “Alianza por el Cambio”, quien regresó a las filas de ARENA para ocupar la candidatura a la vice presidencia en la actual contienda electoral.

La gran alianza nacional que pretendía formar el FMLN con los partidos de clase media, como CD y FDR, no logró cuajar de cara a estas elecciones municipales, pero si se produjeron alianzas parciales. En 30 municipios el FMLN va en alianza con CD y en 4 municipios el FMLN va en alianza con el Partido Demócrata Cristiano (PDC), un partido claramente burgués, aunque sumido en una profunda crisis.

Esta política de alianzas del FMLN con sectores burgueses no es nueva. Desde la época de la guerra civil, la guerrilla del FMLN siempre buscó la alianza con los “burgueses progresistas”. Bajo las nuevas condiciones, ahora el FMLN aspira a construir una gran alianza nacional incluso con fuerzas burguesas para ascender al gobierno, la que no se ha podido realizar porque estos han cerrado filas con ARENA.

No obstante, las elecciones se realizarán en dos fases. Conscientes del desgaste político de ARENA, los partidos de la derecha salvadoreña aprobaron la realización de comicios separados: el 18 enero de 2009 se elegirán 262 concejos municipales, 84 diputados para la Asamblea Legislativa y 20 Diputados al PARLACEN, y el 15 de marzo de este mismo año se elegirán el Presidente y vicepresidente de la República para el período 2009-2014.

Dependiendo del resultado de las elecciones municipales y legislativas, se pueden formar nuevas alianzas para las elecciones presidenciales, por lo que la base del FMLN debe estar muy alerta.

Llamamos al voto crítico a favor del FMLN.

La Ley Electoral en El Salvador es antidemocrática ya que consagra el bipartidismo e impide el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, y porque además dificulta la actividad legal de los grupos de izquierda por fuera del FMLN. En estas condiciones se ha producido una inevitable polarización política, entre el gobernante ARENA y el opositor FMLN, como ha ocurrido en los pasados procesos electorales.

En medio de una pavorosa crisis económica del sistema capitalista e imperialista, existen grandes aspiraciones e ilusiones de las masas obreras, campesinas y populares de que un gobierno del FMLN puede arreglar la situación en El Salvador. Irónicamente, mientras ARENA ha suavizado el discurso, llevando al “progresista” Zablah como candidato a la vicepresidencia, el FMLN ha derechizado su discurso en aras de obtener una mayoría electoral.

La principal tarea de los revolucionarios en las actuales condiciones de El Salvador, es terminar con la continuidad del gobierno de ARENA. Las elecciones brindan la oportunidad de expulsar a ARENA del gobierno, y de instaurar un gobierno del FMLN, siendo luego necesaria la lucha de las organizaciones obreras, campesinas y populares para instaurar un verdadero Gobierno obrero campesino y popular.

El programa democrático burgués del FMLN va en sentido contrario al nacimiento y desarrollo de un proceso revolucionario. Por eso llamamos al voto crítico, es decir, que a pesar de que no estamos de acuerdo con el programa electoral del FMLN, llamamos a no desperdiciar el voto, a rechazar la continuidad del gobierno de ARENA. El cambio revolucionario que anhela el pueblo salvadoreño, además de votar en contra de ARENA, solo se logrará y garantizará con la movilización de la clase trabajadora, el campesinado y demás sectores populares.

Por un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses!!

Por esta razón, llamamos a luchar por la instauración de un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses. Llamamos a las bases del FMLN a luchar por un programa que incluya la convocatoria a una Asamblea Constituyente que termine con el orden burgués impuesto con la Constitución de 1983 y los Acuerdos de Paz de 1992, que reorganice El Salvador en beneficio de toda la clase trabajadora , el campesinado y de las amplias mayorías empobrecidas.

Esta Asamblea Constituyente debe tomar medidas urgentes para resolver los efectos de la crisis del sistema capitalista, resolver el problema del inminente desempleo masivo que nos amenaza, aumentar los salarios conforme el costo de la vida, resolver el problema agrario entregando la tierra y el crédito barato al sector indígena y al campesinado pobre, resolver los problemas de salud, educación, vivienda, alimentación, seguridad y que además se investigue la corrupción e impunidad realizada en las esferas del gobierno de ARENA y en otras sectores.

Esto solo se puede lograr acabando de una vez por todas con el reaccionario gobierno de ARENA, votando críticamente por el FMLN, y garantizando cualquier conquista económica y social con la movilización, la independencia política de los trabajadores, atacando implacablemente a nuestros enemigos: la oligarquía, la burguesía, el imperialismo y sus agentes

Centroamérica, 9 de Enero del 2009.

CIRCULO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO (CSR) DE GUATEMALA.
PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE EL SALVADOR.
MOVIMIENTO AL SOCIALISMO (MAS) DE HONDURAS.
PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE NICARAGUA.

El nuevo consenso capitalista en ciernes

El nuevo consenso capitalista en ciernes
Walden Bello · · · · ·

11/01/09

“El reto es superar los límites puestos a la imaginación política de la izquierda por la combinación de la agresividad del desafío neoliberal en los años 80 con el colapso de los regímenes de socialismo burocrático a comienzos de los 90. La izquierda debería ser capaz, de nuevo, de atreverse a aspirar a modelos de organización social que apuntaran sin reservas a la igualdad y al control democrático-participatorio tanto de la economía nacional como de la economía global, condiciones necesarias para la emancipación individual y colectiva.”

Las elites económicas y políticas empiezan a converger en una especie de solución global de tipo socialdemócrata como solución de la presente crisis económica. Pero necesitamos algo más que una gestión social, sostiene Walden Bello: deberíamos aspirar a modelos de organización social que apunten a la igualdad y al control democrático-participatorio de la economía, tanto a escala nacional como a escala planetaria.

No resulta sorprendente que el rápido deterioro de la economía global, combinado con la llegada a la presidencia de los EEUU de un liberal de izquierda afroamericano, haya hecho concebir entre millones de personas la esperanza de que el mundo se halla en el umbral de una nueva era. Es verdad que algunos de los nombramientos recientes de Obama –señaladamente, el del exsecretario del Tesoro, Larry Summers, para dirigir el Consejo Económico Nacional, el de Tim Geithner, jefe del Comité de la Reserva Federal de Nueva York, para desempeñar el cargo de secretario del Tesoro y el del antiguo alcalde de Dallas, Ron Kirk, para Comercio— han despertado cierto escepticismo. Pero la sensación de que las vetustas fórmulas neoliberales están de todo punto desacreditadas ha convencido a muchos de que el nuevo liderazgo demócrata en la economía más grande del planeta romperá con las políticas fundamentalistas de mercado imperantes desde comienzos de los 80.

Ni que decir tiene que una cuestión importante pasa por saber hasta qué punto la ruptura con el neoliberalismo será decisiva y definitiva. Sin embargo, otras cuestiones apuntan al corazón mismo del capitalismo. La propiedad pública, la intervención y el control, ¿se ejercerán simplemente para estabilizar al capitalismo, para luego devolver el control a las elites empresariales? ¿Veremos una segunda ronda de capitalismo keynesiano, en la que el Estado, las elites granempresariales y las organizaciones sindicales colaborarán sobre una base de política industrial, crecimiento y salarios elevados (aunque, esta vez, con una dimensión verde añadida)? ¿O asistiremos al comienzo de una serie de alteraciones fundamentales en la propiedad y el control de la economía en una dirección más popular? El sistema global del capitalismo pone, ciertamente, límites al alcance de las reformas, pero ningún otro momento del pasado medio siglo han sido esos límites más fluidos e inciertos.

El presidente francés Nicolas Sarkozy ya ha hecho su apuesta: tras declarar que “el capitalismo de laissez-faire ha muerto”, ha creado un fondo de inversiones estratégicas de 20 mil millones de euros para promover la innovación tecnológica, mantener en manos francesas los sectores industriales avanzados y conservar puestos de trabajo. “El día en que dejemos de construir trenes, aviones, automóviles y barcos, ¿qué quedará de la economía francesa?!, se preguntaba retóricamente hace pocos días. “Recuerdos. Pero yo no quiero que Francia se convierta en una mera reserva turística”. Este tipo de política industrial agresiva, pensada para atraerse a la clase obrera blanca tradicional, podría ir de la mano de las políticas antiinmigratorias excluyentes con las que ha solido asociarse al presidente francés.

Socialdemocracia global

Sin embargo, un nuevo keynesianismo nacional conforme a las líneas de Sarkozy no es la única alternative de que disponen las elites. Dada la necesidad de legitimación global para promover sus intereses en un mundo cuyo equilibrio de poder se está desplazando hacia el Sur, a las elites occidentales podría resultarles más atractivo un vástago de la socialdemocracia europea y del liberalismo New Deal que podríamos llamar “Socialdemocracia Global”, o SDG.

Antes incluso de que se desarrollara por completo la actual crisis financiera, los partidarios de la SDG ya habían empezado a adelantarla como una alternativa a la globalización neoliberal, respondiendo a las cuitas y a las tensiones provocadas por esta última. Una personalidad vinculada a la SDG es el actual primer ministro británico, Gordon Brown, quien encabezó la respuesta europea al desplome financiero abogando por la nacionalización parcial de los bancos. Considerado por mucha gente el padrino de la campaña “Convirtamos la pobreza en historia” en el Reino Unido, Brown, siendo todavía el canciller de finanzas británico, propuso lo que llamó una “capitalismo fundado en la alianza” entre el mercado y las instituciones estatales, capaz de reproducir a escala global lo que, según él, habría hecho Franklin Delano Roosevelt a escala económica nacional, a saber: “garantizar los beneficios generados por el mercado y, a la par, domar los excesos de éste”. Se trataría, según Brown, de un sistema que “incorporaría todos los beneficios de los mercados y de los flujos de capitales globales, minimizaría los riesgos de crisis y desplomes, maximizaría las oportunidades de todos y sostendría a los más vulnerables. Significaría, en una palabra, restaurar, a escala económica mundial, el empeño y los elevados ideales públicos”.

En la articulación de un discurso socialdemócrata global se ha unido a Brown un heterogéneo grupo formado, entre otros, por el economist Jeffrey Sachs, George Soros, el antiguo secretario general de la ONU Kofi Annan, el sociólogo David Held, el Premio Novel Josph Stiglitzy hasta Bill Gates. Hay entre ellos, huelga decirlo, diferencias de matiz, pero la dirección de sus perspectivas es la misma: traer un orden social reformado y lograr la revitalización del consenso en torno al capitalismo global.

Entre las posiciones clave avanzadas por los partidarios de la SDG están las que siguen:

La globalización es esencialmente beneficiosa para el mundo; los neoliberales simplemente han arruinado la gestión de la misma y la tarea de venderla a la opinión pública.

Es urgente salvar rescatar la globalización, arrancádola ed las manos neoliberales: porque la globalización es reversible, y lo cierto es que podría haber empezado ya el proceso de su reversión.

El crecimiento y la equidad pueden entrar e conflicto, en cuyo caso hay que dar primacía a la equidad.

Es posible que el libre comercio no sea beneficioso a largo plazo, y es posible que mantenga en la pobreza a la mayoría; por eso es importante que los acuerdos comerciales estén sujetos a condiciones sociales y medioambientales.

Hay que evitar el unilateralismo y, al propio tiempo, hay que emprender reformas fundamentales de las instituciones y de los acuerdos multilaterales, un proceso que podría entrañar la liquidación o la neutralización de varios de ellos, como el Acuerdo Comercial para los Derechos de Propiedad Intelectual (TRIP, por sus siglas en inglés) establecido en el marco de la Organización Mundial de Comercio.

La integración social global, o la reducción de las desigualdades dentro de las naciones y entre las naciones, debe ir de la mano de la integración del mercado global.

La deuda global de los países en vías de desarrollo ha de ser cancelada, o al menos, drásticamente reducida, a fin de que los ahorros puedan usarse para estimular a la economía local, contribuyendo así a la reflación global.

La pobreza y la degradación medioambiental son tan graves, que hay que poner por obra una programa masivo, una especie de “Plan Marshall” del Norte para las naciones del Sur en el marco de los “Objetivos de Desarrollo del Milenio”.

Hay que lanzar una “Segunda Revolución Verde”, particularmente en África, a través de la generalizada adopción de las semillas genéticamente modificadas.

Hay que dedicar grandes inversiones para poner a la economía global en una senda medioambientalmente más sostenible, y los gobiernos deben encabezar esos programas (“keynesianismo verde” o “capitalismo verde”).

Las acciones militares para resolver problemas deben preterirse a favor más bien de la diplomacia y del “poder blando”, pero deben mantenerse las intervenciones militares humanitarias en situaciones de genocidio.

Los límites de la Socialdemocracia Global

La Socialdemocracia Global no ha merecido hasta ahora demasiada discusión crítica, tal vez porque el grueso de los progresistas siguen empeñados en la última guerra, esto es, la guerra contra el neoliberalismo. Pero hacer su crítica es urgente, y no solo porque la SDG es el más candidato más probable como sucesor del neoliberalismo. Más importante aún es el hecho de que, aun cuando la SDG tiene algunos elementos positivos, tiene también, como su antecesor, el paradigma socialdemócrata de impronta keynesiana, bastantes rasgos problemáticos.

Comencemos por resaltar los problemas que presentan cuatro elementos centrales de la perspectiva SDG.

Primero: la SDG comparte con el neoliberalismo el sesgo favorable a la globalización, diferenciándose sólo por su promesa de promover una globalización mejor que la de los neoliberales. Eso, sin embargo, monta tanto como decir que basta añadir la dimensión de la “integración social global” para que un proceso que es intrínsecamente destructor y desbaratador, tanto social como ecológicamente, resulte digerible y aceptable. La SDG parte del supuesto de que las gentes quieren realmente formar parte de una economía global funcionalmente integrada en la que desaparezcan las barreras entre lo nacional y lo internacional. Sin embargo, ¿acaso no preferirían formar parte de economías sometidas a control local? ¿No es más cierto que preferían poner coto a los caprichos y extravagancias de la economía internacional? En realidad, la actual trayectoria descendente de las economías interconectadas confirma la validez de una de las críticas básicas al proceso de globalización por parte del movimiento antiglobalización.

Segundo: la SDG comparte con el neoliberalismo la preferencia por el mercado como mecanismo principal de producción, distribución y consumo, diferenciándose fundamentalmente por su insistencia en el papel del Estado a la hora de corregir los fallos del mercado. El tipo de globalización que el mundo necesita, según Jeffery Sachs en su libro The End of Poverty [El final de la pobreza], pasaría por “represar… la formidable energía del comercio y la inversión, reconociendo y corrigiendo las limitaciones mediante una acción colectiva compensatoria”. Eso es harto distinto de sostener que la ciudadanía y la sociedad civil deben tomar las decisiones económicas clave, limitándose el mercado y la burocracia estatal a no ser sino mecanismos de ejecución de la toma democrática de decisiones.

Tercero: la SDG es un proyecto tecnocrático, con expertos excogitando y llevando a término reformas sociales desde arriba, no un proyecto participativo en el que las iniciativas discurren de abajo arriba.

Y cuarto: la SDG, aun si crítica con el neoliberalismo, acepta el marco del capitalismo monopolista, que descansa, básicamente, en el beneficio dimanante de la extracción explotadora de plusvalía procedente del trabajo, que va de crisis en crisis por sus inherentes tendencias a la sobreproducción y que, con su búsqueda de rentabilidad, tiende a chocar con los límites medioambientales. Lo mismo que el keynesianismo tradicional a escala nacional, la SDG busca, a escala global, un Nuevo compromiso de clase que vaya de la mano de nuevos métodos para contener o minimizar la tendencia a las crisis consubstancial al capitalismo. Así como la vieja socialdemocracia y el New Deal trajeron estabilidad al capitalismo a escala nacional, la función histórica de la SDG es mitigar las contradicciones del capitalismo global contemporáneo y relegitimar al mismo tras la crisis y el caos dejados por el neoliberalismo. En su misma raíz, la SDG tiene que ver con un problema de gestión social.

Obama tiene el talento de tender puentes entre discursos políticos diferentes. Es, asimismo, una tabula rasa en lo tocante a economía. Como Roosevelt en su día, no está atado a fórmulas del ancien régime. Es un pragmático, cuyo criterio clave es el éxito en la gestión social. Como tal, se halla en una posición única para encabezar esa ambiciosa empresa reformista.

La izquierda debe despertar

Mientras la izquierda estaba embarcada en una Guerra sin cuartel al neoliberalismo, el pensamiento reformista iba calando entre círculos reformistas del establishment. Y ese pensamiento está ahora a pique de convertirse en política: la izquierda debe redoblar sus esfuerzos para estar a la altura. No es sólo cosa de pasar de las críticas a las propuestas constructivas. El reto es superar los límites puestos a la imaginación política de la izquierda por la combinación de la agresividad del desafío neoliberal en los años 80 con el colapso de los regímenes de socialismo burocrático a comienzos de los 90. La izquierda debería ser capaz, de nuevo, de atreverse a aspirar a modelos de organización social que apuntaran sin reservas a la igualdad y al control democrático-participatorio tanto de la economía nacional como de la economía global, condiciones necesarias para la emancipación individual y colectiva.

Lo mismo que el viejo régimen keynesiano de posguerra, la SDG tiene que ver con la gestión social. En cambio, la perspectiva de la izquierda es la liberación social.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.

Traducción para www.sinpermiso

Informe del CC al VIII Congreso del PCS (1993)

INFORME DEL CC AL VIII CONGRESO

4 de marzo de 1993

INDICE

ANTECEDENTES
I EL VII CONGRESO Y EL VIRAJE HACIA LA LUCHA ARMADA
II EL PARTIDO Y LA GUERRA REVOLUCIONARIA
III ACIERTOS Y DIFICULTADES EN LA CONCENTRACION Y DESCONCENTRACION DE FUERZAS
IV LA DERROTA DE LA OPERACION FENIX EN GUAZAPA
V PREPARACION DE LA CONTRAOFENSIVA ESTRATEGICA
VI EL PCS EN EL DESENLACE NEGOCIADO DE LA GUERRA
VII EL PCS EN LA POST-GUERRA

ANTECEDENTES

El presente informe del CC abarca los acontecimientos ocurridos en la vida del PCS luego del VII Congreso, su participación en 12 años de Guerra Popular Revolucionaria y en el actual proceso de ejecución de los históricos Acuerdos de Paz que marcaron el desenlace de la primera.

La intensidad de los hechos transcurridos en todo este período hace difícil una relación exhaustiva de todos y cada uno de los aspectos en los cuales el PCS tuvo participación, más sin embargo esta es la oportunidad en que todo el Partido, a través de los Delegados asistentes a este VIII Congreso, haga un examen de la conducta asumida en los diversos terrenos del enfrentamiento con los enemigos de la Revolución en este período tan trascendental para la historia de El Salvador.

En 1979 llegamos al VII Congreso con toda la convicción de que debíamos prepararnos para ponernos a la altura de las demandas que el proceso de la Revolución en nuestro país estaba planteando. Veníamos de una larga trayectoria en la cual el PCS había experimentado con diversas formas de lucha para acceder al poder. En este contexto el Partido tomó participación decidida en la construcción y conducción del movimiento gremial, sindical, universitario y campesino. Nuestro Partido participó activamente en las luchas anti-dictatoriales que llevaron a la caída de los regímenes de Hernández Martínez y Lemus, coincidiendo en estas ocasiones en el torrente de las fuerzas democráticas. En los años sesentas desplegamos los primeros esfuerzos, luego de la derrota de 1932, para iniciar las acciones armadas al servicio de una clara política de lucha por el poder. En esa misma década y en el transcurso de la siguiente el PCS se involucra activamente en las luchas electorales que llevaron a su agotamiento al modelo político de la dictadura militar hasta entonces vigente.

Nuestra participación electoral al lado de importantes sectores democráticos se produjo en el marco del inicio y despliegue de la lucha armada por otras organizaciones revolucionarias y en medio de una fuerte polémica con éstas alrededor de las formas de lucha para la toma revolucionaria del poder.

No obstante esa polémica el hecho objetivo es que la lucha armada, las acciones populares que se multiplicaban a lo largo del país hasta confluir en la creación de un poderoso movimiento de masas a mediados de los años setenta y las grandes movilizaciones populares propiciadas por la lucha electoral, y mas concretamente las victorias electorales de 1972 y 1977, convergieron volviendo históricamente insostenible ese modelo político de la dictadura militar y aceleraron la maduración de la crisis política, que estallaría hacia finales de los setenta.

I EL VII CONGRESO Y EL VIRAJE HACIA LA LUCHA ARMADA
Después de las protestas violentas de febrero de 1977 impulsadas por el PC en defensa de la victoria electoral y del pleno del CC en abril de ese año en que se decidiera realizar el viraje hacia la lucha armada, transcurrieron dos “largos” años de intenso debate interno antes de que el VII Congreso, celebrado en abril de 1979, reafirmara la decisión del viraje.

A esas alturas, la lucha armada venía desarrollándose de forma creciente, impulsada por otras organizaciones revolucionarias, ante el cierre cada vez mayor por parte de la dictadura de espacios para otras formas de lucha y la profundización de la represión.

La incorporación del Partido a la lucha armada formaba parte de una respuesta más integral a los problemas fundamentales de la revolución. El Congreso dotó al PC de la necesaria fundamentación y proyección histórica; dejando claramente establecido el carácter democrático y antimperialista de esta primera etapa de la revolucion con rumbo al socialismo, y en correspondencia con ello precisó las tareas principales de la misma. Resolvió el viejo y falso dilema teórico de la izquierda revolucionaria y en particular de los PC de contraponer la revolución democrática a la revolución socialista como si se tratara de dos revoluciones
completamente separadas.

El séptimo congreso de nuestro partido aunque no logró percibir que nos encontrábamos en vísperas de la entrada a la guerra propiamente, abordó el problema de la vía de la revolución reafirmando la tesis general de que había que combinar todas las formas de lucha. Aunque de manera insuficiente, identificó a las fuerzas sociales interesadas en llevar adelante la revolucion democrática; trazó los rasgos principales de la política de alianzas y los del enemigo principal de la revolucion y se pronunció anticipadamente por la unidad revolucionaria del país.

El viraje acordado era integral y ponía el acento en la solución del problema del poder. Sólo faltaba que el Partido adoptara una conducta política práctica, en concordancia con esas decisiones, trazándose así, la consigna de construir un partido en guerra lo cual demostraba la determinación de consumar la incorporación plena a la lucha armada.

El triunfo de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua, el 19 de julio, confirmó en lo fundamental las líneas trazadas en el Congreso. En particular le dio un impulso grande a la línea de la unidad de la izquierda, adoptada por el PC en el VII Congreso, guiado por la verdad refrendada por las experiencias revolucionarias mundiales pasadas y recientes de que para resolver bien el problema de la vanguardia es absolutamente necesario resolver bien el problema de la unidad de la izquierda.

El Golpe de Estado de Octubre de 1979

En el marco de una profunda crisis de la dictadura militar caracterizada, entre otras cuestiones, por un aislamiento interno y externo cada vez más pronunciado y por el fracaso de sus esfuerzos por contener la lucha popular, el gobierno del General Romero intentó construirse una base de apoyo social convocando a diversos sectores del país a formar el llamado Foro Nacional.

El PCS, junto a otras organizaciones revolucionarias y partidos políticos de oposición, organizaciones gremiales e instituciones constituyeron el Foro Popular, saliéndole al paso a la maniobra gubernamental. El 15 de octubre de 1979 se produjo el Golpe de Estado contra el Gobierno del General Romero y el Foro Popular pasó a integrarse al primer gobierno surgido del golpe. De esta forma, el PC participó en el mismo a pesar de que en el informe del Comité Central al VII Congreso se advertía del riesgo y costos políticos que acarrearía a la revolución y al partido la participación en una maniobra de apariencias democráticas, urdida por los enemigos de la revolución para impedir el triunfo revolucionario, en nuestro país como el recientemente ocurrido en Nicaragua.

Era claro que participar en una maniobra de tal naturaleza, ponía en riesgo la unidad de la izquierda, la línea recién acordada por el Congreso y en general las perspectivas de la revolucion misma.

Sin embargo, la participación en el golpe de militares democráticos que propiciaron la incorporación en el gobierno de las organizaciones del Foro Popular y de otros sectores y personalidades progresistas motivó la decisión de la Comisión Política del PC de participar en ese gobierno para contribuir, en lo posible, en el esfuerzo democratizador.

Pero los objetivos del golpe fueron rápidamente frustrados por los sectores más oscurantistas de la oligarquía y la Fuerza Armada, neutralizando toda posibilidad de acción a la primera Junta de Gobierno que de hecho se proponía el impulso de una serie de reformas económicas y sociales.

Ante esa situación la Comisión Política valoró que no se podía continuar apoyando un gobierno – que en realidad no gobernaba— y se adoptó la línea de organizar la crisis en el gobierno para acelerar el retiro del mismo de las otras fuerzas y personalidades progresistas que participaban en él.

La decisión del retiro fue necesaria y oportuna, contribuyó a aislar a la dictadura, a evidenciar el carácter
contrainsurgente de la otra junta de gobierno que se
estableció mediante un pacto entre los sectores derechistas de la Fuerza Armada y la Democracia Cristiana y allanar el camino para la Unidad de las organizaciones revolucionarias y democráticas.

Mientras tanto, en las calles ascendía vertiginosamente la ola de masas. La respuesta de la dictadura militar fue multiplicar e intensificar sus acciones represivas y matanzas, como táctica para contener la amenaza de la revolución, encabezada, por separado, por las distintas organizaciones de izquierda revolucionaria, incluyendo por supuesto al PCS.

El proceso de unidad de la izquierda revolucionaria.

La decisión del PC de retirarse del gabinete, de proceder en consecuencia con la decisión de adoptar la lucha armada y en general con la lucha por la revolucion, contribuyó a que se produjera, el l7de diciembre de 1979, el primer acuerdo de unidad entre tres organizaciones de izquierda revolucionaria (FPL, RN y PCS), que dio origen a la Coordinadora Político-Militar, CPM y sobre esa base se pasó a la creación de la Coordinara Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por todas las organizaciones de masas de la izquierda, que se dio a conocer públicamente el 11 de enero de 1980, la que convocó a la grandiosa manifestación del 22 de enero de ese mismo año.

Así, en la cresta de la ola revolucionaria se inició a pasos
acelerados el proceso de unidad de la izquierda, con una importante contribución del PC. Esos primeros pasos unitarios le dieron un poderoso impulso a la energía revolucionaria que se había venido acumulando a lo largo de la década anterior y por tanto al proceso de lucha por la revolución. A aquellos primeros pasos le siguieron otros a lo largo de 1980, jalonados por la vertiginosidad de los acontecimientos, que culminaron el 10 de octubre de ese año con la fundación del FMLN.

Aunque en abril de ese año la izquierda dio a conocer a la nación a nombre del Frente Democrático Revolucionario, FDR, la plataforma del Gobierno Democrático Revolucionario, que en esencia era un planteamiento de poder adecuado al momento histórico que se estaba viviendo de maduración de la situación revolucionaria, es necesario subrayar que los pasos dados en el proceso de avance de la unidad no siempre respondieron a una orientación de poder, a pesar de que la posibilidad real de su solución estuvo presente desde finales de 1979 hasta mediados de 1980. En la no solución, favorable a la
revolución, al problema del poder jugó un papel preponderante la debilidad de la unidad de las organizaciones revolucionarias y las diferencias de concepción existentes su interior.

La creación de las Fuerzas Armadas de Liberación FAL.

A partir del pleno del Comité Central de abril de 1977 y más concretamente, en 1978 el PCS se encaminó a desarrollar los preparativos para concretizar su incorporación a la lucha armada, emprendiendo la capacitación militar, tanto en el interior como en el exterior del país de muchos miembros del partido e impulsando diversas actividades de autodefensa armada y de otros tipos.

Con la reafirmación de la incorporación a la lucha armada emanada del VII Congreso los preparativos se aceleraron. En este sentido se acordó el envío de un contingente de compañeros a hacer su experiencia combativa en Nicaragua, en momentos en los cuales el Frente Sandinista de Liberación Nacional preparaba las acciones definitivas en contra de la dictadura de Somoza.

En este mismo proceso se fueron construyendo las primeras unidades armadas urbanas y rurales organizándose su armamentización y cualificación en el enfrentamiento con el enemigo.

El viraje del PC a la lucha armada quedó consumado plenamente, cuando el 24 de marzo de 1980, el mismo día del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, se anunció la fundación de las Fuerzas Armadas de Liberación FAL.

En esas condiciones el Partido procedió a readecuar su pensamiento, sus estructuras y organismos para responder a las exigencias de la situación de guerra en la que habíamos
entrado. Junto con la decisión de crear las FAL, también integró su correspondiente Estado Mayor, sustituyendo a la Comisión Militar que formalmente existía desde los años sesenta pero que de hecho no llegó a funcionar; se procedió resolver el financiamiento necesario para asegurar la readecuación y se fusionó en un solo cuerpo al partido y a la Juventud Comunista, dejando a ésta en suspenso y colocando ambas bajo una sola dirección.

II EL PARTIDO Y LA GUERRA REVOLUCIONARIA

La Ofensiva de enero de 1981.

La contraofensiva lanzada por la dictadura, con la cobertura política del Partido Demócrata Cristiano, contra el movimiento popular y las fuerzas revolucionarias, basada en el terror más sanguinario y reformas estructurales, con el propósito de bloquear la revolución, precipitó la transición hacia el despliegue de la guerra revolucionaria propiamente tal, que estalló en enero de 1981 con la llamada ofensiva final lanzada por el FMLN.
Aunque el poderoso movimiento popular de las ciudades deprimió, no solo por la brutal represión desatada en su contra por la dictadura, sino también por cansancio, por desinserción en que quedaron miles de personas al lanzarse una y otra vez a la pelea sin que llegara la victoria revolucionaria a definir el problema del poder.

La decisión del FMLN de lanzar la ofensiva final fue un
acierto puesto que con ella se le dio continuidad al esfuerzo
revolucionario, no hubo derrota de la revolución, transformó gran parte de la avalancha social de los años anteriores en ejército revolucionario. El escenario de la revolución se trasladó al campo, sin que la guerra adquiriera carácter agrario ni campesino, a pesar de la gran cantidad de campesinos que se incorporaron a la guerra, se le cerró a la dictadura la posibilidad de darle salida a la larga crisis estructural y bloquear la situación revolucionaria.

Concepción de la lucha armada del PCS.

El VII Congreso adoptó la lucha armada como vía de la revolución en base a un enfoque insurreccional. La tesis suscrita en el VII Congreso decía: “la vía más probable de la revolución en nuestro país será la conquista del poder por medio de la lucha armada. . .“ y agregaba “ nuestro partido
considera que la insurrección armada popular ha de ser la forma principal de la vía armada de la revolución en nuestro país”.

Se planteó que todas las demás formas de la lucha armada, lo mismo que la multiforme acción no armada de las masas
trabajadoras, debían combinarse y coordinarse con la insurrección.

Aunque fue un acierto del Congreso prever la maduración de la situación revolucionaria, cuyo estallido se dio hacia finales de 1979 y principios de 1980, el Partido no logró captar correctamente las señales de la vida que indicaban que nos encontrábamos en tránsito hacia la guerra propiamente tal, es decir al inicio de la etapa de equilibrio estratégico de la fuerzas.

Es cierto que la insurrección es expresión de violencia revolucionaria, pero el hecho es que el Congreso no alcanzó a percibir el fenómeno de la guerra revolucionaria, como distinto al de la guerra civil. El Congreso minimizó la guerra y la concibió sólo después de haber tomado el poder para defenderlo.

Esto es lo que explica el hecho de que las FAL nacieron con la guerra, como respuesta a las exigencias de la guerra y no solamente a las de la insurrección. La vida estaba indicando que la lucha armada se había impuesto como la forma de lucha principal.

Pese a ello, el enfoque insurreccional siguió presente, no solo en el pensamiento del Partido sino en todo el FMLN por unos años más. El lanzamiento de la ofensiva del 10 de enero de 1981 estuvo dominada por la idea estratégica de desatar la insurrección, para obtener una victoria fulminante y rápida, mediante las acciones armadas debido a que se creía que una guerra revolucionaria larga en el país no era viable.

En marzo de 1982 cuando emprendimos otro gran esfuerzo estratégico, alrededor de las elecciones, lo hicimos con el mismo diseño estratégico de desatar la insurrección a partir de la ofensiva militar. Cuando no vino la insurrección, ni hubo victoria ni derrota de la revolución, se dio un largo debate en el Partido y en la Comandancia General del FMLN que concluyó en que habíamos entrado a la etapa del equilibrio estratégico de la guerra propiamente tal, y que por tanto había que elaborar la estrategia y los planes correspondientes, todo lo cual cristalizó con la adopción de la orientación de “resistir, desarrollarnos y avanzar”.

Durante el período de vigencia de esa orientación estratégica, de enero de 1981 a junio de 1982, el Partido tuvo que resolver en lo fundamental y sobre la marcha limitaciones que en cierto modo lo colocaban en desventaja en relación a las otras organizaciones revolucionarias, como la falta de experiencia combativa, la psicología de la vida urbana de la mayoría de cuadros y combatientes, el bajo nivel de dotación de armas, la inestabilidad de los asentamientos de nuestros agrupamientos guerrilleros, la organización de la red de abastecimientos logísticos.

Conducción y funcionamiento del partido.

La necesaria estructuración del partido en tres agrupamientos obligó al CC a dispersarse y organizarse en núcleos de conducción conforme a las necesidades para asegurar la conducción del partido globalmente.

Hubo que tomar medidas para integrar y cohesionar el funcionamiento de esos tres agrupamientos bajo una sola cabeza y en función de la guerra. Para ello hubo que superar los problemas surgidos en los primeros momentos de la guerra.

En el curso de ese mismo período, el Partido tuvo que afrontar problemas surgidos en la guerra: el aparecimiento de rasgos militaristas, la subestimación del trabajo político, la confusa relación entre Partido y ejército guerrillero, el localismo, la sustitución de los jefes naturales por cuadros preparados en el exterior en tácticas de la guerra regular, el conservadurismo en el comportamiento combativo, la ausencia de planes para darle continuidad al combate, la cuestión de la unidad en las condiciones de la guerra, la cual atravesaba su momento mas critico, que se mantuvo solo sobre la base de la voluntad de no romperla y sin que funcionara la conducción estratégica, es decir la Comandancia General.

La decisión de que cuadros militares viajaran al exterior y que cuadros del trabajo internacional viajaran a los frentes contribuyó a la comprensión de la importancia mutua del trabajo que cada área de lucha tenía.

La necesaria superación de aquellas limitaciones sin las cuales no hubiera sido posible adecuar al Partido a las
condiciones de la guerra, significó la pérdida de varios cuadros de dirección, jefes militares.

Por supuesto que la mayoría de esos problemas eran comunes a todas las organizaciones del FMLN y no solo al PCS. Fue hasta después de la campaña militar de marzo de 1982, que se abordaron a profundidad esa gama de problemas. El balance objetivo de esa campaña le permitió al FMLN percibir que las elecciones le habían traído más inestabilidad política a la dictadura y que no estaba en condiciones de darle continuidad a sus planes militares, que la experiencia le había traído al FMLN grandes avances militares, que lo colocaban en condiciones de pasar a una fase superior de la guerra, cuyo alargamiento objetivo, a causa del decidido involucramiento de los norteamericanos a favor del ejército, empezó a ser asimilado en el pensamiento del FMLN.

La orientación de “resistir, desarrollarnos y avanzar”, que desde enero de 1981 venia aplicando cada organización del FMLN por separado, sin coordinación estratégica, cada quien librando su “propia” guerra, había dado sus frutos. De la defensa de nuestros territorios y nuestra fuerzas, que eran a la vez bases de asentamiento de las fuerzas guerrilleras, zonas de control, bases de apoyo y teatros de operaciones, habíamos pasado a diferenciar claramente los Frentes de guerra, los teatros de operaciones y las bases guerrilleras.

Es decir, de la “resistencia” a los grandes operativos del ejército, a fin de preservar las fuerzas y los territorios recién conquistados, habíamos pasado a su desarrollo y estábamos en condiciones de plantearnos avanzar hacia una fase superior de la guerra, en busca del rompimiento del equilibrio de fuerzas.

Había que realizar,, un, reacomodo, la guerra era un fenómeno integral político, militar, económico, social y diplomático internacional, el Partido dirigía de manera total, absoluta y directamente a las FAL. Por la guerra el Partido se encontraba estructurado en tres agrupamientos, el de los Frentes, el de las Ciudades y el del Exterior, cada cual cumpliendo misiones complementarias y con sus propias especificidades, se establecieron los principios fundamentales de conducción de la guerra; se trazaron criterios para la construcción del Partido en las FAL; se trazaron las orientaciones para la realización del viraje táctico basado en la concentración de fuerzas.

La militancia del partido y la guerra revolucionaria.

A lo largo de la guerra popular revolucionaria, el papel de la militancia del partido fue muy destacado y en general supo ponerse a la altura de las necesidades que la lucha le demandó en los diferentes momentos de la misma.

Teniendo como eje central la lucha armada, todos los agrupamientos partidarios hicieron esfuerzos por cumplir las tareas asignadas en sus respectivas áreas de lucha, desafiando la represión y el terror implantado por la dictadura.

