Eufemismos de la colonialidad neoliberal: paradigmas educativos

Eufemismos de la colonialidad neoliberal: paradigmas educativos
Manuel Moncada Fonseca

Ver 1era entrega en el siguiente vínculo:

http://librepenicmoncjose.blogspot.com/2012/09/eufemismos-de-ayer-y-hoy-1era-parte.html

Sería interminable y probablemente muy complejo, abordar el asunto de los “requerimientos modernos” (paradigmas) desde los diversos aspectos que ello encierra. Nos limitaremos, por tanto, a examinar lo que hay detrás de los novedosos paradigmas educativos que quiere imponerle, al mundo entero, esa suerte de Palacios Rubio[i] colectivo llamado UNESCO; ello visto a través de los Siete saberes necesarios para la educación del futuro de Edgard Morin, cuya profundidad de pensamiento nos recuerda, de algún modo, a Eugenio Dühring, que Federico Engels critica mordazmente en un libro del mismo nombre.[ii] Entrémosle al tema.

Imponiendo paradigmas a todos los pueblos en aras del pensamiento único

En el prólogo a Los siete saberes necesarios para la educación del futuro[iii], Morin anuncia sus siete requerimientos o imposiciones a los que vamos a llamarles “paradigmas modernos”:

“Hay siete saberes “fundamentales” que la educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura sin excepción alguna ni rechazo según los usos y las reglas propias de cada sociedad y de cada cultura.”[iv]

Por la víspera se saca el día, reza el adagio. Y, en efecto, ya acá se hace sentir lo que se da en llamar pensamiento único[v], porque lo dicho concierne y se aplica, sin apelación, a toda la humanidad, a todas sus sociedades y culturas sin excepción, sin que pueda rechazarse a partir de los usos y reglas que unas y otras posean.

Justamente, pronunciándose contra este tipo de concepción absolutista o totalitaria que atenta flagrantemente contra la interculturalidad (aunque de palabra se le reconozca), Maya Mazorco Rivera y Sergio Arispe Barrientos señalan:

Para lograr superar la asimetría existente en las relaciones interculturales, no basta reducir la interculturalidad a la simple existencia de diferentes culturas. Por esa vía, el capitalismo busca volver viable la culminación del proceso de colonización de las culturas que están fuera de su lógica. No basta, pues, que este sistema diga respetar los pluralismos, si no es capaz de admitir lo fundamental, el pluralismo filosófico. Por el contrario, el mismo da por sentado que su base filosófica comprende el conjunto de espacios de la acción humana, con lo que niega toda posibilidad de aceptar otras visiones.[vi]

Examinemos ahora las partes conducentes del primer capítulo de sus Siete saberes:

¿Qué hay tras lo que Morin llama “cegueras del conocimiento”?

Como descubriendo América por enésima vez, Morin enseña una verdad consabida: “Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión”, advirtiendo, de paso, que la educación del futuro debe afrontar estos problemas. Pero aquí viene lo esencial, aquello que marca de manera sustantiva la obra del autor, su condición antimarxista y antileninista, de lo que su obra entera está impregnada. En otras palabras, su anticomunismo que, de por sí, encierra su adhesión al sistema capitalista.

Examinemos lo que dice:

“Marx y Engels enunciaron justamente en la Ideología Alemana que los hombres siempre han elaborado falsas concepciones de ellos mismos, de lo que hacen, de lo que deben hacer, del mundo donde viven. Pero ni Marx ni Engels escaparon a estos errores.”[vii]

Así planteadas las cosas, la razón pareciera estar de parte del autor, quien mantiene el tono absolutista con que comienza sus Siete saberes. Y, quien no haya leído a Marx ni a Engels, fácilmente podría caer en esta trampa ideológica que él pretende ofrecer, como ganga, a todos sus lectores. Mas, el que lo ha leído no se enreda con su aseveración, porque sabe que carece de todo fundamento. No porque Marx y Engels fueran infalibles. No es ese el caso. Se trata más bien de la maledicencia de Morin de atribuirle a ambos pensadores alemanes el haberse creído infalibles. O, peor aún, como que nada de lo que escribieron tuviera hoy validez o vigencia.

Como reza el Prólogo a la edición española de Dialéctica de la naturaleza, así como el Anti Dühring, Engels insiste en que la verdad es siempre relativa (no relativista), tanto en las ciencias naturales, como en las ciencias sociales. Se encuentra siempre, dado el descubrimiento constante de nuevas facetas de la realidad, sujeta a incesante corrección y modificación. De esta suerte, para él y para Marx, la verdad no es inmutable, ni suprema, ni definitiva.[viii]

Engels anota: “Si la humanidad […] llegase alguna vez a tal grado de progreso que sólo operase con verdades eternas, con resultados mentales que pudiesen reivindicar validez soberana y títulos incondicionales de verdad, habría llegado a un punto en que la infinitud del mundo intelectual se habría agotado, lo mismo en cuanto a realidad que en cuanto a posibilidad, dándose con ello el famosísimo milagro de contar lo innúmero. “[ix]

La relatividad del conocimiento en general y del conocimiento expuesto por los clásicos en particular, queda, entonces, fuera de duda o tergiversación. Pero la relatividad referida nada tiene que ver con el subjetivismo; con un “a mí me parece”, o con un “el mundo es lo que yo digo”, como lo hace, de hecho, Morin. No es, entonces, un asunto personal, sino colectivo; responde a una u otra época histórica y a los límites que ésta, según su nivel de desarrollo, le imponga al conocimiento.

¿Es Morin un filósofo sofista?

Como señala acertadamente Alfonso Hernández, para Morin, siendo subjetivista, no importa quién tenga razón, si el que parte de la fe o de la investigación. Sólo le interesa señalar la existencia de “dos paradigmas con principios supralógicos distintos.”[x]

De forma semejante, se expresa el antropólogo Carlos Reynoso, citado por José Luis Solana Ruiz: “Como filósofo, Morin debería saber que no hay formas débiles de relativismo epistemológico; una vez que se abandonan los criterios más básicos de validez y justificación, de la clase que sea, una idea vale lo mismo que cualquier otra, y todo vale. Y […] si se impone la premisa de que todo vale, se garantizará que todo siga igual”.[xi]

De esta manera, Morin se sitúa en el mismo plano que el filósofo Protágoras, quien hablando del ser humano tomado aisladamente, sostenía: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son”. [xii]

En consecuencia, pudiéramos decir que a Morin le ocurre, de algún modo, lo que a los filósofos sofistas griegos en general (entre los que se cuenta el mismo Protágoras), quienes negando la verdad como algo general y admitiéndola sólo como verdad particular, cayeron en el absurdo de creer que su “verdad”, la que niega a todas las demás, no era negable.

Fue ese plano de la sofística lo que llevó a Sócrates (para refutar a los representantes de esa escuela filosófica de Grecia antigua) a declarar: “Yo sólo sé que no sé nada”. Con ello daba a entender que, a partir de esta afirmación, en lo esencial irrefutable, se podía construir una verdad válida para todos los seres humanos.[xiii] Sócrates salvó así a la verdad del relativismo que la convertía en nada; colocándola en el proceso que la llevó a transformarse en una verdad relativa a cada época; pero sobre todo, en conexión infinita con las épocas anteriores y venideras que la tornan en verdad absoluta, mas como suma no mecánica de verdades relativas; en un proceso cognitivo que no cesa jamás.

Lenin acota: “…para el materialismo dialéctico no hay una línea infranqueable de demarcación entre la verdad relativa y la verdad absoluta.”[xiv] Y desarrollando esta idea, continúa: “La dialéctica materialista de Marx y Engels comprende ciertamente el relativismo, pero no se reduce a él, es decir, reconoce la relatividad de todos nuestros conocimientos, no en el sentido de la negación de la verdad objetiva, sino en el sentido del condicionamiento histórico de los límites de la aproximación de nuestro conocimiento a esta verdad.”[xv]

A nuestro entender, negando de hecho todo el conocimiento precedente y mostrando sus ideas como novedosísimas, Morin cae en ese relativismo en que cayó la escuela de los sofistas griegos, lo que, para la época en que ellos se desenvolvieron, tenía justificación histórica toda vez que ,con ello, por primera vez, se centraron en el examen filosófico del conocimiento en sí mismo, como algo relativo al ser humano.[xvi] Sin embargo, no sucede igual con Morin, quien en todo caso es comparable con Dühring, jamás con los sofistas quienes, en verdad, fueron originales.

En lo esencial, el autor se coloca en un plano nihilista en relación con todo saber pasado y presente[xvii], pero sobre todo, a nuestro parecer, con lo que atañe a toda idea progresista y, ya no se diga, revolucionaria.

La teoría del reflejo

Sigamos con los planteos de Morin:

“Un conocimiento no es el espejo de las cosas o del mundo exterior. […]. [El] conocimiento en tanto traducción y reconstrucción implica la interpretación, lo que introduce el riesgo de error al interior de la subjetividad del conociente, de su visión del mundo, de sus principios del conocimiento.”

Veamos: el conocimiento no es un espejo de las cosas o del mundo, sino traducción y reconstrucción o interpretación. Pero nos preguntamos: ¿De qué? Lo cierto es que el autor deja la idea en el aire; lo que, quizá, obedezca a su negativa para aceptar todo determinismo, sobre todo, el materialista; o, si no es así, tal vez está introduciendo subrepticiamente su determinismo idealista. No por casualidad, como expresa Hernández, “Morin se resiste a aceptar que hay una realidad independiente de nuestra conciencia, siendo que este es un presupuesto indispensable para el desarrollo de las ciencias.”[xviii]

Ya iremos constatando que en el pensamiento de Morin, hay no pocos espacios nebulosos que se pueden interpretar en más de un sentido.

A contrapelo de las posiciones inconsecuentes del autor, que las hacen ser poco o nada claras, Lenin sostuvo en sus concepciones sobre el conocimiento que éste era un reflejo, más o menos aproximado, de la realidad que circunda al hombre. Mas no expresó nunca que ello fuera un reflejo mecánico, sino un reflejo más o menos complejo del mundo externo en el que los seres humanos vivimos insertos.

Así al referirse a la materia, Lenin sostiene que ésta es, en primer lugar, una categoría filosófica, mediante la cual los seres humanos designamos “la realidad objetiva, dada al hombre en sus sensaciones, calcada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones y existente independientemente de ellas.”[xix]

Lo que Lenin pone de relieve es que la existencia de la materia es independiente de las sensaciones y que ella es primaria con respecto a éstas. Estamos así ante un determinismo materialista, amparado en la práctica histórica de la humanidad y no en meras elucubraciones filosóficas.

Sigue Morin:

“Se podría creer en la posibilidad de eliminar el riesgo de error rechazando cualquier afectividad. […] pero el desarrollo de la inteligencia es inseparable del de la afectividad, es decir de la curiosidad, de la pasión, que son, a su vez, de la competencia de la investigación filosófica o científica. La afectividad puede asfixiar el conocimiento pero también puede fortalecerlo.”[xx]

Aunque, ciertamente, parte de que el conocimiento es traducción, reconstrucción o simplemente interpretación (supongamos, por ahora, que de la realidad material), acá el autor y, pese a que no está diciendo, aparentemente, nada cuestionable pone de relieve lo subjetivo, la afectividad, la curiosidad y la pasión, obviando con fuerza, o colocando en segundo plano, la realidad material como fuente del conocimiento.

No asombra así que, muy al contrario de la tesis que coloca a la práctica como criterio supremo de la verdad (tesis innumerables veces afirmada por la realidad), Morin sostenga este dogma de fe: “[…] la racionalidad es la que corrige. / “La racionalidad es el mejor pretil contra el error y la ilusión.”[xxi]

¿No es esto, acaso, determinismo idealista; es decir, algo cuya presencia no es del todo admisible en alguien que, como él, niega en redondo todo determinismo? Se trata, además, de un determinismo que se pretende imponer a la realidad, pues no es otra cosa la que sugiere el autor cuando sostiene: “La verdadera racionalidad, abierta por naturaleza, dialoga con una realidad que se le resiste.”[xxii] Más aún, estamos ante un determinismo que se erige como intermediario entre lo lógico y lo empírico, precisamente, a lo que él llama la “verdadera racionalidad”.

Y, en tanto que esa racionalidad va y viene entre lo lógico y lo empírico está, en cierto sentido, por encima de una y otra de estas esferas y, por tanto, se engendra a sí misma; sin que por ello deje de negociar con “lo irracionalizado, lo oscuro, lo irracionalizable” siendo, como es, no sólo crítica, sino también autocrítica.[xxiii] En último término, es ella, pues, la que hace la distinción entre lo que es cierto y lo que es iluso o erróneo. Ello, repárese en este asunto, sin “negociar” para nada con la realidad, a la que el autor silencia por completo. De esta suerte, es ella sóla, la racionalidad, la que tiene la última palabra, al poseer la capacidad para corregirse a sí misma.[xxiv]

A nuestro parecer, la racionalidad permanece, así, en una suerte de esfera de la que jamás puede salir; y por cuanto permanece en sí misma, pierde todo contacto inicial con la realidad que, lo quiera o no Morín, ejerce primacía sobre ella.

¿Es Morin seguidor de la concepción platónica de las ideas?

¿Adónde nos lleva esta racionalidad que se nos antoja basada en la teoría platónica de las ideas, mismas que, según el mismo creador de esta concepción (Platón), existen unas frente a las otras y establecen relaciones que, a su vez, hasta el infinito, se constituyen en otras ideas y relaciones que existen por sí mismas?[xxv]

¿No dibuja Morin una racionalidad que existe por sí misma aunque entre en interrelación con la instancia lógica y la instancia empírica, toda vez que afirma que esa racionalidad “es el fruto del debate de un sistema de las ideas y no la propiedad de un sistema de ideas”? [xxvi] Su mención inicial de la realidad, puede evidenciarse, se aleja cada vez más de sus planteos.

Las ideas, dialogando entre sí, sin conexión con la realidad circundante, dan origen a la racionalidad, pero esto, en realidad, significa que la racionalidad se encierra en sí misma. Así las ideas que dialogan entre sí y la última llegan a ser la misma cosa.

Identificación con la civilización occidental

Viene ahora algo de mayor importancia, dado que encierra un sofisma tras el cual se oculta una identificación encubierta de Morin con la civilización occidental, a la que, sin fundamento real de por medio, libera de su permanente afán para disponer la racionalidad en monopolio.

Leamos: “Durante mucho tiempo, el Occidente europeo se creyó dueño de la racionalidad, sólo veía errores, ilusiones y retrasos en las otras culturas y juzgaba cualquier cultura en la medida de los resultados tecnológicos.” [xxvii]

¿Acaso el mundo occidental, Europa, EEUU y otras fuerzas imperiales han dejado de monopolizar la racionalidad o, al menos, de pretenderla con mucha fuerza y con total bestialidad?

Si esto no es así: ¿Por qué el llamado mundo desarrollado está empeñado en imponer su cultura a todas las demás; su pensamiento a todas las naciones del mundo y su dominio a la humanidad en su conjunto? Y las guerras genocidas, desatadas bajo la envoltura falaz e hipócrita de guerras humanitarias ¿no son la muestra más brutal de esas aviesas intenciones y, más que eso, de esas prácticas que buscan dominio total sobre riquezas, territorios y personas?

El criterio supremo de la verdad

Ahora bien, si para Morin el criterio último de la verdad es la “verdadera racionalidad”, para Marx, Engels y Lenin, al igual que para sus seguidores, este papel lo juega la práctica, como ya quedó expresado más arriba.

Marx escribe al respecto:

“El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento.”[xxviii] Pero la práctica para él no sólo son las cosas, la realidad, la sensoriedad, ni es una mera forma de objeto o de contemplación, sino actividad sensorial práctica, algo subjetivo.[xxix]

Marx no plantea así un determinismo absoluto entre lo material y lo espiritual, entre lo objetivo y lo subjetivo, sino que los descubre interactuando como un todo en la práctica, con la salvedad que atribuye a lo material, a lo objetivo, la primacía.

