Washington y la Predestinaciòn: Calvinismo en la polìtica exterior de EE.UU.

WASHINGTON Y LA PREDESTINACION: CALVINISMO EN LA POLÍTICA EXTERIOR DE EEUU
El comportamiento beligerante de los Estados Unidos durante las últimas administraciones republicanas ha sido avalado por una retórica de connotaciones mesiánicas, que presenta sus intervenciones como episodios de una historia sagrada: un “Nuevo Orden” a comienzos de los 90, la lucha contra el “eje del mal”(Corea del Norte, Irán, Irak-Libia, Siria, Cuba) que legitimó el operativo bélico “Libertad Duradera” contra Afganistán y el concepto de “Guerra Preventiva” que determinó la reciente invasión y ocupación de Irak.

“Por siglos hemos trabajado por la libertad. Esta noche estamos a la cabeza del mundo al enfrentarnos con una amenaza contra el decoro y la humanidad. Lo que está en juego es algo más que un pequeño país, es una gran idea, un Nuevo Orden Mundial, donde diversas naciones se unen por una causa común para lograr las aspiraciones universales de la humanidad: paz y seguridad, libertad y el gobierno por la ley. Tal es el mundo merecedor de nuestra lucha y digno del futuro de nuestros hijos. (…) Sí, los Estados Unidos cargan con una buena porción del liderazgo en este esfuerzo. Entre todas las naciones del mundo solo los Estados Unidos de América han tenido tanto la fuerza moral como los recursos materiales para apoyarlo. Somos la única nación en esta Tierra que puede reunir las fuerzas de la paz. Esta es la responsabilidad del liderazgo y la fuerza que ha hecho de América el foro de libertad en un mundo en búsqueda (…) Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.” De este modo el Presidente George Bush Sr legitimaba el ataque de Estados Unidos a Irak en 1991, al tiempo que anunciaba un “Nuevo Orden Mundial”. Una década después, su hijo, George W. Bush (cuya historia privada – su rehabilitación del alcoholismo a los 40 años por inspiración divina – es ironizada por la prensa con la frase Goodbye Jack Daniels, hello Jesus) hacia oír la misma trascendencia, anunciando el comienzo de la “cruzada” del bien contra el mal y estigmatizando a aquellos que no apoyaran su país en su lucha contra el terrorismo.
Como se ve, el comportamiento beligerante de los Estados Unidos durante las últimas administraciones republicanas ha sido avalado por una retórica de connotaciones mesiánicas, que presenta sus intervenciones como episodios de una historia sagrada: un “Nuevo Orden” a comienzos de los 90, la lucha contra el “eje del mal”(Corea del Norte, Irán, Irak-Libia, Siria, Cuba) que legitimó el operativo bélico “Libertad Duradera” contra Afganistán y el concepto de “Guerra Preventiva” que determinó la reciente invasión y ocupación de Irak. Estas acciones han sido analizadas desde diferentes puntos de vista; hay quienes sospechan que las consignas en que parecen sustentarse son eufemismos tras los cuales se pretende camuflar la avidez por controlar riquezas (petróleo, etc). También de índole economicista es el argumento según el cual estos operativos obedecen a la necesidad de mantener la actividad y potenciar el funcionamiento de la industria armamentista1.
Sin embargo, frente a este discurso apocalíptico, algunos analistas, aún sin descartar aspectos económicos y/o geopolíticos, han subrayado las motivaciones religiosas que animan las excursiones bélicas impulsadas por el gobierno republicano.
Nos enfrentamos entonces a una situación paradójica: hay una guerra o una serie de guerras cuyos agentes (una nación que nació en pleno Iluminismo, que durante siglos ha sido vista desde fuera y desde dentro, como emblema de la Modernidad) presentan, como una defensa de la Libertad, de la Civilización y de la Tolerancia, contra fundamentalismos de carácter religioso. Pero esa guerra es una guerra santa.
RUMBO A BAGDAD EN EL MAYFLOWER A comienzos del S.XVII (1620) un grupo de puritanos ingleses, subvencionados por una sociedad anónima londinense, cruzaron el Atlántico a bordo del Mayflower para establecerse en Plymouth, Massachusetts y luego en Connecticut, con el fin de establecer allí una colonia cuyo gobierno debía apegarse estrictamente a los fundamentos de la moral cristiana. A criterio de estos pioneros, dichos principios habían sido dejados de lado por la negligencia y la corrupción de las autoridades políticas y religiosas de Inglaterra. El término Puritanos, que designa a este grupo de religiosos, había sido usado al comienzo de modo despectivo, para señalar a aquellos que pretendían purificar a la Iglesia Anglicana de ciertas prácticas que la alejaban de los valores cristianos y la acercaban al catolicismo, del cual se había escindido en el S.XVI, bajo el reinado de Enrique VIII, y al cual se enfrentó más radicalmente al asimilarse al Calvinismo. Los motivos de la migración de los peregrinos del Mayflower son objeto de polémica por parte de los historiadores. Hay quienes sostienen que eran perseguidos por la religión oficial durante el reinado de Jacobo I (1603-1625); sin embargo otros afirman que este hostigamiento no era tal, pues el credo de los puritanos, aunque no fuese la religión del estado, podía ser ejercido libre y públicamente. En cualquier caso, el propósito de los Puritanos al aventurarse al Nuevo Mundo habría sido, justamente, el de fundamentar un Mundo Nuevo, alejado de la supuesta corrupción anglicana y papista, una especie de utopía cuyo gobierno se apegase a los preceptos bíblicos en su versión calvinista. En estas colonias protestantes establecidas en Nueva Inglaterra los ciudadanos debían pagar el salario de los sacerdotes mediante impuestos, y solo los miembros de la Iglesia podían ejercer el derecho a votar. De este modo, la ley evangélica se imponía por encima de todas sobre el Estado y la Iglesia. Esta institución, si bien no gobernaba directamente, proponía los instrumentos para hacerlo y para elegir a los gobernantes. Entonces comenzó a desarrollarse allí un moralismo rígido que se manifestaba en la persecución rigurosa de adúlteros, bebedores, brujas y herejes; para algunos articulistas esta tradición es el substrato que informa, aun hoy, las acciones de cierta política interna y exterior en los Estados Unidos.
PREDESTINACION: DE LA GRACIA IRRESISTIBLE A LA GUERRA PREVENTIVA Uno de los conceptos más peculiares de la doctrina del reformador J. Calvino (1509-1564), enérgicamente incorporados por los puritanos es la predestinación. Desde la eternidad anterior al comienzo del tiempo, Dios en su omnipotencia, determina la salvación de algunos y la condenación de otros. Según esta idea, estrechamente emparentada con la gracia y la providencia, los seres humanos padecen desde el pecado original una “incapacidad moral” para realizar buenas acciones; solo los elegidos por la gracia de Dios (ante la cual es imposible resistirse) son capaces de obrar bien. Así, en el puritanismo de raíz calvinista, las buenas obras no serán quienes conduzcan al hombre hacia la salvación. Hay aquí una inversión en las relaciones causa-efecto, respecto a otras versiones del cristianismo: las acciones edificantes, las obras de gracia, son una “sintomatología”, una consecuencia o un modo de manifestar la evidencia de que se es un elegido. Y es justamente esa voluntad de exhibir los efectos de la gracia, el deseo de mostrarse y mostrar la aptitud para controlar las inclinaciones perversas, lo que hace a los integrantes de estas comunidades particularmente activos y emprendedores, permanentemente interesados en diseñar la sociedad y su gobierno con arreglo a la voluntad de Dios expresada en Biblia. Si transponemos estas creencias y actitudes a una perspectiva más amplia, a una dimensión histórica y “macro”, nos encontraremos con la percepción que los descendientes de aquellos puritanos tienen de sí mismos: se trata de espíritus elegidos por Dios para revolucionar el drama cósmico de la Historia e instituir un Nuevo Orden Mundial. George W Bush ha mencionado la predestinación como fuente de sus belicosas decisiones políticas: “Los planes de guerra del Presidente Bush son riesgosos, pero él no es un apostador. De hecho, niega la existencia de la casualidad: “Los eventos no son causados por la casualidad ciega, sino por la mano de un Dios bueno y confiable. Desde el principio ha estado convencido de que su presidencia es parte de un plan divino; cuando era gobernador de Texas le confió a un amigo: “…Creo que dios quiere que me presente como candidato a presidente.” Esta convicción se ha manifestado más abiertamente después del 11/9”[2]. Y es necesario manifestar y actualizar permanentemente ese destino irresistible concedido por Dios.
El destino manifiesto Durante el S. XIX los Estados Unidos experimentaron una prodigiosa expansión. La población que en 1800 no sobrepasaba – se estima – los 5 millones, llegó, para mediados de siglo, a unos 23 millones. El territorio se fue ensanchando hasta llegar al Pacífico. Las determinantes económicas, demográficas y tecnológicas de esa política expansionista (cuyo diseño generó en su momento polémicas internas) estuvieron también avaladas por un discurso mesiánico y por la doctrina de la predestinación. Por aquella época, el historiador francés Alexis de Tocqueville (1805 – 1859), autor de La démocratie en Amérique, escribía: “En Estados Unidos la religión está inserta en todas y cada una de las costumbres nacionales y en todos los sentimientos nacionales que evoca la palabra patria.” Por entonces aparece el concepto de “destino manifiesto”. Fue usado por primera vez por el periodista John L. O’ Sullivan en un texto referido a la anexión del territorio de Texas; allí se explicaba que la superioridad política y económica de los Estados Unidos no solamente le otorgaba el derecho a expandirse sobre el resto del territorio americano, sino que esa supremacía era la evidencia de que estaban destinados a hacerlo por gracia divina. En las palabras que por esos tiempos pronunciara cierto senador Taylor se percibe notoriamente esta soberbia propia de los iluminados: “Estamos parados sobre el pedestal de la Tierra, del que somos señores, y sobre nosotros no hay nadie excepto Dios”. En el discurso actual, que invoca la bendición de dios para emprender sus campañas, y según el cual sólo los Estados Unidos tienen la “fuerza moral”, para lograr las “aspiraciones universales”, sobrevive el concepto de “destino manifiesto”.
Jugando a la providencia “El nuevo film de Steven Spielgberg muestra al gobierno, dentro de algunos años, encarcelando pre-criminales antes de que se comprometan o ni siquiera piensen en terrorismo. Esto puede no ser sólo ficción” Nat Hentoff (Village Voice, 10/9/02) Otro de los ingenios estratégicos que se ha presentado para legitimar la política exterior estadounidense es el concepto de “guerra preventiva”. Se trata de atacar a aquellos países que en el futuro podrían, presumiblemente, emprender acciones contra Estados Unidos. Esta política ha sido relacionada por algunos comentaristas con el argumento del film de ciencia ficción “Minority Report” (20th Century Fox, 2002), donde se muestra una especie de antiutopía en la cual un implacable aparato jurídico y policial se encarga de de condenar preventivamente a los futuros criminales. En la actualidad el concepto de “guerra preventiva” también tiene aplicación interna, ya que algunos ciudadanos son detenidos, sin derecho a un proceso ni a abogados, como potenciales terroristas. El 8 de agosto de 2002, el New York Times editorializaba: “El gobierno de Bush parece creer, sin mucha autoridad legal, que si llama a los ciudadanos combatientes en la guerra del terrorismo los puede encarcelar indefinidamente y privarlos de abogados defensores. Este desafío a las cortes repudia dos siglos de ley constitucional y amenaza las libertades que el Presidente Bush dice defender en la lucha contra el terrorismo”. Para el historiador Arthur J. Schlesinger, ex asesor del Presidente Kennedy y dos veces ganador del premio Pullitzer, “…el Vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld evidentemente se ven a sí mismos como los pre-cops de Steven Spielberg, unos telépatas fisicamente equipados para detectar crímenes que están a punto de ser cometidos.” Según el concepto de predestinación, tal como se ha expuesto, la historia del mundo es una especie de libreto escrito por la infinita sabiduría de Dios. En ese texto, no solamente cada hombre sino- en palabras de Calvino – “todas las partes y partículas del mundo”tienen un papel preestablecido, de acuerdo a una “sabiduría incomprensible”. Quizás sólo a los que se consideran predestinados, a los tocados por la gracia irresistible, les es dado conocer estos designios sagrados. Sir Herbert Butterfield, historiador inglés citado por Schlesinger, sostenía al respecto: “En la historia, los golpes más duros del cielo caen sobre aquellos que imaginan que pueden controlar las cosas de una manera soberana jugando a la providencia no sólo para ellos sino para el futuro lejano.”

