Manifiesto del Partido Comunista de El Salvador, de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” y de la Resistencia Nacional, al Pueblo Salvadoreño, a los Pueblos Centroamericanos y del Mundo
I.- LA UNIDAD REVOLUCIONARIA, CONQUISTA DE NUESTRO PUEBLO HEROICO
La Resistencia Nacional (R.N.), las Fuerzas Populares de Liberación (F.P.L.) “Farabundo Martí” y el Partido Comunista de El Salvador (P.C.S.), plenamente conscientes de nuestra responsabilidad histórica y de que la unidad es un paso imprescindible para el triunfo de la lucha popular, hemos tomado el acuerdo de constituir un organismo de coordinación revolucionaria entre nuestras Direcciones Nacionales y nos hemos comprometido a poner en marcha un proceso de creciente coordinación de la política y la lucha de nuestras tres organizaciones.
Este acuerdo se orienta a alcanzar progresivamente los más elevados e integrales niveles de la unidad y está abierto a la incorporación de las demás organizaciones revolucionarias de nuestro país.
Estamos firmemente convencidos que el pueblo salvadoreño necesita unir todas sus fuerzas para liberarse; necesita la unidad combativa de sus fuerzas revolucionarias, de sus fuerzas democráticas, de todos sus hombres y mujeres patrióticos, honestos y progresistas.
La constitución de este organismo de coordinación es un paso decisivo, una contribución determinante para rescatar a la Patria de la opresión, la injusticia y la dominación imperialista, para conquistar la libertad, la justicia social, la independencia nacional verdadera, la liberación popular y la paz.
La unidad de nuestras organizaciones multiplica el poderío de nuestro pueblo, afirma su vocación patriótica, acerca el momento de su liberación. Es por ello que hemos concertado este acuerdo, recogiendo un anhelo del pueblo salvadoreño y centroamericano, una demanda de cada vez más amplios sectores.
II.- LAS RAICES HISTÓRICAS DE NUESTRA LUCHA
La heroica lucha que libra hoy el pueblo salvadoreño tiene hondas raíces históricas. Las duras y gloriosas jornadas de nuestro pueblo se remontan a las épocas de la tenaz resistencia contra el yugo colonial español y son innumerables las batallas que ha librado por la independencia, por su derecho a la tierra, al pan y a la instrucción, por las libertades democráticas, contra la dominación del imperialismo yanqui y por el triunfo definitivo de sus aspiraciones revolucionarias.
La lucha por la independencia de España y en contra de la anexión de Centroamérica al imperio de Iturbide; la insurrección de los nonualcos, encabezada por Anastasio Aquino, para conquistar la igualdad y el cese de la bárbara explotación de los terratenientes; la entusiasta incorporación al glorioso Ejército de Morazán, para derrotar el predominio de la reacción conservadora y unir Centroamérica bajo una bandera liberal y democrática; la participación junto a los hermanos pueblos del Istmo en la guerra contra William Walker, mercenario de las ambiciones expansionistas y esclavistas yanquis, que pretendían adueñarse de Centroamérica; la resistencia campesina contra el despojo de las tierras ejidales y comunales, son los principales jalones en la historia de las luchas populares del siglo pasado.
Sobre la base de estas tradiciones democráticas, el pueblo salvadoreño se enfrentó, ya en el siglo actual, al vandálico gobierno de 14 años de los Meléndez Quiñónez; sus mejores hijos se incorporaron, con Agustín Farabundo Martí a la cabeza, a la gloriosa lucha del General de Hombres Libres, Augusto César Sandino, contra los invasores norteamericanos y se alzaron en la insurrección obrero-campesina de 1932, ahogada en la sangre de 30 mil trabajadores. La insurrección militar y popular y la huelga general de abril y mayo de 1944 condujeron al derro¬camiento de la tiranía martinista; los combates en los llanos de Ahuachapan contra el tirano Osmín Aguirre en diciembre de 1944; las combativas movilizaciones que dieron al traste con el tiránico gobierno del Coronel Lemus; las constantes y heroicas luchas de los obreros, campesinos, maestros empleados y estudiantes, para reivindicar sus derechos, enfrentaron y enfrentan exitosamente la sanguinaria escalada represiva desatada por la dictadura militar. Tales hechos muestran el incesante batallar de nuestro pueblo y resume su tradición combativa.
Durante las últimas décadas se ha hecho interminable la lista de los heroicos revolucionarios caídos en la lucha: Saúl Santiago Contreras, José Dimas Alas, Felipe Peña, Clara Elizabeth Ramírez, Lil Milagro Ramírez, Manuel Rivera, Rafael Arce Zablah, Rafael Aguiñada, Víctor Manuel Sánchez y tantos otros, conocidos unos, anónimos los más, que han ofrendado sus vidas ejemplares por la justa causa de la liberación popular, cuyo sacrificio permitirá a millones de salvadoreños y a las futuras generaciones gozar de una sociedad justa, sin explo¬tación ni miseria.
De esas tradiciones patrióticas, democráticas y revolucionarias de nuestro pueblo, de los humildes y explotados, son herederas nuestras organizaciones. Hemos nacido y nos hemos desarrollado bajo los incesantes golpes de los enemigos más encarnizados. Hemos vivido vinculados íntima e inseparablemente a las grandes mayorías: hemos crecido y nos hemos fortalecido con su apoyo moral y material. Es por eso que no han podido ni podrán destruimos. Agrupamos a los más firmes y conscientes defensores de los intereses de la Patria y el pueblo, y con las demás organizaciones populares, somos el fruto de este largo combate histórico.
Hemos llegado así a este momento decisivo de la historia nacional más fuertes, más experimentados, más resueltos y capacitados para organizar y dirigir hasta la victoria definitiva la lucha del pueblo salvadoreño.
III.- CERRANDO LA SALIDA PACIFICA, LA OLIGARQUÍA LE IMPUSO LA VIOLENCIA AL PUEBLO
Durante los últimos 25 años, particularmente desde finales de los años sesenta, la lucha del pueblo salvadoreño se ha venido haciendo más permanente, sistemática y organizada, más conciente y combativa.
A lo largo de este intenso período, nuestro pueblo recurrió primero a métodos pacíficos, buscando hacer uso de las vías que aparentemente le ofrecía la Constitución para transformar la sociedad en beneficio de las grandes mayorías. Al concurrir a elecciones, el fraude, la imposición y la represión fue lo que el pueblo obtuvo por respuesta. La oligarquía, sus agentes e instrumentos militares y políticos cerraron esa vía pacífica, cerraron la posibilidad de que el pueblo salvadoreño alcanzará sus anhelos y objetivos históricos sin derramar su sangre.
Esa experiencia histórica no fue inútil: las grandes mayorías realizaron de ese modo su aprendizaje en la escuela insustituible de la dura experiencia propia, comprendieron que la transformación del país, la libertad y la justicia social únicamente pueden conquistarse arrancando el poder al puñado insaciable de grandes explotadores, verdugos y vendepatrias; que por ese objetivo es necesario combatir empuñando las armas, ejerciendo el más legítimo y supremo derecho de todo pueblo: el derecho a la insurrección.
La violencia no la buscó el pueblo salvadoreño, le fue impuesta por la oligarquía y su obediente y criminal tiranía militar. A la violencia del sistema imperante que condena a los trabajadores al hambre, a la miseria, al analfabetismo y al desempleo, que mata de desnutrición a nuestros niños, que niega los más elementales derechos de nuestra población, vino a sumarse a la constante agresión militar contra el pueblo desarmado, particularmente por parte de los cuerpos de seguridad (recordar por ejemplo los casos de Chinamequita, La Cayetana y Tres Ca1les en 1974). Llevando adelante lo que llaman “guerra de contra-insurgencia”, han intentado ahogar en sangre todos los anhelos y luchas de las grandes mayorías.
Esto hizo conciencia en nuestro pueblo de que no le quedaba otro camino que armarse, organizarse para repeler esa agresión y defender así sus luchas, sus conquistas y su derecho a transformar la sociedad.
De esta manera, la lucha armada se fue uniendo generalizada e indisolublemente a la lucha reivindicativa y política; se creó y multiplicó la guerrilla revolucionaria, se multiplicaron en vasta escala los órganos de auto-defensa de las masas, hasta el surgimiento de la milicia y se ha puesto en marcha la construcción del Ejército Popular. ¡Ahora la violencia revolucionaria, en todos sus aspectos, es un derecho adquirido e irrenunciable del pueblo salvadoreño!
La oligarquía y sus testaferros claman hoy hipócritamente por la “paz”; pretenden que nuestro pueblo se resigne y se humille a su cruel dominación, que acepte sin protesta el entreguismo y el saqueo de la Patria.
Esa paz quieren imponerla con la matanza, los desaparecimientos, la cárcel y el destierro; es la paz de los cementerios. Las FPL, la RN y el PCS luchamos con el pueblo por una paz con justicia, independencia y libertad, y por tanto sólida y perdurable. Junto con todo el pueblo conquistaremos combatiendo esa paz justa.
IV.- LA CRISIS NACIONAL ES PROFUNDA Y NO PUEDE RESOLVERSE CON PARCHES Y MASACRE
La sociedad salvadoreña actual está estructurada para que unos pocos vivan en la opulencia, para que las potencias imperialistas puedan saquearnos tranquilamente, para que unos cuantos puedan establecer su despiadada dominación. Pero esas estructuras económico-sociales se encuentran hoy en una profunda crisis.
Están en crisis las relaciones de propiedad, producción y distribución de la riqueza; la dependencia comercial, financiera y tecnológica del imperialismo; la explotación de las transnacionales establecidas en suelo nacional. La crisis económica que vive todo el mundo capitalista agrava la crisis nacional.
También se encuentra en crisis irremediable la dictadura militar que nos ha oprimido a lo largo de 48 años, constituida en guardián de la oligarquía y del imperialismo. Hace ya mucho tiempo que el pueblo rechaza seguir dominado por esta dictadura militar sangrienta. La crisis política agrava la crisis económica, acelera la fuga de capitales y genera el estancamiento e incluso el retroceso de la economía nacional
Se han quebrado los tradicionales instrumentos jurídicos e ideológicos de las clases dominantes para influir y someter a las masas trabajadoras. El signo de nuestros días es la creciente rebeldía popular.
Por todo ello se han agrietado las filas de las mismas clases dominantes y de su aparato militar.
El heroísmo de la resistencia y del combate popular han derrotado la salida a la crisis que la burguesía pretendía imponer con un modelo fascista o fascistoide de dominación, basado en la represión y el exterminio sangriento de las organizaciones y los militantes revolucionarios.
Se han visto frustrados los intentos por constituir una supuesta tercera alternativa histórica, el reformismo. Los acontecimientos que hemos vivido a lo largo de la coyuntura creada con el golpe de Estado del 15 de octubre, han puesto en evidencia que la crisis no puede resolverse por esta vía, como pretenden algunos sectores del imperialismo, de la burguesía y de las capas medias.
Los esfuerzos que se hacen para salvar el proyecto reformista, contando ahora con un apoyo más resuelto del gobierno de los EE.UU., están condenados al fracaso.
Los sectores oligárquicos e imperialistas más reaccionarios, partidarios de la contrarrevolución, no desean apoyar el proyecto reformista y tratan de imponer al país una guerra genocida, realizar la matanza de decenas de miles de trabajadores e intelectuales, de gente humilde del pueblo.
Al mismo tiempo que damos esta voz de alerta, afirmamos que la contrarrevolución no puede destruir el movimiento revolucionario y popular y será ella derrotada por el puño implacable del pueblo unido y en armas.
V.- LA REVOLUCIÓN POPULAR, ÚNICA SOLUCIÓN VERDADERA
Ya nadie debe confundirse: la única alternativa verdadera y eficaz de solución a la crisis nacional en beneficio del pueblo, es la revolución popular armada, cuyas fuerzas maduran aceleradamente en el seno de éste.