Rematemos la idea sobre la práctica como criterio supremo de la verdad, recurriendo nuevamente a Engels:

“Hoy todos estamos conscientes en que toda ciencia, sea natural o histórica, tiene que partir de los hechos dados y, por lo tanto, tratándose de ciencias naturales, de las diversas formas objetivas y dinámicas de la materia; en que, por consiguiente, en las ciencias naturales teóricas, las concatenaciones no deben construirse e imponerse a los hechos, sino descubrirse en éstos y, una vez descubiertas, demostrarse empíricamente, hasta donde sea posible.”[xxx]

Dándole la “razón” a Marx

Sigamos: ¿Da Morin razón a Marx cuando sostiene que éste con certeza plantea: “[Allí] los productos del cerebro del hombre tienen el aspecto de seres independientes, dotados con cuerpos particulares, comunicados con los seres humanos y entre sí”?[xxxi]

Separada de lo que viene y de lo que está antes, la cita de Marx queda incompleta, mutilada, sacada fuera de contexto; con lo que fácilmente se le puede manipular, como lo hace Morin. Y con lo que viene después, también omitido por éste, Marx desenvuelve su planteo:

“Así mismo sucede con los productos realizados por la mano del hombre en el mundo mercantil. Esto es lo que se puede llamar el fetichismo atado a los productos del trabajo, desde que ellos se presentan como mercancías, fetichismo inseparable de este modo de producción.” [xxxii]

Cuando Marx dice “Allí” (elemento que Morin borra del mapa por completo, pero que nosotros hemos puesto entre corchetes) está hablando de “la región nebulosa del mundo religioso”; es decir, de un mundo imaginario y no de uno real, como pretende Morin. Peor aún, éste soslaya por completo que a lo que Marx se refiriere es al carácter fetichista de la mercancía. Es decir, a ese mundo en el que, aparentemente, las mercancías se relacionan unas con otras por sí mismas y no por las relaciones sociales que los hombres establecen entre sí en el intercambio, como sucede en realidad. Por ello, Marx concluye que el fetichismo de las mercancías es “inseparable de este modo de producción”, el capitalista; algo que está por completo fuera de la óptica de Morin.

Por consiguiente, afirmando que Marx tiene razón en este punto, Morin aunque aparentemente niegue su tesis de que es “es la racionalidad la que corrige”, subrepticiamente la rescata cuando vuelve a contradecirlo, al sostener seguidamente lo que sigue como si estuviera siguiendo el hilo lógico de lo que el primero ha planteado:

“Es más, las creencias y las ideas no sólo son productos de la mente, también son seres mentales que tienen vida y poder. De esta manera, ellas pueden poseernos”.[xxxiii]

Lejos, pues, de retomar consecuentemente a Marx, Morin lo adultera para sostener su idealismo; su tesis de que creencias e ideas son productos netos de la mente y, además, que como seres mentales, tienen vida y poder propios. Dicho en otros términos, lo que Morin interpreta de Marx es por completo antojadizo. El autor de El Capital no dice, para nada, que los productos del cerebro humano sean efectivamente seres independientes dotados de cuerpos particulares; lo que en verdad dice es que tienen el aspecto, la apariencia de ser seres independientes y nada más; apariencia, insistimos, que es inseparable o resultado inevitable del modo de producción capitalista.

Un virulento ataque contra Lenin

Morin, que ya antes descalificó a Marx y Engels y después quiso manipular al primero (en aras de darle fuerza a sus tesis idealistas), viene ahora con un ataque virulento contra Lenin, anotando:

“Una idea o una teoría no debería ser pura y simplemente instrumentalizada, ni imponer sus verdades de manera autoritaria, ella debería relativizarse y domesticarse.”

Y a renglón seguido va al grano:

“Lenin dijo que los hechos eran inflexibles. Él no había visto que la idea fija y la idea-fuerza, o sea las suyas, eran aún más inflexibles.”

La descalificación que hace Morin de Lenin carece de todo fundamento, toda vez que deja al lector sin conocer dónde Lenin expresa eso, ni cómo lo expresa, ni el contexto en que lo hace, si es que, en verdad, lo hace. Es de sospechar que así como trató de tergiversar a Marx para legitimarse a sí mismo, quiera ahora presentarnos a Lenin de forma también tergiversada para descalificarlo, como lo han hecho siempre los ideólogos del capitalismo; del cual, sin duda, él también forma parte inseparable.

No se asoma, en todo lo leído hasta ahora, ninguna crítica a los teóricos burgueses; al sistema que éstos defienden, pero olímpicamente se ataca a los clásicos del marxismo, a los que se descalifica totalmente. Por el contrario, el autor comienza a utilizar una palabra muy presente en la médula del sistema capitalista. Porque, al menos para nosotros, es más que claro que hablar de “cualquier empresa de conocimiento”[xxxiv], hecho que no es del todo inocente, es una forma de acostumbrar al lector al utillaje difundido por el sistema de “libre empresa”; igual hablará más tarde de capitales como el “natural”, con lo que, insistimos, se coloca al lado de dicho sistema opresor.

Pero dos asuntos llaman por ahora sobremanera nuestra atención:

1. “En general, debemos intentar jugar con la doble enajenación, la de las ideas por nuestra mente, la de nuestra mente por las ideas para lograr formas donde la esclavitud mutua mejoraría la convivencia.”[xxxv]

Ya dijimos cómo Morin descarta a Marx, Engels y Lenin; lo que es propio de los partidarios del capitalismo. Pero de pronto, se puede aspirar a que, entre las ideas y la mente, se establezca una esclavitud mutuamente conveniente, en aras, óigase bien, de mejorar la convivencia.

¿Estamos, acaso, ante una “verdadera racionalidad” que niega la realidad como su fuente de origen por creerse un autoengendro de sí misma, capaz por tanto de ofrecerle al mundo una esclavitud benigna toda vez que sea mutua? ¿De dónde surge semejante disparate filosófico?

Concluyendo el examen de esta parte de los Siete saberes, veamos cómo, de forma soterrada, se descalifica en esta obra al socialismo, para hacer apología aún encubierta del capitalismo.

2. “¡Cuantos sufrimientos y desorientaciones se han causado por los errores y las ilusiones a lo largo de la historia humana y de manera aterradora en el siglo XX!”. (Constataremos, en otra entrega de este escrito, que lo de los errores e ilusiones, está dirigido contra el socialismo.

Y, por el contrario, a continuación viene la idealización aún tímida que el autor hace del mundo capitalista: “Si pudiera haber un progreso básico en el siglo XXI sería que ni los hombres ni las mujeres siguieran siendo juguetes inconscientes de sus ideas y de sus propias mentiras”.[xxxvi]

Como puede percibirse fácilmente, Morin rehúye la mención de todo sistema social. ¿Pero no ha sido el capitalismo el que, desde siempre (aunque mucho más ahora que nunca), se ha esmerado en hacer de los seres humanos juguetes inconscientes de las ideas y mentiras que el mismo crea, difunde y multiplica, valiéndose de sus ingentes recursos?

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[i] Wikipedia. “Juan López de Palacios Rubios (Palaciosrubios, 1450 – 1524) fue un jurista español cuyo verdadero nombre es el de Juan López de Vivero. Es el redactor del famoso “Requerimiento” que lleva su nombre, leído durante la Conquista de América a los indígenas, conminándoles a someterse pacíficamente. En el texto se les informaba a los nativos que eran vasallos del monarca castellano y súbditos del papa y, en el caso de que opusiesen resistencia se les anunciaba que serían sometidos por la fuerza y convertidos en esclavos.” http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_L%C3%B3pez_de_Palacios_Rubios
[ii] “Cuando se está en posesión de la verdad definitiva y sin apelación, como del único método científico riguroso, no hay para qué decir que se está henchido de desprecio para el resto de la humanidad, sumida en el error. No nos maravillamos, pues, si el señor Dühring habla con el mayor desdén de sus predecesores, y si ante su profundidad radical sólo algunos grandes hombres, a los cuales excepcionalmente da este nombre, encuentran gracia para él.” Engels, Federico. El Anti Dühring. Editorial Claridad, S. A. Argentina, 1972. p. 37.
[iii]. Morín, Edgard. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la Cultura (UNESCO) 1999. Versión fotostática de la Dirección de Docencia de la UNA.
[iv] Ibíd. p. 65.
[v] “Algunos damos ese nombre a la ideología del neoliberalismo económico. Una ideología que defiende no ya la supremacía de la propiedad privada, sino su superioridad moral; que es hostil por principio a la intervención del Estado y a la regulación de las relaciones sociales y que ve con entusiasmo y patrocina el actual proceso de globalización de la economía, en la que él mismo participa./ “Aunque sus consecuencias principales se expresen en los planos económico y social, el pensamiento único no sólo tiene recetas económicas: es toda una concepción del mundo, que entroniza el individualismo más exacerbado y recela de cualquier planteamiento colectivo. […]. / El pensamiento único es una ideología, un modo de ver la realidad política, económica y social, pero se niega a presentarse como tal. Aquellos que lo sustentan no creen que el suyo sea un modo de ver el mundo, sino el único modo sensato de verlo. Para ellos, quien no considera la realidad a su manera es, sencillamente, o un idiota o un insensato, si es que no un embaucador.” Ortiz, Javier. Medios de comunicación y pensamiento único. http://www.nodo50.org/eltransito/articulosrobados/ortiz.htm
[vi] Y, a renglón seguido, para justamente explicitar lo que se entiende por pluralismo filosófico, los citados autores agregan: “La verdadera pluralidad radica en reconocer que existe otra visión de mundo, que no es la occidental, y es portadora de su propia filosofía, a la que denominaremos: filosofía originaria. Para ella la dicotomía cultura-naturaleza, que le da al ser humano superioridad sobre la naturaleza, desaparece en tanto se concibe a todos los seres de la realidad como seres vivos con la capacidad de ser en, por y para sí mismos.” Rivera Mazorco, Maya; Arispe Barrientos, Sergio. “Desarrollo versus bienestar humano”. http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2008072406
[vii] Morín, Edgard. Ob. cit. p. 69
[viii]. Engels, Federico. Dialéctica de la naturaleza. México. Editorial Grijalbo, 1961, p. XX.
[ix] Ibíd. p. XXI.
[x] Hernández, Alfonso. “Edgar Morin: oscurantismo para la educación”. http://notasobreras.net/index.php?option=com_content&view=article&id=33:edgar-morin-oscurantismo-para-la-educacion&catid=19&Itemid=8
[xi] Solana Ruiz, José Luis. “El pensamiento complejo de Edgar Morin. Críticas, incomprensiones y revisiones necesarias”. http://www.ugr.es/~pwlac/G27_09JoseLuis_Solana_Ruiz.html
[xii] 1. Protágoras. http://cibernous.com/autores/sofistas/teoria/protagoras.html
[xiii]. Dzhojadzhe, D.V. Etapas fundamentales del desarrollo de la antigua filosofía. Editorial Nauka, 1977. pp. 80-85.
[xiv] Lenin, V.I. Materialismo y empirocriticismo. Obras escogidas en doce tomos. Tomo IV. Editorial Progreso, Moscú, 1976. pp. 125.
[xv] Ibíd. p. 126
[xvi] Dzhojadzhe, D.V. Ob. cit. pp. 69-75.
[xvii] Hernández, Alfonso. Ob. cit.
[xviii] Ibíd.
[xix] Lenin. V.I. Ob. cit. p. 119.
[xx] Morín, Edgard. Ob. cit. p. 69.
[xxi] Ibíd. p.70
[xxii] Ibíd.
[xxiii] Ibíd. pp. 70-71.
[xxiv] Ibíd.
[xxv] Dzhojadzhe, D.V. Ob. cit. pp. 95-124.
[xxvi] Morín, Edgard. Ob. cit. p. 70.
[xxvii] Ibíd. p. 71
[xxviii] Marx, C. “Tesis sobre Feuerbach”. En Marx, C; Engels, F. Obras escogidas, en tres tomos. Tomo I. Editorial Progreso, Moscú, 1974. p. 7.
[xxix] Ibíd.
[xxx] Engels, Federico. El Anti Dühring. Ob. cit. p. 13.
[xxxi]. Marx, Carlos. El capital. Tomo I. Editorial Librerías Allende, S.A. p. 87. Nota: en la cita que hace Morín de esta oración, se omite “Allí”, como inicio de la misma, lo que, desde luego, es intencionado. Morin, ob. cit. p. 73
[xxxii] Marx. Ibíd.
[xxxiii] Morín, Edgard. Ob. cit. p. 74.
[xxxiv] Ibíd. 75
[xxxv] Ibíd. p. 76.
[xxxvi] Ibíd.

Entrevista a Marta Harnecker: “Chávez es contradictorio, pero fundamental para América Latina”

