Menopausia: La leche y el mito del calcio

La leche es una secreción glandular característica de todos los mamíferos. Los mamíferos son un orden de animales cuyas hembras poseen unas glándulas especiales (mamas) destinadas a alimentar a sus crías en las primeras etapas de su vida. Una vez que la cría alcanza un desarrollo suficiente para alimentarse de manera autónoma, la leche es abandonada y jamás vuelve a ser utilizada en la edad adulta. El ser humano es el único mamífero que infringe esta norma: continua consumiendo leche durante toda su vida, y con el agravante de tratarse de leche de otras especies. En este sentido, la mayoría de los niños pierden, a medida que crecen, la enzima que permite digerir la lactosa de la leche, como parte natural de su desarrollo coincidiendo con el destete.

No hay que olvidar que cada leche posee una formulación especialmente “diseñada” para alimentar a las crías de esa especie. Lógicamente, el contenido de la leche de vaca no es el mismo que el de la leche humana, aunque su aspecto de la impresión que todas las leches son iguales. El contenido en grasas y proteínas de la leche de vaca resulta excesivo para el ser humano, y las proporciones de otras sustancias son diferentes. Además, la leche sirve de vehículo de transmisión entre madre y bebé de una variedad todavía no muy bien conocida de hormonas, anticuerpos y otros factores inmunológicos.

Si hasta hace poco, el consumo de leche en estado natural se defendía como tradicional y saludable, la situación cambió. En la actualidad, casi nadie puede consumir leche en estado natural, y los productos lácteos que ofrece el mercado han sido sometidos a diversos procesos de conservación y transformación.

Se dice que los procesos de esterilización actuales (pasteurización, UHT, etc.) son seguros para el consumidor, al eliminar todos los gérmenes. En realidad, estos procesos transforman las cualidades de la leche, convirtiéndola en un producto “muerto” con la consigna de hacerla menos perecedera, o sea, que dure en los supermercados durante mucho tiempo, evitando pérdidas económicas. Los procesos de esterilización, alteran las sustancias nutritivas (proteínas, vitaminas, enzimas) y junto con los aditivos que se incorporan, sólo agravan el problema.

La industria láctea está constantemente renovando sus líneas de productos e intentando captar nuevos mercados mediante agresivas técnicas publicitarias. Entre los productos lácteos de consumo, existe una amplísima gama. Es curioso observar cómo han ido intentando salvar los problemas que acarrean haciendo modificaciones para que “se adapten a las necesidades nutricionales de cada individuo”. En definitiva, lo que nos venden es un “brebaje industrial” que nada tiene que ver con el producto “natural” original y sus supuestas virtudes.

Muchos alimentos son más ricos en calcio que la mayoría de los productos lácteos, poniendo en duda el papel de los mismos como principal fuente de ese mineral.

El calcio de los vegetales, algas, frutos oleaginosos, etc., es muy bien recibido por nuestro organismo que está preparado para asimilarlo. En cambio, el calcio de los productos lácteos, debido a la caseína y la relación calcio/fósforo, no es asimilado de la misma forma. H. Diamond (Estados Unidos) demostró que la caseína de la leche disminuye la asimilación del calcio.

La relación calcio / fósforo de la leche de vaca y su contenido elevado en fósforo, acidifica al PH sanguíneo, obligando al organismo a extraer al Calcio de sus reservas naturales óseas, después de haber utilizado el calcio proveniente de la alimentación.

Entre los distintos tipos de leche existen diferencias de bio-disponibilidad natural. Por ejemplo, el hierro de la leche materna es absorbido por el ser humano entre el 50 y el 80 %, mientras que el de la leche de vaca se absorbe entre el 5 y el 10 %.

El 55 % de los lípidos de la leche materna son ácidos grasos poli-insaturados, benéficos para la salud. La leche de vaca, en cambio, contiene un 70 % de ácidos grasos saturados que representan a las grasas causantes de diversas enfermedades, entre ellas las cardiovasculares,

Intolerancia a la lactosa a partir de cierta edad. Según numerosos estudios, la lactasa, o sea la enzima que digiere la leche, pierde su actividad en forma parcial o total en un sector de la población, ocasionando intolerancia a los lácteos, alergias, problemas digestivos, inmunitarios, etc.

Las leches vegetales suelen digerirse mejor que las animales. La inmensa mayoría que pasa de la leche de vaca a la vegetal observa como disminuyen los síntomas dispépticos El estreñimiento, la diarrea, el colon irritable y las alergias son algunas de las enfermedades más beneficiadas.

En Francia, el 30 % de las mujeres con menopausia presentan osteoporosis, o sea cerca de 3 millones. De ese total, cada año 50.000 mujeres sufren fractura de cuello del fémur, la mayoría de las cuales desarrolla invalidez crónica. Sin embargo todas estas pacientes consumen productos lácteos, siendo la primera indicación que reciben en la consulta médica.

El investigador norteamericano William Ellis, después de realizar más de 25.000 análisis de sangre, halló que los niveles más bajos de calcio correspondían a personas con la costumbre de tomar tres, cuatro o cinco vasos de leche al día.

El calcio es generalmente mejor asimilado y utilizado por el cuerpo cuando es ingerido en una relación aproximada 2:1 con respecto al fósforo, y los lácteos tienen contenidos relativamente altos de fósforo en relación con el calcio.

Debemos reflexionar sobre las implicancias éticas que derivan del consumo de productos de origen animal. Es necesario conocer como nuestros hábitos dietéticos afectan a los seres del reino animal, si deseamos evitar que los animales deban morir o sufrir para proporcionarnos alimento. Es obvio que los productos lácteos son obtenidos actualmente aplicando técnicas productivas poco respetuosas con las vacas, las cuales generalmente reciben un trato más degradante que otros animales destinados al consumo humano.

Cada vez es mayor el número de especialistas en nutrición que cuestionan el valor de los productos lácteos, a la luz de numerosos estudios que han asociado su consumo con una gran variedad de problemas de salud, contradiciendo en muchos casos el concepto de “alimento básico” que popularmente se tiene de ellos.

Un importante grupo de evidencias científicas suscita inquietudes sobre los riesgos de salud de los derivados de la leche de vaca. Estos problemas se relacionan con las proteínas, el azúcar, la grasa y los contaminantes que contienen los lácteos. Aunque existen estudios con resultados contradictorios, unos resaltando los efectos favorables de los lácteos y otros relacionándolos con diversos problemas de salud, nos vamos a centrar sólo en algunos puntos relevantes.

Muchas personas son ya conscientes de que la leche de vaca produce más mucosidad que cualquier otro alimento, un moco espeso que obstruye el sistema respiratorio y que favorece ciertas enfermedades. La fiebre del heno, el asma, la bronquitis, la sinusitis, los resfríos, la secreción nasal y las infecciones de oído pueden ser favorecidas por esta mucosidad, como así también causa de alergia. Este hecho puede comprobarse dejando de consumir lácteos por un tiempo.

Un grupo estadounidense de médicos independientes, el PCRM (Comité de Médicos por una Medicina Responsable), aporta grandes razones basadas en estudios científicos para eliminar los lácteos de la dieta.

Los productos lácteos aportan cantidades importantes de colesterol y grasa a la dieta, que pueden aumentar el riesgo de diversas enfermedades crónicas incluyendo las enfermedades cardiovasculares.

Diversos tipos de cáncer han sido relacionados con el consumo de lácteos, como el de ovario (por la incapacidad de descomponer la galactosa) y los de mama y próstata (presumiblemente asociados al aumento de una sustancia que contiene la leche, llamada IGF-1).

La intolerancia a la lactosa es común en muchas personas, especialmente entre los de razas no caucásicas. Los síntomas, que incluyen molestias gastrointestinales, diarrea y flatulencia, suceden porque estos individuos no poseen los enzimas que digieren la lactosa.

El consumo de leche puede no proporciona una fuente fiable de vitamina D en la dieta. En muestreos de leche se han encontrado variaciones significativas del contenido de vitamina D, con algunas muestras que presentaban hasta 500 veces el nivel indicado, mientras que otras poseían poca o ninguna.

Se emplean hormonas sintéticas para que las vacas lecheras aumenten la producción de leche. Como las vacas están produciendo cantidades de leche que la naturaleza jamás previó, el resultado obtenido es la mastitis, o inflamación de las glándulas mamarias. Su tratamiento requiere el uso de antibióticos, cuyos restos y de las hormonas se encuentran en muestras de leche y otros lácteos.

Ningún animal en estado libre se alimenta de leche fuera del periodo de amamantamiento y a pesar de ello no padecen deficiencias de calcio. ¿Por qué? Sencillamente porque las dietas que ingieren les proporcionan todos los nutrientes que necesitan para su estado de salud normal, de forma instintiva saben qué deben comer y están preparados para extraer de esos alimentos todo lo necesario. El problema es del ser humano, que ha perdido esa referencia instintiva su dieta está tan desnaturalizada que invariablemente incorpora un exceso de ciertos factores y una carencia de otros.

Relacionado con el calcio, se ha construido un mito infundado que asocia la falta de calcio en el organismo con la falta de calcio en la dieta. Nada más lejos de la realidad, por mucho calcio que se añada a la dieta, si los hábitos de vida en conjunto son incorrectos, las pérdidas de calcio seguirán representando un problema. Muchos pueblos indígenas con unos niveles relativamente bajos de calcio en la dieta obtienen suficiente calcio para mantener huesos robustos de por vida, gracias a los factores benéficos de su estilo de vida global.

En este sentido, existen ciertos estudios que arrojan resultados destacables. El Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard, que controló a más de 75.000 mujeres durante 12 años, mostró que el aumento del consumo de leche no tiene un efecto protector sobre el riesgo de fracturas. De hecho, el consumo superior de calcio procedente de los lácteos estaba asociado a un mayor riesgo de fracturas.

Por otro lado, tenemos el Estudio de Nutrición Cornell-Oxford-China, conocido como Proyecto China por haber sido realizado en China continental y Taiwan. Es un estudio masivo sobre más de 10.000 familias diseñado para estudiar la dieta, el estilo de vida y las enfermedades de la población. Mediante la investigación simultánea de enfermedades y características dietéticas, como ningún otro estudio científico hasta la fecha, el proyecto ha generado la base de datos más completa del mundo sobre las múltiples causas de la enfermedad. En este estudio se observó que los chinos (que tradicionalmente nunca han consumido lácteos y en general su ingesta de calcio es baja), presentan un riesgo muy inferior de osteoporosis.

Las conclusiones demuestran, entre otras cosas, el papel des-mineralizante de la leche animal en el adulto. Cuando los chinos introducen la leche en sus dietas, se produce un aumento de la osteoporosis. Este hecho parece paradójico, puesto que los chinos bebedores de leche consumen cuatro veces más calcio que los chinos que no la ingieren. No deberíamos sorprendernos por estos resultados, es bien conocido que la osteoporosis es una enfermedad de los países occidentalizados, fuertes consumidores de productos lácteos, que supuestamente la previenen.
Según el equipo de Hsiu y Funk (Universidades de Taipeh y Los Ángeles), la osteoporosis aumenta de forma espectacular en aquellas personas que sin haber tomado nunca leche animal, comienzan a tomarla. Esta pérdida de calcio puede ser debida a la acidez transitoria producida por el exceso de proteínas de los lácteos.

Todo indica que los lácteos no ayudan a mantener huesos fuertes; se puede reducir el riesgo de osteoporosis eliminando el consumo de sodio y proteína animal en la dieta y aumentando el consumo de frutas y verduras, haciendo ejercicio, y asegurando un adecuado consumo de calcio procedente de vegetales tales como las hortalizas de hojas verdes, las legumbres y los frutos secos. Por ejemplo, una ración de brócoli contiene tanto calcio aprovechable como un vaso de leche, además de muchos otros nutrientes saludables.

¿Cómo se pueden sustituir los derivados lácteos? El hecho de renunciar al consumo de productos lácteos puede acarrear problemas, no para la salud física sino de tipo social o psicológico, pues en el mundo actual se da un uso indiscriminado de productos lácteos, introducidos en las costumbres más cotidianas y formando parte de la gran mayoría de los alimentos elaborados que se consumen habitualmente. Renunciar a ellos da la impresión de no poder consumir casi ninguno de los alimentos habituales, y de restringir enormemente nuestra variedad dietética. La solución está, una vez más, en utilizar nuestra imaginación, explorar nuevos alimentos y buscar reemplazos eficaces.

Se pueden reemplazar los lácteos más comunes con los siguientes productos:
· Leches vegetales: Existen multitud de alternativas, la más conocida es la leche de soja, tomada de las tradiciones orientales, pero también están las de avena, arroz, almendras, avellanas… Existen muchas marcas en el mercado y también se pueden elaborar en casa si se desea.
· Yogur: se puede elaborar yogur a partir de las leches vegetales, como la de soja.
· Quesos: el mismo proceso que se utiliza para elaborar queso a partir de la leche de vaca se puede aplicar con las leches vegetales, principalmente la de soja. El queso de leche de soja se conoce con el nombre de tofu.

CONCLUSION
En resumen, cualquier persona que se preocupe por la salud debe cuestionarse si el consumo de productos lácteos es realmente indispensable. Existen muchos indicios que en realidad pueden acarrear problemas de salud. La leche y demás lácteos no son necesarios en la dieta, y tenemos formas de reemplazarlos por otros alimentos más saludables. Así pues, ¿por qué seguir consumiéndolos? Una dieta sin lácteos puede cubrir todas las necesidades nutritivas y sin riesgos para la salud. En realidad, podemos alimentarnos perfectamente, sin tener carencias de ningún tipo, prescindiendo de los lácteos. La necesidad de sustituir los lácteos por otros alimentos responde a dos razones: una, la preocupación por el calcio; y la otra, el apego psicológico al “amamantamiento” diario.
Del calcio nos tendríamos que preocupar de las pérdidas más que del suministro e incluir en la dieta una buena cantidad de vegetales que contienen ese mineral.
Para los que necesitan seguir tomando un líquido blanco de sabor dulce suave, existe una amplia variedad de leches vegetales. Podemos obtener sabrosas y nutritivas “leches” de arroz, avena, almendras, avellanas, sésamo o soja. Las venden preparadas, pero también las podemos hacer en casa.

Este informe ofrece textos extraídos de los siguientes artículos:
§ “Lait: le mythe du calcium” Jacques Ascencio. Revista Biocontact nº 62 (04/1997)
§ “¿Son los lácteos una buena fuente de calcio?” Dra. Olga Cuevas Fernández.
§ “¿Porque las leches vegetales?”. Luisa Martín.
§ “Leches vegetales”. Josep Vincet Arnau.
§ “Razones para no consumir productos lácteos”. Asociación Vegana Española.

