Silvio Rodríguez dedica al Che sus palabras

Silvio Rodríguez dedica al Che sus palabras al recibir doctorado en la Universidad Nacional de Córdoba
10 noviembre 2011

Silvio Rodríguez agradeció la distinción y dijo no merecerla. A su lado, la rectora Carolina Scotto. Foto: Sergio Cejas/La Voz

Silvio Rodríguez agradeció la distinción y dijo no merecerla. A su lado, la rectora Carolina Scotto. Foto: Sergio Cejas/La Voz

Silvio Rodríguez recibió ayer el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Córdoba, Argentina. Reproducimos sus palabras en este acto, tomadas de su blog Segunda Cita

Estimada Rectora de la Universidad Nacional de Córdoba.Profesores, alumnos, amigos:

En las diferentes luchas de emancipación de Cuba, siempre participaron hombres de diversos países: latinoamericanos, españoles, polacos, chinos, norteamericanos; por sus méritos, llegó a ser General en Jefe el dominicano Máximo Gómez Báez.

Posteriormente, como en gratitud, generaciones de cubanos han participado en gestas de distinto tipo en países del mundo. Sólo en los años 30 del pasado siglo, en la guerra civil española, lucharon más de un millar de cubanos voluntarios en las brigadas internacionales.

Pero después del triunfo de la Revolución, en la década del 60, la idea de ser internacionalista empezó a ser en Cuba algo así como lo máximo, y por estar dispuesto a serlo llegó a medirse la calidad de hombres y mujeres. Incluso se hizo habitual que pusiéramos por escrito nuestra disposición de ir a cualquier punto del planeta en que la solidaridad nos reclamara.

Aún así, inicialmente yo no entendía muy bien el internacionalismo. Hasta los 20 años pensaba que era un gesto generoso, pero no estaba totalmente convencido de aquello de marcharse a ayudar a otro país, cuando en nuestra propia tierra faltaba tanto por hacer.

Sólo unos pocos años antes, en nuestra más reciente etapa de liberación, luego de una dura travesía desde México hasta Cuba, un argentino había formado parte del núcleo que fundara el Ejercito Rebelde. Ya en la Sierra Maestra había comandado la segunda columna guerrillera y había realizado la invasión desde el oriente hasta el occidente de Cuba, a la par del legendario Camilo Cienfuegos. Después había estado al frente de la toma de la importante ciudad de Santa Clara, acción que infringió una derrota significativa al ejército de la tiranía. Este argentino formó parte del Gobierno Revolucionario, fue presidente del Banco Nacional y Ministro de Industrias. Además fundó una familia y tuvo varios hijos en Cuba. Pero todos sus cargos, incluso su amada familia, los dejó por ser capaz de sentir en su mejilla la bofetada dada a otra persona en otro lugar del mundo, según sus propias palabras.

Comprender la dimensión del sacrificio de este hombre, su idea del internacionalismo como acto supremo de solidaridad, como expresión máxima de la condición humana, movió mis convicciones.

En junio de 1967, cuando fui desmovilizado de mi servicio militar, aquel hombre al que sus compañeros cubanos habían apodado cariñosamente Che, ya se encontraba en Bolivia en otra experiencia internacionalista. Apenas le quedaban 4 meses de vida.

Su muerte, en octubre, fue una conmoción en mi país, muy especialmente para los jóvenes de mi generación. Este hecho, que también tuvo repercusiones universales, terminó de fraguar un arquetipo humano que nos serviría como brújula durante años. Tanto fue así que desde entonces empezaron a salirme composiciones donde trataba de explicar los significados de su altruismo.

La primera de las canciones que compuse motivado por el Che fue La era está pariendo un corazón. Este tema, que al inicio suscitó controversias por el uso de la palabra parir, acabó convirtiéndose en un suceso nacional, interpretado por la extraordinaria Omara Portuondo. Curiosamente también fue la primer canción de la llamada nueva trova que trascendió las fronteras de Cuba, cuando Pino Solanas la incluyó en su importante documental “La Hora de los Hornos”.

Fusil contra Fusil, la segunda canción que escribí por Ernesto Guevara, la compuse sólo unos minutos después que la primera. Y es que en La Era me faltaba el nombre y el apellido de quien me había mostrado aquella forma de entender la solidaridad. Pero siempre fui enemigo de lo demasiado explícito. Por preferencias personales pensaba que las palabras de las canciones tenían que parecerse a los tropos poéticos. Por eso en Fusil contra fusil, más que a la persona, mencioné la conclusión extrema a la que había llegado un hombre: que a los fusiles de los opresores podían responder los fusiles de los oprimidos.

América, te hablo de Ernesto se me apareció en 1972, muy cerca de aquí, en el primer país Latinoamericano que visité. Era el Chile de otro hombre admirable: Salvador Allende, quien había llegado a la presidencia por la vía de las urnas. Su gobierno era una coalición de izquierdas donde sólo el MIR y otros pocos creían en la teoría del foco guerrillero. Un día hubo un gran mitin en el Estadio Nacional, donde figuraban los rostros de muchos próceres de América. Viendo que faltaba el Che, construí mentalmente la canción y cuando llegué al hotel sólo tuve que transcribirla.

Un hombre se levanta, también llamada Antesala de un Tupamaro, la hice para una serie de televisión que contaba las peripecias de la guerrilla urbana del Uruguay. Tuve la suerte de que fuera interpretada por Sara González, que empezaba por entonces y la convirtió en un éxito.

La oveja negra la compuse también en los 70, en un período en que, por identidad continental, traté de usar ritmos de la música andina y del cono sur.

Hombre fue para conmemorar el XX aniversario de la caída del guerrillero. Era 1987 y cuando digo “Hombre y amigo, aún queda para estar contigo, Hombre sin templo, desciende a mi ciudad tu ejemplo”, estoy cantando frustraciones de una sociedad que un Hombre con mayúscula ayudó a fundar con un alto nivel de exigencia.

Desde entonces hasta hoy han cambiado algunas cosas. Con la caída del campo socialista el mundo, que desde el punto de vista de las superpotencias era bipolar, aparentemente empezó a ser dominado por un solo punto de vista. Hablo de apariencias porque nosotros seguimos siendo un Tercer Mundo testimoniante e indignado. Y es que mientras existan las espantosas diferencias que nos separan y las intolerables injusticias que cometen los más poderosos, la idea de redención de hombres como este argentino-cubano-rosarino-cordobés-congolés-boliviano Guevara inspirará principios, obras y canciones.

No hace mucho hice una Tonada del albedrio y la incluí en el último disco que he grabado. En ella retomo la todavía vigente idea del Che de que el socialismo no requiere intelectuales asalariados al pensamiento oficial. Y desmiento a los que quieren estigmatizar al revolucionario como hombre violento. Y es que la violencia a ultranza no hubiera congregado tanto mundo dispar, como hace el Che; esto sólo es posible bajo la divisa del amor.

Algunas de las ideas de este hombre fueron concebidas en un mundo que ha sufrido cambios. Pero su búsqueda de una dignidad humana plena sigue siendo un motor contemporáneo. Porque Ernesto Guevara no tuvo intereses mezquinos: fue un inconforme radical, un iconoclasta que puso su pellejo por delante para dar un sentido superior, más que a su propia vida, a la vida de todos. Por eso ha sido lucidez inspiradora de actos, poemas y canciones en muchos tiempos y lugares. Por eso aún los jóvenes del mundo lo llevan como emblema. Por eso los cubanos todavía andamos con su espíritu en actividades solidarias de la salud, la educación, la cultura, el deporte y la amistad entre los pueblos.

Y en la tarde de hoy pudiera decir que el Che, insólitamente, también está en la profunda gratitud que me motiva este acto, en esta casa Universal de Córdoba, tierra donde este Hombre sin muerte también dejó su huella.

Muchas gracias.

La arquitectura del Centro Histórico

LA ARQUITECTURA DEL CENTRO HISTÓRICO
Arq. Jorge Regazzoli
“LA IDENTIDAD DE LA CIUDAD Y SU DESARROLLO CULTURAL, DEPENDE EN GRAN PARTE DE SUS EDIFICIOS ANTIGUOS, PUES ELLOS REPRESENTAN LA MATERIALIDAD DE LA MEMORIA” (ELIZABETHRDENAS)

Desde la conquista, América Latina, en cada proceso de transformación, ha absorbido ideas y expresiones culturales provenientes de la Europa conquistadora que han terminado influenciado nuestras propias expresiones culturales dando origen a una mezcla que combina las ideas importadas (o impuestas) con el amplio legado precolombino, no solo en las costumbres y tradiciones sino también en la creación artística. En El Salvador, como en todos los países latinoamericanos, las grandes transformaciones económicas y sociales han impactado de manera significativa la arquitectura y la configuración morfológica de las ciudades dando origen a importantes obras que reflejan gran parte de nuestra historia, sobre todo de nuestra formación como nación. Prueba de ello es el legado de la arquitectura de la época colonial, republicana y moderna.

En el lugar que dio origen a nuestra ciudad capital se pueden encontrar rasgos de la época colonial de la cual conserva el centro histórico la cuadricula como la manifestación más evidente de la morfología de esta época. Esta unidad de estilo colonial se fue desvaneciendo en El Salvador, como en cada país latinoamericano independizado, dando origen a modelos afrancesados, ingleses e italianos (Àdria, 1998) que conformaron la arquitectura de la época republicana. El eclecticismo y el estilo neoclásico, asociado tradicionalmente al liberalismo económico, político y filosófico, coincide en la región con el movimiento de independencia (Yánez, 1993) dando origen a edificaciones de gran valor arquitectónico y cultural que se pueden considerar expresiones de esta etapa motivada por una gran fuerza renovadora, característica de las naciones independientes que buscaban una nueva identidad.

Posteriormente, en las primeras décadas del siglo pasado, sobre todo en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, una nueva arquitectura empezó a florecer en el país. Las nuevas técnicas constructivas, el auge del café, la corriente modernista proveniente de Europa y la influencia de la arquitectura que se estaba haciendo en México donde muchos de los arquitectos nacionales de la época se habían graduado, propiciaron en gran medida el surgimiento de esta nueva arquitectura que dio origen a ejemplos muy notables que se han convertido en referentes históricos de la arquitectura salvadoreña. Es en este periodo en el que quizá, desde mi punto de vista, se encuentra la mejor producción de la arquitectura salvadoreña como tal ya que a diferencia de la arquitectura republicana cuyos edificios eran copias pretenciosas de la arquitectura europea, en el modernismo salvadoreño, a pesar de la influencia determinante de las ideas europeas, se pueden encontrar rasgos muy particulares que obedecen a condicionantes locales y que por tanto le dan un carácter más salvadoreño a dichas obras.

Destacados arquitectos como José M. Duran y Ernesto de Sola, quienes diseñaron el edificio C.F. Veiga (1948) y el Edificio Central (1954) respectivamentede, son algunas de las figuras notables que lideraron el surgimiento de esta arquitectura que tenia como una de sus características principales una forma corpórea bastante densa y una relación desigual entre macizos y vanos o como dijo en un tono coloquial un estudiante de arquitectura de la Universidad de Delft, Holanda, en un intercambio con alumnos de la UCA; “una arquitectura parecida a la europea, solo que más pequeña y gordita”. No obstante, detrás de esta abstracción bastante elemental existe una explicación que esta estrechamente relacionada con las características sísmicas de nuestro territorio que condicionaron en gran medida la arquitectura de nuestro pais produciendo al final una arquitectura bastante densa que respondía a estas condicionantes y que poco a poco se fue convirtiendo en una característica instalada de nuestra arquitectura.

Uno de los ejemplos más notables de este periodo es el edificio Regalado que combina algunos elementos Art-Decó con una volumetria bastante bien equilibrada y coherente. Se puede notar en este edificio una horizontalidad bien marcada en el primer nivel que alberga el vestíbulo y una verticalidad ininterrumpida en el segmento de curva del extremo sur del edificio donde se encuentran las circulaciones verticales. Es a partir de la intersección de esta horizontalidad y verticalidad bien definidas que pareciera que empieza a generarse el edificio en una pugna entre la horizontalidad que definen la combinación de la loza y el barandal de cada terraza con la verticalidad de los macizos salientes y los vanos arremetidos que se combinan en una sucesión intercalada. En Los últimos dos niveles gradualmente termina prevaleciendo la horizontalidad, no tan domínate en los pisos intermedios, como equilibrio a un edificio que en su conjunto es un elemento vertical.

Uno de los aspectos más interesantes de esta arquitectura era la forma en la que resolvían las esquinas y como a partir de ellas se configuraba todo el edificio. Diseños como el del edificio Julia L. de Duke o el Cine Libertad son ejemplos donde se puede identificar la jerarquización de la esquina como el punto más importante del edificio en el cual se ubicaba el acceso principal como uno de los recursos de esta jerarquización. Otra característica importante, sobre todo en la primera etapa de este periodo, era la utilización de la curva como el elemento directriz a partir del cual se generaba toda la esquina. Otro de los ejemplos relevantes, dentro de estos edificios esquineros, es el ex Cine Apolo (1948), de estilo Art-Decó. En este caso también la esquina esta jerarquizada y caracterizada como el punto generador del edificio cuyas curvas proyectan líneas de tensión que se prolongan hasta ser interrumpidas en los extremos por elementos verticales sobresalientes que enriquecen la volumetría del edificio dándole equilibrio e integración con la colindancia.

Puede identificarse en este periodo, a partir de la década del sesenta, una segunda etapa más racional que tomaba el vidrio como uno de sus elementos más predominantes. Ejemplos de esta etapa son la Ex Biblioteca Nacional, La Imprenta Nacional y el Cine Darío en donde la esquina presenta variantes respecto a la forma tradicional de resolverla. Aquí la curva esta presente únicamente en el voladizo como recurso de integración con el eje peatonal, el resto de la forma responde a una superposición de volúmenes cúbicos que demuestran esta transición a la etapa más racional de la arquitectura moderna salvadoreña.

A pesar del abandono, la subutilización y la discusión extrañamente postergada de la riqueza arquitectónica de estos edificios es innegable el valor que tienen para la ciudad, no solo desde un punto de vista cultural o académico, sino también como potenciales elementos dinamizadores del centro. Es por esta razón que es indispensable su reutilización ya que reutilizar un edificio existente, aprovecharlo espacial, estructural y hasta simbólicamente, aun cuando esté en mal estado de conservación, en vez de demolerlo, sirve para afianzar la identidad de la ciudad, para aprovechar la memoria y complicidad que los habitantes tienen con ella. Porque la identidad de la ciudad y su desarrollo cultural, depende en gran parte de sus edificios antiguos, pues ellos representan la materialidad de la memoria (Cárdenas, 2007). Muchos de estos edificios representan una buena oportunidad para devolverle el uso habitacional al centro histórico de San Salvador o para instalar el equipamiento y los servicios que este uso necesita. Seria un fatal error no aprovechar el legado de nuestra historia para reivindicarla y potenciar el futuro de nuestra ciudad.

Benedicto XVI, el Concilio de Trento y la Biblia

Benedicto XVI, el Concilio de Trento y la Biblia

El papa Benedicto XVI es congruente con sus creencias. Aunque la congruencia en sí misma no es sinónimo de estar en lo correcto. Él, congruentemente con sus premisas, anhela regresar a un estado de cosas anterior al resquebrajamiento religioso, político y cultural del siglo XVI. Pero eso ya no es posible por infinidad de razones. Joseph Ratzinger no lo acepta, porque no lo entiende. Es un hombre medieval.

A pocos días de cumplirse un año más de que Martín Lutero fijó sus 95 Tesis (acto realizado el 31 de octubre de 1517), Benedicto XVI tuvo el tino ¿sería mera coincidencia? de asegurar que la Iglesia católica es la única que puede interpretar correctamente la Biblia.

En una reunión que sostuvo el 26 de octubre con el Pontificio Instituto Bíblico, el Papa fue tajante al sentenciar que solamente la Iglesia católica tiene la palabra decisiva en la interpretación de la Escritura. ¿De dónde saca tan absolutista conclusión? Pues de un largo entendimiento histórico sostenido por múltiples antecesores suyos, ya que en la tradición católica es a esa iglesia a la que le ha sido confiada la tarea de interpretar auténticamente la palabra de dios, escrita y transmitida, ejerciendo su autoridad en nombre de Jesucristo.
El monopolio de la hermenéutica lo ejerce la Iglesia católica mucho antes de la eclosión del siglo XVI, porque logra exitosamente contener o desaparecer los movimientos que la cuestionan y retan.
Hubo diversas disidencias entre los siglos IV y XV que sostuvieron principios semejantes a las reformas religiosas que logran consolidarse en el siglo XVI. Aquellas quedaron en la historia casi como pequeños actos testimoniales de resistencia y heroicidad; las últimas se anidan y trascienden por distintos factores y pasan a ser un polo del cristianismo opuesto al modelo romano.
A las reformas protestantes/evangélicas del siglo XVI la Iglesia católica responde con el Concilio de Trento (1545-1563). Allí se toman varias decisiones, y una es prohibir la traducción de la Biblia a los idiomas vulgares, permitir su lectura e interpretación a los clérigos nada más en la versión conocida como Vulgata Latina.
La Vulgata Latina es prohijada por San Jerónimo (345-419) en el lapso que va de fines del siglo IV a principios del V. Se trata de una traducción del Antiguo y Nuevo Testamento de sus lenguas originales (hebreo y griego) al latín.
En buena medida, el Concilio de Trento reafirma y hace más estrictas las medidas que ya se habían tomado en contra de los herejes cautivados por la disidencia luterana.
En 1522, en Sevilla, el Santo Oficio decomisa alrededor de 450 biblias impresas en el extranjero. Queda para el récord persecutorio de Roma que ferozmente decomisa, ya fuese por sus propios medios o por el brazo secular (los gobiernos que le son incondicionales), las traducciones de la Biblia realizadas en el siglo XVI a lenguas como el alemán, francés, inglés y español.
La estupenda traducción de Casiodoro de Reina, conocida como Biblia del Oso (1569), es realizada por su autor en el exilio. Debe huir de Sevilla, España, para evadir las garras de la Inquisición, misma que al no poder atraparlo le quema en efigie en el Auto de Fe que tiene lugar el 26 de abril de 1562, en la misma ciudad de la que huye Casiodoro.
En el multimencionado siglo XVI el monje agustino fray Luis de León comete la osadía de ir en contra de lo establecido por el Concilio de Trento: no nada más hace traducciones de porciones bíblicas al castellano, sino que también realiza interpretaciones contrarias a la tradición católica. La Inquisición lo encarcela en 1572 durante cinco años por el delito de afirmar que la sección del Antiguo Testamento, el Cantar de los cantares, debe entenderse como un poema amatorio, erótico, entre un hombre y una mujer.
La ortodoxia católica que hoy encabeza Benedicto XVI sigue, en lo que respecta al Cantar de los cantares, con la idea de que el poema es una alegoría del amor de Cristo por la Iglesia y hace malabares para despojar al texto de sus obvias implicaciones eróticas y de amor carnal.
La verdad es que se requiere mucha imaginación para no dar a las palabras su sentido natural. En el Cantar… se habla de caricias y besos a los muslos y las tetas de la mujer que anhela recibir placer de su amado, pero también de darlo. En la introducción al mencionado poema José Emilio Pacheco escribe certeramente que es una celebración del deseo mutuo y la legitimidad y la dignidad del placer (El cantar de los cantares, una aproximación, Ediciones Era).