Marta Harnecker, psicó
loga, pensadora de izquierda con más de 80 títulos publicados
Credito: El Telégrafo
15 de septiembre de 2012.- Se define como ‘educadora popular’ marxista-leninista. Chilena, fue discípula del filósofo Louis Althusser, líder estudiantil católica e integrante del gobierno socialista de Salvador Allende. Se casó con uno de los comandantes de la revolución cubana (Manuel Piñeiro, ‘Barba Roja’) y en los años 2000 fungió como consejera de Hugo Chávez.
Marta Harnecker cuenta que escribió más de 80 libros. El más conocido “Conceptos Elementales del Materialismo Histórico”, de los años 60, vendió más de un millón de ejemplares y está en su 67 edición. A los 75 años, viaja por América Latina y se dice optimista: los Estados Unidos ya no hacen lo que quieren en la región y creció el concepto de soberanía.
Ahora que vive en Vancouver (Canadá), considera a Chávez como un “líder revolucionario fundamental”, pero una “persona contradictoria”: “Él es un militar que cree en la participación popular. Lo importante es ver el fruto de eso”. Venezuela es el país menos desigual del continente.
¿Cuál es su evaluación de la situación política en América Latina?
Tengo mucho optimismo. Cuando Chávez ganó estaba solo, pero hoy el panorama cambió mucho. Considero que las situaciones más avanzadas están en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Mi último libro fue sobre Ecuador y se llama “La Izquierda en Busca de la Vida en Plenitud”. El concepto de esos gobiernos es el de una sociedad alternativa al capitalismo, donde la persona humana tenga un pleno desarrollo.
No dimos importancia a eso en el pasado. Hoy en día es fundamental: una sociedad construida por las personas, de abajo hacia arriba. No se trata de hacer que el pueblo sea un mendigo que recibe regalos del Estado, no es eso que queremos ni lo que se está haciendo. El partero de este proceso fue el neoliberalismo, que provocó contradicciones y los pueblos comenzaron a resistir y a entender que tiene que participar en política y crear instrumentos políticos. Fue el caso de Ecuador, Bolivia y Venezuela, donde hubo presiones populares en los años 80 que están al origen del triunfo de Chávez.
Hay una crisis estructural del Estado. Las personas ya no confían en la política ni en los políticos y quieren cosas nuevas. Están cansadas de promesas sin cumplir. Surgen esos gobiernos y, contrario a los pronósticos de algunos, incluso de intelectuales brasileños, el proceso emergió. Hubo quienes encontraron que se había logrado un tope y que iba disminuir, pero no fue así.
Pero tenemos al imperio presente. Son los casos de Manuel Zelaya y de Fernando Lugo, quienes tenían procesos más débiles internamente, con organizaciones populares más frágiles. No hay que copiar en América Latina. Algunos se entusiasman con el proceso venezolano y creen que se puede hacer lo mismo en todos los países. El proceso en el continente es completamente diferenciado, lo que los une es el proceso social. En Bolivia y en Ecuador, por ejemplo, los indígenas son grupos importantes, en Venezuela no.
¿No están los logros de Chávez muy vinculados al petróleo?
Cuando Chávez llegó al poder el petróleo ya estaba nacionalizado, pero no estaba en manos del gobierno, era administrado por los grupos ahora en la oposición. Como consecuencia del golpe de 2002, el gobierno recupera su administración. Los excedentes del petróleo pasan a servir a las misiones sociales internas y a apoyar otros procesos en América Latina. Hay dependencia, pero también claridad de que esta debe ser superada.
El gobierno está invirtiendo en proyectos de industrialización, pues el neoliberalismo desindustrializó nuestros países. La estrategia es depender cada vez menos del petróleo.
El gobierno de Evo Morales enfrenta oposición en Bolivia. ¿Cómo explicar eso?
Son las contradicciones que viven estos procesos, muy diferentes de los procesos revolucionarios de los años 20, de la Revolución rusa.
En estos casos, solo se consigue llegar al gobierno, en muchos de ellos con una correlación de fuerzas en el parlamento, los gobiernos locales, los medios de comunicación y en el poder económico, que permanecen en manos de quienes antes dominaban.
Álvaro García Linera [vice-presidente de Bolivia] refleja las contradicciones que vive el país. Entre un gobierno que tiene que ser ejecutivo, tomar decisiones, resolver problemas de todo el país, y los movimientos sociales que tienen un ritmo de discusión democrática, etc. En el proceso boliviano, el pueblo es diverso y tiene contradicciones, se une en torno a banderas como, por ejemplo, la del Estado Plurinacional, pero las contradicciones se agudizan y el gobierno tiene que entender eso y mirar democráticamente las partes. Es muy complicado. El pueblo quiere que el Estado resuelva el problema, es una especie de paternalismo. Cuando llegan estos gobiernos, quieren soluciones inmediatas, no saben de política ni de correlaciones de fuerzas. Además de eso, prima la visión localista, sin perspectiva de conjunto.
Es necesario un proceso de educación popular, para que la comunidad entienda que para el país y otras comunidades es negativo no hacer un camino. García Linera reconoce que existen y habrán contradicciones y que es preciso que el gobernante sepa lidiar con ellas.
¿Cuál es su análisis de la situación en Brasil, Argentina y Uruguay?
Son diferentes, son gobiernos mucho más moderados, pero que están tomando medidas de soberanía, porque lo primero que necesitamos es conseguir la soberanía ante los Estados Unidos. Hemos hecho reuniones dejando fuera a los Estados Unidos, no viene el Departamento de Estado a decir lo que tenemos que hacer. En la mayoría de los gobiernos de la región, la soberanía es un valor. Es un éxito que se haya constituido la UNASUR y que Chile, México y Colombia participen en ella.
¿Disminuyó el poder de los Estados Unidos en la región?
Los Estados Unidos ya no pueden hacer los que quieren. Pero, claro que su poder es inmenso. Hay una contraofensiva de los Estados Unidos, que se refleja en situaciones como la de Zelaya y en la tentativa contra Correa. Hubo un golpe contra Lugo. Están intentando volver a hacer un golpe en Bolivia, con sectores de oposición aprovechando de las contradicciones al interior del pueblo. En Santa Cruz y en otros lugares, están intentando hacer alianzas con los sectores descontentos del pueblo. La intención del separatismo fue vencida gracias a la organización popular, ahora no hay un peligro inminente, pero esas fuerzas se están reconstituyendo.
No tenemos un camino fácil. Son procesos que no se definen de un día a otro, la mejor defensa es tener un pueblo organizado. Chávez lo entendió muy bien, él siempre insiste en que no podemos resolver el problema de la pobreza si no damos poder al pueblo. Chávez es un tipo que siente lo popular, es muy humano. Hice un libro con él, que se llama “Un hombre, un Pueblo”. No digo que el hombre Chávez no tenga defectos y que no hayan contradicciones entre su discurso y lo que hace, vivimos procesos humanos, no de dioses puros.
En su perspectiva ¿podría haber un modelo común entre países latinoamericanos?
Soy chilena, en Chile se consolidó la contrarevolución burguesa , con Pinochet y los que siguieron. La Concertación dio continuidad a las políticas neoliberales con algunas políticas sociales. Hubo un neoliberalismo exitoso, por el aumento del PIB, la construcción de carreteras, pero Chile, que era uno de los países más igualitarios de América Latina, es hoy uno de los que tienen mayores diferencias entre pobres y ricos. En Chile no existían muros en las casas de la gran burguesía. No se puede medir el resultado del neoliberalismo solo por el lado económico. Conocí una pareja de arquitectos chilenos que trabajan 14 horas por día, viven para trabajar, no trabajan para vivir.
Personas de la pequeña burguesía consiguen alguna cosa, pero hay mucha competencia, están siempre corriendo, nunca tienen tranquilidad en el trabajo. En Brasil también se consolidó la contrarevolución burguesa.
¿Cómo es eso? ¿El gobierno del PT significa la contrarevolución burguesa?
Los sectores dominantes se consolidaron, el agronegocio. El PT está buscando hacer otra cosa. No se puede comparar con Venezuela o Bolivia, por motivo de la correlación de fuerzas de la victoria de Lula. En un país que es la sexta economía del mundo, el capital financiero y las transnacionales tienen un poder enorme. Entonces, el capitalismo se consolida, pero hay atención en los sectores populares, se sacan personas de la pobreza.
En Brasil, al gobierno le falta facilitar más el proceso de la organización popular. Tenemos una izquierda que estuvo en la oposición, el gobierno tiene que ejecutar, resolver y no puede esperar la discusión del partido, se va dando un distanciamiento entre partido y gobierno. En un Estado como el brasileño es necesario mucha firmeza para no transformarse en otra cosa. Un trabajador que llega a ser senador o diputado, cambia su vida. Como enseña el marxismo, las condiciones materiales influyen. Creo que probablemente haya la deformación de muchos dirigentes, que dejan de representar las clases populares.
Hay muchas críticas de la izquierda a Lula y Dilma, que se hacen sin entender la correlación de fuerzas existentes. No quiero decir que no puedan hacer más de lo que han hecho.
¿Entonces no hay un modelo común para América Latina?
No, en América Latina cada situación es distinta. Es necesario estudiar cada lugar, sus orígenes históricos, las correlaciones de fuerza.
Soy estudiosa de Lenin. Es preciso hacer el análisis concreto de las fuerzas, escoger la estrategia y la táctica. Hay un horizonte que es el Socialismo del Siglo XXI, la sociedad del Buen Vivir. No queremos un socialismo como el soviético, estatista, totalitario, de partido único, ateo, que usó a los movimientos sociales como correa de transmisión. Es necesario leer los clásicos, Marx y Engels. La meta es una sociedad solidaria, donde no hayan explotadores y explotados, donde cada quien encuentre que hacer, que respete las diferencias. Es una meta utópica. Mediría a los gobiernos con preguntas: 1) Tienen esos gobiernos conquistas con relación a la soberanía nacional?; 2) Consolidan, aumentan, la organización del pueblo?; 3) Hacen un desarrollo que respete la naturaleza?
¿Cúal es su análisis de la crisis económica mundial?
Es una crisis estructural importante. No es terminal porque el capitalismo se recompone. Las condiciones objetivas están más adelantadas que las condiciones subjetivas. Valorizo movimientos como el de los indignados. La rebeldía es un paso inicial, pero es necesario hacer que eso se transforme en una fuerza. “Reconstruyendo la izquierda” es un libro mio en el que digo que es preciso un instrumento de articulación, que no son los partidos tradicionales. El neoliberalismo fragmenta a la población.
¿Por qué?
La política no es el arte de lo posible. Eso es diplomacia. Escribí un libro sobre eso. El político revolucionario necesita entender que para lograr su objetivo tiene que crear una correlación de fuerzas. Construir fuerzas sociales para tener fuerza política, para lograr su objetivo. Se construye fuerza social con el protagonismo popular. El Estado no puede crear lo que no existe, pero puede crear las condiciones para que las fuerzas se fortalezcan.
¿Serían los partidos políticos ese instrumento? ¿No hay diferencias?
Los partidos políticos no comprenden la política como el arte de construir fuerzas sociales. Pero entienden la política como forma de ganar puestos de gobierno, tener más diputados, más fuerza. No es la idea. Muchas veces la política es muy desprestigiada. La derecha se apropió del lenguaje de la izquierda. La izquierda hace, muchas veces, una práctica política igual a la de la derecha: clientelismo, personalismo, carrerismo político, a veces hasta corrupción. El pueblo oye discursos iguales, vé prácticas iguales, se decepciona.
¿Por ejemplo…?
Sin ejemplos. El diagnóstico lo hace cada quien, pero está claro, es necesario ser muy coherente entre lo que se dice y lo que se hace. Es preciso que se trabaje para construir fuerza social y no dedicarse a peleas institucionales. El socialismo requiere una gran mayoría, una hegemonía, convencer del proyecto al máximo de gente, siendo muy pluralista y respetando las diferencias.
Tengo un libro que hace un análisis de los errores que cometió la izquierda. Cuando una persona conoce el valor de la solidaridad, comienza a entender que es más importante ser que tener. Esa es la lucha contra el consumismo. Hay una democracia desmovilizadora. Las personas están endeudadas, los trabajadores están desmovilizados, porque pueden perder el trabajo y no están tan protegidos como antes. Cuando los partidos de izquierda consiguen ganar algún espacio, muchas veces los dirigentes dejan de ser dirigentes revolucionarios. El peligro es muy grande. Un militante político que se mete al aparato burgués tiene que tener algún tipo de estructura, un grupo de personas para consultas y control, que pregunte al dirigente por qué está comprando un carro que no necesita. La cooptación es fácil, por la ideología y por la cultura, de un sujeto solitario.
Usted estuvo casada con un dirigente de la revolución cubana y vivió muchos años en la isla, ¿cómo ve la situación de ese país?
Cuba fue mi segunda patria, tengo una hija cubana que vive allá. Cuba mostró a América Latina la dignidad, la capacidad de defender la soberanía, de resistencia a todos los males. La economía es muy complicada.
¿Cómo evalúa los cambios económicos en curso?
Era necesario hacer cambios. Las personas necesitaban espacio para desarrollar su capacidad productiva, es cierto. Creo que la participación de los trabajadores en cooperativas sería un camino que debería ser explorado.
Usted fue discípula de Louis Althusser (1918-1990), ¿cómo fue esa experiencia?
Estudié psicología en la Universidad Católica de Chile. Como dirigente de la Acción Católica Universitaria, visité Cuba y quedé fascinada. Era católica y comencé a discutir con cristianos marxistas. Fui a Francia y conocí a Althusser, que también había sido católico. Leí sus obras y establecí una relación de discípula. Vivía a pocos metros de la casa de él y lo veía tres veces al día, él me decía qué leer. No seguí con psicología. Eso fue entre 1963 y 1968. Trabajé también con Paul Ricoeur (1913-2005). Volví a Chile pensando en enseñar francés.
Deliberadamente no tenía título. Había escrito un libro “Conceptos Elementales del Materialismo Histórico”, con las notas que había tomado en un curso para haitianos y mexicanos, el último año que estuve en París. Ese libro se vendió en más de un millón de ejemplares, está ahora en su 67 edición y fue traducido a varios idiomas. Por ese libro, llegué a ser profesora de la Universidad de Chile, con Theotonio dos Santos y Ruy Mauro Marini. Luego fui directora de la revista política de la Unidad Popular “Chile Hoy”. Transformaba artículos de intelectuales, volviéndolos accesibles a la población. Fue entonces que me apasioné por el periodismo. Hacía cartillas de formación y cursos para obreros y campesinos. Sólo ahí hice doce cuadernos de educación popular.
Tengo más de 80 libros publicados. Algunos son libros testimoniales, con experiencias de varios países – El Salvador, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Venezuela. Tengo un libro sobre el PT, que está pendiente. En Chile hacía parte del Partido Socialista y quedé fascinada por la educación popular. Para mi, la mayor satisfacción es crear un texto que todos entiendan. Que no sea académico. Nos soy doctora, soy educadora popular: es mi autodefinición. Después del golpe en Chile, fui a Cuba, fue entonces que consolidé mi relación con el comandante Manuel Piñeiro, o ‘Barba Roja’ (1933-1998). Me quedé en Cuba hasta 2003. Fui a entrevistar a Hugo Chávez en Venezuela. Recogí las críticas de izquierda, las dudas sobre el gobierno. A él le gustó mucho que le transmitiera las críticas y me invitó a trabajar en el palacio. No quise un salario, solo me pagaban el departamento y la comida.
¿Qué críticas eran?
Que tal Ministerio no estaba haciendo tal cosa, que tenía un discurso demasiado autoritario. Viví seis años en Venezuela.
¿Le parece ahora que Chávez es una persona autoritaria?
Chávez es un militar que cree en la participación popular y quiere promoverla. Como persona es contradictorio y hay que respetar esa contradicción. Queríamos que no fuera tan autoritario, pero entendemos. Yo misma tengo un carácter bastante complicado, muchas veces quise cambiar, pero no es tan fácil. Lo importante es ver el fruto de esa cosa. Si comparamos la Venezuela del primer año con la de ahora, tenemos gente con personalidad, que critica, que creció como ser humano. Es eso que buscamos. Yo lo saturaba con críticas.
¿Todavía vive en Venezuela?
Vivo en Vancouver, en Canadá, con mi compañero Michael Lebowitz.
¿Cómo evalúa la sucesión de Chávez?
No hay nadie a la altura de Chávez. Lo ideal sería una dirección colectiva. Dada la fragmentación que el neoliberalismo produjo en los sectores populares latinoamericanos, los trabajadores de hoy no tienen nada que ver con los del tiempo de Marx: hay subcontratación, precarización. Se necesitan personas con gran carisma y una personalidad muy fuerte para aglutinar todos esos sectores.
Hay el líder populista que usa al pueblo para sus objetivos políticos y el líder revolucionario que, usando su capacidad, promueve el crecimiento de la población. Un líder revolucionario con carisma se comunica con el pueblo igual que un populista. La diferencia es que el populista da cosas, como Perón, pero no ayuda para que el pueblo se independice. No es puente de un crecimiento.
Recuerdo uno de los primeros viajes que hice con Chávez, para la inauguración de una escuela. Las personas pedían cosas, pasaban papeles, uno de ellos pidió un camino, Chávez sugirió que se organizara con otros en una cooperativa para obtener el camino. Esa es la idea. Para mi eso no es populismo, es un dirigente revolucionario. Para mi el proceso venezolano y Chávez son fundamentales para el proceso latinoamericano.

Iglesias salvadoreñas respaldan tregua entre pandillas juveniles

SAN SALVADOR, 14 de septiembre de 2012 (SIEP) En una histórica reunión, representantes de las iglesias católica romana, bautista, reformada, anglicana, luterana popular y luterana salvadoreña expresaron su respaldo a los esfuerzos realizados por el Obispo Colindres y el Sr. Raúl Mijango, para alcanzar acuerdos entre pandillas juveniles, que han permitido reducir drásticamente el número de asesinatos en el país.

El Obispo católico Fabio Colindres agradeció a las iglesias “por responder a esta invitación y sellar esta unidad que viene a fortalecernos y nos da la fuerza para contribuir como iglesias a este proceso evangélico, de reconciliación, que ha despertado muchas esperanzas, y que es en defensa de la vida, que es un don divino.”

Por su parte el Obispo anglicano Martín Barahona explicó que “nuestra iglesia por diez años ha venido trabajando en esta temática por medio de la Fundación Nahual, y hoy nos llena de alegría esta convocatoria y manifestamos nuestra voluntad de sumarnos a este esfuerzo.”

Asimismo el Rev. Ricardo Cornejo, pastor de la Iglesia Luterana Popular, expreso que “nos sentimos honrados de contribuir a este esfuerzo que es una esperanza para nuestra patria, y estamos seguros que con acción y oración vamos a lograr la incorporación de estos jóvenes de manera positiva y productiva a puestea sociedad. Es un gran reto pero con ayuda de nuestro Señor Jesucristo lo lograremos.”

También el Rev. Alex Orantes, pastor de la Iglesia Bautista Shalom de Atiquizaya, indicó que “no podemos permitir como iglesias que se utilicen a los jóvenes pandilleros como responsables de todo lo malo que ocurre en este país, cuando como sociedad no hemos podido garantizarle a la juventud una sociedad justa, con oportunidades de estudio, de recreación, de salud, etc.”

Finalmente Raúl Mijango, impulsor de este esfuerzo desde la sociedad civil, hizo un llamado a “los diferentes sectores de nuestra sociedad, especialmente a las iglesias a incorporarse a esta causa, que es la causa de todos, porque es la causa que permite de manera exitosa evitar la pérdida de vidas.”

A la reunión asistió en calidad de invitado, el Lic. Santiago Flores, director del programa Previda, del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, que manifestó la disposición de esta instancia gubernamental de contribuir a respaldar este proceso de unidad de las iglesias en defensa de la vida. Asimismo representantes de la Comunidad Islámica, Fe Bahai, y Alianza Evangélica.

Estuve en la AGEUS en 1998…

Estuve en la AGEUS en 1998…
Entrevista con Max Herrador

SAN SALVADOR, 1 de septiembre de 2012 (SIEP) “El movimiento estudiantil fue minado por diferentes actores para que no continuara AGEUS…” opina Max Herrador que fue miembro en el año 1998, del último Comité Ejecutivo de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños, que fue creada en 1927.

Nos comparte que “yo era un estudiante aplicado, estudiaba dos carreras, Periodismo en la UES y Mercadeo en la Tecnológica, además era instructor, tenía un perfil más académico que político, y estaba claro en esto, además había vivido como inmigrante en Canadá, pero llegó al ejecutivo de AGEUS desde Periodismo, a través de la organización Proyección Estudiantil.”

“Te aclaro que no era ni miembro de Proyección Estudiantil sino instructor de Semiótica, que me lo había permitido la docente Rosa Guardado, que daba esa materia. A mí me busca el presidente de la SECH, de apellido Zúñiga, de Sociología, para proponerme y acepto. Me acuerdo que a principios del 98, durante el interciclo se realizó el Congreso de AGEUS donde fui electo, tenía 24 años…”

“Me acuerdo que hice un dossier-resumen de la organización del evento, prepare una presentación interactiva así como elabore lo que llame un Diagnostico Institucional Comunicativo, o sea un documento con diagnostico y líneas estratégicas.”