Pedro Geoffroy Rivas: padre de la poesía rebelde salvadoreña (1908-2008)

SAN SALVADOR; 16 de septiembre de 2008 (SIEP) “Hace cien años nació en Santa Ana, Pedro Geoffroy Rivas, padre de la poesía rebelde salvadoreña y destacado revolucionario salvadoreño” expresó el Lic. Roberto Pineda, coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agregó que “ Durante treinta años , de 1933 a 1963, la vida y obra de Pedro estuvieron dedicadas a cantar las tristezas y alegría de la lucha del pueblo salvadoreño contra la dictadura militar y por el socialismo, fue un hombre de izquierda y por esto sufrió exilios y persecuciones pero también por esto su voz alcanzó la altura de la esperanza en la victoria popular …”

“Después se alejó de la lucha pero siguió pensando en la patria…un hombre contradictorio, soberbio, con una cultura muy amplia, controversial, fue pilar de la búsqueda por nuestras raíces…”

“Pedro fue conmovido desde muy joven por la herida abierta del 32, por Ama ahorcado en una ceiba de Izalco, por el negro Farabundo y su Partido Comunista, por las heroicas jornadas de abril y mayo del 44, con Paco Chávez desafiando a la muerte en San Miguelito; por la soledad del exilio en México, por la lengua de nuestros abuelos y abuelas, y por el mundo del socialismo, entre otros temas de su poesía y de sus estudios antropológicos y lingüísticos.”

“Pedro fue la semilla de donde surgieron Oswaldo Escobar Velado, Roque Dalton, Chema Cuellar, Rafael Mendoza, Otoniel Guevara y los que faltan por venir…Pedro junto con Matilde fueron y son la semilla…”

“Es en memoria de este gran poeta que acompañó a su pueblo en su momento, que como homenaje a esta iluminada rebeldía compartimos su poemario Para cantar mañana, publicado en México en 1935, tres años después del levantamiento indígena popular, conducido por el PCS, que identifica nuestra lucha” concluyó el catedrático universitario.

PARA CANTAR MAÑANA

MEXICO, 1935

CANCIÓN DE LOS IZALCOS

Hombres de los izalcos

hombres altos y oscuros de las cumbres

sembradores silenciosos que os quedasteis así

con los puños en alto,

en ademán de sacudir el yugo

o de arrojar semillas a los surcos musicales del cielo

Yo cantaré canciones por vosotros

Yo

renuevo alegre de vuestra semilla triste y subversiva antihombre de hoy

promesa de hombre para un mañana

a la sombra de vuestro enorme y cálido recuerdo

quiero cantar canciones que digan el milagro del 23 de enero/

cuando el volcán izó rojas banderas en sus llamas más altas/

y vosotros bajasteis de las cumbres como ríos oscuros desbordados indómitos como ríos salidos para siempre del cauce doloroso

Yo cantaré canciones en tu nombre

indio Feliciano Ama

Yo gritaré el poema del corazón inmenso que latía en tu mirada/

en tu mirada vieja de siglos

con la que nos miraban nuevamente el abuelo Tutecotzimit/

y el tata Tacho Aquino

Yo cantaré la gloria de tu muerte vertical y suspensa

Hombres de rojo oscuro de sangre india caída

miradores de auroras lejanas

pulsadores del gran dolor universal

Yo cantaré en mi ardiente canción estremecida

los vuelcos de la angustia

la alegría del grito

la recia sacudida

con que un día rompisteis los cercos del oprobio

Hombres de los izalcos que dejasteis la tierra

preñada de la roja simiente

surcada por los lentos arados de silencios tremendos

ya llegará la hora del parto milagroso

cuando en peregrinación vayamos a buscar vuestro huesos/

para fincar con ellos los cimientos de nuestra nueva vida para afianzar con ellos las rojas barricadas

para labrar las cachas del corvo justiciero

Hombres rojos y oscuros de las cumbres

mañana

cuando la flor radiosa de los vientos

desparrame por todos los rincones de América

la mazorca simbólica

que creció en el sepulcro del negro Farabundo

cuando los hombres nuevos levantemos del polvo vuestro sueño/

vosotros

los bandidos de hoy

los criminales que erigisteis el soviet de Juavúa

seréis los santos rojos

precursores de nuestra felicidad

Yo cantaré canciones por vosotros

hombres de los izalcos

NO VUELVAS AL CAFETAL

No vayas al corte hermano

aunque el café esté en sazón

que hay sangre tuya en el grano

que le llevas al patrón

Soldados y nacionales

vinieron por los caminos

abonando cafetales

con huesos de campesinos

Y por la cal de esos huesos

por esa carne deshecha

el patrón se hartó de pesos

duplicando la cosecha

Deja en las ramas los granos

y que se vuelvan carbón

que lo corte con sus manos

si quiere café el patrón

Hasta que llegue otro enero

y entonces verás hermano

que se llena tu granero

y no el patrón con el grano

AHORA TENEMOS MUCHO

No teníamos nada y ahora tenemos mucho

Tenemos 10.000 muertos

Tenemos el recuerdo de 10.000 hermanos

que ofrendaron sus vidas

por enseñarnos a vivir

tenemos un dolor mucho más grande

que aquel dolor de ANTES.

No teníamos nada y ahora tenemos mucho

Tenemos 10.000 tumbas que gritan:

20.000 ojos sin vida que nos ven fijamente

Tenemos un anhelo sin límites

y una bandera roja en cada rancho.

No teníamos nada y ahora tenemos mucho

Hoy tenemos el grito ronco y áspero

y la angustia que late

como otro corazón dentro del pecho.

No teníamos nada y ahora tenemos mucho

Tenemos a Martí y al indio Ama.

tenemos un 23 de enero

y tenemos Izalco y tenemos Juayúa

y tenemos también a quien amar y a quien odiar

y para qué vivir y un tremendo para que morir.

No teníamos nada y ahora tenernos mucho

POR EL HERMANO QUE CAYÓ AQUEL DÍA

Por el hermano que cayó aquel día

hoy me corono de palabras crueles,

de palabras punzantes como espinas.

Una mañanita clara,

como él soñó los ojos del hijo que aún no le nacía,

lo llevaron junto al cementerio.

Nadie fue a despedirlo

y los maussers rezaron su oración tremenda.

Ahora duerme dentro de la roja caja

que unos cuantos amigos le llevaron

Una mujer preñada nos dejó en herencia.

ROMANCE DE ENERO

Viene la cívica hermano

con rifles y tartamudas, vienen los guardias de caqui

y los soldados azules.

Traen la muerte en las manos

y te buscan campesino

quieren beberse tu sangre

y la sangre de tus hijos.

Viniendo vienen, viniendo,

tremenda racha de muerte.

Al primer soviet de América

lo hicieron mierda a balazos.

El arzobispo Belloso

dijo misa de campaña

les perdonó los pecados

y les bendijo las armas

por Dios vienen protegidos

y a ti nadie te protege

no creas en Dios hermano

que en su nombre te fusilan

el cura que te robaba

los pollos y las mujeres

te mintió cuando te dijo

que es de los pobres el cielo

que cambiaras tus sudores

por una gloria hipotética

para qué quieres la gloria

si puedes tener la tierra

Trescientos años pasaste

mascullando tu amargura

y cuando al fin protestaste

a tu alarido tremendo

respondió la tartamuda

el jefe de operaciones

fue el general Calderón

en ocho días tan sólo

más de diez mil liquidó

la guardia barrió caminos

con escobas de metralla

limpias quedaron las sierras

y abonado el cafetal

La culpa la tienen ellos

(como escribió don Gabino)

por decirte que eras hombre

y que tenías derechos.

Tu derecho, hermano, era

ir, por ejemplo, a votar:

por cada voto que dabas

te daban guaro y tamal

mas el café que cortabas

era del amo no más

de la milpa que sembrabas

nunca veías el máis

Pero un día en tu quebranto

rompiendo el yugo te alzaste

quisiste que fuera todo

de todos, como en el Cristo,

y en zanjas de veinte metros

te dieron ni comunismo

Yo te ofrezco estas canciones

camarada campesino

para que cantes mañana

cuando florezca tu grito

en otro enero izalqueño

Realizan en UES V Congreso Internacional de Derechos Humanos

SAN SALVADOR; 25 de octubre de 2008 (SIEP) ¿Cuantos niños en Irak no estarán llorando, enterrando a sus padres asesinados como yo lo hice hace 21años? Necesitamos solidarizarnos con la juventud de Irak, luchar en contra de la presencia de tropa salvadoreña en ese país” expresó Gloria Anaya, hija de Herbert Anaya Sanabria, asesinado por los escuadrones de la Muerte en 1988.

Del 22 al 24 de este mes sesionó en la facultad de Derecho de la UES el V Congreso Internacional de derechos Humanos “Herbert Anaya Sanabria.”

Esta actividad fue organizada por el Colectivo Juvenil Herbert Anaya Sanabria bajo el lema: “Juventud en la conquista de la paz con justicia, verdad y respeto a los derechos Humanos.”

Gloria Anaya, una de las organizadoras. la Licda. Gloria Anaya expresó que “ no lloramos su muerte porque la voz de mi papi está presente, esta viva y esta más viva que antes, se encuentra en la voz de los jóvenes que rechazan este sistema injusto, en la voz de las mujeres que exigen igualdad, en todos los que luchan en diferentes rincones por la paz y la justicia…”

“El evento que realizamos estuvo centrado en los jóvenes, que son el sector más golpeado por las políticas neoliberales de este régimen que los expulsa de este país y les niega el derecho a al salud y la educación…”

“Necesitamos rescatar la memoria histórica y el papel que desempeñaron los jóvenes para concluir en 1992 en la firma de los Acuerdos de Paz, que todavía nos siguen desafiando para construir una mejor sociedad…”

“Lamentamos que el gobierno salvadoreño no haya ratificado la Convención de Derechos de la Juventud, con lo que claramente se identifica como un gobierno anti-jóvenes, por más que pretendan ocultarlo con propaganda…”

Por su parte, Joe Wheeler, joven veterano de la guerra contra Irak, declaro en este evento que “la guerra no resuelve nada, es algo muy podrido y solo causa daño a la gente, mi experiencia en Irak fue una pesadilla…”

Pedro Geoffroy Rivas

Pedro Geoffroy Rivas

Lunes 10 de febrero 2008
Ricardo Lindo
redaccion@centroamerica21.com

Pedro Geoffroy Rivas
Poesía
Canciones en el viento, (1933).
Rumbo (1935).
Para cantar mañana (1935).
Solo Amor (1963)
Yulcuicat (1965).
Cuadernos del Exilio
Los nietos del jaguar (1977)
Vida, pasión y muerte del Antihombre (1978)

Antropología y Lingüística
Toponimia náhuat de Cuscatlán (1961, corregida y aumentada 1973)
El español que hablamos en El Salvador (1969 y 1975)
El nahuát de Cuscatlán – Apuntes para una gramática Tentativa (1969)
Mi Alberto Masferrer (1953)
La lengua salvadoreña (1978)

Exigente hasta la intransigencia, de carácter explosivo, Pedro era puteador en todo el salvadoreño sentido de la palabra. Por eso le dijo Hugo Lindo una vez: “Vos no sos académico de la lengua, sino académico de la mala lengua”. Y a nadie, salvo a él, trataba mi padre de vos. Le decía eso también porque Pedro, quien manejaba el lenguaje con absoluta corrección, proponía un absurdo, abandonar el castellano y asumir la “lengua salvadoreña”. Según él, habría que institucionalizar expresiones cantinflescas como “ibir a una fiesta pero siempre no fui”. Pretendía ignorar la enorme ventaja que significa recorrer las tres cuartas partes del continente y atravesar el Atlántico sin cambiar de idioma, tener acceso a la literatura, a las canciones, al cine de más de una veintena de países, participar de la múltiple riqueza que el español implica, aunque haya sido impuesto originalmente por la fuerza, como suelen serlo las lenguas de los imperios. No creo que lo pretendiera realmente, como tampoco creo que García Márquez, proponiendo “enterrar la H prehistórica” buscara modificar la ortografía de un modo tan brutal. En ambos casos, deseaban llamar la atención del mundo académico sobre los peligros que implica aferrarse al pasado sacralizándolo e ignorar que, organismo vivo, el lenguaje va siendo modificado por los pueblos y es función de las academias estar atentas a esa evolución, estudiarla e integrarla.

Algo de esto sugiere Marcel Proust cuando corrige a una muchacha de servicio que habla mal francés y después se pregunta qué sentido tiene eso, si él, al hablar buen francés, está hablando mal latín.

Hay ahora una nueva gramática castellana que desconozco y que brilla por su ausencia en las librerías salvadoreñas. En ella, al parecer, mucho de lo que la Real Academia daba por malo es ahora bueno. Eso está bien, pero dadas las circunstancias debo por de pronto conformarme con escribir este artículo conforme a normas que en parte han de ser obsoletas. Sólo he integrado dos innovaciones que la prensa dio a conocer en su momento: ya no es necesario acentuar este, ese, aquel, cuando son pronombres personales, ni la palabra aun cuando significa todavía. Pero esa revisión general reivindica a Pedro Geoffroy Rivas y a los lingüistas que, como él, solicitaron una democratización del castellano.

El contradictorio Pedro

Pero volvamos al contradictorio Pedro, que hablaba buen castellano y propugnaba por el malo, que salió de una rica familia de terratenientes y se hizo comunista, que se volcaba hacia el futuro e indagaba las antiguas fuentes de la literatura nahuatl, que se volvió ferviente anticomunista con la misma fuerza que antes comunista, que evolucionó de joven revoltoso a viejo revoltoso y atrabiliario.

Lo recuerdo canoso, seco, enérgico, de bigote blanco, con aire de hacendado de película mejicana, cuando aun era amigo de Hugo Lindo, a comienzos de los años sesenta. Distaba aun mucho del viejo de respiración cansada y caudalosas barbas que llegó a ser director del Museo Nacional de Antropología.

No muchos amigos le quedaban a Pedro en el ambiente cultural de los sesenta, y también se encargó, andado los días, de putear a Hugo Lindo. Hugo Lindo hubiera podido reaccionar con filosófica complacencia, pero lo hizo intransigente y explosivo. Se habían dado la piedra con el coyol. Pero bien. Por aquellas fechas Pedro hablaba pestes de todo el mundo y en particular de la Generación Comprometida , (“esos ignorantes”) pero tenía ciertas figuras intocables. Una era Neruda. Otra, Claudia Lars, de la cual le oí recitar sonetos de memoria, afirmando que eran los mejores que se hubieran hecho en nuestro país. Mas tarde supe que había insultado al rector de la Universidad Nacional por haberse atrevido a hablar mal de Pablo Neruda. El santoral no se toca y aunque él ya no se contaba entre los marxistas se seguía contando entre los nerudianos, conciente, como era, de que el valor de la poesía se sitúa por encima de las opciones políticas.

