Diseño, Sociedad y Marxismo

Diseño, Sociedad y Marxismo

Rafael López Rangel

I. El diseño, ¿problema unitario?

1. Unidad y diversidad de los problemas de diseño.

¿Qué tiene de común la problemática del diseño? ¿En qué medida se hace necesario especificarla, en sus diversos campos? ¿Qué papel juegan los objetos en la sociedad? Estas son cuestiones fundamentales que en el presente trabajo tratamos de responder apoyándonos en el pensamiento marxista fundamentalmente en los clásicos, dirigiéndonos a los procesos de diseño de los objetos en lo que se incluyen, con sus diferencias, a la arquitectura y el “entorno” construido.

En los medios especializados de nuestro país está vigente aún esa preocupación por buscar elementos comunes en los diversos campos del diseño. Es más, aun se llega a pensar que en la base de los procesos de diseño actuales los objetos de la arquitectura de la ciudad e incluso de la “comunicación gráfica”, se encuentra el mismo problema. Y esto es así no obstante que el brusco apagón de la “racionalidad operativa” de los seguidores de Christopher Alexander que tuvo su auge en la década de los sesenta1, y en alguna medida la puesta en escena de la semiótica, haya asestado un buen golpe a tal posición. Recordemos para el caso,, el paradigma –precisamente lanzado por el brillante investigador de la Universidad de Berkeley –de que “el diseño es la invención de cosas físicas que exhiben un nuevo orden físico, una organización y una forma nueva en respuesta a la función2. Esto implica el tasar con el rasero de la matemática la diversa complejidad de cada campo específico del diseño. Desde esa perspectiva la cuestión se generaliza y se unifica como una búsqueda del “ajuste de la forma con su contexto”,3 cualquiera que sea la función a cubrir y los medios a emplear.

El sueño del racionalismo bauhasiano encontraba aquí su máxima expresión. Y sus excesos cientifisistas, obviamente emparentados con la metafísica, nos han hecho pensar que se trata de un reciente eslabón de la cadena racionalista contemporánea.

Hoy nos encontramos con hechos que en rigor obligan a especificar y a dividir la problemática, aunque también a unificarlas y a dividir la problemática, aunque también a unificarla, pero sólo en lo que respecta las cuestiones más generales, y con la condición de partir de bases mucho menos abstractas que la operacionalidad matemática. Para ello tenemos que desprendernos de criterios meramente técnicos y ubicar a los objetos y sus procesos de producción y consumo en situaciones sociales concretas.

Como cuestiones que nos llevan a la necesidad de especificación de cada campo del diseño de una manera inmediata, tenemos las diferencias que cada uno de ellos presenta en su realización concreta y que en la cotidianidad de su producción marcan su diversidad, presentándose incluso diferencias en los distintos sectores del mismo campo. Este hecho se deriva de las características de su producción en cuanto a medios expresivos, recursos, procesos, etc., y como parte de su ubicación específica en las contracciones sociales. Es evidente para nosotros que no es lo mismo el diseñar un objeto de uso cotidiano y doméstico, que una máquina o un instrumento especializado (como el instrumental quirúrgico). Aún en los mismos objetos cotidianos existen diferencias que son también ideológicas y que hacen complejo el problema de su diseño. Existen también diferencias de incidencia ideológica, desde los objetos de función más directa (como las herramientas), hasta aquellas que implican decisiones políticas, (como la 2arquitectura de estado”). Y ya no digamos la enorme distancia que separa al diseño y al proceso de producción de los edificios y la ciudad misma con el de los objetos de uso común y directo.

La necesidad de diferenciar dentro de una totalidad al campo del diseño, surge al hacer una consideración “sociológica” de la cotidianidad de los objetos y en donde queda en evidencia de diversas maneras su origen de clase. Este origen de clase no ha sido aún suficientemente comprendido en todas sus implicaciones sobre todo en las formales. Tampoco se ha reconocido su carácter significativo, “más allá” del mero utilitarismo funcional y que conlleva la obligada puesta en escena de la semiótica. Naturalmente somos concientes de que el surgimiento de esta disciplina, la semiótica, es en cierto sentido otro “boom” de la cultura contemporánea. Pero tal hecho no nos debe llevar a negar cuando el “significado del significado”4 se aborda con un sentido verdaderamente histórico. Pero de este tema nos ocuparemos más adelante.

2. La crisis del diseño en las contradicciones del capitalismo.

Algo debe quedar absolutamente claro: El “teorizar” acerca de la unidad y diversidad de los campos del diseño obliga a profundizar en cada uno de ellos. La necesidad de abordar tales cuestiones ubicándolas en la historia, en su movimiento real, surge entre nosotros de la urgencia de comprender la crisis actual del diseño. Esta crisis se arraiga y forma parte ciertamente de la crisis actual de nuestros países capitalistas.

Las cuestiones que hemos esbozado están en la base de esa crisis y si quisiéramos englobarlas en una frase, diríamos que su característica fundamental estriba en la tendencia propia del capitalismo de “convertir todos los objetos en mercancía”.

Así pues, el carácter mercantil de los objetos les señala básicamente su signo. Su carácter superestructural ideológico, político y cultural junto al manejo de lo mercantil en una sociedad presa de agudas contradicciones sociales, de tal manera que podemos afirmar que los objetos mismos son parte de las contradicciones sociales.

Pero de cualquier manera, las abismales (e irresolubles en el mercado actual) diferencias de “capacidad adquisitiva”, resultado de un régimen de explotación, producen la gran disparidad urbano-edificatoria y de los “objetos”, expresada en la coexistencia de la carencia más dramática con la más insultante opulencia. El diseñador progresista se encuentra con un “mercado de trabajo” establecido por las clases dominantes y enfrentando paradójicamente a una demanda masiva de necesidades populares.

La actividad del diseño (que es al mismo tiempo proyectual, técnica y estética) se ve ligada de manera ineludible en una problemática política de magnitudes tan amplias que ha hecho que no pocos desesperados abandonen el diseño como actividad específica, para abrazar una tarea teórica y a veces “práctica” que no sólo rebasa esa especificidad, sino que la desprioriza hasta su total subestimación.

Pero eso no elimina los problemas concretos del diseño ni en consecuencia la necesidad de atenderlos. Lo que nosotros pensamos al respecto es que no se trata de polaridades ni de desechos mutuamente excluyente (el diseño o la producción artística, y el “problema social”) sino de la misma problemática. Quisiéramos subrayar que las prioridades no implican desaparición ni postergamiento de alguno de los campos de acción. Significan, pues así se da la realidad, atención simultánea.

Por otra parte, nos enfrentamos en nuestros países con hechos de importancia fundamental, como son:

1. dependencia tecnológica, que incluso llega a la imposición casi total de procesos por parte de las empresas “transnacionales”;
2. grandes diferencias de recursos y técnicas que coexisten incluso en el mismo ámbito regional;
3. la anarquía “liberal” de enormes sectores de la industria, incontrolada deliberadamente por el Estado y que imposibilita el enfrentamiento masivo y positivamente racional de las necesidades populares, que son sacrificadas por el interés privado y la acumulación de capital;
4. el papel ideológico y político que la clase dominante confiere a objetos y procesos.

Somos concientes que el diseñador no es –como lo hace aparecer la escuela liberal- un ente “técnico” neutro, abstraído de la problemática social. Su papel es activo ante las implicaciones sociales de “su” diseño y éste mismo nunca tendrá carta de neutralidad. Es más, parte de su rol, es en el sentido más amplio, la producción ( y por qué no decirlo, la creación) del lenguaje de la clase o capa social a la que pertenece, y/o a la que decide servir.

3. Historización del diseño y cambio social.

Ahora bien, la polémica en torno a las posibilidades de que el diseño incida en el cambio social y que juegue un papel progresista, está también en el centro de la crisis del diseño. ¿Existe sólo una manera óptima, discriminada, de producir-circular-consumir los objetos, como podría hacérnoslo pensar la instancia funcionalista?, ¿y, por otra parte, las “alternativas” se ponderan sólo en términos de eficacia? o ¿son alternativas ideológicas y políticas? Formulando la cuestión de otra manera podríamos preguntar: ¿los códigos y mensajes de los objetos siendo códigos de clase, son necesariamente “cerrados”, sin posibilidad de apertura y por qué no decirlo, de contestación? Evidentemente en el “diseño gráfico” esa posibilidad aparece clara por la propia naturaleza de sus medios expresivos. El problema se complica con la arquitectura, el urbanismo y naturalmente en el caso del diseño industrial.

Pensamos por lo demás, que la respuesta a estas cuestiones no se dará al margen de una práctica social y que la manera práctica-teórica de contestar define ineludiblemente a los distintos postulantes.

Difícilmente podríamos desatar el nudo problemático de la actualidad si no lo concebimos como proceso, es decir, como historia. Coincidimos con Wrights Mills cuando considera “el presente como historia y el futuro como responsabilidad” como el objeto de las ciencias sociales. Esto es válido en nuestro campo ya que partimos de que no hay una “historia” del diseño aparte de la historia de la sociedad, aunque tenemos que especificar el proceso histórico del diseño.

Por su parte, es imprescindible no caer en una historización que juzgue el pasado con las normas del presente. Recordemos aquí sólo dos ejemplos significativos de la misma ideología “funcionalista”:

1. el querer ver a toda arquitectura (de cualquier época) como “funcionalista”5;
2. la pretensión de extender la problemática del diseño tal y como lo entienden los “operativos”, a la era pre-industrial, pre-capitalista, y con ese criterio llevar a cabo incluso una caracterización histórica de las culturas, tal como lo hizo Christopher Alexander cuando afirma: “las culturas “concientes” de sí mismas son aquellas que ajustan la forma del contexto”6 cosa que lo llevó a la descalificación de los griegos clásicos, de los constructores romanos seguidores de Vitrubio, de los arquitectos renacentistas, y en fin, de toda cultura arquitectónica que “teorizar” su propia tarea.7 La causa de esto reside en pensar que la arquitectura ha sido siempre “problema de diseño” precisamente tal y como lo entienden ahora los nuevos racionalistas.

Es esta certeza del carácter contemporáneo de la problemática del diseño la que torna imperativa la necesidad de historizar y sobre todo, dirigirnos a la realidad contemporánea de nuestros países para, entre otras cosas, conocer el conjunto de determinaciones que hicieron surgir el diseño tal y como lo entendemos ahora. Por otra parte, si quisiéramos definir, con todos sus riesgos, la tendencia fundamental, hasta ahora, del diseño contemporáneo en el mundo capitalista, lo haríamos así: El diseño es la prefiguración y producción de objetos útiles-eficaces, satisfactores de necesidades masivas que requieren de un proceso industrial de producción en serie, racionalizado y normalizado y que, al producirse como mercancías, acarrean un conjunto de contradicciones al presentarse como requerimientos de la clase dominante. Así, “ir al origen” del problema y estudiar el proceso histórico hasta la actualidad para poder tender con eficacia líneas de acción, es la fórmula que debe guiar al investigador consecuente.

4. La polémica frente a las “historias”.

Naturalmente la historización unitaria y diferenciada de los diversos campos del diseño y su inclusión en la “historia global” de la sociedad nos obligan a conocer el proceso contemporáneo del conocimiento de la sociedad y de la historia y su lucha por constituirse en una verdadera ciencia, liberada de todo vestigio idealista así como de su aprisionamiento en esquemas y dogmas.8 En otras palabras y aunque hoy parezca innecesario decirlo, debemos entender una historia que explique los procesos sociales por ellos mismos, sin recurrir a la búsqueda de trascendencias y de “fuerzas” ideales situadas más allá de la realidad. Pero también debe evitar el formalismo que sujeta los hechos a modelos inalterables.

Asimismo tenemos que entender el esfuerzo de las ciencias sociales contemporáneas por evitar una recaída en el naturalismo (positivismo y neopositivismo) que tiende a considerar a la sociedad regida por leyes idénticas a las de los “organismos vivos” en un sentido fisiológico.

De esta manera nos vemos involucrados en la polémica con las grandes líneas de la sociología burguesa contemporánea y cuyas raíces siguen siendo las diversas reacciones contra el positivismo del siglo XIX:

1. el experimentalismo, representado por Emile Durkheim (1858-1917) que termina conduciéndonos a una simple “clasificación” de los hechos sociales,
2. el historicismo, representado por Wilhem Dilthey (1833-1911), Wilhem Windelband (1848-1915) y Heinrich Rickert (1863-1936), ubicados todos ellos dentro de la corriente del neocriticismo que retoma el pensamiento Kantiano, y los dos últimos, importantes representantes de la Escuela de Marburgo. Si bien con sus diferencias, trasladan el problema de la sociedad y de la historia al mundo de la razón y la validez lógica del pensamiento, despegándose de la realidad de la producción material y el conjunto de las relaciones humanas concretas,
3. la influyente “sociología comprensiva” de Max Weber (1864-1920) que deviene en simple conductismo al plantear una comprensión histórica basada en la aproximación o identificación de los procesos con tipos ideales de la organización social.9 Asimismo, debemos ser cuidadosos frente a las posiciones de estructuralismo formalista y que también, pese a sus aportes no resuelve el problema de la continuidad social y la convierte en una “diacronía” que por respetar las estructuras sincrónicas ha llegado a una concepción estática de la sociedad en la que no canes las transformaciones (ni mucho menos las transformaciones revolucionarias).

Evidentemente, el hacer de la historia una verdadera ciencia ha conducido, cuando se trata de explicar procesos parciales (como “lo económico” o lo “demográfico”, etc.) a una “superespecialización” que frecuentemente transforma en leyes generales, algunas características de hechos sectoriales o parciales. Es el caso, por citar un ejemplo relevante, de la New Economic History10 que ha desarrollado una interpretación de la historia en base a un análisis económico que considera válido para todo tipo de sociedad, y cualquier época.

Por nuestra parte, en la línea marxista son ahora ya bastante conocidas – e impugnadas- las interpretaciones dogmáticas, como el economicismo, aún no desaparecido (sobre todo en el campo del urbanismo y la arquitectura) y que como sabemos fue combatido en repetidas ocasiones por los propios fundadores del socialismo científico. Así también, el sociologismo11 que somete todo hecho social a la determinación de las “condiciones dadas”. Y obviamente, nos vemos obligados a mencionar aunque estemos ya aparentemente lejos de él, al esquematismo staliniano, que se traduce en una modelización y sucesión lineal de los modos de producción (comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo y comunismo) como un “superparadigma” de la continuidad histórica.

Naturalmente no podemos dejar de mencionar a la aún influyente “regionalización” Althusseriana, que conduce a una verdadera escisión de la realidad social en “instancias” (la economía, la política, la ideológica) y que hace caer en la tentación de la supervaloración de alguna, o algunas de ellas. Significa esto en rigor, una visión mecánica de la sociedad que se acerca a la “factorización” de la misma y expresa por tanto una visión dualista. En el campo del diseño una de las tendencias más socorridas, sobre todo en el campo de la enseñanza y la investigación, ha sido la de separar y por ende, tratar como si fuesen cosas distintas, la ideología (y la política) y “lo económico”.

Tal separación, en el nivel que se encuentra la difusión y la vulgarización del marxismo en nuestro pueblo, ha conducido a un economicismo que llega hasta desviaciones epistemológicas como el de negar conceptos como “arte” o “creación” por considerarlos idealistas o “burgueses” en lugar de manejarlos históricamente para no caer en aquellas posiciones que ubican el valor de una obra en función de una simple mecánica operativa de producción y circulación. Algo similar acontece con la descalificación de la semiótica y no digamos de la estética, por considerarlas sin “salvación”12.

5. La necesidad de una teorización integradora.

Sin embargo, es conveniente aclarar que los procesos productivos en el diseño casi no se han tomado en cuenta en la abrumadora mayoría de “historias” de corte tradicional y que, indudablemente, todo intento de superación debe incluirlo. La clave reside en no ver los procesos como simple operatividad, sino en una formación económica y social determinada y concreta y en relación dialéctica con la superestructura.

Ahora bien, nos enfrentamos al problema no menos urgente de que las caracterizaciones del diseño como ideología, estética y política, en fin, como superstructura, ha sido hasta hoy tratado en lo general con los más diversos enfoques idealistas. Podríamos decir que “hace falta” una teorización que integre la complejidad del proceso y lo presente, tal como se da en la realidad, como un proceso unitario, esto equivale a dar a las características formales, su lugar en los procesos productivos-tecnológicos, ya que “la forma” se da en términos de tales procesos. Pero también debe tomar en cuenta el papel activo e histórico que el objeto como tal juega en la propia conformación de la cultura material. Y es por esto, como veremos más adelante, que nos ha interesado en una primera instancia ese papel de los objetos, y al mismo tiempo señalar los peligros que implica un reduccionismo económico.

II. Diseño y totalidad social concreta.

2.1 Eficacia de la categoría de la totalidad

Concebir pues la historia del diseño como parte de la historia total de la historia total de la sociedad es sin duda un principio insoslayable. Como consecuencia debemos en primer lugar entender la historia como el proceso de la totalidad social concreta, de los modos de producción y de las formaciones económicas y sociales.

Para comprender el diseño en una formación económica y social específica, es indispensable considerar la sociedad como totalidad concreta e histórica. El aislamiento técnico, económico o ideológico, a que hemos hecho referencia, se verá superado en la medida que reconozcamos la concatenación, articulación y mutua penetración de los procesos sociales, concretada en aquella “unidad de los diverso” planteada por Marx en el caso de los procesos de la “producción, la distribución, el intercambio y el consumo”.13 Naturalmente la categoría de totalidad no implica la eliminación de jerarquías y predominios, incluso parte de su reconocimiento para evitar la supra o infraevaluación de alguna de las determinaciones de los hechos sociales. Evitamos de esa manera su definición hegeliana o estructuralista como ha sido frecuente u que ha llevado equivocadamente a no pocos estudiosos a adjetivarla también como idealista, cancelando así sus fecundas posibilidades.

La clave, como se ha estipulado tantas veces, reside en partir de los hechos de la realidad concreta y volver a ella en el continuo proceso “en espiral” del conocimiento.

Para ello son especialmente lúcidos los desarrollos teóricos sobre la totalidad concreta14 realizados por Karen Kosik. De este autor queremos destacar un pasaje sobre la naturaleza histórica de los fenómenos sociales, en los que nosotros obviamente incluimos al diseño:

“Un fenómeno social es un hecho histórico en tanto y por cuanto se le examine como elemento de un determinado conjunto y cumple por tanto un doble cometido: de un lado definirse a sí mismo, y, de otro lado definir al conjunto; ser simultáneamente productor y producto; ser determinante y a la vez determinado; ser revelador, y a un tiempo, descifrarse a sí mismo; adquirir su propio y auténtico significado y conferir sentido a algo distinto”.15

Más adelante recalca que los hechos aislados son abstracciones y que únicamente mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren veracidad y concreción.16 Esto, que es obvio, sigue siendo poco aplicado en esta época de fragmentación del conocimiento. Se hace de lado frecuentemente la dialéctica de la mutua transformación de los procesos que requiere la rigurosa interpretación de la totalidad. En nuestro caso plantearíamos la cuestión de la manera siguiente:

¿De qué manera intervienen en el campo del diseño la características de una sociedad concreta constituidas por:

1. las formas de darse en ella el régimen de la producción material,
2. el carácter de su organización social, la estructura y los intereses de clase de los grupos sociales. El tipo y la naturaleza social del estado en un determinado lapso histórico,
3. la cultura y en fin, el complejo mundo ideológico y político? ¿Cómo se articula el diseño –como parte del proceso de producción de los objetos- con la totalidad? Pero no sólo eso, sino que nos tendríamos que preguntar de qué manera el diseño participa en la conformación o realización tipificada de la sociedad. Lo cual significa determinar, de qué manera las características formales (que son siempre materiales) de los objetos diseñados, al constituir también la cultura material de la sociedad misma, y en ese sentido, en pleno funcionamiento social, hacen también la historia.

2.2 Un esbozo de ejemplo: La Bauhaus.

Si quisiéramos poner algún ejemplo altamente significativo nos referiríamos a uno que en los años sesenta alcanzó un interés que casi puso término a su crítica, pero que aún hoy, y sobre todo entre los diseñadores, no ha sido los suficientemente discutido: La Bauhaus. Naturalmente aquí haremos sólo una mención, brevísima, para los efectos que nos hemos planteado de momento, aunque tomando en cuenta la literatura fundamental existente en torno a su reinterpretación.17 Es interesante observar que en toda esta literatura subyace el problema de ligar el proceso y los planteamientos teórico-pedagógicos y formales de institución con las características concretas de la formación social de la República de Weimar.

En efecto, hoy se acepta sin dificultad la implicación de las tipologías formales bauhasianas, no sólo con sus propios procesos productivos sino con sus procesos de distribución, consumo y uso. Aunque tal cosa vista en sentido amplio se complique al suponer caracterizaciones de mercado y de decisiones políticas, incluidas en situaciones más amplias y complejas que incluso imponen consideraciones ideológicas.

Es más, sólo así podremos establecer la coherencia y correspondencia entre las formas “neutras”, funcionales, “que responden por sí mismas”, etc., de la producción bauhasiana, con todo el “mundo social” de su época. Sólo así rebasamos la explicación funcionalista, hoy absolutamente infecunda.

Para su comprensión es necesario cuando menos un conocimiento general del desarrollo del capitalismo en la República de Weimar:

1. Su orientación hacia una economía de guerra y de proceso monopolítico, de crisis y de paro forzoso masivo de cientos de miles de trabajadores; la función de Alemania en el emergente consumo del imperialismo y su situación como país derrotado en la primera guerra mundial.
2. La función que dentro de este panorama, las autoridades de Weimar habían asignado a la nueva institución; su misión de punto importante para retomar el prestigio de la ciudad como centro artístico de Europa, ahora en crisis por la guerra.
3. El nuevo giro de las artes (la puesta en picota de las academias), lo que explica la presencia de un Gropius y la fusión de dos escuelas, que poco tiempo antes hubiese sido considerada como sacrílega.

Desde esa perspectiva es necesario intentar establecer la correlación, por así decirlo, de aquella “neutralidad” objetual del mundo bauhasiano, con el conformismo político de los dirigentes gubernamentales y el irracionalismo filosófico imperante.18

En efecto, será más sencillo explicarnos la ideología bauhasiana y su madeja de contradicciones (en la que juegan un papel central el “caso Hannes Meyer” y la tensión diseño/artesanías/estética) si la ubicamos en el más amplio campo ideológico de una “sociedad derrotada” en la hecatombe de la guerra imperialista y cuya línea hegemónica terminó siendo alimentada por el revanchismo y el miedo al comunismo como preludio al fascismo que cancelaría a la propia institución, tristemente aferrada a Berlín. Estas son consideraciones imprescindibles para ubicar el escapismo estetizante, casi mesiánico, de un Gropius, y aunque parezca paradójico, pero guardando distancia, la tecnicidad hiperfisiológica que Hannes Meyer llegó a manifestar en momentos significativos de su enseñanza en la institución.

También es necesario considerar el carácter mundial de la producción y el mercado capitalista y los decisivos oleajes de la cultura y el arte; la avant-garde europea y la inserción de una buena parte de sus expresiones occidentales en la ideología de la lógica tecnocrática. Podremos explicar así la participación fundamental de la Bauhaus en estos hechos, su influencia y asimilación internacional, sobre todo por los grandes centros de diseño de los países capitalistas “desarrollados”. A partir de lo expuesto podemos encontrar elementos de identidad de sus objetos con un lenguaje que caracterizaría a una cultura visual-objetual fuertemente contradictoria al representar una expresión de la contemporaneidad del mundo industrial: innovadora antiacadémica y por lo tanto antirretórica, pero al mismo tiempo connotadota del mercado capitalista, de tendencia neutra y “carente de ideología”.

Todo esto nos lleva por un lado a la convicción de que no sólo son los procesos productivos de distribución y consumo como mera economía, los que nos explican y hacen la problemática del diseño y de las artes. Sino que son el conjunto de las determinaciones sociales, las situaciones históricas concretas de la formación económica y social de que se trate, su estructura de clase y su “historia política” y cultural, pero sin su consideración, “vaciamos” la totalidad, la abstraemos. De otra manera podríamos entender cómo el mundo de los objetos al constituir la cultura material, la valoriza, específica y también la define.