[1] Cuando la guerra en Iraq haya terminado, Estados Unidos deberá reponer todas las armas que haya descargado sobre ese país ya devastado por 13 años de embargo, para satisfacción de la industria militar estadounidense. El reemplazo de esas armas y todas las que se utilizarán o serán destruidas hasta que termine el conflicto otorgará un enorme impulso a la industria armamentista estadounidense, que no obtenía una oportunidad de negocios tan grande desde la primera guerra del Golfo, en 1991. El Departamento de Estado (cancillería) predijo en su última ”Justificación del presupuesto del Congreso para operaciones en el extranjero” que este año las ventas de armas estadounidenses superarán los 14.000 millones de dólares, la mayor cantidad en casi dos décadas, frente a 12.500 millones de dólares en 2002. “Un indicador trágico de los valores de nuestra civilización es que no existe un negocio más grande que la guerra”, comentó Douglas Mattern, de la War and Peace Foundation (Fundación de la Guerra y la Paz), con sede en Nueva York. Thalif Deen, “IRAQ-EEUU: El gran negocio de la guerra”, El Puente, encuentro de las culturas. Abril, 15 2003 [2] EVANGELIST BUSH ACTUALLY BELIEVES WHATEVER HE DOES IS THE WILL OF GOD. 3.11.03 www.bushwatch.com

El espìritu de Woodstock confrontò a la dictadura militar salvadoreña

El espíritu de Woodstock confrontó a la dictadura militar salvadoreña…
Entrevista con Roberto Pineda

SAN SALVADOR, 15 DE AGOSTO DE 2006 (SIEP) “Cuando ocurrió el concierto de Woodstock en el estado de Nueva York en 1969, tenía diez años…un año después mirábamos la película en el cine Terraza y un año después me fui para Nueva York, imaginate…” nos indica Roberto Pineda, docente de la UES.

“Esta noche, después del Apagón convocado por las organizaciones sociales para protestar contra el aumento a la energía eléctrica, pasaron la película por un canal local y me emocionó volver a ver las imágenes de ese festival. Creo que los que andamos en los cuarentas y cincuentas somos la generación de Woodstock. Ese festival nos impactó… Nos marcó…”

“Woodstock nos presentó un modelo alternativo, otro mundo era posible, diferente al capitalismo egoísta. Un mundo de paz, amor y música. Un mundo de amistad opuesto a la guerra de Vietnam. Un mundo de solidaridad opuesto al racismo y la explotación…”

“Woodstock nos confrontó con la cultura militarista que nos rodeaba. Y nos volvimos pacifistas porque odiábamos a la dictadura militar y a sus representaciones simbólicas. Rechazábamos la cultura del cuartel, el autoritarismo cerrado que predominaba en la escuela y en la familia…”

“Escuchamos a Joan Báez cantándole a su esposo que estaba en la cárcel por haberse negado a ir a Vietnam. Cantándole a su compañero David que estando prisionero organizó una huelga de hambre. Y la canción era sobre un sindicalista. Sobre Joe Hill. “I dream I saw Joe Hill last night…alive as you and me. Y Joe Hill le dice que él nunca muere si seguimos luchando.”

Y luego el grupo The Who con la canción See me, feel me, touch me, heal me. Mírame, siénteme, tócame, cúrame. Y concluye con el guitarrista estrellando la guitarra contra el suelo. Y cuando concluye el primer día del festival el presentador da las buenas noches y dice: agradézcanse por este día pacífico y digan buenas noches a su vecino, cuídenlo que es su hermano y hermana.”

“Luego llega el grupo Sha Na Na corriendo y cantando por el escenario. Y sigue una práctica de yoga. Y a continuación Joe Cocker nos estremece con su guitarra imaginaria y sus botas azules con estrellas blancas. With a little help from my friends… Con una pequeña ayuda de mis amigos. Sus movimientos nos desconcertaron y al final terminamos imitándolo cuando bailábamos… What would you do when you are out of time…What would you do when your love is away… Sus gritos extraños eran los de un profeta. Hay mucha fuerza, decisión, el pie izquierdo moviéndose…”

Luego vino la lluvia cubriéndolo todo. ¡Not rain, not rain, not rain!

“Woodstock nos acercó a la resistencia anticapitalista, a la lucha por el socialismo. A la denuncia de los crímenes de la dictadura. A la lucha por la alegría de caminar sin retenes militares, sin uniformes ni botas que castraran nuestra vida, sin órdenes vacías…libres… Fue una experiencia liberadora…”

“Y frente al militarismo y la oración a la bandera, y ponernos firmes para cantar el himno nacional, estaba la protesta de los maestros de ANDES, y los maestros marchando por las calles, y los militares disparándole a los maestros. Y todo esto nos fue cambiando. La lucha nos fue cambiando. Y también Woodstock.

“Y nos dejamos crecer el pelo aunque nos regañaran nuestros padres en las casas y nuestros maestros en las escuelas. Y me acuerdo que todavía para el 74 y el 75 los hermanos Antonio y Guillermo Castro usaban afro, y también Benito…Y Víctor…Y Jorge Candelita… Y el 30 de julio de 1975 marchamos con el pelo largo flotando en el viento.”

“Era la semilla de la rebeldía que después fueron pintas y marchas por las calles, reuniones de célula para estudiar el Estado y la Revolución de Lenin, y luego fueron campamentos guerrilleros en las montañas…”

“Y nuestra ropa se tiñó con los colores del arco iris, de la tierra, de la vida… Y nos pusimos sandalias para liberar nuestros pies…Y el corte militar fue sacudido por las patillas largas y la barba, por el mostacho abultado…Y usamos collares psicodélicos con el símbolo de paz y amor, peace and love…”

“Y Woodstock nos sirvió para borrar de nuestras mentes adolescentes toda la basura militarista y antihondureña que nos lanzaron los medios durante la guerra con Honduras, llamada guerra del fútbol, pero que fue la guerra de la pobreza…”

“Y el Che Guevara que había muerto en Bolivia en el 67 nos fue encendiendo la llama del antiimperialismo…y su rostro rebelde aparecía en camisetas de estudiantes, y con el ejemplo del Che aprendimos a querer a Cuba y a Fidel…”

“Y cuando en la televisión estaba por empezar a cantar el dúo Silk and Croft: I am yours, you are mine…se pierde la señal del canal. TCS sale del aire. Y no pudimos escuchar a Jimmy Hendriz descubriendo con su guitarra el himno estadounidense. Oh say can you see…ni vimos a Carlos Santana con Oye como va mi ritmo, ritmo pa gozar, mulata! Ni escuchamos el sacrificio del alma. Quizás los dueños del canal pensaron que no valía la pena premiar exhibiendo Woodstock a este pueblo en resistencia anticapitalista. ¡Pero Woodstock vive!”

See me, feel me, touch me, heal me…

See Me
Feel Me
Touch Me
Heal Me

See Me
Feel Me
Touch Me
Heal Me

Listning to you, I get the music
Gazing at you, I get the heat
Following you, I climb the mountain
I get excitement at your feet

Right behing you, I see the millions
On you, I see the glory
From you, I get opinion
From you, I get the story

Listning to you, I get the music
Gazing at you, I get the heat
Following you, I climb the mountain
I get excitement at your feet

Right behing you, I see the millions
On you, I see the glory
From you, I get oponion
From you, I get the story