En cuanto a los miembros de la Generación Comprometida , vieron en él un guía en sus inicios y se apartaron al verlo renegar de sus ideales políticos, aunque algo sintieron de una deuda pendiente. Así, cuando Roque Dalton escribe su novela Pobrecito poeta que era yo , toma el título de un verso de Pedro que aparece en Vida, pasión y muerte del Antihombre:

Pobrecito poeta que era yo, burgués y bueno.

Espermatozoide de abogado con clientela…

Sospecho que el adverso juicio de Pedro estaba motivado por el rencor. Los comprometidos andaban por los treinta años, de modo que era irracional pedirles que tuvieran su vasta cultura, y algunos ya estaban creando obras que han perdurado.

Pese a su carácter y a sus desplantes, nadie dudó de la importancia de sus escritos, ni como poeta, ni como lingüista, ni como antropólogo, y la admiración y el respeto fueron creciendo en torno suyo. Cuando unos jóvenes hippies fueron a consultarle sobre unos signos mayas, él dio su docta opinión. Ellos replicaron que Salarrué los había interpretado de muy distinta manera.

—¡Y ese h. de p. qué sabe! –respondió Pedro.

Fueron a contarle a Salarrué lo sucedido y el viejo se sacudió el comentario con la mano y respondió apacible:

—Tiene razón, si yo no sé nada.

Genio y figura. La arrogancia de Pedro, sabedor de su superioridad de científico. La humildad de Salarrué, quien reconocía ese mérito.

Era poesía verdadera, y sus versos eran versos

Y sí, el aporte de Pedro fue grande. Los versos arriba citados eran absolutamente inusuales al momento de su publicación. En los listados de sus obras que he podido consultar, Vida, pasión y muerte figura como publicada en 1978, pero se trata de una reedición. Es una obra anterior en décadas y pertenece a su momento de revolucionario expulsado del país de continuo.

Al hacer su autocrítica, Pedro cuestionaba los valores de su estrato social, pero iba más lejos. Estaba abriendo las puertas a una poesía desconocida en nuestro medio, en la que ingresaban temas reservados hasta entonces a la prosa, en un lenguaje conversacional. Pero era poesía verdadera y sus versos eran versos. Hoy el lenguaje conversacional y el verso libre han ganado la partida, pero rara vez podemos decir otro tanto. Se escriben sentimientos que han de ser ciertos, pero no nos llegan, y el autor o la autora nos afirman que son versos esa prosa mal tijereteada, donde el ritmo está ausente. Faltos de idea poética, que es muy distinta a la idea aprobada por el catedrático, faltos de música de las palabras, sólo pueden decir que contaron lo que piensan o sienten sin levantar el vuelo.

Mas no se agota en ese tono la voz de Pedro, que tiene muchos registros. Él mismo fue un consumado cultivador del soneto y otras sonoridades salen de su garganta cuando aborda el tema indígena, adoptando sonidos forestales.

En cuanto a los escritos de Pedro Geoffroy antropólogo, de Pedro Geoffroy lingüista, se siguen consultando con provecho.

Me dio Pedro ocasión de externar reflexiones que lo tocan tangencialmente y me he alargado más de lo debido, pero a quienes me hayan aguantado hasta el final les reservo una sabrosa anécdota.

Mi madre quiso saber donde está enterrado y preguntó a su viuda:

—¿Dónde está Pedro?

— No sé, pero no creo que en el cielo, porque era muy bravo…

Los designios de Dios son inescrutables, pero sabemos que brilla como un astro en el firmamento de nuestras letras.

Pedro Geoffroy Rivas nació en Santa Ana el 16 de septiembre 1908 y falleció en San Salvador el 10 de noviembre 1979

Miriam Makeva: «Na ku pende Malaika»

Estoy aquí en Chiapas, en San Cristóbal de las Casas.

Anoche, en pleno síndrome de abstinencia musical, entré a uno de esos sitios de Internet, donde uno elige un cantante o una cantante y comienza a escuchar su música seguida de otros interpretes que el sistema ‘entiende’ tienen que ver con el estilo elegido.

Escribí “Miriam Makeba”, comenzó a sonar el tanta veces escuchado Pata pata, luego el sitio ‘entendió’ mal eso del estilo y lo relacionó con un interprete que nada tenía que ver con lo que buscaba. Cerré la página, y me quedé con la voz de “Mamá África” acompañándome.

Anoche, a muchos kilómetros de Chiapas, en Castel Volturno al sur de Italia, Miriam Makeba subía a un escenario luego de tres años de haberse retirado por problemas de salud. En esa misma ciudad, hace un mes, la camorra asesinó a inmigrantes africanos . Como ocurre en esos casos, la ciudad asocia su nombre al término ‘masacre’, y de esa manera nombramos lo que no podemos soportar, ni entender.

Pese a su débil estado, hizo el esfuerzo de cantar nuevamente contra el racismo, y en respaldo al escritor Roberto Saviano, quien denunció la trata de personas y el asesinato de migrantes en régimen de esclavitud, por lo que la camorra le hizo saber que no llegaría vivo al 2009.

Miriam Makeba cumplió con su compromiso vital . Subió al escenario en silla de ruedas, acompañada por su nieta. Cantó tres canciones, con las manos juntas; la última canción fue Pata Pata. Recibió una gran ovación del público, cerró los ojos y no volvió a abrirlos. Murió pocos minutos después en la clínica Pineta Grande.

A veces parece que, por incorporados, nos cuesta reconocer el valor que tienen las artistas y los artistas que con su compromiso ponen letra y música a nuestros sueños. Aquellas y aquellos que con sus denuncias nos sublevan, nos mueven a rebelarnos, nos hacen parte de una rebelión más grande y abarcativa, que supera lo personal.

A mi juicio, Miriam Makeba era una de esas artistas que nos forman y movilizan. Que incorporamos rápidamente, sin darnos cuenta cuánto nos reveló, cuánto nos cambió, qué nuevos espacios de lucha nos abrió.

Con la fuerza inmensa de su talento y su popularidad, fue un instrumento de Liberación y seguirá siéndolo…

Sus canciones son territorio compartido, de lucha y de encuentro.

Allí hoy le cantamos Malaika , na ku pende Malaika, la balada keniata que cantó como nadie.

En swahili Malaika es ángel, y “na ku pende’, te quiero. Así es…

Fuerza insustituíble, a partir de hoy, andaremos el camino que hizo nuestro en compañia de su música, y la fuerza viva de su recuerdo.

Un gran abrazo,

Carlos D. PEREZ
Coordinador de REDH
Red Solidaria por los Derechos Humanos

Text of President Elect Barack Obama’s Election Night Victory Speech, November 04, 2008.

OBAMA: Hello, Chicago.

(APPLAUSE)

If there is anyone out there who still doubts that America is a place where all things are possible, who still wonders if the dream of our founders is alive in our time, who still questions the power of our democracy, tonight is your answer.

(APPLAUSE)

It’s the answer told by lines that stretched around schools and churches in numbers this nation has never seen, by people who waited three hours and four hours, many for the first time in their lives, because they believed that this time must be different, that their voices could be that difference.

It’s the answer spoken by young and old, rich and poor, Democrat and Republican, black, white, Hispanic, Asian, Native American, gay, straight, disabled and not disabled. Americans who sent a message to the world that we have never been just a collection of individuals or a collection of red states and blue states.

OBAMA: We are, and always will be, the United States of America.

(APPLAUSE)

It’s the answer that led those who’ve been told for so long by so many to be cynical and fearful and doubtful about what we can achieve to put their hands on the arc of history and bend it once more toward the hope of a better day.

It’s been a long time coming, but tonight, because of what we did on this date in this election at this defining moment change has come to America.

(APPLAUSE)

It’s the answer that led those who’ve been told for so long by so many to be cynical and fearful and doubtful about what we can achieve to put their hands on the arc of history and bend it once more toward the hope of a better day.

It’s been a long time coming, but tonight, because of what we did on this date in this election at this defining moment change has come to America.

(APPLAUSE)

A little bit earlier this evening, I received an extraordinarily gracious call from Senator McCain.

(APPLAUSE)

Senator McCain fought long and hard in this campaign. And he’s fought even longer and harder for the country that he loves. He has endured sacrifices for America that most of us cannot begin to imagine. We are better off for the service rendered by this brave and selfless leader.

I congratulate him; I congratulate Governor Palin for all that they’ve achieved. And I look forward to working with them to renew this nation’s promise in the months ahead.

(APPLAUSE)

OBAMA: I want to thank my partner in this journey, a man who campaigned from his heart, and spoke for the men and women he grew up with on the streets of Scranton…

(APPLAUSE)

… and rode with on the train home to Delaware, the vice president-elect of the United States, Joe Biden.

(APPLAUSE)

And I would not be standing here tonight without the unyielding support of my best friend for the last 16 years…

(APPLAUSE)

… the rock of our family, the love of my life, the nation’s next first lady…

(APPLAUSE)

… Michelle Obama.

(APPLAUSE)

Sasha and Malia…

(APPLAUSE)

… I love you both more than you can imagine. And you have earned the new puppy that’s coming with us…

(LAUGHTER)

… to the new White House.

(APPLAUSE)

And while she’s no longer with us, I know my grandmother’s watching, along with the family that made me who I am. I miss them tonight. I know that my debt to them is beyond measure.

To my sister Maya, my sister Alma, all my other brothers and sisters, thank you so much for all the support that you’ve given me. I am grateful to them.

(APPLAUSE)

OBAMA: And to my campaign manager, David Plouffe…

(APPLAUSE)

OBAMA: … the unsung hero of this campaign, who built the best — the best political campaign, I think, in the history of the United States of America.

(APPLAUSE)

To my chief strategist David Axelrod…

(APPLAUSE)

… who’s been a partner with me every step of the way.

To the best campaign team ever assembled in the history of politics…

(APPLAUSE)

… you made this happen, and I am forever grateful for what you’ve sacrificed to get it done.

But above all, I will never forget who this victory truly belongs to. It belongs to you. It belongs to you.

I was never the likeliest candidate for this office. We didn’t start with much money or many endorsements. Our campaign was not hatched in the halls of Washington. It began in the backyards of Des Moines and the living rooms of Concord and the front porches of Charleston. It was built by working men and women who dug into what little savings they had to give $5 and $10 and $20 to the cause.

It grew strength from the young people who rejected the myth of their generation’s apathy…

(APPLAUSE)

… who left their homes and their families for jobs that offered little pay and less sleep.

It drew strength from the not-so-young people who braved the bitter cold and scorching heat to knock on doors of perfect strangers, and from the millions of Americans who volunteered and organized and proved that more than two centuries later a government of the people, by the people, and for the people has not perished from the Earth.

This is your victory.

(APPLAUSE)

OBAMA: And I know you didn’t do this just to win an election. And I know you didn’t do it for me.

You did it because you understand the enormity of the task that lies ahead. For even as we celebrate tonight, we know the challenges that tomorrow will bring are the greatest of our lifetime — two wars, a planet in peril, the worst financial crisis in a century.

Even as we stand here tonight, we know there are brave Americans waking up in the deserts of Iraq and the mountains of Afghanistan to risk their lives for us.

There are mothers and fathers who will lie awake after the children fall asleep and wonder how they’ll make the mortgage or pay their doctors’ bills or save enough for their child’s college education.

There’s new energy to harness, new jobs to be created, new schools to build, and threats to meet, alliances to repair.

The road ahead will be long. Our climb will be steep. We may not get there in one year or even in one term. But, America, I have never been more hopeful than I am tonight that we will get there.

I promise you, we as a people will get there.

(APPLAUSE)

AUDIENCE: Yes we can! Yes we can! Yes we can!

OBAMA: There will be setbacks and false starts. There are many who won’t agree with every decision or policy I make as president. And we know the government can’t solve every problem.

But I will always be honest with you about the challenges we face. I will listen to you, especially when we disagree. And, above all, I will ask you to join in the work of remaking this nation, the only way it’s been done in America for 221 years — block by block, brick by brick, calloused hand by calloused hand.

What began 21 months ago in the depths of winter cannot end on this autumn night.

OBAMA: This victory alone is not the change we seek. It is only the chance for us to make that change. And that cannot happen if we go back to the way things were.

It can’t happen without you, without a new spirit of service, a new spirit of sacrifice.

So let us summon a new spirit of patriotism, of responsibility, where each of us resolves to pitch in and work harder and look after not only ourselves but each other.

Let us remember that, if this financial crisis taught us anything, it’s that we cannot have a thriving Wall Street while Main Street suffers.

In this country, we rise or fall as one nation, as one people. Let’s resist the temptation to fall back on the same partisanship and pettiness and immaturity that has poisoned our politics for so long.

Let’s remember that it was a man from this state who first carried the banner of the Republican Party to the White House, a party founded on the values of self-reliance and individual liberty and national unity.

Those are values that we all share. And while the Democratic Party has won a great victory tonight, we do so with a measure of humility and determination to heal the divides that have held back our progress.

(APPLAUSE)

As Lincoln said to a nation far more divided than ours, we are not enemies but friends. Though passion may have strained, it must not break our bonds of affection.

And to those Americans whose support I have yet to earn, I may not have won your vote tonight, but I hear your voices. I need your help. And I will be your president, too.

(APPLAUSE)

OBAMA: And to all those watching tonight from beyond our shores, from parliaments and palaces, to those who are huddled around radios in the forgotten corners of the world, our stories are singular, but our destiny is shared, and a new dawn of American leadership is at hand.

(APPLAUSE)

To those — to those who would tear the world down: We will defeat you. To those who seek peace and security: We support you. And to all those who have wondered if America’s beacon still burns as bright: Tonight we proved once more that the true strength of our nation comes not from the might of our arms or the scale of our wealth, but from the enduring power of our ideals: democracy, liberty, opportunity and unyielding hope. (APPLAUSE)

That’s the true genius of America: that America can change. Our union can be perfected. What we’ve already achieved gives us hope for what we can and must achieve tomorrow.

This election had many firsts and many stories that will be told for generations. But one that’s on my mind tonight’s about a woman who cast her ballot in Atlanta. She’s a lot like the millions of others who stood in line to make their voice heard in this election except for one thing: Ann Nixon Cooper is 106 years old.

(APPLAUSE) OBAMA: She was born just a generation past slavery; a time when there were no cars on the road or planes in the sky; when someone like her couldn’t vote for two reasons — because she was a woman and because of the color of her skin. And tonight, I think about all that she’s seen throughout her century in America — the heartache and the hope; the struggle and the progress; the times we were told that we can’t, and the people who pressed on with that American creed: Yes we can. At a time when women’s voices were silenced and their hopes dismissed, she lived to see them stand up and speak out and reach for the ballot. Yes we can. When there was despair in the dust bowl and depression across the land, she saw a nation conquer fear itself with a New Deal, new jobs, a new sense of common purpose. Yes we can.