Sin embargo hubo, en momentos de transición, de una forma de lucha a otra o de la implementación de cambios de modalidades tácticas, compañeros de diferentes niveles de la estructura del partido que no lograron asimilarlos, quedándose afuera de la organización, temporal o definitivamente.

En un esfuerzo por responder a los desafíos de la lucha, el Comité Central realizó cambios en su composición orgánica incorporando a éste a aquellos compañeros más destacados en el trabajo revolucionario y separando a los que, producto del desgaste político y moral impuesto por la guerra ya no estaban a la altura de sus responsabilidades o habían ahuecado por otras circunstancias.

Así, en 1982 se cooptó a varios cuadros principalmente del área militar, medida ésta que vino a darle mayor eficiencia a la conducción del Partido.

Otros cambios en el Comité Central se realizaron en el cuarto pleno efectuado en Morazán en 1984. En 1986, se realizó un proceso de autoevaluación de toda la dirección del partido, introduciéndose modificaciones sustanciales en el Comité Central y en la Comisión Política.

Finalmente se efectuó una ampliación del CC en 1990, que culminó con la incorporación plena de varios compañeros en 1992.

La etapa del equilibrio militar estratégico.

Aunque en el FMLN no se disponía de una concepción unificada y plenamente desarrollada de la guerra, a partir de junio de 1982, con el aniquilamiento de una unidad del Batallón Ramón Belloso, recién llegado de Estados Unidos, en El Moscardón, Morazán, por fuerzas del ERP, el FMLN emprendió aquel gran esfuerzo estratégico que lo llevó a tomar la iniciativa y mantenerla hasta principios de 1984.

Desde entonces hasta finales de 1983, la característica principal es que el FMLN tomó la iniciativa en el terreno militar, comenzando con el desalojo de pequeñas posiciones fijas del enemigo en la parte norte del país, hasta culminar con el asalto y ataque a posiciones estratégicas, como el asalto al cuartel de la Cuarta Brigada en el Paraíso, Chalatenango y el ataque al puente Cuscatlan sobre el Río Lempa.

Los norteamericanos aceleraban sus esfuerzos para que el ejército asimilara y asumiera la estrategia y tácticas de la guerra contrainsurgente de baja intensidad. Con ese propósito el ejército lanzó la campaña en contra de las fuerzas del FMLN acampadas en la zona para-central, llamada “Bienestar para San Vicente”, buscando desalojarlas de esa zona, aislarlas en la parte norte del país y buscar así una victoria militar sobre ellas.

En este marco se realizó la primera reunión de la Comandancia General en Morazán a fines de 1983 como un esfuerzo de asumir el mando de toda la guerra desde el frente.

Esa idea estratégica de los norteamericanos fue derrotada y el ejército fue llevado a una situación de colapso, que no llegó a producirse debido en lo fundamental al respaldo norteamericano. Este respaldo aparecía muy claramente como el factor determinante del alargamiento de la guerra y se reafirmó con la victoria electoral del Presidente Reagan para un segundo mandato.

Hay que señalar que en ese momento estuvimos cerca de definir el problema del poder por vía predominantemente militar. El otro momento correspondió a la Ofensiva de noviembre de 1989. A este momento correspondió el segundo planteamiento programático de poder, formulado por el FMLN y el FDR al país en febrero de 1984, bajo la forma de propuesta de Gobierno de Amplia Participación, GAP, más flexible en cuanto a la manera de enfocar el problema del poder.

El FMLN había logrado quebrar del todo el viejo esquema defensivo de la Fuerza Armada, diseñado en función de la protección de territorios y de los intereses económicos de la oligarquía. En cierto modo esa situación aflictiva a la que fue arrastrado el ejército, le permitió a los norteamericanos, que se encontraban peleando en ese momento por meterles en la cabeza a los militares el esquema de contrainsurgencia, imponer su estrategia de “baja intensidad” y tomar totalmente en sus manos la conducción de la guerra.

En diciembre de 1983 se produjo el cambio de jefatura en el ejército, acorde con la estrategia de la GBI. Mientras los norteamericanos consumaban el viraje de la Fuerza Armada hacia la GBI, el FMLN seguía sin modificar su táctica de la concentración, creyendo que las grandes unidades militares nos iban a dar la victoria.

Los norteamericanos completaron su viraje con el triunfo electoral de José Napoleón Duarte, en 1984, que estaba supuesto a darle la cobertura política y el financiamiento a la GBI y asegurar la victoria sobre el FMLN. La verdad era que sus nuevos esquemas surgían de fracasos. Estratégicamente su ataque era defensa.

La nueva situación llevó al Comité Central a realizar su Cuarto Pleno, en marzo-abril de 1984, para abordar la problemática relacionada con el nuevo viraje. Se paso revista a la concepción integral de la GPR, se realizó el necesario balance de aciertos y deficiencias del período anterior, se resolvió organizar a las FAL en estructuras jerarquizadas y se otorgaron grados militares, se reafirmo continuar con la táctica de la concentración, a pesar de que la vida exigía una readecuación hacia la irregularización de las tácticas.

El Comité Central fue reforzado con cuadros nuevos forjados en la guerra y se repusieron aquellos miembros suyos caídos en combate o por la represión, se trazaron orientaciones para el trabajo de los tres agrupamientos del Partido de conformidad con sus características propias y se definieron los respectivos núcleos del CC para la conducción correspondiente, se afianzó el principio de que el Partido conduce a su fuerza armada, se desplazaron cuadros del Frente de guerra al Frente de masas a trabajar en acelerar el nuevo flujo iniciado hacia finales de 1983.

En suma, el Partido volvía a sufrir un nuevo reajuste de sus estructuras, en su pensamiento, su línea y en su estrategia y táctica para enfrentar los nuevos desafíos.

Habíamos agotado otra fase de la guerra revolucionaria y sin embargo ésta no se oficializaba o formalizaba del todo en el FMLN, sino hasta en el segundo semestre de 1984 y consolidada como vía hasta mayo de 1985, cuando la CG, en su segunda y tercera reuniones en el frente, elaboró la apreciación estratégica del período, definió la estrategia y las distintas líneas a seguir, rescatando así el carácter integral de la guerra, superando el enfoque puramente militar al que de hecho se había reducido durante largo período.

Las reuniones de la CG de mayo-junio de 1985 unificaron el pensamiento, respecto a la concepción de la guerra y resto de aspectos fundamentales de la revolución, como la estrategia, la política de dialogo y negociación y de líneas políticas en general, incluyendo la línea de desarrollo de la unidad con vistas a la formación del partido unificado de la revolución, y trajo la necesaria estabilidad de la conducción estratégica y sus equipos de apoyo.

Es importante consignar que fue hasta 1985 en que se asumió la concepción de guerra revolucionaria en su sentido integral. Problemas surgidos antes de 1985, como, por ejemplo, el brote de militarismo que surgió en todo el FMLN, tenía que ver con que no se había asimilado correctamente el carácter integral y sobre todo popular de la guerra, pues se reducía sólo a su aspecto militar.

Pese a todo lo positivo y los logros estratégicos que nos proporcionó la táctica de la concentración, la regularización de la guerra a la que ello nos condujo, precisamente cuando el enemigo estaba irregularizando la suya, nos hizo cometer atropellos con el pueblo, cortamos el cordón umbilical con el pueblo y nos llevo durante algunos meses a los reclutamientos forzosos, para reponer a lo sumo las bajas, pues no podíamos aspirar al crecimiento constante que esa tendencia nos imponía, pues habíamos roto con la fuente del crecimiento, es decir la relación profunda con el pueblo.

Los acuerdos de mayo-junio de 1985, rectificaron las desviaciones, corrigieron errores y reencarrilaron la lucha, dándole el carácter integral. Había que dar un nuevo viraje, volver a la lucha guerrillera propiamente, transformar a cada combatiente en un cuadro político-militar.
Esa reunión de la Comandancia General exigió del Partido un ajuste interno a fin de colocarlo en condiciones de responder con aportes concretos en todos los terrenos de la nueva estrategia, de la unidad misma, que el alargamiento de la guerra nos planteaba. Con este propósito el Comité Central se avocó a realizar autocríticamente una evaluación a fondo de la conducta de sus distintos núcleos, con vistas a cerrarle paso a los signos de descomposición vinculados a la ‘psicología de la guerra”, que empezaban a debilitar las filas del Partido. Solo después de esa autoevaluación, uno de cuyos resultados fue el cambio de composición de la Comisión Política y del propio Comité Central, los tres agrupamientos del Partido entraron a un período de “rectificación”, de cara a poner al Partido a tono con las exigencias del período.

III ACIERTOS Y DIFICULTADES EN LA CONCENTRACION Y DESCONCENTRACION DE NUESTRAS FUERZAS MILITARES

La idea de concentración.

La táctica de la concentración estaba fundamentada en la idea de que habíamos logrado un nivel de dispersión en el enemigo, lo que nos daba la oportunidad de concentrar nuestras mejores fuerzas y armas y conseguir una correlación favorable para descargar golpes contundentes que nos permitieran ampliar y profundizar las zonas de retaguardia.

Nuestra concentración la iniciamos en la zona de Guazapa en Octubre de 1982 con fuerzas de Jucuarán, San Vicente y Guazapa. Formamos así el Batallón Rafael Aguiñada Carranza (BRAC) y unidades de tropas especiales, con las cuales comenzamos a operar, en conjunto con otras organizaciones del FMLN, en teatros de operación al Norte y Sur de Guazapa y en el propio Cerro.

Podemos decir que 1983 fue el año de consolidación y desarrollo de las FAL, proporcionando una importante contribución a la GPR junto al resto de organizaciones del FMLN, de cuya experiencia aprendimos. Tomamos la iniciativa durante todo ese período de la guerra a pesar de los golpes recibidos, como el desbaratamiento de nuestras redes de logística y de personal que sufrimos en ese año.

Las concentraciones de fuerzas nos habían producido resultados estratégicos positivos, pero también nos producían un desgaste acumulativo que no podíamos compensar y, por tanto, estratégicamente negativo a mediano plazo. Nuestras concentraciones le ofrecían al enemigo blancos relativamente fáciles de golpear, en particular para sus fuerzas y medios aéreos recién adquiridos por las FAES, con el propósito de revertir la correlación estratégica lograda por el FMLN hasta ese momento.

El FMLN en su conjunto, y cada organización en particular, se vio en la necesidad de abordar esta nueva problemática. En el Cuarto Pleno del Comité Central de nuestro Partido, realizado en abril de 1984, se aprobó la línea de “reclutamiento patriótico” como vía para reponer aquel desgaste. Sin embargo, la vida demostró la profunda debilidad política y error de esta línea, que no sólo no resolvía de manera permanente el problema planteado sino lo agravaba. Su rectificación era, por tanto, necesaria, la cual vino en junio de ese mismo año, cuando la CG del FMLN decidió el viraje de la concentración de fuerzas a la desconcentración.

La desconcentración.

Pasar a la desconcentración de fuerzas tenía como propósito: romper el nuevo esquema estratégico militar del enemigo basado ya en la guerra de baja intensidad, extender nuestra presencia militar en nuevos teatros de operaciones, reabrir el crecimiento político y natural de nuestras fuerzas basado en la voluntaria y consecuente incorporación de las bases populares, presionar la dispersión estratégica de las fuerzas enemigas en particular de sus tropas operacionales y así, facilitar su desgaste a profundidad.
Esta orientación provocó no pocos problemas en nuestros cuadros militares y combatientes en general. Los combatientes, acostumbrados a combatir junto a grandes unidades guerrilleras y sin tener conocimiento de la táctica de combate en pequeñas unidades, ni la preparación técnica, fueron sometidos a una enorme presión de parte del enemigo, provocándoles desgaste físico y moral. En este momento el enemigo empezó a aplicar la guerra de inteligencia y nuestras unidades, fuera de sus teatros, de su retaguardia, debilitadas física y moralmente, fueron presa de las unidades y redes de inteligencia enemigas, creadas en la periferia de la retaguardia y en las mismas zonas de expansión de nuestras fuerzas, en particular de las que fueron trasladadas hacia las zonas de San Vicente, donde el enemigo pudo desarrollar con más eficacia esa línea.

En otro Frente, Jucuarán, nuestras fuerzas estaban acostumbradas a combatir en pequeñas unidades y el viraje se realizó sin muchas dificultades. En Chalatenango, la propia naturaleza de las fuerzas en instrucción facilitó el manejo de la nueva táctica. En cuanto a Guazapa, donde se encontraba la mayor parte de nuestras fuerzas, el viraje fue más lento pues se necesitó la implementación de varios pasos preparatorios para la aplicación de la nueva táctica. Tuvimos que hacer escuela para el uso del explosivo en la preparación de las fuerzas nuevas, todo esto en base a un plan estratégico para el frente, en el que se establecían los objetivos y las direcciones principales de acción, expansión y avance del mismo.

Determinamos como nuestra dirección principal la Zona Especial y definimos esta zona como el área metropolitana, más los municipios de Nejapa, Aguilares, Tonacatepeque, Santa Tecla, Colón.

Los resultados de ese viraje.

a) Mejoramiento de nuestra capacidad combativa: Eficacia de la misma y cualificación de nuestras fuerzas.
b) Consolidación de nuestra retaguardia.
c) Ampliación de los teatros de operación.
d) Contacto permanente con la población.
e) Desgaste a profundidad de la columna vertebral del dispositivo enemigo.
f) Creatividad en la elaboración y uso múltiple del armamento popular.
g) Pequeñas unidades móviles y altamente operativas golpeando certeramente a las unidades especiales del enemigo.

El gran esfuerzo realizado rindió sus frutos, cada combatiente ganó confianza. El sur de Guazapa se convirtió a finales de 1985 en un lugar temido por todas las fuerzas enemigas, continuó siendo una flecha clavada en el corazón del enemigo.
El esfuerzo por realizar este viraje permitió en septiembre de 1985, y como respuesta a golpes recibidos con captura de compañeros de la dirección (Hugo, Octavio y otros), realizar la complicada operación de rescate de más de 30 cuadros del FMLN, prisioneros en las cárceles de la dictadura, la de lisiados de guerra a curarse en países amigos a cambio de la hija del Presidente, Inés Duarte.

En esta operación realizamos una armoniosa cooperación de fuerzas de la ciudad de la periferia de San Salvador, comandos urbanos, de la milicia, de las tropas especiales y de las columnas guerrilleras de Guazapa y experimentamos las más complejas negociaciones que contaron con la
cooperación de diplomáticos y de la Iglesia.

Así se inició el complicado viraje hacia la táctica de las pequeñas unidades, a la táctica de combinar con acierto la desconcentración y la concentración, como línea principal para quebrar la columna vertebral de la estrategia militar de la GBI, de las llamadas “tropas sin cuartel”, integradas por Batallones de Infantería de Reacción Inmediata, BIRI, y las tropas regionales.

El enemigo requería un nuevo plan, nosotros derrotarlo.
Como suele ocurrir, entre el agotamiento del anterior período y la entrada a este período de la guerra, se abre una fase de transición, de reajustes y reacomodos, es decir de viraje a la nueva situación.
Este período se agotó, en lo fundamental, hacia finales de 1985, cuando el enemigo ya no podía aspirar a tomar la iniciativa con el plan de contrainsurgencia, cuyos objetivos estratégicos en lo político, en lo social y lo militar habían fracasado, y surgió entre el gobierno de Duarte, los militares y los norteamericanos, la discusión acerca de la necesidad de una nueva estrategia y un nuevo plan. Todo esto en medio de una profunda división en las Fuerzas Armadas, entre los sectores que estaban a favor de la guerra total y los que estaban con la estrategia de Guerra de Baja Intensidad diseñada por los norteamericanos.

El estancamiento del diálogo entre el gobierno y el FMLN-FDR, el aparecimiento de eventos políticos de promoción de un diálogo nacional de cara a la solución negociada a la guerra, en los que invariablemente se tomaba en cuenta al FMLN, algunos de ellos propiciados por partidos políticos de oposición; la sucesión de acciones huelguísticas, en particular de los trabajadores estatales; las controversias entre la Administración Reagan y José Napoleón Duarte en torno al caso de la hija de aquel, Inés Duarte, y el distanciamiento que este mismo caso produjo entre Duarte y el Alto Mando e importantes agrupamientos de la oficialidad (como el grupo encabezado por el Coronel Ochoa Pérez en Chalatenango), que exigía la desobediencia al gobierno de Duarte por priorizar asuntos personales en contraposición con los estatales, según sus propias declaraciones; constituyen sólo algunos hechos políticos y sociales ocurridos durante 1985 que indicaban claramente el agotamiento del Plan contrainsurgente.

En su apreciación estratégica de junio de 1984 la Comandancia General había sacado la conclusión que desde finales de 1983 el movimiento de masas había entrado en nuevo flujo y que, por tanto, el país marchaba hacia un nuevo momento de crisis nacional. Conforme con esta apreciación, se tomó la decisión de desplazar cuadros de los frentes de guerra hacia la ciudad a trabajar en el movimiento de masas, a fin de acelerar ese ascenso del movimiento social, esfuerzo que culminó con la creación, en febrero de 1986, de la Unidad Nacional de los Trabajadores Salvadoreños, UNTS.

El lanzamiento de la Operación Fénix, componente militar del UPR, el 9 de enero de 1986, sobre posiciones del FMLN en Guazapa, como esfuerzo principal, y acompañado de esfuerzos secundarios sobre posiciones guerrilleras en Chalatenango y Morazán, buscaba interferir el ascenso del movimiento social, aislando la conducción del FMLN en Guazapa, de la conducción establecida en la capital. El papel desempeñado principalmente por las FAL en la frustración de este cálculo del enemigo, fue de especial importancia para dar continuidad a la conducción de la lucha del movimiento social.

Durante ese mismo período mantuvimos esfuerzos en Jucuarán por desarrollar las fuerzas y defender la retaguardia, también asediada desde adentro por el enemigo. Paso a paso logramos reducir la agresividad de la fuerza enemiga hasta inmovilizarla y luego pasamos al ataque de sus abastecimientos y relevos, hasta que logramos derrotar totalmente su plan. Pese a ello y al desarrollo del trabajo de expansión no se desarrollaba suficientemente la fuerza militar.

En Occidente, desde finales del 84, en el marco de la desconcentración de fuerzas y por compromisos con la Unidad, por tercera vez intentamos desarrollar un esfuerzo político-militar, aferrándonos al terreno y estableciendo relación con el Partido en la ciudad. En su momento nuestro esfuerzo, junto con a otras fuerzas del FMLN, contribuyó a que la guerra se extendiera a los 14 departamentos del país, acosando la principal retaguardia política, económica y humana de las FAES, fijando a importantes fuerzas enemigas al terreno, a través de acciones guerrilleras de desgaste, sabotaje y propaganda armada. Nuestros esfuerzos que dieron importantes frutos militares iniciales pronto enfrentaron la represión en las ciudad y el campo al punto de debilitarnos. A ello se sumaron las dificultades para mantener un flujo logístico sostenido que se correspondiera con las posibilidades de crecimiento en esta zona. Esto coincidió con un replanteamiento de estrategias que priorizaba los esfuerzos en la zona especial.

A principios del 88 se tomó la decisión de trasladar la unidad hacia Guazapa.

IV- LA DERROTA DE LA OPERACION FENIX EN GUAZAPA

La experiencia combativa adquirida en 1985 ayudó a enfrentar con éxito la operación Fénix que duró 18 meses sobre nuestras posiciones y que nos exigió gran concentración de esfuerzos para luchar contra el enemigo dentro de nuestra retaguardia.

Aún con el Fénix en marcha, Guazapa siguió siendo la retaguardia de la lucha urbana. En Guazapa y su periferia se asentó la conducción para la reactivación del movimiento de masas, mientras en el frente se libraba una dura batalla por defender y preservar la fuerza y los territorios al costo de un enorme desgaste humano.

El retorno a Guazapa de las fuerzas especiales que se habían trasladado a Chalatenango contribuyó a la derrota de la Operación Fénix, la cual se produjo en tres fases. Primera fase de un gran desgaste ocasionado por los continuos enfrentamientos, la segunda de neutralización y de la inmovilidad de las tropas enemigas, debido al uso masivo de los campos minados, y la tercera de ataque, de aniquilamiento de efectivos en las posiciones que habían logrado asentarse en nuestra retaguardia.

Durante la operación Fénix nuestro asentamiento en Chalatenango cumplió un papel clave como retaguardia, como fuente de incorporación de nuevos combatientes y como escuela de preparación militar. En los momentos más difíciles del operativo, nuestras estructuras más pesadas pudieron trasladarse hacia ese frente.

Cambios operados por el mando en nuestras estructuras logísticas, tanto en personal como en métodos operativos, se traducen en una mayor correspondencia entre la necesidad de material logístico y el esfuerzo de la estructura, la cual dio una importante cuota a la derrota del Fénix.

Los militares le encaraban a los empresarios su no involucramiento en la guerra, que la guerra no se ganaba porque no contaba con una retaguardia económica sólida que le diera estabilidad al país, tal como ocurría en Guatemala donde la empresa privada le proporcionaba a la guerra esa retaguardia económica sólida y profunda, sin necesidad de acudir al apoyo extranjero.

A los políticos les encaraban haber fallado en la tarea de formar un frente empresarial y laboral en apoyo de la guerra contrainsurgente. Hasta a los diplomáticos los presionaron formar un frente internacional con el mismo propósito. Y ellos el Alto Mando, conduciendo todo ese gran esfuerzo.

Esa decisión de los militares fue desde su concepción un grave error, que terminaría en fracaso, debido a que los militares se arrogaban funciones que les correspondían a los políticos y al Estado como tal. Dicho de otra manera, el vacío de conducción estratégica, producido por el agotamiento del anterior plan contrainsurgente, en lugar de llenarlo, como eran sus intenciones, los militares lo profundizaron.

Era esa una decisión que revelaba que el plan encabezado por José Napoleón hacia finales de 1986 se había agotado.

La previsión hecha por la Comandancia General en mayo-junio de 1985, de que marchábamos hacia una nueva crisis nacional y hacia la etapa final de la guerra se estaba confirmando. Tarea de la estrategia era acelerar la maduración de ambos procesos, hacerlos coincidir en el tiempo e integrarlos en función de resolver el problema del poder.

En estas condiciones, el FMLN y el FDR hicieron pública una nueva plataforma programática que se conoció como Iniciativa Política de los Seis Puntos, cuya esencia era actualizar y flexibilizar la forma de enfocar el Programa de la revolución.

Los éxitos estratégicos resultantes del viraje acordado en
1985 afianzaron el proceso unitario y crearon condiciones para pasar a preparar en todos los terrenos lo que llamamos la Contraofensiva Estratégica, COE.

V- PREPARACION DE LA CONTRAOFENSIVA ESTRATEGICA

En 1987, se organizó la conducción de la zona especial abarcando los territorios comprendidos por la zona metropolitana, su periferia y Guazapa, en un intento por cohesionar, centralizar y aprovechar al máximo nuestros recursos.

Derrotada la operación Fénix, Guazapa recobra en 1988 su papel de eje y motor de nuestro desarrollo. Se pasó a un esfuerzo de instrucción de una nueva generación de milicia urbana aprovechando al máximo nuestro potencial acumulado.

De la Metro, la periferia y Chalatenango se trasladaron nuevos contingentes de combatientes. Así, la concentración de Guazapa creció y se desarrolló. Los frutos del esfuerzo logístico permitieron hacer uso de nuevas armas combinando la tecnología y el armamento popular, a la vez que multiplicarnos el uso de los campos minados, con el cual le ocasionamos al enemigo un tremendo desgaste.

Otra modalidad operativa fue puesta en marcha y consistía en realizar incursiones hacia la profundidad de nuestra zonas y en hacer uso más intensivo de la aviación y la artillería. Sin embargo, esta táctica nos permitió aumentar el desgaste de la fuerza enemiga, pues cada incursión que hacían ellos era aprovechada por nuestras fuerzas para ensayar nuevas armas, nuevas tácticas y foguear a la fuerza nueva.

La estabilidad alcanzada en Guazapa hizo posible nuestro apoyo activo a la realización de una sucesión de operaciones importantes y estratégicas; en la capital contra posiciones enemigas: Guardia Nacional, Estado Mayor, Fuerza Aérea, Cuartel de Artillería en Opico, Cuartel de la Policía de Hacienda, Cuartel del Batallón Belloso y la ejecución de centenares de operaciones de propaganda armada y emboscadas en todas las vías de acceso a la capital y su periferia. Cada una requería de altos niveles de incorporación de base social, de organización en el momento de su ejecución.

Ese período abarcó 1987 y parte de 1988, hasta después de las elecciones para diputados y alcaldes en marzo de 1988, que fueron ganadas por ARENA.
El triunfo electoral de ARENA significaba el fracaso del esquema de guerra de baja intensidad y puso más en claro la necesidad de acelerar los preparativos para el desenlace de la guerra. Pese al abismo ideológico entre FMLN y ARENA, se puso de manifiesto que el desenlace, en el caso de que éste fuese negociado, se haría con el gobierno de ARENA. Había que comprenderlo y prepararlo.

Con el ataque a la central hidroeléctrica Cinco de Noviembre en septiembre de 1988 por parte de las FPL, seguido de ataques de las FAL al cuartel central de la Guardia Nacional, al del Estado Mayor y la Fuerza Aérea y el aparecimiento de la guerra urbana como proceso continuo, entramos de lleno a ese período en todo el Frente Central Modesto Ramírez.

El esfuerzo político opositor y las elecciones.

Mientras tanto, se aproximaban las elecciones presidenciales de marzo de 1989 y de nuevo se le presentaba al FMLN el reto político de definir posición frente a ellas. Al analizar la conducta política del FMLN a lo largo de la guerra era evidente que la lucha política, propiamente tal, estuvo ausente a pesar de las distintas iniciativas de paz presentadas, y resultaba igualmente evidente que gran parte de los errores más graves se habían cometido a la hora de fijar posición sobre las elecciones.
Esos fueron los momentos en que más confrontados y aislados estuvimos del resto de fuerzas políticas. Esos momentos fueron mejor aprovechados políticamente por el enemigo en contra nuestra.

Los partidos del FDR, el MPSC y el MNR, tomaron la decisión de reactivar con su presencia el esfuerzo político opositor a fines de 1987. Las organizaciones del movimiento social salieron a su encuentro comprendiendo que se iniciaba una nueva etapa política.

El Partido Social Demócrata y los dos anteriores construyeron una alianza político-electoral que priorizaba el apoyo a la solución negociada del conflicto, así surgió la Convergencia Democrática.

El PCS, en ese marco, propició las interiorización del MIPTES (Movimiento de Profesionales y Técnicos) y del UDN en 1988, destacando a un grupo de sus miembros y logrando adhesión de otros compañeros en el interior. Ganar presencia en el debate político en beneficio de la negociación era la misión fundamental.

A esas alturas estaba claro que las elecciones habían dejado de ser fuente de estabilidad del proyecto contrainsurgente, se habían transformado en factor de su desestabilización y habían dejado de ser el instrumento principal del mismo.
En enero de 1989, el FMLN propuso transformar a las elecciones en un instrumento para la paz, postergarlas por seis meses, de marzo a septiembre de 1989, a cambio de lo cual el FMLN aceptaría sus resultados y reconocería a la FAES como única y legítima institución militar del país a condición de que se autodepurara su cuerpo de oficiales.

El rechazo de tal propuesta confirmó que el gobierno y las fuerzas de poder persistían en la guerra.

A esa fecha se remonta la conformación de la Interpartidaria y el distanciamiento entre políticos y militares. Estos últimos se vieron en la necesidad de enfrentar e incluso amenazar con golpe de estado al Gobierno si aceptaba la propuesta.

Dentro de ARENA se empezó a producir la diferenciación entre los llamados “moderados” y los que se pronunciaban por una “guerra total de rápida definición”, que cuestionaba a la GBI.

El triunfo electoral de ARENA acentuó esta diferenciación, que se veía estimulada por la sucesión de operaciones militares urbanas, subregionales, regionales y nacionales, cada vez de mayor envergadura, desplegadas por el FMLN.

A principios de 1989, el enemigo inició un nuevo esfuerzo sobre Guazapa, primero con el BIRI Belloso y luego lo continuó con el BIRI Atlacatl, manteniéndolo durante 90 días, acompañado de batallones de la 1ª. Brigada de Infantería y del DM5. Esta operación fue muy parecida a la operación Fénix. La experiencia acumulada, el desarrollo de la fuerza, su elevado estado moral, y el buen apertrechamiento logístico permitió derrotar rápidamente ese nuevo esfuerzo enemigo.

Durante este año, Chalatenango se destacó por su contribución continua de nuevos combatientes, pues había un buen nivel de reclutamiento; aparte del funcionamiento satisfactorio de la escuela se había onso1idado el destacamento Capitán Ileana y los combatientes recibían instrucción a la vez que se fogueaban en el terreno.

Jucuarán pese a contar con extendida base social se mantenía en las mismas condiciones militares de no crecimiento, con el agravante que en este período se produjo la caída en combate de varios jefes, lo cual abría la posibilidad de debilitamiento de nuestro trabajo en la zona.

En 1989, en el terreno logístico, Guazapa, Chalatenango, Jucuarán y la Metro lograron establecer mecanismos para recibir directamente material logístico.

Buscando asegurar los preparativos de la ofensiva, más cuadros de dirección provenientes de los frentes y del exterior fueron destacados a la ciudad. Aquí fue con la juventud que logramos desarrollar nuevas fuerzas urbanas, las cuales comenzaron haciendo propaganda con brigadas especiales; luego, propaganda armada; y después instrucción militar, emboscadas, ataques A radio patrullas y participación en las operaciones realiza por la fuerza de Guazapa, hasta llegar a combatir junto a todas las unidades de las FAL en la ofensiva de noviembre de 1989.

Se hacían esfuerzos por orientar un sentido ofensivo a los compañeros del Partido en el movimiento popular, de articular la cooperación de distintos destacamentos y reconstruir la organización propiamente partidaria, que había sido sustituid por un concepto de fuerza. Guazapa se transformó en la retaguardia plena de la fuerza periférica y urbana, en plataforma operativa, en sitio de reuniones, en escuela de formación militar, en talleres, pues ahí fabricamos las partes más delicadas del armamento popular, se instruían a quienes los usaban, se planificaban las operaciones y se dirigía su ejecución.

Bajo este espíritu ofensivo, el partido en el exterior realizaba esfuerzos de preparación política y técnica, estimulaba el ingreso de militantes al esfuerzo militar y el retorno de combatientes que estaban en el exterior por razones de salud.

Con esta acumulación entramos a la ofensiva de noviembre de 1989.
La Ofensiva de 1989.

Durante la ofensiva asumimos cuatro compromisos en la dirección principal: Soyapango, en conjunto con RN y PRTC; en Apopa y Ciudad Delgado, solos como FAL; en San Marcos, en conjunto con FPL y RN. Además de los esfuerzos secundarios en Chalatenango, en Occidente y el acompañamiento de nuestras milicias de Jucuarán al ERP en Usulutan.

Cuando fue necesario modificar nuestro dispositivo en la dirección principal, partiendo hacia el Volcán de San Salvador para participar en las operaciones sobre la Colonia Escalón y el Estado Mayor, ya contábamos con nueva fuerza; Ciudad Delgado primero y Apopa en segundo lugar, dieron la mayor incorporación de combatientes a las nuevas unidades. El destacamento de trabajo político que aquí desplazamos jugó un excelente papel tras la línea de fuego. Fue tal la incorporación de nuevos combatientes que nos vimos precisados a conseguir más armamento para cubrir aquella integración popular.

En San Marcos pronto recibimos un revés debido entre otras causas a que las organizaciones hermanas desistieron desde el inicio de su participación en esta dirección. Fue un error de nuestra parte persistir en esas condiciones.

Nuestros militantes y combatientes cumplieron con audacia
y valentía las misiones encomendadas por nuestro partido e
Noviembre y Diciembre de 1989.

La presencia directa de la dirección política y militar de nuestro partido y las FAL en las propias líneas de fuego fue decisivo para dar respuesta y corregir en el terreno las distintas dificultades que se presentaban, así como para reorientar los esfuerzos propios y de la unidad.

El esfuerzo del PCS y sus Fuerzas Armadas de Liberación FAL fue enorme, 63 muertos y 90 heridos a quienes hoy rendimos un sentido y especial homenaje. A ellos, a todos los caídos, durante la Ofensiva y a las víctimas de las operaciones d castigo del enemigo.

Después del esfuerzo de la ofensiva y de retornar a nuestra bases, comenzó la ardua tarea de analizar, evaluar y explicar los resultados de la ofensiva, asimilar la fuerza nueva defender nuestra retaguardia y prepararnos para la continuidad.

Aunque esos días de Noviembre fueron los momentos en que más cerca estuvimos de resolver favorablemente el problema de poder, combinando ofensiva militar con insurrección y ofensiva política, sobre todo internacional y diplomática, la ofensiva como como tal no trajo el desenlace ni la definición de la guerra, pero al quedar derrotado del todo la estrategia de la GBI y derrotada también la idea estratégica de una guerra total de rápida definición, se abrió paso a la negociación. Tal era el objetivo alternativo de la Ofensiva y éste sí se cumplió a plenitud.

VI- EL PCS EN EL DESENLACE NEGOCIADO DE LA GUERRA

Demostrar la inviabilidad de la derrota militar; abrir la mesa y en ella la participación de las Naciones Unidas; mantener y ensanchar los espacios políticos de la oposición interna, cosechar orgánicamente la simpatía ganada en la Ofensiva, eran los requerimientos estratégicos que posteriormente a la Ofensiva orientaron las decisiones, las nuevas direcciones y esfuerzos del Partido y sus FAL en los frentes, las ciudades y el exterior.

Sobre esta base se rearticularon los mandos para las fuerzas urbanas, Guazapa, Occidente y Chalate, se estableció un grupo de miembros del Central en San Salvador, se amplió la participación de nuevos compañeros en los agrupamientos del Comité Central y se destacó al Secretario General y al compañero Logan en los esfuerzos de elaboración y de todo el proceso negociador.

En mayo, y posteriormente en noviembre de 1990, participamos en nuevas campañas militares y le dimos continuidad a nuestros esfuerzos, diezmando las fuerzas enemigas en desplazamientos y al interior de San Salvador, incursionando en dos oportunidades a la Colonia Escalón y de nuevo atacamos la Fuerza Aérea, la RASA en Acajutla, el Aeropuerto Comalapa, el Estado Mayor y continuamos en la línea de propaganda armada en las ciudades.

Un fenómeno que se destaca en este período es el desarrollo de una línea de crecimiento diferente, y fue el de incorporación temporal de combatientes provenientes de ciudad, se abre un flujo permanente de gente que sube, instruye, combate, y regresa a la ciudad.

En este período perdimos a dos valiosos compañeros de jefatura de las FAL, se trata del comandante Alex y del Capitán Isidoro, quienes le dieron una excelente contribución a la formación y desarrollo del espíritu combativo de nuestras fuerzas.

Durante el año 1991, el enemigo siguió intentando desalojarnos de Guazapa, concentró un nuevo esfuerzo estratégico, después de nuestra campaña ofensiva de febrero y marzo con el propósito de ocupar nuestra retaguardia.

La experiencia y la modalidad adquirida en los años anteriores nos permitieron evitar que el enemigo paralizara nuestra operatividad. Nuestras unidades lograron infiltrar sus dispositivos y atacar sus unidades en el Cerro, en sus desplazamientos y además logramos realizar un exitoso ataque al penal de Mariona liberando a una gran cantidad de presos políticos, operación que ha sido considerada una de las más grandes operaciones exitosas del FMLN después de 1a ofensiva de 1989.

Pasada esta operación el enemigo recrudeció sus esfuerzos sobre Guazapa y continuamos causándole gran desgaste. Así llegarnos al final de 1991, y en los albores de la firma de los Acuerdos de Paz realizamos nuestras últimas operaciones en la Colonia Las Flores, en la cual cayó en combate el compañero capitán Samuel, otro de los jefes valiosos de las FAL en Guazapa.

En lo político, los esfuerzos estaban encaminados a concertar y aumentar la presión al gobierno en cada punto requerido en la mesa, a estructurar el Partido territorialmente en varios departamentos del país y contribuir a la movilización político-social por la paz negociada. En este escenario se produce nuestra decisión de aprovechar el evento electoral de Marzo del 91 para extender nuestro trabajo político-organizativo a la mayor parte del país. Esta coyuntura nos permitió además foguear a numerosos militantes en las particularidades de la lucha electoral.

Se entró luego de lleno en el desenlace negociado de la guerra, proceso que se inició desde abril de 1990 hasta diciembre de 1991.

Uno de los méritos de mayor importancia política del FMLN fue mantener en sus manos la iniciativa de la negociación, desde el momentos mismo del despliegue de la guerra propiamente tal hasta su desenlace; fue demostrar el carácter revolucionario de esa política, en las condiciones de nuestro país. No es casual que los Acuerdos de Paz se corresponden con el programa de la revolución democrática, y se les ha reconocido internacionalmente como contenido de una revolución negociada.

VII EL PCS EN LA POST-GUERRA

El desenlace negociado de la guerra y la aplicación de los acuerdos de paz significaron una victoria política de alcances estratégicos para el FMLN y un gran paso de avance en el proceso de lucha por la Revolución Democrática.