“Lo mío eran las comunicaciones, fíjate que publicamos siete ediciones de Opinión Estudiantil así como un suplemento especial, a mediados del 99… En este congreso de AGEUS, que creo que fue el IV, me eligen como miembro del Comité Ejecutivo. En el congreso participan todas las facultades menos las blancas, me refiero a Química y Farmacia, Medicina y Odontología. “

Antes del congreso de AGEUS se realizaron precongresos en las diversas facultades. Ahí es que fui electo para asistir al Congreso de AGEUS, me acompaña el estudiante de filosofía, Mario de Paz, que hoy vive en Alemania. La reunión fue en el local de a SECH, que quedaba donde esta hoy el edificio de Sociología.”

“Ya para esa época vivíamos en un momento político diferente, la guerra había concluido, y era de la opinión que había que promover lo académico como lo principal. Había diferentes visiones de distintas asociaciones y gremios, estaba Proyección, Ideas, Prope, Pepes, estaba la Radio Activa que la dirigía Luís Rivera…”

Por cierto me parece que la toma de Radio Activa el 9 de octubre del 2000por grupos radicales marcó una ruptura…un punto de hecatombe, del que ya no pudimos regresar. Abortó la posibilidad de contar con un movimiento estudiantil sano, netamente estudiantil académico…”

“Durante la primera reunión del comité ejecutivo la presidencia de AGEUS fue disputada por las facultades de Ingeniería y Ciencias y Humanidades. Existían las figuras de Presidente y Secretario General. Esta elección ya se hizo internamente. El Vice-presidente era el secretario de Actas. “

“Analizó que lo mío eran las comunicaciones y declino disputar la presidencia y asumo la secretaria de comunicaciones. Es electo presidente de AGEUS Francisco Marroquín, de Ingeniería, con quien tuvimos una buena relación. Esto me crea problemas con Zúñiga de la SECH que esperaba ganar esa posición, pero yo no quería jugar ese papel, y lo que hice fue, seis meses después, una carta documento en la que establecí una ruptura total con la SECH.”

“Entre los integrantes del comité ejecutivo de AGEUS se encontraba Carlos Palma, de derecho, que hoy es concejal de la alcaldía de Santa Tecla; Ixel de Economía, Robín Hernández, de Agronomía, que era el secretario general. Durante nuestra gestión mantuvimos una relación amistosa con el Rector de ese periodo, Dr. Benjamín López Guillen. Ya para esa época, finales del 98, empezaba a gestarse un movimiento en respaldo de la Dra. María Isabel Rodríguez.”

“A principios del 99 se desarrollaba la campaña electoral para rector. Como AGEUS se decidió apoyar a Chanti (Lic. Santiago Ruiz de Economía). Yo no quise desgastarme contradiciendo esta decisión, pero mis simpatías eran con la Dra. Rodríguez. Y es que los estudiantes la apoyaban…Y al final fue electa, y AGEUS se desgastó…”

“En ese marco surge la discusión aprobación de la nueva Ley Orgánica de la UES, que venía sustituir a la vigente, que venía de los tiempos del CAPUES, era del 78… AGEUS cabildeo con todos los partidos políticos e incuso con la ministra de educación, Lic. Cecilia gallardo de Cano. Para ese momento realizamos una marcha gigantesca, hacia la Asamblea Legislativa, de miles de estudiantes.”

“Estaba para ese tiempo iniciando lo de la Villa Olímpica, como posibilidad, lo que fue gestionado por el rector López Guillen aunque se realizo ella en la gestión de la Dra. Rodríguez.”

“Otro asunto que tuvo bastante trascendencia fue la asistencia de una delegación numerosa d estudiantes salvadoreños a un Congreso de la OCLAE en La Habana, Cuba. Este fue un craso error político, ya que vino a dividirnos. Fue a principios del 2000 y viajaron cerca de 80 estudiantes. Este viaje fue uno de los elementos que provocó la división del movimiento estudiantil.”

¿Quién decidía quien iba y quien se quedaba y bajo qué criterios? El Consejo Ejecutivo de AGEUS. Por lo tanto los que no fueron quedaron muy molestos. Claro, se quedo bien con los cubanos pero se quedo mal pero muy mal con muchos estudiantes salvadoreños. Esto influyó poderosamente en lo que pasó después…”

“A mediados del 2000 se decide realizar un nuevo Congreso para elegir a nuevas autoridades de AGEUS. Se define realizarlo en la fecha histórica del 30 de julio. Era el 25 aniversario de la masacre estudiantil. Pero se junto en esa fecha la realización en el país de una reunión del CSUCA y de la FEUCA. Al final se decide aplazar el congreso de AGEUS y priorizar la reunión del CSUCA y de la FEUCA. Esto fue un grave error.”

“Fue contraproducente…quedamos fuera del tiempo que nos correspondía, nos colocamos fuera de la ley. Y surgió una fuerte oposición encabezada por la BRES y el UERS-30 para pasarnos esa factura. Y seguramente el FMLN apoyaba estos esfuerzos. Al final no convocamos y cuando lo hicimos, en el Congreso no tuvimos correlación…O sea lo hicimos pero no concluyó.”

“Pensaba que los movimientos estudiantiles militantes pertenecían al pasado, eran propios del periodo de la guerra, que se necesitaba una nueva visión para un nuevo movimiento estudiantil…”

“Se nos fue todo agosto del 2000 trabajando para montar el congreso, ya en situación de ilegalidad, y con múltiples señalamientos de la comunidad universitaria. Se nos fue un mes exacto de preparación de materiales. En juna reunión del comité ejecutivo exprese: aquí está mi informe al congreso, junto con el afiche y también mi renuncia, no puedo continuar en una situación así…me retire y quede fuera.”

“El Congreso terminó realizándose a finales de septiembre, asistí y de nuevo sonó mi nombre como candidato. Se hizo en el local de la SECH. La BRES y el UERS-30 se tomaron el congreso. Se comprometieron a convocar en los próximos dos meses, han pasado doce años…desde entonces han habido muchos esfuerzos por reconstruir AGEUS, pero todos han fracasado…”

El Salvador: un nuevo conflicto armado y una nueva lucha por la paz

El Salvador: un nuevo conflicto armado y una nueva lucha por la paz
Por Roberto Pineda 30 de agosto de 2012
www.ecumenico.org rpineda59@yahoo.com

Antecedentes

El proceso histórico salvadoreño es singularmente violento. Desde las invasiones norteñas de las tribus mexicas a partir del siglo X d.n.e., pasando por la cruel invasión y conquista ibérica, por la dictadura de los criollos independentistas, por la dictadura de los cafetaleros liberales, por la dictadura de los militares, por la dictadura de la oligarquía financiera, hasta llegar a la actual situación de guerra social.

El actual conflicto armado, a diferencia del anterior conflicto, que arrastraba un fuerte componente ideológico, es básicamente un conflicto entre un sector marginal de la sociedad y el estado. Es un conflicto que surge no desde la Universidad o los Sindicatos sino desde las Cárceles. Los nuevos insurgentes desde la delincuencia, no se proponen convertirse en vanguardia política o la toma del poder sino sencillamente la sobrevivencia, la incorporación y el reconocimiento social.

Pero tanto el conflicto actual como los anteriores – la guerra de Aquino, la insurrección de Farabundo en el 32 , y la guerra del FMLN- tiene a la base la explotación y la opresión de nación, de clase, de raza, de género y etaria. Estos cinco niveles principales de opresión y explotación, recorren y determinan a cada una de estas etapas históricas, forman nuestras raíces de lucha y resistencia.

Estos factores de opresión y explotación, pero especialmente la violación sistemática de los derechos humanos y el cierre de los canales democráticos para el acceso al poder público, desencadenaron el último conflicto armado, que va de 1980 a 1992. Este conflicto tuvo como desenlace la profunda modificación del sistema político mediante los Acuerdos de Paz de 1992, los cuales logran alcanzar la democracia política, pero evaden enfrentar lo relativo a la democracia económica, social y cultural.

Los Acuerdos de Paz y su cumplimiento –democratización, desmilitarización y reconstrucción- coincidieron con los dos primeros gobiernos del partido ARENA (Cristiani 1989-1994 y Calderón Sol 1994-1999) y la implantación del modelo neoliberal, que mediante privatizaciones (electricidad, telecomunicaciones, fondos de pensiones entre otras) y reducción del estado, recortaron drásticamente la protección pública de los sectores sociales, la cual era el resultado de la acumulación histórica de luchas populares iniciadas en los años veinte y treinta del siglo pasado.

Todas estas medidas económicas neoliberales trastornaron sustancialmente la estructura productiva, en particular golpearon fuertemente a los sectores vinculados a la agricultura, tanto campesinos como propietarios. Se generó un nuevo polo de desarrollo económico relacionado al comercio y a la banca. Captar remesas vía bancos y promover el comercio vía consumo se convirtieron en los nuevos ejes del desarrollo económico. Luego vino la aplastante ofensiva del capital internacional.

A esto debe agregarse el fenómeno de la emigración masiva hacia Estados Unidos, comenzada a principios de los años ochenta a partir del conflicto armado y que continuó ensanchándose por los siguientes treinta años, hasta el presente. Una tercera parte de nuestra población vive y trabaja hoy en el país del norte. Es nuestra diáspora.

La emigración masiva de las cabezas de familia hacia las principales urbes de Estados Unidos, provocó entre otros factores, el aumento drástico de la desintegración familiar, el envío permanente de remesas y finalmente, la deportación de centenares de jóvenes de familias salvadoreñas vinculados a pandillas, que nacieron como organismos de autodefensa comunitaria, pero que rápidamente se integraron a actividades delincuenciales, como el narco menudeo y las extorsiones.

Y todo esto en el marco de una frágil democracia representativa, en la cual el FMLN como símbolo histórico de la izquierda, es uno de los partidos desde 1994 en permanente contienda electoral, que obtiene su mayor éxito político con la llegada a la presidencia en el 2009.

Los aspectos reseñados eran los primeros síntomas del ingreso forzado e inevitable de El Salvador a las realidades del nuevo mundo de la globalización neoliberal. Los jóvenes de familias salvadoreñas llegaron a una patria que no conocían y que los miraba sorprendida y angustiada por los rasgos culturales novedosos en el caminar, en el vestir, en el hablar y en el bailar. Un nuevo grupo social con una nueva cultura había llegado y empezó a delimitar su ahora territorio conquistado, con grafiti en las paredes. Iniciaba una nueva historia. Iniciaba una nueva guerra, que ya lleva 50,000 víctimas.

Una nueva realidad social y militar

Objetivamente existe una nueva realidad, social, política, económica, cultural y…militar. De nuevo, hay varios ejércitos. Las pandillas juveniles dedicadas a la delincuencia, tienen mandos, control territorial, inteligencia, logística, base social, retaguardia, adoctrinan, reclutan, etc., como cualquier ejército. Existe el ejército oficial y por lo menos dos ejércitos irregulares.

Y como parte de esta realidad está también el hecho para los sectores populares, en particular los jóvenes, que viven en zonas bajo control de estos grupos paramilitares, de una inmensa secuela de dolor y sufrimiento, que será muy difícil de borrar. Las pandillas MS13 y Barrio 18 acumulan un fuerte nivel de rechazo ciudadano, lo que fortalece y alimenta su estigma social. Surgen de las entrañas de nuestro pueblo y deciden golpearlo y sacrificarlo.

Asimismo es evidente el vínculo existente entre pandillas juveniles y crimen organizado. Mientras las pandillas juveniles se dedican al narco menudeo, y acaparan la atención de los esfuerzos del estado, el crimen organizado afina sus estrategias de utilizar nuestro territorio como parte de un corredor estratégico que viene desde los centros productivos de la droga en el sur y se dirige hacia el mercado del norte, como parte ya del comercio mundial.

En 1992 se puso fin al conflicto militar de profundas raíces políticas e ideológicas, se terminó la dictadura militar, pero el conflicto social, se mantuvo y se agudizó. Y este conflicto social se expresa actualmente como un nuevo conflicto armado, de raíces sociales internas y globalizadoras externas, anclado en estructuras milenarias de opresión junto con novísimas formas de exclusión social.

Los Acuerdos de paz originaron una nueva realidad política, al definir la vía electoral como el mecanismo aceptado por todas las fuerzas políticas para acceder al poder público. El Programa de Ajuste Estructural luego dio lugar a una nueva realidad económica y social. La llegada de centenares de jóvenes deportados de EE.UU. provoca una nueva realidad social y cultural.

Hoy existe un significativo sector social de familias enteras, (desde niños hasta ancianos) en todo el país, vinculado a las actividades delictivas. Este sector social es reflejo del fracaso del sistema capitalista para garantizar empleo y una vida digna para los sectores populares. Hay un nuevo conflicto social y un nuevo conflicto armado. Mientras más pronto como sociedad asumamos esta realidad, más pronto podremos buscar solucionarlo. Lo que no podemos ni debemos es seguir paralizados.

El momento actual

El 9 de marzo de este año se decretó una tregua entre las dos pandillas principales. Como resultado de esta medida los niveles de muertes diarias bajaron de 14 a 5. La tregua fue el resultado de un esfuerzo de sectores de la Iglesia Católica Romana y de la Sociedad Civil. Esta tregua es un hecho inédito.

Esta tregua viene a convertirse en el primer éxito luego de más de una década de fracasos en la implementación de planes basados en la represión (las manos duras y superduras) que únicamente sirvieron para fortalecer las capacidades de respuesta defensiva y ofensiva de estas pandillas juveniles.

El gobierno de Mauricio Funes participa en este esfuerzo luego de que en un primer momento también experimentaron con las fracasadas estrategias represivas de los gobiernos areneros. Pero todavía lo hace de manera tímida, esperando que la consolidación de la tregua entre pandillas legitime su posición y preocupado porque la temática no sea utilizada en su contra en el ya abierto debate electoral hacia las presidenciales del 2014.

La sociedad civil por su parte, está paralizada. El peso de la violencia que ha sufrido le impide por el momento visualizar la necesidad de encontrarle una salida a este grave problema por la vía de diálogo y la negociación. ¿Y qué se va negociar? No se va negociar el castigo por los delitos cometidos. Estas los están ya pagando sus responsables en la cárcel. Se va negociar la reforma del sistema penitenciario que ha colapsado así como medidas para lograr su reincorporación a la sociedad.

Los partidos políticos prefieren esquivar el bulto del problema y dedicarse a una campaña electoral adelantada o a la disputa por el control de las instituciones públicas. La empresa privada también asume una posición evasiva y rechaza involucrarse. La mayoría de iglesias y universidades se mantiene a la expectativa sobre el desenlace de esta tregua entre pandillas. Nadie quiere quemarse con el fuego de este incendio social, que parece que no puede ser apagado.

El movimiento popular y social tiene el desafío de ir al encuentro de este problema y asumir un rol protagónico en su solución, ya que afecta directamente la seguridad de sus comunidades rurales y urbanas, las cuales se encuentran desprotegidas como resultado fundamentalmente de su falta de organización.

Perspectivas

Esta nueva guerra tiene dos posibilidades, mantenerse de manera indefinida como conflicto de bajo nivel o abocarse a una salida política mediante acuerdos que garanticen una reforma penitenciaria, que formaría parte del proceso de democratización iniciado a partir de los Acuerdos de Paz y acelerado con la victoria popular de la izquierda en el 2009.

Además de estos acuerdos, que expresarían una voluntad política generalizada, se necesitaría iniciar el largo camino hacia el reconocimiento e incorporación de este grupo social, o cual es un proceso mucho más difícil, porque el justificado lastre de resentimiento social es muy fuerte.

La primera vía, la de la continuidad del conflicto, ha sido la dominante y beneficia fundamentalmente a sectores de derecha y del crimen organizado. La derecha necesita comprobar la eficacia de los métodos de control social autoritarios. El crimen organizado y sus empresas necesitan la existencia de una situación de delincuencia generalizada, que les permita incrementar ganancias.

La segunda vía, la de la solución negociada, pugna por imponerse pero todavía es muy débil, con poco respaldo institucional y con un amplio rechazo ciudadano. La opinión pública no está ganada a la idea de una solución negociada, es una población muy golpeada y dolida.

Hay un amplio sector que todavía confía en una solución represiva. Mientras el gobierno Funes y los sectores populares no asuman claramente la conducción de este proceso y ponga el peso de su prestigio detrás de este esfuerzo, este no podrá fortalecerse y convertirse en la tendencia dominante.