AUDIENCE: Yes we can. OBAMA: When the bombs fell on our harbor and tyranny threatened the world, she was there to witness a generation rise to greatness and a democracy was saved. Yes we can.

AUDIENCE: Yes we can. OBAMA: She was there for the buses in Montgomery, the hoses in Birmingham, a bridge in Selma, and a preacher from Atlanta who told a people that “We Shall Overcome.” Yes we can.

AUDIENCE: Yes we can. OBAMA: A man touched down on the moon, a wall came down in Berlin, a world was connected by our own science and imagination.

And this year, in this election, she touched her finger to a screen, and cast her vote, because after 106 years in America, through the best of times and the darkest of hours, she knows how America can change.

Yes we can.

AUDIENCE: Yes we can. OBAMA: America, we have come so far. We have seen so much. But there is so much more to do. So tonight, let us ask ourselves — if our children should live to see the next century; if my daughters should be so lucky to live as long as Ann Nixon Cooper, what change will they see? What progress will we have made?

This is our chance to answer that call. This is our moment.

This is our time, to put our people back to work and open doors of opportunity for our kids; to restore prosperity and promote the cause of peace; to reclaim the American dream and reaffirm that fundamental truth, that, out of many, we are one; that while we breathe, we hope. And where we are met with cynicism and doubts and those who tell us that we can’t, we will respond with that timeless creed that sums up the spirit of a people: Yes, we can.

(APPLAUSE)

Thank you. God bless you. And may God bless the United States of America.

(APPLAUSE)

¿Eres Heterosexual? NO. YO SOY NORMAL

¿Eres Heterosexual?
NO. YO SOY NORMAL

Por Felipe Rivas San Martín

Es verano de 2002. La emisora chilena “Canal 4, RED Televisión”, transmite un programa de conversación al medio día. En esta ocasión hay una invitada especial; es una mujer que ha asumido públicamente su orientación sexual lésbica y quiere hablar desde su experiencia de vida.

Pasados 20 minutos de programa y luego que la conductora ha llevado a cabo su trabajo periodístico, se abre la posibilidad al televidente de que exprese su opinión sobre el tema, en directo y llamando al teléfono que aparece en la pantalla.

Las opiniones del público, transitan como es esperable, desde el repudio homofóbico a la progresista moda tolerante.

Sin embargo, va a ser uno de los televidentes quien captará mi atención. Posiblemente, fue quien desplegó el discurso más marcadamente homofóbico, generando un diálogo y discusión directo con la invitada. Hasta que en un momento y como en un afán de aclarar las cosas, ella hace una pregunta un tanto obvia:

“ Bueno, ¿Tú eres heterosexual?”

Y la respuesta del televidente me dejó perplejo:

“ No. Yo soy Normal”

Probablemente, una primera impresión, más bien superficial de este hecho, podría llevarnos a pensarlo como un despliegue de ignorancia. Así, la “falta de conocimiento “, sería la razón irrefutable que nos haría entender esa homofobia, digámoslo desde ya “irracional”. El hombre no sabía que su experiencia sexual tenía un “nombre” particular, estaba conceptualizada y definida incluso científicamente como “heterosexualidad”, en contraposición a la “homosexualidad”. Eso sería un análisis correcto.

Sin embargo, me parece que este traspié anecdótico de la ignorancia homofóbica, puede ser leído de otras maneras.

En definitiva, este ensayo es un ejercicio de análisis que se aleja de la manera tradicional como debería ser leído un fenómeno como el enunciado. Lo que voy a hacer es un ejercicio de desenfoque y reenfoque para lograr mirar “otras cosas” que se ponen en juego y se dejan entrever en esa singular respuesta.

Lo primero que haré será tomar un poco más en serio al televidente. Esta es mi posición inicial: creo que lo que él plantea es bastante serio.

A partir de esta toma de posición, voy a intentar descubrir cuál es la coherencia que fundamenta un discurso como ese. Intentaré en definitiva acercarme a un entendimiento de los mecanismos que fundamentan la homofobia y hacia una descripción de la relación entre lo que llamamos la homosexualidad y la heterosexualidad, además de aproximarme a lo que podría ser una nueva estrategia de los movimientos de disidencia sexual de los que soy parte y en los que pongo en definitiva estos esfuerzos teórico-críticos y políticos de práctica colectiva .

La relación que se establece entre la Heterosexualidad y la Homosexualidad , es la relación entre el centro y su periferia y es en sí misma una relación asimétrica.

En este sentido, esta singular respuesta, nos lleva a cuestionar el grado en el que la heterosexualidad se “piensa” a si misma como un algo específico. La heterosexualidad no se cuestiona a si misma como una sexualidad específica o particular, sino que se piensa primordialmente o en primer término como lo normal, lo natural y hegemónico. Así, se vuelve centro, generalidad, universalidad o en otros términos, Lo No Marcado.

Hablar de heterosexualidad v/s homosexualidad, como lo hizo la medicina y la psiquiatría desde el siglo XIX, invisibiliza la relación verdadera que existe entre ambos términos. La Heterosexualidad es lo general y lo normal, hegemónicamente construido en la cultura. Al hablar de “heterosexualidad” y “homosexualidad”, pareciera que estuviéramos hablando de dos términos, dos posibilidades iguales, dos especificidades o particularidades sexuales, desde un punto de vista objetivo y neutral. Dos experiencias de la vida sexual, que de la misma forma son marca en lo que respecta a la verdad sexual de los sujetos.

El discurso médico que se hace pasar por neutral, quiere invisibilizar esta relación de poder constitutiva en el binomio homosexualidad y heterosexualidad.

En este momento adquiere más sentido que nunca la frase de Guattari:

“Sólo hay una sexualidad; la homosexual”.

Monique Wittig definió la heterosexualidad ya no como una práctica sexual sino como un régimen político. O para ser más exactos y siguiendo a Foucault, como un régimen biopolítico, que administra los cuerpos, su anatomía, sus usos, caracteriza ciertas zonas de este como órganos , algunos catalogados de sexuales , que van a determinar la verdad de los sujetos; su sexo, su identidad de género y orientación sexual normalizados y ontológicos.

Cito a Wittig:

“La mente hetero no puede concebir una cultura, una sociedad donde la heterosexualidad no ordene no solo todas las relaciones humanas, sino también la misma producción de conceptos e inclusive los procesos que escapan a la conciencia”.

“Los discursos de la heterosexualidad nos oprimen en el sentido que nos impiden hablar a menos que hablemos en sus términos. Todo lo que los cuestiona es inmediatamente descalificado como elemental. Esos discursos niegan toda la posibilidad de crear nuestras propias categorías. ‘Hombre’ y ‘Mujer’ son conceptos políticos de oposición y la cópula que dialécticamente los une es, a la vez, la que los hace desaparecer. Para nosotras y para nosotros, esto significa que ya no puede haber mujeres y hombres, y que como clases y categorías de pensamiento o lenguajes tienen que desaparecer política, económica e ideológicamente. Si nosotras como lesbianas y ustedes como homosexuales seguimos hablándonos y pensándonos como mujeres y como hombres, estaremos preservando la heterosexualidad. Los conceptos hetero se van socavando: ¿qué es una mujer? Pánico, alarma general para una defensa activa. Francamente, es un problema que las lesbianas no tenemos porque hemos hecho un cambio de perspectiva y sería incorrecto decir que las lesbianas nos asociamos, hacemos el amor, o vivimos con mujeres, porque el término ‘mujer’ tiene sentido sólo en los sistemas de pensamiento y económicos heterosexuales. Las lesbianas no somos mujeres (como no lo es tampoco ninguna mujer que no esté en relación de dependencia personal con un hombre)”.1

Si bien Wittig modifica radicalmente el significado del término heterosexualidad , resemantizándolo y aproximándolo a una politicidad que abre nuevos horizontes tanto en las producciones teóricas como en las luchas colectivas de los grupos de disidencia sexual, mantiene el término del binomio, conservando así intacta la estabilidad interna de ese discurso sin cuestionar el signo que se ocupa frente a lo que se quiere representar.

En contraposición, Michael Warner y Lauren Berland abrirán una nueva vía enunciativa en su ensayo “Sexo en Público” rebautizando a la heterosexualidad como cultura heterosexual o heteronormatividad.

“La heterosexualidad no es un algo. Hablamos de cultura heterosexual (heteronormatividad), más que de heterosexualidad, porque esa cultura nunca ha contado más que con una identidad provisional. No se reduce a un simbolismo, ni a una ideología única, ni a un conjunto unificado de creencias.“2

Me parece que el término “heterosexualidad”, no es la mejor forma de nombrar el fenómeno que esta palabra quiere enunciar. Por lo tanto, no hablaré más de heterosexualidad.

No me interesa como materia de análisis una sexualidad particular (que sería a lo que alude el término heterosexualidad), sino que me interesa analizar un constructo que se autodefine como “lo normal”. Esa es la verdad de la heterosexualidad, su carácter no particular, no singular, sino general y normativo.

La heteronormatividad, como ya lo señalaba antes, es un régimen político, un régimen biopolítico 3 que funciona a través de diversos mecanismos de poder represivos y sobretodo productivos, para controlar nuestros cuerpos. Sólo dentro de la matriz heteronormativa adquieren su coherencia e inteligibilidad los cuerpos en cuanto cuerpos sexuados, dentro del binomio hombre-mujer.

El cuerpo, fragmentado en órganos, nos dirá a través de ciertas zonas específicas, clasificadas como un tipo especial, decisivo de órganos (los órganos sexuales), la verdad del sujeto.

A partir de la implantación de la diferencia sexual, se estabiliza la categoría a través del pack cultural que acompaña a cada sexo, o sea lo que hasta ahora entendíamos como género, que estructura las relaciones de poder asimétricas entre hombres y mujeres.

Los dos términos del binomio, se entienden opuestos y complementarios, llamados a atraerse en la institución de la pareja, el amor, la fidelidad y el matrimonio monogámico (al menos en Occidente). En definitiva la implantación cultural de la diferencia sexual (sexo), la citación performativa y reiterada constantemente del género y la estabilización del deseo heterosexual, son la tríada que da coherencia interna y sujeción cultural al sujeto heterosexual normativo. 4

Será la institución de la familia burguesa la encargada de asegurar la estabilidad del constructo a través de la reproducción de los sujetos tanto biológica como culturalmente.

La heteronormatividad fija las prácticas sexuales en identidades sexuales esencializadas y ontológicas. Además, garantiza la estabilidad del sujeto heterosexual, a partir de la exclusión radical del abyecto (lesbiana, loca, homosexual, tortillera, travesti, trans, sadomasoquismo, sexo intergeneracional, prostitución, etc.)

La relación entre la sexualidad normativa y las sexualidades abyectas, no es la de una relación entre posibilidades particulares, sino una relación entre la periferia y el centro, entre lo normal y general, y lo abyecto y particular.

Por lo tanto, la exclusión de las sexualidades abyectas (que definiré provisoriamente como homofobia 5 no es un caso aislado de sujetos singulares, sino una característica fundante del orden heteronormativo.

A este respecto, cito a Guillermo Núñez Noriega en “Deconstruyendo la Homofobia “:

“ La homofobia es una práctica institucionalizada que consiste en violentar la vida de los demás, en violentar nuestras capacidades y potencialidades humanas. La violencia es consustancial al orden social en que vivimos y consideramos normal. La llamada ‘normalidad’ necesita de la violencia para existir y reproducirse. La violencia no es pues ‘anormal’, ni siquiera el producto de seres desviados, es el resultado del actuar en la norma.“6

Por décadas, el movimiento de liberación homosexual se articuló a partir de la utilización identitaria de un sujeto político colectivo como base para la acción. La configuración de un “nosotros”, posibilitó el agenciamiento en pro del reclamo de derechos.

Sin embargo, esta identidad en muchos casos no se pensó como una estrategia política más, sino que se estructuró en tanto esencia ontologizada, generando efectos de poder y de exclusión al interior mismo de esas categorías que supuestamente nos iban a liberar.

Asimismo, la reivindicación de Derechos, confluyó en una práctica política integracionista, que abogaba por incluir a las minorías al régimen ya establecido.

Las demandas de legislación de matrimonio o unión civil, de derecho a formar una familia, o de ingresar a la iglesia o al ejército, terminaron por normalizar una lucha que acabó transando con el régimen heteronormativo para alcanzar la respetabilidad social.

Un movimiento verdaderamente liberador, no puede contentarse con promover la inclusión al régimen de poder. No se trata de intentar salir de la periferia para ingresar en el centro. No se trata de dejar de ser abyectos para ser normales. Se trata de cuestionar el fundamento mismo que estructura esa dicotomía, o sea la existencia misma del centro como centro y la existencia misma de lo normal como régimen político de normalización.

Referencias:

1 Monique Wittig, La Mente Hetero , citado en “che, vos te diste cuenta que sos una mujer?”

2 Michael Warner y Lauren Berland, “Sexo en Público”

3 Michel Foucault, La Historia de la Sexualidad vol. 1 La voluntad de saber, editorial siglo XXI.

4 Judith Butler, El Género en Disputa, sujetos de sexo, género, deseo. Edit. Peidós, colec. Genero y sociedad.

5 Digo homofobia provisoriamente, porque aunque con ese término se ha querido incluir otro tipo de actitudes discriminatorias como la transfobia o la lesbofobia, no alcanza a dar cuenta de lo verdaderamente importante: el rechazo de lo “abyecto”.

6 Guillermo Núñez Noriega, Deconstruyendo la Homofobia. Ver también: Sexo entre varones; poder y resistencia en el campo sexual. Edit. Paidós.

Las nuevas masculinidades positivas

INTRODUCCIÓN

Plantear una redefinición, o una nueva concepción, o una concepción más amplia de la masculinidad, ya no se trata de un asunto demandado únicamente por las feministas. También traduce el deseo de muchos varones que diariamente realizan, en forma soterrada y de manera coartada y reprimida, diversas prácticas y vivencias que, a pesar de las adversidades y circunstancias, se han atrevido a explorar a través de relaciones y posiciones íntimas, sociales y políticas distintas a las tradicionalmente establecidas para los varones. Una reformulación de la concepción de la masculinidad mantenida hasta ahora, implica el reconocimiento a través del estudio y registro de esas diversas prácticas y vivencias que experimentan muchos varones con un deseo y un modo de pensar excepcionales, de la existencia de diversas expresiones o manifestaciones masculinas, algunas de las cuales, incluso, se plantean como opuestas al modelo de masculinidad establecido en forma hegemónica.

Ciertos estudios1 confirman la existencia, en diferentes sociedades e incluso en una misma sociedad, de múltiples masculinidades. Ahora bien, algunos investigadores sociales2 encontraron, como un factor común en la mayoría de los grupos sociales por ellos estudiados, una misma tendencia a exaltar un modelo de masculinidad por encima de los otros existentes, el cual se busca imponer de forma hegemónica a todos los varones pertenecientes al grupo3. También establecieron que en la constitución de tales modelos hegemónicos intervienen factores de diferentes órdenes: políticos, económicos, sociales y culturales.