Esa revolución no será un acto de venganza sino de justicia y transformación liberadora; asegurará las libertades y derechos democráticos para todo el pueblo, instaurará así, una verdadera democracia; entregará la tierra a las grandes mayorías del campo, que son quienes en realidad la trabajan haciéndola producir; conquistará la verdadera independencia nacional, recuperando para nuestro pueblo el derecho a decidir libremente su destino; asegurará, con estos y otros cambios fundamentales, condiciones de vida materiales y culturales dignas para el pueblo trabajador.
Estas grandes tareas sólo pueden realizarse si previamente la revolución triunfa, es decir, si conquista el poder, destruye la maquinaria oprobiosa, corrupta y sanguinaria de la tiranía militar y establece en base del poder popular, un gobierno revolucionario, democrático y anti-imperialista.
Tales son los objetivos estratégicos de la revolución por la que luchan nuestras organizaciones, junto con lo más avanzado del pueblo.
Para llevar a la victoria esta revolución, es que hemos decidido poner en marcha con nuestro acuerdo unitario, el proceso de unificación de todas las fuerzas revolucionarias y la unión de éstas con todas las fuerzas democráticas, civiles y militares, religiosas y laicas.
Fuerzas revolucionarias y fuerzas democráticas, son los dos grandes torrentes engendrados por la lucha del pueblo salvadoreño; unir estos dos torrentes significa unir al pueblo, permitirle a éste asumir toda su potencialidad y capacidad y ganarse la más grande solidaridad internacional, para aislar y vencer al enemigo poderoso y cruel.
La unión de las fuerzas revolucionarias y democráticas es una necesidad urgente, es una premisa imprescindible para la liberación del pueblo salvadoreño y debe de lograrse pronto.
Nos dirigimos a los sectores progresistas de la Iglesia y de los militares, de los partidos opositores, a las organizaciones independientes, sindicales y gremiales en general, a tantos intelectuales y personalidades demócratas, con o sin partido, a los numerosos sectores de pequeños y medianos empresarios, que hoy se preocupan por buscar una solución patriótica a la crisis y miran cada vez con mayor recelo las exigencias de la oligarquía de marchar tras ella, tras su carro de explotación y matanzas y les decimos: independientemente de las diferencias ideológicas y políticas que hay entre nosotros y ustedes, reconocemos los méritos de su esfuerzo por alcanzar la democracia y la justicia social para nuestro pueblo y les pedimos contribuir a su unificación para hacer eficaz su lucha por liberarse; les proponemos incorporarse activamente al gran proceso de unidad que está en marcha, concurrir a él con ideas, que nosotros respetaremos con su capacidad y talento, con su influencia y su devoción por la libertad.
Esta magna unión del pueblo salvadoreño hará más pronta, menos difícil y menos dolorosa su victoria liberadora, que no podrá ser impedida por nada ni nadie, aún imponiéndole los mayores sacrificios.
El pueblo salvadoreño, heroico, combatiente, altivo, jamás se resignará a vivir de rodillas. Llegó su hora y se liberará encabezado por sus organizaciones revolucionarias, romperá las cadenas de la dictadura militar reaccionaria de medio siglo y la destruirá para siempre.
VI.- LOS MILITARES HONRADOS DEBEN UNIRSE A LA LUCHA DEL PUEBLO
En la trayectoria de lucha de nuestro pueblo, los militares honestos, con aspiraciones patrióticas y democráticas han escrito páginas importantes.
El Ejército salvadoreño mismo se inició, bajo el mando de su fundador Manuel José Arce, enfrentándose a las ambiciones anexionistas del Imperio Mexicano de Iturbide en 1822. La gesta unionista del General Gerardo Barrios personificó la disposición firme de defender la soberanía de los pueblos centroamericanos y la voluntad reformadora del Ejército salvadoreño en 1850-1860.
En el azaroso y convulso desarrollo del joven Estado surgido de la independencia, el Ejército cayó bajo la hegemonía de las peores fuerzas reaccionarias de los terratenientes; la corrupción y la venalidad de una minoría de jefes permitió que los ideales liberales y democráticos de los fundadores del Ejército fueran traicionados. Este proceso culminó en 1932 al instaurarse la tiranía militar; la función del Ejército se vio reducida a la protección de los que sojuzgan y venden la Patria y a la represión cotidiana de nuestro pueblo, estableciéndose así la oposición tajante entre el Ejército y el pueblo de cuyo seno ha surgido.
El Ejército fue convertido en el partido de la oligarquía de grandes capitalistas y terratenientes, pero en cada generación de militares siempre hubo quienes se conservaron patriotas se rebelaron y se pusieron junto al pueblo y contra sus enemigos. Así lo ha demostrado la gesta gloriosa que escribieron muchos oficiales el 2 de abril de 1944, cuando se alzaron contra Martínez, ofrendando sus vidas. La participación de jóvenes militares en la batalla de Ahuachapan contra Osmín Aguirre, el levantamiento contra Lemus en octubre de 1960, el sofocado alzamiento del 25 de marzo de 1972, son otros ejemplos de que no todos los militares se resignan al triste papel de verdugos que se les ha impuesto.
La disposición de unirse al pueblo que se ha puesto de manifiesto durante los últimos meses en gran parte de los jóvenes oficiales, es una demostración de que vive entre ellos la herencia de esas tradiciones patrióticas. La oligarquía y la reacción se han encargado de burlar nuevamente sus esfuerzos transformadores.
Los militares honrados no quieren un enfrentamiento entre la Fuerza Armada y el pueblo en armas. Nosotros compartimos ese sentimiento y confiamos en que, por su honestidad y patriotismo, por ser parte del pueblo, estos militares ocuparán el lugar que les corresponde junto a nosotros para construir una sociedad nueva. Los soldados y clases son en el Ejército los que mejor comprenden la lucha del pueblo, porque ellos mismos son trabajadores e hijos de trabajadores y tienen asegurado su puesto en el Ejército Popular. Juntos construiremos una sociedad donde el Ejército sea verdadero brazo armado del pueblo, defensor de su libertad y de la justicia, garantía firme de la soberanía hoy escamoteada y de la independencia hoy pisoteada.
VII.- APOYAMOS LAS LUCHAS REVOLUCIONARIAS Y LAS CAUSAS DEMOCRÁTICAS DE TODOS LOS PUEBLOS Y APRENDEMOS DE ELLAS
La heroica lucha del pueblo nicaragüense, encabezada victoriosamente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, es una fuente más de inspiración de nuestra unidad y disposición a combatir hasta vencer.
La victoria sandinista ha abierto una época de revolución en el Istmo centroamericano, nos enriquecemos con su experiencia y la sabremos aprovechar, adaptándola a nuestra situación y problemas.
Tal como nos opusimos a la intervención del CONDECA y del imperialismo yanqui en la lucha contra Somoza, condenamos cualquier intento intervencionista para frustrar las ansias liberadoras de nuestro pueblo.
Concebimos la revolución en El Salvador como parte de la revolución en Centroamérica y como un particular aporte de nuestro pueblo a la lucha por la liberación de todos los pueblos del continente. Apoyamos las posiciones democráticas que asumen e impulsan cada vez más pueblos y gobiernos latinoamericanos. Valoramos muy altamente las posiciones anti-imperialistas, la defensa de los avances democráticos y de la paz internacional patrocinadas por los pueblos y gobiernos de Panamá, México y Costa Rica, países del Pacto Andino y del Caribe. Respaldamos la lucha de los pueblos de Puerto Rico, Belice y Panamá por conquistar el derecho a ser dueños de su propio destino y a establecer la soberanía en todo su territorio.
Anhelamos la unidad centroamericana, pero rechazamos que pueda construirse sobre la base de la intervención extranjera y el sojuzgamiento de nuestros pueblos. Nos proponemos estrechar los vínculos con todos los países centroamericanos. Deseamos establecer relaciones amistosas y fraternales con todos los pueblos del mundo, sobre la base de la autodeterminación.
Condenamos todas las formas de colonialismo. Apoyamos la lucha de los pueblos del mundo contra la opresión extranjera y contra el racismo, particularmente la lucha del pueblo palestino contra el sionismo y de los pueblos de África contra el racismo y el apartheid.
Respaldamos en todos sus puntos los acuerdos de la Sexta Cumbre del Movimiento de los Países No Alineados, celebrada en La Habana; buscamos el establecimiento de un nuevo orden económico internacional y somos resueltos partidarios de la distensión, el desarme y el aseguramiento de la paz mundial.
VIII.- CON LA UNIDAD DEL PUEBLO HASTA LA VICTORIA FINAL
La trascendencia de nuestro acuerdo de coordinación y unidad abre una nueva página de la historia nacional, hacia la conquista de la liberación definitiva de nuestro pueblo.
Obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados, intelectuales progresistas, habitantes de tugurios, pequeños y medianos empresarios, clero progresista, sectores democráticos en general, soldados y oficiales patrióticos, hombres y mujeres de nuestro pueblo, formemos todos la gran unidad hacia la definitiva liberación popular.
¡Ha llegado el momento de los supremos esfuerzos por el triunfo de la revolución!
Las etapas decisivas serán duras y dolorosas, pero el triunfo es inevitable. La sangre derramada por miles y miles de patriotas desde el siglo pasado, las aspiraciones y la sangre de nuestros queridos compañeros caídos durante los últimos años, fructifican hoy luminosamente en la unidad de nuestro pueblo en marcha hacia la victoria final.
¡Viva la firme y amplia unidad del pueblo salvadoreño!
¡Viva la alianza obrero campesina!
¡Por el Gobierno Popular Revolucionario!
¡Viva la solidaridad internacional de los pueblos!
¡Con la unidad del pueblo, hasta la victoria final!
El Salvador, Centroamérica, 10 de enero de 1980
Dirección Nacional Ejecutiva de la Resistencia Nacional
R.N.
Comité Central del Partido Comunista de El Salvador
P.C.S.
Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación FPL Farabundo Martí
F.P.L.
¡Revolución o Muerte, el Pueblo Armado Vencerá!
¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Lucha armada hoy, socialismo mañana!
NUESTRAS ORGANIZACIONES POPULARES EN MARCHA HACIA LA UNIDAD.
POSICION DEL FAPU, LP-28, BPR, UDN
Manifiesto al Pueblo Salvadoreño, a los pueblos centroamericanos y del mundo, de las Organizaciones Bloque Popular Revolucionario B.P.R., Unión Democrática Nacionalista U.D.N – Frente de Acción Popular Unificada F.A.P.U., Ligas Populares 28 de Febrero L. P. -28
LA PROFUNDA CRISIS ECONOMICA Y POLITICA QUE VIVE NUESTRO PAIS
Nuestro heroico pueblo ha tenido que vivir en la miseria y soportar la explotación y la dominación de potencias extranjeras que sin consideración alguna han estado robando nuestras riquezas por más de 400 años. Ante esta grave situación la respuesta del pueblo salvadoreño ha consistido siempre en la lucha por sacudirse el yugo explotador y por expulsar al invasor de nuestro suelo.
El Pueblo ha creado riquezas y vive en la pobreza; debido a la voracidad insaciable de las minorías criollas y extranjeras que viven en la opulencia, sin importarles que los trabajadores mueran de hambre, sin importarles que los trabajadores no tengan techo que les libre de las inclemencias del tiempo, sin importarles que los trabajadores no tengan vestido que les libre del frío, porque los trabajadores lo único que tienen es miseria y hoy más que nunca están dispuestos a perderla para entonar cantos de libertad y de justicia.