La lucha revolucionaria, incluyendo la lucha por la aplicación consecuente de los acuerdos de paz, ha hecho posible que el país experimente profundas transformaciones democráticas como nunca antes en toda su historia republicana: acabó con el viejo modelo político de dominación de la también vieja dictadura militar; conquistó espacios y creó condiciones favorables para que las persona puedan ejercer en condiciones de libertad sus derechos ciudadanos; ha surgido una nueva institucionalidad democrática, comenzando por las reformas democráticas a la Constitución de la República, y se ha iniciado un proceso de democratización y saneamiento del sistema electoral y en general del sistema político, abriendo posibilidades reales para la expresión del pluralismo político e ideológico, en todos los órganos del poder estatal nacional y local.

En suma se han creado condiciones para la instauración, por primera vez en la historia, de un nuevo modelo político democrático y para que el pueblo empiece a ejercer sus libertades y derechos democráticos, libre de la intimidación de la dictadura.

La entrada en vigor de los Acuerdos ha significado para el Partido el reto de un nuevo viraje histórico, de gran complejidad por lo que se refiere a las formas de lucha, ahora en condiciones, de legalidad por primera vez en sus más de 60 años de existencia.(*)
(* exceptuando las pocas semanas en que tuvo vida legal después del golpe militar en diciembre de 1931 hasta los primeros días de enero de 1932 en que el Partido participó en las elecciones municipales que se transformaron en la chispa de la insurrección.)

Como en todo viraje, con la lucha por la aplicación de los acuerdos de paz, el Partido entró en período de readecuación de sus estructuras y de preparación de su membresía con vistas a las batallas principalmente políticas próximas en las que se librará la lucha por el desenlace del problema del poder.

En este marco del paso a la legalidad el Comité Central realizó un marcado esfuerzo por regularizar su funcionamiento, dándole continuidad a un proceso que ya se había iniciado aún en las precarias condiciones de la ilegalidad. Esta nueva dinámica nos llevó a abordar en un breve lapso de tiempo asuntos de tanta importancia como la organización nacional del Partido, la política financiera, la estrategia y la táctica para la transición, la preparación de este VIII Congreso, y otros más.

En este orden de cosas el CC se ocupó de discutir y darle una salida a la problemática planteada alrededor del UDN, teniendo como referencia los propósitos iniciales que nos habíamos trazado con la participación del UDN en la lucha política legal y las radicales modificaciones que se estaban observando a esas alturas en el escenario político nacional como producto de los Acuerdos de Paz.

A finales del año 88 la Dirección del Partido decidió reestablecer el trabajo político del UDN en el interior del país. La idea inicial era que el UDN desempeñara un trabajo de contactos, de relaciones políticas y de intercambios con diversos sectores de la sociedad, sin atribuirle a su trabajo mayores proyecciones organizativas. Se le encargó la tarea a un grupo de compañeros, incluidos dos miembros del Comité Central. Posteriormente otros compañeros fueron asignados para reforzar el apoyar el esfuerzo.

Sin embargo, paso a paso se hizo evidente que se estaban creando en el país las condiciones políticas para realizar un trabajo organizativo desplegado y se decidió pasar a esta nueva etapa. Es en este momento cuando se decide la incorporación de militantes del PC a las filas del UDN, tal como habíamos hecho en años anteriores. Es también en este momento cuando empieza a perfilarse en un grupo de compañeros un pensamiento distinto al del PC y una conducción del trabajo del UDN también diferente a la del PC.

Este era sin duda un pensamiento bastante definido, a tal grado que llegó a obstruir e1 funcionamiento del PC en el UDN, en tanto que la diferenciación se acentuaba cada vez más.

En reiteradas ocasiones la dirección del PC discutió con este grupo de compañeros la situación, poniendo énfasis en los problemas de la apreciación de la coyuntura, la conducción del trabajo del UDN, la relación UDN-PC y la visión estratégica del proceso. En todos estos puntos aparecían coincidencias y contradicciones, pero las segundas tenían más peso que las primeras y establecían una tendencia a su desarrollo.

En un esfuerzo por resolver la relación UDN-PC la Comisión Política acordó a mediados de 1990 la incorporación a la Dirección del UDN de un nuevo grupo de compañeros, incluyendo a una miembro de la CP y a otros cuadros. La evolución de los acontecimientos relativos a la jornada electoral de inicio del 91 requirió que otros miembros del CC, vinculados directamente a la organización partidaria del PC, se incorporaran a la dirección del UDN, lo que de parte del grupo inicial del UDN generó rechazo y mayores tensiones, actitudes que en el fondo expresaban la pretensión de supremacía de lo legal e institucional del UDN por sobre lo ilegal del PC.

Así las cosas en un Pleno del CC realizado en Marzo del 92 se resolvió dejar en libertad a este grupo para su total separación del PC, reconociéndoles el derecho de continuar la actividad política a través de un UDN orgánicamente desvinculado de nuestro Partido. Los términos de esta separación que fueron convenidos estipulaban entre otros, la libertad para los militantes del UDN de continuar en ese partido o en el PC, sin posibilidad de doble militancia. El PC continuó además dando cierto apoyo financiero durante 3 meses al UDN.
Esta experiencia es expresión de acontecimientos propios de todo proceso revolucionario, estimulados en este caso por turbulentos cambios en el contexto mundial y por una acentuada diferenciación en el pensamiento sobre las posibilidades de la Revolución y el Socialismo en nuestro país.

Durante los 3 meses transcurridos desde el inicio del Cese del Enfrentamiento Armado nuestro Partido se involucró de lleno en el aprovechamiento de los espacios abiertos por los Acuerdos de Paz. Los resultados de este esfuerzo en el terreno organizativo son hoy elocuentes. Tenemos ahora organización partidaria en 120 municipios del país, se han conformado ya las Directivas Departamentales en 11 de los 14 departamentos. Nuestra membresía se ha más que triplicado desde Enero del 92 hasta la fecha.

En el terreno de la consumación de los Acuerdos, el PC ha brindado un aporte innegable, que se traduce en la dedicación casi total, muchas veces en detrimento de intereses partidarios específicos, de varios de sus cuadros de dirección a las tareas vinculadas al seguimiento pormenorizado y ejecución de los Acuerdos en las instancias creadas por los mismos y en otras instancias propias del FMLN.

Por otra parte, el PC ha asumido con vigor y entusiasmo las tareas planteadas para la legalización del FMLN, así como su despliegue organizativo y su presencia política en todo el territorio nacional. Para nosotros la participación en el FMLN es una apuesta seria y a fondo, y vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecer y enriquecer nuestra aporte.

El país ha entrado a una ruta de cambios que podrán culminar en transformaciones irreversibles a mediano plazo. Sin embargo, tenemos ante nosotros la enorme tarea de esclarecer al pueblo los alcances de lo conquistado y las dimensiones de las luchas que se avecinan. Para ello es clave que eduquemos a la gente a superar el estado de miedo que aún subsiste en muchos sectores. Los grupos dentro de la derecha y las FAES que adversan las transformaciones entienden bien lo vital que es para sus planes que el terror y el atemorizamiento permanezcan vigentes, y están desplegando acciones para lograr este objetivo.

Los avances logrados en el curso de los últimos meses en materia de modernización y democratización del sistema político salvadoreño son considerables. Se ha producido algunos logros en relación a la temática económico-social, en particular en lo referido al funcionamiento del Foro de Concertación establecido en los Acuerdos de Paz para abordar esa temática y el inicio de la transferencia de tierras.
Sin embargo la resistencia al cumplimiento de acuerdos claves sigue manifestándose. La depuración de las Fuerzas Armadas de elementos violadores de los derechos humanos está inconclusa y debemos luchar porque se finalice cuanto antes. La presencia en la conducción de las FAES de un grupo de oficiales de alto rango señalados por la Comisión Ad Hoc es una demostración clara de que la impunidad sigue reinando y que la autoridad civil es incapaz de imponer su control sobre el estamento militar.

En los próximos días deberá ser presentado y publicado el Informe de la Comisión de la Verdad. El conocimiento público de la verdad es una dura prueba para el proceso de paz. Pero aún de mayor importancia es el cumplimiento de las recomendaciones que el Informe contendrá. Se pondrá a la orden del día la demanda porque los funcionarios, civiles y militares, mencionados en el Informe sea separados de inmediato de sus cargos en el Estado. Similar significado tendrá la exigencia de que las personas que desde fuera del Estado financiaron, dirigieron y ejecutaron horrendos crímenes contra el pueblo sean desarmados. Estas medidas iniciales evitarían en un primer momento que los responsables tengan otra oportunidad para repetir sus actos.

La sola verdad no basta, sino va acompañada de la justicia. Los señalamientos que efectúe la Comisión de la Verdad pondrán a prueba a todo el sistema judicial de este país. La Fiscalía General y los jueces deberán tomar la iniciativa para investigar los hechos contenidos en el Informe de la Comisión, independientemente de que se presenten o no denuncias.

No es exagerado decir que esta es la prueba crucial de todo el proceso que puede conducir o no a la real democratización de la sociedad en El Salvador, superando décadas de hegemonía de los militares en el Estado y por sobre la sociedad civil. Las Reformas constitucionales y legales no son ni pueden ser suficientes para lograr este propósito. Por ello el Alto Mando de las FAES está realizando intentos desesperados por evitar que el Informe de la Comisión de la Verdad sea conocido y que sus recomendaciones se vean materializadas. En este esfuerzo es acompañado estrechamente por la dirigencia del partido ARENA, la cual es casi imposible que no resulte afectada por el Informe.

Existen otros acuerdos muy importantes que están siendo bloqueados por sectores del GOES y las FAES. En este orden se ubica la creación y despliegue de la PNC. Los militares han hecho y siguen haciendo los más variados intentos de dominar desde adentro y desde afuera a este cuerpo policial nacido de los Acuerdos de Paz. El Gobierno, por su parte, se niega a entregar a la PNC el presupuesto, el equipo, la instalaciones, los medios de transportes y demás recursos para que ésta pueda demostrar su capacidad en el combate a la delincuencia y en la protección de los derechos de los ciudadanos.

Similares bloqueos se observan en el proceso de transferencia de tierras a ex-combatientes y campesinos sin tierra. La lentitud con que está caminando este acuerdo hace preveer que el mismo se mezclará pronto con la temática electoral, generando tensiones adicionales. En términos reales no se ha concluido aún con la primera etapa del plan de transferencia, y se alega falta de fondos por parte del GOES para asumir sus compromisos vinculados a la segunda y tercera etapas del plan. Otro elemento preocupante se ha agregado a la ya de por sí compleja situación: el inventario final efectuado por la Comisión Especial Agraria de COPAZ arrojó una cifra de tenedores muy por encima de los 25 mil previstos en el plan original de transferencia de tierras. Cualquier pretensión de desalojo forzoso de ese excedente de tenedores sin duda originará graves enfrentamientos en el campo, con consecuencias aún no previsibles.

El problema de la reinserción a mediano y largo plazo de ex-combatientes y lisiados se está complejizando. Obstáculos deliberados se interponen cada día por parte del GOES, como parte de una política más que busca descohesionar y desmoralizar a nuestros compañeros ex-combatientes. Esta política combina las negativas al acceso de determinados programas económicos, mientras se abren alternativas que a breve plazo podrían llevar a anteriores mandos y combatientes a la mediatización e inactividad en el quehacer político.

Nuestra línea en ese sentido es que la reinserción, además de los aspectos productivos y de sobrevivencia, debe garantizar a toda costa que el impresionante caudal político, ideológico, moral y organizativo de los ex-miembros de las FAL, atesorado en largos años de enfrentamiento constante con el enemigo, sea puesto hoy al servicio de las transformaciones aún pendientes y que tenga su continuidad en la lucha política en la cual ya hemos entrado.-

CEM publica Informe del CC al VIII Congreso del PCS (1993)

SAN SALVADOR, 9 DE ENERO DE 2009 (SIEP) “Todavía con muchos delegados con sus uniformes de guerrilleros y sus fusiles, se celebró el VIII Congreso del PCS en la recién creada Ciudadela Guillermo Ungo, en la zona sur de Guazapa” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Publicamos en esta ocasión el Informe del Comité Central al VIII Congreso del PCS, que fue leído por su secretario general Schafik Jorge Handal y posteriormente discutido por los alrededor de 300 delegados.”

“Este VIII Congreso, que se celebró frente al cerro de Guazapa y duró cuatro días, del 4 al 7 de marzo de 1993, un año después de finalizado el conflicto armado y todavía en el proceso de la desmovilización, , discutió y aprobó además de este documento, los Estatutos, el Programa de la Revolución Democrática, y una posición Sobre la Transición, Formas de Lucha, las Alianzas y la Unidad.”

“El VIII Congreso contó con la presencia de delegados internacionales, incluyendo a los secretario generales de los partidos comunistas de Argentina y Republica Dominicana, Patricio Etchegaray y Narciso Isa Conde, así como Jacinto Suárez por el FSLN.”

“EL VIII Congreso eligió un nuevo Comité Central, el cual se reunió y ratificó a Schafik Handal en su posición como Secretario General del Partido Comunista de El Salvador.”

El Hombre

EL HOMBRE

Ví por TV una vez que le pedían a Silvio Rodríguez un pensamiento sobre el Che. “Uhh… dijo Silvio, esas preguntas trascendentales… Un hombre, un hombre no necesita adjetivos”.

Escuché su nombre por primera vez en medio del revuelo que armó la introducción del libro “Los caminos de la Unidad” en la escuela de cuadros de enero de 1986. Se comentaba que la difusión y venta de este material había estado prohibida en las librerías del Partido. La polémica radicaba en las tesis que los autores del trabajo presentaban acerca de la necesidad histórica del encuentro y reconciliación entre las diferentes formaciones, tendencias y fuerzas revolucionarias. Dichos autores eran Kiva Maidanik, M.Piñeyro Losada y Schafik Handal.

Aquel mismo año el XVI Congreso del PC redactaría sobre esta línea politico ideológica todos sus estatutos y la honraría en lo sucesivo tendiendo un perímetro ejemplarmente amplio de alianzas y esfuerzos unitarios. Mas, ¿fue acaso la propia dialéctica del viraje lo que impidió al Partido conservar su estructura humana?, ¿o fue además una concepción sumamente moralista y poco materialista del socialismo y del trabajo revolucionario individual y colectivo? La inmensa mayoría de aquellos prometedores “cuadros” que pasaron escuela por entonces hace ya mucho que no están en nuestras filas aunque sí se han seguido reproduciendo las conductas dirigenciales y costumbres ceremoniales que lucieron a su paso por el Partido.

Cuando la hecatombe de la URSS y ante la desbandada generalizada el nombre de Schafik Handal volvió a resonar con el de otras figuras de la izquierda latinoamericana que se juntaban para alentar la resistencia y contrarrestar la ofensiva triunfalista de los villanos de siempre que con whisky en las rocas del muro de Berlín brindaban por el absurdo teórico del fin de la historia y las ideologías.
El mensaje y la firma de Schafik llegaban desde alguno de los campamentos que a lo largo de toda la geografía volcánica de El Salvador la guerrilla farabundista venía levantando, protegiendo y movilizando desde el inicio de la Guerra Popular Revolucionaria para con una bravura y astucia descomunal hacerle frente a los ejércitos militares y paramilitares armados por el gobierno norteamericano de Reagan y Bush. Handal, secretario general del Partido Comunista Salvadoreño durante la convulsionada década de los ´70, era uno de los encapuchados que en noviembre de 1980 declaraba en conferencia de prensa clandestina la formación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, fue durante los doce años de guerra uno de los cinco miembros de la comandancia general y sería el comisionado principal de llevar el conflicto a una paz negociada que en enero del ´92 abría al FMLN las puertas de un Parlamento que en diez años lo tendría sentado como la primer bancada y gobernando los municipios más poblados del país, incluída la capital.

Apenas aterrizé en El Salvador, cuatro días antes de las elecciones presidenciales de1999, lo primero que hice fue buscar aquel nombre de mitología en los periódicos. No tuve mas que ver las fotos de las portadas y leer los epígrafes que cubrían el cierre de campaña del Partido: “El candidato a la presidencia saluda acompañado por Schafik Handal y otros dirigentes…”. Durante aquella mi primera estadía en el país pude ir tomando dimensiones de la envergadura social que tenía esta organización y este personaje cuyo prestigio y convocatoria me daba por momentos la impresión de trascender inclusive los límites carismáticos del propio Frente.
Lo conocí personalmente un sábado por la mañana en su casa de la Colonia Miramonte, por la calle Toluca, arteria que por su ubicación y su trazado sinuoso sobre un barrio de lomas en San Salvador me hace acordar a la bajada Roque Sáenz Peña de Córdoba Capital. Damián Alegría me llevó hasta la casa, junto a un norteamericano que estaba haciendo un trabajo sobre Enrique Alvarez Córdoba, asesinado por escuadrones de la muerte junto a toda la dirección del embrionario FDR. Nunca me olvido como sonaba el “Schafik” en la pronunciaciòn del gringo. Después me quedé a solas con él mientras esperábamos a Ramiro Vázquez, tiempo que aprovechó para enseñarme el jardín de la vivienda, un modesto cantero dotado si mal no recuerdo de un par de árboles de fruta tropical y otros arbustos. Después nos fuímos en dos carros hasta el Estero de Jaltepeque, cerca de la Costa del Sol, donde abordamos una lancha que nos desembarcó en playas de la Isla de Tasajera. Allí, los anfitriones de la posada “El Oásis de Tasajera” lo esperaban con lo que percibí un enorme cariño y satisfacción de poder albergarlo un par de días con ellos. Instalados para el almuerzo y bajo una sombrilla natural formada con palos de mango, Schafik abrió un portafolios de donde extrajo un obsequio transparente y reservado para aquel descanso: una botella de vodka Finlandia.
Pienso que el inacabable asunto de la juventud en la vejez se dejaba adivinar en su caso a través de la risa, una risa de docilidad y tono puramente infantil que se repitió en el transcurso de aquella tarde maravillosa en la isla, entre anécdotas que ventiladas por la brisa del Pacifico brincaban de uno a otro instante de la guerra y de la Korea de Kim Il Sung o la Bucarest de Ceaucescu a La Habana de Fidel o la Moscú donde se enamoró de una traductora rubia llamada Tania. En un momento El Pelado Pablo, uno de sus fieles acompañantes, se trepó a la arboleda y empezaron a llover los mangos. Cuando llevaba masticando una media docena confesó que su debilidad por los mangos llegaba a un punto casi incontrolable. Nos despedimos al borde de los manglares poco antes que cayera el sol.

Un domingo por la mañana del año siguiente, el esperado 2000, remonté de nuevo la calle Toluca y lo entrevisté con referencia al éxito frentista en las elecciones parlamentarias y de alcaldes que se acababan de celebrar. Una nota magnífica que terminó en un abrazo de despedida hasta octubre del 2003, cuando nos reencontramos al comienzo de la contienda presidencial mas reñida que se tenga memoria en El Salvador, la cual lo tenía a él mismo como protagonista principal de una nueva ofensiva popular, en esta oportunidad nada más ni nada menos que como su candidato a presidente.
Durante los seis meses que duró la campaña Schafik Handal, junto a Tania, el Pelón Pablo, el Búcaro, recorrieron con entusiasmo cada cantón de su pequeña y adorable tierra, y su convocatoria colmó de esperanzas todas las plazas centrales del país, poniendo al pueblo a un paso de conquistar un gobierno central que al final la derecha solo pudo retener a golpe de amenazas, fraude y bombardeo mediático. Tras la concentración en el pueblo de Chalchuapa, donde se hallan las pirámides mayas del Tazumal, nos cruzamos en el complejo donde pasaría la noche la comitiva que lo acompañaba, quienes a menudo y por precaución se referían a él como “El hombre”. “El hombre viene llegando ahorita”, “El hombre va para tal lado”. Ahí me lo encontraba yo al hombre otra vez. Cuando me acerco a saludarlo me dice:“Pero tu estas aquí desde el principio, esto ha crecido, no?”. Aunque no alcanzó, aquello habia crecido hasta el punto que llegó a duplicar los votos de la elección anterior.

Yo me quedé dos años más viviendo en San Salvador. Cuando hace dos meses estaba listo para mudarme a Guatemala, aprovechando el viaje para asistir en representación del Partido a la asamblea nacional de ANN, Alianza Nueva Nación, me entero por Sigfrido Reyes, notable referente de una nueva camada de dirección del Frente, que Schafik estaba viajando para Guate el sábado para poder asistir el domingo al mismo evento. Lo llamé a Jesús, “Chus”, uno de sus mas cercanos colaboradores, a quien yo conocía desde los primeros dias de la campaña del 2003. Así combinamos para juntarnos tempranito el sábado en casa del hombre. Así que ahí estaba yo de nuevo en Toluca, con todos mis bartulos, la guitarra y a punto de levar anclas de El Salvador para seguir buscando destino en el país de las flores.
Un viaje que normalmente se hace en cinco o rápidas cuatro horas que Chus hizo en algo más que tres. Al cruzar el puente sobre el río que divide la frontera Schafik nos relataba algunos de los avatares sucedidos entre los cientos de veces que había cruzado esas aguas eludiendo los controles y retenes, por aquí y por allá; mientras tanto yo me despedía de mis últimos dos años y un amor maravilloso, pensando que me iba conducido por Jesús “…y con el presidente, que tal…”.
Y si la partida de El Salvador fue con fortuna la llegada no lo fue menos, porque aquí en Ciudad de Guatemala nos esperaban a comer Santiago Feliu y su esposa, de la embajada de Cuba en el país.
Como un centro del excelente humor de la mesa la risa infantil del hombre brilló junto al arroz y el café a la cubana de un almuerzo que culminó con dos estocadas de su maestría. Una fue un cuento acerca de un salvadoreño que al morir y encontrarse frente a San Pedro es invitado a elegir entre el cielo y el infierno, para lo cual sube a un ascensor que primero asciende hasta las esferas celestiales en las cuales este caballero es recibido por un Dios típicamente viejo y de barba blanca y donde no hay mas que nubes, querubines y música de arpas; el ascensor desciende luego hasta los infiernos, donde le abre las puertas un simpatiquísimo y amigable Diablo que con anteojos de sol y un whisky en la mano le muestra las instalaciones del hades: jardines, piscinas, bares, señoritas en bikini. De vuelta ante San Pedro y puesto a elegir, el finado salvadoreño no duda en optar por los infiernos. Pero cuando se abre la puerta del ascensor se encuentra ante un panorama aterrador de gente chillando y cocinándose en enormes calderos que revuelve un Diablo terrorifico que echa fuego por los ojos. “Pero cómo dice azorado el tipo cuando yo estuve aquí antes esto era otra cosa!”, “Sí le dice el Diablo, echando fuego por los ojos, pero antes estábamos en campaña y ahora ya elegiste!”.
Con la celebración del chiste se acabó la botella de whisky convidada por la hospitalaria familia cubana. Fue ahí cuando el mismo Schafik tomó el envase vacío y empezó a refregarlo con ambas manos, prediciendo que en un par de minutos le sacaría el Diablo de adentro. Al poco rato sostuvo la botella para que yo le soltara dentro un fósforo encendido que para sorpresa de todos produjo un breve estallido azul rojizo que hizo un ruido grave y redondo y nos dejó oler un poco más el perfume de aquel whisky que habíamos degustado juntos y sin hielo, como a él le gustaba. “A veces salen hasta dos y tres Diablos”, contó después que metimos sin éxito un par de fósforos más.
Al otro día lo despedí con un beso tras el aburridísimo evento de ANN en el domo de Guatemala, hacen dos meses.

Esta madrugada me despertó muy temprano mi vieja desde Argentina. Como estoy engripado sospeché adormecido que quería saber cómo seguía, hasta que preparándome con un tono inconfundible de congoja y cuidado me dijo que tenía que darme una mala noticia: “Se murió Schafik. Me acaban de avisar. Parece que al regresar de Bolivia ahí mismo en el Aeropuerto se había desvanecido”.
Como a las diez lo llamé por teléfono a Jesús: “Aquí estamos ´mano me dice con el hombre tendido…”.

Será despedido con la pena más grande que El Salvador recuerde, quizás desde los crímenes de Monseñor Romero o los padres jesuitas. Se va contento de haber visto lo que pasa en Bolivia, en Chile, en Uruguay y en Venezuela y tras haber conducido una inmensa revolución en su patria. Se va dejando una huella infinita de memorias andadas junto a todos los que encontró en su camino, también la que no olvidan algunos periodistas que en sus delirios de altura todo un complejo ante semejante estatura no pudieron escuchar, ni aprender, ni supieron preguntar, ni reir.
Para mí se va cruzando a nado la frontera una vez más; van su mujer y va Jesús y el Pelón Pablo, y Ramiro y Luis y Vladimir, y casi todos van, yo también voy. Como decía una canción para la campaña:

“Don Schafik se marchó a la montaña
con un puño de valientes, Don Schafik
a luchar por una vida justa y humana
lo que siempre para el pueblo
ha soñado Don Schafik…”

Juan Bautista Echegaray
Antigua Guatemala, Jueves 27 de enero, 2006

Discurso de Salvador Cayetano Carpio en el XIII aniversario de las FPL

Discurso de Salvador Cayetano Carpio en el XIII aniversario de las FPL
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Discurso del compañero Marcial en ocasión del XIII aniversario de las Fuerzas Populares de Liberación —FPL— Farabundo Martí. 1º de Abril de 1983.

Compañeros, en este día, todos los miembros de nuestra Organización, todos los compañeros que aspiren a ser miembros de ella, los que son colaboradores y amigos, celebran el inicio de una etapa en la historia de nuestro pueblo: el inicio de la aplicación paciente, de lo simple a lo complejo, de una estrategia eficaz para la liberación de nuestro pueblo, de la estrategia político militar.

Antes de la formación de las Fuerzas Populares de Liberación -Farabundo Martí habían habido ya intentos de compañeros avanzados que habían tratado de poner en aplicación de la lucha armada, desgraciadamente los enfoques con que trataron de ponerla no estaban adecuados a la realidad del país y no pudo avanzar con éxito esa estrategia. Me refiero a que en 1968, una agrupación llamada Acción Revolucionaria Salvadoreña —ARS—, comenzó a formar comandos urbanos con sentido estrictamente militarista y que desgraciadamente no pudo tener ningún éxito en ninguna de las operaciones pequeñas que trató de llevar a cabo, y al contrario, sus métodos poco cuidadosos de reclutamiento los condujeron a que finalmente los cuerpos represivos destruyeran por dentro a esa organización.

Quiere decir, pues, que dentro de la historia moderna de nuestro país, no fueron las FPL la primera organización que intentó el camino de la lucha armada para el pueblo, pero si la que logró sintetizar una estrategia que basada en los principios del Marxismo leninismo, aplicada a las condiciones propias de nuestro país, encontró la forma estratégica que permitió que se incorporara nuestro pueblo a su lucha y que pudiera iniciarse la Guerra Popular Prolongada, partiendo de lo simple a lo complejo, sin desesperaciones pero con firmeza, partiendo de la inexistencia de Comandos Armados a su creación, a su fogueo, a su práctica como Comandos urbanos de diaria actividad. Partiendo de no tener ni una sola comisión mucho menos armas, hasta llegar a la actual situación de tener un poderoso ejército revolucionario, las Fuerzas Armadas Populares de Liberación FAPL, que cuentan una apreciable cantidad de armas, capaces de darles contundentes derrotas al enemigo, en manos de combatientes, hombres y mujeres, y de jefes cada día más capaces en lo estratégico y en lo táctico.

Quiere decir que la celebración de la fundación de las FPL, cuyos primeros pasos se iniciaron el 1º de abril de 1970, fueron y son y serán, estos aniversarios, la celebración de la entrada de la lucha de nuestro pueblo, de su proceso revolucionario, a una nueva etapa histórica, a la combinación de todos los medios de lucha en una forma integral teniendo como centro, como eje, como medio decisivo, la lucha armada unida a todos los otros medios de lucha del pueblo. En eso se distinguen las FPL, en haber puesto en aplicación desde su inicio una estrategia que contemplaba la combinación de los medios políticos de lucha, que llevábamos muchos años de practicar y los medios armados que muchas voces y enfoques conservadores negaban. Naturalmente la apertura de un camino que era considerado por las organizaciones tradicionales como un camino no sólo errado sino imposible, significaba esfuerzos extraordinarios, voluntad férrea, convicción en la justeza de la causa y en la corrección de la línea, para poder lanzarse sin medios con poco material humano, con gran oposición, con enorme cargamento de lucha ideológica contraria a nuestras ideas, peor fundamentada en que las ideas justas, la política justa, la estrategia correcta no se demuestra desde un principio con éxitos enormes sino como el pequeño tallo que surge de las semillas de cumbo que se ven fortaleciendo hasta convertirse en enorme realización de la naturaleza y en enorme árbol o como el pequeño torrente de allí entre los peñascos ce la montaña parece un hilito de agua que se va a diluir a las pocas cuadras y, sin embargo, que se convierte en el poderoso torrente y finalmente en el majestuoso río que abarca cientos y miles de kilómetros.

Por eso, para las FPL y para toda organización que en la historia llegue a tener la gloria de ser revolucionaria, fue fundamental, en primer lugar, llegar a tener la absoluta convicción de que la justeza de la línea estratégica y táctica trazada aún cuando no fuera una línea ortodoxa en el sentido conservador y aún cuando fuera una línea no entendida por aquellos que tenían otra línea que consideraban que nuestro pueblo no era capaz de tomar las armas, sino que debía que seguir marchando en caminos que ya habían sido hartamente probados como caminos ineficaces para la lucha de nuestro pueblo, como por ejemplo la repetición y repetición de elecciones que de antemano se sabía que eran fraudulentas y que no eran beneficiosas, que serían fraudulentas y que no eran beneficiosas para elevar la conciencia política del pueblo que ya estaba en un punto en el que comprendía saltos cualitativos de lucha; hubo fuerzas que se aferraron a querer mantener al pueblo dentro de cánones que ya el pueblo, parte del pueblo, o sea la parte avanzada, ya había llegado a comprender e intuir de que no eran suficientes.

Después de 1932, cuando fueron destruidas las Organizaciones Populares, cuando fueron prohibidos los sindicatos, pasaron muchos años de lucha de nuestro pueblo por volver a conquistar el derecho de organización sindical, el derecho a huelga y otros derechos sindicales lo mismo que en otras organizaciones populares. Sin embargo, la práctica mostrada que esos medios eran necesarios y es necesario utilizarlos y organizar al pueblo, a los trabajadores, para la lucha por sus reivindicaciones inmediatas, pero que era necesario que esos medios se convirtieran en medios de elevación de la conciencia política del pueblo, de que no se vieran como medios que le convirtieran con un fin, digamos exclusivamente en la consecución de un pequeño aumento de salario, sino que ayudaran a la clase obrera a tener conciencia de clase, es decir, la conciencia de lo que es el estado, el régimen, el gobierno, el ejército y sus patronos; la amalgama de fuerzas para poder explotar cada vez más profundamente a la clase obrera, a los campesinos, a los sectores medios, a los intelectuales, a los artistas, a los pequeños propietarios, y a los medianos. Una maquinaria que representa una feroz dictadura contra el resto de las clases populares, en manos de una burguesía que dominaba las distintas ramas de la economía y por consiguiente la política en forma ilimitada. A esa burguesía que aliada con el imperialismo yanqui domina las finanzas, la industria, el comercio exterior, la agricultura, el procesamiento de la producción agrícola para la exportación y que le seguimos llamando, desde el punto de vista político como oligarquía, a esta oligarquía los medios pacíficos, la lucha del pueblo, de los trabajadores, tenían que servir esos medios para que llegara a comprender que el estado burgués es la dictadura cruel sobre el proletariado y sobre los demás sectores progresistas de la población.

Desde el 32 al 70 habían pasado 40 años en los cuales ya una parte apreciable del pueblo, es decir, la parte más dinámica, la parte más sensitiva y patriota, se había dado cuenta de que eran insuficientes esos medios, pero las dirigencias tradicionales habían momificado su pensamiento y continuaban tratando de obligar al pueblo a que se volviera a meter al corral de las elecciones, que la burguesía quería seguir manteniendo como medio de engaño al pueblo. Cuando las FPL trazaron la línea estratégica de Guerra Popular, pocos creían, entre esas organizaciones tradicionales, que pudiera tener éxito una lucha de esa naturaleza. En primer lugar aquellos pocos hombres y mujeres que se lanzaron a la nueva estrategia tenían que sufrir, porque no se podía enfrentar, es decir, eso sería azuzar, enfrentar de una manera pública las calumnias, tenían que sufrir los calificativos de sectarios, es el primer calificativo que los elementos tradicionales y dentro de ellos que los elementos oportunistas, le colgaron a nuestra organización.

El primer calificativo que nos colgaron fue de sectarios, incluso cuando implican el tiempo en que se estuvo dando la lucha ideológica al interior de las organizaciones. Sectarios, porque queríamos que la clase obrera pasara a primera fila del proceso revolucionario, sectarios porque queríamos que las alianzas de clase ya no siguieran sirviendo para que la burguesía se sirviera en bandeja los puestos de poder, sino porque se concibió por parte de las FPL un nuevo enfoque sobre las alianzas de clase, el enfoque de que ya no debe ser la burguesía la que dirija las alianzas populares, porque sencillamente las conduce al compromiso lesivo a los intereses de las grandes mayorías. Y había historia suficiente para atacar esas experiencias. En 1944, un enorme movimiento popular derrocó a Martínez, todo el pueblo se puso en huelga de brazos caídos, pero la dirección era pequeño burguesa y en el momento culminante en que el pueblo derrocó a Martínez, en ese momento precisamente para que la oleada de la Revolución no abarcara San Salvador y no pudiera avanzar ese proceso revolucionario, la pequeña burguesía pusilánime y temerosa del pueblo, pactó con el régimen moribundo, con el régimen que estaba cayendo con Martínez, pactó la sucesión institucional, es decir, que se hiciera dentro de la constitución de Martínez la sucesión del Vicepresidente que era otro general, el general Ignacio Menéndez que pasara al gobierno de transición mientras se hacían las elecciones. Es decir una transición ordenada que no permitiera al pueblo los desórdenes, para que el pueblo se tranquilizara y no siguiera exigiendo que aquello se convirtiera en una revolución. Es decir una enorme alianza que se logró en abril y mayo de 1944, en la que la mujer del mercado junto con el ferrocarrilero, con los obreros, con los empleados, con los pequeños propietarios y en alianza incluso o por incidencia, por una parte, de la misma oligarquía que precisamente por eso había caído en crisis total en el gobierno de Martínez porque una parte de la oligarquía se había puesto en oposición; entonces ese enorme movimiento de alianza popular, precisamente lo agarró en bandeja la burguesía para aplacar la llama del incendio popular que ya se estaba exaltando excesivamente y logra nuevos ánimos, nuevo espacio, nuevo respiro para profundizar más y más la agitación popular. Ese fue el resultado, no de la unidad popular, sino de la hegemonía burguesa dentro de esa unidad, de la hegemonía de clase dentro de esa unidad popular. Ya habían pasado otras acciones también en las cuales las distintas coyunturas políticas que en determinado período se daban debido a la crisis económica y las crisis políticas de los gobiernos, habían permitido también nuevas alianzas populares, muchas de ellas bastante amplias. Las FPL trazaron una política de alianzas partiendo de esa experiencia de nuestro propio pueblo; entonces la planteó no en forma negativa, no diciendo las alianzas o las unidades populares son malas, no, sino que diciendo; son alianzas de clase y por lo tanto el problema fundamental que hay que ver en las alianzas es qué clase es la que dirige y hegemoniza a este bloque o a este frente, a esta fuerza, a esta alianza popular, porque como esto es una lucha de clases y en nuestro país está muy agudizada, entonces, la burguesía tiene mucha experiencia para que al formarse las alianzas populares, de alguna manera busca fuentes dentro de los sectores de la pequeña burguesía o bien para que amainen los ímpetus de los sectores populares, o bien para, al final, resultar hegemonizando los esfuerzos del pueblo y continuar con el régimen de explotación y con la tiranía militar.

Al plantear las FPL, en una forma correcta la interpretación marxista de las alianzas en nuestro país, planteó lo siguiente; es necesario crear y fortalecer la alianza obrero-campesina como base aglutinadora que permita finalmente una correlación de fuerzas populares que impida que la burguesía, que está acostumbrada a dirigir las unidades populares en El Salvador, las siga dirigiendo. ¿Con qué lo impedirá? No lo puede impedir solamente con palabras, sino que de hecho, la clase obrera sola no puede orientar el rumbo de la sociedad cuando todavía hay una burguesía fuerte, muy experimentada y con muchos aliados pequeños burgueses. Entonces necesita de una fuerza que sea leal, de una fuerza que sea grande, también decisiva como ella y ese es el campesinado pobre, porque el campesinado pobre es el semiproletariado, entonces al formar la organización y la alianza entre los obreros, entre los asalariados agrícolas y los campesinos pobres, en un país en donde sólo esa conjunción significa más que el 70% de los habitantes del país, eso significa que la clase obrera sí puede ejercer la dirección dentro de una alianza de clases, en la cual pueden estar sectores de la burguesía, porque si la clase obrera tiene un aliado tan poderoso, como es el campesinado pobre, y forma una verdadera fuerza, es tan grande esa fuerza que un país no puede vivir si esta fuerza tiene voluntad de luchar. Un país no podría vivir sin esa fuerza encauzada es decir, en una huelga nacional de obreros y campesinos, ningún país del mundo podría vivir y en El Salvador en donde el proletariado es tan grande en su número, mucho menos. Entonces, por qué negarle a esa fuerza fundamental del país, que es la que produce, que es la que mueve a nuestro país, ¿por qué negarle el derecho a que pueda orientar una gran alianza de todo el resto del pueblo? ¿El otro 30.25% no puede ser introducido? Se puede formar una poderosa alianza popular, aislando al 2 o al 1 o al 5 por ciento del resto de la población que son los explotadores, sus serviles, ejército y los reaccionarios. De ahí para allá todo el mundo puede entrar en la amplia alianza popular.