2.3 Estructura social y el combate de Marx y Engels al reduccionismo económico.

De lo que hemos dicho se desprende que la correcta localización de los procesos particulares y, en el caso nuestro los de diseño, sólo se puede realizar con objetividad si consideramos que la totalidad social no es un conjunto caótico de elementos indiferenciados y desjerarquizados, sino que “posee su propia estructura”19 y de paso, que tal estructura se encuentra en continuo desarrollo, se autogenera y por tanto no es un todo perfectamente acabado.20

El problema sigue siendo a pesar del impresionante volumen de escritos sobre el tema, el de la definición de la naturaleza de la “estructura social”, de sus componentes, y la interrelación entre ellos. Y para nosotros, en el caso del diseño, se torna imprescindible el análisis de la cuestión –ya clásica- de la relación entre el “régimen de la producción material” con las “superestructuras”. Por cierto que la manera de concebirla, determina las diversas posiciones que hoy se manifiestan. De suyo se comprenderá que nos tratamos de colocar dentro de un enfoque monista, y que en consecuencia sustentamos que la problemática del diseño es una problemática simultánea y unitaria en la que se involucra la producción-distribución-consumo de los objetos, con las cuestiones técnicas-estéticas-formales, e incluso de semiosis y significado. Naturalmente habrá predominios, pero no la eliminación de alguno de esos elementos fundamentales. Pero no se trata de elementos separados. Por ejemplo, podemos plantear que el objeto producido a través de un proceso determinado –que se hace necesario conocer- adquiere, en plena circulación social, un significado determinado. Posee, por decirlo así, una detonación y una connotación, de carácter histórico, que remiten a la estructura de las clases sociales y ala correlación entre ellas. Y adquiere tal o cual significado, justo en virtud de que forma parte de un complejo de procesos sociales, que se manifiestan como contenido del objeto. Contenido que es, al mismo tiempo, forma material. Sin ésta, obviamente, no hay existencia del objeto.

Deja de tener sentido así, el hablar sólo de procesos productivos, ya que no existe proceso productivo por sí, sino en función de o de los objetos que son producidos. En el objeto, pues, de cierta manera está realizada la totalidad. Y es por todo ello que hemos planteado en otra parte (aunque refiriéndonos fundamentalmente a la arquitectura) que los objetos son “materialidades ideológicamente conformadas“21 Naturalmente y lo veremos más adelante, se presenta aquí la tan polemizada cuestión de la ideología.

De todos modos, el esclarecimiento de la naturaleza de la totalidad social es una cuestión fundamental que sigue en pie, y para buscar una respuesta, tenemos que referirnos a los textos clásicos. Es indudable que uno de los apoyos sustanciales lo encontramos en el célebre prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de Marx,22 aunque reconociendo que los fundadores del socialismo científico no dejaron cerrado el tema de una vez para siempre, de tal manera que el conjunto de sus escritos ha suscitado diversas interpretaciones, si bien sobre la base de principios fundamentales. Esto es cierto sobre todo en el análisis del papel decisivo del régimen de la producción material en la vida social, surgido también en términos de la crítica al idealismo hegeliano.

Así, tenemos ahora, desde una interpretación de¡ prólogo que tiende a plantear aquella dicotomía de la “base económica” y las superestructuras jurídico-políticas e ideológica?, y a la subvaloración de estas últimas con respecto a la primera, hasta una más dinámica caracterización de la estructura social, sugerida por Engels en un texto de 1883, especificada en los puntos siguientes:

1. El régimen de la producción.

2. La estructuración social que de él se deriva necesariamente.

3. La historia política e intelectual. Las dos primeras “constituyen la base” de la tercera.23

Veamos ahora el famoso fragmento del prólogo de Marx:

“… en la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de, desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser; por el contrario su ser social es el que determina su conciencia.”24 Evidentemente, se trata de un esquema más rígido que el de Engels, y se presta a la tan mencionada dicotomía y subordinación de las superestructuras. Sin embargo, queremos señalar que se trata de una concepción unitaria de la sociedad (un “bloque histórico” como diría Gramsci) en donde el “modo de producción de la vida material” y el proceso de la vida social, política e intelectual”, se hallan vinculados por una relación de correspondencia y de condicionamiento del segundo por el primero. No se habla de una dependencia y sujeción unívoca y total, aunque puede dar pie para sobreentenderla. Sin embargo, fueron ellos mismos, Marx y Engels, los encargados de combatir a sus intérpretes dogmáticos y de aclarar su concepción. Y así, en otro célebre documento, Engels responde a J. Bloch en 1890:

“Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que ésto. Sí alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacía, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levantan ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan predominantemente en muchos casos sus formas”. 25

Naturalmente, en ese “juego de acciones y reacciones entre todos esos factores, sigue diciendo, “acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico”. Empero, al referirse a la reducción economicista del proceso histórico, concluye: “De otro modo, aplicar la teoría a una época histórica cualquiera sería más fácil que resolver, una simple ecuación de primer grado”26 0 sea: hacer de lado las múltiples determinaciones de los procesos concretos, es reducirlos a simples esquemas operativos, con lo que se pierde la forma concreta en que se dan. Y esto es lo que ha acontecido con las tesis productivistas o circulacionistas del arte y del diseño antes mencionados.

Ahora bien, es evidente que uno de los más importantes descubrimientos de Marx es el del papel que desempeña la producción material en la vida social. Y a tal grado que incluso cualquier periodización de la historia tiene que partir de las características de esta producción y de las correspondientes formaciones económicas y sociales. El problema reside, y lo advirtieron claramente los fundadores del socialismo científico cuando la historia de todos los hechos, o de cualquier hecho, se reduce a un puro “movimiento económico”.

“El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico es cosa de la que en parte tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. Pero tan pronto como se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa y ya no había posibilidad de error”.

“Desgraciadamente, ocurre con mucha frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se puede manejar sin mas una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado, y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche no se hallan exentos muchos de los nuevos marxistas y así se explican muchas de las cosas peregrinas que han aportad”.27

Nada más actual. Las dificultades de una “teoría de los objeto?, de una semiótica, en fin, de una estética científica, no sólo se deben a la todavía abrumadora presencia de las concepciones idealistas -funcionalistas en esos campos. Se debe asimismo al reduccionismo de que ha sido objeto por parte de un gran número de estudiosos del marxismo. Y no es que el marxismo, como no falta quien lo afirme, sea “incapaz” para el análisis concreto de situaciones artísticas concretas. “Lo es” en la medida en que se reduce al simple economisismo, o a un mero “ideologismo”, es decir, en la medida en que deja de ser una verdadera concepción de la totalidad concreta, pero en ese caso, se le convierte en algo bien distinto de su verdadera naturaleza.

Ahora bien, si los diversos “factores de la superestructura ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas”, no cabe la menor duda y en esto la historia misma es un fértil campo de ejemplos, de que existe una influencia de aquellos incluso sobre la base económica misma. Negar esto es hacer de lado el papel, por ejemplo, que las decisiones políticas (que conllevan su carga ideológica) juegan en las formas concretas de los procesos económicos y que originan con el resto de las determinaciones sociales, las particularidades del desarrollo histórico de diversas sociedades con el mismo modo de producción: siguen, en lo económico las mismas leyes generales, pero su historia particular, y dentro de ella su cultura, son distintas…

0 sea, hay interacción, dentro de una determinación en última instancia de la producción material hacia las superestructuras.28

2.4 El campo propio de las superestructuras y su dialéctica con la base

La determinación “en última instancia” y el papel activo y generador que juegan los diversos elementos de la estructura social, revelan dentro de] juego dialéctico de las interacciones, trabazones internas que se manifiestan como una “independencia relativa” de las superestructuras.

El mismo F. Engels se encargó de subrayarla, sobre todo en la también conocida carta a Konrad Schmidt, en octubre de 1980. En efecto:

“Al mismo tiempo que el comercio de los productos se hace independiente de la producción propiamente dicha, obedece a su propio movimiento que ciertamente domina, en términos generales, el proceso de producción, porque, en detalle y dentro de esa dependencia general, no obedece menos a sus propias leyes que tienen su origen en la naturaleza de ese nuevo factor. Cuenta con sus propias leyes y actúa por su parte sobre el proceso de producción. Así también ocurre con el estado. Adquiere una independencia relativa, actúa también sobre las condiciones y la marcha de la producción. Se da una acción recíproca entre dos fuerzas desiguales, del movimiento económico por un lado, y por otro, de la nueva potencia política que aspira a la mayor independencia posible y que, una vez constituida, está dotada también de un movimiento propio; el movimiento económico se impone en términos generales, pero se ve obligado igualmente a sufrir el contragolpe del movimiento político que él mismo ha constituido y que está dotado de una independencia relativa”.29

En un párrafo que tampoco deja lugar a dudas, más adelante subraya esa condición para el derecho:

“Lo mismo sucede con el derecho: cuando la nueva división del trabajo se hace necesaria y crea los juristas profesionales, se abre a su vez en nuevo campo independiente que, aun cuando siga siendo dependiente de manera general de la producción y del comercio, no por eso deja de poseer a su vez una capacidad especial de actuar sobre esos campos.”30

Nada más claro y contundente. Es ni más ni menos el reconocimiento de la especificidad de los hechos sociales, que se da dentro de la concatenación dialéctica y los pre-dominios, pero que posee sus propias legalidades.

2.5 La integración de los niveles sociales en la producción de diseño.

Apoyándonos en esto, subrayamos que el diseño es parte del proceso de la producción material de los objetos, pero que lo es como una actividad específica. Expresa la totalidad, pero también coadyuva a crearla a través de su particularidad. Forma parte de las superestructuras y lo hace precisamente como superestructura de una base determinada, pero al mismo tiempo posee todo un campo propio en el que intervienen leyes formales, visuales, técnicas, estéticas, etc., que poseen su propio desarrollo, que ha sido y es tarea productiva y creativa de generaciones de especialistas.

¿Cómo derivar o explicar por ejemplo, las conquistas y la creación del lenguaje moderno de la arquitectura y el urbanismo, que han hecho posible el proyectar y construir en forma masiva la vivienda, etc., únicamente a través de las leyes de la mercancía”? o ¿cómo explicar los procesos tecnológicos en materia de prefabricación, haciéndolos derivar directamente de la “valorización del suelo urbano”? En situaciones concretas en los países capitalistas es evidente que el gran volumen de construcción y la prefabricación parten del régimen de la producción material, eminentemente mercantil y nosotros somos los primeros en marcarlo. Pero es evidente también que no podemos quedarnos sólo en ese nivel de conocimiento. Tenemos que profundizar en la historia misma de la arquitectura, en las postulaciones y obras del movimiento moderno, en el conocimiento del desarrollo tecnológico de la edificación, etc. De lo contrario, y por ello la necesidad de historizar los hechos particulares, la historia sería una totalidad vacía, ni más ni menos.31

No sería ocioso mencionar que Antonio Grarnsci, observa por su parte, que la ideología es la forma de los procesos y que las relaciones materiales su contenido.32

Asimismo, Engels en carta a F. Mehring (1893) puntualiza:

“Falta, además, un solo punto, en lo que, por lo general, ni Marx ni yo hemos hecho bastante hincapié en nuestros escritos, por lo que la culpa nos corresponde a todos por igual. En lo que nosotros más insistimos, y no podríamos por menos que hacerlo así era en derivar de los hechos económicos básicos las ideas políticas, jurídicas, etc., y los actos condicionados por ellos. Y al proceder de esta manera el contenido nos hacía olvidar la forma, es decir, el proceso de génesis de estas ideas, etc. Con ello proporcionamos a nuestros adversarios un buen pretexto para sus errores y tergiversaciones.33 (el segundo subrayado es nuestro) Todo ello nos lleva a subrayar, siguiendo la concepción monista, la mutua penetración de distintos niveles de la estructura social que en el mundo de los objetos aparece con claridad y que, en rigor, más que penetración es una integración en el objeto mismo. De otra manera no lo entenderíamos, pues el objeto no se “desdobla” separando sus componentes, ya que es unitario. ¿Una maquina cualquiera y eso refiriéndonos a un ejemplo extremo o quizá demasiado general es sólo y exclusivamente un “medio de producción”, o contiene, expresa y’ es realización de ideas, de pensamiento humano? No es difícil entender que está construida para su función en virtud de decisiones y procesos que se producen en la mente de los hombres. Y no se dan casualmente sino que obedecen a todo un complejo de situaciones materiales que son determinantes y corresponden también a un cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas, que marcan límites a aquellas decisiones. Pero el “ámbito” de esas decisiones y el proceso que lleva a cabo 1a prefiguración del objeto, es el ámbito del pensamiento organizado en ideología.

El objeto es material y la máquina en este caso, forma parte como tal de los medios de producción, lo que equivale a decir de la “base económica”. Pero al mismo tiempo, ese hecho no excluye las implicaciones superestructurales del objeto y sobre todo en lo que respecta a su diseño.

III. La cuestión de la ideología

3.1 La concepción de la ideología como falsa conciencia

Parece ser el momento de rozar el problema, también polémico, de la ideología, ya que sin hacerlo no podríamos seguir sosteniendo el carácter ideológico de los objetos ni definir en qué sentido lo estamos considerando así. Para empezar (creemos haberlo dejado implícito) no compartimos la concepción de que la ideología es como una “falsa conciencia”, contrapuesta totalmente a la ciencia. Estas posiciones han surgido de lecturas cerradas de los clásicos, sobre todo en este caso, de la Ideología Alemana, así como de la extensión ya considerable de los planteamientos althusserianos. Creemos, junto con Adolfo Sánchez Vázquez que “La concepción de ideología como necesariamente falsa. . . es una generalización ilegítima de una forma particular, concreta, de ideología”.34 Se refiere aquí sin duda al pensamiento que “deforma” los hechos reales y que no expresa, como es el papel por antonomasia de la

ciencia, la realidad y las legalidades de los procesos.

En este sentido, consideramos imprescindible transcribir el discurso de Gramsci sobre el origen de esa interpretación peyorativa del término ideología: “Un elemento de error en la consideración del valor de las ideologías, me parece, se debe al hecho (hecho que por otra parte no es casual) de que se da el nombre de ideología tanto a la superestructura necesaria a determinada estructura, como a las lucubraciones arbitrarias de determinados individuos. El sentido peyorativo de la palabra se ha hecho extensivo y ello ha modificado y desnaturalizado el análisis teórico M concepto de ideología. El proceso de este error puede ser fácilmente reconstruido:

1) Se identifica a la ideología como d distinta a la estructura y se afirma que no son las ideologías las que modifican la estructura sino viceversa.

2) Se afirma que cierta solución política es “ideológica”, esto es, insuficiente como para modificar la estructura, aun cuando cree poder hacerlo; se afirma que es inútil, estúpida, etc.

3) Se pasa a afirmar que toda ideología es “pura apariencia, inútil, estúpida”, etc.

“Es preciso, entonces, distinguir entre ideologías históricamente orgánicas, es decir, que son necesarias a determinada estructura, e ideologías arbitrarias, racionalístas, “queridas”. En cuanto históricamente necesarias, éstas tienen una validez que es validez “psicológica”: organizan las masas humanas, forman el terreno en medio del cual se mueven los hombres, adquieren conciencia de su posición luchan, etc. En cuanto “arbitrarias” no crean más que movimientos individuales, polémicas, etc. (tampoco son completamente inútiles porque son como el error que se contrapone a la verdad y la afirma)”.35

Nada más claro. La concepción de la ideología como necesariamente deformante, supone, como lo hace Althusser, que los hombres son únicamente “soportes” de las relaciones de producción36 (sin más papel, decimos nosotros aplicando el caso a los obreros, que el de vender su fuerza de trabajo, y sin más posibilidades de lucha que la meramente económica-inmediata). Aquí no hay posibilidades de generación de una ideología revolucionaria, que en lugar de reproducir las relaciones de producción del sistema, coadyuve a su transformación. En fin, que cumpla el alto papel que le asigna Gramsci, de “organizar las masas humanas, formar el terreno en medio del cual se mueven los hombres”. etc., y que es ni más ni menos que el rol real, histórico, de la ideología de los dominados.

3.2 La ideología considerada en un sentido integral.

La ideología pues, es un sistema de ideas, valores y presentaciones, que en general expresan una concepción del mundo y de la sociedad, y si bien, como lo subraya Fernando Tudela, su vehículo por antonomasia es la palabra37, tal cosa no excluye el que tales ideas, valores y representaciones se expresen en diversidad de “lenguajes”. Y éstos, generados y definidos según el medio y la técnica expresiva o comunicacional que se utilice. Cabe así, hablar de ideologías pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, objetuales, etc., siempre y cuando y el que no lo sean es una excepción formen sistemas, estén sujetas a legalidades formales, sintácticas, etc., y puedan ser identificadas como propias de clases, capas o grupos sociales. Y si bien en general quienes han escrito acerca de la naturaleza de la ideología, y hoy diremos, de las ideologías, se han referido, por razones obvias, a las que se expresan por medio de la palabra, no debemos excluir por eso al mundo objetual, incluyendo al artístico.

Con respecto a la ideología en general, Arnaldo Córdova señala: “la ideología es la forma típica de la conciencia social, el modo como los hombres de acuerdo con sus condiciones determinan su actuación en dicho orden”.38

Tal definición comprende, a juicio nuestro, los tres aspectos que señala Sánchez Vázquez para el caso, a saber: el teórico o grosceológico, el genético o social y el funcional o práctico. Recordemos la definición que hace el pensador español de la ideología:

a) Un conjunto de ideas acerca del mundo y la sociedad que,

b) responde a intereses, aspiraciones o ideales de una clase social en un contexto social dado y que:

c) guía y justifica un comportamiento práctico de los hombres acorde con esos intereses, aspiraciones o ideales”.39

Por su parte, el citado A. Córdova nos sigue diciendo que independientemente de las formas que adquiera, de los valores que sustente, de su correspondencia o menos con determinados criterios de verdad y falsedad, es un dato inherente a la sociedad. “Es vida social… un modo de ser, entre otros, de la vida de los hombres en sociedad… constituye en suma, un tejido de relaciones sociales que es, a la vez, ideal y práctico… 40

Cuando el agudo filósofo italiano Galvano Della Volpe nos hace ver que necesitamos hacer un “insólito esfuerzo” para hallar pensamiento en otros signos que no sean los verbales41, nos convencemos de la dificultad para concebir al mundo de los objetos implicado en las ideologías. Pero a la vez esta observación refuerza nuestra convicción y nos parece que el ejemplo esbozado de los objetos bauhasianos constata tal afirmación.

Asimismo, es evidente que en el diseño de los objetos se presentan determinaciones que son impuestas por la capa social en donde se ubica el centro de decisión de su producción. Pero también es cierto que se llegan a presentar valores de otras capas sociales. Esto subraya su carácter ideológico. De la misma manera, a través de los objetos en general y no digamos ya de los artísticos se incide en la transformación social, en el sentido que les marca su origen de clase y en la medida de sus medios, cosa que está inserta en la problemática social de la tendencia a la imposición de la ideología dominante. Por lo demás tal concepción de ideología y las consideraciones acerca del carácter ideológico del diseño, elimina, por absurda, la oposición entre ideología y ciencia. Ni la ideología supone el destierro de la verdad sino sólo cierto tipo de ideología ni la ciencia implica necesariamente la eliminación de juicios de valor y de criterios ideológicos, y menos aún en las ciencias sociales, y este es un hecho constatado por la propia historia de la ciencia.42 Son pues, cosas distintas pero no opuestas. Contienen elementos comunes. Y si esto, ha llevado a plantear que no existe la neutralidad ideológica de las ciencias sociales, en el caso nuestro, si alguna convicción guía estas reflexiones, es la de que los objetos tampoco son en lo general, neutros. No lo podrían ser, al formar parte de, y al ser ellos mismos, relaciones sociales. Cabe entonces reiterar que es ¿papel múltiple de los objetos entendido como 19 unidad de contrarios”, o sea, su pertenencia a la “base económica” y a las “superestructuras” se da como fundamento mismo de su existencia.

3.3 La objetivación del pensamiento en el producto, idea clave de Marx.

Calza para nosotros ahora perfectamente la observación de Marx en El Capital acerca de la finalidad del trabajo humano. Ahí se pone en evidencia la presencia del pensamiento, que se objetiva en el producto:

“Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir un resultado que tenía una existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él sabe que rige como una ley, las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad”.43

La “ley que rige las modalidades” de la actuación del obrero es un proceso técnico y de prefiguración formal sin el cual el proyecto (el objeto) no se produciría. Es decir forma parte del proceso de la producción material lo que equivale a formular que la producción material contiene proceso “ideales”, que llegan a ser sobre todo en el campo formal, ideológicos (insistiremos en que incluso el funcionalismo, en cuanto conjunto de formalidades es sin duda un presupuesto ideológico. Ya en otros trabajos hemos hecho la comparación de tal concepción con la del irracionalismo a la manera de un Edmund Husserl (1859-1938) que conceptuaba un “hombre”, al “hombre fiel a sí mismo”, respondiendo a su propia esencia. De la misma manera Gropius postula la formalidad de la Nueva Arquitectura.44 Por cierto Gramsci, con su agudo sentido histórico, en breves líneas sobre la arquitectura contemporánea, en pleno auge vanguardista, dijo simple y llanamente, que después de todo, el funcionalismo era “otra manera de concebir la belleza”.45 La crisis actual de la arquitectura, y el desarrollo de las investigaciones sobre el movimiento moderno, está demostrando el carácter anticipador y veraz de la aseveración de Gramsci.

Así pues, “independencia relativa”, mutua penetración, materialidad ideológicamente conformada y determinación en última instancia de la base económica sobre las superestructuras, parecen ser los fundamentos teóricos generales de la producción de objetos. Naturalmente, la precisión del campo del diseño es decir, su ubicación histórica son necesidades que seguiremos abordando, así como algunas observaciones sobre la significación, sin, dejar de lado la ardua cuestión de la artisticidad de los objetos, que continuaremos sólo delineando ya que su tratamiento requiere especiales y acuciosas investigaciones en virtud de que nos remite a la apasionante y descomunal problemática de la construcción de una “estética marxista” (que cuenta ya con importantes aportaciones y cuyo examen y ubicación exigen un lugar aparte).

IV El papel transformador del sujeto por el objeto

Lo que nos interesa ahora y lo consideramos fundamental como base de la problemática objetual, es marcar algo que se deriva de las observaciones anteriores y que es frecuentemente olvidado o despreciado por economicistas y circulacionistas: el papel activo, transformador del objeto sobre el sujeto. Tal cosa significa el rechazo tajante de la neutralidad o indiferencia de los objetos y coloca a los objetos mismos como transformadores, al estar implicados en los procesos sociales, es decir, al formar parte de esos procesos.

Y es Marx, en sus Grundrisse, quien nos habla de ello, en una pieza maestra del discurso dialéctico, en el apartado consumo y producción” de la introducción, en el que demuestra inicialmente la transformación mutua de la producción y el consumo:

“En consecuencia, la producción es inmediatamente consumo, el consumo es inmediatamente producción. Cada uno es inmediatamente su opuesto. Pero al mismo tiempo tiene lugar un movimiento mediador entre los dos. La producción es mediadora del consumo… Pero el consumo es también mediador de la producción, en cuanto crea para los productos el sujeto para el cual ellos son productos”.46 (subrayado nuestro)

Y esto sólo para comenzar: el “sujeto” es “creado” por el consumo. Nada más, nada menos. Y ahora aparece el producto, el objeto producido:

“El producto alcanza su finish final sólo en el consumo. Una vía férrea no transitada, que no se usa y por lo tanto no se consume, es solamente una vía férrea potencialmente y no en realidad. Sin producción no hay consumo pero sin consumo tampoco hay producción ya que en ese caso la producción no tendría objeto. El consumo produce la producción de dos maneras: 1) en cuanto el producto se hace realmente producto sólo en el consumo. Un vestido, por ejemplo: se convierte realmente en vestido a través del acto de llevarlo puesto; una casa deshabitada no es en realidad una verdadera casa; a diferencia del simple objeto natural, el producto se afirma como producto, se convierte (bastardilla de Marx) en producto, sólo en el consumo. . .” 47 (subrayado nuestro)

Tampoco pues el objeto es abstracto sino sólo se da como tal cuando se consume, cuando se realiza como valor de uso, y en esto su forma (su concreción material) es fundamental. Si su forma no es adecuada para cubrir la necesidad (“sea esta del estómago o de la fantasía”, dicen los primeros párrafos de El Capital) no se usa, y al no consumirse no tiene objeto como objeto, así como tampoco tiene objeto su producción. . . continuemos con la cita de los Grundrisse.