Un elemento que ayudaría a inclinar la balanza hacia la reforma penitenciaria sería la decisión y voluntad de las pandillas juveniles de renunciar a todas las acciones delictivas, informar sobre la localización de cementerios clandestinos, e iniciar el difícil y complejo proceso para el desarme de sus estructuras paramilitares.

La tregua puede revertirse, esta es una triste realidad. E incluso puede abrirse un periodo de mayor violencia. Pero también puede profundizarse y desembocar en una reforma penitenciaria. Es un problema de correlación de fuerzas. No podemos permitir que prevalezca la visión derechista que plantea la represión como solución. Esto ya fracasó y seguirá fracasando. Debemos de trabajar para que la sociedad civil supere su actitud de indiferencia y asuma su compromiso, es un compromiso por la democracia y por la justicia.-

El proyecto de Nuevo Orden Mundial tropieza con las realidades geopolíticas

El proyecto de Nuevo Orden Mundial tropieza con las realidades geopolíticas

Sábado 1ro de septiembre de 2012 por CEPRID

Imad Fawzi Shueibi

Red Voltaire

Traducido por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Said Hilal Alcharifi

Hace 4 siglos que los líderes políticos vienen tratando de crear un orden internacional capaz de regir las relaciones entre las naciones y de evitar las guerras. Aunque el principio de la soberanía de los Estados arrojó resultados, las organizaciones intergubernamentales han reflejado esencialmente la correlación de fuerzas correspondiente a cada momento. En cuanto al ambicioso proyecto estadounidense de Nuevo Orden Mundial, el hecho es que está estrellándose contra las nuevas realidades geopolíticas.

La lenta formación de un orden internacional

Si bien la expresión «orden mundial» es de reciente aparición en el discurso político, la idea misma de instaurar un orden mundial, o internacional, data ya del siglo XVII y fue tema de discusión cada vez que se presentaba una posibilidad de organizar la paz y de darle un carácter permanente.

Ya en 1603, el rey francés Enrique IV daba a su ministro, el duque de Sully, la tarea de elaborar un primer proyecto. El objetivo era la constitución de una república cristiana que incluyera a todos los pueblos de Europa. Dicha república debía garantizar la preservación de las nacionalidades y cultos y encargarse de resolver los problemas entre esos componentes.

Aquel Gran Empeño incluía una redefinición de las fronteras de los Estados como medio de equilibrar el poderío de los mismos y la creación de una Confederación Europea de 15 miembros, con un Consejo supranacional que debía disponer de poder de arbitraje y de un ejército capaz de garantizar la defensa de la Confederación contra los turcos. El asesinato de Enrique IV interrumpió aquel sueño, que no resurgió ya hasta el final de las guerras desatadas por Luis XIV. El abate Saint-Pierre dio a conocer por entonces suProjet pour rendre la paix perpétuelle entre les souverains chrétiens[En español, “Proyecto para perpetuar la paz entre los soberanos cristianos”. Nota del Traductor.]. Aquel plan, que fue presentado al Congreso de Utrecht (en 1713), consistía en adoptar íntegramente todas las decisiones tomadas en aquel encuentro como base definitiva para el trazado de las fronteras entre los países beligerantes y en la creación de una liga de las naciones europeas (una federación internacional) que se encargaría de prevenir los conflictos.

Independientemente de la mencionada utopía, lo más importante de aquella época fue, por supuesto, los Tratados que hicieron posible la Paz de Westfalia, firmados en 1648, al cabo de una guerra de 30 años, guerra que se libró bajo estandartes religiosos, dando lugar a una gran acumulación de odio, y en la que pereció el 40% de la población. Las negociaciones se prologaron durante 4 años (de 1644 a 1648) y finalmente concretaron una igualdad entre todas las partes beligerantes, ya fuesen católicos o protestantes, monárquicos o republicanos.

Los Tratados de Westfalia establecieron 4 principios fundamentales:

1. La soberanía absoluta del Estado-Nación y el derecho fundamental a la autodeterminación política.

2. La igualdad entre los Estados-Naciones en el plano jurídico. En virtud de ese principio, el más pequeño de los Estados se considera igual al más grande, independientemente de su fuerza o su debilidad, de su riqueza o su pobreza.

3. El respeto de los tratados y la aparición de un derecho internacional de obligatorio cumplimiento [O sea vinculante. NdT.].

4. La no injerencia en los asuntos internos de los demás Estados. Cierto es que esos principios generales no garantizan una soberanía absoluta, que en realidad nunca ha existido. En todo caso, se trataba de principios que deslegitimaban todo acto susceptible de abolir dicha soberanía.

Todos los filósofos vinculados a la política respaldaron esos proyectos. Rousseau exhortó vehementemente a la formación de un Estado único de carácter contractual que debía reunir a todos los países de Europa. En 1875, Kant publicó Para la paz perpetua. La paz es para Kant una construcción jurídica que exige el establecimiento de una ley general aplicable a todos los Estados. El utilitarista inglés Bentham condenó la diplomacia secreta por tratarse de un procedimiento que se separa del derecho. También llamó a la creación de una opinión pública internacional capaz de obligar a los gobiernos a someterse a las resoluciones internacionales y al arbitraje.

La creación de las instituciones reguladoras internacionales La idea de un orden internacional fue progresando constantemente, basada siempre en las reglas de la soberanía consagradas en los Tratados de Westfalia. Dio lugar al surgimiento de la Santa Alianza, propuesta en 1815 por el Zar Alejandro I, y al proyecto deConcertación europeaque propuso, ya en el siglo XIX, el canciller austriaco Metternich como medio de prevenir «la revolución» que en el lenguaje racional político no significa otra cosa que el caos.

Fue a partir de aquel momento que los Estados comenzaron a celebrar cumbres para dirimir problemas sin recurrir a la guerra, privilegiando el arbitraje y la diplomacia.

Fue con ese objetivo que se fundó la Sociedad de Naciones (SDN), al término de la Primera Guerra Mundial. Pero la SDN no fue más que la expresión de la correlación de fuerzas de aquel momento, al servicio de las potencias que habían salido victoriosas de aquella guerra. Sus valores morales eran por lo tanto muy relativos. Fue así como, a pesar de que su supuesto objetivo era resolver los diferendos entre naciones a través del arbitraje y sin recurrir a la guerra, la SDN se declaró competente para supervisar política, económica y administrativamente a los pueblos subdesarrollados o colonizados hasta que estos últimos lograran su autodeterminación, lo cual condujo naturalmente a la legitimación de los mandatos. Al adoptar esa posición, la Sociedad de Naciones encarnó la realidad colonialista.

El carácter artificial de aquella organización quedó demostrado cuando fue incapaz de enfrentar graves acontecimientos internacionales, como la conquista de Manchuria por parte de Japón, la conquista de Abisinia (la actual Etiopía) por parte de Italia y la anexión de la isla griega de Corfú, también por parte de Italia.

Aunque el presidente estadounidense Woodrow Wilson había promovido la idea de León Bourgeois que dio lugar al nacimiento de la SDN, Washington nunca fue miembro de esa organización. Ante las acusaciones de las demás naciones, Japón y Alemania se retiraron de ella, lo cual privó a la SDN de todo valor real.

La ONU, sucesora de la SDN, fue por su parte el reflejo de la Carta del Atlántico, firmada por Estados Unidos y Gran Bretaña el 4 de agosto de 1941, y de la declaración de Moscú, adoptada por los Aliados el 30 de octubre de 1943, anunciando la creación de «una organización general basada en el principio de la igualdad de todos los Estados pacíficos en materia de soberanía». El proyecto se desarrolló durante la Conferencia de Dumbarton Oaks, celebrada en Washington desde el 21 de agosto hasta el 7 de octubre de 1944.

Los principios de la Carta del Atlántico fueron a su vez aprobados en la Conferencia de Yalta (del 4 al 12 de febrero de 1945), antes de su consagración final en la Conferencia de San Francisco (los días 25 y 26 de junio de 1945).

La ideología mundialista se vio entonces encarnada en la ONU, organización que, desde su creación, ha pretendido establecer un sistema de seguridad colectiva para todos, incluyendo a los Estados que no pertenecen a ella. En realidad, la ONU no es una sociedad contractual entre iguales –como tampoco lo fue la SDN– sino el reflejo de la correlación de fuerzas del momento, a favor de los vencedores del momento.

Aún así, el mundo entero se sometió a aquella voluntad.

Esta organización, supuestamente mundial, no era en la práctica otra cosa que la expresión de la voluntad de dominación de las potencias victoriosas, en detrimento de la voluntad –ignorada– de los pueblos. Esta realidad geopolítica se confirmó en el momento de la creación del Consejo de Seguridad de la ONU al que pertenecen, con la categoría de miembros permanentes, las cinco grandes potencias (las potencias vencedoras) y otros miembros no permanentes electos en función de criterios geográficos, que implican una subrepresentación de África y Asia.

La ineficacia de ese sistema se hizo patente durante la guerra fría. El conflicto entre las dos grandes potencias afectó a las pequeñas, que tuvieron que soportar todas las consecuencias de dicho conflicto, tanto en el plano local como a escala regional.

Esta estructuración de los papeles de las partes se reflejaba abiertamente en el funcionamiento de la ONU, tanto en lo tocante a los pedidos de adhesión como en el tratamiento de los conflictos, como pudo comprobarse en los casos de Palestina y de Corea, en la nacionalización del petróleo iraní, en la crisis del canal de Suez, en las ocupaciones israelíes, en Líbano, etc.

Al crearse la ONU se proclamó «la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional». Pero el sistema del veto ha privado a las demás naciones del derecho a ser actores en condiciones de igualdad.

En definitiva, las instituciones internacionales han sido siempre un reflejo del equilibrio entre las potencias, lo cual está muy lejos de toda idea de justicia en el sentido filosófico o moral.

El Consejo de Seguridad de la ONU es en realidad undirectorio mundial (continuador del que había instalado Matternich), que reserva exclusivamente a los Aliados, vencedores en la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de imponer resoluciones, en vez de poner ese derecho en manos de quienes trabajan a favor de la paz.

Después de la desaparición de la Unión Soviética era crucial haber cambiado el sistema internacional.

Estados Unidos rediseña las relaciones internacionales

Fue en ese momento que los discípulos de Leo Strauss triunfaron en Estados Unidos, con ayuda de los periodistas neoconservadores. Según ellos, la sociedad se divide en tres castas: los sabios, los señores y el pueblo. Los sabios son los únicos que conocen la verdad, de la cual sólo revelan una parte a los políticos (los señores), mientras que el pueblo tiene que someterse a sus decisiones. Los discípulos de Leo Strauss han seguido promoviendo sus ideas y llamando constantemente a la abrogación de los Tratados de Westfalia, lo cual implica el abandono del respeto de la soberanía de los Estados y la anulación del principio de no injerencia en sus asuntos internos. Para lograr imponer la hegemonía occidental han inventado un «derecho de injerencia humanitaria» y una «responsabilidad de proteger» que supuestamente tendrían los sabios, cuya ejecución estaría en manos de los señores y que habría que imponer a los pueblos. En lo que constituye una revisión del vocabulario de la Segunda Guerra Mundial, han llamado también a reemplazar la «resistencia» por la negociación.

En 1999, los llamados de los neoconservadores encontraron eco en varios países occidentales, principalmente en el Reino Unido y Francia. Tony Blair presentó el ataque de la OTAN contra Kosovo como la primera guerra humanitaria de la historia. En un discurso pronunciado en Chicago, Blair afirmó que el Reino Unido no estaba tratando de defender sus intereses sino que estaba promoviendo valores universales. Tanto Henry Kissinger como Javier Solana (por entonces secretario general de la OTAN y no de la Unión Europea) saludaron calurosamente aquella declaración de Blair. Poco después, la ONU nombraba a Bernard Kouchner como administrador de Kosovo.

No hay diferencia notable entre la teoría de los straussianos y la de los nazis. En Mein Kampf, Hitler ya arremetía contra el principio de soberanía de los Estados, consagrado en los Tratados de Westfalia. Esta visión del mundo se ha impuesto ya en el plano económico con el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Desde su creación misma, esas instituciones se empeñaron en inmiscuirse en las políticas económicas, presupuestarias y financieras de los Estados, sobre todo de los más pobres y vulnerables. Algunos Estados árabes han sufrido las consecuencias de sus consejos en materia de liberalización económica, de privatización del sector público, de venta de los recursos naturales a precios irrisorios.

Washington estuvo indeciso sobre la conducta a seguir después de la desaparición de la URSS. Estados Unidos reafirmó poco a poco su categoría como única superpotencia, incluso como «hiperpotencia» según la expresión del francés Hubert Vedrine. Desde entonces, Estados Unidos ha considerado obsoleto el sistema de la ONU heredado de la Segunda Guerra mundial. Pero no se ha limitado a desinteresarse de la ONU sino que incluso ignora sus obligaciones financieras para con esa organización, no ratificó el Protocolo de Kioto, se negó a aceptar el Tribunal Penal Internacional y ha humillado a la UNESCO en varias ocasiones.

Los conceptos surgidos de la Segunda Guerra Mundial fueron barridos por los atentados del 11 de septiembre de 2001. La Estrategia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos de América, publicada por el presidente George W. Bush el 20 de septiembre de 2002, proclama un nuevo derecho: «la acción militar preventiva contra los Estados renegados».

La estrategia estadounidense incluye un radical giro conceptual.

La noción de resistencia, surgida de la resistencia francesa contra la ocupación nazi, se ve deslegitimada para favorecer una exigencia de solución de los conflictos a través de la negociación, sin que se tengan en cuenta los derechos inalienables de las partes. Al mismo tiempo, la noción de terrorismo –que nunca ha llegado a definirse en derecho internacional– ha sido utilizada para deslegitimar a todo grupo armado en conflicto con un Estado, sin tener en cuenta las causas de ese conflicto.

Abrogando las leyes de la guerra, Washington volvió a poner de moda los «asesinatos selectivos», práctica que había abandonado después de la guerra de Vietnam pero que Israel ya estaba aplicando desde hace más de una década. Según los juristas de Washington, los «asesinatos selectivos» no son propiamente «asesinatos» sino «homicidios en defensa propia», a pesar de que no existe en esos casos ni necesidad de protegerse, ni concomitancia entre la amenaza y la reacción, ni una justa proporción entre la respuesta y la supuesta amenaza.

La injerencia humanitaria y la responsabilidad de proteger se ponen por encima de la soberanía de los Estados.

Y, finalmente, aparece la noción de Estados renegados.

Los 4 criterios utilizados para definir a los llamados Estados renegados caen ampliamente en el terreno de la suposición, esencialmente en cuanto a las intenciones de esos Estados:

Sus dirigentes oprimen a la población y saquean sus bienes.

No respetan las leyes internacionales y constituyen una amenaza permanente para sus vecinos.

Apoyan el terrorismo.

Odian a Estados Unidos y los principios democráticos de ese país. Diez años después de la desaparición de la URSS, Estados Unidos emprende su rediseño de las relaciones internacionales. En lo tocante al Medio Oriente, el filosofo neoconservador Bernard Lewis y su discípulo Fuad Ajami enuncian los principales objetivos: acabar con el nacionalismo árabe golpeando a los regímenes tiránicos que cimentaron el mosaico tribal, confesional y religioso. La destrucción y el desmembramiento de los Estados de esta región conducirán al «Caos constructor», una situación incontrolable en la que desaparece toda forma de cohesión social y el hombre vuelve a su estado primitivo. Esas sociedades volverán así a una etapa prenacional, por no decir prehistórica, que dará lugar al surgimiento de micro Estados étnicamente homogéneos y fatalmente dependiente de Estados Unidos. Uno de los líderes straussianos, Richard Perle, afirmaba que después de las guerras en Irak y Líbano vendrían otras, en Siria y en Arabia Saudita, que acabarían en una apoteosis en Egipto.

Tres etapas

En todo caso, la construcción de este Nuevo Orden Mundial ha pasado por varias etapas.

1. De 1991 a 2002 se produce una etapa de indecisión. Washington no se decide a reafirmarse como única superpotencia y a decidir unilateralmente el destino del mundo. Aunque duró más de un decenio, esta etapa no es más que un breve momento a escala histórica.

2. Desde 2003 hasta 2006, Washington trata de aplicar a toda costa la teoría del «Caos constructor» para extender así su propia hegemonía. Desató así dos guerras: una en Irak, donde usó sus propias tropas, y otra en Líbano, a través de un contratista. La derrota israelí de 2006 interrumpió temporalmente el proyecto estadounidense. Rusia y China recurrieron entonces por 2 veces a su derecho de veto (sobre Myanmar y Zimbabue) como para confirmar tímidamente que estaban de regreso en la escena internacional.