Benedicto XVI añora tiempos idos para Roma. Hace siglos que se democratizó la lectura de la Biblia y en sus páginas se han nutrido autores que pudiendo estar de acuerdo, o en desacuerdo, con lo allí narrado denotan la influencia del libro en su propias obras.
Grandes novelistas (William Faulkner, Herman Melville, Nathaniel Hawthorne, entre muchos otros), como agudamente ha dicho Carlos Monsiváis, están profundamente marcados por la Biblia: son una derivación no religiosa del Lenguaje Revelado. Incluso la obra magna de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, puede leerse como la añoranza del paraíso perdido. Porque sigue una estructura bíblica: tiene su Génesis, su Éxodo y hasta su Apocalipsis. (Texto de Carlos Martínez García, La Jornada, 4/XI/09).

¿Cambio de paradigma en la Teología de la Liberación?

¿Cambio de paradigma en la Teología de la Liberación?
José María VIGIL

Resumen:

Partiendo del reconocimiento de la crisis de la TL, el autor pasa revista a las mediaciones y elementos que la constituyen (mediación socioanalítica, imaginario, tipo de razón utilizada, sujetos, mediación práxica…) para ver lo que puede significar ahí un “cambio de paradigma”. En la segunda parte aborda el problema desde la teología sistemática, conduciendo el concepto de “paradigma” al de “lecturas del cristianismo” (doctrinal-teórica, moral, ontológico-metafísica…). El autor sostiene que los elementos esenciales del “paradigma central” de la TL son: una lectura histórico-escatológica del cristianismo, el reinocentrismo y la opción por la justicia, y afirma que son elmentos válidos y que los cambios deben situarse sólo en “paradigmas menores”.

Abstract:

“Starting from the acknowledgement of the ‘crisis’ of the Theology of Liberation, the author focuses first in the mediations and elements of the Theology of Liberation (socio-analytical, type of reasoning, ‘imaginario’, subjects, ‘praxical’ mediation) and points out what a “change of paradigm’ could mean. On the second part the problem is dealt from the perspective of systematic theology, interpreting the concept of ‘paradigm’ as ‘reading of Christianity’ (doctrinal-theoretical, moralist, ontological-metaphysical readings…). The author asserts that the essential elements of the ‘central paradigm’ of the Theology of Liberation are: a historical-eschatological reading of Christianity, the reign-focus and the option for justice; he says these are valid elements and changes should only focus in ‘smaller paradigms’.”

Publicado en papel en:

REB, “Revista Eclesiástica Brasileira”, 58/230(junho 1998)311-328, Petrópolis, em português (Mudança de paradigma na Teologia de la liberação?);

-“Alternativas”, 8(junio 97)27-46, Managua, Nicaragua, en castellano (¿Cambio de paradigma en la Teología de la liberación?);

-“Christus”, 701(agosto 1997)7-15, México, en castellano, (¿Cambio de paradigma en la Teología de la liberación?);

-“LADOC” XXVIII1-13, Lima, in english (Is there a Change of Paradigm in Liberation Theology?)

Disponible en la red en:

http://www.sedos.org (>>articles in English…)

http://serviciosKoinonia.org/relat/193.htm

En un primer momento aludiré a la descripción externa de la crisis de la TL (1), para entrar luego en su interior y ver cuáles son los cambios concretos en los que “se mueve el suelo” de la TL (2), con especial énfasis en las dimensiones de teología dogmática implicadas (3).

1. La crisis de la Teología de la liberación, por fuera

En primer lugar, está la caída de la producción de la teología de la liberación (TL). Los teólogos escriben poco, se reúnen poco y se reúnen pocos, y cuando lo hacen nada dicen públicamente: se escucha su silencio. El neoliberalismo y la “globalization”, siendo como son enemigos de los pobres y estando como están en pleno auge, no encuentran ahora en los teólogos el eco que encontraron en la década pasada los enemigos de turno de los pobres (las dictaduras militares, el capitalismo de entonces…).

Junto al silencio de los teólogos está el silencio al que se han visto reducidos aquellos innumerables cursos, cursillos, talleres, seminarios de formación, de actualización, de análisis de la realidad, de “renovación teológica“… que se llevaron a cabo por todo el Continente hace unos años y que ahora han desaparecido. También observan algunos una suavización de los contenidos teológicos, que parecieran ser presentados ahora como expurgados de los aspectos que suscitaron mayores críticas.

Otros se fijan, más que en los teólogos, en la base popular de la TL, las comunidades eclesiales de base, de las que dicen que están en recesión, que quizá son un tanto elitistas y que no han logrado embeber todo el tejido social…

Otros señalan que es también el lenguaje de la TL lo que ha pasado de moda: que ya no se puede hablar de imperialismo, ni de revolución, ni de los pobres como sujetos históricos… Que la TL se apoyaba en un imaginario social revolucionario que quedó superado…

Otros, finalmente, señalan que el silencio actual de la TL no sólo es comprensible, sino que es la actitud más coherente, porque no estamos ya en un tiempo apto para denuncias y proclamaciones proféticas, sino para un silencio “sapiencial”, que hable con la vida sencilla y diaria, no con palabras sino con hechos, con el testimonio: “No es tiempo de profecía sino de sabiduría”, dicen.

Si trascendiendo los mencionados síntomas externos nos adentramos en la situación interna actual de la TL, se podría hacer un elenco pormenorizado de los cambios que la nueva hora del mundo nos hace sentir.

2. Los cambios en el nivel de las mediaciones

2.1. En la mediación socioanalítica: la utopía de sociedad.

La TL, en sí misma, no tuvo nunca un modelo propio de sociedad, una receta sociopolítico-ideológica que proponer como única y necesaria a la sociedad; lo que sí tenía y tiene es una utopía cristiana que sirve de orientación a la hora de hacer avanzar la historia. Sin embargo, muchos de los que se sintieron inspirados por la TL o simpatizaron con ella militaron políticamente en estrategias liberadoras de la izquierda que interpretaron en aquel momento como concreción práctica del espíritu de la TL, sin reconocer a veces las no siempre nítidas fronteras(1) entre las mediaciones ideológicas (necesariamente cambiantes según las coyunturas sociopolíticas) y los postulados teológicos (permanentes). Ello llevó a algunos a la conclusión precipitada de que la crisis de algunas ideologías llevaba aparejada consigo la crisis de los postulados teológicos con los que ellos las emparentaban. En todo caso, la crisis del modelo de sociedad de inspiración socialista se verá inevitablemente reflejada en la TL, pero lo será en más bien en las referencias prácticas, no en sus principios(2).

A medida que avancemos en el tiempo y sigamos paso a paso el pulso del mundo actual, iremos creando, imperceptiblemente, las referencias a las nuevas mediaciones de la utopía que se nos presentan en el horizonte, que hoy habrán de caminar según lo que parece por una “mundialización otra”(3) , por la resistencia y la lucha contra el signo mayor de nuestro tiempo, el neoliberalismo…

2.2. En la mediación socioanalítica: la valoración analítica de la sociedad actual.

Se decía desde tiempo atrás que “las ciencias sociales están en crisis”. La “teoría de la dependencia” fue abandonada, pero no se logró sustituirla cabalmente por otro instrumental. Y el vacío que ello produjo continúa ahí de alguna manera. Por otro lado, los instrumentos analíticos neoliberales ganan terreno y hegemonía.

Desprovistos de un instrumental seguro, nos vemos como obligados a mirar la realidad desde los análisis contrarios. Es fácil que empecemos a dudar y que acabemos pensando, con los economistas neoliberales, que quizá la pobreza de los países pobres no se deba ya a la explotación(4). Nuestros tiempos son medio escépticos sobre las posibilidades de acabar con la pobreza(5): desde la simple mecánica económica, la pobreza quizá ya no sea evitable se piensa, y si no es evitable tampoco será ya moralmente perversa, ni cabrá ante ella la denuncia profética, sino un asistencialismo resignadamente silencioso… Y todo ello puede aparecer ante nosotros como una “evidencia” de los análisis sociales, como algo simplemente “científico”, pretendidamente anterior a toda “ideología”…

Pero la cuestión del instrumental de análisis social no es algo estrictamente científico, ni realmente sólo preteológico. Hoy ya resulta ridículo por innecesario insistir en que no existen “ciencias neutras”. Toda elección de un instrumental de análisis depende de una opción ética y política fundamental previa, y en ese sentido conlleva una opción teológica o teologal.

Desde la opción por los pobres (que nos guía también a la hora de elegir el instrumental científico de análisis socioeconómico de la realidad), no podemos aceptar que la situación de terrible desigualdad del mundo de hoy ya no sea éticamente perversa, por muchas que sean las mutaciones que la tecnología haya introducido en el proceso mundial de producción, o por deslumbrante que resulte el crecimiento económico de los “dragones del Sudeste asiático”, o por compleja que pueda parecernos la realidad actual. Reconocemos que hay cambios sustanciales en algunos aspectos, pero nuestra percepción es que la estructura de fondo de la problemática ética del mundo permanece (cualitativamente es la misma), e incluso se ha agravado (cuantitativamente) en sus índices más preocupantes.

Tenemos razones “mayores” por una evidencia mayor que se nos imponen por encima de las supuestas “certezas científicas”. No podemos aceptar la idolatría del “criterio científico” económico neoliberal, como no aceptamos en su momento la idolatría de las “certezas científicas” del marxismo. Frente a “razones científicas” de este tipo, nosotros tenemos “razones utópicas” más poderosas (Dios, la justicia, la compasión, el destino universal de los bienes de la tierra, la centralidad de la persona, el carácter no absoluto de la propiedad privada…)(6).

Nos negamos a una “teología de la inevitabilidad”, a una “cultura de la desesperanza”, a aceptar que no hay salida(7) y que hemos llegado al “final de la historia”(8).

Nosotros no estamos contra el desarrollo, pero queremos “otro” desarrollo, otro modelo, supeditado a los valores humanos y éticos, no un modelo de desarrollo diseñado a partir de la rentabilidad del capital como valor supremo (como “dios”). Preferimos, por ejemplo, un modelo de desarrollo que dé más trabajo aunque ofrezca menos rentabilidad al capital. Y sabemos que lo que se nos dice que es imposible, no lo es en sí mismo, sino solamente bajo las actuales exigencias de ambiente de “confianza” que el capital exige para invertir.

Cuando acabamos pensando que ese nivel de rentabilidad del capital es “natural”, o que la gran desigualdad de nuestro mundo actual ya no es impugnable éticamente… podemos sospechar que hemos introyectado el análisis de la realidad “científico” neoliberal elaborado desde los intereses del capital, que “no se aflige por del desastre de mi pueblo” (Am 6,6), insensible a la suerte de las mayorías. La adopción de ese análisis, de esa mediación, no es una opción sólo científica o socioanalítica, sino ética, y por extensión, moral y teologal(9).

Es cierto que algunos procesos de transformación de la economía, sobre todo por efecto de la tecnología, pueden dar como resultado una aparente independización de los procesos productivos respecto a la explotación de las materias primas y de la mano de obra, principal antigua oferta de los países del tercer mundo en la economía mundial. Pero esta transformación nunca podrá olvidar las raíces históricas que la han posibilitado, multiseculares, que no se eliminan por la simple adquisición de una tecnología que supuestamente emancipe el proceso productivo de las obligaciones sociolaborales.

Una distribución de la riqueza tan desigual (y tan crecientemente desigual) como la que existe actualmente en el mundo es injusta siempre, incluso en ese hipotético caso de que no existieran mecanismos “causales” entre las partes. Como en el caso de la parábola de Lázaro; o según insinúa Mt 25, 31ss; o como declaran los Santos Padres: junto a un pobre no puede haber un rico justo.

2.3. En el nivel de la lógica utilizada: la razón simbólica.

Hace tiempo se está insistiendo en la necesidad de pasar del predominio de la mediación racional (moderna, crítica, hija de la Ilustración primera y segunda) que ha utilizado la TL, a un uso predominante de la lógica simbólica(10). Quizá por su propia idiosincrasia, y por el contexto histórico con el que ha tenido que estar en diálogo constante, la TL ha dado una especial relevancia a los aspectos socio-económico-políticos, apoyada en su pasión por la justicia(11), lo cual ha reforzado el uso de este tipo de lógica. Y quizá por todo ello sin que esto hubiera podido ser históricamente evitable del todo y hasta por falta de tiempo, no se pudo establecer un diálogo fecundo con la cultura popular, que tiene otra racionalidad.

La moderna sensibilidad hacia los temas de la cultura, que está irrumpiendo con fuerza en la Iglesia y en la teología, nos hace descubrir que es necesario ampliar esta mediación y dar cabida a la razón simbólica en la teología, en este nivel epistemológico, y mucho más en la pastoral y en la pedagogía.

Aunque esta intuición, germinal pero creciente, es formulada a veces como si fuese una ruptura, confundiendo los niveles de la teología con los de la pastoral y la pedagogía, no se trata realmente de una alternativa disyuntiva, sino de una alternativa de adición, de suma, de ampliación, de profundización en definitiva. Lo negativo no ha sido la mediación lógica utilizada hasta ahora en la TL, sino lo unilateral de esa utilización. Por lo demás, sería no sólo absurdo, sino imposible, hacer tabla rasa de lo construido y de la misma “razón occidental” para comenzar de cero de una supuesta “razón simbólica” tomada de otro universo cultural. En todo caso, esta intuición prometedora no deja de ser un riesgo, en la medida en que consciente o inconscientemente pueda fungir como reorientación de la TL hacia temas más culturalistas y menos liberadores.

2.4. En el nivel del imaginario nuevo.

El mundo del “imaginario” no es privativo de la teología sino de toda la existencia humana. Cada cultura, cada sociedad, cada época, cada hora histórica… tienen su propio imaginario. Y los imaginarios pasan y se suceden unos a otros, como pasan las épocas, las sociedades, las horas históricas. Es evidente que la TL, precisamente por ser una teología que se hace desde la vida, desde la sociedad y desde la historia, y encarnada en el aquí y el ahora (en la hora histórica), es muy pródiga en referencias continuas a la realidad y al imaginario social; estas referencias ponen “fecha” a sus textos, que no están escritos al margen de la historia y “para la eternidad”. Son las teologías abstractas tanto las clásicas como las actuales las que se hacen sin referencia ninguna, al margen de los signos de los tiempos y de los lugares, en el fanal de un laboratorio especulativo ajeno a la vida y a la historia, instalado más allá de la realidad.

Cuando el imaginario evoluciona, crece, cambia, se connota con otros sentimientos, se quiebra… los textos de la TL van a acusar ese desfase de fecha. Sus referencias, desactualizadas para la nueva hora, quedarán como “actas” fehacientes del compromiso que esta teología tuvo con su realidad y con su hora. Cuando el tiempo pasa, sólo las miradas superficiales confundirán el contenido teológico permanente de un texto con sus referencias a la realidad del momento en que fue escrito. Sólo se libran de este problema las teologías que no hacen referencia a la realidad(12).

Si el imaginario actual ha cambiado ya(13) profundamente a raíz de los sucesos de los pasados años, es lógico que ese desfase se haga notar en los textos de la década pasada. Es el precio que la TL ha de pagar gustosamente por el privilegio de ser una teología encarnada y para la vida. Evidentemente, las nuevas creaciones de TL, fieles al permanente carisma de encarnación de esta teología, deberán enmarcar sus referencias en el nuevo imaginario que va surgiendo, y deberán colaborar a crearlo, pero no deberán dejar de ser una teología viva llena de referencias teóricas y prácticas a la realidad.

2.5. En el nivel de la ampliación de sujetos, perspectivas y campos nuevos.

Desde hace años, aun antes de los cambios históricos a los que nos hemos referido, se viene hablando de los “sujetos emergentes”: el indígena, el negro y la mujer, principalmente.

En los primeros años de la TL y conviene no olvidar que se trata de una teología todavía muy joven(14) todos esos sujetos quedaron visualizados bajo la perspectiva entonces dominante de la pobreza socioeconómica. Con acierto se subrayaba que la mujer era “doblemente oprimida”(15), en cuanto mujer y en cuanto pobre, y que los indígenas y afroamericanos eran “los más pobres entre los pobres”(16). Y eso era cierto, pero no era toda la verdad. Porque no se trata sólo de que el indígena, el negro y la mujer están oprimidos y hasta múltiplemente “oprimidos”, sino que además son “otros”, son sujetos “diferentes”, y “como tales” tienen algo propio que aportar(17).

Aquí convergen dos ampliaciones de perspectiva. En primer lugar se trata de ampliar la perspectiva de la opresión, que no sólo es socioeconómica, sino también étnica, cultural, sexual… Y en segundo lugar se trata de enriquecer la elaboración teológica incorporando otras perspectivas: la antropológica, cultural, de género… (lo cual no podrá hacerse plenamente sino con la participación de estos sujetos). Nuevos campos se hacen presentes pues, y con fuerza, en la TL: las culturas, la inculturación, la mujer, el feminismo, la teología del cuerpo, la teología india, el diálogo con las religiones precolombinas y africanas, la ecología… Esta ampliación de perspectivas redimensionará inevitablemente a la TL en sus diferentes ramas en un futuro inmediato.

Ahora bien, aquí también hemos de decir lo que dijimos antes respecto al tema de la “razón simbólica”: no se trata realmente de una “alternativa disyuntiva”, sino de una “alternativa de adición”, de suma, de profundización: no sólo lo de antes, sino también esto nuevo. Se trata de una ampliación en la consideración de los sujetos y de una profundización en el concepto mismo opresión-liberación, que no será considerado ya sólo o predominantemente desde el punto de vista económico y que producirá nuevas explicitaciones. No se debe pues confundir esta ampliación y profundización, con una “disolución” de la TL en una teología simplemente feminista o india o negra o ecológica (aunque fueran liberadoras). Las nuevas explicitaciones no pueden excusarnos de prestar toda la atención necesaria a la perspectiva clásica (la de la pobreza económica), que, lamentablemente, no sólo no ha perdido actualidad, sino que se ha agravado cuantitativa y cualitativamente.

2.6. En el nivel de la mediación práxica: la estrategia de liberación.

Decían los viejos militantes de la década pasada (por tanto en el nivel práxico y fuera de la TL en sí misma) que la estrategia de liberación era la “emancipación individual de un país tras otro respecto al sistema capitalista por la toma del poder”. Era la “teoría del dominó”: “Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá, Guatemala le seguirá…” Hace unos años, el dominó funcionó, pero en sentido contrario(!). En el mundo actual, tan diferente, aquella estrategia global es inviable.

Es evidente que una nueva estrategia de liberación no podría perseguir ahora la emancipación de un país, ni la toma del poder por las armas, sino la creación de un nuevo poder por parte de la sociedad civil(18), desde dentro. Para ir a la misma meta de liberación se debe ir por caminos y estrategias diversos a los de hace sólo unos años. Algunas acciones que antes resultaban revolucionarias hoy serían reformistas, y viceversa. Objetivos que eran prioritarios en décadas pasadas, pasan ahora a segundo plano, o incluso desaparecen. El “paradigma” (si por él entendemos en este momento “estrategia histórica de liberación”) ha cambiado(19), ciertamente. Pero si una estrategia de liberación desapareció habrá que encontrar otra, y si no es posible encontrarla, habrá que inventarla. Porque lo que ha quebrado es un modelo de estrategia de liberación, no la Liberación misma.

Sólo los ingenuos “arrojan el bebé recién bañado junto con el agua sucia”. Y sólo por ingenuidad se puede confundir el quiebre de una estrategia con el quiebre de la utopía de la Liberación, ¡del Reino!, para el que aquella estrategia era una simple mediación. Hay quienes al no ver la salida, acaban por no ver (o por no querer ver) tampoco la necesidad de salir. Hay quienes al no ver clara qué estrategia de liberación sería hoy posible, no ven tampoco ya la necesidad de una praxis de transformación histórica, a pesar de que le asistan hoy más motivos que antaño.

3. ¿Cambios en el nivel de teología sistemática?