Con ese nuevo concepto y con el concepto de que nuestro pueblo estaba preparado para dar el paso de avance hacia la lucha armada, tuvo nuestra organización la satisfacción de ver que muy pronto aquel pequeño nacimiento de agua y aquella pequeña raíz o sea semilla, se fueron fortaleciendo y convirtiendo en una verdadera realidad ya irreversible para nuestro pueblo, irreversible para nuestro país y la guerrilla se convirtió en elemento ya de la vivencia natural de nuestro país. Y aquello que parecía que no podía ser en el país, que incluso, al principio traía burlas de que pudiera llevarse a cabo, aquello se fue convirtiendo poco a poco en el elemento dominante de la vida nacional. Sin embargo, hubo quienes continuaron burlándose de ese camino, continuaron jalando al pueblo hacia atrás, confundiéndolo con la propaganda electorera, diciendo que era dañina la violencia viniera de donde viniera, hablando contra la lucha armada, utilizando los medios de propaganda que convenían al gobierno para atraer al pueblo hacia ese camino, incluso pues que le convenía que sectores de oposición tuvieran cierta presencia mientras la lucha armada iba avanzando y muchos compañeros iban cayendo en la lucha, se iban formando nuevas organizaciones político militares y el pueblo se iba incorporando cada vez más a las nuevas formas de lucha.

En 1979, la FPL hicieron los esfuerzos junto con otras organizaciones, cuando ya nosotros creímos que todos estaban convencidos de que la lucha armada era el único camino correcto para la liberación del pueblo; en 1979 se comenzaron a formar los primeros escalones de unidad, de coordinación; en 1980 se formó la amplia unidad del FDR y se amplió, más bien dicho, se encontró formas más eficaces del FMLN, de DRU, y en 1981 la lucha armada pasó a una nueva etapa, a la fase del inicio de las batallas cada vez más decisivas hacia la toma del poder. Hay algunos que no conciben el proceso como una unidad dialéctica, sino como por partes y te la examinan por partes, lo que llama examinar los fenómenos y los procesos de manera estática, que consideran que la guerra comenzó el 10 de enero de 1981 y entonces, consideran que no es correcta la estrategia de guerra prolongada del pueblo. Cuando en 1970, las FPL lanzaron la estrategia de Guerra Prolongada, si estas mismas gentes se hubieran puesto a examinar dialécticamente la situación, hubieran llegado a la conclusión de que no había otro camino de guerra popular, hay insurrecciones que se pueden hacer en dos, tres días, en una semana, que se pueden tomar el poder con las armas, dependiendo de las circunstancias, de las coyunturas y de la correlación de fuerzas que se creen en determinado país. Por ejemplo, el partido soviético, el Partido Bolchevique, tomó el poder a través de la Insurrección popular, una Insurrección general, en alianza con el campesinado, no por una alianza democrática. Este partido hizo dos esfuerzos insurreccionales, el primero en 1905 que fue aplastado y que los conservadores consideraron un fracaso y que Lenin dijo: este no es un fracaso, este es el ensayo para la revolución, las lecciones que nos ha dejado esta derrota, no es una derrota definitiva. Las lecciones que nos ha dejado este gran movimiento del pueblo, son de esas lecciones fundamentales de 1905 fue, que el Partido Bolchevique logró capitalizar bastante organización proletaria, pero que no pudo, no tuvo capacidad de una gran organización campesina que pudieran formar la alianza obrero-campesina. Precisamente una de las causas de la derrota de 1905, Lenin dedujo de que se debió a que el proletariado no tuvo capacidad de aliarse con el campesinado para poder dar los golpes decisivos. En 1917, ya de acuerdo con las condiciones que habían en la Rusia de ese momento, ya el Partido Bolchevique logró dirigir en pocos días una insurrección que significó la toma armada del poder por la clase obrera y el campesinado, o sea la alianza sobre la cual se establece a firme el poder del proletariado, sobre la cual se hizo esa revolución. No fue una lucha prolongada.

La concepción de la guerra prolongada significa, la combinación partiendo de lo simple a lo complejo, de la estructura y funcionamiento y accionar militar con los otros medios de lucha pacífica. Ahora, nosotros vemos con claridad que son 4 los medios de lucha fundamentales de la estrategia revolucionaria de las FPL, cuatro combinaciones que se deben hacer, es decir la combinación dentro de una sola estrategia táctica de cuatro terrenos: la lucha política de masas, la lucha armada, la lucha en el seno del ejército enemigo y la lucha diplomática. Los cuatro son terrenos estratégicos que hay que combinarlos ágil y sabiamente. Pero dentro de estos terrenos estratégicos hay terrenos que son estratégicos-fundamentales y decisivos y terrenos que son auxiliares. Los terrenos decisivos son: la lucha interna de nuestro pueblo, en lo militar y en lo político, y la combinación de ambos medios de lucha, porque de aquí surge, de lo político la incorporación a distintas formas y a distintos niveles de lucha, de los sectores aún los más atrasados del pueblo, en lo político, para atraerlos y organizarlos hacia la lucha por sus reivindicaciones económicas, incluso la más pequeñas, pero con el fin de elevarlos políticamente, elevarles su conciencia, para que puedan convertirse en un soporte y en una base social de la revolución, en una base social de la fuerza armada y es más para que puedan dar el salto a su disposición y su organización por la insurrección armada.

Estos dos son los medios y partiendo del propio esfuerzo heroico del pueblo para su propia lucha, porque aquí se establece una correlación: la correlación entre lo interno y lo externo, es otro factor importante: Lo externo tiene una importancia muy grande, sobre todo en este momento en el mundo cuando las fuerzas del socialismo están cada vez más sobrepasando las fuerzas del Imperialismo y cuando los pueblos del mundo se están liberando y cuando la solidaridad de los pueblos es tan grande que se puede convertir en decisiva para anular los esfuerzos de un gobierno reaccionario exterior en algunos de los aspectos de su política belicista. Por ejemplo, para pararle la mano a Reagan de sus planes de intervención en Centroamérica. Entonces el factor externo se vuelve de una importancia enorme para cualquier revolución en el mundo y sobre todo, el campo socialista mundial se convierte en el principal factor de ayuda externa para todos los pueblos que luchan por su liberación. Entonces, este medio de lo externo tiene una importancia vital en este momento para cualquier revolución, y por lo tanto, el medio de la lucha diplomática y de la lucha de solidaridad, adquiere en este período de la historia de la humanidad, en esta etapa de la transición del capitalismo al socialismo en sentido mundial, adquiere una importancia estratégica fundamental. Las FPL desde el principio concibió que en lo externo su alianza, su fundición en el mundo socialista, al declararse Marxista leninista, era uno de los pilares estratégicos fundamentales. Ahora bien qué correlación existe entre la lucha interna de nuestro pueblo y lo externo, nosotros sabemos que la dialéctica nos muestra que en todo fenómeno y proceso las contradicciones internas son las que guían el proceso hacia delante. La lucha de clases interna es el motor de todo proceso revolucionario verdadero en un país, y la expresión más elevada de la lucha de clases es la guerra popular, porque ya se llegó a un momento en el cual ya no existen otros elementos decisivos, tan decisivos como el de la lucha armada. Entonces entre lo externo y lo interno se establece una correlación; pero esa correlación es la siguiente, al estudiarla dialécticamente: En la relación entre lo externo y lo interno, la lucha interna de nuestro pueblo es la fundamental imbuida con su esfuerzo propio, es decir, el esfuerzo propio del pueblo por su liberación, es el fundamental en esa relación, incluso puede quedarse aislado, —en ese momento no es posible— pero aislado un pueblo, sin solidaridad y sin nada, pero no por eso va dejar de luchar, porque las causas de esa lucha están en lo interno, están en la lucha de clase entre esa burguesía y el imperialismo que se establece también como una fuerza de mediación, de intervención interna y de sostenimiento de aquella explotación y de explotación directa a través de su lucha última que da.

Esa lucha de clases interna es el fundamento de la revolución en nuestro país y en cualquier país. Y resulta que en nuestro país, encuentra un ambiente, un medio en el cual la gran mayoría de la población es proletaria, de la ciudad o del campo, y en que ha sido tan dura la lucha por alcanzar aunque sea alguna pequeña legislación, algún pequeño aumento de salario, ha sido tan duro durante tantos decenios que es una lucha de clases muy radicalizada, lo cual no entienden en otras latitudes; entonces una organización que realmente exprese los intereses del pueblo, de ese pueblo, de ese medio que tiene que expresar, que tiene que reflejar, tiene que expresar pues también ese grado elevado o bajo de radicalización de la lucha de clases de su propio pueblo. Entonces, el que no comprende las leyes de ese desarrollo y el grado de desarrollo del proceso revolucionario de ese pueblo, puede creer de que determinadas consignas de lucha son, podríamos decir, sectarias, porque tal vez en otras sociedades está de otro modo, no está radicalizado, no está tan agudo, no tiene 53 años encima de sangre, de masacres: no tiene 53 años encima de tiranía militar, entonces puede considerar determinados aspectos de nuestra lucha del pueblo salvadoreño como demasiado radicalizados, sin tomar en cuenta que es el medio de lucha de clases en que se mueve ese pueblo y en que ha llegado a esta guerra, en que tenemos precisamente ante nosotros un enemigo sangriento que no se detiene ante nada, ni ante los refugiados sufriendo en el exterior; o allá adentro, ya llevamos más de 40 mil muertos del 80 para acá, una guerra en que no es un enemigo que se va a rendir, no se va a rendir hasta el último momento en que ya no pueda, que ya sus armas estén destrozadas, que ya no tengan con que defenderse, pero este es un enemigo que se defiende hasta con piedras, el enemigo salvadoreño, enemigo del pueblo y es una contrarrevolución que desde ahora mismo se está preparando para si hay un momento de tregua o un momento de tregua o un momento en que pierda el poder, cree él momentáneamente, se está preparando para una revancha sangrienta.

Las FPL tomaron como base ese aspecto práctico de nuestro pueblo, el aspecto de que lo interno es lo fundamental, la incorporación del pueblo a su lucha es lo fundamental y lo fundamental es que nosotros podamos sobrevivir con nuestros propios medios, con nuestros propios esfuerzos, cualquier situación. Por eso, podría parecer sectario por ejemplo ahora, a alguien, sectario de que el 1º de abril del 70 uno de los primeros acuerdos que tomamos fue el siguiente: nosotros no le hemos probado a nuestro pueblo que somos revolucionarios, no tenemos derecho a decirnos que somos revolucionarios. Nosotros tenemos que agarrar un nuevo sistema de vida, tenemos que abandonar a la familia, tenemos que abandonar nuestras profesiones, tenemos que ejercitarnos, tenemos que aprender el arte militar, tenemos que tener mucha disciplina. Ahora podría causar incluso risa en quienes no entienden cuando un pueblo quiere liberarse y no tiene las armas, pero tomamos esa determinación y además no teníamos un solo centavo, ni una sola arma, tomamos la determinación, no sólo de no presentarnos todavía como organización revolucionaria, sino que tomar el nombre ya cuando hubiéramos demostrado al pueblo de que había una organización verdaderamente revolucionaria en el país, y en el segundo lugar, incluso estando en esas condiciones que no teníamos un solo centavo, una sola arma, tomamos el acuerdo bien categórico de valernos por nuestros propios medios, de que en la lucha del pueblo salvadoreño lo fundamental era su propio esfuerzo por liberarse y entonces no solicitar ninguna ayuda solidaria a ninguna de las organizaciones hermanas del exterior.

Por dos razones: porque no queríamos llegar meritoriando diciendo que estábamos en la aspiración de convertirnos en guerrilla, que nos ayudaran para eso, como había sido la historia durante 10 años de lucha, de pequeños grupos a los que se les ayudaba y luego después resultaba que no habían valorado bien la situación y no podían desarrollar la lucha. Si no que partiendo de nuestro propio esfuerzo, partiendo de nuestro propio esfuerzo, partiendo de cero y de lo simple a lo complejo, nosotros tomamos el acuerdo de no pedir ayuda e incluso de no establecer todavía relaciones bilaterales. No nos considerábamos merecedores todavía de establecer relaciones bilaterales con algunas organizaciones influyentes. Fue hasta los cinco años que nuestra organización se había desarrollado y que la guerrilla, tanto en la ciudad como en el campo, se había convertido en un elemento irreversible y que habíamos logrado penetrar en grandes masas obreras, campesinas, estudiantiles, magisteriales, fue hasta los 5 años del inicio de las FPL, cuando hicimos nuestra primera visita a Cuba. Es decir que, entre lo interno y lo externo, entre los factores de lucha, nosotros hemos seguido el elemento dialéctico de que lo fundamental es lo interno y de que lo fundamental es el esfuerzo del propio pueblo de que consiga sus medios por si mismo. Porque hay muchos casos, en los cuales se logra un alto grado de solidaridad y resulta que no corresponde con el esfuerzo interno tan diferente, por un lado. Por otro lado, si se comienza a que toda infraestructura y todo tiene que venir del esfuerzo generoso de otros pueblos, entonces las organizaciones, los combatientes, incluso el mismo pueblo, se podría acostumbrar a que le den la papita mañida ya en la boca, a todo recibirlo de afuera y en este momento la ley del desarrollo de nuestra revolución sigue siendo la misma. En este momento, el lema que la Comandancia General de nuestros FAPL levantó el año pasado y que fue metiendo como cuña en la cabeza de todos los combatientes, fue el lema de VENCER, ANIQUILAR Y REQUISAR y fundamentalmente considerar como una victoria cuando se requisa y como una victoria a medias cuando sólo se le hace bajas al enemigo; ese lema está basado en el hecho de que somos nosotros los que debemos requisar las armas al enemigo y que nuestro principal proveedor tiene que ser el mismo imperialismo yanqui con las armas que le da a nuestros enemigos. En los últimos mese hemos logrado más de 300 armas, sólo nosotros, los de las FAPL, y cada día nuestros combatientes van aprendiendo más, de que el abastecedor de armas fundamental es el enemigo, un enemigo que cada vez se va desmoralizando más y que va siendo más fácil la tarea de poder conseguir el avituallamiento y las diversas armas de él.

En la reunión de nuestro Comando Central de 1981, los acuerdos que se tomaron fueron históricos en que se hacía hincapié tácito en estos elementos fundamentales y dialécticos de nuestra estrategia, en la necesidad de hacer la unidad, de verla en forma realista, planteando la coordinación y la cooperación como medios dinámicos de ir avanzando en la unidad. El año antepasado, cuando se planteó esta línea, no fue muy comprendida por todos y se hablaba de dos líneas dentro del FMLN; la línea de la unidad y la línea de la coordinación, entendiendo como coordinación algo contrario a la unidad. Precisamente nosotros planteábamos: en estos momentos no tenemos ni siquiera coordinación en San Salvador, ni siquiera puede verse ninguna coordinación política entre las Organizaciones Populares; en lo militar, ahí la situación está de malas relaciones, no digamos en coordinación, sino que de malas relaciones; algunas organizaciones quieren pasar encima de los campamentos de las otras a la fuerza. Por ejemplo los campamentos de la FPL tenían, hace años su reglamento de seguridad para que no se fuera a colar el enemigo, para que no nos fuera a caer de sorpresa; pues entonces tenían su reglamento: el que quiera pasar por este territorio tiene que seguir las siguientes normas: si es un compañero de Organización Hermana que presente la credencial o un papelito que le de su jefe, para que lo identifique; si son masas amigas, también lo mismo; pero qué pasaba: se tenía también la idea de que quizás éramos muy débiles entonces porque todavía no había una dirección única centralizada que se hiciera sentir de las FAPL. Cuando quería pasar una patrulla de otra Organización y la paraba el retén nuestro, entonces se burlaban de ellos, sabían que los compañeros tenían orden de tirar por seguridad. Por ejemplo, en una ocasión en que iban a pasar les dijeron: “a nosotros no nos dijeron que teníamos que traer nada, ya vamos a regresar”. Los nuestros eran un grupo de tres compañeros y ellos estaban con 30, y al final les dijeron miren hijos de tantas aquí llevamos el permiso (con el fusil ), entonces en tales condiciones como se podía hablar de que hubiera coordinación, si ni siquiera había amistad. Entonces la FPL en su Comando Central planteó que es necesaria la coordinación y es urgente y `planteamos 10 normativos para las distintas formas de la coordinación. A estas alturas, es precisamente la coordinación operativa que estamos haciendo y la cooperación mutua entre frente y frente, cada uno guardando su compartimentación y el mundo sobre sus tropas y a esa situación nosotros le llamamos coordinación. Nos tomamos una población, entonces tal organización pone tantos pelotones para retener los refuerzos, a tal organización le toca poner tantos compañeros para asaltar el puesto y tal otra le toca poner tantos para refuerzos, punto.

Es coordinación en la acción. Eso se ha ido perfeccionando, cuando se ha ido comprendiendo, ya en la práctica que eso da golpes al enemigo, que da frutos en la guerra. Eso se ha ido coordinando de tal manera que las grandes campañas de octubre y de enero ya son el producto de una consciente y cada vez más combinada coordinación entre el gran esfuerzo de unas y otras organizaciones. Entonces, en estas condiciones, cuando la vida va mostrando si se tiene justeza o no se tiene justeza en los planteamientos, en estas condiciones, nuestra organización, no con su fuerza ni con gallonería, pero sí también, por su fuerza y por su razón en cuanto a esos métodos en cuanto a este planteamiento, van adquiriendo también relativamente mayor incidencia positiva entre los marcos de la unidad. Entonces, estos fueron los sabios acuerdos del Comando Central de 1981 y que nos han conducido a tener unas fuerzas armadas muy grandes y a tener una gran incidencia más positiva en la unidad. Entonces, hablaba de los cuatro medios. El medio armado es fundamental y el medio político es también fundamental, es decir, la lucha interna es la fundamental, el esfuerzo propio del pueblo, y luego otro gran medio estratégico importante, que es la diplomacia, la diplomacia y la solidaridad internacional; y en la diplomacia, necesitamos gran agilidad para poder manejar esa rica ciencia, porque es una ciencia que tiene enormes recursos bien dirigidos que tiene mucha técnica para ganar amigos, para ganar gobiernos, para neutralizar otros, para ganar organizaciones extranjeras a nuestro favor, en fin y también para plantear diálogos o negociaciones con el enemigo. En cuanto al diálogo y la negociación, a estas alturas de la guerra, es necesario decir lo siguiente: el gobierno de Reagan ha pasado a una política de mayor fuerza contra el movimiento revolucionario de El Salvador. Para esto le sirvió anunciar y prepararse en esta fase que ya verán su comparecencia y todo el trabajo alrededor de la certificación. Pero de ahí ha quedado bien clara una duda. El gobierno de Reagan declaró más aún la guerra a nuestro pueblo y que no se va a detener dice, hasta vencerlo. En segundo lugar, para engañar a otros pueblos e incluso al pueblo de El Salvador, lanza la segunda tenaza de esta estrategia político militar integral del imperialismo contra nuestro pueblo. Entonces lanza una estrategia política; elecciones para diciembre, amnistía, Comisión de Paz. Entonces con esto le da pie al congreso para que apruebe, aunque sea el enemigo, pero que apruebe la política de intensificar la guerra en El Salvador y la logra en consenso con las dos cámaras. Es decir, que en este momento estamos pasando por la amenaza, del coloso de Estados unidos de su gobierno, la amenaza de una intensificación mayor de la guerra, y el cambio, no el cambio total, pero cambio, en sus formas tácticas de ataque a nuestro pueblo, a nuestra guerrilla, a nuestras unidades de vanguardia.

Por ejemplo, ellos tienen el proyecto de dividir en 5 zonas militares el país, es decir, de cambiar la estructura de todas sus fuerzas. En cada zona habrá un Alto Mando en donde estén dirigiendo los asesores norteamericanos y van a dirigir hasta compañías, si es posible hasta más abajo. Entonces estas van a ser zonas autónomas; se refiere a cada una de las cuales va a tener su propio fondo enorme de artillería; van a tener tres helicópteros, y dos aviones de transporte liviano son para estas zonas, autónomas operativamente. Además, el apoyo de la aviación nacional. La primera zona parece que consideran los departamentos de Morazán y La Unión; la segunda zona San Miguel y San Vicente; la tercera zona, Chalatenango y Cabañas; la cuarta zona San Salvador, La Libertad, La Paz y Cuscatlán y la quinta zona, Sonsonate, Ahuachapán y Santa Ana. Cada zona autónoma, pero entonces organizarán lo que se llama una Brigada, estará compuesta de uno a tres batallones móviles; cada batallón móvil, es el que va a tener esa fuerza de apoyo. Entonces cada batallón se va a componer de 1000 hombres y en aquellos esta brigada puede tener tres batallones, en los lugares en disputa, o un batallón en aquellos lugares en donde no haya guerrilla. Como un ejemplo ahí está Chalatenango, ahí habrán tres batallones o sea 3 mil hombres permanentes, pero cada uno de esos batallones se subdividirá en cuatro fuerzas: combatiendo 250, 250 de reserva, 250 en entrenamiento permanente, para llenar los vacíos que vayan teniendo y 250 en licencia o en el hospital. Entonces en Chalatenango dicen habrán tres batallones, eso significa que permanentemente habrá, según esos planes en Chalatenango 750 hombres de élite con suficiente fuego de artillería, aviación, helicópteros, granadas, 750 permanentes atacando en distintos lugares. Pero la estrategia son 750 de refuerzo, esto son 1500 hombres los que permanentemente estarán en Chalate y cercando y emboscando los campamentos o concentraciones de guerrilleros, cercando y emboscando las veredas por donde puedan llegar refuerzos, donde pueda llegar alimento, donde pasen los correos, aunque tienen que tener mucha paciencia, dicen, para poder descubrir todos esos lugares y al fin alcanzar y finalmente cercando por hambre a los guerrilleros y no dejar pasar nada para que finalmente los mismos guerrilleros se suiciden por desesperación y por hambre tengan que saltar al descubierto en su desesperación. Es decir, ellos están montando nuevas normas, muevas tácticas contra nuestra guerrilla, contra nuestro pueblo y su principal arma, ellos ya lo declararon, es la mentira, su principal voluntad, destruir; su arma auxiliar, su paraguas podríamos decir, elecciones, amnistía, Comisión de Paz. En estas condiciones, entonces si, ya habiendo concentrado su voluntad en el ataque militar, pueden darse el lujo de pedirle al gobierno de Magaña que entre en negociaciones entre el diálogo con la guerrilla, pero ya están fijadas las reglas. Luego la amnistía que es una malignaba arma de guerra sicológica, y en tercer lugar para el diálogo la comisión de Paz. Entonces, está bien claro el juego de Reagan, es acabarnos y en segundo lugar, presentar un pseudodiálogo, una pseudonegociación para poder engañar a determinados pueblos para los que la palabra elecciones significa una fascinación. Por ejemplo, hay pueblos que sólo viven de elección en elección y están enfilados en esa rueda, considerando que cada elección va a resolver los problemas que no han sido resueltos, entonces los toman como un medio de solución; entonces, cuando se les habla de una elección bien fácilmente caen en la trampa de Reagan de decir “ve, por ahí es verdad que está la solución”; entonces vienen, incluso generosamente, pueden venir amigos a presionar hasta cierto punto, a que se entre en negociación o diálogo para las elecciones, entonces es este momento se está planteando esta situación.

En la última reunión del Comando Central se fue bien claro en las resoluciones de algunos asuntos a este respecto; en primer lugar, las FPL, el Comando Central, categóricamente declaró que no es conveniente participar en las elecciones de este gobierno es decir, la no participación. Pero la no participación no es suficiente, en el acuerdo del Comando Central se habla del rechazo, del desenmascaramiento y de la lucha contra las próximas elecciones, es un camino bien claro. Hasta ahora en el FMNL también priva un consenso en ese sentido, aún cuando ellos hablan de la modalidad de presentarlo, pero hasta este momento hay un consenso de que no debe participarse y de que debe desenmascararse, pero para nosotros eso ya es y nosotros dentro del FMNL actuamos de forma positiva en ese sentido. Entonces es necesario que quede claro, la posición frente a las próximas elecciones. Llamar en este momento por ejemplo a una insurrección general frente a las elecciones sería prematuro, no es conveniente. Yo lo pongo como extremos pues, pero hay una infinidad de negociaciones así que pueden ser parciales; entonces lo mismo en el diálogo, hay diálogos para objetivos parciales, para ver si hay disposición o posibilidad de llegar a acuerdos en determinados puntos. Por ejemplo, un diálogo con el enemigo para ver si la Cruz Roja pueda entrar a determinados puntos para establecer un convenio de los heridos del mutuo intercambio, etcétera, etcétera, todo eso son los diálogos con objetivos parciales, pequeños; pero también puede haber un diálogo con objetivos de que se prolongue, se vayan ampliando y se vayan convirtiendo en el pórtico para las condiciones hacia una negociación. La negociación no necesariamente significa ya firmar tampoco, es otra cosa que es necesario estar claro, se puede negociar y hablar por años, toda vez de que se tenga claro el objetivo para qué es le negociación; entonces, un diálogo puede conducir, ser el puente hacia una negociación, una negociación parcial o total, o global del conflicto. Entonces siempre es permanente nuestro recurso como medio de lucha; esos dos medios de lucha, hay que tomarlos en cuenta así como la huelga. Cuando estamos en huelga, es un recurso y un medio de lucha presentar, por ejemplo un pliego de peticiones y sentarse con el patrón a discutir el pliego de peticiones, eso es legítimo y eso es negociación; cuando un sindicato está en huelga y ha presentado un pliego de peticiones, tiene que sentarse ahí con los patronos de un lado los dirigentes de otro, si son dirigentes serviles bien rápido llega a un acuerdo con el patrón, “vaya pues, vamos a aumentar medio centavo”, aunque se enojen los trabajadores; pero los dirigentes verdaderos de la clase obrera saben que no pueden rehusar ponerse ahí con un patrón con Soflé, con Crist, con el que sea y a veces se alargan, se vuelven acaloradas las discusiones, entonces ahí se ve hasta adónde ese el cinismo del patrón; eso incluso ayuda si son buenos dirigentes, si no son burócratas, a que la masa se enardezca más porque ya cuando llegan, después de haber estado ahí platicando con el Ministerio de Trabajo, cuando llegan de las sesiones, allá donde está el grupo de la huelga pues, les llegan a decir “imagínese que este día el patrón quería tal cosa, quería aceptar poner alguna cosa pues que se pida, pero no admite para nada aumento de salario”, entonces, seguimos luchando y eso sirve para levantar más y más al combate a la gente, viendo desde ese punto de vista como recurso y medio de la lucha la negociación, no viéndolo como a toda costa el recurso ya del que se está ahogando y quiere una tabla de salvación para no acabarse de ahogar.

En El Salvador con una guerra tan heroica, la negociación no puede concebirse así y las FPL siempre la ha concebido de otra manera, la negociación la concibe como un medio de lucha estratégico y auxiliar para permitir que nuestros combatientes puedan avanzar: esa es la negociación, y puede entrarse a una mesa de negociación, pero si se está bien claro de eso: en la defensa insobornable de los intereses del pueblo, se puede pasar peleando, ahí en la mesa e negociaciones meses y años, mientras avanzan nuestros ejércitos, mientras le dan el golpe de gracia al enemigo, al genocida y que aquella negociación se convierta precisamente en el triunfo , en firmar la rendición del enemigo; o condiciones de negociación que realmente sean ventajosas y favorables a los intereses de nuestro pueblo; entonces, por eso que se dice auxiliar, porque así como Reagan toma como sombrilla para sus helicópteros, para su aviación y sus ejércitos, para querer destruirnos a nosotros, toma las elecciones como sombrilla, como medio auxiliar, así también nosotros, el diálogo y la negociación lo tomamos como medio auxiliar para que nuestros ejércitos se fortalezcan y para darles golpes cada vez más grandes al enemigo.

Ese ejemplo lo dio Vietnam con la diferencia de que allí había un verdadero partido comunista único y que nadie actuaba de otra manera porque no había varias organizaciones con distintos enfoques; entonces cuando el partido decía vamos a la negociación ya tenía todo el plan hecho; esta negociación va a servir este principio de negociación pues, estos amagos, en lo que estamos en amagos, estamos concentrando grandes fuerzas y ya que se están haciendo los planes de ofensiva para entrar, penetrar y poder conquistar tales provincias; todo eso en lo que estaban hablando de que la mesa debía ser redonda, de quienes iban a ser los interlocutores, ellos i estaban bien conscientes revolucionariamente, bien conscientes, de que esa arma era auxiliar y que podía durar varios años, y efectivamente, así fue, duró cuatro años y a los cuatro años ellos estaban en tal capacidad de fuerza y de poder que ellos con gusto firmaron el tratado de que se salieran los norteamericanos; ya después de eso, ellos se las arreglaron con el títere interno, porque tenían una superioridad abrumadora de fuerza, tenían todo un norte socialista y todo un ejército revolucionario patriota en el sur y todo el pueblo de Vietnam con ellos, ahí había ya una correlación totalmente desfavorable al enemigo. ¿Y así como no iban a ganar ellos la negociación? Bastaron no más de dos años de lucha para estar entrando en la ciudad de Ho Chi Min.

Ese concepto de diálogo sí entra dentro de la estrategia de la organización si entra dentro de la estrategia de la organización que dice que lo diplomático es medio estratégico que debe usarse con toda la riqueza y con toda la agilidad posible; estratégico, pero auxiliar de la lucha interna. Entonces es en este momento en que hay varias posibilidades de diálogo. Hay una cosa que debe quedar clara y es la siguiente: el diálogo que Reagan está proponiendo es un diálogo que no puede ser aceptado, las FPL en eso están claras y en el FMNL —hasta este momento— también hay consenso en eso. ¿Por qué? Porque significa un diálogo para, bueno… ¿Como vamos a participar en esas elecciones? ¿Cuáles son las reglas? No, no estamos de acuerdo con eso de ponernos tales y tales condiciones. Un diálogo para participar en el paraguas. En segundo lugar porque es un diálogo para legitimar esa maniobra peligrosa de la guerra psicológica de la amnistía y, en tercer lugar, para legitimar las alucinaciones de que puede haber una paz digna y justa en este momento, cuando Reagan se está preparando para tratar de deshacernos. Entonces la línea que tienen las FPL, que yo legítimamente puedo decirles fue el espíritu de las discusiones del Comando Central y de sus resoluciones, fue la siguiente: No a las elecciones y la lucha contra ellas y su desenmascaramiento. ¡No entregaremos ni una sola arma! ¡Verdad! ¡Ni una arma! ¡Al contrario, cada vez debemos requisar más armas! En relación con las armas, está bien claro: nosotros no entregaremos armas sino que cada vez tenemos que conquistar más armas de manos del enemigo. En tercer lugar no admitimos tregua como condición para impulsar o para empezar o para hacer diálogos o negociaciones. La tregua sólo serviría en este momento, para darle un respiro a un ejército que está en malas condiciones, en muy malas condiciones. La tregua serviría para armarlos y para ponerlos en condiciones que no tienen en este momento, de preparar las fuerzas móviles y de que después puedan lanzarse con más vigor contra las fuerzas revolucionarias. De manera que tregua y diálogo en este momento no están, ni deben estar ligados como condición previa. La tregua, el cese del fuego no son cosas que no puedan considerarse, sino dentro de una negociación, si al fin se llega a un acuerdo digno, digamos que dure varios años o que dure lo que dure; pero al final se llega al triunfo del pueblo con esa negociación, entonces claro que hay que parar el fuego, y vienen las condiciones de cómo parar el fuego. Si el enemigo entrega las armas, donde las va a entregar, etcétera, o cómo va a ser esa correlación de fuerzas. Pero en este momento, la tregua es inadmisible como condición para el diálogo, y tampoco nosotros estamos por el camino de los golpes de Estado, sino que nosotros consideramos que cualquier golpe de Estado, incluso el de Majano, si llega a darse, nosotros debemos de continuar e intensificar en ese momento más la lucha y tratar de ganar lo más posible masas, para lanzarlas a la lucha, al combate en distintas formas, para aprovechar la coyuntura de un golpe de Estado, sin favorecer a los bandos reaccionarios que estén en lucha.

Por eso, varias cosas están claras en el futuro de nuestra lucha. Toda organización revolucionaria tiene que tener claro su pasado, su presente y su futuro, si es que quiere estar en capacidad siempre permanentemente, de tener capacidad de poder orientar al pueblo. Entonces, nuestra Organización ha visto con honor que su línea estratégica trazada en sus primeros años, cambió la historia del país, la está cambiando, incorpora a más fuerzas, propició la formación de una unidad que, aún con diferencias ideológicas estratégicas y tácticas profundas, hay entre diversas Organizaciones; sin embargo, sí es un instrumento básico y estratégico para nuestro pueblo, para avanzar y para seguir sobre esa base, avanzando en mayor escalones de unidad. Tiene claro también de que ha cometido muchos errores nuestra Organización. Errores en el terreno de la construcción de nuestro Partido, que son los que se sienten con mayor dureza en este momento. Después de muchos años de estar haciendo esfuerzos por la construcción de un verdadero Partido Marxista Leninista, nos encontramos con que ni siquiera hemos avanzado en la tarea fundamental de crear la base de la Organización, de crear en forma verdadera y vigorosa la base celular, la base de células que esté adentro de las masas, dirigiendo las masas. No hemos podido todavía; estamos haciendo esfuerzos, se están formando células ya, se está tomando otra característica, pero no podemos hablar de Partido Marxista Leninista si no hay base, por qué entonces no existe verdadero centralismo democrático, porque el centralismo democrático no es un camino de una vía. No es sólo de una dirección que esté dando órdenes y orientaciones sin recibir la riqueza de la masa. Una dirección así se vuelve burocrática, por fuerza, porque ya Lenin lo decía, no se puede dirigir un pueblo, no se puede dirigir a la clase obrera, como lo hacían o lo creían los pensadores y filósofos idealistas antiguos, metidos en una urna de cristal, aislados del pueblo. Entonces una Organización que no tenga raíces entre las masas no le llega a la dirección la verdadera realidad, pensamiento, aspiraciones y disposiciones del pueblo. Centralismo Democrático significa un funcionamiento de dos vías, de orientación de parte de la dirección, de las opiniones, del conocimiento de la base y del pueblo, para tener los suficientes elementos y poder elaborar buenas líneas de dirección. No podemos estar satisfechos con el estado en que se encuentra el Partido todavía a estas alturas, después de tantos años en que estamos luchando por formar el Partido del proletariado. Desgraciadamente no toda nuestra membresía, en determinado momento, comprendió la necesidad de fortalecer la vida celular precisamente porque hay muchas otras necesidades, crear un ejército, crear determinadas Organizaciones Populares, sustituir Cuadros en esas organizaciones, las Comisiones, las Subcomisiones, los Equipos, etcétera. Hay muchas necesidades en una Organización que se hace grande, pero entonces, dentro de ese ambiente nos desviamos del pensamiento correcto de lo que es un Partido del Proletariado y menos preciamos durante años la necesidad de la formación celular y de los organismos intermedios; menospreciamos las Direcciones Zonales, los Comités de Partido y las células, y las FPL no ha salido del todo todavía de ese esquema porque todavía no hay suficientes células. Las FPL todavía no ha salido de ese esquema, y entonces se convirtió, no en un verdadero partido del proletariado Marxista Leninista, sino que en un partido de elite, de cuadros Marxistas-Leninistas, en su ideología, pero en la práctica, como partido, todavía no ha alcanzado a llegar a sus raíces a la masa y esa es la tarea fundamental, porque sólo así va a poder ser un verdadero Partido. De lo contrario, con años y años de estar en esa pelota, en que sólo entre nosotros los cuadros hay vida y hay aparente Centralismo Democrático, se van creando deformaciones, se van creando situaciones en las áreas, cuadros valiosísimos de las áreas a veces desmejoran, se van adquiriendo —nosotros, los dirigentes, los cuadros en la Comisiones, Subcomisiones o Direcciones Zonales— determinadas características que no son las de la humanidad y la modestia proletarias que antes tenía un cuadro, por ejemplo. Y dentro de ese ambiente se va haciendo mucho la prepotencia, la arbitrariedad, el creerse árbitro pues, de convertir o no convertir en miembro aquel, o quitarlo para allí en el momento que le de la gana, en la hipersensibilidad a la crítica y en comenzar a castigar a aquel que critica, incluso a aterrorizar a la base.