La cultura light

Desde hace algún tiempo se ha popularizado en el mundo la noción de lo ‘light’. Todo es ‘light’: la vida, las relaciones interpersonales, la actitud con que se enfrentan las cosas, la comida, las diversiones. ‘Light’, ligero, liviano. La consigna tras todo esto es, pareciera: ‘¡no complicarse!’ (don’t worry!), ‘¡sé feliz!’ (be happy). Dicho de otro modo: no pensar, olvidarse del sentido crítico. Por supuesto, hay que decirlo en inglés para que sea más evidente su sentido: lengua de los ganadores, of course.
Esta cultura, –si es que así se la puede llamar– esta tendencia dominante, tiene orígenes específicos: se encuadra en una dinámica histórica determinada, responde a un proyecto concreto. Seguramente, como todos los rumbos sociales –también las ‘modas’ culturales– no se desprende de una oficina generadora de ideas que lanza mundialmente la ‘onda light’ como por arte de magia. Es, en todo caso, producto de un sinnúmero de variables que van retroalimentándose una con otra. El auge del neoliberalismo, la caída del bloque soviético, la supuesta ‘muerte de las ideologías’, el mundo unipolar, el triunfo omnímodo de la gran empresa; en definitiva: lo que hoy día se presenta como un éxito masivo del capitalismo y su ideología concomitante, son todos factores que se coligan unos con otros dando como resultado esta entronización del individualismo hedonista, del facilismo, de la apología ramplona del consumismo. Es difícil indicar quién es el responsable directo del fenómeno; quizá nadie lo ha pergeñado como tal. Es, en todo caso, una mezcla de elementos. Pero no hay dudas que, en tanto tendencia, es síntoma de los tiempos.
En este contexto ‘cultura light’ vendría a significar: individualismo exacerbado, búsqueda inmediata de la satisfacción –con la contraparte de despreocupación/desprecio por el otro–, escasa profundidad en el abordamiento de cualquier tema, superficialidad, falta de compromiso social o incluso humano, banalidad, liviandad. Todo ello marcado por un culto a las apariencias. Se juzga al otro por cómo va vestido o por el tipo de comida que ingiere, por la marca de teléfono celular que usa o por el peinado que lleva; y eso decide todo. El continente subsumió al contenido. Sólo importan las formas, ser bello, estar bien presentado. Lo demás, no cuenta.
Sin falsas idealizaciones, sin ser apocalípticos, el momento histórico actual nos confronta con una situación, como mínimo, novedosa. Desde ya, sin exagerar, no queremos decir que la solidaridad y la profundidad conceptual hayan sido la constante a través de toda la historia humana. En todo caso esas son posibilidades, de hecho muy profundamente desarrolladas en determinadas ocasiones, así como también pueden serlo el individualismo o la trivialidad. Pero lo que efectivamente hoy sí puede constatarse con una fuerza que tiene mucho de inédita, es la falta de preocupación por el otro, la apología del facilismo, la entronización del más absoluto individualismo, todo ello llevado a estatuto de ideología dominante. De ahí esta ligereza que marca las relaciones interpersonales. Todo es light, también la relación con el otro. ¿Cómo, si no, poder entender los video-juegos –nada inocentes, por cierto– que entronizan la violencia y el desprecio por el otro? ¿Cómo, si no, ese auge de la ‘belleza’ plástica? Todo esto se ha hecho cultura. Y la cultura pesa.
Esta ‘onda light’ va ganando los distintos espacios de la producción cultural, del quehacer cotidiano. Ello no significa que la humanidad se va tornando más tonta, menos inteligente. En absoluto. La revolución científico-técnica sigue adelante con una velocidad y profundidad vertiginosas. Los logros en tal sentido son cada vez más espectaculares. Pero junto a ello –ahí está lo insólito– el nivel ‘humano’ no crece al mismo ritmo. Hasta incluso podría decirse que no crece (si es que fuese lícito hablar de ‘crecimiento’ en ese ámbito). Ahora tenemos televisor con pantalla plana de plasma líquido de 40 pulgadas…para ver programas que apologizan la tontería, la porquería, la más pacata superficialidad (léase, por ejemplo, reality show o talking show). Lo expresó con agudeza Pablo Milanés cuando dijo: ‘No es culpa del público, ni de su gusto, ni de su sensibilidad; el público se inclina por lo que le ofrecen a diario, donde le meten un bombardeo absoluto de promoción de cosas malas y pues finalmente lo acepta. Yo creo que prevalecerá el espíritu verdaderamente humano del público, su sensibilidad… Pero no hay duda de que estamos en un momento de ofensiva de mal gusto’.
Si bien es difícil establecer quién inventa las modas culturales, las tendencias dominantes, no hay dudas que hay centros de poder que tienen que ver con esa generación. Quizá no es alguna tenebrosa agencia de control social la que ha pergeñado ese modelo. Pero lo cierto es que, sumando todos los aspectos arriba esbozados, el arquetipo del ciudadano esperado –esperado por los centros de poder, desde ya, ayudados por mecanismos de mediación como son los medios masivos de comunicación– termina constituyéndose como un consumidor pasivo que no discute, que cuida ante todo su sacrosanto puesto de trabajo, que se ocupa sólo de lo cosmético irrelevante y que –en términos de análisis humano– no piensa. Es decir: light. Como siempre, puesta a circular una moda, por diversos motivos –ánimo de figuración, acomodamiento, etc., etc.– no falta quien se acopla a la corriente dominante. Si se le pregunta a cualquier yuppie (young urban professional people), prototipo por excelencia de esta cultura, o a cualquier consumidor de estos valores, no sabrá por qué hay que tomar yogurt diet ni leer algún best seller; y seguramente será un enconado defensor de la tendencia en juego. Pero vale preguntarse: ¿al servicio de qué está todo esto? ¿Quién se beneficia?
Como oportunamente lo señala Luis Britto García: ‘La regla de lo light es la sistemática omisión de lo pertinente: cigarro sin nicotina, café sin cafeína, azúcar sin azúcar, música sin música’. (…) ‘Política sin política. Partidos sin partidos. Organizaciones sin ideología. Carismas sin programas. ¡Misterio sin profundidad! ¡Revelación sin pavor! ¡Iluminación sin trascendencia! ¡Nirvana instantáneo! ¡Paraíso desechable! ¡Purgatorio spa! ¡Fast God! Consumismo industrial beatificado en el supermercado espiritual’. (…) ‘Angeles y modelos no menstrúan, o no debe parecer que lo hacen. En su obsesión por ocultar la función real y mostrar la simbólica, postula lo light vientres que no digieren, senos que no amamantan, carne que no envejece. La biología no existe. Toda expresión fisiológica ha de ser testada. El apetito es crimen, el vello tabú, el olor pecado mortal, el sudor alta traición. El desodorante es el sacramento light. La anorexia, su estado de gracia.’
El mundo contemporáneo, el mundo que nos legó la caída del socialismo real, es un ámbito donde ya nos hemos acostumbrado a no tener esperanzas, a no cuestionar, a aceptar todo con resignación. O al menos esto es lo que se mantiene como tendencia dominante. Consumir, buscar la felicidad y la realización a través de lo material, no complicarse. Que todo sea ‘suavecito’, soft, sin cuestionamientos de fondo.
Como elemento básico en la conformación de esta cultura tenemos los medios audiovisuales, y en especial la televisión. No podría decirse mecánicamente que televisión es sinónimo de cultura light; pero sin dudas guarda una estrecha relación. En este período que marcó la caída del muro de Berlín, la realidad virtual, la realidad de las imágenes, si bien desde hace décadas viene modelando las ideologías dominantes, ha pasado a ser ahora vehículo por excelencia de esta moda de lo banal. Nada mejor que la cultura televisiva para entronizar la apología del ‘no piense’. Podría decirse que lo que generó el capitalismo desde mediados del siglo XX en adelante, siempre con fuerza creciente, hoy ya como moda global, es el llamado al ‘no piense, mire la pantalla’. Ante la imagen, absoluta y omnímoda, el pensamiento conceptual, la reflexión crítica, más lenta, cae vencida. La imagen presenta sin mediaciones un sinnúmero de estímulos que actúan de forma masiva e inmediata a nivel del sistema nervioso central. El poder de la imagen es mayor que toda otra vía de transmisión. Por eso la televisión es la matriz fundamental de esta cultura de lo no reflexivo.
Estas tendencias, estos modelos culturales que se generan –hoy a escala planetaria– se presentan con fuerza arrolladora, cubren todos los espacios, parecieran no permitir alternativas. Pero el reto es ir más allá de todo esto, intentar desafiarlo, discutirlo, quebrarlo. Hay que ser irreverente con el poder, con lo constituido, con el dogma.
Seguramente no es posible dar un catálogo de acciones de probada efectividad para hacer frente a esta tendencia. Es tal su fuerza que pareciera más fácil doblegarse ante ella, y entrar finalmente en la corriente. No pensar, sentarse ante la pantalla de televisión, no preocuparse del mundo pareciera ser la receta para ‘triunfar’. Y definitivamente muchísimos terminan creyéndolo. De ahí al consumo de lo que se anuncia como llave para ser un ‘triunfador’, un ‘exitoso’, un paso. Todos, irremediablemente, estamos tentados por este paraíso del placer que lo light pareciera ofrecernos.
Aunque sea un muy modesto aporte en esta lucha por un mundo más vivible, más justo y equilibrado, un paso en torno a todo esto es perderle el miedo a pensar. Como dijera Xavier Gorostiaga: ‘Los que seguimos teniendo esperanza no somos estúpidos’. Retomando el ideario del mayo francés entonces, idearios que hoy parecieran tan lejanos: ‘La imaginación al poder’.
Pero no hay dudas que, aunque adormilados por esta moda que pareciera haber llegado para quedarse, también podemos oponer resistencias y cambiar el curso de la historia. ¿Quién dijo que somos insectos condenados definitivamente a caer en la luz enceguecedora de las pantallas? La historia definitivamente no ha terminado, y ahí están innumerables ejemplos (la Revolución Bolivariana en Venezuela, la resistencia palestina, Cuba que sigue socialista, colectivos organizados a lo largo y ancho del mundo, gente que sigue pensando, gente que sigue teniendo esperanzas) para afirmar que la vida no es tan light como esta ideología dominante nos quiere hacer creer. Para afirmar, en definitiva, que sí es posible luchar para hacer la vida más digna de ser vivida, y no a base de siliconas ni de drogas, no sólo pavoneándonos con el último modelo de celular o con un par de zapatos de marca. Otro mundo verdadero –no plástico– es posible, más allá del sueño superficial de las pantallas de televisión.