En la búsqueda por mejorar sus condiciones de vida nuestro heroico pueblo se ha venido incorporando cada día más a la lucha por la defensa de sus intereses más sentidos, como también por conquistas una patria nueva donde imperen la paz y la justicia.
En este duro camino ha tenido que soportar y enfrentar la más cruel represión y las más diversas maniobras de las clases que ostentan el poder en el país y del imperialismo que en todo momento han tratado de ahogar en sangre esos anhelos de justicia.
Pero el pueblo con su lucha ha venido derrotando cada una de las maniobras del imperialismo y la oligarquía y hoy se encamina con pasos firmes a la conquista de su liberación definitiva. ¡No hay otra alternativa.
LA ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA UNICA SOLUCION A LA CRISIS QUE VIVE EL PAIS
La aguda crisis que padece nuestro país tanto en su estructura económica como política no puede ser resuelta ni por los reaccionarios más recalcitrantes, ni con los proyectos más demagógicos y reformistas como el que impulsa el gobierno actual encabezado por la Democracia Cristiana bajo control del imperialismo, sino por el contrario dicha crisis se profundizará y sólo podrá ser resuelta con las medidas revolucionarias que impulsa el pueblo salvadoreño.
Es decir que sólo la revolución es capaz de resolver los problemas de hambre y miseria y opresión que hoy azotan a millones de salvadoreños. La crisis podrá ser resuelta únicamente con medidas económicas, políticas y sociales que beneficien al pueblo y que acaben con el predominio de una minoría oligárquica que durante años se ha apropiado de las riquezas generadas con el trabajo del pueblo.
Tanto los sectores oligárquicos come la bota invasora del imperialismo norteamericano y algunos reformistas están pretendiendo negar la capacidad del pueblo para solucionar la crisis actual y no sólo la han negado sino adversado propagando la idea de que la revolución impone un costo social muy alto; callando de ese modo el precio que ha pagado ya con el derramamiento de la sangre de sus mejores hijos, negando el costo social que ha significado el hambre, la miseria y la explotación que por decenas de años ha soportado nuestro pueblo.
Pero a pesar de que los enemigos de la justicia social han propagado ideas contrarias a los intereses del pueblo, este ha entendido ya que la lucha es el único camino para lograr la democracia, los cambios y la justicia social y se ha incorporado recientemente a las distintas organizaciones revolucionarias y a las luchas que libran en defensa de los intereses populares.
La alternativa revolucionaria se ha esbozado no sólo como una respuesta histórica a esa crisis; sino como una alternativa real posible en estos momentos, sobre todo ante el fracaso de los distintos ensayos oportunistas y reformistas incluyendo el proyecto demócrata-cristiano el cual esta destinado al más rotundo fracaso puesto que tendrá que estrellarse contra la resistencia de la oligarquía y de los sectores más reaccionarios de la fuerza armada así como con el creciente accionar del movimiento popular que lucha por la conquista de sus reivindicaciones más sentidas y de su libertad.
Ha quedado demostrado que la crisis no puede ser superada con proyectos demagógicos y reformistas debido ala profunda descomposición del Sistema Capitalista Dependiente; esta descomposición ha sido pintada por las clases dominantes como una simple crisis de gobierno. Sin embargo el pueblo sabe que estamos frente al profundo desmoronamiento de las estructuras del sistema injusto de explotación y miseria y a las puertas de uno nuevo que habrá de construirse a partir de sus luchas.
LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA CONDICION BASICA PARA EL TRIUNFO DE LA REVOLUCION
Estando las condiciones objetivas del desarrollo de nuestra sociedad maduras para el triunfo de la revolución, la unidad del movimiento popular resulta ser un imperativo, una necesidad histórica y una condición básica par marchar en la ruta definitiva hasta la victoria del pueblo. Comprendiendo esta necesidad, este reto a los revolucionarios, las organizaciones FAPU, BPR, LP-28 y UDN, hemos iniciado un proceso de unidad y coordinación de nuestras luchas; y queremos en perspectiva llegar a crear formas orgánicas que acrecienten la efectividad de los golpes que habremos de seguir dando a la oligarquía salvadoreña y al imperialismo; y que faciliten y hagan más efectivas las conquistas del pueblo. este paso, este proceso unitario iniciado constituye el signo más importante y esperanzador de nuestro pueblo, y s un gesto de madurez políticas de las organizaciones populares más representativas.
LA UNIDAD PRODUCTO DE LA LUCHA
Reconocemos que este proceso de unidad iniciado por nuestras organizaciones es el producto de la lucha que hemos librado todos los patriotas aglutinados en organizaciones democráticas y revolucionarias; ha sido la lucha concreta de todos, lo que nos ha hecho madurar y reconocer no sólo al enemigo común del pueblo sino el papel que cada uno ha de jugar en la lucha.
De esta manera hemos visto el infatigable batallar del pueblo salvadoreño que con mística revolucionaria ha podido combatir para defender sus intereses aun en los momentos más desfavorables y adversos, teniendo que pagar con la sangre de sus mejores hijos.
La unidad que estamos construyendo es el fruto de la lucha heroica de la clase obrera, del campesinado, de los maestros y todos los trabajadores que han sabido defender con el puño en alto el espíritu indomable de nuestro pueblo.
Las multitudinarias acciones realizadas por e! LP-28, U.D.N., B.P.R. y F A P.U. han demostrado que somos la mayoría del pueblo organizado y que seguiremos creciendo como un río caudaloso que arrastre y limpie nuestro suelo de toda la escoria e inmundicia de las minorías que ahora usurpan el poder que le pertenece al pueblo.
Este hecho es, por otra parte un homenaje a todos los que en la lucha por la liberación de nuestro país han ofrendado sus vidas combatiendo heroicamente.
Ratificando ante sus memorias nuestra disposición de avanzar en este proceso para hacer realidad la causa por la que ellos cayeron.
RECONOCEMOS EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES DEMOCRÁTICAS
La unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas esta llamada a formar una férrea muralla contra la que fracasará todo intento de la contrarrevolución, ya sea en su forma represiva y reformista. Por eso llamamos a todas las organizaciones democráticas, personas progresistas, pequeños y medianos empresarios, a los profesionales, estudiantes, señoras de los mercados, etc., a cerrar filas contra los enemigos del pueblo, para que estemos en la capacidad de formar la más amplia y poderosa unidad de fuerzas revolucionarias y democráticas que harán posible la conquista de un gobierno verdaderamente revolucionario que junto a su pueblo haga realidad la democracia y la justicia social. Expresamos nuestra solidaridad con todos los patriotas que luchan por la liberación definitiva de nuestro pueblo y de manera especial con las organizaciones que forman el Foro Popular.
Del mismo modo, con aquellos militares que no abandonan sus aspiraciones de cambio y justicia muy a pesar del predominio que por hoy tienen los sectores más reaccionarios del ejercito , y les llamaos a la lucha junto al pueblo por esos ideales de paz basados en la justicia social.
El pueblo salvadoreño debe hoy más que nunca profundizar el impulso de su lucha reivindicativa por conquistar sus justos intereses, debe incorporarse a las diversas organizaciones populares y prepararse para batallar en todos los niveles que la lucha y el momento demanden, siguiendo el ejemplo de la lucha de otros pueblos especialmente del heroico pueblo nicaragüense que mediante la unidad de todo su pueblo conquistó su libertad.
Marchamos con paso firme y unitario con la antorcha de la libertad en nuestras manos hacia la conquista de la paz, la libertad y la justicia que tanto anhela nuestro pueblo.
POR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS Y DEMOCRATICAS
FRENTE DE ACCION POPULAR UNIFICADA F.A.P.U.
LIGAS POPULARES 28 DE FEBRERO L.P.-28
BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIO B.P.R.
UNION DEMOCRATICA NACIONALISTA U.D.N.
San Salvador, El Salvador, 11 de Enero de 1980
Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario del UDN, LP-28, BPR, FAPU
Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario
UDN, LP-28, BPR, FAPU
Las estructuras económicas y sociales de nuestro país, que han garantizado el enriquecimiento desmesurado de una minoría oligárquica y la explotación de nuestro pueblo por el imperialismo yanqui, se encuentran en una crisis profunda e insalvable.
También se encuentra en crisis la dictadura militar, todo el ordenamiento jurídico y la ideología que han defendido y defienden los intereses oligárquicos e imperialistas norteamericanos, oprimiendo y sometiendo al pueblo salvadoreño por medio siglo.
Las filas de esas clases dominantes se han agrietado y los intentos fascistas y reformistas para superar la crisis han fracasado, victimas de sus propias contradicciones y golpeados por la decidida y heroica acción del movimiento popular. Este fracaso no ha podido ser impedido ni siquiera por la casa vez más descarada intervención norteamericana en respaldo de esos proyectos anti-populares.
El fiel apego de las organizaciones revolucionarias a los intereses y aspiraciones del pueblo salvadoreño, ha permitido que, de manera indisoluble, se fortalezcan y ahonden sus raíces entre las grandes mayorías trabajadoras y las capas medias. El movimiento revolucionario por su arraigo popular, es ahora indestructible y constituye la única alternativa para el pueblo salvadoreño, que no podrá ser detenido ni desviado en su lucha por conquistar una patria libre en la que se realicen sus anhelos vitales.
La crisis económica y política de las clases dominantes, por un lado, y por otro, la pujanza del movimiento popular, constituido en la fuerza política decisiva de nuestro país, ha originado un proceso revolucionario y condiciones para que el pueblo asuma el poder.
La transformación revolucionaria de nuestra sociedad, sometida hasta ahora a la injusticia, el entreguismo y el pillaje, es hoy una realidad posible y próxima. Solo mediante ella conquistará y asegurará nuestro pueblo las libertades y derechos democráticos que le han sido negados.
Únicamente la revolución solucionará el problema agrario, generando en beneficio de las masas campesinas y de los asalariados agrícolas condiciones materiales y espirituales de vida favorables a la inmensa mayoría de nuestra población, sumida hoy en la miseria, el atraso cultural y la marginalidad.
Será la revolución la que conquiste la verdadera independencia política de nuestro país, dándole al pueblo salvadoreño el derecho de determinar libremente su destino y de alcanzar la independencia económica real.
Esta revolución es por ello, popular, democrática, anti-oligárquica y busca conquistar la efectiva y verdadera independencia nacional. Sólo la victoria revolucionaria detendrá la criminal represión y hará posible que el pueblo conquiste la paz de que hoy no goza; una paz sólida, basada en la libertad, la justicia social y la independencia nacional.
Esta revolución que esta en marcha, no es, ni podrá ser, la obra de un grupo de conspiradores; por el contrario, es el fruto de la lucha de todo el pueblo, es decir, de lo obreros, de los campesinos, de las capas medias en general y todos los sectores y personas honestamente democráticas y patrióticas.
Las filas más conscientes y organizadas del pueblo salvadoreño, que ya son multitudinarias, combaten ahora cada vez más ensanchadas y unidas. Por su disposición combativa, su grado de conciencia, temple y organización y su espíritu de sacrificio en aras del triunfo popular, la alianza de los obreros y campesinos ha confirmado ser el más firme puntal para garantizar la consecuencia y firmeza del movimiento hacia la liberación, en el cual se unen como expresión de la unidad de todo el pueblo las fuerzas revolucionarias y las fuerzas democráticas, los dos grandes torrentes engendrados por la larga lucha librada por el pueblo salvadoreño.
La tarea decisiva de la revolución, de la cual depende el cumplimiento de todas sus tareas y objetivos, es la conquista del poder y la instauración de un GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO que emprenda, a la cabeza del pueblo, la construcción de una nueva sociedad.