Se van creando una serie de cosas que no son del Partido del Proletariado, porque no existe el juego del Centralismo Democrático, que es de abajo para arriba y de arriba para abajo. Entonces, de aquí arriba sí se puede criticar muy fuertemente a cualquiera, pero si de abajo para arriba hay una crítica, entonces ya como no estamos acostumbrados por años a que nos critiquen, entonces nos sublevamos y a veces hay quien tiene todavía la moderación de no reaccionar mal, la modestia, pero hay quien tiene sí, la impaciencia de reaccionar mal, y de rebotar la crítica y de usar sus poderes en mala forma para el castigo a los que critican etcétera. Es decir, en la construcción del partido, no podemos decir que estamos satisfechos de cómo hasta este momento se ha avanzado. Ha avanzado bastante, las Direcciones Zonales han hecho un trabajo muy grande sobre todo en el año y medio último, muy grande, sobre todo de agosto de 81 para acá. Muchos cuadros, muy sacrificados, están trabajando en los poderes populares, hay asambleas de miembros, es decir se está generando una nueva vida, una vida va creciendo, se va desarrollando el Partido, va agarrando una dinámica. Una dinámica que si agarramos nosotros la conciencia de la necesidad de impulsar esa dinámica, de la creación de las células y del funcionamiento del Centralismo Democrático, tendremos la capacidad de formar un verdadero Partido, el verdadero Partido del proletariado Salvadoreño.

En este día 1º de abril, a los trece años de la formación de la Organización, nosotros podemos decir con orgullo que también tenemos grandes éxitos en el trabajo de nuestras Fuerzas Armadas Populares de Liberación. Podemos decir que estamos preparados para darle golpes, a corto plazo, más fuertes al enemigo y que este año va a ser un año de grandes y gloriosas batallas ganadas por nuestro pueblo, bajo la dirección de la FPL, y también tenemos bastantes motivos para considerar que estamos haciendo avances en el trabajo de masas, buenos avances en las zonas donde hay influencia nuestra, en las zonas en disputa y en las ciudades en San Salvador y en otras ciudades. Tenemos razones para considerar que estamos pasando ya la situación más difícil que teníamos. Y estamos seguros que nuestra organización con su realismo, son su convicción de que es estratégica la unidad de todo el pueblo para ganar la guerra, estamos seguros y con toda la voluntad de hacer todos los esfuerzos porque avance el FMLN y del FDR dentro de un enfoque realista y de contribuciones realistas, que necesitará lucha ideológica correcta contra las corrientes que sean incorrectas dentro de su seno.

El Comando Central aprobó que nos hiciéramos una autocrítica de toda la vida de la Organización, lo cual es toda una tarea de análisis, para que pueda servir para perfeccionar nuestro trabajo en el futuro, y en ese sentido es necesario imbuirse de mucha responsabilidad, porque a veces pasamos de un extremo a otro extremo, de considerarnos culpables de todo. Bueno, nos ponemos en disposición de autocriticarnos, hay dos formas de hacer la autocrítica, una autocrítica correcta que esté basada en el análisis Marxista dialéctico de la situación en cada momento determinado, o una autocrítica que haga abstracción de la realidad de cada momento, al tomar cada paso. Entonces Lenin, cuando hablaba de la autocrítica o de la crítica, ponía una figura que decía lo siguiente: hay quienes quieren criticar tesis o enfoques que consideran incorrectos y que realmente tienen algo de imperfecto, puesto que siempre está en perfección una línea, pero tratan esta situación que se necesita enderezar, con un criterio, como una mamá que cuando baña a su bebé para quitarle la suciedad, lo enjabona bien y al final no sólo arroja la porquería y el jabón de la batea, sino que arroja el niño.

Es necesario saber hacer la crítica y la autocrítica en sentido Marxista Leninista, porque se puede caer en graves errores de considerar como error y equivocado las más grandes glorias de las FPL, al no hacerlo en forma dialéctica, precisamente y al no volver a plantearse la situación concreta en que se tomó. Por ejemplo, por qué vamos a dar golpes de pecho nosotros, considerarnos como grandes sectarios, por el hecho de que proclamamos un nuevo enfoque de alianzas de clases favorables a los intereses de la clase obrera y el campesinado, en un país en donde estas clases son las clases mayoritarias y fundamentales. Y precisamente podemos llegar nosotros en nuestro golpe de pecho o en nuestro deseo de ser bien acuciosos y sinceros con nosotros mismos, a entrar en un tipo de análisis crítico o autocrítico, que precisamente nos suceda lo que dice Lenin, comenzar a llamar sectario a todo lo que hizo grande a las FPL y a todo lo que tiene que valor precisamente para oponerse a las maniobras de una burguesía sedienta del sudor de nuestros obreros.

Esta revolución puede terminar de dos maneras, esta guerra puede terminar con una coalición de fuerzas, de la burguesía, de la derecha incluso, un sector de la derecha y un sector de centro, es decir una coalición lo suficientemente grande como para tomar las riendas del poder, lo que significaría un modelo de sociedad y de gobierno, un modelo burgués, muy conocido ya por la burguesía. La burguesía no puede contar su historia de la revolución del 11 al 20 en donde murieron un millón de campesinos, su historia de cómo poder domar (perdónenme la palabra tan fuerte) domar a una clase obrera tan grande y orientar bajo su dirección o más bien dicho para sí misma a un gran campesinado. No sólo la mexicana, son cientos de casos en los que no valió la sangre de los obreros y de los campesinos. Todavía no está definida la guerra, todavía no está definida la hegemonía de una clase y entonces que en este momento comencemos a darnos golpes de pecho, de decir que hicimos mal, que somos sectarios porque la alianza obrera-campesina… ¿para qué vamos a hablar de eso?… ¿porque nos aleja de otros aliados? Pues claro puede tal vez alejarnos durante un tiempo de otros aliados, pero también al contrario puede ser el camino para conseguir a esos otros aliados en una actitud, ya no de pretensión del poder total. Que comencemos a decir: las alianzas de clase las planteamos mal, somos sectarios. Y que comencemos a plantear precisamente la línea de la organización, querámoslo o no, en forma directa o indirecta, que la comencemos a plantear como sectaria y que es necesario darle vuelta a las tesis fundamentales de la Organización, para poder marchar dentro de las oportunidades que se presentan en determinada guerra. La crítica y la autocrítica no significan ponerle el calificativo de sectario a lo grande que la Organización tiene. Por ejemplo, sería grave si alguien dijera que es sectarismo que nosotros queramos defender los intereses de la clase obrera. O que nosotros nos ponemos demasiado por delante. Las FPL se deben a la clase obrera, y la clase obrera, realmente es increíble en un país tan luchador que siendo tan grande su participación en la revolución, no tiene todavía un verdadero Partido Marxista Leninista, entonces la aspiración de convertirse en el Partido Marxista Leninista no es sectario, es una obligación fundamental para la revolución.

Es cierto, pueden haber Marxistas Leninistas verdaderos, verdaderos comunistas digamos, en otras organizaciones, concedamos. Pero bueno qué capacidad concentrada hay en lo que le llaman “los marxistas dispersos”; qué capacidad concentrada hay para ponerse firmemente a construir su partido al proletariado. Precisamente la misma palabra disperso está mostrando que no tienen ni la capacidad ni todavía la voluntad. El núcleo marxista más grande, más consecuente en estos últimos 13 años, más verdadero, más dispuesto y con mayor posibilidad de convertirse en el partido del proletariado verdadero son las FPL en El Salvador, y con esto no estamos menospreciando hermanos, ni aliados que están derramando la sangre a la par de nosotros. No los estamos menospreciando, pero estamos viendo una realidad. Entonces, por ejemplo, decir que es sectarismo tratar de convertir a las FPL en el partido Marxista Leninista, digamos pues, como a guisa de ejemplo que pudiera llevarse hasta esos extremos en la autocrítica es algo que, el Comando Central lo dejó bien claro, la obligación de convertirnos en partido Marxista Leninista. Esto no significa menospreciar a nuestros compañeros, que tal vez haya un grupo en algunas de las otras organizaciones, no significa menospreciarlos ni negarles porque no hacen ellos el esfuerzo, si en realidad tienen la voluntad de hacerlo, pero no vamos a esperar una necesidad histórica de nuestro pueblo, así como no esperamos en 1970 hasta que se convencieran los reacios no vamos a esperar tampoco hasta que se convenzan y a que se desdispersen los marxistas dispersos para organizar el partido del proletariado de los marxistas no dispersos con voluntad de defender los intereses del proletariado hasta el final; es decir, tenemos que convertir a la FPL en el partido del proletariado.

De manera que la tarea que nuestro Comando Central ha dado, es una tarea de mucha responsabilidad y es un deber buscar en nuestra historia y en nuestro presente los aspectos débiles, hacernos nuestra autocrítica y eso nos obliga precisamente a hacer las cosas dentro de nuestro método de acción, de análisis y de conocimiento, dentro del Marxismo Leninismo. No botar el bebé junto con el jabón y no comenzar a decir de que nuestra voluntad irreversible de hacer de las FPL el partido Marxista Leninista, es sectario, porque no estamos reconociendo los méritos de otros, no, o que proclamar como base de las alianzas, la alianza obrero campesina es sectario, tampoco. O que la lucha de clases continúa siendo el motor de nuestra revolución, comenzar a considerar eso como sectario, tampoco. Ser amplio, utilizar los cuatro medios de lucha incluyendo la negociación y los diálogos como medio auxiliar y darle al enemigo lo más duro y lo más fuerte que se pueda en los golpes militares, lograr las mayores requisas de armas, formar más unidades militares, hacer más poderoso nuestro ejército y de esa manera, ayudar más a nuestro pueblo y al FMLN, en una lucha correcta por el triunfo de nuestra revolución y de esa manera derrotar, también una a una las maniobras políticas del régimen de Magaña.

Por último, debemos decir que Centro América se encuentra bajo una amenaza del Imperialismo Norteamericano. Nicaragua ha sido invadida por más de mil soldados contra revolucionarios, dirigidos de forma centralizada, hay amagos de seguir invadiendo a Nicaragua, hay amagos de guerra entre Honduras, guerra de provocaciones de Honduras contra Nicaragua, hay amagos de intervención en nuestro país. Entonces, en este momento en lo internacional, el lema fundamental es lograr crear toda una conciencia y toda una acción mundial, una voluntad, una acción, una actividad mundial, contra la intervención del Imperialismo en Nicaragua y El Salvador, en Guatemala, contra su injerencia en Honduras y en Costa Rica. Esa es en este momento la bandera de lucha más importante, crear una oposición desde todo el mundo, hacer conciencia, porque incluso algunos gobiernos amigos, por sus propios intereses de Estado (México, Panamá), no le entran muy bien al problema, y en parte hay algunas cuestiones que podrían secundar. Entonces, el deber mayor en este momento, es levantar la lucha contra la intervención del imperialismo, usar todos los foros públicos mundiales, excitar a todas las organizaciones amigas, acercarse a todos los gobiernos posibles, amigos: usar todo tipo de campañas creando esa gran conciencia y esa gran lucha mundial contra la intervención del imperialismo en El Salvador y en Nicaragua, y mientras tanto, intensificar al máximo nuestros golpes contra ese ejército, que se termine de desmoralizar, que se profundicen más sus contradicciones y de esa manera, con ayuda del mundo entero en contra y con la opinión pública norteamericana, en contra de la política intervencionista de Reagan, y metiéndole duro al asunto militar y a la preparación insurreccional en las ciudades y en los lugares en disputa, nosotros, en lo que falta del año, creo que nuestro pueblo va a dar un salto estratégico de calidad en la correlación de fuerza, dentro de lo cual estamos seguros que con la claridad de nuestra línea, nuestra voluntad y nuestra cohesión en torno a la línea estratégica que para la toma del poder ha trazado el Consejo, que ha ratificado el Comando Central en 1981 y el Comando Central de este año, y uniéndonos en torno a esa línea, a la formación del Partido, al fortalecimiento de las FAPL, a conquistar las masas, a fortalecer realistamente la unidad, creo que nosotros daremos una contribución cada vez mayor al avance de la lucha de nuestro pueblo y a la victoria final.

¡REVOLUCIÓN O MUERTE!

¡EL PUEBLO ARMADO VENCERÁ!

Salvador Cayetano Carpio, Comandante Marcial

Fundamentos y Tesis de la Línea General del Partido Comunista de El Salvador (1979)

PRESENTACION

El presente número de FUNDAMENTOS Y PERSPECTIVAS da cabida al documento: “Tesis y Fundamentos de la Línea General del PCS” aprobado por el VII Congreso del Partido Comunista de El Salvador, que se realizó en abril de 1979.

En la elaboración de este documento, participó activa y creadoramente toda la militancia del PCS y la Juventud Comunista (JCS). Fueron largos meses, previos al VII Congreso, que se ocuparon en su discusión y elaboración, el cual fue, finalmente, aprobado unánimemente por el pleno del VII Congreso.

Con la publicación de las “Tesis y Fundamentos de la Línea General del PCS”. nos proponemos contribuir al necesario esclarecimiento ideológico. que permita comprender los alcances de la agudización de la lucha de clases que experimenta nuestro país y al mismo tiempo, el papel histórico a desempeñar por el PCS y otras organizaciones revolucionarias del país en la conducción del pueblo
salvadoreño hacia la conquista de su liberación definitiva.

Comisión Nacional de Propaganda (CNP)

San Salvador, Junio de 1980

PRIMERA PARTE

FUNDAMENTOS Y TESIS DE LA LINEA GENERAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

I.- ESQUEMA DEL DESARROLLO SEGUIDO POR EL CAPITALISMO Y LA FORMACION ECONOMICO-SOCIAL SALVADOREÑA EN CONJUNTO

A.- Tres etapas del desarrollo del capitalismo

El desarrollo del capitalismo, hasta su triunfo absoluto corno formación económico-social en El Salvador, recorrió tres etapas:

Primera etapa del desarrollo del capitalismo.

1. Los orígenes del capitalismo se remontan en nuestro país al último tercio del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, vinculados a la producción y explotación de añil. La agro-exportación del añil nació bajo el estímulo y condicionamiento de la creciente demanda de tintas para la industria textil de los países europeos más desarrollados en el sentido capitalista (Países Bajos, Inglaterra, etc.), que se encontraban entonces en pleno despliegue de la “revolución industrial”.
Esta primera etapa se agotó cuando los tintes naturales empezaron ser sustituidos en Europa por los colorantes de fabricación química, desde mediados del siglo pasado. La producción y exportación de añil ue desplazada por el cultivo y exportación de café.

2. La evolución del capitalismo en esta primera etapa, trajo consigo la descomposición parcial de las clases sociales tradicionales bajo la colonia; por un lado, destacó de entre los terratenientes criollos feudal-esclavistas a un grupo de hacendados dedicados al cultivo del añil, vitalmente interesados en liberar este negocio del abrumador peso de los impuestos coloniales y eclesiásticos y del asfixiante monopolio que ejercía España sobre el comercio de sus dominios americanos con Europa; por otro lado, en las plantaciones y “obrajes” añileros (1) se formó un concentrado sector de trabajadores semi-libres, que se diferenció rápidamente del conjunto de indígenas comuneros y esclavos y de los campesinos mestizos (siervos y ejidatarios). Este fue un proceso especialmente doloroso para las masas indígenas, puesto que inició el despojo de sus tierras comunales y, con ello, la destrucción de su organización tribal, de su cultura y costumbres ancestrales; en una palabra, la destrucción de su entidad como nacionalidad (2).
3. Las nuevas relaciones de producción y la nueva organización del trabajo de tipo capitalista incipiente, surgidas en las plantaciones añileras, también entraron en conflicto con la esclavitud y otros muchos aspectos de la estructura económico-social y la super-estructura político- ideológica imperante bajo la colonia.

Es por eso que la evolución de esta primera etapa del desarrollo del capitalismo, desempeñó un papel determinante en la promoción de la lucha por la independencia del yugo español, en la fundación del Estado nacional, en la liquidación de la esclavitud, puso en marcha el proceso de integración de la nación salvadoreña, y, en tanto capitalismo agrario, sentó las bases del autoritarismo que se hizo tradicional en las formas de dominación de las clases explotadoras en nuestro país.

El desarrollo del capitalismo durante su primera etapa fue el factor determinante que facilitó la introducción del liberalismo que, con las deformaciones e inconsecuencias impuestas por el gran atraso y las peculiaridades de la plural estructura de la sociedad colonial (en comparación con su cuna europea), tuvo en El Salvador uno de los centros más fuertes y activos en Centro América y se convirtió en ideología política dominante -aunque con fuertes altibajos— hasta la mitad de la última década del siglo pasado.

Segunda etapa del desarrollo del capitalismo
4. Esta es la más larga; se desenvolvió durante un siglo vinculada a la agro-exportación del café, desde mediados del siglo XIX hasta los años cincuenta del siglo XX.

Aunque durante la primera etapa se crearon algunas premisas socio- económicas internas para el sucesivo desarrollo del capitalismo, ellas eran muy débiles. Esta segunda etapa fue en esencia, como la primera, un proceso inducido desde el exterior por la expansión del capitalismo europeo y, desde principios de este siglo, crecientemente también por la expansión del capitalismo norteamericano, y no una transformación dinamizada principalmente por el desarrollo interior de la sociedad en nuestro país. El desarrollo del capitalismo continuó vinculado asimismo, a la agro-exportación.

5. Esta segunda etapa trajo importantes cambios socio-económicos y políticos:

a) Para abrir paso al cultivo del café fue necesario liquidar las formas no privadas de la propiedad de la tierra legadas por las épocas precolombina y colonial: la propiedad comunal indígena y el ejido (3), ambas todavía muy extendidas en los años 1850-80. El Estado jugó el papel decisivo en tal liquidación, apoyando con la fuerza pública el despojo de hecho de los comuneros y ejidatarios y promulgando, en 1881-82, las leyes que ordenaron la liquidación total de estas formas de propiedad y, luego, toda una legislación consagratoria de las relaciones capitalistas de explotación y de la propiedad privada como el fundamento esencial de la estructura económico-social: Constitución Política de 1886, Ley de Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas de 1897, Ley Agraria de 1907, etc.

b) Sobre esta base tuvo lugar la proletarización forzosa de nuevos y nutridos sectores de la población campesina, se aceleró la formación del mercado nacional que, aunque muy pobre a causa de la grosera explotación de los trabajadores del café, trajo consigo la activación del comercio y la paulatina transformación de la producción artesanal simple en producción mercantil desplegada y la consiguiente formación de la clase obrera urbana.

c) En el transcurso de esta segunda etapa surgieron los bancos y el papel moneda, fueron construidos los ferrocarriles de Occidente y Oriente, los puertos principales y la primera red telegráfica y telefónica (4), surgieron las primeras fábricas (aunque muy lentamente y muy pocas), cobró cierto impulso el ensanche de San Salvador y otras ciudades y avanzó la diferenciación y oposición urbano-rural, se extendió relativamente el uso de la imprenta, surgieron los diarios y se ensanchó un poco la enseñanza pública y privada, incluso la secundaria y universitaria (5).

d) Todo ello engrosó y ramificó relativamente las filas de la clase obrera y de la burguesía emergente, propició el surgimiento de la pequeña burguesía, el ensanchamiento de la intelectualidad y el aparecimiento de otros sectores de las capas medias.

e) Durante esta segunda etapa del desarrollo capitalista, se consolidó el Estado nacional: se produjo su separación de la Iglesia, se institucionalizó y profesionalizó el Ejército y surgieron los cuerpos policiales, se codificó y desarrolló el andamiaje jurídico (6), se centralizó la acuñación de moneda y la emisión de billetes bajo control estatal y se acentuó y consolidó definitivamente el autoritarismo de las formas de dominación, con la instauración —en diciembre de 1931— de la dictadura militar que aún hoy gobierna al país.

6. Estos cambios transcurrieron en medio de frecuentes convulsiones po1íticas, en cuya base estaba, en un comienzo, la lucha de los terratenientes feudales y conservadores y del clero vinculado a ellos, por impedir las reformas liberales y, después, hasta los últimos años del siglo pasado, también la lucha de la emergente burguesía agro-exportadora del café por capturar para sí el timón del Estado. La burguesía cafetalera, en tanto burguesía agraria, dio origen a una ideología política mis parecida a la de la burguesía prusiana que a la de los enciclopedistas franceses (7) o de los autores de la Constitución Política de los EE.UU. La burguesía agraria y los terratenientes terminaron uniéndose para desplazar del poder a los restos en descomposición de los grupos de políticos aferrados al liberalismo deforme que surgió durante la lucha por la independencia de España y que propicio la gesta morazánica. Este liberalismo como corriente política, tuvo su momento de mayor florecimiento bajo el liderazgo del Capitán General Gerardo Barrios, y culminó con la frustrada Constitución de 1885.

7. El último gobierno dominado por los liberales fue el de los hermanos Ezeta (iniciado en 1890);su autoritarismo se enfiló, precisamente, contra los señores de la tierra y el capital agro-exportador de café; el llamado “despotismo” de los Ezeta era en realidad defensivo: la lucha final por la supervivencia del liberalismo. Por eso, el golpe de Estado de “los 44”, que los derrocó (en 1894) fue, por un lado, el triunfo de los terratenientes retrógrados pero, también, la “partida de nacimiento” del que llegaría a ser férreo poder de la oligarquía cafetalera. Esta tendencia político-estatal iniciada en 1896, fue fugazmente interrumpida en 1911-13 por el gobierno liberalizador del Dr. Manuel Enrique Araujo (a quien el intento le costó la vida) y brevemente por el gobierno “aperturista” del Dr. Pío Romero Bosque y su sucesor, el Ingeniero Arturo Araujo (8),depuesto por el golpe de cuartel martinista que originó la dictadura militar y reafirmó el dominio despótico de la oligarquía cafetalera.
8. Los cambios económico-sociales y políticos promovidos por el desarrollo del capitalismo durante su segunda etapa, aunque transcurrieron lentamente, ensancharon considerablemente las premisas objetivas internas para el sucesivo desarrollo capitalista; sin embargo; llegaron tarde en relación a la evolución capitalista mundial y no alcanzaron nunca a configurar una base sólida para un desarrollo autosostenido, es decir, para un proceso de desarrollo capitalista independiente, a pesar de que ello era históricamente posible todavía. La insuficiencia de las premisas internas por un lado y, por el otro, el paso del capitalismo en Europa Occidental y los EE.UU. a las fase monopolista e imperialista, sellaron definitivamente el carácter dependiente del capitalismo salvadoreño.

9. La dictadura militar prorrogó por la fuerza el modelo capitalista estructurado alrededor de la agro-exportación de café, que en realidad se había vuelto obsoleto desde los años siguientes a la Primera Guerra Mundial y se había precipitado en profunda quiebra a finales de los años 20, bajo los embates de las luchas vigorosas del emergente movimiento obrero, que organizó y acaudilló al movimiento-campesino (9), de las agudas contradicciones inter-burguesas entrelazadas con la lucha de la pequeña burguesía por la democratización durante toda esa década(10), y de la gran crisis económica del mundo capitalista (1929-33).
10. Además, la instauración de la dictadura militar como instrumento de la oligarquía cafetalera, impidió el advenimiento en nuestro país de la fase de la “industrialización sustitutiva de importaciones” (modelo de desarrollo “hacia adentro”), desplegada en la mayoría de los países suramericanos durante los años treinta hasta comienzos de los cincuenta, como respuesta a la gran crisis económica mundial de 1929-33.

Este retardamiento es el principal responsable de que la “sustitución de importaciones” se intentara en El Salvador cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo yanqui se hizo absolutamente hegemónico y nuevas formas de exportación de capital volvieron imposible todo rasgo independiente de dicho proceso. Así, se agudizó el subdesarrollo y el carácter dependiente del capitalismo salvadoreño.

Tercera etapa del desarrollo del capitalismo

11. Esta etapa se inició en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial y, más exactamente, desde el “golpe de los Mayores”, en diciembre de 1948, que originó una nueva faceta de la dictadura militar y del papel del Estado en el desarrollo económico nacional.

12. En esta tercera etapa, el desarrollo del capitalismo se dinamizó vinculado en parte a la diversificación de la agro-exportación (con el algodón y el azúcar), pero principalmente a la industrialización seudosustitutiva de importaciones, cobijada en el mercado común centroamericano.

13. Ha tenido lugar el surgimiento de monopolios de la burguesía local, el surgimiento y ensanchamiento del sector capitalista de Estado (CEL, CEPA, INSAFI, FIGAPE, BFA, ANDA, ANTEL, FSV, COFINTA, etc.), profundamente penetrado y condicionado por el capital norteamericano de préstamo, que es su fuente casi única de financiamiento. El capital monopolista de los EE.UU. y de otras potencias imperialistas penetró también fuertemente la industria y condicionó las características del proceso industrializador; avanzó asimismo su penetración en la banca, no tanto por medio de la apertura de sucursales de bancos extranjeros en nuestro país (en verdad excepcionales y no muy fuertes), sino principalmente, por medio de préstamos a los banco de la burguesía local. Surgió así una fusión creciente del capital extranjero (norteamericano, ante todo) y del capital local, dando origen a las empresas
“mixtas” y a otras formas de asociación. Así, el capitalismo mundial dejó de ser un factor puramente externo para el impulso y configuración del capitalismo “salvadoreño” y se “interiorizó”, se convirtió en factor a la vez externo e interno.

14. Terminó la inserción de nuestro país dentro del sistema de dominación del imperialismo yanqui y se redefinió su papel dentro del sistema capitalista mundial: de simple apéndice agrícola y mercado de consumo de productos industriales acabados, europeos y norteamericanos, pasó a ser, además, plaza para la inversión directa e indirecta del capital monopolista estatal y privado internacional, mercado de consumo de máquinas, tecnología y materiales industriales semi-elaborados, fuente de mano de obra barata y asiento de plantas de monopolios transnacionales, con vistas a la exportación al mercado mundial.

15. Durante esta tercera etapa de desarrollo del capitalismo “salvadoreño”, se acentuó e hizo irreversible su carácter dependiente. No existe ya ninguna posibilidad de desarrollo independiente para nuestro país dentro del sistema capitalista.

16. La industrialización de los años 50-70, realizada en este marco de creciente dominio económico y tecnológico de los monopolios imperialistas y sus esquemas neocoloniales, trajo consigo grandes deformidades y desequilibrios en la evolución social; una de ellas ha sido el brusco surgimiento y crecimiento acelerado de las capas marginales y de capas medias urbanas modernas, a un ritmo muy superior al del crecimiento del proletariado industrial.

17. Por el nivel de desarrollo y la estructura de sus fuerzas productivas, El Salvador dejó de ser un país absolutamente agrario, como puede verse en los datos siguientes: en 1946 la agricultura constituía el 45.9 % del Producto Territorial Bruto (PTB) (11), mientras que la industria sólo un 10.5 %; en 1966, estas proporciones se habían modificado sustancialmente: agricultura 25.5 % e industria 18.4 % del PTB; y en 1977, casi se habían equiparado: 21.7 % y 19.2 % (12) respectivamente. Ahora sería más exacto decir que El Salvador es un país agrario- industrial, con las deformaciones y desequilibrios propios de la dependencia.

18. Así, durante esta tercera etapa, el capitalismo alcanzó su victoria como modo de producción en El Salvador. Las relaciones capitalistas de producción alcanzaron el predominio absoluto en todas las ramas de la economía y alcanzó niveles decisivos, cuantitativa y cualitativamente, la reorganización de la estructura social: la burguesía y el proletariado son ya las clases fundamentales de la sociedad salvadoreña; la burguesía se ramificó y dentro de ella surgió una poderosa oligarquía financiera, de la fusión de grandes capitalistas bancarios, agro-exportadores, industriales, comerciantes y, bajo diversas modalidades, con el capital imperialista extranjero. El proletariado (industrial y agropecuario en conjunto) es la clase más numerosa; surgieron y se engrosaron las nuevas capas medias urbanas.

19. Subsisten fuertes residuos de relaciones de producción pre-capitalistas (sobre todo en el campo), pero fueron involucrados y supeditados dentro de las relaciones y la estructura social capitalista, con la cual forman en conjunto un sistema único el capitalismo dependiente y al mismo tiempo, lo preñan de singulares contradicciones y conflictos.

20.Teniendo en cuenta todos los anteriores elementos de juicio, es legítimo afirmar que El Salvador entró en la categoría de “país capitalista de desarrollo medio”, formulada por Lenin para los países periféricos de Europa, Argentina y otros en la segunda década del siglo actual (15) en los cuales existían ya las premisas materiales para construir la sociedad socialista.

Claro que en las actuales condiciones, cuando la dependencia se ha vuelto irreversible dentro del capitalismo, y cuando la revolución científico-técnica ha ampliado y continúa ensanchando la brecha que separa el nivel de los países atrasados respecto al de los países capitalistas desarrollados, la denominación de “país capitalista de desarrollo medio” no debe entenderse en el sentido de que nuestro país está próximo al desarrollo pleno, sino sólo en el sentido de la existencia de las premisas económico-sociales para el socialismo, y como un indicador para compararlo con los países más rezagados. El “Subdesarrollo” se ha vuelto insuperable dentro del capitalismo para los países dependientes.

21. La tercera etapa de desarrollo del capitalismo dependiente en El Salvador —la más corta y dinámica— agotó en 1969 su impulso al precipitarse la crisis del Mercado Común Centroamericano; se abrió así la fase madura de la crisis estructural de este modo de producción que, en las condiciones peculiares del sistema político imperante en nuestro país, acarreó la crisis de éste. Esta fase madura de la crisis estructural y política, a diez años de iniciarse, no encuentra todavía una salida.

B. Rasgos históricos de la formación económico-social salvadoreña

22. Conviene tener presente los siguientes rasgos, históricamente adquiridos por la formación económico-social capitalista dependiente de nuestro país, para todo análisis de sus problemas actuales y sus perspectivas.

a) En los países de Europa Occidental y Norteamérica, donde se desarrolló primero el capitalismo, surgió éste como un proceso interiormente dinamizado, el capitalismo se formó en el seno de la sociedad feudal; se originó en el comercio y la industria y, desde allí, invadió después la agricultura. El capitalismo europeo fue un “producto urbano” y su desarrollo indujo una acelerada civilización.
En El Salvador, en cambio, el capitalismo se originó como un proceso de ruptura y desintegración lenta e incompleta de las estructuras económico-sociales y la super-estructura político-ideológica de la formación colonial (mezcla feudal-esclavista y comunitario primitiva, con predominio feudal), por la acción de una fuerza externa a ellas: la fuerza expansiva del capitalismo europeo occidental. Por otra parte, en nuestro país el capitalismo se “asentó” primero en ciertas ramas de la agricultura y, desde allí, se extendió al comercio, a los transportes y, mucho más tarde, a la industria; es decir, sin poner en marcha un proceso de rápida urbanización y desintegración de la sociedad agraria, sino solidificándola con nuevas bases económicas y fortaleciendo la dominación sobre ella de los terratenientes de viejo y nuevo tipo. De allí, la raíz agraria de la burguesía y el antiguo carácter predominantemente agropecuario y artesanal, atrasado, del proletariado salvadoreño, el retraso en la formación y organización de la clase obrera industrial.

b) La burguesía salvadoreña tiene una antigua experiencia en la conducción del Estado y en la actividad política en general; prácticamente desde las primeras luchas por la independencia (1810) hasta nuestros días. Mientras que el proletariado, por su atraso y su prolongado carácter predominantemente agrario reflejado en el tardío surgimiento de la clase obrera industrial, apenas inició en los años veinte del siglo actual su proceso de organización socio-política. cortado por el aplastamiento contrarrevolucionario de 1932 y reiteradamente obstaculizado por la persistente represión ejercida en su contra por la dictadura militar.

Esta disparidad entre el desarrollo organizativo socio-político de la burguesía y el proletariado, lo mismo que la acción represiva constante sobre éste, se halla en la base de importantes rasgos de la psicología de las masas trabajadoras, de la inmadurez de su movimiento clasista.

c) La ideología y la doctrina política del liberalismo europeo no podía sobre esta base, por tanto, y realmente no pudo, procrear aquí una república democrática real. He aquí la raíz profunda del contraste tradicional entre las normas constitucionales republicano-democráticas, emanadas de la influencia del liberalismo francés, inglés y norteamericano, durante la lucha independencista y a lo largo del siglo pasado, y la realidad concreta de la dictadura burguesa “con alma feudal” que se configuró históricamente en El Salvador; una dictadura que como ya se dijo, está más cerca del modelo prusiano, bismarkiano, que del modelo de la República Francesa o de la democracia norteamericana de entonces.

23. Para comprender el proceso de desarrollo del capitalismo en nuestro país y analizar sus tendencias y perspectivas, no basta con estudiar su desenvolvimiento interno, “nacional”; es indispensable que lo estudiemos en el contexto del desarrollo y crisis del capitalismo como sistema mundial, el cual determinó su nacimiento, ha ejercido y ejerce sobre él una influencia decisiva.

24. La primera etapa del desarrollo del capitalismo en nuestro país se desenvolvió cuando el capitalismo internacional más avanzado se encontraba en las condiciones pre-monopolistas y no se había impuesto todavía como sistema dominante mundial.

25. La segunda etapa del desarrollo del capitalismo “salvadoreño”, transcurrió cuando el capitalismo internacional realizaba su tránsito al capitalismo monopolista, hacia el imperialismo; cuando se formaban a sangre y fuego los imperios coloniales de las potencias imperialistas y el capitalismo se convertía en sistema mundial único: cuando terminaba el reparto del mundo, entre dichas potencias y estalló dos veces la guerra entre ellas, por un nuevo reparto. En el marco de la Primera Guerra Mundial surgió la primera revolución socialista victoriosa, se fundó la Unión Soviética, el primer Estado socialista y, luego, desde los días finales de la Segunda Guerra Mundial, surgió toda una comunidad de Estados socialistas; dio así comienzo el paso a una segunda fase, más honda, de la crisis general del capitalismo.
26. La tercera etapa del desarrollo capitalista en El Salvador, transcurrió cuando EE.UU. se convirtió en la potencia imperialista hegemónica a nivel mundial y absolutizó su dominio sobre América Latina; cuando tuvo lugar en ese país, Europa Occidental y Japón el paso definitivo al capitalismo monopolista de Estado, irrumpió la revolución científico-técnica y se tejió la red de los poderosos monopolios transnacionales; cuando se desplomó el sistema colonial del imperialismo y se profundizó abismalmente la crisis general del capitalismo (en su tercera fase); cuando se incrementó extraordinariamente el poderío de la Unión Soviética y la comunidad socialista y surgieron, sin vinculación con otra guerra mundial, nuevos Estados socialistas en Asia y América Latina, más tarde también en África, y se configuro con toda claridad la tendencia universal a pasar del capitalismo al socialismo.

27. En 1968-69, estalló una nueva fase -fase madura-de la crisis estructural del capitalismo dependiente en nuestro país, la cual no ha encontrado solución hasta hoy. La actual crisis estructural transcurre en un marco mundial cuyas principales tendencias son las siguientes:

a) Una acelerada expansión de los monopolios trans-nacionales, nueva y más poderosa forma del capitalismo monopolista internacional que aprisiona cada vez más dentro de sus redes a la economía de los países aún no liberados del llamado “tercer mundo”.
b) Una acelerada expansión de la exportación imperialista de capital público y privado, bajo la forma de capital de préstamo.
e) Un rápido ensanchamiento de la brecha que separa el nivel alcanzado por los países más desarrollados y el de los países subdesarrollados aún no liberados del dominio imperialista.
d) El estallido y comportamiento crónico de una compleja crisis económica que envuelve a todo el mundo capitalista (inflación y en general crisis monetaria, crisis energética, etc.).
e) Un brusco ahondamiento de la crisis general del sistema capitalista mundial y en particular del imperialismo yanqui, a partir de su derrota en Viet Nam, reforzada por la tendencia a un peso económico- político mayor de Japón y Europa Occidental en el mundo capitalista, en detrimento de la hegemonía de los EE.UU., incluso de su predominio absoluto sobre América Latina.
f) Grandes y sólidos avances, sin crisis, en el desarrollo y fortalecimiento económico-social y militar de la comunidad socialista, encabezada por la Unión Soviética, y de su sistema integracionista promovido por el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y los consiguientes cambios radicales en la correlación mundial de fuerzas.
g) Grandes progresos de la política de distensión, preconizada por la URSS y demás países socialistas, pese a la política traidora y provocación de la dirigencia de China.
h) Triunfo definitivo y consolidación de la formación socialista en Cuba.
i) Extraordinarios aunque contradictorios avances de los Partidos Comunistas de Italia y Francia, Portugal y España.
j) Extraordinarios triunfos de la lucha anti-colonialista y antiimperialista en general y de la revolución socialista en Asia y África, con el creciente apoyo material y político de la URSS, Cuba y otros países socialistas y el consiguiente cambio de la correlación de fuerzas en la ONU y la diplomacia mundial, en detrimento del imperialismo en general y del yanqui en particular.
k) Ensanchamiento de las fuerza anti-imperialistas y por el socialismo, diversificando sus formas de desarrollo, e irrupción de la contrarrevolución fascista en América Latina; afianzamiento en algunos países y surgimiento en otros de la tendencia de evolución hacia el capitalismo monopolista de Estado dependiente.
l) Viraje encabezado por el gobierno Carter hacia formas refinadas del enfrentamiento con la Unión Soviética y la comunidad socialista y de la dominación norteamericana sobre América Latina y otras regiones del “Tercer Mundo”, que envuelve la pretensión de revertir el proceso de la distensión, graves peligros para la paz mundial y para la claridad político-ideológica, la unidad y avance de las fuerzas democráticas y revolucionarias en nuestro continente y otras áreas.