“En cuanto el consumo crea la necesidad de una nueva producción, y por lo tanto el móvil ideal de la producción, su impulso interno, que es su supuesto. El consumo crea el impulso de la producción y crea igualmente el objeto que actúa en la producción como determinante de la finalidad de ésta. Si resulta claro que la producción ofrece el objeto del consumo en su aspecto manifiesto, no es menos claro que el consumo pone idealmente (bastardilla de Marx) el objeto de la producción, como imagen interior, como necesidad, como impulso y como finalidad”.48

El consumo genera producción pero también genera la necesidad tanto a nivel de la materialidad como de la idealidad. Luego, tampoco la necesidad es abstracta, separada de las relaciones sociales, de los niveles de desarrollo de las fuerzas productivas. Es una necesidad producida y reproducida por el consumo. Dice Marx enseguida:

“Ella crea (refiriéndose a la necesidad) los objetos de la producción bajo una forma que es todavía subjetiva-. Sin necesidad no hay producción. Pero el consumo reproduce las necesidades”.49 (paréntesis y subrayados nuestros)

Esto permite hablar de “necesidades inducidas”, promovidas por los agentes del consumismo, y por los objetos mismos. Tal cosa la manejan, como tanto se ha dicho ya, los grandes centros de decisión de la producción y el consumo masivo capitalista para extender su acción. Aunque no por ello pensamos que toda “reproducción de necesidades” no sea capaz de jugar un papel histórico positivo. Precisamente, el arte de contenido crítico, cuando es “consumido”, produce ideal y materialmente motivaciones y actitudes y por tanto “necesidades” progresistas. Sigamos con el texto de Marx:

“En suma, se dice más adelante, el objeto no es un objeto en general, sino un objeto determinado, que debe ser consumido de una manera determinada, que a su vez debe ser mediada por la producción misma. El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface con carne guisada, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre muy distinta del que devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes. No es únicamente el objeto de consumo, sino también el modo de consumo lo que la producción produce, no sólo objetivamente sino también subjetivamente”.50 (subrayado nuestro)

El modo de consumo es histórico. Y la necesidad, así sea una necesidad primaria como el hambre o la necesidad de vivienda toma formas históricas y “siendo lo mismo”, no lo es en forma idéntica en otros estadios de desarrollo. Y es aquí adonde queríamos llegar: el objeto, al consumirse, no sólo transforma sino “crea”, al propio sujeto: “ La producción crea, pues, el consumidor, la producción no solamente provee un material a la necesidad sino también una necesidad al material. Cuando el consumo emerge de su primera inmediatez y de su tosquedad natural -y el hecho de retrasarse en esta fase sería el resultado de una producción que no ha superado la tosquedad natural – es mediado como impulso por el objeto. La necesidad de este último, sentido por el consumo, es creada por la percepción del objeto. El objeto de arte de igual modo que cualquier otro producto crea un público sensible al arte, capaz de goce estético. De modo que la producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”.51 (subrayado nuestro)

Y tal objeto no puede diluirse o esfumarse en la “producción”, por más que salga de ella, a grado tal de dejar de ser objeto. La relación objeto/sujeto adquiere complejas connotaciones al reconocer que el propio sujeto se transforma al consumir y “aprehender” (“hacer suyo”) el objeto, que adquiere así, sentido. Se torna entonces para nosotros una necesidad, indagar acerca del significado de los objetos así como en su caso, de las múltiples determinaciones que hacen de un objeto, un acto de “creación estética”, cumpliendo así un especial cometido en la transformación de la sociedad. Por tanto, adquieren sentido las búsquedas semióticas, y estéticas.

En el próximo capítulo haremos algunas consideraciones sobre estos temas.

V. Objetos, arquitectura y semiosis

5.1 El problema del significado.

Las consideraciones sobre una búsqueda del sentido de la semiótica y la estética naturalmente seguirán siendo observaciones generales referidas fundamentalmente a los “objetos” sin desconocer diferencias entre los objetos “de uso en lo general” y entre éstos en general y la arquitectura.52 Nos referimos a su ubicación en el campo de la significación (objeto de la semiótica), en base a una cuestión clave de la polémica: el problema del sígnificado.

De todo lo anterior concluimos que en una primera instancia el análisis formal-significativo de los objetos será más eficaz en la medida en que se tome en cuenta su proceso de producción-distribución-consumo, pero en una concepción que totalice históricamente el problema. Esto implica el reconocimiento de que las especificidades relativamente autónomas del proceso forman un todo en que la producción material-formal-ideológica y significativa, se constituye en un desarrollo histórico unitario. Se trata entonces, también, de producción da signos.

Los objetos, la arquitectura e incluso la ciudad, son producidas históricamente y son asimismo productoras de la sociedad y de la historia. Su conformación ideológica no supone la negación de que formen parte de las “condiciones generales para la producción” y que sean producci6n material misma. Hemos hablado ya de un pensamiento constituido por los objetos, así como de un pensamiento arquitectónico53 y urbano, que se ubican en el campo de la ideología. Por lo general la arquitectura y la producción material de objetos, en tanto institucionales, forman parte de la ideología dominante y representan realizaciones de la producción material, las relaciones de clase, las superestructuras. Y si objetos, arquitectura y ciudad no “significaran” todo ello, quedarían ubicados en el inexistente mundo de los objetos sin sujeto; vale decir, fuera de la historia.

Eso nos coloca en una posición polémica frente a las corrientes dominantes actuales de la semiótica. No podría ser de otra manera. Hablar de “la semiótica” o del análisis semiótico como si se tratase de corpus absolutos, organizados según acuerdos universales, es hablar de algo que no se ha dado aún. Tampoco se desconoce que buena parte de sus encuentros problemáticos se deben buscar en la raigambre estructuralista o pragmática de los “padres fundadores” de la disciplina: Ferdinand de Saussure y Charles S. Peice.54 Mas no por ello negamos las aportaciones hechas hasta ahora ni invalidamos el campo de conocimiento al cual se dirigen.

Si queremos puntualizar algunos de los modos problemáticos en que se ha debatido la polémica sobre la semiótica, podríamos hacerlo así, siguiendo fundamentalmente la línea de argumentación del agudo pensador español Tomás Llorens:55

1 ) El conflicto latente entre las habituales consideraciones de los objetos como satisfactores funcionales, y en el caso de la arquitectura también como producto histórico, por una parte, y el reconocimiento de su naturaleza semiótica; es decir, como sistemas de significación.

2) El problema de la conexión de la semiótica con la práctica del diseño.

3) La validez de la extrapolación de la gramática generativa o “descripción sintáctica”, desarrollada por Chomsky56 a los objetos y la arquitectura.

4) Los límites epistemológicos de la analogía entre objetos, arquitectura y lenguaje.

5) Los límites de la contribución de los objetos, la arquitectura y de su teorización, al cambio social. Esta cuestión referida a los objetos preocupa grandemente a los diseñadores industriales progresistas y a los teóricos del diseño del mismo campo.57

La respuesta a estos problemas se halla en función de dos enfoques opuestos: los “formales” y los “empíricos”58, Coincidimos con T. Llorens en que en la base de sus diferencias se encuentran “intereses y situaciones históricas” específicas, que implican posiciones filosóficas y, obviamente políticas; “juicios de valor”, que le dan a los problemas en cuestión su naturaleza polémica. Lo que subyace en esto, es la cuestión del significado. Efectivamente, tal cosa podríamos plantearla de la siguiente manera: ¿Interesa o no, y por qué motivos, la naturaleza del significado?

5.2 El estructuralimso de los enfoques formales.

Como se sabe, los enfoques formales, “lingüísticos”, herederos de la línea saussuriana, al postular la arbitrariedad y la convencionalidad del signo, aíslan el significante del significado para centrar su interés en la “estructura” del significante, quedando así el significado como algo meramente externo. Además se trata, como lo señala Llorens, de una opción epistemológica a priori Nos encontramos así en ese mundo de las relaciones estructurales lógicas, neutras, eficaces para manipular los fenómenos sin la menor preocupación de ocuparse de su génesis social-histórica, y en consecuencia, de su ubicación en las contradicciones reales de la sociedad.

De esta manera el interés de los enfoques formales es fundamentalmente la adquisición de técnicas, prescripciones para operar con eficacia el lenguaje, y así “comunicar” lo mejor posible el mensaje que sea.

Así, el significado queda en la intención del hablante, y el medio técnico, el instrumento neutro, es el lenguaje. Salta de esa manera otra de las famosas contraposiciones estructuralistas: la de lengua habla.

Es obvio que no compartimos ese interés-como único para explicarnos y desarrollar el “lenguaje” de los objetos y arquitectónico. Entendemos y aceptamos la utilidad, incluso la necesidad, de las instancias técnicas en la constitución del lenguaje, pero es para nosotros fundamental el reconocimiento de su naturaleza histórica. Al mismo tiempo, al considerar aquella mutua relación objeto-sujeto (y la del proceso de producción en su conjunto) queda eliminada la neutralidad de los objetos para implicar a los objetos en la relacionalidad social en la que juegan su papel los juicios de valor. Aun la técnica constructiva o de factura de los objetos es un hecho que no se produce aislado del proceso histórico, pues forma parte de él. (Por hablar de la arquitectura, son conocidas, por ejemplo, las diferencias de valoración y utilización, según diversas culturas, de escalas, preceptos distributivos, magnitudes lumínicas, etc.) Poniendo otro ejemplo, los sistemas constructivos griegos son coherentes con las concepciones formales helénicas y con las ideas acerca de la polis, la mitología y la historia misma de Grecia, tal como era pensada por el régimen esclavista ateniense. Podríamos así hacer consideraciones acerca de cualquier época, incluso la actual. En esta época, la mercantiliad de la arquitectura y de los objetos va imponiendo o adecuando su técnica, y esto no invalida el que la técnica misma tenga también su «autonomía relativa” y que el progreso técnico caracterice a la época en su conjunto, adquiriendo incluso “universalidad”, que no es lo mismo que neutralidad. El progreso técnico siempre se da, de cualquier manera, retroalimentado en términos de su función social. Es por lo tanto, en su contexto histórico, como se produce la lógica interna” de la técnica como “mera instrumentalidad” inclusive, pero ella misma es un proceso.

Llegados a este punto, plantearemos nuestras dudas con respecto a la traslación analógica total de las concepciones formales lingüísticas a la arquitectura y a los objetos. Y de manera similar no creemos en la eficiencia de la extrapolación de la gramática generativa, al “lenguaje” objetual y arquitectónico, como lo intentan los enfoques formales, ya que sus elementos de discurso son de distinta naturaleza. Y por su parte no podemos descontar en masa el conjunto de categorías que el análisis “tradicional” tiene como instrumental confeccionado durante tanto tiempo.

5.3 Los enfoques empíricos.

Veamos, también sucintamente, lo que acontece con los enfoques “empíricos”. Si bien no podemos estar en desacuerdo con su presupuesto teórico común: “los fenómenos lingüísticos dependen del sistema global de la cultura”, la gran variedad de posiciones y tendencias y áreas de interés dentro de ellos exigen una puntualización que aquí sólo apuntaremos. Aunque nuestra oposición fundamental se dirige a su tendencia de considerar a los procesos como acumulación de hechos escuetos, sujetos de análisis meramente cuantitativos. El problema de la “relación lenguaje-sociedad” parece centralizar a la sociolingüística (sociología del lenguaje, etnolingüística, lingüística antropológica, etc.) La cuestión reside en que no podemos aceptar las postulaciones que conciben tal relación como si se tratase de ligar dos entidades absolutamente distintas, considerando una como “causa” (la sociedad o la cultura) y la otra, como “efecto” (el lenguaje), pues tal cosa significa una evidente separación metafísica, que excluye o ignora la categoría de la totalidad concreta. Por su parte, la psicolingüística se ocupa de “conocer los factores operativos que hacen que el hablante diga lo que dice en cierto momento”.59 Y en tanto no supere la posición conductista60 y matemático probabilista61 continuara presa de esa inmediatez que le seguirá impidiendo ir al fondo del “comportamiento” de los hombres. En tanto no se integre a una “teoría de la significación” con el análisis científico, histórico-materialista, de las ideologías incluyendo en ellos a la psicología, no dejaremos de hacer sólo intentos parcializados, tecnicistas con una utilidad limitada para nosotros.

Tal cosa significa partir de la unidad de psicología, conciencia e ideología y del carácter ideológico del significado tal y como fue postulado por el lingüista soviético de los años 20, V. N. Voloshinov, hoy recientemente retornado.62 Sin embargo, los criterios de pertinencia de los enfoques, empíricos no dejan de tener interés para nuestro propósito con las salvedades que hemos estado exponiendo en tanto que:

1) En contraste con los enfoques formales, se ocupan fundamentalmente de los fenómenos de habla y del descubrimiento de sus regularidades. Esto, cuando menos, abre la perspectiva de la toma en consideración M contenido ideológico.

2) A diferencia también de los enfoques formales, que postulan a priori “reglas de validez o invalidez”, parten de que el conocimiento científico de los fenómenos humanos no se rige por reglas distintas del conocimiento científico del mundo de la naturaleza. Es interesante que se considere al mundo “social” como parte de la misma naturaleza, ya que lo es. Aunque el conocimiento de ambos se torna mecánico cuando se toma como una simple lógica de datos. De todas maneras la desmistificación del “hombre” como ser absolutamente ajeno a la naturaleza, es un avance, ya que significa una posición en contra del antiespiritualismo occidental que desbroza el camino para el análisis científico.

3) Excluyen la intencionalidad como categoría explicativa. La que puede llevar a la búsqueda de razones sociológicas y naturalmente ideológicas de los fenómenos del lenguaje.

4) No se limitan al campo del lenguaje, extendiéndose a todas las formas de comunicación y simbolismo.63 De suyo se entiende la utilidad que esto puede tener para abordar los diversos campos del diseño.

Naturalmente, según la concepción que se maneje de la relación lenguaje-sociedad y en consecuencia de la historia, así como de los objetivos e intereses gnoseológicos para abordar el fenómeno del lenguaje, se presentará la orientación tecnicista dirigida a la “modificación” o mejor dicho, manipulación de las conductas, o una real contribución al pensamiento crítico, pasando obviamente por una amplia gama. Aparece aquí la problemática de la sociología contemporánea, las posiciones frente a la historia, de las que nos hemos ocupado al comienzo de esta obra. No es de ninguna manera casual que una de las conclusiones claves del citado Symposium de Castelldefels haya sido precisamente que las posiciones que se tengan frente a la arquitectura -y aquí hacemos la extensión no sólo al significado en general sino a cualquier “esfera” del conocimiento social-emanan de intereses concretos determinados históricamente. Para el caso de la arquitectura (y lo hacemos extensivo a todos los campos del diseño) Llorens puntualiza: “Los intereses desde los cuales surgen estas actividades epistemológicas distintas no son simplemente posibilidades abstractas, son intereses definidos por la situación histórica en que se encuentra la arquitectura ahora. Una situación que, con toda claridad, aparece como una situación crítica”.64 (subrayado nuestro)

Requerimos del análisis del significado de los objetos y de la arquitectura en términos de descubrir y conocer su manejo social, de clase, de lenguaje, y su carácter histórico para llegar a considerarlo como proceso. El estudio de los objetos rebasa así los tradicionales esquemas formalistas, para integrar conceptualmente las múltiples determinaciones que intervienen en su generación así como las transformaciones del sujeto (social) por su uso y circulación.

El “análisis semiótico”, se torna entonces de una gran complejidad, pero al mismo tiempo se despeja e1 camino para entender cabalmente la cultura material como expresión de las contradicciones sociales, implicada en la política, la ideología y la lucha de clases lo que presupone rebasar los límites de una disciplina para intentar la integración del conocimiento unitario. Por ello, nos interesan tanto 1 os enfoques “formales” como los empíricos, pero no como se han venido dando, con las abstracciones señaladas. Para nosotros sigue siendo válida la expresión monista de que las formalidades lo son de “contenidos” y que, como lo señala Della Volpe al continuar y profundizar la concepción de Gramsci, la formalidad material es ella misma, “idea”.65 De esta manera tenemos una doble exigencia: por un lado la especificación de los lenguajes, y los análisis concretos en cada campo. Y, por el otro, la totalización, para determinar lo que hay de general en cada lenguaje específico. Y ello, lógicamente en referencia a situaciones concretas, es decir historizando la problemática de la semiótica.

VI. En torno a la cuestión arte-diseño.

6.1 La repugnancia sociologista hacia la forma.

Las consideraciones acerca de la naturaleza artística de los objetos están en la base de uno de los problemas teóricos (y prácticos) más importantes del diseño, lógicamente incluyendo a la arquitectura: la relación entre arte y diseño. Es más, pensamos que se trata de un asunto clave y una señal de que esto es así, es la polémica que ha provocado y que no ha sido cancelada pese a la opinión de numerosos tratadistas. Y así, en el fondo de la “oposición” arte-diseño, se encuentra la herencia metafísica e idealista con respecto al arte y a las cuestiones formales y que ha originado no pocas veces, al menos en nuestro medio latinoamericano la «’repugnancia sociológica” hacia la preocupación por la forma y su esteticidad. También han coadyuvado a tal subestimación, como lo hemos dicho al comienzo, las interpretaciones sociologistas y economicístas, que más o menos recientemente han llegado entre nosotros a ubicar la artisticidad o el valor de “la obra” por el carácter sociológico de su circulación, pretendiendo así’ “superar” o salvar el “obstáculo”, de¡ uso de las categorías “tradicionales”: arte, creación, inefabilidad, etc.

6.2 Un enfoque que no puede pasarse por alto: el de García Canclini

Nos interesa en este caso comentar una posición que ha tenido un gran impacto en nuestros círculos progresistas: la planteada con respecto a las cuestiones más generales del arte por Néstor García Canclini en su libro

Arte Popular y Sociedad en América Latína66 ya que, dentro de un interesante intento de analizar las condiciones de producción y circulación del arte, se han prestado a interpretaciones economicistas. Tal cosa se ha debido quizás a la manera como enfatiza el fenómeno de la producción artística. Y esto sin negar sus aportaciones como la de poner en evidencia los obstáculos que los requerimientos de galerías y distribuidores privados ponen a la producción y contenido ideológico de las obras, sobre todo a las producidas individualmente. Asimismo, debemos reconocer que en un breve texto publicado posteriormente; La producción simbólica. Teoría y Método en Sociología del Arte67 nuestro autor lima bastante las implicaciones epistemológicas que se pueden derivar de aquellas observaciones sobre la producción del arte bajo del capitalismo. En este trabajo reconoce como lo hacemos nosotros, que la ideología se da también en los objetos mismos. Y adopta consecuentemente una concepción correcta de ideología. Sin embargo, toma como referencia básica conceptual con respecto a la cuestión de la estética, a su primer libro. Pero lo más importante para nosotros en este momento, es el comentar las tesis que han sido tomadas como puntas de lanza por algunos sectores que tratan de superar los análisis “burgueses” del arte y de impugnar las categorías usuales al respecto, en lugar de manejarlas históricamente.

Podríamos afirmar que la preocupación fundamental de García Canclini con la que coincidimos plenamente la de la situación de las artes en el capitalismo, y sobre todo en nuestros países latinoamericanos. Al mismo tiempo, y en términos de esa preocupación, se enfrenta de hecho, no sólo a la estética “burguesa” sino a la estética en su conjunto. Los puntos sobresalientes de su discurso con algunos comentarios inmediatos, los enlistaríamos de la siguiente manera:

1) En la mayoría de los tratadistas (Vesde Kant hasta U. Eco”), la experiencia artística se produce cuando en la relación entre un sujeto y un objeto prevalece la forma sobre la función. (pág. 22) Una generalización que puede utilizarse como arma para encubrir e invalidar todo un proceso de búsqueda del conocimiento del arte. Incluso se invalida la lucha en contra de la estética romántica e idealista y sus concepciones acerca del raptus creativo o el fantasma poético como “esencias” del arte. Así también las conquistas de la estética científica en el reconocimiento de la intelectualidad y verosimilitud de la obra artística y el aclaramiento de lo específico artístico. Y todo por una satanización de la preocupación por la forma como si tal cosa no fuera objeto de la ciencia.

2) La categoría “arte” y la constitución del arte como actividad autónoma surgen con la emergencia histórica de la burguesía (S. XV-XI/11) (pág. 135-144). La connotación de tal afirmación cambia si señalamos que con la emergencia del capitalismo se opera la histórica separación entre producción y creación. Se impone la tendencia a convertir toda, factura humana en mercancía. La nueva división del trabajo tiende entonces a aislar a la actividad artística por su improductividad mercantil. Sobreviene la hostilidad del capitalismo hacia el arte y no su potenciación. Así el arte es concebido como un lujo, como un juego y no como necesario ala vida humana, tan necesario como “necesidades primarias”.

3) Por lo tanto, los tratadistas del arte tienden a desligarlo de sus condiciones de producción, distribución y consumo así como de su contexto nacional (págs. 135-144).

4) Es por ello que la “historia del arte “ se ha dirigido fundamentalmente a la “historia de los estilos”, consecuente con la prioridad a los aspectos formales (pág. 35). Pero la clave es el enfrentamiento crítico al problema del “estilo” y no el no ocuparse de ello. Si se ve como producción social de ideología y no como “voluntad de forma” etc., se supera buena parte del idealismo estético. Aunque también se impone analizar lo formal como organización material significativa (es decir como ideología).

5) La estética idealista concibe el arte como absolutamente autónomo, que posee cualidades de “trascendencia” por encima de otros hechos sociales (pág. 122). Nuevamente una condición epistemológica. Ya Marx señaló en sus famosas líneas sobre el arte griego, esa “dificultad” de explicarse la superviviencia del arte. Que el idealismo la resuelve a su manera, inaceptable para nosotros, no quiere decir que no siga siendo necesario su abordaje. Tampoco invalida a los pensadores que han aportado para su solución científica.

6) En nuestra época el imperialismo impone también un arte “neutro”, “internacional “ que es la expresión de su dominio cultural. Tesis indudablemente correcta.

7) La crisis actual del arte en América Latina reside en la apropiación privada de los medios de producción artísticos (págs. 262-265). Una de las contradicciones fundamentales del capitalismo se deriva de la apropiación privada de los medios de producción. Pero aplicarla literalmente al arte es una reducción, pues no es lo mismo la explotación de los trabajadores en las fábricas que la situación de los artistas ante los mercaderes e instituciones promotoras del arte. En este caso intervienen determinaciones ideológicas y políticas diferentes que hacen que la crisis tenga que ubicarse de otra manera.

Ahora bien, nuestro autor propone entre otras cosas:

1) Una teorización que parta de la convicción de que lo artístico no se sintetiza en la obra sino en el complejo de relaciones sociales implicadas en el arte, es decir, en sus procesos de producción, distribución y consumo (especialmente pág. 92).

2) Ver el arte no como la obra en sí, producto del genio individual, del “artista” etc., sino en términos de la “situación social”, de su producción, etc.

3) Por lo tanto, la alternativa de un arte de liberación no debe dirigirse a las cualidades formales ni a la práctica individual, sino al “modo de producción artístico” que debe ser, naturalmente-colectivo.

4) El surgimiento de un arte verdaderamente popular y liberador se da así, bajo la condición de que los medios de producción artísticos sean transferidos al pueblo.

Es evidente que no podemos estar en desacuerdo cuando se postula el papel político de la actividad artística. De hecho y en buen sentido todo arte ha sido político, aunque en los más diversos niveles, desde su origen. Y siendo consecuentes con lo que hemos venido planteando, subrayamos que ha estado implicado en la ideología. Que el arte haya sido producido de una u otra manera, no le ha quitado, ni le quita, ese carácter ideológico-político. Hoy pocos niegan el que la “neutralidad” de algunas corrientes artísticas encierra un profundo sentido político. Tal es y lo señala Canclini el arte promovido por el imperialismo. Pero tal cosa no debe llevarnos a la despriorización de lo formal en el arte, ya que como lo hemos venido reiterando para el caso de los objetos, sin su formalidad-material, constituida como lenguaje, el arte se desvanece, pierde su realidad, y en consecuencia su valor.

Asimismo, nos solidarizamos con la proclama de un arte de liberación, pero no vemos por qué esto debe exigir el renunciar a la producción individual, que puede ser tan valiosa como la colectiva. Tampoco entendemos cómo esa finalidad debe conducir a la nulificación de la preocupación técnica-formal, o simplemente formal.

No comprendemos por qué habría que identificar la calidad de una obra (calidad que es forma-contenido) con un necesario carácter “burgués” de la misma. El problema no es, como pensamos que lo hace Canclini, el de trasladar categorías económicas a las artísticas de manera unívoca. Es tal como hacer lo que hizo Proudhon con la cuestión de la vivienda cuando afirmaba que “El asalariado es al capitalista lo que el inquilino es al propietario” caso que fue señalado oportunamente por Engels,68 en el caso del artista no hay producción de plusvalía sino una transacción mercantil desventajosa en el mercado del arte. De todos modos, su acción en la conformación de la obra tiene una amplitud diferente que la del obrero ante “su” producto. El artista puede realizar, pese a todo, dentro del capitalismo, arte revolucionario. La clave reside en aceptar la existencia real de la autonomía relativa del arte, así como la posibilidad de la presencia de la ideología, o de elementos ideológicos progresistas y revolucionarios, aun en las obras producidas “individualmente”. Pero incluso habría que preguntarse si un artista que en cierto momento se aísla para producir, realiza necesariamente una obra que es cerrada y absolutamente “individual”, si por ejemplo, en su obra se plantea una problemática colectiva, resultado del “mundo social” en que actúa… ¿Y acaso una obra como esa, no tiene garantizada una circulación, aceptación e incluso promoción de amplios grupos coincidentes con la posición del artista? ¿por qué forzosamente el arte de un Siqueiros, de un Diego Rivera o de un ]osé Clemente Orozco, encargado por el estado y realizado en forma “individual” por cada uno de ellos deberá estar condenado a su descalificación social? 0 más recientemente, la obra de un Francisco Bacon o un Juan Genovés.

De la misma manera, nos preguntamos si las obras producidas colectivamente, al calor de la catarsis política son necesariamente valiosas, independientemente de sus cualidades formales. Esta es una cuestión que se contesta hoy negativamente gracias a las aportaciones de pensadores como Gramsci, Della Volpe, Sánchez Vázquez y tantos más. Tal cosa ha sido una conquista de la estética científica en contra del sociologismo y del romanticismo. Si algo tiene la estética contemporánea de aportación al campo del conocimiento de la cultura, es precisamente ese “desbrozamiento” de lo específico del arte. Y esa especificidad no es identificable con la neutralidad y el aislamiento y no excluye su determinación por múltiples elementos sociales, entre los que se cuenta, de manera directa, su proceso productivo.