Imperio cristiano e imperio estadounidense

El destino manifiesto de Estados Unidos: la nueva Roma
Los puritanos fundadores de EEUU se autoconsideraban un pueblo perseguido y, como el primitivo Israel, huían de la tiranía para fundar una nueva sociedad de la alianza. Estableciendo sus comunidades de alianza en la tierra prometida, no tenían reparos en desplazar y destruir a los habitantes originarios de esas tierras. Los “indios” eran paganos salvajes, oscuros siervos de Satanás. El relato de la “conquista” israelita de la tierra prometida en la Biblia King James autorizaba la matanza de “los habitantes del país”, y los Salmos proclamaban la responsabilidad mesiánica de destruir a los paganos “con vara de hierro”. En unas cuantas décadas después de la revolución, luchando con el lema de que “todos los hombres han sido creados iguales…”, el nuevo Israel había matado o expulsado virtualmente a todos los nativos del oeste del Mississippi, culminando un proceso de limpieza étnica sin precedentes. Y fue así como procedió por todo el continente. La antigua república romana se había adueñado progresivamente de todas las tierras en Italia, pero había incorporado a los pueblos conquistados, no los había exterminado.
Igualmente, concibiéndose en términos benignos como quien extendería el ámbito de la ley y la civilización, la república estadounidense se adueñó de la mayor parte del norte del continente. Críticos del imperialismo estadounidense pertenecientes al mismo sistema, como el senador Henry Cabiot Lodge, tienen que admitir que EEUU ha tenido un “récord de conquista, colonización y expansión territorial incomparable con el de cualquier otro pueblo en el siglo XIX.
Los líderes de la república estadounidense, en su identidad como imperio último y quizá definitivo, procedieron a imitar a la Roma imperial siguiendo su “destino manifiesto”. En una declaración de 1845 oponiéndose a la guerra contra México, en la que EEUU se adueñó de la mitad del territorio mexicano, un congresista de Nueva York visualizaba un futuro temible para el EEUU imperial: “Al contemplar este futuro, vemos todos los mares cubiertos por nuestras flotas, nuestros cuarteles dueños de las más importantes estaciones de comercio, un ejército inmenso guarda nuestras posesiones, nuestros comerciantes son los más ricos, nuestros demagogos los más convincentes y nuestro pueblo el más corrupto y blandengue del mundo”. Es difícil pensar en un clarividente mayor, viendo cómo se desenvolvió la historia de EEUU en el resto del siglo XIX y especialmente en la última mitad del siglo XX.
Igual que la república romana, que, tras adueñarse de Italia, comenzó a construirse un imperio en torno al Mediterráneo, la república estadounidense extendió su imperio más allá del continente norteamericano. Siguiendo su destino manifiesto en una ráfaga de aventuras militares en 1898, EEUU se adueñó de Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y de las islas Guam, Wake y Manila en el Pacífico. Mientras sostenía una larga guerra colonialista en Filipinas, ayudaba a sofocar la rebelión de los Boxer en China y se hacía con el control del territorio de Panamá para construir el canal. EEUU se unía definitivamente a las mayores potencias europeas labrándose un imperio.
El camino estaba listo, y la nueva fase del imperialismo estadounidense fue justificada por líderes clericales y políticos en perfecto concierto. A preparar el camino en 1885 coadyuvó el popular tratado Our Country de Josiah Strong, teólogo liberal y decidido defensor tanto de las misiones hacia el exterior como del Evangelio social hacia el interior. Al revivir los temas del nuevo Israel y del imperio hacia Occidente, Strong argumentaba que Dios había encomendado a EEUU, que “había conseguido ya el liderazgo en riqueza material y población y el más elevado grado de anglosajonismo y cristianismo verdadero”, la tarea de cristianizar y civilizar al mundo…
Dado que el imperialismo al estilo europeo era “ajeno al sentimiento, pensamiento y propósito estadounidenses”, según el presidente McKinley (presidente: 1897-1901), sus apologistas inventaron eufemismos como el de “imperio de la paz” y el jeffersoniano “imperio de la libertad”. Siguiendo el liderazgo británico, los Estados Unidos estaban ahora destinados a crear un “imperio democrático” haciendo del colonialismo una especie de tutelaje para la autodeterminación de los vasallos a garantizar en una indeterminada fecha futura.
A los que no estadounidenses les resulta especialmente pasmoso lo fanáticamente religioso que puede ser el imperialismo estadounidense. La ideología desarrollada para justificar la guerra fría y la carrera armamentista contra los soviéticos se construyó a partir de la misión divina del nuevo Israel para redimir al mundo y de la nueva Roma como el último gran imperio civilizador. La ideología de la guerra fría se convirtió en un cabal dualismo cósmico articulado en términos maniqueos y judío-cristianos apocalípticos del Bien absoluto contra el Mal absoluto: EEUU, bendecido por Dios, contra el comunismo ateo; el mundo libre contra el imperio del mal. Cuando EEUU “ganó” la guerra fría y la amenaza del “comunismo ateo” desapareció, hubo que encontrar otras amenazas contra las que pudiera luchar EEUU: drogas, Saddam Hussein y el nuevo “eje del mal” proyectado por Bush.

La transformación del Imperio estadounidense: el nuevo desorden mundial
EEUU también encabezó modelos de control económico internacional: el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), mediante los cuales establece su hegemonía en el mundo capitalista y, con el segundo, sobre los países “en desarrollo”.
De forma parecida al modo en que los romanos mantenían a los pueblos subyugados bajo “tributo”, forzándoles a ser económicamente más productivos a fin de generar los pagos, EEUU empuja a sus Estados clientelares a un programa de “desarrollo” y “modernización” como una forma de extender el sistema capitalista global. En efecto, igual que Herodes era el rey clientelar (que patrocinó masivos proyectos arquitectónicos) del emperador romano Augusto, así el Sha de Irán fue el modelo de gobierno patrocinado por EEUU en ese país de Oriente Medio, al forzar los programas de “desarrollo” entre su gente (salvo que el Sha, apadrinado por los estadounidenses, era mucho menos sensible que Herodes a la cultura tradicional, las instituciones y el liderazgo de su pueblo).
A la vista está que los esquemas de “desarrollo” han demostrado ser unos efectivos instrumentos para saquear los recursos del Tercer al Primer Mundo, principalmente a EEUU. Igual que la élite del viejo Imperio romano esquilmaba los recursos de los países subyugados para proporcionar “pan y circo” a las masas romanas, hoy el conglomerado de gigantescas compañías con base en EEUU extrae los recursos de los países sometidos petróleo, materias primas y ahora especialmente mano de obra barata, para abastecer a EEUU y a otras prósperas naciones “desarrolladas”. La gasolina barata para los automóviles, los productos agroindustriales y un sinfín de bienes de consumo aseguran actualmente el apoyo popular al imperialismo en los EEUU, como antes ocurriera en Roma. Pero, desde luego, la proporción de bienes consumidos en la antigua Roma nunca se acercó al 75% de los recursos mundiales que actualmente son consumidos por los estadounidenses.
El crecimiento y la fuerza de las gigantescas corporaciones transnacionales fueron posibles gracias al nuevo orden económico global patrocinado por los estadounidenses, que, según Bretton Woods, ha marcado la mayor diferencia entre el antiguo imperialismo romano y el moderno imperialismo estadounidense: las diferentes formas de “globalización”, es decir, los diferentes modos en los que el dominio y la explotación estructuran institucionalmente las relaciones imperiales de poder.
La “globalización” romana era política. La conquista militar hizo posible la explotación económica, que era, en los patrones modernos, de un nivel bajo. El moderno poder imperial estadounidense es primeramente económico, estructurado por el sistema capitalista, que desde hace tiempo ha traspasado las fronteras nacionales estadounidenses y ha llegado a ser global. Las monstruosas concentraciones de capital llevadas a cabo por gigantescas compañías trasnacionales que dejan pequeño el PIB (producto interior bruto) incluso de países de mediana talla, pueden virtualmente manejar los asuntos económicos conforme a las “necesidades” del capital global (nunca del bienestar de las personas). Existe cierto parecido entre las pirámides de patronazgo que estructuraban las relaciones económicas en el Imperio romano y las pirámides corporativas del conglomerado de las corporaciones multinacionales. Sólo que la escala del primero resulta insignificante frente al poder de determinación del segundo. En efecto, las compañías multinacionales son tan poderosas que incluso el gobierno de EEUU tiene poco margen de maniobra frente a ellas. Las relaciones de poder entre el gobierno y lo económico se han invertido, y no como resultado de una desregulación. Los gobiernos ahora obedecen frecuentemente los deseos de las grandes corporaciones. El poder globalizado del capital determina ahora las relaciones políticas. El imperio estadounidense, que alcanzó la cima del poder tras la Segunda Guerra Mundial, ha quedado transformado por su propia globalización.
Hoy por hoy, el imperio pertenece al capitalismo global y tiene por guardianes al gobierno de los EEUU y a sus ejércitos. Aunque se va descentralizando, el capital global y sus propios instrumentos (como el FMI y el BM) tienen su sede en EEUU, y la cultura que venden al mundo es predominantemente la estadounidense. Quienes escogieron los objetivos de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 poseían un agudo sentido del simbolismo y del verdadero centro del poder imperial: el World Trade Center (centro de negocios mundial) y el Pentágono (el Departamento de Defensa).

El previsible fin del Imperio estadounidense

El previsible fin del Imperio estadounidense
Visiones del Apocalipsis

Manuel Talens
www.manueltalens.com

El que tenga entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis Apocalipsis 13: 18

El Imperio estadounidense, ya se sabe, está situado allá arriba, en la cumbre, y la izquierda mundial se acostumbró hace tiempo a mirarlo desde abajo, con la mentalidad del mosquito que sólo puede molestar al gigante, zumbar a su alrededor, gritar, plantarle cara, pero no derribarlo. Todo izquierdista de nuestros días siente en su interior el suplicio de la impotencia ante la supuesta invencibilidad imperial. Sin embargo, ¿qué pasaría si algo hubiera cambiado, si el dólar –sostén financiero de Estados Unidos– estuviese en fase terminal de una enfermedad incurable y sólo bastara con darle un fácil golpe para provocar la caída del Imperio? Este ensayo explora ese camino y para ello no se basa en ingenuas ilusiones, sino en textos económicos objetivos y verificables. Se trata de un punto de vista insólito, radical, originado en el entorno de geólogos anglófonos inquietos por el inminente cenit del petróleo, que altera profundamente el análisis proyectivo habitual de la política planetaria. Pero no está permitido el júbilo, pues en caso de que estos postulados lleguen a cumplirse y el Imperio muera en un futuro cercano, las profecías del Apocalipsis podrían convertirse en realidad.

Durante el pasado otoño de 2004 las noticias se fueron sucediendo de manera vertiginosa. El presidente George W. Bush ganó de nuevo las elecciones estadounidenses y proclamó el deseo de continuar la misma política exterior de su primer mandato; la posguerra de Irak siguió ensangrentando el país de la antigua Babilonia en una espiral de violencia que no presagiaba nada bueno; murió Arafat, sin haber conseguido el objetivo de su lucha; Ucrania, una antigua república de la Unión Soviética situada hasta ayer mismo en el bando de Rusia, se pasó a Occidente tras una apuesta electoral que los creadores de ficción político-publicitaria han dado en llamar la «revolución naranja»; Cuba y Venezuela, los dos países díscolos de la América Latina, siguieron en el punto de mira del Pentágono y, entre toda esta maraña, la inminente crisis del petróleo asomaba sólo de vez en cuando su tímido rostro en los medios globales. Los troncos de los árboles impedían ver el bosque.