3. En el periodo que va de 2006 al momento actual, el sistema unipolar cedió espacio a un mundo no polar. Se dispersó el poderío. China, la Unión Europea, la India, Rusia y Estados Unidos representan a más de la mitad de los habitantes del planeta, poseen el 75% del PIB mundial y efectúan el 80% de los gastos militares. Este estado de cosas justifica, en cierta medida, un funcionamiento multipolar debido a la competencia que se desarrolla entre estos polos.

La nebulosa de un mundo no polar

Lo más importante es que esas potencias se ven ante desafíos que vienen tanto de arriba (las organizaciones regionales y mundiales) como de abajo (de las milicias, las ONGs y las transnacionales). El poderío está presente, al mismo tiempo, en todas partes y en ningún sitio, en varias manos y en varios lugares.

Además de las seis grandes potencias mundiales existe una gran cantidad de potencias regionales. En Latinoamérica se puede mencionar los casos de Brasil, más o menos de Argentina, de Chile, México y Venezuela. En África, se pueden mencionar Nigeria, Sudáfrica y Egipto. En el Medio Oriente tenemos a Irán, Israel y Arabia Saudita. También están los casos de Pakistán, en el sudeste de Asia; y los de Australia, Indonesia y Corea del Sur, en el Asia oriental y en el oeste del Pacífico. Numerosas organizaciones intergubernamentales aparecen también en ese listado de fuerzas: el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la propia ONU, y organizaciones regionales como la Unión Africana, la Liga Árabe, la ASEAN, la Unión Europea, el ALBA, etc. Y no podemos olvidar la existencia de clubes como la OPEP (la Organización de Países Exportadores de Petróleo).

Hay agregar también a ese listado ciertos Estados que a su vez son parte de Estados-Naciones, como el Estado de California, en Estados Unidos, y el de Uttar Pradesh [el Estado más poblado de la India] e incluso ciudades como Nueva York y Shanghai.

También están las empresas transnacionales, sobre todo las vinculadas a sectores como la energía y las finanzas; medios de difusión de alcance global como Al-Jazeera, la BBC y CNN; milicias como el Hezbollah,, el Ejército del Mehdi o los talibanes. A todo lo anterior tenemos que agregar aún partidos políticos, movimientos e instituciones religiosas, organizaciones terroristas, cárteles de drogas, ONGs y fundaciones. La lista es interminable.

Pero la principal concentración de poderío se mantiene en Estados Unidos. Los gastos militares de ese país están estimados en más de 500 000 millones de dólares. Esa cifra puede elevarse en realidad a 700 000 millones si tenemos en cuenta el costo de las operaciones que actualmente se desarrollan en Irak y Afganistán. Con un PIB anual estimado en 14 trillones de dólares, Estados Unidos está considerado como la primera economía del mundo.

Sin embargo, la realidad del poderío estadounidense no puede ocultar la decadencia de Estados Unidos, tanto en valor absoluto como en relación con los demás Estados. Como ha señalado el presidente del Council on Foreign Relations, Richard Haass, el progreso de países como China, Rusia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos es del orden de un trillón al año. Eso se debe, claro está, al mercado de la energía. Dada la explosión de la demanda de energía de parte de China y de la India, esa cifra está llamada a seguir creciendo. La debilidad del dólar ante la libra esterlina y el euro no sólo provocará la depreciación de la moneda estadounidense ante las divisas asiáticas sino también una posible transformación del mercado del petróleo, que adoptará el pago a través de diferentes divisas, o quizás en euros.

Y cuando el dólar estadounidense deje de ser la moneda de la compra-venta petrolera, la economía de Estados Unidos se volverá vulnerable a la inflación y las crisis monetarias.

Dos mecanismos fundamentales han sostenido el mundo no polar: Numerosos flujos financieros se han abierto paso fuera de las vías legales y a espaldas de los gobiernos, lo cual tiende a demostrar que la globalización debilita la influencia de las principales potencias.

Los Estados petroleros han utilizado ampliamente esos flujos para financiar en secreto actores no estatales.

Por consiguiente, en un sistema no polar, el hecho de ser el Estado más poderoso del mundo no garantiza el monopolio de la fuerza. Todo tipo de grupos, e incluso de individuos, pueden acumular influencia. Según el profesor Hedley Bull, las relaciones internacionales han sido siempre una mezcla de orden y caos. Si seguimos la lógica de su teoría, el sistema no polar tiende a volverse cada vez más complejo. Y eso es lo que ha sucedido.

En 2011, la exacerbación de las tensiones alrededor de Libia demostró que el sistema no polar había dejado de ser viable. Aparecieron entonces dos orientaciones que competían entre sí.

La primera es estadounidense. Su objetivo es la construcción de un Nuevo Orden Mundial que corresponda a la estrategia de Washington. Ello supone abolir la soberanía de los países, reconocida desde la época de los Tratados de Westfalia, y reemplazarla por la injerencia humanitaria, a la vez como legitimación retórica y como caballo de Troya del American Way of Life.

La segunda, respaldada por la Organización de Cooperación de Shanghai y los países del BRICS, es chino-rusa. Reclama la preservación de los principios de los Tratados de Westfalia, sin proponer por ello un retroceso. Su objetivo es instaurar una nueva regla del juego, algo basado alrededor de dos núcleos alrededor de los cuales existen cierto número de polos.

Resulta evidente que el control de los recursos, sobre todo de las energías renovables, constituye el paso ideal hacia la creación de un nuevo sistema, cuya aparición se mantiene bloqueada desde 1991. También está claro que el control del gas y de las vías de transporte constituye el centro del conflicto que hoy se desarrolla en Siria. Es indudable que la polarización de las potencias sobre ese tema sobrepasa en importancia las supuestas causas internas así como la cuestión del acceso a las aguas cálidas o la importancia logística de la base naval de Tartus.

El imperativo energético

La batalla de la energía era el gran negocio de Dick Cheney. La dirigió desde el año 2000 hasta 2008, en claro enfrentamiento con China y Rusia. Es la misma política que se ha seguido aplicando bajo la dirección del propio Barack Obama.

Para Cheney, la demanda de energía aumenta más rápido que la oferta, conduciendo a fin de cuentas a una situación de escasez. La preservación de la dominación estadounidense exige, por lo tanto, en primer lugar el control de las reservas aún existentes de petróleo y gas. Además, y de manera más general, si bien las actuales relaciones internacionales están estructuradas en función de la geopolítica del petróleo, lo que realimente determina el ascenso o la caída de un Estado es el aprovisionamiento. Estos razonamientos sirven de base al plan de 4 puntos de Cheney:

Estimular, a cualquier precio, toda producción local a través de vasallos como medio de reducir la dependencia estadounidense de cualquier proveedor que no sea su amigo, para ampliar así la libertad de acción de Washington.

Controlar las exportaciones de petróleo desde los Estados árabes del Golfo, no para acapararlas sino para usarlas como medio de presión sobre los clientes y sobre los demás proveedores.

Controlar las vías marítimas en Asia, o sea el aprovisionamiento de China y Japón no sólo en petróleo sino también en materias primas. Estimular la diversificación de las fuentes de energía utilizadas en Europa para reducir la dependencia de los europeos en relación con el gas ruso y limitar la influencia política que esa dependencia puede proporciona a Moscú.

Así que los estadounidenses se han fijado como principal objetivo su propia independencia energética. Ese era el sentido de la política que Dick Cheney elaboró, en mayo de 2001, al cabo de profundas consultas con los gigantes de la energía. Esa política exige una diversificación de las fuentes: petróleo local, gas domestico y carbón, producción de electricidad con energía hidráulica y con energía nuclear. Exige además un fortalecimiento de los intercambios con sus amigos del hemisferio occidental, sobre todo con Brasil, Canadá y México.

El objetivo secundario es el control del flujo de petróleo en el golfo árabe. Fue esa la principal causa de la operación Desert Storm (en 1991)) y de la posterior invasión de Irak (en 2003).

El plan Cheney se concentró en el control de las vías marítimas: el estrecho de Ormuz (por donde transita un 35% del comercio mundial del petróleo) y el estrecho de Malaca. En este momento, esas vías marítimas siguen siendo esenciales para la supervivencia económica de China, Japón, Corea del Norte e incluso para Taiwán. Ambos corredores permiten el envío de recursos energéticos y materias primas hacia los centros industriales asiáticos y la posterior exportación de los productos manufacturados hacia los mercados mundiales. Al tenerlos bajo su control, Washington garantiza simultáneamente la lealtad de sus principales aliados asiáticos y restringe el creciente poderío de China. La aplicación de esos objetivos geopolíticos tradicionales llevó a Estados Unidos a reforzar su presencia naval en la zona Asia-Pacífico y a crear una trama de alianzas militares entre Japón, la India y Australia. También con vistas a obstaculizar el progreso de China.

Washington siempre ha considerado a Rusia como un competidor geopolítico. Ha aprovechado cada oportunidad que se ha presentado para reducir el poderío e influencia de Rusia y ve con especial temor la creciente dependencia de Europa occidental del gas natural ruso, dependencia que puede limitar la capacidad de oposición de los países de esa región ante los movimientos rusos en el este de Europa y en el Cáucaso.

Como alternativa, Washington ha empujado a los europeos a aprovisionarse en la cuenca del Mar Caspio, construyendo para ello nuevos gasoductos a través de Georgia y Turquía. Se trataba de evitar el paso por Rusia, con ayuda de Azerbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán, rehuyendo el uso de los gasoductos de Gazprom. Así aparece la idea del gasoducto Nabucco.

Para reforzar la independencia energética de su país, Barack Obama se convirtió de pronto en nacionalista autárcico [Defensor de la autosuficiencia. NdT.]. Estimuló la explotación del petróleo y del gas en el hemisferio occidental, sin importar los peligros que encierran las perforaciones en zonas ecológicamente frágiles, como las aguas frente a las costas de Alaska o en el Golfo de México, ni las posibles consecuencias de las técnicas utilizadas para la producción de energía, como el craqueo del agua [También llamado “separación del agua”, este proceso divide el agua en sus componentes, oxígeno e hidrógeno, y se considera como una posibilidad para la obtención de hidrógeno barato. NdT.].

En su discurso sobre el Estado de la Nación correspondiente a 2012, el presidente Obama declaró con orgullo: «En los 3 últimos años hemos abierto millones de acres de tierra a la prospección en busca de petróleo y gas. Esta tarde he pedido a la administración que abra más del 75% de los recursos petroleros y gasíferos off shore. Ahora, en este momento, la producción estadounidense de petróleo es la más alta de los últimos 8 años. Así es. Desde hace 8 años. Y eso no es todo. El año pasado nuestra dependencia del petróleo extranjero disminuyó y llegó a su nivel más bajo en 16 años.»

Obama mencionó, con particular entusiasmo, la extracción de gas natural por craqueo de esquistos bituminosos: «Tenemos reservas de gas natural que protegen a América por un centenar de años.» En marzo de 2011, Washington incrementó sus importaciones de Brasil para no seguir recurriendo al petróleo del Medio Oriente.

En realidad, Washington nunca ha dejado de garantizar el control estadounidense sobre las vías marítimas vitales que se extienden desde el estrecho de Ormuz hasta el Mar de la China Meridional, ni de establecer una red de bases y de alianzas que cercan a China –la potencia mundial emergente– formando un arco que va desde Japón hasta Corea del Sur, Australia, Vietnam y Filipinas, por el sudeste, y la India, por el sudoeste. A todo esto se agrega, como colofón, un acuerdo con Australia para la construcción de una instalación militar en Darwin, en la costa norte del país, cerca del Mar de la China Meridional. Washington trata además de incluir a la India en una coalición de países de la región hostiles a China para sacar a Nueva Delhi del BRICS, en el marco de una estrategia tendiente a cercar a China que despierta gran inquietud en Pekín.

Varios estudios han sacado a la luz una repartición inesperada de las reservas mundiales de gas. Rusia aparece a la cabeza con los 643 trillones de pies cúbicos de la Siberia occidental. En segundo lugar aparece Arabia Saudita, incluyendo el yacimiento de Ghawar, con 426 trillones de pies cúbicos. Viene en tercer lugar el Mediterráneo, con 345 trillones de pies cúbicos de gas, a los que hay que agregar 5 900 millones de barriles de gas líquido y 1 700 millones de barriles de petróleo.

En el caso del Mediterráneo, la parte más importante de esa riqueza se halla en Siria. El yacimiento descubierto en Qara puede alcanzar una producción diaria de 400 000 metros cúbicos, lo que convertiría a Siria en el cuarto productor de la región, después de Irán, Irak y Qatar. El transporte del gas desde el cinturón de Zagros, en Irán, hacia Europa debe pasar por Irak y Siria, lo cual ha venido a trastornar los proyectos estadounidenses y a consolidar los proyectos rusos (South Stream y North Stream). Sin acceso al gas sirio, Washington no tiene otra salida que tratar de garantizar el gas libanés.

Y sigue la guerra…

Imad Fawzi Shueibi es Filósofo y geopolítico. Presidente del Centro de Estudios Estratégicos y Documentación (Damasco, Siria).

El debate internacional sobre la educación superior visto desde El Salvador

El debate internacional sobre la educación superior visto desde El Salvador
Por Roberto Pineda 9 de septiembre de 2012
www.ecumenico.org rpineda59@yahoo.com

Introducción

El actual conflicto entre imperios y resistencias populares se expresa en una gran multitud de rostros y situaciones, y abarca la totalidad del planeta. Uno de estos miles de rostros, muchas veces oculto por el velo de los medios, es el debate internacional sobre la educación superior.

No es el único. Existe el rostro militar que se manifiesta como intervenciones, conflictos locales o regionales. La situación de guerra en Afganistán es parte de este rostro. Así como lo ha sido Irak, Libia y amenaza con serlo Siria e Irán. Esta también el rostro que se manifiesta al interior de la OMC, en la disputa por sanciones e imposición de acuerdos comerciales.

El rostro que asoma sus ojos diplomáticos desde la ONU y su disputado Consejo de Seguridad. Y a nivel regional en América Latina y el Caribe se registra el mayor enfrentamiento político del planeta, surgen expresiones avanzadas como el proyecto del ALBA, UNASUR y CELAC.

Y la OEA se encuentra en crisis. En nuestro caso como país el escenario es el SICA, formado en 1993 por los gobiernos centroamericanos y Panamá. Esta también el rostro que se esconde en la lucha por los recursos minerales, por el agua, por el gas natural, por los hidrocarburos. A nivel de universidades la disputa internacional se realiza al interior de la IAU. A nivel de universidades centroamericanas, está el CSUCA, formado en San Salvador en 1948.

Asimismo esta la lucha por el control de la información y la tecnología. Aquí la CNN se enfrenta a medios alternativos como Telesur y Al Jazeera.Y es desafiada por Julian Assange y WikiLeaks. Incluso la disputa se realiza a nivel de las religiones, con el cristianismo como la religión de los imperios de occidente.

En los idiomas, con la supremacía del inglés; la comida, con una fuerte disputa entre las hamburguesas y otros alimentos locales, la vestimenta, con la supremacía del vestir occidental, los medios de transporte, dominados por los japoneses; los espectáculos y el deporte, la carrera espacial, las ONGs y organizaciones internacionales.

Recién concluyeron los Juegos Olímpicos de Londres en donde el medallero reflejó la brutal disputa por los primeros lugares: EE.UU., 104, China, 88, Gran Bretaña, 65, Rusia, 82, Corea, 28, Alemania, 44, Francia, 34, Italia, 28, Hungría, 17 y Australia, 35. Los imperios todavía predominando. En fin, una multitud de rostros, un racimo de conflictos. Y en cada uno de estos escenarios existen momentos de mucha tensión y momentos de quietud.

La comprensión de las melodías y los códigos de esta polémica sobre la educación superior, es vital para la construcción de una estrategia que nos permita en El Salvador, defender la gloriosa tradición de la UES como una universidad subversiva, por lo tanto científica y comprometida.

A continuación exponemos brevemente los puntos esenciales de esta polémica simbolizada por las posiciones teóricas del Banco Mundial por una parte, y de la UNESCO por la otra, así como la forma como estas posiciones se manifiestan en el plano local, tanto a nivel de políticas gubernamentales como de políticas universitarias. Finalmente reflexionamos sobre las perspectivas de desarrollo de este debate.

Imperio, resistencia, universidad

Los imperios controlan las fuentes de conocimiento y de investigación. El desarrollo científico y tecnológico está orientado a garantizar el predominio de los países dominantes y globalizadores, que son los imperios actuales que dominan los grandes laboratorios y poseen las grandes bibliotecas.