Por su parte, ya veremos más adelante cómo la estética científica no sitúa al valor artístico como algo inherente al objeto sino en la relación, dada históricamente, del objeto-sujeto. Pero definitivamente, sin el objeto la relación no se efectúa. Y, si es importante el conocer el “modo de producción del arte”, es imprescindible analizar y cuantificar el producto. La “historia de los estilos” es limitada cuando sólo se ocupa de las formas y las juzga arbitrariamente, cuando no las concibe como formas de un contenido social histórico, y se convierte en un catálogo de obras suntuarias y “piezas únicas”. Una tarea de la “ciencia de la historia del arte” es la que hemos venido apuntando: La ubicación del arte en la totalidad concreta, cosa que supone la consideración del lenguaje formal y por qué no decirlo, del “estilo” de las obras.

En fin, la condición histórica para el logro de una sociedad superior es efectivamente la propiedad social de los medios de producción. En este tipo de sociedades la cultura y el arte están vinculadas a la producción, al uso del tiempo libre y a la constitución de valores que son patrimonio de toda la población. Pero aún así se hace necesario, que se dé la producción artística como tal.

En realidad, la clave no es el rechazo de ciertas categorías sino precisamente la de su uso histórico. Así habría que enfrentar la cuestión de la artisticidad de los objetos.

6.3 La productividad del arte y el diseño. La clave histórica de Gropius.

Naturalmente el problema teórico de la ¡elación entre arte y diseño no es simple. Y si no lo es en el caso de la arquitectura en que pesa querámoslo o no- la tradición secular de su artisticidad, tratándose de los objetos de uso y sobre todo, en los producidos industrialmente, la dificultad se acrecienta. Pero no podemos dejarlo de lado, “resolverlo” disolviéndolo en el sociologismo.

En realidad, se trata de una problemática histórica como todo hecho social. Y nos parece que uno de los momentos clave lo constituyen las primeras proclamas de Gropius de la Bauhaus ya que significan un punto definitivo de su “ruptura con el pasado”. En buena medida hace presencia ahí de manera nítida, “el diseño” tal como ha sido entendido por varias generaciones de contemporáneos. Y lo altamente significativo es que tal cosa sucede, en pleno enfrentamiento con el “artista” (y en consecuencia con “el arte”) institucional izado de las academias “Beaux Arts”, y en general con el arte “improductivo”.

El llamadodel primer director de la Bauhaus iba dirigido contra el “arte improductivo”, y consideraba así nada menos a toda la obra no utilizable como objeto del fin “práctico”,

En efecto, en el manifiesto del “Programa de la Bauhaus Estatal de Weimar” de abril de 1919 y que anunciaba su apertura, Gropius, entre otras cosas, declara:

“En otros tiempos, la misión más excelsa de las artes figurativas era decorar los edificios, y por ello formaban parte de forma inseparable de la gran Arquitectura… Arquitectos, pintores y escultores han de aprender de nuevo a conocer y a comprender la compleja forma de la arquitectura… con lo cual podrán restituir a sus obras aquel espíritu arquitectónico que han perdido con el arte de salón… los viejos institutos artísticos no estaban en condiciones de producir esta unidad… Se ha de volver de nuevo a los talleres. Este mundo de dibujantes de modelos y de decoradores, que son capaces de dibujar y de pintar, ha de volver a ser por fin un mundo de gente que construye… el “artista” improductivo ya no se ha de ver condenado en el futuro al ejercicio de un arte imperfecto… Arquitectos, escultores, pintores, todos hemos de volver al artesano…”69 (subrayado nuestro).

Aunque la Bauhaus, al comienzo de su labor también incluía una preparación “para una actividad artística autónoma” su hincapié residía en la “instrucción artesanal”. Y era lógico, ya que se planteaba como fin mismo de la institución.70 Se trata en realidad de la culminación de una problemática que se hunde en el siglo XIX, y que algunos autores remontan a fines del XVIII, y que Gropius “resuelve” con esa disolución del artista en el artesano. El “arte de salón” es rechazado por el viejo maestro del racionalismo, no por su encierro aristocratizante aislado de los problemas y la crítica sociales, sino por improductivo. Y así, esa “vuelta al taller” en la que se trasluce la herencia de William Morris y las corrientes que planteaban un “retorno a la Edad Media”, en el siglo XIX en plena era industrial capitalista estaba significando, la dedicación del arte a los objetos producidos masivamente por la industria en expansión. En eso derivaba la mesiánica idea de la “Total Architecture.”71 La cuestión que vuelve más problemático el planteamiento, es el abandono de las prácticas tradicionales de las artes figurativas por no ser “productivas”. El propio Gropius más tarde daría la fórmula: “Nuestra ambición era arrancar al artista de su ultraterrenalidad reintegrándolo al mundo cotidiano de las realidades y al mismo tiempo, ensanchar y humanizar la mentalidad rígida casi exclusivamente material del comerciante.”72

Nada más claro. El “vanguardismo” aquí, muestra con toda nitidez una de sus facetas históricas: su no anticapitalismo.73 Pero no se trata sólo de la simple indiferencia o escapismo frente al sistema, sino de algo más: al invalidar al “artista improductivo”, no sólo se invalidaba lo que era justo y progresista al arte académico, sino quedaba impugnado también lo que es injusto y reaccionario el arte no involucrado con los “objetos de uso”, producidos, en masa. Se efectúa así la cancelación histórica de sus posibilidades críticas y revolucionarias, y su desarrollo mismo, hechos que no han podido ser detenidos ni mucho menos clausurados. A lo más, el “arte autónomo”, de tipo vanguardista, ha devenido en la “visualidad pura” y la “cibernetización” neutra de la cultura de la tecnocracia. Y ciertamente, no ha logrado liquidar a las modernas expresiones críticas del “realismo” o del “arte figurativo”, como quiera llamárseles. Evidentemente, no se trata de un proceso lineal de inevitable sustitución progresiva de una corriente por otra, sino de un fenómeno complejo y contradictorio, inmerso en las contradicciones sociales que conlleva la lucha ideológica y que se expresa en la copresencia de diversas posiciones artísticas.

Creemos que en las tensiones fundamentales del arte contemporáneo subyace esta problemática. Y uno de los puntos cruciales es el rechazo vanguardista de la “pieza única”, la “chef d’ouvre” etc., que ha sido impuesto no sólo a la producción de objetos sino a la producción artística en general.

De ahí se deriva la sacralización (hipostasiamiento) del “proceso productivo “, la subestimación de las artes figurativas y el menosprecio de la “obra” producida “individualmente”. La “improductividad” mercantil aparece como una condición que soporta la hostilidad del capitalismo hacia el arte. En este sentido afirma Sánchez Vázquez:

“Al asemejar el trabajo artístico al trabajo asalariado, al convertir la creación artística en producción para el mercado (producción “productiva”, producción por la producción, o producción de plusvalía) y valorar la obra no por su valor de uso, sino por su valor de cambio, económico, es decir, al aplicarse a la producción artística las leyes de la producción material capitalista, el arte se ve negado o limitado en su estructura interna propia, como manifestación de la capacidad de creación del hombre. En este sentido en cuanto que la producción capitalista extiende su acción a la esfera del arte, y niega en esta esfera el principio creador artístico que niega a su vez en el trabajo mismo, Marx afirma que es hostil al arte.74 (subrayados nuestros)

Este es el terreno en el que surge el diseño contemporáneo. Empero, no se trata, al cancelar “el arte por el arte” (como le llama Gropius a la obra no productiva, irrepetible en un sentido capitalista), de terminar con la artisticidad de los objetos, ahora producidos en masa e industrialmente. Se trata de buscarla, en estas nuevas condiciones, con su propio “lenguaje”. Sólo que las “nuevas condiciones” son también las de la mercantilidad y la enajenación del sistema. De ahílo conflictivo de la cuestión, que Gropius resuelve con esa conciliación entre el artista y el comerciante.

En todo esto está la modificación histórica de la relación (que implica la diferenciación) entre artes como la pintura, la escultura y la arquitectura, (y que han tenido en el tiempo diversas denominaciones institucionales: “bellas artes”, “nobilísimas artes”, “artes plásticas”, “arte puro”, etc.) y las “artes menores” (que han tenido generalmente una función directamente utilitaria como los “objetos de uso”). Ahora bien, el problema no es tanto el de polarizar y establecer una diferencia abismal entre ambos tipos de producción y el de mantener alguna de las dos falsas posiciones que han dominado en la modernidad en esta cuestión, a saber:

1. El menosprecio del “arte menor”, propio de la estética idealista (decimonónica), que como sabemos concibe al arte como la “trascendencia ideal metafísica” “encarnada” en la materia.

2. La sobrevaloración del “arte menor”, ya sea con la exaltación del no profesionalismo (populismo artístico por lo general contenidista), o a través de la sobreestimación de los objetos de uso producidos industrialmente.

Se llega así a invalidar en el primer caso todo el arte profesional, y en el segundo, que es el que hemos estado examinando, a las obras “improductivas” o en última instancia a las no producidas con “tecnología avanzada”.

6.4 Arte y capitalismo monopolista.

Más bien se trataría, a juicio nuestro, de analizar las transformaciones de las artes por y en el capitalismo, lo que significa para nosotros la condición inicial para enfrentar la crisis.

En la etapa del capitalismo monopolista, las artes institucionales promovidas por las clases y capas dominantes de los países imperialistas en primer lugar tienden a ser asimiladas al dominio imperial generándose además formas artísticas que se adecuan a ello de la manera más eficaz. Así, las variedades del “arte tecnocrático”, neutro-operativo, en que los valores técnicos-funcionales adquieren prioridad expresiva al grado de llegar a presentarse como fines y no como medios o instrumentos, representan una culminación de la evasividad y de la anulación de los contenidos críticos (que son al mismo tiempo formas) propios de la gran mayoría de las vanguardias de principios de siglo.

Pero eso no aniquila la autonomía relativa de las superestructuras artísticas ni la capacidad polisémica del arte. Y por tanto permite, a despecho del más burdo interés pragmático-mercantil del capitalismo, coadyuvar al desarrollo técnico-científico de valores expresivos, sobre todo en el campo de la experimentación y de medios utilizables en la constitución de “lenguajes” que pueden integrar productos no asimilados al sistema e incluso de contestación a éste.

Al mismo tiempo posibilita en muchos momentos entrar en simbiosis con el “realismo”. Por su parte éste, pese a algunas recaídas ideológicas en el academicismo, dadas en término de temporalidades políticas, se ha seguido desarrollando y “revitalizando” bajo el capitalismo, agudizando su sentido crítico y su eficacia expresiva contemporánea, en base a su propia modernización. Y ello, ligado en sus mejores logros a la práctica política de los artistas. También se han desarrollado las formas artísticas de “participación” en las que se generan “situaciones” y no “obras” y que han existido por cierto desde los estadios más primitivos de la sociedad (ritos colectivos-mágicos-re1igiosos o los eventos caballerescos, etc. etc.). Han sido sin duda formas de enriquecimiento de las relaciones sociales y han estado ligadas a prácticas ideológicas. En nuestro sistema se han polarizado y convertido en eventos de simple conductismo esteticista, o en actividades grupales de verdadera intención política progresista.

La existencia de este último tipo de manifestaciones es la que ha hecho pensar que constituyen formas que terminarán sustituyendo a las “tradicionales”. Habría que abundar aquí que la transposición de la categoría de propiedad de los medios de producción económicos a los artísticos, puede ser válida cuando se trata de los medios masivos de comunicación y aún así, se presentan coyunturas aprobables.

Naturalmente, esto se realiza entre complejas tensiones que dan forma y hacen a la crisis, que es sólo superable de manera radical con la total transformación del sistema social. Ahí el arte se incorpora aunque no por decreto ni automáticamente sino a través de un largo proceso muchas veces doloroso y plagado de errores a la construcción de una sociedad libre de explotación y enajenación. Sobra decir que este hecho lejos de sofocar las posibilidades críticas del arte dentro de¡ capitalismo, las refuerza y sobre todo les da sentido.

6.5 La artisticidad de los objetos, de uso y la “esencia” de lo estético.

Ahora bien, ¿qué sucede con el “arte menor”, y concretamente con la producción de “objetos de uso”? Al estar producidos para satisfacer o para inducir necesidades “directas” ligadas con una “utilidad práctica”, han tenido, como decíamos, una marcada subestimación de la estética romántico-idealista: ¿cómo el “gran espíritu” del arte, la “esencia de lo bello” puede encarnar en la humildad de un objeto de uso? Parecería ser ésta, en términos gruesos, la impugnación que así concedería el título de menor a los objetos de uso con calidad estética.

En la ubicación correcta de la artisticidad de los “objetos de uso” y que implica su no infravaloración así como su no supervaloración, es fundamental la concepción que se tenga acerca de la naturaleza de lo estético. Desde el aspecto más general, estamos de acuerdo en que la artisticidad de los objetos se establece históricamente, a través de la relación práctica-sensible entre el sujeto social y el objeto. Rechazamos entonces toda ubicación fuera de esa relación (trascendencia idealista) o en elementos abstraídos de la relación misma (ubicación de lo estético en el sujeto o en las características físicas, de por sí, del objeto) aisladas de la praxis social.75 En esto entra también la impugnación a la localización de lo artístico en el proceso de producción y “circulación” sin la consideración de las cualidades formales del objeto. Todas estas posiciones son en rigor metafísicas, porque abstraen alguno de los elementos del proceso artístico.

Como hemos dicho, en virtud de la unidad de los procesos de producción-distribución-consumo de los objetos, no sólo el sujeto produce el objeto sino que el objeto transforma y produce al sujeto mismo. En el caso que nos ocupa juega también un papel fundamental la observación de Marx acerca de la creación de necesidades por parte del objeto y de que la propia necesidad (del objeto) es creada por la percepción de éste. La relación del objeto con el sujeto que lo consume es una relación de uso-significado. Ahora bien la percepción del objeto no es abstracta, o “pura” en un sentido meramente psicologista, como lo hemos subrayado en nuestra disertación sobre la semiótica, sino que se encuentra en unidad (dialéctica) con su uso y significado. Vale decir que es una percepción dada también históricamente.

Que el arte sea superestructura no le quita su carácter de materialidad. Los diversos lenguajes artísticos se presentan con una diversidad de conformaciones materiales. La materialidad-superestructuralidad de los objetos artísticos, enriquece por así decirlo, la existencia de los hombres. Coadyuva a producir necesidades que tienden al despliegue de las capacidades humanas. Y esto no lo decimos con la connotación del “humanismo burgués ya que el capitalismo enajena a los hombres, cosifica sus relaciones y reduce a la mera mercantilidad los productos humanos, es hostil a la creación y el arte es creación de nuevas realidades, y no reproducción o “reflejo” de una realidad externa a él.76 ¿Será necesario reiterar que la categoría “creación” no es necesariamente una categoría burguesa e idealista? Que lo es cuando se le da un contenido místico, suprasocial, por encima de la realidad material, tal y como lo usa la estética idealista que ubica en el “genio” aislado e iluminando la “mágica” atribución del arte. Pero que no lo es cuando cualifica la producción material, cuando se usa para señalar esa producción de objetos enriquecedores de los sujetos y de la propia praxis.

Porque no es lo mismo la producción de objetos banales, burdamente utilitarios o unívocos, que la de objetos polisémicos, que rebasan la inmediatez. Aquí nos parece pertinente el discurso de Marx de los Manuscritos económicos filosóficos de 1844 acerca de la capacidad humana para “crear también de acuerdo a las leyes de la belleza”,77 Si no nos olvidamos que al hablar M “hombre” y de lo “humano” no estamos colocándonos por encima de las clases sociales y sus diferencias, sino precisamente generalizando lo generalizable en un sentido objetivo e histórico, sobre la base de las contradicciones. Y no, como en el caso del “humanismo burgués, teóricamente agotado a estas alturas, que postula una falsa igualdad de los hombres para manipular las reales, objetivas e históricas diferencias producidas por la explotación y el dominio de clase.

Sin ignorar las dificultades de una caracterización del arte, al grado de que no han faltado quienes piensen en la imposibilidad de definirlo,78 lo cierto es que no podemos abordar la cuestión de la artisticidad de los objetos, si no enfrentamos ese problema. Aunque en el curso de esta obra hemos ya apuntado nuestra disposición al respecto, apoyada en lo que nos parecen los planteamientos más fecundos del marxismo, nos vemos necesitados ahora a exponerla de modo sintético.

1. El establecimiento de la naturaleza artística de un objeto o de una “situación artística”, se da en términos de la relación de uso significado o función significado del objeto en cuestión, con los “sujetos” que se apropian del objeto o que participan en la producción de aquellas situaciones artísticas. Por tanto, rechazamos por falsa la concepción del arte como mera contemplación del objeto, para postular la relación práctica del sujeto con el objeto. Queda claro que al hablar del sujeto no nos referimos sólo al individuo aislado, sino al sujeto socialhistórico.

2. La distancia que separa a los objetos artísticos de los no artísticos es la naturaleza de su campo semántico. En ese campo está implícito el uso del objeto, en interrelación con los sujetos. Así pues, la polisemia (Galvano Della Volpe) es atributo o condición de artisticidad, al contrario de lo unívoco que lo es del discurso vulgar o científico.79 Las “obras maestras”, que se han producido a lo largo del tiempo en el campo de la pintura, escultura, literatura, etc., se caracterizan precisamente por la riqueza significativa y en ese sentido transforman y crean también la realidad misma, incluso trascendiendo la inmediatez temporal. Naturalmente, esa “riqueza semántica” se da por la construcción y la organización material del objeto (lo que Della Volpe cualifica como “contextualidad orgánica”).

3. El arte es portador de ideas, valores y al no darse, en rigor, obras solitarias socialmente, sino insertadas y formadoras de tendencias, corrientes, “estilos”, comparten en grupo concepciones comunes, es decir, ideología. Y así, la ideología en las obras no se da como un contenido aparte o externo a ellas, sino a través de esa conformación material significativa de la obra misma.

4. Obviamente, los “objetos de uso” presentan una problemática que en la producción industrial capitalista adquiere agudas tensiones, que crean confusiones y avivan la polémica. En los estadios precapitalistas las técnicas de producción constituyen un medio especialmente propicio para la generación de “obras de arte” artesanal de manera que bajo ese sistema se han producido infinidad de objetos de gran calidad, y siempre con su determinación de rango o clase social. Naturalmente no todo objeto artesanal es por definición una “obra de arte”. Los objetos de uso juegan un enorme papel en la vida cotidiana, la “enriquecen” y la llenan de significado o la “empobrecen” y por así decirlo, la desemantizan. Y aquel “enriquecimiento” o este “empobrecimiento” no sólo lo entendemos en sentido estrictamente material. Objetos directa o burdamente utilitarios, construidos en términos de cubrir apenas de manera inmediata una necesidad, poseen un nivel de transformación elemental, tosco. Sólo en los estadios más primitivos de la sociedad estos objetos cumplían un papel progresivo al representar la superación histórica de la animalidad. Esto nos lleva automáticamente, atentos a la actualidad, a plantear que no resulta válido, incluso políticamente, el ofrecer -como acontece con el populismo proyectual, casi siempre escolar aquel tipo de objetos a las depauperizadas y superexplotadas comunidades populares de nuestros países. En todo caso, reconociendo su exigua “capacidad” de adquisición en el mercado capitalista, se deben alimentar y apoyar las demandas por mejorar sus condiciones de trabajo y de vida, dentro del marco de la lucha por la transformación radical de la sociedad, y en ese contexto y con la proporción debida, abordar la acción de diseño. Pensando siempre que con el diseño no se hace la revolución. Por su parte, en relación también con los “objetos de uso” estamos convencidos que necesidad y artisticidad no son excluyentes.

Empero y refiriéndonos también a la actualidad, la funcionalídad “humana“80 y en este sentido la eficacia (no-mercantil sino eficacia en cuanto al uso) no debe subvertirse u obstaculizarse en aras de una falsa artisticidad (Sty1ing). Así tampoco resulta progresivo infravalorar o combatir la artisticidad, por “razones de atención a la necesidad”.

Se torna pertinente subrayar ahora una frecuente desviación epistemológica. Bajo el capitalismo los objetos incluyendo la arquitectura caen bajo las leyes de la mercancía y junto a su valor de uso se impone su valor de cambio. Como tanto se ha dicho ya, esto está implícito en la explotación de la clase obrera, en la enajenación y la cosíficación. Así, en el análisis de la realidad, se colocan en un primer plano, las carencias, los déficits, la inaccesibilidad de las grandes masas hacia los mejores bienes producidos por ellas mismas. Se impone en la mente de los hombres, el “primado de la economía” como una expresión de lo que acontece en el mundo de la realidad material. Las relaciones entre los hombres se trastocan idealmente en “relaciones entre cosas” y acontece frecuentemente el que surgen nuevas formas de mecanicismo. La sociedad es vista entonces erróneamente, como mera relacionalidad conductual neutra, o como una gigantesca trama económica en que las “ideas” las “superestructuras” están absolutamente sometidas a la economía.

Por otra parte, de manera intrínseca a la explotación se encuentra la “manipulación ideológica” realizada también a través de los objetos y sus formas de distribución circulación, en donde se implica también la determinación política. El objeto no pierde su función transformadora M sujeto, sino que cambia de sentido, y he ahí una fuente de las tensiones del problema. La venta de un objeto de uso es lógicamente venta también de un significado. Pero hoy el significado tiende a apuntalar la enajenación y cosificación, y ahora sí, la “falsa conciencia”. Si quisiéramos hablar de extremos, diríamos que por un lado se encuentra el funcionalismo conductista y por el otro, el “Styling- la nueva retórica de los “diseñadores ilusionistas” al servicio del comercio más sofisticado.

Como corolario de estas reflexiones queremos dejar establecido que la caracterización científica del papel que los objetos de uso juegan en la sociedad capitalista, tiene como uno de sus puntos claves el reconocimiento de las tensiones que se establecen entre su valor de cambio y su valor de uso-significado. Y en esto, interviene necesariamente la problemática de la artisticidad. Y con mayor razón si nuestro objetivo es cu9stionar y radicalizar la actividad misma del diseño.

6.6 La cultura material es parte de la realización histórica de la sociedad.

La preocupación teórica acerca del diseño tendrá que partir del reconocimiento de la especificidad de las diversas áreas, pero sin dejar de considerar lo general, lo que es común a ellas. Al mismo tiempo la implicación social de los “sistemas de objetos”, su no-neutralidad técnica, económica o ideológica, obliga a su consideración en la totalidad social, histórica concreta lo que remite a la ubicación en la formación económica social concreta en que se encuentra. Es decir, se trata de una problemática teórica-histórica.

Las consideraciones hechas acerca del carácter superestructural de los objetos, los subrayamientos de la semiótica y la estética, no significan infravaloración del papel que juegan en la producción material y de su determinación por “la base económica”. Se trata de abordar con rigor la complejidad de su problemática para ubicarlos en el rol que juegan en la totalidad social.

De todos modos, los “objetos” y en consecuencia las cuestiones de su diseño están implicados en los tres niveles de la formación económica y social, que se desprenden de la unidad base económica-superestructuras ideológicas:

1. El régimen de la producción material.

2. La organización social que se estructura alrededor de aquél.

3. La “historia” jurídico-política-cultural.

En los objetos, en la arquitectura, en las ciudades, se concreta también ese conjunto de relaciones. La cultura material por tanto, lejos de ser un simple “soporte” de ellas es parte de su realización histórica.