Y no sólo esto, han constatado, además, que desde hace muchísimo tiempo, en la mayoría de las sociedades del mundo, el modelo de masculinidad predominante se ha caracterizado, a pesar de sus variantes, por ser básicamente sexista y homofóbico4. Y, según los mandatos de este modelo hegemónico de masculinidad, un varón debe ser activo, jefe de hogar, proveedor, responsable, autónomo, no rebajarse ante nada ni ante nadie; ser fuerte, no tener miedo, no expresar sus emociones; pero además, ser de la calle y del trabajo. En el plano de la sexualidad, el modelo prescribe la heterosexualidad.

Sin embargo, este modelo hegemónico resulta incompatible con una sociedad donde se respete la diversidad y el derecho de los individuos a elegir su propia forma de vivir. En este tipo de sociedad, habría de darse un rechazo a la imposición de un único modelo de masculinidad.

Uno de los planteamientos que a este respecto se ha hecho es que no se puede crear obstáculos al surgimiento de distintas masculinidades, y que lo más importante es propiciar el desarrollo de varios modelos de masculinidad alternativos no supeditados a un patrón racionalista, exclusivista y antihumano como el que se cuestiona. Dado que el ser humano no puede vivir en un contexto social sin modelos y patrones definidos, que le den orientación y sentido a su vida, se necesita, sin embargo, que los nuevos modelos de masculinidad que surjan o se planteen sean abiertos, plurales, y esencialmente integradores, tanto a nivel intergenérico como a nivel intragenérico.

Con respecto a esto último debe tenerse presente que una manifestación plural y positiva de la masculinidad, como resultado de la asunción por parte de los varones, en el plano ideológico y en el político, de una posición antisexista y antihomofóbica, ha de fundamentarse necesariamente en el desarrollo de unas relaciones equitativas con las mujeres, y un acercamiento más íntimo y solidario con sus congéneres. Esto significa que la propuesta de una nueva concepción de la masculinidad, distinta de la tradicional, no puede ser un simple esfuerzo racional por sustituir un modelo de hombre por otro, ni de buscar una forma distinta de caracterizar a los varones, sino que básicamente ha de reflejar esa multiplicidad de manifestaciones masculinas de carácter positivo (es decir, antisexistas y antihomofóbicas) que se desarrollan en la práctica. No se puede proponer una nueva concepción de la masculinidad que no se corresponda con lo que los varones con una posición más humana y natural desean y necesitan. Así pues, una nueva concepción de la masculinidad debe constituirse a partir de la diversidad de opiniones y posiciones mantenidas por varones con diferentes tendencias e inclinaciones; y, sobre todo, plantearse como una concepción abierta, plural, flexible y dinámica que pueda dar cabida a toda esa diversidad de formas que la masculinidad puede adquirir.

Por otra parte, ninguna redefinición de la masculinidad será plenamente válida si en su elaboración no participan diversos representantes del colectivo masculino, y las mujeres. La elaboración de una nueva concepción de la masculinidad basándose en los aportes y consideraciones de un número amplio y diverso de varones –y de mujeres que se han dedicado a estudiar la problemática masculina–, tiene la ventaja de poder ser aplicada para analizar diferentes realidades o manifestaciones masculinas.

EL RIESGO DE CAER EN LA INDEFINICIÓN

Un gran número de varones buscan hoy dejar de ser machistas, pero no desean hacerse “femeninos”. Muchos de ellos reconocen que ya no pueden seguir siendo sexistas y homofóbicos, pero no quieren dejar de ser masculinos. Su interés y mayor preocupación consiste en cómo asumir su masculinidad de un nuevo modo. Su propósito no es el de renunciar a la definición convencional que de sí mismos tienen como seres racionales, fuertes, activos, y pasar a poseer todos aquellos atributos que la tradición le ha asignado a las mujeres: extremadamente sentimentales, frágiles, vulnerables, sin ninguna clase de poder. Si las mujeres de hoy buscan ser operantes5 y fuertes como los varones, no hay ninguna razón para desear que los varones se conviertan en seres débiles, tal como se les ha enseñado a las mujeres.

Se necesita romper con esa sujeción a los modelos de mujer-frágil-sumisa y varón-fuerte-agresivo. Mucho menos se debe desear una situación de igualdad en base a los patrones masculinos prevalecientes en el pasado, los cuales eran establecidos en función de la hegemonía del modelo masculino dominante.

El deseo actual de muchos varones de encontrar otras formas más positivas de expresar su masculinidad no tiene nada que ver ni con el interés de seguir asumiendo modelos únicos y hegemónicos, ni con la propuesta de hacer que los varones se vuelvan pasivos, como lo fueron y aún siguen siéndolo muchas mujeres. Tampoco desprecian el desarrollo de actitudes humanas tan nobles y deseables para todos como la sensibilidad, el amor, la receptividad y la solidaridad.

Lo que se proponen realmente es contribuir a forjar identidades –femeninas y masculinas– abiertas, versátiles y antiexclusivistas6. En este sentido, se considera inaceptable la propuesta actual de una sociedad sin géneros, hecha por ciertos grupos anarquistas7. Por el contrario, se apoya la de quienes plantean la superación de la clase de identidades de género existente8.

¿Por qué no se debe aspirar a vivir en una sociedad sin género? Porque se necesita seguir construyendo modelos masculinos –o femeninos–, en base a lo positivo de los modelos que han existido y, sobre todo, para mantener una posición sexual coherente, que impida la caída en la indefinición absoluta.

Actualmente, los seres humanos atraviesan por un período peligroso de propensión a la indefinición total: mujeres queriendo ser como hasta ahora lo han sido los varones, y varones que, reconociendo lo indeseable del modelo tradicional machista, y a falta de un nuevo modelo de masculinidad, más auténtico, se esmeran en quedarse en un proceso de “feminización” ridículo y sin sentido9. Unas y otros no reconocen lo inauténtico de sus posturas, porque siguen estando manipulados por un sistema que persiste en mantenerse opuesto al feminismo y a un cambio real en la vida de los varones, tratando siempre de conducirlos hacia un estado de descomposición moral y personal, impidiéndoles realizarse como mujeres y varones definidos en sus posiciones antisexistas y antihomofóbicas.

NI VARONES “BLANDOS” NI INDEFINIDOS

Sostener que los grupos masculinos actuales que apoyan los procesos de cambios promovidos por las mujeres, están en su mayoría constituidos por varones que, en muchos sentidos, están dejando de actuar como “hombres”, es una afirmación válida que, sin embargo, amerita ciertas aclaratorias.

Desde una perspectiva convencional, se ha tendido a pensar que tales grupos masculinos los conforman varones “blandos”, sometidos dócilmente a las exigencias de un feminismo extremista. Es decir, varones con carácter débil, obedientes a los imperativos de mujeres agresivas, con tendencias discriminatorias y antimasculinas.

Esta suposición sigue los preceptos de la ideología patriarcal, para la cual sólo deben existir varones machistas y si no, se estaría ante la presencia de varones afeminados. Esta ideología también sostiene que las mujeres deben ser dóciles y/o hembristas, en todo caso reforzadoras del modelo masculino patriarcal. Desde esta perspectiva, las mujeres que buscan unirse con varones no machistas, serán sospechosas de propiciar la feminización de éstos, ya que al querer relacionarse con varones poco “masculinos”, lo que supuestamente pretenden es establecer un poderío sobre los mismos. Por su parte, a los varones opuestos al modelo patriarcal, se les acusa de maricones, o de imberbes que no han podido desarrollar la fortaleza suficiente para contrarrestar la imposición de mujeres rebeldes y castradoras del poder masculino. Éstas mostrarían, además, una tendencia al lesbianismo, y aquellos hacia la homosexualidad. No en balde, se hacen feos chistes de las relaciones y apoyos mutuos establecidos entre feministas y grupos de lesbianas, y entre grupos de varones profeministas y movimientos gays. Este conjunto de suposiciones no tiene un basamento real y aceptable.

Muchos grupos de varones no están promoviendo la sustitución del modelo tradicional masculino por otro que implique hacerse pasivos, y entregarse a la homosexualidad, como supuesta alternativa de liberación, tal como algunos movimientos gay actuales lo proponen. Dichos grupos no plantean, bajo ningún aspecto, que la superación del modelo masculino tradicional, sexista y homofóbico, implique una “feminización” negativa del varón10.

Pero la actual tendencia liberadora masculina no es, en principio, homofóbica, carácter que siempre ha caracterizado a la ideología patriarcal. El asunto de si se debe ser heterosexual, homosexual o ambas cosas no constituye un verdadero problema para los nuevos varones. Esas discusiones pertenecen al ámbito de las decisiones y gustos personales. No son verdaderos problemas ideológicos o políticos, ni son los problemas que orientan los actuales intereses, deseos y aspiraciones de los varones. En otras palabras, no es el problema verdaderamente importante en sus vidas11.

La preocupación de los varones antipatriarcales de hoy ya no se plantea como temor a la homosexualidad, sino como deseo de encontrar el modo de no dejarse “feminizar”, en el sentido que lo quieren los varones sexistas y homofóbicos. No es que los varones ahora tengan miedo de ser sensibles, amorosos o afectivos por temor a volverse o hacerse femeninos. Su lucha es contra la sodomización12 de la que puedan ser objeto, en tanto que seres sensibles, por parte de los machos duros y poderosos, lo que implicaría hacerse presa fácil de la manipulación y perversión de otros varones.

Los nuevos varones no temen realmente a la asunción de ciertas actitudes consideradas tradicionalmente como femeninas. El problema político actual de los varones consiste en no saber qué hacer para desarrollar un movimiento de liberación mancomunado, junto a otros varones, y también que esta asociación intragenérica no siga siendo fuente de disputas, agresiones, discriminaciones y violaciones, sino de una relación armoniosa y afectiva, realmente transformadora, que no les ponga como condición la realización de relaciones homosexuales obligatorias y degradantes. Los varones actuales no buscan disociarse de las mujeres y únicamente unirse sentimental y sexualmente con otros varones. Este no es el verdadero sentido de su actual propuesta de liberación.

Hasta ayer hacerse “auténticos varones” consistía en tener éxito en doblegar a otros varones y en subordinar a las mujeres. Ese era el único modo de demostrar ante sí mismo y ante los demás, sobre todo ante otros varones, que se era un “hombre de verdad” y que se aspiraba a no ser considerado una mujer. El problema para los varones, en el sistema patriarcal, ha consistido, básicamente, en haber sufrido permanentemente las secuelas de un enfrentamiento injusto e irracional con otros varones, y en procurar, sobre todo los varones poderosos, ganarse, mediante pactos y tretas, la obediencia pasiva de los más débiles, para de este modo lograr obtener beneficios y hacerse con el poder13. El éxito en el manejo de tal juego político, representa aún para muchos varones la única forma de afirmarse como seres masculinos.

Bajo estas condiciones, los varones han quedado completamente supeditados y subordinados a las reglas del poder, las cuales aún continúan estando en manos de aquellos varones que controlan el sistema. Lamentablemente, las relaciones masculinas todavía se plantean como de subordinación y de sometimiento de unos varones a otros.

Sin embargo, los varones de hoy comienzan a reconocer que las cosas para ellos no tienen porqué seguir siendo de ese modo, y están empezando a contemplar, como una de las mejores maneras de resolver el conflicto, la intervención social sobre las leyes del sistema. También se esmeran por replantear la forma como hasta ahora han definido su problemática.

Por este lado, comienzan a descubrir que se necesita, además de un cambio profundo de las estructuras del sistema material establecido, crear, junto con otros varones, unas relaciones nuevas, más afectivas, que contribuyan al forjamiento de un modo de ser masculino no homofóbico –y no necesariamente homosexual–, el cual no los separe de su interés primario por establecer un reencuentro amoroso y paritario con las mujeres. En este sentido, la búsqueda actual de los varones consiste ya no sólo en aprender de las mujeres a ser antisexistas, sino también en desarrollar, junto a otros varones, una actitud antihomofóbica.

Frente a las relaciones cruentas, desleales e inhumanas de los machos del pasado y del presente, se yergue la necesidad de establecer nuevas relaciones, nuevos encuentros y, sobre todo, nuevos ritos de iniciación masculina para los varones. Los varones adultos deben comenzar a enseñar a los varones jóvenes a ser masculinos en otro sentido. La competitividad y la rivalidad del pasado deben dejar lugar a la solidaridad, el cooperativismo y el amor. Pero el fin no es, como sostienen algunos grupos de reflexión norteamericanos, “reencontrar el espíritu masculino que yace reprimido“14, sino construir junto a los otros varones un nuevo tipo de relaciones15.

Otra cosa con la que no se puede estar de acuerdo es con el planteamiento lacaniano de una supuesta existencia en cada uno de nosotros de un doble principio, masculino y femenino. Esta idea basada en la existencia de una naturaleza andrógina en el hombre, es de carácter esencialista y sustentadora de dicotomías restrictivas. El ser humano no tiene ninguna esencia andrógina, ni existen las naturalezas femenina y masculina. Los partidarios actuales de este doble esencialismo plantean una liberación desde el interior. Para ellos, los factores externos son considerados los causantes de los trastornos provocados a esas “tendencias dualistas naturales”.

El inconveniente que surge con este tipo de pensamiento es que además de no contribuir a un cambio de estructuras externas, únicamente propicia una simple reorientación de las mismas, y una mera reafirmación de las internas, lo cual no conduce a reconocer que el problema de los varones no tiene por causa los problemas intrapsíquicos, sino sus relaciones sociales, materiales y culturales, sobre todo con otros varones. En consecuencia, el cambio no puede resolverse terapéuticamente, en forma personal, por una renovación interior, sino más bien de forma política y grupal, con la participación de varones y mujeres, es decir, de toda la sociedad. Tal como lo sostiene Laura Asturias:

(…) el cambio personal y espiritual de los hombres no será suficiente para hacer frente a los problemas de explotación y desigualdad de poder. Su crecimiento individual no conducirá automáticamente a acciones personales o políticas que apoyen la igualdad de género, y hasta podría hacer que ayude a los hombres a acomodar las demandas de las mujeres en un patriarcado más sutil y modernizado. Es por ello que las estrategias grupales y colectivas son vitales para desmantelar la opresión16.