TAREAS Y OBJETIVOS DE LA REVOLUCIÓN
Las tareas y objetivos de la revolución en El Salvador son las siguientes:
1. Derrocar la dictadura militar reaccionaria de la oligarquía y el imperialismo yanqui, impuesta y sostenida contra la voluntad del pueblo salvadoreño desde hace cincuenta años; destruir su criminal maquinaria político-militar y establecer el GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO, fundamentado en la unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas, en el Ejército Popular y en el pueblo Salvadoreño.
2. Poner fin al poder y dominio político, económico y social en general, de los grandes señores del capital y de la tierra.
3. Liquidar definitivamente la dependencia económica, política y militar de nuestro país respecto al imperialismo yanqui.
4. Asegurar los derechos y libertades democráticas para todo el pueblo, particularmente para las masas trabajadoras, que son quienes menos los han disfrutado.
5. Traspasar al pueblo, mediante la nacionalización y la creación de empresas colectivas y asociativas, los medios de producción y distribución fundamentales, ahora acaparados por la oligarquía y los monopolios estadounidenses: la tierra en poder de los grandes terratenientes, las empresas productoras y distribuidoras de electricidad, la refinación del petróleo, las empresas industriales, comerciales y de servicios monopólicos, el comercio exterior, la banca, las grandes empresas del transporte. Todo ello sin afectar a los pequeños y medianos empresarios privados, a los cuales se dará estímulo y apoyo, en todo sentido, en las diversas ramas de la economía nacional.
6. Elevar el nivel material y cultural de la vida de la población.
7. Crear el nuevo Ejército de nuestro país, que surgirá fundamentalmente en base del Ejército Popular construido en el curso del proceso revolucionario, al cual podrán incorporarse aquellos elementos sanos, patrióticos y dignos que pertenecen al ejército actual.
8. Impulsar la organización popular en todos los niveles, sectores y formas, para garantizar su incorporación activa, creadora y democrática al proceso revolucionario y conseguir la más estrecha identificación entre el Pueblo y el Gobierno.
9. Orientar la política exterior y las relaciones internacionales de nuestro país, por los principios de la independencia y la autodeterminación, la solidaridad, la convivencia pacífica, la igualdad de derechos y el respeto mutuo entre los estados.
10. Con todo ello, asegurar en nuestro país la paz, la libertad, el bienestar del pueblo y el sucesivo progreso social.
EL GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO, SU INTEGRACIÓN Y SU PLATAFORMA DE CAMBIOS POLÍTICOS, ESTRUCTURALES Y SOCIALES
El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO se integrará con representantes del movimiento revolucionario y popular de los partidos, organizaciones, sectores y personalidades democráticos, dispuestos a participar en la realización de la presente Plataforma Programática.
Este Gobierno se apoyará en una amplia base social y política formada en primer lugar, por la clase obrera, el campesinado y las capas medias avanzadas; íntimamente unidas a ellas, estarán todas las capas sociales dispuestas a llevar adelante esta Plataforma; pequeños y medianos empresarios industriales, comerciales, artesanales, agropecuarios (pequeños y medianos cafetaleros y de los otros renglones de la agricultura y ganadería).
Comprenderá así mismo, a los profesionales honestos, al clero progresista, a partidos democráticos como el MNR, los sectores avanzados de la Democracia Cristiana; a los oficiales dignos y honestos del ejercito, que estén dispuestos a servir a los intereses del pueblo y todo otro sector, grupo, personalidades o segmentos que aboguen por la amplia democracia para las masas populares, por el desarrollo independiente, por la liberación popular.
Todas estas fuerzas concurren actualmente a integrarse en una alianza democrática y revolucionaria en la que se respeta plenamente la ideología política y religiosa de cada una. La forma orgánica de esta alianza voluntaria al servicio del pueblo salvadoreño, será un resultado del consenso de todos aquellos que la integren.
I. MEDIDAS INMEDIATAS EN LO POLÍTICO
1. Cese a la represión contra el pueblo en todas sus formas y libertad de los presos políticos.
2. Esclarecimiento de los presos y desaparecidos desde 1972 y castigo a los responsables (militares y civiles) de crímenes contra el pueblo.
3. Desarme y disolución efectiva de los cuerpos represivos ANSESAL, ORDEN, Guardia Nacional, Policía Nacional, Policía de Hacienda, Policía de Aduana y sus respectivas “Secciones Especiales”; de la “Escuela de Contra-Insurgencia” de Gotera y el llamado “Centro de Instrucción de Ingeniería de la Fuerza Armada (CIIFA)” de Zacatecoluca; de las patrullas militares, cantonales y suburbanas; de las bandas paramilitares privadas de la oligarquía y de toda clase de organizaciones, reales o nominales, dedicadas a la acción y difamación criminales contra el pueblo y sus organizaciones.
Los ahora mal llamados Cuerpos de Seguridad serán sustituidos por una policía civil
4. Disolución de los actuales poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), derogatoria de la Constitución Política y de todos los decretos que la hayan modificado o sustituido. El GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO dictará una ley constitutiva y organizará al estado y sus actividades con el propósito de garantizar los derechos y libertades del pueblo y el logro de los demás objetivos y tareas de la revolución. A este respecto, el GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO se adherirá a la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” de las Naciones Unidas.
Dicha ley constitutiva regirá mientras el pueblo salvadoreño se de a una nueva Constitución Política que refleja fielmente sus intereses.
5. Se reestructurará el poder Municipal de manera que sea un órgano de amplia participación de las masas en a gestión del Estado, un órgano real del nuevo poder popular.
6. El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO realizará una intensa labor de educación liberadora, difusión cultural y organización entre las más amplias masas, a fin de promover su incorporación conciente al desarrollo, fortalecimiento y defensa del proceso revolucionario.
7. Fortalecer y desarrollar el Ejército Popular, al cual se incorporarán los elementos de tropa, suboficiales, oficiales y jefes del actual Ejército que mantengan una conducta limpia, rechacen el intervencionismo extranjero contra el proceso revolucionario y apoyen la lucha liberadora de nuestro Pueblo.
El nuevo Ejército será el verdadero brazo armado del Pueblo, estará a su servicio, será absolutamente fiel a sus intereses y a su revolución; será una Fuerza Armada verdaderamente patriótica, defensora de nuestra soberanía y autodeterminación, decidida partidaria de la convivencia pacífica entre los pueblos.
8. Nuestro país será retirado del CONDECA, del TIAR y de cualquier otro organismo militar o policial que sea instrumento de intervencionismo.
9. El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO establecerá relaciones diplomáticas y comerciales con los demás países, sin discriminar en razón de los diferentes sistemas sociales, sobre la base de la igualdad del derecho, la mutua convivencia y el respeto a la autodeterminación.
Se prestará especial atención al desarrollo de relaciones amistosas con los demás países del área centroamericana (incluidos Panamá y Belice), encaminados a afianzar la paz y la vigencia del principio de no intervención. Particularmente se cultivará el estrechamiento de fraternales relaciones con Nicaragua, como expresión de la comunidad de ideales e intereses entre nuestra Revolución y la Revolución Sandinista.
Nuestro país se incorporará como miembro al movimiento de Países No Alineados y desarrollará una política invariablemente afiliada a la defensa de la paz mundial y en favor de la distensión.
II. LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES
El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO procederá a:
1. Nacionalizar todo el sistema bancario y financiero. Esta medida no afectará los depósitos demás intereses del público.
2. Nacionalizar el Comercio Exterior.
3. Nacionalizar el Sistema de Distribución de la Electricidad y de las Empresas de Producción de las mismas que estén en manos privadas.
4. Nacionalizar la refinación del petróleo.
5. Realizar la expropiación, según la conveniencia nacional, de las empresas monopólicas en la industria, el comercio y los servicios.
6. Realizar una profunda Reforma Agraria que ponga la tierra, ahora en manos de los grandes terratenientes, a disposición de las grandes masas que la trabajan, de acuerdo a un plan efectivo que beneficie a las grandes mayorías de campesinos pobres, medios y asalariados agropecuarios y que promueva el desarrollo de la producción de la agricultura y la ganadería.
La Reforma Agraria no afectará a los pequeños y medianos propietarios de tierra, quienes recibirán estímulos y apoyo para hacerla producir cada vez mejor.
7. Realizar una Reforma Urbana que beneficie las grandes mayorías, sin afectar la pequeña y mediana propiedad de inmuebles.
8. Transformar a fondo el Sistema Tributario, de manera que el pago de impuestos no recaiga sobre los trabajadores. Se disminuirán los impuestos indirectos sobre los artículos y servicios del amplio consumo. Esto se hará posible no sólo por la reforma al sistema tributario, sino también porque el Estado percibirá fuertes ingresos provenientes de la actividad del sector nacionalizado de la economía nacional.
9. Establecer efectivos mecanismos de ayuda crediticia, fomento económico y técnico para la pequeña y mediana empresa privada en todas las ramas de la economía del país.
10. Establecer un sistema de efectiva planificación de la economía nacional, que permita impulsar un desarrollo equilibrado.
III. MEDIDAS EN LO SOCIAL
El GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO orientará sus labores en el terreno social hacia los logros siguientes:
1. Crear fuentes de trabajo suficientes, de manera de absorber la desocupación en el más breve plazo posibles.
2. Hacer efectiva una política salarial justa basada en:
i. Regulación de los salarios, teniendo en cuenta el costo de la vida.
ii. Enérgica política de control y rebaja de precios de los artículos y servicios de primera necesidad.
iii. Aumento sustancial de los servicios sociales a las grandes masas populares. (Seguro Social, educación, diversiones, salud, etc.)
3. Crear un Sistema Nacional Único de Salud, que garantice a toda la población (urbana y rural) un eficiente servicio de medicina, principalmente preventiva.
4. Realizar una campaña masiva de alfabetización que en el menor plazo posible acabe con la lacra social del analfabetismo.
5. Desarrollar un Sistema Educativo Nacional, de manera que asegure la enseñanza primaria a toda la población en edad escolar y se amplíe sustancialmente la educación secundaria y universitaria elevando la calidad y diversificación científico-técnico en todos los niveles e incrementando progresivamente su gratuidad.
6. Promover en amplia escala la actividad y la difusión cultural, apoyando y estimulando efectivamente a os artistas y escritores nacionales, rescatando y desarrollando el patrimonio cultural de la nación, incorporando al acerbo cultural de nuestro pueblo o mejor de la cultura universal y organizando el acceso a todas las manifestaciones de la cultura para las amplias masas populares.
Es opinión unánime de las fuerzas populares y democráticas, que sólo con la realización de las medidas contenidas en esta plataforma, se podrá resolver la profunda crisis estructural y política de nuestro país, en beneficio del pueblo salvadoreño.
Únicamente la oligarquía, el imperialismo norteamericano y quienes sirven a sus intereses antipatrióticos, se oponen y conspiran contra estos cambios.
A partir del 15 de octubre de 1979, diversos partidos y sectores, vanamente han intentado, desde el Gobierno, llevar a la práctica gran parte de las medidas que proponemos, sin derrotar primero al viejo poder reaccionario y represivo y sin instaurar un poder verdaderamente revolucionario y popular.
Esta experiencia confirmó con toda claridad, que esta obra transformadora sólo puede realizarla el movimiento revolucionario unido, en alianza con todas las fuerzas democráticas.
La hora de esta histórica victoria liberadora, por la que el pueblo salvadoreño ha luchado y derramado heroicamente tanta sangre suya, está llegando. Nada ni nadie podrá impedirlo.
¡POR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS Y DEMOCRÁTICAS!
¡HACIA LA CONQUISTA DEL GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO!
COORDINADORA REVOLUCIONARIA DE MASAS
Por el Comité Coordinador Nacional de la UNIÓN DEMOCRATICA NACIONAL, UDN
Co. Manuel Franco
Por la Comisión Política Nacional de las LIGAS POPULARES – 28 DE FEBRERO, LP-28
Co. Leoncio Pichinte
Por el BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIO, BPR
Co. Juan Chacón
Co. Julio Flores
Por el Comité Coordinador Nacional del FRENTE DE ACCION POPULAR UNIFICADA, FAPU
Co. Héctor Recinos
Co. José Napoleón Rodríguez Ruiz
San Salvador, El Salvador, C. A.