Todo ello complica la crisis estructural y política en nuestro país, dificulta a las clases dominantes y al imperialismo imprimirles una solución en su beneficio. Al mismo tiempo que en ciertos aspectos resulta favorecido el avance hacia la revolución, por otro lado también se alzan ante él nuevos y complejos obstáculos que lo dificultan.

28. El capitalismo dependiente busca en El Salvador abrir la salida de su crisis hacia una cuarta fase de su evolución, pero al mismo tiempo, encara el peligro de su liquidación revolucionaria, que abriría el curso socialista de desarrollo a nuestra sociedad.

II- CARACTERISTICA ACTUAL DE LA FORMACION ECONOMICO—SOCIAL SALVADOREÑA Y SU CRISIS

A. -Aspectos Generales

29. El Salvador es hoy un país capitalista dependiente, con un desarrollo mediano de agudos contrastes: mientras por un lado han surgido incluso monopolios nacionales privados y estatales y se ha formado una oligarquía financiera, por otro lado arrastra no pocos remanentes precapitalistas, en especial un grave problema agrario. El país soporta una antigua dictadura militar derechista, ahora en trance de fascistización.

30. A pesar del crecimiento del sector industrial en los últimos 25 años, el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es aún bajo, avanza con lentitud, desequilibrios y deformidades; la agro-exportación de café, algodón y azúcar tienen todavía un peso decisivo en la economía nacional, la sujetan al mercado internacional dominado por los monopolios imperialistas y, consiguientemente, a sus manipulaciones sobre precios, fletes, seguros, etc.

La agro-exportación en las condiciones del sistema capitalista, constituye un freno al desarrollo de las fuerzas productivas y es una de las más sólidas ataduras de la dependencia.

31. Los más bajos niveles de desarrollo se encuentran en la agricultura, a la que se halla dedicada la mayor parte relativa de nuestra población económicamente activa (el 42.7 %) (16). Los instrumentos rudimentarios de trabajo (arado de madera, machete, animales de tiro, etc.) continúan ampliamente difundidos. Las masas trabajadoras de la agricultura son en gran mayoría analfabetas (17), los trabajadores calificados apenas una minoría ínfima y en la vida del campo prevalecen condiciones de la peor miseria y atraso.
32. La industria de nuestro país es predominantemente de tipo liviano, dependiente tecnológicamente, sus materias primas y demás insumos provienen del exterior en más del 80 %. Las fábricas se limitan en su mayor parte a envasar, ensamblar y terminar productos que llegan casi elaborados del extranjero; sin el suministro de esos productos con idénticas especificaciones técnicas, sería imposible hacer funcionar estas fábricas.

Además la industria se encuentra crecientemente dominada por las corporaciones transnacionales, en primer lugar norteamericanas, pero también japonesas y alemanas, cuyo peso crece.

33. La industrialización alcanzó ritmos relativamente acelerados entre 1962-1968, apoyándose en el Mercado Común Centroamericano; roto éste en 1969, la industrialización cayó en un ritmo de avance crónicamente lento, cercano al estancamiento (18). La quiebra del MERCOMUN, su dependencia en aumento de la inversión de capital extranjero, de la importación de maquinaria, tecnología e insumos; el impacto de la crisis económica que sacude al mundo capitalista desde 1974; la pobreza del mercado interno, determinada por el monopolio latifundista sobre la agricultura y la super-explotación de las masas del campo, son los factores que han frenado la industrialización y, con ello, impusieron la marcha lenta al país en general. Estos son factores estructurales.
34. No obstante, la economía nacional experimenta en conjunto un paulatino proceso de modernización en el sentido capitalista que abarca, con grandes desequilibrios y distorsiones, a las fuerzas productivas, supeditándolas cada vez más a la supremacía tecnológica del imperialismo. Este proceso se refleja en cambios dentro de la estructura social, en una relativa modernización de la administración estatal, su creciente dependencia de los préstamos atados a los EE.UU. y las agencias financieras transnacionales y en la fuerte tendencia a la fascistización del sistema político.

Particular importancia tiene la modernización o “aburguesamiento” de los latifundios semi-feudales, no sólo en el área tradicional de la agro-exportación (café, algodón, caña, etc.), sino también en la ganadería y el área de los granos básicos (maíz, maicillo, fríjol, arroz).

Los latifundios modernizados, donde predomina el trabajo asalariado y se emplea de manera creciente máquinas, fertilizantes, pesticidas, semillas selectas, etc., se han constituido en parte esencial del núcleo del capitalismo dependiente en nuestro país. Pero lejos de haber traído una solución o alivio al viejo problema agrario, este proceso de “aburguesamiento dependiente de la agricultura lo ha agravado y complicado, aumentando los problemas sociales y los sufrimientos para las grandes masas. Tampoco trajo un ensanche vertical apreciable del mercado interno” (19) ni se constituyó, por tanto, en una fuente de impulso a la estancada industrialización.

35. El capitalismo dependiente ha demostrado hasta la saciedad su impotencia para resolver los fundamentales problemas del desarrollo social en beneficio de nuestro pueblo, todo lo contrario de lo que alega la propaganda burguesa, es la fuente de los crecientes sufrimientos económicos y políticos de las grandes masas, sobre cuya explotación descansa el injusto edificio de la sociedad salvadoreña actual.

B. El Problema agrario

36. Los rasgos principales del problema agrario de nuestro país son los siguientes:

a) La mayor parte de la tierra disponible para la agricultura es propiedad de un puñado de grandes terratenientes: 1,961 latifundios, que son menos del uno por ciento del total de explotaciones agropecuarias (20), poseen en conjunto 813,643 manzanas, es decir, el 39°/o de la tierra agrícola total. Estos latifundios tienen una extensión promedio de 415 manzanas, aunque algunos de ellos sobrepasan las cinco mil e incluso las 10 mil.

En el extremo opuesto hay 252, 481 minifundios, que son el 93 % del total de explotaciones y poseen en conjunto
572,5 79 manzanas, es decir, sólo el 27% de la tierra agrícola. Cada uno de estos minifundios posee una extensión promedio apenas superior a las dos manzanas y cuarta (2.27) y, en general, realizan una agricultura sumamente improductiva, incapaz de sostener niveles de vida civilizados para sus dueños.

Entre los dos extremos, hay 17,990 explotaciones de tamaño mediano, que son el 6 °/o de todas, y poseen en conjunto 707 mil 096 manzanas, es decir, el 34 % de la tierra disponible para la agricultura, con un promedio de extensión para cada una de 39 manzanas. (21).

b) A causa del monopolio sobre la tierra anteriormente descrito, las tres cuartas partes de la población del campo, es decir, alrededor de un millón ochocientas mil personas, carecen en absoluto de propiedad sobre la tierra y, en las condiciones del capitalismo dependiente, ello las condena a sufrir la peor explotación a manos de los terratenientes y los empresarios capitalistas de la agricultura, las hunde en la miseria, en el atraso cultural y social en general.

c) Existe todavía un fuerte remante de relaciones económicas propias de modos de producción pre-capitalistas. He aquí algunos datos: Según la Encuesta Nacional de Mano de Obra del año 1975, había entonces en el campo 302,701 personas desempeñandose como “trabajadores por cuenta propia” y “trabajadores familiares no remunerados”, que formaban nada menos que el 49% de la población Económicamente Activa dedicada a la agricultura (*). La mayoría de estas personas son campesinos vinculados a formas semi-feudales de la renta de la tierra: renta en especie o “censo”, renta en dinero, también llamada “terraje”, ambas con o sin obligaciones en trabajo personal (22).
(* Encuesta Nacional de Mano de Obra y Aspectos Demográficos (abril-junio de 1975) del Ministerio de Planificación y Coordinación de! desarrollo económico social de El Salvador, Volumen II, cuadros C 23 y C25)

La mayoría de estos campesinos se desplazan a trabajar como asalariados durante las cosechas de café, algodón y caña de azúcar; son pues semi-proletarios”.

Como puede verse, las supervivencias pre-capitalistas tienen un gran peso todavía dentro del conjunto de las relaciones económicas en el campo salvadoreño.

d) En lo que se refiere al estado de desarrollo de las fuerzas productivas, se observa, junto a cierto grado de mecanización y uso de insumos y técnicas más o menos modernas, la supervivencia bastante generalizada de niveles propios de modos precapitalistas de producción:
tracción animal, uso del machete y la “cuma”, del arado de madera con punta de hierro, etc., el alto grado de analfabetismo entre la población económicamente activa (PEA) de la agricultura. Sólo el 46% de la PEA rural es alfabeta, pero un 64% de los que saben leer y escribir, estudió no más allá del tercer grado de la escuela primaria (**). (** Encuesta Nacional de Mano de Obra de 1975, ya citada Vol. II cuadro C15)

El atraso general de las fuerzas productivas agropecuarias se refleja en los bajos niveles de aprovechamiento de la tierra disponible. a pesar de la pequeñez territorial y alta densidad poblacional de nuestro país. He aquí algunos datos ilustrativos. El primer Congreso Nacional de Reforma Agraria, reunido en enero de 1970, por convocatoria de la Asamblea Legislativa, basándose en las cifras oficiales sobre la utilización de la tierra en nuestro país, concluyo que “. – . están sin utilizarse 487,000 hectáreas (696, 410 manzanas); están siendo mal utilizadas 804, mil hectáreas (1,149,720 manzanas); y están con una intensidad de uso deficiente 100 mil hectáreas (143 mil manzanas). En total 1,391,400 hectáreas (I,989,702 manzanas), que representan el 69.5 % del territorio nacional está siendo ineficientemente utilizado” (*).
(* Memoria del Primer Congreso Nacional de Reforma Agraria, publicado por la Asamblea Legislativa, pág.364. La conversión a manzanas la incluimos nosotros.)

Según el censo agropecuario de 1971, había en el país 641 mil 410 manzanas de tierras cubiertas por “pastos naturales”, es decir, por gramíneas de bajo valor alimenticio, malezas y “charraleras” surgidas espontáneamente, sin ninguna clase de cultivo. En comparación con el censo de 1961, la superficie cubierta por “pastos naturales” se redujo sólo en un l0%, pero más en beneficio del crecimiento de las ciudades y de instalaciones de diverso tipo, que en favor de la extensión de los cultivos, puesto que, en comparación con 1961, las tierras de labranza (destinadas a granos básicos y otros) se redujeron en un 1.1% y los montes y bosques se redujeron en 26.6%, mientras que los cultivos permanentes (café principalmente), aumentaron su superficie sólo un 2.4% y los pastos sembrados un 2.8%.

La situación no había registrado cambios apreciables en 1976, puesto que la Comisión que preparó los estudios en que se basó el frustrado programa del Primer Distrito de Transformación Agraria, apuntó que en el área seleccionada para dicho proyecto (planicies costeras de los Departamentos de Usulután y San Miguel), caracterizadas por ser entre las más activas zonas de laboreo y a pesar del gran peso que allí tiene un cultivo relativamente moderno como el del algodón, la utilización del potencial productivo de la tierra era sólo de un 35.5% como promedio (23).

Así, pues, los bajos niveles de productividad abarcan incluso a los cultivos exportables, como el algodón, que son los que cuentan en nuestro país con las mejores condiciones.
e) Los niveles más altos del desarrollo de la agricultura están en los cultivos de exportación (café, algodón, caña de azúcar). Estos cultivos son la mayor fuente de empleo en el campo, pero sólo durante temporadas que, en conjunto, no son mayores de 4-5 meses en el año. En el tiempo restante reina la desocupación y ello permite mantener, en provecho de los señores de la tierra y de los empresarios de la agro-exportación en general, un nivel miserable de salarios para las masas trabajadoras del campo.

Los cultivos para la agro-exportación están en manos principalmente de los grandes capitalistas, acaparan las mejores tierras, la mayor parte de crédito, las mejores vías de transporte y la técnica más desarrollada disponible en el país. El cultivo de granos básicos y otros productos dirigidos al consumo interior, continúa en importante medida en manos de los campesinos y agricultores capitalistas pequeños, pero allí se registran los niveles del mayor atraso en nuestra agricultura. El desarrollo de este segundo sector elevaría el nivel general de empleo permanente en el campo y se traduciría en la elevación de los salarios, por eso los amos de la agro-exportación han estado siempre interesados en mantener allí el atraso y, desde sus posiciones tradicionalmente hegemónicas en la banca y en la conducción de la política agropecuaria del Estado, han mantenido casi totalmente cerrados los canales del progreso a la agricultura para el consumo interno.
En los últimos años, la agro-exportación ha comenzado a invadir también a los granos básicos y la ganadería, abriéndoles relativamente el acceso a sus privilegios financieros y técnicos. Sin embargo, este es un fenómeno proporcionalmente minoritario y la situación sigue siendo en general la misma que se ha descrito atrás.

37. La extrema concentración latifundista de la propiedad sobre la tierra, los privilegios de la agro-exportación, la dependencia del mercado internacional dominado por los monopolios imperialistas que imponen términos desiguales de intercambio, los fuertes remanentes precapitalistas en las relaciones económico-sociales y el atraso general de las fuerzas productivas de la agricultura, están íntima e indisolublemente vinculados entre si, se condicionan unos a otros, son en conjunto la causa del miserable nivel de vida y del atraso social que sufren las masas del campo (más del 60% de la población total del país) y, en consecuencia, son la causa más determinante de la pobreza del mercado interno (24) y de su lento crecimiento, todo lo cual frena el desarrollo nacional.

38. Este conjunto de relaciones económicas, internas e internacionales, constituye la estructura del capitalismo dependiente en la agricultura. En esta estructura el eslabón decisivo y más determinante es el monopolio latifundista sobre la tierra, sin romper el cual es imposible
modificar la situación social en el campo, ni hacer de la agricultura un factor dinámico del desarrollo económico-social independiente del país.

39. El monopolio latifundista sobre la tierra y la agro-exportación están en la raíz del sistema político autoritario imperante, es una de las principales fuentes tradicionales de la negación sistemática de los más elementales derechos y libertades democráticas al pueblo rural y de sus drásticas limitaciones para las masas trabajadoras urbanas.

40.El problema agrario es, pues, estructural y político, consiste en la existencia de unas relaciones de propiedad y en general de producción, intercambio y distribución, que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura y de un sistema político autoritario, antidemocrático, que defiende con gran violencia represiva esas relaciones económico-sociales, frenando todo ello al desarrollo del resto de las fuerzas productivas del país, su economía, su cultura, su desarrollo social general.

¿DOS CAMINOS DE SOLUCION ALTERNATIVOS PARA EL PROBLEMA AGRARIO?

41. Visto el problema agrario en abstracto, fuera del contexto concreto de la dependencia y del sistema político autoritario de El Salvador, puede pensarse que son posibles dos caminos de solución alternativos dentro del capitalismo:

a) El camino “prusiano” (*), o vía terrateniente, que consiste en la transformación gradual de los latifundios semi-feudales en empresas capitalistas más o menos modernas.
b) El camino “americano” (*), o vía campesina, que consiste en la expropiación de los latifundios, la distribución de la tierra en parcelas a los campesinos y la transformación de éstos en granjeros modernos, es decir, en pequeños capitalistas de la agricultura.
(* Camino prusiano y camino “americano” son categorías formuladas por Lenin al analizar el desarrollo clásico del capitalismo en la agricultura, utilizando en ello dos modelos históricos: el de Prusia y el de los EE.UU.)

42. En esencia, la vía terrateniente de desarrollo del capitalismo en la agricultura es la que se ha venido practicando en nuestro país desde principios del siglo pasado. Para empujar el carro de la historia por este
incluso se despojó a las masas trabajadoras de la tierra ejidal y comunal. Durante el siglo XX ese camino se vio fortalecido por la quiebra de miles de pequeños propietarios durante la crisis económica de 1929-33, cuyas tierras pasaron a manos de los amos latifundistas. La Ley Moratoria dictada en 1932 fue sólo un paliativo, que aminoró pero no elimino el fuerte proceso de concentración de la tierra, el cual continuó desenvolviéndose permanentemente incluso en “tiempos normales”
se ve hoy acelerado por la nueva crisis económica que azota al mundo capitalista e impacta a nuestro país.

43.El camino terrateniente de desarrollo capitalista dependiente ha consistido en El Salvador en una parcial y paulatina eliminación de supervivencias pre-capitalistas por medio de la conversión de los latifundios semifeudales, donde predominaban la renta de la tierra como relación económica fundamental entre los terratenientes explotadores y campesinos explotados, en latifundios capitalistas, donde predomina el salario como relación económica entre los empresarios de la agricultura y los trabajadores. La tierra continúa siendo propiedad de los terratenientes.

Esta conversión ha traído consigo una relativa adopción de la maquinaria, los fertilizantes, las semillas selectas y, en general, de métodos de producción modernos, es decir, un cierto desarrollo de las fuerzas productivas, pero éste ha sido y es sumamente lento.

La vía terrateniente de solución al problema agrario ha traído consigo la proletarización de grandes masas campesinas y un ensanche muy limitado del mercado nacional.
44. La “limpieza” de las haciendas de colonos y campesinos arrendatarios o medieros (que pagan como renta la mitad o más de su cosecha), mediante los desalojos ejecutados con ayuda de la fuerza, pública ya sea para dedicar las tierras a plantaciones de tipo capitalista o a proyectos- turísticos, han sido y son una expresión típica del camino terrateniente durante las últimas tres décadas.

Los desalojos han sido y son uno de los factores que más han contribuido a exacerbar y agudizar la lucha de clases en el campo, lo mismo que a incrementar el éxodo hacia San Salvador y otras ciudades, agravando los problemas sociales.

45. La vía terrateniente puso la iniciativa histórica en manos de los latifundistas y, después, de la gran burguesía en general, enriqueció y reforzó su control sobre el poder del Estado, implantando métodos de gobierno sumamente autoritarios y represivos, a fin de mantener a raya a las masas del campo que, convulsionadas por los agudos dolores de la proletarización, se ven lanzadas a resistirla. La vía terrateniente trajo, pues, el estrangulamiento de las posibilidades democráticas.

46.Los terratenientes, la gran burguesía de nuestro país, en particular la cada vez más poderosa oligarquía financiera, se aferran intransigente y recalcitrantemente a este camino terrateniente y rechazan de un modo total cualquier forma de solución campesina, aún los tímidos proyectos reformistas que se han intentado por la dictadura militar en algunos momentos, como las leyes de Riego y Avenamiento y Primer Distrito de Transformación Agraria, en la forma inicial de ambas.

Ningún sector de la burguesía ha tomado como su bandera la solución campesina del problema agrario, como sí ha ocurrido en ciertos momentos en otros países latinoamericanos.

47. En su empeño por continuar empujando el proceso por el camino terrateniente del desarrollo capitalista en la agricultura, las clases dominantes y el gobierno dictaron las leyes que establecieron el séptimo día de descanso remunerado y el salario mínimo y abolieron la obligación patronal de dar la comida a los trabajadores agropecuarios en las haciendas y fincas; crearon el Banco de Fomento Agropecuario, emitieron la Ley de Arrendamiento de Tierras, la Ley del ISTA (reformada en septiembre de 1976 para quitarle todo matiz pro-campesino), la Ley del Impuesto Territorial y la “Corporación Financiera de Tierras Agrícolas” (COFINTA), para dar impulso a la parcelación privada de tierras.

48. Las parcelaciones privadas y estatales son parte consustancial del camino terrateniente de desarrollo capitalista, y no una modalidad de la vía campesina. Dichas parcelaciones son un gran negocio para los terratenientes y para la oligarquía financiera, refuerzan su papel en la conducción del país y no traspasan la tierra a las grandes masas trabajadoras, puesto que las parcelas se venden a quienes pueden pagar sus elevados precios, es decir, a campesinos ricos y elementos burgueses o pequeño-burgueses acomodados de las ciudades. La tierra que se parcela es, además, la de calidades inferiores. Por otra parte, este proceso es tan lento y abarca en conjunto tan poca tierra, que de ningún modo puede significar la entrega masiva de ésta a quienes la trabajan, como se necesita. Así, la concentración latifundista de la tierra y el dominio de sus amos sobre la agricultura sigue en pie.

Las parcelaciones privadas y estatales se ha visto en la práctica engendran minifundios, es decir, uno de los dos pilares de la estructura de la tenencia territorial existente. Los minifundistas, de este modo originados, terminan perdiendo la tierra, la cual vuelve a concentrarse en manos de los terratenientes. Así, la estructura agraria tradicional no se rompe sino que se regenera, el problema agrario no se resuelve, sino que perdura y se agrava.

49. Después de más de siglo y medio de transitar el camino terrateniente de desarrollo, está de sobra claro que: no ha conducido a la eliminación de los remanentes pre-capitalistas, sino que ha perennizado todo lo que de ellos hace más baratos los costos y más elevadas las ganancias de los capitalistas; no ha elevado el desarrollo de las fuerzas productivas al nivel moderno contemporáneo, sino que ha sido un factor de atraso de las mismas; no ha propiciado el desarrollo independiente del país, sino que ha sido una amarra cada vez más fuerte de su dependencia; no ha abierto el acceso de los campesinos a la propiedad de la tierra, sino que ha traído su concentración monopolista en manos de un insignificante puñado de ricos y poderosos señores; no ha elevado a las grandes mayo rías el goce de la civilización y la libertad, sino que las ha empobrecido, descarga sobre ellas una opresión cada día más sangrienta y ¡a siglo y medio de fundación de la República! – el pueblo rural continua siendo en más de la mitad analfabeta y permanece marginado de la cultura.

Así, pues, la vía terrateniente de desarrollo, en las condiciones de nuestro país dependiente, no ha sido ni puede ser una solución para el problema agrario. Todo lo contrario, es precisamente este tipo de evolución el que ha engendrado a este problema en su actual expresión.

50. Por lo que se refiere al “camino americano” o vía campesina de solución al problema agrario, no es posible bajo su forma clásica en nuestro país, ante todo porque el capitalismo como modo de producción es una realidad absolutamente dominante en la agricultura salvadoreña y no una posibilidad del desarrollo. No es casual por ello que todos los intentos reformistas (incluida la defenestrada “transformación agraria”), que se propusieron con uno u otro matiz, en uno u otro grado, emprender en El Salvador, fracasaron rotundamente. Y es que una solución “campesina” no puede dirigirse ya exclusivamente contra los remanentes pre-capitalistas en la agricultura, porque se han fundido tanto y se condicionan mutuamente de tal modo con las relaciones capitalistas, que no se pueden atentar contra aquellas sin golpear a éstas.

51. En las condiciones del capitalismo dependiente imperante en nuestro país, la “vía campesina” de solución al problema agrario necesaria e ineludiblemente incluye no sólo la liquidación de los latifundios semifeudales, sino también la liquidación de los latifundios capitalistas y la entrega de la tierra no sólo a los campesinos propiamente tales, sino también a las masas del proletariado agro-pecuario. Por consiguiente, la “vía campesina” tampoco puede conducir a la parcelación general de la tierra y el forjamiento de una agricultura basada principalmente en granjeros capitalistas modernos, pequeños y medianos, sino que necesaria e inevitablemente debe conducir, junto a una parcelación limitada, a la formación de grandes unidades agropecuarias de propiedad cooperativa o estatal.

52. Esta peculiar “vía campesina” está dirigida contra el corazón del capitalismo dependiente en nuestro país y, por tanto, no puede ser conquistada por vía reformista, sino sólo por vía revolucionaria. Las masas del campo no conquistarán la tierra del brazo de la burguesía, sino sólo del brazo de la clase obrera revolucionaria, y los campesinos, muy a pesar de su idiosincrasia y anhelos de pequeños propietarios, no pueden ser aliados de la burguesía para desarrollar el capitalismo, sino que deben aliarse con el proletariado para derrumbar el poder de los capitalistas y marchar en fin de cuentas al socialismo.

53. Sin embargo, la ideología y los anhelos de pequeño propietario no pueden borrarse de las masas campesinas por el decreto o la proclama de ninguna organización revolucionaria. Los campesinos tienen en esos anhelos vitales de poseer la tierra, la motivación más poderosa para incorporarse a la lucha por la revolución.

De ahí que la reivindicación de la tierra continúa objetivamente teniendo también un carácter democrático, un carácter pequeño-propietario, es decir, un carácter en esencia burgués, a pesar de la ineludible perspectiva socialista. Esta contradicción no es fatalmente antagónica, pero le imprime su sello al carácter de la revolución que hoy madura en El Salvador y encontrará solución en la dialéctica concreta de esa revolución.

C. Las clases sociales en El Salvador (*)

(* La definición científica de las clases la encontramos en “Una gran iniciativa”, de V. I. Lenin: “Las clases son. grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social” (V. I. Lenin, “La ideología y la cultura socialista”, Moscú, pág. 15, ed. en español.)

54. La sociedad capitalista dependiente “salvadoreña” posee una estructura clasista sumamente heterogénea y complicada, como consecuencia de su estructura económica plural, en la que se combinan relaciones de producción capitalistas viejas y nuevas, mientras se conserva una fuerte dosis de remanentes pre-capitalistas; y también a consecuencia de las deformidades y desequilibrios en el desarrollo económico y de las fuerzas productivas, las cuales combinan niveles modernos y atrasados.

Por un lado, las clases fundamentales de esta sociedad
-como en todo país capitalista— son la burguesía y el proletariado; por otro lado, existen junto a ellas clases y capas secundarias: los terratenientes, los campesinos, la pequeña burguesía, las capas intermedias (capas medias urbanas y las llamadas “capas marginales”) y el lumpen proletariado.

Algunas de estas clases y capas secundarias son remanentes de la formación pre-capitalista colonial y post-colonial
(predominantemente feudal); otras son propias del capitalismo temprano y otras son fruto del desarrollo capitalista dependiente contemporáneo.

Las clases fundamentales:

55. Son clases fundamentales aquellas sin las cuales es imposible la existencia del modo de producción predominante (en nuestro caso, el capitalismo) y que, a su vez, deben su origen a dicho modo de producción. En las sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre, una de estas clases posee los medios fundamentales de producción y la otra agrupa a la gran masa de explotados; los intereses vitales de estas clases son, por tanto, opuestos y antagónicos.

La Burguesía:

56. Es la clase dueña de los fundamentales medios de producción, dueña del capital en sus diversas formas (monetario, mercantil o productivo), que se enriquece explotando el trabajo asalariado.
a) Teniendo en cuenta la cuantía de su capital, en la burguesía se distinguen tres capas: gran burguesía, burguesía media y pequeños capitalistas.

b) Si se tiene en cuenta su vinculación con los monopolios imperialistas extranjeros “interiorizados” en nuestro país y con el creciente sector del capitalismo de Estado, en la burguesía se distinguen varios agrupamientos, formados por ejecutivos y asociados de las sucursales de dichos monopolios en nuestro país o de las empresas de capital mixto; o por altos ejecutivos de las empresas capitalistas estatales (CEPA, CEL, INSAFI, FSV, FIGAPE, FNV, COFINTA, etc.), algunos de los cuales son a la vez ricos empresarios privados. Estos agrupamientos pertenecen a la gran burguesía, pero también abarcan a capitalistas medianos.

c) Si se tienen en cuenta su ubicación en las distintas ramas de la actividad económica, la burguesía comprende varios sectores: burguesía agraria, (en fuerte medida agro-exportadora), burguesía industrial, burguesía bancaria, burguesía comercial (en la cual se comprende la de los servicios). En el curso de las últimas dos décadas ha tenido lugar la fusión de ciertos grupos de banqueros, industriales, empresarios agro-exportadores, comerciantes, capitalistas de las sucursales de los monopolios extranjeros o vinculados a ellos y/o a las empresas estatales, dando origen a una oligarquía financiera muy rica que se encuentra hoy en plena expansión de su poderío.

d) En la oligarquía financiera se distinguen varios agrupamientos formados alrededor de los diferentes bancos, compañías de seguros y otras instituciones financieras, cada uno de los cuales ejerce control sobre decenas de empresas en la industria, el comercio, la agricultura, la construcción, las comunicaciones, los transportes y otros servicios, etc.

La oligarquía financiera es el principal sector monopolista de la gran burguesía, su cúpula dominante (25).

El proletariado:

57.El proletariado es la clase revolucionaria principal en nuestro país; la constituyen los trabajadores de la ciudad y el campo que producen o contribuyen de un modo directo a producir los bienes materiales y no poseen medios de producción propios, sino únicamente su fuerza de trabajo, la cual venden a los burgueses a cambio de un salario, inferior al valor que el desgaste de ella origina.
a) El proletariado salvadoreño se integra fundamentalmente por dos sectores:

I El proletariado industrial y, en general, urbano; y,
II El proletariado agropecuario.
b) En el proletariado industrial y urbano: debe distinguirse a los obreros de la industria moderna, la construcción, la electricidad y el transporte, que son un típico fruto del desarrollo capitalista, y a los operarios de tipo artesanal, que están ligados a las formas atrasadas, precapitalistas o capitalistas tempranas, de la producción y la economía.
Los primeros son ya mayoría en comparación con los segundos. (26).

c) El proletariado agropecuario lo forman en gran mayoría trabajadores asalariados no calificados, comúnmente llamados jornaleros; pero también los trabajadores calificados de beneficios de café, ingenios azucareros, establos y haciendas ganaderas modernas, salineras y empresas pesqueras, plantas almacenadoras, conductores y mantenedores de maquinaria agrícola y transporte automotriz, operarios artesanos radicados en cantones y poblaciones rurales (27).

d) Reservamos la denominación de “clase obrera” en especial para el proletariado industrial y, en general, para el proletariado urbano y otros asalariados vinculados a los centros industriales y agro-industriales del campo. Aunque estrictamente hablando, no se trata de una clase, sino de un sector del proletariado (28). La mayor parte de la clase obrera salvadoreña es de reciente origen campesino, la formación de su conciencia de clase ha avanzado mucho, pero aún no ha culminado.

LAS CLASES SECUNDARIAS

La pequeña burguesía.

58.En un sentido estricto, la pequeña burguesía es la clase formada por dueños de pequeños medios de producción, que no explotan mano de obra ajena sólo la propia y/o la de sus familiares y no tienen por tanto capital. La pequeña burguesía es una clase secundaria e intermedia, está situada entre la burguesía y el proletariado.

La pequeña burguesía no es parte de la burguesía, sino una clase distinta. La burguesía es dueña del capital, es decir, de medios de producción y recursos monetarios que crecen mediante la explotación del trabajo asalariado ajeno.

Ni siquiera los pequeños capitalistas, por consiguiente, deben ser confundidos con los pequeño-burgueses, porque éstos no poseen capital.

a) La pequeña burguesía comprende en nuestro país a los artesanos con talleres operados por ellos mismos o con sus familiares: telares manuales, zapaterías, sastrerías, costurerías, elaboración de sombreros de palma, lazos y demás jarcias, joyerías, peluquerías, salas de belleza, talleres de reparaciones diversas, etc. Son asimismo parte de la pequeña- burguesía: las locatarias de los mercados y plazas y otros pequeños comerciantes propietarios de pulperías o establecimientos vinculados a la esfera de los servicios, operados por ellos mismos o con ayuda de familiares, como molinos de nixtamal, comedores, tortillerías o pupuserías; otros pequeños propietarios, como taxistas y demás transportistas dueños de los vehículos que manejan, fumigadores dueños de los equipos operados por ellos, etc., y la categoría con menores ingresos de los pequeños rentistas (dueños de alguna casa o pieza de alquiler, por ejemplo) (29).

b) La pequeña burguesía, en tanto propietaria de medios de producción, se siente atraída hacia las posiciones político-ideológicas de la burguesía y el imperialismo, pero como personas que viven de su trabajo y son explotadas de diversas formas por los capitalistas, los pequeño- burgueses se inclinan hacia el proletariado. De este doble carácter suyo emana su conducta política generalmente vacilante.

c) En un sentido amplio, se acostumbra incluir bajo la denominación de pequeña burguesía también a los profesionistas, a la intelectualidad en general y demás sectores de las capas medias urbanas, así como también a los campesinos medios y a los pequeños capitalistas más pequeños, que explotan de 1 a 5 trabajadores asalariados o que lo hacen sólo por determinados períodos en que crece la demanda del mercado. Al revés, también se acostumbra incluir entre las capas medias a la pequeña burguesía propiamente tal.

Sin duda que entre la pequeña burguesía y todos estos sectores y capas existen en distintos grados, vínculos e intereses económicos e ideológicos comunes, y resulta conveniente abarcarlos con una sola denominación (pequeña burguesía o capas medias), cuando se trata de realizar ciertos análisis de un tipo global, general, pero también hay entre ellos diferencias importantes e intereses específicos, que hacen que algunos estén más cerca del proletariado que de la pequeña burguesía, incluso los hay aquellos que están más cerca de la burguesía y otros cuyas especificidades son de tal índole que presentan exigencias adicionales para sus análisis y tratamiento políticos.

e) Nuestro Partido, por tanto, adopta los dos conceptos de pequeña burguesía el estricto o restringido y el amplio pero no los utiliza indiscriminadamente para sus análisis. Por lo que se refiere a la elaboración de su táctica concreta hacia estos estratos sociales en cada momento, nuestro Partido se guía sobre todo por el criterio que hace diferenciaciones entre la pequeña burguesía, los campesinos medios y las capas medias urbanas, así como también entre los distintos sectores que componen a estas últimas.

Los Terratenientes:
59. En un sentido estricto de la palabra, son la clase de grandes propietarios de tierra vinculados a relaciones semi-feudales de producción o que la arriendan a empresarios capitalistas de la agricultura (grandes, medianos o pequeños).

La clase de los terratenientes no desaparece con el desarrollo capitalista en nuestro país. Ellos por lo general se transforman en ricos arrendatarios de su tierra y hacen una vida cada vez más parasitaria: muchos, se limitan a depositar sus rentas en los bancos del país o del extranjero,
que les pagan intereses y llevan una existencia dedicada a la holganza. Algunos se insertan dentro de la burguesía (grande o media), invirtiendo sus rentas en actividades económicas modernas, no agropecuarias y continúan también siendo terratenientes.

Las rentas que perciben los terratenientes son una carga pesada sobre las espaldas del pueblo trabajador, que es en realidad quien las paga.

Los terratenientes, así concebidos, son una clase secundaria en la sociedad salvadoreña, son una supervivencia feudal y una clase muy reaccionaria.

a) En un sentido amplio de la palabra, terratenientes son todos los grandes propietarios de tierra, incluso aquellos que explotan trabajo asalariado y utilizan máquinas, insumos y técnicas modernas que en realidad son capitalistas agrarios y forman parte de la gran burguesía. Algunos burgueses agrarios (medianos o grandes) son al mismo tiempo dueños de latifundios semi-feudales o que son entregados en arrendamiento a otros empresarios (30).

b) El empleo de este sentido amplio es útil cuando se hace referencia a los términos generales de la concentración de la propiedad de la tierra, pero su uso indiscriminado enmascara el problema de los remanentes semi-feudales en la economía nacional y resta claridad a la idea de que la gran burguesía es el verdadero amo de la agricultura, contra cuyo dominio debe dirigirse la lucha de las masas trabajadoras.

El Campesinado:

60. Los campesinos son trabajadores que realizan cultivos propios, ya sea en tierra de su propiedad, o en tierra ajena por cuyo uso pagan una renta en dinero (“terraje” o alquiler), en producto (“censo”), en trabajo(” obligación”) o combinadas estas tres modalidades.

Entre los campesinos se distinguen tres capas: pobres, medios y ricos.

a) campesinos pobres o semi-proletarios: no poseen tierra propia por lo general, o si la tienen es en extremo poca; en todo caso sus cultivos, laborados por ellos mismos, sólo les permiten obtener una escasa producción para subsistir una parte del año. Durante la otra parte se desplazan hacia las plantaciones capitalistas y también, en cierta medida., a las obras de construcción y carreteras y trabajan allí por salario.(31).
b) Campesinos medios: laboran por sí mismos y con ayuda de sus familias tierra propia, o ajena mediante el pago de renta, disponen de aperos de labranza, semillas, insumos en general, en cantidad tal como para no necesitar vender su fuerza de trabajo por salario en ningún tiempo. Ocasionalmente, casi siempre durante las siembras o las cosechas una parte de los campesinos medios emplean un pequeño número de trabajadores asalariados, pero no es ésta la base principal de su producción (32).

c) Campesinos ricos poseen tierra propia o arrendada, plantaciones permanentes o periódicas, instrumentos de trabajo y transporte, semillas, insumos, ganado, capital de operación, etc., en unas proporciones tales que les permiten hacer una vida acomodada. Los campesinos ricos aportan una pequeña cuota de trabajo personal y familiar al laboreo de sus cultivos o pequeños hatos ganaderos, pero éste se realiza por medio de trabajo asalariado, o de colonos, o explotan campesinos pobres y medios que les pagan renta en cualquiera de sus formas (33)
Una parte de los campesinos ricos en realidad forman los estratos bajo de la burguesía agraria; otra parte, son una capa de pequeños terratenientes semi-feudales, algunos de los cuales se encuentran en proceso de “aburguesamiento”, de modernización, y escalan posiciones más altas dentro de la burguesía agraria; otros, se arruinan y caen a la capa media o pobre. Por lo general, los campesinos ricos se colocan en política tras las posiciones de la burguesía y/o los terratenientes, como pudo verse en 1976, frente al “Primer Distrito de Transformación Agraria”; pero también sufren discriminación económica y social, corren el riesgo de ser arruinados por los grandes capitalistas y terratenientes y el proletariado puede por ello neutralizarlos e incluso atraerlos temporal y parcialmente.

d) El campesinado en su conjunto, sufre ese proceso de diferenciación bajo la influencia de la expansión del capitalismo en la agricultura y ganadería: una parte extremadamente minoritaria de los campesino se enriquecen y “aburguesa”, mientras el resto, grandes masas de campesinos pobres y medios se arruinan, pierden sus insignificantes medio de producción y se ven obligados a convertirse en trabajadores asalariados, son proletarizados. Este proceso se ve acelerado en muchos caso por el uso de la fuerza para desalojar a los campesinos colonos de lo latifundios que luego son dedicados a las plantaciones de tipo capitalista o a proyectos turísticos (en la costa).

e) La proletarización de las masas campesinas se inició con el florecimiento del negocio añilero, se ensanchó considerablemente con el cultivo del café, y luego, con el algodón y la caña, y se encuentran hoy en pleno despliegue en las áreas ganaderas y de los granos básicos, ocasionándoles grandes sufrimientos y lanzándolas a formas agudas de la lucha de clases. La parcelación que se proyecta promover en mayor escala, con la creación de CO FINTA, acelerará y extenderá aún más la proletarización, de los campesinos (34).