Fue por entonces, el 1 de diciembre de 2004, cuando apareció la noticia en internet, surgida de la pluma de Michael C. Ruppert, redactor y editor del sitio web From The Wilderness (FTW), en un informe titulado As The World Burns, luego traducido al español (Mientras el mundo arde) por los internautas de Crisis Energética. ¿Qué decía ese informe? Básicamente lo que sigue:

Tomando como exergo una cita de John Lennon, «La vida es lo que sucede mientras tú haces otros planes», Ruppert dibujó el paisaje marchito del final de un Imperio, el de los Estados Unidos de América del Norte, cuyos planes de dominio global absoluto desde la caída de la URSS le han impedido ver que la vida de sus enemigos continuaba entretanto por otros derroteros, menos espectaculares que los de la fanfarria militar, pero mucho más sólidos y seguros cuando llegue el momento del asalto definitivo en la guerra planetaria: los de la economía.

Nadie puede vencer a Estados Unidos haciendo uso de las armas, pues su fuerza es tan descomunal que podría aniquilar en el campo de batalla a todas las naciones reunidas. Pero hay otras maneras de proceder y una de ellas, tan antigua como la espada, consiste en asfixiar económicamente al adversario. Lo trágico para Washington es que, hoy, se halla al borde del abismo y a la merced de sus viejos enemigos, que tienen la capacidad de aniquilar el dólar en cuestión de minutos. Sin el respaldo mágico de dicha moneda, Estados Unidos no será nada. La deuda externa que arrastra el gobierno federal es ya incontrolable y convierte a ese país en el más hipotecado de la historia. El 19 de noviembre de 2004 el presidente Bush firmó una ley que autoriza al gobierno de Estados Unidos un límite superior de endeudamiento de 8.200 billones de dólares, es decir, esos cuatro dígitos seguidos de nueve ceros, medida que fue considerada necesaria por haberse sobrepasado el anterior límite de 7.400 billones. Ni que decir tiene que, al ritmo que van las cosas, en cualquier momento de este año se alcanzará el nuevo techo. Además, el déficit comercial estadounidense alcanzó un récord histórico en 2004 al crecer un 24,5%, hasta 617.730 millones de dólares, debido al aumento de las importaciones, sobre todo de China. Hasta hoy, a pesar de esos dos enormes agujeros en la línea de flotación, Estados Unidos ha evitado el naufragio gracias al capital extranjero, pues por razones de seguridad –¿quién se atreve a dudar de la solvencia del Imperio?– y por ser el US$ la divisa del comercio internacional, la economía estadounidense recibe a diario la inyección salvadora de un mínimo de 2.800 millones de dólares procedentes del exterior –1.022.000 millones por año–, sobre todo mediante la compra de bonos del Tesoro. Además, los bancos centrales de todo el mundo, desde China a Suecia, desde Rusia a la Arabia Saudita, desde Australia a Chile, han venido guardado sus reservas de divisas en billetes verdes de dólar, todo lo cual contribuye a mantener artificialmente con vida una moneda que, sin el gotero intravenoso continuo de tales «benefactores», hace tiempo que habría corrido la misma suerte que el peso argentino de los tiempos de la hiperinflación.

Aquí es donde interviene la crisis energética, un asunto del que los medios de masas sólo han empezado a ocuparse hace poco tiempo, y de manera superficial –quizá para que no cunda el pánico–, pero que los expertos en geología energética como King Hubbert, Colin J. Campbell, Jean Laherrère, Albert Bartlett, Richard Duncan o Dale Allen Pfeiffer llevan años prediciendo. El cenit del petróleo, a saber, el momento en que las extracciones de ese combustible empezarán a disminuir cada año hasta su total extinción, se iniciará pronto, entre 2008 y 2016. Según el más reciente boletín cibernético de noticias de la ASPO (siglas inglesas de la Asociación para el Cenit del Petróleo y el Gas), eso no significará que vayamos a quedarnos sin combustible de improviso, pero su efecto será devastador, pues dado que el sistema capitalista en que vivimos se basa en el crédito de capital ficticio, bajo la premisa de que el crecimiento económico continuado generará plusvalía para que todo deudor devuelva los préstamos con sus intereses y que, a su vez, dicho crecimiento continuado se fundamenta por completo en la energía obtenida de los combustibles fósiles, la caída del petróleo –si antes no ha llegado el Apocalipsis, como veremos más abajo– significará en primer lugar el fin del crecimiento, luego el crecimiento negativo, el desempleo generalizado, las quiebras espectaculares, la volatilización del papel moneda y, consecuencia lógica, la desaparición pura y simple de la afluencia cotidiana de capital exterior que ahora sostiene la economía estadounidense. Ya lo dijo una vez el cáustico Noam Chomsky: nueve de cada diez dólares de los que circulan en los mercados son especulativos y no se sustentan en bienes físicos «reales». Tras el cenit del petróleo, el dólar se depreciará hasta su auténtico valor, es decir, ninguno.

Es indudable que los estrategas de Washington saben de sobra que esta cadena fatal de acontecimientos tendrá lugar de manera matemática y ésa es la razón principal de sus guerras petroleras, una especie de huida hacia adelante que busca controlar todos los recursos fósiles del planeta antes de su extinción. A Paul Wolfowitz, el secretario adjunto de Defensa de Estados Unidos, se le escapó el siguiente lapsus en Singapur a finales de mayo de 2003: «Veámoslo de forma sencilla. La diferencia más importante entre Corea del Norte e Irak es que, económicamente, en Irak no teníamos alternativa. El país nada en un mar de petróleo.» Y, a pesar de todo, con una población mundial en imparable crecimiento y cada vez menos petróleo para nutrir este voraz desarrollismo que cada vez necesita más energía, el futuro del siglo XXI, tal como se lo plantea el sistema capitalista, sencillamente no existe. A partir del cenit, el mundo ya no será igual, pues no hay otra fuente de energía alternativa capaz de hacer funcionar la ciclópea maquinaria de Occidente durante mucho tiempo –y de manera tan eficaz– como los combustibles fósiles, ya que las reservas probadas de uranio para los reactores nucleares (4,5 millones de toneladas) durarán sólo setenta años al ritmo de consumo actual (60.000 toneladas anuales), pero muchísimos menos si han de reemplazar al petróleo. En cuanto a los generadores eólicos o las placas solares fotovoltaicas, es mejor ni hablar. Los primeros son tan imprevisibles como el viento y, sobre las segundas, se debate si en verdad son una fuente real de energía o un sumidero por el que ésta se escapa. Resulta extraño que, siendo sistemas productores de electricidad –un bien de consumo cada vez más escaso–, las placas solares necesiten ser subsidiadas por los gobiernos con casi seis veces el precio que se paga en el mercado por la energía que generan –y con créditos muy blandos–, para que resulten económicamente rentables. Sin embargo, el aspecto más débil de ambas fuentes es que el viento y el sol sí son renovables, pero no las complejísimas máquinas que se necesitan para producir energía con ellas, cuyo lapso de vida está limitado a pocos lustros y cuya fabricación hoy descansa por completo en el petróleo. ¿En qué descansará mañana, cuando éste no exista? Peor aún, tampoco generan energía sin parar, como requiere nuestra sociedad eléctrica, ni está resuelta la cuestión de cómo almacenar la que generan para redistribuirla sin altibajos a lo largo de horas y meses, sobre todo cuando de lo que se trata no es de llevar luz a una casita rural, sino de sustituir los 9.000 millones de toneladas de petróleo que hoy consumimos al año. La ecuación «alternativa» no cuadra.

Sentadas estas condiciones, Ruppert procede a analizar la situación política y económica del planeta: China, el gigante dormido, está despertando. Su crecimiento económico se sitúa por encima del 9% anual y, para ello, necesita cantidades colosales de petróleo, que crecen un 7% cada año, lo cual sin duda acelerará la llegada a su cenit de producción. Con vistas a asegurarse el suministro, el gobierno chino firmó el pasado noviembre el mayor contrato energético de la historia de Irán, así como acuerdos con Venezuela, Argentina, Brasil y Cuba y con otros países africanos productores, como Sudán. Además, paga más por el petróleo que el precio del mercado, lo cual la pone en superiores condiciones cara a la competencia con Estados Unidos. Al mismo tiempo, su floreciente economía –basada en una mano de obra ultrabarata que ha convertido al país en la factoría donde se fabrican buena parte de los bienes manufacturados del mundo– ingresa a diario sumas pantagruélicas de dólares, una parte de los cuales toman de inmediato el camino de los bancos estadounidenses a cambio de bonos del Tesoro, mientras que el resto permanece en las arcas del Banco Central de China, que posee en la actualidad más de 500.000 millones en divisas.

Sin embargo, con ser gravísimo estar tan endeudado, éste no es el único problema del Imperio, pues se le suma la aparición hace muy poco de una nueva moneda en el horizonte, el euro. Buena parte del valor de las cosas, si no toda, se basa en la fe que el mundo deposita en ellas. Con el dinero sucede igual. El dólar está perdiendo día a día la batalla contra el euro, de tal manera que el capital globalizado –por definición, apátrida y sin piedad– abandonará muy pronto la divisa estadounidense como moneda de cambio, para adoptar el euro. De hecho, parece cierto que el Irak de Sadam Husein planeaba dar dicho paso y ésa fue, posiblemente, la auténtica razón de la guerra o al menos una tan primordial como el control del subsuelo iraquí. La OPEP podría darle también en breve la bienvenida al euro.

Y entonces ¿qué pasará? He aquí la hipótesis apocalíptica que emite Ruppert como conclusión de lo anterior: «La primera tarea para los principales sujetos económicos del mundo es empezar a deshacerse de sus dólares, antes de que quiebren. Rusia, Indonesia, Japón, México y la India ya han empezado a realizar tales movimientos. El Financial Times informó el 26 de noviembre que unos simples rumores en China de que su Banco Central podría aprobar la venta de bonos del Tesoro casi provoca el pánico en los mercados financieros antes de que el rumor (un sondeo evidente) se negase. En el momento que China comience a vender dólares, el resto del mundo echará abajo las puertas del banco para deshacerse de los suyos tan rápido como sea posible. […] En algún punto, probablemente a lo largo del próximo año, tendrá lugar el descontrolado ataque contra el dólar y entonces las brasas financieras se convertirán en llamas.» Llegados a este momento, vale la pena añadir que ni Michael C. Ruppert ni todos los demás geólogos citados más arriba son hombres de izquierda, sino ciudadanos con sentido común que desean un capitalismo sano y perdurable y ven con horror cómo éste se hace el harakiri a fuerza de despilfarro.