Desde hace unos pocos años se viene hablando, también en TL, de “cambio de paradigma”. Al decir “cambio de paradigma” se está tomando una imagen del mundo de la ciencia(20). Se dice que en la ciencia hay dos tipos de tiempos; unos son tiempos de estabilidad, de crecimiento homogéneo: se investiga, se descubre, se elabora aspectos y temas nuevos, y el resultado simplemente se añade al acervo de ciencia acumulado anteriormente, sin cuestionar la concepción general, el marco global en el que todo ello se inscribe. Pero hay otros tiempos en los que los científicos perciben un malestar de fondo, una sensación de que no se puede avanzar por simple desarrollo lineal, sino que es el ordenamiento del conjunto el que necesita ser replanteado globalmente: son tiempos de cambio de “paradigma”.

Fuera del terreno concreto de la epistemología, el uso que se hace del concepto de “paradigma” es poco preciso, y bastante flexible, metafórico o analógico. Así, se habla de “cambio de paradigma” casi para todo(21), tanto para referirse al cambio de modelo de sociedad, como al cambio de imaginario, de lógica utilizada, de estrategia de liberación…

Ahora queremos preguntarnos si desde el nivel propiamente de la teología sistemática se puede hablar de que la crisis de la TL obedece a un cambio de “paradigma teológico”. Para ello necesitamos preguntarnos previamente a qué podemos llamar paradigma en este campo de la teología sistemática.

Los paradigmas están más allá de la diversidad de corrientes espirituales, más al fondo de las peculiaridades de cada escuela teológica, por encima de los cambios meramente coyunturales, a los que una corriente o escuela teológica pueden acomodarse. Escuelas diferentes pueden moverse dentro de un mismo paradigma. Un paradigma teológico, en el sentido fuerte de la palabra, se ubica, para nosotros, en el nivel de las grandes interpretaciones del cristianismo, y vendría a ser como lo que se ha llamado “lecturas del cristianismo”. No negamos que pueda hablarse de paradigma en otros niveles más superficiales, pero nosotros concretamente queremos referirnos a ese nivel más profundo de la teología sistemática(22).

Las “lecturas del cristianismo” como paradigmas teológicos

Vamos a limitarnos a evocar las más conocidas.

-Hay una lectura o interpretación doctrinal-teórica del cristianismo. En ella Dios es percibido como la Verdad que ha venido a revelársenos, y nuestra respuesta de fe hacia El implica sobre todo la aceptación intelectual de las verdades por El reveladas y depositadas en la Iglesia: se trata ahí de vivir “en la fe de la Iglesia”, de la que nos separamos por la herejía o la heterodoxia. Esta lectura es la que en la práctica ha prevalecido en la Iglesia no sólo en los tiempos de la Inquisición, sino en muchos otros en los que el ser o no ser cristiano se ha puesto más o menos conscientemente en la aceptación de unas verdades intelectuales tenidas como el “deposito” de la fe (ortodoxia).

-Hay una lectura moralista, que concibe la historia de la salvación como una prueba moral que Dios nos ha puesto a los humanos, que se juega entre el pecado y la gracia, y que nos lleva a un final de premio o castigo en función de los méritos o deméritos acumulados. La vida cristiana es ante todo una prueba moral, de la que no se desprende una “misión” real en la historia, una tarea o quehacer esencial. Este mundo es simplemente una “ocasión para merecer”, concluida la cual, será destinado al fuego, y nosotros pasaremos a la vida eterna, la única verdaderamente decisiva, que apenas tendrá continuidad con lo que aquí hayamos vivido en nuestra propia identidad personal (heterosalvación).

-Hay una lectura ontológico-metafísica que pone la salvación en un plano superior separado (meta-físico), mediado sacramentalmente. La salvación es sobre-natural y se juega en la “vida de la gracia”; participamos de ella mediante el culto y la “vida espiritual” (sacramentos, oración), que se tornan así lo central de la vivencia cristiana. La realidad verdadera es la sobre-natural, y la salvación nos viene de la participación en ese “otro mundo verdadero” del cual el nuestro es sombra y trasunto. En este “otro mundo” fuera de la historia es donde la misión cristiana encuentra su polo de referencia en esta lectura del cristianismo.

-Hay una lectura histórica: la realidad es concebida como historia de salvación y, simultáneamente, como salvación de la historia, una historia, que va linealmente aunque con altibajos y retrocesos de un principio hacia una meta. “Dios tiene un sueño”, y lo ha propuesto a los humanos como Utopía, encomendándosela como su tarea en la Historia. La misión cristiana no nos separa de la historia; al contrario, nos remite a ella. La escatología y la encarnación ya no son direcciones opuestas, sino convergentes: al mundo futuro llegamos futurizando este mundo presente. No es más escatológico quien más huye de este mundo, sino quien más lo hace avanzar hacia adelante (hacia el “ésjaton”). La tierra de esta historia es el único camino que tenemos para llegar al cielo del futuro. En la Historia se hace la Salvación.

Estas lecturas, no lo son solamente del cristianismo, sino, más ampliamente, de las religiones en general; más aún, dentro de cada religión también del cristianismo, cabe realizar, como decimos, las diferentes lecturas. No hace falta que señalemos aquí que, si bien ninguna lectura es enteramente falsa, tampoco se puede decir que son todas arbitrariamente intercambiables; hoy es claro que, de todas las lecturas, la lectura histórico escatológica es la que menos es “lectura” (interpretación), la que más se acerca a lo que Jesús vivió.

En cada una de estas lecturas se experimenta a Dios de un modo diferente y se concibe la realidad de la salvación y la misión encomendada al ser humano de una forma también diversa. Dentro de cada lectura cabe un desarrollo lineal, homogéneo, adicional. El paso de una lectura a otra, sin embargo, implica una ruptura, un replanteamiento global, un “cambio de paradigma”: las diferentes lecturas del cristianismo son verdaderos “paradigmas” en el sentido más fuerte de la palabra.

Al preguntarnos sobre la crisis de la TL debemos referirnos al paradigma subyacente a la misma. ¿Cuál es su lectura, su paradigma?

Evidentemente, la TL corresponde a una “lectura histórica” del cristianismo. Y la mayor oposición la ha recibido y recibe de aquellas otras lecturas que son más profundamente a-históricas. La crisis o el conflicto de paradigmas no se da realmente sólo ahora; la conflictividad que la TL suscitó ya desde el principio obedecía al choque de su paradigma con los paradigmas de otras teologías. No se trata de una diferencia de matices o de escuela, sino a una diversidad global, de paradigma(23). Y es bien posible que algunos de los que dicen que hay que dar un paso adelante cambiando de paradigma no estén haciendo otra cosa que retroceder a otro ya viejo.

Hacia el paradigma central de la TL

Dejando este punto ahí, podemos adentrarnos un poco más en el paradigma mismo de la TL, para ver si efectivamente se vislumbra para él la necesidad del mentado cambio de paradigma.

En los años 50 de nuestro siglo hubo una famosa polémica suscitada en las páginas de la revista “Dieu Vivant”. Eran los años críticos de la posguerra mundial, y lo que se debatía era cuál debía ser la actitud de los cristianos en el mundo moderno. La polémica dividió a los participantes en dos bandos: los escatologistas y los encarnacionistas. Los primeros entre los que se encontraban Daniélou y Urs von Balthasar eran partidarios de una Iglesia que para dar testimonio de la trascendencia se concentrara en lo espiritual y en el abandono de “las cosas de este mundo”. Los segundos entre los que se encontraban Chenu, Teilhard de Chardin y el movimiento de los sacerdotes obreros insistían en la necesidad de una Iglesia encarnada en la realidad que diera testimonio de compromiso histórico. Los dos polos, percibidos como opuestos en medio de la polémica, eran la escatología y la encarnación.

Los escatologistas acentuaban la primacía exclusiva de lo espiritual, el abandono de todo compromiso histórico que pueda restar atención a lo espiritual y lo trascendente. En su opinión, la acción humana es nada más una “ocasión” para “merecer” el premio de la vida eterna, pero no tiene valor salvífico en sí misma, ya que la vida eterna es estrictamente un don de Dios, y nuestro mundo y nuestras acciones serán destinadas al fuego cuando llegue la parusía; la salvación será un puro don de Dios en ruptura total (heterosalvación) con lo que hayamos vivido en este mundo.

Los encarnacionistas, por el contrario, ponían el acento en el compromiso histórico, en la encarnación, en el estar presentes en nuestro mundo. En su opinión, la acción humana tiene un valor salvífico en sí misma, por lo que nuestras acciones históricas son ya salvación (homosalvación).

La polémica no era enteramente nueva. Los términos habían sido planteados teológicamente otras veces ya en la historia; ahora, simplemente, nuestro siglo hacía suya también esta problemática que suele calificarse como de “relaciones entre escatología e historia”. Una solución más definitiva a la polémica no llegaría hasta el Concilio Vaticano II. Este dirimió el dilema con la solución que quizá haya sido la más genial que a la cuestión se le había dado a lo largo de la historia: la solución de la síntesis.

Si escatología e historia siempre habían sido captadas como dimensiones opuestas, el Concilio las encontró no sólo compatibles sino subsumidas una en la otra. La polémica se planteaba hasta entonces como un dilema: apuntar a la transcendencia que se aparta del mundo u optar por la inmanencia que olvida la transcendencia transhistórica (escatología o encarnación). El concilio descubrió la síntesis. Ello fue posible gracias a las transformaciones que se habían operado en los últimos tiempos en los planteamientos escatológicos(24). Si antes, para ser “signo escatológico”, había que alejarse del mundo y desinteresarse de la historia, ahora, con la reformulación de la escatología, se redescubría que la encarnación en la historia es el mejor camino para acceder a la escatología: “cuanto más escatológicos, más históricos”; no es más signo escatológico quien más se desentiende del mundo, sino quien con más fervor trata de llevarlo hacia su “ésjaton”, el Reino. El mayor compromiso histórico venía a ser el mayor signo escatológico. Los nuevos planteamientos de las relaciones entre escatología e historia que refleja el Concilio abrían la puerta a la posibilidad de una recuperación decidida de la “lectura histórica” del cristianismo.

¿Cómo nació en este contexto la TL? ¿Con qué paradigma?

En el fondo, estaba operando el redescubrimiento del carácter histórico escatológico del mensaje de Jesús operado a principios de este siglo(25) y que había permanecido como recluido en los recintos universitarios principalmente europeos. La “vuelta al Jesús histórico” puso en primer plano este replanteamiento de relacionamiento directo entre escatología e historia. En este contexto, el redescubrimiento del Reino como ipsissima verba Iesu y como centro absoluto de la predicación de Jesús (ipsissima intentio Iesu) propició a su vez el redescubrimiento del “reinocentrismo”, como fundamento cristológico de la lectura histórica del cristianismo. La percepción inevitable de la parcialidad teologal incluso hacia los pobres, hizo el resto. Surgió así la TL con un paradigma cuyos elementos esenciales, enumerados en síntesis cuasitelegráfica, serían:

– lectura histórico-escatológica del cristianismo, lo cual incluye la primacía de la praxis de transformación histórica, la integralidad (no dualismo) y unicidad de la historia, de la transcendencia en la inmanencia.

– el “reinocentrismo”: la recuperación teórica y práctica del carácter absoluto que Jesús dio al Reino, dentro del seguimiento de Jesús y del creer con la fe misma de Jesús;

– la opción por la justicia, por los injusticiados, con la consiguiente ubicación en el lugar social de las víctimas de la injusticia.

Este es fundamentalmente el “paradigma mayor” de la TL, su esqueleto teológico-sistemático. Dentro de ese marco puede haber escuelas, corrientes, acentuaciones diversas… pero siempre que entren dentro de este modelo, son esencialmente TL. Puede haber unos acentos más comprometidos y otros más contemplativos; unos pueden realizar la transformación histórica más por la acción sociopolítica y otros por medios más simbólicos; unos pueden adoptar un lenguaje o un imaginario más militante-utópico y otros lo pueden tomar del “realismo desencantado” de nuestros días; pero si cuentan en su haber con los elementos esenciales citados de aquel paradigma, siguen siendo esencialmente TL. Y si se apean de cualquiera de estos elementos, ya no son verdadera TL, aunque así se siguieran llamando.

Si quisiéramos expresar el paradigma en una palabra, escogeríamos ésta: ¡el Reino! Ese sería el paradigma de la TL, porque es, en realidad, ¡el paradigma de Jesús! Mientras tengamos una lectura histórica de la realidad, con el Reino de Dios como utopía omnicentralizante y con la ubicación en el lugar social de los pobres, estaremos dentro de la TL, con ése o con otro nombre.

¿Cambio de paradigma en la TL?

Siempre a nivel de teología sistemática, cabe preguntarnos ahora ya sobre el cambio de paradigma en la TL.

Aun respetando la visión que otros tengan del cristianismo, la TL, en su todavía corta vida, se ha desarrollado como poseída por una convicción tal, que se diría que una fuerza de evidencia interna se le ha impuesto por sí misma desde dentro, “tenaz como si viera al Invisible” (Hb 11, 27). La TL no ha puesto su eje en algo lateral: una devoción, en un sacramento concreto, una dimensión, una faceta o elemento particular. Es una teología de lo esencial y universal cristiano, y aun de lo profundamente humano, diríamos. No ha ido desarrollándose dando pasos hacia afuera, sino hacia adentro, hacia adentro del misterio cristiano. Es una teología “centrada en lo central”, en la misión de Jesús, en su mensaje, en su Causa, en su pasión y en su utopía, ¡el Reino!

Cuando una teología ha llegado a tener esa experiencia tan profunda, sellada incluso martirialmente y con tanta profusión ha recorrido un “camino sin retorno”. La pregunta se impone: ¿qué es lo que lleva entremanos, algo facultativo o algo inamisible? ¿Se puede dejar de creer en aquello que a uno le arrebató el alma? ¿Puede alguien emigrar con coherencia hacia lo periférico después de haber tocado lo central?

Hay muchas lecturas del cristianismo, ciertamente. Pero no podemos decir que la lectura “histórica” sea una más entre otras, intercambiable; es la que se nos presenta como la más cercana a la de Jesús. Es decir, la lectura histórica se nos revela como la que menos es “lectura”, la que menos tiene de “interpretación” y la que más cerca está de lo revelado en Jesús. ¿Es facultativo adoptar o no esta lectura? ¿Podemos cambiar este elemento del paradigma?

El “reinocentrismo” ha sido puesto por la TL en la picota de los principios teológicos. Aunque inconscientemente no aceptado en la práctica de muchos, se ha evidenciado como irresistible por su fuerza de convicción incluso ante los enemigos de la TL. Todos aceptan el vocabulario del Reino y de la OP(26), aunque no siempre cambian con ello sus viejos conceptos. ¿Será posible abandonar el reinocentrismo por otros paradigmas?

La “opción por los pobres” ha sido el mayor acontecimiento ocurrido en las Iglesias cristianas desde los tiempos de la Reforma protestante. Marca una separación de aguas. Los que dieron el paso por una profunda convicción de fe, por haber experimentado el fundamento teologal mismo de la opción por los pobres, ¿cómo podrán superar ese paradigma sin traicionar la sangre de los mártires y el rostro sufriente de Cristo(27) que les ha sido dado contemplar en los pobres?

Desde la perspectiva de la teología sistemática, es fácil notar que a estos niveles de profundidad no se mueven los vientos de los cambios del mundo moderno, por “profundos” que aparenten ser, en otro tipo de profundidad. ¿Es que el proclamado “fin de la historia” podría llevarnos a abandonar la lectura histórica de nuestra fe, que es la más cercana a la visión del mismo Hijo de Dios? ¿Es que la mundialización financiera o el supuesto triunfo del neoliberalismo harían ya obsoleto seguir poniendo la pasión de nuestra vida en la utopía del Reino predicado por Jesús? ¿Es que la caída del socialismo del Este haría ya inoportuna o pasada de moda la opción por los pobres? Lo que otros han dicho de la OP lo decimos nosotros de ella misma y del paradigma global de la TL: se trata de “una opción firme e irrevocable”(28), sin marcha atrás. Podremos (y deberemos) adecuar y actualizar todo lo que sea necesario en el campo de las mediaciones de la teología; pero el paradigma mismo nos da la sensación de que permanece imbatido.

Por lo demás, afirmantis est probare: al que afirme la necesidad del cambio de paradigma es a quien corresponde demostrarla. Deberá abogar por un nuevo tipo de relaciones entre escatología e historia, pero con razones teológicas, no con argumentos socioeconómicos o culturales. Habrá de proponer un planteamiento que supere el reinocentrismo, pero con exégesis en la mano, no con vagos discursos sobre el posmodernismo cultural al uso. Deberá mostrar que la OP no tiene fundamento teologal, pero no precisamente desviándola hacia una opción preferencial por los pobres que al final se queda en un simple “amor preferencial”. Mientras esto no suceda, permanecerá, avasalladora, la fuerza contundente de los elementos esenciales del paradigma de la TL. Mantener la pertinencia de cada discurso dentro de su plano y de sus límites, sin mezclarlos ni confundirlos, será una sana regla de higiene teológica. No podemos ignorar que en el contexto psicosocial difícil y tenso que se ha abatido sobre nosotros en los últimos años es una tentación cubrir con razones teológicas las que son simplemente psicológicas: cansancio ajeno y propio, presión social y eclesiástica, moda, huida actual de toda conflictividad, depresión social(29)…

Finalmente, no hay que dejar de acudir a la profilaxis de la sospecha. Todo paradigma, como el conocimiento en general, es “interesado”. Ello obedece a la estructura hermenéutica misma del conocimiento, y no es posible evitarlo. Todo paradigma es “funcional” a un interés social. También el paradigma de la TL, como lo más sustancial de la Biblia misma(30). Quienes tienen otros intereses prefieren otros paradigmas que les sean funcionales. ¿Cambiar de paradigma? ¿A qué “nuevo” paradigma? ¿A un paradigma que sea funcional a qué intereses? ¿Ha cambiado Dios de intereses (o lo que es lo mismo: qué razones teológicas tenemos para cambiar de intereses)?, ¿o somos nosotros quienes estamos cambiando de intereses (es decir, estaríamos cambiando de paradigma por razones no teológicas)?

Concluimos: Nosotros nos quedamos con el paradigma de Jesús, ¡el Reino! Dentro de este paradigma imprescriptible, caben todas los cambios y acomodaciones menores que sean necesarias.

Notas:

1. Cfr “Frontera y contrabando” pastoral, en CASALDALIGA, El vuelo del Quetzal. Espiritualidad en Centroamérica, CORCA, Managua 1988, pág. 78-79. Hay ediciones también en México, Caracas, Cuenca (Ecuador), Bogotá e Italia.

2. Algunos pensaban que la caída del socialismo provocaría una desintegración de la TL. Pero el socialismo no era ningún elemento fundamental. Las tesis de la TL permanencen todas, independientemente del destino de las sociedades socialistas: J. COMBLIN, Cristãos rumo ao ano 2000, Paulus, São Paulo 1996, p.352.

3. Cfr Patria Grande y Patria Mundial, propuesta de reflexión-acción de la Agenda Latinoamericana’96, págs. 19-33.

4. Un ejemplo: La densidad y la complejidad de los acontecimientos descartan cualquier simplificación o la caricatura en que caen a veces los dogmáticos. En efecto, contrariamente a lo que en otra época fue opinión común según la cual el desarrollo de los países del centro es una consecuencia necesaria de la explotación de los países de la periferia, los recientes estudios demuestran que con la tercera Revolución industrial, el desarrollo de los países industrializados se debe mucho más a la transformación tecnológica que al saqueo de los países pobres. Cfr. THAI-HOP, Pablo, Los excluidos, extraña creatura del nuevo paradigma tecno-científico, RELaT nº 120 (http://servicioskoinonia.org/relat/120.htm); Diakonía 76(dic 95)7.