El jardín de senderos que se bifurcan

Jorge Luis Borges
(1899–1986)

El jardín de senderos que se bifurcan
(El jardín de senderos que se bifurcan (1941;
Ficciones, 1944)

A Victoria Ocampo

En la página 242 de la Historia de la Guerrra Europea de Lidell Hart, se lee que una ofensiva de trece divisiones británicas (apoyadas por mil cuatrocientas piezas de artillería) contra la línea Serre-Montauban había sido planeada para el 24 de julio de 1916 y debió postergarse hasta la mañana del día 29. Las lluvias torrenciales (anota el capitán Lidell Hart) provocaron esa demora —nada significativa, por cierto. La siguiente declaración, dictada, releída y firmada por el doctor Yu Tsun, antiguo catedrático de inglés en la Hochschule de Tsingtao, arroja una insospechada luz sobre el caso. Faltan las dos páginas iniciales.
“… y colgué el tubo. Inmediatamente después, reconocí la voz que había contestado en alemán. Era la del capitán Richard Madden. Madden, en el departamento de Viktor Runeberg, quería decir el fin de nuestros afanes y —pero eso parecía muy secundario, o debería parecérmelo— también de nuestras vidas. Quería decir que Runeberg había sido arrestado o asesinado1. Antes que declinara el sol de ese día, yo correría la misma suerte. Madden era implacable. Mejor dicho, estaba obligado a ser implacable. Irlandés a las órdenes de Inglaterra, hombre acusado de tibieza y tal vez de traición ¿cómo no iba a brazar y agradecer este milagroso favor: el descubirmiento, la captura, quizá la muerte de dos agentes del Imperio Alemán? Subí a mi cuarto; absurdamente cerré la puerta con llave y me tiré de espaldas en la estrecha cama de hierro. En la ventana estaban los tejados de siempre y el sol nublado de las seis. Me pareció increíble que es día sin premoniciones ni símbolos fuera el de mi muerte implacable. A pesar de mi padre muerto, a pesar de haber sido un niño en un simétrico jardín de Hai Feng ¿yo, ahora, iba a morir? Después reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente me pasa me pasa a mí… El casi intolerable recuerdo del rostro acaballado de Madden abolió esas divagaciones. En mitad de mi odio y de mi terror (ahora no me importa hablar de terror: ahora que he burlado a Richard Madden, ahora que mi gasrganta anhela la cuerda) pensé que ese guerrero tumultuoso y sin duda feliz no sospechaba que yo poseía el Secreto. El nombre del preciso lugar del nuevo parque de artillería británico sobre el Ancre.Un pájaro rayó el cielo gris y ciegamente lo traduje en un aeroplano y a ese aeroplano en mucho (en el cielo francés) aniquilando el parque de artillería con bombas verticales. Si mi boca, antes que la dehiciera un balazo, pudiera gritar ese nombre de modo que los oyeran en Alemania… Mi voz humana era muy pobre. ¿Cómo hacerla llegar al oído del Jefe? Al oído de aquel hombre enfermo y odioso, que no sabía de Runeberg y de mí sino que estábamos en Staffordshire y que en vano esperaba noticias nuestras en su árida oficina de Berlín, examinando infinitamente periódicos… Dije en voz alta: Debo huir. Me incorporé sin ruido, en una inútil perfección de silencio, como si Madden ya estuviera acechándome. Algo -tal vez la mera ostentación de probar que mis recursos eran nulos—me hizo revisar mis bolsillos. Encontré lo que sabía que iba a encontrar. El reloj norteamericano, la cadena de níquel y la moneda cuadrangular, el llavero con las comprometedoras llaves inútiles del departamento de Runeberg, la libreta, un carta que resolví destruir inmediatamente (y que no destruí), el falso pasaporte, una corona, dos chelines y unos peniques, el lápiz rojo-azul, el pañuelo, el revólver con una bala. Absurdamente lo empuñé y sopesé para darme valor. Vagamente pensé que un pistoletazo puede oírse muy lejos. En diez minutos mi plan estaba maduro. La guía telefónica me dio el nombre de la única persona capaz de transmitir la noticia: viviía n un suburbio de Fenton, a menos de media hora de tren.
Soy un hombre cobarde. Ahora lo digo, ahora que he llevado a término un plan que nadie no calificará de arriesgado. Yo sé que fue terrible su ejecución. No lo hice por Alemania, no. Nada me importa un país bárbaro, que me ha obligado a la abyección de ser un espía. Además, yo sé de un hombre de Inglaterra —un hombre modesto— que para mí no es menos que Goethe. Arriba de una hora no hablé con él, pero durante una hora fue Goethe… Lo hice, porque yosentía que el Jefe tenía en poco a los de mi raza -a los innumerables antepasados que confluyen en mí. Yo quería probarle que un amarillo podía salvar a sus ejércitos. Además, yo debía huir del capitán. Sus manos y su voz podían golpear en cualquier momento a mi puerta. Me vestí sin ruido, me dije adiós en el espejo, bajé, escudriñé la calle tranquila y salí. La estación no distaba mucho de casa, pero juzgué preferible tomar un coche. Argüí que así corría menos peligro de ser reconocido; el hecho es que en la calle desierta me sentía visible y vulnerable, infinitamente. Recurdo que le dije al cochero que se detuviera un poco antes de la entrada central. Bajé con lentitud voluntaria y casi penosa; iba a la aldea de Ashgove, pero saqué un pasaje para una estación más lejana. El tren salía dentro de muy pocos minutos, a las ocho y cincuenta. Me apresuré: el próximo saldría a las nueve y media. No había casi nadie en el andén. Recorrí los coches: recuerdo a unos labradores, una enlutada, un joven que leía con fervor los Anales de Tácito, un sodado herido y feliz. Los coches arrancaron al fin. Un hombre que reconocí corrió en vano hasta el límite del andén. Era el capitán Richard Madden. Aniquilado, trémulo, me encogí en la otra punta del sillón, lejos del temido cristal.
De esa aniquilación pasé a una felicidad casi abyecta. Me dije que estaba empeñado mi duelo y que yo había ganado el primer asalto, al burlar, siquiera por cuarenta minutos, siquiera por un favor del azar, el ataque de mi adversario. Argüi que no era mínima, ya que sin esa diferencia preciosa que el horario de trenes me deparaba, yo estaría en la cárcel, o muerto. Argüí (no menos sofísticamente) que mi felicidad cobarde probaba que yo era hombre capaz de llevar a buen término la aventura. De esa debilidad saqué fuerzas que no me abandonaron. Preveo que el hombre se resignarña cada día a empresas más atroces; pronto no habrá sino guerreros y bandoleros; les doy este consejo: El ejecutor de una empresa atroz debe imaginar que ya la ha cumplido, debe imponerse un porvenir que sea irrevocable como el pasado. Así procedí yo, mentras mis ojos de hombre ya muerto registraban la fluencia de aquel día que era tal vez el último, y la difusión de la noche. El tren corría con dulzura, entre fresnos. Se detuvo, casi en medio del campo. Nadie gritó el nombre de la estación. ¿Ashgrove? les pregunté a unos chicos en el andén. Ashgrove, contestaron. Bajé.
Una lámpara ilustraba el andén, pero las caras de los niños quedaban en la zona de la sombra. Uno me interrogó: ¿Usted va a casa del doctor Stephen Albert?. Sin aguardar contestación, otro dijo: La case queda lejos de aquí, pero usted no se perderá si toma ese camino a la izquierda y en cada encrucijada del camino dobla a la izquierda. Les arrojé una moneda (la última), bajé unos escalones de piedra y entré en el solitario camino. Éste, lentamente, bajaba. Era de tierra elemental, arriba se confundían las ramas, la luna baja y circular parecía acompañarme. Por un instante, pensé que Richard Madden había penetrado de algún modo mi desesperado propósito. Muy pronto comprendí que eeso era imposible. El consejo de siempre doblar a la izquierda me recordó que tal era el procedimiento común para descubrir el patio central de ciertos laberintos. Algo entiendo de laberintos: no en vano soy bisnieto de aquel Ts’ui Pên, que fue gobernador de Yunnan y que renunció al poder temporal para escribir una novela que fuera todavía más populosa que el Hung Lu Meng y para edificar un laberinto en el que se perdieran todos los hombres. Trece años dedicó a esas heterogéneas fatigas, pero la mano de un forastero lo asesinó y su novela era insensata y nadie encontró el laberinto. Bajo árboles ingleses medité en ese laberinto perdido: lo imaginé inviolado y perfecto en la cumbre secreta de una montaña, lo imaginé borrado por arrozales o debajo del agua, lo imaginé infinito, no ya de quioscos ochavados y de sendas que vuelven, sino de ríos y provincias y reinos… Pensé en un laberintode laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros. Absorto en esas ilusorias imágenes , olvidé mi destino de perseguido. Me sentí, por un tiempo indeterminado, percibidor abstracto del mundo. El vago y vivo campo, la luna, los restos de la tarde, obraron en mí; asimismo el declive que eliminaba cualquier posibilidad de cansancio. La tarde era íntima, infinita.El camino bajaba y se bifurcaba, entre las ya confusas praderas. Una música aguda y como silábica se aproximaba y se alejaba en el vaivén del viento, empañada de hojas y de distancia. Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines,cursos de agua, ponientes. Llegué, así, a un alto portín herrumbrado. Entre las rejas descifré una alameda y una especie de pabellón. Comprendí, de pronto, dos cosas, la primera trivial, la segunda casi increíble: la música venía del pabellón, la música era china. Por eso, yo la había aceptado con plenitud, sin prestarle atención. No recuerdo si había una campana o un timbre o si llamé golpeando las manos. El chisporroteo de la música prosiguió.
Pero del fondo de la íntima casa un farol se acercaba: un farol que rayaban y a ratos anulaban los troncos, un farol de papel, que tenía la forma de los tambores y el color de la luna. Lo traía un hombre alto. No vi su rostro, porque me cegaba la luz. Abrió el portón y dijo lentamente en mi idioma:
—Veo que el piadoso Hsi P’êng se empeña en corregir mi soledad. ¿Usted sin duda querrá ver el jardín?
Reconocí el nombre de uno e nuestros cónsules y repetí desconcertado:
—¿El jardín?
—El jardín de los senderos que se bifurcan-
Algo se agitó en mi recuerdo y pronuncié con incomprensible seguridad:
—El jardín e mi antepasado Ts’ui Pên.
—¿Su antepasado? ¿Su ilustre antepasado? Adelante.
El húmedo sendero zigzagueaba como los de mi infancia. Llegamos a una biblioteca de libros orientales y occidentales. Reconocí, encuadernados en seda amarilla, algunos tomos manuscritos de la Enciclopedia Perdida que dirigió el Tercer Emperador e la Dinastía Luminosa y que no se dio nunca a la imprenta. El disco del gramófono giraba junto a un fénix de bronce. Recuerdo también un jarrón de la familia rosa y otro, anterior de muchos siglos, de ese color azul que nuestros antepasados copiaron de los alfareros de Persia…
Stephen Albert me observaba, sonriente. Era (ya lo dije) muy alto, de rasgos afilados, de ojos grises y barba gris. Algo de sacerdote había en él y también de marino; después me refirió que había sido misionero en Tientsin “antes de aspirar a sinólogo”.
Nos sentamos; yo en un largo y bajo diván; él de espaldas a la ventana y a un alto reloj circular. Computé que antes de una hora no llegaría mi perseguidor, Richard Madden. Mi determinación irrevocable podía esperar.
—Asombroso destino el de Ts’ui Pên —dijo Stephen Albert—. Gobernador de us provincia natal, docto en astronomía, en astrología y enm la interpretación infatigable de los libros canónicos, ajedrecista, famoso poeta y calígrafo: todo lo abandonó para componer un libro y un laberinto. Renunció a los placeres de la opresión, de la justicia, del numeroso lecho, de los banquetes y aun de la erudición y se enclaustró durante trece años en el Pabellón de la Límpida Soledad. A su muerte, los herederos no encontraron sino manuscritos caóticos. La familia, como acaso no ignora, quiso adjudicarlos al fuego; pero su albacea —un monje taoísta o budista— insistió en la publicación.
—Los de la sangre de Ts’ui Pên -repliqué— seguimos execrando a ese moje. Esa publicación fue insensata. El libro es un acervo indeciso de borradores contradictorio. Lo he examinado alguna vez: en el tercer capítulo muere el héroe, en el cuarto está vivo. En cuanto a la otra empresa de Ts’ui Pên, a su Laberinto…
—Aquí está el Laberinto -dijo indicándome un alto escritorio laqueado.
—¡Un laberinto de marfil! exclamé. Un laberinto mínimo…
—Un laberinto de símbolos corrigió. Un invisible laberinto de tiempo. A mí, bárbaro inglés, me ha sido deparado revelar ese misterio diáfano. Al cabo de más de cien años, los pormenores son irrecuperables, pero no es difícil conjeturar lo que sucedió. Ts’ui Pên diría una vez: Me retiro a escribir un libro. Y otra: Me retiro a construir un laberinto. Todos imaginaron dos obras; nadie pensó que libro y laberinto eran un solo objeto. El Pabellón de la Límpida Soledad se erguía en el centro de un jardín tal vez intrincado; el hecho puede haber sugerido a los hombres un laberinto físico. Ts’ui Pên murió; nadie, en las dilatadas tierras que fueron suyas, dio con el laberinto. Dos circunstancias me dieron la recta solución del problema. Una: la curiosa leyenda de que Ts’ui Pên se había propuesto un laberinto que fuera estrictamente infinito. Otra: un fragmento de una carta que descubrí.
Albert se levantó. Me dio, por unos instantes, la espalda; abrió un cajón del áureo y renegrido escritorio. Volvió con un papel antes carmesí; ahora rosado y tenue y cuadriculado. Era justo el renombre caligráfico de Ts’ui Pên. Leí con incomprensión y fervor estas palabras que con minucioso pincel redactó un hombre de mi sangre: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. Devolví en silencio la hoja. Albert prosiguió:
—Antes de exhumar esta carta, yo me había preguntado de qué manera un libro puede ser infinito. No conjeturé otro procedimiento que el de un volumen cíclico, circular. Un volumen cuya última página fuera idéntica a la primera, con posibilidad de continuar indefinidamente. Recordé también esa noche que está en el centro de Las 1001 Noches, cuando la reina Shahrazad (por una mágica distracción del copista) se pone a referir textualmente la historia de Las 1001 Noches, con riesgo de llegar otra vez a la noche en que la refiere, y así hasta lo infinito. Imaginé también una obra platónica, hereditaria, transmitida de padre a hijo, en la que cada nuevo individuo agregara un capítulo o corrigiera con piadoso cuidado la página de sus mayores. Esas conjeturas me distrajeron; pero ninguna me parecía corresponder, siquiera de un modo remoto, a los contradictorios capítulos de Tsúi Pên. En esa perplejidad, me remitieron de Oxford el manuscrito que usted ha examinado.Me detuve, como es natural, en la frase: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. Casi en el acto comprendí; el jardín de los senderos que se bifurcan era la novela caótica; la frase varios porvenires (no a todos) me sugirió la imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. La relectura general de la obra confirmó esa teoría. En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan. De ahí las contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etcétera. En la obra de Ts’ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones.Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen; por ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi amigo. Si se resigna usted a mi pronunciación incurable, leeremos unas páginas.
Su rostro, en el vívido círculo de la lámpara, era sin duda el de un anciano, pero con algo inquebrantable y aun inmortal. Leyó con lenta precisión dos redacciones de un mismo capítulo épico. En la primera un ejército marcha hacia una batalla a través de una montaña desierta; el horror de las piedras y de la sombra le hace menospreciar la vida y logra con facilidad la victoria; en la segunda, el mismo ejército atraviesa un palacio en el que hay una fiesta; la resplandeciente batalla le parece una continuación de la fiesta y logran la victoria. Yo oía con decente veneración esas viejas ficciones, acaso menos admirables que el hecho de que las hubiera ideado mi sangre y de que un hombre de un imperio remoto me las restituyera, en el curso de un desesperada aventura, en una isla occidental. Recuerdo las palabras finales, repetidas en cada redacción como un mandamiento secreto: Así combatieron los héroes, tranquilo eñ admirable corazón, violenta la espada, resignados a matar y morir.
Desde ese instante, sentí a mi alrededor y en mi oscuro cuerpo una invisible, intangible pululación. No la pululación de los divergentes, paralelos y finalmente coalescentes ejércitos, sino una agitación más inaccesible, más íntima y que ellos de algún modo prefiguraban. Stephen Albert prosiguió:
— No creo que su ilustre antepasado jugara ociosamente a las variaciones. No juzgo verosímil que sacrificara trece años a la infinita ejecución de un experimento retórico. En su país, la novela es un género subalterno; en aquel tiempo era un género despreciable. Ts’ui Pên fue un novelista genial, preo también fue un hombre de letras que sin duda no se consideró un mero novelista. El testimonio de sus contemporáneos proclama —y harto lo confirma su vida— sus aficiones metafísicas, místicas. La controversia filosófica usurpa buena parte de su novela. Sé que de todos los problemas, ninguno lo inquietó y lo trabajó como el abismal problema del tiempo. Ahora bien, ése es el único problema que no figura en las páginas del Jatdín. Ni siquiera usa la palabra que quiere decir tiempo. ¿Cómo se explica usted esa voluntaria omisión?
Propuse varias soluciones; todas, insuficientes. Las discutimos; al fin, Stephen Albert me dijo:
—En una adivinanza cuyo tema es el ajedrez ¿cuál es la única palabra prohibida?
Refelxioné un momento y repuse:
—La palabra ajedrez.
—Precisamente dijo Albert, El jardín de los senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el espacio; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla. Es el modo tortuoso que prefirió, en cadda uno de los meandros de su infatigable novela, el oblicuo Ts’ui Pên. He confrontado centenares de manuscritos, he corregido los errores que la negligencia de los copistas ha introducido, he conjeturado el plan de ese caos, he restablecido, he creído restablecer, el orden primordial, he traducido la obra entera: me consta que no emplea una sola vez la palabra tiempo. La explicación es obvia:El jardín de los senderos que se bifurcan es una imágen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravezar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.
—En todos —articulé no sin un temblor— yo agradezco y venero su recreación del jardín de Ts’ui Pên.
—No en todos murmuró con una sonrisa. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. En uno de ellos soy su enemigo.
Volví a sentir esa pululación de que hablé. Me pareció que el húmedo jardín que rodeaba la casa estaba saturado hasta lo infinito de invisbles personas. Esas personas eran Albert y yo, secretos, atareados y multiformes en otras dimensiones de tiempo. Alcé los ojos y la tenue pesadilla se disipó. En el amarillo y negro jardín había un solo hombre; pero ese hombre era fuerte como una estatua, pero ese hombre avanzaba por el sendero y era el capitán Richard Madden.
—El porvenir ya existe —respondí—, pero yo soy su amigo. ¿Puedo examinar de nuevo la carta?
Albert se levantó. Alto, abrió el cajón del alto escritorio; me dio por un momento la espalda. Yo había preparado el revólver. Disparé con sumo cuidado: Albert se desplomó sin una queja, inmediatamente. Yo juro que su muerte fue instantánea: una fulminación.
Lo demás es irreal, insignificante. Madden irrumpió, me arrestó. He sido condenado a la horca. Abominablemente he vencido: he comunicado a Berlín el secreto nombre de la ciudad que deben atacar. Ayer la bombardearon; lo leí en los mismos periódicos que propusierona Inglaterra el enigma de que el sabio sinólogo Stephen Albert muriera asesinado por un desconocido, Yu Tsun. El Jefe ha descifrado ese enigma. Sabe que mi problema era indicar (a través del estrépito de la guerra) la ciudad que se llama Albert y que no hallé otro medio que matar a una persona con ese nombre. No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contrición y cansancio.

[1] Hipótesis odiosa y estrafalaria. El espía prusiano Hans Rabener alias Viktor Runeberg agredió con una pistola automática al portador de la orde de arrestro, capitán Richard Madden. Éste, en defensa propia, le causó heridas que determinaron su muerte. (Nota del Editor.)

Nuestro querido Howard

Nuestro querido Howard

Evita Sastre, Alfonso Sastre y Marilena Castillo
Rebelión

Hoy viernes 28 de enero hemos sabido la noticia de que Howard Zinn ha muerto. Es difícil expresar la tristeza profunda que nos ha causado en la editorial. Porque en Hiru tenemos miles de razones para considerar a este gran autor norteamericano no sólo un gran escritor y un valiente activista, sino un gran, grandísimo amigo. Desde que en Hiru le publicamos su libro La Otra Historia de los EEUU, al que siguieron otros libros suyos, Howard se mostró siempre dispuesto, solidario y generoso con nosotros, a sabiendas de que esa pequeña editorial del País Vasco no le reportaría grandes beneficios económicos, sino otros valores, para él mucho más importantes. Desde el principio de nuestra relación Howard Zinn conectó intelectual y humanamente de inmediato con Eva Forest, y ambos se aventuraron en una relación en donde lo más importante no era la de editor-escritor, sino las relaciones humanas y el compartir una misma idea del mundo.

Por eso, cuando Howard renunció a sus derechos sobre su afamada obra para que Hiru pudiera editar otros libros, estaba iniciando algo que tendría su continuidad a lo largo de los años: Los Libros Solidarios. Es decir, libros financiados con los derechos cedidos por otro autor de la casa. Así pudimos hacer el libro Haití para qué, de Paul Farmer. Como escribió Eva Forest en su texto Hiru: ¿es realmente una editorial?: “…Cuando nos visitó Howard Zinn, en los 90, en su presentación en el Ateneo de Madrid y en un centro de obreros parados de Leganés, yo se lo dije: “Usted es responsable de que exista Hiru. Puede decirse que nuestra editorial en parte ha nacido de la necesidad de publicarlo a usted”. Y le dimos las gracias. Y él, con su sensibilidad exquisita, dijo que si teníamos paciencia iba a decirnos unas palabras en su mal castellano. Y fue muy emocionante lo que les dijo a los obreros. Al regreso a los EEUU no quiso cobrar los derechos de aquella edición y los empleamos en los libros solidarios. Esta es nuestra relación con los autores”…

También fueron numerosas las veces en que se le solicitó su apoyo para causas solidarias, y Howard Zinn siempre estuvo ahí: ¡contad con mi nombre!, era siempre su respuesta. Y contamos con él. Y seguimos contando. Howard Zinn, amigo, como te escribimos en numerosas ocasiones, aquí te admiramos y respetamos, pero por encima de todo, te queremos.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Hemeroteca en memoria de Zinn: un encuentro de 2004
Howard Zinn en La Habana

Santiago Alba Rico
LADINAMO nº 11

A los 81 años Howard Zinn visita Cuba por primera vez para supervisar los ensayos de su obra Marx en Soho y una tarde de mayo dialoga en el hotel Ambos Mundos de La Habana con una treintena de intelectuales y poetas cubanos. Zinn es un viejo hermoso de la estirpe libertaria de Thoreau y de Walt Whitman, manifiesto vivo de esa otra historia de los EEUU de la que se ha ocupado y que ha nutrido con su obra. Muy alto, muy espigado, sucinto y campestre como un pino, sólo su acusada delgadez hace difícil concebir que en su juventud, antes de ser historiador, se ganase la vida como cargador de puerto. Todo lo demás despega y se funde en el generoso trajín del sueño colectivo de los cargadores del mundo: su vigor físico, el verbo claro de su pedagogía militante, su voluntarismo veterano, esa sonrisa siempre encendida, entre tímida y avisada, del que ha aprendido más en la brega que en los libros y que sabe que lo que sabe debe enseñarlo en la palma de la mano. Desde detrás de la mesa escucha hacia delante y toma un hormiguero de notas; y responde modesto, abierto, aprendiz, intenso, insistiendo en la enorme eficacia de lo mínimo y en las colosales esperanzas de la paciencia. A una pregunta de Abel Prieto, brillante escritor y ministro de cultura de Cuba, Howard Zinn responde hablando de sus giras por pueblecitos y ciudades de provincia, apenas localizables en el mapa de los EEUU, donde a veces se reúnen cientos de personas para escucharlo: “No suelo utilizar la palabra socialismo. Les hablo de la nacionalización de la riqueza, del derecho a educación y sanidad gratuita, de la lucha contra el imperialismo, y todos aprueban con entusiasmo. Luego, a veces, les digo que eso es el socialismo y se quedan asombrados. Pero si pronunciase de entrada la palabra “socialismo” todos se asustarían y dejarían de escucharme”.

Por la noche, Zinn cena en casa de Abel Prieto ensalada y pollo, acribillando a preguntas a su anfitrión sobre las elecciones cubanas, los programas de estudio y la libertad de creación; y sonríe, mientras escucha, con la ingenuidad invencible, insobornable, de un niño difícil. A los postres, le sirven un vasito de ron añejo y él hace una tímida alusión a un puro habano. El viejo Howard Zinn, el historiador del pueblo, se vuelve aún más hermoso detrás del gran cigarro que parece estar fumándoselo a él, con las mejillas ligeramente arreboladas por el alcohol y esa sonrisita limpia que ahora es abiertamente complacida. Y de pronto descabalga de su improvisada traductora de inglés y sorprende a todos con una correctísima, larguísima frase en castellano. Mentiría si dijese que Zinn dice: “el 11-M señala el principio del fin del imperio estadounidense”, porque ya lo había dicho por la mañana; o si dijese que Zinn dice “nadie es neutral en un tren en marcha”, que es el título de uno de sus libros más bonitos. Howard Zinn, el historiador del pueblo, dice muy despacio y muy sencillamente: “Estoy muy contento de haber venido a La Habana”. Y la intérprete nos lo traduce rápidamente al inglés.

Murió el historiador y activista norteamericano Howard Zinn

Murió el historiador y activista norteamericano Howard Zinn

David Brooks

La Jornada

Nueva York, 27 de enero. Howard Zinn, el historiador que narró la otra historia de Estados Unidos, desde el punto de vista de los de abajo, a lo largo de su carrera, falleció este miércoles a los 87 años de edad.

Autor de varios libros, entre ellos el texto de historia más vendido, La otra historia de Estados Unidos (A People’s History of the United States), ponente, articulista, dramaturgo (Marx en Soho y una obra sobre Emma Goldman) y colaborador de La Jornada, era profesor emérito de historia en la Universidad de Boston.

Una de las voces independientes de izquierda, fue uno de los intelectuales más admirados por veteranos de las luchas sociales de la posguerra como por jóvenes, por su vida de praxis: era pensamiento y acción. El problema no es la desobediencia civil, sino la obediencia civil, afirmó en un discurso en Baltimore en los años 60, durante un acto al cual acudió en lugar de presentarse ante un juez para ser sentenciado por sus acciones contra la guerra en Vietnam; después, cuando regresó a la Universidad de Boston, un par de policías lo esperaban para arrestarlo.