ALGUNAS PROPUESTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE MASCULINIDADES ALTERNATIVAS FORMULADA POR VARONES

Cooper Thompson, en su artículo “Debemos rechazar la masculinidad tradicional“17, propone ir más allá de lo que comúnmente se conoce como “lo masculino”, es decir, más allá de una figura con las actitudes ligadas a la imagen hegemónica de la masculinidad definida patriarcalmente. Por su parte, Warren Farrel18, acusa que en la actualidad no se ve ningún lado bueno a los varones. Sostiene que si bien el varón gana mucho yendo más allá de los límites establecidos por su identidad, también es importante reconocer la existencia de algunas cualidades valiosas en la masculinidad tradicional que es necesario conservar. Propone que algunos aspectos del modelo tradicional de masculinidad no sean rechazados en forma general y simplista, y que pueden seguir siendo asumidos sin vergüenza. Robert Bly19 aboga también por un rescate de las características positivas de la masculinidad, sobre todo de aquellas que le permitan mantener la confianza y seguridad en sí mismo, y aboga porque ese cambio hacia una personalidad más pacífica, abierta y receptiva no anule o disminuya su energía masculina. Sostiene que en los últimos veinte años muchos varones se han vuelto más considerados, más amables, pero esto, sin embargo, no ha traído una mayor felicidad a los mismos. Por el contrario, el desarrollo de una actitud profeminista en muchos varones los ha conducido a sentirse embargados por profundos sentimientos de culpabilidad y de autocrítica.

Por ello, Aaron Kipnis20 plantea la necesidad de una nueva masculinidad, cuyo concepto englobe actitudes equilibradas que den cuenta de un varón poseedor de muchas características tradicionales positivas de la masculinidad –entre las cuales estarían la de ser erótico, libre, salvaje, alegre, enérgico, agresivo y fuerte–, pero que al mismo tiempo sea capaz de vivir en armonía con la tierra y con la feminidad.

Para Thompson21, en realidad, los varones que han hecho de sus vidas objeto de reflexión, buscando con ello establecer un cambio en las mismas, se han propuesto ser “más abiertos, expresar sus emociones, estar más cerca de sus hijos y de sus mujeres para descubrir el placer de estar más en contacto con ellos mismos“22. Pero, lo más importante es que “ven la masculinidad como una estructura rica, plena, que no necesita oprimir ni fundamentarse en la subordinación de las mujeres ni de otros grupos“23.

Algunos grupos masculinos políticamente cohesionados también han hecho propuestas en este sentido. En efecto, en Norteamérica, Europa y Australia, han surgido grupos de varones dedicados a estudiar la masculinidad en forma crítica y en todos sus aspectos. Cuestionan la masculinidad patriarcal como paradigma universal de la experiencia humana y problematizan la forma como el varón ha construido los valores, al mismo tiempo que resulta construido por ellos. Proponen no un modelo sustitutivo, sino diferentes modelos masculinos opuestos al modelo patriarcal, los cuales les permitan explorar, sin restricciones, todo lo agradable y positivo que su condición de varones les proporcione. Se trata de modelos de masculinidad basados en una concepción igualitaria y no jerárquica, cuyo sentido se mida “no en sus éxitos personales, sino en la manera en que su labor revierta en la mejora de la sociedad a la que se sienta responsablemente vinculado“24. Unas masculinidades nuevas, antisexistas, antirracistas, antihomofóbicas, promotoras de una vivencia de la masculinidad amplia y diversificada, plural y abierta.

ALGUNAS PROPUESTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE MASCULINIDADES HECHAS POR MUJERES

Ángels Carabí, en su artículo “Construyendo nuevas masculinidades: una introducción“25, sostiene que la ética patriarcal, basada en oposiciones que engendran desigualdades, ha determinado el carácter no sólo de las políticas de género (dentro de esta ética, el varón es considerado superior a la mujer, sujeto de su propio deseo, activo, no necesariamente hermoso, autorizado a desatender el cuidado familiar y a asumir el individualismo como valor de éxito), sino también las políticas de la raza (en el encuentro entre etnias y culturas diferentes, el varón de raza blanca creó los mecanismos para afirmar su masculinidad desvalorizando la masculinidad del “otro”, confiriéndole un sentido de inferioridad y de necesaria subordinación), y las políticas de la orientación sexual (frente a los varones que no se comportaban como “hombres”, los definió como no masculinos y, por tanto, despreciables. Se asignó a la homosexualidad un significado negativo: ser el antiespejo de la hombría, y un factor de riesgo que atenta contra la institución familiar)26.

Sin embargo, desde los años sesenta del siglo pasado, el sistema patriarcal, basado en el predominio del varón de raza blanca y de comportamiento heterosexual, junto con sus valores e ideología, ha sido puesto en tela de juicio por diferentes movimientos sociales entre los cuales destaca el feminista, el de Derechos Civiles en los Estados Unidos, y el desarrollado por algunos grupos gay. Estos movimientos conmocionaron la construcción de la masculinidad sobre la que se asentaba la configuración del varón blanco y heterosexual, el cual ha reaccionado con violencia del mismo modo que lo ha hecho para construir el sistema patriarcal, el cual le ha permitido instituirse como un ser superior, tratando con ello de defender su antigua posición de privilegios, es decir, su poder. Esta violencia si bien controlada por la actual sociedad de derechos, ahora se expresa de forma alarmante y compulsiva, y en modos muy aberrantes, en el nivel doméstico.

Carabí sostiene que en una sociedad donde exista una clara política de igualdad de derechos, el varón no necesita seguir teniendo el control, y que el compartir el poder no supone para él una pérdida de su virilidad, ni una pérdida real de su poder social. Dentro de esa sociedad, la autorreferencilidad masculina resulta una ideología limitada, obsoleta, ahistórica, injusta, e incluso una prisión para el propio varón. Si éste reconociera su real situación, podría aventurarse a experimentar nuevas formas de vivir en sociedad más creativas, nutricias, satisfactorias y justas para todos.

El varón que conoce su realidad es conciente de la construcción tradicional de la masculinidad que le ha configurado, y la somete a un análisis crítico buscando mecanismos para superarla porque ya no se muestra dispuesto a seguir perpetuándola. Se opondrá a una concepción esencialista de la masculinidad y de la feminidad, y ya no querrá afianzarse en una visión jerárquica e inmovilista. Sabrá entonces que la masculinidad no procede de un concepto esencialista sino culturalmente construido. Reconociendo que los varones tradicionalmente se han definido no partiendo de sí mismos sino perfilándose a través de alteridades que han creado, no seguirá haciéndolo de este modo, en negativo (la masculinidad no es femenina, étnica, ni homosexual), porque ya no apoyará seguir configurando sociedades sexistas, racistas y homofóbicas.

El varón dispuesto a cambiar, porque lo considera algo realmente necesario para él y para la humanidad, ha de proponerse desvincularse de ese bienestar que le confiere su masculinidad que le permite hacer y deshacer concediendo unos pocos derechos a esas “otredades” por él construidas. También necesitará compartir sus puntos de vista con las mujeres, sin sentirse por ello amenazado. Así mismo, concebirá la raza blanca igual a cualquier otra, e incluso asumirá la homosexualidad como otra posible orientación sexual sin que su propia masculinidad se vea cuestionada.

Aceptará los reclamos y respetará los derechos de los grupos marginados, reconociéndolos como sujetos y no ya como “otros” subordinados, lo cual le ayudará a restablecer el diálogo que él mismo contribuyó a romper y así, mediante la comunicación, conformará su subjetividad no en forma autorreferente sino mediante la estructura de relación. Ha de reconocer que la construcción de una nueva masculinidad únicamente la logrará sobre la base de un enfoque relacional, y para conseguirlo debe comenzar desde la infancia.

Al niño varón, el padre ya no debe impedirle el vínculo con su primer objeto de placer, que es la madre, ya que este vínculo le permitirá incorporar ciertas tendencias femeninas positivas. Y si el niño logra una identificación positiva con la madre-mujer, entonces no convertirá en objeto de miedo y odio a la feminidad. Así alcanzará a vivir su identidad de género con seguridad y sin conflicto, concibiendo su desarrollo personal no de forma aislada e individualista sino relacional. El desarrollo del niño hacia la vida adulta debe nutrirse de las relaciones con ambos objetos paternos, para lo cual se requiere que la educación familiar sea compartida. Si desde su nacimiento tiene libre acceso a una igual atención por parte de ambos padres, “estará expuesto a las capacidades positivas de los dos géneros, lo cual evitará el rechazo de uno de ellos a favor del otro y, por tanto, el desarrollo de identidades neuróticas“27.

El varón necesita revisar los presupuestos en que se ha asentado su masculinidad y ser crítico de la masculinidad convencional, lo cual implica hacerse conciente de su rol de víctima de las limitaciones regidas por esa tipo de masculinidad. Esto es lo que se llama conciencia de género.

Muchos varones que han desarrollado este tipo de conciencia han conformado grupos de reflexión y de apoyo a las mujeres feministas. Estos varones manifiestan el deseo de tener relaciones más igualitarias con las personas, les abren espacios segregados en entornos públicos y domésticos, y les muestran sus deseos de participar de los placeres y también de las preocupaciones que comporta el amor y el cuidado de los hijos. Están dispuestos a redescubrir en ellos características tradicionalmente consideradas femeninas, como la receptividad, el afecto, la intuición, la ternura, el amor, la emoción. Asumen como enemigo común la masculinidad convencional y buscan ejercer acciones para modificarla. Así mismo, tratan de aprender a ser más abiertos, a expresar sus emociones, a estar más cerca de la familia, y a estar más en contacto entre ellos mismos.

Como estrategias para facilitar el cambio persiguen una mayor flexibilidad laboral para hacer compatible la vida personal con la laboral; disfrutar de permisos de paternidad; compartir el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos.

También han buscado:

Crear grupos de reflexión, llevar a cabo cursos y jornadas sobre la condición masculina y trabajar en centros de cuidado de violación donde aconsejan a hombres que son violentos o que muestren cierta potencialidad a ser violentos. Estos hombres apoyan el aborto, están dispuestos a aprender a escuchar a sus amigos, a sus mujeres, a sus hijos. Admiten y celebran la dependencia que sienten hacia sus amistades y hacia sus compañeras e intentan liberarse de una construcción convencional de la masculinidad de la que, hasta ahora, se sentían prisioneros. Estimulan la capacidad solidaria del varón…, aprecian el humor… Ven la masculinidad como una estructura rica, plena, que no necesite oprimir ni fundamentarse en la subordinación de las mujeres ni de otros grupos28.

Hoy, los estudiosos y estudiosas que analizan en forma crítica la forma como se construye la masculinidad tradicional, se dedican a entender y promover estas nuevas visiones de la masculinidad, concibiendo a ésta como una experiencia propia de cada varón, y no como paradigma universal de la experiencia humana. También profundizan en la historia para recuperar y reforzar modelos masculinos positivos que “permitan reconocer las posibilidades de aquello en lo que el hombre puede llegar a convertirse“29.

Carabí plantea la búsqueda de nuevos modelos masculinos positivos, es decir, de varones igualitarios y no jerárquicos, “cuyo sentido de la hombría se mida no en sus éxitos personales, sino en la manera en que su labor revierta en la mejora de la sociedad a la que se sienta responsablemente vinculado“30. Pero para que los varones aprendan nuevas formas positivas de ser hombre han de oponerse a la jerarquización de roles, y al establecimiento de relaciones opresivas basadas en la subordinación. También es necesario que el varón establezca vínculos cercanos con otros varones, y con los grupos que aun siguen siendo marginados, ya que son básicamente éstos los que han venido trabajando en la reconstrucción del ser humano. Sin la participación de los varones no podrán construirse masculinidades nuevas antisexistas, antirracistas, antihomofóbicas y auténticamente viriles, pero deben hacerlo desmantelando ellos mismos las viejas instituciones, las ideologías inmovilistas, y aprendiendo a dialogar con los otros, en un plano de igualdad y de intercambio cooperativo.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

La nueva concepción de la masculinidad que aquí se quiere proponer se concreta en la denominación de Nuevas masculinidades positivas. Dicha categoría se ha utilizado para definir aquellas nuevas manifestaciones de la masculinidad que son catalogadas como positivas por su carácter antisexista y antihomofóbico. La misma ha sido tomada de Ángels Carabí, quien la ha utilizado para el estudio, desde la perspectiva de género, de los nuevos modelos masculinos no convencionales, que actualmente se están conformando dentro del colectivo de varones. Sin embargo, los criterios que Ángels Carabí utiliza para definir las nuevas formas de masculinidad positivas, han sido ampliados y complementados con la incorporación de otros formulados por distintos pensadores y pensadoras, que se han considerado igualmente válidos y complementarios.

La nueva concepción de la masculinidad que se propone, por su imbricación con aspectos socio políticos más amplios, traduce una posición no sólo antisexista y antihomofóbica, sino también antirracista y anticlasista por parte de los varones. La misma ha sido concebida en base a dos dimensiones básicas: una socio-política, referida al conjunto de acciones que evidencian el desarrollo en la práctica social de los ideales con los cuales se comulga; y una dimensión ideológica a través de la cual se revelan los cambios en el modo de pensar como consecuencia de la influencia de ciertos grupos contestatarios como los feministas, y también de las intenciones o ideales con los que muchos varones orientan sus deseos de cambio aunque les haya resultado inviable o difícil cumplir totalmente con los mismos.

Las cualidades que, en su dimensión socio-política, caracterizan lo que se podría considerar una nueva forma de expresar una masculinidad positiva son: compartir el control de la realidad con las mujeres, no utilizar el poder para imponerse sobre otros, apoyar las luchas emprendidas por los grupos socialmente marginados, promover formas justas de vivir en sociedad, luchar por disfrutar de su trabajo y de su hogar por igual, compartir las labores domésticas y el cuidado de los hijos, preocuparse más por la mejora de la sociedad que por sus intereses personales, apoyar las demandas y los planteamientos de las feministas, agruparse con otros varones para plantear cambios en sus actitudes convencionales, manifestarse públicamente en contra de la desigualdad en cualquier sentido, asumir una posición ambientalista y ecológica, reconocer y apoyar el derecho de los otros a vivir en forma diferente.

Y las cualidades que, desde el punto de vista ideológico, caracterizan una nueva forma de expresar una masculinidad positiva son: estar conciente de la construcción cultural de la masculinidad que le ha configurado, promover la no violencia en sus hijos y en otros hombres, cuestionar la visión esencialista de los conceptos de masculinidad y feminidad; no afianzarse en una visión inmovilista de la masculinidad; aceptar otras manifestaciones de la masculinidad distintas de la tradicional, cuestionar la concepción tradicional de la masculinidad, oponerse al machismo, reconocer las consecuencias negativas que el machismo ha traído a sus relaciones interpersonales, definirse a partir de sí mismo y no perfilándose a través de alteridades opuestas y negativas que él haya creado, ser capaz de desarrollar capacidades positivas de los dos géneros, no ver amenazada su masculinidad por compartir sus puntos de vista con las mujeres, no considerar la homosexualidad como un peligro para su masculinidad, no tener problemas en establecer vínculos cercanos y afectivos con otros varones, asumir su sexualidad de forma versátil, conservar algunas cualidades masculinas tradicionales positivas, ser contrario a una educación sexista y homofóbica para los hijos, estar de acuerdo con que la madre participe en el proceso de hacer al hijo un hombre, buscar que el hijo, desde temprano, no desarrolle una identidad masculina agresiva ni egocéntrica, mostrarse abierto y receptivo ante los demás, no considerar la heterosexualidad el único patrón para definir su virilidad y su vida social, no pensar en el coito como el fin de la sexualidad.