5. Gustavo GUTIERREZ, Xº Seminario de Formación Teológica, Centro Nueva Tierra, Buenos Aires 1995, pág. 159.

6. Aquí necesitaríamos reaplicar el poema Equívocos de Casaldáliga: “Donde tú dices ley, / yo digo Dios. / Donde tú dices paz, justicia, amor, / ¡yo digo Dios! / Donde tú dices Dios, / ¡yo digo libertad, / justicia / amor!”, en Clamor elemental, Sígueme, Salamanca 1971, pág. 71. Modernamente no se nos dice “ley”, sino “economía”.

7. HINKELAMMERT, Sobre la sociedad que dice de sí misma que no hay salida, “Pasos” 37(septiembre 1991)11-24, San José de Costa Rica.

8. Frente a las razones de Fukuyama y los suyos, nosotros tenemos “razones mayores” para no aceptar un “final de la historia” que significaría el fracaso de la sociedad humana y de la utopía que Dios le propuso, y que por tanto significaría el fracaso mismo de Dios. ¿Está claro que la tesis del “final de la historia” no es ni simplemente ideológica ni meramente sociológica, sino simultánea e implicativamente religiosa y teológica?

9. En otros lugares hemos desarrollado el carácter teologal o teológico de mediaciones que clásicamente presentábamos como meramente “socioanalíticas”, científicas, o autónomas respecto a la fe. Cfr. CASALDÁLIGA-VIGIL, Espiritualidad de la liberación, Sal Terrae, Santander 1992, pág. 173-177; VIGIL, “Cuestiones disputadas” del DKC, en El Kairós en Centroamérica, Nicarao, Managua 1990, 137-142.

10. Cfr Víctor CODINA, Creo en el Espíritu Santo. Pneumatología narrativa, Sal Terrae, Santander 1994; Pequeños relatos, grandes verdades, “Cuarto Intermedio” 33(1994)64-79, condensado en “Selecciones de Teología“135(1995); Una teología más simbólica y popular, en Parábolas de la mina y el lago, Sígueme, Salamanca 1990, pp 117-148; y en esta misma obra, Las perplejidades de un teólogo ante las culturas, pág. 102-105.

11. Pero la preocupación por la justicia no nos viene a nosotros de la razón ilustrada (ni de la primera ni de la segunda ilustración), ni de la cultura occidental, como algunos parecieran pensar, sino de la Biblia, y de los orígenes mismos del pueblo de Israel. Quizá pudiera ser al revés de lo que se dice: que lo que la cultura occidental en general y la razón ilustrada en particular tengan de preocupadas por la justicia les viniera en definitiva de la influencia de sus orígenes cristianos.

12. O como dice Hazlitt en otro campo: “Impecables autores son los que nunca escribieron”.

13. V. CODINA habla de un “imaginario alternativo, tanto respecto al imaginario capitalista dominante en América Latina como respecto al imaginario revolucionario marxista, que, si pudo tener vigencia en los años sesenta, hoy se encuentra en evidente regresión”: Creo en el Espíritu Santo, Sal Terrae, Santander 1994, pág. 187. Cfr también CENTRO GUMILLA, Imaginario alternativo al imaginario vigente y al revolucionario, en la obra colectiva Neoliberales y pobres. El debate continental por la justicia, Bogotá 1993, pág. 293-323

14. Clodovis BOFF, Bodas de prata da Igreja com os pobres: teologia da libertação, “Vida Pastoral”, São Paulo (outubro 1996)29-31. También en http://servicioskoinonia.org/relat/180.htm

15. Puebla 1134.

16. Puebla 34.

17. Cfr George KANIANPADY, Lázaro e Cornélio. Para uma missionologia latinoamericana. Tesis de doutorado presentada en la Facultad de Nossa Senhora da Assunção, São Paulo, 1996. Lázaro y Cornelio, ejemplifican al pobre y al otro.

18. Pablo RICHARD, Caos o esperanza. Fundamentos y alternativas para el siglo XXI, RELaT 127 (http://www.uca.ni/koinonia/relat/127.htm); Diakonía 74(junio 95)59-67.

19. Agenda Latinoamericana’96, págs. 19-33.

20. Principalmente de Thomas KUHN (The Structure of Scientific Revolutions, Chicago, The University of Chicago Press, 1962; 2ª ed. rev. de 1970) y Karl POPPER (The Logic of Scientific Discovery, Londres, Hutchinson 1959.

21. É tarefa quase impossível, nos dias atuais, apontar um domínio sequer no qual o termo ‘paradigma’ não esteja presente, muitas vezes de forma elucidativa, outras tantas de maneira indevida, quase sempre em tom pretensamente inovador… (com) a significação implícita de um modelo ou de um padrão que se impõe progresivamente aos indivíduos e grupos. L.B. LEITE ARAUJO, Considerações sobre o termo ‘paradigma’, en FABRI DOS ANJOS (org.), Teologia e novos paradigmas, Loyola, São Paulo 1996, pág. 16.

22. A este mismo nivel se refiere J.B. LIBANIO en Diferentes paradigmas na história da teologia, en FABRI DOS ANJOS, o.c., 35-48

23. Si bien la TL no se reconoció a sí misma en la descripción que de ella hacía la Instrucción (precisamente por captarla desde otro paradigma), no le faltó razón a la Instrucción vaticana Libertatis Nuntius al afirmar que la TL llevaba consigo una hermenéutica diversa con carácter global y totalizante (cf X, 2ss). Hermenéutica es interpretación, relectura, “lectura”; el paradigma de la TL implica, en efecto, una hermenéutica profundamente diversa.

24. De una escatología estática, dualista y ahistórica se había pasado a una escatología dinámica, integrada e historizante. Cfr J. M. VIGIL, ¿Parábola o Hipérbole? Para una reinterpretación teológica e histórica de la vida religiosa, “Claretianum”, XXXIV447-466, Roma; “Vida Religiosa” 79(15 marzo 1995)106-117, Madrid. También en: http://servicioskoinonia.org/relat/49.htm

25. Jon SOBRINO habla con frecuencia de ello: Resurrección de la verdadera Iglesia, Sal Terrae, Santander 1984, págs. 217, 274. Mysterium salutis, UCA Editores, San Salvador 1991, I, p. 467.

26. Hasta el director del FMI hace discursos sobre el Reino de Dios y el amor a los pobres.

27. Puebla 31-39; Santo Domingo 178-179.

28. Juan Pablo II, Discurso a la Curia, 21.12.84; Discurso en la IV CELAM en Santo Domingo, nº 16.

29. J.M. VIGIL, Aunque es de noche. Hipótesis psicosociológicas sobre la hora espiritual de América Latina en los 90, Editorial Envío, Managua 1996, primera y segunda edición. Ediciones también en México (CRT), Bogotá (Verbo Divino), Zaragoza (Comité Romero, de Zaragoza) y São Paulo (Paulinas, en portugués).

30 L. BOFF, Y la Iglesia se hizo pueblo, Sal Terrae 1986, págs. 97, 124. C. MESTERS, Como se faz teologia bíblica hoje no Brasil, “Estudos Bíblicos” 1(1987)7-19.

Managua, Nicaragua

El Salvador: “Perversos, malos y belicosos…” nos llamó Pedro de Alvarado en 1524

El Salvador: “Perversos, malos y belicosos…” nos llamó Pedro de Alvarado en 1524
Por Roberto Pineda San Salvador, 10 de diciembre de 2013

“Perversos, malos y belicosos…” fueron los términos utilizados por el Adelantado extremeño Pedro de Alvarado en 1524 para calificar a las tribus indígenas en resistencia, que vivían “en los Chontales” al oriente y norte del país y que se resistían a aceptar ser siervos o esclavos de los conquistadores españoles. A continuación hacemos una síntesis de la conquista de Cuscatlan, presentamos listado de primeros encomenderos y sus tributos (1532 y 1548) y rescatamos nombres de poblaciones en guerra: Lolotique y Chinameca en San Miguel y Concepción Quezaltepeque y San Miguel de Mercedes en Chalatenango.

Conquista española y resistencia indígena

El Códice de Tlaxcala de mediados del siglo XVI, en una de sus escenas narra la batalla de Pedro de Alvarado junto con los Tlaxcaltecas en contra de los Pipiles, a quienes presentan como semidesnudos en comparación con las coloridas vestimentas de estos indígenas mexicanos que acompañaron a los conquistadores.

El 13 de febrero de 1524 un ejército español al mando de Pedro de Alvarado, conocido como El Adelantado, cruzó el río Suchiate desde Soconusco hacia territorio guatemalteco acompañado de 200 soldados y 3,000 indígenas tlaxcaltecas auxiliares , dando así inicio a la conquista de lo que es hoy la parte norte de Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Honduras. Iba a enfrentarse con los ejércitos de las naciones Quiche, Kaqchiquel, Tzutujil Xinca, Pipil y Lenca. Ultimadamente, la tecnología y la ideología fueron elementos que inclinaron la balanza a favor de las tropas imperiales españolas y definieron la derrota de los ejércitos de estas seis naciones.

Alvarado se hizo acompañar por sus hermanos Gómez, Gonzalo y Jorge y por sus primos Diego, Hernando y Gonzalo. Era ya un experimentado conquistador luego de participar en las guerras de Cuba y México. Había abandonado este último país en diciembre de 1523 para cumplir esta importante misión ordenada por su jefe en México, Hernán Cortés.

Su primer objetivo fue el de apoderarse de la capital del reino Quiche ubicada en Utatlan. Luego de tres días de camino llegó a Xetulul (actualmente Zapotitlan) y logró tomarla haciendo uso de la caballería. El 19 de febrero abandonó Xetulul y subió hacia Utatlan. Logra imponerse militarmente a los Quiches contando con la ayuda de tropas Kaqchiqueles que habían llegado en apoyo desde su capital Iximché. La nación kaqchiquel estaba en guerra con los Quiches, Tzutujiles y Pipiles. Posteriormente esta alianza entre españoles y kaqchiqueles sería rota y estallaría la guerra entre ellos durante seis años.

Luego de derrotar al Reino Quiche procedieron en contra del reino Tzutujil. Ya para el 18 de abril las huestes españolas habían logrado imponerse. Luego se dirigieron a “pacificar” a los pueblos pipiles del reino de Panatacat que tenía su capital en Izcuintepeque, hoy Escuintla. Los izcuintecos le ofrecieron resistencia, pero el Adelantado quemó la ciudad el 9 de mayo y logró su rendición.

Luego continuó hacia el oriente hasta encontrarse con tropas del Reino Xinca. El primer poblado que encontró fue Atiepac, hoy Atiquipaque, donde fue recibido amigablemente pero luego los indígenas abandonaron la población. Alvarado continuó su marcha prometiendo saldar cuentas con estos indígenas a su regreso. Luego pasó por Tacuilula, Taxisco, Nancintla y se repitió la misma táctica indígena: recibimiento y huida a los bosques.

A finales de mayo abandonó Pasaco, el última poblado Xinca para internarse en territorio pipil de lo que hoy es El Salvador. El 8 de junio estaba en Acaxual, hoy Acajutla, donde enfrentó a tropas indígenas e incluso fue herido en una pierna dejándolo cojo para toda la vida. Al pasar por Mopicalco y Acatepeque estos habían sido abandonados. De Acaxual marcharon hacia Tacuxcalco donde llegaron el 13 de junio y combatieron, lograron la victoria y luego masacraron al pueblo.

Luego marchó hacia Miahuaclan, actual Azacualpa, donde sus pobladores huyeron a los montes. De ahí marchó hacia Atehuan, hoy Ateos. Y luego hacia Cuscatlan donde el 17 de junio fueron recibidos por los indígenas, pero luego estos se marcharon a los montes y le mandaron a decir que si los quería que los fuera a buscar, que lo iban a estar esperando con las armas en la mano.

Alvarado los condenó a muerte por traidores y declaró que todos los pipiles capturados serían esclavos para compensar por los gastos incurridos en “once caballos que han sido asesinado al conquistarlos…” Esperó que bajaran de los montes por 17 días pero fue inútil. Llevaba ya seis meses de campaña y se vio obligado a regresar con las manos vacías. No había encontrado oro ni riquezas sino tribus en pie de guerra. El 21 de julio regresó a la capital del reino aliado kaqchiquel, a Iximché.

El 27 de julio de 1524 Alvarado decidió fundar una capital española en Iximché y la llamó Santiago. Asimismo distribuyó encomiendas entre sus más fieles lugartenientes. Poco tiempo después, en septiembre de 1524, Alvarado humilló a los soberanos kaqchiqueles lo que causó la ruptura de una alianza que duró seis meses y que hizo que los caqchiqueles abandonaran Iximché y se declararan en guerra durante seis años.

El 30 de enero de 1526, Alvarado informó al Cabildo de Santiago que marcharía a Honduras para colaborar con Cortés en una campaña militar. El 20 de febrero de 1525 partió hacia Honduras. Antes de partir, envió a su hermano Gonzalo a un nuevo intento de dominar las tribus de Cuscatlan. Estuvo acompañado Gonzalo en esta empresa por Diego de Holguín (primer alcalde de San Salvador), Francisco Díaz, y Alonso de Olivares como capitanes. Fundaron la villa de San Salvador el 1 de abril de 1525, en lo que hoy es Antiguo Cuscatlan.

El año siguiente se ven obligados a abandonar la villa ante el ataque permanente de la resistencia indígena. En enero de 1528 el Capitán General de Guatemala, Jorge de Alvarado envió una nueva expedición esta vez dirigida por su primo Diego para doblegar al rebelde Señorío de Cuscatlan y refundar la villa de San Salvador. El 1 de abril de 1528 refundan la villa de San Salvador esta vez en el sitio de Ciudad Vieja, La Bermuda, a 8 kilómetros al sur de Suchitoto.

Primer Consejo Municipal (Ayuntamiento) de San Salvador 1528

Nombre Cargo
Juan de Salazar Alcalde Ordinario
Juan de Aguilar Alcalde Ordinario
Pedro Gutiérrez de Guyñena Regidor
Santos García Regidor
Cristóbal Salvago Regidor
Sancho de Figueroa Regidor
Gaspar de Cepeda Regidor
Francisco de Quirós Regidor
Bartolomé Bermudez Tenedor de bienes de difuntos
Diego de Alvarado Justicia Mayor y teniente de Capitán General

En agosto de 1526 el Adelantado viaja a México y regresa a Santiago hasta abril de 1530. Nombra como jefes interinos a Pedro Portocarrero y a Hernán Carrillo, hasta el regreso de su hermano Jorge como Capitán General, quien llegó en marzo de 1527 a Olintepeque y gobierna hasta 1529.

En 1526 los kaqchiqueles sellaron una alianza con sus antiguos enemigos, los quiches, para oponerse a la dominación española y unieron sus ejércitos. En ese tiempo Alvarado se encontraba en España y le correspondió a su lugarteniente Pedro de Portocarrero enfrentar este desafío. La Resistencia Indígena fue derrotada por Portocarrero y sus reyes capturados y puestos en prisión por largos años.

Encomiendas y colonización

La conquista española luego de su fase estrictamente militar en la región de Cuscatlan (1524-1539) se orientó a la “pacificación” del territorio mediante el establecimiento de encomiendas otorgadas por la Corona para premiar los servicios de los conquistadores. La encomienda consistía en el derecho que daba el rey a un súbdito español para recibir los tributos que los indígenas debían cancelar a la Corona. Era el derecho del vencedor. Inicialmente las encomiendas premiaban a los conquistadores por un plazo de dos vidas: la del “beneficiario” y la de su inmediato sucesor.

Nunca fueron para siempre. Luego lograron que se le agregara “una vida más” o sea padres hijos y nietos. La gran mayoría de conquistadores era originario del sur de España, de Andalucía, Castilla y Extremadura y venían de sectores populares, entre campesinos, artesanos y peones de ganadería. Hubo pocos hidalgos (hijos de algo). La nobleza española no se sumo a este esfuerzo hasta mucho después para ocupar puestos burocráticos. Y se consideraba a los conquistadores como advenedizos a los que se les entregaban encomiendas temporales, pero no títulos de propiedad.

El procedimiento para convertirse en Conquistador era mediante un contrato llamado Capitulación firmado entre el Rey y un particular, luego de lo cual se debía organizar una Hueste al mando de un Capitán y el interesado corría con los gastos de la empresa y el compromiso de realizarla en un tiempo fijado. El Rey solo estaba obligado a responder con encomiendas si la empresa era exitosa. Interesante mecanismo privado mediante el cual se creo un imperio como el español.

Es en las Encomiendas que se desarrolla durante el periodo colonial la lucha de clases entre encomenderos y pueblos indígenas, en el marco de un régimen político colonial de naturaleza tributaria. Es en este espacio donde aparecen también como parte de los sectores dominantes, los comerciantes y los clérigos. En determinado momento la contradicción secundaria entre encomenderos y comerciantes se vuelve muy aguda y al final terminan imponiéndose los comerciantes, lo cual en alguna forma benefició a las comunidades indígenas ya que les permitió librarse de la brutalidad del conquistador. A los comerciantes les interesaban las ganancias y para esto necesitaban comunidades indígenas con cierto nivel de salud.

La dominación española se expresó en un conjunto de instrumentos jurídico-polìticos que les permitieron oprimir y fundamentalmente explotar a las comunidades indígenas xincas, pokomames, pipiles, chortíes y lencas. Los españoles decidieron como medida de orden económico, por una parte, desistir de la esclavitud y promover la utilización de las encomiendas como mecanismo para garantizar la explotación de las comunidades indígenas, y por la otra, los Encomenderos buscaban contar con indígenas tributarios tanto en tierras altas como en tierras bajas, o sea tanto para trigo como para cacao.

Luego de la conquista, los españoles cambiaron la localización de los pueblos para poder controlarlos y garantizar un mayor nivel de tributos mediante la “congregación” o sea la fusión de varias aldeas indígenas en un “pueblo de indios,” asimismo cambiaron muchos de sus nombres en un afán por romper su sentido de identidad. La conquista de los lencas les resultó más difícil debido a que no estaban integrados como los pipiles, eran comunidades separadas y además, a diferencia de los mayas y pipiles, las tribus lencas usaban lanzas y flechas envenenadas.

La conquista española de Cuscatlan y Chaparrastique fue facilitada por la existencia de un conflicto interno entre las naciones indígenas. Los pipiles eran amenazadas por las políticas expansionistas de las tribus mayas cakchiqueles, que tenían su sede en Iximché y que luego se aliaron y prestaron tropas a los invasores europeos conducidos por Alvarado. Por su parte Fuentes y Guzmán en su obra Recordación Florida nos habla de una alianza entre pipiles y tzutujiles de Atitlan contra los cakchiqueles.

En un esfuerzo para “controlar” la crueldad de los conquistadores que estaba ocasionando la despoblación de los territorios y asegurar así la continuidad del tributo, la Corona española ya en 1512 aprueba las Reales Ordenanzas de Burgos mediante las cuales se establece la figura del Visitador para detener los abusos de los conquistadores encomenderos. Asimismo legaliza y regula la práctica de los repartimientos de encomiendas estableciendo un mínimo de 40 y un máximo de 150 indígenas por encomienda.

Treinta años después, en 1542 en Barcelona, se aprueban las Leyes Nuevas que ordenaban la abolición de la esclavitud y que despertaron el odio feroz de los encomenderos contra los religiosos dominicos por esta “grave injusticia.”. Esta nueva legislación vino a establecer una nueva modalidad de explotación mucho más rentable para la Corona española, ya que estableció las reparticiones a través de las cuales las comunidades indígenas debían durante cierto periodo de tiempo trabajar para un encomendero y luego regresar a sus cultivos. Este mecanismo colonial se prolongó durante tres siglos.

Asimismo las Leyes Nuevas que demagógicamente proclamaban “la libertad de los indios” establecieron una nueva institucionalidad reflejada en la creación del Consejo de Indias, el Virreynato del Perú y las Audiencias de Lima y de los Confines o Capitanía General de Guatemala (esta ultima con sede inicial en Espíritu Santo, Honduras y luego en Santiago de los Caballeros de Guatemala).