Por su parte, los países y pueblos en resistencia, los países globalizados, necesitan construir su propio diseño académico en la educación que responda a sus propias necesidades de desarrollo y les permita disputar en parte, el control que ejercen las políticas internacionales vinculadas a la educación superior.

Las universidades de los países globalizados encarnan la dicotomía de por una parte, reflejar la influencia y estar sometidas al control de los centros imperiales de elaboración de pensamiento y por otra parte, la necesidad de convertirse en instituciones al servicio de la autodeterminación nacional y búsqueda de sus propios paradigmas de desarrollo.

A nivel internacional, la correlación de fuerzas favorece decisivamente a las universidades “de primer nivel” subordinadas a los centros mundiales de poder financiero, las cuales disfrutan de multimillonarias alianzas estratégicas con la industria farmacéutica, aeroespacial, de alimentos e incluso la de producción de armamentos.

No es casual que Estados Unidos y su sistema universitario encabece los diversos listados de clasificación de universidades o ranking, y se posicione como la nación con los más prestigiosos centros universitarios de docencia e investigación, incluso hasta en el estudio de las realidades de nuestra región latinoamericana y caribeña.

Uno de los más reconocidos rankings es el elaborado por la Universidad Jiao Tong de Shanghái (RPCh), el cual clasifica a 500 universidades con base a criterios de calidad como nivel de estudiantes, docentes, centros de investigaciones y publicaciones.

Entre las 4 primeras universidades de los países globalizadores, que encabezan este listado se encuentran las estadounidenses Harvard, Berkeley, Stanford y MIT, en quinto lugar la británica Cambridge, y de nuevo EE.UU. recupera la hegemonía con el Instituto Tecnológico de California, Princeton, Columbia, Chicago, y en decimo lugar la británica Oxford.

De estas 500 universidades seleccionadas, únicamente 73 son de los países globalizados, y no precisamente en los primeros lugares. Pero es importante rescatar algunas para identificar tendencias, En los rangos de 102 a 150 se ubica la Universidad de la ciudad de Sao Paulo, Brasil y las de Taiwán, Singapur y Seúl. En los rangos de 151 a 200, la UNAM y la UBA, así como Shanghái, Beijing, y Hong Kong. En los rangos de 201 a 300, Campinas (Brasil), Ciudad del Cabo (RSA). En los rangos de 301 a 400, Teherán (Irán) e India.

La UES ni sueña con aparecer en este exclusivo listado. Pero si aparece en el ranking Iberoamericano, ocupando el año pasado el lugar 574, de un total de 1368 universidades evaluadas, que la coloca en el primer lugar nacional, seguida por la UCA, luego por la UTEC, la Evangélica y en quinto lugar, la José Matías Delgado. Este ranking evalúa producción científica, nivel de colaboración internacional, calidad científica promedio y artículos publicados en revistas de prestigio.

Este posicionamiento internacional está relacionado con la polémica abierta entre los planteamientos elaborados desde el Banco Mundial en Washington y por otra parte, las ideas que surgen desde las conferencias de la UNESCO, lo que nos da una idea de los contornos de esta importante discusión internacional.

El Banco Mundial ataca de nuevo

En octubre del año pasado el Banco Mundial divulgó en la capital estadounidense su último informe sobre la educación superior y lo tituló “El camino hacia la excelencia académica: la gestación de universidades de investigación de primer nivel.”

En este informe, luego de analizar en once capítulos, diversas experiencias universitarias a nivel global, se concluye en tres grandes tesis: la primera es que una universidad para ser exitosa necesita concentrar en su seno a una gran cantidad de académicos y estudiantes talentosos. Esta premisa permite que este centro de estudio se convierta en una institución prestigiosa.

En segundo lugar, necesita aprovisionarse de un cuantioso presupuesto. La única vía para contar con universidades que desarrollen investigación de primer nivel es mediante cuantiosos recursos, que deben de ser asignados por sus respectivos estados, lo cual se vuelve muy difícil dada la grave crisis económica mundial.

Y en tercer lugar, se necesita lo que el Banco Mundial llama liderazgo y visión estratégica. La cual consiste en la flexibilidad para insertarse en campos donde se promueva la competitividad, innovación y creatividad, como pilares de la investigación científica de primer nivel. Sin duda alguna el Banco Mundial está hablando de las corporaciones y el sector privado en general.

Estas son las conclusiones luego de analizar las experiencias de universidades llamadas exitosas de África, Asia, América Latina y Europa oriental. En el caso de nuestra región, se toma como modelos las experiencias universitarias de Chile y el Tecnológico de Monterrey, México.

El interés del Banco Mundial en este tema no es nuevo. Ya en el pasado ha publicado “informes” que han servido como guías para la concesión de préstamos a países con gobiernos que sigan estas recomendaciones. En septiembre de 1993, cuando el mundo se ajustaba a un nuevo orden internacional, publicó un informe titulado “La educación superior: lecciones de la experiencia.”

En ese trabajo el BM señalaba que los recursos destinados a la educación superior no eran utilizados con eficiencia, y que los gobiernos de los países emergentes deberían de priorizar la educación primaria y secundaria; la cual permitía lograr una tasa de retorno social mayor que la del nivel superior.

Y asimismo “sugería” que los gobiernos deberían de ahorrar costos mediante la supresión de la gratuidad, el establecimiento del crédito educativo y el fortalecimiento de la educación superior privada, medidas que fueron obediente y disciplinadamente observadas por los cuatro gobiernos de ARENA y que tristemente todavía mantienen su vigencia durante el gobierno del presidente Mauricio Funes.

La posición de la UNESCO

En el año 2009 la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, realizó en París, Francia, una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en la que definió los lineamientos básicos en esta materia. El tema de la reunión fue el de “las nuevas dinámicas de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo.” Y uno de los propósitos fue el de hacer un balance de la última conferencia internacional celebrada en 1998.

En su Declaración Final afirman como principio que “la educación superior es un bien público y un imperativo estratégico para todos los niveles de educación. Las bases para la investigación, innovación y creatividad debe ser una materia de responsabilidad y de apoyo económico por los gobiernos como está enfatizado en la Declaración Mundial sobre los Derechos Humanos. La educación superior deberá ser accesible igualmente a todos con base en los méritos, artículo 26 parágrafo 1.”

Sostienen firmemente que “la actual caída económica podría ampliar el desfase o la diferencia en el acceso o las cualidades entre los países desarrollados y los países en desarrollo y dentro mismo de los países presentando desafíos adicionales a los países donde el acceso ya está restringido. En ningún tiempo de la historia ha sido tan importante invertir en la educación superior como una fuerza importante y mayor en la construcción de una sociedad y el conocimiento diverso e inclusivo para el avance de la investigación, innovación y creatividad.”

Asegura la declaración que “la década pasada proporciona evidencias de que la educación superior y la investigación contribuyen a la erradicación de la pobreza, el sostenimiento del desarrollo y el progreso hacia el logro de objetivos de desarrollo internacionalmente acordados incluyendo los objetivos del milenio y la educación para todos. La agenda de la educación global debería reflejar estas realidades.”

Considera como responsabilidad social de la educación superior la de
“adelantar nuestra comprensión de temas multifacéticos que envuelven aspectos sociales, económicos, científicos y dimensiones culturales y nuestra habilidad para responder o actuar sobre ellos. Deben liderar la sociedad en la generación de conocimientos globales para atender los desafíos globales entre otros: la seguridad alimentaria, el cambio climático, La administración del agua, el diálogo intercultural, la energía renovable y la salud pública.”

Establece la declaración de la UNESCO que “las instituciones de educación superior a través de sus funciones principales que son: la investigación, la enseñanza y el servicio a la comunidad llevados adelante en el contexto de la autonomía institucional , la libertad académica debería aumentar su foco interdisciplinario y promover pensamiento crítico y activar ciudadanía que contribuya al desarrollo y al avance de la sostenibilidad del desarrollo, la paz, el bienestar, el desarrollo y la realización de los derechos humanos incluyendo la equidad y género.”

Subraya que “las instituciones de educación superior a través del mundo tienen una responsabilidad social de ayudar a reducir la diferencia en el desarrollo, incrementando la transferencia del conocimiento a todos los sectores, especialmente hacia los países en desarrollo y trabajar para encontrar soluciones comunes que fortalezcan la circulación de cerebros y aliviar el impacto negativo de la fuga de cerebros.”

Es claro que esta visión humanista de la UNESCO choca con el pensamiento centrado en el mercado que se desprende de los documentos del Banco Mundial. Y no es de este momento, ya en 1995 se discutió una posición con el título de “Documento sobre políticas para el cambio y el desarrollo de la educación superior” en el que se planteaba la tesis que esta contribuye al desarrollo.

Así también se expresaba en aquel momento la necesidad de combinar la exigencia de universalidad con el imperativo de la pertinencia, como responsabilidad frente a la sociedad. Se planteaban tres núcleos de reflexión: la pertinencia, la calidad y la internacionalización.

La experiencia de El Salvador y la posición de la UES

El periodo del conflicto armado (1980-1992) modificó profundamente las relaciones entre universidad y estado. La UES jugó el papel en diversos momentos de retaguardia estratégica de la insurgencia. Hubo un claro y permanente enfrentamiento político e ideológico. Y desde antes, en el periodo anterior, el de la dictadura militar (1932-1982) la universidad cumplió el obligado papel de oposición política al régimen.

El régimen militar respondió castigando a la universidad con la represión y el ahogamiento presupuestario y hasta con intervenciones. Así como con la promoción a partir de 1980 de una explosión de universidades privadas. Los sectores populares por su parte, premiaron a la universidad con un merecido cariño y reconocimiento.

Con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992 y la apertura de un nuevo ciclo histórico de perfiles democráticos, la universidad se vio desplazada en su rol social por la emergencia del FMLN como partido político, y además ante el desenlace negociado del conflicto, se encontró en una crisis de identidad muy profunda, que concluyó en la desactivación de su andamiaje organizativo
(Unidad Universitaria) así como en la pérdida de su identidad con un proyecto popular de cambio.

Durante los cuatro gobiernos de ARENA (1989-2009) la universidad se fue alejando de los sectores populares. En especial durante los gobiernos de Calderón Sol, Flores y Saca. En el 2006, durante el gobierno de Saca y la rectoría de la Dra. Rodríguez, las autoridades universitarias trataron de impulsar un proyecto privatizador mediante un préstamo del BID. Pero este intento fracasó como resultado del rechazo de la comunidad universitaria.

Pero este alejamiento de los sectores populares no se tradujo en un fortalecimiento académico. La estrategia de la derecha académica fue el de abandonar la UES y construir y fortalecer sus propios proyectos universitarios., UJMD, ESEN. Y han avanzado bastante por este camino.

La llegada en el 2009 del gobierno de coalición entre el presidente Funes y el FMLN, no significó ningún cambio sustancial en las relaciones entre UES y estado. Desde el Ministerio de Educación se le dio continuidad a las políticas de educación superior diseñadas por los gobiernos areneros.

Perspectivas

El diseño de una política de educación superior no puede ya restringirse a la UES. Pero tampoco puede negar su carácter de ser la única universidad pública del país. En este sentido, es crucial para la UES definir con claridad su proyecto académico. Pareciera ser que la casi fusión existente con los sectores populares en el pasado, lo cual fue necesario pero no era adecuado, ha dado lugar a una situación opuesta de casi separación, y convertido a la UES en una isla.

Lo cual tampoco es conveniente y explica la ausencia de propuestas desde la academia hacia la sociedad. La UES se ha alejado de sus raíces populares. Y los sectores populares le responden abandonándola. La reconstrucción de este vínculo del reconocimiento es una pieza clave para definir un rumbo académico pertinente.

Y para que la UES recupere desde su naturaleza académica este vínculo perdido y necesario. O como parece que está sucediendo, se reconstruya la relación también con raíces históricas, con los sectores dominantes del país. Son dos posibilidades que pueden convertirse en realidades.

Otro elemento esencial es la cohesión interna. Pareciera ser que la visión jurídica como corporación ha rebasado la tradición histórica de comunidad. Pareciera ser que la energía que antes se proyectaba hacia la sociedad como conciencia crítica hoy se manifiesta como conflictos permanentes y estériles entre los diversos componentes de la UES. La confianza y cooperación del periodo de la guerra se han convertido en rivalidades y disputas, incluso y principalmente entre las fuerzas de izquierda.

Reconstruir este tejido dañado no será fácil, pero si vital para lograr impulsar el renacimiento de la UES, y en esto juega un papel esencial, la alianza entre estudiantes y docentes. La prolongada ausencia ya por 12 años de AGEUS es muy reveladora de la situación de la UES.

Y un tercer elemento es el de la legitimidad. La UES era antes respetada por su capacidad de propuesta científica. En los más difíciles momentos de represión e intervención militar, la voz universitaria tenía su propio sello reconocido de protesta y propuesta.

Hoy prevalece el silencio. La sociedad salvadoreña va a respetar de nuevo a la UES en la medida que recupere su carácter de conciencia crítica, o sea su naturaleza subversiva, en la línea de los postulados de la UNESCO. O se va a olvidar de ella en la medida que abrace los postulados privatizadores y elitistas del Banco Mundial.-

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Métodos de lucha en el debate de las izquierdas

Métodos de lucha en el debate de las izquierdas

Por Narciso Isa Conde

Hay quienes, no solo desde los espacios de la clase dominante y del discurso neoliberal, han proclamado la caducidad de las insurgencias populares armadas y la exclusiva pertinencia del camino electoral, sino también desde fuerzas que se asumen de “izquierda”, argumentando la necesidad y la virtud de un supuesto ajuste a los “nuevos tiempos”.

Tal manera de pensar le concede a la burguesía transnacional y a sus socios dependientes el monopolio de la violencia y de lo militar, mientras se acepta la trampa de solo calificar de democráticas las formas de luchas relacionadas con el sufragio y acordes con los ordenamientos legales establecidos para reproducir el dominio del capital desde la concepción liberal-burguesa. Y en ese discurrir procura también invalidar las rebeldías sociales no armadas, las indignaciones multitudinarias y las más variadas formas de desobediencia civil; mientras el poder establecido y sus instrumentos ideológicos las estigmatiza.

Lenin habló en su tiempo del “cretinismo parlamentario” de los social-reformistas de entonces; y ahora ciertamente, a partir del auge del “discurso único” de corte neoliberal y del impacto del derrumbe del “socialismo real”, esa enfermedad se ha potenciado, procurando en su expansión negar, borrar, velar… las formas de lucha extraparlamentarias y extrainstitucionales, que incluso han facilitado los avances electorales de la izquierdas de diferentes signos o que aun después de esas adversidades ha contribuido señeramente a la democratización y a importantes conquistas sociales.

La insurgencia zapatista en México logró mucho más el campo de la democratización que determinadas alianzas o intervenciones electorales progresistas, e incluso ayudó indirectamente a evidentes victorias comiciales obstruidas por fraudes.

Las FARC-EP y el ELN son hoy fuerzas claves para avanzar hacia una nueva Colombia, derrotar el régimen narco-para terrorista de ese país y desmontar el modelo neoliberal y la intervención estadounidense camino a grandes cambios políticos-sociales-culturales.

En otra vertiente, en nuestra América están frescas las experiencias venezolanas, bolivianas, ecuatorianas…en las que las victorias electorales de izquierda estuvieron precedidas de grandes levantamientos políticos-sociales, algunos con componentes militares.

Igual la historia registra guerras revolucionarias e insurrecciones populares armadas imprescindibles para conquistar el derecho a un sufragio mas o menos democrático. El caso salvadoreño fue demasiado elocuente en esa dirección.

Las indignaciones, las movilizaciones multitudinarias, las insurrecciones sin armas y la desobediencia civil, han vuelto a crecer en todos los continentes, incluida Europa Occidental y EEUU. El neoliberalismo y la multi-crisis capitalista generada le dan razón de ser.

Vínculos y combinaciones en las modalidades de lucha.

¿Cómo se relacionan los métodos y formas de lucha con la concepción reformista o con la concepción revolucionaria? ¿Es de por sí revolucionaria o reformista una forma de lucha determinada? ¿Es revolucionaria de por sí la lucha armada y son reformistas los métodos legales y las formas no armadas?

Claro que no. El método, la forma de lucha a emplear, no es lo definitivo en ese dilema. Lo definitivo es la política, la decisión o no de transformar la sociedad, la línea respecto al orden dominante, las ideas que mueven las acciones populares y los métodos más diversos.

No pocos movimientos armados o violentos han actuado como fuerzas reformistas. De ahí que incluso se hable de un «reformismo armado».