Veterano de la Segunda Guerra Mundial, donde participó en los bombardeos aéreos contra Alemania, Zinn regresó después del conflicto para ver la destrucción que se cometió desde 30 mil pies de altura. Al ver Dresden y otras ciudades, decidió que para siempre, sin excepción, tenía que oponerse a la guerra. Colocó sus medallas y documentos que recibió por su servicio militar en un sobre, lo cerró y lo rotuló nunca más, refirió Ap.

Nació en Nueva York en 1922, hijo de inmigrantes judíos que vivieron en una colonia de clase trabajadora en Brooklyn. Se educó en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Columbia, donde recibió su doctorado en historia. En 1956 se le ofreció una plaza en Spelman College, una universidad para mujeres afroestadunidenses, en lo que era entonces la ciudad racialmente segregada de Atlanta.

Ahí participó en los inicios del movimiento de derechos civiles, alentado a sus estudiantes a participar en él. Una de ellas era Alice Walker, autora de El color púrpura, quien se hizo amiga de toda la vida de Zinn. Despedido de Spelman por insubordinación, Zinn fue contratado como profesor por la Universidad de Boston, donde continuó su activismo, tanto en el movimiento de derechos civiles como contra la guerra en Vietnam (uno de los primeros intelectuales estadunidenses en hacerlo).

Se jubiló en 1988 y pasó su último día apoyando una huelga de enfermeras, pero nunca dejó de trabajar, y gozar, en la desobediencia al poder, a la imposición, a la guerra y al imperialismo. En numerosas entrevistas con La Jornada, donde también contribuyó con decenas de artículos a lo largo de los últimos años, este ser digno, humano y modesto nunca perdió el optimismo sobre la capacidad del ser humano para rescatar a la humanidad con la rebelión ante la opresión de todo tipo.

Preguntado porqué en Estados Unidos había tan pocas señales de un movimiento masivo progresista en la era de George W. Bush, respondió que había más vitalidad y expresión progresista que en los años 60, pero estaba fragmentada y más aislada de sí misma, aunque presente en casi todas las esquinas.

Recordó que los intelectuales izquierdistas lamentaban lo mismo en los 50 del macartismo, pero que en esos mismo momentos jóvenes en varios pueblos del sur del país realizaban los primeros actos de desobediencia civil contra la segregación racial, la que estallaría poco después en el gran movimiento de derechos civiles. Eso, seguramente, está ocurriendo ahora. Eso es lo que uno aprende de la historia, esas sorpresas que solamente se perciben después.

En lo que tal vez fue su última aportación a un medio, Zinn escribió unos párrafos para The Nation sobre el primer año de Barack Obama. No me ha decepcionado terriblemente porque no esperaba mucho de él. Esperaba que fuera un presidente demócrata tradicional. En política exterior, eso es poco diferente a un republicano: nacionalista, expansionista, imperial y bélico. La gente está apantallada por la retórica de Obama, y creo que ya debería empezar a entender que será un presidente mediocre, lo cual significa, en estos tiempos, un mandatario peligroso, a menos que se presente un movimiento nacional para empujarlo en una dirección mejor, escribió Zinn.

Entre sus admiradores estadunidenses están Bruce Springsteen (el historiador influyó, se dice, en algunas de sus canciones) y fue amigo de Matt Damon, quien incluyó una famosa referencia a su texto de historia en el guión de la película Good Will Hunting, donde su personaje le recomienda el libro a su sicólogo (Robin Williams). Pero desde los jóvenes de las batallas por la justicia global en Seattle hasta los veteranos activistas, Zinn siempre fue referencia.

Recientemente había realizado un teatro de lecturas en voz alta con diversos actores y músicos reconocidos (Tim Robbins, Damon, Springsteen), y otros de discursos, canciones, versos, cartas y más sobre figuras históricas, algunas famosas otras no, que reflejan la historia desde debajo de este país. Un documental sobre lo anterior fue grabado y trasmitido por el History Channel el mes pasado, y el video estará pronto a la venta. Los textos forman parte de Voices of a People’s History of the United States, un volumen de los materiales primarios que utilizó para su famoso texto de historia.

Zinn murió de un infarto mientras estaba de viaje en California. Su esposa falleció en 2008, con la cual tuvo dos hijos. El historiador seguirá vivo a través de los desobedientes que siempre celebró.

http://www.jornada.unam.mx/2010/01/28/index.php?section=mundo&article=021n2mun

Referencias:

Libros:

“La otra historia de los Estados Unidos”, “Estados Unidos: Por qué tener esperanzas en tiempos difíciles”, “Nadie es neutral en un tren en marcha”, “Emma”, “Marx en el Soho” “Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”, de Howard Zinn

Libros de Howard Zinn publicados en España:

La otra historia de los Estados Unidos, traducción de Toni Strubel, Hiru, 1997.

Estados Unidos: Por qué tener esperanzas en tiempos difíciles;

La resistencia ignorada; La revuelta de los guardianes, traducción de Valeria Verona, Hiru, 1998.

Emma, traducción de Tony Strubbel, Hiru, 2001.

Nadie es neutral en un tren en marcha, traducción de Roser Berdagué, Hiru, 2001.

Marx en el Soho, traducción de José Sastre, Hiru, 2002.

Sobre la guerra: la paz como imperativo moral, traducción de Ramón Vilà, Debate, 2007.

Textos de Howard Zinn en Rebelión

Reseña de “Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”, de Howard Zinn Los principios de un hombre al que debemos unirnos Pascual Serrano 22-11-2007

Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99490 Santiago Alba Rico

Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1325 Angel Guerra

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99483

Comunicado ante toma de posesion de Porfirio Lobo en Honduras

MOVIMIENTO CRISTIANO POPULAR MCP de Honduras y el INSTITUTO ECUMENICO “ESTEBAN” de El Salvador

COMUNICADO

Nosotros cristianos y cristianas miembros del Movimiento Cristiano Popular de Honduras y del Instituto Ecuménico Diaconal “Esteban” de El Salvador hacemos eco de la voz del profeta Isaías: “la paz y la seguridad son producto de la aplicación de la justicia” Isaías 32:17. Por lo tanto nos pronunciamos con amor cristiano, compromiso con el reino de Justicia y firmeza evangélica, en los siguientes términos:

1. En Honduras no existe en este momento justicia en favor del pueblo, el sistema judicial se ha puesto al servicio de los ricos y corruptos para que dispongan a su antojo de los recursos nacionales, sin importar el daño que causan a las mayorías del pueblo Hondureño.
2. El próximo 27 de enero lo que se vera en Honduras es una farsa donde un grupúsculo de personas, que dieron un Golpe de Estado dirigidos por el golpista Roberto Micheletti, trasladaran el poder usurpado al pueblo hondureño a otro grupúsculo conducidos ahora por el golpista Porfirio Lobo Sosa. Gobierno Norteamericano y Golpistas hondureños son los que han planificado la farsa que se realizara el 27 de enero, acto que es una ofensa a la democracia.
3. El gobierno de Estados Unidos ha sido cómplice y responsable directo del Golpe de Estado en Honduras, el cual ha generado hasta la fecha, más de 140 asesinatos y aproximadamente 4 mil violaciones de los DDHH. Tienen las manos manchadas con sangre inocente, que clama a Dios por Justicia.
4. Los pueblos de América y del mundo entero con dignidad democrática y espíritu libertario no deben reconocer un gobierno violador de los Derechos Humanos, surgido de un Golpe de Estado, no se manchen las manos apoyando o reconociendo al producto del Golpe, Porfirio Lobo Sosa, llega al poder formal con las manos teñidas con la sangre de inocentes del pueblo Hondureño en Resistencia.
5. La Resistencia es la autentica y genuina representación del pueblo Hondureño que lucha valientemente por la instauración de la democracia, libertad y justicia en Honduras por medios totalmente pacíficos.
6. Nuestra opción preferencial, como cristianos y cristianas ha sido y será siempre, por los pobres, los desposeídos en Honduras y en América Latina. Jamás estaremos con los violentos que empuñan las armas en contra del pueblo indefenso.
7. Animamos al pueblo hondureño a mantenernos firmes y en Resistencia en contra de toda opresión e injusticia impulsada por el gobierno de continuidad del Golpe de Estado.
8. Reafirmamos nuestra convicción y compromiso con el reinado de Dios y su justicia e invitamos a los cristianos/as en Honduras y en cualquier parte del mundo a orar y actuar con fidelidad al reino, para que con ayuda de Dios y nuestra acción, la Justicia llegue a Honduras.
9. Animamos a los gobiernos, a los pueblos, las iglesias e instancias eclesiales, agencias cooperantes, a las organizaciones y movimientos sociales democráticos y progresistas de América y del mundo entero a brindarle el reconocimiento oficial a la Resistencia como la fuerza política-social del pueblo Hondureño y brindarle la solidaridad material y económica para enfrentar la represión que se aproxima con el Gobierno de Facto de Porfirio Lobo Sosa.
26 de enero de 2010

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos y ellas serán saciados..” Mateo 5:6

Los nísperos de la universidad

Los nísperos de la universidad

Dagoberto Gutiérrez

La Universidad Luterana es un bosque en una universidad aunque también puede ser una universidad en un bosque y desde sus aulas, el verde de la arboleda se filtra por la luz, por las ventanas, por las puertas y por todos lados, las cotuzas animalitos pequeños de color rojizo han alcanzado una población creciente y en la noche se oyen correr sobre la hojarasca seca y en el día se cruzan indiferentes del bosque a la universidad y de la universidad al bosque, buscan comida, pero también amoríos entre ellos y más de alguno, de los más atrevidos se asoma a la carretera para regresar de inmediato. Las hojas del bosque caen una tras otra en este verano ardiente, caen indolentes y casi ciegas como si supieran, desde siempre el camino a recorrer.

Las ardillas rodean los árboles más gruesos con su movimiento nervioso e inagotable, se persiguen unas a otras y miran, con frecuencia, a los estudiantes que en el anden cercano al bosque leen, platican, toman café y se enamoran, parecen reírse cuando suben veloces los árboles más altos y se ríen aun más cuando, desde allí dejan caer las zunzas más maduras, estas estallan en el suelo o en las piedras con un ruido seco y metálico y rápidamente las ardillas descienden para comer con prisa y sin dejar de ver a los muchachos y muchachas, de la fruta madura y también de la verde.

Los bejucos descienden indolentes y verdes desde los árboles que rodean la plazoleta de actos frente a la biblioteca, algunas raíces salen de la tierra y como lagartos cansados se extienden bajo el sol mientras los pájaros, en su paraíso verde, danzan, cantan, hacen el amor sin enamorarse y preparan sus nidos.

Frente a la entrada de la universidad hay dos árboles caracterizantes, siempre verdes y lozanos, siempre cubiertos de hojas que se enamoran en el viento y siempre con ardillas que tras correr llenas de nervios como algodón caminante desde la arboleda hasta el árbol de níspero, se instalan en su copa y desde allí se despachan todos los nísperos que se les ocurra, los árboles resuenan con un ruido metálico como si una máquina de escribir escribiera una historia, pero en realidad son los dientes eficientes de las ardillas que agarrando entre sus dos patas la fruta la parte rápidamente y come su carne como quien con un cuchillo filoso partiera, de trozo en trozo y rítmicamente la comida lista para comerse.

En la época de cosecha los árboles de níspero parecen llover cuando pedazos de la fruta caen una y otra vez desde sus copas, y de repente una cola grande y dos ojos saltones cortan los rayos de sol para saltar de rama en rama como rayos o relámpagos que se fugan con prisa de los ojos de los estudiantes que no pueden captar el salto rápido de los comensales de níspero.

Al final de la tarde cuando las aulas están llenas de estudiantes y solo se escucha la voz de los profesores y cuando el sol se oculta con temor huyendo del día como la sangre se fuga de la herida, de las sombras tempranas del bosque aparecen dos, tres, cuatro, cinco o más cotuzas que pintando de rojizo el patio se disponen a comer, como si dispusieran de todo el tiempo de su vida los restos de los nísperos que las ardillas no quisieron comer.

Estos animales color sepia avanzan y se detienen y en la plena tristeza del anochecer se mantienen alertas aun ante predadores inexistentes en la universidad, parecen comer en fila desde el más grande hasta el más chiquito, no se disputan la comida porque hay en abundancia y comen y comen y comen hasta que sin aviso previo salen corriendo presurosos, como si temieran llegar tarde a una cita, al bosque umbrío que los espera.

Este día se iniciaron las clases en la universidad y por todos los rincones los estudiantes llenan el aire, unos van presurosos y otras no muestran prisa, unos miran para todos lados hacia las aulas o hacia el bosque y otras parecen no ver nada ni a nadie, alrededor del árbol de níspero los novios se miran como si se tratara de la primera o de la última vez, se dan nerviosos un beso antes de dirigirse a recibir en aulas diferentes, materias diferentes sus clases de diferentes profesores.

Este día han llegado vendedores y vendedoras que desde el exterior de la universidad ofrecen elotes cocidos, olorosos y modestamente elegantes, otros venden frutas y, en ocasiones especiales, han llegado vendedoras a ofrecer shuco en horas de la noche, en pequeños huacales de morro, con chile, frijoles y pan francés, las ventas abundan más el primer día de clases, pero algunas se mantienen todo el año.

Toda la universidad se llena de risas y estalla la palabra mientras la tiza restalla en la pizarra y la atención estudiantil se concentra y se divaga, sube y baja, unos anotan incansables en sus cuadernos y otras escuchan atentas mientras su mirada viaja de la pizarra al profesor y mientras tanto un viento de verano danza en las ramas del bosque y se mete en las aulas por la ventana y corretea suavemente hasta llegar a la pizarra blanca que agradece la frescura.

Es el primer día de trabajo en una larga jornada de un ciclo entero y los muchachos y muchachas afrontarán sus clases y sus exámenes, aprenderán a pensar, y a encontrar cara a cara a la realidad mientras las ardillas llenas de nervios seguirán saltando de rama en rama en el níspero que siempre las espera.

Conmemoracion 28 Aniversario de Radio Farabundo Marti

CONMEMORACION 28 ANIVERSARIO DE RADIO FARABUNDO MARTI

Un 22 de enero de 1982, en las montañas de Chalatenango,

nace la señal guerrillera de Radio Farabundo Marti.

Desde la profundidad de las zonas controladas por el pueblo.. junto a las fuerzas guerrilleras y las masas combativas que construyen la nueva patria, Transmite… Radio Farabundo Martis

Esta es su historia

El origen de una radio clandestina se remonta al primer esfuerzo de las FPL, por tener un medio de comunicación que contrarrestara la desinformación y la censura y gubernamental existentes en la década de 1970.

Gerson Martínez, Valentín, responsable de la Comisión Nacional de Propaganda,
CONAPROP, recuerda que los combatientes tenían como primera fuente de información a la radio. Lo que les muestra ³la necesidad imperativa de contar con mecanismos de comunicación que la gente pudiera escuchar sin correr riegos².

Las FPL producían El Rebelde, un órgano informativo que de ser encontrado a alguien ³podía perder la vida². Para evitarlo, Gerson recuerda que invirtieron ³muchas horas pensando, elucubrando, soñando. De 1976 a 1980 la idea de una radio guerrillera se convirtió casi en una utopía, en un sueño dorado, la creíamos factible pero muy difícil casi inalcanzable de lograr². Se discute la idea en el seno de la Comisión Política y la Comisión Militar. Wilfredo Zepeda, Ricardo uno de los fundadores de RFM relata que Milton Méndez, de la CP, le pide un plan para instalar una radio. En ese trabajo conoce a Juan Carlos con quien coordina la construcción de un equipo. Las pruebas llevan como un año y ninguna fructifica, sólo sirven para estudiar la factibilidad de la radio, ³al no tener mucho equipo disponible y un conocimiento limitado, buscan otras opciones en el exterior².

El ensayo de Costa Rica

Miguel Huezo, Haroldo, también del equipo fundador, se encarga de concretar este esfuerzo en Costa Rica. Era ³una idea loca², que le plantean entre 1979 y 1980: montar una radio en onda corta que informara sobre El Salvador. Participa una pareja de colaboradores del Partido Socialista tico y los salvadoreños Haroldo, Juan Carlos y Adela. En ese país existía Radio La Víctor y al inicio ³simulaban el estilo de esa radio para salir al aire sin quemarse². Leían artículos de autores cristianos y de filósofos.
Tardan unos 8 meses en construir los equipos instalados en San José, ³un transmisor muy grande, del tamaño de una puerta², con el que logran montar una radio móvil con el nombre de RFM, en el ³furgón fantasma² camuflado con forraje. La primera transmisión fue memorable, ³significó un trabajo inmenso experimentando varias formas de salir al aire². La hacen en el mar, inflan globos con helio para elevar la antena. Posteriormente transmiten en una finca en la zona de Guanacaste, nor-occidental de Costa Rica, colindante con Nicaragua.
Luego de un problema de seguridad y la capturan de los militantes ticos, reciben la orientación de Rafael de trasladarse a Nicaragua. Se reparten las tareas y empiezan a mover la radio desarmada, estaban ³contra reloj² porque la decisión de la Comandancia General del FMLN, de lanzar ³la ofensiva final² el 10 de enero de 1981 estaba tomada.

Surgimiento de Radio Liberación

Haroldo declara que ³cuando se forma el FMLN, las FPL contribuyen al esfuerzo unitario con la radio de Costa Rica². La Comandancia General instala así Radio Liberación y cada organización aporta cuadros especializados para contar con un medio que respondiera a las necesidades del momento. Participa Miguel Huezo, por las FPL, Luisa, Mercedes Letona y Mario César Martí por el ERP. Por el PCS Norma Guevara y Miguel Saénz y por el PRTC, Carmen Elena Echeverría.

Haroldo confiesa que era complicadísimo ponerse de acuerdo y las discusiones eran maratónicas, ³toda la retórica de 4 ó 5 organizaciones, con algún nivel de desarrollo en su discurso se enfrentaban a la hora de hacer propaganda en el uso de la terminología². Inauguran la señal el 10 de enero de 1981 y a los dos días se dan cuenta que ³era una cosa fatal, además de que fue un fracaso, porque estábamos dando a conocer la información de la ofensiva en El Salvador a partir de los cables de Prensa Latina y de la Agencia Nueva Nicaragua². En ese momento, el FMLN ³no entendió el carácter de la radio como arma política,
se vio como una herramienta de propaganda, pero no se le otorgó el papel clave de estar al lado de la máxima dirección², afirma Haroldo. La CG ordena desmontarla porque se corrió el rumor que los norteamericanos ³sabían que la radio transmitía desde Nicaragua y la atacarían, eso les asustó. Se acabó Radio Liberación y comenzamos el proyecto de Radio Farabundo Martí a toda velocidad².

Preparación de condiciones para iniciar las transmisiones de RFM

El FMLN se preparaba junto a la población organizada para ³un momento estelar en la lucha revolucionaria: la construcción del ejército revolucionario y la ofensiva general de 1981², recuerda Haroldo.
Mientras el FMLN avanza en su coordinación, el GOES reacciona con más represión. Los dirigentes del FDR son asesinados el 27 de noviembre de 1980, y el 2 de diciembre, la Guardia Nacional asesina a 4 religiosas estadounidenses.
En ese contexto, a Rafael Barrera, Sebastián de la CONAPROP, se le da la misión de
introducir los equipos de RFM a Chalatenango, a fines de 1980. Primero va al cerro de Guazapa a entrevistarse con Ricardo Gutiérrez, y Jesús Rojas, comandantes de las FPL y llegan a la conclusión de que era muy difícil meter los aparatos por ahí².
El comandante Dimas Rodríguez le indica introducir los equipos por Chalatenango; ³me puso un contacto cerca de Comalapa, me dio santo y seña y el lugar del encuentro, nos aventuramos a la entrega junto con Mónica, Ana Margarita Gasteazoro14 camuflajeamos los aparatos en su carro, encontramos el contacto, descargamos los aparatos y nos regresamos², fue una operación de 5 minutos. Mientras tanto, el FMLN preparaban ³la primera respuesta ofensiva de carácter estratégico. El FMLN tensionó todas sus fuerzas y conmovió al sistema². El resultado de la ³ofensiva final² fue la construcción de un ejército revolucionario que permitió ³organizar la retaguardia de la revolución salvadoreña².15 Con el surgimiento de los frentes de guerra, se deja de pensar en una radio urbana, porque se crean condiciones favorables en las zonas de control insurgente. Se abandona la idea de construir aparatos y se buscan en el exterior², afirma Ricardo. La primera parte del equipo la consigue Haroldo. La represión crece y Sebastián, es capturado en su casa ³cayó la Guardia Nacional a las 6 a.m. del 20 de mayo de 1981. Nos desaparecieron una semana y por la denuncia internacional – Ana Margarita Gasteazoro era muy conocida en la Internacional Socialista-, pase al penal de Mariona y Margarita a cárcel de mujeres².
Ricardo recuerda que luego de la captura de Sebastián un locutor y un redactor, listos para el frente de guerra son capturados. Israel el redactor fue desaparecido.

Entre octubre y diciembre de 1981, el personal técnico, de producción y equipos se concentran en el cantón El Jícaro.

Las primeras pruebas son el caserío El Caulote, de Las Vueltas, Chalatenango. Ricardo recuerda que en la primera transmisión de prueba se quemó el excitador, eso postergó las transmisiones. Fue hasta el 16 de enero que se hace otra prueba y se inaugura la señal de RFM el 22 de enero de 1982, en alusión a la insurrección de 1932 y la marcha convocada por la CRM en 1980. Gerson dice que ³después de todo un calvario se corona el sueño de fundar RFM en Chalatenango y se le llama así por la mística de las FPL hacia Farabundo Martí².

Primeros integrantes y emisiones de la radio

El primer equipo de RFM lo integran: Juan Carlos, Ricardo y Miguel Ángel en la parte técnica; Bety ­responsable política de la radio-, Haroldo, Justo y Tania en la producción. Este equipo se concentra en la Montañona, entre octubre y diciembre de 1981. Forman la seguridad: Balta, Felícito, Salomón y Pedrito. Los correos: Armando y Esperanza. Chabelita era la cocinera y llega junto a sus hijos Esmeralda y Elías.
La modalidad operativa de transmisión era desde un tatú16 en medio de un gran bosque de Robles y Pinos de la Montaña. Contaba con un transmisor, un motor, un mixer, grabadoras, casetes y con un personal de seguridad resguardando la radio. Un equipo de monitoreo, captando información por radio de transistores y de comunicación militar, personal de redacción y producción, que elaboraba el material y la locución de un hombre y una mujer que leían el material.

Se transmitía de 5 a 6 a.m. y de 7 a 8 p.m. Armando Salazar, Justo confiesa que los primeros días hacían ³unos grandes rollos y partes de guerra, los noticieros eran unas grandes sábanas. Ricardo se levantaba a las 4 a ordenar las pistas para los textos². Agrega que tenían un esquema básico de programación con efemérides y un boletín con: el Noticiero Rebelde, partes de guerra, sección de denuncia e informaciones del movimiento popular. La sección Ventana al Mundo, Centroamérica en Lucha y el programa Juventud Rebelde.
La relación de la radio con el mando militar ³era directa, pero éste no se metía mucho con el trabajo práctico, sólo daba orientaciones generales político-militares, y las grandes líneas de análisis de coyuntura², dice Ricardo.
También ³se diseña la corresponsalía desde antes de que la radio naciera en el frente². En Chalatenango se solicitó a cada dirección zonal que nombrara una persona para la corresponsalía y en diciembre de 1981 se reúnen en Laguna Seca: el Papo, Neco Godínez, Carlos Minero y otra persona de la zona oriental del país.
Bajo esta modalidad y con este personal inicia el sueño largamente acariciado por las FPL de tener una radio al servicio de la insurgencia que informara a la población sobre la lucha revolucionaria.

LA GUERRA Y LA RADIO

Primer Periodo 1981-1984

ETAPA DE CONSOLIDACIÓN

En esta época se desalojan los puestos militares de las zonas rurales, lo que da paso a los territorios bajo control guerrillero. Son los años más duros de la guerra por las tácticas contrainsurgentes estadounidenses implementadas por la FAES. En 1981 los soldados reciben entrenamiento militar en Estados Unidos y forman el batallón Atlacatl que 9 meses después ejecuta la masacre de El Mozote en Morazán.
Rafael Menjívar, miembro del FDR denuncia el envío de 7.5 millones de dólares para movilización, tanques y tanquetas del ejército, la presencia de 36 asesores norteamericanos y la donación de 10 helicópteros artillados para que la Fuera Armada hondureña se moviera a la frontera salvadoreña. Dicha asistencia y la presión de otros países, ³lo que hace es internacionalizar y vietnamizar el problema de El Salvador.17
En Chalatenango, la FAES estrena al batallón Belloso que junto al Atlacatl ­10 mil efectivoslanzan el operativo de tierra arrasada en La Cañada, Chupamiel, Los Filos y El Portillo ­cerros fronterizos con Honduras- habían unas 5 mil familias. Bajo la táctica de yunque y martillo con artillería y aviación y logran sacar a la gente.18
El país ameritaba hacer un esfuerzo alternativo de comunicación, ya que en 1980 lanzan 15 bombas a diferentes medios de comunicación, asesinan a ocho periodistas y desaparecen a un corresponsal extranjero.19 En 1981, diez periodistas nacionales y dos extranjeros son asesinados. Ocasionalmente los ataques los reconoce UGB y FALCA.
En este contexto, las organizaciones político-militares instalan dos radios guerrilleras: Radio Venceremos en Morazán y Radio Farabundo Martí en Chalatenango, ambas con la misión de ³romper el cerco desinformativo² del régimen, elevar la moral de la guerrilla y respaldar el trabajo político-militar del FMLN.