En 1528 Jorge de Alvarado, hermano del Adelantado, repartió entre los vecinos de Santiago de Guatemala un total de 15 provincias del Señorío de Cuscatlan ubicadas en Ahuachapan y Sonsonate. Por su parte, Diego de Alvarado, también familiar del cruel Adelantado, y además Justicia Mayor y teniente de Capitan General, repartió las 59 poblaciones restantes entre los vecinos de San Salvador. Posteriormente, Diego de Alvarado fue sustituido por Gaspar Arias Dávila.

En 1530 Pedro de Alvarado asume como Gobernador y Capitán General de la Audiencia de Guatemala. En una de sus primeras decisiones, nombra a Luís de Moscoso como Justicia Mayor y teniente de Gobernador de la provincia de San Salvador y le envía junto con 120 soldados con la misión de formar una villa al oriente del río Lempa. El 21 de noviembre de 1530 funda la villa de San Miguel de la Frontera, segunda ciudad española ubicada inicialmente en Santa Elena, Usulután. En 1525 se había fundado San Salvador.

En 1535 fue investido como Justicia Mayor y teniente de Gobernador de la provincia de San Miguel el capitán Cristóbal de la Cueva. Entre 1537 y 1539 hubo un levantamiento lenca y los 20 encomenderos residentes en pueblos indígenas alrededor de San Miguel fueron ajusticiados y únicamente se salvaron los 18 vecinos que vivían al interior de la ciudad. Al final los rebeldes lencas fueron arrinconados en el Peñón de Chilanga, y derrotados por el capitán Gaspar Avilés de Sotomayor, conocido por su crueldad, y que con esta acción asumió el control militar de la ciudad y se convirtió en rapaz encomendero.

Por su parte, a los encomenderos de Santiago de Guatemala, les interesaba prioritariamente el cacao, por lo que era clave controlar a la principal productora, la población de Izalco. En el caso de la villa de San Salvador esta se especializaba en ocho productos: chile, algodón, huevos, pescado, frutas, rebaños, sandalias y productos textiles. Y competía de igual a igual con Santiago en maíz, pollos y sirvientes.

A finales del siglo XVI, entre 1573 y 1578 de acuerdo al investigador inglés Browning en San Salvador vivían 130 vecinos españoles, de los cuales 42 gozaban de encomiendas; en San Miguel había 61 vecinos y entre estos 31 encomenderos y en Sonsonate, fundada en 1553, vivían 66 vecinos y ninguno era encomendero, porque la mayoría eran comerciantes. Los encomenderos españoles seguían viviendo en Izalco, no obstante estar prohibido hacerlo. Otras ciudades indígenas productoras de cacao eran Ciguatehuacan, Apastepeque-Cojutepeque, Zacatecoluca y Usulutan.

Uno de los últimos lugares en ser sometidos por los caballos, acero y pólvora de los conquistadores españoles fue Ocealatlan, Usulutan. En 1529 tribus lencas se enfrentaron simultáneamente en el Volcan al capitán Diego de Rojas, que luego asciende a Justicia Mayor y teniente de Capitán General y a Luís de Moscoso. Todavía en 1553 se mantenía la resistencia en contra de Diego de Holguín hijo.

La primera clase dominante española 1532

A continuación hacemos un listado de los integrantes de la primera clase dominante de encomenderos españoles, surgida como resultado de la conquista. Asimismo enumeramos las poblaciones que no habían sido sometidas y se encontraban en rebeldía o se negaban a pagar tributos o rendir servicios. Este es un esfuerzo por conocer nuestras ancestrales raíces de lucha, nuestra herencia revolucionaria.

Tomamos como base la famosa Relación Marroquín que describe la situación existente de 90 “pueblos de la jurisdicción de San Salvador 1532”, trescientos años antes del levantamiento del cacique nonualco Anastasio Aquino; y cuatrocientos años antes de la insurrección indígena campesina de 1932.

Asimismo hacemos uso del documento elaborado por el presidente de la Audiencia de los Confines, entre 1548 y 1549, Alonso de Cerrato, titulado Tasaciones de los naturales de las provincias de Guatemala 1549-1551 (Archivo General de Indias, Audiencia de Guatemala, Legajo 128).

Fue hasta el año 1968 que el investigador estadounidense Fowler publicó este documento de 1532, el cual fue escrito por el Obispo Católico Francisco Marroquín con el propósito de informar a la Corona Española sobre la situación tributaria de la Provincia de Guatemala, incluyendo 90 pueblos de encomiendas de la provincia de Cuscatlan, entonces bajo la responsabilidad pastoral del sacerdote Antonio González Lozano.

En el documento de Marroquín de 1532 nos aparecen 57 encomenderos de los cuales solo 27 se mantienen en el listado de 1548 de Cerrato. Estos 27 murieron en un periodo de 16 años, sin dejar herederos por lo que sus encomiendas fueron repartidos entre los que vivían o entregadas a nuevos encomenderos. Y de estos 27, 15 poseen grandes encomiendas, 10 habían perdido tributarios y 2 se mantuvieron en los mismos números. En 1548 hay 44 encomenderos. La Relación Marroquín por su parte, se redacta a solo ocho años después que los invasores españoles iniciaran su proceso de conquista, por lo que reviste una trascendental importancia.

En el periodo 1532-1548 Antonio Docampo aparece como el principal encomendero de la provincia de San Salvador, incluyendo las poblaciones de Tonacatepeque, Xilopango, Cuyapango e incluso Ciguatehuacan. Asimismo en 1540 Hernán Pérez aparece como encomendero en Suchitoto con 60 indígenas tributarios. En 1550 Bartolome de Marroquín era encomendero en Aguachapa. Alonso Larios en Quezaltepeque, Cristóbal de la Cueva en Tecoluca con 400 tributarios; Francisco Girón Guzman en Izalco, Hernan Pérez Peñate en Acaxutla, los hijos de Alonso Pérez en Apaneca y Ataco, Francisco de la Cueva en Tacuba, Francisco López en Naolingo y Miaguatlan con 70 tributarios, y Alonso Marroquín en Miaguatlan hoy Azacualpa.

En 1539 entre los primeros encomenderos de la región Chaparrastique se encontraban Pedro Serrano, Gabriel Gómez en San Miguel; Pedro de Obregón en San Miguel y Arambala; Gaspar Avilez de Sotomayor en San Miguel y Moncagua con 410 tributarios; Gaspar Vargas, Juan de Mendoza y Gregorio Gallego en Amapala y Ereguayquin.

En la relación Marroquín algunas de las poblaciones todavía corresponden a otros encomenderos. A continuación reproducimos el listado de encomenderos de la villa de San Salvador que aparece en la Relación Marroquín así como el listado de encomenderos que se origina en las Tasaciones del Gobernador Cerrato de 1548-49. En esa época lo que es hoy El Salvador estaba integrado por las provincia de Los Izalcos (Aguachapa, Apaneca, Acaxutla, Xuayoa, Ycalco, Caluco) que pertenecía a la Ciudad de Santiago, y por las provincias de San Salvador y San Miguel.

Listado de 91 encomenderos 1532 y 1548

Encomendero Lugar Lugar actual Casas
1. Melchor Hernández Aguatique Ciudad Barrios
2.Cristóbal Cerón Apocopa Apopa 170
3. Pedro de Obregón Arambala Arambala
4. Miguel Díaz* Arcatao Arcatao
5.Juan Dávila (1532,1548) Atempa
Tepeagualpotón
Teouapa
Masahuat SA
Jutiapa
San Juan Talpa 60
80
6.Antonio de Melara (1532, 1548) Ateo Ateos Mitad de 170
7. Johan Díaz Ateo Ateos Mitad de 170
8. Julián de la Muela (1532,1548) Cacalula
Yzucar
Zapotlan San Julian
Huizucar
Santa Isabel Ishuatan ½ de 50
1/2 de 120
1/2 de 50
9. Juan de Medina* Cacatecoluca Zacatecoluca
10.Diego de Usagre Ciguateguacan Santa Ana 250-260
11.Juan Duarte Coazagua Cuisnahuat 115
12.Martín de Lora (1532,1548) Comayagua
Chaoqueca
Comayagua
Tequezacango Comasahua
Chinameca
Comasahua
San Marcos (San Salvador) 250

13.García de Alfaro Coyo Sacacoyo/Tepecoyo Mitad de 110
14.Ginés Muñoz Coyo Sacacoyo/Tepecoyo Mitad de 110
15.Juan de Quintanilla Coyultitun
Oloquita Cuyultitan
Olocuilta 100
Un tercio de 90
16.Pedro de Puelles Cuxutepeque Cojutepeque Un tercio de 400
17.Rodrigo Díaz Cuxutepeque Cojutepeque Un tercio de 400
18. Sancho de Figueroa (1532,1548) Cuxutepeque
Cinacantlan*
Yxtepeque Cojutepeque
Cinacantlan (Las Flores, norte de Jayaque)
Istepeque (San Vicente) Un tercio de 400
19.Pedro Núñez de Guzmán (1532,1544) Cuscaclán Antiguo Cuscatlan Mitad de 400
20. Juan Vazquez de Coronado* Cuscatan
21.Antonio de Bermúdez Cuscaclán
Texucla Antiguo Cuscatlan
Tejutla Mitad de 330
60
22.Ruy Vanegas Chacalingo
Sihuatepec
Zuzontepeque Chacalingo
Zihuatepeque
Sensuntepeque 75
Mitad de 55
120
23.Juan de Arévalo Chalchuapa Chalchuapa 300
24. Alonso Martín Granado* Chalchuapa
Coatepeque Chalchuapa
Coatepeque
25. Alonso Morcillo Chicongua
Tepezontle San Miguel y san Juan Tepezontes
26.Antonio de Rojas Chiconqueza Nueva Concepción CH Mitad de 43
27. Juan de Tovar* Chiconqueza
Guyciltepeque Nueva Concepción CH
Huisiltepeque (Cuscatlan)
28.Cristóbal Salvago (1532,1548) Chiltevpa
Xaratena
Xayacatepeque
Cencontepeque*
Chulteupan* Chiltiupan
Chalatenango
Jayaque
Sensuntepeque
Chiltiupan 30-40
Mitad de 60
230-240
29. Bartolomé García* Chinameca Chinameca (sur del lago de Ilopango)
30. Juan de Aguilar Gilopango/Tonacatepeque
Xaratena Ilopango/Tonacatepeque
Chalatenango 420
Mitad de 60
31.Pedro Alonso Gilobasco
Ozotecla
Ystepeque Ilobasco
Guacotecti
Istepeque Mitad de 57
Mitad de 57
Mitad de 125
32. Lope Pardo* Gilobasco
Metapa
Ilobasco
Metapan
33. Mancio de Ferraras* Guacotique
Yxtepeque Guacotecti
Istepeque (San Vicente)
34. Nicolás Palomares Guatepeque Coatepeque 50
35. Gaspar de Zepeda (1532,1548) Guazapa
Naozalco
Ziti-la Guazapa
Nahuizalco
Citalá 35
450
100
36. Antonio de Figueroa (1532,1548) Guymoco
Gueymoco Armenia
Armenia 300
37. Francisco Cabezas Lolotique
Masagua
Atempamacahua* Lolotique
San Antonio/San Pedro Masahuat
Masahuat (Santa Ana) 100
Mitad de 170
38.Francisco de León (1532,1548) Masagua
Sequechustepeque San Antonio/San Pedro Masahuat
Ayutuxtepeque Mitad de 170
39. Alonso de Alvarado Mazagua Santa Catarina Masahuat Mitad de 80
40.Diego Ruyz Mazagua Santa Catarina Masahuat Mitad de 80
41.Pedro Cerón (1532,1548) Metapa
Tequecisepeque Metapan
Texistepeque Dos tercios de 212
42. Gaspar Aviles de Sotomayor Moncagua Moncagua
43. Juan García Matamoros Nixapa
Tepezonte
Potonico Nejapa
San Juan/San Miguel Tepezontes
Potonico 45
Mitad de 100
44.Gómez de Alvarado Nunualco Los Nonualcos 1,000
45. Luís Dibues* Nonualco San Pedro Nonualco
46. Alonso de Oliveros Oloquita
Xocoyuco Olocuilta
Jucuapa 2/3 de 160
½ de 100
47. Juan de Molina (1532,1548) Opicon, Paluca y Chichigualtepeque
Ateo* Opico, Paleca

Ateos 65
48. Pedro de Arévalo Panchimulco Panchimalco 70
49. Agustín de Rodas* Panchimalco Panchimalco
50. García de Contreras Purulapa San Martín/San Pedro Perulapan Mitad de 350
51. Pedro de Liano Purulapa San Martín/San pedro Perulapan Mitad de 310
52. Alonso de Oliveros* Purulapa San Bartolomé Perulapía
53. Martín de Minarto* Purulapa San Pedro Perulapan
54. Lorenzo Cuyas Quezaltepeque Quezaltepeque LL 40
55. Francisco de Castellón Quecaltepeque
Teouapa Quezaltepeque
San Juan Talpa
56. Benito Pérez Quezaltepeque
Techonchongo
Izucar
Sihuatepec
Zuzontepeque Concepción Quezaltepeque CH
San Miguel de Mercedes
Huizucar
Siguatepeque
Sensuntepeque ½ de 50
½ de 120
½ de 55
120
57. Juan de Sedano Quezaltepeque
Techonchongo
Sihautepec Concepción Quezaltepeque CH
San Miguel de Mercedes
Siguatepeque Mitad de 55
Mitad de 55
58. Padre Pedro Ximénez Tacachico Tacachico 70
59. Antonio Docampo (1532,1548) Tecoylata
Siguatehuacan
Ciguateoacan*
Coyapango
Tonacatepeque
Xilopango Tecoluca
Santa Ana
Santa Ana
Soyapango
Tonacatepeque
Ilopango 600
60. Juan de Fuenterrabia Tequeastepeque/Tecomaclan Texistepeque/Tecomatan 190
61. Benito Méndez Tequezaquengo Santiago/Santo Tomas Texacuango Mitad 150
62. Pedro Gómez Tequezaquengo
Tomala
Santiago/Santo Tomas Texacuango
En Honduras Mitad 140
63. Alonso Velasco de Cordoba* Tequezaquenco Santiago Texacuango
64. García de Alfaro* Tequechonchongo San Miguel de Mercedes CH
65. Gonzalo Gallego Terniquetepeque Talnique 65
66. Luis Hernandez* Terlinquetepeque Talnique
67. Gravriel Teutepeque Teotepeque
68. Bartolomé Bermudez Texutla Tejutla
69. Cristóbal de Campos (1532,1548) Tonala Tonala 70
70. Graviel de Oviedo Xicalapa Jicalapa
71. Francisco Cabezas Xocoyuco Jucuapa Mitad de 70
72. Luís Díaz Xocoyuco Jucuapa 270
73. Manzio de Herrera Ystepeque Istepeque Mitad de 150
74. Francisco Girón* Ycalco Izalco
75. Juan de Guzman* Ycalco
Naolingo Izalco
Nahuilingo
76. Hernán Pérez Peñate* (1555+) Acaxutla
Cuxutepeque
Suchitoto
Tequezacango Acajutla
Cojutepeque
Suchitoto
Santo Tomas
77. Bartolomé Marroquín (hermano del Obispo Francisco Marroquín) Aguachapa Ahuachapan
78. Bartolomé de Molina ( sus hijos menores) Apaneca Apaneca
79. Alonso Pérez (sus hijos menores) Ataco Ataco
80. Bartolomé Reynoso Gueymango Guaymango
81. García López Gueymango
Juxutla Guaymango
Jujutla
82. Francisco López Miaguatlan
Naolingo Miaguatlan
Nahuilingo
83. Alonso de Luarca Quezalcoatitan Salcoatitan
84. Juan Paez Miaguatlan
85. Gómez Díaz de la Reguera Naolingo Nahuilingo
86. Marcos de Perea Tacachico Tacachico
87. Sebastián del Mármol Tacuba Tacuba
88. Francisco de la Cueva Tacuba Tacuba
89. Francisco Calderón Tacuscalco Tacuscalco
90. Graviel de Cabrera Tacuscalco Tacuscalco
91. Antonio de Salamanca Xoayoa Juayua

  • Tasación de 1548

Relación Marroquín 1532: los pueblos chontales en pie de guerra: Lolotique y Chinameca en San Miguel, Concepción Quezaltepeque y San Miguel de Mercedes (Techonchongo) en Chalatenango.

En la Relación Marroquín aparecen 10 poblaciones en guerra, de las cuales dos se encuentran en Honduras: Olozinga y Tomala. Cinco no pueden ser ubicados geográficamente y solo nos queda el recuerdo glorioso de sus nombres: Cocoyagua, Colopele, Conquín, Melarbarquin y Tulua. Y aparecen cuatro pueblos en pie de guerra o sea la resistencia chorti y lenca: lenca en Lolotique y San Miguel y chortí en Concepción Quezaltepeque y San Miguel de Mercedes en Chalatenango.

Los pueblos chontales que rechazaban pagar el tributo a los encomenderos: Jutiapa, Sensuntepeque, Jucuapa, Chinameca, Sihuatepec, Chalatenango ( Xaratena) y Citalá.

Aparecen diez pueblos mencionados, de los cuales tres no pueden ser ubicados geográficamente: Aganyla, Aguachi y Ocomox. Y los otros siete son Jutiapa y Sensuntepeque en Cabañas; Jucuapa y Chinameca en San Miguel, Sihuatepec en San Vicente y Chalatenango (Xaratena) y Citalá en Chalatenango.

La fundación de Sonsonate, 1553

En 1553, un 28 de mayo, veintiocho años después de la conquista, se funda La Trinidad con su puerto anexo, Acajutla, por el poderoso encomendero Diego de Guzmán, vinculado fuertemente a los círculos de poder de la Real Audiencia de los Confines, con sede en Guatemala. Únicamente 45 leguas separaban a Sonsonate de Santiago de Guatemala.

Luego de fundada esa tercera ciudad española, y obligados los encomenderos a habitarla, los comerciantes hábilmente lograron que se prohibiera visitar sus encomiendas, para de esta forma poder negociar directamente con las comunidades indígenas productoras del cacao. Naturalmente, los comerciantes se resistieron a esta medida y muchos siguieron viviendo en Izalco.

El contenido de los tributos pagados a los encomenderos

Los conquistadores rápidamente diseñaron una división del trabajo entre las comunidades indígenas tributarias, que tomaba en cuenta sus tradiciones productivas locales y les permitió así aprovechar las peculiaridades de cultivos y productos para el intercambio y su mantenimiento como clase dominante. A continuación hacemos una relación entre productos, territorios y encomenderos. La Relación Marroquín 1532 menciona 22 productos producidos por 49 pueblos tributarios de la provincia de Cuscatlan. En el caso del poblado de Cuscatlan, este producía maíz, piña, fríjol, chile, pavos, algodón, ropa, miel y cera.