Pero también no pocas fuerzas que han incursionado en los métodos legales, e incluso en los electorales, han actuado como fuerzas revolucionarias.

Los programas, las características organizativas, las líneas políticas, la capacidad para enfrentar exitosamente dentro del capitalismo desde las clases explotadas y excluidas a las clases dominantes-gobernantes, los contenidos antiimperialistas y anticapitalistas, las definiciones en torno a la transición revolucionaria, la estrategia…son las cuestiones claves y determinantes en cuanto a la esencia revolucionaria de la lucha.

Las formas y métodos pueden combinarse. Unos pueden predominar sobre otros en determinados periodos, aunque siempre en última instancia la capacidad de que dispongan las fuerzas transformadoras para vencer la dominación violenta del enemigo, es una cuestión decisiva para hacer o no hacer revolución. Esa capacidad opera como factor de disuasión o como medio necesario dentro de una confrontación inevitable por el despliegue de violencia desde el poder establecido

Las formas de lucha no deben nunca separarse del contenido de clase, del carácter popular del movimiento y del programa transformador.

Las revoluciones no son producto de un método o de una determinada forma de lucha, sino de las más variadas combinaciones de éstas, así como de múltiples tácticas dentro de una estrategia definidamente revolucionaria; estrategia de creación de poder paralelo y de ruptura del viejo Estado y el poder establecido. Y también pasa así con las reformas avanzadas bajo conducción revolucionaria.

La unilateralidad en el empleo de los métodos no resuelve la complejidad de los procesos destinados a transformar las sociedades y las relaciones de poder

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7 de agosto de 1931: se funda el Partido Trabajador de Nicaragua (PTN)

HISTORIA.- 7 de agosto de 1931: se funda el Partido Trabajador de Nicaragua (PTN)
www.elsoca.org

Por Orson Mojica

El 7 de agosto de 1931, a las diez de la noche, en la casa del obrero Daniel Saballos, en la ciudad de Managua, en una reunión clandestina 52 trabajadores constituyeron el Partido Trabajador de Nicaragua (PTN), el primer partido obrero de Nicaragua. Teniendo como telón de fondo la intervención, de los marines yanquis, la lucha antimperialista encabezada por el General Augusto César Sandino y los valiosos antecedentes organizativos de la Federación Obrera Nicaragüense (FON) y el Obrerismo Organizado, el naciente PTN pretendió organizar políticamente a los trabajadores de Nicaragua en un partido independiente de los capitalistas y terratenientes agrupados en las “paralelas históricas”: los partidos liberal y conservador.

A 81 años de fundación del PTN es necesario rescatar la herencia de lucha de las generaciones anteriores de la clase obrera, estudiar cuales fueron sus principales aciertos, los obstáculos que enfrentaron, etc., para concluir la grandiosa tarea que ellos iniciaron.

Crisis e intervención norteamericana

A finales de la década de los años veinte, el mundo capitalista fue sacudido violentamente por la más grande recesión económica que arrastró a millones de trabajadores al hambre, la miseria y la desocupación. En los países atrasados esa crisis se hizo sentir de manera muy especial.

En Nicaragua, desde el derrocamiento del gobierno nacionalista del General José Santos Zelaya en 1909, se vivió una situación revolucionaría marcada por una prolongada guerra civil, por la ocupación militar de los marines yanquis, que se combinó a partir del año 1926 con la recesión mundial del capitalismo. La caída de los precios del café, principal producto de exportación de Nicaragua, profundizó la crisis económica y provocó la rebelión armada de las masas semi proletarias encabezadas por el General Augusto César Sandino.

En este contexto de lucha antimperialista, de una total quiebra de la economía capitalista, de la ruina de decenas de miles de artesanos en las ciudades, se formó el PTN.

Anteriormente se habían producido dos importantes intentos de organizar gremialmente a los primeros trabajadores asalariados de las ciudades de Nicaragua. La Federación Obrera Nicaragüense (FON) y el Obrerismo Organizado fueron los primeros intentos de los trabajadores y artesanos de organizarse como clase social. Aunque ambas organizaciones hicieron actividad política, estas recibieron influencia de los intelectuales liberales o conservadores, es decir, terminaron siendo apéndices de las “paralelas históricas”.

Con la fundación del PTN se dio el primer paso, a nivel consciente, de organizar políticamente a los trabajadores. Es necesario señalar que, dado el atraso de la economía capitalista en Nicaragua, la mayor parte de la población vivía en el campo. Sin embargo, producto de la recesión económica, en las ciudades se produjo una radicalización de los artesanos y de los pocos trabajadores asalariados, despertando un fuerte sentimiento de independencia política entre estos sectores sociales.

El periodista Onofre Guevara, en su libro “El Movimiento Obrero en Nicaragua”, nos señala que la lucha del General Sandino y el nacimiento del PTN son dos fenómenos coincidentes, producto de las mismas condiciones históricas, “aunque no identificados orgánicamente”. En efecto, el PTN reflejó distorsionadamente el fenómeno de despertar político que se operó en las ciudades, especialmente en Managua, mientras que la lucha del General Sandino reflejó más fielmente la radicalización de las masas semiproletarias del campo, arruinadas por la crisis y que constituyeron la base social del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN).

Sandino y el PTN

Hasta el año 1932 se operó una coincidencia política entre el PTN y la lucha antimperialista del General Sandino, cuando aquel adoptó la táctica de boicotear las elecciones de ese año, la segunda “contienda electoral” que se producía en Nicaragua bajo la ocupación de los marines y en donde se disputaron la presidencia el liberal Juan Bautista Sacasa y el conservador Adolfo Benard.

En esa coyuntura, el PTN levantó la consigna “Contra las elecciones, a favor de Sandino”. Fue el primer y último intento de acercamiento con el General Sandino, porque después, en el año 1934, días antes de su asesinato, hubo un intento de entablar contacto directamente con él, entrevista que fracasó por la negativa de Sandino de llegar a un acuerdo político con el PTN.

En las difíciles condiciones políticas creadas por la represión de los marines contra el pueblo, el PTN se dio a la tarea de organizar sindicatos, convirtiéndose en una de las principales víctimas de la represión. Muchos de sus dirigentes fueron desterrados, otros encarcelados. Sin embargo, los heroicos militantes del PTN hicieron innumerables sacrificios financieros para sostener la prensa del partido. El primer periódico fue “El Germen”. Después salió el periódico mimeografiado “Adelante”, posteriormente salió a luz pública “Causa Obrera” y “El Proletario”.

Las vinculaciones internacionales

Los pocos historiadores que han desenterrado la historia del primer partido obrero de Nicaragua, no nos dicen nada sobre las vinculaciones internacionales del PTN. Onofre Guevara insinúa que hubo una influencia indirecta de Agustín Farabundo Martí, cuando este se reunió en la mina San Albino, con quienes posteriormente fundarían el PTN. Sin embargo, no existe ni un solo documento al respecto que nos indique que Farabundo Martí, responsable del Secretariado Rojo Internacional, organismo adscrito a la Tercera Internacional, estuviese dirigiendo o asesorando a los futuros dirigentes del PTN. Gustavo Gutiérrez Mayorga, en su trabajo “Historia del Movimiento Obrero en Nicaragua”, nos informa que Roberto González, dirigente del PTN, había militado en el Partido Comunista de El Salvador. Estos son los débiles hilos de las vinculaciones internacionales del PTN.

En base a lo anterior resulta mucho más fácil caracterizar a posteriori al PTN como un partido con una dirección nacionalista revolucionaria. La dirección del PTN se identificó muchísimo con el Partido Nacional Revolucionario (PNR) de México, que posteriormente se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en ésa época estaba dirigido por Lázaro Cárdenas, quien encabezó la campaña por la nacionalización del petróleo mexicano e inició una profunda Reforma Agraria. Los contactos se realizaron a través del embajador mexicano en Managua, Reyes Spindola,

El programa del PTN

El 1o. de Mayo de 1953, en un editorial! del periódico “Causa Obrera”, el PTN se autoproclamó como “socialista”. En la segunda reunión del Comité Central del PTN se definió, por primera vez, el programa del partido. Fue una mezcla de reivindicaciones democráticas mínimas, con concepciones verdaderamente socialistas. El punto No. 8 de dicho programa estableció la lucha “por la socialización de todas las empresas industriales y agrícolas, controladas por el Estado”. Lo que para Onofre Guevara es un “ultraizquierdismo inocente”, en realidad fue el más importante avance teórico y político de la dirección del PTN.

Sin embargo, es necesario señalar que la dirección del PTN no luchó a fondo por implantar su programa político por el socialismo.

El PTN siempre estuvo dividido en dos corrientes políticas: una colaboracionista que tuvo a sus principales dirigentes en Emilio Quintana y Maravilla Almendárez, y la otra independiente que, pese a su visión nacionalista, siempre trató de desarrollar la independencia política de los trabajadores. Entre esta última corriente estaban el poeta Manolo Cuadra, Carlos Pérez Bermúdez, Augusto Lorío, etc.

Ya hemos explicado cómo el programa del PTN fue una mezcla de reivindicaciones democráticas mínimas con concepciones verdaderamente socialistas. La influencia del PTN en la vida política nacional fue creciendo después del asesinato de Sandino, al grado tal que Somoza García, ya en el poder, se dio una táctica para ganarse a este pujante partido para su proyecto político personal; se apropió del programa mínimo democrático del PTN, haciendo la promesa de promulgar un Código del trabajo y un capítulo de garantías sociales en la Constitución, siempre y cuando el PTN lo apoyara

Somoza García se apropió de las reivindicaciones mínimas

En 1936 se dio el primer intento por parte de Somoza para utilizar al PTN en sus contradicciones con el Presidente Juan Bautista Sacasa, al apoyar y promover la huelga de choferes en protesta por el aumento de precios de la gasolina. Onofre Guevara nos dice que la dirección del PTN se negó participar en la maniobra. Sin embargo, Gustavo Gutiérrez cita las declaraciones del dirigente del PTN, Augusto Lorío, que nos dice “(…) entonces el PTN se lanzó a la calle a dirigir la huelga, pero los petenistas eran inocentes de que se trataba de una maniobra política de Somoza (…) sus consignas eran divertidas, se hablaba del establecimiento del soviet de Managua, de todo el poder soviético. Ellos creían que era el primer paso para la insurrección armada de la clase obrera, pero el dirigente de la huelga era Somoza”.

Poco a poco, debido a la inconsistencia política del programa del PTN, a su visión nacionalista, Somoza García fue abriendo una brecha dentro del PTN, a través de sus agentes a sueldo. Hubo un período en que el periódico del PTN se editó en el diario Novedades, propiedad de la familia Somoza.

El 3 de julio de 1938, oficialmente la dirección del PTN con la oposición del sector independiente apoyó la convocatoria a una Constituyente mediante la cual Somoza García podía relegirse como Presidente de la República.

Producto de este coqueteo entre Somoza y la dirección del PTN, el primer congreso del PTN se realizó en el Palacio del Ayuntamiento de Managua, en plena legalidad. Aunque los elementos prosomocistas no lograron copar totalmente la dirección, la elección de Eduardo Narváez como Secretario General del PTN, fue la derrota práctica del sector independiente. En febrero de 1939, Narváez disolvió al PTN.

Um governo a serviço do grande capital

m governo a serviço do grande capital:

20 Agosto 2012

A Comissão Política Nacional do PCB avalia que o recente pacote econômico anunciado pelo governo, envolvendo recursos no valor de R$ 133 bilhões para obras de infraestrutura da malha ferroviária e rodoviária, consolida e aprofunda a opção do governo do PT pelo grande capital e amplia de maneira acelerada o processo de privatização da economia brasileira, sob os disfarçados nomes “concessões”, “parceria público-privada”.

Esse pacote é apenas a primeira etapa do chamado Programa de Investimento em Logística, que ainda vai abranger os setores de energia, portos e aeroportos e vem consolidar a linha iniciada com a privatização dos três principais aeroportos do País e de uma rodovia que liga o Rio de Janeiro ao Espírito Santo.

Esta medida representa o escancaramento de uma linha política muito semelhante à do governo Fernando Henrique Cardoso, de entregar o patrimônio público para a iniciativa privada; tanto que o próprio PSDB publicou matéria paga nos jornais cumprimentando a presidente Dilma pelo novo programa de privatizações. Além disso, todo o empresariado comemorou o pacote e fez coro em elogios à presidente, chegando ao ponto de Eike Batista, o empresário mais rico do País, ter definido o pacote como o “kit felicidade” para o empresariado.

O chamado choque de capitalismo – um volume colossal de concessões à iniciativa privada, como bem definiu a revista reacionária Veja – vai privatizar 7,5 mil quilômetros de rodovias, muito mais que todas as concessões do governo passado, que atingiram pouco mais de 5 mil quilômetros, e ainda 10 mil quilômetros de ferrovias. Como informa orgulhosamente o jornal O Globo, porta-voz dos interesses do grande capital, o Brasil, com 23,4 mil km de rodovias com pedágio, passa a ser recordista mundial dessa forma de privatização, à frente até de Alemanha e Estados Unidos.

Para facilitar ainda mais a vida do empresariado, o governo se encarregou de garantir a compra de toda a capacidade de transporte de carga das novas empresas concessionárias, o que significa que esses empresários não correrão qualquer risco de prejuízo em caso de baixa demanda por transporte de carga.

Além disso, ainda dentro do pacote de bondades ao empresariado, ficou acertado que o Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) financiará cerca de 80% dos projetos de privatização, num processo também semelhante ao do governo FHC. É o dinheiro público, mais uma vez, financiando os investidores privados. E, para que não se tenha dúvida dos objetivos do governo, este ainda vai conceder incentivos (renúncias fiscais) aos consórcios vencedores das privatizações das rodovias e ferrovias e divulgar nas próximas semanas novas medidas privatizantes na área de portos e aeroportos.

O governo, anuncia com alegria a imprensa burguesa, também concederá “incentivo” adicional aos vencedores das concessões: a desoneração da folha salarial nos setores de transporte aéreo e de carga, navegação de cabotagem, transporte marítimo, navegação de apoio marítimo e portuário, e manutenção e reparação de aeronaves, motores e componentes (renúncia de cerca de R$ 900 milhões). Ganha a burguesia e perdem os trabalhadores, pois estes setores deixam de contribuir com 20% da folha de pagamentos à Previdência Social, e passam a recolher uma alíquota de 1% ou 2% sobre o faturamento bruto.

Trata-se, portanto, da consolidação de um modelo radical de construção de um estado máximo para o grande capital e mínimo para os trabalhadores. Não é essa a essência do que se chama de neoliberalismo? Mais uma vez fica demonstrado o caráter de classe do governo Dilma: enquanto nega reajuste de salários aos 400 mil funcionários públicos e professores universitários em greve e endurece as negociações com os trabalhadores, abre os cofres do governo, via BNDES, para os empresários adquirirem o próprio patrimônio público. O mais vergonhoso é que a Central Única dos Trabalhadores (CUT) e outras centrais pelegas, que deveriam estar ao lado dos trabalhadores grevistas, avaliaram as medidas privatizantes como positivas e deram seu aval às privatizações, o que demonstra a completa degeneração tanto do sindicalismo chapa branca quanto do sindicalismo pelego no Brasil.

Não precisamos esperar que os vencedores das concessões sejam anunciados para saber, a priori, que, além das empreiteiras e dos novos ricos escolhidos pelo governo, os fundos de pensão ligados ao sindicalismo oficial e pelego (como Previ, Petros e Funcef) estarão entre os principais beneficiários da decisão do governo. Mais uma vez, o “PT Patrão” estará representado nos conselhos de administração das grandes empresas que serão criadas, em novos setores estratégicos da economia brasileira.

Com esse pacote de privatizações, o governo do Partido dos Trabalhadores (e seus aliados à esquerda e à direita) tira a mascara definitivamente e sepulta as ilusões dos ingênuos e daqueles que ainda acreditavam que esse governo possuía alguma dimensão popular. Além disso, confirma as avaliações que o PCB vem fazendo a respeito do PT desde 2005, quando rompemos com o governo e passamos a ter uma posição independente, mesmo com a incompreensão de vários setores da esquerda. Afinal, o critério para avaliar um governo é a sua relação com os interesses dos trabalhadores. E, nesse caso, essa é uma administração que governa essencialmente para o capital, que articula e financia seus negócios, e dá apenas migalhas para os trabalhadores, de quem ainda quer retirar o pouco que têm, com a proposta de flexibilização para baixo de direitos trabalhistas, que em breve enviará ao Congresso Nacional.

PCB – Partido Comunista Brasileiro

Comissão Política Nacional – agosto de 2012