El desalojo de los puestos militares

Los mensajes de RFM son de aliento a los combatientes que expulsaban al ejército y paramilitares de Chalatenango. Se transmitían en la banda de 40 metros en onda corta, en los 6.9 megahertz. En mayo, la FAES lanza el operativo ³quitarle el agua al pez², para exterminar a la población que apoyaba a la insurgencia. 14 mil efectivos del Atlacatl, Bracamonte y Belloso, arremeten contra 10 mil personas de la población.20
Desalojaron a las masas, estructuras militares, de apoyo y a la radio, dice Ricardo.
Abandonan la posición con el motor, transmisor, la piedra de moler y un enorme toldo. Justo rememora el tren de mulas: ³Eran hasta 13 caballos cargados con los equipos transmisores, de audio, casetes y máquinas de escribir junto al maíz, fríjol y los cumbos para comer, además del combustible². Ante los operativos militares ³la primera actitud era preservar los equipos, para la sobrevivencia de la radio². Ricardo reconoce que las lecciones de la primera guinda fueron: aligerar la carga, construir tatús alternativos y dotarlos del equipo necesario.
La guerrilla consolidaba el terreno y en noviembre de 1982 el FMLN anuncia el control de 28 municipios, de 33, en el departamento de Chalatenango.
En medio de ese accionar Arístides Figueroa Rafael recuerda que en noviembre caminaron de 20 ó 24 horas, el batallón Belloso los obliga a moverse de Chalatenango a Cabañas. En esa guinda muere Benjamín Valiente Álvarez Juan Angel.
También muere Rubencito, ³un niño de 12 años que organiza los movimientos para meter los equipos de la radio al frente. Sin su participación, la instalación de la radio en la fecha prevista hubiera sido muy difícil². Muere con 4 periodistas holandeses en un operativo de la IV Brigada de Infantería.21 En diciembre de 1982, cuando la guerrilla aniquila los puestos militares que rodeaban la Montaña, RFM retoma Los Picachos y se mantiene todo el 83. En esa estabilidad tienen TV, juegan fútbol y acuden a los bailes. RFM consolida su funcionamiento en correspondencia con la consolidación de las zonas de control guerrillero.

Mensaje de la radio de aliento a la población y a la tropa

Jesús Ávalos, Fredy, reconoce que la RFM permitía dar un lineamiento más general para todas las unidades en el cambio de táctica. La radio perfeccionó las formas de comunicación, ³cuando había operativos grandes y funcionaba la radio, la llevabas en el lomo y oyendo música te sentías que no te iban a caer las balas, te motivaba la radio². Además ³rompía las barreras de la desinformación. Para la tropa era muy importante conocer lo que se estaba haciendo en los diferentes frentes. Tenías la visión de tu lugar y del país, jugaba un papel moralizador para la tropa, ibas a una batalla y sabías que estabas en campaña permanente y sino operabas, lo hacían otros, eso te daba una perspectiva más global de lo que pasaba².

Fuentes de información

Las FPL crea el Sistema de Comunicaciones Farabundo Martí, bajo la conducción de la CONAPROP, cuyo responsable era Gerson Martínez, quien consideraba que la batalla informativa y propagandística era fundamental para ganar la revolución.
RFM se diseña como el medio más estratégico, de ahí los incansables intentos desde 1980 en Costa Rica y Managua, hasta instalarla en El Salvador. También se crea el ICSR y una revista internacional, además del CEDOC y el boletín Farabundo Martí.
Otra gran apuesta fue la agencia de prensa SALPRESS con sede en México y
corresponsalías en Managua, Canadá y otros países. En Managua, estaba el ³Equipo de Apoyo de RFM², que daba información a RFM en Chalatenango. También grababa los programas de onda corta para abastecer a SALPRESS y los demás medios de las FPL. Producía despachos informativos en español, inglés, francés y alemán, para una red de radios en Estados Unidos, Canadá, Alemania y Francia, entre otros.
Todo este sistema alternativo de comunicaciones, donde trabajó mucha gente salvadoreña y de otras nacionalidades, fue el que hizo posible informar a la población, a los medios de prensa y al mundo entero sobre la situación que vivía el país.

Segundo Periodo 1984-1989

LA GUERRA SE EXTIENDE A TODO EL PAÍS

Este periodo es de readecuación estratégica del gobierno y FAES. Les falla la idea de un triunfo militar rápido con el uso de los grandes batallones. A principios de 1984 el Informe Kissinger reconocía una ³empate² y el mismo Gral. Blandón declaraba en 1985 que la guerra no tendría un fin militar, sino político, dado su mismo origen.22 Entre 1983 y 1984, la tropa crece de 30 a 45 mil hombres, se usan tropas móviles, la escalada aérea, la acción cívica y forman las unidades élites, bajo launa modalidad de lucha irregular. ³Los gringos comienzan a desarrollar todo el nuevo esquema militar: la movilidad permanente, las pequeñas unidades².23
Leonel González, comandante del FMLN, explica que mientras los gringos tratan de
convencer al Alto Mando ­que aún tiene un pensamiento de guerra regular- aprovechan para ³meterse, a través de sus asesores, en la conducción estratégica de la guerra². Por ejemplo, en San Vicente implementan el Plan CONARA,24 ³típica operación de pacificación al estilo de Vietnam² para exterminar las zonas guerrilleras.
También el FMLN readecua su estrategia: desgasta al ejército y expande su trabajo hacía los centros urbanos, ³volcamos nuestro trabajo al sur, ya que ellos trataban de presionarnos al norte, a la zona fronteriza con Honduras², dice González.

La corresponsalía de guerra

En este contexto, la difusión de la lucha popular en San Salvador y en las zonas controladas llega a ser una prioridad. De ahí que RFM proyecte el trabajo de los corresponsales de guerra que provenían de las unidades guerrilleras.
Carlos Minero, Guillermo Rivera, corresponsal del Frente Occidental, recuerda que al primer curso marzo de 1984. Llegaron: Neco Godínez, corresponsal del Frente Central, Imelda Alvarenga, Marianella corresponsal de Guazapa, Jaime Cáceres, corresponsal del Frente Norte y Lorena García, del Frente Paracentral. Nico y Alejandra capacitan a esta primera generación de corresponsales.

Los técnicos de la radio

Los Saltamontes eran los técnicos de RFM: Milton, Fredy y Elvis. Ellos reparaban las piezas dañadas de los equipos. Elvis, Antonio Rivera, era de un equipo de comunicaciones en Guazapa y fue electo para recibir el curso de electrónica impartido en la radio. Así pasa a ser encargado de una planta transmisora de RFM. Elvis describe la lucha contra la humedad, ³Muchas veces el equipo mojado por la lluvia provocó la suspensión de transmisiones, Luego de asolearlo se ponían a trabajar de nuevo².
Los traslados en caballo, de un lugar a otro, dañaban los equipos, a veces quebrando los tubos o resistencias. El trabajo colectivo les permitía analizar los problemas y soluciones para hacer funcionar los equipos.
El primer curso electrónico lo imparte Juan Carlos y Miguel Ángel, posteriormente se también se enseña, además de electrónica, mecánica automotriz y se incorporan como instructores Ricardo y Justiniano.

Ensayo de la FM

En 1985 a Rafael Barrera, Sebastián, quien estuvo preso dos años luego de introducir uno de los equipos de RFM se le delega la instalación de la estación de FM, en Guazapa, ³para tener una señal mejor recibida por la población².

En ese equipo participa Ernesto Zamora Dreyfus, de la RN, Silvia Cartagena, del PCS,
Amanda y Fredy ³funcionábamos pegados al mando de las FAL25 en Guazapa y como los aparatos eran bien pequeños no necesitábamos de mucha gente².
Para Sebastián la FM, que duró 6 meses, fue muy positiva, ³le dimos una nueva dinámica a la radio ya que sabíamos que la señal caía nítida en San Salvador e hicimos una modalidad muy agitativa². Haroldo sustituye a Sebastián en ese esfuerzo el segundo semestre de 1985 con Mati, Milton, Toño Cañenguez y Marianella.
Todo el trabajo se readecua por los bombardeos constantes. Transmiten en lugares
diferentes, con información fresca y cartas del movimiento de masas. El 24 de diciembre de 1985 una sobrecarga de energía quema los equipos. Esto sumado al operativo Fénix, del 10 de enero de 1986, termina con el primer ensayo de la FM.

Los mensajes de la Radio

Los mensajes a que el ejército se desertara son más constantes. Difundir la entrega de
prisioneros de guerra era una prioridad. En mayo de 1985 unos 20 soldados se rindieron en los combates de La Laguna. RFM estaba fuera del aire pero llegó la orden de transmitir la entrega de prisioneros, ³así que 5 personas caminamos 14 horas de la Montaña a Los Filos, de Arcatao, a una de las plantas transmisoras², recuerda Erandy.
Satisfactoriamente la señal de RFM y RV era retomada por corresponsales extranjeros y periodistas nacionales. René Contreras, corresponsal de ANSA, reconoce que muchas de la operaciones guerrilleras, anunciadas a través de su radio fueron utilizados casi de inmediato ³porque a lo largo del conflicto la experiencia demostró que la mayoría de veces la información de las dos radiodifusoras, generalmente eran hechos verídicos².26 Incluso el COPREFA usaba como fuente a las radios. El Mayor René Brenes, Jefe de Comunicaciones y Protocolo del Estado Mayor de la FFAA y ex reportero de COPREFA declaró que ³debemos saber lo que dicen de nosotros o lo que dicen nuestros enemigos para poder reafirmarlo o rechazarlo².
Para Felipe Vargas, ex jefe de redacción de SALPRESS en México, en 1985, la información que recibían de RFM era retomada por los periódicos: El Día, Excelsior, El Financiero, Uno más Uno y La Jornada, asegura que ³las dos radios nos servían de fuente y servían de fuente a las agencias de prensa, eso sí fue lo más importante².
La radio, además de informar, apoya cada nueva táctica guerrillera. Debido a que la
correlación militar del ejército era superior al de la guerrilla, ésta pasa a la etapa de desgastarlo, ³buscamos vincularnos a las masas para descomponerlo o quitarle a la base social que tenía engañada², asegura Leonel González.
Ante los grandes operativos con fuerzas de infantería, ataques aéreos y tropas
helitransportadas, la guerrilla se dispersa en todo el país en pequeñas unidades, con
francotiradores y prepara minas y emboscadas para ocasionar bajas al ejército.
RFM transmite las indicaciones para preparar bombas de contacto, minas quita pie y otros armamentos para instruir a los guerrilleros del campo y la ciudad, además emplea formas cómicas de burlarse del fracaso de la estrategia contrainsurgente y a crear un ambiente de guerra psicológica para también minar la moral de la tropa e invita a la tropa a desertarse para no quedar cuto, cojo o ciego.

El retorno de la población a sus lugares de origen

La Farabundo también acompaña el esfuerzo de la población y de las organizaciones que aglutinaban a los desplazados y refugiados para retornar a sus lugares de origen. El 6 de enero de 1986, Sebastián cubre la gira de Monseñor Rivera y Damas por las poblaciones de San José Las Flores y Arcatao en Chalatenango. Fredy iba como técnico y recuerda que ³estaba con un radio y una antena dipolo a la hora de la misa que había que transmitir en directo, incluso con la RV, era una cadena nacional².
Desde 1986, en que se da el primera retorno y repoblación en San José Las Flores, el 20 de junio, hasta el 26 de octubre de 1989, que ocurre la repoblación de Guancora en Chalatenango, la radio se pone en función de acompañar el esfuerzo por legitimar el regreso de los pobladores a sus lugares de origen.

Tercer Periodo 1989

LA OFENSIVA

El camino de la negociación se inicia con la ofensiva ³Al Tope² lanzada por la guerrilla. ³Para el FMLN significaba lanzar toda su capacidad para tratar de encontrar las vías de solución al conflicto armado en El Salvador y puso toda su determinación para que esta jornada tuviera los éxitos necesarios. En ese sentido RFM se plantea con total determinación acompañar esa gran jornada², asegura Ricardo.27 En junio de 1989, ARENA asume el gobierno. Sus lideres amenazan abandonar la estrategia
norteamericana de Guerra de Baja Intensidad y utilizar una de ³guerra total². Igual efectivos del ejército dicen: ³Esperen que ARENA gane, dijo un oficial en Teosinte, antes de las elecciones. Podremos bombardear a nuestro antojo toda esta población².28
Los tambores de guerra empezaron a sonar más fuerte en la ciudad y el campo, a raíz del gane electoral de la derecha del 19 de marzo. Las Defensas Civiles Patrióticas, juramentadas por el coronel Orlando Zepeda, hieren a varios estudiantes universitarios al dispersar una manifestación el 17 de julio. En septiembre FENASTRAS sufre un atentado y cuerpos antimotines disuelven su marcha capturando a 61 manifestantes.29
También la prensa es atacada, sólo en marzo, el ejército asesina a Roberto Navas, fotógrafo de Reuter, Mauricio Pineda de canal 12 y Corneil Lagrouw, camarógrafo de IKON, TV holandesa, hiere de gravedad a Luis Rivera Galdámez, fotógrafo de Reuter y sufre un atentado explosivo, Carlos Ernesto Mendoza, periodista de ABC.30
Desde fines de 1988 el FMLN se plantea potenciar un cambio en la correlación de fuerzas político-militares y da instrucciones a su militancia de preparar el terreno para lanzar una ofensiva.
Los estadounidenses Tommie Montgomery, Agnes Scott en un interesante artículo atribuyen la ofensiva a tres sucesos: El rompimiento de las conversaciones de paz, que habían comenzado en septiembre. Al aumento de la represión contra los partidos políticos, activistas, organizaciones populares y sindicatos de centro izquierda, que culminó con la explosión de una bomba en la sede de FENASTRAS, el 31 de octubre. Atentado que dejó diez muertos y treinta heridos. Y a la publicitada opinión de los militares, gobierno y embajada estadounidense de que el FMLN estaba acabado militar y políticamente, llegaron a creerse su propaganda al punto de sugerir ³que lo único que había que negociar era la rendición del FMLN y la opinión de la derecha, en el sentido de que podía hacer una limpieza general impunemente².31

La RFM en la ofensiva ³Al Tope²

Al momento de la ofensiva RFM contaba con la estación de onda corta que transmitía desde Chalatenango, otra estación de FM que transmitía desde Guazapa y 2 pequeños transmisores de FM para transmitir en movimiento en San Salvador.
Para lograr la más amplia cobertura informativa, se desplegaron corresponsales de guerra en las diferentes direcciones de ataque de las fuerzas del FMLN que ingresaron a San Salvador por el Norte (Apopa, Ayutuxtepeque, Mejicanos, Cuscatancingo), el Oriente (Soyapango, Ilopango) y por el sur-poniente (Ciudad Merliot, Santa Tecla). Para complementar este diseño, en el exterior se contaba con el equipo de apoyo que mediante despachos informativos difundía la información al mundo y alimentaba al equipo del interior con información de las reacciones internacionales.
Fue toda una odisea poner en función de la ofensiva a todos y cada uno de los elementos humanos de la radio en el esfuerzo central de estar en San Salvador. Se formaron dos equipos: Juan Carlos y Miguel, lanzaría la señal desde un pequeño transmisor en la zona de los combates. Otro, integrado por Justiniano y Erandy, que debía quedarse en San Salvador para retransmitir la señal de la FM de Guazapa.
La ciudad estaba militarizada, había Estado de Sitio y toque de queda. Al tercer día la fuerza aérea bombardea las colonias tomadas por la guerrilla, el gobierno llama a los medios a transmitir una cadena nacional donde son amenazados los padres de la UCA y el 16 de noviembre un comando del batallón Atlacatl asesina a 6 sacerdotes y sus dos colaboradoras.
Erandy reconoce que dejan de transmitir en la ciudad y realiza la función de corresponsal, trasladando la información de los combates a las dos radios.

La guerra llega a la colonia Escalón

Cuando el gobierno canta victoria anunciando que había acabado con la guerrilla, una
unidad de Fuerzas Especiales se toma el Hotel Sheraton y la colonia Escalón. En el Hotel se
encontraba el Secretario General de la OEA, Joao Baena Soares y un grupo de asesores norteamericanos.
³La Comandancia General, CG, del FMLN pactó con el alto mando del ejército una tregua de una hora, durante la cual, Baena Soares, los asesores militares y el personal civil que estaba en el Sheraton, son evacuados, mientras los combatientes de la guerrilla también se retiraban a otras posiciones inmediatas².
La CG ordena el repliegue y la guerrilla se vuelve a concentrar en las retaguardias de
Chalatenango, Morazán, Guazapa, Cabañas y San Vicente. Las radios rinden homenaje a los 401 compañeros caídos en la lucha, y rápidamente la CP de las FPL convoca a la dirección de RFM para readecuar nuevamente su funcionamiento al nuevo periodo abierto por la ofensiva ³Al
Tope², en el cual la guerra se encamina a un proceso serio de negociación entre el gobierno y el FMLN .
La ofensiva abre el camino de la negociación, al demostrar ³el fracaso total de la inteligencia salvadoreña y estadounidense. La habilidad del FMLN para definir los términos del combate y la incompetencia de la FAES. La ofensiva puso al descubierto el completo fracaso de los nueve años de la política estadounidense².
Sin embargo, al iniciar la nueva década, existe cierta apreciación triunfalista entre personeros del gobierno y el alto mando del ejército, influenciados por el triunfo electoral de Violeta Chamorro y el colapso del bloque socialista en Europa oriental.

El viraje necesario

Después de la ofensiva, las acciones del FMLN se orientan más a potenciar los objetivos de la negociación. Para ambas fuerzas queda claro que la derrota militar no es posible a corto plazo. De ahí que la guerrilla intensifique sus ataques a la aviación, sabotajes a la energía eléctrica, en las carreteras y ciudades, mientras que el ejército incursiona a las zonas rurales con grandes operativos.
Juan Carlos reconoce que ³aprendimos muchísimo con la experiencia de la ofensiva, fue la gota que nos dijo que había que hacer el esfuerzo concentrado en FM, porque el esfuerzo era la capital San Salvador y hacía ahí había que dedicar todo².
El mismo Agustín reafirma que ³ese viraje definitivo hacía la FM, estaba determinado por la dinámica militar, cuando hicimos eso fue porque ya la retaguardia estaba sólidamente construida, era inamovible y el desenlace de la guerra era inminente².

De la Onda Corta a la FM

Luego que la dirección de RFM, discute la importancia de dirigir el trabajo político hacía San Salvador y la necesidad de tener una señal potente, limpia y con menos posibilidades de interferencia, se diseña el cambio gradual de la onda corta hacia la FM.
Ricardo y Juan Carlos se encargan de las averiguaciones técnicas para lanzar la señal
desde la retaguardia de Chalatenango hacia San Salvador. Es así que, a través de los canales logísticos de las FPL, se compra un transmisor italiano de mil watts de potencia y un potente motor y se construye una antena adecuada.
Una vez consolidada la estación piloto de FM, en el cerro La Cañada, que cubría San
Salvador y la zona central del país, se montan una estación repetidora en la Montaña dirigida a occidente y otra en el Volcán Chinchontepec de San Vicente, para cubrir la zona oriental y paracentral del país.

La producción radiofónica de los años 90-91

Después de la ofensiva se abre paso a un proceso de diálogo y negociación sostenido entre el GOES y FMLN. El Acuerdo de Ginebra del 4 de abril de 1990, señala los cuatro objetivos del proceso: a) Terminar con el conflicto armado por la vía política, b) Impulsar la democratización del país, c) Garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos, y d) Reunificar a la sociedad salvadoreña.32
La radio enfila su producción radiofónica hacía estos ejes de ataque, siendo los principales contenidos de los programas, donde se explica ampliamente los puntos tratados en cada una de las reuniones de diálogo. Era muy importante la creatividad utilizada para dar a conocer el espíritu de la lucha del Frente.
En 1990 y 1991 son los años en que el ejército pierde más medios aéreos durante la guerra, muchas de estas pérdidas fueron cubiertas por los corresponsales de RFM. En la campaña
Castigo a la Fuerza Armada, ³me tocó estar cerca de las unidades guerrilleras cuando
combatían al batallón Atlacatl, Bracamonte y DM1, El 4 de diciembre de 1990, fue derribado el avión AC-47. Amparados en un palo vimos caer el avión, yo temblaba con el radio en la mano para trasladar la información y veía la alegría de los compañeros que estaban junto a mí, era la primera vez que bajábamos un AC-47 en Chalatenango, temblaba de alegría², recuerda Carlos MInero.

Un día de trabajo en la radio

El día empezaba a las 5:30 a.m., se hacía una formación militar y 20 minutos de ejercicios, al terminar éstos cada quien se dirigía a sus tareas particulares. A la cocina, los patrullajes, las compras, revisión técnica de los equipos y el monitoreo de las radioemisoras nacionales e internacionales.
Se monitoreaba la KL, YSU, YSAX, Sonora, Cuscatlán, KT. Lo noticiarios de TV 6 y 12 y la VOA, Radio Francia Internacional, la BBC y Radio Habana. Se hacía un punteo global y posteriormente a las 8 se desayunaba y se tomaba el baño. A las 9 se instalaba la mesa de discusión. Se reportaba la fuente asignada y discutíamos las informaciones a transmitir con el respectivo enfoque. También se seleccionaba la información militar de los frentes de guerra desde un radio de comunicación militar en la banda 40 metros de onda corta para pedirla o cazarla cuando estaba siendo difundida al mando.
Paralelamente, ya se había transmitido el programa de 6 a 7 a.m. Básicamente era la
repetición del programa nocturno, con algunas ampliaciones o información del día.
Cada día había una sección especial: los lunes Minuto Cristiano, los martes Pueblo en
Marcha, los miércoles Arte Nuevo; los jueves Doña Cupe; los viernes Hechos de la Semana; los sábados Cruzando Fronteras y una Nota Musical. También se convocaba a concursos de cultura popular, como el ³Tercer Concurso de Letras, Música y Poesía, en homenaje a los inolvidables héroes de noviembre de 1989²
Los horarios de las transmisiones variaron a lo largo de la guerra. Inicialmente se llegó a transmitir de 6 a 6:30 a.m., de 12 a 12:30 y de 7 a 8 p.m. En FM se transmitía de 6 a 7 a.m. y de 6 a 7 p.m. El funcionamiento de la radio dependía del combustible que se tuviera, de las condiciones del equipo y de la situación operativa en el terreno.
Por la noche la gente estaba en su champa o veía TV en el tatú. El día terminaba con el turno de posta, vigilancia nocturna. El tiempo de ésta dependía del número de personas, podía oscilar de 30 minutos a una hora u hora y media, además era rotativa.
Fue fundamental la labor de la población que vivía dentro y fuera de la retaguardia del
FMLN, pues gracias a ella, RFM podía abastecerse de gasolina, baterías, motores,
ventiladores, repuestos, lo necesario para su funcionamiento, sin su participación y la
salvaguarda del secreto de ubicación de la radio, ésta difícilmente hubiera sobrevivido.

X Aniversario de RFM en San José Las Flores

Al asesinato de Jesús Rojas y 13 compañeros emboscados por una unidad especial del batallón Atlacatl en 1991, la guerrilla continúa ocasionando numerosas bajas al ejército y destruyendo sus aeronaves. Un virtual empate militar y una dualidad de poderes reinaba en el país. La presión popular, la anuencia de Estados Unidos y la presión internacional recomendaba con más fuerza la salida negociada del conflicto.
Se firmó el Acuerdo de México, el 27 de abril de 1991, sobre las reformas constitucionales en los temas de Fuerza Armada, derechos humanos, sistema judicial y electoral. Y se crea la Comisión de la Verdad.
Tres meses más tarde, el 26 de julio de 1991, sin esperar el cese del enfrentamiento armado, se establece formalmente ONUSAL a lo largo y ancho del país, para verificar el respeto a los derechos humanos. Le sigue el Acuerdo de Nueva York, del 25 de septiembre de 1991, sobre la de COPAZ y otros puntos de Fuerza Armada, Policía Nacional Civil y el tema económico social.
Juan Carlos, asegura que ³cuando se entra en un rumbo ya marcado y definido de la
negociación con Ricardo teníamos muchas conversaciones, porque la modalidad operativa era en mucho definida por lo técnico, aunque veíamos que la cosa iba gestándose y no queríamos quedar a la zaga, más bien queríamos ir adelante, aún sabiendo los riesgos que eso significaba.
Cuando la radio se mueve a San José Las Flores fue un paso muy audaz, dado con gran entusiasmo por todos los compañeros, dijimos aquí nos la jugamos y dimos el paso, celebramos nuestro X aniversario en el pueblo de San José las Flores².
El personal de RFM se instala en Las Flores el 15 de diciembre de 1991, aún sin cese de fuego y con unidades del ejército en Guarjila. La directiva comunal destina una casa para la radio, que había sido sede de la Guardia Nacional. Esto abre un nuevo periodo para RFM, de contacto directo con la comunidad, de operación con energía eléctrica para transmitir, lo que permite ampliar la programación a 6 horas diarias.
En Las Flores la radio da a conocer la firma del Acta de Nueva York I y II, del 31 de
diciembre de 1991 y 13 de enero de 1992, respectivamente, donde las partes reconocen haber llegado a un acuerdo sobre todos los temas y se establece el cese del enfrentamiento armado a partir del 1º de febrero de 1992 y la firma de los Acuerdos de Paz en el Castillo de Chapultepec,
México, el 16 de enero de 1992.