23 de febrero de 1980
Segundo manifiesto al pueblo salvadoreño, a los pueblos centroamericanos y del mundo, de la RN, las FPL y el PCS.
1. – Matanza y Reformas: Fórmula Siniestra del Imperialismo Yanqui y de la Junta Militar-democristiana.
En un esfuerzo por impedir al pueblo salvadoreño la conquista de su liberación, la Junta de Gobierno militardemocristiana decretó, el 6 y 7 de marzo, las leyes de reforma agraria y la nacionalización de los bancos, y al mismo tiempo implantó el estado de sitio. Estos pasos fueron dados en un marco de brutal aumento de la represión contra las organizaciones populares. Desde que dichas leyes fueron dictadas, la matanza creció aún más y ha sido convertida en la forma casi única de la represión.
Está claro que la fórmula de la política que aplica el gobierno consiste en “matanza con reformas”. Es una fórmula dictada por el gobierno de los Estados Unidos, quien públicamente apoya y aplaude los pasos de la Junta Militar-Democristiana. Para llevar adelante este plan, los imperialistas yanquis y la Junta han llegado a un entendimiento con un sector de la oligarquía.
Con las reformas se pretende confundir y mediatizar a una parte de los trabajadores salvadoreños, consolidar el actual alto mando militar controlado por la peor reacción, confundir a la opinión internacional acerca de lo que en realidad ocurre en El Salvador, justificar o encubrir la brutal matanza que está teniendo lugar, e incluso justificar la intervención militar de los Estados Unidos y Venezuela sobre nuestro país, si ella llegara a considerarla necesaria Washington.
Con la matanza se busca debilitar e incluso destruir al movimiento popular revolucionario y a las fuerzas democráticas; sus golpes se descargan ya de un modo parejo sobre todos estos sectores, incluso contra los elementos honestos y progresistas del propio Partido Demócrata Cristiano. De manera que, según estos planes, una vez reducidas por la matanza las fuerzas organizadas del pueblo salvadoreño, las reformas que ahora se dictan con cierto radicalismo, serían revertidas o modificadas hasta un punto tolerable por los terratenientes y grandes señores del capital. Es con este cálculo criminal que algunos de estos señores han ofrecido su conformidad o su neutralidad ante las leyes reformistas.
Una reforma agraria profunda que entregue la tierra quienes la trabajan es y ha sido, desde hace largo tiempo, una demanda muy sentida del pueblo salvadoreño, por la que ha luchado y derramado mucha sangre suya. Pero esta reforma agraria decretada por la Junta Militar-Democristiana ha surgido a espaldas del pueblo y sin su apoyo, dictada por sus sanguinarios verdugos para dividirlo y clavarle la cuchillada traidora y luego arrebatarle de nuevo la tierra para devolverla a los terratenientes, como ha sucedido en otros países (Portugal, hace poco).
Lo mismo puede decirse de la nacionalización de los bancos, de la exportación de café y de las reformas laborales que se anuncian.
La matanza y no las reformas es el aspecto principal y decisivo de la malvada política en aplicación por la Junta Militar-Democristiana, con la directa asesoría yanqui. Las reformas son el encubrimiento, la maniobra temporal.
Nos venimos enfrentando hace muchos años a una sanguinaria y creciente represión y bajo sus golpes ha crecido la organización y hecho inquebrantable la voluntad de lucha del pueblo salvadoreño. Por eso podemos decir con absoluta segundad, ante el brutal aumento de la matanza y la maniobra reformista que ahora tienen lugar: nuestro pueblo no será engañado por las reformas envenenadas, ni apartado del cauce revolucionario; tampoco será doblegado por la represión. El movimiento revolucionario responde a este plan criminal uniéndose más y abanderando la resuelta decisión de liberar- se asumida por nuestro pueblo heroico.
II.- El Imperialismo Yanqui prepara Invasión a Nuestro País.
Los imperialistas yanquis, sin embargo, no confían del todo en la eficacia de esta fórmula y trabajan con varios planes al mismo tiempo: disponemos de información suficiente para denunciar que el gobierno de los Estados Unidos ha ordenado a sus Generales preparar la intervención militar contra el pueblo salvadoreño y que, además, ha arrastrado al gobierno democristiano de Venezuela a participar en la agresión.
Se ha dispuesto con ese fin la formación de un ejército invasor integrado con soldados portorriqueños y venezolanos. Puerto Rico es, dolorosamente para todos los latinoamericanos, una colonia de los Estados Unidos y, actuando como sus amos, ahora se disponen los imperialistas a utilizar portorriqueños, mientras sus capataces democristianos les aportan venezolanos, para realizar un trabajo sucio contra un pueblo hermano.
Así, pues, está claro que el gobierno de los Estados Unidos preferiría invadir El Salvador encubriéndose en una “intervención multilateral” y justificando su crimen con un pretexto “decente”: pisotear nuestra patria “en defensa de un gobierno democrático y reformador social y para evitar el derramamiento de sangre”. Facilitarle ambas cosas es la función que los imperialistas yanquis han encomendando al Partido Demócrata Cristiano con su incorporación a la Junta de Gobierno de nuestro país. La alta dirigencia democristiana, principalmente el Ingeniero José Napoleón Duarte, ha pactado este plan con Washington y los ha ayudado a involucrar al gobierno democristiano de Venezuela.
Denunciamos ante el mundo esta siniestra traición y estos propósitos agresivos.
La intervención en realidad ha dado comienzo; he aquí los hechos: han llegado a El Salvador, y se encuentran ya desempeñando sus funciones, varias decenas de instructores militares enviados por el gobierno de Carter para adiestrar a la Fuerza Armada en la “técnica moderna de la guerra de contrainsurgencia”. Se han destinado inicialmente tres batallones para recibir dicho aprendizaje de los instructores yanquis y se ha dispuesto convertir el llamado Centro de Instrucción de Ingeniería de la Fuerza Armada (CIIFA), situado en la ciudad de Zacatecoluca, en una “base estratégica”, con helicópteros, tanques, artillería y tropas especiales, para realizar ese tipo de guerra, que consiste fundamentalmente en un brutal y despiadado exterminio de la población, acompañado de la destrucción física arrasante, por medio de bombardeos aéreos, de artillería y máquinas blindadas, como ha podido verse recientemente en cantones de Suchitoto, áreas aledañas a la carretera Troncal del Norte, muy cerca de San Salvador, en el norte de Chalatenango, en San Vicente, Cojutepeque y otras; de una manera similar a lo ocurrido en otras áreas del mundo, donde los imperialistas yanquis han desplegado sus técnicas de “contrainsurgencia”, aunque cosechando con ello humillantes derrotas, como es bien conocido.
El gobierno de los Estados Unidos otorgó públicamente ayuda militar al gobierno salvadoreño por cinco millones de dólares que luego resultaron ser diez millones.
Se esta intensificando la matanza del pueblo salvadoreñomiembros de las organizaciones revolucionarias o simples sospechosos de serlo una simple mirada a los periódicos de nuestro país en los últimos días, aunque ellos están muy lejos de publicar todas las victimas, es suficiente para confirmar el aumento vertiginoso que está imprimiéndose a la matanza.
Recientemente llegó a El Salvador un militar venezolano de apellido Cardoza, para coordinar planes con el Ministro de Defensa, Coronel José Guillermo García. Mientras tanto, están llegando envíos de armas del gobierno de Herrera Campins (de Venezuela), por el aeropuerto de Ilopango. Fuertes cargamentos de armas de fabricación norteamericana han estado llegando en barcos israelitas al Puerto de Acajutla. Instructores israelitas adiestran en nuestro país a la Guardia Nacional, Así, el gobierno de Israel, como lo hizo en apoyo de Somoza, se presta para entrenar a los verdugos del pueblo salvadoreño y entregarles las armas que el gobierno de Carter prefiere no entregar directamente, para no descubrir el doble juego de su política hipócrita de “apoyo a la democratización y a las reformas sociales”, que mañosamente está proclamando ante el mundo respecto de El Salvador.
Lo mismo hacen instructores vietnamitas del derrocado ejército títere del imperialismo yanqui en el Sur de Viet-Nam. Mercenarios de diverso origen, entre ellos gran cantidad de exguardias somocistas, están ingresando a nuestro país o están siendo concentrados, organizados y armados en Guatemala, a fin de lanzarlos contra nuestro pueblo.
El gobierno de Guatemala y el archi asesino MLN, que jefea el genocida Sandoval Alarcón, son los puntales más activos en la preparación de mercenarios contra el pueblo salvadoreño. Los jerarcas de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), de El Salvador, que hoy se rasgan las vestiduras clamando hipócritamente a favor de la democracia y la paz, participan activamente en estos planes. Conocemos los centros de reclutamiento y entrenamiento de mercenarios en Guatemala, estamos informados de las voluminosas compras de armas (por varios millones de dólares) realizadas durante los últimos 7 – 8 meses por el señor Eduardo Palomo (Presidente de ANEP) y otros señores, en ciertos lugares del área centroamericana. El gobierno militar derechista de Honduras colabora con los planes intervencionistas, no sólo contra el pueblo salvadoreño sino también contra Nicaragua.
Los fascistas que ahora se presentan contrarios a la intervención yanqui y pretenden ser patriotas, son en realidad verdugos y hambreadores del pueblo salvadoreño, son tan enemigos de nuestra independencia, del derecho de nuestro pueblo a la vida, a la libertad y a la autodeterminación, como los propios imperialistas norteamericanos, a los cuales han servido y están dispuestos a continuar sirviendo. Ellos protestan porque quisieran que los imperialistas confiaran sólo en ellos y realizaran exclusivamente por su medio todos los planes de sojuzgamiento del pueblo salvadoreño; detestan que los democristianos estén hoy de por medio. Pero lo que desean los fascistas no conviene hoy a Washington; éste no quiere aparecer ante el mundo como sostén de un gobierno abiertamente en manos de aquéllos. Es por eso que no hace mucho el gobierno yanqui se opuso públicamente al golpe de Estado que los fascistas se disponían ejecutar para derrocar a la Junta Militar-Democristiana, provocando su ira.
Los preparativos para una invasión yanqui a El Salvador son un atentado no sólo contra nuestro pueblo, sino contra todos los pueblos centroamericanos, puestos ahora en pie de lucha por su definitiva y verdadera independencia; constituyen un atentado contra todos los pueblos latinoamericanos y un desafío a la Humanidad.
Denunciamos la brutal matanza que sufre el pueblo salvadoreño, la maniobra vil con las reformas y los preparativos de Estados Unidos para intervenir militarmente nuestro país y llamamos al pueblo salvadoreño, a los pueblos centroamericanos y del mundo a condenarías y rechazarlas.
Ante el grave peligro de agresión que se abate sobre nuestra Patria, declaramos que el movimiento revolucionario realizará una resistencia inclaudicable frente a los invasores imperialistas, vengan ellos solos o con acompañantes. No cesaremos de combatirlos hasta expulsarlos de nuestro país. Tenemos absoluta confianza en la férrea voluntad combativa de nuestro pueblo, especialmente en sus grandes mayorías trabajadoras de la ciudad y el campo, confiamos en sus capas medias avanzadas y patrióticas. Nosotros tenemos fe absoluta en los pueblos centroamericanos y en la solidaridad internacional militante de todos los pueblos del mundo, incluido el pueblo de los Estados Unidos y los pueblos de aquellos países cuyos gobiernos lograra Washington arrastrar.