PRODUCTOS TERRITORIOS ENCOMENDEROS
Maíz Cuscatlan Antonio de Bermudez
Algodón Cuscatlan Antonio de Bermudez
Chile Xilopango Antonio Docampo
Frijol Xilopango
Cuscatlan Antonio Docampo
Cacao Zuacanclán
Ateo
Chalchuapa
Mazagua
Johan Díaz
Juan de Arevalo
Alonso de Alvarado
Piña Cuscatlan Antonio de Bermudez
Semilla de melón (ayote) Atenpa Francico cabezas/ Diego Ruyz
Sal y pescado Coyultitan
Olquilta
Mazagua
Zuacanclán
Zoquiclan
Tecoylata
Toncla Juan de Quintanilla
Alonso de Olivares
Alonso de Alvarado

Antonio Docampo
Cristóbal de Campos
Pavos Olquilta Alonso de Olivares
Cera y miel
Olomina Xilopango Antonio Docampo
Camarón y chacalín Olquilta
Coyultitan Alonso de Olivares
Juan de Quintanilla
Ocote Xalate
Citala Juan de Aguilar
Ropa Cuxutepeque Hernán Pérez Peñate
Cerámica Apocopa Cristóbal Cerón
Cochinilla Metapa Pedro de Cerón
Cutaras Mazagua Alonso de Alvarado
Sandalias Mazagua (Santa Catarina Mazahuat) Alonso de Alvarado
Jornaleros Atenpa
Opicon
Paluca
Chichigualtepeque Francisco Cabezas/Diego Ruyz Juan de Molina
Juan de Molina
Juan de Molina

Por su parte, según la tasación de 1548 el Tributo Anual del poblado de Cuscatlan era el siguiente: Maiz: 20 fanegas, Algodón, 12 fanegas, trigo, 24 fanegas, fríjol, 4 fanegas, chile, 8 fanegas, fruta, 104 cargas, cera, 20 arrobas, miel, 20 cántaros, 312 gallinas, 312 docenas de huevos, 960 toldillos y 100 pares de cutaras y sandalias.

Mapa de Cuscatlan 1532

En 1532 solo había una ciudad española, la Villa de San Salvador, rodeada de pueblos indígenas en resistencia…

FMLN: la disyuntiva histórica

FMLN: LA DISYUNTIVA HISTÓRICA

Oscar A. Fernández O.

Sobrevivimos en una etapa en la que se ha moldeado como “credo universal”, la conocida máxima de F. Hayek, que afirma que justicia social no es otra cosa que una receta vacía, convencionalmente usada, para que cualquier reivindicación sin ninguna razón que la sostenga, sea aceptada. (The atavism of Social Justice in New Studies in Philosophy, Politics, Economics and The History of Idea, Routledge and Kegan Paul, London, 1978, pp. 57-68)

Sin embargo, más allá de la arrogancia y prepotencia con la que se exhibe el capitalismo global dominante, vemos surgir en su seno, procesos de incertidumbre y caos en lo económico, en lo ideológico y en lo político, generando una poderosa bomba de tiempo cada vez mayor. Pese a los teóricos de este modelo, la realidad nos demuestra que el fin de la historia está muy lejos de producirse. (Dieterich: 1999)

El Banco Mundial, asumiendo un rol de liderazgo frente al derrumbe de la ortodoxia capitalista global y el aumento exponencial de la pobreza y la marginación social en la mayoría de países del mundo, publicó su famoso Informe sobre el Desarrollo Mundial y La Pobreza. En él postula, que la reducción de la pobreza en el orbe es la máxima prioridad. Así, este propósito se catalogó como su objetivo fundamental, para el cual se lanzó un programa asistencialista.

A esta estrategia se le ha dado en llamar “el aggionarmento” (actualización) del modelo neoliberal, cuyos indicadores veinte años después, demuestran que ha sido un total fracaso. Ha quedado en evidencia que el neoliberalismo es una matriz móvil que conserva principios constantes (Ezcurra.:1998)

¿Puede entonces, obtener legitimidad, un nuevo proyecto histórico cómo alternativa al capitalismo, a su crisis sistémica y al empobrecimiento y marginación acelerada de las mayorías en el mundo? La legitimidad de una sociedad política, sostienen las nuevas academias críticas, se deriva de dos componentes fundamentales: los ordenamientos formales que determinan los mecanismos de acceso al poder, que deben ser transparentes y equitativos para todos los ciudadanos y, los preceptos materiales que son la razón de ser de la convivencia social.

La necesidad de un nuevo proyecto histórico revolucionario, se deriva no de un capricho ideológico, sino de la tragedia humana que ha producido el fracaso del capitalismo global, que no logró establecer las condiciones reales de democracia real y justicia social, que fueron las pretensiones originales del liberalismo, hijo de la Ilustración. “Quedan así destrozados los valores fundamentales del Siglo de las Luces y de la Ilustración” y todos somos llamados a legitimar esta “nueva era” incluso para fundamentar legalmente la desigualdad (T. Genro: 2000)

Frente a este desolado escenario, la tarea política más apremiante para la izquierda revolucionaria en El Salvador, consiste, en tanto alista su fuerza electoral para continuar con la transformación de la crítica realidad nacional (y contribuir a la lucha a nivel internacional), en construir respuestas en consulta con los amplios sectores populares de manera permanente, con la celeridad que una respuesta a la crisis demanda.

Contrariamente a la deshumanización capitalista, toda concepción científica dialéctica de la sociedad ha de partir de la naturaleza humana como la condición constitutiva más importante de un sistema social. Marx entendió y explicó al homo sapiens no solo como un ente histórico, sino también biológico, con determinadas estructuras no culturales. Primero es la estructura humana en general y después, la naturaleza humana modificada según cada época, apuntó en el Tomo I de El Capital (1863)
La ejecución de un nuevo proyecto histórico antitético, no sería factible solamente negando al neoliberalismo, pues esto no constituye una estrategia de cambio estructural. Tampoco parecen existir las condiciones para la revolución armada clásica, sobre todo en los centros del régimen dónde se concentra el poder global y en sus cercanías. La creación de las organizaciones obreras y de masas, no está siendo determinante, más allá de un esfuerzo organizativo abstracto, frente a la demanda urgente de resolver el complejo problema sociopolítico real. Sencillamente porque una organización sin contenido programático es simbólica y carece de sustancia política que, dialécticamente, es su razón de ser y le da vida y cohesión.
“La esencia de la sociedad participante es que los pueblos dejen de ser masas gobernadas y conduzcan su vida política y económica, conscientemente auto determinados”, sostiene Rosa Luxemburgo en el manifiesto de La Liga de Espartaco (1918), definiendo así la esencia participativa de los pueblos en el destino del Estado.

La izquierda salvadoreña debemos, a partir de ya, redoblar el impulso del programa de un nuevo proyecto histórico alternativo, más de allá de simples y puntuales estrategias electorales. Hay que delinear el Programa de la Nueva Sociedad Democrática Popular (participativa), que tendría dos funciones reales: la ideológica y la de poder, sostiene Dieterich (2001)
La base de su concepción, contenido y desarrollo no puede ser otra que el profundo arraigo a las masas, que constituyen la fuente de legitimidad y efectividad del poder.
La función ideológica y política del proyecto permitirá dar a conocer al pueblo y demás actores sociales, la nueva concepción de la realidad y del país y, a través de procesos de concienciación, lograr que el pueblo comprenda que es el nuevo sujeto de cambio.

La función de poder será la del cambio de correlación de fuerzas, entre los potentados capitalista y las fuerzas de la democratización real. Los cambios estructurales de fondo, que son necesarios para instaurar la democracia plena e incluyente, sólo pueden alcanzarse mediante un amplio y largo proceso de concienciación política y cultural entre las mayorías, que les permitirá transformarse de objetos de la historia en sujetos políticos, sabiendo que son capaces de cambiar la historia.

Yo, confesé a Julio Adalberto Rivera Presidente de la República (1962-1967)

Yo, confesé a Julio Adalberto Rivera Presidente de la República (1962-1967)

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Doctor Víctor Pinaud 

Corría el penúltimo fin de semana del mes de noviembre de mil novecientos sesentitrés, específicamente el día sábado veintitrés y se encontraba en su mayor apogeo y máximo esplendor el mejor Carnaval de Centroamérica el de mi querida, añeja, calurosa y acogedora ciudad de San Miguel; con un grupo de amigos un día antes me había desplazado para allá en un microbús el cual iba repleto de ricas y exquisitas viandas, abundantes y variadas bebidas con que le haríamos los honores correspondientes al dios BACO, con anticipación habíamos reservado un par de habitaciones en un reconocido hotel de la localidad. Llegó el día “D” y ataviado completamente con mi disfraz de cura: tonsura, biblia, sandalias, cíngalo y anillo de vidriantes que había conseguido con mentiras blancas gracias al coadjutor del Seminario de San José de la Montaña, empecé la fanfarria; las horas pasaban y este sacerdote amañado atendiendo veloz y felizmente a mi heroico, sufrido, estoico y generoso hígado, iba acompañado de mis compinches de viaje y un nutrido séquito principalmente de niños (as) y adolescentes de ambos sexos que gozaban de mis diabluras.

A eso de las once de la noche en una esquina me encontré a Julión, ataviado de mosquetero junto al alma, corazón y vida de ese gran carnaval a mi bien recordado Miguelito Charliax, Salvador Jauregui, Chano Avelar los hermanos Paz y Canales mi buen amigo y recordado el “Patío” Roberto Escobar García compañero de estudios en la Facultad de Derecho de mi inolvidable U.E.S., Cañón Cañas, el Comandante Departamental y otras autoridades del lugar, su minúscula seguridad y algunos miembros de su plana mayor presidencial y los de siempre: los gorrones. Alguien sacó una botella de whisky presidencial de lujo, un par de vasos, los insumos correspondientes y el Mandamás me dijo: “tomémonos un trago” “sí le dije” que al final no fue solo uno si no que varios; “¿bueno me preguntó y vos sos cura?” “¡sí le dije y te voy a confesar!”, se medio hincó, agachó la cabeza, me dijo un par de pecaditos que no los menciono por el secreto de confesión, hice que me besara para variar la mano izquierda, lo persigné, le hice la señal de la cruz en la frente y le dije: “andá con Dios hijo mío y tu séquito”, todos bien seriecitos. Como a las dos de la madrugada ya más etílico en la Jungla de los Leones, donde bailé en algunas ocasiones hasta de cabeza, al compás de la Billo’s Caracas Boy’s, Orquesta de Mujeres de México, y con la exuberante, bella y sensual Reina del Carnaval de Río de Janeiro a quien confesé y también a algunos integrantes de esos grupos musicales y de otras orquestas; en el cenit de la alegría se me acercaron dos jóvenes que a la distancia se notaba que eran oficiales del ejército y me dijeron: “señor cura lo manda a llamar el señor Presidente, quiere hablar con usted” y les contesté “no jodan déjenme seguir disfrutando con mis cheros y cheras” que por cierto estaban bien lindas, guapas y hermosas, pero al notar que no estaban bromeando les dije que sí, cuando llegué donde él se encontraba ya “más alegre” en una gran mesa llena de todo, acompañado de casi las mismas personas ya mencionadas y otras me dijo: “me jodiste, me domaste vos no sos cura” y le contesté “ni vos sos presidente” provocándole una gran carcajada y risotadas de toda su comitiva, diciéndome acto seguido “brindemos, sí le respondí pero con mis amigos también” al momento ya todos estábamos instalados. Al día siguiente departimos en el Pacífico.
Por esos años empezaba a estudiar leyes y un buen samaritano el Doctor Francisco Roque Serrano, amigo solidario y generoso me extendió su mano protectora para que en su bufete, situado al costado sur del Palacio Nacional, me instalara sin costo alguno. Ese gesto desinteresado se lo agradeceré siempre. Dicho despacho estaba ubicado a pocos metros de la farmacia Vestal y de la cafetería Atyocoyo; días después de la famosa confesión una tarde entre cinco y media y seis por pura casualidad me encontré en esa misma esquina a Julión, conduciendo su moto Harley Davidson, platicamos un momento y según acuerdo tácito quedamos de vernos de vez en cuando en ese mismo lugar; otras veces casi a la misma hora por ese mismo sitio pasaba manejando su escarabajo Volkswagen color azul ,si no me equivoco, sin ningún acompañante no como ahora. Después nos seguimos viendo con cierta regularidad cosechando auténticamente cierta amistad hasta su muerte, que lamenté mucho y siempre me comentó “me domaste cura jodido y pícaro”, tenía todos mis números telefónicos y yo sus personales y privados, jamás le pedí un favor, prebendas ni ganguerías. Muchas veces nos encontramos en el original Drive-in Don Pedro a altas horas de la noche y de la madrugada, solito como siempre, me llamaba a su mesa cuando degustaba su predilecta sopa Pavesa acompañándonos un par de heladas o buen licor, un trío o el inolvidable “El Solitario” y así llegamos a vosearnos, él me decía cura o Tito y yo Julio o Julión. Tenía fama de enamorado, compartíamos nuestras cuitas y hasta cierto punto llegamos a sincerarnos, pero jamás hablamos de política, creo nos convenía. Un día de tantos me dijo: “llegá a la Casona y pídeme lo que quieras” pero yo ya pertenecía a organizaciones de izquierda universitaria y de otra índole como la Asociación Juventud 5 de Noviembre, controlada por el P.C. y el Instituto Celestino Castro. En nuestra casa se reunían clandestinamente la cúpula del Partido Revolucionario Abril y Mayo (P.R.A.M.) que según mi parecer pertenecía al Partido Comunista y consideré que no era ético y sí muy peligroso involucrarme hasta esos límites; además ni papá Alfredo Pinaud había regresado del frente de guerra de luchar contra el fascismo en la segunda guerra mundial, ingresando triunfalmente en Paris con los franceses libres al lado del General Charles de Gaull y en nuestro hogar se respiraban las veinticinco horas del día: igualdad, libertad y fraternidad.
Supe que Julión y ya lo habíamos platicado, había sido condenado a muerte por el masacrador, torturador y asesino del pueblo, el orate y dictador de las aguas azules Maximiliano Hernández Martínez, a raíz de la insurrección de abril de 1944 que fracasó, pero por la huelga de mayo de brazos caídos de todo el pueblo que lo derrocó, Julión se salvó del paredón; estuvo exiliado en México y según me comentaron allá tuvo simpatías y acercamientos con el partido comunista que lideraba Vicente Lombardo Toledano.
Fui jefe de barra del equipo de fútbol de primera división de la U.E.S., la cual jamás invadió, algo que siempre admiré y se lo dije; él me había dicho que era su seguidor y me lo demostraba ya que siempre que jugaba mi equipo lo iba a ver a platea o tribuna y yo en sombra derecha, casi siempre me mandaba a traer para que departiéramos e incluso supe que por medio de una tercera persona le ayudaba económicamente a los escarlata. Cuando Rivera murió lo sentí mucho, consideré que siempre supo y nunca lo dudé en qué pasos andaba, pero jamás hubo la menor insinuación de parte de él de que cambiara mi ideología o pensamiento. Un día antes de ese carnaval de 1963, habían mandado a asesinar a Jhon F. Kennedy presidente de U.S.A., la mafia, la gusanera de Miami, la ultra derecha reaccionaria de esa gran país y la CIA y no como la “gran prensa seria, televisión y radio”, infructuosamente quisieron convencer al mundo entero que había sido Lee Harvey Oswald chivo expiatorio de ese magnicidio.
Sobre esta anécdota que marcó mi vida para siempre, que por cierto ha sido demasiado feliz han escrito en libros Carlos Veliz dramaturgo radicado en los Estados Unidos, Narciso de la Cruz (Chicho), Fito Castro y mis bien recordados y estimados Guayo Molina y Neto Buitrago y por allí hay un par de panfletos sobre este acontecimiento; también mi amigo Don Cristóbal Iglesias (Hilarión Juárez) de grata recordación me dedicó un par de artículos en el Diario El Mundo. Deseo aclarar que ha pasado medio siglo después de aquel hecho histórico para mi existencia y eso debe tomarse muy en cuenta, si acaso me he equivocado en fechas, nombres y lugares no ha sido mi intención, mis disculpas del caso apelando al beneficio de que ya estoy jurásico (74 primaveras); he contado esta historia a mi modo y estilo, no soy escritor y he querido darle cierto toque de realismo mágico, pero hay una realidad indiscutible e irrefutable y sin el menor asomo de duda, soberbia o vanidad digo: que soy el UNICO que no siendo cura sino amañado ha confesado a un Presidente de la República de nuestro querido, heroico, solidario, revolucionario y estoico país. Fui quince años seguidos a esa fiesta Centroamericana con ese disfraz y embauqué perdón confesé, a muchísimas personas de todos los estratos sociales desde millonarios a indigentes, hombres, mujeres y niños (as) de todas las edades y me hice chero de verdaderos curas y monjas que creyeron en mí, sin nunca decirles que nada más era una forma de sentirle el verdadero gusto a la vida que es tan bella.

Me propuse como punto de honor escribir sobre este hecho tan significativo para mi vida, hasta cuando cumpliera cinco decanas después de haber sucedido, siempre y cuando mi SER SUPERIOR me diera esta bendita oportunidad.

El factor Funes en la pugna electoral salvadoreña para el 2014

El factor Funes en la pugna electoral salvadoreña para el 2014 Por Roberto Pineda 28 de noviembre de 2013

El matrimonio Funes-FMLN se mantiene para el 2014

La decisión del presidente Funes de mediados de septiembre de este año, de lanzarse de lleno a la campaña presidencial en contra del candidato de ARENA, a favor del candidato del FMLN así como de abandonar su estratégico apoyo tácito al candidato de la coalición Unidad, modifica sustancialmente la correlación de fuerzas existente y a dos meses del evento electoral, repite la hazaña realizada como candidato en octubre de 2008, colocando de nuevo al FMLN en una situación de ventaja, esta vez para continuar en el ejecutivo. El matrimonio se mantiene.

La decisión del presidente Funes seguramente obedece a una valoración realista sobre los magros resultados en las encuestas del proyecto político del expresidente Saca, el cual no logró cuajar como se esperaba, lo que orientó al Presidente a buscar una nueva alianza con el FMLN, la cual quedó simbolizada por la decisión presidencial del 23 de septiembre de revertir la prohibición a sus funcionarios de participar en actividades de proselitismo partidario. Esta prohibición venía de enero de 2011 y la sanción era drástica: la separación de sus puestos. Es tiempo de campaña.

A continuación haremos un recorrido por las características y consecuencias de este movimiento del presidente Funes, sobre su Némesis, el expresidente Flores y el G-20, sobre el anterior estancamiento en las encuestas y sus causas, sobre el derrumbamiento de Saca, situación del FMLN y de ARENA, la ANEP, la Embajada (ya se sabe de que país) y finalmente, el movimiento popular y social, para aterrizar en algunas perspectivas.

El Cid Funes en pie de guerra

La santa cruzada del presidente Funes en contra de la corrupción que caracterizó los tres primeros gobiernos de ARENA, excluyendo el cuarto gobierno del presidente Saca y priorizando el tercero del presidente Flores, ha conducido a una situación en la cual por vez primera en el país, son puestos en el banquillo de los acusados personajes simbólicos de la otrora poderosa oligarquía. Es una singular operación política que le permite capturar tres pájaros de un solo intento: arrinconar y humillar a la derecha, favorecer electoralmente al FMLN y cumplirle a los Estados Unidos el compromiso de “luchar contra la corrupción.”

Y haciendo uso adecuado de los mecanismos de las espadas de Toledo forjadas para servir los intereses oligárquicos, el presidente Funes ha logrado obligar al Fiscal a procesar a los responsables del entuerto CEL-Enel; cerrarle farmacias por medio de la DNM al ex ministro de Economía y hasta emplazar públicamente a la diputada más votada de ARENA, a través del Presidente de la Corte de Cuentas. Y finalmente la difusión roja para el ex ministro Jorge Nieto por parte de INTERPOL, pero no para Gutiérrez. Cosas veredes, amigo Sancho.

Pareciera ser que en la actualidad el enfrentamiento político entre el presidente Funes y el expresidente Flores se ha traslado al terreno judicial y ha venido a desplazar a la tradicional pugna electoral entre los tres candidatos presidenciales, Quijano, Sánchez Ceren y Saca.