Ese día RFM hace acto de presencia. Evelyn, Marina Manzanares, conocida como Mariposa en Radio Venceremos, representa a La Farabundo, donde trabajaba desde 1990 y en un emotivo discurso, agradece públicamente a toda la población por su apoyo, colaboración y cariño para la emisora. Igualmente Santiago, Carlos Enrique Consalvi, hace lo propio por la RV.

LA FRABUNDO Y LA VENCEREMOS!!!
Posteriormente, todo el personal se pone en función de preparar la fiesta del X Aniversario.
El 22 de enero a las 5:30 a.m. el grupo musical de Don Tito, nos levanta con las mañanitas. Desde las 8 de empiezan a llegar decenas de carros y buses. Esperábamos unas 300 personas
y se preparó carne para los invitados, pero los cálculos fallaron totalmente. Llegaron más de 3 mil personas, así que la mayoría del personal de la radio se quedó sin probar bocado, pero la celebración de la fiesta y el baile de la Farabundo en su décimo aniversario nos llenó más que nunca.

De la montaña a la ciudad

De la montaña a la ciudad se denomina la jornada de desmontaje simbólico de las antenas de RFM de las montañas chalatecas, la inauguración de los equipos en el Boquerón del Volcán de San Salvador y la inauguración de las oficinas de la radio en la ciudad capital. Ya el 1 de febrero o día D, el personal de RFM estuvo por primera vez en la Plaza Cívica.
Arriba de Catedral una enorme manta decía: ³Radio Farabundo Martí ya está aquí². En la tarima principal se montó la cabina de la radio que transmitía todos los discursos del FMLN, de las organizaciones sociales y los que estaban en la fiesta.
En medio de la euforia del fin de la guerra, la radio se preparaba para dar el siguiente paso: llegar a San Salvador, aun cuando no estaban todas las condiciones dadas, ³fue un paso muy audaz en todo sentido, porque cuando la radio llega a San Salvador el problema no era simplemente técnico, yo creo que el factor fundamental del traslado de la radio hacía San Salvador fue el factor humano², recuerda Juan Carlos.
Lo primero que tuvo que resolver la dirección de RFM fue la integración del personal en una nueva dinámica, donde los problemas de casa y de familia, ³que antes eran algo lejano, pasaban a primer plano, así como el problema financiero y el problema del conocimiento para los compañeros que nunca habían estado en la ciudad².
La radio fue la primera estructura política del FMLN en trasladarse a San Salvador, en una casa a tres cuadras del cuartel San Carlos. Aún no se autodestruían las armas del FMLN, por lo que la seguridad de la radio llegó con sus armas -fusiles AK-47, M-16 y pistolas-, pero con la supervisión y el acompañamiento de ONUSAL.
Para difundir la presencia de RFM en la capital y contar con el apoyo de la población, se convoca a la Jornada de la Montaña a la Ciudad, el 12 de abril. Se desmontan simbólicamente las antenas de la radio y el equipo de transmisión en La Montañona.33 Decenas de personas acompañan este acontecimiento y conocen el tatú de la Caracas, un baluarte de la radio, en la profundidad de la retaguardia estratégica del FMLN.
El 26 de abril se inauguran las antenas y equipos de transmisión de RFM y RV en el
Boquerón del Volcán de San Salvador. Otro mar de gente llega al corte de la cinta de la inauguración de los equipos, bendecidos por el S.J. Ricardo Salazar, quien dijo: ³bendecir significa bien decir las cosas, por eso las radios se bendicen a si mismas².
Finalmente, como parte de esta jornada, las oficinas de la radio en la colonia Layco, del barrio San Miguelito de San Salvador, son inauguradas el 3 de mayo, luego de la primera transmisión continua de 17 horas, el 1 de mayo.

Legalización de la radio

La presencia de RFM en San Salvador tuvo como objetivo garantizar el cumplimiento del acuerdo de legalización de la radio y readecuarse al nuevo contexto abierto por los Acuerdos de Paz, en términos comunicacionales, organizativos y administrativos. En otras palabras, organizar el proceso de reinserción. La primera gestión del proceso de legalización, se hizo mediante una reunión con el presidente de ANTEL, Saúl Suster, en mayo de 1992, a la que asistieron Wilfredo Zepeda, director de RFM y Carlos Enrique Consalvi, director de RV.
La posición de Suster fue legalizar las radios, como lo establecían los Acuerdos de Paz34 y lo que había que hacer era formalizarlo. Para dicho trámite, pidió una solicitud especificando todo lo solicitado. Luego, hubo una serie de reuniones con el jefe del Departamento Radioeléctrico para ver las cuestiones técnicas.
Ambas radios solicitaron una frecuencia nacional en FM, autorización de repetidoras, radio enlaces, frecuencias para sistema de radio comunicación y frecuencias en AM, onda corta y para TV, pero durante la negociación no accedieron.
En ese momento sólo habían dos frecuencias disponibles, así que dieron a escoger a
Ricardo y a Santiago, la frecuencia y el distintivo. Ricardo escogió la frecuencia 102.1, en medio de dos radios juveniles y el distintivo YSFF. Santiago, escogió la frecuencia 100.5 y el distintivo YSRV.
El 16 de junio de 1992, ANTEL emite la resolución que legaliza la operación de la radio en FM. ³Dicha legalización fue emitida a nombre del director de la radio, Wilfredo Zepeda, en carácter provisional, hasta que el FMLN adquiera su personería jurídica, teniendo entonces que
hacer el traspaso a éste o a la forma de sociedad que RFM determine².35
El proceso de legalización se prolongó hasta el 10 de diciembre de 1992 debido a la
recalendarización en la ejecución de los Acuerdos de Paz. En diciembre estaba programado un acto solemne con la presencia del Secretario General de la ONU para certificar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. Bajo la presión de esa actividad, fue necesario definir la persona jurídica a la cual ANTEL debía trasladar la concesión de la frecuencia. En una discusión interna se resolvió que mientras se tomaba una decisión definitiva acerca de la propiedad de la radio, la frecuencia fuera concedida en concepto de mecanismo temporal a una Sociedad Anónima, que formaron Ricardo y Justo, actuando el primero como el representante legal y ³Administrador único² de la S.A., a nombre de quien se hizo la concesión. Lo que sigue… ya es otra historia….

Significado de la radio

A manera de resumen se mencionan algunas opiniones sobre el significado de el esfuerzo colectivo que significó la radio.
Para Gerson Martínez, ³las dos radios fueron uno de los principales frentes de lucha, como la política-militar, diplomática y la de los medios de información². Sin la radio ³creo que no hubiéramos ganado tanto pueblo. Las radios generaron una comunicación y una empatía desde
el pueblo hacía nosotros muy grande, más allá de lo que pensamos. Para nosotros fueron instrumentos, pero para el pueblo era un poco más que instrumentos, fueron vistas casi como sujetos, con identidad propia, con personalidad, ligadas al frente y todo, pero así fueron identificadas la RV y RFM².
Para Samuel Ramírez, Fredy, la radio ³era una de las partes que pudo hacer más efectiva la guerra, sino hubiera sido más difícil, menos gente se hubiese incorporado².
María Teresa Gutiérrez, Mati, opina que ³la radio era un medio necesario. Contribuyó a que la gente, aunque no fuera organizada, se informara sobre lo qué estaba pasando².
Arístides Figueroa, Rafael, dice: ³Desarrolló un papel informativo importante como lo fue para la misma ofensiva. Fue un instrumento de lucha, lástima que no se logró coordinar con la RV en un criterio editorial unificado, pero jugaron un papel muy importante de la parte política de la guerra².
Rafael Barrera, Sebastián, ubica ³la importancia de la radio como el instrumento de
información más ágil y masivo que tenía la guerrilla, no sólo para la zona de control, sino para el resto del país². Wilfredo Zepeda, Ricardo, asegura que ³la radio como instrumento de lucha fue más allá de su función informativa, porque tenía un impacto que no tenía nada que ver con la información. La sola presencia en el dial era señal de que la guerrilla estaba presente, era señal de poder, desmentía lo que el ejército decía de que había limpiado la zona, también era un instrumento de captación de solidaridad de ayuda económica-financiera. Como instrumento de la estrategia del
Frente fue más allá del Frente mismo… La radio fue un instrumento de lucha para la guerra y jugó un papel destacado en ese marco. En la época de la paz no estaba concebida como un instrumento de lucha de la estrategia del Frente².
Felipe Vargas, opina que ³sin las radios guerrilleras la guerra hubiera sido mucho más difícil para el Frente, porque servía para que su propia gente estuviera informada de la línea política, recibiera estímulos a la moral, con los combates, los triunfos, las capturas… Sin las radios la cohesión que tenían los diferentes frentes se hubiera debilitado, eso es una posible consecuencia².
Jesús Ávalos, Fredy, cree que ³la radio jugaba un papel de cara a romper las barreras de la desinformación y de cara a la tropa era muy importante para conocer lo que se estaba haciendo en los diferentes frentes. Además jugaba un papel moralizador para la tropa, ibas a una batalla y sabías que estabas en campaña permanente y sino operabas, en otros lados sí lo estaban haciendo, te daba una perspectiva más global de lo que se estaba dando. La radio daba un lineamiento general para todas las unidades, por ejemplo ya cuando se cambia de táctica, tú oías el mensaje y a partir de ahí te ubicabas cuál era el mensaje. La radio vino a perfeccionar las formas de comunicación².
Miguel Huezo, Haroldo, es más crítico, al recordar la ofensiva de 1981 ³no teníamos acceso realmente al lugar donde estaba cocinándose la información ­la comandancia- no entendió el carácter de la radio como arma política, se vio como una herramienta de propaganda pero no se le otorgó el papel clave que debía tener, de estar al lado de la máxima dirección… Es entre 1990-92 cuando la Venceremos truena y tiene que salir de Managua que nos convertimos en el punto de referencia y comenzamos nuevamente a ser escuchados por fin y tomados en consideración. Creo que el proyecto de la radio fue un proyecto muy hermoso sin asomo de cinismo, pero inútil o con una utilidad muy relativa, muy limitada… creo que la estatua que hemos levantado de la radio es una estatua donde hay mucho de leyenda².
María Teresa Escalona, Erandy dice: ³creo que la radio, además de ser un instrumento de lucha política del FMLN, fue un poderoso instrumento de enlace con la población, con las y los combatientes, con la gente de prensa y dio a conocer pesares y alegrías de esta guerra ingrata que fue impuesta con terror, con dinero y armas del gobierno estadounidense. Personalmente fue la más bella experiencia que tuve y una de las más intensas etapas de mi vida².

Quienes ya no están

Quiero finalmente reconocer la participación y entrega de las y los compañeros que en
función de hacer posible el sueño de La Farabundo murieron o fueron desaparecidos.
Israel, redactor, desaparecido en San Salvador, en agosto de 1981. Murieron: Rubencito, logístico, el 17 de marzo de 1982, en las cercanías de Santa Rita, en San Francisco Morazán, Chalatenango, junto a los 4 periodistas holandeses. Benjamín Valiente, Juan Ángel, periodista, el 12 de noviembre de 1982, en las riberas del Río Lempa, entre Cabañas y Chalatenago, en las cercanías de la presa 5 de noviembre. Rogelio (Neco) Godínez, corresponsal, en 1983. Felícito, seguridad, en 1983. Amadeo, encargado de abastecimientos, en 1983, en las faldas del Cerro Talzate, la Laguna Seca, Chalatenango. Balta, jefe de la primera escuadra de seguridad de la radio, en 1983, en La Montañita, Chalatenango. Ana Patricia Ramos Surio, Mireya, monitora, enero de 1987, en Arcatao, Chalatenango. Pedro Mancía, José Roberto, locutor y redactor, en el municipio de Santa Rita, Chalatenango, en 1987. Menchita, radista, en 1987. Bernardino, seguridad y correo, en La Montañona, Chalatenango, en 1986. Guayito, seguridad de la radio, en el tercer ataque al cuartel El Paraíso, de Chalatenango, el 13 de septiembre de 1988. Tirso, seguridad, cerca del cantón El Zapotal, Chalatenango, en 1988. Robertillo, seguridad, en la ofensiva de 1989, San Salvador Ana Orlich, Raquel, 15 de octubre de 1993. María Isabel Alas, Chabelita, cocinera, quien murió de cáncer en el estómago, el 26 de
octubre 1994, a más de 60 años de edad.

AYUTUXTEPEQUE: REPUDIAN A BLANCA FLOR BONILLA EN DESFILE DEL CORREO

AYUTUXTEPEQUE, 23 de enero de 2010 (SIEP) Centenares de personas repudiaron la presencia de la Alcaldesa Blanca Flor Bonilla en el Desfile del Correo con el que esta tarde iniciaron las Fiestas patronales de esta ciudad, dedicadas a San Sebastián Mártir, las cuales duraran una semana.

“Mas parece una hacendada que una alcaldesa, como que le quiere copiar el estilo al Sheriff, y quizás piensa que Ayutuxtepeque es su hacienda, y por eso es que va custodiada por tanto PNC, y el lujoso carro en el que va, no va caminando, le tiene miedo al pueblo… pero esta muy equivocada, expreso Rosa Chávez, de 42 años, residente en la Col. Santísima Trinidad donde inicio el desfile.

“Blanca Flor y Quijano…son hermanos…”coreaban por su parte, un grupo de jóvenes que se apostaron frente a la Despensa de Don Juan para ver pasar el desfile. Norman Quijano es el alcalde de San Salvador y de manera similar a la Alcaldesa Bonilla ha despedido trabajadores municipales.
Álvaro López, secretario general de la Seccional de Ayutuxtepeque de AGEPYM indico que “estamos expresando nuestra solidaridad con nuestros compañeros despedidos y nuestro repudio a la Alcaldesa Blanca Flor Bonilla por esta nefasta acción.”

Ester Santos, una de las despedidas, subrayo que “este es nuestro día 17 de resistencia, y seguimos en pie de lucha, Blanca Flor pensó que nos íbamos ir a llorar a nuestras casas, calculo mal, aquí estamos con la frente en alto y luchando hasta conquistar nuestro reinstalo…estamos despedidas, pero no vencidas.”

El 6 de enero la Alcaldesa Blanca Flor Bonilla, dirigente de la CP del FMLN, en una acción ilegal e injusta despidió a 19 trabajadores municipales, 12 mujeres y 7 hombres. Nunca antes en nuestro municipio se había dado un despido masivo como este, estamos indignados, porque somos un municipio de izquierda y los despedidos son gente del FMLN que conocemos de muchos años…” explico el Lic. Jorge Gutiérrez, residente de la Col. Santa Maria y militante de este partido.

Ayutuxtepeque: crónica de una resistencia. Día 12

Ayutuxtepeque: crónica de una resistencia. Día 12

AYUTUXTEPEQUE, 18 de enero de 2009 (SIEP) Desde el 6 de enero 18 empleados de la Alcaldía Municipal de esta ciudad mantienen una protesta para exigir ser reinstalados en sus trabajos, luego de ser despedidos de manera ilegal e injusta. Cada día que pasa es una jornada de dignidad frente a la prepotencia de la Alcaldesa Blanca Flor Bonilla, quien piensa que por ser integrante de la Comisión Política del FMLN puede violar impunemente la ley. Iniciamos la crónica de esta experiencia de lucha, de mujeres y hombres que desafían la soberbia de los que tienen el poder y lo usan para la opresión.

Nos reunimos diariamente en unas gradas frente a la Alcaldía Municipal. Los primeros que llegamos son Doña Edelmira y mi persona. Doña Edelmira anda mal de la gripe y va ir hoy a pasar consulta. Comentamos que la Alcaldesa se encuentra hablando en Radio Migente y no permite que se hagan llamadas. Le teme al repudio popular que nuestros despidos han generado en amplios sectores de la población.

Comentamos que la Alcaldesa nos ha citado para esta tarde a reunión. Esto forma parte de un esfuerzo de mediación que realiza la Procuraduría para la defensa de los Derechos Humanos. Estaremos una comisión integrada por representantes de los Despedidos y de AGEPYM. El mediador de la PDDH y el Concejo Municipal en pleno.

Mientras estamos sentados los diversos compañeros y compañeras de la Alcaldía se acercan a desearnos suerte y a darnos ánimos de continuar la lucha porque están claros que después siguen en la lista de despidos muchos de ellos, todo para colocar a familiares de concejales y de la Alcaldesa como ya esta sucediendo. Incluso agentes del CAM vencen el temor y se nos acercan y nos explican que ellos rechazan ser utilizados como fuerza represiva contra sus compañeros de trabajo como pretende la Sra. Alcaldesa.

Llega Doña Ani, ordenanza despedida del CDI luego de 15 años de laborar. Nos informa que ayer fue al doctor y este le dijo que “esta expuesta a un derrame cerebral.”

Doña Ani, de 56 años, nos cuenta como llego a trabajar a la Alcaldía: “Fue en 1995, empecé a trabajar el 3 de septiembre. El 6 de septiembre inauguraron el Centro de Desarrollo Infantil. Nos dieron una capacitación. Yo les explique que yo no sabía leer ni escribir, y me respondieron que no era necesario para las labores que realizaba de ordenanza. Éramos solo tres las que trabajábamos y los niños estaban aseaditos y se tomaban la pachita…”

Yo hacia la limpieza, otra cocinaba y otra cuidaba los niños. Iniciamos con 15 niños y luego fueron 24. Y aunque no había directora siempre salíamos bien, los niños regresaban limpitos a sus casas y unos hasta no se querían ir…la esposa del alcalde de ese entonces, Don Julio Toledo, supervisaba nuestro trabajo. Después para el primer gobierno del FMLN, con Deisy Pimentel se puso la primera directora, Doña Lupe.

Luego llego Blanca de directora del CDI…había niños que se pegaban tanto, que me tenían cariño, que en la tarde querían irse conmigo para mi casa y me tenía que ir de escondidas para que no me vieran…y por eso me da tristeza las acusaciones que me hace la Alcaldesa que yo maltrataba a los niños ¿Cuándo? ¿Dónde?”

Por la tarde, el Concejo Municipal en pleno nos recibe a solicitud de AGEPYM y de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Por los despedidos participamos Wendy Rusconi y Roberto Pineda. Inicia la reunión la Alcaldesa explicando los motivos de los despidos, alega crisis financiera y plazas innecesarias. William Hueso de AGEPYM y Rogelio Miranda de la PDDH hacen un llamado a la reconciliación, a buscar un arreglo a esta crisis.

Nosotros señalamos que la crisis económica para justificar los despidos es un argumento falso dado que en los últimos seis meses se han realizado 14 nuevas contrataciones de nuevo personal. Enfatizamos que estos despidos se han hecho violentando flagrantemente las leyes que ellos juraron respetar cuando fueron juramentados. Incluso se ha despedido al secretario de la Comisión Municipal, Lic. Pineda, instancia legal donde debía de haberse llevado todos estos casos.

La respuesta del Concejo la da el Sr. Sindico quien manifiesta que la decisión de los despidos se mantiene. Ante esto el representante de la PDDH propone abrir un nuevo espacio de dialogo, en el cual los trabajadores manifiesten su disposición de cumplir con propuesta de trabajo que realizaría el Concejo Municipal. Al final la Alcaldesa accede a esta petición y se queda en que se realizaría una nueva convocatoria para una reunión mucho más operativa. El Concejo Municipal discutiría este punto en la reunión del próximo miércoles 20 de enero. Quedamos a la espera de la nueva convocatoria…

Como nos enseño Schafik, la lucha continua…

¿Quién mató a Roque Dalton?

¿Quién mató a Roque Dalton?
Hermann Bellinghausen

A 35 años de su asesinato, Roque Dalton (1935-1975) está más vivo de lo que jamás pensaron sus detractores literarios, y pervive también, intensamente, en términos políticos y de experiencia revolucionaria. Es uno de los muchos caídos en las esperanzadoras insurrecciones en los años 70 del siglo pasado que terminaron enlutando Centroamérica y el Cono Sur, y que, con excepción de Nicaragua, fueron derrotadas. Lo particularmente doloroso en el caso de Dalton es que fue asesinado por sus propios compañeros de lucha en El Salvador.

La noche del 10 de mayo de 1975, mientras dormía, recibió un tiro en la cabeza por decisión de tres de los cuatro miembros de la Comisión Militar del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP): Joaquín Villalobos, Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña. Ellos mismos se encargaron de la ejecución.

Para entonces, Dalton llevaba un mes “preso” por los mandos del ERP, al cual pertenecía; lo acusaban de agente, primero “de la CIA”, y después “castrista”. El propio Fidel Castro reviró, y acusó de agentes de la CIA a Villalobos y a sus socios del tribunal guerrillero. Al parecer, el gran “delito” del poeta fue insistir en que antes de la insurrección era necesario crear un “frente de masas”, o sea, tener bases en la sociedad descontenta. Eso acabaron haciendo los guerrilleros que confluyeron en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) después de la muerte de Dalton.

Joaquín Villalobos llegó a ser uno de los comandantes del FMLN, y tras los acuerdos de paz del Castillo de Chapultepec, que dieron fin a la guerra de El Salvador en 1992, regaló su arma al presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari; arma que a su vez había entregado a Villalobos el comandante Fidel Castro.

El gesto le ganó un boleto de primera clase a la Universidad de Oxford, donde sufrió una “metamorfosis”, como ha ironizado Roberto Bardini. Los estudios de posgrado hicieron de Villalobos especialista en problemas de seguridad y le permitieron asesorar al gobierno fascista de sus antiguos enemigos de ARENA, y más recientemente al presidente colombiano Álvaro Uribe.

Su deuda con Salinas era grande, y no dudó en trasladarse a México en enero de 1994 para sobrevolar la selva Lacandona junto con mandos del Ejército federal, para orientarlos en la ofensiva que preparaban contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a raíz del levantamiento indígena de Chiapas.

El asesino de Roque Dalton vuelve a México en 2010 para hablar en Los Pinos ante el cuerpo diplomático y el gabinete del presidente Felipe Calderón, evaluar positivamente su “guerra” contra el crimen organizado y delatar los “mitos” que la intentan desprestigiar (La Jornada, 9/01/10). Coincide la visita con la nueva publicación (¡en Australia!) del libro más emblemático y polémico de su víctima, Historias y poemas de una lucha de clases (editorial Oceansur, Melbourne, 2010), que Dalton escribió hacia 1975, póstumamente conocido como Poemas clandestinos (1981).
Una franja de sus ideas y convicciones hoy resultan obsoletas pero fueron comunes en la izquierda latinoamericana de los años 60 y 70 del siglo XX, como el sovietismo devoto o el rechazo intransigente a la homosexualidad (aunque debe reconocerse que ya había asumido la igualdad de las mujeres, pues aprendió las primeras lecciones del feminismo sesentero, lo que en esa tradición de izquierda tenía su mérito).

Toda generación de poetas es en parte obsoleta. Para ilustrarlo con el caso mexicano e independientemente de los logros artísticos, esto aplica a los modernistas porfirianos, los estridentistas, los Contemporáneos, las revistas Taller e Hijo pródigo o el valemadrismo infrarrealista. Pero lo que va quedando es la poesía, donde la hay. Y las verdades que la alimentaron.

Revolucionario de corazón, miltante íntegro y comprometido hasta el final, en Historias y poemas, Roque Dalton se desdobla en cinco heterónimos, poetas de su invención: la joven activista Vilma Flores, el líder estudiantil Timoteo Lúe, el también narrador Juan Zapata, el ensayista literario Luis Luna y el de mayor edad, Jorge Cruz, asesor jurídico del movimiento obrero católico, especialista en Paulo Freire y presunto autor de una Oda solidaria a Camilo Torres; su alter ego Dalton “transcribe” la serie Poemas para salvar a Cristo, incluyendo el memorable Credo del Che.

Víctima de un “error” estalinista del hoy oxfordiano asesor bélico de gobiernos neoliberales y represivos, Dalton tiene asegurado su lugar como autor fundamental (y siempre incómodo) en las letras salvadoreñas y el conjunto de la literatura en lengua castellana. Tan sólo su libro más conocido, Las historias prohibidas de Pulgarcito (1974), en deuda con las misceláneas de Julio Cortázar, pertenece a la estirpe cuasi nerudiana de Guatemala: las líneas de su mano, de Luis Cardoza y Aragón, y Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

¿Quién dijo que la poesía no muerde?