No ha transcurrido mucho tiempo desde que Ruppert publicase sus palabras proféticas en internet. Desde entonces, veamos algunas noticias subsiguientes, escogidas al azar en los medios globales: el año 2004 terminó con el anuncio de que China acababa de firmar acuerdos multimillonarios con Cuba y Venezuela; el 28 de enero Bill Gates, el hombre más rico del mundo –capitalista antes que patriota–, apostó contra la moneda de su país y dijo en Davos: I’m short the dollar, the ol’ dollar it’s gonna go down («No tengo dólares, el viejo dólar se hunde»); el 1 de febrero, el Wall Street Journal anunció que el gobierno que preside Hugo Chávez va a vender su participación en ocho refinerías estadounidenses con el fin de reducir los vínculos petroleros entre este gobierno latinoamericano y su principal cliente y adversario ideológico; dos días después, el 3 de febrero, El País informaba de un discurso televisado del presidente cubano Fidel Castro, en el que éste, tras ironizar sobre el hecho de que la Unión Europea le esté perdonando la vida a Cuba, afirmó rotundamente que «Cuba no necesita de Estados Unidos ni de Europa… hemos aprendido a prescindir de ellos». Asimismo el 3 de febrero, la edición electrónica del India Daily anunció que Rusia y China acababan de unir fuerzas para contrarrestar la influencia militar y económica global de Estados Unidos y Europa. Como por casualidad, un par de días más tarde, el 5 de febrero, El País publicó un titular en la sección de Economía que rezaba así: «Rusia incorpora al euro como moneda de referencia y resta peso al dólar». En el cuerpo de la noticia, la corresponsal explicaba que el banco central de ese país había empezado a orientar su política de cambios hacia una cesta de divisas que, además de dólares, incluirá euros (las cursivas son mías: había empezado significa que continuará).

Si lo anterior se lee a la luz del informe aparecido en FTW, todas las piezas del puzzle encajan entre sí. Las guerras definitivas –ésta será, sin duda, la más importante de todas las que ha habido en el curso de los siglos– son una cuestión de estrategia y nadie en su sano juicio las declara si cree que puede perderlas. Por mucho que Condoleezza Rice o George W. Bush amenacen retóricamente a Irán, los ayatolás deben estar muertos de risa, pues saben muy bien que, desde el punto de vista geopolítico, su país no es ni Afganistán ni Irak, ya que China necesita como el aire las reservas de petróleo que ellos tienen bajo el suelo y no permitirá nunca que Estados Unidos se quede con ellas, más aún cuando al gobierno chino le bastaría –le bastará– con poner en venta sus reservas de dólares para que se produzca un efecto dominó en los mercados del mundo que aseste un golpe mortal a la divisa verde. Una vez hundido el dólar, Washington no sólo será incapaz de mantener económicamente una guerra más allá de la primera escaramuza, sino que los dólares hiperdevaluados apenas le alcanzarán para alimentar a una pequeña parte de su población. Esto explica perfectamente los movimientos de Castro y Chávez, pues saben que, a la larga, China lleva las de ganar y, dado que está de su parte, eso les garantiza a ambos que el vecino imperial del norte no se atreverá a invadirlos. El curso de la historia ofrece a veces vuelcos imprevistos así: en la partida de póquer que el Imperio le ha estado obligando a jugar a Castro desde hace cuarenta y cinco años, el presidente cubano tiene ahora una escalera de color entre los dedos, mientras que Bush no pasa de un mísero trío. Por su parte Chávez, que hace muy poco hubo de contrarrestar un putsch de inspiración estadounidense, hoy puede dormir tranquilo con la seguridad de que ha dejado de correr peligro. Es verdad: Cuba, siendo amiga de la poderosa China, no necesita ni a la Unión Europea ni a Estados Unidos. Y Venezuela, menos aún.

Tras esto ¿qué nos traerá el futuro? Michael C. Ruppert avanza algunas cifras de un ensayo que el legendario geólogo del petróleo Richard Duncan publicará pronto en FTW. En el caso de que entre 2008 y 2030 se cumpla la plausible hipótesis de la disminución exponencial del petróleo, Duncan predice que, en 2030, la población de los países industrializados habrá descendido desde los 3.300 millones de personas actuales hasta sólo 900, una muerte masiva neta de alrededor de 300.000 personas al día en esos 22 años.

Y Estados Unidos ¿qué hará? Parece obvio que el golpe de gracia contra el dólar y el Imperio estadounidense es sólo una cuestión de tiempo entre el momento en que escribo estas líneas y la aterradora aparición del cenit del petróleo, pero todavía más obvio es que, antes de morir de ruina económica, el Pentágono –cuyo número, el lector lo habrá presentido, es seiscientos sesenta y seis– hará uso de su increíble poderío militar. Y sobre las cenizas del Apocalipsis, en un paisaje devastado, el nuevo Imperio que surja empezará desde cero.

Manuel Talens es escritor español (www.manueltalens.com).

BIBLIOGRAFÍA GUTENBERGIANA Y CIBERNÉTICA UTILIZADA PARA LA REDACCIÓN DE ESTE TRABAJO

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2. Uranium 2003: Resources, Production and Demand (NEA/IAEA RED BOOK 2003): www.ecolo.org/documents/documents_in_english/u_resources_04.htm
3. El euro, el dólar y la guerra de Irak (Redacción Amanecer), 13 de marzo de 2003: www.webislam.com/numeros/2003/205/noticias/euro_dolar_iraq.htm
4. Tema: energía eólica (Foro de Crisis Energética), 25 de noviembre de 2003: www.crisisenergetica.org/forum/print.php?id=205
5. Poderoso caballero es Don Petróleo (in Michael Moore, ¿Qué han hecho con mi país, tío?, capítulo 3, págs. 99-107, traducción de Mercè Diago y Abel Debritto, Ediciones B, Barcelona 2004).
6. President signs bill raising national debt limit to $8.2 trillion (Online News Hour), 19 de noviembre de 2004): www.pbs.org/newshour/updates/debtlimit_11-19-04.html
7. Crisis de confianza del dólar (Revista E-Market), 25 de noviembre de 2004: www.astrolabio.net/emarket/articulos/110137927729657.html
8. As the World Burns (Michael C. Ruppert, From The Wilderness), 1 de diciembre de 2004: www.fromthewilderness.com/free/ww3/120104_world_burns.shtml [en castellano: Mientras el mundo arde (Crisis Energética, traducción de Ricardo Jiménez y Patricia Terino), 31 de enero de 2005: www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20050131101727841]
9. Bush no descarta el empleo de la fuerza militar si Irán adquiere armas nucleares (El País), 19 de enero de 2005, www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=&xref=20050119elpepiint_5&type=Tes&anchor=elpepiint
10: If China Shuns Dollar, Look Out U.S. Bonds (William Pesek Jr., Bloomberg.com), 27 de enero de 2005: http://quote.bloomberg.com/apps/news?pid=10000039&refer=columnist_pesek&sid=aEBBmwvtNuxA
11. Gates and Buffett bet against the dollar (Finfacts, IrelandNews), 31 de enero de 2005: www.finfacts.com/irelandbusinessnews/publish/article_1000302.shtml
12. The Dawn of the Second Half of the Age of Oil (in Newsletter No. 50, pág. 6 [479], ASPO), Febrero de 2005: http://216.187.75.220/newsletter50.pdf [en castellano: Los albores de la segunda mitad de la edad del petróleo (Crisis Energética), 9 de febrero de 2005: www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20050209113251697]
13. Revealing quotation (in Newsletter No. 50, pág. 8 [483], ASPO), Febrero de 2005: http://216.187.75.220/newsletter50.pdf [en castellano: Cita reveladora (Crisis Energética), 9 de febrero de 2005: www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20050209113251697]
14. Russia and China announce strategic partnership in a bid to counter expanding Western military and fiscal influences (India Daily), 3 de febrero de 2005: www.indiadaily.com/editorial/02-03b-05.asp
15. Castro asegura que Cuba no necesita a la Unión Europea (El País), 3 de febrero de 2005: www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=&xref=20050203elpepiint_15&type=Tes&anchor=elpepiint
16. China, necesitada de petróleo y energía, plantea problemas a EE.UU. (IBLNews), 5 de febrero de 2005: http://iblnews.com/noticias/02/123905.html
17. Guerra y militarismo en el imperialismo contemporáneo (Néstor Kohan, Rebelión), 6 de febrero de 2005: www.rebelion.org/noticia.php?id=11037
18. La economía de Estados Unidos cierra el año con el peor déficit comercial de su historia (El País), 11 de febrero de 2005: www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=20050211&xref=20050211elpepieco_3&type=Tes&anchor=elpporeco
19. La caída del petrodólar (Tito Pulsinelli, Argenpress), 13 de febrero de 2005:
http://www.argenpress.info/nota.asp?num=018524
20. Iran spurns European reactor deal (BBCNews Edition), 13 de febrero de 2005: http://newsvote.bbc.co.uk/1/hi/world/middle_east/4261567.stm
21. Déficit máximo (El País), 15 de febrero de 2005: www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=20050215&xref=20050215elpepiopi_3&type=Tes&anchor=elpporopi
22. Benidorm (El País-Comunidad Valenciana): www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=20050215&xref=20050215elpval_5&type=Tes&anchor=elpepiautva

Canada coloniza territorios indìgenas

PETICION DE AYUDA PARA LOS INDIGENAS DE SEIS NACIONES (EN NORTE AMERICA)

JUNIO 2006

En la frontera entre Estados Unidos y Canadá se encuentran los territorios indígenas de los pueblos de Seis Naciones. El gobierno canadiense continua intensificando sus acciones colonialistas sobre estos hermanos del Norte para apropiarse de los Territorios que les pertenecen a todas las mujeres de estas Naciones Indígenas según su ley ancestral.

Los Gobiernos de Canadá y Ontario les han declarado la guerra. En las últimas semanas han cometido ataques, redadas, ofensas racistas, provocaciones y otras muchas acciones encaminadas a la dominación colonial violenta enfrente de la perseverancia pacífica de la resistencia indígena en barricadas, cierres de carreteras, marchas, campamentos y demostraciones públicas de su razón de ser para concientizar al público canadiense.

Los medios de comunicación corporativos están totalmente parcializados y plegados a las instrucciones del gobierno canadiense. Intentan silenciar esta noble lucha indígena para hacerla desaparecer de la opinión pública y así poder encarcelar a todos los hermanos de Seis Naciones.

El gobierno canadiense prepara miles de polícias y construye nuevas cárceles para detener incomunicados, sin juicio e indefinidamente a los indígenas capturados en las protestas y barricadas. Al mejor estilo de Guantánamo, en Canadá también suceden estas situaciones.