¡Nuestro suelo se convertirá en un infierno para los invasores imperialistas!
El ejemplo de los heroicos pueblos centroamericanos que combatieron expulsando a los filibusteros yanquis, jefeados por William Walker el siglo pasado; el espíritu antiimperialista inmortal del General Augusto César Sandino y de todos los salvadoreños, centroamericanos y latinoamericanos que combatieron a su lado, hasta expulsar a los invasores yanquis de Nicaragua, en los años veinte y treinta del siglo actual Agustín Farabundo Martí entre los más destacados volverán a alzarse en los pechos y brazos de centenares de miles de combatientes resueltos a vencer y venceremos.
Esta es nuestra determinación frente a la amenaza de agresión imperialista.
Nosotros llamamos a los gobiernos democráticos de América Latina y del mundo a no dejarse arrastrar por los imperialistas yanquis a cometer el crimen que ellos preparan contra nuestra Patria. Les pedimos su apoyo a la causa liberadora del pueblo salvadoreño.
Hace pocos días ha sido publicada la Plataforma Programática de la Coordinadora Revolucionaria de Masas para el establecimiento de un Gobierno Democrático Revolucionario, basado en el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo salvadoreño, expresión de la unión de sus fuerzas revolucionarias y de sus fuerzas democráticas. El Gobierno Democrático Revolucionario reunirá dentro de él a representantes de las diversas ideologías que el pueblo salvadoreño alberga en su seno, será un gobierno que garantizará verdaderamente el respeto a los derechos humanos, a las libertades democráticas; por contar con la base de apoyo popular más amplia y fuerte de toda la historia de nuestro país, será plenamente capaz —el único que podrá hacerlo— de transformar nuestra injusta sociedad, realizando los profundos cambios estructurales que son necesarios para crear una nueva sociedad, justa en lo social, democrática y verdaderamente independiente como nación.
La Plataforma Programática de la Coordinadora Revolucionaria de Masas deja bien establecido que el movimiento revolucionario no pretende asumir él solo el Poder, ni imponer su ideología como única, ni gobernar en su exclusivo provecho, sino incorporar al pueblo salvadoreño al Poder, reunir la expresión de sus intereses en el Gobierno Democrático Revolucionario y asegurar así la paz, la libertad, la justicia y el sucesivo progreso social. No existe otro camino para solucionar la honda y gravísima crisis nacional en provecho del pueblo salvadoreño.
Las FPL, el PCS y la RN damos pleno apoyo a esa Plataforma. Nuestros objetivos, los medios para alcanzarlos, en una palabra, lo que los revolucionarios queremos, está plasmado en esa Plataforma, que también expresa lo que todos los demócratas verdaderos de nuestro país quieren.
Los pueblos tienen derecho a darse el gobierno y la organización social que ellos determinen. Los pueblos tienen, en consecuencia, derecho indiscutible a la revolución y a realizar por vía revolucionaria armada sus anhelos negados, frente al poder que les ha cerrado las vías pacíficas y trata de aplastarlos con las armas, como hoy ocurre a nuestro pueblo.
Estos son principios y derechos que no admiten discusión. El imperialismo, cualquiera que sea su pretexto o alegato, refinado o burdo, no tiene derecho a pisotearlos. Aquéllos que apoyen la agresión yanqui contra el pueblo salvadoreño, están atentando contra sus propios pueblos y contribuyendo a que Washington se hinche de soberbia y erija el chantaje del “gran garrote” como la única política para relacionarse con los países débiles y atrasados.
Frente a los agresores imperialistas y sus comparsas, y frente a los fascistas que realizan, cada uno a su manera, el zarpazo contra el pueblo salvadoreño, levantamos muy en alto nuestra voz, nuestra voluntad inquebrantable de lucha y nuestras armas, para lanzar esta consigna suprema:
¡LIBERACIÓN O MUERTE; UNIDOS HASTA LA VICTORIA FINAL!
“PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS”
PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR (PCS) ¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA!
FUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓN FPL FARABUNDO MARTI
¡LUCHA ARMADA HOY, SOCIALISMO MAÑANA!
RESISTENCIA NACIONAL (RN)
San Salvador, Centroamérica, 12 de marzo de 1980.
Primera Declaración del Frente Democrático Revolucionario (FDR)
El Frente Democrático Revolucionario (FDR), considerando:
Que El Salvador se encuentra sumido en una profunda crisis de tipo económico, social y político, como resultado de modelo capitalista dependiente que se ha venido impulsando y continúa vigente; el cual ha concentrado todo el poder en un reducido grupo de familias, marginando así a la gran mayoría de la población.
2) Que la inmensa mayoría del pueblo, no obstante ser la principal fuente generadora de la riqueza nacional, ha sido obligada a vivir en condiciones materiales que violan los más elementales derechos humanos.
3) Que frente a las exigencias planteadas por el pueblo a través de sus organizaciones populares y democráticas, la oligarquía y sus gobiernos de turno han respondido con demagogia y represión que al presente momento ha alcanzado una magnitud y niveles de crueldad nunca vistos en el país desde 1932.
4) Que el pueblo ya no soporta la explotación, miseria y represión a que está sometido; de igual manera no tolera las falsas promesas y las cínicas mentiras de los gobiernos antipopulares y sus aliados extranjeros.
5) Que esto ha obligado a los sectores más duramente golpeados y conscientes de la situación a organizarse y luchar por sus derechos e intereses; iniciándose a la vez un proceso de unificación popular que ha dado grandes pasos con la constitución de la Coordinadora Revolucionara de Masas, CRM, y con la presentación por ésta de la Plataforma del futuro Gobierno Democrático Revolucionario.
Por tanto acuerda:
1) Constituir el Frente Democrático Revolucionario (FDR), con carácter de Frente amplio, como un instrumento político del pueblo salvadoreño para impulsar su lucha de liberación y construir una nueva sociedad justa y humana, libre de corrupción de la continua violación de los derechos humanos y de toda explotación del hombre por el hombre; una sociedad en la que el hombre sea la base y el centro del funcionamiento económico y social. El Frente Democrático Revolucionario, que agrupa a las fuerzas democráticas y revolucionarias, inicialmente está integrado por las siguientes organizaciones:
COORDINADORA REVOLUCIONARIA DE MASAS (CRM)
MOVIMIENTO DE LIBERACION POPULAR (MLP) MOVIMIENTO NACIONAL REVOLUCIONARIO (MNR)
MOVIMIENTO INDEPENDIENTE DE PROFESIONALES Y TECNICOS DE EL SALVADOR (MIPTES).
MOVIMIENTO POPULAR SOCIAL CRISTIANO (MPSC)
FEDERACION SINDICAL REVOLUCIONARIA (FSR)
FEDERACION NACIONAL SINDICAL DE TRABAJADORES SALVADOREÑOS (FENASTRAS)
FEDERACION UNITARIA SINDICAL DE EL SALVADOR (FUSS)
FEDERACION SINDICAL DE TRABAJADORES:
LA INDUSTRIA DEL ALIMENTO, VESTIDO, TE
TILES, SIMILARES Y CONEXOS DE EL SALVAD
(FESTIAVSCES)
SINDICATO DE TRABAJADORES DEL INSTITI. – SALVADOREÑO DEL SEGURO SOCIAL (STISS
SINDICATO TEXTIL DE INDUSTRIAS UNIDAS
(STIUSA)
ASOCIACION GENERAL DE ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS SALVADOREÑOS (AGEUS)
Observadores:
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR (UES)
UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSE SIMEON CAÑAS (UCA).
2) Definir como objetivos de nuestra lucha lo siguiente:
A nivel nacional:
a) movilizar e incorporarse al proceso de liberación – dos los sectores honestos genuinamente represe vos de nuestro pueblo, aglutinándolos en torne Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario
b) contribuir a crear conciencia de que solo el ‘ puede conducir su revolución, impulsando los verdaderos cambios de las estructuras, necesarios para resolver los problemas nacionales.
A nivel internacional:
a) lograr la comprensión de los pueblos y gobiernos democráticos del mundo sobre la justeza de la lucha de nuestro pueblo por conquistar una nueva sociedad.
b) movilizar y canalizar el respaldo, apoyo y la – dad en general de todos los pueblos y gobiernos democráticos con la lucha de nuestro pueblo.
c) denunciar el apoyo económico y militar que el no de los Estados Unidos brinda a la Junta Militar-Demócrata Cristiana, el cual se traduce en una profundización de la represión y agresión contra nuestro pueblo.
d) denunciar los planes y preparativos que el gobierno de los Estados Unidos, con la colaboración de otros
gobiernos, tiene para realizar una intervención masiva en El Salvador.
e) lograr el pleno ejercicio del derecho de autodeterminación de nuestro pueblo mediante la solidaridad internacional atando las manos al imperialismo, para que no ejecute su amenaza de invadir nuestro país.
Finalmente hacemos un llamado a todos los sectores sociales y organizaciones, para que se identifiquen, apoyen y se incorporen al Frente, conscientes de que de esta manera contribuyen efectivamente a minimizar los costos sociales y humanos de la Revolución.
San Salvador, 18 de Abril de 1980.
MANIFIESTO DE LA DIRECCION REVOLUCIONARIA UNIFICADA DE LAS ORGANIZACIONES POLITICO-MILITARES, AL PUEBLO SALVADOREÑO, A LOS PUEBLOS CENTROAMERICANOS Y DEL MUNDO
Las Fuerzas Populares de Liberación FPL “Farabundo Martí”, el Partido Comunista de El Salvador (PCS), la Resistencia Nacional (RN) y el Partido de la Revolución Salvadoreña-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRS-ERP), nos dirigimos al pueblo salvadoreño, a los pueblos centroamericanos y del mundo, para comunicarles que hemos alcanzado un nuevo y superior nivel de unidad entre nuestras Organizaciones Revolucionarias, constituyendo el 22 de mayo una Dirección Unificada, que trazará y aplicará la línea político- militar, única para todas, y dirigirá la guerra revolucionaria de nuestro heroico pueblo hasta su victoria; lo conducirá a la instauración del Gobierno Democrático Revolucionario y a la realización de los profundos cambios políticos, económicos y sociales de su Plataforma Programática, ya conocida nacional e internacionalmente.
El histórico acuerdo alcanzado en diciembre de 1979 por FPL, PCS y RN, en base del cual se creó la Coordinadora Político-Militar, hizo surgir condiciones propicias para la unificación general de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias de nuestro pueblo. Coincidiendo con los anhelos unitarios populares, surgieron la Coordinadora Revolucionaria de Masas y el Frente Democrático Revolucionario, que expresan y reúnen a la inmensa mayoría del pueblo salvadoreño.
Este es un gran torrente de inmensa potencialidad renovadora, en el que confluye una amplia variedad de corrientes políticas, ideológicas y sociales, entre las cuales hay respeto y democracia reales, unidas cada vez más, en una firme y resuelta lucha por el objetivo común y supremo de la liberación definitiva del pueblo salvadoreño del brutal régimen criminal que hoy lo oprime y lo condena a la injusticia social y el atraso, que ahoga su independencia cono nación, pisotea su dignidad y le niega incluso el derecho a la vida.
El poderoso ascenso de lucha y unidad promovido por el acuerdo de diciembre de 1979, hizo necesario y posible realizar este nuevo paso, desde el nivel de la simple coordinación a la creación de una Dirección Unificada que, sin duda, promoverá el espíritu de ofensiva y la resolución de conquistar la victoria en las extensas filas populares, elevándolos a escalas superiores y decisivas.
Habrá en adelante una sola dirección, un sólo plan militar y un sólo mando, una sola línea política nacional e internacional.