Y en el caso que ganara el FMLN, que ahora es más probable, el gobierno de Sánchez Ceren contaría con presencia de los Amigos de Mauricio y de los Amigos de Vanda, entre estos el PSD. Ojala que el presidente Funes haya hecho ya los suficientes amarres para que no le suceda lo que le pasó al FMLN luego de ganar las elecciones presidenciales del 2009, que ganó pero no gobernó.

Y ojala que el presidente Funes también haya hecho los arreglos para el caso que ganara el candidato de ARENA, y que se desate como tormenta de agosto, toda la furia oligárquica sobre aquellos y aquellas que osaron desafiar a los patronos de la finca cafetalera.

La triste historia del malvado y ahora marchito Flores

Puesiesque una vez vinieron unos visitantes de tierras lejanas de waiwan y le entregaron confiados un sobre con tres cheques al rey de las flores y este decidió guardarlos a su nombre en un banco cercano, para cuando dejara de ser rey…

En mayo de este año, los preocupados dueños del partido ARENA, entre estos el poderoso Ricardo Poma, decidieron dar un golpe de timón a la frágil candidatura de Quijano, mediante la selección del expresidente Francisco Flores para conducir la campaña electoral.

Y los resultados iniciales fueron notorios: se logró unificar al sector oligárquico del gran capital alrededor de la candidatura de Quijano, y de esta manera disminuir los costos provocados por la salida de Cristiani del COENA. Asimismo se logró en parte revivir la identidad combativa de derecha. El Gritón fue el símbolo de este cambio. Pero parece que ya este florecimiento se ha marchitado.

No obstante esto, Flores se ha convertido en el enemigo numero uno del presidente Funes por su destacado papel al frente de la campaña de Quijano. Es el enemigo a vencer. Es un duelo a muerte que no ha concluido y que tiene fecha límite para ejecutarse públicamente el 2 de febrero de 2014. Pero Flores no está solo y sabe que representa a poderosos intereses empresariales que no se ven obligados a medir fuerzas cada cierto tiempo en pedestres lides electorales, sino que son bienes patrimoniales. No son cargos públicos sino son cargos privados.

Las encuestas congeladas

A excepción de la candidatura de Saca que logró a partir de febrero crear la impresión que asistiríamos a una disputa entre tres, la debilidad de las otras dos candidaturas no ha permitido que en las encuestas superen las marcas de los 30 puntos, no obstante los cuantiosos recursos invertidos.

A la base de esta situación se encuentra la percepción por parte de sectores importantes de la población, que los partidos políticos representan grupos de interés y que no representa sus aspiraciones más sentidas de trabajo y seguridad. Esto hace que la fortaleza de los partidos se expresa en su “voto duro” y no en su relación con la sociedad. Y es únicamente ARENA y el FMLN los que poseen este “voto duro”.

Los sueños de Saca sueños son

La pretensión del expresidente Antonio Saca de arrebatarle la corona a los dos partidos mayoritarios esta en apuros. No obstante que este proyecto político cuenta con un líder carismático, a estas alturas del partido es evidente y las encuestas lo comprueban que su mensaje de conciliación de clases no logró cuajar en la población. Y es que la polarización no es un invento “de los políticos” sino que responde al enfrentamiento histórico de dos fuerzas sociales: oligarquía y movimiento popular. No obstante esto, Saca representa a sectores de derecha y a fuerzas empresariales no oligárquicas, que seguirán buscando canales para expresarse políticamente.

La lucha de clases es una realidad y su canalización a través del enfrentamiento político entre ARENA y el FMLN es un resultado histórico; producto de intereses en pugna que son irreconciliables, y que incluso se manifestaron anteriormente como un largo enfrentamiento militar. En este marco tanto ARENA como el FMLN son instrumentos políticos, construcciones realizadas por estas fuerzas sociales.

Si ARENA como en el pasado la Democracia Cristiana o el PCN dejan de representar estos intereses desaparecen o se vuelven irrelevantes. Lo mismo pasaría si el FMLN deja de representar este polo de contradicción, en defensa de los intereses populares y termina asimilándose al sistema, necesariamente surgirá otra fuerza que terminara reemplazándolo.

Para la mayoría de la gente en el caso del FMLN y de ARENA, esto no es así en la actualidad. Y el fracaso de Saca esta vinculado a esta percepción popular de rechazo a la conciliación de clase, que refleja a su vez un nivel significativo de conciencia de clase. La gente quiere seguir luchando. Y esto es positivo porque el sueño de la oligarquía y del imperio es lograr volver a adormecer a las mayorías populares; mientras que nuestro sueño debe ser aprovechar la acumulación histórica lograda para acerca la ruptura con el sistema capitalista vigente.

Los gemelos de la guerra y de la posguerra, ARENA y el FMLN

Tanto ARENA como el FMLN son los representantes de dos proyectos históricos nacidos de una misma entraña: la sociedad salvadoreña de principios del siglo pasado. Y no es casual que ARENA inicie sus campañas electorales en Izalco. Ahí están las raíces que le dan sentido a sus esfuerzos políticos. Ahí quedaban sus cafetales, y sus obrajes añileros, y antes sus cacaotales. Izalco es para ARENA el símbolo de la oligarquía victoriosa en el 32. Y el símbolo de una posible victoria en el 2014.

Y para el FMLN Izalco debería ser el símbolo de la resistencia. Es para el movimiento popular el símbolo de nuestros muertos queridos. El símbolo de nuestros sueños de paz, justicia y socialismo. En la figura de Ama ahorcado en la ceiba del parque se encuentra parte importante de nuestra identidad de lucha. Morir peleando y vivir luchando. Izalco debería ser para el FMLN el símbolo de la victoria del 2009 y hasta del 2014.

Durante ochenta años las fuerzas sociales que representan a ARENA y al FMLN han venido enfrentándose. Fuimos derrotados militarmente en el 32 y la oligarquía impuso una férrea dictadura militar. Nos levantamos en el 44 y fuimos de nuevo golpeados, aplastados. Nos levantamos en pie de guerra en los 80 y logramos en el 92 la paz de la democracia pero no la paz de la justicia. En el 2009 llegamos al gobierno pero no al poder. En el 2014 la lucha continúa…

La ANEP

La aguerrida actitud del presidente Daboub de ANEP refleja la preocupación de la oligarquía. Antes en los años sesenta cuando surgieron gremialmente, les preocupaban la organización de los trabajadores en sindicatos porque iban a exigir mejores salarios…Antes en los años setenta les preocupaba que los izquierdistas de la UNO iban a ganar las elecciones…Antes en los años ochenta les preocupaba que los guerrilleros iban a tomar el poder y nacionalizar sus empresas…hoy les preocupa Alba Petróleos, les preocupa y debemos alegrarnos la disputa en el corazón del sistema, la disputa por la plata…

La Embajada

Cada vez con más frecuencia la embajadora Aponte abandona su estudiada actitud respetuosa y emite opiniones que dejan entrever la naturaleza imperial de su función. En particular en la necesidad de alinear la política de seguridad con las necesidades de la lucha antidrogas liderada por varias agencias estadounidenses, entre estas la DEA. Indicó la puertorriqueña que “el FOMILENIO se firmará cuando las condiciones estén correctas para que el convenio florezca.”

Y para esto se utiliza el donativo del FOMILENIO II ($365.2 millones), que es un proyecto orientado por una parte, a entregar a empresas estadounidenses del turismo las costas del pacifico salvadoreño y por la otra, a establecer una mayor presencia de las agencias estadounidenses de lucha anti-droga. Pero para esto necesitan contar con un andamiaje jurídico que les permita echar adelante estos planes.

Y piezas claves de este andamiaje son por una parte, la Ley contra el Levado de Dinero y de Activos y por la otra, reformas a la Ley de Asocios Público Privados. Y el presidente Funes y el Fiscal Martínez son los encargados de garantizarle al imperio estos dos requisitos, y en particular doblarle el brazo al FMLN para que acepte la inclusión de “partidos políticos” en la primera ley y para que acepte la privatización de bienes públicos como el agua en la segunda. El FMLN comprende que ceder en este asunto equivale a colocarse una soga al cuello, y le da largas al asunto, pero las presiones son muchas y de diversas fuentes y no extrañaría que terminara cediendo.

El movimiento popular y social

Durante el 2013 el movimiento popular y social no logro superar su situación de atomización y precarización. Los movimientos reivindicativos fueron pocos y estuvieron limitados a aumentos salariales en las áreas de salud y educación, así como movimientos de excombatientes así como de vendedores y empleados municipales.

A nivel nacional, la Coordinadora Intersindical Rafael Aguiñada Carranza, CIRAC impulsada por Andes 21 de Junio, junto con la Concertación Popular por un País sin Hambre y Seguro, COMPHAS se perfilaron como los principales referentes del movimiento popular, pero sus convocatorias fueron las tradicionales de la Marcha del 1ro de Mayo y no impulsaron ninguna lucha nacional significativa. Están maniatados por compromisos partidarios.

Entre las causas que explican esta situación de debilidad del movimiento popular y de sus luchas, no obstante la profunda crisis socioeconómica, se encuentra la dificultad política e ideológica de enfrentarse a un gobierno de izquierda; la incidencia de altos niveles de organicidad al respecto del FMLN, la ausencia de nuevos lideratos populares y sociales, el abandono ideológico por parte de la izquierda, el crecimiento de la inseguridad social y la influencia de un pensamiento conservador que desde las iglesias y universidades, incluyendo la UES, golpean la conciencia de los sectores populares, en especial de la juventud y los empujan a la confusión posmodernista, al sometimiento y la desmovilización.

Perspectivas

De mantenerse esta tendencia, hoy predominante, la coalición entre FMLN y fuerzas de centro-izquierda representada en las figuras del presidente Funes y de su esposa, Vanda Pignato gobernaría en los próximos cinco años dándole continuidad al actual proyecto político, con lo cual se mantendrían los programas sociales e incluso podrían ampliarse, pero a la vez se beneficiaría y se respondería a sectores del capital transnacional.

Incluso en el remoto caso que la Sala de lo Constitucional le ofreciera una salida honrosa a Saca de la competencia electoral, el presidente Funes podría jugar un papel clave para atraer a estas fuerzas y asegurar así un gane en primera vuelta.

Asimismo para mantener esta ventaja, es importante para el FMLN mantener la política del cese a los ataques a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la CSJ así como evitar ser percibido como un partido que es igual a los demás y que a nivel legislativo, sigue obedientemente la agenda de GANA.

Pero no puede descartarse que la derecha oligárquica representada en ARENA logre recomponerse, remontar lo perdido y lograr “recuperar” El Salvador para sus negocios. Es una posibilidad. Para los Estados Unidos, no obstante su pretendida neutralidad, sería una opción claramente más conveniente que ver surgir un nuevo régimen “alineado” a Venezuela. Y recién termina de resolver favorablemente la continuidad de proyecto golpista en Honduras.

Únicamente el movimiento popular con sus luchas políticas y reivindicativas, puede garantizar un avance hacia una ruptura con el sistema y romper el círculo de acomodamiento existente; otros sectores efectivamente pueden contribuir a derrotar a la derecha pero a la vez ayudan a consolidar el sistema de explotación vigente. Contribuir a su fortalecimiento y a la construcción de poder popular es por lo tanto una tarea estratégica para avanzar y evitar la restauración oligárquica, en una situación en la que el capital transnacional ha pasado a ocupar la posición hegemónica y la oligarquía juega un papel subordinado.-

Unicornio azul

Unicornio azul
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Por Marvin Galeas * Miércoles, 27 de Noviembre de 2013

Una de las más hermosas canciones de Silvio Rodríguez y quizá de las mejores escritas en lengua hispana en las últimas décadas es “Unicornio azul”. La primera vez que yo la escuché no fue precisamente en voz del cantautor cubano, sino cantada por Claudio Armijo, que fusil terciado y guitarra en mano la cantaba con un sentimiento que bordeaba las lágrimas. Era el año de 1982, año duro de la guerra. Un copioso invierno anegaba los montes y las almas.

Chico, seudónimo del primer hijo del poeta Roberto Armijo, era uno de los principales comandantes de campo de la guerrilla. Se había destacado en los difíciles frentes de guerra de San Vicente y Guazapa. Pero en los primeros meses de 1982 fue llamado a Morazán para junto a Jorge Meléndez, y Juan Ramón Medrano conducir la campaña militar “Comandante Gonzalo”, la que terminó siendo una de las más complejas y exitosas operaciones de las fuerzas guerrilleras.

Pero ese mediodía, para mí la hora más melancólica del día, no sé por qué, Claudio Armijo, no parecía un guerrero, sino un trovador con el corazón roto. Y no era para menos, hacía sólo unas semanas, en hechos separados, su mamá había sido secuestrada y su entrañable hermano Manlio, de seudónimo Juan, había muerto combatiendo a las fuerzas élites del batallón Cobra en Tegucigalpa.

“Mi unicornio azul ayer se me perdió/ pastando lo dejé y desapareció/ cualquier información/ bien la voy a pagar/ las flores que dejó, no me han querido hablar…” Cantaba el espigado y miope comandante rasgando la guitarra y desgarrando la voz. Su único público era yo, que lo escuchaba asombrado por el sentimiento que ponía en cada sílaba y sabiendo, claramente, que se refería a la pérdida de un ser amado, en este caso dos.

Manlio, el segundo hijo del poeta, Armijo, era el más irreverente de todos los guerrilleros. Pero uno de los más osados. Es famoso a nivel mundial el afiche donde se eternizó apostado en una esquina de San Salvador, disparando a la Guardia Nacional con una subametralladora UZI. Tenía 21 cuando perdió la vida. Y ese mediodía Claudio, su hermano, lo recordaba: “Mi unicornio azul ayer se me perdió/ no sé si se me fue/ no sé si se extravió/ y yo no tengo más que un unicornio azul”.

Y luego quizá pensando en su madre desaparecida en ese momento decía “si alguien sabe de él/ le ruego información/ cien mil o un millón yo pagaré/ mi unicornio azul, se me ha perdido ayer, se fue…” Pero en las guerras nadie puede permitirse el lujo del dolor por la pérdida de un ser querido por mucho tiempo. Porque eso ocurre a cada momento y porque el espíritu no puede ni debe flaquear o por lo menos hay que luchar contra ese sentimiento.

Después de terminar la canción cantando con especial énfasis la parte que dice: Mi unicornio y yo hicimos amistad/ un poco con amor/ un poco con verdad/ con su cuerno de añil pescaba una canción/ saberla compartir era su vocación”, Claudio me miró con profunda tristeza.

Puso la guitarra a un lado y, fusil en mano, se fue a estudiar junto a otros comandantes los mapas que dibujaban los escenarios donde se librarían las próximas sangrientas batallas. He escuchado decenas de explicaciones sobre la canción “Unicornio azul”. Desde una, creo que es la más certera, que habla sobre la amistad entre Silvio y Roque Dalton, hasta algunas que se refieren a la pérdida de un bolígrafo o un capotasto azules.

Para mí que se refiere al dolor que provoca una pérdida más profunda: Una muerte, marcharse de la patria, una casa que se deja, un hijo que se va, un amor de pareja que se rompe. Los últimos versos de la canción son un escándalo de imágenes en ese sentido: “Mi unicornio azul ayer se me perdió/ y puede parecer acaso una obsesión/ pero no tengo más que un unicornio azul/ y aunque tuviera dos/ yo sólo quiero aquel/ cualquier información la pagaré/ mi unicornio azul se me ha perdido ayer/ se fue…

Samir Amin: «Por su lógica interna, la acumulación capitalista a escala mundial es polarizante»

20 de septiembre de 2010
Samir Amin: “Por su lógica interna, la acumulación capitalista a escala mundial es polarizante”
Durante el pasado mes de marzo, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México organizó el Seminario Internacional “Las alternativas democráticas y el mundo actual”, entre cuyos asistentes se destacó la presencia del economista Samir Amin (1931). De origen egipcio, Amin a dedicado gran parte de su obra al estudio de las relaciones entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Crítico implacable del comunismo estalinista, lo es también de la globalización capitalista. Al primero lo acusa de no haber llegado nunca a ser un sistema socialista y de establecer a un nuevo tipo de burguesía burocrática en el poder. A la segunda le achaca la generación de la mayor desigualdad entre países ricos y pobres que registra la historia de la humanidad. Amin sostiene que la contradicción centro/periferia es inmanente al desarrollo del sistema capitalista mundial y que, así como el capitalismo nació en la periferia de las grandes civilizaciones, el socialismo será posible a escala mundial sólo a condición de una revolución en la periferia del capitalismo. Graduado en París en Ciencias Políticas, Estadística y Economía, es autor de una extensa obra que comprende, entre muchos otros ensayos, a “L’accumulation à l’échelle mondiale” (La acumulación a escala mundial), “L’échange inégal et la loi de la valeur” (El intercambio desigual y la ley del valor), “L’impérialisme et le développement inégal” (El imperialismo y el desarrollo desigual), “La loi de la valeur et le matérialisme historique” (La ley del valor y el materialismo histórico), “La gestion capitaliste de la crise” (La gestión capitalista de la crisis) y “Les défis de la mondialisation” (Los desafíos de la mundialización). Estando en la Ciudad de México, el autor concedió la siguiente entrevista al economista mexicano José Gandarilla Salgado, a la politóloga argentina Karina Moreno y al politólogo italiano Massimo Modonesi:

En su interpretación ¿Cómo estudiar hoy el capitalismo, qué se mantiene vigente de la crítica de la Economía Política y del materialismo histórico, y qué habría necesidad de repensar?