Personas del público canadiense no-indígena, instigadas por la propaganda del gobierno, claman que envíen al ejército para acabar con los indios. El día 1ro. de Junio el pueblo de Seis Naciones en Caledonia fue invadido por el ejército y el servicio secreto canadienses como parte de las provocaciones para que, en sus soñadas pretenciones, el pueblo indígena responda con violencia ante las agresiones y así tener la excusa para encarcelarlos a todos.

En una demostración de belleza y armonía cósmica, los hermanos y hermanas de las Seis Naciones llevan su lucha impecablemente en paz ante las provocaciones y ataques violentos de la policía y el ejército canadienses.

Solicitamos la ayuda del pueblo Sur Americano y del Caribe para colaborar en esta lucha indígena del Norte:

– Difundiendo esta información para extender la voz de alerta a toda América.

— Enviando cartas de repudio ante estos hechos al gobierno canadiense, Primer Ministro de Canadá pm@pm.gc.ca , al líder de la oposición política canadiense layton.j@parl.gc.ca , al gobierno de ontario, Primer Ministro de Ontario McGuinty.D@parl.gc.ca y a la embajada de Canadá en su país. (embajada de canadá en Venezuela: crcas@international.gc.ca)

—- Envíando cartas de apoyo y solidaridad a los hermanos y hermanas de Seis Naciones que se encuentran en el frente de estas protestas. Sus palabras y oraciones serán alimento para sus corazones. Estos son sus emails: thebasketcase@on.aibn.com ; jacqueline_house@hotmail.com ; Thahoketoteh@mohawknationnews.com ; Katenies20@yahoo.com

¡MUCHAS GRACIAS POR SU COLABORACION!, ¡por favor manden las cartas!
Aquí se pueden leer las noticias emitidas desde Seis Naciones traducidas al español:
http://www.puebloalzao.net/~aporrea/forum/viewtopic.php?t=21232&start=15&sid=749a78e956a761639bdee4fba4a1b081

Los indígenas de Seis Naciones nos dicen:
“Necesitamos ayuda. Necesitamos su solidaridad y apoyo físico, escribiendo cartas, haciendo presión política y que se paren junto a nosotros en Seis Naciones para detener los diseños asesinos de estos locos corporativos quienes dirigen los gobiernos”.

Saludo a los pueblos indìgenas

SALUDO A LOS PUEBLOS INDÍGENAS

El Comité Ejecutivo Nacional de URNG saluda a los pueblos indígenas de Guatemala y el mundo al celebrarse el nueve de agosto el día Internacional de los Pueblos Indígenas. Hecho que en si mismo tiene una significancia especial, pues el reconocimiento y el respeto expresado en el seno de Naciones Unidas y el Congreso de la República de Guatemala se debe a las luchas y la resistencia varias veces centenarias que todos los pueblos han realizado a lo largo y ancho de la tierra.

Los pueblos indígenas de Guatemala han librado luchas heroicas durante más de cinco siglos. La resistencia histórica sustentada en la solidez de su cultura, la profundidad de su identidad y su amor por la tierra y el territorio le han permitido no solo la sobrevivencia a las inclemencias de la vida colonial, los embates de la implantación del modelo de explotación liberal y el genocidio contrainsurgente. Estos hechos en su conjunto son identificados por organizaciones indígenas guatemaltecas como los tres holocaustos históricos.

La irrupción de los pueblos indígenas en las luchas revolucionarias, en donde se destaca la participación del pueblo Maya le introducen a las mismas aportes cualitativos que enriquecen el planteamiento revolucionario, moldean el desempeño de las luchas y marcan el rumbo de la historia. La entrega y el heroísmo como constantes en estas luchas, escriben las páginas más gloriosas de la historia patria.

La sobre explotación de los pueblos indígenas sustentada en el racismo, la reproducen constantemente los grupos de poder económico nacional y transnacional. El despojo de las tierras, las respuestas represivas a partir de las políticas de desalojos ante el clamor por la tierra, así como la ausencia de políticas públicas que garanticen los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos indígenas en Guatemala, determinan para la mayor parte de la población indígena la situación de extrema pobreza imperante en el país, pese a que los Acuerdos de Paz y especialmente el Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas como compromisos de Estado establecen la agenda que al cumplirse crearían las condiciones para la superación de la realidad. .

URNG por este medio invita a los pueblos indígenas y no indígenas, a reflexionar y a profundizar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. A su vez, reafirma sus compromisos históricos con sus luchas para que erradiquen la sobreexplotación del pueblo, la discriminación racista y la opresión cultural, como condiciones esenciales para la construcción de la nación pluricultural, multiétnica y multilingüe.

COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL

Guatemala 08 de mayo 2006

La discriminación del guaraní

La discriminación del guaraní

Adital – Campaña “Guaraní, lengua oficial del Mercosur”. A la clase política de la Nación Paraguaya.Exigimos responsabilidades a la clase política paraguaya por la discriminación del guaraní en Paraguái durante los últimos doscientos años.

Quisiera, que el que guíe los destinos de la Patria /
alguna vez, contemple las penurias que sufrimos en la mísera orfandad.
(Mauricio Cardoso Ocampo, 1938, Canción del campesino)

Bélgica es un país independiente desde 1830. Funciona en neerlandés, francés y alemán.
Noruega es un país independiente desde 1905. Funciona en noruego, éste con dos variedades oficiales: bokmal y nynorsk.
Finlandia es un país independiente desde 1917. Funciona en finlandés y sueco.
Islandia es un país plenamente independiente desde 1944. Funciona en islandés.
Malta es un país independiente desde 1964. Funciona en maltés e inglés.
Groenlandia tiene autonomía dentro de Dinamarca desde 1979. Funciona en kalaallisut (o inuit o groenlandés) y danés.
Estonia es un país independiente desde 1991. Funciona en estonio.
Eslovaquia es un país independiente desde 1993. Funciona en eslovaco.
Y así infinidad de países en todo el mundo.

Paraguái es independiente desde 1811. En 195 años de independencia, Paraguái nunca ha funcionado en la lengua identificativa, histórica, sentimental, autóctona, primera, mayoritaria del país: el guaraní. ¿A quién debemos pedir cuentas por esta injusticia bicentenaria, por la negación de la dignidad y de los derechos de millones de paraguayos, de generaciones enteras de paraguayos? Una parte, enorme y crucial de la culpa, de la responsabilidad, de esta injusticia la tiene la clase política paraguaya.

En doscientos años, la clase política paraguaya no ha querido construir un auténtico “hogar nacional” para la lengua guaraní. En el mundo hay “hogares nacionales” para centenares de otras lenguas, pero no para el guaraní. Las elites paraguayas no han querido construir un Estado Paraguayo que funcionase en guaraní: la Administración, la educación, el Ejército, los medios de comunicación, la vida económica, la cultura y el arte, la vida social y asociativa… Un país en el cual, además, toda la población supiese castellano y otras lenguas.

En doscientos años, los mismos que lleva Paraguái siendo un país independiente, lenguas con igual número e incluso muchos menos hablantes que el guaraní, con una tradición escrita similar o incluso menos larga, se han normativizado lingüísticamente y normalizado socialmente, convirtiéndose en lenguas de Estados grandes y pequeños de todo el mundo. Lo han hecho el finlandés, el noruego, el maltés, el estonio, el catalán (en Andorra), el letón, etc. ¿Por qué se negó, se ha negado, se niega todavía hoy esto al guaraní?

El nuevo Estado Paraguayo nacido en 1811 podía haber asumido la tradición “nacional” de las reducciones jesuíticas de “gobernar un país” en guaraní experiencia truncada de forma brusca y brutal en 1767, sólo 44 años antes de la independencia y haber construido un Estado en guaraní y en castellano. No se hizo. Nunca, en doscientos años, se ha pedido cuentas a la clase política paraguaya por doscientos años de oprobio, negación y desprecio hacia el guaraní.

Ahora, nosotros, como mínimo con nosotros mismos, tenemos la obligación moral ante la historia y ante todos los paraguayos y especialmente ante todos los paraguayos que nos precedieron y vivieron en un Estado construido contra su lengua, nuestra lengua de preguntarnos de forma honesta e incluso dolorosa: ¿por qué no se construyó el Estado Paraguayo sobre el guaraní? ¿Por qué no se ha hecho en doscientos años? ¿Qué prejuicios abominables o qué intereses mezquinos, egoístas y antipatrióticos han hecho posible una tal injusticia y arbitrariedad, una tal barbaridad?

La exclusión del guaraní ha sido una forma cruel, inhumana, injusta, inmoral, no ética, no cristiana en un país de mayoría cristiana de mantener a la mayoría de la población sojuzgada en la pobreza, en el analfabetismo, en la explotación más dura y atroz. Una forma de excluir de la participación política, de la participación cívica, de la discusión del modelo de Estado a la mayoría de la población. ¿Cómo hemos podido, durante doscientos años, legislar, publicar leyes, hacer contratos públicos y privados en una lengua que la mayoría de la población no entendía? ¿No es esto una injusticia manifiesta? ¿No es esto inseguridad jurídica, dejar a la mayoría de la población en la más total y absoluta indefensión? ¿Cómo hemos podido? ¿Cómo podemos? ¿Cómo nos hemos podido hacer tanto daño a nosotros mismos?

Se ha legislado contra la mayoría de los paraguayos. Se ha gobernado contra la mayoría de los paraguayos. Nunca se intentó que el conocimiento llegase a toda la población. Nunca.. Dar educación a todos los paraguayos significaba y significa hacer una Nación para todos, una Nación más justa para todos. Si se hubiese querido educar y llegar a toda la población, se habría alfabetizado y educado en nuestra lengua, el guaraní, y se habrían enseñado además otras lenguas. Como hace cualquier Estado normal del mundo. El Estado Paraguayo se habría fundado sobre el guaraní. ¿Por qué no se hizo? ¿Por qué los medios de comunicación paraguayos no se preguntan cada día de su vida por qué no se hizo, por qué no se hace?

Se ha destruido, en doscientos años, a millones de paraguayos, destruyéndolos en su autoestima. Sólo por hablar guaraní. Sólo por ser lo que son. Sólo por hablar una lengua que ya estaba aquí antes de que llegase ninguna lengua europea. Se les ha destruido por hablar una lengua que no escogieron, pues nadie escoge su lengua. Se les ha negado ser ciudadanos de primera en su propio país, hablando una lengua que es tanto o más americana, tan o más vieja que nuestra amada tierra roja. Es para llorar. Llorar por las atrocidades y los errores cometidos. Llorar por nuestras culpas. Llorar mucho.