En este proceso de diferenciación y proletarización se encuentra asimismo el origen principal del continuo éxodo de miles y miles de trabajadores del campo hacia las ciudades, donde, en su mayoría, engrosan las capas marginales de la población.

f) Los campesinos pobres y medios sufren una dura explotación por parte de los terratenientes y los capitalistas; los campesinos pobres incluso se ven obligados a vender su fuerza de trabajo durante una parte del año y sufren así el mismo tipo de explotación que el proletariado. Por todo ello se sienten fuertemente atraídos hacia las posiciones revolucionarias del proletariado; pero al mismo tiempo
sobre todo los campesinos medios son pequeños propietarios de medios de producción y la burguesía procura estimular sus sentimientos como tales para apartarlos de la influencia proletaria. Los campesinos medios tienen por ello tendencias a la vacilación política. Los campesinos pobres se comportan mucho más firmemente en la lucha contra los terratenientes y capitalistas.

La experiencia concreta de la lucha de clases en nuestro país lo ha confirmado así.

Las Capas Sociales Intermedias:

61. Son capas intermedias agrupamientos numerosos de la población que, “por sus relaciones respecto de los medios de producción, por su lugar y papel en la organización social del trabajo y por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen”, se encuentran situadas entre el proletariado y la burguesía, o debajo del proletariado, entre éste y el lumpen-proletariado.

Las capas intermedias son estratos sociales secundarios, es decir, no fundamentales, en la sociedad capitalista dependiente de El Salvador.

a) Son capas intermedias en nuestro país: las capas medias urbanas y las “capas marginales”.

b) Las capas medias urbanas en El Salvador son grupos de la población de las ciudades que realizan un trabajo predominante de tipo intelectual, en alguna de sus formas, o se capacitan para el, y cuyos ingresos no provienen de la explotación del trabajo ajeno realizado directamente por ellos.

Algunos sectores de las capas medias urbanas se encuentran situados entre la burguesía y la pequeña burguesía, otros entre ésta y el proletariado. A los primeros los llamaremos “capas medias altas” y a los segundos “capas medias bajas”.

c) Como consecuencia de la combinación de estructuras viejas y nuevas y de las demás deformidades del capitalismo dependiente “salvadoreño”, una parte de las capas medias urbanas se originaron como consecuencia del desarrollo capitalista temprano y conservan sus rasgos característicos, como por ejemplo los profesionistas libres (médicos, abogados, dentistas, que ejercen su profesión por cuenta propia, especialmente aquellos que residen en ciudades de segunda y tercera importancia), cierto tipo de empleados ligados a formas atrasadas de la producción, el comercio, los servicios y la administración pública (empleados de la gran mayoría de alcaldías, juzgados, beneficios de café, tiendas en las ciudades del interior del país, ciertas categorías de parteras y enfermeras “prácticas”, de maestros de escuela, etc., de sacerdotes y sub-oficiales de filas, comisionistas —“coyotes”—, etc.). A las de este tipo las llamaremos “capas medias tradicionales” y claramente se encuentran perdiendo peso dentro del conjunto de las capas medias urbanas.
Otra parte de las capas medias urbanas, que llamaremos “modernas”, se han originado y continúan ensanchándose corno resultado del desarrollo contemporáneo del capitalismo dependiente en nuestro país, están ligadas a la industria, al comercio, los servicios y la administración pública modernos: técnicos, contables, empleados de oficina (de bancos, empresas industriales, administración pública, empresas comerciales o de servicio, etc.), profesionistas, estudiantado universitario, artistas, periodistas, investigadores científicos, la mayor parte de los maestros de la educación primaria, media y superior, vendedores comisionistas y promotores de ventas, etc.

d) Entre las capas medias se distinguen básicamente tres grandes sectores: el sector asalariado, la intelectualidad y el sector pequeño propietario.

Sector Asalariado:

e) formado por empleados de oficina, particulares y del Estado, personal del sistema de salud pública y Seguro Social, trabajadores de la educación y de la esfera de los servicios en general. Todos los trabajadores asalariados de las ciudades que no puedan conceptuarse como proletarios deben considerarse parte de este sector de las capas medias urbanas.

El sector asalariado es el más numeroso de las capas medias urbanas (35) y en su mayoría, cuentan con modestos ingresos, que acercan e incluso equiparan sus condiciones de vida con las del grueso de la clase obrera. Estos asalariados de pobres ingresos deben incluso conceptuarse como semi-proletarios y la clase obrera puede desarrollar con ellos una lucha reivindicativa común y atraerlos a sus posiciones políticas revolucionarias, neutralizando su idiosincrasia pequeño-burguesa y sus tendencias vacilantes.

Desde luego, entre los asalariados de las capas medias urbanas hay una minoría de elevados ingresos que a menudo ocupan puestos ejecutivos y de confianza de la burguesía y el gobierno. Por lo general ellos se inclinan políticamente hacia posiciones conservadoras y de compromiso con las clases dominantes; pero el estrangulamiento de la democracia afecta incluso a estos elementos de diversas maneras y pueden por ello ser neutralizados e incluso atraídos parcial y/o temporalmente a la lucha del proletariado y demás clases progresistas.

El sector asalariado de las capas medias urbanas se forma con elementos provenientes de la pequeña burguesía en una proporción dominante, así como también de los campesinos medios o ricos, o provienen de la propia reproducción de sus filas. Los elementos provenientes del proletariado son todavía una muy pequeña porción.

La Intelectualidad: (36)

f) Está formada en nuestro país por el estudiantado universitario, una parte de los estudiantes de educación media, catedráticos. maestros de escuela, sacerdotes, profesionistas, técnicos, periodistas, escritores, artistas en general, oficiales de la Fuerza Armada, etc. Una parte de la intelectualidad es también asalariada. Una parte de la misma ocupa altos escalones ejecutivos y/o son accionistas de las empresas capitalistas nacionales o extranjeras, o son altos funcionarios estatales, civiles o militares; estos elementos deben considerarse, por tanto, asimilados por la burguesía.

Los estudiantes y los maestros (37) salvadoreños cuentan con grandes tradiciones democráticas y revolucionarias, y durante los últimos 10-15 años se engrosan con mayor ritmo que antes las filas de los artistas, emergiendo núcleos jóvenes vinculados estrechamente a la lucha popular democrática y por el socialismo. Estos segmentos de la intelectualidad son una fuerza activa con la que el proletariado revolucionario puede contar, si sabe atraerla y conservarla a su lado. Al mismo tiempo, son una fuerza que tiende constantemente a disputar al proletariado su lugar histórico a la cabeza de la revolución y, suelen ser fuente de vacilaciones, bandazos ideológico-políticos y/o sectarismo y radicalismo maximalista.
Durante las últimas tres décadas se ha observado claramente en la intelectualidad salvadoreña la formación de un fragmento estable, fuertemente vinculado al gran capital local e imperialista, a quien sirve y en el cual éste confía cada vez más las tareas de la lucha ideológica contra- revolucionaria y el perfeccionamiento de sus aparatos de dominación.

La intelectualidad se nutre de todas las clases y capas sociales; aunque los intelectuales provenientes del proletariado y los campesinos pobres son una minoría insignificante.

Sector Pequeño Propietario:

g) Dentro del concepto amplio de las capas medias urbanas, como ya se apuntó atrás, cabe también la pequeña burguesía de las ciudades, la cual sería considerada dentro de los análisis globales, como un tercer sector, el sector pequeño propietario de las capas medias.

Las Capas Marginales (38)

62. Son grupos muy numerosos de personas que no cuentan con medios de producción y no tienen un lugar estable dentro del sistema de la producción y la organización social del trabajo, ni de la distribución, pero que, sin embargo, se dedican a muy diversas y variables actividades laborales para obtener los ingresos indispensables que les permiten llevar una vida miserable.

Las llamadas “capas marginales” están formadas por masas que viven en un desempleo crónico, enmascarado por las actividades a veces mercantiles, a veces en la esfera de los servicios personales y, ocasionalmente, en la pequeña producción artesanal (ventas callejeras, servicio doméstico, reparaciones ambulantes de calzado, fontanería, etc.); o por breves períodos de ocupación como peones de la construcción etc.

a) Los “marginales” por lo general no saben un oficio o cuentan con ninguna o muy poca calificación laboral, son analfabetas o tienen un nivel educacional muy precario y se ven colocados en situación de desempleo crónico, no tanto por los fenómenos cíclicos de la economía capitalistas que lanza al paro forzoso a miles y miles de trabajadores, sino por el hecho de que el desarrollo del capitalismo exige un cierto grado de calificación a los trabajadores y estos elementos no lo poseen, precisamente porque la misma sociedad capitalista que exige de ellos esa calidad, por un lado los desarraiga de su medio tradicional de vida y, por el otro, no es capaz de darles la capacitación indispensable, ni las oportunidades de empleo que los inserten dentro de la economía nacional.

b) Los “marginales” no deben ser confundidos, como ocurre con frecuencia, con el lumpen-proletariado. La diferencia fundamental entre ellos consiste en que los marginales realizan algún tipo de trabajo o se esfuerzan por conseguirlo, mientras que los integrantes del lumpen rehuyen trabajar y procuran sus ingresos recurriendo a toda clase de actividades delictivas o corruptas. Una parte de los “marginales” tiende a degenerar y caer en las filas del lumpen.

c) Tampoco debe considerarse como parte de las capas marginales a todas aquellas personas que habitan en las barriadas formadas por tugurios. Allí suelen vivir también no pocos obreros de bajos ingresos y también pequeños comerciantes y rentistas, delincuentes y otros elementos lumpen junto con los que propiamente pueden considerarse “marginales.”

d) Las capas marginales son muy numerosas y crecen con fuerte ritmo, forman grandes masas en la capital y en muchas otras ciudades; su formación y rápido crecimiento ha agravado y multiplicado los problemas sociales.

Las capas marginales son principalmente el fruto de la expansión del capitalismo en la agricultura, de la desposesión de decenas de miles de campesinos, de la extensión de la miseria en el campo, una parte de cuyos habitantes emigra hacia las ciudades en busca de medios de vida y nuevos horizontes.

e) La existencia y rápido ensanche de las capas marginales es un testimonio irrefutable de las contradicciones incurables del desarrollo capitalista dependiente; constituye la expresión de una honda crisis social y un aspecto sobresaliente de los efectos de la crisis estructural que sufre nuestro país, ya que es muy notorio que los “marginales” se han multiplicado a gran velocidad, precisamente desde que la fase madura de esta crisis estalló en 1969.

f) Las capas marginales se inclinan en general, a seguir las posiciones del proletariado, los campesinos y la intelectualidad progresista, especialmente en aquellos períodos de flujo de la actividad revolucionaria de masas; pero también muestran marcada tendencia a vacilar, abandonando el campo de la revolución e incluso a atender las prédicas de la reacción, cediendo a sus migajas y otros sobornos, especialmente cuando llegan los períodos del reflujo de la lucha revolucionaria de masas. Igualmente inestable se muestra su organización.

Esta inestabilidad política y organizativa de las capas marginales, tiene su origen en su inestable y precaria condición económica-social, en la falta de vínculos permanentes con el sistema de la producción y dentro de la organización social del trabajo.
El proletariado revolucionario puede, sin embargo, reducir considerablemente dicha inestabilidad y contar con las capas marginales como fuerza de apoyo más o menos constante, si realiza entre ellas un trabajo intenso de agitación y las organiza bajo la dirección de cuadros obreros sólidos.

El Lumpen-proletariado (39)

63. Es una capa formada por elementos desclasados: ladrones, prostitutas, narcotraficantes, bandidos en general.
Esta capa se nutre constantemente de elementos provenientes de las distintas clases, arrojados a los “bajos fondos” por las condiciones imperantes en la sociedad capitalista.

En nuestro país, el lumpen-proletariado ha crecido considerablemente durante las ultimas tres décadas, cuando se aceleró la expansión del capitalismo como modo de producción. Producto de la explotación y la ideología consumista difundida por el capitalismo, se ha ampliado como resultado de la crisis económica que sufre hoy el capitalismo.

La conducta política del lumpen-proletariado es sumamente inestable, pero en general como ya lo habían apuntado Marx y Engels, desde el siglo pasado es una capa dispuesta a venderse a la reacción. En nuestro país, el lumpen-proletariado es fuente de reclutamiento de las bandas de asesinos, torturadores y demás esbirros, cuyas filas han experimentado un gran crecimiento durante los años setenta, en el proceso de escalada represiva fascista.

Algunas peculiaridades de las clases y capas sociales salvadoreñas.

64. Al utilizar el cuadro de las clases y capas sociales salvadoreñas y cada una de sus categorías, que hemos presentado en este documento, debe tenerse presente que ellas no se encuentran en la realidad en un estado siempre puro, sino que los límites de cada una con sus vecinas no son siempre absolutos y tajantes y a menudo se interpenetran.

65. Respecto del proletariado, ya hemos dicho que en su mayoría está formado por los asalariados agropecuarios y la mayoría de éstos son trabajadores de temporada, entre los que se mezcla gran número de campesinos pobres. Este sólo hecho lo diferencia del proletariado de los países capitalistas desarrollados donde los obreros de la industria tienen el peso principal y posee esta clase en su conjunto un nivel bastante mayor de concentración y organización, lo mismo que un nivel educacional y técnico superior. La revolución científico-técnica en los países desarrollados está incluso fundiendo dentro del proletariado a una gran parte de los técnicos y otros trabajadores (como los de la cultura y los medios de comunicación), que tradicionalmente se consideraban formando parte de las capas medias. En El Salvador no podría considerarse que tal fusión ha tenido o tiene lugar aún.

66. Por lo que se refiere a nuestra clase obrera en particular, ya hemos señalado que se mezclan en ella los obreros industriales (comprendiendo entre ellos a los fabriles, los de la construcción, los transportes y la electricidad), con obreros de tipo artesanal, que en verdad son supervivencias del capitalismo temprano e incluso representan a veces remanentes pre-capitalistas aún fuertes (aunque ya no mayoritarios). Una parte de la masa de peones de la construcción, además, está formada por emigrantes temporales del campo, muchos de los cuales son semiproletarios.

Por otra parte, la mayoría de los obreros industriales son de reciente extracción campesina o de otros estratos no proletarios de la sociedad.

En el seno de la clase obrera se observan también otros fenómenos, como la existencia de una pequeña fracción muy bien remunerada que tiende a acomodarse y el caso, relativamente frecuente, de obreros que se dedican fuera de jornadas a diversos tipos de actividades comerciales y aún a la usura.
67. Todos estos factores tienen su reflejo en la incompleta formación de la conciencia clasista de nuestro proletariado en general, y de nuestra clase obrera en particular, así como también en su débil organización. Al mismo tiempo, algunas de dichas características ofrecen la posibilidad de adelantar con cierta facilidad el trabajo por la alianza obrero-campesina y favorecen las posibilidades de que el proletariado establezca vínculos políticos estables y sólidos con amplias masas trabajadoras no proletarias (como las capas medias asalariadas y la pequeña burguesía). Otras de estas características dificultan el avance de la clase obrera y el proletariado en conjunto hacia la cabecera del movimiento revolucionario y favorecen que sectores de la intelectualidad desempeñen papeles vanguardistas, o permiten a la burguesía ejercer su influencia ideológica sobre las masas.

68. Por consiguiente el PCS, como Partido que es del proletariado, tiene que reconocer y tomar enérgicamente en sus manos las grandes y complejas tareas organizativas, políticas e ideológicas que tiene planteadas para organizar el ascenso de la clase obrera y el proletariado en general a su misión revolucionaria socialista y a su papel dirigente de todo el movimiento democrático popular.

El PCS debe cuidarse de la tendencia dogmática a considerar nuestro proletariado con los mismos atributos del de Europa u otras áreas desarrolladas. En apariencia, la repetición de postulados que emanan de ese error tiene un carácter clasista, “obrero”, pero de hecho oculta las tareas que debemos realizar los comunistas para promover nuestro proletariado concretó a su misión de vanguardia; atribuye a éste características revolucionarias ya logradas, las cuales en verdad aún están por forjarse en nuestro país.

Con todo, el proletariado salvadoreño y en particular la clase obrera, es sin ninguna duda la clase potencialmente más revolucionaria de nuestro país; no sólo por corresponder esta afirmación a una tesis teórica de validez universal, sino porque la propia experiencia de la lucha de clases se ha encargado de mostrar aquí las cualidades concretas de mayor firmeza, disciplina y combatividad que el proletariado imprime al movimiento popular cada vez que participa en él masivamente.

EL SISTEMA POLITÍCO DE DOMINACION, EVOLUCION Y CRISIS

Desde los comienzos del siglo actual, una parte de las tendencias objetivas del desarrollo capitalista en nuestro país, propias de las condiciones imperantes entonces en el mundo y en nuestro continente, necesitaban para abrirse paso de un sistema político flexible y liberalizado. Grupos de la ascendente burguesía y algunos políticos ligados a la surgente intelectualidad, expresaban esta corriente. El primer intento en la dirección apuntada fue emprendido por el breve gobierno del Dr. Manuel Enrique Araujo (1911 a 1913), pero el golpe de hacha que descargó sobre su cabeza el asesino “Mulatillo”, pagado por los terratenientes, no sólo quitó la vida al Presidente de la República, sino también cortó el proyecto democratizador y restauró el régimen dictatorial de la oligarquía terrateniente y agro-exportadora de café, que había asaltado el poder en 1894 con el llamado “Movimiento de los 44”, encabezado por el General Tomás Regalado.

El asesinato del Dr. Manuel Enrique Araujo, dio comienzo a la larga tiranía de las familias terratenientes Meléndez-Quiñ6nz (1923-1927). La tendencia a la liberalización siguió buscando abrirse paso; se expresaba en el movimiento de los “constitucionalistas” y otros demócratas de la época, contra los Meléndez-Quiñónez. El surgimiento del movimiento obrero en los años inmediatos a la terminación de la Primera Guerra Mundial, bajo la presión de la breve crisis económica de esos años, e influido fuerte y crecientemente por las ideas de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia, vino a dar una mayor consistencia y base social a la lucha contra la tiranía.
El gobierno de Don Pío Romero Bosque (1927-1931), fue el punto de viraje hacia un tímido proceso de liberalización del sistema político, lo cual se había convertido en una necesidad inaplazable era la segunda mitad de los años veinte, bajo la demanda no ya únicamente de los sectores democráticos de la intelectualidad pequeño-burguesa y de la burguesía urbana ascendente, sino también de la lucha creciente de las masas trabajadoras que se extendió con rapidez en las ciudades y en el campo, en las zonas centro-occidental del país, la más adelantada entonces en el sentido capitalista.

Las “elecciones libres” en las que fue electo Presidente de la República el Ing. Arturo Araujo en 1930, fue el obligado intento de dar continuidad, bajo control de la burguesía, al proceso de liberalización iniciado por Pío Romero Bosque, pero la gran crisis económica del mundo capitalista (1929-33), agudizó a tales extremos la lucha de clases y precipitó una crisis política tan profunda, que ahogó el proyecto en sus encrespadas olas.

En medio del desbarajuste administrativo del gobierno de Araujo, de la frustración de las grandes masas que lo habían llevado a la presidencia y de las convulsiones cada vez más fuertes y frecuentes de la lucha de clases, surgió ante las clases dominantes el peligro de la revolución social y, con ello, la apremiante necesidad de un “régimen fuerte”, de un “gobierno de orden que impusiera paz a los de abajo”. Para llenar esa necesidad surgió la dictadura militar derechista encabezada por el Gral. Maximiliano Hernández Martínez, mediante el golpe de Estado del 2 de diciembre de 1930.

La dictadura, se consolidó por medio del brutal aplastamiento de la insurrección obrero-campesina (más campesina que obrera), encabezada por nuestro Partido en enero de 1932.

70.4 En el fondo de aquella aguda crisis económica y política estaba la fase inicial de la crisis estructural del capitalismo dependiente en nuestro país, más concretamente la crisis de la estructura agro-exportadora- cafetalera.

70.5 A lo largo de sus 47 años de existencia, la dictadura militar derechista ha sufrido modificaciones en el contenido de los intereses clasistas por ella representados y defendidos, en sus pautas para el desarrollo nacional y en sus formas o métodos de gobernar. En general, puede considerarse tres fases de esta evolución de la dictadura militar de derecha.

PRIMERA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
Diciembre de 1931 a Diciembre de 1948

71. Durante esta primera fase, la dictadura militar representaba y defendía, por sobre todo, los intereses de la oligarquía cafetalera, agro-exportadora y terrateniente. Su política económica fue el principal obstáculo que impidió en El Salvador la diversificación de la economía nacional y en particular como ya se dijo atrás, el movimiento de industrialización sustitutiva de importaciones, que caracterizó la evolución de los países del cono sur del continente, después de la gran crisis económica, durante la Segunda Guerra Mundial y la inmediata post-guerra. Por lo contrario, en nuestro país se afianzó profundamente la agro-exportación del café; incluso la diversificación de la agricultura de exportación se vio frenada. La débil y atrasada industria se quedó prácticamente estancada. La “modernización” atribuida al gobierno despótico y sanguinario que durante 13 años ejerció el Gral. Maximiliano Hernández Martínez, en realidad no fue otra cosa que construcción de algunas carreteras, entre ellas la mayor parte de la carretera Panamericana y otras obras de infra-estructura, junto al sistemático concurso del Estado para ordenar el sistema bancario y monetario bajo el férreo control de la oligarquía agro-exportadora del café, dirigir casi totalmente el crédito en su beneficio y bloquear la industrialización.

72.Hasta 1934-35, la exportación de café se dirigía, en más de la mitad, hacia Europa (principalmente a Alemania) y de allí procedía también gran parte de las importaciones de mercancías industriales. La influencia económica y política del imperialismo yanqui era todavía un tanto débil.

73. Surgida para cumplir una apremiante misión contra-revolucionaria y congruente con su línea básica de gobierno, orientada a reforzar y perfeccionar el control de toda la economía nacional por la oligarquía agro- exportadora del café y revitalizar la hegemonía latifundista, la dictadura militar en esta primera fase realizó un método de gobierno sumamente autoritario y represivo, estrangulador de todas las libertades democráticas y los derechos humanos; incluso suprimió la electibilidad del
Presidente de la República y la autonomía del poder municipal, abolió toda libertad para organizar y hacer funcionar partidos políticos y sindicatos; los diputados a la Asamblea Legislativa surgían de unas “elecciones” en las que únicamente podía “votarse” a favor de los candidatos nominados personalmente por el tirano.

74.Un aspecto sobresaliente del régimen fue el hecho de que todo el mando estatal estaba estructurado bajo la autoridad personal del Presidente de la República, a lo cual era inherente la tendencia a la permanencia indefinida del tirano en ese cargo, rodeado por su equipo de jefes militares de confianza, que envejecían junto con él en la cumbre del poder. Así, tampoco había ninguna forma de democracia, ni movilidad hacia los escalones del poder político, para la casi totalidad del cuerpo de oficiales de la Fuerza Armada, que, sin embargo, era el principal y decisivo pilar de sostén de la dictadura.

75. El estallido en Europa de la Segunda Guerra Mundial, en 1939 determinó el desvío total del flujo de las exportaciones de café hacia los EE. UU. y, consiguientemente, también se hizo predominante, casi total, la importación de productos industriales de ese país; aunque desde su entrada en la guerra, en 1940, las exportaciones de mercancías civiles de ese país se redujeron en extremo, a causa de la militarización de su industria.

76. El profundo y extenso descontento de las masas trabajadoras populares en general, acumulado durante 13 años de sufrir el látigo de la dictadura; la tendencia a la diversificación de la economía nacional surgida en algunos sectores de la burguesía, que se veía bloqueada por la absoluta devoción del régimen a la agro-exportación del café; el descontento en la oficialidad del Ejército, en que se mezclaban los sentimientos democráticos y el enojo por la nulificación de sus expectativas de movilidad hacia el ejercicio del poder, bloqueadas por la tiranía personal; la influencia de las ideas anti-fascistas propagadas por el esfuerzo bélico mundial contra el agresor germano-italo-nipón y el debilitamiento del anti-comunismo a consecuencia de la heroica y decisiva participación de la URSS en la guerra anti-fascista; la desconfianza del gobierno de los EE.UU. hacia el Gral. Martínez, a causa de su germanofilia, que si bien no condujo a que Washington “derrocara a Martínez (como alegan algunos empeñados en minimizar el papel del movimiento popular), se expresó en la abstención norteamericana de darle apoyo en su momento final; todos esos factores se conjugaron en Abril y M yo de 1944 para derrocarlo, e iniciar una apertura democrática que fue prontamente cerrada por el contra-golpe militar que encabezó el Coronel Osmín Aguirre y Salinas (octubre de 1944), detrás del cual se alineó la oligarquía agro-exportadora del café.

Es decir, el gobierno de Castaneda Castro, fue el intento de prolongar el esquema personalista o caudillista ya obsoleto, de la dictadura militar derechista; pero este intento fracasó, era en verdad históricamente insostenible.

77. El gobierno del Gral. Salvador Castaneda Castro, que le siguió, fue de nuevo la dictadura dentro del puño de esa oligarquía, el Estado de Sitio permanente, el poder absolutista unipersonal y la tendencia a su perennización.

El “Golpe de los Mayores”, el 14 de diciembre de 1948, le puso fin sin que fuera necesario ni un sólo combate, como no fueran unos pocos disparos de salva.

SEGUNDA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
Del 14 de diciembre de 1948 a la guerra contra Honduras (14de julio de 1969)

78. El Golpe de Estado de los Mayores abrió una nueva fase de la dictadura militar en cuya dirección se conjugaron inicialmente varias tendencias y sectores:
a) La intelectualidad reformista civil y la joven oficialidad, frustradas en 1944, que aspiraban a la democratización del sistema político, a reformas sociales limitadas y a fomentar la industrialización.

b) Grupos de la burguesía interesados en la diversificación de la economía nacional, entre los que se incluían algunos elementos agro-exportadores que habían iniciado la diversificación de sus propias inversiones y resentían los obstáculos emanados del autoritarismo conservador del tirano y de la legislación existente.

c) La aspiración, profundamente enraizada en el cuerpo de oficiales del Ejército, de asegurarse un mecanismo de relevo periódico en el mando político y la administración estatal, de modo que dejaran de ser éstas un privilegio por tiempo indefinido para un tirano y su camarilla y fuera posible ampliar su disfrute a las sucesivas promociones de militares.

Esta demanda, prácticamente unánime en las filas castrenses, si bien se enfilaba contra la tiranía caudillista y coincidía por eso, en lo inmediato, con las aspiraciones democráticas del pueblo, llevaba implícita también la decisión de que la Fuerza Armada retuviera indefinidamente el gobierno, incluso frente al eventual rechazo de la voluntad popular. Era, pues, la aspiración a modernizar la vieja dictadura militar, su cobertura con un ropaje de democracia representativa que no tardó en rasgarse y no la aspiración a la democratización consecuente del sistema político. Esta vocación autoritaria tampoco venía unida, como ha ocurrido en varios casos recientes de Asia, África y América Latina, a una determinación de los militares de utilizar su hegemonía para realizar cambios estructurales profundos y rescatar la soberanía nacional de las garras del imperialismo.

79. El mecanismo de relevo demandado por los militares quedó consagrado en el principio constitucional de la no prolongación del período presidencial y la no reelección del Presidente de la República, cuya violación está sancionado por el “Derecho del pueblo a la insurrección’ que de hecho es el reconocimiento del “derecho” al Golpe de Estado militar (artículos 5 y 7 de la Constitución Política).

La constitución de 1950 recogió también, en general, todas estas tendencias burguesas y pequeño-burguesas anteriormente mencionadas y también registró ciertas conquistas democráticas de las masas trabajadoras y de sectores progresistas de la intelectualidad, como el derecho de huelga y la autonomía universitaria.

80. Se inició lo que podríamos llamar una apertura democrática limitada e inestable, varias veces cerrada y varias veces abierta durante esta segunda fase de la dictadura militar derechista.
Los límites de esta “apertura” fueron siempre claros:

a) no se permitiría que sirviera para el desarrollo del movimiento revolucionario popular anti-oligárquico, anti-imperialista y, menos aún por el socialismo;

b) no se permitiría el desplazamiento del ejército de las posiciones hegemónicas en el gobierno.

El Estado asumió el papel de activo promotor de la industrialización, de la agro-exportación y de la reorientación del crédito bancario, se emitió una legislación incentivadora de la industria; se dinamizó la electrificación; se procedió a la construcción de una red moderna de
carreteras, comunicaciones telefónicas y telegráficas; el Estado emprendió por su cuenta, o en asociación con la gran burguesía, el desarrollo de algunas ramas de la economía (electricidad, puertos, construcción de viviendas). El esfuerzo del Estado estuvo dirigido primero a atraer a la oligarquía agro-exportadora del café, dueña principal del capital en el país hacia la inversión en la industria y, luego, a la atracción del capital monopolista extranjero, especialmente norteamericano. Como consecuencia de su empeño en el fomento industrial y de la orientación seguida
para ello, el Estado entró en un proceso de modernización y de endeudamiento externo.

81. La concertación de un sistema de tratados bilaterales de comercio con los demás países centroamericanos, durante la década de los años cincuenta y, finalmente, del Tratado de Integración Económica Centroamericana en 1960, imprimieron mucho dinamismo a esta política. El Mercado Común Centroamericano (MERCOMUNCA), creado por este movimiento integracionista, vino a ser no sólo un fuerte incentivo económico, sino que también surgió como garantía real de que la industrialización no forzaría una reforma agraria, a la cual se opone obstinadamente la oligarquía agro-exportadora. Así, esta oligarquía, que se mostró al principio recelosa y esquiva, se incorporó de un modo creciente a la inversión industrial.

82. La incorporación activa de la oligarquía agro-exportadora a la industria, la expansión del sistema bancario bajo su control, el creciente peso de los monopolios imperialistas en la industria de nuestro país, el endeudamiento estatal con los EE.UU. y la imposición de su recalcitrante política de “guerra fría”, arrinconaron o corrompieron las tendencias reformistas pequeño-burguesas incorporadas a la dirección del Estado por el “Golpe de los Mayores”, convirtieron en papel mojado sus logros en la Constitución de 1950 y ahogaron el espíritu democratizante de ésta. El derrocamiento en Guatemala del gobierno independiente, democrático y anti-imperialista de Jacobo Arbenz, hecho promovido y dirigido por la CIA, afianzó este curso de evolución en El Salvador durante la década de los cincuenta.

83. La cristalización del nuevo modelo de la dictadura militar y su orientación industrializadora, así como también la frustración de los aspectos democratizantes del mismo, tuvieron por marco el gobierno del Coronel Oscar Osorio (1950-56). El gobierno del Coronel José María Lemus, que le siguió, fue el punto culminante del nuevo maridaje de la dictadura militar con la oligarquía agro-exportadora y el imperialismo yanqui, en torno al fomento a la industrialización y a la guerra fría. Su derrumbe en octubre de 1960, en el marco de un gran auge de la lucha popular influido por la Revolución Cubana el mayor desde 1944 y el contragolpe del 25 de enero de 1961, que se comprometió inicialmente con el viraje reformista norteamericano de “Alianza para el Progreso” (ALPRO); el dinámico crecimiento industrial que permitió en sus primeros años el MERCOMUNCA y la consiguiente salida de la crisis política, condujeron en 1963-64, a una nueva actualización de la apertura democrática limitada bajo el gobierno del Coronel Julio Adalberto Rivera*: cesó temporalmente la represión, se introdujo el sistema de la representación proporcional ante la Asamblea Legislativa, que fue decisivo para el afianzamiento de los partidos políticos permanentes y pareció ofrecer posibilidades para obtener por medio de las elecciones logros progresivos hacia la democratización del sistema político.
(*El Coronel Julio Adalberto Rivera desenvolvió su período presidencial entre 1962 y 1967)

84. El reformismo volvía a levantar cabeza en los escalones de la dictadura militar derechista, adoptando ribetes de un temido populismo, bajo el patrocinio de Washington; aunque también se vitalizaron y resurgieron las tendencias reformistas de diverso matiz dentro de las filas militares y el aparato civil del Estado, donde acrecentaba su peso la emergente tecnocracia.

Este rebrote reformista fue prontamente ahogado, no tanto o no sólo porque el asesinato de John F. Kennedy (1963) puso en agonía a la ALPRO, sino principalmente porque el funcionamiento del MERCOMUNCA ofreció, entre 1962 y 1968, un punto de apoyo consistente para el proceso industrializador y éste adquirió ritmos acelerados, sin necesidad de una reforma agraria que enriqueciera el mercado nacional.

85. La apertura democrática limitada iniciada el 14 de diciembre de 1948 y su actualización en 1963-64, originaron condiciones que favorecieron el resurgimiento del movimiento obrero sindical (1949 en adelante), que había sido proscrito desde enero de 1932, el desarrollo del movimiento estudiantil y magisterial, la creación y fortalecimiento de partidos políticos permanentes (desaparecidos desde 1932), la reforma universitaria con su consiguiente multiplicación del estudiantado y la intelectualidad en general, la notable izquierdización en el contenido ideológico de la educación superior y el desarrollo multifacético de la lucha político.-ideológica en nuestro país.

El PCS fue el principal y más activo promotor de este amplio movimiento de reorganización y orientación de masas. Al empeñarse en ello, el PCS superó los estrechos marcos de su propia debilidad y clandestinidad, heredados de la gran derrota de enero de 1932.

86. En 1968 comenzó a hacerse evidente que los grandes desequilibrios en el desarrollo de la industrialización, impuestos a los países centroamericanos por los monopolios imperialistas en el marco de la “integración económica” y el pesado lastre del problema agrario, habían engendrado contradicciones graves que se volvieron prontamente agudas y condujeron a la guerra de El Salvador contra Honduras, el 14 de julio de 1969.

El sistema de convenios e instituciones directrices del Mercado Común Centroamericano se rompió, la industrialización y la economía salvadoreña en conjunto sufrieron un brusco frenaje y los ritmos anteriores a 1968 no han vuelto a recuperarse. En una palabra, estallaba la fase actual de la crisis estructural, fase de plena madurez de la misma. Paralelamente, agravada por la crisis estructural, se iniciaba una nueva crisis política de la dictadura militar derechista, de la cual todavía no ha logrado salir; se abría así un período histórico de revolución.

TERCERA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
DEL 14 DE JULIO DE 1969 A LOS DIAS ACTUALES

87. El fructífero y multifacético proceso organizativo de las masas trabajadoras urbanas (obreros y maestros principalmente), los avances cualitativos en la lucha político-ideológica conseguidos por el PCS y grupos no organizados de la izquierda, aliados suyos, mediante su influencia., en el movimiento obrero, en la Universidad, en los nuevos sectores de la intelectualidad y con su participación en la contienda política legal, desde las elecciones presidenciales de 1967 (“PAR Nueva Línea”), prepararon en las ciudades las fuerzas revolucionarias de masas que, una vez estallada la crisis estructural, irrumpieron vigorosamente y pusieron en marcha un gran movimiento revolucionario (dolorosamente divido desde 1970).

88. Por otra parte, la guerra contra Honduras y la ruptura del MERCOMUNCA, estimularon el resurgimiento del movimiento campesino y pusieron de relieve una vez más la necesidad de dar una solución al problema agrario, incluso para proseguir el desarrollo dentro del capitalismo, especialmente para seguir adelante con el proceso industrializador, principal polo dinámico de dicho desarrollo.

Pero han teni4o poco éxito y, además, aportaron nuevas contradicciones y tensiones estructurales y políticas, las tentativas oficiales de sustituir la industrialización basada en el MERCOMUNCA, por un modelo en que el Estado asuma un papel de gran peso en la producción, en
el sistema financiero y los servicios, es decir, desarrollando la tendencia al capitalismo monopolista de Estado, que al mismo tiempo promueva la liquidación de latifundios y fomente la industrialización para exportar al mercado mundial, mediante una política entreguista, de puertas abiertas a las transnacionales (Ley de Industrias de Exportación, “Zonas Francas”, etc.).