Se trata de una cuestión compleja, que cubre muchas dimensiones del problema. En primer lugar, y no soy el único en pensarlo, el capitalismo es un sistema mundial. El análisis del capitalismo como sistema mundial no se puede reducir al análisis del modo de producción capitalista como modo de producción abstracto, del cual se puede suponer simplemente la extensión geográfica a todo el mundo. El concepto de modo de producción sigue siendo fundamental pero el concepto de capitalismo como sistema mundial es distinto. Este es un punto de partida metodológico muy importante porque en el análisis o en las pretensiones analíticas de la economía dominante, y también desgraciadamente en muchos análisis del capitalismo que se reivindican del marxismo, está presente una confusión entre estos dos niveles, o por lo menos la separación de ambos conceptos no está hecha en términos suficientemente claros. En segundo lugar, si analizamos el capitalismo como sistema mundial, creo que podemos estar de acuerdo en la existencia de un modo de producción capitalista y que, a este nivel de abstracción, el análisis de Marx en “El Capital” es, no solamente primordial, sino que el mismo no ha sido superado. Cabe enfatizar que este análisis sigue siendo fundamental y válido para el capitalismo en todas las etapas de su desarrollo, prescindiendo de las novedades surgidas entre una etapa y la otra. Sin embargo, al observar al capitalismo como sistema mundial constataremos que es un sistema mundial polarizado, en el sentido que ha generado una desigualdad sin precedentes en la historia de la humanidad. En tiempos de la Revolución Industrial la relación de la productividad media anual por familias (las cuales eran en un 80 a un 90% rurales), mostraba una diferencia muy reducida, según varias estadísticas era una relación de 1 a 1.3, una distancia sin importancia, con un 30% de diferencia máxima. Esta distancia creció con el transcurrir de los siglos hasta llegar actualmente a una relación de 1 a 60. Un fenómeno gigantesco, probablemente el hecho social e histórico más impresionante de la historia de la humanidad. A pesar de esto, la economía dominante no se interesa por este hecho y desgraciadamente la economía marxista no le ha reconocido la centralidad que merece. Un hecho de tal amplitud es inmanente a la expansión mundial del capitalismo, no es un producto de la coyuntura, de especificidades concretas locales que de por sí existen. Por su lógica interna, la acumulación capitalista a escala mundial es polarizante. Creo que la razón por la cual es polarizante es muy sencilla de entender. Si observamos el capitalismo como modo de producción, el concepto implica en una zona geográfica cualquiera, que podemos llamar Estado, una integración del mercado en sus tres dimensiones: mercado de las producciones, del trabajo y del capital. Por otro lado, un análisis del capitalismo como sistema mundial nos mostrará que la tendencia a la integración es creciente. Como mercado de los productos, comenzó con las materias primas y después se extendió a los productos terminados, mientras que hoy es evidente una tendencia a la integración de los mercados de capitales. Pero esto no vale para el trabajo, las fronteras continúan existiendo, y los mexicanos lo saben bien, el Río Grande existe. Pienso que un mercado integrado del capital sin un mercado integrado del trabajo produce la polarización. Podríamos demostrarlo en forma muy sencilla. Dicho esto, es necesario analizar el capitalismo como sistema mundial más en detalle. Examinar las distintas fases sucesivas de esta polarización centro/periferia (que se puede nombrar norte/sur, desarrollo/subdesarrollo, primer mundo/tercer mundo, es simplemente una cuestión de vocabulario). Hay que observar el capitalismo fase por fase, cada una con sus características, las cuales dependen principalmente de las relaciones sociales, en los países del centro como en los países de la periferia, con las variantes existentes en cada uno de ellos. Debemos partir de estas relaciones sociales y ver como se articulan con la ley de la expansión mundial del capital y cómo ésta entra en contradicción con las especificidades de las formaciones sociales de los centros y de las periferias en cada una de esas fases. Finalmente, definir cada una de esas fases en función de las características dominantes de esas relaciones sociales. No estoy hablando del desarrollo tecnológico, aunque no niego su relevancia, pero la mayor parte de los análisis de la historia del capitalismo arrancan del desarrollo de la tecnología como si se desarrollara en forma autónoma, como producto de la ciencia, y determinase un tipo de desarrollo de las relaciones sociales. Por el contrario, parto de las relaciones sociales y después observo cómo el desarrollo tecnológico se inserta en ellas, las modela y se ajusta al desarrollo de las mismas. De esta historia del capitalismo, sobre la cual podríamos discutir mucho, tomaré solamente la anteúltima etapa, la que comienza en la segunda posguerra, la etapa abierta por la doble derrota del fascismo y del colonialismo, del viejo colonialismo que negaba la independencia a los pueblos de Africa y de Asia, sin negar la importancia de las rupturas revolucionarias en Rusia, en China y en otros países. Desde ese momento se abre una fase que durará alrededor de medio siglo, de 1945 a 1990, si queremos poner fechas precisas. Esta fase se caracterizó, en los países del centro capitalista desarrollado, por una relación capital-trabajo relativamente menos desfavorable al trabajo como nunca en la historia del capitalismo. Si queremos utilizar una terminología italiana, por un “compromiso histórico” entre capital y trabajo que fue la base objetiva del “estado de bienestar” en occidente. Tenemos después una segunda familia de compromisos históricos en los países del socialismo realmente existente, y un tercer grupo resultado de los movimientos de liberación nacional en Africa y en Asia, mientras en América Latina, que era formalmente independiente, el desarrollismo y el populismo. Se trataba de formas sociales seguramente contradictorias y conflictivas, pero también fundadas sobre ciertos equilibrios. Esta página ya ha sido dada vuelta, aunque no por la caída del Muro de Berlín o por el fin de la Guerra Fría, sino por la erosión gradual de los tres modelos: el modelo soviético, el estado de bienestar y los modelos nacional-populistas de las periferias africanas, asiáticas y latinoamericanas. Esta erosión ha conducido a un desequilibrio en la correlación de fuerzas sociales a favor del capital en todas las regiones del mundo y ha permitido crear las condiciones de la ola neoliberal en la cual nos encontramos.

Volviendo a la última parte de la primera pregunta, que de suyo abre todo un panorama. Pensando en la necesidad (en términos metodológicos y epistemológicos) de reafirmar un pensamiento crítico (incluso de pensar a la economía muy ligada a la ética), en su opinión, ¿cuáles serían las exigencias que debiera cubrir este tipo de pensamiento?

Esta pregunta es todavía más compleja que la primera y plantea varias cuestiones simultáneamente. No voy a poder responder a todos los puntos, voy a escoger solamente algunos. Es necesario distinguir desde el punto de vista epistemológico las Ciencias Naturales de las Ciencias Sociales, del pensamiento social para decirlo en forma más correcta. Para simplificar, en las Ciencias Naturales la naturaleza es el objeto de observación, en las Ciencias Sociales el objeto, la sociedad humana, es al mismo tiempo el sujeto de su propia historia, es un nivel social totalmente distinto. De cualquier manera, sostengo que es necesaria una actitud científica en relación a ese objeto que es también sujeto; no un discurso ético o ideológico sin relación con la realidad, sino un análisis lo más científico posible. En este análisis, creo que estamos frente a una realidad y creo que podemos llamarla capitalista sin equivocarnos, con un determinado número de características fundamentales, que el modo de producción sea el eje central, así como fue analizado históricamente por Marx, o sea el capitalismo como sistema mundial, como he intentado describirlo rápidamente antes. ¿Cómo analizar esta realidad? ¿Cuáles son los instrumentos y por qué escogerlos entre otros? Observamos cómo el pensamiento burgués analiza esa realidad, no sólo la economía, sino el conjunto constituido por la visión filosófica, social, ideológica, política y económica. Para hacerlo hay que remitirse a Adam Smith, que es el fundador del pensamiento burgués moderno, o mejor dicho, el que reunió en forma coherente los fragmentos que circulaban en la época. Adam Smith avanza en la hipótesis, que no es formulada en términos de hipótesis sino de convicción, que existe una convergencia natural, y la palabra natural es suya no mía, entre el mercado y la democracia. El mercado no es visto como autorregulado, como pretende el liberalismo vulgar, sino mediante una regulación estatal que cree las condiciones para una respuesta socialmente aceptada a la expresión de las necesidades. La democracia sería un conjunto de derechos, procedimientos e instituciones a disposición del ciudadano y en la época de Adam Smith, sólo los propietarios eran ciudadanos. La expresión libre de esos ciudadanos tenía que refrendar los resultados del mercado, no había contradicción entre los dos, sino una convergencia paralela. Esta concepción lleva a vaciar de todo contenido el concepto de democracia, porque no hay más capacidad de innovar, que es mi definición de democracia, sino una democracia de baja intensidad que no sirve para nada. Esta visión tiene la pretensión de explicar la nueva realidad del capitalismo y al mismo tiempo la presenta como el fin de la historia; las Luces y la Revolución Francesa establecieron el reino de la razón y si se ha llegado al reino de la razón, la historia no es más que un desarrollo lineal en un cuadro definido. El producto de esto es una teoría económica que es una teoría de la no realidad, del capitalismo imaginario, o sea, del mercado funcionando según esta lógica, esta racionalidad. Por otra parte, los gerentes del sistema, sean los capitalistas, los empresarios o el Estado que toma las decisiones en interés colectivo de esa clase, están sumergidos en la realidad, no en un mundo imaginario. Existe entonces una práctica y la teoría está destinada a legitimarla. Creo que lo que llamamos economía pura es el ejemplo extremo de esa situación. La economía pura es la teoría de una realidad no existente, muy útil porque siendo una teoría de la no realidad permite legitimar cualquier elección pragmática de la gestión del capitalismo realmente existente. En ese sentido y lo digo en “Critique de l’air du temps” (Crítica de nuestro tiempo) digo que el economista puro es al sistema y al poder capitalista lo que es el brujo para el rey. ¿Cuál era su papel? El brujo tenía que adivinar lo que el rey quería hacer, después tenía que hacer cosas raras para decirle al rey lo que tenía que hacer, en realidad, lo que quería hacer, para dar así a la acción del rey legitimidad a los ojos del pueblo. En realidad, no es el brujo quien dicta al rey, sino el rey quien dicta al brujo, y el brujo legitima. El economista hace la misma cosa: es eficaz para el sistema si adivina qué es lo que el sistema necesita y lo legitima. Usa por otra parte, métodos similares como por ejemplo el lenguaje incomprensible, etcétera. Creo que es importante hacer una crítica del pensamiento burgués. En muchos casos, también la izquierda se deja impresionar por la economía liberal que proporciona, por cierto, algunos elementos de la realidad, pero no hacer otra cosa que legitimar los intereses dominantes y sus políticas. Este fenómeno estaba presente también en el socialismo realmente existente, en donde teníamos un discurso sobre la realidad imaginaria, el socialismo, y una práctica de la gestión de la sociedad. El discurso ideológico era usado como discurso de legitimación de la práctica. Espero que se tome conciencia de esto y se intente superarlo, de hacer un análisis del mundo realmente existente. En esta tarea sigo considerándome marxista; pienso que los instrumentos del materialismo histórico siguen siendo muy útiles, pero no necesariamente los del marxismo “histórico”, o sea, el marxismo como fue entendido o puesto en práctica por todas las fuerzas que se han inspirado en él.

En su momento, usted avanzó en la crítica del eurocentrismo, del desarrollismo. Ahora pareciera necesario avanzar en la crítica de los conceptos ordenadores del discurso occidental, su concepto de modernidad, de progreso, de desarrollo, incluso de una recuperación de la dimensión histórica. ¿Cómo observa esta dimensión del pensamiento crítico, necesaria más que nunca en esta época y pensando desde el tercer mundo?

A mi parecer, la modernidad es el momento en donde se proclama que la humanidad hace su propia historia; entonces se atribuye el derecho de innovar, de inventar, se da el derecho a una imaginación creadora en todos los ámbitos. Esta es una idea nueva, una idea moderna. Todas las sociedades, entre el 1500 y el 1800 y en la sociedad medieval europea, la islámica, la de la China confusiana, los aztecas, etcétera, tenían diferencias pero una cosa en común: la creencia, la proclamación de que el orden social formaba parte del orden natural, de un orden cósmico generalmente asociado a una forma religiosa o a una creencia metafísica, y que el ser humano o la sociedad no tenía que inventar sino obedecer a las leyes dictadas por ese orden cósmico. Bien entendido, en realidad la tradición en cuestión tenía que ser constantemente reinterpretada porque la sociedad, a pesar de todo, cambiaba. La modernidad es el momento de ruptura con todo esto, ruptura que, por razones históricas, se desarrolló en una región del mundo en un momento de la historia: en la Europa Occidental. Se expresó claramente en las Luces europeas, con las raíces mediterráneas precedentes, en tres países, Inglaterra, Países Bajos y Francia, entre 1600 y 1800. No es un caso que sea concomitante con el nacimiento del capitalismo. Cuando el capitalismo se vuelve un sistema mundial, esta nueva cultura que llamamos modernidad se vuelve mundial. Sostengo entonces que esta cultura mundial, este nuevo universalismo, no es occidental sino capitalista. Sus características fundamentales no se entienden con relación a las especificidades europeas sino con relación a las especificidades del capitalismo; no tiene nada que ver con los europeos. Habría que usar la expresión dominación de la cultura capitalista en lugar de la cultura occidental. A causa de la polarización que produce la expansión mundial del capitalismo, la expansión de esta cultura está en crisis permanente, promete a todos pero distribuye siempre en forma cada vez más desigual, creando fenómenos de rechazo, de insatisfacción. Este rechazo se expresa contra el Occidente cuando debería hacerlo contra el capitalismo. Por otra parte, los mismos europeos reconstruyen su propia historia como una historia imaginaria que borra la especificidad capitalista de esta modernidad, inventando una historia lineal a partir del antepasado mítico griego y de la especificidad del cristianismo, asegurando que esta modernidad podía solamente ser creada en Europa. La afirmación eurocentrista provoca un rechazo hacia el Occidente, cayendo en el culturalismo: también los otros construyen sus líneas imaginarias, empezando en la prehistoria china, en la prehistoria de los pueblos semitas, los árabes y los indios de América podrían hacer lo mismo. Nos encontraríamos en el culturalismo, o sea, la afirmación de culturas con elementos transhistóricos y específicos que suprimirían completamente el universalismo. Una forma vulgar son las comunidades en los Estados Unidos: vivan la comunidades… pero respetando las jerarquías; vivan las especificidades… pero cada quien a su lugar. Tendríamos que cambiar y desplazar el debate hacia el capitalismo mundial y el socialismo mundial, el pasaje a una sociedad mundial sin clases en el nombre de la modernidad, del derecho de inventar, de imaginar, en el nombre de la utopía creadora, de una nueva fase de desarrollo de la modernidad, de superación de la modernidad trunca del capitalismo, de la cultura universal del capitalismo a la cultura universal del comunismo, para llamarlo por su nombre.

En su libro “Los desafíos de la mundialización”, usted afirma que hace veinte años proponía una alianza del Sur con la Socialdemocracia europea, pero esto no funcionó. En el debate del seminario se vuelve a plantear esta hipótesis, ¿piensa que este tipo de alianza sea viable en la actualidad?

En primer lugar, creo que la erosión de los tres sistemas (el modelo soviético, el estado de bienestar y los modelos nacional-populistas) se manifiesta en la crisis real de las ideologías, de las formas de organización de los partidos, de las tradiciones, de la izquierda o de las izquierdas en las tres partes del mundo. Asistimos a la crisis de la socialdemocracia occidental, del comunismo de la Tercera Internacional y del nacional-populismo radical, nacionalista con contenido social, no socialista, aunque algunos se hayan calificado como tales. La socialdemocracia está entonces en crisis y no veo alianzas posibles en la hora actual porque no hay, ni de un lado ni del otro, nuevas fuerzas de izquierda alternativas cristalizadas. No lo digo desde un punto de vista nacionalista del tercer mundo soy un internacionalista pero hasta que alternativas sociales de izquierda no se cristalicen en el Sur como en el Norte, ¿alianzas de quién con quién? Se pueden tener intercambios de opinión, posiblemente acciones comunes sobre puntos comunes, nada más en este momento. Esto quiere decir, en términos prioritarios, construir nuevos sujetos históricos antisistémicos en cada región del mundo.

¿Cuál es su caracterización de la crisis en curso del sistema? Y en este contexto, ¿cómo pensar e iniciar la construcción de una alternativa?

La fase neoliberal, que haríamos mejor en llamar paleoliberal, es la consecuencia de un desequilibrio de las relaciones sociales a favor del capital. En todas partes, a escala mundial, con la caída del socialismo realmente existente, no importa si no era socialista, con la erosión de los proyectos nacional-populistas de desarrollo, con la erosión del estado de bienestar en Occidente, se genera un desequilibrio brutal en un período histórico muy breve, una decena de años (si queremos poner fechas: de 1980 a 1991 para los países del Sur, desde 1975 cuando es rechazado el reclamo de un Nuevo Orden Económico Internacional). Este desequilibrio produce la crisis porque produce un desfase entre la capacidad de producción y la capacidad de consumo de la sociedad y una nueva repartición de la riqueza, tanto a escala mundial como a escala nacional, tan desigual que se crea un excedente de capital que no puede encontrar colocación en la extensión del sistema productivo. Entonces el sistema está amenazado por una crisis profunda que tiene sus manifestaciones permanentes de estancamiento relativo, de desempleo creciente, de pauperización, etcétera. El sistema está entonces obligado a recurrir a la “gestión capitalista de la crisis”, que es el título de uno de mis libros. El capital dominante, el de las trasnacionales el G7, como su expresión política, y sus empleados: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (que no son instituciones importantes sino empleados del G7 y del capital dominante) buscan y fabrican salidas alternativas a la ausencia y achicamiento de las colocaciones productivas en la extensión de los mercados especulativos, en los mercados financieros. Pero, para retomar fórmulas de Marx, sin pasar por la esfera de la producción, lo que quiere decir sobre la base de un estancamiento relativo y, entonces, mediante una desigualdad creciente. Creo que los hechos están ahí: asistimos a un estancamiento relativo, a tasas de crecimiento más débiles que durante el período anterior y a una creciente desigualdad en la repartición de la riqueza. Se trata de una espiral que se agrava y que profundiza la crisis en el sentido que crece el plusvalor para el cual debe ser encontrada una salida en el mercado financiero. Entonces el sistema, que es presentado como la victoria definitiva del capitalismo y de la paz, como el fin de la historia, es una gestión de la crisis que profundiza la crisis misma, retardando la solución natural que sería una desvalorización del capital. Pienso que este paréntesis neoliberal se está cerrando; nos acercamos al final de una fase corta, de veinte a veinticinco años como máximo. El final se anuncia por el costado financiero de la mundialización. La crisis del sureste asiático es más que una crisis regional. La reacción de los gobiernos, de las clases dirigentes, de los estados, pone en discusión, en distintos grados, la mundialización financiera, no la mundialización en general, ni el modelo de producción, ni el modelo de consumo. Pero poniendo en discusión la mundialización financiera, empuja al sistema a enfrentarse con aquella desvalorización masiva del capital que vendrá, aunque no podamos saber en qué forma. Este período se está cerrando y, si queremos pensar en términos de alternativas, hay que comenzar por lo que está pasando, no por los desafíos de ayer, ni de anteayer, ni de hoy, sino de las contradicciones que ya se desarrollan y que se agudizarán mañana. Una estrategia de la formulación de las alternativas tiene que partir de estas contradicciones. Mi tesis, o hipótesis, o intuición es que, con el fin de este periodo llamado neoliberal, entramos en una fase doble caracterizada por el crecimiento de los conflictos y de las luchas. Por conflictos me refiero a conflictos entre las clases dirigentes, en su interior, y potencialmente conflictos entre estados. Veo crecer los conflictos entre Estados Unidos y Asia Oriental y del Sur China, India y Corea, etcétera, y otros conflictos. Crecerán también las luchas porque este desastre social generado por la gestión capitalista de la crisis no puede dejar de provocar movimientos, luchas sociales, políticas e ideológicas de todo tipo, con mucha ambigüedad. Luchas de rechazo, algunas positivas, porque siempre es positivo que los trabajadores defiendan su salario y no acepten el argumento por el cual, en nombre de la rentabilidad del capital, habría que aceptar sacrificios. Estos rechazos podrían derivar en ilusiones culturalistas, fundamentalismos religiosos, repliegues etnicistas o de otra naturaleza. Sin embargo, tomando las luchas con potencial progresista, universales o potencialmente universales, aunque no lo sean de hecho -tomo algunos ejemplos que estuvieron presentes en el Anti-Davos: grandes movimientos reales, pero también simbólicos y distintos de los cinco continentes como el MST brasileño, los sindicatos coreanos, las asociaciones campesinas del Burkina Faso, los desempleados franceses y las mujeres canadienses-, ¿cómo se articularán con el crecimiento de los conflictos?, ¿cuáles predominarán?, ¿serán los conflictos de las clases dominantes los que domesticarán las luchas?, ¿las instrumentalizarán para sus estrategias o el crecimiento de las luchas sociales logrará sobreponerse a esos conflictos? No tengo recetas sino algunos principios para pensar algunas alternativas: por ejemplo, debemos aclarar lo que queremos, cuál es nuestro objetivo estratégico. Un mundo policéntrico, con grados de autonomía para los países, las naciones, las regiones, etcétera, que permitan a los pueblos inventar, no solamente sus propias utopías creadoras, sino también sus estrategias y sus etapas, sus contratos sociales, sus compromisos históricos locales, así como las negociaciones para la articulación y la organización de la mundialización coherentemente con estas estrategias. De este proceso nacerá la alternativa, o mejor dicho, las alternativas en plural, así como hemos creado el Foro Mundial de las Alternativas, considerando que las demandas y las situaciones específicas no pueden ser tratadas con una única receta, así como el Banco Mundial ofrece la misma medicina a todos los pacientes por cualquier enfermedad. Este proyecto implica acciones a todos los niveles: local, nacional e internacional; el nivel nacional sigue siendo fundamental porque, se quiera o no, seguirán existiendo Estados por un buen rato, pero no hay que descuidar el nivel mundial, donde se tiene que reconstruir el internacionalismo de los pueblos.