El guaraní ha sido mancillado y traicionado. El guaraní salvó la Patria en las dos guerras que nos han desangrado, en 1865-1870 y en 1932-1935. Luchando en guaraní, miles de paraguayos derramaron generosamente su sangre para defender la Patria y el bienestar de todos. Una Patria que se construyó contra ellos, contra su lengua, contra nuestra lengua. Cualquier país normal, con una mínima dignidad nacional, amor propio y respeto por sus ciudadanos, habría oficializado de inmediato la lengua en que se peleó para salvar la Patria. En Paraguái no se hizo. ¡No se hizo! ¡No se hizo! No sólo eso, sino que se persiguió, se denigró, se humilló al guaraní y a sus hablantes . El guaraní no fue en ningún caso elevado a la categoría de lengua del Estado Paraguayo, el mismo Estado por el cual miles de hablantes de guaraní perdieron la vida. Esto es: indignidad. ¡Se convirtió a la lengua en folklore y se la privó de dignidad y poder!

¡Queremos construir futuro!

No vamos a olvidar ni queremos hacerlo nuestra historia lingüística. Pero queremos construir futuro. Un futuro para Paraguái, un futuro para el guaraní. Un futuro de justicia. Pero para construir nuestro futuro necesitamos una catarsis nacional, necesitamos nuestra Comisión de la Verdad y la Justicia Lingüísticas, elaborar nuestro duelo, comprender y cerrar nuestras heridas por todo lo que ha pasado contra el guaraní y las demás lenguas de Paraguái durante los doscientos últimos años.

Queremos que la clase política paraguaya se explique. ¿Por qué ha perpetrado lo que ha pasado? ¿Por qué ha consentido lo que nos ha pasado como Nación? Queremos las explicaciones para no caer de nuevo en los errores del pasado.

Y mirando hacia el futuro, una vez hayamos tenido las explicaciones que demandamos, queremos saber: ¿Qué vamos a hacer para que el guaraní sea lengua oficial a todos los efectos del Estado Paraguayo, del Mercosur y de nuestro espacio interamericano?

Pedimos a las formaciones políticas compromisos concretos:

1. Queremos que no se pueda escoger ningún candidato a ningún cargo electo ni de confianza que no acredite dominar, de forma oral y escrita, el guaraní y el castellano.

2. Queremos que se use el guaraní de forma escrita y oral en sus publicaciones, afiches, calcomanías, pancartas, webs, discursos, eslóganes, etc.

3. Queremos que hagan público de forma inmediata su programa de política lingüística para Paraguái. ¿Qué se desea para el guaraní lengua primera, nacional y oficial, el castellano lengua oficial, las demás lenguas paraguayas, y las lenguas de los inmigrantes? ¿En qué plazos?

4. Queremos que hagan público el nombre de los responsables de política lingüística de la formación política y expliquen qué harán para cumplir su programa de política lingüística y qué harán para fiscalizar la actividad del Gobierno Paraguayo en materia de política lingüística.

En este contexto queremos respuestas de las formaciones políticas a estas preguntas:

1. ¿Cuándo tendrá la lengua guaraní un ente normativo oficial?

2. ¿Cuándo tendrá Paraguái una ley de política lingüística aprobada?

3. ¿Qué se hará para que haya ofimática, para empezar los programas de uso más universal, en guaraní?

4. ¿Cuándo se publicarán todas las leyes y demás disposiciones, estatales, departamentales y locales en guaraní y en castellano?

5. ¿Cuándo será obligatorio y se pondrán todos las medios para ello que todos los escolares paraguayos deban dominar de forma oral y escrita, al finalizar sus estudios, el guaraní, el castellano y una tercera lengua?

6. ¿Cuándo la Administración paraguaya funcionará, en todos los niveles, en guaraní y castellano? ¿Cuándo se empezará a exigir a todos los funcionarios los antiguos y los nuevos el dominio oral y escrito de ambas lenguas? ¿Cuándo se implementará un plan nacional de capacitación para los funcionarios actuales para que puedan desempeñar sus funciones en guaraní y castellano?

7. ¿Cuándo toda la simbología nacional (nombre del Estado, escudo nacional, bandera, nombre de las instituciones, himno nacional, estampillas, pasaportes, cédulas de identidad, nombres de ciudades, calles y accidentes geográficos) incluirá el guaraní o tendrá una denominación en guaraní?

8. ¿Cuándo se regulará una presencia mínima del 50 por ciento del guaraní en todos los medios de comunicación públicos y privados de Paraguái?

9. ¿Cuándo se regulará la obligatoriedad de todas las empresas paraguayas de ofrecer (etiquetado incluido) todos sus productos y servicios como mínimo en guaraní y en castellano y garantizar la atención al cliente en la lengua de su elección, guaraní o castellano?

10. ¿Cuándo se regulará la obligatoriedad de acreditar los extranjeros conocimiento suficiente oral y escrito de guaraní y castellano para acceder a la nacionalidad paraguaya?

11. ¿Qué pasos se darán para conseguir la plena oficialidad del guaraní en el Mercosur y en el Parlamento del Mercosur?

12. ¿Qué pasos se darán para que el guaraní se convierta en la quinta lengua interamericana al lado del castellano, el inglés, el portugués y el francés?

13. ¿Qué se hará para propiciar el conocimiento, la relación y la cooperación entre toda la comunidad americana de lengua guaraní?

14. ¿Qué se hará para que la diáspora paraguaya en el extranjero pueda tener enseñanza “de guaraní” y “en guaraní”?

Cansados de doscientos años de fraudes y engaños contra los paraguayos y contra el guaraní, pedimos a amigos de todo el mundo que hagan la máxima difusión posible de esta denuncia / petición para poner, al cabo de casi dos siglos, bajo la vigilante y atenta mirada de la comunidad internacional, la indignidad y la injusticia que ha cometido y comete la clase política paraguaya contra el guaraní y contra los hablantes de guaraní, contra los paraguayos.

Asunción, 31 de julio de 2006

  • Firmado,

Movimiento de Educadores Jekupytyrâ, Perla Álvarez Britez
jekupytyra@gmail.com

Movimiento Campesino Paraguayo, Fermín Bobadilla
info@okaraygua-paraguai.org
mcp@highway.com.py
www.okaraygua-paraguai.org

Coordinadora de Productores Agrícolas de San Pedro Norte, Ernesto Benítez

Partido Convergencia Popular Socialista, Belarmino Balbuena
pcps@highway.com.py

Fundación Yvy Marâe’ÿ, Miguel Angel Verón G.
yvymaraey.fundacion@gmail.com

Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, David A. Galeano O.
ateneo@telesurf.com.py
www.ateneoguarani.edu.py

Organización Nacional de Aborígenes Independientes, Mario Rivarola

Ñe’êeta rekávo Aty – Organización por el Multilingüismo
nra@nra-paraguai.org

Transfiguration

TRANSFIGURATION – “La Bajada,” San Salvador, 1990

Of all the “Bajadas” I attended in my youth, the one I attended in August 1990 was the most poignant. It was my first return to El Salvador more than a decade after leaving the country on the eve of the Civil War as a ten year-old child. The pageantry and flair of “La Bajada” brought back a flurry of vivid recollections from my childhood growing up in El Salvador; memories that I had scuttled as unnecessary for assimilation and survival in America. The sounds of the street, the rush of sounds and sights and smells of San Salvador in August, took me back to the egg, back to my personal Eden. The return was made even more moving because of the reason that motivated the trip back: the death of the grandmother who had raised me during my childhood while my mother tried to find a foothold in the U.S. Finally, the 1990 “Bajada” was stirring because it represented a tender and sensitive moment in Salvadoran history: the prelude to the Peace that ended the war there.

By the time we got to the Metropolitan Cathedral area, the streets were already filling with people. With me were my mother, her brother, and my cousin. After we found the “carroza” (carriage or float that the Divino Salvador icon is carried on) to check out the decorations, we tried to beat the crowd by taking a short-cut across downtown to Parque Libertad, the square in front of El Rosario Church where the ‘descubrimiento’ (unveiling) or ‘bajada’ (descent) ritual would take place. The ‘descubrimiento’ refers to the revelation or unveiling of the Jesus image in resplendent garments to signify His Transfiguration from mere human to Divine Savior. The unveiling occurs after the image is lowered (thus, the descent, or “bajada,” as the ritual is also referred to) into an impossibly tight part of the ‘carroza’ to emerge transfigured. The whole thing is a major “before and after.” So, we wanted to get a good look at “before” so we could better appreciate the “after.”

We got a very good glimpse of the ‘carroza’ near the Cathedral. The float sat astride a pick-up truck, which was barely recognizable below the layers of papier mache and liturgical dressing. The shape of the float was of a terrestrial globe balanced on a pedestal, with ecclesiastical arches adorning the sides of the vertical shaft supporting it. It looked a little like a giant sporting trophy, if I may say so respectfully. Jesus was decked out in blue and white garments, his hands outstretched from his majestic perch over San Salvador. We feasted our eyes quickly, then darted into an alley to cut away from the Church, towards the Central Market. My mother needed to find some aspirin, and I needed film for my cheap camera. We spoke to various street merchants, who pointed us to a pharmacy at an adjacent street, where both our needs were satisfied.

Back on the pilgrim trail, we raced to catch up with the ‘carroza.’ There were people everywhere, and it was hard to tell which group was behind the truck, and which was ahead of it. The confusion was generalized because asking around did not lead to definitive answers. We rushed somewhat aimlessly, when suddenly we spotted the itinerant, stretched-armed Christ disappearing around a corner. Not having been on these streets in twelve years, I instinctively told my mother and my cousin to follow me down a random backstreet. We negotiated a few unforeseen turns in the passage, ending up on a block that seemed like it was in a different town, because it was so deserted. My cousin grabbed my hand and pulled me into a lane between two houses, and we emerged smack in front of the ‘carroza,’ stepping back into the passage, which was all we could do to avoid being run over by the Jesus.

After the ‘carroza’ had passed, we followed it the last block into Parque Libertad, where a throng had gathered around the perimeter of the square. Archbishop Arturo Rivera y Damas delivered a message of peace, which took hold of the crowd gathered there. When everyone in the crowd got out white handkerchiefs and waved them in the air, turning the plaza into a blizzard of peace wishes, I knew that I was living a moment in history. Somehow, in that multitudinous crowd, like seabirds who find their fledglings in a flock of untold thousands, we found my uncle. In the middle of that historic moment, we stood apart from history, just us and ‘El Colocho’ (“The Curly One,” Salvadoran slang for Jesus).