Una concepción como ésta resulta, en algunos de sus aspectos, sumamente audaz y para nada convencional, y lleva a preguntarse, por una parte, si las mujeres, incluyendo las mujeres política e ideológicamente liberadas, estarían dispuestas a aceptarla. La cuestión real que se presenta es saber si la mujer de hoy está dispuesta a unirse a un varón que ha desarrollado, por ejemplo, una sexualidad versátil, o que no considera a la heterosexualidad el único patrón para definir su virilidad y su vida social.

Cuando la mujer asume otra mentalidad y se hace feminista, no sólo se dedica a combatir el patriarcado y la ideología machista, sino que también busca una nueva relación con un varón con una mentalidad y un modo de actuar más humanos. Ahora bien, cuando una mujer con esta posición y mentalidad logra unirse a un varón profeminista y antipatriarcal, la clase de relación que ambos logren desarrollar y el éxito en mantener la misma, dependerá de cuán firmes están ambos en sus posiciones, de la cantidad de prejuicios de la que hayan podido deslastrarse, y de cuán dispuestos estén a respetar y a valorar el derecho de cada uno a disfrutar, de la forma como mejor desee, de un despliegue libre de sus capacidades naturales.

La cuestión más importante que tendrán que reconocer y aceptar, en forma definitiva, es que ya no hay necesidad de regir sus vidas basándose en oposiciones engendradoras de naturalezas distintas, clasificaciones, separatismos, exclusivismos y desigualdades. Y que cuando los parámetros patriarcales ya no ejercen su poder hay posibilidad para que cada uno desarrolle todas sus capacidades naturales, porque ya no existirán varones dominantes y mujeres y varones dominados ni, en consecuencia, masculinidades hegemónicas ni masculinidades despreciadas. Dentro de esta situación especial, ya no habría necesidad de atenerse o someterse a clasificaciones, ni los individuos tendrían que verse obligados a asumir identidades rígidas o unívocas que los diferenciaría como seres humanos con visiones del mundo incompatibles con las de los demás, o con gustos y deseos excepcionales, sino que habría libertad para que cada uno/a explore todas sus capacidades naturales y gracias a ello construya una identidad abierta, flexible y plural. Dentro de una situación política de mayor justicia, paridad y libertad, ni las mujeres pueden seguir condicionando el libre despliegue de las capacidades naturales de los varones, ni éstos las de aquellas.

Por otra parte, cabría averiguar si los propios varones están o no de acuerdo con asumir todas o algunas de esas cualidades no ordinarias que algunos autores consideran expresiones auténticas de una nueva masculinidad positiva. Se sabe que a los varones actuales les está costando mucho establecer un cambio efectivo y positivo en sus relaciones con las mujeres, es preciso imaginar cuánto más difícil les resultará establecer un encuentro más solidario y afectivo con otros varones, tal como el desarrollo de las nuevas masculinidades positivas lo exige.

En realidad, el concepto compuesto de Nuevas masculinidades positivas no impone ni sugiere un nuevo modelo a seguir, ni constituye una serie de requisitos para catalogar a un varón como no machista y no homofóbico. Es un concepto que reúne distintas expresiones masculinas que sirven para identificar comportamientos masculinos nuevos y positivos. Un varón que no decida o no guste asumir algunas de las características anteriormente señaladas, no tiene porqué considerársele poco o menos sexista u homofóbico. Cada uno tiene la libertad de decidir la clase de masculinidad con la que más cómodo se sienta. No obstante, todas las cualidades señaladas resultan incompatibles con la noción tradicional de la masculinidad. Este hecho puede servir para identificar a aquellos varones que han comenzado a establecer un cambio real en su modo de actuar y de pensar; e incluso para señalar a aquellos que, viviendo una situación contradictoria, aún permanecen presos de un posición inauténtica.

1 LAMAS, M (Comp.,) (2000). El género. La construcción cultural de la diferencia sexual. Universidad Nacional Autónoma de México. Programa Universitario de Estudios de Género, México.

2 KIMMEL, M (1989). “Desarrollo (de género) del subdesarrollo (de género). La producción simultánea de masculinidades hegemónicas y dependientes en Europa y Estados Unidos”, In: Masculinidades y Equidad de Género en América Latina, FLACSO-FNUAP, Chile; PARRINI, R (2001). “Apuntes acerca de los estudios de masculinidad, de la hegemonía a la pluralidad”. FLACSO, Chile. En línea. Disponible in: file://A:/Red de Masculinidad.http://www.flacso.c1-htm. Fecha de recuperación: 15-03-2002.

3 Algunos de esos investigadores plantean también que mientras más diversificada y compleja sea una sociedad, mayor diversidad de masculinidades logra generarse; sin embargo, tal como se acaba de señalar, siempre una clase de masculinidad llega a imponerse o logra ser reconocida socialmente.

4 Suscribimos la concepción de Alfonso Hernández quien define la homofobia como “el temor que tienen los hombres a los hombres mismos, el miedo a la antropofagia por parte de esos ‘iguales’ a quienes no llenan los zapatos del verdadero hombre, de ese modelo de masculinidad vigente en la sociedad occidental actual” (HERNÁNDEZ RODRIGUEZ, A (2000). “La masculinidad, ¿poder o dolor?”. En línea. Disponible in: http://www2.udg.mx/laventana/libr2/alfonso.html. Fecha de recuperación: 24-09-2004, p. 3.

5 De ahora en adelante, se usará el calificativo operante en lugar de “activo”, por connotar este último un significado cuestionable como también ocurre con el término “pasivo” al cual comúnmente suele estar asociado. En efecto, el término “activo” designa una conducta tradicionalmente exaltada en el varón, caracterizada por reacciones prepotentes a las afecciones externas, y también para definir la actitud impositiva y dominante asumida por los varones machistas.

6 Con ello se muestran de acuerdo autores como GILMORE, D (1994). Hacerse hombre. Concepciones culturales de la masculinidad. Edit. Paidós. Barcelona; KREIMER, J (1991). El varón sagrado. El surgimiento de una nueva masculinidad. Edit. Planeta. Buenos Aires; PALMA MOLINA, A & MOSQUERA, A (2003). “Del dicho al hecho…construyendo el trecho”. En línea. Disponible in: file://a:/las(nuevas)masculinidades.htm. Fecha de recuperación: 12-11-2004; PARRINI, R (2002). Apuntes acerca de los estudios de masculinidad: de la hegemonía a la pluralidad. Art. cit.

7 Para conocer más esta posición anarquista se recomienda el texto traducido, sin autores, “Más allá del feminismo, más allá del géner”, de la publicación Willful Disobedience, Vol. 2, nº.8, En línea. Disponible in: file://A:/Más allá del feminismo, más allá del género.htm

8 Ver “La organización social de la masculinidad”, In: VALDÉS, A & OLAVARRIA, A (Edit.,) (1997). “Suicidio y honor en la cultura gaucha”, In: Masculinidades, Poder y crisis. nº 24. ISIS Internacional, FLACSO-Chile. Ediciones de las mujeres.

9 Un análisis detallado de este asunto puede encontrarse, In: “Grupos de hombres. ¿Por qué implicarse?”, de ESPADA, T (2002). “Grupos de hombres. ¿Por qué implicarse?”, En línea. Disponible in: www.sindominio.net/-txespa/. Fecha de recuperación: 23-12-2003.

10 Por el contrario, lo que los varones liberados de hoy buscan es asumir actitudes emocionales, sentimentales y sexuales que si bien han sido tradicionalmente desarrolladas por las mujeres, las mismas revisten un carácter positivo en el proceso de hominización y de superación del machismo en aquellos.

11 El miedo y el rechazo a la homosexualidad son típicos de la mentalidad sexista y homofóbica. En el modelo patriarcal se educa a los varones con la amenaza de la homosexualidad, siendo ésta la principal idea con la que se juzga y se trata de descalificar y desacreditar la tendencia actual de liberación masculina.

Dentro del sistema patriarcal, la homosexualidad era y sigue siendo utilizada, intencionadamente, como un medio para aprovecharse de la “debilidad” manifestada por muchos varones sensibles, con el objeto de dominarlos; pero también para deshonrar a otros machos con poder. Es así como la homosexualidad ha subsistido, como un recurso paradójico, dentro del sistema patriarcal, al lado del sexismo y como un mecanismo ideológico que se nutre de una homofobia más generalizada.

12 Por “sodomización” se quiere decir el ejercicio de poder de un varón que busca doblegar a otro varón, utilizando la sexualidad para obligarlo a asumir una posición humillante y degradante.

13 Ver el excelente estudio que a este respecto ha realizado DOUGLAS, M (1978) en los capítulos 4º y 5º de su obra: Símbolos naturales: exploraciones en cosmología. Alianza Editorial, Madrid.

14 Tal como lo propone BLY, R, representante del movimiento mito poético, de raigambre psicoanalítica (Vid., THOMPSON, C (1993). Mutual Caring, Mutual Sharing. Stafford County, N.H.

15 En efecto, algunos autores pertenecientes a la corriente mito-poética, sostienen que los varones actuales necesitan “recuperar la masculinidad perdida” (BLY, In: THOMPSON, 1993. Op. cit). Con ello aluden a un hipotético tiempo primigenio en el que los varones actuaban como seres fuertes y orgullosos, sin que esto les impidiera disfrutar de unas relaciones armoniosas con la naturaleza, con las mujeres y con los otros varones. Sostienen que a este período sucedió otro, como consecuencia del surgimiento del patriarcado, persistente hasta hoy, en el que ese carácter masculino “natural y abierto” se endureció y restringió, dando lugar a una masculinidad heterosexista, sexista y homofóbica. Ese supuesto estado primitivo permanece oculto y vivo en lo profundo de la psique humana y en los “arquetipos” de la humanidad, siendo ya hora de que reviva, con ayuda sobre todo de terapias psicoanalíticas individuales o grupales, con las cuales se podría hurgar en las profundidades del alma masculina. A ello supuestamente se debería orientar la actual liberación masculina (KIMMEL, M (1989). Art. cit).

Esta posición, muy bella, sin embargo, reduce toda la problemática masculina a una simple cuestión “espiritual”, la cual ameritaría básicamente una solución psicoterapéutica. Aunque no se tenga constancia de tal apertura masculina en un período primitivo, si se sabe que desde que existe el patriarcado, no sólo las relaciones entre mujeres y varones se hicieron problemáticas, desiguales y restringidas, sino también las relaciones entre los mismos varones.

16 ASTURIAS, L (1997). “Construcción de la masculinidad y relaciones de género”. Ponencia presentada en el Foro: Mujeres en lucha por la igualdad de derechos y la justicia social. Ciudad de Guatemala, 5 de marzo. En línea. Disponible en: http://www.arnet.com.br/-marko/artasturias.htm. Recuperado el 20-06-200, p. 6.

17 THOMPSON, C (1993). Op. cit.

Un análisis estratégico de la campaña de Obama

Un análisis estratégico de la campaña de Obama
Franklin “Chuck” Spinney

La estrategia de “maternidad y desencaje” o M&M (por las siglas de Motherhood and Mismatch) fue inventada por un estratega militar norteamericano, el coronel John R. Boyd. El objetivo básico de una estrategia M&M es construir apoyos a tu causa y atraer a ella a los indiferentes o no comprometidos por la vía de perfilar una posición “maternal” –es decir, una posición verdaderamente inobjetable, como la mítica “maternidad, tarta de manzana y estilo americano de vida“—, para luego invitar a tu enemigo a atacarla repetidamente de forma tal, que él mismo se haga trizas en los niveles mental y, aún más decisivo, moral del conflicto. Lo que inevitablemente seguirá es la autodestrucción del enemigo, si consigues inducirle a atacar tu posición de maternidad de forma tal, que quede al descubierto el desencaje existente entre los tres polos de su triángulo moral, definidos por: 1) lo que tu enemigo dice ser; 2) lo que realmente es, conforme a sus acciones; y 3) el mundo con el que él tiene que lidiar. Conscientemente o no, yo creo que Obama tiene un sentido intuitivo de la concepción estratégico-moral inherente en la estrategia M&M, lo que le ha permitido deshacerse de McCain y desbaratar la campaña de éste, arrastrándolo al abismo del colapso mental y moral. Que Obama lograra hacer lo propio con Hilary Clinton, tal vez sugiere que no se trata de una casualidad.

La clave para llevar a cabo con éxito una estrategia M&M pasa por construir, primero, una posición de maternidad y, luego, convertirla en una fortaleza moral. Esto es más fácil de decir que de hacer, porque implica ser capaz de definir tu causa de una manera no trivial en términos evidentes y positivos, para luego modelar el ambiente y definirte a ti mismo de un modo tal, que siempre salga reforzada la posición de maternidad. El señor Obama se definió al comienzo a sí mismo como un unificador y un agente del cambio para un país dividido en el que una clara mayoría de la población creía que su nación se hallaba en un camino equivocado de futuro. ¿Quién podría objetar algo a esa definición? Es obvio que se trata de una nave vacía, pero es pura maternidad, y funciona como un ensalmo, si puedes manipular a tu enemigo para que juegue según tus reglas.

Astutamente, Obama se sirvió de una retórica apasionada, soliviantante, capaz de comunicar energía a las manifestaciones de masas, a fin de afianzar en la consciencia pública la autodefinición inicial y de construir entusiasmo y dar impulso, para luego, bajo presión, exhibir sangre fría y una cuidadosamente elaborada oratoria destinada a reforzar esa posición de maternidad con su autodefinición. Algunas veces lo hizo subliminalmente, como en su discurso ante el Sindicato del Cobre, que llevó al historiador Gary Wills a comparar ese discurso con el de Lincoln ante el mismo sindicato. Otras veces fue más directo, como en el meditado discurso de Filadelfia, que convirtió el caso [del reverendo] Wright en una reflexión de más amplios horizontes sobre el impacto del racismo tanto en los blancos como en los negros.

Obama dio los toques finales a su autodefinición en los debates, y la remató con una publicidad comercial televisiva brillantemente producida. Pero al tiempo que apelaba, subliminalmente, a Lincoln y se refería, directamente, a los [lincolnianos] “ángeles buenos” que llevamos todos dentro, Obama también invitaba a McCain a atacarle, a menudo sutilmente, con el equivalente político de esperar al enemigo [como famosamente hacía el boxeador Mohamed Alí; T.] en las cuerdas del cuadrilátero para, atolondrado, golpearlo mejor. No se cansó de mencionarlos votos de McCain en el Senado a favor de Bush, y se rió de las contradicciones implícitas en las posiciones de McCain. De vez en cuando, los golpes de Obama furon descarados; por ejemplo, cuando desafió públicamente a McCain a hablar de la conexión de Obama con [el supuesto exterrorista Bill] Ayers antes del tercer debate. McCain entró furiosamente al trapo, y al hacerlo, se desacreditó a sí propio ante millones de telespectadores.