89. Al abrirse esta fase de la crisis estructural, surgió un nuevo brote de reformismo impregnado con las concepciones desarrollistas pro-imperialistas, en el aparato militar y civil del Estado. En efecto, desde los finales del gobierno de Sánchez Hernández hasta los finales del gobierno del Coronel Molina, esta corriente reformista caracterizada por su timidez y vacilación, se vino disputando la supremacía con la vieja tendencia conservadora y ultraderechista que ha sido la razón de ser de la dictadura militar, a lo largo de sus 48 años de vida. La tendencia conservadora consiguió una victoria decisiva al imponer al Coronel Arturo Armando Molina la claudicación de su proyecto de “Transformación Agraria”, en octubre de 1976.

90. El ascendente proceso organizativo, de toma de conciencia y de lucha multiforme de las masas populares, puso a prueba el modelo político de la dictadura militar derechista con democracia representativa limitada, organizado por el “Golpe de los Mayores” en 1948 y mejorado en 1964 con la representación proporcional en la Asamblea Legislativa.

El movimiento popular se enriqueció con un nuevo instrumento de. aglutinación y acción política, al constituirse la Unión Nacional Opositora (UNO), en 1971, cuyo programa recogió las aspiraciones democráticas y de cambios estructurales de las grandes mayorías del pueblo, agrupó a éstas en su derredor y condujo a una polarización total del enfrentamiento político electoral, durante el gobierno del Coronel Molina.

El modelo aperturista se derrumbaba así bajo la presión del movimiento popular, cuyas demandas apuntaban hacia una democracia real y consecuente, hacia la libertad y el poder de decisión para la mayoría. El agotamiento del modelo se inició en 1967, con la ilegalización del PAR y la represión del movimiento huelguístico (segunda mitad de 1967 y comienzos de 1968), y luego se inutilizó bajo la acción de las reiteradas grandes batallas electorales encabezadas par la UNO: dos elecciones presidenciales, dos de diputados y munícipes y el retiro de una más de ellas. Quedó demostrado para las grandes masas, por medio de su propia experiencia, que las “elecciones” son un simple mascarón
de proa de la dictadura militar derechista, la cual se vio forzada por el empuje popular a corromperlas frente a la vista de todos, mediante el fraude y la imposición.

En este marco de polarización y de crisis del modelo aperturista de la dictadura militar, surgieron y crecieron varias organizaciones populares armadas, cuya acción ha contribuido a profundizar la crisis política y a dificultar con ello, la salida a la crisis estructural.

91. La Iglesia Católica, que había venido prestando su concurso ideológico al servicio de la oligarquía burguesa-terrateniente y de la dictadura militar, para ejercer sobre las masas en particular sobre las del campo un influjo apaciguador y conformista, y era por ello una parte integrante del sistema de dominación, se movió con bastante rapidez desde comienzos de los años setenta, hacia las posiciones de compromiso con los trabajadores, especialmente con los campesinos.

El viraje de la Iglesia Católica debilitó en lo ideológico al sistema político, ayudó a desatar las amarras ideológicas y sicológicas que impedían el despliegue del movimiento revolucionario de las masas del campo; significó por tanto, un golpe desde dentro y a la vez desde fuera para la dictadura militar derechista.

92. La dictadura militar derechista había perdido así su vestimenta democrática-representativa, el instrumento ideológico que tanto le ayudó (la Iglesia), y la pasividad de las masas. Las clases dominantes, la jerarquía militar y el imperialismo quedaron ante la necesidad de instituir un nuevo modelo de dominación que fuera capaz de asegurarles la permanencia en el poder y, consiguientemente. la sobrevivencia del capitalismo dependiente.

Esta tarea no ha podido ser cumplida a satisfacción, a causa de dificultades de diversa índole: económicas y políticas, nacionales e internacionales, pero principalmente, por la obstinada lucha y la heroica resistencia del movimiento popular.

93. El temor ante el peligro ro1ucionario, que significa el auge del movimiento popular durante esta década y la consiguiente inutilización de la “democracia representativa limitada’’, los requerimientos del cauce monopolista dependiente por el que forzan a seguir a la economía nacional la oligarquía financiera y las transnacionales norteamericanas, japonesas y alemanas, muchas de ellas vinculadas al complejo militar industrial de los EE.UU. y la OTAN; la desesperada defensa de su monopolio sobre la tierra y del modelo agro-exportador por los sectores más tradicionales de la burguesía y los terratenientes; las presiones que ejercen en pro de la exacerbación de la contra-revolución los círculo del Pentágono y el viraje más o menos general de las jefaturas militares de América Latina hacia la derecha y el fascismo, han impuesto en nuestro país una criminal escalada de represión y la tentativa de organizar un Estado verticalista y corporativo.

94. En las condiciones de América Latina, este es un “fascismo dependiente” con peculiaridades que lo asemejan o distinguen de otras variantes del fascismo, como las de Europa de los años 20-40 o el de la última década (Grecia, España-Portugal), pero su esencia contrarrevolucionaria es la misma.

El “fascismo dependiente” es en gran medida “fascismo militar” y es la forma de la contra-revolución actual en América Latina y por supuesto, en nuestro país.

95. De esta manera, la dictadura militar derechista, abocada a su propia caducidad histórica y empujada por los círculos más reaccionarios de la oligarquía financiera, de los terratenientes, de las transnacionales del Estado imperialista yanqui, ha buscado sobrevivir mediante la fascistización; pero no ha logrado institucionalizar este modelo.
Al mismo tiempo, la alternativa de una nueva apertura democrática se le presenta hoy sumamente riesgosa: las contradicciones estructurales del sistema son ya muy agudas, el movimiento popular revolucionario ha experimentado un extraordinario desarrollo, la burguesía y el gobierno han perdido en proporción muy grande su base de apoyo político.

En estas condiciones, la vía burguesa democrática para solucionar la crisis política, tiene que ser hoy parte inseparable de sustanciales reformas-económico-sociales que deriven beneficios al pueblo trabajador y tales cambios encuentran oposición recalcitrante en las mismas filas
burguesas. Por lo demás, no bastaría una apertura democrática limitada para conjurar esta crisis y conceder un nuevo plazo indefinido de vida a la dictadura; más que en ningún otro momento, pues, la conquista de democracia está ahora vinculada íntimamente a su derrocamiento.

DIALECTICA DE LA CRISIS ESTRUCTURAL, LA CRISIS DEL SISTEMA POLITICO Y LA DEPENDENCIA

95.1. Las espectaculares posibilidades de desarrollo de las fuerzas productivas que abre el mundo de hoy, en plena revolución científico-técnica, se encuentran bloqueadas para nuestro país por su propia estructura, es decir, por su sistema de relaciones de propiedad, producción, intercambio, distribución y la supeditación de su economía al imperialismo.

La dependencia y el problema agrario, que inherentes al capitalismo dependiente que impera en nuestro país, constituyen los principales frenos al desarrollo nacional.

96. El Salvador, sufre esta profunda crisis estructural, característica de los países capitalistas dependientes de un desarrollo medio y al mismo tiempo una profunda crisis de su sistema político; está así en crisis el capitalismo dependiente “salvadoreño” como sistema entero, su base y super-estructura: su sistema de relaciones económicas, su sistema político y jurídico, las formas ideológicas dominantes tradicionales.

96.1.— Es esta crisis de la formación social entera lo que constituye la base material y política de la actual situación histórica que vive nuestro país, cuyo atributo principal consiste en que la revolución es ahora una posibilidad objetiva real y no sólo un buen deseo de los revolucionarios.

97. Dicho de otro modo, está abierta en El Salvador una etapa histórica de revolución. La revolución se convertirá de posibilidad en realidad victoriosa, si existe una vanguardia que trace y aplique una línea correcta, que una y conduzca firmemente hasta su triunfo la lucha de las fuerzas sociales del progreso, las grandes masas trabajadoras en primer lugar.

Pero esta etapa histórica también puede desembocar en una salida que imponga al país la continuidad del curso capitalista dependiente de evolución. Esta es también una posibilidad real, que solo la revolución podría impedir.

98. La salida de la crisis estructural hacia la continuación del curso capitalista de evolución, sería sólo un paliativo a la profunda crisis del capitalismo dependiente “salvadoreño”, no su definitiva solución.

A este respecto debe tenerse presente que a pesar de sus similitudes, no se trata de una crisis del capitalismo de desarrollo medio idéntica a la que sufrió Europa Occidental en el tercer cuarto del siglo pasado, sino de un tipo de esta crisis en un país (El Salvador) que está inmerso dentro del sistema del capitalismo monopolista mundial, dentro del cual los países como el nuestro ocupan un lugar y función específicos. En el tercer cuarto del siglo pasado no había monopolios en ninguna parte, hoy los monopolios tienen posición dominante sobre los países del “Tercer Mundo” como el nuestro y, al descargar sobre ellos la crisis del capitalismo mundial, agravan su crisis estructural “interna”, la complican, bloquean la posibilidad de una solución real y estable.
Así, pues, en el siglo pasado, la crisis del capitalismo de desarrollo medio no tenía encima estas agravantes presiones “externas”.

Además, ahora existe el sistema socialista mundial y su influencia en el curso de la historia de la humanidad es poderosa y aumenta; es éste un factor también “externo” que condiciona la evolución de países como el nuestro.

La crisis del capitalismo dependiente de desarrollo medio de nuestro país, se parece más a aquella que sufrieron los países periféricos de Europa Oriental en los años 20-40 del siglo actual y los condujo al socialismo. Ciertamente El Salvador es quizás menos desarrollado, en el sentido
capitalista, de lo que eran entonces algunos de esos países, pero hoy el socialismo en el mundo es muchísimo más fuerte y la crisis general de capitalismo es más honda.

99. Entre la crisis del sistema político y la crisis del sistema de las estructuras económico-sociales existe una interacción dialéctica: la un agrava a la otra, el alivio de una alivia a la otra, pero al mismo tiempo que hay interdependencia armónica entre ambas, existen contradicciones y también una autonomía relativa entre ellas.

100.—Ilustra muy bien la existencia de estas contradicciones y autonomía relativa la experiencia centroamericana:
Los tres países de nuestra región donde ha imperado tradicionalmente un sistema político autoritario (El Salvador, Nicaragua y Guatemala), son también aquellos donde la crisis del sistema político se ha vuelto más aguda y ha conducido a una mayor polarización de las fuerzas; mientras que en Costa Rica, donde la democracia burguesa es tradicional, ha demostrado ser ésta un marco suficientemente flexible para albergar el juego de las tendencias emanadas de la crisis estructural (en esencia, la misma que sufre toda Centro América), ora inclinando el timón del Estado hacia el “centro” y, en ciertos momentos incluso, hacia el “centro izquierda”, ora hacia la derecha, pero sin que todavía el enfrentamiento político haya adquirido desde la guerra civil de 1948 un grado crítico de agudeza y polarización. Así pues, Costa Rica sufre de crisis estructural, pero no vive una crisis del sistema político.

Puede también traerse a cuentas el caso de Honduras, donde en diciembre de 1972 fue roto el modelo tradicional del sistema político bipartidista, por el golpe militar reformista. Se originó así una situación en la que, a pesar de la falta de juego electoral, imperó un clima de tolerancia que admitió durante cinco años la pugna de las tendencias de solución a la crisis estructural, sin provocar una extrema agudización del conflicto político. Cuando la flexibilidad del sistema político, abierta en diciembre de 1972, agotó sus posibilidades reales, con la frustración (en todo lo principal) del proyecto reformista condensado en el “Plan Nacional de Desarrollo”, se inició desde 1975-77 un período de inestabilidad del gobierno, empezó a clausurarse la tolerancia, apareció la garra de la represión sobre el movimiento obrero y popular, se intenta restaurar el sistema político tradicional bajo la supremacía del Partido Nacional el más conservador y antidemocrático y, así, la crisis política toca de nuevo a la puerta de ese país.

101. La lógica de estas realidades y experiencias centroamericanas apunta a esta conclusión: la democratización del sistema político podría sacar a éste de su crisis, aliviar la crisis de la formación social en conjunto, alejar el peligro de revolución y facilitar la continuación por la ruta capitalista dependiente de evolución. Sin embargo, excepto en Costa Rica, donde la democracia tiene hondas raíces históricas, en los demás países del Istmo la democratización es una tarea sumamente difícil y riesgosa para las clases dominantes: puede desatar y agudizar mucho sus propias contradicciones internas, ya que es imposible su unanimidad en torno a un proyecto de esta clase; puede encontrar tozuda resistencia de parte de las jefaturas militares, usufructuarias por décadas del privilegio de gobernar; y puede facilitar la organización y la acción de las grandes masas trabajadoras, ahora marginadas del ejercicio de la libertad por la continua represión, ampliándose y agudizándose aún más la lucha de clases, en pos de las radicales transformaciones estructurales.
102. Veamos más de cerca los problemas e interacciones de la crisis estructural y del sistema político en El Salvador:

a) En el marco de la crisis estructural y política ha tenido lugar un fuerte incremento de la actividad financiera especulativa, principalmente en derredor de la industria de la construcción y las inversiones turísticas, ha adelantado el aburguesamiento de los latifundios y la proletarización de los campesinos, ha adelantado grandemente el proceso de fusión entre el capital bancario, industrial, comercial y agro-exportador configurándose una oligarquía financiera, monopolista, “modernizante” cada vez más entrelazada con las transnacionales imperialistas sumamente poderosa.

La oligarquía financiera, las sucursales de las transnacionales y la alta jerarquía militar, constituyen hoy el núcleo principal del bloque de poder. La burguesía agro-exportadora y terrateniente, una parte de la cual se ha fundido dentro de la oligarquía financiera, sigue ejerciendo fuerte influencia, como pudo verse durante el enfrentamiento que suscitó la “Transformación Agraria”.

b) La pugna por imprimir una salida burguesa a la crisis estructural del capitalismo dependiente de mediano desarrollo, incluye tendencia económicas que en nuestro país son contradictorias, al menos en su inicios: por un lado, la tendencia al capitalismo monopolista de Estado dependiente, que amengua el papel del capitalismo privado y, por otro, la tendencia al fortalecimiento del sector capitalista privado alrededor de la oligarquía financiera y de las sucursales de las transnacionales, el cual se opone al incremento del control estatal sobre la economía.

Esta segunda tendencia (la privada) ha resultado hasta hoy más poderosa en nuestro país y ello trae implícito cierto recorte al autoritarismo estatal en la esfera económica que, en el fondo, es un obstáculo para un avance fácil y rápido hacia la institucionalización del Estado fascista, como una parte del bloque de poder lo desea.

c) El Estado ha experimentado un rápido endeudamiento externo sin que éste le haya servido para adelantar su participación en la esfera productiva, porque tal participación es rechazada por las mismas clases dominantes a las que sirve la dictadura militar derechista.

Las pequeñas reformas agrarias no ha sido posible realizarlas, porque fueron bloqueadas por el sector más reaccionario de la oligarquía financiera, por la burguesía agraria y los terratenientes.

Las transnacionales imperialistas han acrecentado sustancialmente su dominio sobre la industria y la economía nacional en conjunto, pero el volumen de sus inversiones ha estado muy lejos de lo esperado y de lo requerido para romper el estancamiento de la industrialización.

El ritmo y el volumen de la inversión privada interna ha sufrido una grave disminución desde 1977.

Todo esto ha agravado la crisis estructural y reforzado la dependencia del financiamiento imperialista, de lo cual se derivan más dificultades económicas y políticas, puesto que la concesión de dicho financiamiento se vincula hoy a las pautas, bandazos y maniobras aperturistas del gobierno norteamericano en Centroamérica.

d) Así pues, se encuentran atascados los propósitos principales tendientes a poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo capitalista dependiente postulados desde 1970 por la política económica oficial.

Al fracaso sufrido hasta hoy en la construcción de los pilares del nuevo modelo económico, han contribuido también la crisis económica del mundo capitalista (inflación y devaluación del dólar, saltos en los precios del petróleo, especialmente) y la crisis política nacional, que ha alejado la inversión foránea y ha provocado la huída masiva del capital local. El retraso en romper el impase económico repercute a su vez agravando la crisis del sistema político.

102.1. Resolver la crisis del sistema político ha pasado a ser la cuestión clave, ya sea para dar una salida paliativa o una solución real a la crisis estructural, a la situación histórica en conjunto, para las masas trabajadoras y populares, la solución no puede comenzar sino con el derrocamiento de la dictadura militar derechista y la instauración de un poder revolucionario democrático anti-imperialista; para las clases dominantes conseguir un paliativo comienza necesariamente con la introducción de modificaciones en el sistema político de la dictadura militar, la cual a su vez busca angustiosamente su salvación.

Los sectores más reaccionarios de la oligarquía financiera, de las transnacionales que operan en el país, de los terratenientes y lo militares, han estado empujando a la dictadura militar a convertirse en un régimen fascista moderno, que patrocine y garantice el paso a la fase monopolista desplegada del capitalismo dependiente.

Otros sectores de las clases dominantes, coincidiendo con la orientación trazada por Washington, se inclinan a favor de ensayar con una maniobra aperturista, con la cual esperan disminuir la agudeza de la lucha de clases, normalizar el funcionamiento de la economía, incentivar inversiones y marchar gradualmente hacia la fase monopolista desplegada del capitalismo dependiente.
Aunque la alternativa fascista no ha podido realizarse plenamente es la que se aviene más con el carácter y tradiciones de la dictadura militar.

102.2. La dictadura militar derechista salvadoreña nació portando el germen de su propia crisis: se instauró como un régimen de excepción en un momento también excepcional (el de la situación revolucionan de 1931-32), y debía abandonar la escena una vez alejado el peligro de
revolución.

Los intereses del desarrollo modernizante del capitalismo dependiente requerían de un régimen político distinto, propio para los tiempo “normales”, “evolutivos”; pero el régimen de excepción se perpetuó a contrapelo de esta necesidad, como sistema político permanente. Este contrasentido tenía que chocar y chocó con las tendencias y necesidades del desarrollo capitalista y del desarrollo social en general; por eso hubo de realizarse en el pasado reparaciones y reajustes en el modelo de dictadura militar, para salvarla. Pero esos reajustes sólo aplazaron su colapso, no han superado su crisis congénita.

102.3. Es por eso que, la estabilidad de la dictadura militar derechista se ha visto afectada tantas veces, acercando sus inherentes posibilidades de crisis a la realidad:

a) en abril, mayo y diciembre de 1944;
b) en diciembre de 1948; y
c) en agosto-octubre de 1960.

102.4. Desde 1968 se ha vuelto crónica la crisis de la dictadura militar y se suceden con mayor frecuencia las coyunturas que la convulsionan:

a) movimiento huelguístico de hecho, de la clase obrera, culminando con la huelga general progresiva (diciembre de 1966-abril de 1967)

b) primera y segunda huelga de ANDES (febrero-marzo de 1968, junio-agosto de 1971);

c) victoria electoral presidencial de la UNO el 20 de febrero y alzamiento militar el 25 de marzo de 1972;

d) amplio repudio nacional a la matanza de estudiantes del 30 de julio de 1975;

e) agudo enfrentamiento entre el gobierno y la burguesía por el ‘Primer Distrito de Transformación Agraria” (julio-octubre de 1976);

f) victoria de la UNO en las elecciones presidenciales del 20 de febrero de 1977; extraordinaria movilización de masas, huelga política insurreccional en la semana siguiente;
g) agudización del enfrentamiento del gobierno de Molina con la Iglesia (asesinatos de los sacerdotes Rutilio Grande y Alfonso Navarro, ocupación militar y represión sangrienta en Aguilares y el Paisnal (marzo-junio de 1977);

h) agudización del enfrentamiento del gobierno con el movimiento campesino y las organizaciones armadas de izquierda (abril de 1977 en delante); y

i) sacudidas por el movimiento huelguístico de la clase obrera (febrero-marzo de 1979).

No cabe duda de que las convulsiones serán en. el futuro más recuentes y violentas.

102.5. De nuevo el país se aboca a las cercanías de otra situación revolucionaria y ello pareciera justificar para las clases dominantes la existencia de un régimen de excepción y avalar su fascistización; pero la dictadura militar derechista llega a este momento sumamente desgastada por más de 48 años de existencia postiza y, encomendado a ella, el fascismo no ha podido establecerse aquí de un modo eficientemente avasallador, como en Chile o Uruguay.

Es por eso que se han formado en las clases dominantes grupos que refieren ensayar con una maniobra “aperturista”, en vez de arriesgarse que el desgastado y profundo desprestigio nacional e internacional de
la vieja dictadura militar, favorezcan la victoria de la revolución. En esto hay desde luego, un contrasentido, que ilustra la contradictoria y hasta incongruente conducta que la crisis de la formación social impone a las clases dominantes.

103. Para comprender mejor, más profunda y multifacéticamente el actual proceso histórico nacional y sus perspectivas, conviene realizar un examen comparativo con el de otras regiones de la América Latina por lo menos desde la gran crisis económica del capitalismo mundial
(1929-33):

a) En los países del Cono Sur y otros de la América Latina tuvo lugar, como hemos apuntado antes, desde los años 30 a los finales de los 50, el proceso de industrialización “sustitutiva de importaciones”, que buscaba configurar un modelo de desarrollo económico “hacia adentro.” Esta era una respuesta a la experiencia sufrida durante aquella gran crisis económica, cuyo impacto en nuestro sub-continente fue tan devastador a causa del modelo imperante de economía “hacia afuera”.

Ese movimiento industrializador trajo el surgimiento de sectores nacionalistas de las burguesías, la democratización en algunos de aquellos países Chile, Uruguay y el populismo en otros Argentina, Brasil corno un sustituto o parodia de la revolución burguesa, que no pudo cumplir sus tareas.

b) En El Salvador, el impacto de la gran crisis capitalista precipitó también en la crisis un modelo de economía dependiente “ hacia afuera”, encarnado en el monocultivo y la agro-exportación del café (primera fase de la crisis estructural), pero el incipiente sistema político democratizante, inaugurado sólo en 1927 por el gobierno de Don Pío Romero y apenas continuado por el del Ing. Arturo Araujo en 1931 sucumbió en la vorágine del intento de revolución social y de la contrarrevolución victoriosa en 1932. La vieja dictadura de la oligarquía teniente agro-exportadora resultó así restaurada bajo la forma de dictadura militar derechista y, con ello, se frustró toda posibilidad para la puesta en marcha entonces de la industrialización sustitutiva, del tipo suramericano.

103.1. Ese proyecto se retrasó dos décadas y, cuando reasomó cabeza en los años cincuenta, habían ocurrido o se estaban produciendo cambios sustanciales en el contexto de las relaciones capitalistas mundiales: los EE.UU. se alzaban como la potencia hegemónica absoluta en el mundo capitalista e imponía a los dependientes y débiles países
latinoamericanos los términos de su propia política mundial y las pautas de desarrollo que le eran unilateralmente convenientes. Por tanto, redujo de modo radical el espacio para la iniciativa histórica de la burguesía nacional o nacionalista; el despliegue del capitalismo monopolista
de Estado en EE.UU., Europa Occidental, Japón y la revolución científico-técnica en los años 60 y 70, se encargarían de hacer más asfixiante la atmósfera para las posibilidades de tal iniciativa.

En estas condiciones, el proceso de la industrialización sustitutiva no pudo configurarse en El Salvador tampoco en los años 50 en delante y, con ese falso nombre, surgió en su lugar una industrialización dominada económica y tecnológicamente por los monopolios imperialistas, que engendró otra variante del modelo de economía “hacia afuera”; no surgió en nuestro país ningún sector de burguesía nacional o nacionalista, el reformismo y el populismo apenas adquirieron las dimensiones de una caricatura que, quizás, podríamos bautizar corno “minidesarrollismo” y “mini-populismo”. Lo de “mini” no tiene que ver con el tamaño de nuestro país, sino con los efectos reductivos de las posibilidades de desarrollo para estos fenómenos, impuestos por el retraso de 30 años del proceso nacional, en relación con otras regiones latinoamericanas y de muchas décadas más en relación con el reloj mundial.

103.2.— La madurez de la crisis estructural del capitalismo dependiente de mediano desarrollo, su fase central, estalló en otras partes del continente desde fines de los años 50; en El Salvador esta fase estalló al final de los años 60. He aquí la causa más profunda de que la crisis del sistema político y las formas de la lucha de clases propias de los años 50 para tantos otros países latinoamericanos, hayan surgido en nuestro país solo en los años 60.

103.3.— Pero en fin de cuentas, igual que en tantos países latinoamericanos, también en El Salvador sonó la hora de la verdad, el combate abierto en la encrucijada de dos vías alternativas fundamentales de salida a la crisis de las estructuras y del sistema político: la solución revolucionaria democrática anti-imperialista, rumbo al socialismo; y la salida burguesa contra-revolucionaria fascista, con o sin lapsos aperturistas o de “democracia restringida”, rumbo al capitalismo monopolista y monopolista de Estado dependiente.-

CEM publica documento del VII Congreso del PCS (1979)

SAN SALVADOR, 5 de enero de 2009 (SIEP) “De nuevo, en cumplimiento del compromiso adquirido de publicar digitalmente documentos fundamentales del proceso revolucionario salvadoreño, esta vez les presentamos las Tesis y Fundamentos de la Línea General del PCS, aprobados por el VII Congreso del Partido Comunista….” informó el Lic. Roberto Pineda, coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Anteriormente como CEM hemos publicado ya el Informe General y el Programa Agrario del V Congreso, de abril de 1964, así como el Informe general del Comité central al VI Congreso, de agosto de 1970, y otros documentos que pueden encontrarse en la pagina electrónica de SIEP…”

“El VII Congreso del PCS se celebró en abril de 1979, en Los Planes de Renderos, en medio de una crisis política de la dictadura militar, que desembocó meses después en el Golpe de estado del 15 de octubre…” añadió.

“En este VII Congreso, hace treinta años, se tomó el acuerdo de asumir la vía armada como la forma principal de lucha y con base a esta resolución se dan los pasos para la creación de las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL en marzo de 1980.”

“El documento que apareció en el número 1 de la Revista “Fundamentos y Perspectivas” de junio de 1980, se divide en cinco partes, la primera trata sobre los Fundamentos y tesis de la Línea General del PCS, la segunda sobre El Carácter y las fuerzas motrices de la Revolución que madura en nuestro país…”

“La tercera sobre la Conquista de la Dirección de la revolución Democrática Anti-imperialista por el Proletariado y su Partido, la cuarta sobre El Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo y la última sobre la Línea Internacional del PCS” concluyó el Lic. Pineda.

A mi me pusieron la capucha… Entrevista con Carlos El Chino Ramírez

SAN SALVADOR, 30 de diciembre de 2009 (SIEP) “A mi me pusieron la capucha, fue en los tiempos del Chele Medrano…”nos relata, Carlos Ramírez, conocido como El Chino, de 81 años, y conocido militante comunista de la Universidad de El Salvador.

“Nací en el Mesón Florida, allá en el centro…sobre la 2da. Avenida…Mi papa era zapatero, tenía taller, de nombre Gumersindo y fue muy progresista, líder cooperativista, avanzado para su época, incluso ateo, anticlerical, antimilitarista…fue maestro de Miguel Mármol quien lo menciona en su libro, aunque después fue cambiando y trabajo con el gobierno.”

“Era alto, gordo, originario de Rosario de la Paz. Me acuerdo que mi abuela, la mamá de mi papá tenía una cantina y hacía puros, cigarros de “pata de cabra” y nosotros los fumábamos…Para llegar íbamos en carreta, no se conocía la pavimentación… Fuimos doce hermanos. Tengo 81 años, nací el 13 de agosto de 1927. Y sigo siendo desconfiado, comelón y me río a carcajadas.”

Mi primer nombre fue Lenin

Fíjate que el nombre con el que me mi papá me inscribió fue el de Lenin. Sí, Lenin, como Vladimir Ulianov. Pero después como a los dos años recapacito que podía complicarme y me cambio a Carlos, como Marx, era más potable. El andaba metido en bulas y conocía de la persecución y prefirió protegerme, aunque le hubiera gustado que me llamara Lenin. Y después fue mi primer pseudónimo en el PCS. Tengo una tarjeta que dice:”Para el niño Lenin, de un año..”

En esa época ingreso yo…y de las primeras obras sobre marxismo que leí estaban las de Julio Fausto Fernández, que era el secretario general del Partido, y se había metido con una hermana de Don Roque, uno de nuestros asesores. Si no me falla la memoria fue mediante esta hermana que lo venció…Fernández se fue acercando al gobierno, hasta aceptar una beca y un cargo consular en Costa Rica…personalmente nunca lo trate, oía hablar de él, acordate de la compartimentación, de la clandestinidad…

Me organice a través de Schafik, nosotros lo llamábamos El Shafo, éramos compañeros de clase, estudiábamos juntos Derecho en la U, allí fue que lo conocí, te estoy hablando de principios de los años cincuenta o finales de los cuarenta, cuando la Facultad quedaba al costado oriente de Catedral…nos conocimos hace bastante tiempo…fíjate que el papá de Schafik le había suspendido la ayuda porque se metía a la política. Y entonces puso una fábrica de camas, El Cordobés, allí mismo por el Mercado Central. El Shafo era muy capaz, metódico, estudioso incansable. Su mamá lo readoraba…

Luego lo mandaron para Chile, estudio hasta el cuarto año, y cuando regreso en el 56 o 57 me acuerdo que me vino a buscar y me invitó a comer a un Comedor que era muy famoso, que quedaba allá por el mercado Central y que vendía una carne asada bien rica, fuimos y platicamos, era bueno para el diente, pidió un gran plato…Después de estar en Derecho me cambie para Economía…o seas que estudie derecho y economía. Mi hermano Ricardo que estudió Medicina ya murió, lo quería mucho…

Me han capturado varias veces, y también me han sacado del país…cuando estaba el Chele Medrano era el jefe de Investigaciones, me pusieron la capucha…ese Medrano era cosa seria, una vez se peleó con Fidel Sánchez Hernández y este lo destituyo y el le mandó a decir con mucha prepotencia: ¡que me vengan a sacar!

Estuve en la China de Mao

También estuve en China luego de la revolución, en Pekín en un curso de estudios políticos. Estudiamos sobre el surgimiento del Partido Comunista Chino y la formación del Ejercito Rojo, la lucha contra Chiang Kai-shek y sobre el frente único antijapones. Sobre el pensamiento de Mao Tse-tung. Bebíamos maote, licor de arroz. Allá me encontré con Daniel Castaneda y Salvador Cayetano Carpio. Los chinos hicieron un esfuerzo por capacitar a los dirigentes de partidos comunistas latinoamericanos…me traje Varios folletos de Mao y una colección de literatura infantil, llamada Primaverita.

Pudimos presenciar la transformación de China, algo colosal. Antes los chinos andaban harapientos, luego todos vestidos, con lona azul, pero todos vestidos y antes era un pueblo hambriento, pero con la Revolución todos podían comer, eran grandes arrozales…

Plana de redacción de Opinión Estudiantil

Fui de la Plana de redacción de Opinión Estudiantil, a principios de los 50, cuando la Universidad quedaba frente a Catedral, y el edificio la mitad lo ocupaba la UES y la otra mitad Correos…Toma en cuenta que en realidad Opinión Estudiantil en ese periodo era el órgano de prensa del PCS, allí venia la línea, el enfoque sobre la problemática nacional… luego que desapareció este edificio, las facultades se dispersaron en diversos locales… en nuestro caso, Economía alquilamos el Edificio Chahín, una cuadra al oriente del Parque Cuscatlan, y fue allí que una vez nos rodeo la policía, nos cercó…y la final de metieron y garrotearon a estudiantes, a empleados, a profesores…

Visitaba con frecuencia la Librería Claridad, de Ana Rosa Ochoa, quedaba por el Parque San José, allí llegaban los poetas comunistas, incluidos Pedro Geoffroy Rivas, el Pichón Cea, bueno, todos llegaban allí, allí se hacían contactos…

De los dirigentes de aquella época me vienen a la memoria Jorge Arias Gómez, que fue combatiente en El Espino en diciembre del 44, Manuel Atilio Hasbun, de raigambre turca, un gran demócrata, el Gordo Roberto Carías Delgado, presidente de AGEUS en 1952, Salvador Sánchez Aguillón, era el primer secretario.

En 1945 concluyó mi bachillerato en el INSFRAMEN. Y luego ingreso a la U, a Derecho. Te confieso que también estudiaba música. Solfeo y teoría musical. Mi papá quería que aprendiera tocar piano, mi profesor Trejo, era alto y delgado y padecía de “bienteveo,”que aprendiera el oboe, porque quería formar una sinfónica, y a mi me gustaba la guitarra.

También participe en una Escuela de Oratoria. El director era un señor gordo. Llegaban estudiantes de derecho, de la Normal de Señoritas…Flores Macall era alumno y buen orador, estaba Schafik, inteligente por naturaleza, siempre sobresalía, muy estudioso desde entonces…

En memoria de John Nasser, solidaridad con Palestina

En memoria de John Nasser, solidaridad con Palestina

Licda. Norma Guevara de Ramirios

El 2 de Enero se cumplió un año del fallecimiento del Compañero John Nasser, quién era integrante del Concejo Municipal de San Salvador, militante ejemplar del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y un impulsor de la solidaridad con el pueblo de Palestina en defensa de su derecho a la vida y a la patria. Nasser nos dejó físicamente después de padecimientos renales que supo llevar con dignidad y entereza dejándonos un valioso legado.

Nasser supo ser líder moderno, concertador, buen empresario, militante convencido de que es preciso ocupar un lugar en las luchas justas. Persuadía a muchos para la acción concreta, de sus batallas se evidencian los frutos, en la vida interna del FMLN, en el ejercicio municipal quedan huellas imborrables, fue propulsor de la Escuela de Cuadros Farabundo Martí, creó tradiciones de alegría en los festejos agostinos. Dentro de esa huella de hechos concretos que marcan el compromiso eficaz, están allí, la plaza dedicada a Palestina en la Colonia Escalón.

John impulsó la cooperación de la comunidad árabe salvadoreña y de salvadoreños solidarios con Palestina para desarrollar el monumento dedicado a la memoria de Yasser Arafat en la Avenida Jerusalén en los límites de San Salvador y Antiguo Cuscatlán, no le importaron las amenazas o los intentos de persuadirle para dejar de hacerlo. Impulsó manifestaciones hacia la Embajada de Israel y de Estados Unidos para demandar el cese a las acciones de violencia contra el pueblo palestino.

Ahora, a un año de la partida de John, el pueblo palestino, que era por sus orígenes, la segunda patria de John Nasser, sufre bombardeos, incursiones por tierra a la Franja de Gaza, centenares de personas incluidos niños y niñas han muerto, sufren heridas, aterrorizamiento, hambre e injusticias.

Los hechos han sido condenados por la mayor parte de naciones, los organismos del sistema de Naciones Unidas se han pronunciado demandando un cese a las acciones hostiles, la ayuda humanitaria y hasta los periodistas de cadenas internacionales como CNN han sido víctimas del bloqueo israelí, y en suma el sufrimiento de un pueblo que exige el derecho a existir en su territorio, a su reconocimiento y a su soberanía que sufre mucho ahora.

Los niños y niñas, los seres humanos allí están padeciendo agresión y en este país, sólo el FMLN ha denunciado esos hechos, los ha condenado y exige que se detenga el genocidio contra el pueblo palestino.

Por diferentes circunstancias de la vida, en nuestra patria la comunidad de origen árabe y en concreto palestina, es bastante numerosa; nuestro líder Schafik Handal, era hijo de palestinos, dueños de medios de comunicación y muchos grandes empresarios tienen también ese origen; incluso el Presidente de la República, Elías Antonio Saca tiene sangre de origen palestino; sin embargo en la política exterior de nuestro país, ni siquiera esa circunstancia ha valido para mostrar sensibilidad desde el gobierno, hacia el derecho del pueblo palestino a una vida tranquila, respetada por su vecino Israel.

El mejor homenaje a John Nasser, es asumir con dignidad y valentía, las causas nobles, humanistas y justas. Manifestarnos contra los bombardeos, contra las incursiones de tropas y de tanques israelíes y de toda la secuela de muerte, dolor y sufrimiento de un pueblo. En ningún lugar de la tierra puede sernos indiferente el dolor humano ni la injusticia. Ni navidades sangrientas, ni días sangrientos detienen el afán de justicia de los pueblos.

Exijamos al gobierno de El Salvador manifestarse en contra del genocidio del pueblo palestino, unámonos todos a favor de la paz en el medio oriente y el respeto a la nación palestina.

John era parte de un Comité de Solidaridad con Palestina, visitó Belén y luchó por el hermanamiento entre las ciudades de Belén y San Salvador, la distancia física de aquel pueblo y la ausencia física de ciudadanos ejemplares como Nasser y Schafik no deben limitarnos, más bien, pensando y sintiendo con ellos y como ellos seamos parte de la humanidad sensible y justa. Condenemos las acciones de Israel contra ese pueblo hermano, exijamos PAZ PARA PALESTINA, desde el cielo, y a un año de la partida de JOHN NASSER, sin duda lo mirará y nos animará.