Llenos de fervor revolucionario, con profunda e inquebrantable fe en la capacidad revolucionaria y el heroísmo de nuestro pueblo, resueltos a emprender las grandes batallas definitivas por su liberación, decimos la creación de la Dirección Unificada acerca y asegura la victoria de la revolución! El terrible martirio que hoy sufre el pueblo salvadoreño, con tanto estoicismo y heroísmo, no será en vano! La victoria está próxima!
La Tiranía Militar, armada, asesorada, empujada y conducida por el imperialismo yanqui y la peor reacción nacional, se han lanzado a realizar brutales operaciones de cerco y aniquilamiento contra la población del criminales acciones militares y policiales en las ciudades, han incrementado la matanza a niveles superiores a cincuenta muertos diarios, como promedio, destruye centenares de humildes viviendas campesinas, asesina a mansalva en las calles y se ha coaligado con los ejércitos de Honduras y Guatemala para masacrar en conjunto al pueblo salvadoreño en lucha y disponerse a invadir nuestro suelo, tras la pretensión de aplastarlo, encadenarlo y sumirlo en muchas décadas más de humillación y opresión.
Los sectores más reaccionarios del ejército hondureño empezaron ya a cumplir sus compromisos matando campesinos salvadoreños en la frontera. La dura experiencia de la vida demuestra a los pueblos hermanos de El Salvador y Honduras que los ejércitos de sus países son instrumentos serviles del imperialismo yanqui y de las oligarquías; y que la guerra de 1969 se realizó en provecho de esos amos y en ningún momento defendiendo los intereses de ambos pueblos.
La historia señala que los pueblos centroamericanos deben ayudarse mutuamente, unir sus fuerzas contra sus enemigos, que son los mismos, empuñar la bandera de la liberación revolucionaria de las oligarquías aijadas del imperialismo y llevarla resueltamente a la victoria.
Los cercos militares de aniquilamiento genocida emprendidos en las últimas semanas en nuestro país, han encontrado firme resistencia combativa de parte de nuestras Organizaciones; en diversos puntos nuestras aguerridas unidades milicianas, guerrilleras y regulares han golpeado al enemigo y lo seguirán golpeando cada vez más. Valiéndose del estado de sitio y de su control sobre los medios de comunicación, la Junta Militar-Democristiana trata de ocultar los golpes que reciben los criminales cuerpos de seguridad y las unidades de la llamada “contra-insurgencia” adiestradas por los yanquis; su propósito es presentar las matanzas que realizan contra el pueblo, sus huestes criminales, como si fueran derrotas de las fuerzas revolucionarias, desmoralizar así a nuestro pueblo y confundir a la opinión internacional. Pero cada día se les irá volviendo más difícil ocultar la verdad; derrotaremos sus ofensivas militares y también su propaganda mentirosa, pasaremos a la ofensiva general y conquistaremos la victoria.
El Ejército está siendo arrastrado, más y más, por los imperialistas yanquis y sus títeres en el Alto Mando, a comprometerse en la matanza genocida, pero sabemos que en sus filas hay elementos y sectores patrióticos, sanos y progresistas, que repudian el genocidio, desaprueban el intervencionismo yanqui y aspiran a ir al encuentro del pueblo salvadoreño para ayudarlo a liberarse. A ellos les decimos: no nos ciega ningún sentimiento revanchista, sabemos distinguir lo bueno y lo malo y dejamos abiertas las puertas para que también ustedes se incorporen junto al resto de fuerzas democráticas. A ustedes los consideramos como elementos y agrupamientos democráticos, nuestra posición ante ustedes es la misma que sustentamos y demostramos en la práctica ante todas las fuerzas democráticas: favorecer su unión, su entendimiento y su alianza entre sí y con las fuerzas revolucionarias, hacia el objetivo común de la liberación de nuestro pueblo, en un marco de respeto a las diversas ideologías y creencias.
Tenemos la convicción de que los militares patriotas, demócratas y progresistas, en situación de alta, de baja, o de retiro o reserva; soldados, sub-oficiales y oficiales desecharán los esquemas ideológicos de la propaganda contrarrevolucionaria que procuran inculcar a diario y sabrán aislar a los jefes reaccionarios y demás elementos responsables de la masacre; junto con el querido e inolvidable Arzobispo del pueblo Oscar Arnulfo Romero, la historia los llama a desobedecer sus órdenes criminales, a alzarse en su contra, a unirse al pueblo en lucha y a asumir el lugar que les corresponde en este magno e incontenible proceso de unidad y revolución.
El pueblo salvadoreño está orgulloso de la nueva Iglesia, identificada con su causa, que construyeron y pusieron en pie los curas asesinados su Arzobispo mártir. Estamos seguros que esa nueva Iglesia y todos los cristianos fieles a los principios fundadores fundamentales de su religión, seguirán firmes luchando junto al pueblo hasta el final.
La criminal y demagógica fórmula de “matanza y reformas’’ dictada por el imperialismo yanqui y aplicada con excepcional brutalidad por la Junta militar-democristiana, ha fracasado rotundamente. No le sirvió para engañar y doblegar a nuestro pueblo, ni logró contundir a la opinión internacional. El Partido Demócrata Cristiano ha quedado reducido a un ridículo puñado de dirigentes reaccionarios. Tanto las bases democristianas, como lo sano y progresista que había en su dirigencia. rompieron con la política de traición crímenes que encabezaba Duarte y vinieron a incorporarse en el Frente Democrático Revolucionario. El llamado PDC no puede sustentar políticamente al régimen, no puede siquiera llenar todos los puestos del Gabinete ministerial, ni los cargos de Alcaldes y Concejales en la mayoría de Municipios del país. El desmoronamiento del grupo que queda en su dirigencia aún no ha concluido.
El Gabinete se está integrando con elementos provenientes de las asociaciones reaccionarias de la empresa privada; la Guardia Nacional es quien indica en cada lugar a qué personas nombrar de alcaldes o jueces; la llamada Organización Democrática Nacionalista (ORDEN) rellena cada día más el aparato administrativo y político del Estado; se anunció oficialmente el fin de las reformas, la tierra ocupada por el gobierno para realizar la supuesta reforma agraria, ha comenzado a devolverse a los terratenientes en diversos lugares del país, y todo ese fracaso de la trampa reformista y ese entendimiento con las mismas reaccionarias asociaciones de empresarios privados, que vienen apoyando la matanza desde hace muchos años, procura ser encubierto y afirmado con el anuncio de elecciones futuras, increíble pero cierto, en este país hastiado de las asquerosas farsas electorales.
La descarada puesta en libertad de los golpistas fascistas, encabezados por el Mayor D’Abuisson ha reforzado la hegemonía de los sectores más reaccionarios, asesinos de la Fuerza Armada bajo la batuta yanqui, expresada en los Coroneles Abdul Gutiérrez, José Guillermo García y Nicolás Carranza, desde hace muchos años agentes de la CIA. La continuación de Duarte y demás elementos del grupito democristiano en el gobierno, constituye más que nunca el esfuerzo por conservar la cobertura necesaria para amarrar el apoyo de algunos gobiernos al plan de los imperialistas yanquis, de impedir la liberación del pueblo salvadoreño.
En los mismos momentos que nos reuníamos para acordar la creación de la Dirección Unificada, tenía lugar en Washington una reunión secreta presidida por Brzesinsky y varios Generales del Pentágono, con elementos de la dirigencia democristiana de América Latina y otros personajes oficiales, en la cual se buscaba concertar un compromiso traidor para favorecer la intervención militar en nuestro país.
Ya antes hemos definido nuestra posición frente a una eventual intervención militar de Estados Unidos, sólo, acompañado o por medio de otros: resistiremos, combatiremos todo el tiempo que sea necesario hasta expulsar a los invasores y derrotar a sus instrumentos y sirvientes internos. ¡La revolución salvadoreña no será impedida por la intervención!
Los pueblos centroamericanos y sus Organizaciones Revolucionarias comprenden bien el grave peligro que la intervención militar extranjera en El Salvador implica para sus intereses vitales y no nos cabe la menor duda que lucharán junto a nosotros. Estamos seguros que el pueblo venezolano no podrá ser arrastrado por el sector democristiano más reaccionario de su país, vendidos al Pentágono, y se negará a prestar apoyo a la agresión contra nuestro pueblo; estamos seguros de que todos los pueblos latinoamericanos y los gobiernos amantes de la independencia, la libertad y la paz, en este continente y el mundo, condenarán ese crimen del imperialismo.
El imperialismo yanqui no pisoteará nuestra tierra sin castigo; nunca como hoy en nuestra América afronta el riesgo de que su agresión desate una respuesta concertada de nuestros pueblos para resistirla y lo empantane en una derrota humillante, como en Viet Nam.
Llamamos a los pueblos del mundo a condenar el genocidio que realizan las fuerzas militares de la reacción, armadas y empujadas por los peores sectores del gobierno yanqui y por el agresivo gobierno de Israel; llamamos a solidarizarse activamente con la lucha de nuestro pueblo a todas las Organizaciones, personalidades, sectores y gobiernos democráticos y progresistas del mundo; hacemos especial exhortación a los gobiernos que en América Latina y el Caribe se opusieron en ocasión anterior, a los abusivos designios intervencionistas del gobierno de los Estados Unidos, a cerrar de nuevo el paso a los planes agresivos del imperio y a defender así la dignidad de nuestros pueblos, el legado de todos los próceres de la Independencia Americana.
El pueblo salvadoreño, sus Organizaciones Revolucionarias y democráticas, admiran el ejemplo de firmeza y dignidad soberana de Cuba, reconoce en ella a la vanguardia de los pueblos latinoamericanos en lucha por la justicia social, la libertad, el desarrollo y la verdadera independencia nacional, siente una profunda admiración y solidaridad hacia el pueblo nicaragüense y su obra revolucionaria ejemplar: la Nicaragua liberada, auténticamente democrática e independiente, que marcha airosa hacia su destino de desarrollo, prosperidad y justicia social; se llena de fraterna disposición solidaria hacia la larga y martirizada lucha del pueblo guatemalteco, que hoy asciende incontenible; se siente cada vez más profundamente hermano del pueblo hondureño y no permitirá jamás ser llevado de nuevo a agredirlo en beneficio de nuestros opresores y enemigos comunes; admira la devoción democrática y solidaria del pueblo costarricense y la vocación independiente del pueblo panameño, empeñado en la lucha por el rescate total de su soberanía sobre el canal inter-oceánico; apoya el derecho inalienable del pueblo de Belice a su autodeterminación; vibra con la victoria revolucionaria y los rápidos logros del pueblo de Granada, con las luchas de todos los demás pueblos hermanos de nuestro continente; con el lejano bregar por su causa liberadora de los pueblos asiáticos, de los pueblos árabes, especialmente de los palestinos enfrentados a la barbarie sionista y de los pueblos africanos, particularmente la del pueblo de África del Sur y la del pueblo saharaui, encabezado por el Frente Polisario; sus luchas y sus victorias las de Viet Nam, Laos, Campuchea, Angola, Mozambique, Etiopía, Afganistán, Irán y Zimbabwe, nos inspiran y enseñan, ayudan a nuestro pueblo a comprender que todos los pueblos tenemos los mismos enemigos, los imperialistas norteamericanos en primer lugar, que luchan ayudándose unos a otros y que la humanidad se alza y marcha sin contención posible, pueblos grandes y pequeños, hacia su mismo destino de libertad y justicia.
La indoblegable combatividad de nuestro pueblo luchador, su resuelta decisión de liberarse, la sangre mártir y héroe que derrama a diario, sin vacilar ni arrodillarse, sus hondos anhelos y esperanzas de ver unida a su vanguardia, esa es la principal fuerza que nos promueve a superar nuestras divergencias y a unirnos cada vez más sólida y profundamente. Sólo así podremos ser dignos hijos de este pueblo insurgente.