Un aspecto clave de los golpes tácticos de Obama es que nunca estuvieron revestidos de odio y casi nunca fueron personales, a menos que estuvieran legitimados por el toma y daca de los ataques personales que le dirigía McCain, que buscaba culparle por asociación recordando antiguas relaciones personales suyas. En cambio, los golpes tácticos de Obama se centraron normalmente en contradicciones implícitas en las acciones y en los discursos de campaña de McCain, golpes que McCain, siendo por naturaleza un hombre beligerante, tomaba como ataques personales. Retrospectivamente, resulta claro ahora que las acciones de Obama nunca se desviaron de su imagen, construida desde su posición de maternidad, de ser un unificador que, tan serena como competentemente, busca cambiar el statu quo. Reforzó esa definición con un comportamiento disciplinado y siempre congruente con los tres polos de su propio triángulo moral, incluso cuando los inevitables acontecimientos exógenos inopinados hacían su aparición en el mundo con que tenía que lidiar, cosa, ésta última, que resultó especialmente clara durante el pánico financiero, del que Obama tomó distancia, manteniendo la serenidad.

El contraste entre la estrategia M&M de Obama y el comportamiento de McCain resultó asombroso. Obama, un recién llegado virtualmente fuera de todo circuito, se sirvió de una oratoria inflamada, aunque vaga, para modelar el ambiente popular de modo tal, que reforzara su propia autodefinición. En cambio, McCain, como Hilary antes que él, no podía dejar de verse una criatura del status quo de Washington, una magnitud conocida. Y, como antes Hilary, McCain optó por hacerse eco de la llamada de Obama al cambio. Cayó, pues, en la misma trampa, y vino a aceptar la definición de maternidad de Obama: unidad y cambio. Era una trampa, porque la definición de maternidad de McCain, como la de Hilary, carecía de lógica en su mismo núcleo. La argumentación de McCain, implícitamente, exigía de los votantes que se tragaran el siguiente galimatías: “Yo soy una experta criatura del status quo en un país en el que la mayoría de ustedes lo cree peligrosamente dividido y transitando por un camino de futuro equivocado, pero mi experiencia (¿cómo forjador del status quo?) me convierte en un candidato mejor calificado para conseguir el objetivo de la maternidad (¿que el recién llegado ha tenido la temeridad de establecer?)”.

Tomar prestada del enemigo la posición de la maternidad no es el mejor modo de fijar tu propia estrategia M&M.

Resulta claro ahora que McCain no tenía la intención de desarrollar una estrategia M&M, aun si se plegó al juego de Obama. Veamos, si no, el triángulo estratégico de McCain en el contexto de su punto de partida, fundamentalmente débil. Recuérdese que un triángulo es una abstracción de conveniencia; la realidad, ni que decir tiene, es más compleja; las categorías se solapan y las distinciones más nítidas a menudo caen en zonas de penumbra en el mundo real. Sin embargo, creo que aplicar esta abstracción puede resultar una herramienta analíticamente útil para aclarar nuestra afirmación de que la estrategia M&M que tan vigorosa se mostró en el caso de Obama, resultó bien destructiva en el caso de McCain:

(1) Lo que McCain dice ser: siendo McCain como es una criatura del establishment, tiene menos margen de maniobra que Obama para definirse a sí mismo. Eligió engrandecer el mito que había venido repetidamente creado sobre sí mismo, definiéndose como un hombre de honor, con una sabiduría nacida de la experiencia, como un hombre independiente y sin ataduras, y como un superpatriota, cuyo valor moral más básico era poner el país por delante de cualquier interés personal, sea cualquiera el coste. En realidad, “El país, lo primero”, fue el parachoques emblemático de su campaña.

(2) Lo que McCain es realmente: Las acciones de McCain, que definen lo que realmente es, resultaron una y otra vez contradictorias con su autodefinición, y de modo crecientemente palmario. Llamo la atención sobre lo siguiente: a) al librarse negativamente a ataques personales, crecientemente rayanos en lo maccarthyesco, en su oratoria de inculpación por asociación, McCain, y especialmente su pareja de campaña, Sarah Palin, trataron de destruir el carácter de Obama por la vía de atacar sus motivaciones, su patriotismo, sin privarse siquiera de referencias oblicuas a su “otreidad” (código para la raza). Lo que consiguió con eso McCain fue decirle al mundo a gritos que él mismo era otro perro de presa Roviano [por Karl Rove, el “cerebro” de las campañas de Bush; T.], que era más de lo mismo, y no el cambio que pretendía representar. Además, mientras que McCain violó su propia pretensión de ser un agente del cambio, sus desapoderados ataques no sólo dejaron intacta e incuestionada la definición de maternidad de Obama, sino que probablemente la reforzaron. b) Al sembrar división en el país, enfrentando regiones contra regiones, pueblos contra ciudades, norteamericanos genuinos contra norteamericanos no genuinos, y aun estimulando actitudes populacheras violentas en las mentes de sus partidarios, McCain y, especialmente, Sarah Palin entraron en contradicción con la autodefinición de McCain como hombre que ponía a su país por delante del interés propio. c) Al nombrar a Sarah Pailin como compañera de campaña, eligió a una persona manifiestamente incapaz de llegar a ser presidente en caso de muerte de McCain en el cargo. Tal decisión no sólo reforzó la violación de su autodefinición como hombre que ponía el país por delante de sí propio, sino que entró en contradicción con su pretensión de ser un hombre independiente que va por libre, porque la opción de Palin era, obviamente, un guiño a las bases más derechistas del Partido Republicano. Y para empeorar todavía más las cosas, la opción de Palin entraba en contradicción con su autodefinición como hombre de sabiduría a prueba de presiones y forjada en el fuego de la experiencia, porque a pesar de haber podido elegir compañero de campaña entre marzo y agosto, tomó esa importante decisión guiado por una corazonada impulsiva de último minuto, apostando a cierraojos sin tomar en cuenta las probabilidades matemáticas asociadas al resultado.

(3) Veamos ahora el mundo con el que tenía que lidiar McCain: tenía que estar a la altura de las maniobras estratégicas de Obama, así como de los acontecimientos exógenos que siempre interfieren de tanto en tanto, siendo el más importante de los ocurridos el desplome financiero. Según se observó antes, McCain, como antes Hilary Clinton, cayó en la trampa de Obama al definir la maternidad en los términos de Obama. Las consecuencias estratégicas fueron de hondo calado: para ganar, McCain, como antes Hilary, tenía dos opciones: o bien podía apuntar alto, jugando el juego de Obama en los términos de Obama, en la esperanza de batir intelectualmente a un Obama manifiestamente inteligente, o acaso esperando que Obama perdiera la serenidad y se destruyera a sí propio atacando a McCain de una forma contradictoria con las tres patas del triángulo estratégico de Obama; o bien… McCain podía ir por la vía de los golpes bajos, violando a propósito los términos de su propio triángulo estratégico en la esperanza de que lograría destruir a Obama con un ataque personal brutal antes de que las consecuencias de la violación le pasaran a él mismo factura.

La primera opción resultaba poco halagüeña para McCain, porque Obama había venido cuidándose de reforzar con meticulosidad las tres patas de su propio triángulo estratégico durante por lo menos año y medio, y su épica batalla con Hilary Clinton le había obligado a fortificar sus defensas contra cualquier tentación autodestructiva. No hay la menor prueba de que McCain llegara a entender siquiera la naturaleza de la opción estratégica a la que le había obligado Obama. Se percatara o no de ello, McCain eligió la segunda opción estratégica, la cual, por decirlo en términos militares, terminó siendo la antítesis del consejo de Sun Tzu, según el cual hay que concentrar siempre las propias fuerzas en el punto débil del enemigo. McCain, como Hilary, se avilantó a debilitar su propio triángulo estratégico con un revoltillo de asaltos tácticos dispersos que no hicieron otra cosa que robustecer directamente la posición de Obama. En efecto, lo que en la campaña de McCain pasaba por “estrategia” no era sino el alocado lanzamiento a Obama de cualquier cosa que a mano se encontrara, en la esperanza de que algún golpe afortunado resultara definitivo.

Pero un revoltillo de empujones y ataques a la desesperada no es una estrategia en ningún sentido serio de la palabra; es, a lo sumo, un conjunto de tácticas inconexas y dispersas. Y si el enemigo es astuto en el desarrollo de un juego M&M, esas maniobras son la mejor receta para la autoinmolación. Cuando se hizo evidente la futilidad de cada asalto, McCain cambió de táctica en lo que pasó a ser un batiburrillo de intentos, cada vez más desesperados, de encontrar algo que funcionara: Ayers, Joe el fontanero, Obama socialista, Obama redistribuidor de la riqueza, vuelta a Joe el fontanero, etc.; la impresión resultante era la de una inútil búsqueda de alguna combinación, de cualquier combinación, de puñetazos afortunados que dieran en el blanco y tumbaran al contrario.

La irreflexiva desesperación de McCain cobró un destacado perfil cuando el efecto exógeno del desplome financiero hizo intrusión en la campaña y McCain se dejó tentar para perpetrar un truco de altos vuelos que pronto terminó en una embarazosa debacle. McCain comenzó por proponer públicamente un gran trato para postergar el tercer debate, “por mor del país”; luego sembró confusión yendo a Washington para construir un consenso bipartidista, pero, estando en Washington, no hizo nada por encarar el problema o armar un consenso. Luego invirtió la marcha, diciendo que las cosas estaban ya lo bastante encaradas, de modo que sí, podría participar en el debate. Demasiado para su pretensión de poseer una sabiduría nacida de la dura experiencia. Mientras un McCain agresivo zascandileaba en el borde mismo del abismo, Obama se mantuvo sereno.

Aunque podría citar muchos otros ejemplos, creo que está claro ya que la decisión de McCain de emular a Hilary y tomar la vía de los golpes bajo encajó como anillo al dedo en la estrategia M&M de Obama: McCain gastó su energía en hacer trizas su propio triángulo moral. No es, pues, sorprendente que su juego mental degenerara en confusión y desorden, y lo que es todavía más importante, que se destruyera moralmente a sí propio. Y al hacerlo, fue McCain quien más contribuyó a demostrar que no era apto como presidente: como la mayoría de los pilotos de combate –el coronel Boyd fue una asombrosa excepción—, McCain no pudo o no quiso pensar más allá de la táctica. A pesar de la valentía personal que pudo haber demostrado en sus años como oficial naval, la ineptitud en el juego estratégico evidenciada en su duelo con el astuto Obama probó que es un hombre moral y mentalmente incapaz para ser un comandante en jefe exitoso.

Obama, por otra parte, volvió a probar que es un maestro de los juegos de estrategia, y ser un dirigente eficaz –presidente de la nación, o comandante en jefe— no tiene sino que ver con la estrategia.

Dicho en los términos del Diseño Moral para la Gran Estrategia –la estrategia M&M del Coronel Boyd—: McCain se esforzó por beneficiarse de la violación de códigos y normas de conducta que se jactaba de observar estrictamente y que los demás esperaban que observase estrictamente, y al hacerlo, se destruyó a sí mismo en el nivel mental de la lucha corrompiendo su propio proceso de toma de decisiones. En lo que hace al nivel moral de la contienda, McCain se deshonró a sí mismo dejando que su ambición destruyera la misma identidad que tan tenazmente había venido construyendo desde comienzos de los 80. Sólo en su último discurso, ya como derrotado, trató de recobrar esa identidad.

Queda, sin embargo, una cuestión de más calado: ¿pretende realmente Obama honrar su doble promesa de unidad y cambio? Ninguno de sus principales adversarios en la carrera presidencial tuvo el sentido estratégico y la capacidad para obligar a Obama a declarar cómo pretende colmar los elevados sueños y las grandes esperanzas que logró suscitar con su estrategia M&M. Un primer indicador de sus intenciones reales será el nombramiento de sus secretarios del Tesoro y de Defensa. Si elige entre los aparatchiki demócratas o exclintonitas que magnificaron los problemas existentes que luego Bush aún empeoró, la presidencia de Obama no será sino un paso más en el despeñadero que comenzó con el estilo de toma de decisiones con cañones y mantequilla en la guerra de Vietnam.

Franklin “Chuck” Spinney es un antiguo analista militar del Pentágono que se hizo famoso en los 80 por lo que llegó a llamarse el Informe Spinney, en donde se criticaba la búsqueda implacable, por parte del Pentágono, de complejos y costosos sistemas armamentísticos sin atender a consideraciones presupuestarias. A pesar de los intentos de sus superiores por enterrar el controvertido informe, logró exponerlo ante una sesión de la Comisión Presupuestaria de Defensa del Senado de los EEUU y convertirlo en portada del Time Magazine en marzo de 1983. Cuando Chuck Spinney se retiró del Pentágono tras 33 años de servicio, la entrevista que con ocasión de su retiro le hizo Bill Moyers logró el premio Emmy al mejor programa informativo de 2003. Actualmente, vive a bordo de un barco velero en el Mediterráneo.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ricardo Timón

COFEVI saluda en Ciudad Delgado a Mauricio Funes

CIUDAD DELGADO, 8 de noviembre de 2008 (SIEP) El periodista Mauricio Funes, candidato presidencial del FMLN, saludo esta tarde a los pastores bautista y luteranos Alex Orantes, Ricardo Cornejo y Roberto Pineda, integrantes de la coalición ecuménica COFEVI.

Las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI surgen en el 2001 con una espiritualidad profética que se manifiesta en la renovación litúrgica, el estudio bíblico desde los excluidos, la solidaridad con los que sufren, el acompañamiento a los que luchan, la predicación de la Palabra de Dios y la administración de los Sacramentos.

El Rev. Alex Orantes explicó que “en el 2004 apoyamos y acompañamos la candidatura presidencial de Schafik Handal y hoy apoyamos desde nuestras congregaciones en todo el país a la candidatura de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Ceren.”

“Consideramos nuestra responsabilidad evangélica librar a El Salvador del flagelo de esta dictadura arenera, que ha hundido a nuestra patria en una profunda crisis de pobreza, desempleo y desesperanza…”

“Tenemos confianza en que con Mauricio y Salvador lograremos salir adelante y es por eso que no podemos dormirnos, debemos de despertar y actuar, no dejar que se apaguen nuestras lámparas de esperanza…”

“Y por eso nos da mucha alegría presenciar como este pueblo de Ciudad Delgado vibra con el cambio que se acerca, y se prepara para defender la victoria popular del 2009, se prepara para este nuevo amanecer…”concluyó el pastor bautista.