La creación de la Dirección Unificada será recibida, estamos seguros, con unánime aprobación y gran entusiasmo; ella pondrá prontamente en tensión las inmensas energías del pueblo salvadoreño, todas las capacidades morales, políticas, organizativas y militares de nuestras cuatro organizaciones revolucionarias. No dudamos que el pueblo salvadoreño elevará aún más su incorporación a este proceso insurreccional y de crecientes combates militares revolucionarios que ya se libran y dará sustento a las grandes batallas, decisivas y victoriosas, que no tardarán.
mayo de 1980
¡UNIDOS HASTA LA VICTORIA FINAL!
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
FUERZAS POPULARES DE LIBERACION —FPL—
FARABUNDO MARTI”
¡Proletarios de Todos los Países, Unidos!
PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR (PCS)
¡Lucha Armada Hoy, Socialismo Mañana!
RESISTENCIA NACIONAL (RN)
¡Luchar hasta Vencer o Morir!
PARTIDO DE LA REVOLUCION SALVADOREÑA
Y SU BRAZO ARMADO EJERCITO
REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (PRS—ERP)
Plataforma Común del Foro Popular de El Salvador
Documento de constitución del Foro Popular de El Salvador
Manifestamos que:
1. Existe en el país una aguda crisis política que se expresa en un proceso antidemocrático y represivo que el gobierno y sectores y clases reaccionarias están impulsando desde hace varios años, por medio del cual han venido marginando más y más a las mayorías populares de su participación en los asuntos económicos, sociales y políticos de la vida nacional. Como una consecuencia de esa situación, el ejercicio de los derechos humanos constitucionales por parte del pueblo y sus organizaciones, se consideran oficialmente como actividad “subversiva” contra el Estado, sólo porque así conviene a los intereses de una minoría que controla el poder político y económico del país.
2. Ese proceso represivo, autoritario y excluyente, afecta la vida y funcionamiento de todas las organizaciones e instituciones sindicales, gremiales, políticas, culturales y religiosas, las cuales son controladas, espiadas, hostigadas y reprimidas en sus actividades y miembros por los cuerpos de seguridad y las bandas asesinas bajo la jefatura de éstos. De ese modo, se violan los derechos individuales y sociales y se impide el cumplimiento de las funciones que dichas organizaciones e instituciones están llamadas a jugar.
3. Junto con la crisis política a la que hacemos referencia, existe un agravamiento de las condiciones de vida del pueblo salvadoreño, en el que ningún sector trabajador queda al margen, aunque son los sectores de menos ingresos los más afectados. El ingreso real de la familia salvadoreña ha disminuido; el desempleo se ha vuelto un mal crónico, la vida en el campo ha llegado a extremos de miseria.
4. Asimismo, la economía nacional se ha vuelto más vulnerable a las influencias exteriores, dado su acentuada dependencia en relación a las potencias económicas capitalistas, lo que se ha traducido en una creciente penetración de compañías transnacionales que han venido no sólo a explotar más a los trabajadores salvadoreños, sino lo que es más grave, a seguir impidiendo las posibilidades de un desarrollo independiente de nuestro país.
5. Que en vista de esa situación, nuestras organizaciones consideran necesaria la concurrencia de sus esfuerzos, dentro de sus propias competencias, características, tácticas y modalidades de actuación, con pleno reconocimiento del pluralismo ideológico, para poner nuestra contribución en la búsqueda de una solución con iniciativa y contenido popular, a la crisis política que vive el país. Estamos absolutamente convencidos de que sólo la acción de las organizaciones populares es garantía de realización de un verdadero proceso de democratización del país. Está demostrado que quienes ahora hablan en nombre de la democracia desde las esferas oficiales, son quienes la han anulado y envilecido, incluso utilizando en los últimos años, esquemas fascistas de dominación.
6. La concurrencia de esfuerzos de nuestras organizaciones significa la inauguración de una nueva fase de lucha de nuestro pueblo, en la que hemos procurado colocar en primer plano los aspectos que nos permiten coincidir, y no las discrepancias que, como es natural, existen entre nosotros, como expresión de las diferencias ideológicas que sustentamos. De ese modo, con profundo convencimiento de la necesidad de la unidad de las fuerzas populares, creemos que debemos hacer los esfuerzos pertinentes para que luchemos por el objetivo común de conquistar la democracia y la libertad para nuestra patria, sin perder cada una de nuestras organizaciones su naturaleza e independencia. Se trata en una palabra, de superar los obstáculos que impiden la participación popular, masiva y amplia, en las acciones que definan el destino político del país.
7. La conquista de la libertad y la justicia, requiere la elaboración de un proyecto democrático y popular, el cual deberá irse elaborando con los aportes de todas las fuerzas que participen en esta concurrencia y en el proceso de lucha que ahora iniciamos juntos las organizaciones firmantes. Sin embargo nuestra coincidencia actual está basada en una plataforma de reivindicaciones políticas y económicas inmediatas que deberá servir de bandera de lucha a sectores cada vez más amplios y mayoritarios del pueblo salvadoreño. Ésta es la Plataforma para una salida democrática y popular a la actual crisis política, por la cual nos comprometemos a luchar:
1. El cese de la represión que desarrolla el gobierno y que afecta a las organizaciones gremiales, sindicales, políticas, culturales y a la Iglesia Católica, comprendidas todas sus formas de persecución, hostigamiento, control, vigilancia, cárcel, tortura, secuestro y asesinato. Para ello es necesario:
La disolución de los cuerpos especiales de policía política, de ORDEN, de las bandas paramilitares, tales como UGB, Falange, Mano Blanca, que son instrumentos de la política represiva del Estado y tienen por objetivo liquidar o controlar a todas las fuerzas sociales que se oponen al Gobierno y a los minoritarios sectores dominantes.
• Respeto a la legalidad y cumplimiento de sus verdaderas funciones por parte de los cuerpos de seguridad, garantizando los Derechos Humanos y los preceptos constitucionales.
• Amnistía general y libertad para todos los presos y desaparecidos políticos.
• Retorno de todos los exiliados, expulsados de la Patria a partir de 1972, con garantía de seguridad y no para que sean víctimas de la represión.
2. La lucha por las libertades democráticas que signifique la participación de todos los sectores, clases y fuerzas sociales en la solución de la problemática nacional, dentro del respeto del pluralismo ideológico. Ello implica:
• Libertad de organización sindical, gremial y política, sin la cual no es posible la participación organizada del pueblo en la decisión de los destinos nacionales en materia social, económica y política. Uno de los sectores de mayor conflictividad, el sector rural, requiere el establecimiento de instrumentos institucionales para que se expresen y diriman los conflictos; por consiguiente, la libre sindicalización y asociación de los trabajadores del campo, tiene carácter de urgencia y de necesidad, ya que el camino democrático no es compatible con la supresión de la conflictividad social por medio de la violencia represiva.
• Reconocimiento y respeto del funcionamiento de las organizaciones sindicales, gremiales, políticas, culturales y religiosas, sin controles ni vigilancias basados en razones de “Seguridad Nacional”, ateniéndose al cumplimiento de las disposiciones constitucionales.
• Reconocimiento pleno del derecho de huelga de los trabajadores, sin adoptar políticas represivas que impiden y obstaculizan su ejercicio legítimo. En tal sentido, se hace necesaria la reforma del Código de Trabajo, para que dicho derecho adquiera plena vigencia como corresponde a un Estado democrático, y no sea ilusorio su ejercicio o considerado “subversivo”.
• Cese de los despidos masivos de trabajadores y dirigentes sindicales, los que aun cuando se realicen con indemnización, atentan al derecho al trabajo, a la vida, a la seguridad de los trabajadores y sobre todo a la libertad de organización sindical.
• Libertad efectiva de expresión del pensamiento, de reunión y de movilización tal como esas libertades se encuentran establecidas por la Constitución Política. En consecuencia, debe suprimirse todas las políticas y acciones destinadas a impedir, entorpecer y reprimir el libre ejercicio democrático de estas libertades; como por ejemplo los de varios procedimientos que vuelven inaccesibles los medios de comunicación social para el pueblo y sus organizaciones, o la destrucción de aquellos pocos que mantienen su compromiso popular; los métodos de toda clase para impedir la realización de mítines, manifestaciones y reuniones.
• Cese del control autoritario y represivo sobre el sistema educativo y respeto efectivo a la Autonomía Universitaria.
3. El cumplimiento de las anteriores demandas políticas debe ir acompañado de medidas socioeconómicas que alivien la situación de las mayorías populares, entre las que demandamos:
a) Medidas económicas y administrativas urgentes para evitar que la inflación siga ejerciendo sus nocivos efectos sobre los hogares salvadoreños. Entre esas medidas deberán incluirse las siguientes:
• Mejora general y sustancial de los salarios de los trabajadores en todas las áreas de la actividad económica y los servicios, sin faltar los empleados estatales; condición indispensable para que puedan aspirar a una vida digna.
• Regular efectivamente los precios de los artículos de uso y consumo popular. Parte de estas medidas serían el riguroso control de precios tanto de los artículos de primera necesidad, medicina y vestuario, como de aquellos otros vinculados a importantes servicios públicos, tales como combustibles para transporte, energía eléctrica y agua.
• Congelamiento real de las tasas de alquileres de viviendas y control efectivo que garanticen la aplicación de multas a los casatenientes que violen esta disposición.
b) El acceso efectivo y masivo de los campesinos y trabajadores agropecuarios al uso y propiedad de la tierra, encaminado a aliviar los problemas económicos, sociales y culturales de las masas del campo, que ayuden a promover el desarrollo integral del país y constituyan la base de la liberación social para las masas rurales. También deberá otorgarse beneficios a la pequeña producción agropecuaria, otorgándole créditos en condiciones favorables, proporcionándoles asistencia técnica y garantizando el desarrollo del mercado interno para la justa comercialización de sus productos. No creemos en soluciones superficiales, ni mucho menos en los ofrecimientos gubernamentales de apertura democrática y elecciones “libres”, cuando al mismo tiempo se incrementa la represión y los gastos militares para mantener el esquema de violencia y de terror. Nuestras organizaciones son de la opinión de que el sufragio, que es uno de los instrumentos para garantizar la libre manifestación de la voluntad soberana del pueblo en la conquista y mantenimiento de su libertad y bienestar, únicamente podrá cumplir tal función en un régimen verdaderamente democrático, y no en el actual del país. La plataforma de demandas políticas y económicas que hoy presentamos, recoge las aspiraciones de la inmensa mayoría de nuestro pueblo y abarca los problemas más graves que aquejan al país en la actualidad, por ello estamos seguros que esta plataforma se convertirá en motivo de movilización de vastos y amplios sectores populares, los que más temprano que tarde harán triunfar los ideales de democracia y libertad que hoy inspiran nuestra lucha común. Creemos, como lo hemos dicho antes, que sólo la acción de las organizaciones populares es garantía para conquistar un proceso de democratización real y un régimen político nuevo, verdaderamente democrático, en donde la justicia social y la libertad sean elementos indispensables del mismo.
El Salvador, septiembre de 1979.
Partido Unión Democrática Nacionalista (UDN).– Partido Movimiento Nacional Revolucionario (MNR).– Partido Demócrata Cristiano (PDC).– Ligas Populares 28 de Febrero (LP–28).– Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS).– Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS).– Federación Nacional de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS).– Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria del Alimento, Vestido, Textil, Similares y Conexos de El Salvador (FESTIAVTSCES).– Central de Trabajadores Salvadoreños (CTS).– Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, el Transporte, Similares y Conexos (FESICONTRANS).– Asociación de Trabajadores Agropecuarios y Campesinos de El Salvador (ATACES).– Central Campesina Salvadoreña (CCS).– Sindicato Textil de Industrias Unidas S.A. (STIUSA).– Partido Unionista Centro Americano (PUCA)